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TENDENCIAS Y
PROBLEMÁTICA ACTUAL
DE LA GEOGRAFÍA
José Estébanez
Catedrático de la Universidad Complutense
Índice
Introducción .................................................................................................... 9
1. Definición y contenido .............................................................................. 11
1. ¿Qué es la Geografía? ............................................................................ 11
2. El contenido de la Geografía ................................................................. 13
3. Definición de la Geografía .................................................................... 19
2. Consolidación y sistematización de la Geografía.................................... 23
1. El legado de Humboldt .......................................................................... 24
2. El legado de Ritter ................................................................................. 26
3. La institucionalización de la Geografía ................................................... 29
1. Creación de cátedras de Geografía en las Universidades
europeas.....................................................................................................
2. Las Sociedades de Geografía.................................................................
3. Congresos Geográficos Internacionales y Nacionales ...........................
4. Revistas geográficas ..............................................................................
4. Geografía y filosofía .................................................................................. 43
1. El positivismo ........................................................................................ 43
2. El historicismo ....................................................................................... 44
5. El paradigma determinista ......................................................................... 47
1. La influencia de Darwin .......................................................................... 47
2. La aportación de Ratzel ........................................................................... 48
6. El paradigma posibilista o regional ........................................................... 54
1. La obra de Vidal de la Blache ................................................................. 55
2. La influencia de algunos discípulos de Vidal de la Blache ... ................. 60
3. La influencia de Vidal de la Blache en la Geografía española. ............... 61
4. Otras aportaciones al paradigma posibilista ............................................ 62
5. La sistematización del paradigma posibilista .......................................... 64
6. Un enfoque marginado: el anarquismo .........................................68
7. El paradigma positivista: la revolución cuantitativa o
«Nueva Geografía»......................................................................................... 74
1. El contexto de la «Nueva Geografía» ...................................................... 74
2. Los presupuestos de la «Nueva Geografía»............................................. 77
3. Origen y difusión de la «Nueva Geografía» ............................................ 87
8. Un paradigma puente: Geografía del comportamiento y de la
percepción ........................................................................................................ 91
1. Introducción............................................................................................. 91
2. Antecedentes ........................................................................................... 92
3. Geografía del comportamiento y de la percepción a partir de
1960 ............................................................................................................ 93
4. Elaboración de mapas mentales ............................................................... 100
5. Percepción del espacio urbano ................................................................ 109
9. La crisis del positivismo lógico ................................................................... 112
1. Geografía radical ........................................................................................... 113
2. Geografía humanista ..................................................................................... 119
29
32
A modo de conclusión ..................................................................................... 132
34
37 Glosario ............................................................................................................. 138
Bibliografía ....................................................................................................... 142
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Geografía y filosofía

Desde la muerte de Humboldt y Ritter (1859) hasta nuestros días, puede firmarse, al menos
de un modo general, que están presentes en la Geografía dos grandes corrientes filosóficas
que influirán de un modo diferente, según los distintos períodos de tiempo, en el pensamiento
geográfico: el positivismo * y el historicismo *.

Sin entrar en rnatizaciones, por filosofía pueden entenderse, como dice TITUS (1964, p. 68),
diferentes cosas:

• una actitud personal hacia la vida y el universo, esto es, una especulación que
intenta hacer frente a la dificultad y a los problemas de la vida no resueltos;
• un método de reflexión lógico. El intento personal de comprender lógicamente un
problema concreto; y
• un intento de desarrollar una visión global, un sistema.
En definitiva, la filosofía trata de dar una visión general de las cosas, en tanto que la ciencia
es una actividad más analítica. Como dice TITUS (1964, p. 97), la filosofía intenta combinar
las cosas elaborando una síntesis interpretativa que permita descubrir el significado de las
mismas.

1. El positivismo

El positivismo, entendido como corriente filosófica en sentido múltiple, se desarrolló

fundamentalmente en el siglo xix y tuvo una influencia dominante en el pensamiento
científico, ejerciendo también un papel capital en la constitución del pensamiento geográfico
en el momento de la presenciageneralizada de la disciplina en las universidades de los países
de Europa Occidental.
Las reglas del positivismo aparecen en COMTE en su obra Discours de l’espritpositif
(1844); y son: la observación como único fundamento de conocimiento; necesidad de reducir
¿1 estudio a los hechos observados sin o-especular sobre su origen y finalidad; predicción
como objetivo último, es decir, formular leyes predictivas. Se admite un orden en la
Naturaleza y se rechazan como científicos los juicios de valor y cualquier tipo de facultades
que no sean racionales, excluyendo la intuición, la imaginación, etc. Es esencial en el
positivismo * su concepción monista del mundo, no admitiendo el dualismo entre, por
ejemplo, el mundo físico y el del espíritu. Para Comte todo obedece a un complejo de
fenómenos físico-químicos.
Además, el positivismo filosófico ejerció una gran importancia en el pensamiento científico
general y también en el geográfico, en el evolucionismo o mejor dicho, en algunos
conceptos del libro de Darwin, TheOrigin of Species (1859). La idea de admitir un desarrollo
en los fenómenos naturales supuso realmente un avance científico con respecto al enfoque
teleológico * de Ritter o la consideración de la Naturaleza -como algo inmutable desde su
origen. Las ideas de Darwin corroboran este aserto al señalar que los seres vivos habían
experimentado una serie de cambios y variaciones de 'carácter aleatorio que se transmiten
por la herencia, permaneciendo aquellos rasgos que hacen al individuo más apto en su
relación con el medio. Otra idea esencial es la lucha por la vida y la selección de los más
fuertes. Esta lectura que Darwin hizo de la Naturaleza, inspirada en las ideas de Adán Smith
y Malthus, fueron trasvadas luego al campo ,de las ciencias humanas produciendo el llamado
darwinismo social *, con implicaciones de tipo político muy significativas. Sin despreciar el
enorme legado de Darwin a la ciencia, es preciso señalar que su lectura fue parcial, ya que
reparó en procesos tales como, lucha, dominio, competencia y selección de los más aptos,
dejando de lado los mecanismos de ayuda y colaboración que tanto se dan en los seres vivos.
El hecho de identificar, durante mucho tiempo, ciencia con positivismo, y enfoque y método
científicos con el evolucionismo biológico, introdujo en la Geografía una visión parcial y
justificadora de las situaciones de statu quo e incluso de justificación del expansionismo y
dominio de unos pueblos sobre otros.
2. El historícismo
El segundo enfoque filosófico influyente en la ciencia fue el historicismo * como reacción
centraría al positivismo * y al papel hegemónico de los métodos aplicados en las ciencias
naturales. El origen arranca de los últimos decenios del siglo xix y principios del siglo XX,
coincidentes con la crisis del positivismo y el desarrollo de comentes filosóficas
neoidealistas, neokantianas, espiritualistas, etc.
Kant hizo la distinción entre ciencias sistemáticas y ciencias idiográficas. En este momento
se vuelve a exhumar la dicotomía entre naturaleza e historia, y, de un modo especial, lo hace
el filósofo WilhemDILTHEY (1833-1911) que señala: «En las ciencias naturales
explicamos, en las ciencias humanas comprendemos» (C. ROSE, 1980). En ambas ciencias
existen diferencias de contenidos y métodos. Las ciencias de la naturaleza no hacen
referencia a la experiencia humana; las ciencias humanas estudian la experiencia del hombre
e incluyen además los objetos de las ciencias naturales. Los estudios humanos se apoyan en
el Erlebnis * (experiencia vivida); por lo tanto en estas ciencias no pueden encontrarse leyes
semejantes a la de las ciencias de la Naturaleza, sino, a lo sumo, generalizaciones o
tendencias. Además, las ciencias humanas presentan la particularidad de que el investigador
no es un observador exterior a la realidad, sino que está inmerso en la misma realidad objeto
de estudio. Por lo tanto, la realidad objeto de estudio de las ciencias humanas puede
abordarse a través de un gran número de métodos.
Otro concepto clave de Dilthey es el papel que desempeña la historicidad en la realidad
humana, pues, como señala CAPEL (1981, p. 315):
«la exaltación de la historia alcanza tal dominio que la expresión historicismo * llega a
designar a una de las más caracterizadas corrientes de la creación antipositivista».
El historicismo antipositivista pretende simplemente reconstruir, exige rigor en la
determinación de los hechos históricos, por otra parte, considera que la historia tiene un
poder explicativo de la realidad social, ya que considera que esta realidad es el resultado de
la evolución histórica y, por lo tanto, la descripción de esta evolución es indispensable para
comprender la realidad.
En resumen, la explicación generalizada, la búsqueda de leyes es propia de las ciencias de la
Naturaleza, en tanto que la descripción de individualidades históricas, reparando en la
intencionalidad, teniendo en cuenta toda la experiencia vivida, sería una comprensión
historicista *, y además el enfoque idóneo de las ciencias sociales. Es decir, el objetivo de las
ciencias humanas se dirigirá a aprehender lo singular a través de circunstancias únicas en el
tiempo y en el espacio. Se trataría de una comprensión empática *, esto es, de un intento de
protagonizar los hechos históricos. Es, en definitiva, la justificación de la división kantiana
entre las ciencias sistemáticas o nomotéticas *, buscadoras de leyes, y las físicas o
idiográficas que describen hechos únicos. Esta oposición neokantiana entre
Naturwissenschaften (ciencias de la Naturaleza) y Kulturwissenschaften (ciencias
humanas)introduce en la Geografía la identificación con un Länderkunde que coincide en
definición y métodos con los expuestos por Dilthey para las ciencias humanas en general.
De forma sintética, estos son los enfoques filosóficos y metodológicos que han de influir en
los diferentes maestros de la Geografía enelmomento de institucionalizarse como disciplina y
hasta nuestros días. En realidad, aunque en determinadas escuelas geográficas prevalece el
positivismo * sobre el historicismo *, sin embargo, a veces están presentes ambas corrientes
y, lo que es más sorprendente, en una escuela en donde predomina el historicismo, existen
conceptos y métodos del positivismo.
En los capítulos sucesivos estudiaremos los enfoques que mayor influencia ejercieron en el
pensamiento geográfico. Emplearemos el término de paradigma para referirnos a un
5
conjunto de ideas, teorías, conceptos y técnicas de trabajo compartidas por un grupo de
geógrafos. No le damos el poder explicativo que le concede KUHN (1971) cuando lo aplica a El paradigma determinista
la evolución de la ciencia. Más adelante volveremos de nuevo a tratar esta cuestión.

1. La influencia de Darwin

La Geografía se consolidó como disciplina de una manera clara y con una finalidad
pedagógica y de formación «ciudadana» en Alemania, en donde, en 1890, en casi todas las
Universidades tenían una enseñanza especial en Geografía, y ya destacaban las escuelas
centradas en torno a los grandes maestros como Richtofen, Ratzel, y Partsch. La razón de
este precoz desarrollo institucional fue el incluir a la Geografía como disciplina en las
enseñanzas primarias y medias, y como materia adecuada, junto con la Historia, de
exaltación patriótica. La escolarización en Alemania fue muy rápida y, por ello, la demanda
de docentes de Geografía, así como la necesidad de formar profesores de esta disciplina
atrajo a este estudio a profesionales procedentes de muchos campos: historiadores, filósofos,
botánicos, geólogos y muy pocos geógrafos, es decir, discípulos de Ritter. Estos primeros
catedráticos procedentes de campos muy diversos se apresuran a justificar la importancia de
la disciplina y se afanan por delimitar el contenido y los límites de la Geografía.

El problema que se plantea es, por una parte, sintonizar con las corrientes y métodos
filosóficos dominantes en los últimos decenios del siglo xix, y, por otra, evitar el dualismo
que conduciría a una separación rígida entre la Geografía física, cultivada por geógrafos
procedentes del campo de las ciencias naturales, y la Geografía humana a la que se dedicaban
los geógrafos con formación histórica.

En un primer momento se duda, y se llega a considerar «científica»-sólo la geografía física,

puesto que era el campo que permitía aplicar, de una forma clara, el método empleado por las
ciencias de la Naturaleza ycompatible también con el evolucionismo de Darwin imperante en
esta época.
El Origen de las Especies apareció el mismo año de la muerte de Humboldt y Ritter.
Gradualmente, el enfoque ideológico * de Ritter fue sustituido por una filosofía materialista
que subrayaba las leyes naturales y la causalidad mecánica en lugar de la explicación
ideológica. Son muchos los que rechazan a Ritter y consideran que su obra carece de valor
científico, por ser incompatible con la filosofía positivista dominante y los conceptos básicos
de Darwin sobre lucha, supervivencia y por variaciones aleatorias en los seres vivos. El
nuevo enfoque era opuesto al de Ritter, que era inductivo, teniendo como metael plan de
Dios, es decir las causas finales en los hechos observados.
El método positivista es, en cambio, hipotético y deductivo * y busca las causas primeras por
deducción*. Formula hipótesis para explicar la realidad observada. La comprobación, de
hipótesis lleva a la formulación de leyes naturales. Por lo tanto, toda discusión sobre la
existencia o no de Dios tras las leyes de la naturaleza, o si las leyes naturales eran medios
para alcanzar un fin, se consideraron especulaciones no científicas, puesto que la ciencia se
concibió como una actividad ocupada en las causas y no en los fines.
Otro peligro que gravita sobre la Geografía era el rechazo por otras ciencias ya establecidas.
Es entonces cuando en nuestra disciplina se incluye el hombre y su actividad como objeto de
estudio, pero no siguiendo el enfoque teleológico * ritteriano, sino de acuerdo con el
positivismo y el evolucionismo vigente. Esto explica que Ritter y sus discípulos, muy
preocupados por la historia, no se abriesen paso en las filas de los geógrafos en el momento
de la gran expansión de la disciplina en las universidades alemanas.
Es Alemania la que se pone a la cabeza de la Geografía, pues es en este país donde, después
de 1874, el gobierno prusiano creó cátedras permanentes en todas sus universidades y
muchos autores, entre ellos AridHOLTHENSEN, quien en un reciente estudio llega a afirmar
que este desarrollo se debe a la creencia de que el conocimiento geográfico favorecía al
nacionalismo y «podía utilizarse para justificar la expansión del naciente estado» (1980, p.
21).
El predominio de la Geografía física estuvo presente también en el Reino Unido y en los
Estados Unidos es donde las ideas de Ritter llevadas por Gruyot, fueron desplazadas por el
que durante muchos años ejerció el papel de gran maestro William MORRIS DAVIS (1850-
1934).
2. La aportación de Ratzel
La obra de F. RATZEL (1844-1904), que tuvo una influencia enorme en la Geografía en la
última mitad del xix, constituye un buen esfuerzo por conjugar el enfoque positivista por una
parte y la necesidad de unir la Geografía física y humana, a fin de dar identidad y hacerle un
sitio en el campo de la ciencia, por otra. Muchas de las ideas están contenidas en la primera
edición de su Antropogeografia o introducción a la aplicación de la Geografía a la Historia
(1882).Ratzel es doctor en Geología, zoología y Anatomía comparada y concibe a la
Geografía como una ciencia puente que ejerce «la conexión entre las ciencias naturales y el
estudio del hombre» (HARTSHORNE, 1961, p. 90).
Postuló el método científico para la Geografía humana, introduciéndola en el sistema
científico dominante, pudiendo así decirse que es el primer estudio científico de Geografía
humana. Aunque en el tomo II de su Antropogeografia, la distribución geográfica de los
hombres (1891) modificó parte de sus conceptos, sin embargo en su obra existe un marcado
carácter determinista que va a ejercer una enorme influencia en los Estados Unidos en
geógrafos tales como Huntington (determinismo climático), Semple (determinismo
ambiental), Davis (método deductivo y resultados deterministas).
Ratzel, que, por formación, conocía a fondo la obra de Darwin, se aparta de la concepción de
Ritter y trasvasa conceptos darwinianos al campo de la Geografía humana. Su Geografía
humana es marcadamente ecológica, subrayando las relaciones hombre y medio, inspirado en
la concepción ecológica de Haeckel, y toma la idea de asociación y organización de Darwin,
es decir, considera al hombre como una parte de un organismo ecológico vivo.
En su primer volumen de la Antropogeografia, intenta aplicar los métodos de la ciencia
natural dentro de la Geografía humana y señala que los hombres viven bajo las leyes de la
Naturaleza, considerando que las formas culturales eran el resultado de las condiciones del
medio natural. A pesar de su determinismo, no cabe duda que intentó demostrar que tanto los
fenómenos culturales como los naturales pueden someterse a un estudio científico.
Su determinismo aparece suavizado en el segundo volumen de su Antropogeografia, en el
que estudió la concentración y distribución de la población, forma de hábitat, migraciones y
difusión de características culturales; y aquí no sólo acude al medio como variable
explicativa de hechos culturales, sino que destaca y concede una gran importancia al legado
histórico, y así en un momento determinado afirma: «Puede tal vez comprender Nueva
Inglaterra sin conocer el país, pero jamás sin conocer los inmigrantes puritanos.»
