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Una disposición normativa es una prescripción adoptada por una institución con autoridad
para establecer un tipo de normas. Esto es, una disposición con un significado jurídico que
expresa una norma jurídica. Las disposiciones normativas tienen rango de ley o carácter
reglamentario. Esto es, podemos decir que una ley y un reglamento son tipos de
disposiciones normativas.
Las disposiciones normativas legales o reglamentarias contienen normas jurídicas. En esta
primera aproximación, las normas se podrían definir como reglas o preceptos jurídicos.
Partiendo de esta dimensión, se pueden entender como fuentes del Derecho a las diferentes
categorías normativas creadas por las normas sobre la producción jurídica (o procedimiento
normativo), de acuerdo con los requisitos formales y materiales que éstas establecen para
cada una de ellas, las cuales fijan el régimen jurídico de las normas que sean adscritas a las
disposiciones que las componen tras su interpretación. En ese sentido, debe quedar claro
que, si bien existe una relación entre fuente del Derecho, disposición y norma, entre estos
conceptos existen diferencias, que conviene aclararlas aún más, sobre la base de la
diferenciación descrita anteriormente.
Así, es necesario diferenciar entre el concepto de fuente del Derecho y el de disposición.
Las disposiciones QUE como se manifestó en el texto responde a enunciados o expresiones
lingüísticas gramaticalmente completas. La disposición lo es por estar contenida en un
documento normativo perteneciente a una de las categorías de las fuentes del Derecho 6, y,
al mismo tiempo, que el tipo de fuente de que se trate determina el régimen jurídico de las
normas que de la interpretación de sus disposiciones se obtenga.
Tomando en cuenta la postura de Guatiní, la "disposición" es cualquier enunciado que
forma parte de un documento normativo, es decir, cualquier enunciado del discurso de las
fuentes. En consecuencia, la "norma" sería cualquier enunciado que constituya el sentido o
significado adscrito de una o varias disposiciones o fragmentos de disposiciones y en
consecuencia, la relación entre fuente del Derecho y disposición puede dar a lugar a
distintas matizaciones. Es posible presenciar una fuente del Derecho compuesta por una
única disposición, siendo la fuente la que otorgue el régimen jurídico de la norma que sea
considerada el significado de la disposición; esta última fungirá como el soporte lingüístico
de la norma7.
3. De las “FUENTES DE EQUIVOCIDAD”
Ambigüedad del texto normativo Hay disputas sobre qué normas existen, qué normas no
existen o qué fin tienen las normas, por lo que el sistema legal es incierto. Si se quiere, pero
a grandes rasgos, depende de la ambigüedad del texto normativo, es decir, del hecho de que
cada texto normativo acepta múltiples interpretaciones y por tanto puede tener diferencias
explicativas. Y aunque resulte imposible proporcionar un catálogo completo de varios tipos
de ambigüedades. Sin embargo, algunos ejemplos típicos de ambigüedad y las
correspondientes disputas explicativas
El derecho es indeterminado (no solo y no tanto a causa de la vaguedad de las normas2 ,
sino también y sobre todo) a causa de la equivocidad (o ambigüedad en sentido amplio) de
los textos normativos, la gran parte de los cuales admite una multiplicidad de
interpretaciones en abstracto3 ; (b) la equivocidad de los textos normativos depende no ya
de los textos mismos (i.e., de defectos “objetivos” en su formulación, ya que claramente no
todos los textos normativos han sido formulados de manera defectuosa), sino de los
intérpretes, en el sentido que son los intérpretes quienes vuelven equívocos aquellos textos
que, fuera de la práctica jurídica, no lo serían4 . Si se aceptan estas dos tesis, parece obvio
que los enunciados interpretativos “decisorios” carecen de valor de verdad y es éste el
núcleo del “escepticismo ante las reglas”5
“intereses en conflicto”
“sentimientos de justicia”
“construcciones dogmáticas”
La equivocidad es una propiedad objetiva del lenguaje y solo se podría reducir “por medio
de definiciones”, pero no suprimir del todo. Nada que resulte contradictorio, así, con el
severo juicio que formula Guastiní sobre las posibilidades de un análisis sociológico que
nos condujera a conocer las finalidades y criterios que se tuvieron en cuenta para la
conformación de una norma”. Para el realismo, que es la opción que a partir de aquí ya se
ve que Guastini acoge, tan solo caben unos “subjetivos sentimientos morales” del juzgador,
que en todo caso buscará cómo justificarlos, incluso recurriendo a una excusa sociológica.
