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El Numero 13

Por José Verdu el 02/07/2013

El trece tiene un significado diferente dependiendo de las diferentes


culturas y tradiciones. A veces popularmente se producen distorsiones
que nada tienen que ver con la realidad.

En hebreo el número que expresa la unidad es el uno, que se dice ejad y


las letras que lo conforman: alef (1), jet (8) y dalet (4), suman trece. La alef
remite a Uno que es el Creador la jet a los siete cielos y la tierra, y la dalet
a los cuatro puntos cardinales; de tal modo se alude a la totalidad de lo
existente, configurado en el Uno que está compuesto por trece, y que
tiene su expresión cuando se dice: “Shemá Israel, A-do-nai E-lo-heinu, A-
do-nai Ejad”.

Temor Irracional al Trece

En psicología el temor irracional al número trece se denomina


Triscaidecafobia y se afirma que personajes históricos como Napoleón, el
millonario J. Paul Getty y el presidente de Estados Unidos Franklin D.
Roosevelt le tenían miedo a este número. Por ejemplo, Roosevelt nunca
asistía a cenas con 13 invitados ni viajaba el día 13. Siendo consecuente
con su Triscaidecafobia, Roosevelt realizó su viaje final el 12 de abril de
1945.

Resulta sorprendente que un número, una cifra que Occidente considera


negativa, sea tan positiva para los judíos. Tal vez no sea la única
divergencia de fondo. Para los romanos la observancia del sábado
demostraba lo poco apegados que los hebreos eran al trabajo, y en esa
como en tantas cosas sólo veían el afuera. Dado que los números nunca
están demasiado alejados de las letras en la cultura judía, el sistema de
equivalencias llamado guematria está allí para agilizar la mente y afilar los
sentidos, lo que hace a Ios hijos de Jacob un pueblo enamorado de la
música y los estudios.

Varias veces se menciona ese número tanto en el Talmud, el Midrash y


otras fuentes, y por supuesto no hay nada que lo relacione con la mala
suerte; por lo tanto evitarlo en cualquier forma es un absurdo. El judaísmo
no admite la noción de números de mala suerte; existen números
significativos, pero la suerte no se mezcla con ellos.

Los atributos de misericordia de Dios, que son las manifestaciones divinas


expresadas en el contexto humano, son trece; los métodos básicos para
explicar la Torá también son trece.

Los 13 Atributos de Dios y su Misericordia

“Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: “El SEÑOR, el


SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en
misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona
la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al
culpable…” (Éx. 34:6-7).

Todo autor judío concuerda que esos dos versos contienen una lista de 13
atributos de Dios y de Su misericordia, enumerados brevemente en la
tabla a la izquierda. Antes de iniciar este estudio, yo no sabía que el
número 13 posee gran significado dentro del pensamiento judío. En los
países occidentales, el 13 a menudo se relaciona con la mala suerte. De
hecho, muchos edificios multi-pisos no tienen un piso número 13 debido a
las supersticiones. Antes de hablar sobre el número 13, es necesario que
entienda que cada letra en el abecedario hebreo, que se compone de 22
consonantes, posee un equivalente numérico.

La “gematria” es la disciplina judía dedicada a encontrar significado más


profundo o escondido en las Escrituras basado en el valor numérico de sus
palabras. Eso produce resultados muy interesantes. Uno de los ejemplos
más comunes es la palabra hebrea de jai (‫)חי‬, o “vida,” que tiene un valor
numérico de 18; leyendo de derecha a izquierda, la letra 8 = ‫ ח‬y la letra = ‫י‬
10. Dado que esta palabra es tan importante, muchos donativos judíos
monetarios vienen en múltiplos de 18.

Según jewfaq.org, “Es importante notar que el número 13 no representa


la mala suerte en la tradición judía o numerología. Normalmente escrito
como yod-guímel [‫]יג‬, el 13 tiene el valor numérico de la palabra ahavá
(“amor,” con las letras alef-hei-bet-hei) [‫ ]אהבה‬y de ejad (“uno,” como en
la declaración diaria de que Dios es Uno, con las letras alef-jet-dalet) [‫]אחד‬.
Trece es la edad de la responsabilidad, cuando un niño se convierte en
“hijo del pacto,” o bar-mitzvá. Clamamos por la misericordia de Dios al
recitar los Trece Atributos de Misericordia, según Éxodo 34:6-7. Rambam
el filósofo judío del siglo 12, también conocido como Moisés Maimónides,
resumió las creencias básicas del judaísmo en una lista de Trece
Principios.”

Jesus refiriéndose al Shemá(“Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el


Señor uno es”).Estaba ma la creencia central del judaísmo de que existe
un solo Dios. El valor numérico de ejad (uno) y ahavá (amor) es de 13 cada
uno. Juntos, suman a 26. Ahora, por lo siguiente: las letras YHVH, el
nombre de Dios, ¡tienen un valor numérico de 26! Dios es amor y es Uno,
y su nombre es YHVH.

