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DOS HOMBRES – DOS OFRENDAS

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya” (Genesis 4:4-5).

Ambos Caín y Abel nacieron y fueron criados en el mismo ambiente, y con la misma heredad.
Ambos nacieron en un mundo caído, fuera del Huerto de Edén. Tenían la misma herencia, y varios
comentaristas clásicos hasta piensan que eran gemelos. Esto lo basan en que Adán conoció a Eva
solamente una vez antes de que estos jovenes nacieran. Ambos tuvieron la misma naturaleza
caída que su padre Adán. Ambos nacieron en estado de pecado, y eran “por naturaleza hijos de
ira” (Efesios 2:3).

Pero nuestro texto nos dice que “Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró con
agrado a Caín y a la ofrenda suya.” La palabra Hebrea “agrado” signafica “mirar con favor”
(traducción de Strong, numero 8159). El Dr. Keil dijo, “La razón por la diferencia en el recibimiento
de las dos ofrendas era el estado de mente hacia Dios con que las dos dichas ofrendas fueron
traídas…No, de hecho en que Abel trajo una ofrenda sangrienta y Caín una sin sangre” (traducción
literal de C. F. Keil, Ph.D., Commentary on the Old Testament, William B. Eerdmans Publishing
Company, reimpreso en 1973, tomo I, p. 110). Esto es cierto en parte. El “estado de mente” de
ellos de verdad era diferente. Pero hay más en ello, porque Dios no solamente “miró con agrado a
Abel,” sino también “a su ofrenda.” Y Dios no solamente “no miró con agrado a Caín” sino que
tampoco “miró con agrado” y “a la ofrenda suya.” Entonces debemos decir que Abel fue visto con
“agrado” por ambas razones (Abel y su ofrenda), y Caín no fue mirado con agrado por ambas
razones (Caín y su ofrenda). Abel y su ofrenda fueron mirados con agrado por Dios. Caín y su
ofrenda no fueron mirados con agrado por Dios. Yo creo que debemos distinguir con cuidado el
hecho de que hubo algo aceptable en ambos Abel y su ofrenda, y algo inaceptable en Caín y la
ofrenda suya. No veo cómo podemos lidear completamente con Genesis 4:4-5 sin hacer esa
distinción. Entonces, veamos a estos dos hombres (Caín y Abel) y a sus ofrendas.

I. Primero, Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda.

La mayoría de los comentaristas han notado que Dios “miró con agrado” (o “le tuvo respeto”)
primero a Abel y luego a su ofrenda.

“Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová
con agrado a Abel y a su ofrenda” (Genesis 4:4).

¿Qué había en Abel que Dios lo miró con agrado? No podía haber sido algo en su propio carácter
porque era un pecador caído tal como su hermano. La respuesta se halla grabada en Hebreos 11:4,

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (Hebreos 11:4).

Dios vio la fe de Abel. Es por eso que Dios lo miró con agrado. Esa es la doctrina fundacional de
nuestra creencia Protestante y Bautista – la salvación por fe sola.
“Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos
4:3).

Ese verso no dice que Abraham creyó “cosas sobre” Dios. Dice que “Creyó Abraham a Dios.” W. E.
Vine dijo, “El objeto de la fe de Abraham no era la promesa de Dios…su fe descansaba en Dios
Mismo” (traducción literal de W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words,
Fleming H. Revell Company, edición de 1966, tomo II, p. 71).

Siempre me ha gustado lo que escribía el Dr. M. R. DeHaan. Él hacía las cosas claras y simples. El
Dr. DeHaan dijo, “Caín no era ateo. Él creía en Dios tanto como Abel. Pero aunque Caín creía en un
Dios, no creyó a Dios” (traducción literal de M. R. DeHaan, The Days of Noah, Zondervan
Publishing House, reimpreso en 1971, p. 22). Cuando vemos las conversiones famosas de la
historia, vemos que todos creyeron en Dios antes de ser convertidos. Eso fue cierto del Apóstol
Pablo, de Agustín, de Lutero, de Bunyan, de Whitefield, de Wesley, de Spurgeon – todos ellos.
Todos creían en la existencia de Dios antes de tener la fe que salva – antes de que su fe reposara
en Dios en Cristo. Como lo dice un viejo himno,

Mi fe ha hallado un lugar de reposo,

No en credo ni en artefacto;

Yo confío en El que para siempre vive,

Sus llagas rogarán por mí.

