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OMAR KHAIAME

LAS RUBAIATAS
Omar Khayyam Las Rubaiatas

Versión directa del original iranio al portugués, francés y español por el escritor
brasileño CHRISTOVAM DE CAMARGO

Versión castellana

(CUARTA EDICIÓN)
EDITORIAL LOSADA, S. A.
BUENOS AIRES

Edición expresamente autorizada para la


BIBLIOTECA CLASICA Y CONTEMPORÁNEA OMAR KHAIAME
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Marca y características gráficas registradas
en la Oficina de Patentes y Marcas de la Nación

© Editorial Losada, S. A.
Alsina 1131,
Buenos Aires, 1967
Cuarta edición: 14 - III - 1977

VIÑETA DE LA TAPA DE ANCÚ

IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA

Este libro se terminó de imprimir


el día 14 de marzo de 1977
en la IMPRENTA DE LOS BUENOS AYRES S. A.,
Rondeau 3274, Buenos Aires, República Argentina.
La edición consta de diez mil ejemplares.

Digitalizado por el_gato – Biblioteca_Irc – Biblioteca en Undernet

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Omar Khayyam Las Rubaiatas

OMAR KHAIAME

HACE NUEVE SIGLOS VIVIÓ OMAR KHAIAME, poeta que atravesó las edades y hoy está tan
vivo como cuando vivió.

Nacido en 1040 ó 1062 no se sabe de cierto, cerca de la ciudad de Nisapur, en el Irán,


o Persia, en esa ciudad vendría a morir, viejo de ochenta y cinco años.

No se ha llegado a la uniformidad en cuanto al apellido: Khayyám, Kheyyám, Jayyam


o de otra manera aún; ni en cuanto al nombre: Omar o Umar. Fabricante de tiendas
era el padre del poeta —Ibrahim el Khaiam; así, Ornar Iben Ibrahim el Khaiami, que
admitimos como su verdadero nombre, u Ornar el Khaiami, resumidamente, significa
—Ornar, hijo de Ibrahim (o Abraham), fabricante de tiendas.

En el afán de fijar, de una vez por todas, ese apellido ilustre, lo simplifiqué en
Khaiame, más accesible al habla portuguesa. Creo que se podría dejar establecido lo
mismo en castellano, y Khaian en francés. Preferí aportuguesar también la
denominación persa de cuarteta, con una grafía dentro del genio de la lengua: rubaía,
plural rubaiatas. Igualmente en castellano, y roubaie, roubaïates en francés.

¡Que los lectores hispánicos y galos se familiaricen con tan sonoro y sugestivo
nombre!

El noble artesanato de Khaimas, o tiendas, simples tareas domésticas, dejaba pronto


de seducir al joven aprendiz, vivísima inteligencia pesquisidora e inquieta. Empezó él
entonces a estudiar, sintiendo decisiva inclinación por la ciencia. La protección de un
antiguo condiscípulo elevado a gran visir le dio oportunidad para dedicarse a
apasionantes investigaciones, lo que le brindó inigualable fama de matemático y
astrónomo. Publicó varios libros de ciencia, y su tratado de álgebra aún tenía
actualidad en 1851, cuando fue traducido al francés. Era versado en ciencias
naturales, practicó la medicina, escribió sobre alquimia, dejó obras de metafísica.
Arquitecto, construyó fortificaciones. Modificó tablas astronómicas y formó parte de
una comisión encargada de reformar el calendario musulmán, reforma que oficializó
cuando fue director del observatorio de Merv. Y ese calendario resultó tal vez más
preciso y claro que los dos calendarios clásicos —el juliano y el de Gregorio Xlll. Se
había familiarizado también con la filosofía griega, que estudiaba en el idioma original.

Era un torturado, ese elegíaco Ornar Khaiame: torturado por el ansia de saber,
siempre en la búsqueda del porqué de las cosas. Y como la ciencia no lograse
apaciguar su espíritu, no le proporcionase el reposo que sólo encontraría en la verdad,
y ésta era fugitiva e inasequible, abandonó estudios y meditaciones, esas laboriosas
pesquisas cuyos resultados estaban lejos de satisfacerle. Desilusionado de todo,
parecióle que la taberna, con el filtro mágico de las ánforas y toneles, pondría fin a
tamaño desconcierto, sería el último abrigo de su alma desconsolada. Allí se refugió y
allí iba componiendo esos versos llenos de una angustiada alegría, en los que enaltece
el vino, las dulzuras del amor, recalcando que todo lo demás es polvo, ceniza, ilusión.
Voladero es el tiempo, la vida breve, lo que está a nuestro alcance es lo que nos
pertenece, eso, y nada más que eso. Hay que aprovechar, en todo su jugosa
posibilidad, el momento que pasa...

No llegó a ser popular el aedo, pero gozó de gran concepto, siendo considerado en el
Oriente, sino el mayor rapsoda, el mayor sabio de su tiempo. Científico y poeta... A
quien piense que hay incompatibilidad entre poesía y ciencia, diré que el sabio no
puede dejar de ser poeta, y que el verdadero poeta es siempre un sabio. Sabio y
poeta: el vates romano. Día vendrá, sentenciaba Claude Bernard, en que el fisiólogo,
el poeta y el filósofo se encontrarán hablando el mismo lenguaje.

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Omar Khayyam Las Rubaiatas

Siguen los años, desfila en el tiempo la caravana de los siglos... El cantor magnífico va
declinando hacia el ocaso y diríase que su nombre estaba destinado a perderse para el
Occidente. Pero hace más de cien años, precisamente en 1859, entra en escena el
irlandés Fitzgerald, cónsul de Inglaterra en el Irán. Un amigo suyo, Cowell, le muestra
la copia manuscrita que había hecho de las rubaiatas conservadas en la biblioteca
bodleyana de Oxford, tenidas como el texto más antiguo. Conocedor del persa, le
enseña al amigo rudimentos del idioma, y Fitzgerald, que ya había publicado, sin la
mayor repercusión, sea dicho, trabajos traducidos de varios idiomas, se entusiasma y
toma a pecho verter al inglés lo que había podido aprehender del original iranio: 110
cuartetas, de las 158 existentes. Rechazada por los diarios la publicación de los
extraños versos, Fitzgerald hace imprimir a costa suya una edición de 250 ejemplares
que el público se resiste obstinadamente a adquirir. Dos años pasados, un anónimo,
encantado con la obrita quizás accidentalmente encontrada, compró varios volúmenes
que ofreció a los amigos. Uno de esos folletos llegó a manos de Swinburne, a través
del pintor poeta Rossetti, y los medios literarios pasaron a ocuparse, por algunos
momentos, del descubridor de las rubaiatas y de su descubrimiento.

J. B. Nicolás, intérprete en un consulado francés por aquellas tierras, orientalista


avezado, habiendo encontrado en Teherán una copia litografiada de las rubaiatas,
prepara también su versioncita, que poco ruido produce. Posteriormente, Nicolás es
muy atacado por los críticos. Alí Nô-Rouze, prologuista de ese que tanta gracia supo
dar a una adaptación de Khaiame, Franz Toussaint, habla de "les odieuses trahisons
de leur premier traducteur (de los quatrains) Nicolás" —y ahí se equivoca, pues el
irlandés se le anticipó en ocho años, como, además, se refiere a las "fausses
variations de Fitzgerald". Este, a su vez, critica al pobre Nicolás, no admitiendo su
interpretación de un Khaiame religioso y místico, afiliado a los sufíes.

Al trabajo de Nicolás sigue la segunda edición de Fitzgerald, y ahí entonces empieza


Europa a interesarse realmente en Omar Khaiame, aquella voz profética que se hacía
oír desde los confines de los siglos.

Pero la fama de Fitzgerald sólo se consolida después de su muerte, acaecida en 1883,


fama que diariamente crece y se expande. Cabe, así, a Fitzgerald la gloria de haber
revelado al mundo los poemas de Omar el Khaiami, u Omar Khaiame, después de
ocho siglos de olvido y penumbra. Obra del azar, diré, apadrinamiento de la suerte
caprichosa y varia, pues adorables poetas de entonces, persas y del mundo árabe en
general, como Saadi, Djebal-eddin-el-Rumi, Jami, Firdausi, Anuari, Abul Alá Al Maarri,
Ibn Hani (Abu Navas), Buhtari, Mutanabbi son casi o totalmente desconocidos entre
nosotros. Apenas Hafiz ha sido algo difundido en Europa.

Durante ese largo período de retraimiento y silencio, algunas voces se irguieron, no


muchas, sobre el bardo cuyo nombre se esfumara en la sombra. En el siglo XVII como
en los dos subsiguientes, una que otra vez figuraba el nombre de Ornar en florilegios
de poetas orientales. Y una que otra vez se publicaban, más o menos traducidas,
algunas cuartetas. Desaparecido Fitzgerald, su versión de las rubaiatas al inglés
comienza, por fin, a ser conocida.

Y bien le ha valido a Fitzgerald ese encuentro casual con el mago de las rubaiatas: la
suerte de Khaiame también se extendió a él. Y si no le aceptamos como verdadero
traductor, tiene su "arreglo", digamos así, luminoso relieve en la literatura inglesa.
Fitzgerald es hoy un poeta clásico.

¿Cuántas rubaiatas dejó Ornar Khaiame? Exactamente cuántas es imposible decirlo.


De cuando en cuando aparece un prestidigitador que extrae de su galera nuevas
cuartetas hasta entonces desconocidas ... Hay algunas cuya paternidad es negada a
Ornar. Yo conseguí los originales de ciento ochenta y dos, auténticas...

Existen traducciones del poeta de lo más variadas e imaginarias, al inglés, francés,


portugués, español, alemán, ruso, árabe, hebraico, turco. Después de la Biblia, parece
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Omar Khayyam Las Rubaiatas

que las rubaiatas son la obra más traducida y que cuenta con más ediciones en el
mundo. El melancólico y fascinante cantor de la vida ha de figurar, ¿quién sabe?, en
todos los idiomas hablados por los hombres. ¿Cómo traduje a Omar Khaiame?
Obtenido de un experto orientalista el significado literal de los vocablos, puedo decir
que lo hice directamente del original iranio.

Creo que es la primera vez que eso ocurre: la mayor parte de las versiones conocidas
del poeta están basadas en los trabajos de Edward Fitzgerald y Franz Toussaint. Y
éstos, verdaderamente, no son traductores, pues se limitaron a hacer una paráfrasis
de las cuartetas madres. Confiesa el inglés haber fundido varias rubaiatas, y que lo
que menos le preocupaba era guardar fidelidad a las estrofas originales. Sólo así se
explican las acentuadas divergencias que se notan entre las dos versiones, inglesa y
francesa, lo que lleva muchas veces a pensar que eran distintos los textos
interpretados. Casi no habrá que buscar a Khaiame en Fitzgerald: debemos
contentarnos con apreciar ahí a un poeta inglés que ha conquistada justo y merecido
renombre.

Traducidas al portugués 182 rubaiatas, con la vibración, la euforia de una actividad


creadora, arrastrado en el turbión del trabajo, fue para mí alegría y bendición
trasladarlas al francés y al castellano: versión ésta que la editorial Losada ahora
ofrece al público en tercera edición. La versión francesa fue publicada en París bajo el
signo de las "Editions Seghers".

Hacía mucho que me venía impregnando, a través de la lectura de sus adaptadores,


como Fitzgerald, J. B. Nicolás, Toussaint, Talbot, Wallace Irwin, Claude Anet y Mirza
Muhammad, Schrubsole, del espíritu del poeta. Lo amé antes de traducirlo. Busqué
comprenderlo y me dejé hechizar. Le dediqué versos entusiastas, entre ellos un
soneto parnasiano... del cual no me he arrepentido aún. Sentí en el alma y sentí en la
epidermis, sentí en el corazón, sentí en los nervios y en la sangre toda la penetrante
poesía de ese desencantado amante de la vida. Y su horror a la distorsión y a la
mentira; su revuelta contra la estrechez del sectarismo que pavonea una infalibilidad
sin tacha; su impermeabilidad al convencionalismo que todo lo tuerce; su resistencia
al caciquismo de los conservadores de la verdad tradicional; su odio a la mediocridad
satisfecha y bien hablante; su repugnancia por esa manada de eternos genuflexos,
espinas hechas de bisagras; su desprecio por la cobardía de los turiferarios, todo eso
se instaló en mi temperamento como en casa propia. Me identifiqué con los ataques,
en los que el vate panfletario no tiene rival, a los explotadores de la muerte y sus
misterios, aprovechadores de nuestra pregonada supervivencia, empresarios titulados
de la vida en el más allá, con toda esa insumisión a los monopolizadores de una
verdad oficial, con su virilidad, su altivo y juvenil empuje. En el terreno de las ideas,
era Khaiame batallador "sans peur et sans reproche".

¿Horaciano, Ornar Khaiame? Puede que sí, con menos grosería, más recato y pudor.
Algo habrá en él del Horacio de las odas breves. Menos enjoué, entretanto, más ácido.

Nos place hacer comparaciones, saboreamos los paralelos, tenemos la manía de


establecer filiaciones mentales. No dejemos al viejo Khaiame hurtarse a esas
aproximaciones literarias: Heráclito, Aristófanes, Eurípides, Epicuro, Séneca ...
Reciben la dolorosa herencia Schopenhauer, Hartmann, Baudelaire, Antera do
Quental, Alvarez de Azevedo, Augusto dos Anjos, figura singular en la poética
brasileña. Encuadran muchos al iranio dentro del Eclesiastés. Yo lo veo aún más a
gusto en el "Cantar de los Cantares", tejiendo loas a varias sulamitas:

"Tus dos pechos son como dos gamitos mellizos, que están paciendo entre blancas
azucenas". "Las junturas de tus muslos son como goznes o charnelas, labrados de
mano maestra". "En ese tu seno cual taza hecha a torno, que nunca está exhausta de
preciosos licores. Tu vientre como mantoncita de trigo, cercado de azucenas."

Examinemos al poeta en el marco del Eclesiastés:


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Omar Khayyam Las Rubaiatas

"Yo he visto todo cuanto se hace debajo del sol, dice el hijo de David, y he hallado ser
todo vanidad y aflicción de espíritu."

"Iré a bañarme en delicias, y a gozar de los bienes presentes."

"Por qué, ¿qué fruto saca el hombre de todos sus afanes y de la aflicción de ánimo con
que se atormenta en este mundo?"

"Anda, pues, y come con alegría tu pan, y bebe con gozo tu vino."

"Goza de la vida en compañía de tu amada esposa, durante todos los días de tu vida
inestable."

"Y juzgué más feliz que unos y otros al hombre que todavía está por nacer, ni ha visto
los males que se hacen debajo del sol."

Comparemos ese pasaje del Viejo Testamento con el final de la rubaía 74:

Más feliz aún


y más tranquilo vivirá
aquel cuya madre no lo ha parido,
aquel que no ha nacido ...

Generalmente se presenta a Ornar Khaiame como afiliado a la secta de los "sufíes". J.


B. Nicolás así lo considera. Théophile Gautier, que también se ocupó del poeta,
defiende esa opinión y lo tiene por un contemplativo, un místico. Joseph Jacobs, que
hizo el prólogo de una edición de Fitzgerald, rehúsa admitirlo, como también el
comentarista Charles Grolleau.
Es gran verdad que de minimis non curat praetor... Así, me causan una gracia enorme
esas enconadas discusiones sobre una cosa tan flotante y vaga como saber si el poeta
estudiado pertenecía o no a una determinada secta —¡y eso allá por los andurriales
del siglo XI!— Aquila non capit muscas, decían los romanos, pero parece que los
señores comentadores y críticos cazan moscas. Los señores críticos suelen ser
grandes cazadores de moscas. Mas, ¿quién dijo que los señores críticos (mis cofrades)
son águilas? Pero en fin, una vez que entramos en el asunto, ¿quiénes eran los sufíes
y qué quiere decir sufismo? Pues sufismo es una secta religiosa que ve en el alma
humana un destello del alma divina. En esa alma divina, o alma universal, el alma del
individuo se reintegrará un día finalmente, allá por la consumación de los siglos. Es el
sufismo como un refinamiento del misticismo musulmán: el hombre bajó de la
divinidad a la cárcel de la materia (encarnación) e irá subiendo de vuelta, de etapa en
etapa, sudando y gimiendo, el duro camino del perfeccionamiento hasta la cumbre,
que es la liberación.

