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2019
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas ii
Dedicatoria
Para todos aquellos que sucumben su vida en el inconmensurable mundo de las adicciones,
buscando con ello el desciframiento de las profundidades del ser.
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas iv
Agradecimientos
Resumen
Abstract
The present work intends to give an account of the construction of the preliminary research
project within the framework of the specialization in clinical psychology with psychoanalytic
orientation carried out at the San Buenaventura University of the city of Cali. His fundamental
thesis points to the intention of considering the form and how of the relationship between psychic
suffering as a subjective condition and the installation of an addiction to psychoactive substances
in six adult voluntary subjects (3 men, 3 women) among 22 and 40 years of age, who have
presented a situation of consumption during the last 2 years and are in the mental health room of
the HUV. Based on the foregoing, an exploration exercise is carried out on research proposed
between 1998 and 2018, taking as a starting point the purpose of clarifying the problem statement
and thus enabling an investigative construction for addictions from the psychoanalytic approach,
subsequently It carries out a conceptualization exercise identifying the elements that are substantial
to understand the phenomenon, and that must base the methodological execution for the respective
purposes. However, although the central intention of the research aims at identifying the
relationship between psychic suffering and addiction, it does not neglect the methodological
consideration that analytical listening should be the vehicle that will fulfill the function of
therapeutic device for exploration, clinical and addiction treatment.
Tabla de contenido
Pág.
Introducción .......................................................................................................................9
3. Objetivos .................................................................................................................21
4. Marco conceptual...................................................................................................22
5. Método ....................................................................................................................35
Bibliografía .......................................................................................................................39
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas
9
Introducción
Para Freud (1929) el sufrimiento amenaza a los seres humanos desde tres fuentes de
poder que continuamente exigen una respuesta psíquica para sobrellevar la situación de la
vida; son, la decadencia del propio cuerpo, la omnipotencia del mundo exterior y la
complejidad de las relaciones con los otros quienes pretenden determinar si el ser humano
vive placenteramente o no; sin embargo, no es de sorprendernos que se instale una falsa
noción de felicidad por el hecho de saberse escapar a la desgracia o también por sentirse
sobrevivir al sufrimiento y con ello se relegue a segundo plano la posibilidad de lograr el
placer.
“(…) Esa cuestión del sujeto que sabemos que es anterior a la droga y para
la cual la droga es una respuesta. Es decir que tenemos en cuenta que es justamente
en el plano del sujeto, de sus determinaciones simbólicas, de su relación
problemática al goce, donde suponemos que se encuentran las raíces, las claves, la
cifra de la problemática, aquella a que la droga aporta su solución” (p. 121).
En este orden de ideas, Silva (1998) menciona “que la función del toxico pretende
solventar, estabilizar la desestabilización que la precedió” (p.167); así mismo, Francois
(1998) refiere la importancia de investigar a cerca de la relación entre sufrimiento y
toxicomanía puesto que en lo esencial, la experiencia del sufrimiento pertenece a la esfera
de lo que no se puede expresar y continúa siendo un enigma para aquel que no lo
experimenta; pareciese entonces que para Francois la clínica psicoanalítica en el tema de las
adicciones debe pensarse hacia la imposibilidad de expresar y simbolizar el sufrimiento en
el sujeto, lo cual solo le es posible a través de una formación de compromiso, un síntoma o
una sustitución, una salida rápida, un quitapenas, un toxico, o lo que Le Poulichet (1996)
denominó la operación del Farmakon.
Sirvent, Moral, Blanco & Rivas (2009), plantean una investigación en la que
cualifican el sufrimiento psíquico y los sentimientos negativos, dejando entrever la
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas 12
posibilidad de analizar tal condición de los seres humanos, allí se observaron y estudiaron
78 sujetos diagnosticados de dependencia emocional y los compararon con 311 sujetos de
grupo control (población general) a lo que concluyeron que una de las características clínicas
del grupo de dependientes emocionales (D.E.) es el padecimiento de sentimientos negativos,
lo anterior lo lograron al aplicar el Inventario IRIDS 100 de Sirvent y Moral, 2008 y -dentro
del mismo- la sub-escala de sentimientos negativos de dicho inventario para medir el
sufrimiento mediante los factores siguientes: sentimientos de soledad, vacío emocional,
culpa, autodestrucción, inescapabildad emocional y recreación de sentimientos destructivos.
Como elemento de discusión y reflexión queda de manifiesto la enorme morbilidad tanto
del sufrimiento psicológico como de los factores que lo componen.
