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EL HOMBRE QUE CAMBIO SU CASA POR UN TULIPAN

PRELIMINAR

El autor nos recuerda que estamos inmersos en una gran crisis desde 2008, pero que no
es la primera ni la última crisis mundial.

Recuerda cómo se vivió el crac de 1929 y trata de extraer pautas de comportamiento


comunes: todo el mundo creía saber de economía, el mercado se movía con un volumen
de negocio nunca visto y, lo más llamativo de todo, existía una fe irracional en que el
crecimiento sería ilimitado. El resultado es siempre el mismo: la euforia da paso a la
recesión porque llega un momento en el que el crecimiento no puede continuar, ya que es
artificial.

Así pues, el autor enuncia una doble finalidad de su ensayo:

Por un lado, la de prevención (aunque a nivel personal: la crisis global es inevitable, pero
el autor pretende evitar que el lector mal informado se deje llevar por la euforia
especuladora e incurra en el llamado síndrome del necio).

Por otro lado, la de orientar al lector acerca de lo que le espera en el futuro.

La estructura del libro consta de dos partes:

La primera es descriptiva.

La segunda, explicativa.
LA PRIMERA PARTE.

Se titula “Las mayores burbujas de la historia”, y analiza varios ejemplos de burbujas


financieras, de las que extrae elementos comunes a la actual y lecciones que es necesario
aprender para no caer en otras burbujas similares.

Las burbujas son las siguientes:

1) La fiebre de los tulipanes (1636-1637), que da título al libro, ya que llegó un momento
en el que corrió el rumor de que algunos aprendices de especuladores habían llegado a
ofrecer sus posesiones a cambio de la compra de bulbos de tulipán. Todo ello sucedió
poco antes de que el mercado de venta de bulbos de tulipán reventase. Las enseñanzas
que extrae el autor son las siguientes: el pago a crédito potencia la burbuja, que se ve
reforzada por el factor ostentación (el objeto sobre el que se especula da estatus) y se
parte de la base de que el precio del bien sobre el que se especula aumentará de manera
indefinida.

2) La burbuja de los Mares de Sur (1711-1720) se caracteriza por la intervención del


Estado, que ofrece canjear letras del Tesoro sin valor a cambio de acciones de una
compañía que opera a una escala y con un margen de beneficio menor de lo que se cree.
Esta burbuja se agrava por el efecto demostración: puesto que personajes famosos como
Isaac Newton invierten en la Compañía de los Mares del Sur, todo el mundo cree que las
acciones son fiables. En realidad, no lo son, pero hace falta que un famoso se arruine
junto con el resto de inversores para que éstos se den cuenta de su error.

3) El crac de 1929. El autor alerta acerca de un mal síntoma: si hasta el limpiabotas (o el


taxista, extrapolando a la actualidad) hablan de economía e invierten en Bolsa, mal
asunto. Fue la primera burbuja que produjo una crisis de dimensiones mundiales, quese
tradujo en una caída de los valores bursátiles de hasta el 90 por 100, y de la que la
economía tardo décadas en recuperarse (y lo hizo, paradójicamente, gracias a la Segunda
Guerra Mundial). Los pagos aplazados, las compras apalancadas (es decir, con
préstamos) y las bajadas de los precios de los bienes más allá del nivel que se creía «de
mínimos» son las grandes enseñanzas de esta burbuja.
4) El eclipse del Sol Naciente es el título que Trias de Bes da a la burbuja inmobiliaria
japonesa, que comenzó en la década de 1990 y de la que Japón todavía no se ha
recuperado, casi veinte años después. Considera esto como una advertencia, pues es la
burbuja que más se parece a la que sufre España en la actualidad. Al especular en un
producto como el suelo, el dinero fluye en grandísimas cantidades, por encima de la
producción real, con lo que hay cada vez más activos. Se crea la idea, falsa, de que quien
más ha especulado tiene más dinero, pues no se tiene en cuenta que, cuando se
desplomen los precios, el valor del suelo va a disminuir de manera drástica. Dado que se
gana dinero de manera muy fácil, se invierte mucho y de manera descontrolada, con lo
que el estallido de este tipo de burbujas es mucho más espectacular.

5) La crisis subprime (2006). Es la crisis en la que estamos inmersos, y se forma a partir


de la proliferación de créditos e hipotecas a clientes de riesgo. La venta de paquetes de
préstamos entrebancos hace que se multipliquen los activos tóxicos, con lo que, cuando la
burbuja estalla, todo el sistema económico ha sido contaminado y, literalmente, hay
billones de dólares que dejan de existir o que tal vez nunca hayan existido. Al refinanciar
la deuda, se agrava el problema. Asimismo, en los momentos de euforia nadie se molesta
en informarse acerca de la fiabilidad de los activos que está adquiriendo, dado que se
pueden revender sin problemas… hasta que ya no se pueden revender. La garantía del
dinero prestado para la inversión es el propio bien con el que se especula.

LA SEGUNDA PARTE

Se titula “El síndrome del Necio y su propagación”, y trata de ofrecer la explicación de las
burbujas. El autor deja claro que “necio” no es un juicio de valor, sino que literalmente
significa “que no sabe”.