Resumiendo, en el sufismo el hombre viene de Dios, vive para Dios, camina hacia Dios
y en el seno de Dios se fundirá un día. Muy bien, ¿pero qué sufí es ese que así se
expresa en relación al Creador, ya en la primera rubaía?:

Verdaderamente,
no puedo comprender
el hecho de Tu existencia,
aunque muy buena gente,
obcecada y terca,
describa y proclame
los más imaginarios atributos
que han acordado prestarte.

En numerosas estancias satiriza el poeta todo lo que hace la sustancia misma de la

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Omar Khayyam Las Rubaiatas

secta. Veamos las rubaiatas 19, 45, 57, 91. Adictos al sufismo eran, por aquellas
regiones, Saadi, Rumi, Hafiz, Jami, Firdausi, Anuari, Al Farid y otros. Nunca nuestro
Ornar, desaforado y levantisco, que huía siempre a integrarse en la placidez de los
rebaños. Era todo un hombre. Más razón cobrará el penetrante comentador John
Payne al ubicarlo entre los "enemigos" del sufismo .. .

Despreocupado cantor, nunca se ha esforzado Ornar Khaiame por administrar la


propia gloria. Despreocupadamente escribía sus cármenes y despreocupadamente los
abandonaba a quien quisiera recogerlos. Los componía en el envoútement, el trance
de la consubstanciación poética, y los soltaba después por doquiera. Como la flor que
se deja "despetalar" por el viento...

Frecuentemente se repite, hay dos o tres temas que son el leitmotiv de sus cantares:
la tristeza de haber nacido; lo precario de la vida, con el aniquilamiento final de todo;
nuestro sometimiento al Destino.

Le punza la obsesión de que con los residuos de nuestras células, transformadas en el


crisol de la naturaleza, quizás vengan a ser fabricados vasos, botellas, ánforas,
toneles... ¡Cuántas veces no suplica a los insensibles alfareros que manoseen con
blandura y humanidad la pasta en la que están moldeando sus vasijas, pues ese barro
tal vez haya sido el cerebro del filósofo o un seno tibio de mujer! ¡Y esa angustia: la
vida va pasando vertiginosa, efímera, cortísima! Cumple, así, gozar el presente, el
soplo de un instante —única realidad tangible. Después... No habrá después.

¿Su desencanto no derivaría un poco de la soledad afectiva en que vivió? Para las
alegrías pasajeras de los días de sol, encontraría siempre amables comparsas
dispuestas a compartir la euforia del momento. Morenas de talle de palmera, aliento
de manzanas y senos apetitosos racimos de uvas, como diría aquel imaginativo rey
Salomón. Pero murió soltero y no se le conoce una compañera fiel que lo acompañe
en los malos días, días cenicientos, de tristeza y depresión. Y no ha tenido hijos.

Repetíase, Omar Khaiame, y diríamos que no hacía cuestión de no repetirse. Como


todos se repiten, como se repetía Camoéns, como se repetía su maestro Virgilio.
Como me repito yo... Cantaba lo que sentía en el momento, quejábase en la amargura
de todas las horas, y no pensaba en metodizar literariamente sus quejumbres.
Posiblemente esté ahí, en parte, el secreto de su perennidad.

Aunque repetidas, cada una de las rubaiatas es siempre una pequeña obra maestra de
emoción, de poesía, de conceptuosidad acertada y límpida; o de ironía demoledora y
punzante. Aunque repetida, cada una de ellas, diría, es una pequeña obra maestra de
originalidad.

Lo vemos incoherente, contradictorio, a nuestro Ornar: a veces ateo, casi místico


otras veces, al punto de pretender el sufismo que él fuera uno de los suyos,
haciéndolo todo para encerrarlo en su redil. Hay rubaiatas incorporadas a las preces
de los sufíes.

Ahora, ¿cómo no ser incoherente, dada la movilidad de nuestro espíritu, la volubilidad


de los sucesos? Son múltiples las provocaciones de la vida, ésta nos lanza,
continuamente, nuevos desafíos, y nuestra respuesta, nuestra reacción tiene que ser
ágil, inmediata, en conexión con la mutabilidad de cada momento. O vibramos al
unísono con la deflagración del instante único, o somos ultrapasados por los
acontecimientos. La excesiva coherencia puede significar falta de imaginación,
estancamiento mental, raciocinio ferrugiento y lerdo, apego a lo que es pasajero y nos
escapa de las manos, dejándonos desconcertados.

Se ha dicho también que Ornar Khaiame fue plagiario. ¡Sólo le faltaba esa acusación!
Pretenden que Abul Alá Al Maarri, poeta ciego natural de Damasco, su
contemporáneo, le habría servido de modelo con sus "Luzumiatas".

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Omar Khayyam Las Rubaiatas

No sé cómo admitirlo. La espontaneidad de Ornar Khaiame, su, diré, displicencia, su


insensibilidad a ventoleras y pedanterías riñen con la habilidad, el esfuerzo, la
aplicación, la prolijidad, el 'dirigismo'' mental del plagiario. Sin hablar de su
comprobada honestidad. Inaccesible a la vanidad de las consagraciones, vimos cómo
estaba lejos de esmerarse en reunir y ordenar sus poemas que no se por qué milagro
pudieron atravesar las centurias y llegar hasta nuestras manos.

¿Y cómo proclamar que el atribulado cantor vivía cultivando el ideal hedonista de la


vida? Renan, que lo admira por su bravura frente al tiránico dogmatismo del Corán, lo
ve libertino desatinado y despiadado iconoclasta, enemigo de todas las religiones.
Fitzgerald — ¡ecce sacerdos magnus del templo de Khaiame!— para él mismo,
activísimo empresario del rapsoda que arrancara de las lindes de lo desconocido, era
el divino Ornar un poeta erótico y un sujeto que se emborrachaba con método y
convicción. Cowell, iniciador de Fitzgerald en los arcanos de las rubaiatas, profesa,
más o menos, el mismo punto de vista. Admiro a Ornar, dice, pero, como profeta,
prefiero a Cristo...

Heron-Allen y Haskell Dole, prestigiosos exégetas del poeta, opinan que Khaiame se
presta a dos interpretaciones extremas: será místico o será licencioso. Que cada uno
lo califique a su gusto. Y como, según los viejos escolásticos, De gustibus et coloribus
non disputandum...

Hay, así, quien juzga al incomprendido vate un libertino, sibarita procaz, que sólo en
el vino y las mujeres encontraba la razón de la existencia. Cuando, en verdad, era la
suya doliente alma que se sentía asfixiada en estas mazmorras de los días y no
buscaba más que libertad y sol. Matemático, astrónomo, filósofo, interroga la ciencia
sobre el enigma del Universo. Le amargaba la incógnita del ser. Quería una respuesta,
y no pudo encontrarla. Desesperado se sintió desilusionado de todo. Vio la inanidad de
querer ahondar el misterio de la vida, nuestra impotencia en comprender las razones
por las cuales nos encontramos aquí en el planeta.

¿No buscaría en el vino, el gran disconforme, no el simple placer de los sentidos, pero
el éxtasis, como lo hacían los sufíes, un vehículo de identificación con la divinidad? El
uso de estupefacientes con ese fin era común en pueblos antiguos y, aún hoy, en
ciertas agrupaciones humanas.

Confiesa Ornar, en una de sus endechas, que bebía para huir de sí mismo. ¿Se habría
entregado al alcohol para no pensar? ¿Quién podría decirlo? Mucho hay de simbolismo
en su invitación al olvido por ese medio, aunque pretenda Fitzgerald que el vino de las
rubaiatas es realmente vino, "el jugo de la uva", sin la menor variante...

No pensar... ¡Dejar que la vida se nos filtre por el ser con la libertad de la brisa que
atraviesa el rosedal, sin que hagamos intervenir en todo la acción deletérea del
consciente, fraudulento y engañador!

Ahí tenemos al yo y su rage disciplinadora. Ese yo, que corrientes filosóficas exaltan,
subliman, divinizan casi, es el insidioso creador de problemas exasperantes.
Entroncado en nociones preestablecidas; en los rastrojos de experiencias de toda
índole; en el enjambre de ideas impuestas por los paradigmas que han sugestionado a
nuestra ingenuidad; en la memoria, esa acumulación de reminiscencias que nos
abarrotan el espíritu, impidiendo un estado de "disponibilidad" imprescindible para
reflejar la realidad del presente; en la anquilosis de la tradición; en todos los
condicionamientos, en una palabra, a los que venimos siendo sometidos: todo eso
forma el rígido, impermeable caparazón que nos cubre la mente, tornándola
estacionaria y tarda, enrudeciéndola, impidiéndole de entrar en contacto con la
realidad, movediza, dinámica, renovada siempre. Un pensador se refiere a "l’illusion
du moi avec son cortége de douleurs". La disgregación de ese yo ilusorio, siempre a la
persecución de seguridad y firmeza, ansioso siempre por anclar en una verdad
estática, y que nos desorienta e intoxica, desmoraliza y entorpece, ha sido la tarea
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Omar Khayyam Las Rubaiatas

suprema a la cual se vienen dedicando agudos pensadores. Ciertas formas


dictatoriales de gobierno conducen, imperceptiblemente, diré, al aplastamiento del yo,
lo que traería la liberación. El enajenamiento de todo gracias a la embriaguez
alcohólica puede ser elemento de destrucción de ese yo falseado y tiránico. ¿No
habría buscado Omar Khaiame por ese medio liberar la propia mente?
Es lo que se deduce de la rubaía 150:

No bebo vino
por el simple gusto
de emborracharme
ni por vicio,
falta de fe
o con idea
de ofender a la moral,
como pregonan los hipócritas
en el palabreo de sus sermones.
Quiero apenas respirar,
Olvidar mi alma.
Solamente por eso
bebo y me embriago.

Habla mucho del vino ese Lucrecio trigueño, ese Anacreonte pesimista con quien
Heine y Goethe se encontrarían más tarde; vive celebrando en sus estrofas las
virtudes de la "esencia de la uva", pero nadie podrá apuntarlo como ebrio turbulento y
desgobernado. Escandalizaba el medio con sus irreverencias, pero no lo acusan de
desarreglos y bajezas. Y si, por casualidad, se embriagaba, no lo hacía ciertamente
por desenfreno de gozador. Le conturbaba el ansia de conocer el porqué de la
existencia y, ¿quién sabe?, buscaría en el alcohol una evasión a las aflicciones en que
se debatía. Otros aceptan lo que imponen los fiscales de una verdad patentada, se
adhieren a las sectas, se conforman con sus postulados, acatan sus dogmas y siguen
por la vida sin mayores indagaciones. ¡Qué descanso, consumir sin pestañear el menú
presentado por los garçons espirituales! Muchos ni de tanto necesitan, se contentan
con menos: ganar dinero, comer, beber, gozar, sin pedir nada más al destino; viven
felices en su embrutecimiento sistemático. A Ornar le parecía poco lo que le daban los
pretensos directores de conciencia, landgraves de la filosofía, mariscales de las
religiones —todo ese inconsecuente caudillaje de la moral—; poco lo que le servían
los arquitectos de hipótesis más o menos confortadoras, los industriales de verdades
prefabricadas. Quería saber. Y desesperábase por no conseguirlo. ¿Sería hedonista un
espíritu así inconsolablemente inclinado sobre el abismo de las causas primeras? Le
sublevaba lo mucho de farsa que encontraba en el Corán. Aquellas terríficas amenazas
infantiles contra quien no aceptase el Libro Sagrado y la autoridad del flamante
profeta continuador de Moisés y del Cristo lo hacían reír, o llorar de santa indignación.
Libre pensador, díscolo tal vez por disposición orgánica, satirizaba la inopia del nuevo
evangelio y, cuando no lo hacía celadamente, era pábulo de la perrería descabellada,
se veía insultado, escarnecido, calumniado.

A la pomposa obtusidad de una avasalladora élite de eunucos, formada por la


gendarmería religioso-político-social, debería parecer sacrilegio, entonces como ahora,
el disentir de sus puntos de vista, amamantados en todo lo que es artificial,
convencional o está osificado en las costumbres. A la pereza mental de esa gente
causan horror la mudanza, la discusión, el examen. Así, perverso y suspicaz,
inamovible mandarinato estéril subyuga, explota y usufructúa, con el apoyo de Alá y
sus profetas, sus corifeos y sus émulos, y el aplauso de los hombres bien pensantes.
Imponente bloque enterizo, constituía antaño, y constituye aún hoy de las más
peligrosas fuerzas sociales, ciega, atropelladora y cruel. Amenazado por implacable
rollo compresor, tal vez nada más le quedase al combatiente solitario que la
alternativa de replegarse sobre sí mismo, poniendo una barrera entre sus sueños
incomprendidos y la hostilidad del medio que lo iba comprimiendo como una boa
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Omar Khayyam Las Rubaiatas

constrictor. Gulliver en Liliput, todas las trabas lo acechaban. La segregación se


imponía. Allí estaba la acogedora taberna, con sus ánforas sensualmente modeladas
como un talle de mujer, su vino rosado, apaciguador como una caricia, y los
fraternales compañeros que lo esperaban, hombres sencillos y de alma limpia,
bohemios comprensivos y humanos, con quienes podría libremente alternar sobre la
inestabilidad de la vida y la perpetuidad del fugaz momento.

Epigramático, mordaz, blasfemo, Ornar Khaiame estaba lejos de ser, como quizás
podrían pensar, misántropo o introvertido, de trato amargo, áspero, hiriente. No tenía
nada de cardo, ortiga o erizo. Como a Terencio, le interesaba todo lo que es humano.
Su sarcasmo le hacía vibrar contra aquellos, culpables por su egoísmo e insensatez,
de que la tierra fuera realmente el clásico valle de lágrimas. Amaba las flores y a las
mujeres, amaba los pájaros y a los niños, amaba la naturaleza y amaba a los
hombres. Quería ser feliz, y exigía que los otros también lo fueran. Solidaridad
humana, bondad, ternura, no siempre puede ocultar esa fuente de leche y miel que le
brota de lo más íntimo del ser:

Afecto, amor, comprensión


—he ahí los cimientos de la vida
...........
con la música del amor,
orquestamos
la gran canción de la existencia.
...........
La vida es amor,
¡y sólo amor!
(Rub. 43)

No molestes,
no odies,
no dañes,
no desconciertes,
no confundas
a quien quiera que sea.
...........
Amigo,
sé humano,
no perjudiques,
¡no hagas mal,
no hagas mal a nadie!
(Rub. 80)

Hubo un momento en el que Nisapur, su querida ciudad, estallaba en una rabia


histérica contra los que se hacían sospechosos al delirante fanatismo religioso.
Khaiame estaba arriesgando la cabeza, amenazada por los energúmenos, celosos
superintendentes de la verdad divina. Le pareció prudente alejarse: ¿cómo
argumentar con esos candidatos al manicomio? Emprendió su viaje a la Meca: salía
del hervidero y quizás lo dejasen tranquilo creyéndolo cumplidor de la peregrinación
sagrada.

