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‘MILLENNIALS’ Y EL CHOQUE GENERACIONAL”

La generación de los millennials siempre ha sido objeto de prejuicios de personas que no logran
entender a esta nueva generación, se les ha acusado de
individualistas, superficiales, narcisistas, consentidos, faltos de compromiso, obsesionados con
las redes sociales… pero a la misma vez también se les considera la generación más preparado
ya que podemos afirmar que son el mejor ejemplo de la «economía compartida» y, de la misma
manera que lo hacíamos antes, también podemos definirlos como críticos, poco materialistas,
comprometidos, digitales y participativos.

Se hace evidente el desencuentro generacional existente que, como afirma la socióloga Belén
Barreiro, es a la vez generacional y tecnológico y divide a España entre la analógica y la digital.
A diferencia de las otras generaciones en esta generación los jóvenes prefieren las redes sociales
a cualquier otra cosa, los modos de obtener y dar información también son diferentes, no se
sientes identificados con la política y se alejan de ella.

La Fundación Felipe González presentaba los resultados del informe comparativo Millennial
Dialogue Spain, un proyecto de la Foundation for European Progressive Studies y el Center for
American Progress realizado en más de 20 países por fundaciones socialdemócratas con el
objetivo de encontrar conjuntamente una solución sobre cómo volver a involucrar a los jóvenes
en la política, comprender sus actitudes y ofrecerles una nueva agenda progresista que incentive
a los jóvenes a involucrarse más.

Según los resultados, los jóvenes de la generación ya mencionada, quieren más política, pero
otra política. No se trata de un desinterés generalizado por lo público sino por la actual forma de
hacer y entender la práctica política, en la que apuestan por otras formas alternativas, menos
convencionales, de movilización y participación. Los datos también muestran la desconfianza
de que se escuche sus opiniones, la desconfianza hacia los políticos y hacia la política en sí que
tienen los jóvenes. Los millennials se sienten poco atraídos por la oferta política existente, y
abandonados por sus representantes, por lo que recurren a otras alternativas para hacer oír su
voz y prefieren movilizarse en las calles y en las redes, haciendo política de manera
diferente, disruptiva, a través del activismo, la movilización y la tecnología.

Los partidos políticos no escuchan ni incorporan las demandas de los jóvenes ni se preocupan
por representar sus preferencias, no se preocupan ni esfuerzan en desarrollar lazos de cercanía
con las futuras generaciones de adultos, que serán sus votantes en el medio plazo. 
Como ya dijimos antes el desencuentro generacional hace a muchas personas juzgar y acusar a
los millennials de narcisistas y egoístas ya que no los logran entender y tampoco lo intentan. Las
etiquetas y encasillar personas en algo determinado es rechazado por los millennials. Han
decidido que su compromiso social empieza por su compromiso vital, tomar la iniciativa de
hacer el cambio que ellos mismos quieren y desean ver, empezar por ellos mismos el cambio,
no sabemos todavía si ese cambio es más aparente que real, pero tenemos la obligación de
escuchar para poder entenderlos ya que sería muy cínico de nuestra parte el no hacerlo.

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