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Biografia de Lucas
Biografia de Lucas
(Bodmer Papyrus XIV [p75]), indica del siglo II o inicios del III, nombra a Lucas como autor. Al
resumir la importancia del testimonio de la iglesia primitiva para la autoría de Lucas del tercer
evangelio, Robert H. Stein escribe: 16 Tal unanimidad en la tradición es impresionante En general
tan indiscutible y antigua tradición se debería aceptar a menos que hubiera una buena razón para
lo contrario. Esto es especialmente así cuando se nombra a una personalidad secundaria en la
iglesia primitiva y a un no apóstol como el autor de una cuarta parte de todo el NT. (Luke, The New
American Commentary [Nashville: Broadman & Holman, 1992], p. 21). El último punto de Stein es
especialmente significativo. Los evangelios apócrifos fueron atribuidos a personalidades muy
conocidas, tales como Pedro. ¿Por qué alguien que forjaría una obra, que pretende provenir de
uno de los compañeros de Pablo, habría elegido al relativamente desconocido Lucas en lugar de
alguien más prominente? Otra prueba de que Lucas escribió Lucas y Hechos viene de los llamados
pasajes nosotros en Hechos, donde el uso del escritor del pronombre en primera persona indica
que estaba viajando con Pablo (16:10-17; 20:5-21:18; 27:1 28:16). Por tanto, el escritor de Hechos
no podía ser ninguno de los colaboradores de Pablo mencionados por nombre en esas secciones
(p. ej., Silas, Timoteo, Sópater, Aristarco, Segundo, Gayo, Tíquico y Trófimo). Por proceso de
eliminación, eso deja a Lucas y Tito entre los colaboradores de Pablo como los posibles autores de
Lucas y Hechos. Sin embargo, nadie ha argumentado seriamente a favor de Tito como el autor, lo
que deja a Lucas, como el testimonio unánime que la iglesia primitiva afirma (
FECHA, LUGAR, DESTINATARIOS
Lucas fue escrito antes que Hechos, el cual es una continuación de este evangelio (Hch. 1:1), por
tanto la inquietud de cuándo se escribió está relacionada de cerca con la fecha de Hechos.
Algunos eruditos liberales fechan a Lucas en el siglo II. Sostienen que su autor extrajo algo de su
material del historiador judío Flavio Josefo, quien escribió a finales del siglo I. Pero las diferencias
entre los dos relatos son muy superiores a las similitudes (cp. Alfred Plummer, A Critical and
Exegetical Commentary on the Gospel According to St. Luke, The International Critical
Commentary [Edinburgh: T. & T. Clark, 1969], xxix; D. Edmond Hiebert, An Introduction to the New
Testament, Volume One: The Gospels and Acts [Chicago: Moody, 1979], p. 137). A mediados del
siglo II, el hereje Marción incluyó su versión revisada de Lucas como el único evangelio en su
canon de las Escrituras. Si Lucas se hubiera escrito solo poco tiempo antes no podría haber
llegado a ser tan ampliamente respetado en la iglesia para que Marción lo hubiera elegido.
