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Agradezco calurosamente a:
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PRÓLOGO
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Ficha Técnica de LILALFONSINA
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Acuarela de Agueda Mónica Villa
Enmarcado: Maria Inés José
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Foto: Nico Caramella
Representaciones de “Lilalfonsina”
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LILALFONSINA
LILA
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Se para
Era extremadamente tímida, me ponía roja cuando
alguien me hablaba y me escondía cuando llegaban
visitas… (Se esconde).
Pero eso sí, salía en todas las fiestas de la escuela,
porque en el escenario se me iba la vergüenza. Mi mamá
siempre decía: mi hija mayor tiene una timidez muy
extraña.
Cuando tuve catorce años nos vinimos a vivir a Salta.
Leí a Alfonsina desde mi adolescencia y a los 18 años,
con mi primer sueldo de maestra suplente, me compré
su obra poética completa.
Me interesé por su biografía y fui descubriendo algunas
analogías con ella y también, por supuesto, situaciones
de vida muy distintas.
Una de esas concomitancias que les quiero contar es que
ella puso en su poema titulado “Rebeldía” como epígrafe:
amo todas las auroras y odio todos los crepúsculos.
Yo elegí como epígrafe para mi poesía titulada”
Amanecer”: Amo todos los amaneceres y odio todos los
anocheceres. Esto sin saber lo que había puesto ella,
porque lo descubrí hace muy poco.
Ella, como yo, además de tener una gran pasión:
la poesía, somos docentes por vocación, nos gusta
ENSEÑAR.
También a los dos nos elegían siempre en la primaria
para declamar en los Actos de la Escuela.
Ambas formadas en una Escuela Normal Regional Rural.
Ambas con madre docente y padre con emprendimiento
comercial.
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Ella, como yo, incursionamos en el teatro y en la
dramaturgia. Ambas, escribimos poesías en cualquier
lugar y a cualquier hora. Y muchas cosas más.
Alfonsina y yo hemos nacido bajo el mismo signo de
Géminis –el de la dualidad- en el horóscopo occidental
y somos Dragón –el único animal irreal- del horóscopo
chino.
¿Por qué? No lo sé, no hay explicación para todo y si
la hay no todo está descubierto. ¡Tanto por descubrir!
Alfonsina me buscó. El año pasado, entré por casualidad
(¿o por cadena causal?) a una Librería, estiré mi mano
hacia un estante sin mirar, saqué un libro. Era la obra de
teatro “Alfonsina” de Darío Cortés. ¿Ustedes la conocen?
Yo no la conocía.
En ese momento sentí que Alfonsina me llamaba para
que la encarne, así como ella se ha encarnado en mi
alma poética. Pero, ¿es que yo creo en la reencarnación?
En este libro digo:
(lee)
TEORÍAS
Crepúsculo que anuncias
la noche que ya viene,
es la luz que se muere
pasó otro día más,
y después de la noche
el otro día adviene
en un ciclo envolvente,
en tiempo evanescente
donde todos pasamos
a la noche final.
Todo lo es en teoría,
nadie prueba certezas.
Mientras tanto vivamos
en nuestra situación
haciendo del presente
y haciendo al amor
nuestro mayor motivo
de humana redención.
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
que sea azucena
sobre todas, casta.
de perfume tenue.
corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
ni una margarita
de diga mi hermana.
tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
APAGÓN
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ALFONSINA
Se sienta.
Se esconde.
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El emprendimiento familiar fracasa y a mi padre lo apresa el
alcoholismo. Se sentaba en una mesa a beber y beber… hasta
que mi madre y uno de mis hermanos, lo arrastraban hasta su
cama. Esa escena quedo grabada en mi memoria toda la vida.
También repartía los vestidos mientras veía con envidia por las
calles de Rosario, ir y venir del colegio a las niñas de mi edad,
con sus delantales azules.
Don Manuel, mi hija es mucho más actriz que yo, ¿no podría
sustituirme?
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Así es que viajo de gira a Córdoba, Mendoza, Santiago del
Estero y Tucumán durante cinco meses representando varias
obras. Sin embargo, pronto comienzo a sentirme incómoda y
nerviosa.
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El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!
aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor
que yo sé malograr antes que se haga flor.
Yo soy como la loba,
quebré con el rebaño
y me fui a la montaña
fatigada del llano.
LILA
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LA POESÍA
Es un tapiz de estrellas
en una noche obscura,
es la lluvia de soles
en los días helados,
es el sueño profundo
que sutura la herida
de vivir la agonía
por transitar el mundo.
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¿Por qué? No lo sé. No hay explicación para todo y si la hay
no todo está descubierto. ¡Tanto por descubrir!
ALFONSINA
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Siento que soy un rosal que malogra las rosas. Malograda...
malograda… Una palabra que fluye en mis poemas.
Desde temprana edad se anticipaba mi pesimismo. Soy
muy melancólica, depresiva, rebelde. Sin embargo hay una
dualidad en mí, me rebelo contra el machismo de la época y
en otros momentos me sale una femineidad muy acendrada.
Soy sumamente díscola y de pronto me vuelvo efímeramente
sumisa.
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Este poema, titulado “Capricho”, pertenece a mi primer libro “La
inquietud del rosal” de 1916, hace exactamente cien años.
Aunque cuando apareció no tuvo mucho éxito, su publicación
me sirve para que me empiecen a participar de reuniones
literarias.
LILA
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OCRE
Revolotea el “Ocre”
nombre que diste Alfonsina,
poemario concebido
con tu voz tan cristalina.
Alfonsina de la mar
sensible y americana
comienzos del siglo XX
tan eterna y tan cercana.
Desnudando la franqueza
de tu fuerza creadora
te convertiste sin duda,
en la musa inspiradora
de muy notables artistas
con un perfil singular,
y un estilo desafiante
consiguiendo perpetuarte
en páginas de la historia
de las letras argentinas
y la lírica mundial.
Alfonsina de la mar
por mujer y talentosa
hoy te ofrendo mi homenaje
inquietado en una rosa.
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Ficha Técnica de PÁJAROS ESENCIALES
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Esta obra se estrenó y luego se reestrenó con un cambio de Director y reemplazo
parcial del elenco
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Con la actuación de:
Alicia Rina Dib
Doris Fuchs
Lila José
María Ester Alonso
Marta Lo Celso
Roxana Colledani
Stella Maris Abdenur
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Acuarela de Agueda Mónica Villa
Enmarcado: Maria Inés José
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Representaciones de Pàjaros Esenciales
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PÁJAROS ESENCIALES
Personajes
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Escenario
La obra transcurre en el patio de un Geriátrico. Hay macetas
con plantas y flores, es colorido, aunque no muy prolijo. Hay
una mesa y sillas de plástico. Sobre la mesa hay un termo,
mate, panera.
MARÍA.- (Pasa la mano por la mesa y recoge unas miguitas
en el hueco de su mano).
Mis pájaros, mis pájaros, no me abandonan, no fallan, siempre
vienen a visitarme, todos los días.
ELENA.- (deja de tejer)¡Qué pájaros ves María, no hay ningún
pájaro! Vos tenés pajaritos en la cabeza.
MARÍA.- Yo no te digo que estén en este momento, pero siem-
pre vienen, yo los veo.
ELENA.- Sí, de vez en cuando se asienta uno que otro. Pero
vos delirás con los pájaros.
MARÍA.- Vienen jilgueros, verdecillos, calandrias, ruiseñores,
palomas, alondras… picaflores…
FRANCESCA.- Picaflores… la mía nona dicheba que cuando
vienen picaflores a la mia casa es un morto querido que avisa
que está benne. Debe ser Giuliano, dónde está el picaflor (Mira
hacia arriba)
MARÍA.- (Continúa sin escuchar a Francesca)…les encanta
cuando yo les arrojo las miguitas que quedan del desayuno.
ELENA.- Sí… a la que no le debe gustar es a la Rosaura, que
tiene que barrer después.
MARÍA.- Bueno, alguna miguita puede quedar.
ROSAURA.- (Está barriendo más allá y las escucha, le hace
una seña a Elena para que se calle). No a mí no me molesta
pa nada, yo igual tengo que barrer. (se da vuelta y dice mur-
murando): ¡Estas viejas y sus mañas, mañosas son, mañeras!
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ELENA.- Uf… ahora son dos (hace seña como diciendo es-
tán locas).
MARÍA.- Mis pájaros, mis pájaros, no me abandonan…
FRANCESCA.- Di cuale pacaro parlan. Cuando Giuliano se
fue in guerra cazábamos tutti los pacaritos y lo mangabamos.
Nos moríamos de hambre, no quedó ningún pacarillo vivo.
ELENA.- Parece que hoy se levantó perdida la Gringa.
FRANCESCA.- (Amenazándola y en tono muy fuerte). ¡Ma-
commo! Per que me dichis Gringa, io me llamo Francesca, mi
nonna Francesca, mi mamma Francesca, e io mi qiamo Fran-
cesca. ¿O cappito?
LUCÍA.- (Está con un libro. Deja de leer).
Yo tengo una poesía que habla de las alondras. Dicen que hay
personas búhos que les gusta la noche y personas alondras
que les gusta el amanecer, yo soy totalmente alondra.
ELENA.- Yo soy búho, me gusta la noche, la joda, máxime te-
niendo en cuenta que de noche todos los gatos son pardos. La
oscuridad hace que se disminuya el sentido de la vista y se
desarrolle el del tacto. (Se tapa con el tejido los ojos y lo toca
con las manos con cara de placer).
ROSAURA.- La Elena siempre pensando en sexo. Camina y
en el proscenio dice al público: tiene el sexo metiu aquí (se
indica la cabeza).
ELENA.- Yo no dije ni pio de sexo, es tu interpretación.
ROSAURA.- Es que de verlas todos los días durante hace ya
tanto tiempo, las conozco. Las conozco como a la palma de mi
mano. Por detrás dice: Las conozco como si las hubiera pariu
¡Si las conoceré, si las conoceré!
LUCÍA.- Yo no creo conocerme ni a mí misma, menos a los de-
más, las apariencias engañan, ya lo decía Platón.
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ELENA.- LUCÍA cuando no está con la poesía está con la Fi-
losofía. Navega mucho. (toma el tejido moviéndolo como un
barquito).
LUCÍA.- (se para) La vida es un navegar. Mirá ya lo decía En-
rique Manrique: Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la
mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar
y consumir. (Recita con mímica).
FRANCESCA.- Y sí, el mare, el mare… nostalgía la mare. Can-
ta: Ya la mar está serena, riza el céfiro las olas, canta alegre
barcarola, en su lancha el pescador (Torna a Sorrento).
ELENA.- La fulana interrumpe, no deja seguir el diálogo. Pero
te digo a vos Lucía: ¿Por qué citas tanto? ¿No podés hablar sin
citar? ¿Con tus propias ideas?
LUCÍA.- No, porque no me voy a apropiar de lo que yo no dije.
MARÍA.- Lucía tiene razón y eso se llama “plagio”. Está penado
por la ley.
FRANCESCA.- Non che, no es “playio” es Viaggio, io querer
vedere il mare…
LUCÍA.- Ya no me acordaba el nombre de esto que no debe-
mos hacer.
MARÍA.- Sí, plagiar es copiar a otro.
ELENA.- ¡Ayyy!!! Qué cultas las señoras
ROSAURA.- (Deja la escoba mirándola fijo a Elena). Así es
Elena, este es un Hogar de señoras leidas, que han estudiau
mucho en su vida y eso se nota a la legua y a cualquier edad.
Dice entre dientes (en el proscenio al público): ¡Sí, cultas y
también viejas jodidas!
ELENA.- Si a eso lo decís por mí sabetelo que yo he sido Maes-
tra Normal de Escuelas Lainez, en la época en que las maes-
tras éramos una fuente de conocimientos, no como ahora que
todo buscan en el famoso Google.
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ROSAURA.- Yo no dije nada de eso, Elena, pero como señala
el refrán: “al que le caiga el poncho que se lo ponga”. Además
vos sos señora de este Hogar. Claro… (con sorna) que no hay
dos personas iguales.
Se arrima al proscenio y dice al público: no hay dos iguales
de jodidas… de pesadas… de molestas.