El autor ofrece los diez síntomas que, según él, caracterizan al necio y codicioso que
suele salir trasquilado en toda burbuja económica. Antes de enumerarlos, explica que hay
dos factores que favorecen su aparición. El primero es haber vivido en una época de
prosperidad. El segundo, vivir en una época de política económica expansiva, es decir,
que haya mucho gasto público y/o acceso abundante al crédito.
Así pues, los síntomas del síndrome del Necio son los siguientes:

1) Exceso de confianza.

2) Engaño consentido o autoengaño

3) Envidia del beneficio ajeno

4) Gula de dinero

5)Lógica irracional

6) Confundir valor y precio

7) No reconocer que no se sabe

8) Toma excesiva de riesgos

9) Creencia en la demanda infinita

10) Tardanza en asumir la pérdida.

Enunciados estos síntomas, el autor retrata cómo se produce la propagación del


síndrome, cómo se pasa de la especulación financiera a la recesión económica. Para ello
se vale de un ejemplo brillantísimo propuesto por el premio Nobel Paul Krugman, quien
urde un sistema económico basado en la hipotética demanda de un modelo real; el
sistema por el que los funcionarios de Washington acordaron convertirse en canguros de
los hijos de sus compañeros de profesión, a cambio de incentivos varios. En poco tiempo
se produjo una alta especulación, pues había funcionarios que apenas salían y se ofrecían
como canguros de sus compañeros, y otros que dilapidaban sus recursos.

De este modo, el autor perfila varios tipos de burbujas.

1) Burbujas de grado 0. Es de carácter psicológico, ya que la economía apenas se retrae y


no hay desempleo.
2) Burbujas de grado 1. Se financia con ahorro. Los precios suben de manera moderada y
apenas se genera desempleo. Un ejemplo fue la burbuja de los tulipanes.

3)Burbujas de grado 2. Se financia con el endeudamiento de los participantes, en concreto


a través de préstamos. Ejemplos: la burbuja de la Compañía de los Mares del Sur y la
burbuja de las empresas puntocom. El paro sube y la economía aumenta al haber más
dinero en circulación gracias a los créditos.

4)Burbujas de grado 3. Se recurre a préstamos procedentes de la banca internacional,


pues ya no basta con la banca nacional. La inflación es notable, así como el paro y la
cantidad de gente que se arruina. Ejemplo: el crac de 1929.

5)Burbujas de grado 4. Se refinancia la morosidad, lo que conduce a frecuentes quiebras


bancarias y, por supuesto, una elevada inflación y posterior deflación, así como un
desempleo brutal. Ejemplos: la crisis de Japón y la crisis de las subprime.

6)Burbujas de grado 5. Añade un elemento nuevo que hace que su crudeza sea
indiscriminada: algunos bienes de consumo (como la vivienda) se convierten en objetos de
la burbuja. La economía queda dañada de manera prolongadísima. Es la crisis en la que
vivimos en la actualidad.

Visto esto, el autor se hace cinco grandes preguntas que pueden sernos de utilidad de
cara a prevenir futuras burbujas:

1) ¿Adónde ha ido a parar el dinero de la especulación?

2) ¿Qué supondrá la crisis mientras no se solvente?

3) ¿Cuánto durará la crisis? Parece haber una regla general: se tarda en salir de la crisis
más o menos el mismo tiempo que se ha tardado en caer en ella. Podríamos estar
hablando de una década, como mínimo.

4) ¿Dónde están las responsabilidades?

5) ¿Qué hemos aprendido?


El autor no busca chivos expiatorios, sino explicar la parte de responsabilidad que
corresponda consumidores, banqueros y gobiernos.

Nadie sale bien parado, a decir verdad. Aun así, extrae varias enseñanzas de esta crisis:

Los bancos centrales no deben mantener los tipos bajos tanto tiempo

No puede prestarse atención sólo a los precios

Se ha permitido a los bancos de inversión campar a sus anchas

Las agencias de rating deberían cobrar en función de las valoraciones de riesgo (y no de


la cantidad de productos que valoran)

Las agencias de tasación no deberían valorar los inmuebles a precios insostenibles a


corto plazo si los bancos prestan a largo plazo

Los bancos comerciales deben ser fieles a sus criterios de prudencia

Los reguladores deben mantener su independencia con respecto a factores externos (o


sea, política y empresarial)

No deberíamos habernos endeudado tanto

Los políticos no pueden frenar las burbujas (pues sus objetivos son siempre a corto plazo
ganar elecciones, mientras que los del sistema económico son a largo plazo)

Necesitamos medios de comunicación independientes

Y hay que saber educar a todo el sistema económico acerca de las burbujas.
EPÍLOGO

El autor nos alerta acerca de cuáles pueden ser las próximas burbujas, y llega a una
conclusión honesta no se puede saber.

Además, la gente siempre olvida los errores pasados y, en cuanto vuelva a generarse
confianza en el mercado, repetiremos el esquema y volveremos a las andadas.

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