Sin embargo, su formación académica naturalista y su profundo conocimiento de la obra de
Darwin le lleva a trasvasar los conceptos de evolución, concebida como transición de formas
simples a más complicadas, asociación y organización, lucha y selección natural, en su
PolitischenGeographie (1903) y en DerLebensraum (espacio vital) (1901). En esta
últimaobra traspasa las ideas de la Biología al campo de la Geografía humana, y así afirma
que los grupos humanos, como los seres vivos, buscan ampliar su territorio a costa de los
vecinos, y la lucha se hace virulenta cuando los organismos poseen un espacio pequeño. Los
grupos vencidos al perder espacio conocen la decadencia. Considera también los límites de
un territorio como campo de lucha tanto en el mundo animal como entre los diferentes
Estados. Por último concede una gran importancia al Estado como garantía de la defensa de
todos los grupos sociales que habitan un territorio. Por otra parte, la gloria del Estado y su
esplendor depende, asegura Ratzel, del territorio, y establece una jerarquía de Estados,
justificando claramente la expansión de los pueblos superiores a expensas de los inferiores:
«La civilización no puede permanecer limitada por mucho tiempo a un territorio angosto y a
un único pueblo. La necesidad de fusión forma parte de su esencia» (Antropogeografía, vol.
I, p. 240).
«La tendencia a ocupar espacios cada vez mayores está en la esencia del mismo progreso»
(Antropogeografía, vol. II, p. 810.)
Ratzel es, en estas obras, un ejemplo claro de la Geografía al servicio de la dominación de los
pueblos «civilizados», los europeos, sobre los «débiles» sin fronteras precisas; es la
argumentación más acorde con las necesidades de la Alemania reunificada, presta a
participar en el reparto de la «tarta africana».
La obra de Ratzel, por su difusión e influencia, consolidó el primer paradigma en Geografía,
evitó el predominio de los aspectos físicos, salvando también el dualismo entre la Geografía
física y humana, convirtiéndola en una ciencia puente entre la naturaleza y la cultura.
El determinismo * geográfico, como forma concreta del determinismo en general, supone
que la libertad del hombre está dirigida en grado de mayor o menor necesidad por los
factores del medio físico, que ejercen una influencia directa en la constitución física y moral
del hombre individual y social. El determinismo geográfico, aunque adquiere un carácter de
paradigma a finales del siglo xix, sin embargo, señala GLACKEN (1967), es una de las tres
cuestiones que el hombre ha formulado insistentemente desde los orígenes. En la historia del
pensamiento occidental aparecen repetidamente las siguientes preguntas:
• ¿La Tierra, el medio para el hombre y los seres vivos, fue creada con algún fin?
• ¿El clima, relieve y configuración de la Tierra influyen en la moral individual y
social? ¿Tienen alguna influencia en el carácter y en la cultura humana?
• ¿De qué forma el hombre, a lo largo del tiempo, alteró la superficie de la Tierra?
Son preguntas tan persistentes que puede decirse que el determinismo *, el pensamiento
teleológico * y el considerar al hombre como agente geográfico, acompañan la historia del
pensamiento occidental.
El determinismo está presente en la Medicina en la antigüedad clásica (Hipócrates), que
relacionaba causalmente las enfermedades con las estaciones. Aristóteles piensa que el
carácter nacional de un pueblo está determinado por el clima, y no duda en admitir que el
clima mediterráneo es el que justifica la supremacía moderna. Esta idea persiste en la Edad
Media, ya que se acude al clima para explicar las diferencias culturales y raciales (Santo
Tomás de Aquino e IbnJaldun).
Se continúa en el Renacimiento apelando al clima, si bien se juzga ahora más oportuno el
templado, y se remonta en latitud en el siglo XVIII, ya que Montesquieu considera el clima
nórdico como el más idóneo para el desarrollo de la civilización.
Aunque en la obra de Humboldt y Ritter existen pasajes con un claro sabor determinista, el
determinismo geográfico cobra un carácter de paradigma con la filosofía positivista * y con
las obras de Darwin y Haeckel que estudió las relaciones entré los seres vivos y elmedió, y la
adaptación de las primeras al medio, fundando así la Ecología. Pronto se establece un
paralelismo entre la conducta animal y humana y se llega a la conclusión de que los hombres,
en su actuación, están controlados por leyes naturales y, por lo tanto, tienen un carácter
pasivo. Este traspaso de conceptos de la Biología a las ciencias sociales fue muy general.
Así, por ejemplo, el historiador BUCKLE en su obra History of Civilization in England(vol.
I, 1857; vol. II, 1861) intenta elevar la Historia a una ciencia formuladora de leyes y trata de
introducir el método empleado por las ciencias de la Naturaleza. De tal forma que considera
que los hechos históricos se deben a una acción externa sobre la mente de los hombres y a
una acción de la mente sobre los fenómenos. En algunos países, el objetivo es el estudio del
medio y su efecto sobre el hombre, mientras que en Europa ha de estudiarse con más cuidado
la acción del hombre sobre el medio.
De igual modo, EdmondDEMOLINS, en su Essai de GéographieSociale. Comment la route
cree le type social (1901-1905), considera que el medio (el lugar) determina el trabajo, y éste
la organización social, y señala que la route es esencial, ya que las regiones atravesadas por
corrientes migratorias moldean el carácter y las instituciones nacionales. La diversidad de
pueblos se explica por la ruta seguida por los mismos, pues ésta crea la raza y el tipo social y
modela la sensibilidad y el carácter de los pueblos.
En Geografía es Ratzel y los seguidores de la doctrina expuesta en el volumen I de su
Antropogeografia los que difunden el paradigmadeterminista *. Este enfoque tuvo un
enorme predicamento en Estados Unidos, en donde fue introducido por Huntington, Semple
y Davis, y asimismo en Francia en el campo de la Geografía física. Así, por ejemplo, el
Traite deGéographiePhysique, de E. de MARTONNE es claramente evolucionista y
determinista. En Estados Unidos, a finales del siglo xix y primeros decenios del siglo xx, la
Geografía se vio dominada por las ideas de Darwin, el enfoque deductivo * y la aceptación
del concepto newtoniano de relaciones de causa-efecto.
La concepción básica del determinismo la expresa William MORRIS DAVIS, en su discurso
presidencial en 1906.
«Cualquier afirmación es de calidad geográfica si contiene (...) una relación entre un
elemento de control y una respuesta orgánica.»
Davis considera que la sociedad humana era un organismo que sobrevivía por un ajuste al
medio físico; la naturaleza de su desarrollo está determinada por el medio. Pero la visión
determinista más radical la encarna Ellen CHURCHILL SEMPLE que, en su libro
TheInfluences of GéographieEnvironment (1911), llega a decir:
 «El hombre es un producto de la superficie terrestre. Ello significa no sólo que el Años más tarde, en 1957, Anuchin habla de la unidad del medio geográfico (naturaleza y
hombre es hijo de la Tierra, polvo de su polvo, sino también que la Tierra lo protege sociedad) y critica abiertamente a los geógrafos que subestiman la influencia del medio
maternalmente, alimenta, le impone tareas, dirige pensamientos, le enfrenta a las natural en la organización social, proponiendo un enfoque geográfico similar al de Vidal de
dificultades que han fortalecido su cuerpo y agudizado el espíritu.» la Blache. Las razones de estos cambios en la Geografía soviética se deben, según MATLEY
(1966), a que en la obra de Marx aparecen formulaciones ambiguas que permiten
interpretaciones deterministas y posibilistas. Por último, el paradigma determinista influyó en
Todo se explica acudiendo al medio; así, por ejemplo, los Estados que poseen grandes
la «Nueva Geografía», al menos en los primeros modelos utilizados en la década de los años
territorios tienen un espíritu optimista y juvenil, una psicología expansionista y menos
50.
conflictos sociales que aquellos Estados con pequeños territorios. Asimismo se ponen de
moda también las teorías climáticas para explicar el liderazgo civilizador de los pueblos,
siendo el máximo representante Huntington que consideró el clima como factor decisivo para
la salud, que determina la eficacia física y mental. Considera que el clima cambia
constantemente y es el responsable del desarrollo y decadencia de las civilizaciones, de su
distribución terrestre y de sus destinos.
El determinismo * entró en crisis al rechazarse el fundamento filosófico en el que se
apoyaba; sin embargo, tuvo y sigue teniendo una gran importancia en la disciplina. Un
determinismo atenuado lo encarnó Griffith Taylor, al que denominó «Stop-and-Go».
Determinar y señalar que la Naturaleza determina el programa de actuación y el hombre
programa el resto, y hace bien en seguir el programa de la Naturaleza. Este geógrafo fundó
su tesis en la colonización australiana cuyas tendencias predijo y las vio confirmadas veinte
años más tarde al regresar a Australia natal, procedente de los Estados Unidos, siendo
considerado un héroe nacional.
En lo que se refiere a Rusia, el determinismo no estuvo en la Geografía prerrevolucionaria.
Con la revolución soviética, la Geografía adoptó el paradigma determinista invocando a
Marx, y así Plejanov dice:
«... con la respuesta de Marx, la cuestión total del desarrollo está en la evolución de las
fuerzas productivas. Pero su forma final está determinada, sobre todo, por la naturaleza
del medio geográfico.
Las peculiaridades del medio geográfico determinan el desarrollo de las fuerzas productivas,
el desarrollo de las fuerzas productivas determina el desarrollo de las fuerzas económicas y,
directamente, éstas determinan las restantes relaciones sociales.» (I. MATLEY, 1966, p.
302.)
A partir de 1938 la doctrina oficial stalinista fue clara:
«... el medio geográfico es una constante en la sociedad, influye en el desarrollo. Sin
embargo, su influencia no es determinante cuando los cambios sociales son más rápidos
que los cambios del medio geográfico. El medio geográfico no puede ser la principal
causa del desarrollo (...) es el método de procurar los medios necesarios para la
existencia humana, el modo de producción de valores materiales.» (I. MATLEY, 1966,
página 304.)

6 donde los departamentos de Geografía se multiplicaban con bastante rapidez, era preciso no
El paradigma posibilista
o regional
AI hablar del historicismo * hemos dicho que esta corriente filosófica aparece a finales del
siglo xix como reacción al positivismo *. En esta corriente de pensamiento se resucita la
distinción kantiana entre ciencias de la Naturaleza y del Hombre, así como el dualismo
metodológico, puesto que el objetivo de las ciencias humanas será no la búsqueda de leyes a
través del método hipotético deductivo *, sino intentar comprender a través del estudio de los
hechos concretos, únicos e irrepetibles.
El enfoque historicista en geografía aparece en el llamado posibilismo * que, como reacción
extrema al determinismo * geográfico, subraya que el hombre es un agente activo y no
pasivo en el modelado de la superficie terrestre. Los grupos humanos instalados en un marco
natural perciben una gama de usos alternativos del medio físico y entre ellos seleccionan
aquellos que están más de acuerdo con sus aptitudes culturales. Por lo tanto, el medio natural
no es una causa necesaria, sino contingente; no tiene un valor absoluto sino relativo; es una
posibilidad o más bien un conjunto de posibilidades, cuyo desarrollo dependerá básicamente
del hombre, de su libertad para elegir una u otra según sus características procedentes de una
larga evolución histórica. El sistematizador y formulador de la concepción posibilista fue un
historiador LucienFebvre basándose en los escritos de Vidal de la Blache.
Tenemos por lo tanto una filosofía (historicismo) que inspira el enfoque y el método
geográfico. Asimismo conviene señalar que la Geografía tenía la necesidad urgente de
unificar su campo y frenar el peligro que suponía la amenaza de una posible ruptura entre la
Geografía física y la humana. Por otra parte, instalada la disciplina en la Universidad en
sólo justificar su importancia, sino también precisar el contenido y los límites de la misma
con respecto a otros campos que manifestaban claros recelos ante el ascenso de la Geografía.
Por lo tanto, la nueva definición de la Geografía como ciencia-puente, a caballo entre las
ciencias de la Naturaleza y Humanas, le daba una personalidad y carácter únicos. Al mismo
tiempo se define su objeto esencial de estudio, como la región, espacio con características
físicas, naturales y culturales semejantes, que la diferencian de los espacios contiguos, siendo
el resultado de una relación íntima a lo largo de la historia, de un diálogo entre los grupos
humanos y el territorio. Es decir, el carácter sintético e integrador de la disciplina y el objeto
de estudio, hacían de la Geografía una ciencia con personalidad propia y con un objeto de
estudio específico. Asimismo esta concepción y este objeto iban muy de acuerdo con la
filosofía y metodologías admitidas mayoritariamente desde finales del siglo xix hasta el
inicio de la década de los 50.
Por otra parte, tanto en Alemania como en Francia se sentía la necesidad de una nueva
división del territorio más acorde con la situación económica y social del país como
consecuencia de las alteraciones producidas por la revolución de los transportes. Además,
estas «nuevas regiones» facilitaban el sentimiento nacionalista a través del desarrollo del
sentido de pertenencia local, integrado en un todo orgánico, funcionando armónicamente
bajo la dirección del Estado.
En resumen, vemos cómo el pensamiento geográfico, o al menos una corriente de
pensamiento que fue mayoritaria y aún pervive con cierta pujanza en nuestra disciplina, es el
resultado de una filosofía imperante que inspira el enfoque y el método a aplicar, de unas
necesidades de la comunidad de científicos, así como de una demanda social que asigna a la
Geografía una función determinada.
En esta sección presentaremos las obras de carácter geográfico más influyentes,
centrándonos en los trabajos de carácter general y metodológico.
1. La obra de Vidal de la Blache
No existe polémica alguna en considerar la obra de Paul Vidal de la Blache como básica para
comprender el paradigma regional. No pretendemos hacer un estudio biográfico de este
maestro y fundador de la escuela regional francesa, sino centrarnos en aquellos trabajos que
mayor influencia ejercieron en sus discípulos directos e indirectos. No podemos perder de
vista que Vidal de la Blache consiguió para la Geografía un status académico independiente,
puesto que hasta entonces se consideraba como una disciplina auxiliar de la Historia; logró
asimismo reconciliar a geógrafos-historiadores con los procedentes del campo de la
Geología, fundó juntocon Dubois, en 1891, la prestigiosa revista, Annales de Géographie, y
creó una escuela de la que pudo decir Juerge que, en el año 1922, todas las cátedras de
Geografía de Francia estaban controladas por discípulos de Vidal o bien por discípulos de sus físico (determinismo *), sino en los valores y hábitos que al cambiar, originan posibilidades
discípulos (DICKINSON, p. 195). numerosas para los grupos humanos.
