está mediada por las respuestas secuenciales y coordinadas que se denominan inmunidad innata y adaptativa. • La inmunidad innata (también llamada inmunidad natural o nativa ) es esencial para defender contra los microorganismos en las primeras horas o días siguientes a la infección, antes de que se desarrollen las respuestas inmunitarias adaptativas. Al contrario que la inmunidad innata, hay otras respuestas inmunitarias estimuladas por la exposición a microorganismos infecciosos que aumentan en magnitud y capacidades defensivas con cada exposición sucesiva a un microorganismo en particular. La respuesta inmunitaria adaptativa • está mediada por células llamadas linfocitos y sus productos. Los linfocitos expresan receptores muy diversos capaces de reconocer un enorme número de antígenos. Hay dos poblaciones principales de linfocitos, linfocitos B y linfocitos T , que median diferentes tipos de respuestas inmunitarias adaptativas. Propiedades • Especificidad y diversidad. Las respuestas inmunitarias son específicas frente a los distintos antígenos y a menudo de diferentes porciones de un solo complejo proteínico, de un polisacárido o de cualquier otra macromolécula. • Memoria. La exposición del sistema inmunitario a un antígeno extraño favorece su capacidad para responder de nuevo a ese mismo antígeno. Ventaja: • Las respuestas a esta segunda exposición y a las sucesivas, llamadas respuestas inmunitarias secundarias, suelen ser más rápidas, de mayor magnitud y más amplias que la primera respuesta inmunitaria a ese antígeno, o primaria, y a menudo son cualitativamente diferentes. Falta de reactividad frente a lo propio (tolerancia de lo propio) • Una de las propiedades más destacadas del sistema inmunitario del sujeto normal es su capacidad para reconocer muchos antígenos extraños (ajenos), responder a ellos y eliminarlos sin reaccionar contra las sustancias antigénicas del mismo individuo (propias) Inmunidad humoral y celular
• Existen dos tipos de respuestas
inmunitarias adaptativas, llamadas inmunidad humoral e inmunidad celular, en las que intervienen componentes diferentes del sistema inmunitario y que sirven para eliminar microbios de distintos tipos • la inmunidad celular queda a cargo de los linfocitos T. Muchos microbios son ingeridos por los fagocitos y sobreviven en su interior, y algunos microbios, sobre todo los virus, infectan a varias células del hospedador y se replican en ellas. En estos lugares los microbios son inaccesibles a los anticuerpos circulantes. • La defensa contra estas infecciones corresponde a la inmunidad celular, que fomenta la destrucción de los microorganismos residentes en los fagocitos o la eliminación de las células infectadas para suprimir los reservorios de la infección. • Los linfocitos T se diferencian en el timo, expresan en su membrana el marcador CD3 y llevan a cabo la respuesta adaptativa celular. Las células efectoras fundamentalmente son de dos tipos, unas son las células T cooperadoras, definidas por la molécula de superficie CD4, productoras de citocinas con actividades sobre otras células. El otro tipo de células efectoras son las T citotóxicas, con el marcador CD8, que además de producir citocinas, provocan la muerte por apoptosis de células blanco que identifican por medio de su TCR. • inmunidad humoral cuenta con unas moléculas presentes en la sangre y en las secreciones mucosas, que reciben el nombre de anticuerpos, producidas por los linfocitos B. • Los linfocitos B tienen su origen en la médula ósea, expresan el marcador de superficie CD19 y dan lugar a la respuesta adaptativa humoral. Su estimulación genera células plasmáticas productoras de moléculas efectoras que son los anticuerpos, glicoproteínas solubles de la familia de las inmunoglobulinas (Ig), caracterizados por su capacidad de combinarse específicamente con el antígeno inductor mediante su sitio activo. En el humano existen cinco clases de inmunoglobulinas: IgM, IgG, IgA, IgD e IgE. • Los anticuerpos reconocen los antígenos microbianos, neutralizan la infecciosidad de los microorganismos y los marcan para su eliminación por los fagocitos y el sistema del complemento. Ig G: es la más abundante. Aparece después de la Ig M en la respuesta humoral y permanece aún cuando ha desaparecido el antígeno. Atraviesa la placenta y proporciona defensas al recién nacido en las primeras semanas, neutraliza las toxinas, fija el complemento y opsoniza los microorganismos Ig G: es la más abundante. Aparece después de la Ig M en la respuesta humoral y patógenos permanece aún cuando ha desaparecido el antígeno. Atraviesa la placenta y proporciona defensas al recién nacido en las primeras semanas, neutraliza las toxinas, fija el complemento y opsoniza los microorganismos patógenos Ig M: es la primera en aparecer en la respuesta humoral y sólo se encuentra en sangre, de donde no puede salir debido a su elevado peso molecular. Son agentes aglutinantes y citolíticos, también actúan como receptores de membrana en los linfocitos B. Ig A: aparece en el suero y en las secreciones seromucosas (saliva, lágrimas, fluidos nasales, calostros, etc.) donde actúan como defensas de las superficies externas del cuerpo. No se fijan al complemento Ig E: se localizan como receptores en las membranas de los mastocitos y de los basófilos; ante la presencia de un antígeno, que suele ser un alergeno, se produce la desgranulación del citoplasma y la liberación de histamina y otras aminas vaso activas responsables del asma y las alergias. Ig D: permanece unida a las membranas de los linfocitos B, donde probablemente desempeña la función de receptor antigénico, junto con la Ig M. • La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa contra los microbioorganismos extracelulares y sus toxinas (p. ej., en las luces de los sistemas digestivo y respiratorio y en la sangre) debido a que los anticuerpos secretados pueden unirse a ellos y contribuir a su destrucción. • el receptor de células T (TCR) es un complejo molecular formado por la asociación de varias moléculas. La que tiene el sitio activo de reconocimiento antigénico está constituida por un par de cadenas polipeptídicas que son de dos variedades: a-b, predominante en linfocitos del medio interno y g-d, en células de la periferia. • El receptor de células B (BCR) está formado por una inmunoglobulina de membrana con dos sitios activos de combinación para el mismo epítope que se acompaña de dos pares de moléculas conocidas como Iga (CD79A) e Igb (CD79B), que son las que efectúan la transmisiòn de la señal de activación celular • Las células T y B maduras que salen de sus órganos de origen emigran a los órganos linfoides periféricos (ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, apéndice, tejido linfoide asociado a mucosas, etc.), donde no residen permanentemente y están en continua recirculación por las vías linfática y sanguínea. Mientras no reconocen a su antígeno se les llaman inocentes (“naïve”), están latentes funcionalmente y mueren por apoptosis si no son activadas dentro de un lapso definido Selección clonal • A la llegada del antígeno homólogo, este selecciona a la célula o células Naïves cuyos receptores específicos se combinan mejor con sus epítopes y se inicia su activación. Ésta requiere de tres señales: • 1) la primera es específica y está dada por la unión del TCR o del BCR a sus epítopes correspondientes, con la participación o no de un correceptor; 2) la segunda señal es generada por la interacción de moléculas de coestimulación presentes en la superficie del linfocito y de una célula cooperadora; y 3) una o más señales promovidas por citocinas autócrinas o heterócrinas • el resultado es la expansión clonal con la formación de células de memoria de vida muy prolongada y de células efectoras de vida corta. El contacto subsecuente con un antígeno previamente reconocido da lugar a una respuesta secundaria por la rápida estimulación de células de memoria.