La interpretación doctrinal es así en abstracto y puede ser cognitiva (de averiguación),
decisoria o creadora, pero la judicial es necesariamente decisoria y en concreto No existe
por parte del juzgador sencillamente una “aplicación” de la ley al estilo de la sostenida
tradicionalmente para dar precedencia al legislador, sino que las actividades de uno y otro
se diferenciarían por ser la de aquél en concreto y la del último en abstracto, y hallándose
esta distinción en el propio corazón de la separación de poderes. Como todos los textos
normativos completa más tarde el autor son equívocos (“al menos parcialmente”),
“entonces la interpretación judicial exige una elección entre significados en conflicto”,
resultando que el enunciado que expresa esta elección tiene necesariamente carácter
decisorio, pero no cognoscitivo.
la equivocidad de los textos normativos exige distinguir cuidadosamente entre los
enunciados normativos formulados en las fuentes del derecho -las "disposiciones"- y las
normas, entendidas como significados: entre las dos cosas, de hecho, no existe una
correspondencia biunívoca (Guastini, 1989). Existen disposiciones que expresan dos (o
más) normas conjuntamente, disposiciones que expresan dos (o más) normas
alternativamente, así como normas no expresadas por ninguna disposición (que son fruto de
construcción jurídica).
Hay que subrayar que la equivocidad de los textos normativos no depende solamente de
ciertos defectos "objetivos" de sus formulaciones (intrínseca oscuridad, ambigüedad
semántica y sintáctica, etc.), sino también -es más: sobre todo- de otras cosas, como:
intereses en conflicto, distintas ideas de justicia, multiplicidad de métodos interpretativos, y
distintas construcciones dogmáticas.17 Es decir: los juristas pueden volver equívocos textos
que no lo serían en absoluto en la conversación.
INTERESES EN CONFLICTO
Siempre que hablamos de interpretar el Derecho legislado, partimos del supuesto de su
expresión en lenguaje escrito, es decir, en puntos y líneas a los cuales, mediante
intencionalidad colectiva, se les atribuye una función simbólica pero muchas veces este se
ve parcialmente modificado o alterado cuando se involucran intereses personales, o de un
3ro, El conflicto de intereses estigmatiza de cierta manera el interés personal. Como nos
conduce a percibir las debilidades humanas, nos lleva inexorablemente a sospechar que el
provecho personal tomará ventaja sobre el deber. Por ser conflicto, evoca una lucha entre
fuerzas opuestas, que no puede dejar de ser asumida ni por el derecho ni por la moral.
Cuando el intérprete da lugar a la pluralidad de criterios interpretativos se configura una
condición necesaria de la equivocidad y esto debido a que la equivocidad consiste en que
«cada texto normativo admita una pluralidad de interpretaciones y esté por esto sujeto a
(posibles) controversias interpretativas» cuando dicho criterio interpretativo persigue un fin
puede generar lagunas interpretativas o resultados improbables de tal interpretación.
SENTIMIENTOS DE JUSTICIA
De la fuente sentimientos de justicia se desglosan criterios que frustran la balanza de la
equidad y de la imparcialidad. Esto es analizando los textos no viéndolas particularidades o
intereses de un individuo o de un tercero sino un resultado que permita crear Derecho sin
vulnerar a quienes son destinatarios de la ley, sin diferir en las condiciones propias de cada
individuo.
Algo es claro y es que más que una fuente de la equivocidad se trata de un sentimiento que
emerge en la sociedad y esto naturalmente obedece a que el hombre siempre realiza
conductas a las cuales se les puede catalogar como justas o injustas. Un claro ejemplo es
cuando un individuo da muerte a otro individuo, pues aquí ya nos encontramos con la
privación del valor primordial del ser humano: la vida. Porque donde hay negación de la
vida o atentados contra la misma, en cualquier forma y aspecto, no hay Justicia;
Un tema relevante que podemos abordar son las dos posiciones respecto a la Justicia: la
Justicia de los moralistas y la Justicia de los juristas. Los moralistas la conciben como una
gran virtud, en donde el fin primordial es la perfección moral del individuo por lo tanto la
interpretación precisa ser un tanto subjetiva y por el contrario, para los juristas es el fin
principal para solucionar de forma práctica y oportuna los problemas sociales que surgen de
la convivencia humana, siendo esta última la que le pertenece al abogado pero
indistintamente de la que se trate lo que se pretende es dirimir un conflicto en equidad con
base en un punto de vista.
