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1
El fragmento a comentar forma parte del tercer capítulo de la novela de Francisco de
Quevedo Historia de la vida del Buscón llamado Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de
tacaños, conocida como El Buscón. Obra de juventud redactada probablemente en
Valladolid, y que fue conocida en copias manuscritas mucho antes de su publicación. En la
situación actual de la crítica se concede valor fundamental al llamado manuscrito B
conservado en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. El Buscón se publicó por vez primera en
Zaragoza en 1626 y al parecer sin el consentimiento de Quevedo, muestra algunas
diferencias de importancia respecto al manuscrito B. Controvertida es también la datación
de la obra, aunque se estima que fue redactada entre 1603 y 1626.
En este capítulo, Pablos es el criado de un chico, Diego Coronel, el cual ha sido puesto por
su padre bajo el pupilaje del licenciado Cabra. El fragmento corresponde a la descripción de
este personaje, el dómine Cabra, un clérigo extremadamente avaro, que mata de hambre a
Coronel y al protagonista. El tema central es el de la miseria y tacañería que caracteriza
esta persona y que es descrita en sus diversas facetas.
Unos de los rasgos principales del género picaresco es la narración en primera persona por
lo que el relato presenta un narrador omnisciente, ya que Pablos que es quien cuenta unos
hechos de los que ha sido testigo y parte implicada, tiene conocimiento de todo.
El fragmento se puede dividir en cuatro partes. En la primera, que iría desde el principio del
texto hasta “…encarecimiento” en el que el protagonista se introduce en el mundo de la
miseria, la casa del dómine Cabra. En la segunda parte en la que se nos hace una descripción
física del licenciado Cabra empezaría en “El era un clérigo cerbatana…” hasta “…piernas
largas y flacas”. La tercera parte que va desde “Su andar muy espacioso…” hasta “…tumba
de un filisteo” y en ella continua el narrador con su espérpentica descripción del dómine,
pero ahora el autor se centra en la indumentaria que lleva el personaje.
La estructura está vertebrada en torno al tema central. Desde la primera frase ya se nos
describe a Cabra como un avaro “largo sólo en el talle”; luego va añadiendo características,
en las cuales se encuentra siempre la idea de tacañería y, finalmente, culmina la descripción
con dos compuestos de creación propia para llevar el retrato a su máximo grado de
esperpentización: “él era archipobre y protomiseria”. Archi es un prefijo, que se antepone a
nombres de dignidad para aumentar su categoría, por lo que “archipobre” significará el
primero entre los pobres. De igual forma, Proto, prefijo procedente del griego prótos,
primero, de manera que “protomiseria” significará el primero entre los miserables.
El autor juega con la puntuación para dar un ritmo dinámico a la descripción, pero primero
nos encontramos con una larguísima frase, que coincide con la segunda parte del fragmento,
hasta encontrar un punto. Y es aquí donde se hace una enumeración de las características
físicas del personaje, separadas por signos de punto y coma. Luego las frases devienen más
breves y utiliza los puntos para dar más énfasis. Pero, es en la utilización de recursos
estilísticos donde más destaca el virtuosismo de Quevedo, y así podemos encontrar
hipérboles como por ejemplo “(los ojos) tan hundidos y oscuros, que era buen sitio el suyo
para tiendas de mercaderes”; “cada zapato podía ser la tumba de un filisteo”.
2
Personificaciones: “Las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina”, “(los dientes)
holgazanes y vagamundos”. Comparaciones:“las manos como un manojo de sarmientos”, “le
sonaban los güesos como tablillas de San Lázaro”. Silepsis o dilogía: “Él era un clérigo
cerbatana, largo (‘alargado’ y ‘generoso’) sólo en el talle”, Quevedo está jugando con este
doble significado de “largo” pero negándolo. Juegos de palabras: “la nariz, entre Roma y
Francia” es decir, nariz chata (roma) y desfigurada como si hubiese padecido la sífilis (el
mal francés); cosificación: “era un clérigo cerbatana” Mirado de medio abajo parecía
tenedor o compás; animalización: “El gaznate largo como de avestruz”.
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