“Cuando el adicto busca lo que le falta a través del objeto sin pasar por el
Otro, queda expuesto a una mayor soledad, se debilitan sus lazos sociales. La
pareja que se juega en la adicción es la relación sujeto y objeto, la misma propuesta
por el discurso capitalista, por el imperio del consumo” (p. 212)
Es decir, si relacionamos lo anterior con los discursos descritos por Lacan (1969) ,
amo-esclavo, profesor-aprendiz, histérica(o)-amo, analista-analizante vemos que estamos
frente a discursos que develan un lazo, una relación de una pareja, sin embargo
consideremos como el discurso capitalista, en cambio, rompe el vínculo de pareja e
involucra solamente el lazo del sujeto con el objeto, del sujeto con él mismo; instaura un
lazo autista y es este el lazo que establece el consumidor y de modo más intenso el adicto;
así pues, el lazo entre el adicto y el toxico es un lazo de goce mediado y determinado por el
Otro capital.
Lo anterior no solo coincide con lo planteado por Valderrama (2015), sino que
también nos amplía el panorama en tanto este refiere que en la modernidad el goce del sujeto
se ha convertido en un plus de gozar donde no hay ideales que perseguir, goce que facilita
un divorcio y el poder para prescindir del ideal, del Otro, de los otros, de todo.
Fleischer, Alegro, Surmani & Rivas (2009) refieren en concordancia con los
planteamientos anteriores que si el fetiche tiene su lógica vinculada al deseo (aunque sea por
la vía de la renegación) y a la economía del goce, el objeto tóxico acentúa el carácter de
imperiosidad por una vinculación más fuertemente pulsional, en donde prima el carácter de
la compulsión de repetición.
sufrir, por tal razón diseña un paliativo que le permita gozar, allí entra el toxico y acentúa el
carácter de vinculación pulsional desencadenando la repetición e instalando la adicción, no
podemos negar que hay un goce implícito en relación a la adicción a las sustancias
psicoactivas, sin embargo, tampoco podemos desconocer que en dicho goce se encuentra la
nocividad, el encierro y/o el escape, llevando al sujeto a enfrentar un serio problema, Freud
(1929), plantea en relación a lo anterior que con el uso de un “quitapenas” el sujeto disipa
estérilmente cuantiosas magnitudes de energía que deben ser aplicadas para mejorar su
propia suerte; en otras palabras, es un goce que le permite la abstracción del presente
inmediato lo cual ya de por si es un síntoma peligrosamente neurótico y máxime cuando en
ese presente se siente la insatisfacción o impotencia y las drogas son una promesa de acceder
a un goce por el cual se paga a un alto precio, pulsión de muerte desenfrenada, en otras
palabras, pareciere como si el sujeto cambiara el todo por obtener en la soledad la posibilidad
del consumo de los tóxicos y así alcanzar esa relación intensa con el plus de gozar . La
adicción si es un goce, pero es un goce secreto de exterminio del sujeto.
posible dejar de lado la dimensión del sujeto del inconsciente en un abordaje terapéutico,
sin embargo, también refiere que la adicción habría que entenderla no como un síntoma de
procesos inconscientes o una condición pre-mórbida, como fue entendida durante mucho
tiempo en el psicoanálisis, sino como un intento de solución al problema de las faltas de ser
y de goce.
Una vez esclarecido lo anterior hemos abonado un terreno propicio para plantear la
pregunta problema en torno a los intereses de la investigación, por lo tanto nos remitiremos
a lo que propiamente esta dicho y fundamentado desde el psicoanálisis haciendo hincapié
en su objeto de investigación, el sujeto, su psique y las diferentes operatorias sintomáticas.
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas 20
3. Objetivos
4. Marco conceptual
respecta al dolor psíquico, el cual no es sinónimo de displacer, determinó Freud que es aquel
que surge como consecuencia a la ruptura de los límites del Yo ante la aparición de un monto
elevado de energía en el sistema y que genera ruptura homeostática y por consiguiente
discordancia en la diada “placer/displacer”; sin embargo, tal elaboración del autor nos invita
a realizar un claro posicionamiento del concepto en el desarrollo del presente trabajo, lo
anterior en la medida en que este se anuda a la intención de pulir el constructo y así constatar
la importancia de establecer la diferenciación entre dolor, trauma, duelo, malestar y
sufrimiento, logrando así fundamentar desde el psicoanálisis cómo cada uno de los
conceptos mencionados no ocupan el mismo lugar ni suplen la misma función en el aparato
anímico.