Habla mucho del vino, ese filósofo hijo de un fabricante de tiendas, habla mucho de
mujeres, y piensa la generalidad que eran ésas sus únicas preocupaciones. Poeta
fescenino, bajo tal aspecto, enteramente falso, mucha gente buscará encontrar en las
rubaiatas consuelo a sus resentimientos sexuales. Investigador desalentado, en la
desesperanza de lograr solución para los problemas, o el problema de la vida,
abandonó estudios y pesquisas, demostraciones y cálculos, concluyendo que la ciencia
era vacilante y deleznable. En esa aparente superficialidad del rimador sensual, se
10
Omar Khayyam Las Rubaiatas

oculta un corazón sediento de rectitud y limpieza, un espíritu lacerado por las


espantosas contradicciones del mundo. Ve injusticias por todos lados, la persecución a
los honestos, la hipocresía como norma de vida, el engrandecimiento de los malos, de
los ineptos, de los nulos. "He visto debajo del sol la impiedad en el lugar del juicio, y
la iniquidad en el puesto de la justicia", dice el Eclesiastés. Negación del conformismo,
irrítase, protesta, embiste, enfrenta los grandes del momento, derriba ídolos, ridiculiza
la gravedad de los moralistas profesionales, la engreída desfachatez de los
conductores de hombres, deshilvana supersticiones, ríe de las religiones codificadas,
creadoras de la divinidad a sabor de los intereses de una casta: dioses condestables
de farándulas apostólicas, fiadores de prejuicios y que no pasan de proyecciones de
nuestra voluntad; desafía al viejo Alá tronante y pérfido. Grotesco, si se examina bien.
Es perseguido, reacción natural de la corrupción desenmascarada. Se acoge a la
taberna, donde el vino color de rubí quizás consiga distraerlo del cerco en que lo
aprieta la poderosa estupidez de los contemporáneos.

Y ahí nacieron las rubaiatas ...

Seré enterrado en un sitio en donde dos veces por año los árboles dejarán caer sus
flores sobre mi tumba.

El escritor Nizam-i-Samarqandi convivió con Omar Khaiame y de él recibió esa


confidencia. La publicó en su libro "Chabar Maqala", traducido por Edward G. Browne.

Años después de la muerte de Khaiame, al pasar el escritor por Nisapur, se dirigió al


cementerio de Hira. Visitará el túmulo del amigo y allí dejará la expresión de una
"saudade". La profecía del vate se había cumplido: su sepultura, abierta a la sombra
de perales y durazneros, desaparecía tapizada de flores.

CHRISTOVAM DE CAMARGO

Original persa de una RUBAÍA

11
Omar Khayyam Las Rubaiatas

¡OH ALÁ!
Incierto, vacilante,
sin rumbo,
enteramente desorientado,
no consigo probar
la realidad de Tu ser.

Profundas meditaciones,
laboriosas lucubraciones
son simples devaneos,
indagaciones en el vacío
en busca de Tu Existencia
que no llego a vislumbrar.

Verdaderamente,
no puedo comprender
el hecho de Tu Existencia,
aunque muy buena gente,
obcecada y terca,
describa y proclame
los más imaginarios atributos
que han acordado prestarte.

Hay una conclusión


que se impone:
nadie podrá conocerte,
a no ser Tú mismo...

12
Omar Khayyam Las Rubaiatas

SOMOS JUGUETES
en las manos del Destino.
Juguetes y nada más...
Y el Universo se divierte
a costa nuestra.

Juguetes que giran


al capricho de los vientos.

No se trata de una metáfora,


pueden creerme,
no exagero,
es la simple realidad.

En el pasado,
jugábamos despreocupadamente
en las candilejas de la vida.

Hoy seremos llevados,


unos tras otros,
en el féretro de la Nada.

13
Omar Khayyam Las Rubaiatas

SI ME CONSULTASEN
sobre mi venida a estos parajes,
-¡No!
contestaría sin vacilar.

Si dependiese de mi voluntad
nacer o dejar de nacer,
no hubiera, por cierto, provocado
mi nacimiento.

¡Cómo me lamenté!
¡Cómo me quejé
por haber caído
en este calabozo asfixiante!

Me lamenté por haber nacido,


crecido
y vivido en él.
¡Lamentaciones y más lamentaciones!

14
Omar Khayyam Las Rubaiatas

ALÁ,
si me consideras
un esclavo desobediente,
sublevado,
¿dónde están,
dime,
tu benevolencia
y tu perdón?

Si es duro y negro
mi corazón,
y pérfida mi alma,
¿dónde,
en qué punto del espacio
brillarán
las luces de tu bondad?

Si me prometes
las dulzuras del Paraíso
como premio
de una indigna sumisión,
eso sería un trueque sospechoso
digno de buhoneros y mercachifles.

¿Qué diferencia habría entonces


entre Tú
y ellos?

Así,
en esta confusión y desconcierto,
¿cómo podré exaltar
Tu comprensión,
Tu magnificencia,
Tu divinidad?

15
Omar Khayyam Las Rubaiatas

OYE AMIGO
el buen consejo:
Antes que los pesares
destruyan tu corazón,
y antes
que el manto sombrío de la noche
venga a ocultar
los últimos reflejos del atardecer,
lleva para tu alcoba
el vino color de rubí.

Y tú,
siervo ingenuo,
no pienses
que estás hecho de oro...

Ni creas
que serás liberado,
después que te oculten
bajo tierra;
que serás recogido
como si fueras una pepita
del precioso metal...

16
Omar Khayyam Las Rubaiatas

CONTEMPLA
la caravana de la vejez,
ve cómo galopa,
¡observa
ese ritmo espantoso!

¡Compañero!
¡Aprovecha
esos instantes fugaces
para hundirte
en las delicias de la vida,
para desvanecerte
en las delicias del amor!

En cuanto a ti,
siervo,
¿por qué vives cavilando,
por qué te atemoriza
la problemática resurrección
anunciada
para un cierto día del mañana?

Trae la copa,
pues la noche
pronto
llegará a su fin...

17
Omar Khayyam Las Rubaiatas

SI ESTOY EMBRIAGADO
según mis detractores,
por haber bebido
el vino de los magos
lo estoy.

Y si soy ateo,
idólatra y hechicero,
porque así lo proclaman,
sin duda
lo seré...

Los partidarios
de toda clase de sectas y religiones
se contentan con simples presunciones
y me acusan torpemente,
sin que de eso se avergüencen.

Pero yo me levanto
muy por encima de sus estupideces.

La única verdad:
no soy esclavo
y a nadie pertenezco.
Lo que yo soy;
es de mi exclusiva propiedad.

Vivo,
y viviré siempre
a mi antojo.

18
Omar Khayyam Las Rubaiatas

¡OH ALÁ!
¡Sembraste de emboscadas
y erizaste de pecados
las curvas de mi camino!

Y después advertiste:
¡Cuidado,
pobre de ti
si llegas a caer!

Pero, ¡demonios!
lo sabemos todos:
en el Universo,
ningún átomo escapa
a Tu dominio...

Pues entonces,
si determinaste
que así se desdoblara
el transcurso de mi existencia,
y si tan cuidadosamente
preparaste
mis traspiés,
¡Alá!
¿Por qué me llamas
pecador?

19
Omar Khayyam Las Rubaiatas

CUANDO ALÁ
comprimiendo un poco de barro,
modeló nuestra existencia,
conocía,
en todos sus detalles,
los menores,
los más insignificantes actos,
ocultos o aparentes,
que fatalmente
tendríamos que practicar.

Si ésa es la verdad,
¡y lo es!
ninguno de los pecados
de los que, por ventura,
nos hagamos culpables,
será contrario
a sus leyes
o a su voluntad.

Entonces,
¿por qué habrá Él de tostarnos
en las parrillas eternas,
en cuanto llegue
ese famoso día
llamado de la Resurrección?

20
Omar Khayyam Las Rubaiatas

10

SI YO GOBERNASE EL MUNDO
con poderes de creador,
lo destruiría...

Y pondría en su lugar
un paraíso
edificado con cariño,
en el cual no hubiese lágrimas,
odio,
guerras.
Y donde no reinase la hipocresía.

Si yo tuviese poderes de creador,


¡Qué distinto sería el mundo!

En él,
los hombres se unirían,
sin sudor y sin sangre,
para cultivar libremente
los supremos ideales del Amor.

21
Omar Khayyam Las Rubaiatas

11

¡DESEÉ TANTO REPOSAR!


¡Cómo busqué
un rincón escondido,
una simple cueva
donde hubiese paz,
después de tan duros trabajos!

¡Y cómo viví jadeante


esperando
el término de la jornada
tan tormentosa y larga!

Es cierto...
¡Pero, Dios, si nos dieran, al menos,
la esperanza de volver
después de miles
y miles de años!

¡Como la hierba,
que nace y renace,
que repunta, gloriosa,
del corazón de la tierra!

22
Omar Khayyam Las Rubaiatas

12

AQUELLOS QUE SE ESCLAVIZAN


a los axiomas de la ciencia
y se dejan guiar por la razón,
proceden como si intentasen
extraer leche de un toro...

Al reencarnarse,
sería preferible para ellos
que volviesen
como débiles mentales...

Lo habrían merecido,
y serían felices.

Porque nadie compra hoy


en el mercado,
con la moneda de los principios,
ni un pobre atado de ajos puerros.

23
Omar Khayyam Las Rubaiatas

13

ALGUNOS FANÁTICOS
habiendo hecho callar
la voz de la razón,
se someten obtusamente
a la inanidad de las creencias,
a los dogmas de la religión.

Mientras que otros,


perplejos, aturdidos, asendereados,
oscilan
entre clarores y tinieblas,
entre la aceptación y la duda.

De repente,
los despierta la voz poderosa de un fantasma
clamando:

Insensatos,
eternamente escarnecidos,
¿queréis saber el camino?

No es éste el camino...
No es éste,
ni aquél tampoco...

24
Omar Khayyam Las Rubaiatas

14

¡OH MUFTIS DE LAS CIUDADES,


y vos, magistrados, gobernantes!
Si estableciéramos comparaciones
entre nuestras acciones y las vuestras,
las nuestras tendrían más valor,
por lo menos no serían tan nefastas.

A pesar de nuestra embriaguez,


siempre parecemos más equilibrados, más serenos.

Es inmenso el abismo
que separa nuestra gente de la vuestra.

Nosotros sorbemos el zumo de la vid,


y vosotros edificáis leyes y decretos
para chupar la savia de vuestras víctimas.

Mostraos justos y contestad:


¿Somos nosotros,
o sois vosotros
los que hacéis correr sangre humana?

25
Omar Khayyam Las Rubaiatas

15

ASÍ HABLÓ
un virtuoso sacerdote
a una mundana,
buscando humillarla:

—¡Tú te embriagas
y sales en busca de amantes,
siempre y cada vez más!

—Perfectamente,
respetable moralista,
le repuso la mundana,
es la pura verdad
lo que dices de mí...

Con todo eso,


pídote
que me aclares este punto:
Tu yo instintivo,
tu verdadero yo,
lo disfrazas,
lo encubres
con actitudes graves.
Dime ahora:
¿Es ese tu yo recóndito
el mismo que exhibes en público?

26
Omar Khayyam Las Rubaiatas

16

SI EL CORAZÓN DESCIFRASE LOS MISTERIOS


y conociese los orígenes de la vida,
cómo es ella, en realidad,

interpretaría también,
después de la muerte,
el enigma de los dioses.

Hombre,
todo lo ignoras
de las existencias en el Universo,
nada sabes,
aunque estés todavía animado
por la fuerza de tu alma.

¿Qué podrás saber mañana,


en cuanto mueras,
y contigo muera tu alma?

¿Mañana,
tan pronto como acabes,
y todo acabe,
para siempre,
para siempre?

27
Omar Khayyam Las Rubaiatas

17

UNA VEZ
que tienes que morir
una sola vez,
¡muere, pronto,
de una vez por todas!

¿Por qué vivir así sin honra,


por qué tanta sangre,
tanta impureza,
tanta vileza
en esa carne
y en esos huesos?

Mucho mejor fuera


que no existieras.
¡Qué aflicción!
¡Qué tortura!
¡Oh! ¡El flagelo de la vida!

28
Omar Khayyam Las Rubaiatas

18

ARROJADOS EN ESTE MUNDO


por sus caminos andamos perplejos,
desconcertados y aturdidos,
deshechos en la mayor confusión:

nos han traído a la existencia


contrariando nuestro libre albedrío.

Igualmente forzados
partimos,
sin que, para eso,
hayan pedido
nuestro consentimiento.

En fin,
no comprendemos
ni el porqué del viaje,
ni el motivo de nuestra permanencia,
ni la razón de la próxima partida...

29
Omar Khayyam Las Rubaiatas

19

¡OH ALA!
¿Cómo quieres que proceda?

Transcurridos inútilmente
miles de siglos,
un buen día, para distraerte,
jugando con agua y con tierra,
tú me moldeaste
y tejiste después la piel
con la que me cubriste.

En el Libro del Destino


inscribiste todo el mal
y todo el bien
que esperabas de mí
en esta existencia.

Dime ahora:
Si yo soy aquel mismo,
el mismísimo sujeto
creado por Ti,
y si todo lo que ocurre
estaba escrito,
y Tú lo sabías,
—¿Qué puedo yo hacer?
—¿Qué debo yo hacer?

30
Omar Khayyam Las Rubaiatas

20

¿POR CUANTO TIEMPO QUEDARAS


ajeno a la vida,
perdiéndola
en la satisfacción de tus instintos?

¿Hasta cuándo
permanecerás así anonadado
en la muda contemplación de la existencia,
en la muda contemplación de la Nada?

¡Bebe vino, amigo!

La vida,
a la cual la muerte sucede,
es digna de ser vivida,
pero sólo puede ser bien vivida
entre la serenidad del sueño
y el éxtasis de la embriaguez.

31
Omar Khayyam Las Rubaiatas

21

DESDE QUE VENUS


apareció en el cielo,
desde que por el espacio
transita la luna,
bella y pura,

nada se ha visto
tan consolador y amigo
como el vino inmaculado.

¡Oh! ¡Me asombran


esos mercaderes de vino!

¿Con el dinero que obtienen,


podrán ellos comprar algo mejor?

32
Omar Khayyam Las Rubaiatas

22

—¿EL DÍA QUE PASÓ?


¡Olvídalo!
—¿El día que no ha llegado?
¡No le ternas!

¡Amigo!
No tortures el corazón
en la expectativa del día por nacer,
no quieras vivir
lo que todavía no sucedió,
y no busques lamentar
el día que ya se fue.

Sosiega,
y no corrompas la vida
con temores y quimeras.

Entre los pliegues del pasado


y el dintel del porvenir,
en esa maraña de creencias,
en medio de los engaños del mundo
y los terrores del más allá,
mantente libre
y sé feliz.

33
Omar Khayyam Las Rubaiatas

23

COMO EL PÁJARO
que no pudo evitar la celada,
hemos caído en este mundo-

heridos, jadeantes, aturdidos,


y así continuamos,
eternamente desorientados.

Estamos obligados a vivir en este globo,


en el cual no veo techo, puerta,
ni entrada ni salida.

No ha sido por nuestra libre voluntad


que aquí hemos desembarcado,
ni será por nuestra impaciencia de partir
que lo dejaremos un día.

34
Omar Khayyam Las Rubaiatas

24

NO CONSIGO DISFRUTAR
un solo momento de paz y de armonía,
zambullirme en las delicias de los sentidos,
mientras vigile la razón,
serena y pura.

Pero en cuanto,
en el éxtasis de la embriaguez,
se me va diluyendo el juicio,
que lánguidamente se encoge,
y se volatiliza,
y desaparece,

solamente entonces,
en ese intervalo
entre la lucidez y el sueño,

yo siento, yo vivo
el único instante despejado
de paz, armonía y placer
de toda mi existencia.

35
Omar Khayyam Las Rubaiatas

25

CUANDO EL NARRADOR,
con la voz húmeda de emoción,
habló de un paraíso de todo esplendor,
habitado por hombres extraordinarios,
varones magníficos,
seductoras, alucinantes huríes,

sereno le contesté:
¡qué delicia,
el zumo de la uval

¡Amigo,
conserva ese vino,
que es la realidad,
y no te dejes impresionar
por las cosas ilusorias!