“Martes, no te cases ni te embarques”

¿Alguna vez escuchaste la frase “martes, no te cases ni te embarques”? .


Los judíos , según su costumbre se embarcaban y se embarcaban los
martes Esta costumbre se fundamenta en el relato de la Creación, ya que
al tercer día de la creación, Dios dijo dos veces “es bueno“. El Martes
equivale al tercer día de la semana según las escrituras, nuestro martes.

Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los
cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así.

Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio
Dios que era bueno. Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que
den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su
género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación:
hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su
semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y
fue la mañana: el tercer día. (Génesis 1:9 al 13)

Como señal para que el viaje en barco sea bueno doblemente bendecido
o el matrimonio no se separe, y sea de bienestar y con bendiciones que
se suele contraer enlace dicho día. Mas tarde se añadió el famoso Martes
y trece, como algo negativo y supersticioso, pero lo mas grave es que esas
tradiciones supersticiosas nos alejan de la verdad de Dios. El
antisemitismo ancestral e inherente en el subcoscinte colectivo , como
diria el famoso sicologo C.Joung, se encargaría de agravar mas la situación
siendo motivo de sospecha y persecución a los que en este día se casaban
o se embarcaban.

En hebreo la palabra suerte no existe. La palabra que se utiliza para


referirse a la suerte, MAZAL, se traduce como “Signo”. la palabra Mazal es
un acrónimo formado por las iniciales de otras tres palabras, Macom,
Zman y Limud (Lugar, Tiempo y Enseñanza). Todos, en cada momento
estamos en el Lugar y el Tiempo correcto para aprender una Enseñanza.
No tener Suerte (Mazal) es no aprender de cada Lugar y cada Momento
que la vida organiza para nuestro crecimiento, aun cuando a veces sean
momentos difíciles.

Dejemos de supersticiones y acerquémonos a la verdad de Dios invocando


su nombre (YHVH =26= 13+13) para que seamos uno (ejad=13) con El y
recibamos su misericordia (Jesed=13).

En la historia de Yitsjak y Rivká, la Biblia nos dice que Yitsjak primero


conoció a Rivká, luego ella se convirtió en su esposa y después él la amó.
Generalmente, conocemos a alguien, nos enamoramos y después nos
casamos. Ese es el escenario típico. ¿Por qué la Biblia especifica que
Yitsjak conoció a Rivká, ella se volvió su esposa y después él la amó?

Muchas personas se involucran en una relación principalmente por tener


compañía. Disfrutas hacer cosas junto a alguien y te sientes cómodo con
esa otra persona. Entonces, ¿cuándo se convierte en amor? ¿En qué
momento la relación de Yitsjak y Rivká se convirtió en una relación de
amor? La respuesta está en la palabra hebrea para amor: ahavá.

En hebreo, ahavá se deletrea: Álef, Hei, Bet, Hei. La suma del valor
numérico de estas letras es 13. La palabra hebrea para uno, ejad, también
tiene el valor numérico de 13. Entonces, ¿qué es ahavá? ¿Qué es amor? El
amor es dos personas que funcionan juntas como una entidad unificada.
Es la combinación y la interdependencia de dos almas.
La mayoría de las relaciones no funcionan en este nivel. Funcionan
basadas en la necesidad emocional, razones financieras o miedo a la
soledad. Pero una relación verdadera entre dos almas es aquella en la que
una complementa a la otra. Cuando un alma está decaída, la fuerza de la
otra anima a ambas y viceversa. Las dos almas funcionan y actúan como
un conjunto, una unidad completa.

De eso se trata el amor, y por eso la Biblia explica que el amor que existía
entre Yitsjak y Rivká era de unidad.

La palabra hebrea Ahava {amor} tiene un valor numérico de trece


(Guematria). Este valor es el mismo valor numérico que posee la palabra
EJAD, que significa UNO. De esta manera aprendemos que el amor entre
dos personas que complementan su ser, mientras estas dos almas no
estén unidas van a estar incompletas.

Ahavah la Fuerza del Amor

Escribía Albert Einstein que “Hay una fuerza extremadamente poderosa


para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación
formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que
incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún
no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor”.
Veamos qué nos enseña la gematria a propósito de esta misteriosa fuerza.