Otro aspecto importante a tener presente es el duelo, ya que este es una reacción
específica a la pérdida de un objeto, el duelo es un estado psíquico subsiguiente a una
ausencia vivida como perdida, es un bloqueo, inhibición o parálisis subjetiva por el
abandono de todas las representaciones debido a una especie de hemorragia psíquica. Nasio
(citado por François, 1999) lo esclarece de la siguiente manera: “En el plano de lo clínico,
todo ello se traduce en una inhibición paralizante ligada a un desinvestimento y, al mismo
tiempo, en un insoportable y agudo dolor que seguirá al sobreinvestimento” (p. 55).
Es decir, los dos enunciados inmediatamente anteriores nos remiten a pensar que
cuando el sujeto no anuda la energía representacional con el choque traumático de una
perdida (falta) aparece entonces el dolor y, si el dolor a su vez le somete a una hemorragia
de sus representaciones le conducirá a un estado de duelo, haciéndose necesario la
redistribución de la energía psíquica sobre sus representaciones restantes, de lo contrario
este corre el riesgo de melancolizar y caer en un “dolor moral” que perpetua la falta.
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas 24
Una de las primicias que fundamenta el psicoanálisis refiere que todos los seres
humanos estamos en falta, significa entonces que el dolor es inherente a los seres humanos,
es inevitable, de allí entonces que el duelo sea un trámite natural contra el dolor; sin
embargo, adentrándonos en el campo del dolor psíquico no podemos dejar de lado que este
se encuentra inscrito fuera del razonamiento y en oposición a la posibilidad de ser sintetizado
por la consciencia, Levinas (citado por François, 1999) refiere que el dolor psíquico es “un
momento muy especial en la consciencia, que se ve incapaz de construir algo (…) construye
sin poder construir” (p. 55); pese a lo anterior, queda un recurso para el sujeto, gritar el
dolor, es decir simbolizarlo, con el simple hecho de sentirlo, solo sentirlo, es simbolizarlo.
Pero, ¿qué pasa entonces cuando el sujeto no simboliza, no tramita o no grita el dolor?
Incluso podríamos preguntarnos ¿Cuál es el punto medio entre dolor y melancolía? o a lo
mejor ¿Cuál es el mecanismo que permite que un sujeto no rompa la línea que le lleva del
dolor psíquico al dolor moral?, al parecer tales interrogantes se resuelven a través de la
noción que nos permite concebir la vía del sufrimiento como una elaboración subjetiva para
“aguantar” la tensión psíquica.
a fin de no dejarse devastar del mismo, por ello, no es de sorprendernos que se instale una
falsa noción de felicidad por el hecho de saberse escapar a la desgracia o también por sentirse
sobrevivir al sufrimiento y con ello se relegue a segundo plano la posibilidad de lograr el
placer (Freud, 1929).
Freud se valió de una frase del poeta Goethe (1749-1832) a quien citó en su trabajo
El malestar en la cultura “Quien posee el arte y la ciencia tiene religión; quien no posee
arte y ciencia necesita religión” (p. 14); con ello al parecer hace referencia a la importancia
de que el sujeto no quede expuesto en la incomprensible profundidad de la existencia, ya
habiendo comprendido éste que la vida misma iba más allá del principio de placer y que
incluso el simple hecho de vivir ya era implícita y explícitamente doloroso, es decir, lo
inherente del dolor en el ser humano le impulsa entonces al reto de dilucidar la etiología del
sufrimiento y frente a ello refiere:
El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que,
condenado a la decadencia y a la aniquilación ni siquiera puede prescindir de los
signos de alarma que representan el dolor y la angustia; del mundo exterior, capaz
de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables;
por fin, de las relaciones con otros seres humanos (Freud, 1929, p.3025).
Por otro lado, podemos considerar también la posible relación etimológica que se
establece entre los conceptos de sufrimiento y a-dicción, en tanto el primero no se simboliza
y el segundo es la ausencia de palabra, es decir encajan perfectamente el uno en el otro como
si de una prótesis se tratara ante la demanda no elaborada proveniente de un insoportable
dolor.
4.2 Goce y a-dicción: Goce sin palabra, sin símbolo, sin falo
El funcionamiento psíquico se rige más allá del principio del placer, todos
estamos en falta y por consiguiente somos sujetos de deseo, el deseo toma como punto de
partida la necesidad, necesidad de satisfacción del mismo y tal necesidad efectivamente está
determinada por un objeto que media en dicha satisfacción; es decir, en retrospectiva lo
entenderíamos de la siguiente manera: existe un objeto generador de satisfacción para el
sistema, el cual ha instalado una huella mnémica que llevara posteriormente a lo que se
concibe como necesidad y que ha de generar la im-pulsión del deseo de conseguir
nuevamente dicha satisfacción. Pulsión, huella mnémica, satisfacción, economía psíquica,
necesidad y deseo son todos ellos mecanismos en un mismo contexto inconsciente que dan
lugar a uno que hasta el momento aún no mencionamos, la repetición, y por consiguiente al
goce.