Qué encanto,
cuánta sugestión
en el redoble del tambor,
al escucharlo de lejos,
sonido amortiguado por la distancia,
dulce murmullo,
arrullador murmullo...

36
Omar Khayyam Las Rubaiatas

26

SI ROCIARAS DE VINO LA CORDILLERA,


la veríamos destartalada,
con todos sus despeñaderos,
la veríamos deshacerse
en oscilaciones, curvas y saltos.

Desde siglos, lo sabíamos,


los que desprecian
las incomparables virtudes del vino
son considerados
la nata de la ignorancia,
sino de la hipocresía.

¡Compañero!
¿Exiges
que yo me arrepienta de beber,
de embriagarme?
¿Pues no lo sabes?
Alá no quiso...
¡Tenemos, fatalmente, que hacer
lo que estaba escrito!

¿No te diste cuenta,


todavía,
de que el vino es espíritu,
de que él crea, educa, embellece
modela el verdadero hombre?

37
Omar Khayyam Las Rubaiatas

27

BEBE VINO,
prenda de vida eterna,
¡único fin y razón de la existencial

Ves, ¡es la aurora del amor!


Se abren las rosas
y el céfiro
nos embriaga con sus aromas.
¡Es la estación de los placeres!

Mira
¡cómo todos deliran
en la euforia
de este momento excepcional!

Sé feliz un instante,
pues la vida, amigo,
no es más que ese instante...

38
Omar Khayyam Las Rubaiatas

28

AL FIN Y AL CABO,
sólo es el cielo
un caldero inmenso
con la boca abierta sobre el mundo...

Dentro de esa cavidad,


van girando los hombres de inteligencia,
van girando,
girando desesperados.

Ahora, amigos,
contemplad
la enternecedora unión
del ánfora y del vaso:

labio sobre labio,


y, entre ambos,
la sangre corriendo...

39
Omar Khayyam Las Rubaiatas

29

¿HASTA CUANDO
quedarás pendiente
de las cosas de los sentidos,
de los colores y fragancias?

¿Hasta cuándo,
disoluto,
persistirás
en esa carrera loca
en pos de la voluptuosidad,
siempre enredado
en engaños y sofismas?

Morirás, por cierto.

Y aunque fueras
la sagrada surgiente del Zamzem
o el mágico Elixir de la Vida,
terminarías hundiéndote,
para siempre,
en las entrañas de la tierra.

40
Omar Khayyam Las Rubaiatas

30

SIENDO LA VIDA UN SOLO INSTANTE


que en breve se extinguirá,
mantengo el corazón impasible
entre sus encantos y amarguras.

Si la copa tendrá,
fatalmente,
que desbordar,
no importa que eso ocurra
en Bagdad o Balakhe.

¡Compañero,
quiérote, enloquecido,
vaciando las copas!

Tras mi desenlace,
y tras tu desenlace,
la luna seguirá transitando
del menguante al creciente
y del creciente al menguante
por los siglos de los siglos...

41
Omar Khayyam Las Rubaiatas

31

DlClÉNDOME FILÓSOFO,
quiso el falaz enemigo
que todo el mundo
se equivocase a mi respecto.

Bien sabe Alá


que yo no soy
lo que dicen de mí.

Sin embargo,
desde que me encontré a mí mismo
en esta morada del Infortunio,
la Tierra,

no deseé discutir,
nada pude afirmar,
yo mismo, no sé
lo que soy...

42
Omar Khayyam Las Rubaiatas

32

RENUNCIA A TODO
en este mundo—
fortuna, honores, poder.

Desvía tus pasos


de todo camino
que no te conduzca
a la taberna.
¡Nada pidas
ni desees
sino vino, canciones, música, amor!

Noble y hermoso mancebo,


coge el odre,
empuña la copa.

¡Bebe!
Pero, ¡cuidado!
¡No seas frívolo,
no hables en vano!

43
Omar Khayyam Las Rubaiatas

33

LEJOS ESTÁ EL SABIO


de considerar la moneda
una reliquia,
pues los jardines de la vida
le están abiertos de par en par.

He ahí la frágil violeta,


retraída y humilde,
que románticamente
baja la cabeza.

Mirad ahora la rosa,


en el orgullo,
el esplendor de su cáliz de oro,
repartiendo sin escoger
entre los caminantes
la gracia altanera de su sonrisa...

44
Omar Khayyam Las Rubaiatas

34

DICEN LOS FILOSOFOS


que ninguna diferencia existe
entre el bello y el feo.

Para una pareja de amantes,


es lo mismo
habitar el Paraíso
o el Infierno.

Para el insano,
la seda y la crin
son perfectamente iguales.

Poco importa,
para los enamorados,
desperezarse
sobre plumas
o sobre piedras,
a condición
de sentirse sumergidos
en las delicias del amor...

45
Omar Khayyam Las Rubaiatas

35

NO ES ESTE MUNDO
morada permanente
ni estación de veraneo.
No es mansión
para vivienda de los propietarios
ni casa
para ser ocupada por inquilinos.

Para el sabio
es pues preferible
vivir aquí
beodo
o anestesiado.

Amigo, ¡despierta!
Trae agua
y derrámala
a chorros
sobre el fuego de las angustias.

Antes que seas conducido al túmulo


con las manos vacías...

46
Omar Khayyam Las Rubaiatas

36

¿QUÉ ADELANTA AL HOMBRE


saciar en este mundo sus deseos,
ver realizadas sus esperanzas?

¿Quién habría de lucrar


con la lectura del Libro del Destino
el día del Juicio Final,
de ese libro donde están inscriptas
nuestras buenas
y nuestras malas acciones?

Supongamos que vieras cumplidos


todos tus deseos
durante cien años,
y que después siguieras viviendo
un siglo más,
¿cuál sería la consecuencia
de todo eso,
qué resultado
hubieras obtenido,
qué fin hubieras alcanzado?

47
Omar Khayyam Las Rubaiatas

37

DESPUÉS QUE MI PURO ESPÍRITU


y que tu puro espíritu
del cuerpo
se hayan alejado,

dos frías losas caerán


sobre mi túmulo
y sobre el tuyo.

Más tarde,
para el modelado de una losa
que otro túmulo cubrirá,
mis cenizas,
y las tuyas,
¡polvo, polvo!
serán nuevamente echadas
en la horma,
en la misma horma...

48
Omar Khayyam Las Rubaiatas

38

¡DESPIERTA!
Sé vigilante
y comprende
que tendrás fatalmente
que separarte
de tu espíritu.

Detrás
de las misteriosas cortinas
de la Eternidad
quedarás olvidado.

¡Bebe vino!
Tú no sabes
de dónde viniste.

Y regocíjate, amigo,
por no saber
a dónde irás.

49
Omar Khayyam Las Rubaiatas

39

¡OH ALA!
¡Toda esa lucha,
el pecho preso de dudas,
las manos vacías!
¡Qué tedio!
¡Y qué desesperación!

Tú, Alá,
que hiciste
de la Nada
todo cuanto existe,
¡hazme volver a la Nada!

Pídote,
suplicóte,
¡sálvame!

¡Por la realidad de Tu existencia,


por Tu inmortalidad!

50
Omar Khayyam Las Rubaiatas

40

AQUEL BONDADOSO KHAIAM


que tejía
las tiendas de la sabiduría,

fue repentinamente incinerado


en el horno de las angustias,
donde se dejara caer.

Las tijeras de la muerte


laceraron
los tendones de su amanecer.

Habiéndole prometido
días más felices,
el mercader de esperanzas
lo traicionó,
y terminó vendiéndolo
por un precio ínfimo.

51
Omar Khayyam Las Rubaiatas

41

SI BEBES VINO,
lo harás en rueda de amigos,
o apretando en los brazos
a una niña risueña,
toda alegría y llena de gracia,
rosadas las mejillas,
los ojos tiernos...

Cuidado,
pues si aquella que has preferido
empieza a mostrarse vivaz,
traviesa y suelta de lengua,
saldrá contando sus extravagancias,
alabándose de los mayores excesos...

¡Amigo!
Bebe mansamente,
a pequeños sorbos.
Saborea despacio
la bebida,
concentrado,
con toda unción.

Y escucha
el buen consejo:
bebe a escondidas,
furtivamente,
sin alarde,
sin publicidad...

52
Omar Khayyam Las Rubaiatas

42

SI, POR CASUALIDAD,


bebe vino el mendigo,
empieza a vislumbrar en sus andrajos
la nobleza de los emires.

Si lo hace el cordero,
pronto se siente,
en su debilidad,
más valiente que el león.

Bebiéndolo el anciano,
su alma quebrantada
recuperará la pujanza varonil
de la adolescencia.

Mientras que si lo bebe el joven,


sentirá en sí
todas las deficiencias
de la decrepitud.

¡Oh! ¡Que Alá le conceda


larguísima vida!

53
Omar Khayyam Las Rubaiatas

43

AFECTO, AMOR, COMPRENSIÓN


—he ahí los cimientos de la vida.

Escribimos
con amor
el poema de la adolescencia.

Con la música del amor,


orquestamos
la gran canción de la existencia.

Y tú,
escéptico delante de la ternura,
impermeable al sentimiento,
aprende esta verdad:

La vida es amor,
¡y sólo amor!

54
Omar Khayyam Las Rubaiatas

44

SI EL HOMBRE CONSIGUE
diariamente
para su sustento

un mendrugo de pan
y una gota de agua fresca,
aunque servida
en un viejo cántaro quebrajoso,

¿por qué se pondrá


al servicio de otro?

¿A cambio de qué
profana su ideal,
traiciona su conciencia
y se humilla delante de los demás?

55
Omar Khayyam Las Rubaiatas

45

¡OH ALÁ!
Rompiste
en mis manos
el ánfora,
que llena estaba de puro vino.

Me cerraste,
con furioso ademán,
las puertas del placer.

Derramaste
por el suelo
la bebida dorada,
que se me ha vuelto fango
en la boca contrahecha.

¡No estarás
un poco borracho,
Alá?

56
Omar Khayyam Las Rubaiatas

46

¡OH ALÁ!
¿Qué ser humano
ha pasado por la vida
sin pecar?

¿Y qué existencia sería


la de quien transitase por el mundo
sin cometer una sola falta?

Si quisieras comparar
mis pecados
con los tuyos,

ninguna diferencia
existiría
entre Tú y yo...

57
Omar Khayyam Las Rubaiatas

47

SOLAMENTE EN LAS TABERNAS


encontraréis
placer y tranquilidad.
Solamente en las tabernas
veréis
hombres desinteresados e íntegros,
hombres perfectos.

Si observáis de ojos abiertos,


sin prejuicios,
con alma libre,
veréis pureza,
veréis bondad
hasta en los más impíos
de los frecuentadores de la taberna.

Espíritus compasivos,
generosos corazones
no se forman
en las escuelas
de piedad convencional,
ni se educan
en esas cátedras
baluartes del sectarismo.

Esas instituciones
son ruinas
Que se obstinan
en permanecer de pie.

¡Hay que derribar


esas almenas de la insensibilidad,
bastiones de la estupidez humanal

58
Omar Khayyam Las Rubaiatas

48

¡OH KHAIAM,
qué lindas tiendas fabricas.

A esas tiendas,
las khaimas,
he de comparar tu cuerpo.

Y tu espíritu,
lo he de comparar
con la persona del Sultán,
tu espíritu,
que tiene otra morada,
la Eternidad.

Cuando el Sultán
levanta el campamento
y sigue viaje,
¿no desarma, en seguida,
la tienda,
de la que no necesita ya
al retomar su camino?

59
Omar Khayyam Las Rubaiatas

49

¡BEBE EL VINO DORADO!


Es reposo para el espíritu,
bálsamo providencial
para alma y corazón heridos.

Si te sintieras ahogado
en un diluvio de tristezas,
si te vieras acometido
por todos lados
por una jauría de pesares,

aférrate sin recelo


al delicioso vino dorado.

Es el barco de salvación.

60
Omar Khayyam Las Rubaiatas

50

EN PLENO CÉNIT,
el sol irradia
la fulguración de sus rayos.

El creador del día


echa vino dorado
en la copa cincelada de las estrellas.

¡Bebe, compañero,
con el corazón transportado de júbilo,
el zumo de la uva,
que exaltará tu voz
en los primores de la elocuencia!
¡Embriágate!

Bebe el zumo fermentado


por el anunciador de la aurora
en la bodega de los tiempos.
Entonando himnos de amor,
él lo vertió
en el corazón de los días.

61
Omar Khayyam Las Rubaiatas

51

POR ENCIMA
de la verde alcatifa que cubre la tierra,
veo seres amodorrados,
deshechos en una inercia mortal.

Presiento otros
debajo de sábanas de arcilla,
hundidos en el sueño del olvido.

Cuando medito
en el aniquilamiento definitivo,
anteveo el adiós final
de muchedumbres
que se despiden de la vida.

Que parten
sin regreso marcado.
¿Por qué hablar de regreso?
Regresar... ¿de dónde?

62
Omar Khayyam Las Rubaiatas

52

CORAZÓN,
¡mi corazón!
Nadie ha visto
la celeste morada
llena de excitantes huríes,
ni
el terrífico reino
de Satanás.

Corazón,
¡mi corazón!
¡Muéstrame
un recién llegado,
uno sólo,
de esos parajes!

¿Dónde está él?


¿Cómo vive?

Corazón,
¡mi corazón!
— Esperanza,
codicia,
vanidad,
creencia,
temor,
la angustia de la espera...
— eso todo ha nacido
de algo sin consistencia.
de cosa que no tiene nombre,
figura,
forma,
espacio,
¡existencia!

63
Omar Khayyam Las Rubaiatas

53

¿QUÉ PROVECHO TRAJO


nuestra venida?
¿Qué beneficios aportará
nuestra partida?

En el transcurso de nuestra vida,


¿Jamás se deshilachará
esa pobre urdimbre de esperanzas?

La esfera que habitamos,


este mundo, que es nuestro,
contiene
la procesión de los vivos
que día a día flamean
y después se transforman en ceniza.

¿Dónde se ocultará
el humo de esa combustión?

64
Omar Khayyam Las Rubaiatas

54

LOS MERCADERES DE ILUSIONES


garantizan
que a una gran distancia,
allá,
en el más allá,

está lo que llaman Paraíso,


con soberbios varones
y profusión de huríes voluptuosas,
donde se encuentra
sabroso y ardiente vino,
leche purísima,
deliciosa miel hecha de sol...

¡Siervo, siervo!
En homenaje a tantas maravillas,
¡dame, a borbollones,
del vino color de rubí!

Y, oye:
prefiere siempre
una prenda segura,
una sola,
a cien tesoros hipotéticos
y mil vagas esperanzas infundadas.

65
Omar Khayyam Las Rubaiatas

55

BUSCA COMPRENDER,
razona,
si estuvieres calmo,
en pleno uso de tus sesos:

¿Qué ropa vestías


cuando llegaste a este mundo,
y qué riquezas
cargarás contigo
para el otro?

Dices
que no bebes vino
por la certeza que tienes
de morir...

¡Hombre!
No seas inconsecuente,
bebas o no bebas vino,
la muerte no evitarás.

66
Omar Khayyam Las Rubaiatas

56

¡QUÉ BELLA PINTURA


la fábula del más allá,
colorida
y llena de vida!

Aquel que no se convenza


de que todo eso es mentira,
jamás conseguirá palpar
la realidad de lo real.

¡Siéntate, amigo!
Contempla la amplitud del Universo.
¡Y sé feliz!

¡No tortures tu alma


con cosas absurdas,
espejismos y fantasmagorías!

67
Omar Khayyam Las Rubaiatas

57

JUNTO A LOS TONELES DE VINO


abandonamos los ropajes del asceta.

Y nos sentimos bendecidos


al tocar el piso de la taberna,
que elegimos libremente.

