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Rafael Uribe constructor de casas y destructor de vidas, el asesinato de

Yuliana Samboní.

Este es el macabro crimen que aterró e indignó a toda Colombia en el año 2016,

cuando se conoció que, el arquitecto bogotano Rafael Uribe Noguera secuestró,

torturó, violó y asesinó a la niña de 7 años.

La historia inicia el domingo 4 de diciembre sobre las nueve de la mañana, cuando

Uribe Noguera llegó hasta el frente de la casa de Yuliana, en el barrio Bosque

Calderón. La niña se encontraba jugando con su primo cuando Rafael subió a la

fuerza a la menor al interior del vehículo en el que se movilizaba, su primo intentó

evitar este acto jalandola de las piernas pero fue en vano, cuando la camioneta

arranca, el menor da aviso al padre de la menor quien desesperado salió en su

búsqueda pero no había ningún tipo de rastro.

La familia de Yuliana actuó de manera inmediata dando aviso a la Policía del sector.

Por tratarse inicialmente de un caso de secuestro, llegaron al barrio varios

investigadores del Gaula de la Policía, quienes instalaron retenes y comenzaron a

hacer un barrido amplio y a registrar parqueaderos, solicitaron videos de dos

cámaras de seguridad del sector y así establecieron con certeza la placa del

vehículo.

Sobre las 12:45 de la tarde, fue contactada Laura Arboleda, quien figuraba en los

registros de tránsito como propietaria del vehículo, la involucrada sería la esposa del

abogado Francisco Uribe Noguera, hermano del “presunto secuestrador”. los

investigadores explicaron que ese vehículo estaba involucrado en el secuestro de

una menor, incrédulo, el abogado solicitó tiempo para consultar la veracidad de la

información, quien se comunicó minutos después y concretaron una cita con los

investigadores en el CAI de la carrera séptima con calle 72.


Hacia las dos de la tarde, con investigadores informaron al abogado la premura de

dar con el paradero de la menor, sin embargo, el involucrado explicó que el vehículo

no estaba bajo su poder por unos negocios familiares e dio inicio a una serie de

llamadas que redundaron en que el vehículo se encontraba a manos del hermano

Rafael Uribe Noguera pero que la familia desconocía su paradero.

El Gaula comenzó, entonces, en compañía de Francisco, a buscar a Rafael. Fueron

al edificio donde este vivía y averiguaron entre familiares y amigos. También

insistieron al teléfono de Rafael, sin respuesta. Hacia las tres y cinco de la tarde, un

oficial del Gaula le escribió, vía WhatsApp: “Señor Rafael, necesitamos hablar

urgente con usted”. El celular aparecía encendido. Los investigadores establecieron

la posible ubicación del teléfono y salieron hacia el lugar sin Francisco quien partió

hacia las tres y cuarto de la tarde, y quedó de comunicarse con ellos más adelante.

Los investigadores llegaron hasta el apartamento de Rafael, por los datos

entregados por el abogado. El vigilante del edificio confirmó que poco antes de las

diez de la mañana Rafael había ingresado en su camioneta al parqueadero y tras

permanecer cinco minutos volvió a salir del edificio. Mientras toda la Policía recorría

la ciudad en busca de la pequeña, los investigadores intentaron infructuosamente

volver a comunicarse con Francisco durante toda la tarde sin éxito.

Solo hacia las siete de la noche, Francisco llamó a los investigadores y les dijo que

había aparecido su hermano, pero que este se encontraba en mal estado y se

estaba dirigiendo a la clínica psiquiátrica Monserrat, al llegar los investigadores a

este lugar, Francisco mencionó que su hermano, camino a la clínica le había

confesado que había estado con la niña que estaban buscando y que había muerto

accidentalmente, indicó de la misma manera que la niña permanecía en un segundo

apartamento ubicado en el edificio Equus 66, Francisco guía a los investigadores al

lugar.
Hacia las 8:50 de la noche llegan los policías, fiscalía y los investigadores del Gaula

al apartamento 603, un lugar de dos niveles, deshabitado y sin muebles, en la planta

baja solo había una botella de licor y unos cigarrillos, pero al momento de registrar

la terraza encontraron a la niña en una de las puertas que dan accesos a tuberías y

motores del jacuzzi, la menor se encontraba sin pulso y su cuerpo desnudo y

embadurnado de aceite de cocina, en un intento por borrar evidencias. Medicina

Legal estableció -tras una necropsia de diez horas- que el asesino golpeó a la

menor, la violó y la asfixió, presionando su boca y cuello.

Mientras la dolorosa escena se desarrollaba en el apartamento, Francisco y su

hermana Catalina llevaron hasta la Clínica Navarra a su hermano Rafael para

internarlo por una supuesta sobredosis de cocaína y alcohol. “Paciente remitido de

Clínica Montserrat antecedente de consumo de sustancias psicoactivas, refiere

consumo de alcaloide perico, refiere que fueron tres bolsas y alcohol una botella y

media de aguardiente, refiere que el consumo de alcaloide fue hace

aproximadamente cinco horas”, dice el reporte médico de esa clínica.

Basado en esto, y otras evidencias, la Fiscalía afirma que Rafael se drogó varias

horas después de cometer el crimen, para intentar atenuar la responsabilidad de sus

actos, según expuso la fiscal del caso durante la audiencia de legalización de

captura del arquitecto, quien fue enviado a la cárcel La Picota.

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