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Participante:
Pulido Rojas Willers E.
V-25.497.369
Plataforma
Contabilidad
Sección A
Cohorte 2019-1.
Estos títulos surgen para hacer posible una rápida, eficaz y segura transmisión
de los derechos que incorporan, en nuestro caso un derecho de crédito de contenido
pecuniario. Esto es posible fundamentalmente por las siguientes razones:
Sólo en la medida en que estas tres notas estén presentes en la letra de cambio,
ésta será un instrumento de crédito que permitirá la rápida y segura movilización de
los derechos pecuniarios que incorpora. i Detengámonos antes de seguir adelante,
en este peculiar título-vaior. Normalmente intervienen en él, tres sujetos: librador,
librado y tomador. Librador es la persona que crea la letra, incorporando un mandato
de pago puro y simple dirigido al librado. Crea una apariencia de derecho de crédito,
y de ahí que el Ordenamiento lo convierta en garante de la aceptación y del pago
de la letra. Librado es la persona a quien el librador manda pagar la suma indicada
en la letra, a la orden del tomador o persona por este último designada en la propia
letra. Sólo a través de la aceptación se convierte en obligado cambiario, en deudor
que a través del pago de la letra salda una deuda preexistente. Tomador es la
persona a cuya orden el librador manda hacer el pago al librado, es el titular del
derecho de crédito que se incorpora a la letra, y a quien el librado no podrá oponer
si actúa de buena fe, posibles excepciones que tengan su origen en sus relaciones
personales con el librador.
Pues bien, esta letra, instrumento fundamental del crédito y medio riguroso de
garantizar el pago de obligaciones dinerarias provenientes de negocios anteriores
a la creación de la propia letra, deviene en grave crisis a partir de hace unos años
a causa de la pérdida de confianza, las letras no se pagan y esto bien puede deberse
a las circunstancias siguientes:
5. Utilización excesiva como instrumento para facilitar las ventas a plazos de bienes
de consumo. Lo que produce un progresivo endeudamiento de las economías
domésticas. Ya que las letras no se pagan al usarse como medio para la obtención
de un crédito que en el momento de su vencimiento no podrá pagarse debido a las
fallas en el sistema desde el simple hecho de que se vaya la luz, el internet, la
prohibición de entrega de altas cantidades monetarias. Si el crédito no se cumple
es externamente la letra la que fracasa. Pero lo que es peor y más grave es que
esta utilización de la letra en las operaciones con los consumidores, dada la
transmisibilidad de la letra, y la autonomía del derecho incorporado que hace
inatacable la posición del tercero tenedor de la letra frente al consumidor-deudor-
aceptante. Y coloca a los consumidores en una posición de casi indefensión en la
que se hace difícil el ejercicio de los derechos que en su defensa la Ley les
reconoce.