Ahavah (‫)אהבה‬, Amor, valor numérico 13 y Koaj (‫)כח‬, Fuerza o Poder, valor
numérico 28, son dos de las gematrias más conocidas y citadas.
Para mucha gente mal informada se trataría de dos cosas opuestas, pero
la gematria nos revela lo contrario. Si desarrollamos Ahavah (‫)אהבה‬
llegamos también al 28:

Y si desarrollamos esta palabra de otra manera, descubrimos cuál es el


lugar del amor: el corazón, haLev (‫)הלב‬:
Ahavah (‫ )אהבה‬es, pues, un Koaj (‫)כח‬, un poder. Pero en hebreo existe otra
palabra que significa Fuerza o Poder. Se trata de El (‫)אל‬. Cuando
calculamos su guematria Sderti u ordinal, descubrimos que es 13, como
Ahavah (‫)אהבה‬.

¿Será una casualidad que El (‫ )אל‬también quiera decir Dios?


Amar es Entregarse

Extraído del Portal del amor. Del Rab Eliahu de Vidas, traducido por
Simcha Benyosef

Enseña el Tikuné Zohar que el amor Divino en su esencia supone


entregarse en cuerpo y alma para santificar Su Nombre [3]:

Dice el versículo [4], «Y los sabios resplandecerán»; «los sabios» son los
iniciados en la explicación esotérica del segundo precepto, al cual alude la
expresión «bereshit-En el principio». Es decir, el primer precepto es de
temer a Dios, y el segundo de amarle sin esperar nada a cambio.

¿Cómo puede verse la alusión al precepto de amar a Dios en la expresión


bereshit-En el principio? El valor numérico de las letras de la palabra
hebrea ahavá-amor es 13. El valor de la expresión bereshit es 913; pero las
cifras 9, 1, y 3 también suman 13. El hecho que tanto ahavá-amor como
bereshit-En el principio sumen 13, implica que la fuente del amor se
encuentra en la sefirá jesed-bondad. El valor numérico de la palabra jesed
es de 72, que alude al Nombre Inefable de Setenta y Dos, derivado de los
versículos 19 al 21 del capítulo catorce del libro éxodo, cada uno de los
cuales contiene 72 palabras.

La primera palabra de cada uno de estos tres versículos comienza con la


letra Vav: («vayisa’, vayavo, vayet«). El valor numérico de las letras que
forman la palabra «Vav» es 13, tal como el de la palabra ejad-uno, y la
palabra ahavá-amor. Hay aquí una referencia al primer dicho de la
Creación – «Bereshit-En el principio» – acerca del cual nos enseñan[5],
«¿No podía [el mundo] haberse creado con un solo dicho?» Es decir, los
conceptos bereshit-en el principio, ejad-uno, y ahavá-amor, se vinculan
por su idéntico valor numérico – 13.

He aquí el significado de «amor intenso»: al enunciar la palabra «uno» en


la Shemá, has de entregar tu alma por el amor a tu Hacedor. Es por esta
razón que a continuación del versículo Shemá’ Israel está escrito, «amarás
al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus
recursos.» En otras palabras, por amor a él, has de disponerte a ofrecerle
lo que más estimes, tu cuerpo (padeciendo sufrimientos), tu alma (tu
vida), o tus recursos financieros, inclusive en tiempos de crisis.

La prueba que habrá de sobrellevar Israel durante los últimos setenta años
del exilio que será el último [6], en el que serán más severas las
tribulaciones, es la pérdida financiera. El Talmud compara el pobre al
muerto, lo que en este sentido significa que si se pierden los recursos
financieros es equivalente a la pérdida del alma.

Si tu cuerpo, tu alma y tu dinero tienen igual importancia a tus ojos, ofrece


al Todopoderoso lo que más estimes, para santificar Su Nombre. Al
hacerlo, estás simultáneamente uniéndote a El con la palabra ahavá-amor,
que, como hemos visto, alude a bereshit-En el principio. En ese momento,
es como si el mundo hubiese sido creado para ti.

Si el hombre no entrega su alma, su cuerpo o su fortuna por amor al


Todopoderoso en tiempos de persecución religiosa, decidiendo vivir en
este mundo como un incircunciso gentil, consideran en el cielo que ha
destruido el mundo, volviéndolo a su estado pre-creativo en que «la tierra
estaba desolada y vacía». Vemos el vínculo entre bereshit-En el principio y
ahavá-amor en el versículo «la tierra estaba desolada y vacía,» ya que éste
sigue al versículo que comienza con «En el principio».

La persona que entrega su cuerpo, su alma y su fortuna, en un gesto de


amor a su Hacedor, alcanzará el nivel más elevado en el mundo venidero.
Tan sólo cuando tu amor a Dios se manifieste con el cumplimiento de los
613 preceptos, puede maljut-reino existir como entidad cohesiva y
transmitir la Providencia Divina al hombre, como lo sugiere el versículo[7],
«¿Por qué desafías la orden del rey?» El cumplimiento de los preceptos
mantiene el mundo.