Para hablar de goce se hace necesario hablar de objeto y para ello lo siguiente:
cuando Freud (1915) habla de pulsión (trieb) en su texto pulsiones y destinos de pulsión,
hace referencia a lo “oscuro”, así mismo lo llama Lacan (1964) “escondido” y “misterioso”
en su seminario XI sobre “Los conceptos fundamentales del psicoanálisis”, lo cual llama la
atención por cuanto ambos autores están hablando en relación al objeto de la pulsión
(Imbriano, 2008). Es entonces la pulsión, la manera como la energía psíquica se tramita; así
como tiene una fuente, una fuerza y un destino, también tiene un objeto y a la consideración
tanto de Freud como de Lacan es que este último –el objeto- posee características
indeterminadas e indescifrables en sí mismo y que establecen relación directa tanto con la
concepción de deseo, como la del goce.
lo anterior, se hace importante realizar un breve recorrido por la construcción que realiza
Lacan (1969-1979) en el Seminario XVII, puesto que es quien nos permite dilucidar la
incidencia del discurso capitalista en la subjetividad. Kameniecki (2017) en cuanto a los
discursos de Lacan refiere lo siguiente:
El eje o núcleo de estos discursos tiene que ver con el goce, aunque de un
modo raro: cada discurso es una manera o método específico para evitar el goce,
una protección contra el goce, y a la vez de mantener el deseo. (p.2).
Lacan considera una economía política del goce como la distribución, determinada
para cada sujeto, de la forma en que el sistema significante opera sobre el cuerpo.
El concepto asociado directamente al de goce es el de satisfacción pulsional. Goce
es el nombre lacaniano de la satisfacción pulsional. (Imbriano, 2008, p. 1).
En ese orden de ideas veremos la función que presta el objeto en su relación con el
goce. El sujeto actúa a partir de la pulsión que pretende entrecruzar el campo de lo simbólico
con lo real, lo anterior en la pretensión de alcanzar la satisfacción del deseo (dimensión de
perdida-falta), deseo que ya por supuesto se encuentra mediado – discurso capitalista- por
la modificación sustancial de la operación significante; ante la imposibilidad de verse
realizado –el deseo-, es decir, ante la imposibilidad de capturar el objeto, el sujeto se lanza
a la repetición, o sea, a volver a pedir el objeto, objeto sobre el cual se ha de transferir la
carga pulsional a fin de satisfacer la necesidad, sin embargo allí el inconsciente se ve
apresado y construye una forma alejada de satisfacción de la misma y así entonces se
sumerge en el significante de encuentro-perdida-reencuentro y el deseo fracasa en su
intención - capturar el objeto- y por consiguiente la meta queda incompleta, es decir, un
sujeto en goce.
Lo que para Freud fue la cosa –das Ding- es el antecedente del objeto (a) en
Lacan, esta pérdida primaria (prohibición del incesto) es la causación del deseo y la
regulación del goce, pese a lo anterior todo intento de alcance del objeto (a) que se pretenda,
inevitablemente quedara incompleto en tanto nunca existió en el plano de lo simbólico,
quedo en lo real y su intento por darle sentido caerá siempre en el agujero de una imagen
unificada del Yo que no cuenta un origen especular, no se puede nominar, el objeto (a) se
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas 30
ubica en el lugar de la hiancia y es ello lo que nos hace buscar, desear y ¿Por qué no?
Consumir, gozar.
4.3 Escucha analítica: Una posibilidad para des complejizar la concepción sobre
la adicción a las S.P.A ¿Clínica de lo imposible?
Está claro entonces que lo más llamativo de esta investigación apunta a considerar
la temática de las adicciones y ello nos obligaría a plantear por delante concepciones que
abarcan desde la farmacodependencia, toxicomanías, drogodependencia, consumos
problemáticos, abuso de drogas e incluso otros tipos de dependencias, con seguridad que
efectivamente todos y otros se encuentran en relación, claramente no son lo mismo y cada
uno nos daría una ruta diferente a seguir y lo único que lograríamos con ello es tergiversar
la intención de anudar el sufrimiento y la a-dicción en el contexto de la escucha analítica.
