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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental de Los Llanos Occidentes


Ezequiel Zamora

Situación actual de la letra de cambio en Venezuela.

Participante:
Pulido Rojas Willers E.
V-25.497.369
Plataforma
Contabilidad
Sección A
Cohorte 2019-1.

San Cristóbal, 14 de abril del 2019


Efectivamente, la letra de cambio es un documento y más concretamente un
título-valor. Un documento, un soporte físico que no crea derechos, aunque sí las
adorne de nuevas facultades, que no solamente prueba su existencia, sino que
fundamentalmente incorpora relaciones, jurídicas, derechos preexistentes o
coetáneos a la creación y emisión de la letra. A este último tipo de documentos,
cuya posesión es necesaria para ejercitar el derecho literal y autónomo que
incorporan, pertenece la letra, título-valor que incorpora un derecho de crédito que
entraña la pretensión de una prestación dineraria, cierta y a pagar el día del
vencimiento, en un lugar determinado por la propia letra.

Estos títulos surgen para hacer posible una rápida, eficaz y segura transmisión
de los derechos que incorporan, en nuestro caso un derecho de crédito de contenido
pecuniario. Esto es posible fundamentalmente por las siguientes razones:

A) Movilización del derecho incorporado. Este va a circular con arreglo al régimen


jurídico del documento (cosa mueble) al que se incorpora. Transmitiendo el
documento se transmite el derecho.

B) Notas que van a caracterizar el ejercicio del derecho incorporado:

- Legitimación por la posesión. Sólo el poseedor legítimo del documento puede


ejercitar el derecho. el propietario del documento es el titular del derecho
incorporado.

- Literalidad del derecho incorporado. Es el propio documento el que va a delimitar


lo que el acreedor puede exigir del deudor, y lo que éste puede oponer a su
exigencia de pago.

- Autonomía del derecho incorporado. El deudor no podrá oponer al titular del


derecho incorporado excepciones que provengan de sus relaciones con anteriores
titulares (salvo mala fe).

Sólo en la medida en que estas tres notas estén presentes en la letra de cambio,
ésta será un instrumento de crédito que permitirá la rápida y segura movilización de
los derechos pecuniarios que incorpora. i Detengámonos antes de seguir adelante,
en este peculiar título-vaior. Normalmente intervienen en él, tres sujetos: librador,
librado y tomador. Librador es la persona que crea la letra, incorporando un mandato
de pago puro y simple dirigido al librado. Crea una apariencia de derecho de crédito,
y de ahí que el Ordenamiento lo convierta en garante de la aceptación y del pago
de la letra. Librado es la persona a quien el librador manda pagar la suma indicada
en la letra, a la orden del tomador o persona por este último designada en la propia
letra. Sólo a través de la aceptación se convierte en obligado cambiario, en deudor
que a través del pago de la letra salda una deuda preexistente. Tomador es la
persona a cuya orden el librador manda hacer el pago al librado, es el titular del
derecho de crédito que se incorpora a la letra, y a quien el librado no podrá oponer
si actúa de buena fe, posibles excepciones que tengan su origen en sus relaciones
personales con el librador.

Pues bien, esta letra, instrumento fundamental del crédito y medio riguroso de
garantizar el pago de obligaciones dinerarias provenientes de negocios anteriores
a la creación de la propia letra, deviene en grave crisis a partir de hace unos años
a causa de la pérdida de confianza, las letras no se pagan y esto bien puede deberse
a las circunstancias siguientes:

1. Régimen dificulta el acceso a la moneda, desfasado, conteniendo la mayor


capacidad de efectivo posible, violando la ley incluyendo el Código de Comercio.

2. Masificación de la letra que surge en el tráfico solemne y riguroso entre


comerciantes y se llega a aplicar a las operaciones de venta a los consumidores, lo
que origina su vulgarización y desacralización; así como también limitación al no
poder confiar en un sistema financiero estable, obligando al ciudadano a buscar y a
pagar con monedas extranjeras en respuesta a la crisis, para así mantener a salvo
sus activos.

5. Utilización excesiva como instrumento para facilitar las ventas a plazos de bienes
de consumo. Lo que produce un progresivo endeudamiento de las economías
domésticas. Ya que las letras no se pagan al usarse como medio para la obtención
de un crédito que en el momento de su vencimiento no podrá pagarse debido a las
fallas en el sistema desde el simple hecho de que se vaya la luz, el internet, la
prohibición de entrega de altas cantidades monetarias. Si el crédito no se cumple
es externamente la letra la que fracasa. Pero lo que es peor y más grave es que
esta utilización de la letra en las operaciones con los consumidores, dada la
transmisibilidad de la letra, y la autonomía del derecho incorporado que hace
inatacable la posición del tercero tenedor de la letra frente al consumidor-deudor-
aceptante. Y coloca a los consumidores en una posición de casi indefensión en la
que se hace difícil el ejercicio de los derechos que en su defensa la Ley les
reconoce.

La Ley General viene determinado por el propio concepto legal de consumidor,


como el que adquiere, utiliza o disfruta como destinatario final, bienes servicios o
productos, cualquiera que sea la naturaleza de quienes los producen, facilitan,
suministran o expiden. Dos puntualizaciones a este respecto:

l. Aunque da la impresión que defina y proteja al consumidor en concreto, el que


realiza un acto de consumo, gran parte de sus normas van dirigidas a la protección
de todos los consumidores potenciales, a todos los ciudadanos.

2. Estas normas no serán de aplicación cuando quien suministra los bienes o


servicios no es empresario. Y que adicional a esto, debido a la emergencia nacional
presente las personas han disminuido en gran medida el uso de este título valor,
prefieren trabajar con transferencias, o efectivo ya sea dólares, pesos o Euros.

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