(traducción literal de “No Other Plea”

por Eliza E. Hewitt, 1851-1920).

Esa fue la principal sobre Abel. No solamente creía en la existencia de Dios. Él no descansaba en
algun “artefacto” ni en “credo.” Él confiaba y reposaba en “El que para siempre vive” Mismo. Tal
como fue con Abraham, que “creyó a Dios, y le fue contado por justicia,” también fue con Abel. Él
fue aceptado en base a Su fe, que reposaba en Dios Mismo.

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda”

(Genesis 4:4).

Dios miró favorablemente a Abel, que confió en Él por fe. Pero la Biblia luego dice, “Y a su
ofrenda.” Dios también miró favorablemente la ofrenda de Abel. Eso también es muy importante.
Abel ofreció algunas de sus mejores ovejas. Dios miró favorablemente al sacrificio de aquellas
ovejas. ¿Por qué? Porque la ofrenda de Abel reflejaba hacia atrás al sacrificio que ocurrió cuando
Dios le hizo las túnicas de piel para los padres de Abel (Genesis 3:21). Así, el sacrificio de Abel
miraba hacia eso. También, el sacrificio de Abel miraba hacia adelante – hacia el sacrificio de Cristo
en la Cruz, hacia

“el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”

(Juan 1:29).
Así, el sacrificio de sangre de Abel miraba hacia atrás a las túnicas de piel, y hacia delante a Cristo
sobre la Cruz.

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda”

(Genesis 4:4).

¡Salvo por la sangre del Crucificado!

Rescatado del pecado y una nueva obra comenzada,

Canta alabanza al Padre y alabanza al Hijo,

¡Salvo por la sangre del Crucificado!

(Traducción literal de “Saved by the Blood of the Crucified One”

por S. J. Henderson, 1902).

II. Segundo, Jehová no miró con agrado a Caín y a su ofrenda.

Por favor lea Genesis 4:5 terminando con la palabra “suya,” de pie y en voz alta.

“Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya”

(Genesis 4:5).

Se puede sentar.

Primero, se nos dice que Dios no miró con agrado (o con favor) a Caín. ¿Qué tenía de malo Caín?
Yo creo que Hebreos 11:4 lo pone en claro.

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín”

(Hebreos 11:4).

Caín creía en la existencia de Dios, pero no tenía fe en Dios. Nosotros sabemos que él creía en la
existencia de Dios porque Genesis 4:3 dice que él “trajo del fruto de la tierra una ofrenda a
Jehová.” También sabemos que Caín tuvo una larga conversación con Dios en los versos que
siguen. Así queda claro que Caín creía en Dios, pero él no confiaba en Él por fe.

Entonces, segundo, Dios no miró con agrado la ofrenda de Caín. Eso es claro y plano en el verso
cinco,

“Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya”

(Genesis 4:5).

Dios no miró con agrado a la ofrenda de Caín “del fruto de la tierra.” ¿Por qué no? Debe ser obvio
para cualquiera que ha leído la Biblia que Dios no le tuvo agrado a la ofrenda de Caín porque no
era un sacrificio de sangre. El Dr. DeHaan dijo,
Recuerda, Caín no era ateo…Caín era evidentemente serio, sincero y muy religioso antes del
asesinato de su hermano... Hay motivo de creer que la ofrenda que Caín trajo era muy bella.
Consistía del “fruto de la tierra” (Genesis 4:3). Representaba mucho amor y sudor y trabajo
producir estos frutos. Ahora haz el contraste de ello con la ofrenda de Abel. Era un
cordero...sangriento, una ofrenda cruda – un cordero sangriento, repugnante y desagradable. La
ofrenda bella de Caín, y bonita que era, no servía de nada y fue rechazada por Dios porque él
ignoró la sangre. La religión de él era la de incredulidad [en la Sangre] (traducción literal de
DeHaan, ibid., p. 23).

