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Durante los siglos XV y XVI, una serie de procesos que se habían iniciado a fines de la Edad
Media (fortalecimiento de las monarquías, protagonismo de la burguesía, desarrollo del comercio, etc.)
se afianzaron y dieron como resultado el nacimiento de una nueva época a la que llamamos Tiempos
Modernos.
Hacia el siglo XV, en muchos lugares de Europa Occidental los reyes ganaron su batalla para
controlar a los señores feudales y, aliados con la burguesía, iniciaron la construcción de monarquías de
índole absolutista, nacional y dinástica, aspectos característicos de los Estados modernos. Que fueran de
carácter absolutista significo que el rey tuvo a su cargo una gran cantidad de poderes, como el de
administrar la justicia, el cobro de impuestos y el manejo de la fuerza militar, que antes estuvieron en
poder de los señores. El carácter nacional de las monarquías señaló que los reyes, al vencer a los
poderes locales feudales, unificaron a los países no sólo en lo político, sino también bajo una ley común
y una lengua nacional y oficial. Que fueran de carácter dinástico se tradujo en que los reyes impusieron
en el poder a miembros de sus propias familias como sucesores. Se formaron así dinastías hereditarias
que se consideraban con derecho divino a gobernar sus respectivos dominios: los Capetos, Valois,
Borbones en Francia; los Tudor y Estuardo, en Inglaterra; los Hausburgo y Borbones en España.
El Absolutismo, fue un sistema político en el que se confiere todo el poder a un solo individuo o
a un grupo. Hoy el término se asocia casi en exclusiva con el gobierno de un dictador. Entre los siglos XVI
y XVII, los monarcas absolutos como el rey Enrique VIII de Inglaterra y el rey Luis XIV de Francia
gobernaron los países europeos. Los abusos de poder y la insatisfacción creciente de la burguesía
ayudaron a la caída de muchas monarquías absolutas: las revoluciones en Inglaterra en el siglo XVII y en
Francia en el XVIII marcaron hitos en la limitación del poder absoluto. El desarrollo del absolutismo
moderno comenzó con el nacimiento de los Estados nacionales europeos hacia el final del siglo XV y se
prolongó durante más de 200 años. El mejor ejemplo se encuentra, quizá, en el reinado de Luis XIV de
Francia (1643-1715). Su declaración "L'Etat, c'est moi" ("El Estado soy yo") resume con precisión el
concepto del derecho divino de los reyes. Una serie de revoluciones que comenzó en Inglaterra (1688)
fue forzando poco a poco a los monarcas de Europa a entregar su poder a los gobiernos parlamentarios.
Desde la época feudal se experimentó una transformación económica que significó el paso de la
economía agraria y local de los feudos, a la formación de economías nacionales y el nacimiento del
régimen capitalista.
Protagonistas fundamentales en este cambio fueron: el desarrollo del comercio y las ciudades que se
observaron desde el siglo XI; el afianzamiento de la burguesía y el cambio de mentalidad que varió
desde considerar las ganancias económicas excesivas y contrarias a la ley de Dios, hacia una
valorización creciente de la riqueza material.
Así, en plena Edad Media, y sobre todo en las ciudades del norte de Italia y de Europa septentrional,
una fuerte burguesía enriquecida gracias al comercio con Oriente, desarrollado durante y después de
las cruzadas, dio los primeros pasos hacia el capitalismo, un nuevo pensamiento económico que vio el
trabajo y la libre iniciativa individual como medios para acumular riquezas.
El desarrollo del capitalismo estuvo muy ligado a la formación del Estado Moderno. Los nacientes
Estados midieron su poderío por sus riquezas materiales. Esto los llevó a competir por los mercados y
por la obtención de metales preciosos. En esta época, el capitalismo estimuló la expansión de Europa
hacia el resto del mundo, pues ello implicaba obtener riquezas.
En forma paralela a la expansión europea al resto del mundo, en el viejo continente (Europa) la
concentración del poder de los monarcas, que se había iniciado a fines de la Edad media, se siguió
acrecentando.
Los monarcas de los reinos europeos, en su afán por concentrar en torno a ellos el poder, fueron
limitando muchas de las libertades y derechos con que contaba la sociedad medieval. Por ejemplo, las
libertades de los municipios y ciudades.
Esta evolución política culminó en el siglo XVII con la implantación del absolutismo o poder total del
rey en cada nación. Este sistema político se fundamentaba en que el rey recibía el poder de Dios y
solamente a él tenía que rendir cuenta de sus actos, sin intermediar en ningún momento la voluntad
de la comunidad.
En el ámbito social, los diferentes grupos que componían la sociedad se fueron diferenciando de
manera progresiva. Desde el siglo XVI, el orden estamental, que tiene origen en la Edad Media, se fue
haciendo cada vez más rígido, correspondiendo a la nobleza la dirección política o tarea de gobernar;
a la burguesía, las actividades comerciales e industriales, y al campesinado, el trabajo de la tierra. Sus
formas de vida eran desiguales, los estamentos más acomodados fueron aumentando sus derechos y
privilegios, en tanto que el resto quedó desprotegido y cargado de múltiples deberes. Ya hacia el siglo
XVII, la sociedad se encontraba fuertemente dividida y las diferencias entre estamentos eran enormes.
II. En el siguiente cuadro resumen ordena las distintas dinastías que reinaron en los siguientes países de
Europa durante los Tiempos Modernos (7 ptos.)
España
Inglaterra Francia
1. 1. 1.
2. 2. 2.
3.
IV. En la siguiente pirámide social identifica en los recuadros las clases sociales de una Sociedad
Estamental, para lograrlo apóyate en la guía.(5 ptos.)
Rey
Burguesía
Campesinos