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IED CRISTOBAL COLON J.T.

ESPAÑOL Y LITERATURA
GRADO DECIMO

TALLER N°_______
PROFESOR: ALFONSO BECERRA B.
Arcaísmos y regionalismos.
El refranero paisa
En ÁNTIOQUIA ES UN OFICIO VIEJO ESE de ganar indulgencias con padrenuestros ajenos. Los paisas de
postín, que todavía los hay, lucen la espuela del ingenio en forma de refranes y juran la sabiduría de la
estirpe. Se sienten cómplices de una astucia tan vieja como el mundo y pretenden firmar el catálogo de sus
sentencias burlonas.
Pero resulta que el refranero antioqueño está hecho de chispas ajenas y lejanas. Van algunos botones de
muestra. En esas fábulas diminutas y filosas que son los refranes, la figura del caballo y otros cuadrúpedos
menos nobles ocupa un lugar de privilegio, manadas de estribillos se refieren a los caballos, los asnos, sus
patas, sus dientes y sus dueños. Y los autores no son propiamente arrieros soeces.

Los refranes, además de ser garrote de viejo y advertencia sabida, son pañuelo para todas las
resignaciones, versión ramplona del sermón para soportar las penas en este valle de lágrimas. Consuelo de
rezanderos. “No hay mal que por bien no venga”, “peores nalgas tiene mi suegra”, “al mejor cazador se le va
la guagua”.
Pero en cuestiones matrimoniales el refrán no sirve para alivios ni mentiras piadosas, los ya casados intentan
una advertencia, “antes que te cases, mira lo que haces”, para los sordos sigue el consejo de rigor, “la mujer
casada, en la casa y preñada”.
es oro”, “el que mucho habla, mucho yerra”, “por la boca muere el pez”.
En tierra de culebreros es lógico que abunden los tatequietos para las cigarras y siriríes. El dicho escueto
intenta vacunar los arrebatos de la lengua. Parece que a nada le teme tanto el coplero como a su propia
elocuencia. “La palabra es playa, el silencio
Así que va siendo hora de tomar consejo y cerrar con algunos anillos para el dedo de los políticos. Rían los
inconstantes, los veleidosos, las plumas que lleva el viento de un bando a otro. Les ha llegado una defensa
inmejorable: “El que no se voltea, no se asa”. Y para nuestro refranero mayor, para el experto en tapar
heridas con enjalmas, va un refrán de mando: “Como es el alcalde son los policías”.

IED CRISTOBAL COLON J.T.


ESPAÑOL Y LITERATURA
GRADO DECIMO

TALLER N°_______
PROFESOR: ALFONSO BECERRA B.
Arcaísmos y regionalismos.
El refranero paisa
En ÁNTIOQUIA ES UN OFICIO VIEJO ESE de ganar indulgencias con padrenuestros ajenos. Los paisas de
postín, que todavía los hay, lucen la espuela del ingenio en forma de refranes y juran la sabiduría de la
estirpe. Se sienten cómplices de una astucia tan vieja como el mundo y pretenden firmar el catálogo de sus
sentencias burlonas.
Pero resulta que el refranero antioqueño está hecho de chispas ajenas y lejanas. Van algunos botones de
muestra. En esas fábulas diminutas y filosas que son los refranes, la figura del caballo y otros cuadrúpedos
menos nobles ocupa un lugar de privilegio, manadas de estribillos se refieren a los caballos, los asnos, sus
patas, sus dientes y sus dueños. Y los autores no son propiamente arrieros soeces.

Los refranes, además de ser garrote de viejo y advertencia sabida, son pañuelo para todas las
resignaciones, versión ramplona del sermón para soportar las penas en este valle de lágrimas. Consuelo de
rezanderos. “No hay mal que por bien no venga”, “peores nalgas tiene mi suegra”, “al mejor cazador se le va
la guagua”.
Pero en cuestiones matrimoniales el refrán no sirve para alivios ni mentiras piadosas, los ya casados intentan
una advertencia, “antes que te cases, mira lo que haces”, para los sordos sigue el consejo de rigor, “la mujer
casada, en la casa y preñada”.
es oro”, “el que mucho habla, mucho yerra”, “por la boca muere el pez”.
En tierra de culebreros es lógico que abunden los tatequietos para las cigarras y siriríes. El dicho escueto
intenta vacunar los arrebatos de la lengua. Parece que a nada le teme tanto el coplero como a su propia
elocuencia. “La palabra es playa, el silencio
Así que va siendo hora de tomar consejo y cerrar con algunos anillos para el dedo de los políticos. Rían los
inconstantes, los veleidosos, las plumas que lleva el viento de un bando a otro. Les ha llegado una defensa
inmejorable: “El que no se voltea, no se asa”. Y para nuestro refranero mayor, para el experto en tapar
heridas con enjalmas, va un refrán de mando: “Como es el alcalde son los policías”.

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