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C l e m e n c i a TariflFa
Ediciones Exilio
POESÍA SELECTA
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Clemencia Tariffa nació en Codazzi, Cesar, inconsciente, sumados a la pobreza, fueron
Colombia, en 1959. A temprana edad, entre minando la salud mental de la poeta. Hacia
los 7 y 8 años, su señora madre emigró solo 1990 se formó en la ciudad de Santa Marta
con su única hija a la ciudad de Santa Marta. el grupo literario Exilio, y allí empezó otra
Allí terminó su primaria y luego ingresó al L i - etapa de la poeta j u n t o a sus amigos Alfon-
ceo Celedón, en la jomada nocturna, donde so Delgado Campo, Leda Beatriz Mendoza,
se graduó de bachiller. Mientras tuvo salud, Monique Facuseh, M i r y a m Reina, María
laboró por poco tiempo como bibliotecaria Teresa Escobar y Hernán Vargascarreño.
de un colegio privado y luego como gestora Fue una década de buenos momentos y de
cultural en una institución pública. Incluso algunos viajes por la costa Caribe en los que
realizó algunos programas radiales siempre
el grupo supo reconocer la dimensión de la
en torno a la cultura. La extrema pobreza de
poeta Clemencia y en donde la amistad ayu-
la madre, quien siempre sustentó a su hija,
dó de manera significativa a que ella se sin-
le impidió someterla a temprana edad a los
tiera más reconocida como artista, como ser
tratamientos que requería ante la aparición
humano. Fue en esa época en que sus ami-
de la epilepsia. La falta de estos tratamientos
gos enviamos algunos de sus poemas a dos
médicos produjo la aparición paulatina de
concursos: uno departamental, en el Cesar,
otras enfermedades llamadas por la psiquia-
y otro a nivel latinoamericano, en Caracas;
tría cuadros psicóticos recargados.
en ambos concursos Clemencia obtuvo el
La incomprensión, el apartamiento, las en- primer puesto. Pero a la muerte de su seño-
fermedades, los golpes constantes que sufría ra madre, Clemencia quedó completamente
en la calle cuando convulsionaba y quedaba sola ya que la familia que aún le quedaba
Vive su poesía.
Hernán Vargascarreño
12 CLKMIÍNCÍA TARIFFA
Del libro
E l ojo de l a noche
POESÍA SELECTA
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Por mi condición felina Amentónos
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
en un mecedor azul Llovía,
Morbosa y tímida
la sentí en m i piel
como furia de hombre
como vidrio cernido
como semen bendito.
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Senos Ahora
que hacemos el amor
Suaves, pequeños y tiernos sin mirar qué día es
siempre erguidos, siempre firmes. o sentirnos culpables.
Ahora
Senos de carne blanda que acariciamos las piedras,
grácil figura y vaivén excitante, inclusive,
que invitan a probar gritamos palabrotas.
las delicias de la tez canela. Ahora
Tallados sin aguja n i cincel que el aire es liviano
sobre musgo secreto como el aliento de los niños,
son montes cubiertos de azúcar escribiremos un poema.
para una boca insaciable.
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CLEMENCIA TAJUFPA POESÍA SELECTA
¡Qué labios! Mírenme
bien de día
Sus labios ¡Qué labios! porque
de sangre caliente en las noches
de fibra cereza. m i piel de erizo
Sus labios ¡Qué labios! » se vuelve extraña,
poseen la textura parece u n cordel templado
de copa nueva donde solo u n roble
de copa vacía podría hacer música.
que se llena de cicuta
cuando bebe por m i boca.
Sus labios ¡Qué labios!
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CLEMENCIA TÁKIFFA POESÍA SELECTA
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Llovizna para amar 6:40 p.m.
34 CLEMENCIA TARIFFA
POESÍA SELECTA
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Junio Amigo
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
Trípoli
Pensaba yo,
en la estrechez de su frente,
sus dientes separados
y, a la distancia en que ama.
Tal vez nunca vuelva a sentir
su convexo vientre
besando m i ahuecado vientre.
La tarde hoy,
F o t o : Mtlcíades Arévalo
débilmente se recuesta,
malherida... asombrada.
38 CLEMENCIA TARIFFA
Del l i b r o
Cuartel
POESÍA SELECTA
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Quiero
Vacío
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
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Mayo Brillo
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
que usted ya no me inspira respeto Señoras
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CLEMENCIA TARIPFA POESÍA SELECTA
Sublevación Misiva
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
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Trotando por el más verde y mullido hojas. Entre los huequitos del milimetrado
de los pastos follaje he metido mis largas uñas, y u n
montón de florecillas que del guásimo se
Anoche sah al patio, me sentí observada; desprenden, caen precisas en la taza que m i
recosté las caderas sobre el húmedo césped otra mano ha formado.
y la cabeza reposó en la malva; el patio está
lleno de malvas, sucede cada vez que llueve.