ELENA.- Lo que pasa es que María y Lucía, son dos idealistas
que viven en la luna, viendo pajaritos y haciendo poesías para
los pajaritos y vos (mira a Rosaura) tenés que hacer tu trabajo
y no meterte tanto…
FRANCESCA.- Metere, meteré, la Carmela meteré con el mio
Giuliano. Cuidato con el mio maritto, ¿no?
ROSAURA.- Mira fijo a Elena y le da vuelta la cara
LUCÍA.- Yo un día, sentada en un parque, (se sienta y mira
al cielo) mirando a un pájaro, hice una poesía donde hago el
juego de cambiar sujeto y objeto.
ROSAURA.- Ve, lo que yo digo, esta es una Institución de se-
ñoras leidas, yo trabajé en otra, de varones, nada que ver, eran
unos viejos sucios y calentones.
Se arrima al proscenio y dice al público: aunque alguno que
otro era mejor que estas viejas que no sé que se han creiu.
ELENA.- Después decís que soy yo la que pienso en sexo,
mirá vos, aquí el muerto se asusta del degollado y no sabe que
los dos son entenados, jaja.
ROSAURA.- Yo no pienso en esos viejos, les estoy sacando el
cuero.
Se arrima al proscenio y dice al público: Aunque al último
llegó uno que no estaba nada de mal, bastante en buen estado,
yo creo que le quedaban varios cartuchos encima….
ELENA.- Para criticarlos los pensás.
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ROSAURA.- Mire con Ud. no voy a hablar… (se da vuelta).
Díganos su poesía señora Lucía, debe ser preciosa como su
alma… Se arrima al proscenio y dice al público: ya van a ver
como cae ésta y empieza a versiar. (con cara de sorna).
LUCÍA.- No me la acuerdo entera. Se llama
UN ZORZAL
Me dejo escribir
por la escritura
y me dejo inspirar
por el poema.
Que el paisaje me mire…
lentamente…
y el trinar de aquel pájaro
absorba mi mente.
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ELENA.- (deja el tejido) Bonitos como tus pajaritos que yo no
veo ni les escribo, pero les cuento que cuando era maestra de
segundo grado enseñaba esta poesía:
Canta
Pajarillo, pajarillo,
que vuelas por el mundo entero
llévale esta carta a mi adorada
y dile que por ella muero.
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MARÍA.- Porque en el libro El Principito dice que lo esencial es
invisible a los ojos, y yo a veces los veo con mis ojos físicos,
pero también con los ojos del alma, deseando que esos paja-
rillos me traigan todo lo que el huracán de la vida se me llevó,
a todos los muertos de mi familia, y también que me donen lo
que el destino no me dio.
LUCÍA.- Bueno María, no te pongas mal, lo pasado ya es histo-
ria, no hay que revolver el pasado.
Te cuento, que me acuerdo que yo enseñaba que la esencia es
aquello invariable y permanente que constituye la naturaleza
de las cosas.
Lo contrario de la esencia son los cambios, no comprendo to-
davía bien el motivo por el cual vos llamas a tus pájaros, “esen-
ciales”.
MARÍA.- Porque para mí son esenciales en mi vida, me dan
consuelo, yo me imagino que cada pájaro me trae un mensaje
de amor de los que fueron parte de mi vida y de los que no pu-
dieron ser y yo hubiese querido tener un esposo, hijos, nietos…
¿entendés?
LUCÍA.- Vos estás idealizando el matrimonio, tiene sus partes
buenas y malas.
FRANCESCA.- Mala, mala, sí, la Carmela e mala, la Ana e
mala, la guerra e mala. Ma tutto no e malo, la Lucia y la María
sono buona e los picaflores sono buonos, vienen a me e cantan
e me ricordan al Giuliano. El mio Giuliano se a quedato con me
y no con la Carmela, ma a partido per la guerra, la guerra es
mala.
MARÍA.- Bueno Francesca, nosotras somos buenas, vos tam-
bién sos buena, te queremos.
(se dirige a Lucía) Lucía, me consuela hablar con vos, que me
digas tus poesías, decime otra.
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LUCÍA- Ya no me las acuerdo, he perdido mucho la memoria y
parte de mi vitalidad. (se sienta al lado de María. Asienta su
bastón). Son cosas de la edad… Me costó aceptar el bastón,
pero ahora hasta me parece elegante, me hago la condesa.
¿Viste que las condesas usan bastón y monóculo?
Se pone en pose y se hace la de tener un monóculo
Ambas se ríen. María sigue doblando papeles sobre la
mesa.
FRANCESCA.- Il mio nonno portaba un monocolo. Rosaura
dice que las flores no cagan, no tienen culo. A me mi duele el
culo y la espalda, la artrosis no mi deca tranquila…
Suena un teléfono celular que está también sobre la mesa.
MARÍA.- Es el teléfono de Rosaura.
Rosaura, Rosaura (grita)
Rosaura entra corriendo y toma el teléfono.
ROSAURA.- ¡¡¡Residencia!!!!
Ah! Buen día doña Ana, ¿cómo amaneció Ud.?
…
Sì me demoré porque estaba lejos, limpeando los cuartos…..
.....
Sí, claro… fui, tal como me mandó (pone cara como dicendo
que vieja hincha)
....
Bueno, si usted dice voy a retirar la mercadería, pero acuérde-
se que la última vez dijo que ya no nos fiaba más.
.....
y ... sigue goteando, estoy podrida de cambiar los baldes, y el
techo tiene una mancha fiera
....
bueno, si Doña Ana, yo les digo. Las abuelas están aquí, en el
patio.
....
no, no hace nada de frío, ta lindo aquí, hay solcito.
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.....
Hasta lueguito, la esperamos
Se vuelve, las mira y dice
Prepárense chicas, Doña Ana dice que hoy viene con el talo-
nario para cobrar y recibir la visita de la señora TOQUITA. ¿Por
qué le dirán TOQUITA, no? ¿Será porque es medio tocame un
tango o porque es como el pájaro carpintero, toc, toc, toc hasta
que consigue lo que quiere?.
LUCIA.- T.O.C. es la sigla de Trastorno obsesivo compulsivo,
pero eso no importa.
Lo que sí te quiero decir es que me parece pésimo que seas
tan doble discurso. A nosotras nos decís “chicas” cariñosamen-
te y cuando te refieres a nosotras con Ana, nos llamas seca-
mente “abuelas”. Hay que ser más sincera y franca.
Con Toquita te desarmás en atenciones… bien sabés que se
ocupa por ver si te pagan el sueldo como corresponde, si te
hacen los aportes y demás derechos. Pero cuando te refieres
a ella hablás mal.
ROSAURA.- Yo siempre he sido franca. Hasta los feriados ven-
go a limpiarles la casa, cuántos días que no me correspondía
hi veniu, no me he tomado ni un franco.
FRANCESCA.- Franco de la España, Musolini, Garibaldi de la
bella Italia, uomos de la guerra…
Ruido de que abren la puesta. Aparece la Directora en el
patio.
ANA.- Buenos días chicas, ¿cómo están?
Pero primero que nada quiero decirle a Francesca que cuida-
dito con lo que habla, porque yo me entero de todo y no voy a
permitir calumnias ¿No?
¿Y Elena?
FRANCESCA se atemoriza, se agacha y se va.
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MARÍA y LUCÍA.- Buen día señora Ana.
LUCÍA.- Elena recién estaba regando las plantas, ahí está.
ROSAURA.- Como está doña Ana.
ANA.- ¿Les adelantó Rosaura que hoy viene TOQUITA, en
cualquier momento? Ya pidió presupuesto para dar una solu-
ción a las goteras.
Por favor, yo ya le he dicho a TOQUITA que lo que ustedes me
pagan no me alcanza para mantener esta casa.
Si ella les llega a preguntar cuánto pagan ustedes, no se olviden
que es el importe del recibo que yo les doy, porque lo demás
que me dan ustedes es contribución solidaria para gastos que
hay que cubrir en el otro Geriátrico que tengo, que perciben un
ingreso menor. Eso es solidaridad. Esto está claro y espero que
lo hayan entendido, ¿no?
MARÍA.- Sí, claro señora Ana. Usted sabe que hoy vinieron un
montón de mis pájaros esenciales a visitarme… una belleza…
LUCÍA.- Señora Ana, cuando yo entré acá, usted me dijo muy
clarito el ingreso que debía tener y apenas me alcanzó para
que me admita. Entonces quiere decir que las otras tienen igual
o más ingreso que yo. ¿O es que con las otras no tuvo esa
exigencia?
ANA.- Lo que pasa LUCÍA es que vos sos filósofa y poeta y no
entendés nada de contabilidad.
LUCÍA- Pero sé observar y razonar y además cuando era joven
trabajé en administración que incluía parte contable.
ANA.- LUCÍA sos la que menos tenés que hacer problema, por-
que ocupas la habitación más amplia de esta institución y de la
otra. Todas tus compañeras quisieran tenerla para ellas.
LUCÍA- Una cosa no tiene que ver con la otra.
ANA.- Todo tiene que ver con todo, una habitación más amplia
no es lo mismo que una estrecha, está claro.
LUCÍA se queda mirándola, y Ana se va diciendo.
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Me voy a supervisar si está todo limpio, porque TOQUITA es
algo obsesiva.
Toca el polvo de un mueble y se lo pasa por la nariz a Ro-
saura
ROSAURA.- Doña Ana, doña Ana… (se va detrás de Ana).
También se va Elena.
MARÍA.- ¿De que estábamos hablando antes que llegue Ana?
LUCÍA.- De los pájaros y de poesías. Yo tengo otra poesía que
escribí mirando al cielo con muchos deseos de volar, porque
aquí aunque no nos falte nada material, a veces me siento pre-
sa, con horarios, con restricciones y con engaños, esto está he-
cho con fines de lucro, no es una institución solidaria como dice
Ana y creen que porque estamos viejas, somos tontas. Nos
tienen atadas, yo quiero volar como tus pájaros.
MARÍA.- Otras están mucho peor, no te quejes. Yo no me sien-
to presa, pero sí como abandonada, nadie ve por mí, vos al
menos tenés a tu sobrino.
LUCÍA.- Pero hay cosas que me atragantan, a veces quisiera
irme de aquí, quisiera volar, como tus pájaros. (toma a María
del hombro).
Yo tengo a mi sobrino. Y… vos tenés a tus pájaros. Nadie te los
podrá quitar y no te fallan.
Yo me aferro al arte, que también es imaginación, nada ni na-
die podrá encarcelar tu logro de disfrutar de tus pájaros y a
mí de poder crear mis mundos con poéticas palabras, pero no
puedo dejar de ver lo que pasa en esta casa: estafa, hipocresía,
intolerancia.
MARÍA.- Pero mis pájaros son esenciales, abstractos, a vos tu
sobrino te besa, te abraza…
LUCÍA.- (La abraza fuertemente y María se emociona y tam-
bién la abraza. María tiembla) Te digo la poesía. Se llama:
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EL DON DE VOLAR
Si yo tuviera el don de volar
con alas esenciales
que en pliegues y despliegues
rocen el aire
y el agua de la mar
¡hacia qué insospechados
cielos viajaría!
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ANA.- Rosaura, vaya a llamar a Francesca
Rosaura dice en el proscenio. Cómo no va a desaparecer la
Gringa si le tiene pánico a la bruja de Ana.
Entran Francesca y Rosaura. Rosaura la sienta brusca-
mente a Francesca.
ANA.- Estimadas señoras, esta reunión es para ver cómo po-
demos solucionar el problema de las goteras. La señora Toqui-
ta nos va a informar qué pasa en el techo y el presupuesto para
el arreglo.
Usted dirá señora Toquita.
TOQUITA.- Espere… ¿Cómo está Francesca? ¿Cómo sigue la
artrosis? ¿Ya terminó con la Fisioterapia?
FRANCESCA.- Il masagio e lontano, hace mucho qui no me a
fato masagio, Mi dole la espalda.
ANA.- Señora Toquita, lo que sucede es que Francesca se pier-
de.
FRANCESCA.- E sí se me perde la pensone del mio Giuliano
de la mía bolsa.
Las miradas de todas se dirigen a Ana.