Tampoco un escritor del siglo II pudo haber consultado testigos presenciales de la vida y el
ministerio de Jesús (Lc. 1:2-3); la mayoría, si no todos ellos, habrían estado muertos. Eruditos
conservadores han propuesto dos fechas para Lucas y Hechos: entre el 70 y el 80 d.c. (tras la
finalización del Evangelio de Marcos), o alrededor del 60 d.c. (cerca del final del primer
encarcelamiento romano de Pablo). El principal argumento para la última fecha es el supuesto uso
de Lucas del Evangelio de Marcos como fuente. Ya que a Marcos por lo general se le fecha
después de la muerte de Pedro durante la persecución instigada por Nerón, Lucas tendría que
haberse escrito aún más tarde. No obstante, la prioridad de Marcos nunca se ha establecido, y la
ausencia de cualquier evidencia para ello ha llevado a los eruditos a cuestionar la dependencia de
Lucas en el Evangelio de Marcos (p. ej., Robert L. Thomas y Stanley N. Gundry, eds., A Harmony
of the Gospels [Chicago: Moody, 1979], pp ; Eta Linnemann, Is There a Synoptic Problem? [Grand
Rapids: Baker, 1992]; Robert L. Thomas y F. David Farnell, eds., The Jesus Crisis [Grand Rapids:
Kregel, 1998], especialmente los caps. 1, 3, 6). Ya que no se puede establecer la dependencia de
Lucas en Marcos, el argumento por la última fecha se viene abajo. Multitud de datos apoyan la
primera fecha para los escritos de Lucas y Hechos. Tal fecha explica mejor el final abrupto de
Hechos; Lucas no menciona la liberación de Pablo ni sus posteriores viajes porque, cuando
escribió Hechos, el apóstol aún se hallaba en la cárcel. Además, en los escritos de Lucas no se
menciona ningún acontecimiento posterior al año 61 d.c., que incluyen sucesos tan importantes
como la muerte de Jacobo, el hermano de Jesús y cabeza de la iglesia en Jerusalén (alrededor del
62 d.c.); la persecución de Nerón, durante la cual Pedro y Pablo fueron martirizados (a mediados
de la década del 60 d.c.); 17
Por último, Lucas no se refiere a las epístolas de Pablo, lo que sugiere que escribió Lucas y
Hechos antes de que la colección de tales epístolas circulara ampliamente en la iglesia. La
explicación más natural para esas omisiones es que Lucas escribió su evangelio y el libro de
Hechos antes de que ocurrieran esos acontecimientos. Por tanto, la mejor fecha para el Evangelio
de Lucas es d.c. No se sabe con seguridad dónde escribió Lucas su evangelio. Algunos en la
iglesia primitiva especularon que lo escribió en la provincia griega de Acaya; otros sostienen que
fue en Roma. Puesto que Lucas se hallaba con Pablo durante el encarcelamiento de este último en
Roma (cp. Col. 4:14; Flm. 24), la última posibilidad es la más probable. Según veremos en el
capítulo 1 de esta obra, Lucas dirigió su evangelio a un hombre llamado Teófilo y, por extensión, a
otros gentiles. Evitó usar términos arameos que serían desconocidos para sus lectores gentiles (p.
ej., Abba, rabí, hosanna, Gólgota), y les explicó tradiciones judías (p. ej., 22:1, 7) y la geografía de
Israel (p. ej., 1:26; 4:31; 23:51; 24:13).
PROPÓSITO
El propósito de Lucas al escribir su evangelio fue para que conozcas bien la verdad de las cosas
en las cuales has sido instruido (1:4; véase la exposición de ese versículo en el cap. 1 de esta
obra).
Identidad
Lucas se revela como médico e historiador, así como teólogo y pastor. LUCAS, EL MÉDICO E
HISTORIADOR Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que
entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron
con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber
investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, (1:1-3a. Lo único que se sabe de la
vida de Lucas, antes de convertirse en uno de los acompañantes de Pablo en la extensión del
evangelio, es que era médico. En Colosenses 4:14, Pablo se refirió a su querido amigo como
Lucas el médico amado.
A. Lucas lo Escribió Aunque no todos están de acuerdo con ello, la tradición que atribuye el
tercer Evangelio a Lucas, a quien Pablo llama “el médico amado” (Col. 4:14), tiene el peso
de la evidencia en su favor.
Era: 1. Un hombre de Antioquía de Siria, con estrechos lazos—quizás residió allí más tarde—en
Filipos. Su interés en Antioquía es claro por las muchas referencias a esa ciudad (Hch. 11:19–27;
13:1–3; 14:26; 15:22, 35; 18:22). Y en cuanto a Filipos, es fácil entender el modo en que habla de
ella en Hch. 16:12, si esa ciudad fue su ciudad adoptiva. Además, como se mostrará, Filipos fue el
lugar donde Lucas quedó cuando Pablo siguió viaje y el lugar donde Pablo lo recogió nuevamente.
2. Un convertido del mundo gentil, probablemente griego. Aunque hay quienes niegan esto, la
interpretación más razonable de Col. 4:14—cf. 4:10, 11, y sobre ambos véase el C.N.T. sobre Col.
