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Capítulo 5
Quéjese y quédese Caído, o Alabe a Dios y Levántese
“Y Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros”. (Juan 6:43)
La mejor manera de comenzar cada día es con gratitud y acción de gracias. Adelántese
al diablo. Si usted no llena su mente y su conversación con cosas buenas, definitivamente él
se las llenará con malas.
El mundo está lleno de dos fuerzas: el bien y el mal. La Biblia nos enseña que el bien
vence al mal. Si nos vemos enfrentados a una situación negativa, podemos superarla con el
bien.
“La mente y el corazón calmados y apacibles, son la vida y salud del cuerpo, pero la envidia,
los celos y la ira, hacen producir carcoma los huesos”. (Proverbios 14:30)
Una persona murmuradora y quejumbrosa quizá sea también una persona enferma.
Las palabras pueden afectar el cuerpo. Producir sanidad o abrirle la puerta a la
enfermedad.
¡Los achaques producen más achaques!
Una persona con la mente y el corazón calmados y apacibles tienen buena salud corporal.
Pero tal como se ve en Proverbios 14:30, “antagonismos” como la envidia, los celos y la
ira, en realidad pueden destruir el cuerpo.
La ira y el enojo son sinónimos, y la mayoría de las personas quejumbrosas están enojadas
con algo. Quienes murmuran, refunfuñan y se quejan no tiene la mente y el corazón
calmados y apacibles.
“Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos lo tentaron, y perecieron por las
serpientes.
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por mano del destructor”.
(1 Corintios 9-10)
Cuando nos quejamos, Dios lo toma como algo personal. Considera que estamos abusando
de Su bondad. Cuando murmuramos, nos afligimos o nos quejamos, estamos haciendo una
valoración crítica del Dios a quien servimos.
“El que guarde su boca y su lengua, su vida guarda de angustias”. (Proverbios 21:23)
“El que guarda su boca guarda su vida; pero el que mucho abre sus labios acaba en
desastre”. (Proverbios 13:3)
Las escrituras aseguran que la persona que guarda sus palabras está protegida de la
ruina y la calamidad, pero la que no lo hace puede atraer destrucción a su propia vida.
4. El poder de la acción
“Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias”. (Filipenses 4:6)
La Palabra de Dios tiene mucho que decir acerca de la acción de gracias, y personalmente
creo que ella es el antídoto contra el veneno de la quejumbre.
La quejumbre debilita mientras que la acción de gracias libera energía y poder para que
nuestras oraciones sean respondidas.
En Filipenses 4:6, el apóstol Pablo nos dice que la acción de gracias mueve nuestras
peticiones en dirección a la aprobación.
“Ofrece a Dios sacrificio de acción de gracias y paga tus votos al Altísimo”. (Salmo 50:14).
Alaben la misericordia del Señor, y sus maravillas para con los hijos de los hombres;
ofrezcan sacrificio de acción de gracias, y publiquen sus obras con júbilo (Salmo 107:21-22)
No existe ningún poder positivo en las quejas. Éstas si tienen poder, pero negativo y
maligno.
Si deseamos liberar el poder de Dios en nuestra vida, puede estar seguro que no vendrá
mientras nos quejemos.
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto
de labios que confiesan su nombre”. (Hebreos 13:15)
La carne busca cosas por las cuales quejarse, pero el espíritu busca razones por las
cuales dar la gloria a Dios.
En Filipenses 2:14, el apóstol Pablo nos advierte: Hagan todas las cosas sin murmuraciones,
sin andar buscando faltas y quejándose (contra Dios), cuestionándose y dudando (entre
ustedes).
Luego en 1 de Tesalonicenses 5:18 nos exhorta: Den gracias (a Dios) en todo (sin importar
las circunstancias, sean agradecidos), porque esta es la voluntad de Dios para ustedes
(que están) en Cristo Jesús (quien les ha revelado y es Mediador de esa voluntad).
Finalmente, en Efesios 5:20 escribe que debemos en todo momento y por todas las cosas,
dar gracias a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Honramos al Señor de manera especial cuando rehusamos quejarnos en una situación que
lógicamente sería motivo de queja.