La mala tendencia, llamada en Kabalá «la malvada sirvienta», causa la


destrucción del mundo incitando a los hombres al pecado. Por tanto, se
relaciona con el versículo «la tierra estaba desolada y vacía.» El Altísimo
creó a esta «malvada sirvienta» para otorgar recompensa e imponer
castigo a los hombres.
Hay distintos modos de entregar el alma para santificar el Nombre de
Dios, y quien ama a Dios con su alma, su cuerpo y su fortuna con miras a
que Dios le proteja de las penas de este mundo, ama con interés. Cuando
el amor del hombre se basa en lo que Dios le da, su motivación no es el
amor, sino los resultados de ese amor. En este caso, si sucediera que el
Altísimo le quitase la fortuna o el cuerpo, su reacción natural sería negar la
existencia de Dios.

No puede decirse que el amor a Dios es la fuerza motriz de tu vida hasta


que no estés listo a entregar tu alma para santificar Su Nombre por el
amor de tu Hacedor. Y si los tres elementos – la vida, el cuerpo y el dinero
– tienen igual importancia a tus ojos, entrega los tres por Su amor, éste es
el amor fundamental. Quien ama a Dios de este modo causa que las
Fuerzas Masculinas de la Providencia fortalezcan a maljut-reino,
iluminándola con jesed-bondad hasta que pueda maljut-reino funcionar
como entidad cohesiva, capaz de transmitir shefa-energía. Cuando está
iluminada por guevurá-reserva, maljut-reino se vincula con el temor de
Dios y cuando su iluminación proviene de jesed-bondad, maljut-reino se
vincula con el amor a Dios.

El valor numérico del vocablo Torá es 611. La Torá fue entregada a Israel
por medio de las fuerzas Divinas de jesed-bondad y guevurá-reserva, que
corresponden al amor y al temor de Dios. Con éstas se completa la Torá, y
equivale a 613, el número de preceptos en la Torá. La Torá Escrita
representa la línea central y la influencia armoniosa de tiferet-armonía;
tiferet conecta y fusiona las líneas de bondad y de reserva, fortaleciendo a
maljut-reino, quien ahora se identifica con el versículo, «La Ley del Eterno
es perfecta.» Las Fuerzas Masculinas de la Providencia representan la Torá
Escrita, mientras que maljut-reino representa el precepto, ya que, como
hemos visto, la capacidad de maljut de transmitir energía Divina depende
del cumplimiento de los 613 preceptos.

La fuente fundamental de los 613 preceptos es el Tetragrama como


aparece inicialmente en el Libro de éxodo, seguido por la explicación
Divina[9]: «Este es Shemí-Mi Nombre por siempre y para siempre y ésta es
Zijrí-Mi memoria de generación en generación». El valor numérico de
Shemí-Mi Nombre, al cual se le añade el de las dos primeras letras del
Nombre, Yud y Heh, es 365, el número de preceptos «negativos» o
prohibiciones de la Torá. El valor numérico de Zijrí-Mi memoria, al cual se
le añade el de las dos letras finales del Nombre, Vav y Heh, es 248, el
número de preceptos «positivos,» – es decir, de sentimiento y acción – de
la Torá. 365 y 248 suman 613, que, como hemos visto, representa a
maljut-reino. Todos los 613 preceptos que constituyen a maljut están
incluidos en la Torá Escrita que Dios nos dio a Su imagen y semejanza — es
decir, como microcosmos de las Fuerzas Masculinas de Providencia, que
representan la Torá Escrita. Por tanto, maljut-reino es también un
microcosmos de las Fuerzas Masculinas de la Providencia en el sentido
que contiene todos los preceptos de la Torá Escrita que representan estas
fuerzas Divinas.

Rabí Shimón bar Yojai explica la relación entre amar a Dios y entregarse a
santificar Su Nombre[10]:

El segundo precepto – temer a Dios – incluye el primero – amar a Dios – y


se une a él, ya que quien le ama, teme el mero pensamiento de irritarle.
Estos dos preceptos nunca se separan. En consecuencia, como hemos de
ver, hay indicación de ambos en la luz del primer día de la Creación.

Ahavá-amor y la sefirá jesed-bondad tienen una fuente común, como


derivamos de las palabras Divinas a Abraham [11], «Anda ante Mí y sé
íntegro». Podemos comparar este mandato Divino a otro versículo, acerca
de Noé, quien [12] «andaba con Dios». El hecho que Noé anduviese con
Dios significa que necesitaba la ayuda y el apoyo Divino; por tanto, su
amor no se considera perfecto por estar combinado con su
agradecimiento al Todopoderoso debido a la ayuda que había recibido. En
cambio, Abraham, cuya raíz de alma se encontraba en la sefirá jesed,
recibe el mandato de andar «ante Dios,» es decir, sin depender del apoyo
Divino. En consecuencia, el amor de Abraham se considera «perfecto».