TOQUITA.- Ana, quiero que cada vez que venga el fisiotera-
peuta firme en una planilla su asistencia, porque para eso le
pagamos.
ANA.- Muy bien señora, así lo haremos.
TOQUITA.- Ahora sigamos, porque después me parece que me
tendré que ocupar de otras cuestiones también…
… ¿María, tomó su pastilla para la presión?
MARÍA.- Si señora Toquita, no se preocupe.
TOQUITA.- Pero la otra vez se olvidó. ¿Seguro María? ¿Está
controlando con el organizador de medicamentos que le traje?
Elena, usted usa el suyo.
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ELENA.- Si señora no se aflija.
TOQUITA.- ¿Usted controla eso Rosaura?
ROSAURA.- Señora Toquita, yo estoy para la limpieza y la co-
cina. Mire qué grande es esta casa y encima las goteras.
TOQUITA.- Tiene razón. ¿Usted Ana, tiene control sobre los
medicamentos?
ANA.- Por supuesto, no me descuido ni un minuto.
TOQUITA.- Ana, ¿cuántas pastillas toma al desayuno María?
ANA.- Muchas, como… seis.
TOQUITA.- No puede ser Ana, si el médico le había quitado
algunas y que yo me acuerde eran tres.
MARÍA.- Si tomo tres.
TOQUITA.- Ana, en ese tema vamos a tener que poner mucho
cuidado.
ANA.- (haciéndose la victima).- Si, me confundo, no me doy
abasto.
TOQUITA.- Ana, después haremos un listado de prioridades y
objetivos.
Cuando yo decidí ayudar a esta institución, usted dijo tenía más
fines sociales que comerciales, entonces hay que preocuparse
por la calidad de vida de las personas que están aquí.
ANA.- Así es señora y si no fuese por usted no sé qué me haría.
ROSAURA.- Lo de las goteras está cada día peor y lo malo es
que cae agua con barro. Es mucho para que limpie yo sola. No
doy más. Me duele mucho el espinazo. ¿Lo solucionarán pron-
to señora Toquita? Se arrima al proscenio y dice al público:
¡Me tienen podrida!
TOQUITA.- Me han informado que en los techos hay filtracio-
nes, las membranas están deterioradas. Hay que calcular entre
material y mano de obra unos $40.000.-
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Todas exclaman admiradas por el alto costo
Además hay que limpiar las canaletas, los pájaros hicieron
nido. Dejan sus excrementos, hay muchas ramitas y plumas.
FRANCESCA.- Io tenía un capello di piuma molto elegante, be-
llísimo. Il mio Giuliano mi dichere: sonno bella Francesca, son-
no bella. Giuliano era enamorato de mi, de Francesca.
MARÍA.- A esos nidos lo hicieron mis pájaros esenciales, ellos
vienen, hay pruebas de que ellos están…
ELENA.- Puede haber pájaros en el techo. Pero en el patio yo
nunca los ví, como los ve María.
LUCÍA.- Sos ver para creer como el apóstol Tomás.
ELENA.- Yo digo que no creo que los pájaros vengan, no que
Cristo no resucitó y vos que sos tan culta deberías estar en un
Instituto Académico no aquí. (Se agarra la cabeza).
ROSAURA.- Todo el día se picotean como las gallinas.
ELENA.- Las gallinas picotean el maíz, pero son los gallos que
se picotean entre sí.
ROSAURA.- Las gallinas también se picotean entre sí para de-
mostrar cual tiene más juerza.
LUCÍA.- Señora Toquita, Elena se burla diciéndome que parez-
co académica, pero no parezco, yo trabajé como académica en
una universidad.
TOQUITA.- ¿Si? No lo sabía.
LUCÍA.-Si, era catedrática e investigadora de una universidad
muy prestigiosa.
TOQUITA.- Entonces te jubilaste muy bien, supongo.
LUCÍA.- Así es señora TOQUITA, pero se me va toda la jubila-
ción en esta Institución.
ANA.- Es que viene a visitarla el sobrino.
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LUCÍA.- Mi sobrino es muy bueno, me visita y me ofrece ayuda.
ANA.- Bien, después hablamos de eso.
TOQUITA.- Vamos a conseguir el dinero, sea como sea, pero
haremos un control contable estricto Ana.
ANA.- Claro, aquí el Contador lleva las cuentas muy bien. Y
yo anoto todo en este cuaderno, soy muy cuidadosa con las
cuentas.
TOQUITA.- Chicas, a fin de conseguir los fondos para solu-
cionar el problema de las goteras, pensé volver a hablar con
la Comisión de la Fundación de la que soy miembro y que nos
ayudó para Navidad. Ana, a propósito, ¿le envió al Presidente
la nota de agradecimiento?
ANA.- Sí, claro.
TOQUITA.- ¿Pero le introdujeron las correcciones que yo hice?
Acuérdese que faltaban acentos, había palabras repetidas, es-
taba llena de dequeísmos, leísmos, loísmos y hasta muchas
cacofonías. Una nota es la presentación de quien la firma, hay
que cuidar mucho de no cometer vicios gramaticales.
ANA.- Sí, claro.
TOQUITA.- Hay que hacer otra nota a la Fundación exponiendo
bien el problema de las goteras y pidiendo colaboración. Pero
que la redacción sea impecable. Ustedes tienen ya un modelo.
La quiero revisar yo, minuciosamente. Y que salga pronto, no
podemos esperar otra lluvia.
Ana le pediría si puede entonces ir ya a confeccionar la nota,
porque yo me cruzaré en cualquier momento para firmarla con
usted, me da más garantía que la firmemos las dos, así la re-
viso bien, bien, porque ustedes saben que yo antes de firmar
corrijo cien veces, como debe ser.
ANA.- (con la cara tragándose saliva) Si, claro. (Se va)
LUCÍA.- Es una gracia, un don que usted viva al frente señora
Toquita, así nos sentimos más protegidas.
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TOQUITA.- Ud. ya tomó su pastilla para la circulación sanguí-
nea, Lucía.
LUCÍA.- Sí.
TOQUITA.- ¿Hace cuánto se hizo el control de diabetes Elena?
Y quiero saber también si María hizo el reposo que le indicó el
médico.
Contrólense entre ustedes también chicas. No se olviden de los
medicamentos, en cualquier momento vuelvo si Dios quiere.
MARÍA.- Ojalá que cuando venga la próxima estén los pájaros
para que usted los vea.
ELENA.- Ojalá consiga el dinero, señora, haremos fuerzas des-
de aquí.
LUCÍA.- ¡Que Dios la bendiga abundantemente!
ROSAURA.- Sí señora Toquita, vuelva pronto y solucionemos
el problema del techo, por favor.
Toquita sale, y también se van Elena, Rosaura y Francesca
LUCÍA.- Quedamos solas.
MARÍA.- ¿Te acordaste de traer de tu habitación esa poesía
que me contaste que hablabas de los pájaros y los ángeles.
LUCÍA.- Sí, la tengo.
MARÍA.- Léemela.
Lucia abre su cuaderno y lee:
LO POSIBLE
49
Le fue imposible volar,
pero sí pudo abrazar
y prender y desprender
buena parte del destino…
APAGÓN FINAL
51
52
AQUÍ MORA LOLA MORA
Personajes:
*LOLA Mora
*La VENUS de la Escultura que cobra vida.
En todos sus movimientos y acciones Lola trata a Venus
como a una obra de arte a la que le da los últimos reto-
ques.
Las luces….
ESCENA I
PRESENTE
VENUS.- (Se pasea nerviosa con un tejido en la mano, teje
y se pasea).
Son las 5 y media, me dijo a las 5 y ella es muy puntual, qué le habrá
pasado a mi Lolita.
No vaya a ser que se accidentó, tal vez un automóvil, las últimas ve-
ces que vino no la vi bien.
¡Ay, cómo sufre una cuando cobra vida y siente! Siente alegrías,
emociones, pero también temores, angustias.
Menos mal que Penélope me enseñó a tejer, eso me quita un poco
los nervios.
¡Iré a la casa de sus sobrinas a ver qué pasa! ¿O iré a la Policía que
la busquen? ¿Qué hago?
Aparece LOLA caminando despacio con la cara un poco ida.
VENUS corre hacia ella y la abraza.
53
VENUS.- ¡Mamá qué te pasó, porqué te demoraste, ya estaba con
los nervios de punta!
LOLA.- Si no me demoré, hija mía…
VENUS.- Me dijiste a las 5 y ya son las 6 menos 20. Vos siempre
fuiste muy puntual.
LOLA.- Me parece que me desvié sin querer, pero después encontré
el rumbo, es que siempre estuve acostumbrada a visitarte allá en el
centro, en el Paseo 9 de julio.
VENUS.- (muy tierna, la abraza).
Pero mamita, hace muchos años que estoy aquí, desde 1918 y es-
tamos en 1933. Has venido infinidad de veces aquí a la Costanera.
LOLA.- ¿Infinidad de veces? ¿Te parece?
VENUS.- Bueno Lolita, es una manera de decir. Desde que estoy
aquí, me visitaste cada vez que venías a Buenos Aires desde el inte-
rior: Jujuy, Salta, Rosario, Tucumán, Corrientes.
LOLA.- (se sienta en un banco de plaza, VENUS se sienta tam-
bién abrazándola).
No me hables. Algunas sonrisas tuve en mi itinerario en el interior,
pero también muchas amarguras. En cada viaje trabajé mucho y con
empeño y me fui empobreciendo cada vez más. Me empeciné por
embellecer a Jujuy, pero la burocracia me lo impidió. El Departamen-
to de Obras puso tantas trabas que terminé yo pagando la reparación
de las herramientas y muchos otros gastos. La situación no daba
para más.
57
de la poesía titulada Lo Fatal, de Rubén Darío, escuchá.
Recita
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…
LOLA.- (se para). Sí, yo tenía mucha ira e hice duras declaraciones
a la prensa en ese momento.
Hasta ahora me acuerdo que dije algo así como
(en el proscenio)
Cada uno ve en una obra de arte, lo que de antemano está en su
espíritu; el ángel o el demonio están siempre combatiendo en la mi-
rada del hombre…. Lamento profundamente que el espíritu de cierta
gente, la impureza y el sensualismo hayan primado sobre el placer
estético de contemplar un desnudo humano, la más maravillosa ar-
58
quitectura que haya podido crear Dios.
APAGÓN
ESCENA II
59
posible su conservación. Si pudieran, la conservarían eternamente,
por los siglos de los siglos…
ESCENA III
CAMBIO DE LUZ (PRESENTE)
VENUS.- Sí, duras tus declaraciones, pero no era protesta del pue-
blo sino de los mojigatos de siempre. Tu obra está dando testimonio
de tu talento y vos has insuflado tus esculturas con tu alma, vos siem-
pre me decís que la obra es la proyección más íntima del artista.
LOLA.- Así es Venusita. El artista deposita en su obra su yo, sus
sentimientos, sus pensamientos, sus aspiraciones, sus aciertos, sus
errores.
Sin embargo, más que discutir acerca de mi obra, la gente se ocupa
de cosas de mi vida privada. Si tuve amantes, si era sana o enferma,
de mi ideología política, si soy liberal.
Qué importa todo lo accidental, lo realmente significativo es dónde
mora, donde reside el espíritu, y mi espíritu reside en mi creación, yo
transfiero mi espíritu en mi arte.
¿Y ahora ya estás más acostumbrada a este lugar? ¿Lo ves más
urbanizado?
61
pero yo ya no asistiré a la igualdad de derechos sexuales.
APAGÓN
ESCENA IV
CAMBIO DE LUZ (FUTURO)
APAGÓN
ESCENA V
CAMBIO DE LUZ (PRESENTE)
62
VENUS.-Lolita, no me pasa nada, al respeto no se lo mide por el tu-
teo o el nombre de pila, eso es solo una forma. Me lo enseñaste vos.
LOLA.- Tenés razón hija, pero como es la primera vez que me nom-
bras así me llamó la atención.
