Está en la página 1de 5

La ausencia del panóptico escolar y su influencia en la conducta

Miguel Alejandro Molina Albarracín

Universidad Nacional de Colombia

Bogotá

2020
La ausencia del panóptico escolar y su influencia en la conducta

Desde hace ya muchos años, la educación se ha ido estructurando en un sistema similar


para todos los niveles educativos, en donde se toman clases presenciales en un salón junto
con otros estudiantes y dirigidos por uno o más profesores dentro de una institución
educativa. Este modelo es familiar para todo el mundo pues de un modo u otro la mayoría
de personas hemos estado relacionados con este sistema, en el cual se brinda un
conocimiento para posteriormente ser evaluado, aprobando la compresión por parte del
estudiante, todo esto mientras simultáneamente se rigen normas de convivencia,
académicas, y otras para estipular con que se debe cumplir y que se prohíbe hacer.

Estas normas funcionan como una estructura de poder donde los profesores, coordinadores
y demás, semejante a como lo propone Foucault, vigilan y castigan las conductas y
comportamientos que las normas establecen como malos, tal como copiar en un examen,
generar indisciplina mientras se desarrolla una clase, ausentarse demasiadas veces, etc. Y
gracias a esto se nos implanta una conducta que se espera sea cumplida siempre que sea
necesario, pues de todas maneras siempre somos vigilados como si de un panóptico se
tratara. Esto puede llevar a preguntarnos ¿Qué pasaría con nuestra conducta y
comportamientos si el panóptico que siempre nos vigila y castiga fuera retirado?
¿Cambiaría debido a la ausencia total o parcial de este?

Con la reciente crisis causada por el Covid-19 a lo largo del mundo se ha visto la
obligación de cambiar el método de enseñanza en colegios y universidades, pasando de la
forma clásica presencial a una existente pero no tan convencional que es la virtual. El
cambio imprevisto en la enseñanza ha llevado a los profesores a cambiar la forma en que
llevaban sus clases, en búsqueda de adaptarse y seguir con el curso corriente de la
educación a pesar de que carece hasta cierto grado de esa relación de poder descrita de
“vigilar y castigar”, pues muchas veces la interacción en clase se reduce a un profesor
hablando a una pantalla que en el mejor de los casos puede ver a sus estudiantes a través de
la cámara como muchas veces no.

La ausencia de un profesor que este vigilando constantemente al estudiante, de otros


compañeros que puedan juzgar la conducta o de un sistema directamente presente sobre
este, le da mayor libertad y sobre todo facilidad para poder llevar acabo conductas
contrarias al poder disciplinario que siempre se le ha impuesto y que busca enderezar su
conducta [1] evitando por ejemplo que copie durante un parcial, puesto que con este poder
se conocen previamente los comportamientos que de estar ausente el poder disciplinario el
estudiante haría por varias razones, entre estas aprobar que como se mencionó, la educación
prueba a los estudiantes para determinar si aprueban o no [2].

Referente al tema de la ausencia en clase virtual y la copia en actividades evaluativas


virtuales, las opiniones varían donde muchas concuerdan en que es responsabilidad del
estudiante, de su formación y de su conciencia tratar de mantener la ética y la disciplina en
prestar atención a clase y no copiar buscando en internet la respuesta en la mitad del
examen o hablar por medio de redes sociales, que a pesar de que son comportamientos que
se evidencian de manera presencial, empíricamente se ha evidenciado que los mismo
alumnos aceptan que su conducta ha cambiado radicalmente desde lo que sería considerado
como mínimo que es copiar únicamente para comparar y estar seguros, al punto de no
estudiar en lo absoluto pues la virtualidad le permite copiar en la totalidad durante las
pruebas, así como conectarse a la clase, apagar la cámara e irse a realizar otras actividades.