Está escrito que en la narrativa de la Creación, dijo Dios, «Haya luz». En


Kabalá, la luz representa la sefirá jesed-bondad; por tanto, explica el
Zohar, el amor perfecto equivale al «amor intenso». El precepto de amar a
Dios nos enseña cómo hemos de quererle.
Dijo Rabí Elazar a su padre: «Padre, he oído la explicación del amor
intenso». Dijo su padre, «Dilo ante Rabí Pinjas, hijo mío, ya que ése es el
nivel en que él se encuentra». Dijo Rabí Elazar, «El amor intenso es un
amor perfecto de ambos lados, es decir, el amor perfecto presupone amar
a Dios, te esté él tratando con amor y ternura o con justicia estricta. Si tu
amor no incluye ambos lados, no es un amor perfecto. Hemos aprendido
que estos dos lados definen el modo en que hemos de amar a Dios. Un
hombre puede amar a Dios porque tiene dinero, vida larga, hijos que le
rodean, éxito en sus confrontaciones con sus enemigos, o simplemente
porque lleva una vida acomodada. Si – Dios nos libre — sucediese que
cambiara su situación, si el Altísimo fuera a cambiar la dirección de Su
rueda y le tratase con justicia estricta, pronto comenzaría a estar en
contra de Dios. Un amor de esta índole no constituye el amor
fundamental porque se basa en una segunda intención: si este motivo
cesase de cumplirse, también desaparecería el amor.

Un amor a Dios total e íntegro presupone ambos lados, te trate él con


justicia estricta, o con amor y ternura haciendo que tengas éxito en la
vida. […]

3-Zohar, Introducción, p. 10b.

4-Daniel 12:3.

5-Avot 5:1.

6-O sea, setenta años antes de la redención.

7-Ester 3:3.

8-Salmos 19:8.

9-Exodo 3:15.

10-Zohar Bereshit 11b.

11-Génesis 17:1.

12-Génesis 6:9.

https://www.tora.org.ar/amar-es-entregarse/
¿Qué es una Alma Gemela?

En la historia de Yitsjak y Rivká, la Biblia nos dice que Yitsjak primero


conoció a Rivká, luego ella se convirtió en su esposa y después él la amó.
Generalmente, conocemos a alguien, nos enamoramos y después nos
casamos. Ese es el escenario típico. ¿Por qué la Biblia especifica que
Yitsjak conoció a Rivká, ella se volvió su esposa y después él la amó?

Muchas personas se involucran en una relación principalmente por tener


compañía. Disfrutas hacer cosas junto a alguien y te sientes cómodo con
esa otra persona. Entonces, ¿cuándo se convierte en amor? ¿En qué
momento la relación de Yitsjak y Rivká se convirtió en una relación de
amor? La respuesta está en la palabra hebrea para amor: ahavá.

En hebreo, ahavá se deletrea: Álef, Hei, Bet, Hei. La suma del valor
numérico de estas letras es 13. La palabra hebrea para uno, ejad, también
tiene el valor numérico de 13. Entonces, ¿qué es ahavá? ¿Qué es amor? El
amor es dos personas que funcionan juntas como una entidad unificada.
Es la combinación y la interdependencia de dos almas.

La mayoría de las relaciones no funcionan en este nivel. Funcionan


basadas en la necesidad emocional, razones financieras o miedo a la
soledad. Pero una relación verdadera entre dos almas es aquella en la que
una complementa a la otra. Cuando un alma está decaída, la fuerza de la
otra anima a ambas y viceversa. Las dos almas funcionan y actúan como
un conjunto, una unidad completa.

De eso se trata el amor, y por eso la Biblia explica que el amor que existía
entre Yitsjak y Rivká era de unidad.

https://kabbalah.com/es/articles/what-is-a-soul-mate/

La Tetraklys

La Tetractys y el Tetragrámaton Hebreo

La Tetraktys (Τετρακτύς en griego) o Tetoakutes es una figura triangular


que consiste en diez puntos ordenados en cuatro filas, con uno, dos, tres y
cuatro puntos en cada fila. La aritmética y la geometría están en estrecha
relación: El 1 es el punto, el 2 la línea, el 3 la superficie, el 4 el sólido; el
número 10, suma de los cuatro primeros, es la famosa tetraktys, el
número capital. El Número 10 es el de mayor carga simbólica y el más
sagrado de todos los números. El 10 es la quinta esencia del misticismo
pitagórico. Los pitagóricos lo representaban mediante 10 puntos,
piedrecillas o alfas dispuestos bajo la forma de un triángulo equilátero.
La Tetractys Pitagorica

El diez tiene el sentido de la totalidad, de final, de retorno a la unidad


finalizando el ciclo de los nueve primeros números. Del 1 vienen todos los
números y el 0 representa el caos del cual se originó el 1. Para los
pitagóricos el 10 es el número de la Tetractys, la década pitagórica, que es
la suma de los cuatro primeros números (1+2+3+4=10).

