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ESCUELA DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN DERECHO CONSTITUCIONAL
TAREA 1
Presentado por:
Asignatura:
Docente:
TACNA – PERU
2020
Una de las cuestiones que plantea el derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable es la de determinar
los extremos dentro de los que transcurre el plazo razonable del proceso de garantía constitucional, es decir,
el momento en que comienza (dies a quo), que es desde el momento en que la autoridad judicial toma
conocimiento de los hechos, cuando se presenta el primer acto del proceso dirigido en contra de determinada
persona como probable responsable y el instante en que debe concluir (dies ad quem), con la sentencia
definitiva y firme de calidad de cosa juzgada; esto desde mi perspectiva y desde el análisis de la Sentencia
emblemática sobre el plazo razonable emitida por el TC Exp. Nro. 05350-2009-PHC-TC-LIMA (plazo
razonable en los procesos penales).
De un análisis de los hechos, puedo advertir que el demandante interpuso la demanda con fecha 11 de
setiembre de 2014, si contamos desde la interposición de la demanda, como fecha en que la autoridad
judicial tomo conocimiento de los hechos y como primer acto de proceso dirigido en contra de determinada
persona como responsable de los hechos en su agravio, a la fecha de emisión de la Sentencia del Tribunal
Constitucional el 26 de mayo de 2020, tenemos que el plazo de conclusión del proceso, en pro de justicia y
de la emisión de una solución para el implicado, ha sido de exactamente 05 años y 08 meses, sin que exista
una sentencia firme que decida la situación jurídica del señor C.C.B, podríamos decir que a todas luces
constituiría una seria vulneración del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable previsto en el inciso
1) del artículo 8º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
NO OBSTANTE, de la jurisprudencia reseñada [TC Exp. Nro. 05350-2009-PHC-TC-LIMA], se desprende
claramente que, con relación al derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, la Corte IDH tiene y
mantiene la doctrina del no plazo, es decir, que la razonabilidad del plazo no se mide en función de días,
meses o años establecidos en forma fija y abstracta, sino caso por caso, en función al análisis global del
proceso y de los tres elementos precisados por ella misma para evaluar la razonabilidad del plazo, siendo
los siguientes elementos a tener en cuenta para poder hablar DE UNA VULNERACIÓN AL PLAZO
RAZONABLE, que son: a) la complejidad del asunto; b) la actividad procesal del interesado; y c) la
conducta de las autoridades judiciales, que será detallo en el ítem 3 – opinión personal, de la presente.
Debo señalar que se ha establecido que los “derechos fundamentales” y los “procesos para su protección” se
han instituido como institutos que no puede entenderse de modo aislado, pues tales derechos sólo podrían
“realizarse” y concretarse en la medida en que cuenten con mecanismos “rápidos”, “adecuados” y
“eficaces” para su protección.
Por esta razón nuestra Carta Magna ha establecido en el Título V denominado Garantías Constitucionales, un
conjunto de disposiciones que regulan, entre otras previsiones, los procesos constitucionales de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento, constituyendo una tutela especializada -a cargo de jueces
constitucionales- distinta a aquella tutela común -a cargo de jueces ordinarios.
3. OPINIÓN PROFESIONAL
Para determinar si el presente caso ha existido o no una violación al derecho a ser juzgado dentro de un plazo
razonable, retomamos lo expuesto ya en el ITEM 1- sobre el “PLAZO”, en donde señalamos que este no
debería medirse por el tiempo transcurrido, si no, en función al análisis global del proceso y de los tres
elementos2 precisados por ella misma para evaluar la razonabilidad del plazo, que son: a) la complejidad
del asunto; b) la actividad procesal del interesado; y c) la conducta de las autoridades judiciales.
En el presente caso, tenemos que sobre la complejidad del asunto, la misma tiene que determinarse en
función de las circunstancias de jure y de facto del caso concreto, que a su vez, alternativamente, pueden
estar compuestas por: a) el establecimiento y esclarecimiento de los hechos, los cuales pueden ser simples o
complejos; b) el análisis jurídico de los hechos por los cuales se inicia el proceso penal; c) la prueba de los
hechos, la cual puede ser difícil, necesariamente prolongada o de complicada actuación; y, d) la pluralidad de
agraviados o inculpados, con sus respectivas defensa, entre otros elementos.