Quizás,
al atravesar sus umbrales,
logremos recuperar
la ciencia
de la que nos han despojado.
Y recuperar, sobre todo,
el tiempo perdido estúpidamente,
e inhumanamente,
en las enseñanzas convencionales
del obtuso sectarismo.

68
Omar Khayyam Las Rubaiatas

58

LA VIDA,
yo no la soportaría
si no existiera el vino,
agrio, rosado y límpido.

No podría proseguir
en la agobiante caminata,
cargando el peso bruto de este cuerpo,
si tuviera otras ocupaciones
además de la bebida,
¡fútiles, perniciosas ocupaciones!

No vivo más
que el incomparable instante
en el que el siervo
insiste:

Toma otra copa,


vamos,
¡un traguito más!
Mientras que yo,
hundido en una dulce embriaguez,
no puedo resistir...

69
Omar Khayyam Las Rubaiatas

59

ENCONTRÉ,
una noche,
en la taberna
un doctor en teología.

Me acerqué
curioso, ávido de saber,
y, al mismo tiempo
irreverente e indiscreto,
le pedí que me hablase
de la vida y del destino
de aquellos que se van.

Para empezar,
propúsome el sabio
una copa de vino dorado...

Dijo después,
tranquilizándome:

Numerosísimos
son aquellos que partieron,
hombres como nosotros.
Pero nadie volverá,
nadie,
¡jamás!

70
Omar Khayyam Las Rubaiatas

60

¡QUERIDA DE MI ALMA
tienes la suavidad
de un resplandor de luna!

¡Toma el cántaro de vino,


empuña la copa
y ve al jardín verdeante
a esparcirte
junto al río murmurante!

El mundo burila diariamente,


con aterciopelados regazos
de mujeres fascinantes,

copas y cántaros,
¡cien y mil veces!

71
Omar Khayyam Las Rubaiatas

61

CONQUISTA
tu porción de ventura
en el transcurrir de cada día.
Entrégate voluptuosamente
a tu amada,
mientras acaricias
la copa de vino dorado.

Mayor es Alá,
el bonísimo, sublime Alá,
quien detesta sumisiones y villanías
y no se ofende
con las transgresiones a la ley.

Ante Su magnificencia,
no tiene significación el culto
y las mortificaciones
son superfluas.

Porque Alá,
el Misericordioso,
deja de tomar conocimiento
del mal
que por ventura practiquemos.

¡Amigo!
¡Entrégate a los placeres y alegría
en esta vida,
tan pasajera y tan corta!

72
Omar Khayyam Las Rubaiatas

62

AQUEL CASTILLO
subía, subía
hasta las puertas del firmamento.

Sus alminares
tocaban el seno de las estrellas
y, en sus umbrales de jaspe,
los príncipes se postraban
y se arrastraban los reyes.

Ahora,
la paloma mensajera,
arrullando sobre sus ruinas,
me trajo a la memoria
el viejo monumento:

iGou! jGou! ¡Gou!


Dónde está? ¿Dónde está? ¿Dónde está?

73
Omar Khayyam Las Rubaiatas

63

SI TE DEJARAS LLEVAR POR LAS PASIONES,


si persistieras en esa corrida loca
en busca
de la voluptuosidad,

te prevengo:
partirás
desesperado y loco.

Haz por saber,


prudentemente,
quién eres,
de dónde viniste,
qué haces por aquí,
hacia dónde irás...

74
Omar Khayyam Las Rubaiatas

64

BORRACHO YA,
entré ayer en la taberna.

Allí estaba un anciano,


beodo también,
equilibrando en la espalda
su tonelito de vino.

Manteniéndome
a duras penas de pie,
lo interpelé:
¡Oh, jeque,
en qué estado te encuentro!
Ahora, en el ocaso de la vida,
¿y no tienes vergüenza de Alá?

Sonriendo mansamente,
me repuso el anciano
mientras acariciaba el tonel:

A Alá, el Magnánimo,
debemos la maravilla que ves.
De Él proviene
toda esta abundancia.
Bebe y calla...

75
Omar Khayyam Las Rubaiatas

65

¡APRESÚRATE,
son los primeros rayos matinales!

¡La aurora
derribó triunfalmente
los contrafuertes de la noche!

¡Despierta, despierta,
ya empieza el día!
Deleita te,
desde la alborada,
con la deliciosa bebida
que no tiene igual.

¿Por qué estás afligido,


amigo?
¡Bebe!

El sol renacerá,
veces sin cuento,
con sus rayos
fijos en nosotros,
y nos encontrará a todos
con los rostros inclinados
hacia el polvo.

76
Omar Khayyam Las Rubaiatas

66

BEBO VINO...
También lo bebe
todo aquel,
igual a mí,
que es digno de saborearlo.

Beberlo
es un placer.
Nada más.
¿Qué tiene que ver con eso
la razón?

Antaño,
muy en la lontananza del tiempo.
antes del comienzo de la Eternidad,
sabía Alá
que yo habría de beber.
Estaba escrito...

Si yo no bebiera,
poco valor tendrían
Sus previsiones.
Podríamos entonces llamarle,
con todas las letras:
¡ig-no-ran-te!

77
Omar Khayyam Las Rubaiatas

67

¡OH ALÁ!
Tú me honras sobremanera
interesándote por mí,
amenazándome
con horripilantes castigos
—hambre, sed, fuego,
un sinnúmero
de suplicios inhumanos.

Comprensivo, como soy,


tranquilo, como vivo,
sin falsos temores,
veo que no tienes razón
y me hacen mucha gracia
tus niñerías...

Porque,
donde estuvieres,
Alá,
no podrá haber sufrimiento..

Y no hay sitio
donde no estés presente,
¡Alá!

78
Omar Khayyam Las Rubaiatas

68

UNA COPA
repleta de vino dorado,
junto al calor de suave regazo,
en un rincón de la sierra,
oyendo el murmullo de un arroyo,

todo eso prefiero


al paraíso
prometido a los mortales.

¡Amigo!
No oigas a ninguno de esos,
doctos o ignorantes,
que predican,
con sus vanas palabras,
el odio entre los hombres,
ofreciendo las delicias del cielo
o amenazando con las brasas del infierno.

¡Basta ya de tanta insensatez!


¿Podrán ellos presentar
a alguien con las maletas listas
y el viaje marcado para el infierno,
o a alguien recién llegado
de una excursión al cielo?

79
Omar Khayyam Las Rubaiatas

69

UNA SOLA COPA DE VINO


vale las mil promesas
de todas las religiones.

Un solo trago
es más importante
que toda la China...

Sobre el vasto dorso de la tierra,


sólo hay, de real y útil,
el vino translúcido,
el amargo.

Mil veces preferible


al otro, el dulce...

80
Omar Khayyam Las Rubaiatas

70

¡CORAZÓN!
Tú no estás preparado
para deslindar misterios
y descifrar enigmas convencionales.

No eres capaz
de encontrar camino
en el laberinto
de esa palabrería de los predicadores.

Edifica tú mismo,
en el mundo,
con el zumo de la vid
en las copas desbordantes,
un paraíso que será tuyo,
solamente tuyo,
¡corazón!

Dudas,
sólo podrás tenerlas,
o no tenerlas,
en el otro mundo...

81
Omar Khayyam Las Rubaiatas

71

VlNO PURO COLOR DE RUBÍ,


bébelo dos veces al día
con placer y devoción.

Cortísima es la vida:
se marchitará apenas nacida
y, bien lo sabes,
una vez perdida,
¡no la recuperarás!

El mundo camina
hacia la desintegración.
¡En breve no veremos más
que destrozos, ruinas, el caos!
Bien lo sabes...

Sé, pues,
día y noche,
un ser destruido,
una ruina,
¡una disgregación!

82
Omar Khayyam Las Rubaiatas

72

¡TÚ,
fruto de los cuatro elementos,
tú, formado por los siete cielos!

¡Tu!
Olvidaste tu origen
y sumergiste tu alma;
la enredaste para siempre
en frivolidades,
cosas sin nexo,
¡buscando resolver
laboriosos problemas innocuos!

¡Bebe vino!
Ya te hice ver mil veces,
mil veces te aconsejé:
¿Qué tienes de común
con esa turba inexpresiva,
qué pueden interesarte
esa división de clases,
todas esas jerarquías?

¡Abandónalasl
Cuando tengas que partir,
ellas estarán,
desde hace mucho,
transformadas en polvo...

83
Omar Khayyam Las Rubaiatas

73

ESOS CUERPOS CELESTIALES


que oscilan, de bruces
sobre esta bóveda que nos cubre,
dejan los sabios perplejos,
confusos, vacilantes, estupefactos...

¡Cuidado!
¡No vayas a perder la razón!
¡No te dejes llevar por fantasmagorías!

Los que pretenden dirigir el mundo


viven inquietos.
Parlotean, embarullan las cosas,
pero, al fin y al postre,
nada dicen de provecho,
nada pueden hacer.

Viven maquinando conspiraciones


contra la razón y la libertad.
Se sienten, después, avergonzados
y bajan los ojos,
sintiendo el horror de su propio crimen.

84
Omar Khayyam Las Rubaiatas

74

YA QUE EL SER HUMANO


sólo dos cosas consigue
en su bullicioso transcurrir
por este mundo:
embrutecimiento del espíritu
y tortura del corazón,

bienaventurado es aquel
que sabe vivir plenamente
su fugitivo instante.

Más feliz aún


y más tranquilo vivirá
aquel cuya madre no lo ha parido,
aquel que no ha nacido...

85
Omar Khayyam Las Rubaiatas

75

DESDE ÉPOCAS INMEMORIALES


se desenrollan alfombras de rosas y espinas
sobre este viejo castillo,
entre cuyas columnas
pasaron generaciones tras generaciones.

Estancia de mañanas luminosas


y antro de noches pesadas de negro.

Sus salones han acogido


a más de cien Jamxides
en magníficos saraos,
fiestas llenas de esplendor.

A su trono,
asiento de glorias y grandezas,
más de cien Bahrames han subido,
y del mismo han bajado a su vez...

86
Omar Khayyam Las Rubaiatas

76

ES BUENO QUE TE REGOCIJES,


que alegres,
una que otra vez,
el corazón
con el vino
que corre de las copas llenas.

Olvida lo que fue,


no hables
de lo que vendrá.
¡Deja el pasado y el porvenir!

Ha llegado también el tiempo


de libertar tu alma,
encarcelada,
desde que llegaste,
en las cadenas del miedo
de muertes
y resurrecciones.

87
Omar Khayyam Las Rubaiatas

77

EL MUNDO
no se arrastra a mis pies
ni se inclina cien veces
para besarme la mano.

sino después que mi amada


me embriaga
con el precioso líquido
color del sol.

Los entendidos me aconsejan,


con graves amenazas,
que me haga penitencia
por beberlo.
—Los tiempos han llegado,
¡es la hora del arrepentimiento!-
advierten
esos profetas de maldición.

Lo siento,
pero no puedo atenderlos,
pues no depende de mí
la contrición.
¡Alá no lo quiso!
El no quiere
que yo me arrepienta...

88
Omar Khayyam Las Rubaiatas

78

DISCORDIAS, CONTRADICCIONES,
una increíble confusión
fue todo lo que se vio
cuando echaron en la horma
el barro que me formó.

Por eso,
yo no podría ser
mejor de lo que soy...

Consejos,
y oraciones,
y bendiciones,
y las más variadas ceremonias
de nada valen:
yo soy lo que soy.

Fue apenas esto


lo que ocurrió:
me colaron en el molde
y, ¡listo!
yo estaba hecho...

89
Omar Khayyam Las Rubaiatas

79

NI PREMISAS
ni conclusión
tiene
el silogismo del tiempo.

La circunferencia
de donde hemos venido,
y a la cual iremos,
no tiene principio ni fin.

Nadie podrá decir


en qué curvas empieza
y en qué curvas termina
esa órbita.

De dónde proviene la Venida


ni la Ida para dónde va...

90
Omar Khayyam Las Rubaiatas

80

NO MOLESTES,
no odies,
no dañes,
no desconciertes,
no confundas
a quien quiera que sea.

Prodiga
a todos el bien,
¡siembra alegría y paz!
No asustes a los pájaros,
no persigas a ningún animal
No coloques a tu semejante
entre las llamas
de la ira y la venganza.

Idealiza una vida serena,


en quietud pasa tus días
soporta risueño las ofensas
y ni te des cuenta de las calumnias.

Amigo,
sé humano,
no perjudiques,
¡no hagas mal,
no hagas mal a nadie!

91
Omar Khayyam Las Rubaiatas

81

¡NO CULPES AL DESTINO!


No agradezcas
a Alá y al cielo
el bien de que disfrutes,
ni les imputes
el mal que te aqueje.

Todo eso
es parte de la naturaleza humana.

Las alegrías y las tristezas


son fatalidades
a las cuales
Alá y el cielo
se muestran ajenos.

Y, en verdad,
te diré
que Alá y el cielo
son mil veces
más impotentes que tú y yo...

92
Omar Khayyam Las Rubaiatas

82

EN ESTE MUNDO
abandonado
a los promotores de discordia,
a los genitores de corrupción,

el hombre no recoge
sino dolores y sufrimientos
para el cuerpo y para el alma.

¡Bienaventurado y feliz
el que huye del mundo
y se olvida de la vida!

Libre y tranquilo
está aquel que parte
de este valle de torturas,
¡para no volver nunca más!

93
Omar Khayyam Las Rubaiatas

83

¿NO SENTISTE LA CARICIA


del céfiro embalsamado,
al entreabrir los labios de la rosa
y ofrecer al caminante
la dulzura de sus pétalos?

¿No viste
el bulbul de dorado plumaje
ensayando el poema del nido
con su hechicera voz,
y las alas trémulas de emoción
ante la magia de la flor?

Siéntate aquí, amigo,


al pie del rosal.

En esta tierra
él ha brotado,
en esta tierra
se ha marchitado,
y a esta misma tierra
ha vuelto
cien y mil veces.

94
Omar Khayyam Las Rubaiatas

84

ESTA NOCHE
aterciopelada
por las caricias de la luna,
sorberé la bebida
burbujeante en la copa de cristal.

Oyendo canciones de amor,


mi alma quedará embebecida
entre dos copas de vino.

Tendré, primeramente,
que alejar la razón
y divorciarme de la religión.
Las soltaré,
las devolveré
al seno de la libertad.

En seguida,
me uniré para siempre
a la doncella
esencia de la uva,
que me dará
las primicias de su cuerpo...

95
Omar Khayyam Las Rubaiatas

85

ERES EL SEÑOR DEL VINO:


no te arrepientas de beberlo
antes y después
de la puesta del sol.

Deja para otro día


la contrición.
Tendrás tiempo
de arrepentirte mil veces,
como lo exigen
los directores de almas,
dictadores de conciencias.

Cuanto más tardío


el arrepentimiento,
mayor valor tendrá.

Amigo,
los labios se entreabren
para el amor.
Las rosas exhiben
sus pétalos desnudos.
Gorjean los pájaros.
Nos sentimos embriagados de aromas.
¡Todo es felicidad!

En este momento insubstituible


de belleza y de amor,
¡qué tremendo pecado
hablar de arrepentimiento!

96
Omar Khayyam Las Rubaiatas

86

¡CORAZÓN!
Impiedosa es la vida,
atravesada de pesadillas.

Sin que casi lo percibas,


tu espíritu se retirará
de tu cuerpo.

¡Calma, amigo!
Reclínate lánguidamente
en el lozano césped,
y vive feliz,
aunque sea
por algunos cortos días.

Aprovecha el instante que pasa,


fugacísimo instante,
hasta que renazca la hierba,
fertilizada por tus cenizas.

97
Omar Khayyam Las Rubaiatas

87

EN CUANTO EN MÍ CESARE LA VIDA,


purificadme el cuerpo
con el vino color de rubí.
Sumergidme cariñosamente
en la bebida redentora.

