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Taller teoría del caso

Presentado por:

PT. Heiner Arley León Murcia

PT. Diego Fernando Riscanevo Riscanevo

PT. Yefer Duván Alfonso Huertas

PT. German Camilo Sotelo Sotelo

Oralidad

Docente:

Martha Liliana Tascón Rodríguez

. 11 de agosto del 2020

Bogotá D.C
Presentación del caso

Pruebas: Cerca de 100 pruebas, entre testimonios, cotejos dactiloscópicos,


vídeos y exámenes de ADN tendría la Fiscalía 11 Seccional de Florencia, contra
Yadira Narváez Marín, conocida en el mundo del hampa como «la Reina de la
Escopolamina».
Además, teniendo en cuenta que la victimaria había sido reconocía por testigos y
se identifico plenamente y previa orden de la Fiscalía se solicitó a l laboratorio de
fotografía de la Seccional de Investigación Criminal aportando la imagen de ella
dirá para que se elaborará álbumes para reconocimiento con los testigos en
compañía del procurador.
Por otra parte, se realizó la extracción de fotograma de los diferentes videos con el
fin de identificar rasgos morfológicos de Yadira Narváez

Hechos: Era 4 de septiembre de 2011; hacia las tres y un minuto de la tarde,


personal del Grupo Vida de la Seccional de Investigación Judicial e Inteligencia,
SIJÍN, de la Policía en Caquetá, recibieron una llamada en la que se les reportaba
el hallazgo de un cuerpo al interior de una residencia del centro de Florencia. Ese
domingo, la SIJÍN tenía turno para realizar las diligencias de inspección técnica a
cadáver, por eso, tan pronto recibieron la llamada, personal adscrito al
Departamento de Policía Caquetá, lo dispuso todo para atender la novedad.
Al llegar al sitio indicado; la habitación 14 de la residencia La Carolina en la calle
16 número 10-52 del barrio El Centro de Florencia, los investigadores encontraron
el cuerpo sin vida de un hombre que yacía encima de la cama de la habitación,
semidesnudo en posición cúbito dorsal. Para el personal que efectuaba la
diligencia, no le fue difícil intuir que se trataba de un homicidio. La víctima tenía el
índice de la mano derecha teñido de negro; el responsable del crimen le había
extraído su huella dactilar con algún fin.

Al iniciar las pesquisas para determinar lo que ya sospechaban; que el autor


material del crimen era una mujer y que tenía relación con dos anteriores que ya
se habían registrado en circunstancias similares, los investigadores le recibieron
testimonio a la recepcionista de la residencia, quien fue la persona que les dio el
reporte a las autoridades sobre el hallazgo del cuerpo y que, en últimas, habría
observado al responsable del homicidio. Según relató la empleada del sitio de
hospedaje; testimonio que fue leído el pasado viernes por la Fiscal 11 Seccional
de Florencia, Martha Patricia Tarazona Gómez, durante la audiencia de
imputación de cargos, instalada por una juez con funciones de garantías, contra
Yadira Narváez Marín por la muerte de Libardo Torres Ordóñez, como fue
identificado el occiso; la saga de acontecimientos que terminaron con su muerte,
inició hacia las 7:30 de la mañana de ese fatal domingo.
De acuerdo con la recepcionista, ella llegó a ponerse frente a su puesto de trabajo,
el 4 de septiembre de 2011 a las 6:00 de la mañana. Le recibió a su compañero y
hora y media después, llegó una pareja al sitio.

El testimonio citado por la Fiscal Tarazona Gómez, señala que, «el hombre que
acompañaba a la mujer de estatura promedio, ni muy flaca, ni muy gorda, morena
que vestía jeans, camiseta blanca y tenis, solicitó un servicio». La recepcionista le
habría dicho, según su relato, que «el rato» costaba 12 mil, por lo que Torres
Ordóñez le pagó con un billete de 50 mil pesos, no obstante, cuando la empleada
de la residencia le dijo que no tenía vueltas, este le contestó que cuando pidiera el
almuerzo le pagaba todo, que no se preocupara.

Según la declaración de la mujer, la víctima le pidió luego unas gaseosas, cuando


se las llevó, vio a Narváez Marín cerca del lavamanos, pero no se percató de qué
estaba haciendo. La recepcionista contó que luego de unos minutos, escuchó al
hombre pujar, pero pensó que se trataba de la emoción del momento, por lo que
no hizo nada al respecto, después, vio que la mujer salió del cuarto con unas
fotocopias en la mano, tras unos minutos, ingresó a la residencia con un huellero y
se sentó en la sala del sitio.

De acuerdo con su testimonio, Narváez Marín se rascaba constantemente la


cabeza. Cuando la empleada de la residencia le preguntó qué le pasaba, ésta le
pidió primero un lapicero, diligenció unos papeles y después le solicitó copia de las
llaves de la habitación, por cuanto se le habían quedado las suyas adentro. La
recepcionista, según le dijo a la Fiscalía, le facilitó a Narváez Marín todo lo que le
había pedido, hasta que después de unos minutos, se fue del lugar y no regresó
jamás.