Esto desde cierto punto de vista podría ser cierto, al cabo que es el proceso de aprendizaje y
moral del estudiante, sin embargo esto no depende únicamente del estudiante, sino que a
fuerza está relacionado por la situación en la que se encuentre. Esto se debe a que si se
construye toda una jerarquía de vigilancia donde el estudiante a pesar de querer copiar por
facilidad u otras razones, se le reprende, se le castiga y se le adecua para no hacerlo,
implica que existe la posibilidad de que busque la manera de hacerlo pero el sistema, la
dominancia de tiempo, la disciplina y toda la compleja red estructurada lo lleven a no
hacerlo, y lo implanten en él como en muchos estudiantes, que no necesitan ser vigilados
directamente, porque indirectamente ellos mismos se vigilan [3], porque copiar es algo
fuera de lo “normalizado” en la conducta que se les ha implantado, y en aquellos que no lo
llevan inscritos en sí, igual se les vigila y castiga.

Entonces más allá sea el mismo estudiante él que deba regular su conducta de acuerdo con
una disciplina, es la formación de una relación de dominancia y poder que ejerce el sistema
sobre la conducta del alumno, pero si este es removido parcialmente, como ocurre con la
virtualidad, donde con un par de mensajes por Whatssap, por una afanada búsqueda en
Internet o en los apuntes (si es que se prestó suficiente atención a la clase virtual como para
contar con estos.) o cualquier otro método le dan la facilidad al estudiante de copiar. Y a
pesar de las diferentes estrategias que tengan los profesores para evitar esto como exámenes
con cámara encendida, tiempos muy estrictos para la resolución de la prueba, y demás, no
se llega a igualar la dominancia que se tenía antes sobre el estudiante, que incluso en
algunos casos sin tener la necesidad de copiar lo hace solo por la posibilidad con la que
cuenta que en otras circunstancias no tendría, pues como se ha repetido varias veces ya, es
vigilado y sería castigado por eso, pues de la propia voz de los estudiantes, se afirma que
estos no tendrían la misma conducta presencialmente que virtualmente.

Por último a consideración dejando de lado un poco el panóptico en la educación, radica en


que igual el copiar no es porque el sistema lo condicione y endereza las conductas de los
estudiantes, sino que la educación moderna por años se ha formado en que los estudiantes
aprendan y asimilen el conocimiento probándolo en parciales donde no sean apuntes u otros
compañeros sino el mismo estudiante el que demuestre que sí comprendió las temáticas y si
cumplió con el objetivo de la educación que busca, valga la redundancia, educar.

Pero es ese “educar” el que está sujeto a múltiples juicios, pues una de las críticas que tiene
el ya mencionado sistema educativo, evalúa los conocimientos de los estudiantes en base a
capacidades como la memoria, cuando la educación tiene un fin más importante y es el de
dar conocimiento para que el estudiante lo asimile, transforme y reproduzca, haciendo uso
de este, educándose por medio de la educación, realmente ejercer el conocimiento y no solo
consumirlo [4], pues al fin y al cabo el conocimiento es solo eso, una construcción de ideas
y su comprensión, más el educar va más allá y el sistema educativo muchas veces se queda
corto al evaluar esto, lo que lleva a los estudiantes (sin validar o invalidar la copia) a
buscar la forma de aprobar las formas de evaluación que el sistema educativo maneja,
muchas veces recayendo en la copia, y más si lo que necesita es aprobar, sin entender o no
y más si la virtualidad le implica un obstáculo en su aprendizaje por, por ejemplo, mala
conexión durante el desarrollo de sus clases.

Con todo lo anterior, se busca comprender porque la ausencia del sistema educativo y su
estructura de poder generan un cambio en la conducta de los estudiantes que se originó a su
vez por la dependencia de la dominancia y poder que maneja dentro de estos mismos y
recae en la importancia para sí misma su presencia para la conducta del estudiante.

Referencias

1. Foucault. M. (1975). “Vigilar y Castigar”. París.

2. Trahtemberg, L. (2002). “ ¿Por qué copian los alumnos?”. Lima, Perú.

3. Rodriguez, M. (2004) “Novela y Poder. El panóptico. La ciudad apesta. El lugar de la


confesión.” Universidad de concepción. Chile.

4. Freire, Paulo. (1984). “La importancia de leer y el proceso de liberación”. Siglo


Veintiuno Editores

También podría gustarte