4:10–15—todavía es que Lucas no era judío. No tenemos modo de saber cuando ocurrió su
conversión a la religión cristiana (pero véase Hch. 11:19–24), ni tampoco sabemos si antes de
convertirse había sido o no prosélito de la fe judía. Según la voz de la tradición, Lucas era griego. La
exactitud, la amplitud y belleza de su estilo griego—véase punto V A—concuerdan con esta
creencia. A. T. Robertson, en su libro Luke the Historian in the Light of Research, Nueva York, 1923,
p. 18, usa como otro argumento para probar que Lucas era griego el hecho de que el escritor de
Hechos llama “bárbaros” a los habitantes de Malta (Hch. 28:2, 4). Pero aun cuando el término
bárbaros puede significar “no griegos”—sea por descendencia o cultura o ambas (cf. Ro. 1:14)—
¿significa esto necesariamente que aquel que los describe de ese modo debe ser un griego?
Nótese la amplia connotación dada a la palabra bárbaro en 1 Co. 14:11. En la p. 21 del mismo
libro, Robertson usa aún otro argumento para mostrar que Lucas tiene que haber sido griego. Su
razonamiento implica el silogismo: a. Tito era griego (Gá. 2:3). b. Lucas era hermano de Tito (2 Co.
8:18; 12:18). c. Por lo tanto, Lucas también tiene que haber sido griego. Pero ya se ha indicado que
esta interpretación de la palabra hermano en los pasajes de Corintios no es la única posible y
quizás no sea la mejor. Muchas historias fantásticas se han tejido en torno a Lucas, persona acerca
de la cual sabemos realmente muy poco. Por ejemplo, se ha sugerido que Lucas había sido esclavo
de Teófilo. Este, reconociendo la extraordinaria inteligencia y bondad de corazón del esclavo, le
dio la [p 23] libertad. Además, lo matriculó a Lucas en la famosa facultad de medicina que formaba
parte de la universidad de Tarso. En esta universidad Lucas conoció a “Saulo de Tarso”. Los dos se
hicieron amigos y siguieron siéndolo. La conversión de Saulo—esto es, Pablo—condujo a Lucas a
su conversión. Lucas, por su parte, estimuló el interés de Teófilo en la religión cristiana. Etc. etc. R.
Lloyd ha escrito un libro muy interesante que tiene el título The Prívate Letters of Luke, Nueva
York, 1958. Pero, aparte de todo esto, la mejor evidencia acumuladora en pro de la idea de que
Lucas probablemente era griego, podría ser todavía: Col. 4:10, 11, 14; el griego del prefacio (Lucas
1:1–4); y la voz de la tradición.
(a) escribió un Evangelio; y (b) predicó el evangelio. Lo predicó, pero más aun, mostraba su poder
en su propia vida. No es extraño que Pablo lo llamase “el médico amado”. En consecuencia, Lucas
era realmente Un médico misionero. ¡Como tal fue precursor de todos los médicos misioneros por
medio de los cuales, desde entonces, se han visto abundantemente enriquecidas la iglesia y la
humanidad. 17 4. Una persona amable y compasiva. No es sin razón que Pablo y Lucas eran
amigos cordiales. Sus corazones se veían arrastrados por el espíritu de benevolencia activa y
compasiva. Por lo tanto, no es extraño que el Evangelio de Lucas abunde en relatos que revelan la
bondad de Cristo hacia los menos privilegiados. Véase bajo el punto V D. [p 24] 5.
¿Un pintor? Una leyenda muy antigua lo describe así. Para más acerca de esta leyenda, véase en
A. Plummer, The Gospel According to St. Luke (The International Critical Commentary), Nueva
York, 1910, pp. xxi, xxii. Ya no se puede determinar si está basada o no en hechos. Deben evitarse
cualesquiera deducciones extravagantes. Roger Van der Weyden (1400–1464) pintó “San Lucas
pintando la virgen”, ¡en que ella tiene al niño Jesús en brazos! Es verdad que en sus libros (tanto el
Evangelio como Hechos) Lucas describe las escenas tan vívidamente que los artistas han usado
muchos de sus temas. El cuadro que se da más abajo, aunque incompleto, es una lista de diversos
artistas que han pintado pasajes tomados de Lucas.