Vaya más allá y no solamente niéguese a quejarse, sino escoja o decida también ser
agradecido y dar gracias en medio de sus circunstancias.
Y no aflijan al Espíritu Santo de Dios (no lo ofendan, agravien o entristezcan), por quien
fueron ustedes sellados (marcados como pertenencia de Dios) para el día de la redención (la
liberación final del mal y de las consecuencias del pecado, a través de Cristo)”.
(Efesios 4:30)
Afligimos al Espíritu Santo cuando maltratamos a otros o les hablamos de mala manera,
cuando hablamos perversidades como conversaciones negativas, quejas,
murmuración.
Basados en este pasaje podemos ver que “somos sellados” por el Espíritu Santo. Nada
que nos haga daño puede alcanzarnos, mientras tengamos mucho cuidado de no romper el
sello.
En nuestras vidas ocurre algo muy parecido. Si respetamos al Espíritu Santo, sin ofenderlo,
afligirlo o entristecerlo, protegemos nuestro sello.
8. Un espíritu quejumbroso
Nunca podremos cambiar y lograr lo que debemos ser, a menos que primero enfrentemos
la verdad y admitamos nuestra condición.
Los problemas comienzan con un ciclo: Primero una persona encuentra algunas
circunstancias amargas o desagradables, y se queja, lo cual la mantiene sumida en la
circunstancia. Luego Satanás añade más infelicidad, y hace que se queje más. Ahora tienes
dos razones por las que quejarte.
Las personas que poseen un espíritu crítico tienen dificultad para mantener amistades.
Tenemos que enfrentar la dura verdad que un espíritu crítico a menudo tiene como raíz el
orgullo.
Hasta que nos humillemos y notemos cuan bendecidos somos con lo que tenemos, no
cesaremos de quejarnos por lo que nos falta.
¡Yo puedo mirar lo que él no es, y sentirme infeliz, o puedo mirar lo que es y sentirme
agradecida!
“Pero entiendan esto, en los últimos días vendrán (se manifestarán) tiempos peligrosos que
causarán preocupación, ansiedad y angustia (difíciles de afrontar y soportar).
Porque habrá quienes serán amadores de sí mismos (abiertamente), egoístas, amantes del
dinero, codiciosos, deseosos de riquezas, orgullosos, desdeñosos, arrogantes, jactanciosos,
que serán lujuriosos (blasfemos, burladores), desobedientes a los padres, desagradecidos,
impíos y profanos”. (2 Timoteo 3:1-2)
“Hagan las cosas sin murmuraciones, sin andar buscando faltas, quejándose (contra Dios),
cuestionándose y dudando (entre ustedes)”. (Filipenses 2:14)
Es necesario mostrar al mundo a Jesús mediante una vida que exalte Sus principios.
Se nos ha mandado a ser diferentes del mundo, a que podamos mostrar otra forma de
vida.
Debemos asumirnos un reto diario de no crititar nada ni a nadie. Eso no quiere decir que
no corrijamos las situaciones que deben cambiar. Significa sencillamente que nos
propongamos la meta de ser tan positivos como sea posible.
No se queje porque hacerlo no genera ningún bien.
“Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos en armonía” (Salmo 133:1).
Si el diablo tiene éxito haciendo que nos volvamos negativos estará en capacidad de
crearnos circunstancias negativas, porque a veces nosotros mismos llamamos a los
problemas.
Podemos llamar las cosas que no son, como si fueran, sólo que lo hacemos en sentido
negativo.
Quejarnos también es sembrar semillas, pero semillas producen más quejas de las que
podríamos expresar. Sembrar semillas de gratitud en la situación que enfrentamos,
produce abundante cosecha en lo posterior.
Dios no le prometió a Abraham sólo un bebé; le prometió que sería padre de muchas
naciones. Muchas personas tienen hoy “una prenda”, o una pequeña prueba de las cosas
que tiene Dios para ellos en Su Plan.
“¿Quién menosprecia (con razón) el día de las cosas pequeñas…?”. (Zacarías 4:10)
Regocíjese de tal semilla. Es una señal de que grandes cosas vendrán. No maldiga su
semilla quejándose de ella.
Parte de Hebreos 13:5 dice en esencia: Estén contentos con lo que tienen.