VENUS.-Bueno, también he crecido y he visto muchas cosas, dema-
siadas tal vez. Una vez pasó por mi lado, una familia contemplando la
fuente, parecían muy pudientes por la manera de vestir, y la madre le
decía a su joven hija que las esculturas eran procaces, que era una
vergüenza mujeres y hombres desnudos. La hija le daba la razón a la
madre, tratándola de usted: Tiene razón usted, madre, no se debe-
ría permitir esas cosas (la repara) y luego se daba vuelta y le hacía
seña a la hermana como si la madre estuviese loquita y se reía. Esa
hipocresía si me pareció falta de respeto, por ejemplo.
VENUS.- ¡Uh! Que lío. Soy romana, hija de Zeus y tuya entonces.
63
LOLA.- Te explico. Tu ser mítico no nace en la Roma moderna, sino
en la clásica. Parte de tu espíritu es mítico y en parte yo también te
infundo mi espíritu al ser mi obra. Pero para preservar tu exquisito
espíritu de diosa y de hija del arte, te recubro con un caparazón de
mármol perenne, de un precioso mármol de Carrara, cincelado con
esmero, paciencia y amor. Nadie sospechará que bajo ese mármol
blanco está vivo tu espíritu mítico y mi espíritu artístico. ¿Me enten-
dés mi Venusita?
VENUS.-Te entiendo mamá, tengo tu espíritu. Soy inteligente y
transgresora como vos (se ríe).
Pero no sé si sería tan transgresora como para casarme con un hom-
bre 17 años menor como lo has hecho vos. Eres demasiado audaz.
Eso no está bien.
65
ningún cuidado tanto en Buenos Aires como en los depósitos del Fe-
rrocarril de la Ciudad del Norte. Aducían tanto en la Nación como en
la Provincia, que no había dinero para pagar el flete y retirarlas.
Luego también yo las coloqué en la Casa de Gobierno de la ciudad
de Jujuy.
APAGÓN
ESCENA VI
67
Su lección sigue vigente: a los homenajes hay que hacerlos en vida.
APAGÓN FINAL
68
SERÁS LO QUE DEBAS SER
ESCENA I
PERSONAJES:
LUIS. (17 años, concurre al último curso del Bachillerato).
ABOGADO 1.-
JEFE
EMPLEADO
LUIS.- Sí
CARLA.- ¿Con cuál quisieras empezar?
LUIS.- Abogado.
CARLA.- Bien.
Cambio de luz. En el escenario aparecen dos escritorios con
sus respectivas sillas a los costados del escenario.
El abogado está sentado y se le acerca un empleado con una
carretilla de expedientes y le dice:
Doctor, aquí le manda el Jefe, con la indicación que quiere que
estén con dictamen en dos días, que son urgentes.
71
¿que hay cosas que me quiere decir personalmente?. Bien, ya
voy por su despacho doctor.
Entra el abogado, le da la mano al Jefe, todo muy ceremonioso,
el Jefe lo hace sentar.
JEFE.- Entre los expedientes que le mandé hay uno que nece-
sito que me lo saque primero. Se trata de un asunto que perso-
nalmente entiendo se debe dictaminar diciendo que es facultad
discrecional del organismo proceder a la compra directa por el
monto que se estipula allí. Es conveniente esto, ¿me entiende
doctor?
ABOGADO.- Todavía no lo vi Doctor.
JEFE.- En realidad no le estoy preguntando si lo vio sino que le
estoy diciendo qué es lo que estima la superioridad como cosa
conveniente para la Institución. Después que saque todos los
expedientes será hora de hablar de la renovación o no de su
contrato, Doctor.
ABOGADO.- Una pregunta Doctor, ¿al dictamen mío con la
opinión de lo que piensa la superioridad, lo firmará usted como
Jefe de Abogados o lo firmaré yo, Doctor?
JEFE.- Su pregunta es obvia, Doctor, si lo firmaría yo no se lo
hubiese pasado a Ud. y además su firma como Asesor está
perfectamente habilitada para el caso, lo avala su título y el
contrato legal en la institución.
ABOGADO.- Muy bien, Doctor, estudiaré el expediente, lo ana-
lizaré y luego tomaré una decisión al respecto.
JEFE.- Muy bien, pero le requiero que no se tome nada más
que hasta mañana porque el tiempo corre y usted sabe que en
nuestra profesión los plazos son muy importantes y perento-
rios, Doctor.
ABOGADO.- He comprendido, Doctor, así que permiso.
JEFE.- Adelante.
Sale el abogado con cara de preocupación. Se sienta en su
72
escritorio, toma el expediente, lo lee, lo mira, consulta en una
compilación legislativa y se dice a sí mismo:
ABOGADO.- No puedo dictaminar lo que me piden, no es lo
que debo, no es lo que pienso. Y si dictamino lo que debo me
quedo sin laburo sin poder protestar porque se me acaba el
contrato. Si fuese solo los mando a la mierda, pero tengo hijos,
mujer. ¿Qué hago?
Ya la escucho a mi mujer diciéndome: vos siempre el mismo
“boludo”, gil a cuadros, si los abogados tienen la mitad de la
biblioteca para decir “si” y la otra mitad para decir “no”. Pero eso
está en el imaginario de la gente. Yo sé bien en este caso qué
debo decir, la ley es clara, sin vueltas. Estos hijos de puta no
me pueden poner en este dilema ético: mi conciencia, mis hijos,
mi situación familiar, mi familia, para colmo ella no trabaja, no
puede con tres chicos, yo no vislumbro otra cosa, no tengo a
quien recurrir, ¿qué hago? ¿Qué hago? Por qué no habré es-
tudiado para Diseñador Gráfico como mi amigo Pepe, que está
ganando mucho dinero sentadito en su computadora divirtién-
dose con formas, colores, texturas, como dice él.
Ilumíname Dios mío por donde encausarme en esta encrucija-
da. ¡Qué dolor de cabeza!
Luis se arrima al abogado y le dice
CAMBIO DE LUZ
ABOGADO 2.-
MAMANÍ.-
TIA ALCIRA.-
PEREZ.-
Abogado en su estudio. Suena el teléfono
ABOGADO.- Si señorita, ya le dije que le pagaré el sueldo de
Secretaria, cuando el Juez regule los honorarios en la causa
del Sr. Luna.
Entra Mamani
ABOGADO.- Antes que nada, quiero aclararle que yo no voy
al peluquero sino tengo dinero.
MAMANI.- Pero mi problema es grave, Doctor. El peluquero es
un simple corte de pelo, uno puede usar el pelo largo o corto y
no por eso se le rompe el corazón. Entienda, yo aún la quiero
a mi ex mujer. Eso que Ud. me explico del divorcio exprés, me
74
mata. ¿Dónde está la palabra? ¿El juramento, ante el altar de
que el amor sería hasta que la muerte nos separe? ¿Por qué
el estado facilita que un vínculo que era para toda la vida, se
rompa con tanta facilidad?
ABOGADO.- Mire Mamani, yo no soy legislador. Ahora las co-
sas son así.
MAMANI.- (se larga a llorar) Nadie me entiende, me siento
desprotegido y Ud. que es mi abogado, lejos de defenderme,
me dice que no puede hacer nada porque no es legislador.
ABOGADO.- Entiendo que se siente mal, pero no soy Psicólo-
go. Le sugiero que visite a un Psicólogo
MAMANI.- No tengo plata para pagarle a Ud. ¿Y cree que pue-
do ir a un psicólogo? Encima Ud. pretende tratarme como si
fuera un loco.
Mamani se retira llorando y enojado, da un portazo.
Suena el teléfono, el abogado atiende:
ABOGADO.- Uff, mi tía Alcira, dígale que estoy ocupado.
¿Cómo que le dijo que podía pasar? ¿Cuántas veces te tengo
que decir que es una hincha pelota… Y bueno que pase. ¡Qué
se le va a hacer!
TÍA ALCIRA.- Hola Manuel, que suerte tener un abogado en la
familia, porque los abogados cobran carísimo y si no fuera por
vos, yo no tendría a quien acudir.
ABOGADO.- (con cara de resignación) Y ahora tía ¿qué le
pasa?
TÍA ALCIRA.- Mi vecina, tiene un perro que ladra toda la noche
y no me deja dormir.
ABOGADO.- ¿Y por eso me viene a ver?
TÍA ALCIRA.- Claro. Quiero que le hagas un juicio por ruidos
molestos.
ABOGADO.- Tía no es conveniente tener pleitos con los veci-
nos, ¿por qué no habla con su vecina y tratan de solucionar el
75
inconveniente?
TÍA ALCIRA.- No pienso hablar con esa, no me voy a rebajar.
ABOGADO.- Bueno, a ver… deme el número de teléfono y su
nombre, yo la llamo.
Tía Alcira saca un papel y se lo entrega. Abogado marca un
número de teléfono.
ABOGADO.- ¿Con la Sra. Anastasia? Como le va, habla el
sobrino de su vecina, la Sra. Alcira. La molesto porque mi tía
está muy preocupada por su perrito, parece que ladra mucho
de noche, ¿le pasa algo? Aja,…mmmhhh o sea Ud. dice que su
perrito ladra porque el gato de mi tía está en el techo, es decir
que si mi tía no deja salir a su PRO PIO GA TI TO, su perro no
ladra…. Gracias Sra. Anastasia por la aclaración, ya hablare
con mi tía.
Abogado cuelga el teléfono y dirigiéndose a su tía.
Es simple, no deje salir a su gato de noche y todo el barrio
podrá dormir.
76
PÉREZ.- No tengo plata ahora.
ABOGADO.- Bueno, vuelva cuando tenga dinero.
PÉREZ.- Se levanta y se va enojado.
Suena el teléfono, abogado atiende.
ABOGADO.- ¿El empresario López? ¿Por unos cheques re-
chazados? ¿Y dice que pago la consulta?... Qué suerte por fin
un caso como la gente, hágalo pasar inmediatamente. No, me-
jor le abro yo personalmente.
Se para y abre una puerta
CAMBIO DE LUZ
LUIS.- Se arrima al abogado y le dice.
¡Eh! ¿Decime es para tanto el deseo de ver guita en el ejercicio
libre de la profesión?
ABOGADO.- Mirá chango, nosotros que no tenemos relación
de dependencia, no tenemos una entrada fija, una obra social,
no tenemos vacaciones y todo esto es un riesgo. Hay meses
que te puede entrar una cantidad importante de dinero y otros
nada de nada, así que sí es para tanto. Cada día es un desafío.
Y al principio, cuando no sos conocido, es duro, hay que pagar
un costo considerable de derecho de piso. Tener un cargo es
más cómodo, a veces, como casi todo en la vida, tiene su pro
y su contra.
CAMBIO DE LUZ
CARLA.- ¿Te sirvió el ejercicio Luis?
LUIS.- Claro que sí y me voy dando cuenta que todo tiene su
pro y su contra. ¿Qué te parece Carla si ahora jugamos con el
Investigador Científico?
77
CAMBIO DE LUZ
ESCENA III
Personajes
INVESTIGADORA
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN.-
INVESTIGADORA.- Vengo a verlo, señor Director, en mi carác-
ter de investigadora pura, porque mi categoría y por lo tanto mi
remuneración es más baja que el de mi colega que comparte mi
oficina, miembro del equipo, que gran parte de su tiempo está
en la calle.
Yo estoy totalmente dedicada al minucioso trabajo de laborato-
rio en pos de contribuir al progreso social y al bienestar de la
humanidad, para adelantar la investigación acerca de otras pro-
piedades que pueda poseer la nueva sustancia, la gandormina,
que promete tener gran importancia en fisiología.
Me paso horas haciendo registro de las reacciones de labora-
torio, sacando estadísticas, muestras, realizando deducciones
y experimentos con animales. Mi cabeza concentrada en la in-
vestigación científica y mi esfuerzo gigante con tantas horas de
dedicación, creo que deben ser valoradas.
CAMBIO DE LUZ
ESCENA IV
81
ARQUEÓLOGO.- Tenés mucha suerte en que hayas podido
venir a acompañarme, porque recién hace un mes que ingre-
saste a las Carrera. ¿Qué expectativas tenés de esta expedi-
ción?
ESTUDIANTE.- Y… ¡mucha! Pienso que vamos a juntar ca-
charros, piedras, huesos y luego los ordenamos, las llevamos
al laboratorio y no se… Después dirán si son de épocas de los
dinosaurios o si son cacharrito bonitos, no sé…; los colocarán
de adorno en una repisa.