Su obra no constituye un todo articulado en un conjunto de libros en los que se indica los Al lado de estos conceptos esenciales, milieu y genre de vie, el concepto que completa la
principios metodológicos a seguir, sino que sus ideas aparecen dispersas en diferentes trilogía es el de circulation que considera esencial, puesto que favorece y alimenta la relación
artículos publicados en Annales y más tarde recopilados por su discípulo E. de MARTONNE entre las diferentes partes del mundo y, de un modo especial, en las regiones desarrolladas.
con el título de Principies de GéographieHumaine (1922) y en Le Tablean de la Géographie
Su obra Tableau Géographique de France (1905), fue considerada como modelo de
de la France (tomo I de la Histoire de France, de E. LAVISSE, 1903),
descripción y razonamiento geográfico. Un concepto esencial es el de la región, considerada
En estas dos obras se centran las ideas y las sugerencias más importantes del maestro francés. globalmente, agrupando todos los rasgos de relieve, clima, suelos, vegetación, agricultura,
En la introducción de Principes aparece el principio de la unidad geográfica y el significado minería, industria, comunicaciones y hábitat, rasgos unidos y ensamblados en un paisaje
del medio y de la actividad del hombre. En la primera parte estudia la distribución de la visible, formando un todo orgánico, y siendo sus partes interdependientes. Cada región está
población, densidad y movimientos de población; en la segunda, los métodos y técnicas influida desarrollada y modificada por la acción del hombre, y, por tanto, el paisaje es el
utilizadas por el hombre para enfrentarse al medio, y concluye la tercera parte con el estudio resultado de la acción sucesiva de generaciones de pueblos.
de los transportes y comunicaciones. Los Principes se consideran como el modelo de
Así pues, Vidal no separa el medio del hombre. El hombre y la naturaleza se interpenetran a
Geografía humana general.
lo largo del tiempo. Ambos constituyen un todo, una amalgama que cristaliza y forma a lo
Las ideas esenciales son el estudio de la naturaleza y el hombre; destaca cómo el medio largo del tiempo una región con unos caracteres distintivos que la hacen única, puesto que
natural le proporciona una gama de posibilidades que él desarrollará de acuerdo a sus deseos toda región tiene mucho de las circunstancias y características locales/ y, así, lo que es
y capacidades, creando así un hábitat. El hombre, por otra parte, establece relaciones con el significativo en una de ellas carece de valor en otra.
medio no de forma individual, sino a través del legado histórico y de los objetivos fijados por
En las sugerencias que ofrece Vidal para estudiar las regiones concede gran importancia al
el grupo al que pertenece; por lo tanto, este enfoque vidaliano concede una gran importancia
medio físico; tanto es así que en algunas monografías que toman como unidad de estudio un
a la Historia y a ella aconseja acudir para evaluar los «marcos de vida» y los «objetivos
espacio cultural, buscan luego, a veces de un modo artificial, apoyar la unidad cultural en
cambiantes de los grupos humanos».
unas bases físicas. Señala asimismo una preocupación por subrayar las relaciones hombre-
Otro concepto esencial que aparece en Principes, en Tableau y en la France de l’Est (1917) medio y por la síntesis que ponga de manifiesto el carácter único de la. región estudiada.
es el concepto de genres de vie, que son productos y reflexiones de una civilización y el Recomienda precisión y objetividad en el análisis, reconocimiento sobre el terreno, y, así, en
resultado integral de las influencias físicas, históricas y sociales que rodean la relación del su artículo Des caracteres distintifs de la Géographie, afirma:
hombre con el medio en un espacio concreto. Vidal de la Blache propone la necesidad de
estudiar la Naturaleza y la Sociedad de forma holística, y es preciso el diálogo establecido
entre el hombre y el medio del que resultó el abigarrado paisaje de Francia. «... avec les livresonnefait que de la géographiemédiocre, avec les carteson en fait de la
meilleure, onne la faittrèsbonne que sur le terrain.» (Con los libros se hace una
Volviendo al concepto de genre de vie, Vidal destaca que está formado por tres
geografíamediocre, con los mapas se logra una geografía mejor, pero solo se consigue
componentes: producción material en relación a los recursos materiales, medios de nutrición
auténtica geografía sobre el terreno.)
y combinación de actividades agrarias y no agrarias. El género de vida, como señala
BUTTIMER (1980, p. 74) es la «expresión del diálogo hombre-naturaleza». Por otra parte,
Vidal relacionó la noción de género de vida y medio natural con el concepto de medios de
El éxito del enfoque regional se vio plasmado en las magníficas monografías sobre los
vida (milieux de vie), es decir, con la adaptación de los recursos naturales de los medios por
diferentes pays de Francia, y este modelo fue exportado a los diferentes países europeos,
diferentes pueblos. Sugiere también que, a escala continental, la distribución de la población
estando vigentes aún en muchos países, especialmente en España, en donde la producción
podía estudiarse investigando cómo estos «medios de vida» aparecen como resultado de la
evolución de diferentes y variados géneros de vida. Estrechamente vinculada con los investigadora es básicamente regional.
conceptos de medios y géneros de vida, está la creencia de que la Geografía humana debería
dedicarse a entender cómo las condiciones bióticas y físicas se manifiestan en la vida social
de los diferentes grupos humanos. Ahora bien, al explicar las diferencias entre grupos
ocupando medios semejantes, Vidal no las explica apoyándose en los dictados de medio
El reconsiderar la división regional francesa fue una preocupación patente del Gobierno
desde principios de siglo, ya que los departamentos eran divisiones administrativas de 1790
que tenían como objetivo delimitar un territorio con un centro urbano al que podía accederse
en el día desde cualquier lugar del mismo; pero estos 90 departamentos no se acomodaban a
la revolución de los transportes que se había operado en Francia desde el siglo xix y
comienzos del xx; por ello, tanto el Gobierno, como Vidal de la Blache, proponen una
reforma simplificando los 90 departamentos en 15 regiones con una capital regional, más
acorde con la evolución económica y la topografía francesas.
En suma, la monografía regional que propuso Vidal como objetivo esencial de investigación
geográfica, era un estudio unificado, bien integrado y literariamente valioso. El mismo autor
señalaba:
«La síntesis regional (...) es el objetivo último de la tarea del geógrafo, el único terreno
sobre el que se encuentra él mismo. Al comprender y explicar la lógica interna de un
fragmento de la superficie terrestre, el geógrafo despliega una individualidad que no se
encuentra en ninguna otra parte.»
Jean Brunhes traza la estructura triple de una monografía clásica: en primer lugar, análisis
exhaustivo del medio físico, luego las formas de ocupación y de actividad humanas, y,
finalmente, la psicología del ajuste del hombre a la naturaleza. Toda la investigación debería
guiarse por tres principios cardinales: una perspectiva humana en el estudio de los elementos
físicos, una interpretación posibilista de las relaciones hombre-medio y una visión unitaria, y
sintética.
AnneButtimer explica el éxito de este enfoque por el carácter rural de la sociedad francesa a
comienzos del siglo xix, por lo bien dibujados y el grado de significación y vinculación a los
diferentes países del campesinado francés.
En resumen, el pensamiento de Vidal no constituye un cuerpo de doctrina organizado, sino
una serie de reflexiones y recomendaciones muy amplias de las que sus discípulos tomaron
con cierto dogmatismo algunos aspectos parciales y excluyeron otros temas.
Las ideas básicas son el enfoque claramente antideterminista y el subrayar que el objetivo no
era establecer relaciones causales y leyes sobre las relaciones medio-hombre, sino observar
las mutuas relaciones del hombre y el medio físico a través del medio biótico (agricultura y
ganadería), y que estas relaciones no pueden entenderse señalando límites entre los
fenómenos del medio natural y los culturales, sino que deberían considerarse como
íntimamente unidas e inseparables. Cada comunidad se acomoda a través de unos géneros de
vida a las condiciones naturales dejando su impronta especial, y el resultado de este sutil
ajuste refleja siglos de actuación del hombre sobre el medio. Por lo tanto, cada comunidad
tiene características propias e irrepetibles; incluso éstas pueden no producirse en otros
territorios de condiciones naturales semejantes. A lo largo del tiempo, el grupo humano y la
naturaleza se adaptan armónicamente como un «caracol a su concha», de tal modo que sus
relaciones son tan íntimas y sutiles que es inútil tratar de delimitar la influencia del hombre
sobre el medio y la de éste sobre aquél. Ambas influencias se funden en un todo que se
cristaliza en un paisaje, en una región con su propia personalidad.
El estudio de tales regiones es el objetivo esencial del geógrafo, ya que estos proporcionarán
los materiales para construir los principios generales que a su vez se experimentarán en estos
marcos concretos.
El método propuesto por Vidal en Des caracteres distintifs de la Géographie (Annales, 1913,
p. 289) es el inductivo historicista, subrayando además que la Geografía es ciencia puente
entre las naturales y las humanas, que el geógrafo ha de partir de la unidad de los fenómenos
terrestres, reparando en la combinación de los mismos y que su objeto es la totalidad de los
fenómenos en la superficie terrestre.
A pesar de que las grandes líneas de su pensamiento son las expuestas anteriormente,
conviene recordar que Vidal fue consciente de que su enfoque regional y sus métodos y
conceptos básicos respondían a una situación periclitada, ya que su Tableau es la
introducción de una Historia de Francia que concluye en 1789, lo que explica el gran papel
que le otorga a unos marcos tradicionales que son sus regiones. Pero son regiones que
respondían a una sociedad económicamente agraria, viviendo mayoritariamente en el medio
rural, en donde los recursos del medio se traducían en los géneros de vida y en el habitat.
Existía una cocina, una arquitectura y una mentalidad regionales. La región era el marco en
el que se desarrollaba una comunidad rural poco móvil. Sin embargo, en 1917, cuando
estudia la evolución de la France de l’Est, es decir, la Alsacia y Lorena, a lo largo de un
período de dos mil años, reconoce que, a partir de 1846, se producen perturbaciones y
cambios tan fuertes (industria, ferrocarril) que es preciso admitir que en el futuro (1917, p.
163) «hay que estudiar las interrelaciones que se establecen entre una región y la ciudad que
la domina», en lugar de las relaciones entre el medio natural y el hombre. Estos cambios los
reconoce con gran tristeza, puesto que lo que le atrae, el «arte geográfico, se degrada
manifiestamente» cuando se pasa de la descripción de las viejas provincias a la de los
espacios contemporáneos, ya que el sentido de las«armonías sutiles, de los acuerdos
profundos y de las correspondencias secretas se pierden».
2. La influencia de algunos discípulos
de Vidal de la Blache
Además del legado influyente de Vidal de la Blache, tuvieron un gran papel en la
investigación geográfica francesa y europea sus discípulos J. Brunhes, E. de Martonne y A.
Demangeon.
Jean BRUNHES (1869-1930) tuvo una gran influencia con suGéographieHumaine (1910),
ampliada en 1912, 1925 y 1934 y traducida al inglés y al español. Participa de la mayor parte
de las ideas de Vidal, aunque subrayó como objetivo primordial de la Geografía humana los
aspectos visibles del paisaje tal y como aparecen en una fotografía aérea, destacando como
temas claves la ocupación improductiva, la difusión de plantas y animales y la acción
depredadora en los reinos animal, vegetal y mineral. Estos fenómenos han de estudiarse a
escala regional, para observar en estos marcos sus interdependencias.
Albert DEMANGEON (1872-1940) tuvo una gran influencia a través del proyecto de manual
de Geografía humana que nunca realizó, pero escribió entre 1902 y 1941 una serie de
artículos publicados posteriormente con el título de Problèmes de GéographieHumaine.
Demangeon consideró la Geografía humana como el estudio de las relaciones del hombre
con el medio físico; más tarde sustituye físico por geográfico por ser un término más amplio,
al abarcar las influencias naturales y las influencias del hombre. Asimismo señala en su
artículo Une définition de la Géographiehumaine tres principios metodológicos que él
considera esenciales:
• causalidad geográfica compleja en lugar del «determinismo brutal»;
• necesidad de trabajar sobre una base territorial, que es lo que «diferencia a la
geografía de la sociología»;
• principio de evolución, es decir, «recurrir a la historia», puesto que «muchos hechos
que parecen fortuitos sólo se explican cuando se les considera en función del
pasado».
Demangeon ejerció una gran influencia en la investigación geográfica, ya que su tesis
regional sobre la Picardie constituye la plantilla de muchas monografías posteriores, así
como sus estudios sobre el habitat en el seno de la Unión Geográfica Internacional.
Tanto sus principios metodológicos, como la temática que recomendaba estudiar —
influencia del medio sobre los géneros de vida, la distribución de los grupos humanos como
resultado del medio natural y del legado histórico— fueron durante muchos años, objeto
prioritarios en la investigación geográfica.
Por último, Emmanuel de MARTONNE (1873-1955) fue, junto con Demangeon, líder de la
Geografía mundial, si bien su especialización en la Geografía física hace que no le
dediquemos mayor atención. Otros autores como RaoulBLANCHARD (1877-1965) y
MaximilienSORRE ejercieron una gran influencia; en la Geografía urbana el primero, pues
su estudio de Geografía urbana sobre Grenoble fue modélico de estudios posteriores; y Sorre
adaptó la noción de genre de vie y escribió un monumental manual de Geografía humana,
Les fondements de la Géographiehumaine en cuatro volúmenes, y un manual resumiendo
todas sus ideas con el título de L'Homme sur la terre (1951), preconizando en ambos el
enfoque ecológico e incluyendo temas de estudio muy originales que amplían así el horizonte
de investigación.
Naturalmente, la influencia francesa no puede reducirse a estos autores; sin embargo, es
preciso reconocer que las ideas básicas y su desarrollo están contenidas en los autores
citados, ya que sin menospreciar la labor de los geógrafos franceses de la segunda y tercera
generación, es preciso admitir que en su mayoría, desde 1900-1940, acataron las ideas
filosóficas y metodológicas vidalianas, dando una disciplina unitaria, y donde los artículos
metodológicos y filosóficos fuera de los reseñados brillaron por su ausencia.
3. La influencia de Vidal de la Blache
en la Geografía española
Para los geógrafos españoles es de interés primordial examinar las concepcionesvidalianas
sobre la Geografía, ya que éstas fueron exclusivas durante una larga etapa y, aún en el
momento actual, predominan en la investigación, si bien en los últimos años aparecen
tímidamente otras tendencias (cuantitativa, radical, teoría de los sistemas). La influencia del
paradigma posibilista de la escuela francesa en nuestro país se plasma en la amplia
aceptación que tiene entre los geógrafos la concepción de la disciplina como ciencia de
síntesis y la prioridad que se concede, dentro de la investigación, a los estudios de carácter
local y regional. Son suficientes unas cuantas citas de los maestros españoles más destacados
para corroborarlo.
La idea de considerarla como una ciencia excepcional y única está claramente expresada por
CASAS TORRES (1971), cuando afirma:
«La Geografía es una ciencia singular, su objeto es un conocimiento sintético de cuanto
ocurre sobre el espacio terrestre. Esta síntesis final, en la que todos los análisis previos de
sus ciencias auxiliares se ensamblan y cobran vida, es su grandeza, su singularidad y su
mayor dificultad.»
Conforme a esta concepción de ciencia de síntesis, está el hecho de que la investigación
geográfica debe ser ante todo la región. Y es en la elaboración de una monografía regional
donde se demuestra la competencia y en donde se adquiere la verdadera cualificación de
geógrafo. Así, por ejemplo, Amando MELÓN (1944) proclama:
«Resérvese a los maestros el discutir y dogmatizar; resígnese la juventud que
empieza, por muchos que sean sus bríos y valor, a emplear su vocación geográfica en
el estudio pormenorizado de algún rincón de los muchos que ofrece el solar hispano.»
Esta misma idea es compartida por otro de los grandes jefes de escuela, el profesor TERAN
(1948) que señala que el estudio regional «...deja a su autor en posesión de la técnica
apropiada para toda clase de trabajos ulteriores, puesto que al estudiar la región (...) quedan
abarcadas todas las direcciones posibles de la investigación geográfica».
4. Otras aportaciones al paradigma posibilista
Vidal de la Blache y su escuela constituyen solamente uno, aunque tal vez el más importante
en lo que atañe a España, de los fundadores de la Geografía regional. Es preciso señalar que
existen otras direcciones y métodos diferentes a los propuestos por Vidal que se olvidan
frecuentemente. En primer lugar, es preciso aclarar los conceptos de región y paisaje; en
alemán, ambos términos (Land yLandschaft) pueden traducirse por región, pero el término
Land es una unidad definida, un territorio con sus límites administrativos, y así el
Länderkunde sería, en palabras de Hettner, «la descripción de cada país o región»; en este
concepto se incluirían las monografías regionales francesas siguiendo la pauta de la Picardie
(1905) de DEMANGEON. Ahora bien, la palabra Landschaft, análoga al término inglés
Landscape (paisaje) significa una región científicamente definida y puede referirse a un
estudio de una región única y también a la delimitación y clasificación de diferentes tipos de
regiones.
FOCHLER-HAUKE, en su Geographie (1959), diferencia cinco enfoques en el estudio del
paisaje: morfología del paisaje, ecología paisajística, cronología del paisaje, regionalización
y clasificación del paisaje o sistematización. Los tres primeros suponen otros tantos enfoques
de estudios de la región.
El concepto ecología del paisaje o regional es menos común; aparece cuando se subrayan las
relaciones funcionales entre la ciudad y el umland, ya apuntado por Vidal en la Alsacia, pero
no generalizado hasta que aparece la noción de región polarizada o de organización, en la
década de los 50. El enfoque ecológico también se apunta en el sentido de relaciones de
factores en su ecosistema, en la obra de MaximilienSorre.
La morfología del paisaje aparece claramente en Schlüter y Bruhnes y estuvo muy difundido
en Alemania en el período de entreguerras. Como señala HETTNER (1927), «parten de la
noción de paisaje tal y como se ofrece al observador, y restringen la consideración geográfica
a los objetos que aparecen en ese cuadro externo».
Hettner considera este enfoque parcial porque «... pretenden restringir el elemento humano
en la Geografía a los fenómenos perceptibles por los sentidos, excluyendo lo espiritual» (...)
y añade que no es legítimo separar, «lo perceptible sensorialmente de lo meramente
espiritual, que en verdad también es perceptible por los sentidos, aunque en menor grado»'.
Aunque supone una limitación del campo de estudio, este enfoque proporcionó un modo
práctico de abordar los estudios siguiendo los principios corológicos * de Hettner, pues
combina la síntesis y la «conexión causal de los diversos factores naturales, fusionados en un
lugar de la tierra», y además en el paisaje visible se estudian «las obras humanas» a lo largo
del tiempo, ya que como dice Hettner:
«... cada siglo y cada año introduce tan grandes modificaciones, que debe concebirse de
un modo bastante ajustado la noción de presente geográfico o, dicho de forma más
general, la noción de acción del tiempo que debe colocarse de fundamento para el estudio
geográfico.»