6. Compañero de viaje de Pablo. No es verdad que Lucas haya acompañado a Pablo en “todos sus
viajes”. A veces está con el apóstol; otras veces no. Al describir los viajes de Pablo, Lucas
frecuentemente usa el pronombre él con referencia al apóstol. Sin embargo, a veces sin cambiar el
estilo del relato,3 hay una transición de “él” a “nosotros” y de “su” a “nuestro”. Según lo que
probablemente es el mejor texto griego, la primera sección “nosotros” describe los hechos que
ocurren en el segundo viaje misionero de Pablo (Hch. 15:36–18:22).
La fecha de todo el viaje es probablemente 50/51–53/54 d.C. La primera sección “nosotros” está
en Hch. 16:10–17, que relata ciertos acontecimientos que ocurren en el viaje de ida. Se nos dice
que Lucas se juntó con Pablo en Troas. Es aquí donde el apóstol, en una visión, recibe un llamado
de un varón macedonio: “Pasa y ayúdanos”. Pablo presta oídos a este llamado convencido de que
Dios le está ordenando hacerlo. Así que, después de cruzar el mar hacia Europa, los misioneros—
Pablo, Silas, Timoteo y Lucas—realizan sus labores espirituales en Filipos. Aquí se forma el núcleo
de una iglesia muy—quizás la más—leal y generosa (de su tiempo). Muy pronto llega a ser el “gozo
y corona” de Pablo, como la describe varios años más tarde. Véase Fil. 4:1, 15, 16. Aquí se
convierten Lidia y el carcelero. ¡Cualquier iglesia que pueda contar con tales personas entre sus
miembros, incluyendo también a Lucas y está dispuesta a seguir su ejemplo, es ciertamente
bienaventurada! Parece que cuando los demás misioneros parten de Filipos (Hch. 16:40), Lucas se
queda allí. En Filipos, mucho después, vuelve a reunirse [p 25] con Pablo (20:6). Esto fue durante el
tercer viaje misionero de éste (Hch. 18:23–21:16). La fecha para todo ese viaje es probablemente
53/54–57/58 d.C. En él se incluye una sección “nosotros”: 20:5–15 (o, 20:6– 16), y el comienzo de
otra (21:1–16). Es durante la etapa de regreso que Lucas nuevamente se ve en compañía de Pablo.
En el viaje a Jerusalén Pablo y sus compañeros visitan a la iglesia en Troas. Allí Lucas asiste a un
culto de adoración que se alargó demasiado. Cuando “Pablo prolongó su discurso hasta la
medianoche”, un joven llamado Eutico, ya bien dormido, se cae desde la ventana del tercer piso y
lo recogen muerto. Por la intervención de Pablo revive en forma milagrosa. En vista de esta
“resurrección”, ¿es posible que aun el creyente más estricto y sincero en la doctrina de la divina
providencia—y todos nosotros debemos ser tales creyentes—con su implicación de que
estrictamente hablando, nada ocurre “por casualidad”, pudiera olvidar el nombre de este joven,
Eutico (esto es, afortunado, suertudo)? La siguiente parada es Mileto, ubicada en la costa
occidental de Asia Menor, al sur de Efeso. Es aquí donde ocurre la emotiva reunión con los
ancianos de Efeso. Aunque la sección “nosotros” (20:5–15, o 20:6–16, si se prefiere) no incluye el
relato de esta reunión de despedida, la forma gráfica en que se describe lo ocurrido (véanse los vv.
17–38) probablemente indique que Lucas mismo estaba presente; esto es, que él también está
entre quienes al final de la reunión se arrodillan y oran. En todo caso, cuando comienza el capítulo
21—y con ello la segunda sección “nosotros” correspondiente al tercer viaje misionero (en total, la
tercera sección “nosotros”)—Lucas está nuevamente, o “todavía” con Pablo. El grupo pasa siete
días en Tiro. Después de otra emotiva “despedida” (21:5), el grupo aborda el barco y después de
una breve escala en Tolemaida, pasa algún tiempo en Cesarea. Lucas está presente cuando Agabo,
en forma simbólica, anuncia la inminente pérdida de la libertad que sufrirá Pablo. El médico
amado está entre aquellos que acompañan al apóstol a Jerusalén. Y con la llegada a esa ciudad
termina el tercer viaje misionero y también la sección “nosotros” en lo que corresponde a ese
viaje. La siguiente etapa en el relato trata de las experiencias de Pablo en Jerusalén y Cesarea
(Hch. 21:17–26:32). Un mejor modo de expresar esto sería decir que lo que aquí se ofrece
representa otra etapa de la obra que Cristo desde su excelso trono en el cielo está realizando por
medio de los trabajos de Pablo y aquellos que están junto a él. Véase la fraseología utilizada en
Hch. 1:1. Es Jesús mismo quien, por la agencia de seres humanos, está “haciendo” y “enseñando”.
