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Poblamiento de México
En el caso de la antigüedad de los humanos en México, la obra de referencia es la
investigación de José Luis Lorenzo. En 1967 publicó La etapa lítica en México,8
texto en el que plantea una propuesta de reconstrucción de la historia más antigua
del país con base en ciertos hallazgos arqueológicos que fueron dados por buenos en
su momento pero que han generado polémica. De acuerdo con Lorenzo, la Etapa Lítica
comienza alrededor del año 35000 AP, con la llegada de los primeros seres humanos a
México. Los indicadores más antiguos de esta presencia que fueron considerados por
el autor corresponden a El Cedral, donde se encontraron restos de mamuts colombinos
y equinos (Equus sp.) que tienen muestras de haber sido ingeridos por seres
humanos. Los restos pertenecen a varios horizontes arqueológicos distintos, el más
antiguo fue fechado por radiocarbono entre 30000 y 21000 AP y el más reciente entre
10000 y 8000 AP.9 Otros sitios que Lorenzo consideró para sustentar su propuesta
son la cueva del Diablo (Tamaulipas), Teopisca (Chiapas) y Santa Lucía y Tlapacoya
(estado de México).
La propuesta de José Luis Lorenzo sigue siendo la base sobre la que se escribe la
historia más antigua de México. Ha sido retomada en otras obras de consulta básica
como la Historia general de México, coordinada por Daniel Cosío Villegas;10 o en El
pasado indígena, de Alfredo López Austin y Leonardo López Luján.11 Algunos autores
como Christian Duverger han criticado la extraordinaria antigüedad que los
arqueólogos mexicanos han concedido a los testimonios del proceso de poblamiento de
México, y afirman que se trata de especulaciones que obedecen a necesidades
ideológicas y no a datos concretos. Duverger es partidario de la postura Clovis
primero, y por ello sostiene que no hubo condiciones físicas que pudieran haber
permitido la llegada de los humanos a América antes de 13500 AP.12 En cambio, otros
autores igualmente críticos hacia el trabajo de Lorenzo afirman que, dados los
nuevos descubrimientos en América del Sur, no se debe descartar la posibilidad de
que México haya sido poblado antes de 12000 AP, aunque para demostrarlo hace falta
mucha investigación y encontrar la evidencia arqueológica que soporte esa
cuestión.13
En ese sentido, la evidencia más antigua y libre de controversia —en parte por no
constituir una prueba en contra de la teoría del poblamiento tardío que predomina
en la paleoantropología de América— han sido fechados antes de 12000 AP. Se
encuentran entre ellos los mamuts de San Miguel Tocuila, de 11000 AP y los restos
de Tlapacoya XVIII, fechados alrededor del año 10000 AP.
De acuerdo con el trabajo de José Luis Lorenzo, la Etapa Lítica mexicana se divide
en tres grandes períodos, que son el Arqueolítico, el Cenolítico y el
Protoneolítico. El primero de ellos corresponde a la época anterior a 14000 AP,
época en la que han sido fechados la mayor parte de los controversiales hallazgos
preclovis en territorio mexicano. Los otros dos períodos cuentan con mayor
evidencia e información, pero en general, como se dijo antes, es muy poco lo que se
conoce de este amplio período de la historia de México.
Arqueolítico
Dos de los sitios excavados por Lorena Mirambell en el cerro de Tlapacoya cuentan
con materiales que han sido fechados antes de 13000 AP. En Tlapacoya I se
encontraron los restos de una fogata asociada a unas hojas de obsidiana y otras
piedras. Los restos de esta fogata fueron fechados en 24000 ±4000 AP. En la segunda
trinchera de este sitio se encontraron restos óseos y de otras fogatas, fechados en
21700 ±500 AP; así como restos de fauna extinta hace más de 22 mil años. En
Tlapacoya II se encontró un tronco de un árbol con una hoja de obsidiana
incrustada. El árbol fue fechado en 23150 ±950 AP. Otros arqueólogos se muestran
renuentes a considerar válidos los hallazgos de Tlapacoya, y atribuyen la
asociación del hogar y su forma circular, la obsidiana y los restos orgánicos a
factores ambientales como la acción de otros animales, la mecánica del suelo y los
flujos acuáticos en este lugar que estuvo en la orilla del lago de Chalco. Sin
embargo, también resulta poco plausible que todos estos elementos se encuentren en
el mismo contexto debido a factores no culturales.14
Cenolítico
Protoneolítico o protoagrícola.
Maíz fósil
Protoneolítico: se entreteje en el tiempo con el período anterior, pues va del año
5000 a. C. al 2500 a. C., y está relacionado con el desarrollo de una agricultura
incipiente en ciertas áreas de México, especialmente en el valle de Tehuacán, la
zona Occidente de Jalisco y la región Cuenca del Balsas, donde algunos autores
consideran que tuvo lugar la domesticación del maíz. Esta revolución tecnológica
propició el desarrollo de nuevos instrumentos, con un mejor acabado respecto de los
anteriores, en virtud de un mayor dominio de las técnicas de labrado de piedra. A
lo largo de este periodo, la agricultura se convertirá poco a poco en el principal
medio de subsistencia para el área mesoamericana, con lo cual la historia
precolombina de México seguiría caminos diferentes entre Mesoamérica y
Aridoamérica.
Descubrimiento de la agricultura
Las razones por las cuales ocurrió la transición entre las sociedades de
recolectores-cazadores a las agrícolas sedentarias no han sido bien establecidas.
Algunos autores señalan que probablemente se produjo por incapacidad del sistema
económico de apropiación directa de los recursos naturales para sustentar a una
creciente población. Sin embargo, no se han encontrado indicios de un aumento
demográfico importante al debutar el periodo protoneolítico.
Los cultivos más antiguos de México debieron ser el guaje y la calabaza, cuyos
restos más antiguos datan del final del periodo Cenolítico superior. Más tarde se
domesticaron el frijol, maíz, maguey, nopal, yuca, jitomate, aguacate, amaranto,
chile, zapote, ciruela y algodón. Tiene especial importancia la agricultura del
maíz, base de la civilización mesoamericana. Nuevos fechamientos de los restos
encontrados en Coxcatlán y Las Abejas, en el valle de Tehuacán, arrojan el dato del
año 3000 a. C. durante el cual se dio la generación de la especie Zea mays, a
partir de Zea mexicana (teocintle), que habría ocurrido en la cuenca de México. Sin
embargo, no debemos olvidar la disputa sobre el origen del maíz, al cual ciertos
investigadores lo atribuyen más bien de procedencia andina. Algunos restos
arqueológicos hallados en el Valle de México hacen suponer que ya desde el año 7000
a. C. al 5000 a.C., sus antiguos pobladores fueron capaces de domesticar algunas
especies de plantas comestibles, tales como el chile, aguacate y calabaza (la
especie Cucurbita mixta). Hay hipótesis de que pequeños grupos reunidos en pocas
decenas de personas, llevaban a cabo labores de agricultura, mantenían el terreno
libre de matorrales, cuidaban el crecimiento y daban atenciones necesarias a las
plantas a fin de obtener sus frutos. Esta actividad trajo como consecuencia que
estas plantas ya no fueran capaces de reproducirse por sí solas.