La morfología del paisaje tuvo un gran predicamento en Estados Unidos gracias a Cari
SAUER, creando una escuela muy influyente en torno al Departamento de Geografía de la
Universidad de Berkeley. El enfoque de Sauer se sintetiza en su famoso artículo
TheMorphology of Landscape (1925), que resume y sistematiza las ideas de varios trabajos
publicados entre 1919 y 1922.
Para Sauer el objeto de la Geografía no es la diferenciación espacial, sino el comprender el
cambio del paisaje natural al cultural y determinar las diferentes fases por las que ha pasado
el paisaje; por lo tanto se trata de identificar y datar los principales cambios que ha
experimentado el paisaje natural hasta constituirse tal y como hoy se encuentra; en definitiva
es reconstruir, como hicieron Schlüter y Passarge, las diferentes transformaciones del
Urlandschaft (paisaje natural) en Kulturlandschaft (paisaje cultural). Propugna el método
inductivo y señala que ha de repararse en aquellos aspectos de la ocupación humana visibles
en el paisaje o en los fenómenos físicos que tienen significado en la ocupación del hombre.
«Es decir, las cualidades físicas del paisaje son las que tienen valor de hábitat, presente o
potencial» (p. 323).
Sauer insiste en que el método morfológico ha de «reprimir a priori las teorías» y apoyarse
en admitir que existe una estructura compuesta de formas y en que en el paisaje natural
aparecen factores (geográficos, climáticos, vegetación, etc., que a través del tiempo generan
formas (clima, topografía, mares y costas, vegetación) y, combinándose, crean el paisaje
natural. El paisaje cultural resulta del modelado del paisaje natural por un grupo humano. La
cultura es el agente; el espacio natural, el medio; el paisaje cultural, el resultado. En
definitiva, reduce la Geografía al estudio del paisaje natural (site), significativo a la
ocupación del hombre, y a la transformación de la site por los grupos culturales a través del
tiempo.
5. La sistematización del paradigma posibilista
Si la escuela regional francesa y los trabajos de Sauer dictaron las normas de la investigación
geográfica, el fundamento y la justificación filosófica de la Geografía como ciencia
idiográfica *, ciencia puente, ciencia de síntesis, se debe sin duda alguna a Hettner y a
Hartshorne.
Alfred HETTNER, en su obra Die Geographie... (1927), se adscribe al historicismo * y hace
suya la distinción que Windeband y Rickert hacen de las ciencias entre nomotéticas e
idiográficas. Hettner descubre a Kant y la justificación filosófica que el filósofo hace de esta
disciplina en sus Lecciones de Geografía física. Hettner propugna para la Geografía un
enfoque corológico «como el fin de la Geografía misma» y señala que la «consideración
geográfica no puede ser sino corológica, así como la historia sólo puede ser temporal» (p.
94). Asimismo considera que la Geografía es ciencia de la diferenciación espacial y afirma
que:
«se ocupa de los hechos de la superficie terrestre que son localmente diversos y cuya
diversidad local tiene importancia para otros grupos de fenómenos o, como también se ha
expresado acertadamente, que tienen eficacia geográfica. El objetivo de la interpretación
corológica es conocer el carácter de los países y regiones, mediante la comprensión de la
coexistencia entre los diversos reinos de la naturaleza en sus diferentes formas, captando
además a toda la superficie terrestre en su división natural en continentes, países, regiones
y pueblos» (p. 103).
Por otra parte, Hettner considera que la dimensión temporal es importante, pero «sólo para
explicar la situación del momento elegido. «La Geografía —añade— necesita una
comprensión genética, pero no debe convertirse en Historia.»
Richard HARTSHORNE ejerció una influencia enorme con su obra TheNature of
Geography, aparecida en la revista Annals de la Asociación de Geógrafos Americanos, en
1939, y reeditada en varias ocasiones posteriormente. En el año 1959 editó i*n libro en el que
de una forma más matizad', recoge los mismos principios expuestos en TheNature of
Geography; e1 libro se tituló PerspectiveontheNature of Geographyy conoció también
muchas reimpresiones; aún hoy es una obra de obligada lectura para poder comprender la
historia del pensamiento geográfico en los países de habla inglesa.
En este trabajo se plantead puntos básicos como el objetivo de la Geografía, la definición
como «estudio de las diferencias espaciales en la superficie terrestre», el contenido de la
superficie terrestre y la determinación de los fenómenos significativos de estudios, el
problema del dualismo entre los factores naturales y húndanos plasmados en la dicotomía
Geografía física y humana. Asimismo, reflexiona sobre la dimensión temporal en la
investigación geográfica, la división entre regional y general, el carácter científico de la
Geografía y su papel dentro de la clasificación de las ciencias.
Su punto de partida es demostrar que la Geografía, considerada por sus obras a lo largo de la
historia, tiene un carácter corológico *; es decir, en la mayoría de los trabajos1 se subraya la
diferenciación espacial y ello ocurre desde la época clásica, si bien reconoce importantes
«herejías» (como el determinismo *), que desaparecen, y la Geografía vuelve a recobrar
como objeto específico su tradicional objetivo, expuesto ya por HETTNER, «el
conocimiento de las áreas terrestres y sus diferencias» (1960, p. 13), o «ciencia de la
superficie terrece basado en las diferencias regionales tales como continentes, regiones,
distritos y localidades» (1960, p. 13). Es decir, HARTSHORNE parte de la concepción
corológica * definida por Hettner e insiste constantemente en que «el único objetivo de la
Geografía es comprender el carácter variable de las á>eas basándose en los fenómenos
interrelacionados que conjuntamente confieren a la región ese carácter variable» (1960, p.
20).
En lo que atañe al contenido de la disciplina, es decir, a los fenómenos que han de incluirse
en el estudio, para HARTSHORNE, siguiendo las ideas de Hettner, son «los que explican el
carácter variable de la superficie terrestre» (1960, p. 37). Y con*0 110 es posible estudiar
todos los fenómenos que aparecen interrelacionados en una región, la selección de los
mismos es objeto del cristerio del investigador que ha de elegir aquellos rasgos que dan
carácter a la región (Wesen)
Hartshorne no admite el determinismo ni la posibilidad de separar los elementos físicos o
naturales 4e los humanos, pues no existe un «campo con dos partes diferentes», sino más
bien un campo en los que unas veces dominan los rasgos naturales sobre los humanos y a la
inversa, pero la separación de componentes es un£ abstracción mental, ya que en la realidad
se dan complejas interrelaciones, y la separación hace que lo que «quede en la región sea
algo menos que el total». Esta dicotomía o dualismo, que dio lugar a la Geografía física y
humana, se apoya en la filosofía según la cual los fenómenos humanos han de explicarse por
hechos no humanos y buscar «leyes naturales». Hartshorne estima que este dualismo es
reciente y es peligroso por vaciar de contenido a la Geografía, puesto que su base está en el
estudio de las interrelaciones «sin considerar que estas interrelaciones puedan describirse
como leyes naturales o leyes sociales».
Un aspecto esencial en el enfoque corológico * es el estudio de las regiones. Para Hartshorne,
en la superficie terrestre es preciso delimitar unidades mínimas de estudio. Estas piezas
individuales formarían el mosaico de una región. Estas unidades mínimas de análisis no han
de estudiarse aisladamente, sino que debe hacerse el ordenamiento de las mismas de forma
que aparezcan las diferentes formas estructurales. El método que propone se apoya en tres
fases:
«... por un lado, asumir arbitrariamente cada pequeña área unitaria como uniforme
integralmente, luego delimitarla de sus vecinas y considerarla como unidad diferente y,
finalmente, de manera arbitraria también, consideramos unidades idénticas a lo que en
rigor serían unidades mu, similares en carácter» (1960, p. 440).
Además Hartshorne admite que, al igual que una región compuesta por unidades, como un
mosaico, también las regiones se relacionan entre sí; por ello la Geografía regional estudia
también el modo en que las regiones están unidas formando áreas mayores hasta constituir
«la única área unitaria: el mundo».
Es importante subrayar que Hartshorne reconoce el carácter subjetivo de toda delimitación
regional, aspecto éste no admitido por la escuela vida-liana que considera la existencia de la
región como un ente real, ajeno a los criterios que la definen. Hartshorne llega a decir:
«Nuestro juicio de similaridad implicará un juicio subjetivo; así como las características
de las unidades homogéneas son de mayor importancia que las otras, así también, en el
mejor de los casos, la determinación de la región es, en un sentido, arbitraria» (1960, p.
445).
Por lo tanto, en Geografía regional es imposible descubrir leyes; su objetivo es simplemente
lo que expresa su denominación: «la descripción de la superficie terrestre en sus partes». Para
ello es preciso realizar monografías regionales y, a partir de las mismas, tal vez se puedan
establecer algunas generalizaciones, pero nunca leyes. Hartshorne no define el tamaño de la
región y sólo indica que el objetivo esencial en el estudio de la región, es suministrar «una
ilustración precisa y representativa de un espacio más amplio», reconociendo la
imposibilidad de dar una dimensión concreta de la región.
Y concluye diciendo:
«Debemos, por lo tanto, reconocer que nuestras regiones son meramente "fragmentos de
tierra" cuya determinación implica una considerable proporción de juicio arbitrario»
(1960, p. 445).
Una vez descrito el objeto de la Geografía como ciencia regional, señala el contenido de
estudio en la región y apartándose del enfoque vidaliano, afirma que:
«El único campo de la Geografía que no está incluido en la Geografía regional... es la
Geografía histórica...».
Hartshorne cree que no es posible formular leyes en Geografía, porque «lo que se espera de
ella es una descripción explicativa de los fenómenos y presentar el complejo total de los
mismos, formando una región» (1960, página 147). Esta complejidad de fenómenos hace que
pocas unidades terrestres sean similares, ya que es imposible que todos los fenómenos
aparezcan con las mismas características en todos los lugares. Es posible hacer algunas
generalizaciones cuando se consideran unas pocas, variables interdependientes, pero en
Geografía, incluso cuando se estudian sólo los fenómenos naturales, tratamos siempre de
situaciones complejas y sin posibilidad de observarlas bajo control de laboratorio como
ocurre en las ciencias sistemáticas (Física, Química). Por otra parte, en las decisiones
humanas desempeñan un gran papel personajes singulares (por ejemplo, Julio César) y:
«miles de figuras menores que han influido en pequeñas y grandes comunidades, y, por lo
tanto, dejaron la impronta de su liderazgo en cada país» (1960, p. 153).
Ante estas limitaciones debidas a la complejidad del objeto de estudio (regiones), la
Geografía es «un campo de conocimiento que se preocupa por conocer y comprender casos
individuales» (1960, p. 157). Y ello implica que los lugares, las regiones, como las personas
y los hechos históricos, son «en esencia, conceptos específicos».
Ahora bien, aunque Hartshorne asigna como objetivo prioritario el estudio de lo singular
(región), también reconoce la necesidad de progresar en estudios y conceptos genéricos a fin
de «ahorrar tiempo y esfuerzo»; pero estos conceptos generales surgirán de integrar
resultados procedentes de trabajos individuales, y, aún así, la «última prueba en Geografía es
naturalmente el estudio de la máxima complejidad que aparece en espacios concretos y
únicos», y como estas unidades son únicas no pueden considerarse como muestras
representativas de espacios mayores (1960, pp. 157-159). Pero Hartshorne, aun pensando que
los conceptos genéricos son necesarios en el análisis regional y que pueden lograrse cuando
«se miden los fenómenos correctamente y se describen con medidas cuantitativas y se
someten a comparaciones estadísticas a través de la lógica matemática», no está de acuerdo,
sin embargo, en identificar como objetivo de una ciencia la formulación de leyes, pues es,
según este autor, confundir los medios con el fin y es un artículo de fe declarar que «todos
los fenómenos de la realidad, incluyendo las decisiones y acciones humanas, son explicables
en términos de relaciones de causa-efecto determinables por leyes» (1960, p. 168).
En definitiva, Hartshorne propone que el geógrafo ha de buscar, a través de la observación
objetiva, la descripción de los fenómenos; los fenómenos observados se clasifican hasta
donde la realidad lo permita, y se obtienen «conceptos genéricos y universales» y, a través de
la consideración racional de los hechos y por procesos lógicos de análisis y síntesis, se logra
la comprensión de interrelaciones específicas de fenómenos en marcos concretos (regiones)..
La aplicación de estos principios nos lleva, según Hartshorne, a una forma de conocer
diferente a la de la intuición o el instinto; es lo que el autor llama «una deducción a priori o
revelación» (1960, p, 170).
6. Un enfoque marginado: el anarquismo
A) Pedro Kropotkin (1842-1921)
Pedro Kropotkin, hijo de un aristócrata ruso, espíritu inquieto, fecundo pensador y geógrafo,
encarna una alternativa muy distinta de la que se desarrolló en el campo de la Geografía en la
primera mitad del siglo xx.
En 1861 se alistó en el ejército para participar en una expedición a Siberia. Durante su
estancia en Siberia reparó en el espíritu igualitario y de autosuficiencia del campesinado
ruso, así como en las influencias negativas del centralismo político.
Pedro Kropotkin fue un afamado geógrafo por sus estudios sobre Geografía física y en
particular sobre el glaciarismo. Sentía una sensación placentera al observar la armonía y
unidad de la Naturaleza, pero pronto reparó que no podía efectuar ni proseguir su
investigación dedicándose a la «pura ciencia» en un vacío social, comenzando a cuestionar el
derecho a gozar del descubrimiento de los hechos objetivos, sin implicarse en la justicia
social. Congruentemente con este pensamiento rechazó el puesto de secretario de la Sociedad
Geográfica Rusa y, rompiendo con los intereses de su clase, se convierte en un activista
antizarista y revolucionario.
Puede decirse que, desde 1874, su trabajo geográfico se guía por un sentido de justicia y un
deseo de impulsar la cooperación libre entre los hombres. No abandonó la Geografía para
hacerse anarquista, sino más bien amplió el enfoque geográfico incluyendo la crítica social.
Es decir, el anarquismo social de Kropotkin busca demostrar la existencia de una base de
cooperación en la naturaleza humana cuando el hombre se instala en un medio alejado del
centralismo y de la influencia de todo autoritarismo político. La libertad y ayuda mutua son
las fuerzas progresivas en la evolución humana (M. BREIBART, 1981).
Kropotkin considera esencial la libertad personal apoyada en una base comunal, de tal forma
que el enriquecimiento y desarrollo de la personalidad humana depende de una identificación
con los intereses de un grupo mayor. Concibe la libertad real compatible con la individual; es
un sentimiento de dependencia mutua para la acción colectiva, pero también una oportunidad
de expresar la diferencia individual.
En su obra sobre el Apoyo Mutuo (1902) considera la historia como la resultante de dos
fuerzas cooperadoras y competitivas, y de modo opuesto a DARWIN que en El Origen de las
Especies (1859) sólo repara en la lucha por la vida y en el exterminio de los más débiles por
los más fuertes, Kropotkin considera que esta visión es parcial, ya que la lucha por la
existencia la efectúan grupos de individuos cooperando entre sí, y, por tanto, Kropotkin ve en
la Naturaleza un predominio de mecanismos de ayuda y colaboración más que de simple
competencia. Considera que determinadas formas de organizarse promueven la desigualdad y
la injusticia. La división del trabajo, considerada por la Economía Política como principio del
progreso económico, tiene carácter ideológico: «se trata de reconocer los hechos y
justificarlos en función de los intereses de la clase dominante» (B. GALOIS, 1977).
En La conquista del pan, Kropotkin señala que el enfoqué atomístico considera la naturaleza
como átomos o individuos compitiendo los unos con los otros. Kropotkin rechaza también el
método dialéctico, y señala que, si bien es cierto que en la historia aparecen tendencias y
contratendencias que pueden corresponderse a la tesis y antítesis, sin embargo éstas no se
resuelven en una síntesis, sino en un equilibrio entre fuerzas «eternamente opuestas».
Kropotkin no ve una solución definitiva sino la posibilidad de una armonía siempre
cambiante.
Cree que la concentración de los factores productivos no son leyes inevitables, y ataca las
llamadas economías de escala, como medida que permite la centralización y
compartimentación del espacio e inhiben lo comunal, por lo que considera la
descentralización como objetivo prioritario para articular una nueva forma de vida.
Con estas concepciones es fácil comprender que Kroprotkin fuese excluido de la Geografía
institucional pese a ser un reconocido geógrafo. En 1890, la Real Sociedad Geográfica le
rindió público homenaje, y mantuvo buenas relaciones con W. M. Davis, H. W. Bates y P.
Geddes.
Kropotkin consideró a la Geografía como disciplina adecuada para desarrollar la imaginación
de los niños y para fomentar el respeto mutuo en generaciones y pueblos. La célula básica de
organización del espacio era la «Comuna autogobernada» formada por campesinos o
ciudadanos que utilizaban sus recursos en una amplia gama de usos económicos; advierte el
peligro de la especialización funcional del espacio que lleva al sometimiento de una región
por otra. Considera que es oportuno aminorar la oposición entre usos del suelo industrial y
agrario, así como evitar a toda costa las grandes concentraciones. Estas ideas influirán en las
concepciones de Howard en su «ciudad-jardín», en el historiador de la ciudad Mumford,
etcétera; pero Kropotkin consideraba que no era suficiente una simple modificación de la
organización del espacio, sino que era preciso realizar una revolución social.