Y ¿hasta podríamos encontrar cofres con metales preciosos?
¿O papeles secretos?
86
La obra se desarrolla en un lugar de estar de la casa.
87
MARÍA.- Pero no te la tenés que ver con los padres de los chi-
cos que te vienen a reclamar la nota porque creen que sus hiji-
tos saben mucho, que la nota es injusta, que vos le tenés rabia
y que te amenazan con denunciarte al Ministerio de Educación
y otras yerbas.
HUGO.- Pero me tengo que ver con los gremios, los obreros,
los dueños de la empresa y cuando la construcción es seguida
por quien la va habitar hasta tengo que hacer de mediador ma-
trimonial.
MARÍA.- ¿Y qué querés decir con eso?
HUGO.- Hace más o menos dos meses, una señora me explicó
que quería un techo corredizo en su dormitorio para ver las es-
trellas. El marido la miró y le contestó que si estaba loca o qué
le pasaba. Ella le sacó en cara que la plata es de ella porque
ella es la que pone más dinero para la casa. El marido le dijo
cosas irreproducibles y se empezaron a pelear, me metieron en
el medio para que yo decida lo del techo y yo le dije que estoy
para aconsejar la parte técnica, pero no para dirimir desacuer-
dos.
La señora acabó diciéndome una serie de improperios como
que los hombres nos entendemos y que somos unos pragmá-
ticos materialistas incapaces de contemplar un cielo estrellado.
APAGON
90
LA LECCIÓN DE LENGUOLOGÍA
91
CARMEN.- Ve pue’. ¿Y el caldo? No hay sopa sin caldo, no hay
sopa sin agua.
MERCEDES.- Carrrmen, se llama “sopa”, pero es una metáfo-
ra.
CARMEN.- ¿Una meta quéee? No la entiendo. Lo que yo i stau
sabiendo es que a la sopa hay que dejarla hervir, meta hervir,
meta hervir, pero meta fora, francamente no sé.
MERCEDES.- ¡La metáfora es una analogía!
CARMEN.- ¿Una ana qué? Usted dice que la Ana logía, logía,
mire uste’ tan seriecita que parecía, pero no sé qué tiene que
ver con la sopa.
MERCEDES.- No Carmen, vamos a ver si me entendés, una
metáfora es un desplazamiento del eje semántico.
CARMEN.- ¡Ah! Ahora ya li entiu’ un poco más, la Ana era la
que se desplazaba, un desplazamiento romántico, fíjese, quién
diría de la Ana, ¿no?
MERCEDES.- ¡No! Por favor! Una analogía es una compara-
ción. Se compara este juego con una sopa de letras, porque
tienen cosas comunes: letras desordenadas. ¿Entiendes?
CARMEN.- Sí. Y que hay que ordenar.
MERCEDES.- ¡Ufff! Por fin me vas comprendiendo.
CARMEN.- Claro, ordenar con el desplazamiento horizontal,
vertical u oblicuo hasta encontrar el eje. Yo la hi escuchau’ bien,
no me diga que no.
MERCEDES.- ¡Vete Carmen a hacer tus tareas que no vas a
interpretar nada!
CARMEN.- Señora… se lo pido por favor… un poco más de
pacencia, maver si aura le acierto, hagamos la comparación. Si
yo agarro la cuchara y la meto en la sopa de forma horizontal,
vertical u (como dice usted, para mí tiene que ser o) oblicua, no
creo que se forme ninguna palabra.
92
MERCEDES.- Se dice “u” oblicua para evitar cacofonías…
CARMEN.- ¡¿CACO qué señora?!
MERCEDES.- CA- CO- FO – NÍ- A. La palabra procede del grie-
go (kakos) malo y (phōnē) que significa voz, sonido. Por lo que
quiere decir que suena mal.
Para hacértelo más fácil, en “o oblicuo! Se produce un choque
de vocales, suena feo.
CARMEN.- Claro que sí, señora. Suena feo y mal oliente enci-
ma, es una mala palabra.
MERCEDES.- No hay malas y buenas palabras, todas son pa-
labras formadas con letras, lo que es bueno o malo es su signi-
ficado. Si vos decís “mesa”, te referís a cualquier mesa, si decís
“flor”, indica flor. Las flores son bonitas. Y si decís “demonio”
indicas algo terrible como el “demonio”. ¿Entendés?
CARMEN.- Y sí como no vuaentende’ cosa más fácil. Y díga-
me señora, entonces si yo me como una sopa -sopa con caldo
digo- me puedo tragar malas palabras.
MERCEDES.- (Sonríe por ingenuidad de Carmen). Y sí Car-
men, porque están todas las letras del abecederario, con el que
podés formar todos los significados, lindos y feos.
CARMEN.- (Se persigna). ¡Ayyy! Tatita Dios, perdóname, yo
no sabía pue’, menos mal que hace añarazos que no como de
esa sopa. Pero de aura en adelante vua come’ solo sopa Cabe-
llo de Angel, pue’.
MERCEDES.- (se ríe).- Bueno, bueno, Carmen, andá a hacer
tu trabajo, ya.
CARMEN.- Falta que me explique lo de la comparación que
dice uste’.
Yo li preguntau que si agarro la cuchara y la meto en la sopa
de forma horizontal, vertical o como sea, no creo que se forme
ninguna palabra.
MERCEDES.- Por eso te digo, la comparación no quiere decir
93
que las dos cosas que comparás tengan que ser exactas.
CARMEN.- Y digame señora, ¿usted podría jugar a eso con los
fideítos en seco? ¿Tirarlos y encontrar letras?
MERCEDES.- Y sí, como poder podría, pero vaya a saber si
me caen las letras de forma tal que no puedo encontrar ninguna
palabra.
CARMEN.- ¿O sea que en su revista están desordenas, pero
alguien que las ha desordenau’ sabía que hay palabras correc-
tas?
MERCEDES.- Exactamente.
CARMEN.- ¿Y entonces donde está la gracia de ese jueguito
pue’ señora?
MERCEDES.- En descubrirlas, en descubrirlas.
CARMEN.- Pero señora, un verdadero descubrimiento es cuan-
do usted no sabe si la cosa está o no está y estaba y usted la
destapa, como hacían esos atorrantes de los arqueólogos allá
en mi pago y se llevaban a mis antepasados pa’ ponerlos en un
Museo. Ellos ya sabían que ahicito nomás iban a encontrar y
decían que habían descubierto un importante yacimiento.
MERCEDES.- Yo sé que hay palabras, pero tengo que pensar
mucho y mirar mucho para descubrirlas.
CARMEN.- Bueno, pero ya sabe que están, en cambio si usted
tira los fideítos debe ser más churo porque no sabe… me ima-
gino.
MERCEDES.- Sabés Carmen, me has cansado, así que te pido
que te vayas ya a cocinar.
CARMEN.- Y sí menos mal que en mi primer trabajo, mi patro-
na cocinaba de rico, lo tenía contento a su marido y siempre me
decía: “acordáte Carmen que al corazón del hombre se llega
por el estómago”. Y yo la miraba, le ayudaba, hi aprendiu bien
a cocinar y lo hi enamorau al Luis que se chupa los dedos con
mis sopas y mis guisos.
94
MERCEDES.- Carmen, sos una atrevida, nadie te ha pedido
opinión, ya estás hablando de más.
CARMEN.- No se enoje señora, a mí me gusta apriender, yo no
hi podiu ir más que hasta quinto grado.
Le juro que es la última pregunta señora, ¿a usted le pagan o le
dan algún premio por hacer estas sopas?
MERCEDES.- No, esto es un entretenimiento, un pasatiempo.
CARMEN.- Señora, con todo respeto ¿no sería mejor que pase
un tiempo haciéndole una rica sopa de arroz al señor Enrique,
que es tan bueno, en vez de estar garabateando esa revista?
MERCEDES.- ¡Ahhhh! No, no te voy a permitir que te metas en
mi vida y en la de la de Enrique y seas tan atrevida.
CARMEN.- Señora no se enoje, yo decía nomas, porque al se-
ñor Enrique le gusta más el arroz que el fideo y que yo sepa no
vienen letras de arroz.
Y dicho sea de paso, de algunas cosas me hi enterau de todo lo
qui ha hablau usted: es que la Ana se desplaza románticamente
y mi quedau intrigada por saber al lado de quien.
MERCEDES.- Sos una calamidad, una burra que no entendés
nada, te voy a mandar a la escuela el año que viene que com-
pletés el ciclo primario al menos.
MERCEDES.- Y yo señora le vua sugerir que vaya a la escuela
de cocina de la otra cuadra y aprienda a hacer una buena sopa
de letras de fideos pa homenajear al señor Enrique y también
sopa de arroz. ¡Usted sabe que contento se va a poner! Porque
“al corazón del hombre se llega por el estómago”, como decía
mi primer patrona, velay pue’.
95
CAMBIO DE LUZ
ESCENA III
Se abre la puerta. Llega Carmen con un carrito de compras.
99
Se arrima al proscenio y dice:
Me da un asco limpiar caca de bebé, menos mal que a eso lo
hacía Carmen cuando mis hijas eran chiquitas.
Aparece Carmen
¿Me llamaba señora?
MERCEDES.- No te llamaba, solamente te nombré. Estaba ha-
blando.
CARMEN.- ¿Y con quien estaba hablando?
MERCEDES.- Con mi conciencia, Carmen.
CARMEN.- En realidad a esa señor Conciencia usted la debe
querer mucho, no porque a mí jamás mi a dichu “mi Carmen”.
MERCEDES.- La conciencia no es ninguna persona Carmen.
CARMEN.- Y claro, usted taba hablando sola, si mi i dao cuen-
ta.
Mejor sigo cocinando antes de que me vuelva loca doñita, pue.
CAMBIO DE LUZ
ESCENA III
Enrique y Mercedes están almorzando
101
MERCEDES.- Ya voy yo, debe ser nuestra hija Julieta.
(se para y se va)
CARMEN.- ¿le ha gustado mi pechito señor?
ENRIQUE.- Claro, sí, me encanta como preparás el pechito de
cerdo, me gusta mucho.
CARMEN.- (se le arrima un poco). Pero usted ¿lo dice de
verdad o por cumplido?
ENRIQUE.- Yo nunca miento, Carmen.
CARMEN.- ¿Y le gusta mi lengüita?
ENRIQUE.- Te sale muy bien la lengua a la vinagreta, la de ayer
estuvo exquisita.
CARMEN.- ¿Y mi colita señor?
ENRIQUE.- Me la comería entera.
Entra Mercedes
MERCEDES.- Carmen sirva el postre y cuando deje todo limpio
se puede ir.
Se va Carmen
¿De qué hablabas con Carmen?
ENRIQUE.- De comidas.
MERCEDES.- Y sí, pobre Carmen, todo su mundo lo reduce a
la comida.
Días pasados yo estaba haciendo una Sopa de Letras en una
Revista y ella creyó que solo se hacía sopa en olla, pobre, qué
ignorancia.
ENRIQUE.- (en tono subido de voz) No puedes ser tan des-
pectiva Mercedes y llamarla “pobre” a esa mujer que te está
sirviendo, que te está dando de comer, que si no fuese por ella
yo me cago de hambre, que te crió las dos niñas que tenemos,
que es honrada y humilde…
MERCEDES.- (gritando, se para de la mesa). No me vengas
a gritar porque yo solo estoy usando lenguaje descriptivo y no
102
valorativo ¿me has oído?
ENRIQUE.- (también se para). Sabés una cosa, me tenés harto
vos y tu manía de querer dar lecciones de “lenguología” en tu
vida diaria. A eso hacelo en el aula, pero ni eso quisiste, trabajar
de profesora y contribuir con unos mangos con la mantención
de esta casa.
MERCEDES.- No estudié tanto para ser una simple docente.
Soy investigadora. Y no se dice “Lenguología”. Lo que hago es
hablar con corrección aplicando mis conocimientos de gramá-
tica, morfología, sintaxis, lingüística, Filosofía del Lenguaje y
otras disciplinas que tienen como objeto de estudio al lengua-
je.
ENRIQUE.- Ves que sí hacés valoraciones despectivas. ¿Por-
qué “simple” docente y no “simple” investigadora?