El sereno empieza ahora en octubre, pero
Miré al cielo. Había un gran retazo de pana
sus tardes son tan calientes que aumentaron
y en una esquina pendía la cacerola de
m i deseo de amar. Decido entrar, desnu-
aluminio más grande que jamás haya visto
darme y regar aceite para niños en mis
caribeño alguno; brillaba tanto como acero
ojos pintarrajeados. Luego recuesto m i
caliente. Esa luna me miraba y me veía
delgado cuerpo en el blando sofá, casi
diminuta, ¡qué simpática debí parecerle!
no lo siento; a veces creo que m i poroso
Pero la noche se fue poniendo helada. Me f u i cuerpo se confunde con la espuma. ¡Vaya
a acostar. En el techo de m i cuarto hay cuatro si es delgado! Pero entras tú por el portón
goteras; me gusta dormir libre de ropa; sobre trasero como u n caballo en corral ajeno. Y
la piel, mis vellos. Las gotas resbalan en fila yo, que siempre, siempre estoy seca, voy
india; justo encima del vientre cae una; es humedeciéndome; aguadas columnillas
grande y fría; pero me enrosco, parezco u n destila m i frente; procuro evitar tanto
erizo marino, redondo, crispado. gemido, pero me confundo. Ya no sé si eres
un potro, o simplemente vas trotando por el
Amaneció y volví al patio. Ahora voy hasta el
más verde y mullido de mis pastos.
ciruelo macho; cómo me agrada masticar sus
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
Ser Ojos
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
Nácar Árbol
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CLEMENCIA TARIFFA
POESÍA SELECTA
Enigma Vejez
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
Pasofino ¡Que viva la infidelidad!
sin dejar que pase otra tarde; Yo nunca posei esa virtud,
mucho menos hoy
cuando las violetas pequeñas
será otra tarde
se juntan mudamente
sin sentirme culpable
con los caracolitos ciegos
al verlo pasar,
que salen corriendo del río
sin abrazar el paso de t u hora
perseguidos por inocentes,
n i de la hora mia.
para meterse como hojas largas
en m i verde corazón que se derrama;
mientras tanto, yo sigo gritando:
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
Rumores
No logro entender,
estoy sentada
en el quicio de la ventana caoba;
sus peldaños son de barro.
Oigo m i nombre por todos lados;
repito, no logro entender qué pasa.
N i puedo n i debo pensar en los humanos.
Debo sumergirme completa en el mar,
no salir más y vivir allí con las medusas,
pececillos, corales,
o morir como las plantas marinas
rodeada siempre de caracoles.
Estoy triste; me iré por la callejuela
que de aquí diviso.
Caminaré calle arriba,
seguramente encontraré una flor,
una Cayena, u n fresco lirio.
Creo que si m e tocasen m e tornaría polvo.
Polvo azul.
Así terminamos las mariposas.
76 CLEMENCIA TARIFFA
Dos poemas
fuera de sus l i b r o s
Petición deshonesta
Me pide usted,
honorable señor,
que estrangule
la bohemia que soy,
que le asista
en sus erectas noches,
que sonría siempre
y aprenda
a jugar bridge,
que aparezca a su lado
en las fotos sociales
y registre la firma
en su chequera,
que cuide sus cortos bigotes
con "Lotion for men".
Mejor dicho,
que sea su esposa.
POESÍA SELECTA
A eso, Días
por honestidad y decoro,
debo decir que no. Las nuevas máquinas absurdas
sacan amantes seriados,
huevos delgados...
y una se puede morir por teléfono;
de todos modos
no es por falta de plata u otra cosa
ver la cayena al aire libre
que verla en floristería sin hoja.
De escuchar las noticias tan temprano
me estoy aburríendo de esperar el bus
y sentarme los sábados
en el mismo pretil.
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CLEMENCIA TARIFFA POESÍA SELECTA
E n t r e v i s t a a Clemencia Tariffa
POESÍA SELECTA
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¿Qué es más i m p o r t a n t e e n e l p o e m a : para el poeta es saberse leído por algunos
el r i t m o , l a s i d e a s o l a s imágenes? pocos, y saberse querido por esas líneas que
uno ha logrado arrancarle a la poesía.
R/ En m i caso creo que predominan las ideas,
pero hay lectores que me hacen ver imágenes
de las cuales no era muy consciente antes ¿Por qué u s t e d lee poesía?
de que me hicieran detener en ellas. Pero
R/ No sería yo la mujer que soy sin leer
creo, como creen las mariposas, que cada
poesía. U n buen libro entre mis manos me
idea lleva su ritmo para pintar las imágenes,
es tan urgente como u n hombre entre m i
de manera que las tres combinadas pueden
cuerpo. Pero además quisiera dejar claro que
hacer que el poema brote como una cayena.
no solo leo la poesía de los libros. Soy mejor
lectora de la poesía que está en las calles,
Se a f i r m a que l a poesía es t a r e a de de la poesía que camina con la gente, de la
m u c h o s p e r o oficio de pocos... poesía que se desliza con las sombras de los
R/ Sucede igual que la lectura, es oficio de alares, de la poesía que mueve los árboles
pocos, pero en el fondo sabemos que así y lanza sus pájaros al vértigo, de la poesía
debe ser. La tarea de los muchos que tú sin palabras cuando observo a m i madre
mencionas equivaldría aquí a todas aquellas cosiéndome u n vestido o preparándome
personas que de alguna forma nos alimentan su mejor plato, o incluso, algo que casi no
para que el poema se materialice. Lo bello dicen las poetas, de la poesía bronceada en