Así pues, el espacio geográfico kropotkiniano se organizaría en federaciones territoriales,
formadas por comunidades con autogobierno, lo que favorecería el intercambio y las
relaciones en condiciones de igualdad. Por lo tanto, el espacio económico de un paisaje
kropotkiniano se caracterizaría por la escasa diferenciación entre regiones proveedoras de
recursos, industriales, o de consumo. La circulación de ideas, personas y productos sería
libre, y el intercambio de productos disminuiría en beneficio del intercambio de necesidades.
El precio y los costos, criterios esenciales en la localización de la actividad económica, se
verían sustituidos por una evaluación a nivel local de las necesidades y de los recursos. Por
último, las vías de comunicación tendrían como objetivo unir comunidades en lugar de
atarlas a una ciudad central organizadora y dominante. Por lo expuesto queda claro que estas
ideas se oponían a los planes coloniales y nacionalistas, mezquinos e insolidarios, de finales
del siglo xix y comienzos del xx. Por ello, sus conceptos no se incorporaron ni a la
investigación ni a la enseñanza; pero es necesario señalar que Kropotkin, lejos de dar una
visión estrecha de la Geografía como ciencia preocupada del medio, subraya la interrelación
de los procesos sociales y naturales y la importancia del establecimiento de relaciones de
cooperación entre ambos.
B) La obra de Elíseo Réclus (1830-1905)
Otro caso similar es el de Eliseo RÉCLUS (1830-1905), a pesar de su prestigio entre los
contemporáneos y de su magna obra: 19 volúmenes de la Nouvelle Géographie Universelle
(1872-1895), dos tomos de La Terre, description des phénomènes de la vie du globe, y los
seis gruesos volúmenes L'Homme et la Terre, traducida ésta al castellano por Anselmo
Lorenzo en 1907, pero poco citada por los geógrafos españoles.
Su pensamiento geográfico se refleja claramente en los volúmenes V y VI de El Hombre y la
Tierra. Sus concepciones son similares a las de Kropotkin, y así concibe a la Geografía
como:
«La lucha de clases, la búsqueda del equilibrio y el arbitraje soberano del individuo son
los tres órdenes de hechos que nos revelan el estudio de la Geografía social, y que en el
caos de las cosas se muestran bastantes constantes, para que pueda dárseles el nombre de
leyes.» (RÉCLUS, 1907, p. IV.)
Su carácter de rechazo al colonialismo se aprecia en la página 406 del tomo VI, cuando
declara:
«uno de los primeros actos que hizo Stanley a su regreso del Congo (1884), fue dirigirse a
la Cámara de Comercio de Manchester para participar a los mercaderes reunidos que en
la cuenca fluvial del Congo hay millones de indígenas que no usan camisa de día, ni
camisa de noche, y lo que deben hacer las gentes de Manchester es enviar a esas
comarcas numerosos misioneros que enseñen a los indígenas a vestirse decentemente, y
la consecuencia cierta de esta nueva cruzada será la importación enorme de tejidos de
Manchester.*
Su concepción sobre la armonía entre las relaciones del hombre y el medio natural, son
similares a las de Kropotkin, y, así, en el tomo VI, página 546, señala:
«coordinar los continentes, los mares y la atmósfera que nos rodea, cultivar nuestro
"huerto terrestre", distribuir de nuevo y regularmente los ambientes para favorecer cada
vida individual de planta, de animal o de hombre, adquirir definitivamente conciencia de
nuestra humanidad solidaria, formando cuerpo con el planeta mismo, abarcar con nuestra
mirada nuestros orígenes, nuestro presente, nuestro objeto próximo y nuestro ideal lejano,
he aquí en qué consiste el progreso.»
Yves LACOSTE (1981), en un estudio reciente sobre Réclus, considera que este geógrafo
francés tenía una temática y una concepción mucho más amplia y moderna que la expuesta
por Vidal de LA BLACHE en el Tableau Géographique de la France (1905) o en los
Principes de Géographie Hu-maine.
En efecto, solamente el tomo VI de El Hombre y la Tierra examina una gama de aspectos legado geográfico de Réclus, al que podemos añadir el de Kropotkin, supone un progreso en
muy amplia: distribución de la población, poblamiento, urbanización, formas de propiedad, Geografía como método de análisis objetivo y científico (LACOSTE, 1981), que vuelve a
agricultura, industria, comercio. Y no es sólo su temática, sino también su método y técnicas revalorizarse y a redescubrirse en el momento actual
empleadas, desconocidas en la Geografía francesa hasta la década de los 50. Así, por
ejemplo, utiliza mapas de isócronas para Francia y para el mundo, elabora mapas sobre el
equipado cultural de Boston y presenta un mapa de coropletas en el que se indica el
porcentaje de habitantes que utilizan bibliotecas, etc. No es fatalista y cree que las
deficiencias a las que se ve sometida la humanidad, como por ejemplo el hambre, no se
deben más que a causas de organización social.
«... las escaseces no proceden de una negativa del suelo, ni de un número excesivo de
participantes en el banquete de la vida, sino que deben atribuirse al hecho de que el
trabajador no tiene acceso a la tierra.» (Tomo VI, p. 313.)
Réclus no sólo supera la temática vidaliana del Tableau, considerado como modelo de
descripción y de razonamiento geográficos (LACOSTE, 1981), sino que supera también el
alcance del concepto genre de vie y, en general, de todos los artículos aparecidos en Annales,
recogidos y publicados por el yerno de Vidal, E. Martonne, y que sirvieron de modelo de
Geografía general humana apareciendo las mismas lagunas que en el Tableau. Así, por
ejemplo, se dedican cinco páginas a la ciudad y ni una sola línea a la industria. Puede decirse
con Lacoste que son los silencios de Vidal los temas preferentes de Réclus. Este geógrafo,
especialmente en el campo de la Geografía humana, desborda ampliamente a su coetáneo V.
de la Blache; sin embargo, sus ideas políticas anarquistas, el éxito del enfoque regional
vidaliano que constituye una representación del mundo atractiva y colorista, haciendo
referencia a aspectos espectaculares del paisaje y al recuerdo histórico, y, por otra parte, la
escasa consideración y valoración que tuvo Réclus por parte de Engels y Marx, son los
factores que Y. Lacoste considera como causantes del anonimato. A él no es ajeno también el
aspecto geopolítico, ya que Réclus interpretó el Mundo no apoyándose en regiones más o
menos personificadas o deificadas, sino sobre el Estado, lo que es menos alegórico y,
también, menos sugerente o poético. Sin embargo, G. S. DUMBAR (1980) considera que su
obra no se difundió en Francia por no ejercer en París y que sus ideas anarquistas no
impidieron que fuese difundida en Gran Bretaña, Suiza, Bélgica y España.
Beatriz GIBLIN señala en su artículo, Elisée-Réclus, 1830-1906, Herodoto, núm. 22, que
Marx y Engels hablan de los hermanos Réclus en un tono despreciativo e irónico:
«La opinión de los socialistas franceses me divierte. Estará representada por las tristes
figuras de los hermanos Réclus.»
Y refiriéndose a Eliseo dicen:
«Elíseo es un vulgar compilador, y nada más... Políticamente, es un charlatán y un
impotente.»
Así pues, en la evolución de la Geografía, la aportación anarquista es decisiva y vigente, pues
la Geografía intenta separarse del aparato del Estado que la utilizó como instrumento de
expansión colonial y de representación ideológica, por lo que Lacoste considera que el

7 Unidos.
El paradigma positivista; la
revolución cuantitativa o
«Nueva Geografía»
1. El contexto de la «Nueva Geografía»
Ya hemos dicho que el pensamiento geográfico en un momento determinado es el resultado
de una filosofía que impregna a las ciencias y sobre la que se apoyan sus bases y métodos.
Asimismo influye la demanda social y los intereses de la comunidad científica. Es, en
definitiva, el enfoque contextual que hemos propugnado en este libro.
El paradigma cuantitativo o la «Nueva Geografía» apoya y fundamenta su razón de ser y sus
métodos en el positivismo lógico, que se apoya en las ideas de un grupo de científicos
conocidos como positivistas lógicos, centrados en torno a MoritzSchlick y la Sociedad de
Filosofía Ernst March, que se dio en llamar el Círculo de Viena, y al grupo de Berlín
capitaneado por Hans Reichenbach. Estos dos grupos desarrollaron el positivismo
generalizando sus principios, al considerar que la lógica formal y las matemáticas, así como
la evidencia de los sentidos, son las únicas fuentes seguras del conocimiento. Se oponen a
todo tipo de fenómenos no verificables por considerarlos metafísicos, lo que explica su
oposición abierta al régimen nazi, puesto que éste se apoyaba en un conjunto de prejuicios
irracionales que cristalizaron en un dogma ideológico. No hay que olvidar que los nazis
apoyaban la investigación que corroborase las actitudes expansionistas y de superioridad
racial. Ello explica que uno de los maestros del Círculo de Viena, MoritzSchlick, fuese
asesinado por los nazis, y sus compañeros perseguidos y exiliados a gran Bretaña y a Estados
Los objetivos de este movimiento filosófico neopositivista * aparecieron en el manifiesto del
Círculo de Viena. Pretendían una ciencia unificada, para lo cual era necesario buscar un
lenguaje exento de contaminación subjetiva y de juicios de valor, un lenguaje neutro,
inspirado en el análisis lógico, distinción básica entre el positivismo del siglo xix y el del
Círculo de Viena. En este último caso en lugar de propugnar un esquema explicativo
determinista * y un método de investigación inspirado en las ciencias de la naturaleza y, más
concretamente, en la biología de Darwin, estos científicos propugnan también, partiendo de
la experiencia, el establecimiento de proposiciones empíricas y proposiciones analíticas^
basadas en la lógica y en las matemáticas. Sin duda alguna, la mayor diferencia entre el
positivismo determinista del siglo xix y el nuevo positivismo es el rechazo de una
interpretación determinista y causal entre la relación de fenómenos. Este hecho está ligado a
la evolución de espacio y tiempo en la física, que rompe con el esquema newtoniano y
aparece la concepción del espacio relativo y las leyes de probabilidad para explicar los
comportamientos de las partículas elementales. En la actualidad, la física no cree en la
validez del principio de causalidad, porque no se limita sólo al estudio de los fenómenos de
conjunto que resultan del comportamiento de un inmenso número de elementos, y así se ha
confundido las grandes probabilidades, que los procesos de estos fenómenos acarrean, con la
certeza. Se ha tomado la gran probabilidad como causa y se creyó que estas mismas
conexiones causales son aplicables al estudio del comportamiento de los átomos
considerados individualmente. En la física actual, la conclusión es opuesta al determinismo
causal, pues lo que la física clásica considera como conexiones causales, la física moderna lo
contempla como mera probabilidad, que en fenómenos de conjunto coincide prácticamente
con la predicción causal.
El indeterminismo * puede formularse así: las realidades o, mejor, las pretendidas realidades
que escapan al determinismo de la ciencia y que, por consiguiente, abren el nuevo cauce
teórico del indeterminismo, son las que resultan de la combinación de dos mediciones
exactas. El universo de las partículas atómicas se halla regido por un estatuto de
objetividades de las que se conocen la mitad de los datos; la otra mitad resulta desconocida.
En la física actual se establecen relaciones matemáticas entre una cierta incertidumbre con
respecto a otros datos conjugados de esta primera. Así, por ejemplo, si se conoce la posición
de un electrón en un instante, resulta indeterminada la velocidad en ese instante. Cabe, no
obstante, optar por un conocimiento de la posición con una cierta probabilidad relacionada
con la primera. Por consiguiente, la física contemporánea reconocerá el carácter primordial
de la probabilidad, y, así, Eddington declara:
«En grandes líneas la mecánica ondulatoria de la imagen de un Universo que tiene por
sustancia la masa, la energía, la cantidad de movimiento, la fuerza eléctrica y magnética,
etc. En la mecánica ondulatoriaexaminamos cómo la probabilidad se desplaza y se
redistribuye; en la mecánica ordinaria buscamos la manera cómo la masa, la cantidad de
movimiento y el campo electromagnético se mueven o se propagan. En la primera, las
ondas, que dan nombre a la teoría, son ondas de proba¬bilidad; en la segunda, son ondas
sonoras, electromagnéticas o gravita-torias las que entran en consideración.»
(EDDINGTON, 1945, p. 140.)
Así pues, vemos cómo la probabilidad constituye la esencia del enfoque en la Física y
llega a considerarse como la raíz de la objetividad física. Es, por lo tanto, el positivismo *
lógico del Círculo de Vierta la filosofía que proporcionó la base de la nueva Física y ésta,
a su vez, fue el modelo que inspiró a las ciencias sociales. La diáspora de estos filósofos y
científicos tuvo un papel esencial en la introducción del paradigma en las ciencias
sociales dentro de la escuela sajona (Neurath y Popper en Gran Bretaña, Carnap,
Bergman y Feigl en los Estados Unidos) a través de las in-fluencias de publicaciones
como Encyclopedia of UnifiedScience y del Journal of UnifiedScience.
Además de la influencia filosófica del positivismo es preciso destacar las insuficiencias
del enfoque regional clásico, poco adecuado a la problemática de una sociedad urbana e
industrial. Por otra parte, Europa y Estados Unidos salían de la II Guerra Mundial con
resultados muy diferentes, ya que Europa, campo de operaciones bélicas, salía
destrozada, en tanto que Estados Unidos se consolidaba como potencia hegemónica en
franca expansión económica. En ambos espacios se consideró necesaria la organización
territorial de la economía y del desarrollo económico. Era preciso «domesticar el
crecimiento», siendo para ello necesario buscar las leyes que regían la organización del
espacio a fin de ordenar armónicamente el desarrollo económico a través de una creciente
intervención del Estado.
A esta demanda social acudió la Geografía tanto en los países occidentales como en los
socialistas. Este hecho es importante, ya que supuso romper con su aislamiento
tradicional y diversificar su producción. A partir de la década de los 50, el espacio y su
organización va a ser la preocupación dominante en los países sajones, rivalizando con
economistas, arquitectos y otros científicos que crean toda una nueva disciplina llamada
«ciencia regional».
En este contexto filosófico y social, la comunidad de geógrafos no se comportó de un
modo uniforme, ya que las circunstancias eran diferentes; por ello, mientras que en los
países sajones hubo un fuerte debate sobre el papel de la Geografía en el campo
científico, y se urgía a formular nuevos conceptos y métodos más acordes con los de la
«ciencia», en Francia, Alemania y países mediterráneos, el debate y la introducción del
paradigma cuantitativo fue más tardío y no aparece hasta la década de los años 70.
2. Los presupuestos de la «Nueva Geografía»
A) Bases filosóficas
El enfoque neopositivista, tal y como fue trasvasado a la Geografía, aparece
perfectamente sistematizado en la primera parte del libro de ABLER, ADAMS y
GOULD (1972), SpatialOrganization. En esta primera parte, tituladaOrden, Ciencia y
Geografía (cap. 1-3, pp. 3-89), se sintetizan las ideas básicas de esta corriente filosófica
tal y como se adoptó por los «nuevos geógrafos».
Los autores citados plantean el origen de la ciencia y consideran que el objetivo esencial
de la ciencia es la resolución de problemas. Cuando en una disciplina existen problemas,
y existe una comunidad científica, pronto aparece una cierta especialización, ya que
mientras unos se limitan a resolver los problemas inmediatos aplicando los principios
establecidos y aceptados por la mayoría (los practicantes de esa ciencia), otros dedican su
tiempo a la mejora de métodos y herramientas de trabajo; finalmente, existe un número
en general muy pequeño, que es el más especulativo, consagrado a resolver problemas
teóricos. Una ciencia bien desarrollada tiene una estructura triangular; la base es un
conjunto de problemas; los encargados de resolver los problemas urgentes aplicando los
conceptos y herramientas usuales han de ser los profesionales más numerosos, luego los
que dedican su tiempo a la mejora de métodos y técnicas han de ser minoritarios. Se
considera que una disciplina científica que no responde a esta estructura es una ciencia
endeble. En Geografía hay que admitir que abundan más los metodólogos y
epistemólogos que los profesionales practicantes; por lo tanto, estos autores estiman que
sería conveniente incrementar el número de profesionales, es decir, que sea una ciencia
abierta a la sociedad más que una comunidad cerrada, académica, cuyo objetivo
exclusivo sea la preparación de docentes de la Geografía.