La sección “nosotros” que comenzó en 21:1–16 pasa a esta nueva sección, lo que es claro por el
uso de “llegamos”, “nos” y “nosotros” en 21:17, 18. Además, es tan estrecha la secuencia del
pensamiento entre [p 26] estos pasajes “nosotros” y el que sigue inmediatamente en vv. 19ss, que
a pesar de la ausencia de estos pronombres hasta que se llega al capítulo 27, muchas autoridades
incluyen la mayor parte o todo el capítulo 21 en una sección “nosotros”. Si esta conclusión es
correcta, como es muy posible que sea, Lucas es testigo de los hechos que ocurren en Jerusalén: la
conferencia con Jacobo, los incidentes incitantes experimentados por Pablo cuando la
muchedumbre le echó mano en el templo y su rescate y arresto formal por el tribuno militar.
Hechos 22 relata el discurso de Pablo al pueblo desde las gradas de la fortaleza Antonia; el capítulo
23 relata la defensa del apóstol ante el Sanedrín. El sobrino de Pablo frustra una confabulación
para matar a Pablo. Fuertemente custodiado, Pablo es enviado a Cesárea donde Félix, el
procurador, tiene su residencia. Nada se logra con las audiencias ante Félix y Pablo queda en
prisión hasta que Festo sucede a Félix (Hch. 24). Luego, a fin de no ser llevado a Jerusalén para ser
enjuiciado, Pablo, haciendo uso de su derecho como ciudadano romano, apela a César (Hch.
25:11). De modo que después de una audiencia ante Herodes Agripa II, estando presente Festo
también (Hch. 26), Pablo zarpa hacia Roma (Hch. 27).
¿Dónde estaba Lucas durante el encarcelamiento de Pablo en Cesarea? Nada sabemos de él. ¿Es
posible que durante los dos años hay a estado haciendo trabajos de investigación? ¿Estaba
reuniendo el material para su Evangelio? Lo que sabemos con exactitud es que cuando en calidad
de prisionero el apóstol emprende el viaje hacia Roma, Lucas está a su lado. Sabemos esto porque
en 27:1 comienza otra sección “nosotros”, la final. A través de todo el viaje a Roma, en los tres
barcos (27:2; 27:6; 28:11), Lucas está con Pablo. Los pronombres nos y nosotros se encuentran
liberalmente esparcidos a través de todo 19 el pasaje desde Hch. 27:1 hasta 28:16. Según algunos
escritores, 28:16 señala el fin de esta sección “nosotros” que es la final. En un sentido tienen
razón. Pero, considerando el hecho de que (a) el resto del capítulo 28 está estrechamente
relacionado en su contenido material con lo que precede en forma inmediata, y (b) Pablo mismo
nos informa que Lucas está con él como un colaborador altamente apreciado (Col. 4:14; Flm. 24),
otros intérpretes incluyen todo el capítulo 28, en la última sección “nosotros”. En Roma “el médico
amado” debe haber visitado al preso con mucha regularidad, y debe haberle ayudado en muchas
formas. 28:30 muestra claramente que tales visitas eran posibles. Inteligencia, sabiduría,
habilidad, corazón y mente cálidos, lealtad a Cristo, a su causa y a sus seguidores, especialmente a
Pablo, eran cualidades que hacían de Lucas una personalidad inovidable. [p 27] Como se indicó
anteriormente, Lucas—solamente él—estaba con Pablo también durante su segundo
encarcelamiento en Roma, el que lo condujo a la muerte.
