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1.

Un nuevo significado para Pentecostés


Hch 2:1–4.
Una de las fiestas o solemnidades que Dios mandó guardar a su pueblo Israel fue la fiesta
de las semanas (Lv 23:15–21), llamada así porque se celebraba al final de un periodo de 7
semanas desde la ofrenda de los primeros frutos de la cosecha (las primicias de Lv 23:10).
Dado que el día solemne era el posterior a estos 49 días, la fiesta pasó a denominarse
Pentekosté que significa ‘el quincuagésimo’.
Siglos más tarde, tras el exilio del pueblo en Babilonia, los rabinos judíos realizaron una
nueva interpretación de esta festividad a la luz de Ex 19:1: dado que partiendo de la Pascua
celebrada en Egipto la fiesta del 50º día habría coincidido con la entrega de la Ley de Dios a
Moisés en el monte Sinaí, Pentecostés pasó a ser una fiesta que celebraba la entrega de
dicha Ley, la Alianza de Dios con su pueblo.
Pero Dios tenía preparado un nuevo y simbólico significado para esta fiesta. Tras el
sacrificio del cordero sin mancha, y tras su resurrección como primicias de las que habrían
de venir después de él, llegó el día de entregar al pueblo de Dios, no la ley que lo condena,
sino el sello de gracia que lo exime de culpa: el Espíritu Santo. El nuevo Pentecostés marcó
así el nacimiento de un nuevo pueblo de Dios.

Aplicación:
Fiestas judías: Dios no pidió a su pueblo guardar determinadas fiestas por capricho, sino
porque ellas recogen de forma simbólica momentos clave en la historia de la salvación de
la humanidad que era necesario entender y transmitir de generación en generación.
Pentecostés: Con la entrega del Espíritu Santo el Señor inaugura un tiempo en el que su
pueblo ya no está bajo la ley, sino bajo la gracia; un pueblo que ya no se va a identificar por
la señal de la circuncisión, sino por la señal de la sangre de Jesús derramada en la cruz.
Sacramentos: Las ordenanzas de Dios nunca son símbolos huecos e inservibles. Por un lado,
están anclados en momentos épicos de la historia de la redención y, a la vez, son un tónico
para la vida espiritual del pueblo de Dios y el alma del creyente.

2. Los del Camino


Jn 14:6; Hch 24:22; Hch 4:12.
Durante la expansión del Imperio romano, se construyeron más de 400 caminos que
comunicaban Roma con sus principales provincias, por lejos que estas estuvieran. Un total
de 70.000 Km de vías que llevaron a las gentes a acuñar la famosa frase ‘todos los caminos
conducen a Roma’.
Precisamente por eso resulta algo desconcertante que la primera forma en que fueron
conocidos los discípulos del Jesús resucitado fuera como seguidores del «Camino» (Hch.
9:2). Frente a aquel eslogan popular que transmitía la idea de que existen muchas formas
de alcanzar un mismo objetivo, Jesús dijo ser «el camino» y no ‘un camino’; el único camino
que lleva a Dios Padre.
Los apóstoles se identificaron con este aspecto distintivo de Cristo y lo hicieron el
estandarte de su mensaje, sin miedo a que los tacharan de intolerantes o exclusivistas.
Sabiéndose poseedores de la verdad, que solo puede ser una, se abrieron paso
valientemente en un mundo que opinaba justo lo contrario. Veinte siglos más tarde, nos
encontramos en la misma situación.

Aplicación:
Camino: El cristianismo defiende que solo hay un camino para llegar a Dios, una sola forma
de alcanzar la salvación: Jesucristo; y hemos sido llamados a proclamar y defender esa
verdad.

3. Y los llamaron cristianos


Hch 11:26; 1 Cor 11:1.
Una de las primeras tareas que tuvo que emprender la Iglesia primitiva fue la de definir su
propia identidad. Dado que el cristianismo había surgido del seno del judaísmo, cabía la
posibilidad de que se creyera que era una secta más de este, como lo eran los fariseos,
zelotes, saduceos y esenios.
Y no solo tuvieron que diferenciarse del judaísmo, sino también del resto de religiones,
devociones y filosofías que coexistían en un Imperio Romano que, en el siglo I, aún toleraba
las diversas creencias religiosas de las naciones conquistadas.
Para lograrlo solo tuvieron que seguir las palabras de Jesús: «Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis». Los primeros creyentes
fueron imitadores de Cristo, en su mensaje y en su comportamiento; y así fue cómo se
ganaron el apelativo que los vinculaba con su maestro.

Aplicación:
Cristianos: Para poder llevar con honra este apelativo, debemos conocer al maestro de
quien decimos ser discípulos e imitar su conducta de tal forma que quien nos mire vea en
nosotros a Cristo.
Religiones: En un mundo con tanta diversidad religiosa, el cristianismo debe abrirse paso,
no solo de palabra, sino con hechos, con vidas transformadas que reflejen al Señor que se
predica.
La identidad del cristiano: El cristiano no se distingue en esta sociedad si no es diferente e
igual. Diferente a quienes lo rodean, igual a su Señor. La meta no es solo ser diferente, es
ser diferente por semejanza a Jesús.