Se parte de la base de que la Geografía considerada como ciencia ha de apoyarse en los
hechos de observación; por lo tanto, las percepciones de los hechos y la conciencia de los
mismos (las experiencias) son los elementos sobre los que ha de operar la ciencia. Ahora
bien, nosotros estamos sometidos a una corriente perceptual, y de un sinnúmero de
sucesos sólo experimentamos unos cuantos que tratamos de manipular de forma que estas
experiencias cobren un sentido. Existen, en todas las culturas, sistemas de ordenar las
experiencias, con lo que se deduce que ha de ser una necesidad básica del hombre. Los
sistemas generales de ordenación de las experiencias son el religioso, el estético, y el
científico que nos indican la manera de manejar el mundo y de relacionarnos con él, para
obtener un beneficio.
De todas las experiencias que llegan a nuestro cerebro las que nos interesan son aquellas
que suscitan preguntas, es decir, las que no estánordenadas. El modo de producir un
orden es observar hechos y tratar de responder satisfactoriamente a las preguntas que nos
evocan las experiencias de los mismos. Este mecanismo que lleva a una ordenación de las
experiencias es aplicable a la ciencia, a la teología y al arte. Todos los sistemas intentan
responder a las preguntas básicas de nuestra existencia: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?
¿Cómo? ¿Quién? ¿Por qué? El dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas es
imponer un orden. Estas seis preguntas y sus combinaciones agotan la curiosidad sobre la
experiencia y las respuestas satisfactorias a estas preguntas producen un orden completo;
este objetivo es más ideal que real dada la limitación del pensamiento humano; sin
embargo, tiene un valor considerado como «modelo ideal».
Los citados geógrafos, siguiendo al filósofo y físico Margenau, explican el mecanismo de
ordenar las experiencias. Parten de una serie de sucesos externos* al plano perceptual.
Una parte de los mismos atraviesan la frontera sensorial y se convierten en experiencias:
son el punto de partida; aquellos hechos no «percibidos» no son objetos de interés. Con
las experiencias se elaboran constructs, ideas sobre la experiencia a la que se le impone
un orden inicial. La elaboración de los constructs es taxonómica, es decir, dar nombre a
las cosas. Con los constructs que tienen apoyatura material se elaboran los conceptos que
son ideas generalizadas formadas a partir de muchas experiencias (por ejemplo, distancia,
forma, velocidad), pero sin contenido empírico. Por último, los conceptos pueden
reducirse a dos mega-conceptos: número y relación, y ambos pueden aplicarse
universalmente. Es decir, a cualquier experiencia o construct, puede aplicársele un
número y relacionarse con otra experiencia. Nuestros conceptos se elaboran a partir de
estos dos megaconceptos, que son de capital importancia porque nos sirven para
manipular las experiencias. Así este esquema mecanicista nos proporciona una
concepción monista del mundo en donde no existe separación entre materia y espíritu,
mundo interior y exterior. Son los hechos los que estimulan nuestros sentidos. Estos,
incapaces de recoger todos los estímulos, reparan y seleccionan unos cuantos que se
convierten en experiencia; las experiencias las generalizamos a través de un proceso
continuo de abstracción que va de la simple denominación de la experiencia (construct) al
concepto y a los megaconceptos que nos permitirán manipular y ordenar nuestras
experiencias.
De todos los sistemas ordenadores de la experiencia es la ciencia el más
institucionalizado, el que más recursos dispone y el más floreciente, hasta tal punto que el
90 por 100 de los científicos están vivos en el momento presente. En realidad, constituye
un sistema más y obedece al mismo principio que los otros tres, pero se cree que el
sistema científico es el más eficaz para enfrentarse «con los serios problemas sociales y
físicos, de los cuales, al menos tres —guerra fría, contaminación ambiental y
superpoblación— amenazan nuestra existencia». Por lo tanto, si la ciencia es el sistema
más eficaz y los geógrafos han de producir conocimiento útil, «agrade o no, la Geografía
y las restantes ciencias sociales tienen responsabilidades sociales y morales urgentes.
Consideramos que no existe alternativa que no sea practicar la Geografía como ciencia si
deseamos cumplir con estas obligaciones».
Partiendo de estos supuestos filosóficos, no se admite dualismo en las ciencias, ya que la
ciencia es un sistema de ordenar las experiencias y, por tanto, la división entre ciencias
físicas y sociales es artificial, carece de sentido. Es el «método de imponer orden» el que
diferencia al científico del cultivador de otros sistemas (religioso, sentido común o
esteta). Según este enfoque de ciencia única, sólo cabe diferenciar en todo caso la
distinción que introduce el neopositivista Carnap entre ciencias formales y ciencias
empíricas. Las ciencias empíricas se apoyan en datos de observación como la Geografía,
Geología, Física, Historia, etc.; en tanto que las formales carecen de contenido empírico
operan sin datos, y son sistemas de pensamiento, lógica y matemáticas. Son las ciencias
que se apoyan en los dos megaconceptos de relación y número. Estos sistemas de
pensamiento pueden aplicarse a las ciencias empíricas. La diferencia entre ciencias
empíricas y formales es la misma que la que se da entre construct, experiencias con
contenido y base empírica, y concepto, que carece de este contenido. Las ciencias
empíricas elaboran un conocimiento apoyado en datos de observación y sus resultados se
dirigen a responder preguntas de tipo cómo; estos resultados han de someterse a
verificación y confirmación empírica, en tanto que los resultados de las matemáticas y de
la lógica no precisan del test de la confirmación.
Así pues, la Geografía es una ciencia empírica si utiliza el método de laciencia y como
sus compañeras (Física, Química, Geología, etc.) ha de hacer uso de las ciencias
formales. El grado de desarrollo de una ciencia empírica viene dado por el empleo de la
lógica y de las matemáticas. La ventaja de utilizar estos dos sistemas de pensamiento es
que la Geografía puede comprobar la validez de sus operaciones con los datos de
observación sin tener que referirnos de un modo constante a la realidad. Por ello, los
«nuevos geógrafos» consideran que las ciencias formales, la lógica de los modelos y la
matematización son los pilares de nuestra disciplina y, sin acudir a estas dos ciencias, los
resultados serán poco satisfactorios. Sobre estos supuestos, y partiendo de la base de la
bondad y adecuación del sistema científico a la hora de resolver los problemas prácticos,
no se duda en la urgencia de adoptar el método científico.
B) El método científico
¿En qué consiste el método científico?
 Aunque no resulta sencillo describir analíticamente las etapas del método científico datos objetos de estudio, es preciso describirlos de la forma más precisa posible. Para ello se
puesto que todas ellas operan al mismo tiempo, sin embargo podemos distinguir las ha de acudir no a las definiciones verbales, las del diccionario, por ser poco precisas, sino a
siguientes fases:
a) Formulación de una hipótesis. Para resolver un problema de un modo científico
necesitamos disponer del problema y formular una hipótesis. En realidad, ambas operaciones
son simultáneas, puesto que conforme emerge el problema, aparece la hipótesis, es decir, una
respuesta potencial al interrogante que se nos plantea. Sin embargo, en Geografía, como
hemos visto al hablar del enfoque posibilista *, el problema que se planteaba quedaba
resuelto tras un minucioso análisis y sólo después se respondía.
Es decir, se acudía con la mente en blanco, sin ideas apriorísticas para no forzar «la realidad»
a nuestros esquemas. Esta recomendación era más teórica que real, ya que a los geógrafos
posibilistas se les decía a priori cuáles eran los hechos «geográficos y los no geográficos», y
se les indicaba qué estructura debería seguirse en la elaboración de una monografía regional.
Los neopositivistas * propugnan un método hipotético deductivo. Se parte de un problema y
se avanza una estructura teórica para explicar la realidad. Más tarde, si estas respuestas
potenciales se corroboran y conforman muchas veces con la realidad, esto es, si proporcionan
respuestas satisfactorias, la hipótesis se verifica y puede llevar a la formulación de una ley.
Lajey establecida permanece en tanto que no se rechace como resultado de una investigación
ulterior.
Así pues, se propugna el método hipotético deductivo *, considerado como el método único
de la ciencia, rechazando el método inductivo *, por ser inadecuado, debido a la «explosión
de la información, lo que hace impracticable poder estudiar caso a caso, para luego deducir
principios o leyes generales. En la figura 7.1 se ilustra el mecanismo de ambos métodos.
Por otra parte, el avance de la estadística favorece el razonamiento deductivo puesto que
existen numerosos tests que permiten corroborar o rechazar la hipótesis de investigación. En
términos lógicos, las hipótesis son respuestas a preguntas de tipo por qué, que nos permiten
establecer relaciones causales entre los hechos, y que en el caso de las situaciones
geográficas pocas veces lograremos establecer una relación unicausal del tipo:
Si X Y definiciones operativas, especialmente cuando se opera con fenómenos poco precisos. Así,
por ejemplo, un geógrafo, al describir la precipitación o la población por grupos de edades,
b) Observación y descripción. Como ya se indicó, la ciencia opera con hechos de
no tiene ninguna dificultad por ser conceptos fácilmente mensurables, pero no ocurre así con
observación, los hechos de observación son experiencias seleccionadas por parte del
conceptos tales como ciudad, hacinamientourbano, gheto, chabola, concentración o
investigador que las considera significativas a la hora de comprobar la hipótesis que se
dispersión. En estos últimos casos ha de recurrir a definiciones operativas, válidas para un
formula. Este proceso de selección de los datos significativos por parte del investigador es de
fin, loque no quiere decir que sean verdaderas. Así,por ejemplo, en un estudio sobre
capital importancia y está en función de la hipótesis de partida. Una vez seleccionadoslos
población urbana, una definición operativa sería el caracterizar de urbano a toda persona
residente en un núcleo con más de 10.000 habitantes; así delimitada, podemos cuantificar la
6 x 34
población urbana y estudiar otros rasgos demográficos o económicos de esta población. La rs 1 - 3
= 0,794
importancia de estas definiciones está en su utilidad y en ser replicables; otro investigador 10 - 10
puede —en función de otra teoría— considerar que 10.000 habitantes no es población
El valor del coeficiente oscila entre ±1. En el caso de — 1, las preferencias serían opuestas;
suficiente para conferir el carácter de ciudad a un núcleo.
en el segundo caso serían idénticas. El valor de 0 indica ausencia de acuerdo y de desacuerdo
Otro aspecto de la descripción es a medida. Es un tema escabroso sobre el que se manejan entre Juan y Pedro.
argumentos poco científicos. La base de la discusión radica en identificar la medida con el
En resumen, la observación es un proceso complejo que indica selección de datos, definición
sistema métrico decimal. Sin embargo, existen otros sistemas de medida como son el
y medida; sin embargo, ha de dedicarse mucha atención a este proceso, ya que la información
nombrar a las cosas, el disponerlas en orden decreciente, con los que se pueden hacer
crece exponencialmente y, sólo medidos adecuadamente, será posible procesarlos y
importantes análisis estadísticos.
manejarlos con los modernos ordenadores electrónicos.
Pongamos un ejemplo de carácter geográfico. Supongamos que a dos personas se les pide
c) La clasificación. Una vez seleccionados los datos que se juzgan importantes y definidos
que elijan de una lista de 10 ciudades el orden de preferencia para emigrar. El número que se
convenientemente, la etapa siguiente es disponer la información de forma útil. La
indica en el cuadro adjunto significa el orden de preferencia
clasificación, como hemos visto al hablar de la regionalización, favorece la generalización.
2 La taxonomía ocupa un papel importante en la ciencia y es la plataforma que permitió el
CIUDADES PEDRO JOSE d d
desarrollo de alguna ciencia (Lineo, Mendeleiev). Las clasificaciones nos permiten descubrir
A 10 10 0 0 algunas relaciones que el simple análisis de los hechos impide. En realidad toda clasificación
B 7 8 -1 1
supone una simplificación que puede ser muy útil con tal de que se respeten las bases lógicas
C 1 2 -1 1
de la misma.
D 5 5 0 0
E 2 1 1 1 d) Comprobación de la hipótesis. Por último, es preciso determinar si los datos elegidos son
F 9 4 5 25 consistentes con la hipótesis formulada. Una hipótesis se inicia y acaba en los hechos de
G 4 6 -2 4 observación. Por lo tanto, la hipótesis ha de probarse con la experiencia y ver si se verifican o
H 8 .9 -1 1
no las relaciones que se suponían. Así, por ejemplo, si formulo la hipótesis de que las bajas
I 6 7 -1 1
rentas del campo y la escasa promoción social se relacionan con la emigración, he de tomar
7 3 3 0 0
unos datos que midan estos hechos (renta y promoción) y comprobar con un número de casos
Ʃd2=34 suficientes (emigrantes) que avalen que en la decisión de emigrar operaron las causas
previstas en la hipótesis. Ahora bien, no esperamos encontrar que todos los emigrantes
tomasen su decisión por estas dos únicas causas; tal vez alguno pudo haber emigrado por
A estos datos de medida ordinal de las preferencias se Ies puede aplicar el coeficiente de otros motivos (aventura, presión social, etc.). Dicho de otra forma, en Geografía no
correlación de Spearman que nos indica el grado de acuerdo o desacuerdo entre Pedro y José. esperamos llegar a formular una hipótesis que se confirme en todos y cada uno de los casos,
sino más bien que proporcione una respuesta satisfactoria a la mayoría de los mismos. Es
2
6Ʃd decir, buscamos leyes de probabilidad, y así en el caso de la emigración tal vez los supuestos
rs 1 - 3
n -n contenidos en la hipótesis permitan explicar el 80-70 por 100 de las motivaciones que
influyeron en la decisión de emigrar; luego, en el mejor de los casos las leyes que pueden
Siendo rs el coeficiente de correlación de Spearman; d, la diferencia de órdenes, y 2 d2 indica formularse en Geografía y en las restantes ciencias sociales serán de probabilidad, es decir:
que las diferencias han de elevarse al cuadrado y sumarse; n es el número de pares de
Si A (mejoras salariales), luego P (B) = 0,80, u 80 por 100
órdenes. En el ejemplo citado, tenemos:
Siendo P (B) la probabilidad de que aparezca B como consecuencia de la actuación de A en
un 80 por 100 de los casos, que referido al caso de la emigración (B) significaría que el 80
por 100 de los emigrantes encuestados señalaría, como razones básicas en su decisión, el
factor económico y la promoción social de los hijos. En las ciencias sociales no parece
probable que podamos descubrir leyes deterministas del tipo:
Si y sólo si, A, luego B;
porque como dice Bronowski: «La estadística es el método al que se dirige la ciencia
moderna... Es el pensamiento revolucionario de la ciencia moderna, pues sustituye el
concepto de efecto inevitable por el de tendencia probable.»
Así pues, la formulación de leyes que permitan construir una teoría ha de ser el objetivo de la
Geografía, y ello se ve facilitado con el empleo de la estadística, el uso de modelos *,
simplificaciones de la realidad que pueden ser heurísticos, trasvase de una estructura teórica
del campo deuna ciencia a otra (epidemiología, modelo de gravedad), o modelosformales en
los que las características se cuantifican, y se expresan de forma matemática las relaciones
que mantienen entre sí. Tanto la cuantificación (análisis estadístico y empleo de las
matemáticas) como el uso de los modelos (verbales, iconográficos, heurísticos, simbólicos',
etc.) favorecen la explicación científica. De todas las explicaciones que se emplean en la
ciencia, genética, funcional, determinista, deductiva, probabilística, se opta por esta última,
por considerarla más acorde con la complejidad de la conducta humana; pues, aunque es
menos precisa que la explicación determinista, ésta muy pocas veces se puede constatar en
las ciencias humanas.
En resumen, lo esencial de una ciencia es la existencia de un conjunto de problemas y unos
métodos para resolverlos. Los problemas son preguntas acerca de la experiencia no
contestadas. El método científico es único y la distinción y regularidad de una ciencia, en
este caso la Geografía, no puede basarse en el método, sino en los problemas que se plantea.
Las cuestiones que plantea la Geografía son más importantes para su caracterización que los
fenómenos que estudia, puesto que un mismo hecho puede estudiarse desde diferentes
ciencias, pero los científicos se diferencian unos de otros por las preguntas y las respuestas
que se plantean sobre diferentes problemas del mundo. Al preguntar diferentes cuestiones
elaboramos diferentes estructuras de leyes o teorías, aunque complementarias.
C) Espacio absoluto * y espacio relativo *
Para la mayoría de los geógrafos cuantitativos, las preguntas básicas de la disciplina es ¿por
qué las distribuciones espaciales se disponen de la forma en que se encuentran? Una
distribución espacial es la frecuencia con la que un hecho aparece en el espacio. Los
fenómenos pocas veces se distribuyen de manera uniforme en el espacio, es decir, la
densidad de los mismos es variable en la superficie terrestre. Lo normal es que la densidad
varíe en intensidad y ello es lo que atrae al geógrafo, puesto que ante estas diferencias
aparecen las preguntas sobre las razones de estas variaciones. Por ello, las variaciones en la
densidad de los fenómenos que aparecen en la superficie terrestre, así como los procesos que
los originan, son objetivos esenciales en Geografía. Toda distribución espacial supone un
dónde sin embargo, las preguntas de tipo dónde, sobre los fenómenos que varían en la
superficie terrestre, no proporcionan la misma respuesta, ya que pueden formularse y
responderse referidas a un espacio absoluto o relativo.