1. La Unidad: Lo Divino, origen de todas las cosas. El ser


inmanifestado. Principio de todo representando el ser aún no
manifestado. Es la Monada Divina
2. La Díada: Desdoblamiento del punto, origen de la pareja masculino-
femenino. Dualismo interno de todos los seres. Estamos ante la
dualidad, el femenino y el masculino, la luz y las tinieblas, Adán y
Eva, el yin y el yang, el Sol y la Luna.
3. La Tríada: los tres puntos corresponden simbólicamente tanto a la
tríada divina, a los Tres Logos, o lo que en el hombre sería cuerpo,
alma y espíritu: lo material, lo intelectual y lo espiritual. Los tres
niveles del mundo: celeste, terrestre, infernal, y todas las trinidades.
4. El Cuaternario: los cuatro elementos fundamentales que forman el
mundo y la materia, es decir, Tierra, Agua, Aire y Fuego, y con ellos
la multiplicidad del universo material: (4 elementos, 4 puntos
cardinales, 4 estaciones, etc.).

El conjunto constituye la Década, la totalidad de Universo: 4: 1 + 2 + 3 + 4


= 10 → 1 + 0 = 1.

La Década

Para la sabiduría tradicional todo es cíclico. El 10 (década) es el conjunto


de los anteriores, el número perfecto, la totalidad del Universo. Y en este
sentido de totalidad se revela como un retorno a la unidad, cerrando el
ciclo. Un origen y un fin; un todo surge del uno y vuelve al uno… Con el
número diez nos encontramos ante el número que simboliza la perfección,
el orden divino utilizado por el todopoderoso. Un excelente ejemplo
lingüístico de como el número diez significa la totalidad y la perfección, lo
tenemos en el idioma catalán. En catalán el número diez y la palabra dios,
utiliza la misma palabra: “deu”.

El principio y el fin. La vida y y la nada. Es símbolo de ética al sugerir


exactitud matemática que se aplica a los problemas espirituales. Para los
pitagóricos es la santa tetraktys, el más sagrado de todos los números por
simbolizar a la creación universal, fuente y raíz de la eterna naturaleza; y si
todo deriva de ella, todo vuelve a ella. Representa a la sabiduría, la verdad
y la clave de todas las cosas. Es pues una imagen de la totalidad en
movimiento. Del TODO.

La Monada

El punto situado en el vértice superior simboliza el Uno como número


Divino, principio de todo representando el ser aún no manifestado. Es la
Monada Divina.

La Monada es un término utilizado en esoterismo o espiritualidad. Se


llama mónada a la Presencia Divina. El Uno, el triple Espíritu en su propio
plano. La Mónada es la chispa divina, es la Llama Interior que anima y da
vida a toda criatura viviente y conciencia del YO SOY al Hombre.. Forma
parte de nuestro núcleo de conciencia más elevado, el Alma, lo que
somos, individualmente, como espíritu manifestado. La tarea del Alma es
conectarse a la Mónada, de la que recibe la conexión con Dios. En
definitiva es la “chispa de Dios” que reside en cada ser humano.

Para los pitagóricos, el elemento Fuego era el más dignificado e


importante, era el principio vivificador del universo. Ocupaba la posición
más honorable del universo -el extremo. Alrededor de este fuego central
llevaban a cabo su danza circular los cuerpos celestes, la esfera de las
estrellas fijas y (en orden) el Sol, la Luna, la Tierra y la Antitierra -el
«complemento» de la Tierra.

La Tetractys representaba la organización de espacio. Exponía las cuatro


estaciones del año, y el número también se asoció con los movimientos
planetarios y a la música. La Tetractys simboliza los cuatro elementos:
fuego, aire, agua y tierra.

Según Aristóteles (Metafísica, 986 a):

«[…] Como creen [los pitagóricos] que la década es perfecta y que abarca
la naturaleza entera de los números, afirman que también los cuerpos que
se mueven en torno de los cielos son diez, pero al ser nueve solamente los
visibles, se inventan, por esta razón, el décimo, la anti-tierra, […].».

El simbolismo geométrico y el numérico son herencias de la tradición


Pitagórica. Para los Pitagóricos, no sólo la tierra era esférica, sino que no
ocupaba el centro del universo. La tierra y los planetas giraban a la vez
que el sol en torno al fuego central o “corazón del Cosmos” (identificado
con el número uno).

