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Vida rendida:

Existieron ocasiones en la historia, donde bandos de distintos reinos se enfrentaban en batalla.


Generalmente uno de ellos superaba al otro en fuerza, y por ello los demás debían rendirse. El
guerrero derrotado que no se rendía tenía como consecuencia la muerte, en cambio, el que
deponía las armas recurría a la misericordia de los vencedores. Este es uno de los significados
de la bandera blanca, que significa rendición incondicional, sin pedir nada a cambio. Cuando
nosotros vagábamos por la vida lejos de Cristo éramos enemigos de Dios, por cuanto el pecado
dominaba nuestras vidas. Sin embargo, a pesar de ello, Dios envió a su hijo Jesús para que
muriera en nuestro lugar, abriendo una puerta a la reconciliación. ¿Cómo responderías si un
enemigo infinitamente superior, te ofrece la paz, en vez de guerra? De esta manera, debemos
“rendirnos” totalmente ante Dios, sabiendo que El anhela fuertemente la reconciliación. Ahora
bien, rendirse ante Dios es básicamente decir: “Señor, mi vida ya no me pertenece, ahora es
tuya” Significa dejar de pensar por nosotros mismos, y vernos a nosotros y a los demás como
Dios realmente lo haría. Una vida rendida a Dios está muerta al pecado (Romanos 6:11 /
Gálatas 5:34) En Gálatas 2:20 Pablo menciona que ya no vive más él, sino Cristo en él.
Una de las características más fuertes de una vida rendida a los pies de Cristo es la
disponibilidad incondicional para el servicio. Podemos ver algunos ejemplos:

- Noé: Génesis 6:22


- Eliseo: 1 Reyes 19:20
- David: Salmos40:8
- Isaías: Isaías 6:8
- Cristo: Juan 4:34

Por otra parte, nuestra rendición a Dios también posee otras características: La continua
oración (Salmos 143:10) El establecimiento de una relación personal con Dios (Mateo 12:50),
Somos como sacrificios vivos (Romanos 12:1) Cristo se vuelve nuestro máximo ejemplo, y
somos sumisos de todo corazón (Efesios 6:6)

En la vida de Moisés encontramos uno de los mayores ejemplos de rendición. El estaba


apartado, en un desierto, expulsado y lejos de su familia verdadera porque había cometido un
asesinato por accidente. En ese lugar Dios lo llama y le dice que lo ayudará a liberar Egipto. Si
bien al principio se niega, luego obedece. Aún Moisés obedecía a Dios yendo a ver al Faraón,
que tenía tanto poder en aquel entonces, que podía matar a cualquiera que le molestara, sin
reproches de nadie. También Moisés continúa confiando en Dios, a pesar de enfrentarse con el
pueblo al mar rojo. La biblia dice que se sostuvo y permaneció en la vida como viendo al
invisible. Es decir, con una fé a prueba de todo.

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