Los atomistas griegos reducen todos los fenómenos a cuerpos moviéndose en un vacío, y así
aparece la noción de espacio absoluto como una entidad física y real. El espacio en Newton
está compuesto de puntos y tiene una existencia física, no abstracta independiente de los
cuerpos que alberga. Esta concepción del espacio prevaleció en Geografía desde los griegos
hasta la década de los años 50. Así considerado, una localización absoluta vendría definida
en relación a un sistema ideado con fines de localización, "como por ejemplo la red de
meridianos y paralelos, las distancias de las carreteras radiales españolas con respecto al
kilómetro cero sito en la Puerta del Sol de Madrid. Ambos sistemas de localización son
absolutos, puesto que una vez establecida la convención del meridiano de origen
(Greenwich) y del origen de las distancias (km 0), la localización de un punto no cambia a
través del tiempo.
La noción de espacio relativo, presente en Leibniz, fue desarrollada en el siglo xix por
Poincaré, quien considera el tiempo y el espacio como inseparables, de tal forma que nada
aparece en el mundo físico que sea puramente espacial o temporal, todo es un proceso, y,
aunque algunas veces no se considere la escala temporal, ésta siempre está implícita. El
espacio puro «se relega a las matemáticas y cada concepto empírico referido al espacio ha de
reducirse mediante una cadena de definiciones al concepto de proceso» (BLAUT, 1961). En
este sentido, una localización relativa es la posición con respecto a otras localizaciones. Así,
por ejemplo, es posible localizar Madrid en términos del tiempo empleado en avión o
automóvil con respecto a Barcelona. Es decir, se pueden emplear otras unidades que no sean
los kilómetros.
Así pues, las preguntas y las respuestas que se hacen en Geografía han variado por hacerse en
contextos espaciales diferentes. Hasta la década de 1950 se hacían preferentemente en un
espacio absoluto, y a partir de la citada década en un espacio relativo, cambiante en el
tiempo.
Abler, Adams y Gould ilustran claramente los diferentes tipos de espacio en función de la
métrica utilizada. Señalan que al cartografiar loshechos geográficos en un espacio relativo
aparecen «distorsionados», debido al hábito de pensar en localizaciones referidas a espacios
absolutos, .pero consideran que el espacio relativo es más adecuado para expresar muchas
situaciones geográficas que atañen al comportamiento humano.
Como veremos más adelante, los espacios en los que se mueve la gente son más psicológicos
que absolutos, por lo tanto, para explicar las relaciones espaciales no es suficiente conocer la
distancia kilométrica que separa los lugares, sino más bien la distancia que «percibe» la
población. Así, por ejemplo, para un habitante —niño, ama de casa— de la periferia
suburbial madrileña el «viajar al centro» puede ser una «aventura», mientras que no lo es el
tomar el puente aéreo a un ejecutivo para trasladarse a Barcelona desde la capital.
La identificación de los diferentes espacios así como la localización de los fenómenos en
éstos es de importancia ¿capital en la «Nueva Geografía».
En la figura 7.2 aparecen cinco lugares referentes a diferentes estructuras espaciales. En el
espacio tiempo, C puede estar más próxima a A que a B, si ambas ciudades están unidas por
una vía rápida. En espacio-costo las ciudades pueden estar a intervalos regulares lo mismo
que en el espacio absoluto, es decir, a 25 ptas. de distancia (precio del billete del autobús). En
el espacio social, A, B y C pueden estar más próximas entre sí, en tanto que D y E están muy
distantes de los demás, pero muy próximas la una de la otra. Sería el caso de que A-E fuesen
sectores de una ciudad: D y E habitados por negros, mientras que A, B y C por blancos. En
este caso la separación, la distancia, significa un descenso de contactos entre las gentes
motivado por prejuicios raciales.
Debido a esta nueva concepción del espacio relativo aparece un nuevo tipo de cartografía y
unas nuevas preguntas y respuestas coherentes con este contexto. Las preguntas de tipo
dónde y por qué, referidas al espacio relativo son siempre provisionales y cambiantes, lo que
no es el caso en el espacio abso-luto. Al vivir más relacionados con estos nuevos contextos,
ya que la sociedad es más móvil, es preciso replantearse de un modo continuo las preguntas
de tipo dónde, así como las delimitaciones regionales que nunca serán fijas, sino cambiantes,
puesto que las regiones más acordes con la nueva situación y el nuevo contexto espacial son
las nodales o de organización.
En conclusión, en la «Nueva Geografía», las preguntas son las mismas que las formuladas
por los griegos; lo que ha variado es el contexto espacial al que se refieren las preguntas de
tipo dónde y por qué.
3. Origen y difusión de la «Nueva Geografía»
Hemos analizado el contexto y los antecedentes del paradigma cuantitativo, y podemos decir
que la «Nueva Geografía» surge en Estados Unidos en la década de los años 50, apoyándose
filosóficamente en el influyente artículo de F. K. SCHAEFER «Excepcionalismo en
Geografía», publicado en 1953 en la revista Anales de la Asociación de Geógrafos
Americanos, que trabajó, como señala BUNGE (1966, p. X), muy estrechamente con el
filósofo Gustav Bergmann, catedrático de Filosofía en la Universidad de Iowa y uno de los
fundadores del Círculo de Viena. En este artículo, Schaefer destaca el conservadurismo
epistemológico de la Geografía, puesto que las únicas sistematizaciones fueron las de Hettner
y Hartshorne, e incluso este último, como vimos, reproduce las ideas básicas de Hettner.
Schaeferconsidera que el excepcionalismo *, tal y como fue concebido por Kant, Hettner y
Hartshorne, fue el responsable del carácter tan poco satisfactorio en el que se encuentra la
Geografía. El hacer de la Geografía una ciencia «única» y «excepcional», incapaz de
formular leyes, hace que ésta carezca de un cuerpo conceptual adecuado y de un carácter
descriptivo y poco estimulante. Schaefer postuló el carácter único de la ciencia y el objetivo
de la Geografía será el de adoptar el método científico y formulaleyes. Las leyes que
interesan a la Geografía son las que rigen la distribución espacial de ciertas características de
la superficie terrestre.
La influencia de la obra de Christaller, junto con el debate que se produjo entre Schaefer y
Hartshorne, contribuyó a crear un clima y una gran preocupación por los problemas teóricos
y metodológicos. BUNGE nos recuerda en 1962 que esta preocupación por la Geografía
teórica no se da en el vacío, sino que «aparece formando parte del crecimiento natural de la
Geografía», como lo demuestra la aparición de estudios y trabajos teóricos en Alemania
(Walter Christaller), en la Auckland University College (Leslie Curry), en Iowa (Harold
McCarty y Fred Schaefer), en la Universidad de Lund (Sven Godlund, Torsten Hágerstrand),
en la Universidad del Noroeste (E. Thomas), en Washington (Brian Berry, Michael Dacey,
William Garrison, Duane Marble, Richad Morril, John Nystuen, HermánPorter, Waldo
Tobler y Edward Ullman). Se han producido dentro de un contexto una serie de focos
innovadores que pronto difundieron el nuevo paradigma hasta tal punto que I. Burton habla
de una «revolución» que se originó y desarrolló, según este autor, entre 1940-1950 y alcanzó
su fase cenital entre 1957-1960 (BURTON, p. 142). No cabe duda que resulta exagerada esta
apreciación, pero refleja un clima de excitación por parte de los «nuevos héroes de la
revolución». LAVALLE, MCCONNELL y BROWN (1967) la hacen arrancar de la década
de los 50 en donde sólo se impartían cursos de técnicas de cuantificación en dos
departamentos y, en 1960, en veinte. En 1965, más del 75 por 100 de los departamentos ya
tenían cursos de cuantificación. Esta difusión de las enseñanzas se plasmó también en los
trabajos de investigación. Si antes de 1955 no existían apenas tesis doctorales ni artículos
cuantitativos, en 1965 la mayoría de los trabajos habían incorporado técnicas y modelos más
o menos complejos.
Se trata de un proceso de difusión que surgió en unos centros innovadores, destacando sobre
todos ellos el Seminario de Matemáticas y Estadística, dirigido por William L. Garrison en la
Universidad de Washington (Seattle) desde 1955, en donde se reúne un conjunto de
estudiosos que más tarde iban a ser los pioneros y líderes de la «Nueva Geografía» (Berry,
Bunge, Hágerstrand, Ullman, etc.).
La «Nueva Geografía» penetró en Europa, en Suecia, a través del geógrafoestoniano Edgar
Kant, al introducir las obras de Christaller y Lósch. Su colaborador, TorstenHágerstrand,
recogió el legado del maestro e introdujo una línea de investigación muy fructífera, los
estudios de difusión de las innovaciones a través del espacio y del tiempo en los medios
rurales. La obra de HÁGERSTRAND es revolucionaria, pues rompe con la tradición regional
al unir espacio y tiempo, considerándolo como un proceso. Su tesis doctoral Innovación-
Difusión como Proceso Espacial (1953) fue más tarde traducida al inglés por PRED (1967) y
en ella examinó la difusión de varias innovaciones en el espacio, en una región rural sueca
(brucelosis y su control, mejora de pastos, difusión del automóvil, etc.). Con la ayuda del
modelo de simulación de Monte Cario, que implica el uso de muestras aleatorias procedentes
de distribuciones de probabilidad conocidas, elaboró un modelo estocástico para explicar el
proceso de difusión. Este modelo de probabilidad (estocástico) le permite «simular» la
difusión de la innovación y comprobarla luego con un trabajo empírico, demostrando que la
forma de distribución en una fase del proceso influye en las formas de distribución de las
fases siguientes. Este tipo de modelos es útil en la planificación.
En general, puede decirse que se propagaron más las técnicas de análisis cuantitativo que las
bases teóricas que sólo preocuparon a algunos, tales como William Bunge que intentó llevar
a la práctica los supuestos teóricos de Schaefer, considerando la Geografía como ciencia de
relaciones espaciales y de las interrelaciones, proponiendo hacer de la Geometría la lengua
de la Geografía por ser la Geometría las Matemáticas del espacio. Rechaza el punto de vista
corológico * en favor del análisis espacial que estudia la disposición geométrica y las formas
de los fenómenos.
Uno de los países europeos que más contribuyó al avance de la «Nueva Geografía» en la
década de los 60 fue el Reino Unido, especialmente el grupo de Bristol, en donde se
reunieron Peter Haggett, Richard Chorley y David Harvey. Puede decirse que la obra de
Peter HAGGETT, LocationalAnalysisin Human Geography (1965), traducida al ruso, al
francés y al castellano, fue el vehículo de la «Nueva Geografía», pues recoge, tanto en 1965
como en la versión actualizada de 1977 (esta última en colaboración con A. D. Cliff y Alian
Frey), los temas esenciales de la «Nueva Geografía».
Esta difusión de la Geografía cuantitativa en los países sajones encontró una poderosa barrera
en Francia en donde el enfoque vidaliano permanece dominante y sin discusión hasta 1970, y
el nuevo paradigma apenas tuvo eco. Sólo a partir de 1972, en el homenaje a Meynier,
aparece claramente el debate en la Geografía francesa, y, desde entonces, el tema cobró un
gran interés como lo acredita la creación en el seno del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas de un grupo titulado Histotre et Epistemologie de la Géographie (1976) y la
aparición de las nuevas revistas como Les Brouillons Dupont, L'EspaceGéographique,
Herodote, Espace-temps, que consagran mucho espacio al debate epistemológico,
recuperando el tiempo perdido debido a que durante mucho tiempo «no hubo una reflexión
seria,por la seguridad que proporcionaban a la Geografía sus funciones en la enseñanza»
(PINCHEMEL, 1980).
Este retraso explica que en 1979, en una encuesta llevada a cabo por la Comisión de
Geografía Teórica y Cuantitativa, recibe contestaciones de 25 universidades con tan sólo 80
geógrafos ocupados en la Geografía cuantitativa.
La introducción data de 1970 en las Jornadas Geográficas de Aix-en-Provence, y aquí se
toma conciencia de los esfuerzos aislados de algún que otro geógrafo como P. Claval, B.
Marchand, o los canadienses francófonos J. B. Racine y H. Reymond. A partir de esta fecha
se constituyen varios grupos de trabajo, y en 1975 se crea la citada Comisión. Dentro de
estos grupos destaca Estrasburgo, Rouén, Caen, Besancon, las universidades de París I y VII,
y el grupo Dupont que reúne a los interesados de las universidades de Lyon, Grenoble,
8
Avignon, Aix, Montpellier y Niza. Los medios de difusión son esencialmente la revista
UEspaceGéographique, a partir de 1972, y Brouillons Dupont (1978). Un paradigma puente:
En el caso de España aparece una cierta preocupación por el empleo de técnicas estadísticas e
informáticas, aunque no puede hablarse de un arraigo, ni tan siquiera de una difusión
Geografía del comportamiento
aceptable. y de la percepción
Como toda innovación científica, la Geografía cuantitativa se impuso en Estados Unidos y
luego se fue introduciendo gradualmente en Europa no sin ciertas resistencias por parte de
los geógrafos posibilistas. R. BOUDON (1970) nos recuerda, al hablar de la introducción de
las Matemática en las ciencias sociales, que surgen dos actitudes a la hora de valorar su
utilidad. Por una parte, aquellas en que, por no se «sabe qué oscuras razones», los fenómenos
humanos no pueden ser objeto de tratamiento matemático. La postura a veces es virulenta, y,
así, Don Martindale habla de las «cuanto-frénicos»; pero, en realidad, las razones con las que
secombaten producen la impresión de estar «fabricadas por necesidades de la causa»
1. Introducción
(BOUDON, 1970, p. 49).
La Geografía del comportamiento y de la percepción es la versión en nuestra disciplina de la
Esta postura irracional también aparece en Geografía en la década de los 60. Es célebre el
corriente conductisia (behaviorismoj", o tendencia a basar el estudio de los seres humanos en
debate mantenido por Schaefer y Hartshorne, o la serie de réplicas y contrarréplicas entre
la observación désu conducta. De un modo más específico, el conductismo es una escuela
Spate y Berry, acusándose ambos de estar inmersos en el error, o el alegato de DudleyStamp
psicológica originada y desarrollada en los Estados Unidos. Aparece ante todo «como un
llamando a la «revolución cuantitativa» una «guerra civil», comparando a sus seguidores
método, que rechaza toda introspección y que se atiene al estudio de lo único que estima
como devotos de una secta religiosa con el ordenador como vellocino de oro, o el ataque de
observable, es decir, la conducta».
Broek señalando que la búsqueda de leyes era un atentado a la propia Geografía y que era un
Los conductistas no ignoran los factores genéticos y su influencia en la conducta, pero los
método inadecuado para describir los países tercermundistas carentes de estadísticas
incorporan dentro de un esquema de estímulo-respuesta (E-R), estructura básica del
adecuadas.
conductismo, de tal manera que la explicación de la conducta que apela a este mecanismo es
Por otra parte, están los partidarios acérrimos de la mate matización, con el consiguiente
la más satisfactoria.
desdén hacia los trabajos geográficos cualitativos.
En realidad, el conductismo es más bien un enfoque que una disciplina y como tal influyó en
todas las ciencias sociales desde la década de los 60.
El conductismo considera que los sujetos humanos son seres pensantes mediatizados por
procesos cognitivos. Por lo tanto, se interesa por la forma en que las personas se relacionan
con sus medios (natural o social), y por los factores que influyen en las relaciones existentes
entre el pensamiento y la acción. Esto no quiere decir que nuestras acciones se apoyen todas
en un pensamiento razonado y objetivo, sino que, a veces, nuestras reacciones ante el medio
pueden ser vagas, obedeciendo a los instintos, y otras veces ponderadas y razonadas.
La Geografía, ante las insuficiencias de los modelos normativos basados en premisas
alejadas de la conducta real del hombre (modelo del Homooeconomicus *), intentó no sólo
descubrir el aspecto que tomaría el mundo bajo determinados supuestos de racionalidad
económica en la toma de decisiones, sino tratar de comprender y descubrir las excepciones y
los límites, Supone, pues, este enfoque un intento de subsanar y completar las deficiencias de
los modelos normativos en los que se apoyaba la investigación de la «Nueva Geografía»,
pero aceptando los supuestos básicos del positivismo. Así, la Geografía entró en contacto con
otras ciencias sociales y en especial con la Psicología.