Y si deseares hablarme
en la postrera asamblea humana,
después de la cual
nada más habrá,
para que me encontréis,
sin peligro de equivocaros,

sepultadme en la taberna
bajo la mirada cariñosa de las botellas.

98
Omar Khayyam Las Rubaiatas

88

¡QUÉ DOLOR!
¡Y qué tristeza!
¡La risueña juventud
allá se fuel

Enrolladas quedaron
las banderas
de la exuberante primavera.

¡Qué angustia!
Ni sé más
en qué época
ha florecido la adolescencia,
aquel pájaro
sensible a todas las emociones
de alegría y de pesar.

Hasta he olvidado
el día en que murió.
¡Qué lástima!

99
Omar Khayyam Las Rubaiatas

89

¡AHOGADME EN VINO,
compañeros!

Mi pálido rostro ambarino,


hacedlo color del rubí.
Y, a fin de que,
al morir,
mi cuerpo sea ungido,
¡sumergidlo en el líquido sin igual!

Impregnado de vino
mi ataúd,
decoradlo,
en los umbrales de la taberna,
con festivas ramas
de la vid más bella y lozana.

100
Omar Khayyam Las Rubaiatas

90

¡OH ALÁ!
Yo soy la criatura
que Tu poder
hizo aparecer
en la esfera de la existencia.

Gracias a Ti,
fui creciendo
intrépido y fuerte.

Pues te diré:
Día a día,
en el transcurrir
de cien largos años,
multiplicaré,
dentro de mis posibilidades,
pecados de toda clase,
veniales, mortales...

Podré así comprobar


cuál es más grande:
mi culpa,
o Tu misericordia,
¡Alá!

101
Omar Khayyam Las Rubaiatas

91

SIERVO, SIERVO,
¡escucha,
oh siervo!

Aquellos
que pasaron adelante de los otros
y partieron,
¿para dónde?
¡ellos mismos lo ignoran!
se deshicieron
en el polvo de la ilusión.

Bebe vino
y oye esta verdad:

Todo lo que ha sido dicho


sobre el más allá

tiene la consistencia del viento,


es tierra
que algunos picaros tiraron
a los ojos de los ingenuos.
—¿Qué más?
—Nada más,
eso es todo.

102
Omar Khayyam Las Rubaiatas

92

¿HASTA CUÁNDO EXHIBIRÉ


mi humillante ignorancia,
hasta cuándo
bajaré la frente enrojecida,
hasta cuándo
despreciaré brío, dignidad, razón?

Hipocresía y mala fe
envuelven al mundo.
Torturado e inquieto,
mi corazón
se siente asfixiado
en este medio deletéreo.

Ya he decidido
apretar la cintura
en la correa de los magos.

¿Y saben por qué?


Por el envilecimiento de las sectas,
de las religiones,
¡de mi Islam!

103
Omar Khayyam Las Rubaiatas

93

¡OH, QUÉ DECEPCIÓN!


Todos vuestros bienes
se han disipado,
se perdieron,
desaparecieron!

¡Pobres entrañas amargadas,


pobres corazones ensangrentados
por la hoz del tiempo!

¡Esperé, esperé!
Esperé
que del más allá
alguien volviera.

¡Cómo desearía
indagar de ese visitante
cómo lo pasan
los que partieron de esta tierra!
¡Pero... en vano!
Nadie vuelve,
¡nadie!

104
Omar Khayyam Las Rubaiatas

94

¡OH COSMOS!
No me agrada
tu rotación...
Giras, giras,
vives girando
y nada te hace salir
de esa órbita rutinaria.

Pídote:
¡suéltame de una vez,
estoy sediento de libertad,
sálvame de la tiranía!

No he hecho nada
para vivir sometido a los hipócritas,
esclavizado a los demagogos,
sujeto
a los empresarios de fantasmas.

Si proteges a los degenerados,


si acoges a los que pisotean la virtud,
a los explotadores de la credulidad ajena,
te confieso pues:
yo también
estoy muy lejos de ser
un paradigma de equilibrio y de juicio...

105
Omar Khayyam Las Rubaiatas

95

EN EL PALACIO DE JAMXIDE
donde antaño se oía
el tintinar de las copas,
y la Corte,
con vino rosado,
brindaba a su gloría,

hoy la gacela
amamanta tranquilamente a su cachorro
y allí el zorro
busca sin miedo su madriguera.

¿Qué se ha hecho de Bahrame?


Ha pasado la vida
cazando onagros con flechas de oro...

¡Cómo ha cambiado todo!


Bahrame, el cazador,
fue cazado por el túmulo...

106
Omar Khayyam Las Rubaiatas

96

CALUMNIAS, AMENAZAS,
inquisiciones, hogueras,
enfermedades, aflicciones
y otros males,
nada de eso
debes temer.

¿Por qué?
Es muy sencillo:
todo pasa...

¡En placeres y alegrías


aprovecha, amigo,
tu corta vida!

Haz
lo que te venga a la cabeza.
Ahora, eso sí,
no pienses en el pasado,
no pienses en el futuro
y mucho menos
en el más allá...

107
Omar Khayyam Las Rubaiatas

97

ES UN ENCANTO
el color de mi cutis.
Suave mi aroma.
Hermoso,
como la anémona,
mi rostro.
Esbelta y noble,
como el ciprés,
mi silueta.

Nadie llegará a comprender


por qué el Eterno Artista,
pintor y escultor de maravillas,
me ha distinguido así.

Ni por qué ha hecho a la Tierra


el regalo de mi presencia.

A no ser
que haya querido honrar
el mundo alegre del pecado...

108
Omar Khayyam Las Rubaiatas

98

OTRO SEMBLANTE NO EXISTE


igual al mío,
tan puro, lozano y tierno.

¿Por qué vienen


a exprimirme los pétalos,
por qué me hieren así,
me maltratan,
me aplastan,
me torturan?
afligida, jadeante,
decía la rosa.

Al escucharla,
repuso el bulbul:
¿Existirá alguien
que habiendo sonreído un día,
no haya llorado
el resto del año?

109
Omar Khayyam Las Rubaiatas

99

SEGUIMOS VIAJE
empujados por el Destino.
Tras la partida,
todo ha seguido
agitado,
confuso.

¡Oh, qué lástima!


de cada cien diamantes,
bellos, deslumbrantes,
nada más que uno
fue perforado
para ser usado.

Quedan cientos,
miles de ideas, de sentimientos,
que serían
delicadas figuras literarias.
Ideas y sentimientos
que no fueron burilados
en prosa o verso,
ni siquiera citados.

Nos causa miedo


la estupidez humana.
Los enemigos de la razón
nos atemorizan.
Todo será así aprehendido,
desfigurado
e incinerado
por los brutos.

110
Omar Khayyam Las Rubaiatas

100

AUNQUE SUAVE Y POÉTICO,


el resplandor de la luna
asusta e inquieta
a las noches sedientas de tinieblas.

¡Bebe!
¡Aprovecha el instante único!
Por mucho que vivas,
ningún instante
a éste se comparará.

¡Regocíjate, amigo!
Esta misma luna brillará,
por los siglos de los siglos,
sobre mi tumba
y sobre la tuya...

111
Omar Khayyam Las Rubaiatas

101

ENTRÉGATE
sin el menor recelo
a los placeres del vino,
único soberano,
digno de todo acatamiento y veneración.

Y acompaña las melodías,


las cadencias sentimentales
del arpa inspiradora de David.

Olvida
los días sombríos del pasado
y barre de la mente
lo que no ha acaecido—
el porvenir.

Sé feliz
en esta hora fugaz del presente,
la única que te pertenece
en toda la existencia.
Sé alegre,
ahora y siempre;
ésa, y ninguna otra,
es la razón de la vida...

112
Omar Khayyam Las Rubaiatas

102

ENVUELTO EN SECRETOS
y sombríos misterios
que nadie osa penetrar,
he ahí el Universo.

La maldad del mundo


fue causa de sufrimiento y muerte
en mil Mahmudes
y mil Aiazes.

¡Bebe ese vino color del sol!


Tu vida
jamás te será restituida,
¡jamás!

No puede haber
la menor duda:
quien se despide del mundo
a él no regresará,
¡nunca más,
nunca más!

113
Omar Khayyam Las Rubaiatas

103

TU,
que no bebes vino,
no maldigas de los que lo beben.
Sé cortés,
sé indulgente,
¡sé humano!

Si yo fuera señor del Destino,


dueño del pasado y del futuro,
ya me hubiera arrepentido
y confesado a Alá
mis pecados.

Tú te muestras orgulloso,
te envaneces de no beber...

¡Insolente e hipócrita!
Finges relegar al olvido
cientos de actos perversos,
¡y encubres las afrentas al pudor
que diariamente practicas!

114
Omar Khayyam Las Rubaiatas

104

¡NO SEAS ABSURDO,


no tortures el espíritu
con fantasmagorías!

Día y noche,
y durante todo el año,
¡bebe el vino dorado
en las copas desbordantes!

Extasíate
en coloquios amorosos
con el vino,
la maravillosa esencia,
esencia que es, de la uva,
la hija seductora...

Autorizados conocedores
no se cansan de afirmar:
comparadas las dos,
la uva y su esencia,
si hay que elegir
entre madre e hija,
es preferible
el encuentro prohibido con la segunda
al lícito encuentro con la primera...

115
Omar Khayyam Las Rubaiatas

105

EN ESTE LÍRICO MOMENTO DE RECUERDO


de los tiempos románticos de la juventud,
vuelvo al pasado
y me pongo a amar de nuevo...

Un trago, uno más,


otro aún. ..
De cada vez,
siento un deseo realizado,
una esperanza que no ha mentido.

¡Amigos!
¡No despreciéis el vino!
Amargo, sí,
¡pero delicioso!

¡Amargo!...
Pues
¡si es mi vida!

116
Omar Khayyam Las Rubaiatas

106

ALTA MADRUGADA
escuché voces
que clamaban
del fondo de la taberna:

¡Hermano,
mi hermano
en las delicias de la embriaguez!
Tú,
que vives para saciar tus deseos,
y sólo te dejas seducir
por los placeres,
despierta, ¡pronto!

¡Para que nos deleitemos


con el mejor vino
encontrado en las ánforas!

¡Despierta, despierta!
¡Antes que alguien
nos haga desbordar la copa
con la sorpresa de la muerte!

117
Omar Khayyam Las Rubaiatas

107

CONTEMPLA
la copa peregrina
en la originalidad,
en la opulencia de su espíritu,
lleno de sutilísimo encanto...

¡Mira!
¡Es púrpura centelleante!
¡Es el alma del jazmín
que se volatiliza
con turbadores aromas!

—¡No, no, amigo!


No sabes definir la copa,
toda suavidad,
toda dulzura,
¡toda ternura!
Es el alma del rocío
que se exhala
diluida en llamas...

118
Omar Khayyam Las Rubaiatas

108

LAS CEREMONIAS DE LA PURIFICACIÓN,


es con abluciones de vino
que las realizamos en la taberna...

Es ésa nuestra fama,


fama que ha corrido mundo,
nos viene disminuyendo
a los ojos de todos
y suele atraer la cólera de los bonzos,
la indignación de los beatos.

¡Estamos perdidos, diablos!


No hay cómo rehabilitarnos...
¿Para qué protestar?
Todos encontrarán
que es ésa la verdad...

La difamación
ha roto los velos
que preservaban
nuestro pudor.

¿Y ahora?
¿Remendar harapos?
¡Imposible!
La verdad
es que estamos perdidos
¡perdidos sin remisión!...

119
Omar Khayyam Las Rubaiatas

109

AL MUNDO,
ningún provecho
le ha traído mi venida.
Ningún provecho...
y ningún perjuicio.

Tras mi partida,
ni la belleza
ni la gloria del mundo
aumentarán
o disminuirán...

Opresiones sistematizadas,
intrigas, calumnias,
insensateces,
leyendas y fantasías,
promesas de iluminados
siguen desorientando al hombre,
que espera ansioso
la Verdad.

Hasta ahora,
de nadie he oído
qué esperaban de mi presencia,
ni las razones
de mi despedida final.

120
Omar Khayyam Las Rubaiatas

110

¡AMADA MÍA!
¡Aproxímate,
para que más cerca de mi corazón
pulse tu corazón!

Te suplico,
en nombre
de lo que hay de más íntimo
en nuestras almas,
¡que no me rehúses tus encantos!
Quiero que toda te entregues
a mis caricias
¡y corones gloriosamente
nuestro amor!

Trae la botija de vino dorado.


Entrelazados
en el delirio de un amor sin fin,

bebámoslo,
antes que empiecen a modelar
otras botijas
con el barro del que fuimos hechos.

121
Omar Khayyam Las Rubaiatas

111

DESDE LEJANOS TIEMPOS


se vierte la sangre humana
para encubrir
toda clase de imposturas.

Desde remotísimas épocas


brotan rosas inocentes
cuyos pétalos perfumados
pronto se deshacen en polvo.

¡Mancebo!
Estás enamorado
de tus formas perfectas,
¡pero no te ilusiones!

Ya viene
de las más apartadas edades
que las rosas,
apenas libres
de sus envolturas,
penden del tallo
en una sinfonía
de colores y perfumes,
y melancólicamente
caen por tierra...

122
Omar Khayyam Las Rubaiatas

112

DESDE QUE UNA CENTELLA DE RAZÓN


me ha alumbrado el cerebro

este mundo corrompido


por la hipocresía y la maldad,
me ha encadenado los brazos.

¡Qué injusticia,
y qué desolación!
Han arrebatado a mi vida,
ya demasiado corta,
todos esos años que he pasado
privado de vino
y lejos de la bienamada.

Todos esos años


que no he vivido...

123
Omar Khayyam Las Rubaiatas

113

HA VUELTO LA NUBE,
voluble,
pero cariñosa y bienhechora,
y ha derramado,
una vez más,
lágrimas de vida
sobre el corazón entreabierto de la tierra.

¿Y por qué
nos quieren privar
del purpúreo vino?

El césped
es ahora un cuadro risueño
que nuestra vista abraza
maravillada.

¿Para qué ojos


estará reservado el deslumbramiento
del verdor que brotará mañana
de nuestra propia arcilla?

124
Omar Khayyam Las Rubaiatas

114

AMIGO,
es preferible
que abandones las ciencias,
¡todas ellas!

Y quedes aprisionado
por la dulce amada,
y acerques al tuyo
su pecho cariñoso,
blando, tibio seno
color de marfil.

Quiero darte un consejo,


¡escúchalo!

Antes que te aplasten


las vicisitudes del Destino,
y tu sangre
sea derramada,
vierte en la copa de los placeres
la sangre de la botella,
¡y bébela!

125
Omar Khayyam Las Rubaiatas

115

SI EL PORVENIR
es inseguro y dudoso;
si, para todos,
la incógnita del mañana
es un abismo de angustia,

abre tu corazón
sediento de caricias,
ansioso de amor,
¡abre tu corazón
a los efluvios de la alegría,
a las brisas del placer!

Y, al suave resplandor
de la luna de plata,
¡bebe vino!

¡Compañero de mis noches de voluptuosidad!


Bien sabes que esa luna
siempre y siempre volverá,
y que su polvo de perlas
a otros cubrirá cariñosamente.

Y a nosotros,
no nos encontrará más...

126
Omar Khayyam Las Rubaiatas

116

YA EXISTÍA LA NOCHE
y el día
ya existía
antes que tú vinieras
y antes que yo viniera.

Giraban los planetas


en sus órbitas,
giraban,
giraban desorientados
en busca de su destino,
en la extraordinaria emoción
de los espacios siderales.

¡Sé prudente, amigo!


Mide tus pasos,
camina mansamente
por el dorso de la tierra.

Quizás el polvo
que estás pisoteando
haya sido párpado
en los ojos de la mujer amada...

127
Omar Khayyam Las Rubaiatas

117

¡COSMOS,
giras, giras,
eternamente giras,
giras sin cesar!