“Sin tener esposa ni hijos, Lucas durmió a la edad de ochenta y cuatro años en Beocia”. Así,
como hemos visto, dice el Prólogo antimarcionita. 7. Escritor del tercer Evangelio. Esto ya lo
establecimos. II. ¿Por qué lo escribió?
A. Propósito inmediato: Poner en manos de una persona altamente estimada por el escritor,
esto es, Teófilo—que significa “amado por Dios”—un relato exacto de los asuntos
relacionados con Jesús, asuntos en los cuales el destinatario ya había recibido algo de
instrucción, y hacerlo con interés en el bienestar espiritual de esa persona. Es claro que el
evangelista es amigo de la persona a la que se dirige y que la tiene en alta estima. ¿Era
Teófilo ya un creyente en el Señor Jesucristo? Si es así, Lucas escribe para fortalecerle la
fe. Por otra parte, ¿es el destinatario una persona que no ha ido más allá de ser solamente
una persona profundamente interesado? Si es así, Lucas escribe para conducirlo a una
decisión, para que con corazón y mente y voluntad pueda rendirse a Cristo como su Señor
y Salvador. Una cosa parece cierta: Teófilo, asediado de todos lados por historias, rumores
y contra rumores en cuanto a Jesús (véase Hch. 28:22b), necesita un relato
completamente fidedigno y organizado en forma sistemática con respecto a los hechos
que se centran en Jesús. Véase más acerca de Teófilo en la explicación de Lc. 1:1–4. Se ha
sugerido que el Evangelio de Lucas es un tratado defensivo o apología, y que el evangelista
escribe como si lo dedicara a Teófilo con el fin de probarle que en ningún sentido hay
conflicto entre la religión cristiana y los intereses de Roma
B. También es verdad que cualquiera haya sido el propósito de Lucas al escribir Hechos, la
segunda parte de ese libro (cap. 13–28; especialmente 15:36–28:31) proclama a gran voz
la grandeza de Dios según se revela en la obra de Pablo, hombre que estaba orgulloso de
su ciudadanía romana (Hch. 22:28) y muy humildemente agradecido por su ciudadanía en
el reino de los cielos (Fil. 3:20). No obstante, cuando el evangelista mismo declara su
propósito de escribir el Evangelio (Lc. 1:4), no menciona ninguna de estas cosas. En la
medida que están presentes, permanecen en segundo plano. Además, el énfasis indebido
en la idea de que Lucas y Hechos tenían el propósito de ser una apología en favor de Pablo
no contesta la pregunta por qué, si esto fuera así, se incluye tanto material superfluo para
el logro de esa meta en particular. Basando nuestra respuesta principalmente en Lc. 1:1–4,
queda en claro que la preocupación primaria o inmediata de Lucas era el bienestar
espiritual de Teófilo, en el sentido ya señalado.
C. B. Propósito intermedio: Instruir al investigador serio y fortalecer la fe de los creyentes,
especialmente de aquellos que se habían reunido o se estaban reuniendo del mundo
romano de habla griega, los convertidos del paganismo.
D. Orígenes sostenía que el Evangelio de Lucas fue escrito “por amor de los convertidos
gentiles”. Lucas debe haber considerado a Teófilo como representante de ese gran grupo
de contemporáneos que ya se habían entregado a Cristo o que estaban pensando
seriamente en hacerlo. Investigadores honestos y cristianos nuevos estaban incluidos en
su campo de visión. Debe haber habido mucha gente que recientemente había entrado a
la iglesia, así como muchos que se estaban preparando para dar este paso. Tales personas,
como Teófilo, necesitaban más instrucción en la historia de la redención, y en la doctrina y
ética cristianas
E. C. Propósito final: Alcanzar a todas las naciones—incluyendo aun a los samaritanos—para
el Dios Trino revelado en Cristo. Véanse Lc. 2:32; 3:6; 4:25–27; 9:51–56; 10:25–37; 17:11–
19; 24:47.
