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El flamenco de la charca da Camuy

La otra vez leí en el periódico que un flamenco había llegado a la isla, cerca de la costa
de Camuy, en las charcas cercanas. El reportaje informaba que durante el siglo XIX estas aves
volaban en enormes bandadas desde la península de la Florida hacia la costa noroeste de Puerto
Rico. Me llamó la atención este suceso debido a que estas aves las he observado en figuras
inmóviles con el propósito de adornar los patios cerca de charcas artificiales para darle un
entorno natural a los alrededores de las casas o otras instalaciones. Sin querer, el día veinticinco
de enero vimos al ave cuando regresabamos con mi padre de la visita que hacemos a la casa de
mis abuelos en Lares. El lugar donde hizo aguada el flamenco es la costa donde ubica el llamado
Peñon de Brusi, que lleva una cruz en el medio de la roca. En ocasiones anteriores mi padre y yo
nos hemos detenido en este lugar a ver la charca que queda al otro lado de la carretera. La charca
esta cercada. En ocasiones dependiendo el clima y los niveles de precitación la charca sube de
nivel de agua y en ocasiones casi no tiene. Se trata de un lugar fragil en que los animales van a
disfrutar del poco ambiente natural que les queda en lo que fue un paraíso ahora convertido en un
bloque de concreto que mata poco a poco el medioambiente natural que le queda y los
organismos diversos que viven en él. Mi padre siempre trae sus binoculares para poder observar
con mejor nitidez las hermosas aves que abitan en tan delicado ecosistema. Allí he compartido
con él la observación de aves como la gallareta, patitos, del martinete y hasta del poco visto
Martín Pescador. Esta vez la charca provocó un tapón en la carretera. Todos reducían la
velocidad para observar a la delgada y esbelta ave de color rosado provocado por su ingesta de
moluscos y cangrejos. La gente se bajaba de los autos para apreciar mejor el ave, agarraban sus
teléfonos celulares o sus cámaras para apreciar lo que para muchos era un fenómeno, pero que en
momentos en que la fauna y la flora no había sido intervenida brutalmente por avaros y egoístas
seres humanos era considerado como una visita de emigración frecuente que se llevaba a cabo
cada cierta temporada. No decidimos bajarnos esta vez, pero si tuve el privilegio de apreciar al
enorme flamenco que caminaba con cuidado con sus largas y finas patas por los bordes de la
charca en su búsqueda intensa por su alimento. Una y otra vez metía su pescuezo en el agua sin
darle la más mínima importancia a curiosos que la fotografiaban sin cesar. Al momento de
alejarnos, un hombre vendía fotos de distintos tamaños para que la gente se fuera con el recuerdo
de la ave exótica que se detuvo en la costa de Camuy.

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