4. Israel, un lugar estratégico para la expansión del Evangelio


Ez 5:5..
Allá por el año 175, un conocido filósofo pagano, Celso, decía con desprecio: «Si Dios
despertara de un largo sueño y quisiera salvar a todos los seres humanos, ¿pensarías que
iría a una esquina del mundo?». Y es que desde hacía varios siglos, tanto filósofos como
intelectuales griegos y romanos, consideraban a la recién denominada tierra de Palestina
como un territorio insignificante lleno de gente insignificante. Su opinión no podía estar
más alejada de la realidad.
Quienes estudian la ubicación geográfica de Israel descubren con cierta sorpresa que se
encuentra en el centro geográfico del planeta. No es un territorio cualquiera, sino que al
estar situado en la ribera mediterránea del suroeste asiático, resulta ser un interesante
punto de comunicación entre los tres grandes continentes: Asia, África y Europa.
Dios no escogió un rincón del mundo para encarnarse, sino un lugar estratégico desde
el cual sus discípulos podrían acceder con facilidad a las regiones más pobladas del planeta
llevando el Evangelio. Y cuando regrese para reinar sobre las naciones, solo el centro del
planeta podía ser el lugar digno para ubicar su trono (Jer 3:17).

Aplicación:
Israel: Cuando Dios escogió la tierra de Canaán como heredad para su pueblo, lo hizo
sabiamente, pensando en su plan de salvación. De Israel saldría el Salvador, de Israel
saldrían los emisarios portadores del mensaje de salvación. A Israel regresará para
establecer su trono en la Tierra.
Evangelismo: No se puede evangelizar con efectividad desde un rincón de la iglesia, es
importante estar en el centro de la sociedad que nos rodea. Debemos ir a ellos y no esperar
a que ellos vengan a nosotros para disponernos a hablar del Evangelio.

5. Los cinco favores que hizo Roma al cristianismo


Mt 28:19; Hch 22:25.
La expansión del Imperio Romano a territorios de Centroeuropa, Asia y África, si bien no fue
deseada ni aplaudida, tuvo consecuencias positivas para las naciones conquistadas. Y
concretamente para el cristianismo, en sus inicios, la extensa dominación romana trajo
consigo cinco grandes aportaciones:
1. Pax: Paz para extender el Evangelio en un mundo sin guerra: la conquista de Roma
trajo paz a muchas naciones que previamente andaban sumidas en constantes
guerras entre sí; en medio de conflictos bélicos se habría proclamado el Evangelio
con verdadera dificultad.
2. Lex: Leyes que concedieron derechos y protección legal: Leyes que concedieron
derechos de gran utilidad: la ley romana ofrecía a las colonias una administración
flexible, tolerante y abierta, en la que muchos residentes recibían la condición de
‘ciudadanos romanos’ con interesantes derechos, como la libre circulación o la
defensa legal en los tribunales.
3. Via: Vías que permitieron comunicar ciudades distantes: las inigualables
comunicaciones romanas por tierra (más de 70.000 Km de caminos empedrados) y
por mar (numerosas rutas comerciales desde Gibraltar hasta el Nilo o la India)
permitieron que el Evangelio se extendiera fácilmente aun a grandes distancias.
4. Rex: un Gobierno que dio unidad política y protección ciudadana: el gobierno
romano aportaba soldados que protegían todas las colonias y aportaban seguridad
en los caminos.
5. Ars: el Arte o Talento romano como medio de expansión de la cultura: las artes
romanas, tanto intelectuales como manuales, permitieron un auge en la educación
(por la creación de complejos sistemas escolares en los que se estudiaba retórica),
en la arquitectura (la bóveda o el arco romano permitieron construir numerosos
puentes e iglesias) y el arte (como la pintura y la escultura, que permitieron plasmar
ciertas ideas en imágenes).
Todo ello nos hace ver la ocupación romana con otros ojos, pues contribuyó a una
rápida, segura, legal y continuada expansión del Evangelio por todo su territorio. Visto así,
y como dice el refrán: «No hay mal que por bien no venga».

Aplicación:
Soberanía: El Señor no envió a sus discípulos a predicar el Evangelio a todas las naciones sin
antes allanar soberanamente el camino para ello. Dios es quien maneja los tiempos y las
circunstancias, y envió a su Iglesia a proclamar su mensaje justo cuando el mundo estaba
política, geográfica y legalmente en condiciones de permitir una difusión extraordinaria del
mismo. Démosle gloria porque sus planes son perfectos.

6. Contribución de Grecia al cristianismo


Los pueblos conquistados durante la época dorada del Imperio Heleno adoptaron el griego
como lengua vehicular, siendo este un idioma rico en vocabulario e idóneo para expresar
ideas abstractas, lo que permitió a los primeros cristianos verbalizar mucho mejor las
doctrinas del Evangelio.
El pueblo griego se caracterizó por su amor por el conocimiento y el arte. Los griegos
eran hombres curiosos y amantes de la verdad, cuyas preguntas y reflexiones dieron lugar
a una cosmovisión y filosofías que ensalzaban el valor del ser humano y desterraban el
politeísmo de la mitología para apuntar hacia un único ser superior responsable del devenir
de la historia, preparando así el terreno para que el monoteísmo cristiano se aceptara con
mayor facilidad.
La cultura griega impulsó, como ninguna otra civilización había hecho antes, el arte, la
literatura y la música, de forma que se convirtieron en nuevas formas de expresión y
divulgación de ideas, hecho que los cristianos supieron aprovechar para dar a conocer el
Evangelio también por estos medios. 1

1 Martínez, S. (2017). 100 ilustraciones sobre la historia de la Iglesia. (T. Segar & D.

Vela, Eds.). Bellingham, WA: Tesoro Bíblico Editorial.

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