Lo que pasa que para vos, todos son pobres y simples: coci-
neros, ingenieros, técnicos, obreros, contadores. Despreciás
el trabajo manual, ángel que no necesita comer, vestirse, casa
limpia, ropa planchada. Meté un poco las manos en la masa
y baja el copete, haceme el favor. Sé más agradecida con la
gente que te sirve. La sociedad necesita del barrendero, del
funebrero, de todos, menos de los vagos.
(se vuelve a sentar furioso)
MERCEDES.- Lo que pasa que a vos te hubiese gustado
casarte con una mujer fregona, que viva para servirte, que sea
bruta para hacerle creer cualquier cosa, que no sea culta, que
no trabaje su intelecto.
(se sienta y llora).
ENRIQUE.- ¡Carmen! ¡Carmen venga!
(entra Carmen casi corriendo). Sí señor, qué pasa, ¿por qué
tanto griterío?
ENRIQUE.- Hágame el favor Carmen, la señora está nerviosa,
hágale un tecito de hierbas. Mezcle varios yuyos: anti sober-
bia, anti desprecio, humildad, reconocimiento y sencillez y que
103
lo tome a todo. ¡Ah! Y no solo hoy. Todos los días después de
almuerzo y después de cena. Le va a hacer bien.
Yo tengo que volver a trabajar, porque de lo contrario aquí a
todos nos comen los piojos.
APAGON FINAL
105
FUE LA DULCE METEDURA…
Personajes:
I
•Silvia López (a los 14 años en 1953)
•Carmen (la madre de Silvia de unos 38 años)
II
•Silvia López de Greco (75 años en la actualidad)
•Sofía (20 años, nieta de Silvia)
107
SILVIA.- Y cantada por Cuco Sánchez ya es lo máximo que se
puede pedir.
…sabes una cosa, el papá me agrede porque me dice que ese
Cuco Sánchez que me hace suspirar a mí tiene el nombre bien
puesto porque canta como un cuco, que hace asustar.
Y él pone un tango que francamente no se le entiende nada
y para colmo lo repite tanto que ya se me pegó la letra, ¿me
podes explicar?
CARMEN.- ¿A cuál de los tangos que pone tu papá te refieres?
SILVIA.- A ese del hombre que se quiere emborrachar porque
la mujer que él amaba se puso fea, eso no es amor, como mi
bolero que es para toda una vida.
CARMEN.- Si se llama “Esta noche me emborracho”. Es un
tangazo, con letra y ese tango es letra y música nada menos
que de Enrique Santos Discepolo.
Carmen canta en play-back
Sola, fané, descangayada, la vi esta madrugada
salir de un cabaret, flaca, dos cuartos de cogote
y una percha en el escote bajo la nuez
chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando
su desnudez, parecía un gallo desplumao
mostrando al compadrear el cuero picoteao
yo que sé cuando no aguanto más
al verla así rajé, pa` no llorar.
110
que pasa es que sos chica todavía para saber ciertas cosas.
A su debido tiempo sabrás las cosas que deberás saber y aho-
ra te voy a explicar solo lo que a tu edad puedes entender (la
acaricia). Mi dulce, tierna e ingenua hijita.
¿Qué más querés saber?
SILVIA.- ¿Qué es eso de “una percha en el escote bajo la
nuez”?
CARMEN.- (se indica) Ves esta parte? Estos huesos, que son
las clavículas se forman como una percha justo debajo de esta
protuberancia de cartílagos que vulgarmente se le dice “nuez”.
SILVIA.- Mamá, vos sabés todo, te admiro.
CARMEN.- Para eso me maté estudiando en la escuela y en la
Facultad y sigo leyendo y haciendo cursos, vos tenés que ser
igual.
SILVIA.- Sí, claro… Ahora decime, qué es eso de la “dulce me-
tedura”, qué expresión extraña, ¿no?
CARMEN.- ¡Ah! ¿Y vos qué te imaginás?
SILVIA.- Y yo, algo así como cuando el papá le dice a la abuela:
“vieja no le metás tanto al dulce que vos tenés diabetes”. ¿Es
eso?
CARMEN.- (se ríe) No, para nada, mi querida, me encanta tu
ingenuidad
SILVIA.- ¡Ah! ¡Entonces si no es eso, es una grosería!
CARMEN.- ¡Qué! Que crees Silvia que es la “dulce metedura”.
¡Ya me explicas! ¡Ahora mismo!
SILVIA.- Si mamá, que está perdidamente enamorado, pero
cómo va a decir tan groseramente “dulce metedura” en vez de
decir “perdidamente enamorado”, o “locamente enamorado” o
algo así.
111
CARMEN.- ¡Ah! Basta de explicaciones por hoy, me voy a pre-
parar la cena que ya va a venir tu papá y vos poné la mesa y
después de cenar y de que me ayudes a lavar y limpiar revisá
bien tus deberes, porque yo mañana bien tempranito te inspec-
ciono todo. No quiero ni un error de sintaxis ni de ortografía,
que para eso nos hemos gastado en ese “mataburros”, el más
completo de los diccionarios que vienen. ¿No? Perfecto, o te
vas a la escuela sin desayuno, previa paliza que no te vas a
poder ni sentar por tres días. ¿Me has oído y entendido bien?
SILVIA.- Si mamá, todo bien.
CARMEN.- (autoritaria) ¿Todo bien qué?
SILVIA.- He oído y he entendido todo bien y voy a hacer como
vos me mandas, mamá.
CARMEN.- Yo te voy a enseñar educación y a contestar como
se debe…. (se va).
SILVIA.- ¿Y ahora? Yo ya había hecho “Un día de pic-nic”. Ten-
dré que arrancar la hoja con mucho cuidado que no se note y….
¿de qué escribo?
De pura gana escribiría sobre “la dulce metedura”. Vieja in-
genua, se cree que yo soy tonta, pero no sabe que cuando ella
está de ida, yo estoy de vuelta… (se ríe)
ESCENA II
113
SOFÍA.- ¡Uhh! Silvita y hasta llegar al pendrive por cuántas co-
sas pasaste.
SILVIA.- Mucha agua sobre el puente pasó. Los combinados
hicieron furor, caían varios discos a la vez, tenían un plato gira-
disco y puas de punta de diamante que duraban mucho. Luego
vinieron las cintas grabadas, los cassettes los grabadores, las
cintas, los C.D. y ahora ya vos entendés mejor que yo eso de
MP3, MP4 y no sé qué historias.
SOFÍA.- Pero está bueno, vos escuchas desde la computadora
y desde tu teléfono, sos una adelantada.
SILVIA.- Pero no entiendo esa música horrible que les gusta a
ustedes
SOFÍA.- ¿Vos te referís a la música electrónica?
SILVIA.- No sé cómo se llama, pero parecen ruidos descompa-
sados.
SOFÍA.- Fijate que los chicos van a bailar solos con la música
electrónica y se autistean.
SILVIA.- ¿Se quéeeeeeee?
SOFÍA.- Se autistean, se vuelven autistas.
SILVIA.- Esa palabra no existe, no hay un verbo que se llame
“autistear”, cómo deforman el idioma ustedes.
SOFÍA.- Desde el momento que lo usamos existe, lo creamos.
¿Acaso no decís “googlear”, “resetear”, “mensajear”, “whatsa-
pear” y otros tantos?
SILVIA.- ¡¡¡Y sí!!!. Cada vez entiendo menos a los posmoder-
nos.
SOFÍA.- ¿Queres que te muestre la letra de un canción que se
llama El cantor Posmoderno?
SILVIA.- Bueno.
SOFÍA.- Si, vos siempre fuiste curiosa
114
SILVIA.- ¿Qué querés decir con eso?
SOFÍA.- Curiosidad intelectual quise decir, soreame.
SILVIA.- Soreame???????
SOFÍA.- Si de sorry, discúlpame si creíste que era otro tipo de
curiosidad.
SILVIA.- !!!Horror!!!!
SOFÍA.- No la tengo a la letra conmigo.
SILVIA.- La busco en la Internet.
SOFÍA.- Yo la busco en mi teléfono y la mando a imprimir.
SILVIA.- ¿Desde tu celulaaaaarrrrrr?
SOFÍA.- Si te dije que iba a configurar mi celular con mi com-
putadora.
SILVIA.- ¡Uaaa! Ya perdí la capacidad de asombro.
SOFÍA.- (hace una maniobra con el teléfono y salen impre-
sas dos hojas que Silvia recoge) Son dos copias agarra una
vos.
SILVIA.- (recoge las copias y entrega una a Sofía)
Sofía y Silvia leen una estrofa cada una con una entona-
ción de tarareo.
EL CANTOR POSMODERNO
115
yo seguiré echándome unos pedos.
SILVIA.- ¡¡¡Me parece un horror!!!
SOFÍA.- Más horror entonces es el mundo, esta es una canción
de protesta por todo lo que pasa en el mundo, que no es culpa
de los jóvenes.
SILVIA.- Pero los jóvenes de ahora son muy ligth, ustedes son
todo light, manteca light, estudios light, todo es express, has-
ta los secuestros… Antes todo era más sólido, hasta la moral.
Antes se hacían deberes, ahora solo hay tareas y muchos de-
rechos sin obligaciones, ahora «Todo vale», «Qué más da» o
«Las cosas han cambiado» y listo, ¡no problema!
SOFÍA.- Sabés que pasa Silvita, es así: es que realmente las
cosas han cambiado. Algunas para mal, pero otras para bien,
indudablemente.
SILVIA.- ¿Sabés mi querida nieta Sofía, dónde está la diferen-
cia entre yo y vos? En la edad, esto es lo que se llama la brecha
generacional.
Uuuuh! Te dije lo mismo que me dijo mi mamá hace sesenta
años.
SOFÍA.- Y…. las historias se repiten.
SILVIA.- ¿Te parece?
SOFÍA.- Claro, a mí me encanta el tango, como a tu papá,
que… ¿que viene a ser mío?
SILVIA.- Y tu bisabuelo, pues.
SOFÍA.- Claro, mi bisabuelo, el esposo de Carmen.
116
Sofia, cantan:
117
COMO SE PASA LA VIDA
Personajes:
Jorge.- (unos 45 años)
Beatriz.- (unos 70 años): La Madre de Jorge.
Natalia (unos 43 años): La esposa de Jorge.
Clarita (unos 23 años): La hija de Natalia y Jorge.
Manuel (unos 16 años): El hijo de Natalia y Jorge.
ESCENA I
123
JORGE.- No me agredas.
NATALIA.- Vos me agredes más con tu descaro. No vas a usu-
fructuar un peso más de mi parte.
JORGE.- Para eso mamá se sacrificó, para hacer de mi un
hombre feliz, un hombre pensante, eso es lindo, no es feo.
NATALIA.- Vos crees que ensuciarse las manos es denigrante
JORGE.- ¡Nunca me vas a entender!
NATALIA.- No hay mejor tonto que el que se hace el de no en-
tender con tal de no laburar.
JORGE.- Si vas para la heladera servirme algo para comer.
NATALIA.- Estás totalmente loco, yo vengo de trabajar cansa-
da y vos no haciendo nada ¿y encima en vez de servirme vos
pretendes que yo te traiga alimentos? ¿Estás loco?
JORGE.- Nadie te obligó a que estudies bioquímica, yo soy
para el pensamiento abstracto.
NATALIA.- Abstracto te va a quedar tu estómago cuando no
puedas vivir a costilla de las mujeres.
JORGE.- Mi trabajo es pensar, elaborar ideas.
NATALIA.- Otros investigadores ganan dinero, o vos crees que
muchos investigadores no corretean la ratita para realizar ex-
perimentos.
JORGE.- Problema de ellos, yo no me dedico a las ratitas.
NATALIA.- ¡Nunca te duró un trabajo porque sos espalda vir-
gen! Tus colegas hicieron carrera y vos no, me querés decir la
razón.
JORGE.- Vos dirás las colegas mujeres. Ustedes están acos-
tumbradas a hacer cosas domésticas.
NATALIA.- Encima de vago, machista. Te puedo poner miles de
ejemplo de colegas tuyos varones.
JORGE.- ¿Y serán tan varones?
124
NATALIA.- Flor de humanista sos, Vago, machista y discrimina-
dor, Ya no aguanto más…
Pega un portazo y se va.