La escena del crimen A las 2:00 de la tarde, previendo que no le habían


cancelado el servicio y que se hacía tarde, la empleada de la residencia empezó a
tocar a la puerta de la habitación 14.
Pasados unos minutos, como el hombre no le respondía, la recepcionista decidió
abrir la puerta. Cuando penetró en la habitación, la mujer encontró al hombre
semidesnudo encima de la cama, por lo que se le acercó y al ver que su rostro
estaba cubierto por un trapo, le tocó la barriga; al notar que no respiraba y que las
manos las tenía moradas, gritó y salió corriendo a llamar a la propietaria del
establecimiento. Según les dijo la testigo a las autoridades, desde ese día, nunca
más volvió a la residencia.

Cabos sueltos
No hay crimen perfecto, por lo menos eso demostraría Yadira Narváez Marín en
los que cometió. Además de haber sido vista por una empleada de la residencia
en la que asesinó a Libardo Torres Ordóñez el 4 de septiembre de 2011, «la Reina
de la Escopolamina», previo a acabar con la vida del tendero Leónidas Polanía, se
vinculó sentimentalmente con él, razón por la que algunos de los hijos de la
víctima alcanzaron a conocerla.

Así mismo, el 19 de septiembre de 2011, es decir, 15 días después del homicidio


contra Torres Ordóñez, Yadira Narváez Marín condujo hacia la residencia
Monterrey de Florencia a Simón Vega, no obstante, pese a que lo llevó hasta ese
sitio, con la promesa verbal de comprarle una motocicleta con el único propósito
de robársela, para lo cual le dio a ingerir veneno, mezclado en una cerveza, la
víctima sobrevivió.

Estando en el hostal, Vega, quien intentaba concretar la venta de una moto para lo
cual llegó desde el barrio Santander de Florencia, hasta la residencia, donde «la
Burundanguera» le dijo que los estaba esperando un hijastro que le revisaría el
vehículo para evitar que ella se hiciera a una moto que tuviera fallas mecánicas,
empezó a sentirse mareado por lo que intuyó que la mujer le había dado a ingerir
algo a través de la cerveza.

Ese presentimiento le salvó la vida, porque se indujo el vómito, al punto que


evacuó la sustancia que la mujer le había suministrado en la cerveza.

Sin embargo, mientras llegaba al hospital para ponerse a salvo, Yadira Narváez
Marín le hurtó la motocicleta y la empeñó en una prendería. Esa misma noche, las
autoridades encontraron el vehículo y lo recuperaron, al igual que lo que pasó con
la moto de Ordóñez, se le incautó a un tenedor al cual la mujer la había vendido,
luego de efectuar el crimen.

Responsabilidad
Luego de una exhaustiva investigación, las autoridades lograron identificar a
Yadira Narvárez Marín como la presunta autora material de los homicidios contra
tres personas en Florencia, no obstante, la mujer, sin que nadie lo advirtiera, al
parecer, cobró la vida de una persona más.

El 11 de septiembre de 2011 fue hallado en el Hotel el Nuevo Sol de Florencia, el


cuerpo sin vida del moto-trabajador, Reinaldo Ramírez Prado.

A la víctima también se le había hurtado la motocicleta en la que trabajaba y había


sido empeñada en una compraventa cercana a la Terminal de Transportes.

En la cámara de seguridad de la casa de empeño, quedó plasmada la imagen de


Yadira Narváez al momento en el que fue a transar la motocicleta por una suma
superior a 300 mil pesos.

Aunado a eso, en la habitación 11 del hotel en el que fue encontrado el cadáver de


Ramírez Prado, las autoridades descubrieron una hebra de cabello, que luego de
someter a un examen de ADN, se determinó que correspondía a «la
Burundanguera». Dos semanas después, el 24 de diciembre, la Policía la capturó
en el Terminal de Transportes de Neiva y la puso a disposición del aparato judicial.

El pasado 17 de julio, el Juez Cuarto Penal del Circuito condenó a 42 meses de


prisión a Narváez Marín, por el delito de hurto calificado por lo ocurrido con Simón
Vega, el comprador de motos, al que le dio a ingerir veneno en una cerveza para
robarle un vehículo. Luego, aceptó haber asesinado a Reinaldo Ramírez Prado y
el pasado 11 de enero dijo que sí fue la responsable del homicidio de Libardo
Torres Ordóñez, no obstante, negó ser la autora material del crimen que le segó la
vida a Gustavo Arriguí Álvarez y por el que podría enfrentarse a la pena máxima
de 60 años de prisión.

ACUACIONES DE POLICIA JUDICIAL

Inspección técnica a cadáver Art 214 CPP

Inspección Técnica al lugar de los hechos Art 213 CPP

Álbum para reconocimiento de personas Art 252 CPP

Entrevistas Art 206 CPP

Toma de huelas dactilares como método de identificación Art 251 CPP

Identificación o Individualización mediante retrato hablado Art 128

DELITOS

Homicidio Art 103 CP

Artículo 104. Circunstancias de agravación

Inciso 7. Colocando a la víctima en situación de indefensión o inferioridad o


aprovechándose de esta situación.

Inciso 2. Para preparar, facilitar o consumar otra conducta punible; para ocultarla,
asegurar su producto o la impunidad, para sí o para los copartícipes, en este caso
el hurto (Artículo 240. Hurto calificado Inciso 2. Colocando a la víctima en
condiciones de indefensión o inferioridad o aprovechándose de tales condiciones.

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