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (Hebreos 11:4).

¡Por la fe! ¿Fe en qué? Fe en el Cristo venidero, que “murió por nuestros pecados conforme a las
Escrituras” (I Corintios 15:3).

“Y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”

(Hebreos 9:22).

¡Era tan cierto en el día de Caín y Abel como lo es hoy! ¡Nada ha cambiado!

“Y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”

(Hebreos 9:22).

¿Por qué rehusó Caín traer un sacrificio de sangre? ¡Porque él no creía que era necesario! ¿Qué
puede estar más claro en los versos que hemos leído del cuarto capitulo de Genesis? ¡Caín
pensaba que él no necesitaba un sacrificio de sangre! ¡Pero estaba equivocado!

Si esperas ser salvo, tienes que venir a Dios mediante el sacrificio de Sangre de Su Hijo, el Señor
Jesucristo. Tú tienes que ser quebrantado y humillado, y darte cuenta de que lo que has estado
trayendole a Dios es tus propias obras humanas, que estás tratando de complacer a Dios por lo
que tú haces. En vez, tienes que confiar en Cristo, el “Cordero que fue inmolado desde el principio
del mundo,” manifestado en la tierra a su tiempo, “entregado por el determinado consejo y
anticipado conocimiento de Dios” (Apocalipsis 13:8; Hechos 2:23).

Cristo estaba retratado en el sacrificio sangriento que Abel trajo. Las obras humanas de justicia
propia estaban retratadas en el sacrificio sin sangre de Caín.

Oh, esta noche te ruego, no te vayas “en el camino de Caín” (Judas 11). No trates de ser salvo por
aprender cosas acerca de Dios en Cristo. No trates de ser salvo por hacer cosas religiosas. Sí, tú sí
debes venir a la iglesia. Sí, tú sí debes leer la Biblia y orar. Pero ninguna de esas actividades
religiosas te pueden salvar.

Tú tienes que humillarte. Tú tienes que ver que eres un pecador perdido. Tú tienes que dejar tus
propias buenas obras y tus planes de hacer alguna buena cosa para Dios. Todo eso es basura ante
los ojos de Dios. Tú tienes que ser humillado. Tú tienes que ser traído a Jesús. Tú tienes que
descansar en Él por fe. Tú tienes que ser capacitado para tener fe en Él
“que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).

Tú tienes que ser capacitado para cantar con sinceridad verdadera,

¡Vengo ya Jesús! ¡Vengo hacia Ti!

Lávame en la sangre que

Fluyó, Jesús por mi.

(Traducción libre de “I Am Coming, Lord,”

por Lewis Hartsough, 1828-1919).

Oh, como oro que seas convencido de tu pecado, y luego confíes en Jesús. Él te ama. Confía en Él.
Él no te rechazará. Él te vestirá en Su justicia y limpiará tu pecado con Su Sangre. “Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). ¡Oh, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”! Y luego
asegúrate de estar aquí con nosotros para el banquete Navideño el Domingo en la noche del 23 de
Diciembre. Que Dios te bendiga por causa de Jesús. Amen.

(FIN DEL SERMÓN)

“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya” (Genesis 4:4-5).

(Efesios 2:3)

I Primero, Jehová miró con agrado a Abel y a su ofrenda, Genesis 4:4;

Hebreos 11:4; Romanos 4:3; Genesis 3:21; Juan 1:29.

II. Segundo, Jehová no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya,

Genesis 4:5; Hebreos 11:4; Genesis 4:3; I Corintios 15:3;

Hebreos 9:22; Apocalipsis 13:8; Hechos 2:23; Judas 11;

Apocalipsis 1:5; Hechos 16:31.

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