Es decir, des identifiquemos al sujeto con la droga “drogadicto”, reduzcamos fuerza al toxico
“toxicómano” y demos lugar a la escucha de lo que tanto trabajo cuesta decir, el sufrimiento.
Para soportar lo anterior me parece importante la siguiente cita de Kameniecky (2017) en
uno de sus seminarios sobre políticas públicas en drogas cuando refiere:
Es decir, para hablar de escucha analítica, seria irrisorio hablar de drogas, el lugar
para estas diríamos que se encuentra en otro contexto, así pues, adentrémonos en la
posibilidad de concebir la terapéutica y su incidencia en el sujeto “Se trata de hacer emerger
al sujeto y que se implique con relación a sus condiciones de goce” (Kameniecki, 2017, p.7),
así entonces la importancia de la palabra, incluso de la palabra no dicha.
Otra manera de abordar este problema consiste en preguntarnos por los sujetos que
nos ocupan. Antes de llegar al consultorio una persona llamada “toxicómana”-en
la medida en que se presente como tal- ya está atrapada en esa denominación. La
“toxicomanía”, en efecto, es designada como un flagelo social y constituye el
objeto de una ley jurídica y he ahí una dificultad que es preciso ponderar. (Le
Poulichet, 1990, p. 19).
y pensar en esta tampoco nos debe apurar a denominarla sin fundamento, Lacan la
conceptualizo en la articulación borromea de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario. Para
ello los tratamientos deben posicionar al sujeto, asignándole relevancia al saber que él
mismo porta sobre su singularidad y su historia y ello debe ser prevaleciente por encima de
la intención de re-insertarlo, re-habilitarlo o peor aún, eliminar un síntoma sin saber qué
función psíquica está cumpliendo.
Bien, tengamos en cuenta que quien se instala en una adicción goza sin el Otro, es
decir casi que podríamos pensar que la a-dicción misma es una forma de tachar al Otro, así
que no es de extrañar la dificultad para que este le asigne al analista la posición de sujeto
supuesto saber, ello toma tiempo, es necesario que el sujeto des- sustancialice el discurso y
de lugar al significante, en otros términos, salga de la palabra vacía y pueda adentrarse en la
palabra plena.
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas 34
Una de las formas más prácticas de poder concluir el presente apartado apunta
entonces a considerar la reflexión sobre la importancia de fundamentar la escucha analítica
como una posibilidad para el sujeto, la complejidad radica en que si el sujeto está en a-
dicción, está en acto, no en palabra, además de incompleto y gozando, solo un acto puro de
amor transferencial podrá dar sitio al sufrimiento y conducir la cura analítica, esto se da en
el caso a caso, no hay determinante para tratar las adicciones pues solo la singularidad nos
dará la evidencia de aquello inmensurable con lo cual el sujeto se enfrenta
fantasmagóricamente.
TÍTULO DEL DOCUMENTO 35
5. Método
Ramírez y Gallo (Citado por González, 2013) afirman que aplicar el método de
investigación psicoanalítico requiere un cuidadoso trabajo en tanto debe garantizar
precisión, pero así mismo debe ser flexible en la medida en que la investigación avanza,
existen similitudes con la investigación tipo social cualitativa, sin embargo, difieren tanto
en los datos como en la concepción de sujeto que se investiga. (p. 2).
1
Se toma como base la perspectiva presentada por el psicoanalista Mario Elkin Ramírez Doctor en psicología
de la Universidad de Buenos Aires.
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas. 37
5.1 Sujetos
5.2 Instrumento
El instrumento que se pretende usar es el registro escrito de cada una de las sesiones
haciendo especial hincapié en la posibilidad de captar en el discurso de los participantes
Sufrimiento psíquico: Su relación con la adicción a las sustancias psicoactivas. 38
tanto los signos de goce como los significantes en relación al sufrimiento que antecede la
instalación de la adicción y permanece durante ésta.
5.4 Procedimiento
Bibliografía
Fleischer, D., Alegro, F., Surmani, F., & Rivas, D., (2009), La compulsión adictiva y su
relación con la economía de goce: el excedente y el plus de gozar. Este trabajo se
inscribe en el Proyecto de Investigación UBAC y T P805 (2006-2009).
Rutsatz, P., & Medeiros, M., (2016). Desafíos y cambios en la escucha psicoanalítica de la
toxicomanía. Subjetividad y procesos cognitivos, vol. 20, nº 1, 2016 pág. 216-234,
issn impreso: 1666-244x, issn electrónico: 1852-7310.