Aristóteles desarrolla estas ideas más ampliamente en su obra Del Cielo


(293a):

«La mayoría de los pueblos dicen que la tierra está situada en el centro del
universo, […], pero los filósofos pitagóricos sostienen lo contrario. Dicen
que en el centro está el fuego y que la tierra es uno de los astros que, al
moverse circularmente en torno al centro, da lugar al día y a la noche, […].
Pitágoras de Samos (ca. 569 a. C. – ca.475 a. C.) fue un filósofo y
matemático griego considerado el primer matemático puro. El simbolismo
geométrico y el numérico son herencias de la tradición Pitagórica. El
pensamiento pitagórico estaba dominado por la matemática, a la vez que
era profundamente místico.

La Tetractys (a veces llamada la “Tetrada Mistica”), tenía, para ellos tanta


significación esotérica como el Pentagrama místico, y su importancia
simbólica deriva de que por ella juraban en sus ceremonias más solemnes,
sobre todo en el rito iniciático de incorporación a la comunidad, un
juramento referente al secreto sobre el contenido de la enseñanza
pitagórica (Porfirio, Vida de Pitágoras):

“…lo juro por Aquel que ha dado a nuestro alma la Tetractys, fuente y raíz
de la Naturaleza eterna!” (Versos Dorados, 47)

“Por eso pura, santa, cuatro con letras nombre en alto, eterna fuente de la
naturaleza y abundancia el padre de todas las almas que la vida crea, por
él, con la fe hallazgo juramento, te juro “.

“Bendícenos, número divino, tú que genera dioses y hombres! O santo,


Tetractys santo, tú que contienes la raíz y el origen de la creación
eternamente fluye! Para obtener el número divino comienza con la unidad
profunda, pura hasta que llega a la santa cuatro, entonces se engendra la
madre de todo, el todo que comprende, toda delimitación, el primogénito,
el que nunca se esquive, el infatigable santa diez, el responsable de llaves
de todos “.

Símbolo para principios místico cristiano del siglo 17 Jakob Böhme ,


incluyendo un tetractys de Flaming letras hebreas del Tetragrammaton.

No existen fuentes fidedignas acerca de la Tetraktys, porque todo lo


escrito sobre Pitágoras es de siglos posteriores. Lo que sí parece cierto es
que el cuarto número triangular, el de diez puntos y que ellos llamaban
Tetraktys en griego, era parte fundamental de la religión pitagórica,
siendo un símbolo místico muy importante para los pitagóricos.

La Tetractys de Pitágoras se recuperó en diversos campos, en la Cábala, en


la filosofía china, en la masonería, en el esoterismo y la teosofía. En una
lectura de Tarot, las diversas posiciones de los 10 puntos de la Tetractys
proporcionan la mejor representación para la predicción de eventos
futuros. La tirada ibéra de 10 runas del arbol de la vida adopta con la
colocacion de las runas la forma del Tetractys . Ibéros, fenicios y griegos
eran socios comerciales hasta la llegada de los romanos.

La Cábala: El Tetragrammatón Hebreo

La Cábala de los judíos también se basa en el número 10 debido a que el


Árbol de la Vida está formado por diez sefirots (centros de energía). Se ha
argumentado que el cabalístico árbol de la vida , con sus diez esferas de la
emanación, es de alguna manera conectado a tetractys, pero su forma no
es la de un triángulo.

Hay algunos que creen que la Tetractys y sus misterios influyeron en los
primeros cabalistas . La Tetractys Hebrea de manera similar tiene las letras
del tetragrámaton Hebreo (el nombre de cuatro letras de Dios en las
escrituras hebreas) inscritos en las diez posiciones de los tetractys, de
derecha a izquierda. El tetragrámaton representa el macrocosmos, la
esencia la base de todo lo que se debe manifestar, el germen de todo lo
manifestado.

El tetragrámaton es la mágica palabra o “mantra” de inmenso poder, que


sintetiza en una unidad las cuatro letras Cabalísticas, que en la Cabala se
utilizan para nombrar a la Divinidad. Es la unidad dentro de la vida.
tetragrámaton , es el santo 4, porque el padre es el nº 1, el hijo es el nº2,
el espíritu santo es el nº3; pero ellos, los tres emanan del Todo Supremo,
es decir de la estrella atómica interior que siempre nos ha sonreido, y los
tres emanando del Todo Supremo, forman el cuatro, el tetragrámaton.
Un Tetractys de las letras del Tetragrámaton añade hasta un 72 Por Gematría

El tetragrámaton , lleva inscrito el nombre impronunciable Dios.

“Hierốnymos”, en griego antiguo significa “Nombre Sagrado”. Este


nombre, conocido como tetragrámaton , está formado por cuatro letras
hebreas que en el Antiguo Testamento, son utilizadas por Dios para
referirse a sí mismo: ‫( יהוה‬YHVH). , siendo su significado presumiblemente
una descripción de su propia naturaleza.