Divisiones en el Evangelio de Lucas
Sección I Lucas 1:1–9:50 --------------------------Unos 8 5/6 capítulos, 58 secciones
Sección II Lucas 9:51–18:14-------------- --------Unos 8 3/6 capítulos, 46 secciones
Sección III Lucas 18:15– 24:53----------------- --Unos 6 4/6 capítulos,42 secciones
Todo ----------------------------------------------------24 capítulos,146 secciones
ETICA
Lucas enfatiza el triple deber de la humildad—la madre de la gratitud—la honra y el servicio. Con
respecto a la humildad, véanse [p 61] Lc. 9:46–48; 22:24–30; en cuanto a la gratitud, 17:11–19. La
honra, incluyendo elementos tales como humilde petición, alabanza, etc., se enfatiza en 10:38–
11:13. El servicio se ilustra en forma inolvidable en 10:25–37. El Cristo descrito por Lucas entró en
un mundo lleno de distinciones de clase y barreras: raciales, nacionales, sociales, sexuales. El
insistió que por medio de la aplicación de una amor abnegado y sacrificado hacia todos fuesen
rotas estas barreras (4:25–27; 7:9, 36–50; 8:3; etc.). Debemos amar aun a nuestros enemigos
(6:35), debemos proclamar el evangelio a todas las naciones (24:47) y en nuestro entusiasmo por
la causa de las misiones no debemos olvidarnos de fortalecer a los hermanos (1:1–4). Todo esto
debe ser hecho “para la gloria de Dios” (2:14, 20; 5:25; 18:43; 24:53).
1:1-3a Lucas historiador cuidadoso que usaba métodos creíbles de investigación y escritura, y
que basaba su contenido en narraciones de testigos oculares. Segundo, el uso de Lucas de esas
fuentes coloca a su evangelio dentro de la tradición ortodoxa. Su obra no fue un evangelio extraño,
diferente o hereje. El relato de Lucas era coherente con la enseñanza de los apóstoles (cp. Hch.
2:42), con la de testigos y, en especial, de los otros escritores de los evangelios inspirados por el
Espíritu (cp. Jn. 20:30-31; 21:24-25). Al escribir su evangelio, Lucas utilizó material de fuentes
fidedignas tal como se lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos. Esos mismos
hombres (un artículo definido en el texto griego modifica ambos grupos) más adelante se
convirtieron en ministros (cp. 1 Co. 3:5-9; 4:1; 2 Co. 3:6) de la palabra (un sinónimo para el
evangelio [cp. 5:1; 8:11-13, 15; Hch. 6:4; 8:4, 14, 25; 10:36; 11:1, 19; 13:5, 7, 44; 14:25; 15:7; 16:6,
32; 17:11; 18:5; 19:10).
3. El Evangelio de las mujeres En Palestina la mujer ocupaba un lugar bajo como lo era en todo el
mundo de la antigüedad; pero el Evangelio de Lucas es notable por la atención que le da a la
mujer. El hecho está claramente demostrado por la importancia que en este evangelio tienen
Elisabet; María, la madre de Jesús; las hermanas Marta y María; María Magadalena y otras.
4. El Evangelio de la oración Lucas habla más sobre la oración que cualquier otro evangelista.
Lucas nos muestra al Señor en oración en los grandes momentos de su vida. Sólo él nos
proporciona la parábola de “El Amigo a Medianoche” (11:5–13), “El Juez Injusto” (18:1–8), y “El
Fariseo y el Publicano” (18:9–14).
5. El Evangelio para los gentiles Que el Evangelio de Lucas fue escrito particularmente para los
gentiles está demostrado por los siguientes hechos:
(a) que está dirigido a un gentil, Teófilo; (b) que son evitados los términos judíos, o cuando Lucas
los usa, los explica y presenta sus equivalentes griegos; (c) que rara vez cita el Antiguo
Testamento; y (d) que comienza con la fecha del emperador romano reinante.
6. El Evangelio del Salvador universal Lucas nos presenta a Jesús como Salvador de todos los
hombres. Parábolas tales como “El Buen Samaritano”, “El Hijo Pródigo” y “El Fariseo y el
Publicano”, demuestran gran interés por los oprimidos y los desechados.
Bibliografía
2 Tomos del Comentario al Nuevo Testamento de John MacArthur Mateo Marcos Lucas
Juan Hechos Romanos 1 y 2 Corintios Gálatas, Efesios Filipenses, Colosenses y Filemón 1 y 2
Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito Hebreos y Santiago 1 y 2 Pedro, 1, 2 y 3 Juan, Judas
Apocalipsis