MULTIPLICIDAD DE METODOS INTERPRETATIVOS
Cuando se trata de esta fuente en particular responde intrínsecamente a los diversos
elementos de interpretación de la ley y que son los mismos de que dispone el intérprete para
establecer el o los posibles sentidos y alcances de la ley interpretada dentro de los cuales
hace permisible la variación del sentido, del alcance, de la objetividad entre otros.
ARGUMENTO A CONTRARIO
Uno de los procedimientos lógicos que más conflictos causa en el razonamiento jurídico es
el argumento a contrario y esto debido a que se trata5 de un recurso indispensable y
aparentemente basado en uno de los pilares centrales de toda lógica: el principio de no
contradicción. Sin embargo, es muy frecuente encontrar un argumento carente de rigor
lógico y muchas veces encubriendo una falacia de razonamiento que puede llevarnos por
caminos equivocados o interpretaciones difusas de los textos normativos inclusive el
argumento a contrario puede convertirse fácilmente en un razonamiento especioso que
incurre en falsedad cuando se presentan ciertas condiciones ya que dentro de su expresión
más sencilla podemos decir que es un procedimiento discursivo conforme al cual la
existencia de una norma o de una estipulación contractual en un determinado sentido
excluye todos los sentidos contrarios. De esta forma, podemos concluir que, si la norma
establece un criterio este no puede someterse a interpretaciones ambiguas o
complementarias. El argumento es impresionante por su sencillez y por su elegancia: suena
extraordinariamente efectivo, ya que sus conclusiones parecen irrebatibles. Tratándose de
una interpretación meramente literal.
ARGUMENTO SISTEMATICO
La argumentación sistemática es aquella que intenta a un enunciado darle una
interpretación conforme a Derecho asociándolo a políticas como directrices, dotándolo de
un significado sugerido, o no impedido, por el sistema jurídico del que forma parte. En
otras palabras responde a una interpretación extensiva Por esta razón el concepto
de argumento sistemático reenvía automáticamente a los conceptos de sistema,
metodología, derecho, lógica y filosofía y ¿ se le denomina argumento lógico sistemático
porque la perspectiva de la verdad lógica irradia con esa perspectiva a todo el orden
jurídico; este método interpretativo precisa entender en forma correcta y precisa un
precepto, el cual debe relacionarse e integrarse con todos los demás preceptos del
ordenamiento, toda vez que una norma aislada no es más que un elemento del sistema del
que forma parte, o sea, que es el ordenamiento el que hace la norma y no los preceptos los
que componen la norma.
ARGUMENTO DE DISOCIACIÓN
El argumento de disociación está generalmente establecido por los linderos doctrinales o
disciplinarios asociados al campo de acción que se debe aplicar en la norma. Por esto el
autor indica que este método interpretativo contempla características de los anteriores
métodos interpretativos es decir, se generan diferentes clases de hechos y se distingue o
disocia, qué clase de eventos se aplica la norma en cuestión y bajo qué subclases se deberá
prever esta interpretación.
La disociación de las nociones consiste así en una transformación provocada siempre por
el deseo de suprimir una incompatibilidad, nacida de la confrontación de una tesis con
otras, ya se trate de normas, hechos o verdades.
La disociación presupone la unidad primitiva de dos elementos confundidos en el seno de
una misma concepción, designados por una misma noción; con la disociación ya no se trata
de romper los hilos que enlazan dos elementos aislados, si no de modificar su propia
conducta.
CONSTRUCCIONES DOGMATICAS
La interpretación dogmática es la que ha caracterizado en particular al catolicismo romano.
Esto quiere decir que los exegetas romanos están atados al dogma, es decir, a la doctrina
aceptada.
Esta técnica como método interpretativo se entiende como egoísta ya que no permite
refutaciones ni variables.
Esto quiere decir que como tal la ley no puede ser puesta en duda. Asimismo, conviene
subrayar que sus intérpretes del dogma no gozan de infalibilidad, pero, en la práctica
judicial las discusiones no son interminables, Concluyen con un acto interpretativo de
autoridad de un tribunal superior determinado por las leyes procesales. Nada garantiza que
estas decisiones que cierran la discusión sean las más razonables, ni las más adecuadas, ni
las mejores posibles. Sin embargo, serán válidas si fueron adoptadas conforme al
procedimiento establecido o si fueron interpretadas bajo una evidente fuente de
equivocidad.
Por lo tanto, la primera cuestión consiste en la interpretación de la ley, de tal manera que
el resultado de la misma garantice que la interpretación refleje la voluntad del Legislador,
dado que el intérprete y aplicador de la ley no está autorizado a crear derecho.