El tetragrámaton (4 letras) «YHWH» o «JHWH» y su pronunciación


conjetural (Yahweh, Yahvé, Yah y Yavé así como la acepción Iehová,
Jehowah o Jehová) es, en dicho modo, el nombre propio utilizado en la
Biblia (en la lengua española; y en muchas otras traducciones bíblicas)
para designar y diferenciar al Dios de las religiones judeocristianas. El
tetragrámaton hebreo se lee de derecha a izquierda. Los cuatro caracteres
hebreos (‫ )יהוה‬son cuatro consonantes, «YHVH».

En el judaísmo, el nombre de Dios es más que un título distinguido.


Representa la concepción judía de la naturaleza divina, y de la relación de
Dios con el pueblo judío. Sobrecogidos por lo sagrado de los nombres de
Dios, y como medio de mostrar respeto y reverencia hacia ellos, los
escribas de textos sagrados «pausaban antes de copiarlos, y usaban
términos de reverencia para mantener oculto el verdadero nombre de
Dios». Los diferentes nombres de Dios en el judaísmo representan a Dios
tal y como es conocido, así como los aspectos divinos que se le atribuyen.
La Adoración del Nombre de Dios o La Gloria (1772) es una pintura al
fresco de Francisco de Goya que decora el techo del coreto de la Basílica
de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. El triángulo empleado por Goya
tiene connotaciones tanto judías como cristianas, sugiriendo el
componente divino de la Estrella de David (el hexagrama) así como
también la noción de Santísima Trinidad. Se disponen dos grupos de
ángeles de modo de prácticamente enmarcar al foco luminoso central
donde figura el símbolo de Dios Padre: un triángulo equilátero, que en
este caso presenta su nombre inscrito en hebreo, formando así el
tetragrámaton—”‫“יהוה‬.

El triangulo equilátero representa a la figura divina en cantidad de


religiones y ritos.

Cuando el triangulo equilátero descansa sobre su base es un símbolo


masculino y solar que representa la divinidad, el fuego, la vida, el corazón,
la ascensión, la armonía, la prosperidad y la realeza.

En su forma invertida el triangulo equilátero es un símbolo femenino y


lunar que representa a la Gran Madre, el agua, la fecundidad, la lluvia y la
gracia celestial. El triangulo equilátero invertido representa en muchos
pueblos el pubis femenino. Cuando la figura consiste en la unión por la
base de ambos triángulos estamos ante un nuevo equilibrio de fuerzas
masculinas y femeninas.

Existen tríadas de dioses y diosas desde la antigüedad histórica, tal vez por
el carácter místico que algunas culturas tienen del número tres. Las
tríadas presentes en religiones o visiones filosóficas corresponden a
fuerzas primordiales hipostasiadas o a aspectos del Dios supremo.

En algunas corrientes platónicas, se distinguen varios niveles de realidad,


entre las que encontramos tres de gran importancia:

 Dios, ser absoluto y causa primera.


 Logos, o razón universal.
 Anima Mundi, alma universal emanada de Dios que anima y
gobierna el mundo visible.
Aunque las relaciones entre los diferentes términos de estas tríadas no
sean siempre fáciles de discernir, parece claro que no han sido concebidas
en ningún caso partiendo de un modelo como el de la Trinidad cristiana. El
triangulo equilátero dentro de la religión católica ha representado los tres
componentes en que la mayoría de ellas dividen al ser trinidad: Padre Hijo
y Espíritu Santo.

El Triángulo es la Trinidad.

En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término


«Trinidad» (Trinitas). Anteriormente, Teófilo de Antioquía ya había usado
la palabra griegaτριάς trias (tríada) en su obra A Autólico (c. 180) para
referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano, en
uno de sus escritos polémicos dirigidos contra Práxeas, un seguidor de la
doctrina cristiana conocida como «monarquianismo», Adversus Praxeam
II, diría que «los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de
uno, por unidad de substancia».

Según se iban dando los debates en torno al dogma trinitario, las


representaciones se hicieron menos frecuentes y asumieron formas más
abstractas, reducidas a figuras geométricas. Así se hace en un mosaico del
siglo V o VI del baptisterio de Albenga. Se usaron el triángulo equilátero
(que, con la inclusión de un ojo, da la iconografía del ojo de la
providencia), tres círculos entrelazados y algunas otras figuras. Entre los
manuscritos que conservan tales representaciones hay un sello
compuesto de tres anillos (nudo borromeo) del siglo XIII. Se dice que San
Patricio utilizó el trébol para simbolizar la Trinidad durante sus
predicaciones en Irlanda El trifolium y la cruz de trébol se utilizaron como
símbolos cristianos.
Gematria: https://www.tarotcarmencamino.es/numerologia/

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