Y esas rotaciones
dejan siempre
los rastros de tu venganza.

La mejor comprobación
de tu índole
son la tiranía y la injusticia
torturando los corazones.

Y tú,
pobre globo terráqueo,
si alguien abriera tu pecho,
encontraría en él,
guardadas en sus escondrijos,
¡alhajas magníficas,
riquezas anonadadoras!

128
Omar Khayyam Las Rubaiatas

118

BEBO VINO,
y no paso la vida lamentándome.

Jamás se mostrará mi corazón,


exigente, insatisfecho.
Ve, no extiendo la mano,
no exijo otra copa.

¿Y sabes
por qué adoro la bebida?

Porque me satisface,
y me permite rechazar
la esperanza torturante
de encontrar,
en el más allá,
palacios encantados,
mujeres deslumbrantes,
y porque consigue evitar
que yo viva adorándome a mí mismo,
como tú,
en tu egoísmo,
vives adorándote...

129
Omar Khayyam Las Rubaiatas

119

MANIFESTÓSE
el Omnipotente
y, con toda arrogancia,
ordenó:

—¡Sigue otros caminos,


contorna tu destino
y huye al infierno
al cual ya estás condenado!

Sin saber
qué hacer
para escapar
al fallo ineluctable
y, obtenido el perdón,
conjurar mi damnación,
me sentí desesperado
en ese grotesco
callejón sin salida...

Torturado por la duda,


desorientado
entre la amenaza de los castigos de Alá
y el imperativo de Sus órdenes,

Lo he comparado
a aquel que dijera:
—Tienes que dar vuelta a la copa,
pero, ¡cuidado!
¡no derrames su contenido!

130
Omar Khayyam Las Rubaiatas

120

ABRASADO DE AMOR,
fascinado
por el cuello de la bien amada,
he imaginado
comparaciones poéticas
y me he sentido
igual a ese cántaro de vino...

El asa que ahí está,


presa al cuello,
yo la veo
cual un brazo cariñoso
envolviendo tiernamente
la cintura de una mujer...

131
Omar Khayyam Las Rubaiatas

121

¡LEVANTA LA CABEZA,
anímate!

¿Por qué vivir ansioso


en la espera de tu fin,
por qué lamentar tu partida?

¿Pues no dicen
que el mundo será destruido?
¿Que el fuego,
los huracanes,
los diluvios
terminarán
por desintegrarlo?

Sosiégate,
vive tranquilo,
confía tu corazón
a la ternura y al amor,
y al aroma de las bodegas...

Si esta nuestra tierra inferior


no fuera pérfida por su naturaleza,
si fuera sincera y leal,
ella no hubiera pasado
de otras manos
a las tuyas...

132
Omar Khayyam Las Rubaiatas

122

CUANDO ALÁ
procedió al montaje caprichoso,
paradójico
de los caracteres,

lo hizo burdamente:
salieron, unos,
con exceso de vicios,
y otros,
cargados de virtudes.

Si los hay malos,


la culpa es Suya.

Y a los buenos, los perfectos,


¿por qué los destruye Él?

133
Omar Khayyam Las Rubaiatas

123

AQUELLOS QUE ENSARTARON


las perlas de la elocuencia,
y, fértiles de imaginación,
disertaron prolijamente
sobre los más insignificantes atributos
del Creador,

con toda seguridad,


no conocieron a Alá,
nunca lo han visto,
nunca intimaron con Él,
nunca se acercaron
al origen de los misterios.

Ligeros fueron, inconsecuentes,


mentirosos, diría,
esos enemigos de la razón.

Parlotearon, parlotearon...
Después, pusiéronse a dormir.
Fue lo que hicieron.

134
Omar Khayyam Las Rubaiatas

124

CON PESAS Y MEDIDAS,


o con axiomas,
hijos de la lógica,
es imposible fijar
el principio de rotación
de esa concha dorada
puesta al revés,
la máquina cósmica.

O prever la deterioración,
la ruina
y el fin
de los sólidos cimientos
que nos sostienen.

¿Cómo podrán interpretar


pesas y medidas,
axiomas y razonamientos,
el tema inmenso de la creación,
este nuestro inconmensurable Universo?

¿Enfilando leyendas?
¿Imaginando fantasmas?

135
Omar Khayyam Las Rubaiatas

125

SOMOS LOS SEÑORES DEL MUNDO.


Todo el vino,
tanto el viejo como el nuevo,
lo hemos comprado.

Vendemos también,
a quienquiera,
todos los reinos del cielo
por dos granos de avena solamente.

Y ahora me preguntarás:
¿Hacia donde iré
después de la muerte?

—Trae, primero, la copa


y la botella de vino dorado.
Ve después a donde quieras...

136
Omar Khayyam Las Rubaiatas

126

LA RAZÓN,
que ha desparramado,
con sus luces,
las sombras de la ignorancia
y ensanchado
los caminos de la felicidad,

¡cien y mil veces te aconseja


aprovechar
el instante de la vida!

¡Vive gloriosamente,
como la flor!
¡Encanta los ojos,
embriaga los sentidos
y perfuma los labios sedientos de amor!

Acuérdate,
tú no eres como esas plantas
que renacen
después de segadas...

137
Omar Khayyam Las Rubaiatas

127

ESOS PROBLEMAS TRASCENDENTES,


esas dudas pendientes
de la existencia
de soles y de estrellas,
de tantos cuerpos que aletean
entre Saturno y la Tierra,
enigmas lancinantes,
los he descifrado todos
y todas las incógnitas
aclaré.

Me he librado
de mil engaños,
de mil sutiles artimañas.

¡De cuántas emboscadas traicioneras


he escapado yo,
celadas
de los enemigos de la razón!

Eslabón a eslabón,
he destruido
las cadenas del Universo.

Pero no he podido deshacer


el nudo de la muerte...

138
Omar Khayyam Las Rubaiatas

128

¡ROSA!
Tú me recuerdas, de la bien amada,
el semblante lleno de gracia,
el cálido seno acogedor
y aquel aroma
que perturba y domina,
¡que enloquece!

¡Vino!
Alegría de todas las horas,
me recuerdas el rubí.

Y tú, Destino,
que te has mostrado adverso
en todo momento,
nube oscura en mis horizontes,

eres el enemigo de siempre,


aun cuando apareces
con ropajes de amigo.

139
Omar Khayyam Las Rubaiatas

129

EN ESTE ATARDECER DE LA VIDA,


relámpagos de tempestades sentimentales
me devastan la frente,
emblanqueciéndola,
y el amor,
angustioso y pérfido,
—pasión, arrebato, locura—,
me envuelve en sus artificios.

En estas noches interminables


de mi triste invierno,
¿qué otra cosa puedo desear
además de las copas espirituosas,
compañeras de mi soledad?

La dulce amada
se divierte
apoderándose de mi ser,
del cual echa la austeridad,
hija de la razón.

En los refinamientos de mi sensibilidad,


estas incomparables horas de placer
transforman en harapos
aquellas graves vestimentas
pacientemente urdidas
por la resignación.

140
Omar Khayyam Las Rubaiatas

130

EL CAZADOR ETERNO
preparó cuidadosamente su emboscada
y atrapó la incauta víctima.

Lo pensó, lo pensó
y dio a esa presa
el nombre de Adán.

Tras causar grandes males


y proporcionar también
alguno que otro beneficio,
tras crear el bien y el mal,
lo bello y lo feo
y todo
lo que en este mundo existe,

imaginad un poco lo que hizo:


determinó que todos proclamaran
único responsable
del pecado original
al mismo Adán,
¡pobre!,
el que cayó en la celada...

141
Omar Khayyam Las Rubaiatas

131

ENROLLARÉ MAÑANA
todas las banderas
de la hipocresía y del engaño,
y repudiaré esta profesión infame.

Me limitaré
a la convivencia de las copas,
me entregaré
al dulce calor del vino,
esa lágrima del rubí,
en la taberna llena de aromas,
rincón que es,
de la ventura,
la acostumbrada habitación.

La nieve abrillanta mi frente


y, por la ruta interminable,
¡ya ha desfilado la caravana
de mis setenta años!

Si no hiciese, ahora, penitencia


por esta mi profesión,
desleal y mala,
y si no acelerase el paso
por el camino del placer,
¿cuándo llegaría entonces
a libertar mi conciencia?

142
Omar Khayyam Las Rubaiatas

132

MUCHO DE ESA TIERRA


que empolva el mundo
habrá venido de mejillas deslumbrantes,
de fascinantes, blancas frentes
de mujeres seductoras,
irresistibles.

¡Hombre!
¡No sacudas así,
con desprecio,
esas partículas que se han insinuado
en los pliegues de tu manto!

Pasa levemente la mano


por tu ropa llena de polvo,
¡alísala con ternura!

¡Quién sabe!
La tierra que estás tocando
puede haber sido
rostro de mujer hermosa...

143
Omar Khayyam Las Rubaiatas

133

¡SIERVO!
Has desperdiciado
los mejores momentos de tu vida
en el desperezo del lecho,
en la modorra del sueño,
hermano de la muerte.

¡Levántate!
Alcánzame, siervo,
¡pronto, pronto!
el límpido vino embriagador,
antes que empiecen
a fabricar botellas
con nuestros pobres huesos.

Quiero ver
los relucientes chorros del vino
precipitarse del ánfora
en la copa.
¡Emborráchame, siervo!

144
Omar Khayyam Las Rubaiatas

134

NO PIENSES ASÍ,
amigo,
¡deja de vivir
enredándote en misterios!

Lo que me atemoriza
no es la vida,
ni la muerte,
ni las almas del otro mundo...

La muerte,
separación del alma del cuerpo,
es necesaria y fatal.

¡No es eso lo que me preocupa!

Mi recelo,
para después de muerto,
es el remordimiento
de no haber vivido
plenamente feliz.

145
Omar Khayyam Las Rubaiatas

135

PESARES, DURÍSIMAS PRUEBAS,


he ahí el mundo.
Corren los días
llenos de tristeza,
en una vulgaridad mortal,
deshechos por el tedio.
Vida de desdichas...
La vida
es una enfermedad.
Y es el Universo,
malvado, opresor, injusto.

¿Qué son
los espectáculos de la humanidad?
Tragedias de la conciencia.

En esa confusión,
donde no hay
nada más que indignidades,
mistificaciones,
nadie puede ser feliz.

Nadie,
ni los más poderosos
viven tranquilos.
Felices son aquellos
que partieron.
Nadie más.

146
Omar Khayyam Las Rubaiatas

136

¡ALÉGRATE, AMIGO!
Sumérgete en los placeres.
¡La vida
es un instante de gozo!

Tus días terminarán,


inapelablemente.
Destruido ese cuerpo,
tu espíritu,
aunque liberado,
se disolverá
en llantos y lamentos:
con el remordimiento
de que no hayas vivido,
de que hayas hecho
de tu vida
un tejido de hipocresías.

Esas cabezas que hoy ves,


no sólo de beatos obtusos,
sino también de hombres libres,

serán mañana,
todas ellas,
aplastadas
por los pies indiferentes
de los alfareros.

147
Omar Khayyam Las Rubaiatas

137

¿POR QUÉ TODA ESA ANGUSTIA,


tan insano correr
tras el dinero,
el delirio del juego,
el ansia de ostentar,
humillando a los demás,
y después esos suspiros,
todos esos falsos lamentos?

¿Has visto
a alguien eternizarse en un trono,
has visto
a alguien inmortal?

¿No es preferible
tu cuerpo desnudo,
divinamente desnudo?

Vive sobrio, frugal, sincero;


huye de la hipocresía y del lujo;
vive simple
como un cuello de mujer,
más bello que el collar,
sencillo como la mujer desnuda,
¡más bella así!

148
Omar Khayyam Las Rubaiatas

138

¡SIERVO!
¡Lléname la copa
con el color del rubí!

Un soplo es la vida,
nada más.
Un soplo,
¡alegría y sol!

Y es lo bastante
para vivir
¡ese aliento
de alegría y sol!

¡No te preocupes!
Procede calmamente
a la destrucción de los días,
ajeno a todo
lo que encuentres por el camino.

Este mundo
nunca se ha mostrado
y jamás se mostrará
de acuerdo con los deseos
de quienquiera que sea.

149
Omar Khayyam Las Rubaiatas

139

BEBIENDO VINO,
consumiendo vino,
hacemos prosperar la taberna.

En la taberna,
hago desaparecer
todo el dinero
que debiera ofrecer
santamente
de acuerdo con la penitencia
que me fue impuesta...

Pero en fin,
si yo no cometiera pecados,
¿para qué diablos
serviría la misericordia?

Mal negocio
sería ser misericordioso...

Y es solamente
gracias al pecado mortal
que se entreabre la flor del perdón.

150
Omar Khayyam Las Rubaiatas

140

ES NECESARIO
que la aurora
te encuentre siempre
acariciando
la copa de vino fermentado y claro.

Dicen que el vino es ácido,


que hace agrio al paladar...

¡Naturalmente!
El noble vino cristalino
nunca se ha prestado
a convenciones e hipocresías.

El vino
es así la verdad pura,
que esplende a cada instante.

151
Omar Khayyam Las Rubaiatas

141

TODOS AQUELLOS
que surgieron en el mundo
han vivido desorientados,
sin rumbo,
en las sombras de la noche.

Se han apegado a la bebida,


se han esclavizado a todas las vanidades.

Han sorbido maravillados


la copa turbadora.
Abrazáronse después,
y, así entrelazados,
se fundieron
en el sueño de la no-existencia.

152
Omar Khayyam Las Rubaiatas

142

BEBE,
mientras aún es tiempo,
la bebida embriagadora.
Irás después a dormir profundamente
bajo tierra.

Allí no tendrás confidente,


amigo no tendrás,
¡ni amante, ni nada!

¡Sé discreto!
Y no divulgues este secreto:
una vez marchitada,
no reabrirá la flor sus pétalos,
¡nunca más!

Belleza, frescura, esplendor


¡estarán perdidos para siempre!

153
Omar Khayyam Las Rubaiatas

143

QUIEN POSEA EN ESTE MUNDO


un mendrugo de pan
y la humildad de una choza
para cobijarse;

quien no necesite ser esclavo


ni pretenda esclavizar:
quien sea humano,
nada más,

por entre la turba de infelices,


explotadores y explotados,
él,
y solamente él
vivirá dichoso.

Su vida
será una alborada
de todos los instantes.

154
Omar Khayyam Las Rubaiatas

144

ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE,


antes que oigamos tañer
la postrera campanada,
y la muerte
nos dé su golpe de gracia,

ven a beber conmigo


el vino color de rubí.

Aprisionado en su órbita,
este globo giratorio
va girando,
va girando...

En cuanto suene
la hora fatal de nuestra partida,
no habrá ni tiempo
de tomar un sorbo de agua.

155
Omar Khayyam Las Rubaiatas

145

¡ACÉRCATE, SIERVO!
¡Contempla la fiesta de la hierba,
deslúmbrate
con la apoteosis de las flores!

Despierta y pon atención:


dentro de siete días,
hierba y flores serán polvo. ..

Bebe el vino color de oro.


coge las rosas,
y, con sus pétalos,
perfuma los labios.

En un instante,
será tierra la rosa
y el césped se transformará
en fango repugnante.

156
Omar Khayyam Las Rubaiatas

146

¡AMIGO,
no te entristezcas!
Nada más inútil,
nada más vano
que vivir triste.

En este camino,
tan ancho y tan extenso,
tan sembrado de agresiones,
engaños,
maldades e hipocresías,
sigue la dirección justa.

Nada más que eso,


pues ninguna finalidad
tiene la vida. ..

Haz como si no existieras,


apártate del mundo,
y, sin temores ni creencias,
vive libre,
vive feliz.

157
Omar Khayyam Las Rubaiatas

147

A SEMEJANZA DEL AGUA


desperdiciada en los sumideros,
y de la brisa del desierto
que a nadie aprovecha,
así se van los cortos días
de nuestra precaria existencia.

