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Curso: 2¨ 2¨
Sin embargo, su creatividad no era solo imaginación y juego. También observaba la realidad y
escribía sobre las cosas que veía y no le gustaban. En 1979, en el marco de la última dictadura
cívico - militar, escribió́ una nota para el diario Clarín, titulada "Desventuras en el País Jardín
deInfantes", en la cual llamó a la nueva dependencia gubernamental encargada de dictaminar
qué se publicaba y qué no “un estafador de energías, un ladrón de nuestro derecho a la
imaginación, que debería ser constitucional”. Al día siguiente de la publicación empezó́ la
censura de su obra. Quedaba prohibida la difusión de sus canciones y libros, tanto por
radio como por televisión. Terminada la dictadura, fue designada por el presidente Raúl
Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia.
A lo largo de su vida recibió numerosas distinciones. Entre las más importantes se encuentran:
Premio Argentores Cine / comedia (1971), Gran Premio de Honor SADAIC - Música Internacional
(1973), Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1985), Doctora Honoris Causa de la
Universidad Nacional de Córdoba (1990), Premio Konex de Platino - Letras - Literatura Infantil
(1994), Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (2000) y fue la primera
personalidad en recibir la Medalla del Bicentenario en 2010,
Los cuentos y canciones de María Elena acompañaron a generaciones de argentinos y argentinas
durante sus infancias. Y lo harán por muchas décadas más.
CARACTERISTICAS DE SU OBRA:
Sus obras infantiles destacaban por su trasfondo ideológico y crítico; Walsh huía de los
estereotipos y de las palabras edulcoradas para tratar temas sociales y para criticar aspectos del
mundo que la rodeaba. Se destacó en la cultura argentina por su estilo innovador al escribir para
el público infantil de un modo diferente. Se caracteriza por relatar historias y hacer canciones con
temas curiosos y novedosos para los niños y esto llama muchísimo la atención. Por ejemplo, “El
reino del revés” es un poema cantado de situaciones absurdas que causan mucha gracia porque
cambian el sentido real de las cosas y que las convierten en situaciones divertidas llaman mucho
la atención de los niños.
María Elena escribió de una manera tal que no son cosas lógicas lo que intenta transmitir, sino
más bien juego de palabras o historias que mezclan mundos llenos de imaginación; uno se
maravilla con las combinaciones de palabras y “colores” que hace al escribir. Su forma de escribir
y musicalizar atrae muchísimo, e incluso el vocabulario exótico que puede llegar a utilizar amplía
el vocabulario de los niños. Las obras de Walsh han dado la vuelta al mundo, y eso no es por
casualidad, sino porque ella a través de palabras y canciones conquista a los niños.
En los cuentos de María Elena se emplea una concepción de lenguaje como juego que consolida
una nueva poética dentro de la literatura infantil argentina. Reproduce el vocabulario de un chico
que recién incorpora la lengua y donde las palabras le nacen «pegadas a las cosas» «_Sí, quiero
que me quieras, dijo el Gatopato, siempre que tú quieras que yo quiera que me quieras, Princesa.
_ Yo sí quiero que quieras que yo te quiera, respondió la princesa.» Incluye el idioma de juego
infantil denominado «jerigonza” que consiste en agregar después de cada sílaba una sílaba
nueva con la consonante «p», imitando a un juego de chicos común para la época. Los juegos de
palabras, las onomatopeyas y la creación de nuevas palabras muestran un estilo que define la
originalidad de Walsh. En medio de la página del cuaderno de Felipito Tacatún, aparece una
«Plapla cantante y patinadora», una letra que debe esconderse para que «nadie se entere» de su
existencia, porque ella no figura en el abecedario. Se introducen breves rimas donde se indica el
ritmo en que deben ser entonadas. Como «Yo tengo una verruga», que sigue la melodía de «Yo
no soy buena moza», una poesía de origen folklórico usada en los juegos infantiles. La mayoría
de los cuentos finalizan con un verso pareado.
Un “limerick” es un poema de una sola estrofa compuesto por cinco versos: dos grandes, dos
chiquitos y otro más grande. Las rimas se dan entre los versos semejantes, se busca lo gracioso,
lo absurdo, y hasta pueden ilustrarse. María Elena Walsh creó disparatados y divertidos limericks
para su libro Zooloco. A través de ilustración animada y locución, cada verso cobra vida propia a
puro ritmo y rima. Su padre le recitaba limericks ingleses cuando todavía era una niña. Los
limericks son una forma poética anglosajón, que María Elena utilizaría como inspiración para
escribir sus poemas y componer las letras de sus canciones, desopilantes y profundas.
Ejemplo de un limerick: Un Gato concertista toca Liszt,
Una Lechuza va y le dice: -Chist,
Me aburres por demás,
Cambia ya de compás
Que tengo ganas de bailar el twist.
«Los cuentos que se cuentan en Gulubú se llaman cuentopos. – Muy bien contestarán ustedes -,
¿pero qué diablos quiere decir Gulubú? Muy sencillo: Gulubú es un bosque donde los cuentos se
llaman cuentopos.”
En Cuentopos de Gulubú vas a conocer historias muy divertidas con princesas, animales y
objetos maravillosos, que suceden en el bosque, en castillos, en la escuela y en el fondo del mar.
En Gulubú pasan cosas sorprendentes, cuentos disparatados, con personajes sorprendentes.
LA REGADERA MISTERIOSA
María Elena Walsh
Felipito Tacatún era muy distraído. Distraído, boquiabierto y desmemoriado. Qué le vamos a
hacer, cada cual tiene sus defectos, ¿no? Una vez, la mamá lo mandó a regar las plantas.
Felipito, naturalmente, se olvidó de llenar la regadera. Y ni siquiera se dio cuenta de que igual
salía agua y que las flores la bebían muy contentas. Al rato fue la mamá al jardín y vio que las
plantas estaban medio loquitas. Las flores se reían y bailaban el vals, mientras las hojas
aplaudían y los yuyos dormían la siesta. — ¿Con qué has regado estas plantas, Felipito? — Con
la regadera, mamá. — Pero esa regadera no tenía agua, sino vino —dijo la señora de Tacatún—,
porque estas plantas están todas borrachitas. Efectivamente, estaban borrachitas. Felipito trajo la
regadera para que su mamá la inspeccionara y ¡oh sorpresa! esta vez la regadera no estaba llena
de vino, sino de leche. La mamá se apresuró a preparar una enorme mamadera para el hermano
de Felipito. Cuando terminó, dijo: — Felipito, alcánzame otra regadera de leche. Y cuando su hijo
se la alcanzó, resulta que estaba llena de jugo de naranja con azuquita. Naturalmente, Felipito se
lo tomó todo sin respirar. Y así siguieron las cosas. No había duda de que la regadera era
mágica, misteriosa y chiripitifláutica. Un día se llenaba de leche, otro día se, llenaba de tinta
china, otro día se llenaba de caldo de gallina, y los domingos se llenaba de cerveza. Así, porque
sí. Pero jamás, réquete jamás más volvió a llenarse de agua. Qué lindo, ¿no? Pero, ¿y las
plantas?, preguntarán ustedes. Hubo que regarlas, en adelante, con la manguera.
Y de esta manera se acaba el cuento de la regadera.