Jorge queda en escena, se lleva las manos a la cabeza y dice:
JORGE.- ¡Será posible… rodeado de familia positivista, mate-
rialista!
Entra Carmen con un trapo de piso, trapos para limpiar
mueble y escoba.
CARMEN.- Buen día don Jorge, tengo que limpiar esta habita-
ción.
JORGE.- Si Carmen, yo ya me voy a la calle, limpie tranquila…
¿dígame usted ha escuchado hablar de Jorge Manrique?
CARMEN.- Claro que sí, yo cuando era jovencita tenía un novio
que le decían Quique, en realidad se llamaba Enrique, pero yo
le decía jugando a veces Rique o Manrique o Panrique o Pan
rico.
JORGE.- No Carmen, yo me refiero al poeta castellano del Pre-
rrenacimiento que tanto reflexionó sobre la vida.
CARMEN.- Y sí don Jorge, usted viera, cada vez que hacía el
amor con él ¡eso sí que era vida!
JORGE.- No Carmen, yo me refiero a otra cosa, me refiero a la
reflexión. Como dice Sócrates, una vida que no es examinada,
no vale la pena ser vivida.
CARMEN.- No don Jorge, eso sí que no, no nos examinába-
mos nada, ni la billetera, ni la vida privada, ni que haces vos
cuando no me ves a mí. Yo sabía que él era casado, él nunca
me mintió. Y él sabía que yo era libre de hacer lo que me pare-
cía porque él no me podía ofrecer nada, así que para qué nos
íbamos a examinar si ya sabíamos toda la verdad. Y la verdad
de la vida, don Jorge, porque a los dos nos daba vida hacernos
el amor.
JORGE.- Bueno Carmen, está bien, me voy, porque usted y yo
no nos vamos a entender.
125
CARMEN.- Así es don Jorge, usted vive leyendo y dice que
quiere encontrar la verdad, yo no tengo tiempo para leer, por-
que la verdad que estoy todo el día fregando para poder parar
la olla.
JORGE.- Hasta luego Carmen.
CARMEN.- Adiós don Jorge, que haga un lindo paseo.
JORGE.- Gracias Carmen.
Jorge sale y Carmen dice en voz alta, sola en la habitación.
Ay Dios mío, ¡¡¡en qué sabrá pensar este hombre!!!
Se va apagando la luz tenuemente, ya el ambiente está como
al atardecer. Entra Jorge a la habitación y dice:
JORGE.- Mi mujer no me entiende, mi hija no me entiende, mi
hijo y mi madre me admiran, pero me doy cuenta que no entien-
den y Carmen ni siquiera sospecha de lo que le hablo. Salgo al
café para ver a mis amigos intelectuales y abordar algún tema
trascendente pero no están. ¿Qué hacer?
Un hombre inteligente e intelectual recurre a sus conocimien-
tos, a sus saberes. Y como me siento muy solo apelaré al más
famoso soliloquio que haya conocido la historia y que dias pa-
sados adopté a mis circunstancias.
saca un papel y lee:
APAGON
ESCENA II
APAGÓN
130
EL CUENTO
Escenario:
Espacio: La casa de Sara, quien escribe en una máquina de escribir vieja.
La voz responde
Para verificar la seriedad de este programa, Sra. Sara, Ud. pue-
131
de sintonizarnos en el FM 847 y comprobará que estamos en
el aire.
Voz en off
Le repito, si usted responde correctamente a las tres preguntas
que le vamos a realizar, se hará acreedora del importante pre-
mio anunciado.
Sara dice: entendí.
Voz en off
Primera pregunta Sara:
¿Quién es el autor de La Ilíada y La Odisea?
Voz en off
Así es Sara. Va la tercera y última:
Cómo se llama al edificio que es sede del Poder Ejecutivo de la
República Argentina.
Voz en off
¡¡¡Felicitaciones Sara!!!! Se ha hecho acreedora del premio,
puede pasar a buscarlo en nuestros estudios, calle Patagonia
132
N° 1478 – Barrio La Ladera de nuestra ciudad, el próximo vier-
nes 8 de junio de este 1962 de 11 a 13 horas. Si usted desea,
saldrá al aire en un mini reportaje. Por favor Sara, me dice aho-
ra su nombre completo y número de documento.
(Sara va anotando lo que le dice la voz)
-Sara responde: Sara Evelia Kollers de Dominguez –
D.N.I. 5.322.097
Voz en off: Bueno Sara no se olvide que la esperamos en
nuestros estudios, calle Patagonia N° 1478 – Barrio La Ladera
de nuestra ciudad, el próximo viernes 8 de junio de este 1962
de 11 a 13 horas.
-Sara responde: Sí ya he anotado, allí estaré. Gracias.
(Sara corta el teléfono muy pero muy emocionada)
Por fin, se me dio, qué suerte, y este dinero será genuinamente
mío, ganado gracias a mi cultura general, ¡¡¡qué suerte!!!
Hoy es lunes, tengo tiempo de pensar cómo iré vestida, peina-
da, arreglada… Dios mío, qué emoción. ¿Y quien me podría
acompañar? Qué mejor que Pablito, mi hijo, a esa hora trabaja
pero podrá pedir permiso para estar con su madre en un mo-
mento tan importante. Estoy feliz….
Toma el teléfono y habla.
Pablito querido, hoy me pasó algo increíble, sublime, estoy muy
emocionada, me saqué un premio importante en un Programa
de preguntas y respuestas en una FM, 50.000.- pesos y un
ramo de flores. Este viernes debo ir a retirar el premio. La Radio
queda en el Barrio La Ladera, tengo que ir de 11 a 13, hora en
que se emite el programa, pero no quiero ir sola, vos me podés
llevar en tu auto y acompañarme.
……………
No Pablito, esto es serio, si me dijo que lo escuche que estába-
133
mos en el aire pero yo no tenía una radio a mano.
…………….
Bueno mil gracias hijo mío te voy a esperar a las 10 y media
entonces.
Corta el teléfono
¿Qué me preguntarán? ¿Habrá fotos? ¿En qué invertiré el di-
nero?
Dios mío, a esta no me la esperaba. Me pondré el traje sastre
nuevo que me hice para mi último cumpleaños e iré el viernes
a la mañana a la peluquería, tengo una cartera muy linda pero
me compraré zapatos nuevos.
………………………………………………………………
Suena una bocina y Sara sale muy bien arreglada
……………………………………………………………………
Voz en off
Chau mamá. Te hicieron el cuento, pero acordate que Mala Suerte,
Buena Suerte.
Chau
Sara entra a su casa con cara de abatida y dice:
¡¡¡No, no puede ser!!! Me han engañado, no existe ese domicilio,
quien será el malvado que me ha hecho esa broma, no puede ser,
por qué, por qué, por qué a mí, ¿yo a quien le hice algo malo?
Cuánta ilusión me había hecho.
Pero mi hijo me contó una historia china que relata que
Había un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus
campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los veci-
nos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y la-
mentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena
suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las
montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los
vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respon-
134
dió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo
del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó
y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una
desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte?
¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército
entró en el poblado y fueron alistados para la guerra todos los jóve-
nes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al
hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido
buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?
Esta historia no deja de ser consoladora, pero la verdad es que me
han hecho un flor de cuento.
Cuento… cuento… En la prestigiada Revista Para Ellas hay una sec-
ción titulada Cuando el lector se convierte en escritor y el premio es
importante, además de la publicación del cuento. Nunca se me hubie-
se ocurrido escribir un cuento, ni sobre qué escribir, pero ahora que
me han hecho el cuento, escribiré acerca de lo que me sucedió….
……………………………………………………………………
Hablando por teléfono
Pablito, como todos los domingos, mañana vengan a almorzar
vos, Cuca y los chicos. Pero no será una almuerzo cualquie-
ra, habrá un champagncito para festejar que me he ganado un
premio. La Revista Para Ellas me publicó un cuento, tengo la
revista en la mano y también el dinero y un diploma que fui a re-
tirar sola. Y esta vez no era cuento. Tenés razón. Buena suerte,
mala suerte. Mala suerte, buena suerte.
Bueno querido, los espero, no traigan nada, no hace falta nada.
Un beso.
Corta el teléfono
……………………………………………………………………
Y todavía sigue: ahora estudiaré teatro, escribiré esto que me
pasó y yo misma lo representaré en un monólogo.
135
ENTRE TELONES … Confusos y difusos
Personajes:
APAGÓN FINAL
140
141
LA MENOR
APAGÓN FINAL
147
EL SUEÑO DE BONIFACIO
DOS ACTOS:
1) Bonifacio sueña que está representando una obra de teatro
junto a otras personas;
ACTO 1
148
ESCRIBANO (ANTONIO).- Todas las condiciones están da-
das para la firma: están el comprador, el vendedor, el boleto de
compra-venta hecho. Ahora a mostrarme los documentos.
VENDEDOR (BONIFACIO).- ¿Documentos, como pagarés o
letras? No pienso aceptar. Habíamos convenido que la com-
pra-venta iba a ser en billetes papel.
COMPRADOR (BERTA).- ¿Papel? Yo diría papelón por tanta
confusión.
ESCRIBANO (ANTONIO).- Confusión es lo que ustedes están
produciendo por un acto tan sencillo.
COMPRADOR (BERTA).- Sencillo yo no tengo, por lo tanto me
tendrán que dar el vuelto.
VENDEDOR (BONIFACIO).- Vuelto yo no poseo y quiero de
una vez por toda el dinero, la plata.
COMPRADOR (BERTA).- Plata, eso mismo es lo que he traí-
do, todas las medallas de plata que se ganó mi difunto marido
jugando al tenis.
ESCRIBANO (ANTONIO).- Tenis o no tienes el dinero cash, el
billete papel.
COMPRADOR (BERTA).- Billete papel no tengo, tengo las me-
dallas de plata para pagar la propiedad.
ESCRIBANO (ANTONIO).- Propiedad, sí, con propiedad digo
que ustedes dos me han hartado porque no entienden nada de
nada.
VENDEDOR (BONIFACIO).- Nada es lo que hace usted que no
ejecuta la compra-venta y nada entiende la compradora que se
vino con medallas.
COMPRADOR (BERTA).- Medallas de plata legítima son y va-
len al fin y al cabo más que esa propiedad que después de todo
no está bien ubicada y sin conservar.
149
ESCRIBANO (ANTONIO).- Conservar la calma ya no me es
posible, esto les va a salir caro.
SECRETARIA (CAROLINA).- Caro dijo señor Escribano y aquí
estoy, ¿en qué le puedo ser útil?
ESCRIBANO (ANTONIO).- Útil sería que usted atienda y escu-
che. No la llamé y usted se llama Carolina.
SECRETARIA (CAROLINA).- Carolina es mi nombre, pero mi
apodo es Caro, no se haga el tonto. Usted lo sabe bien.
ESCRIBANO (ANTONIO).- Bien morado le va a quedar el tra-
sero, de los golpes que le voy a dar por su atrevimiento.
SECRETARIA (CAROLINA).- Atrevimiento y valentía sí voy a
tener porque lo voy a denunciar por violencia de género. Ade-
más voy a desenmascararlo porque usted es un estafador, un
ladrón, un sinvergüenza que siempre se gana el dinero de arri-
ba.
APAGÓN
150
151
SEGUNDO ACTO
Solamente aparecen Bonifacio y María (la esposa de Bonifacio)
Bonifacio está acostado en una cama o recostado en un sillón.
MARÍA.- Despertarte, Bonifacio, estás hablando de dormido,
qué querés vender sinvergüenza, ¿qué querés vender sin que
yo sepa?
BONIFACIO.- Pero qué mierda te crees que venís a interrum-
pir mi sueño. Yo soñaba que era actor de una obra de teatro,
bueno en realidad lo soy y justo estaba por terminar la obra,
pero vos nunca me dejas llegar al final.
MARÍA.- Me vas a decir hijo de puta si en tu sueño aparecía
Griselda.
BONIFACIO.- Si, era la Secretaria del Escribano, pero en la
obra se llamaba Carolina, la única que no tenía su nombre ver-
dadero.
MARÍA.- El teatro y la dramaturgia te estás volviendo loco como
el Quijote de la Mancha con las novela de caballería. ¿Y yo
aparecía en tu sueño?