Y, en la ronda
de esos días innumerables,
hay apenas dos
que no me entristecen:

aquel que aún no ha venido


y aquel que ya se fue.

158
Omar Khayyam Las Rubaiatas

148

EN CUANTO MUERA,
purificadme el cuerpo
con vino.

Y encomendadme
con la copa desbordante.

Y si quisiereis encontrarme
en el último día de los siglos,
después del cual
nada más habrá,
ni mañana ni noche,
el famoso día
del Juicio Final,

oled el suelo de la taberna:


haced eso,
que yo estaré contigo.

159
Omar Khayyam Las Rubaiatas

149

¿HASTA CUÁNDO
pretenderás mantener
encadenada tu alma;
hasta cuándo
seguirás
disipando estúpidamente la vida,
ayunando
y ensartando letanías
en el templo?

Vé a beber a la taberna,
aunque tengas que recibir
la bebida como limosna.

Recuerda, Khayyám,
que de tu cuerpo harán

primero una copa,


una botija después,
y, por fin,
un tonel...

160
Omar Khayyam Las Rubaiatas

150

NO BEBO VINO
por el simple gusto
de emborracharme,
ni por vicio,
falta de fe
o con idea
de ofender a la moral,
como pregonan los hipócritas
en el palabreo de sus sermones.

Quiero apenas respirar,


evadirme de mí mismo,
olvidar mi alma.

Solamente por eso


bebo y me embriago.

161
Omar Khayyam Las Rubaiatas

151

LA RISUEÑA PRIMAVERA
ha venido.
Con su partida,
se marchitaron
las hojas de nuestra existencia.

Pero, ¿por qué desesperar?


¡Bebe vino!

Sabio filósofo
ha proclamado:
las tristezas son veneno;

y el mejor antídoto
es el vino...

162
Omar Khayyam Las Rubaiatas

152

IBA AYER
paseando despreocupado
por las calles,
cuando vi un alfarero
en su trabajo,
pisoteando furiosamente
la masa de arcilla.

Me detuve emocionado.

Parecíame escuchar
la voz de la arcilla
interpelando angustiosamente
al alfarero:

—¡Tú, hombre!

¡Acuérdate
de que fui igual a ti,
trátame con humanidad!

163
Omar Khayyam Las Rubaiatas

153

LLENO DE GOZO
voy sorbiendo la bebida embriagadora.
Yo soy así...

Mi verdadera creencia
consiste
en abandonar toda creencia
y divorciarme de la religión.

Pregunté, curioso,
a la novia de los tiempos:
—¿Cuál será tu dote?

Y la novia de los tiempos


me contestó:

—¡Mi dote
es este corazón triunfal,
en toda su alegría,
en todo su fausto y esplendor!

164
Omar Khayyam Las Rubaiatas

154

—DI, KHAYYÁM,
¿por qué hacen acompañar
cada pecado
por horripilante, fúnebre cortejo?

¿Qué utilidad
tiene la tristeza,
ya sea leve tristeza,
ya sea tristeza profunda?

Dicen los entendidos


que el perdón
no fue hecho
para aquellos que no cometen pecados.

Si con tanta pompa


y tanto alarido
fue creada la misericordia
para los pecadores,
¿por qué entonces
toda esa tristeza?

¡Peca,
amigo mío!

165
Omar Khayyam Las Rubaiatas

155

ALFAREROS,
oídme,
si estáis despiertos
y podéis oír:

¿Hasta cuándo pretenderéis


continuar en el oficio
de martirizar el barro
del hijo de Adán?

Trabajasteis en el torno
y cocisteis en el horno
un dedo de Efridón
y la mano de Ciro.

¿Qué decís a esto?


¿Qué pensáis?
¿Cómo os justificáis?

166
Omar Khayyam Las Rubaiatas

156

TÚ,
que hace mucho partiste
y ahora renaciste
en un rebaño de carneros,

tu nombre
se ha perdido entre los hombres.

Se te han unido las uñas


para formar el casco.

Tus barbas han crecido


del lado opuesto...

Las antiguas barbas


forman ahora tu cola,
¡cuadrúpedo!

167
Omar Khayyam Las Rubaiatas

157

ESOS HOMBRES,
buenos o malos...
(no debo descubrir
mi secreto).

No quiero ser
elocuente y prolijo.
Me queda bien
esta discreción...

Tengo en el alma
un sentimiento
que no puedo expresar.

Es un secreto, repito,
nada revelaré,
nada debo decir...

168
Omar Khayyam Las Rubaiatas

158

LOS QUE HAN DOMINADO


las cátedras
y se han apropiado
de todas las virtudes,
y acumularon toda la ciencia,
y reservaron para sí
todo lo que era perfecto,
deslumbraron los cenáculos
y fueron consagrados lumbreras.

Pero
perdieron el camino
en esa noche tenebrosa.

Sabemos ahora
que todo aquello
era insensatez.

Dijeron tonterías,
y adormecieron...

169
Omar Khayyam Las Rubaiatas

159

ESTOS ALFAREROS
toman la arcilla
y sobre ella concentran
todo su pensamiento.

¿Hasta cuándo
batirán así
la masa con los pies,
hasta cuándo
la humillarán así?

Esta arcilla ha formado


y volverá a formar
cuerpos humanos...

¿Hasta cuándo
ha de durar
toda esa confusión?

170
Omar Khayyam Las Rubaiatas

160

AUNQUE HAYA DEJADO


sin perforar
la perla de la obediencia,
no he limpiado en mi rostro
el polvo del pecado.

Lo he dejado intacto,
para que todos lo vieran.

Pero no desespero del perdón


y acójome
a la generosidad de los hombres.

Soy pecador
y no lo oculto.

¡No deseo macular


con mistificaciones
e hipocresías
la limpidez de mi pecado!

171
Omar Khayyam Las Rubaiatas

161

NO SOLAMENTE AQUELLOS
alcanzados por la vejez,
sino también aquellos
que no conocieron más
que la juventud,
partieron uno a uno
apenas habían llegado.

Nadie echa raíces


en este mundo engañador.

Unos han partido,


partirán los demás.

Y los otros,
los que todavía no han llegado,
partirán también.. .

172
Omar Khayyam Las Rubaiatas

162

ESTE POBRE MUNDO


que gira,
gira,
gira sin cesar,
observa con rencor,
con verdadero odio,
en la peor de las intenciones,
sin un momento de tregua,
mi espíritu,
y tu espíritu.

Su único deseo
es arrancarlos de nuestros cuerpos,
y aniquilarlos,
y extinguirlos.

¡Amigo!
Reclínate
en el verde y fresco césped,
y sorbe
con alegría contenida,
con unción
el vino dorado.

Puedo garantizarlo:
muy en breve,
otra hierba brotará
de mi arcilla
y de tu arcilla...

173
Omar Khayyam Las Rubaiatas

163

CON EL CORAZÓN OPRIMIDO


me pongo a meditar:
¿hasta cuándo
seré señor
del inmenso tesoro de la tierra,
de toda la fortuna del mundo,
oro, perlas, diamantes?
¿O esa alucinante riqueza
jamás me pertenecerá?

¿Me cubrirán,
o no,
de honores,
de glorias y de alegrías?

¡Amigo!
¡Llena
mi copa de vino!

Pues ni sé
si libertaré
o no
mi corazón
de toda esta ansiedad.

174
Omar Khayyam Las Rubaiatas

164

YA
que no puedo vivir en paz
con el mundo,
que sólo desea la guerra,
¡que la guerra sea declarada!

Si mi reputación
se ha ennegrecido,
¡que día a día
más negra se presente!

¡He ahí
la copa de purpúreo vino!

A quien no quiera bebería,


¡que sea
su cabeza
como las piedras!

175
Omar Khayyam Las Rubaiatas

165

¡OH MI AMADAl
Toma en tus manos
la copa y el ánfora
y ve a pasear por el jardín,
a recrearte
a la orilla del río.

Y ya te prevengo yo:
debes apresurarte...
Ve, camina,
¡corre!

Muchas veces,
de bellos cuerpos
de mujeres amadas
se han hecho copas.

Y vasijas de barro también.

176
Omar Khayyam Las Rubaiatas

166

¡MIRAD
cuan bella es la copa!
¡Vedla
en el esplendor de su gloria!

Cien veces besada en los labios,


cien veces en la frente,
cubierta, diariamente,
de inefables caricias.

El alfarero del tiempo


la ha trabajado
con soberbias labores,
la ha pulido y repulido
en los refinamientos de su arte.

Después,
sin pensarlo siquiera,
la arrojó al suelo...

177
Omar Khayyam Las Rubaiatas

167

INQUIETUDES Y MÁS INQUIETUDES,


sufrimientos sin cuento,
he ahí lo que nos espera
en esta esfera
en la cual nos cupo caer.

La única justificación
para vivir en el mundo
es la seguridad de la partida.. .

Si
los que aún no han llegado
supieran de las amarguras
que han de encontrar en la tierra,

jamás se arriesgarían
a esa tremenda aventura
de viajar hasta aquí.

178
Omar Khayyam Las Rubaiatas

168

CON GRAN ATRASO


llegamos a la existencia,
donde regresamos,
a la triste condición
de seres humanos.

¡Oh, esta vida


que nunca se desarrollará
según nuestros deseos!

¡Vida perversa!
¿Cuándo llegará tu fin,
cuándo te extinguirás?

¡Porque yo...
yo te detesto!

179
Omar Khayyam Las Rubaiatas

169

NADA
de lo que es considerado existente
se encuentra en nuestras manos.

Y nadie siente falta,


en ningún momento,
de aquello que no existe.

Para tu felicidad,
tienes que admitir
que todo
lo que en el mundo existe
dejó de existir.

Y que lo que nunca ha existido


figurará entonces
como existiendo aún...

180
Omar Khayyam Las Rubaiatas

170

¿SABRÁS
por qué trompetea
diariamente el gallo

entre el despedirse de la noche


y el esplender del alba?

Anuncia
que otra página de tu vida
fue dada vuelta
en la noche extinta.

Y tú ni te diste cuenta...

181
Omar Khayyam Las Rubaiatas

171

TODA ANÉMONA
que ameniza la desolación del desierto,
excita la imaginación
de los viandantes
y causa su delicia,
quizás haya sido antes
sangre de rey.

Toda violeta
que exhala su fragancia
en los jardines,
exaltando la sensibilidad
de los camelleros,

ha sido, de comienzo,
señal de belleza
en rostro de mujer...

182
Omar Khayyam Las Rubaiatas

172

¡AMIGO,
escucha este consejo!

Hazte burro de verdad


siempre que estés
entre burros,
esos beatos austeros,
de proverbial ignorancia,
pero que se consideran
detentores de la ciencia,
con el privilegio
de todos los conocimientos.

Aprende, pues,
que todo aquel
que no se adapte a sus burradas
y no se ponga
a su mismo nivel,
burro de verdad,

será denunciado como ateo,


infiel,
enemigo de Alá.

183
Omar Khayyam Las Rubaiatas

173

SEGÚN DICEN POR AHÍ,


el Creador del mundo
ha distribuido
equitativamente los bienes
entre todos los seres,
con la más estricta justicia.

Ni más al uno,
ni menos al otro:
todos tienen
lo que es debido.

Siendo así,
desistamos de lo que no existe
y libertémonos
de todo cuanto existe...

184
Omar Khayyam Las Rubaiatas

174

DESCONOCES
los secretos de la Eternidad:
también los desconozco...

Es imposible,
para ti,
descifrar ese tremendo acertijo:
también lo es para mí...

Sin embargo,
gente entendida
garantiza y jura
que en ese reino encubierto,
por detrás del enigmático velo
que todo nos oculta,
corren rumores
comprometedores
sobre ti,
y sobre mí...

¡No importa!
Cuando sea levantado
ese velo,
no estaremos más aquí,
ni tú,
ni yo...

185
Omar Khayyam Las Rubaiatas

175

ESAS ESTRELLAS
que se reencarnan
para embellecer el espacio,

esos astros
van y vienen
repetidamente,
se ocultan
y reaparecen
en el transcurso del tiempo,

mientras que,
en las curvas del cielo
y los antros de la tierra,
seres crean otros seres
que Alá no podrá destruir...

186
Omar Khayyam Las Rubaiatas

176

DESDE TIEMPOS INMEMORIALES


dicen y repiten
que allá,
en la promiscuidad del Paraíso,
hay de sobra para todo el mundo
magníficas mujeres excitantes,
y mucho vino, mucho queso, mucha miel,
y otras delicias...

Si admitimos el fundamento
de todos esos rumores,

¿quién osará criticarme


porque yo he adorado
una sola copa de vino,
y una sola mujer,
la bien amada,
la mía?

187
Omar Khayyam Las Rubaiatas

177

CURIOSO,
me preguntabas,
anhelando saber
y demostrando, además,
un gran desparpajo,

cuál es el valor
de esos grabados fantásticos
esparcidos por doquiera,
que llenan
los ojos, el corazón y el cerebro
de la humanidad ingenua.

Si yo te quisiera exponer,
con detalles,
lo que puede haber en eso de verdad,
larga, exhaustiva
seria la explicación.

Lo resumiré todo
en dos palabras:
son simples burbujas de aire
en la superficie del mar inmenso,
donde surgieron un instante,
y, en el mismo instante,
así como vinieron
desaparecieron.

188
Omar Khayyam Las Rubaiatas

178

¡OH BIEN AMADA!


Secreto,
y de los más grandes,
quiero transmitirte.

Verdad
de las más trascendentales,
que prefiero
resumir en dos palabras:

con tu amor
entraré en el barro,
y, con tu amor,
del barro saldré...

189
Omar Khayyam Las Rubaiatas

179

¡OH ALÁ!
¡Vive mi alma
en permanente conflicto!

Me sobrecargan los pecados,


día a día,
el corazón,
siempre y cada vez más,
haciéndome sufrir terriblemente.

Aunque llegue a creer


en Tu generosidad y Tu perdón,

¿cómo podré vivir


cubierto de vergüenza,
a la simple idea
de que estás presente
en todos mis actos,
tan llenos de impudicia?

190
Omar Khayyam Las Rubaiatas

180

¡OH ALÁ!
Aunque no me haya mostrado
religiosamente
obediente
a Tus preceptos,
aunque no haya respetado,
como es debido,
Tus mandamientos,

y a pesar
de no haber encontrado tiempo
para sacudir de mi rostro
el polvo del pecado,

no he desconfiado
de Tu magnanimidad,
ni desesperado
de Tus generosas disposiciones.

Sobre todo porque,


en toda mi vida,
jamás a nadie
induje en error,
ni afirmé
que este objeto que aquí está,
visible, palpable,
es otro objeto
que nadie ve...

191
Omar Khayyam Las Rubaiatas

181

¡OH ALÁ!
Tú, el Gran Misericordioso,
que hasta a los asesinos
llevas Tu perdón;
Tú, el Todopoderoso,
que hasta a los leprosos
llegas a curar,

algo Te voy a pedir,


y eso que Te pido
verás cuan poco es:

¡Ten piedad de mi pecho


lacerado de dolores!
¡Ten piedad de mi corazón
encadenado a malos pensamientos!

Y cuida de mis pasos,


que me conducen a la taberna.
Y cuida de mis manos,
que acarician la copa...

192
Omar Khayyam Las Rubaiatas

182

¡OH ALA!
Los espíritus se han desorientado
y los corazones sangrado
en el terrible escudriñar
de lo que se encuentra
detrás de los velos.

Tú,
que todo lo ves y todo lo sabes,
que todo lo conoces y adivinas,
mientras que,
desvariada y loca,
remolina la Razón
en este planeta grotesco y malo,

llenaste
éste y el otro mundo
con Tus atributos.

Sin embargo,
Tú no estás en este mundo,
ni estás en el otro...

193

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