Nadie nos asegura el resultado de nuestras acciones, nadie asegura que
realmente todo lo que perseguimos nos haga felices, tenemos suficientes razones para levantarnos todos los días de nuestra cama, tenemos siempre una responsabilidad, contamos con un derecho y por esta razón debemos cumplir con nuestro deber. Todos cuentan con un sueño que los inspira a tener ciertos comportamientos, como tratar bien a mi jefe para que, en un futuro, me tengan en cuenta para un posible asenso laboral. Existe un constante recordatorio invisible que suena en nuestra cabeza “Pórtate bien”. Pero ¿Si un día despertamos y ya no hay nada que perseguir? ¿Seguirá existiendo esa necesidad de cumplir con un buen comportamiento? Nuestro comportamiento frente a las demás personas nunca es nuestro comportamiento real, tampoco es una máscara, pero no es nuestra versión original, esto no es malo, en la mayoría de las ocasiones brindamos a las demás personas una versión “Agradable” de nosotros, incluso la sociedad no ha impuesto un tipo de normas para interactuar con los demás, siendo estos el saludo formal, dar la mano, mirar a los ojos, entre otros, estos comportamientos se interpretaran como gestos de buena educación, incluso si no deseas hacerlo, por alguna indiferencia con una persona, debes hacerlo para no ser un “Mal educado”, esto puede dar lugar a la hipocresía, pero el verdadero propósito de estos comportamientos es generar buenos hábitos en la sociedad, son comportamientos universales. Si un día todos estos comportamientos dejan de ser necesarios ¿Qué sería del ser humano? Adela Cortina afirma que todas las personas estamos forjando un carácter y “Nos vemos obligados a tomar decisiones y nos generan una predisposición a volver a elegir en el mismo sentido” esto indica que, si decido respetar, estoy generando la predisposición de ser respetuoso, siempre hay un antes de toda acción, una persona no es feliz por el resultado solamente sino también por su predisposición al resultado y evidentemente, siempre hay un después de toda acción, interpretada como una consecuencia. En esta consecuencia se define un punto importante, la consecuencia de una acción no va a generar la misma emoción en todas las personas, una consecuencia podrá generar placer en una persona, pero sufrimiento en otros miles de personas, así como la felicidad de miles puede estar definida en el dolor de solo uno. Las corrientes éticas nos ayudan a identificar las posiciones y las diferentes interpretaciones de los individuos. El hedonismo nos guía al placer, todos los seres humanos encuentran placer, no en lo mismo, pero si es un sentimiento que se comparte. También el eudemonismo nos ayuda a conocer la felicidad por medio de las virtudes, con esto también nos ayuda Adela cortina, al recordarnos que “Virtud significa: excelente en prudencia” ahí está la clave del placer, no exceder los límites de cada acción. El placer perderá su impacto si se convierte en un vicio. El ser humano no es nada sin la ética, sin convivir, sin tratar con el otro y sin los comportamientos que ha impuesto la sociedad. Esta temporada de cuarentena que hemos tomado por medidas preventivas gracias al Covid-19 nos ha demostrado que las personas necesitan de las personas. El ingeniero necesita del obrero, el obrero necesita. Esto es lo que realmente nos hace humanos “La capacidad de cooperar” (Cortina, 2015) solo el ser humano busca ayuda de otro hombre para cumplir sus objetivos, el ser humano solo no existe y por más individualista que se muestre un hombre, por más que intente demostrar que puede vivir con su propia carne, necesitará de la presencia de más hombres para corroborar. El hombre dice que está solo porque no está con hombres, el animal nunca se reconoce en soledad, considero que solo el hombre tiene esta capacidad. La ética siempre va a definir qué queremos hacer y hacia dónde queremos ir, eso nos llevará a tomar decisiones, a generar juicios de valor y posteriormente a tomar acciones, que tendrán consecuencias y generarán una emoción. Si logramos entender esto trabajaremos por un bien común, una conducta utilitarista, que se verá reflejada en la educación ya que la tarea central de la educación es formar mejores ciudadanos. Es fácil de lograr si mejoramos los presupuestos y si fortalecemos la autonomía y el trabajo con las familias. La ética es el camino para alcanzar todos los objetivos que la sociedad se proponga.