BONIFACIO.- No.
María.- ¡Si te mataría! Y seguro que le cambiabas el nombre a
Griselda para disimular, porque bien que te llena el ojo.
BONIFACIO.- Tenía otro nombre porque debía empezar con
Caro. Además, alguna vez déjame explicarte María, esos son
sueños, pero en la realidad yo quiero comprarte un auto y para
eso quiero vender el terreno.
MARÍA.- ¿Qué terreno?
BONIFACIO.- Nunca te lo dije, porque quería darte una sorpre-
sa. Yo tengo un terreno de cuando era soltero, pero tus celos
jamás me dejan terminar una cosa bien.
MARÍA.- Quien te va a creer semejante cuento, estás totalmen-
te loco y terminala ya.
152
BONIFACIO.- Dejame hablar y que te explique mujer intoleran-
te, apresurada y frustrante.
(Tocan el timbre y es Griselda, atiende María).
GRISELDA.- Hola María, pasaba por aquí y me inspiré en tocar
el timbre para ver como están y preguntarle a Bonifacio cuando
reanudamos los ensayos.
MARÍA.- Ya estuvo ensayando en sueños me acaba de contar
y que vos te llamabas Carolina en sus sueños.
GRISELDA.- Y para que me cambia si más lindo es Griselda
que Carolina.
BONIFACIO.- Hola Griselda. Necesitaba un nombre que em-
piece con Caro.
GRISELDA.- Seguro que yo hacía papel de una prostituta que
cedía caro su cuerpo. Siempre en tus obras aparezco en pape-
les denigrantes. Me tenés harta, yo que siempre quise hacer el
rol de una mujer altruista.
BONIFACIO.- No es así, ustedes dos se imaginan cosas y me
cuestionan, me viven reprimiendo porque tienen visiones tergi-
versadas de lo que yo pienso. Ahora son dos las que me tienen
harto.
GRISELDA.- Si es así quedate solo con tus fantásticas obras
de teatro, que nosotras nos vamos a almorzar. Te invito María.
MARÍA.- Esperame un minuto que me cambio y vamos. Des-
pués este dice que vemos visiones. Siempre le dije que vos
eras su compañera de teatro que mejor me caía, que jamás
podría tener celos tuyos.
GRISELDA.- Así es María, jamás podría mirar a Bonifacio como
hombre, solo como dramaturgo y actor.
MARÍA.- Es que antes no era así, ahora se está volviendo un
poco loco. Ya estoy lista vamos.
APAGON FINAL
153
TEATRO BAJO SOSPECHA
Personajes:
Aldo y Rita: marido y mujer, vecinos de Ana.
Ana: la vecina
Escenario:
El living de la casa de Aldo y Rita
Tocan el timbre sale a atender el dueño de casa.
ALDO.- Buenas tardes vecina, como le va.
ANA.- Bien ¿y ustedes?
ALDO.- Bien, ¿qué la trae por acá?
ANA.- Quería hablar un momentito con usted y su esposa.
ALDO.- Sí, como no, pase siéntese. (Llama a Rita)
RITA.- Qué tal Ana, como está usted.
ANA.- Bien, un poco nerviosa.
RITA.- Sí, qué le pasa.
ANA.- Voy a ser muy directa. Les quiero pedir un gran favor.
RITA.- Sí, claro.
ALDO.- Para eso estamos los buenos vecinos.
ANA.- Les vengo a rogar que ya no griten, no se peleen, no se
insulten, no se maltraten de esa manera, porque se escucha
todo en mi casa, es muy desagradable, muy violento y mi joven
hijo de 18 años que se puso de novio, me dice: mamá, verda-
deramente el matrimonio es la tumba del amor, ¿no?
RITA.- Pero cómo se le ocurre decir eso, si Aldo y yo somos
un matrimonio único, armonioso, nos queremos como desde el
primer día en que nos casamos, ¿verdad querido?
ALDO.- Por supuesto mi vida, es una delicia nuestra conviven-
cia.
ANA.- No me van a hacer creer que estoy loca, lamentable-
154
mente la medianera de las casas parece muy permeable y aun-
que yo no quiera prestar oído, los gritos son tan fuertes, que
estén ustedes en el patio o dentro de la casa, mi casa tiembla.
RITA.- ¿Y a qué hora escucha todo eso?
ANA.- A toda hora, no hay horario determinado.
Aldo la mira a Rita como diciendo: y ahora ¿qué?
RITA.- ¡Ah! Ahora me doy cuenta mi querida vecina, no se pre-
ocupe. Es que usted no debe saber que mi marido y yo estudia-
mos teatro y estamos ensayando una obra, que es justamente
de una pareja que se llevan a las patadas.
ALDO.- Ah, si…. Sí, claro, de eso se trata… de eso se trata.
ANA.- Pero, ¿no tienen un horario fijo para ensayar la obra?
RITA.- No, no, no… como amamos el teatro, aprovechamos
todas las ocasiones para ensayar.
ANA.- Y los personajes ¿se llaman igual que ustedes?
RITA.- Y si…. Qué casualidad, ¿no?
ANA.- ¡Demasiada!
RITA.- Este… nada más que en la obra es Hanna, con “h”, pero
en la pronunciación no se nota.
ALDO.- Claro, claro… la “h” es muda, qué gracioso (se ríe).
RITA.- Dígame cuándo y dónde estrenan la obra, los voy a ir a
ver por supuesto.
ALDO.- Falta muuuucho….
RITA.- Vos cállate, yo soy la que hablé con el Director… Lo que
pasa es que no la vamos a estrenar en esta ciudad porque no
hay salones que nos satisfagan.
ANA.- ¡No les creo nada!
RITA.- No sea tan descreída mi querida vecina. ¿Acaso no pue-
de admitir que Aldo y yo seamos actores? Somos dos estre-
llas de las tablas. Somos dos enamorados de la tragedia, de
155
la comedia, del melodrama. Capaz que la próxima obra es una
comedia y se ríe todo el día.
ANA.- Dígame en qué ciudad la estrenarán porque deseo ir a
verlos, hace a la buena vecindad.
RITA.- En la capital del país, pero no tenemos fecha aún.
ANA.- ¡O sea que ni siquiera voy a conocer cuándo se termina-
rá esta tortura! (levanta la voz).
RITA.- Pero no se torture, si ya sabe que es ficción.
ANA.- No les creo nada…
RITA.- No tiene pruebas para no creernos.
ANA.- Eso supone usted. Tengo pruebas. ¿Y ese moretón que
tiene en el brazo Aldo?
RITA.- Es que nos posesionamos tanto que se me fue la mano.
Sabe qué, estamos totalmente embarcados en una corriente
llamada “teatro realista”.
ALDO.- Sí, sí, así es….
RITA.- Y él también se posesiona y me zamarrea de verdad,
pero no es realidad, es representación. Usted debe entender,
que los verdaderos actores tienen su personaje encarnado, he-
cho carne.
ANA.- ¡Pero tengo otra prueba contundente!
RITA.- (desafiante) ¿Cuál?
ANA.- ¡Tengo grabaciones de los gritos y filmaciones con una
cámara oculta!
RITA.- Y eso qué….
ALDO.- Claro… y eso qué…
ANA.- Cómo claro y eso qué… Los denunciaré a la Policía y
ésta mediante el Departamento de Investigaciones de las Per-
sonas Civiles, podrá constatar si ustedes son actores de teatro,
si han estudiado teatro, etc. etc.
RITA.- No puede ser tan incrédula Ana. Miré nosotros ya hemos
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representado la obra y nos ha ido muy bien, hemos ganado
algún dinero y ahora debemos seguir ensayando para repo-
nerla muchas veces más. No puede cortarnos nuestra carrera
artística.
ANA.- Flor de artista es usted, Rita, no le creo nada.
RITA.- Como los ensayos la perturban, le haremos ya mismo
una entrega de $1.500.- como una especie de indemnización
porque no tenemos posibilidad de ensayar en otro lado, ¿qué
le parece?
ANA.- ¿Ya mismo?
RITA.- Sí, anda saca de mi billetera Aldo.
Va y vuelve Aldo.
RITA.- Si me acepta creo que zanjaríamos el inconveniente de
que vaya a la Policía y tengan que hacer una larga investiga-
ción que no conducirá a ninguna parte. Le estira la mano con
los billetes.
ANA.- La verdad, es que ahora sí le creo, porque este dinero
que me lo da con tanta facilidad no puede ser de su empleo en
la administración pública, debe ser algo extra, algo que lo ha-
cen por vocación, está clarito, les creo perfectamente a los dos,
grandes actores.
RITA.- Vio como “hablando” la gente se entiende. ¡Qué lindo es
tenernos mutua confianza!
ANA.- Así es vecina y gracias… le acepté este dinero nada
más porque va a estar destinado a una obra de caridad.
RITA.- Le creo, le creo, yo también le creo. Qué bueno y que
buena es usted.
ANA.- Y ustedes también… ¡mucha merde para la próxima ac-
tuación!
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UN ANALISIS CLÍNICO
Personajes:
Paciente Mujer
Enfermera 1
Enfermera 2
Paciente 2
Bioquímico
Se arrima al proscenio:
¡¡¡Bua!!! Me tengo que ir sin mis análisis.
¡Casi pierdo el presentismo! Y todo, ¡POR UN HOMBRE DE
SANGRE AZUL!
APAGON FINAL
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PAN FRANCES
PANADERA (P)
TURISTA (T)
Lugar: una Panadería
PANADERA.- Buenos días señora, ¿qué va a llevar?
TURISTA.- Pan francés.
P.- Disculpe pero aquí en Madrid, todo el pan es español.
T.- Disculpe usted, yo soy argentina y allí le decimos pan fran-
cés, al pan chanchito.
P.- Si quiere chanchito, vaya a la otra cuadra, a la carnicería,
tienen carne de cerdo,
T.- No quiero cerdo, quiero pan.
P.- Y entonces porqué en vez de pedir pan simplemente se
mete con el chanchito francés, ¿me quiere decir?
T.- Señora, yo no le he pedido chanchito francés. Solo le he pe-
dido pan, identificado con los adjetivos “francés” y “chanchito”.
P.- No estoy para que me hable de adjetivos, doña Argentina, la
panadería está llena, no me haga perder más tiempo.
T.- No me llamo Argentina, soy de nacionalidad argentina.
P.- Qué complicada, que confusa. Sea más simple. ¿Qué inten-
ta comprar?
T.- Pan.
P.- Pero aquí hay muchos tipos de pan. ¿Cuál quiere?
T.- Es que no sé cómo se identifican en España.
P.- En España nos identificamos como españoles y hablamos
pronunciando bien las “eses”. Ustedes se la comen.
T.- Deme de ese (señala).
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P.- Por fin, un acto de inteligencia. Porque cuando no se tiene
un correcto y cabal manejo del idioma, doña Argentina, es me-
jor usar el dedito. Pero justo ese que señaló, no le puedo ven-
der porque ya está encargado y pagado. En seguida lo retiran.
T.- Entonces deme de ese otro (señala)
P.- Pero señora, usted además de no manejar su lengua mater-
na, el español, está corta de vista, ese pan es de cerámica, es
un adorno de la panadería, no se vende.
T.- Y entonces de cuál me puede vender.
P.- Y ¡pues elija usted!
T.- Este.
P.- Pues justamente ese se llama pan argentino.
T.- En la Argentina a ese lo llamamos pan porteño.
P.- Mire pues, yo i estau en Buenos Aires y es así, los porteños
creen que Buenos Aires es lo único que hay en la Argentina.
T.- Pero en realidad soy salteña.
P.- No se dice salteña, se dice saltarina.
T.- No, nacida en Salta.
P.- Justamente de “Salta” se deriva saltarina.
Anda, vete que no puedo ya perder más tiempo contigo, y si
tiene ganas de pan francés, en Madrid hay una panadería fran-
cesa en el Barrio Latino. Hale, anda y date el gusto, que en la
esquina hay una boca del Metro que te lleva derechito para allá.
T.- Y pensar que no quise ir ni a Francia ni a Italia para enten-
derme bien con el idioma ¡¡¡¡¡UAAAAA!!!!!
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