Como en toda tendencia, también algunos aspectos postulados por el comportamiento y la
percepción (importancia del subjetivismo y de la interpretación egocéntrica y etnocéntrica
del espacio), aparecen mucho antes de la década de los 60. Es posible, incluso, rastrearlos en
Humboldt (1850) cuando afirma:
«... para comprender la Naturaleza en toda su amplia sublimidad, es necesario
considerarla bajo dos aspectos, primero objetivamente, como un fenómeno real, y luego
subjetivamente, tal y como se refleja en los sentimientos de los hombres.»
2. Antecedentes
Sin recurrir a antecedentes tan remotos, este enfoque está implícito en la Geografía cultural:
cultural appraisal, concepto empleado al referirse a la percepción de los diferentes grupos
culturales, y en el concepto de conciencia regional de la escuela vidaliana, y muy claramente,
también, en Sauer. En esta misma línea se inscribe J. K. WRIGHT (1947) al hablar de las
«terraeincognitae» que se encuentran en las mentes de los hombres, es decir, mundos
privados e individuales, pero con rasgos compartidos con otros miembros del grupo
sociocultural al que pertenece. En 1963, Wright señala que los hechos físicos del medio
objetivo, sólo se convierten o pasan a formar parte del medio de la conducta, cuando están
impregnados por los valores culturales.
Sin embargo, los pilares esenciales de la Geografía del comportamiento se apoyan en las
ideas de BOULDING (1956) sobre el concepto de imagen, o realidad percibida, definida
como el eslabón que media entre el medio real y la conducta del hombre. BOULDING
(1956, p. 115) define la imagen así:
«...es la imagen lo que determina el comportamiento real de cualquier organización u
organismo. La imagen actúa como un campo magnético: el comportamiento gravita
hacia la parte más valorada de ese campo.»
En esta misma línea, el psicólogo Simón descubre que las teorías sobre el comportamiento
humano, individual o colectivo, oscilan entre enfoques que asignan la supremacía absoluta al
hombre todo razón, y las que dan predominio al hombre todo sentimiento (SIMÓN, 1957).
Entre ambas posturas extremas, este autor opta por el modelo del hombre de
racionalidadlimitada, según el cual el hombre actúa dentro de una estructura de
conocimiento del mundo objetivo, de la realidad, limitada por el volumen de información,
por la calidad y por su capacidad de asimilación. Por lo tanto, la primera consecuencia de la
racionalidad limitada es que, para obrar con racionalidad, el hombre ha de elaborar un
modelo mental de la situación real, y en relación a ese modelo sólo puede decirse que se
comporta racionalmente.
Al trabajo de los psicólogos citados se une la obra de K. LYNCH (1960) que fue el primero
en estudiar empíricamente la percepción de paisaje urbano.
3. Geografía del comportamiento
y de la percepción a partir de 1960
Sin embargo, el auge de este enfoque se vio favorecido por el debate de 1970, ya que la
Geografía del comportamiento pretendía -responder a las cuestiones planteadas en él:
preocupación por el medio y los problemas sociales, orientación hacia la planificación y
reconocimiento de que los geógrafos, así como el resto de los mortales, son personas con
visiones y concepciones diferentes del mundo, y no observadores objetivos exentos de
juicios de valor. Por otra parte, también la tendencia aperturista de la Geografía hacia otras
ciencias, rompiendo así su tradicional aislamiento, favoreció el desarrollo de este enfoque.
Por lo tanto, todos esos factores impulsaron su desarrollo y llevaron a investigar las tomas de
decisiones espaciales que se hacen en la realidad y que se alejan del comportamiento del
modelo económico; se consolida de este modo un esquema interpretativo de la conducta
espacial que puede resumirse en:
Los hombres son racionales cuando toman decisiones. Este supuesto puede considerarse de
un modo prescriptivo (cómo debería comportarse), o descriptivo (cómo se comporta en la
realidad). Este último modo es más significativo. Puede decirse que el hombre obra siempre
racionalmente en función del modo de percibir el medio, pero como nunca percibe el medio
real objetivo, puesto que entre el medio real y su mente se interpone una imagen mental, su
racionalidad es limitada.
El hombre toma decisiones; algunas muy simples, otras se producen después de haberlas
efectuado repetidas veces, lo que le lleva a respuestas estereotipadas.
Las decisiones se basan en el conocimiento sobre la realidad objetiva, pero la información
que dispone de la misma es limitada, y, por tanto,a la hora de estudiar la toma de decisiones
espaciales para formular una teoría, ha de tener en cuenta a las personas bien informadas y a
aquellas que disponen de escasa información, y ha de considerar también el hecho de que las
condiciones del conocimiento varían de un territorio a otro y con las personas.
La información se evalúa según unos predeterminados criterios. En el caso de una elección
habitual, el criterio se apoya en la conducta anterior. Pero toda elección y toma de decisión
consciente ha de sopesarse según unas reglas. La teoría normativa de los modelos estáticos
utilizados por los «cuantitativistas» tomó como regla áurea el principio del máximo
beneficio, cuando, en la mayoría de los casos, el hombre busca lo satisfactorio y no lo
óptimo.
A fin de lograr una valoración crítica de este enfoque geográfico, con¬viene subrayar que se
apoya en dos premisas básicas:
1, admitir la existencia de imágenes del medio en la mente del hombre y la posibilidad
de medirlas de forma adecuada;
2, suponer que existe una fuerte relación entre la imagen mental del medio y el
comportamiento en el mundo real.
Antes de proseguir, es preciso definir brevemente cinco aspectos de la mente de gran valor
para comprender las relaciones medio-hombre, éstas son percepción y cognición,
mecanismos que desempeñan un gran papel en la conducta ambiental, y motivación, emoción
y actitudes, que son de capital importancia en los procesos cognitivos.
A) Percepción y cognición
Son términos que, aunque utilizados indistintamente, se refieren a mecanismos diferentes.
La cognición incluye la percepción, y puede definirse como los mecanismos psicológicos
mediante los cuales el hombre obtiene, almacena, usa y opera la información. Incluye
actividades tales como sentir, percibir, imaginar, juzgar, etc.
La percepción es la función psicológica que permite al individuo transformar los estímulos
sensoriales en una experiencia coherente y organizada; por lo tanto es un proceso cognitor.
La percepción del medio no puede separarse del problema general de la percepción humana;
sin embargo, este proceso de percepción es muy complicado y no podemos entrar en él con
detalle, puesto que el hombre controla cada segundo del orden de 18 imágenes separadas o
impresiones (LOWENTHAL, 1961); por otra parte, como recuerdan los psicólogos, para
efectuar un análisis simple se requiere un volumen muy grande de información, pero para
estudiar una imagen total del medio, es decir, una concepción mental y estable del medio,
que tanta influencia se supone que tiene' en el comportamiento espacial del hombre, es
preciso añadir elementos temporales, intuiciones, relaciones e incluso hechos emotivos.
Resulta difícil definir la percepción, tanto el proceso de percibir como el resultado del
proceso, y tal vez su significado latino percipere, comprehender, sea el más adecuado.
Nosotros no vamos a considerar los aspectos psicológicos de la percepción, ya que al
psicólogo le interesa la imagen del medio para poder comprender a través de la misma cómo
el individuo conoce el medio. Sin embargo, la imagen para el geógrafo es el filtro que se
interpone entre el hombre y el medio, y su preocupación es analizar la imagen y comparar su
isomorfismo con el mundo real, ya que carecemos de acceso directo e inmediato a este
mundo real y a sus propiedades. Todo lo que sabemos de la realidad está mediatizado y la
toma de decisiones que afectan al medio no se efectúa sobre el medio real, sino sobre la
imagen que el hombre tiene del medio.
El hombre, al percibir el medio a través de los sentidos ha de interpretar los diferentes
componentes que aparecen en el campo de su percepción. Dado que toda persona tiende a
organizar los objetos percibidos en categorías que existen o que le resultan aceptables, la
estructura de los objetos percibidos difiere de individuo a individuo; sin embargo, existen en
éstos estructuras elementales que derivan de los grupos o cultura en los que se inserta la
persona. Es decir, los sistemas de educación, las interpretaciones religiosas de hechos
desconocidos, etc., actúan en la estructura de la percepción individual. Por lo tanto, y
siguiendo a LOWENTHAL (1961), sobre los componentes percibidos del medio es preciso
tener en cuenta algunas características de las percepciones individuales y de grupo.
Con respecto a las percepciones de grupo hay que hacer notar que existen hechos del mundo
real que se aceptan umversalmente; que, con respecto al medio, el individuo tiende a suponer
que algunos hechos y manifestaciones son de dominio público; que, al hablar de imágenes
compartidas, suponemos que los observadores son normales (adultos y sanos), olvidando así
la imagen de los niños, perturbados o disminuidos; que la imagen compartida del medio
cambia a través del tiempo; y que la imagen del hombre es antropocéntrica.
En lo que atañe a las percepciones individuales hay que subrayar que el individuo conoce
menos del mundo que el grupo o cultura al que pertenece; que su microespacio es más
complejo y difícil de estudiar que la imagen del grupo sobre el mundo, que necesariamente
se ha de apoyar en simplificaciones y estereotipos; que la imagen individual del medio
resulta de un complejo proceso de percibir, sentir, pensar y creer; que las culturasinfluyen en
los individuos que las componen; que, a pesar de las limitaciones impuestas por la cultura,
filosofía, lengua, etc., cada persona percibe el medio de forma diferente (la imagen es
idiosincrásica); que el sentimiento es un factor básico en la organización de las percepciones,
y, por último, que las experiencias personales influyen en la percepción de las imágenes «alejados», nuestro mapa mental o imagen se elabora casi exclusivamente con estereotipos
presentes. culturales o a partir de una información fragmentaria e imprecisa.
Aunque la mayoría de estos puntos pueden resultar obvios, sin embargo no viene mal
recordarlos, ya que constituyen el centro de atención de un gran número de científicos de las
ciencias sociales. A nosotros, como geógrafos, nos interesa de una forma especial todo lo
referente al menor conocimiento del individuo sobre el mundo que el grupo al que pertenece
y el carácter más complejo del microespacio individual, llamado frecuentemente espacio
personal.
Vamos a insistir en este espacio personal, llamado también por Lewin espacio de vida,
porque nos va a permitir conceptualizar de una manera sencilla los diferentes medios sobre
los que actúa el hombre, y que son esenciales para poder explicar y comprender la naturaleza
de las imágenes del medio y sus propiedades.
En la figura 8.1, y siguiendo a GOODEY (1971, pp. 6-7), observamos cómo el individuo es
el centro de su espacio personal, entendiendo por espacio personal el área que mejor conoce,
su casa, habitación, mobiliario y, en definitiva, las personas de su familia o con las que
convive. Partiendo de este centro, la persona se desplaza a otras partes del medio con cierta
regularidad: trabajo, compra, recreo y esparcimiento, vida de relación, etc. Tanto el espacio
personal como estas rutas habituales variarán con las personas. A cada persona también le
llega a su espacio personal una información; en la figura 8.1 sólo hemos incluido unos
cuantos medios de comunicación de masas que le suministran información: televisión, radio,
información impresa, etc. Estos medios penetran en su espacio personal y le suministran
materiales con los que forma imágenes de medios físicos y humanos más o menos distantes.
La incursión de estos medios de comunicación en nuestros espacios personales alteran y
modifican las imágenes de los lugares y de sus habitantes.
Además de las rutas descritas, existen áreas con las que entramos en contacto
ocasionalmente: sectores urbanos dentro de una ciudad, rincones de los términos
municipales, partes de una región o país. Estas áreas nos resultan familiares, pero la imagen
de las mismas, nuestro mapa mental, no es muy detallado.
B) Motivación, emoción y actitudes
Existen, además, otros medios que visitamos ocasionalmente y de forma somera (vacaciones, La motivación es la fuerza que lleva a las personas a buscar ciertos fines ligados a sus
turismo, etc.) de los que tenemos un mapa mental elaborado fundamentalmente con necesidades, entendiendo por tales, algo que se considera esencial para el logro de su
estereotipos y alguna experiencia personal adquirida in situ. Por último, los espacios lejanos felicidad y bienestar.
(a veces los más alejados desde el punto de vista de nuestras imágenes mentales no son los
más distantes físicamente, por ejemplo, Portugal y África resultan mucho más alejados, en La emoción es el estado de excitación o perturbación manifestada por un sentimiento y por
cuanto a información se refiere, que Italia y América para los estudiantes de Geografía de la un impulso hacia una forma concreta de conducta. Por último, la actitud es la predisposición
Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense; de estos lugares y medios aprendida para responder de manera favorable o adversa a un objeto, persona o medio
concreto. Conviene subrayar que las actitudes son aprendidas y, una vez incorporadas, son
consistentes y predisponen a actuar de un cierto modo a la persona.
Una vez definidos estos conceptos, presentamos el esquema ofrecido por GOLD (1980, pp.
41-43) con el título paradigma operativo, que resume muy bien el enfoque de la Geografía
del comportamiento y de la percepción.
En la figura 8.2 se presentan en esquema las relaciones de una manera más matizada que
usualmente se acostumbra, como puede verse en el esque¬ma adjunto:
Las cajas intentan representar elementos interrelacionados, más que elementos
independientes y excluyentes mutuamente. Las líneas indican la dirección de la influencia y
no una relación de causalidad. Gold utiliza para referirse a las representaciones mentales dos
conceptos: imágenes y esquemas. Considera la imagen como la representación mental a la
que puede acudir la mente cuando el objeto, la persona, lugar o región no están presentes, es
decir, está fuera del campo sensorial. Una imagen sería la percepción en ausencia de un
estímulo externo (GOLD, p. 41).
El Esquema es la estructura básica dentro de la que se organizan las experiencias del medio,
pasadas y presentes. Es una estructura cognitiva o el sistema de codificación que permite al
individuo responder adecuadamente ante una estructura cambiante de estímulos ambientales
(GOLD, 1980, p. 415).
Los esquemas espaciales son, según Gold, subconjuntos de esquemas por medio de los
cuales las personas organizan el conocimiento espacial. Estos esquemas espaciales contienen
restos de experiencias pasadas y se acomodan a la experiencia sensorial. El contenido de los
esquemas espaciales puede dividirse en conocimiento locacional, que nos proporciona la
estructura básica del espacio geográfico y la orientación de los elementos y sus relaciones
dentro del espacio-geográfico, y conocimiento de atributos. En definitiva, las imágenes y los
esquemas están relacionados, pero pueden diferenciarse en que los primeros están más
ligados a la imaginación, a los lugares alejados, a lo no cotidiano, mientras que los esquemas
se relacionan con el medio en el que actuamos diariamente.
Volviendo al esquema de Gold, las imágenes y esquemas son elementos cognitivos básicos
de la conducta. El individuo es parte a la vez del medio objetivo y del medio de su conducta;
pero, a su vez, ambos medios (el objetivo y el de la conducta) están influidos por su propia
conducta. Los conceptos mentales descritos anteriormente se agrupan en tres categorías:
procesos cognitivos que modelan los esquemas espaciales, aspectos personales y aspectos
socioculturales que influyen en esos procesos.
Colectivamente, estas tres categorías son filtros que actúan e influyen en el flujo informativo
en dos fases:
a) Influyen en la forma en que la información se extrae del medio en un momento
determinado; el individuo puede absorber sólo una pequeña parte de esa información, y
ésta, en su mayoría de carácter rutinario, le sirve para robustecer los esquemas o clarificar
aspectos inciertos; en general produce poca necesidad de respuesta por parte del
individuo; cuando la información ejerce un impacto mayor, puede ser necesario que el
individuo tome decisiones, y en este caso aparece.
b) Un segundo filtro de información que puede producir uno de los cuatro resultados:
— el individuo abandona la decisión;
 — el individuo decide que, al no disponer de información sufi¬ciente, demanda más y
vuelve en busca de información;
— puede decidir suspender la acción; y
— puede tomar una decisión y llevar a cabo una acción.
El ciclo no concluye, ya que, en cualquier situación, el individuo intenta dominar la eficacia
de sus acciones, asigna un valor a sus experiencias y corrige estrategias de comportamiento.
Estas, a su vez, pueden modificar el conocimiento espacial y servir de estímulo de conducta
ulterior a la per¬sona o a otros individuos. Las relaciones hombre-medio son continuas y la
fase final de una secuencia puede ser el punto de partida de otra.
Dado el papel desempeñado por la imagen mental, vamos a presentar dos técnicas de
elaboración de mapas mentales * a través de la evaluación de las imágenes.
4. Elaboración de mapas mentales
La idea de mapa mental o mapa cognitivo fue formulada por el psicó¬logo E. C. Tolman,
quien utilizó este concepto para explicar que las ratas, y tal vez los hombres, responden no
sólo a estímulos específicos y sucesivos del medio físico, sino a campos completos
ambientales; un animal es capaz de elaborar un cognitive-like-map de un campo, y actuar y
comportarse según esa imagen. P. Gould y Saarinen identifican mapas mentales con
representaciones cartográficas de la evaluación de las preferencias de las gentes por los
lugares, y también con simples esquemas sobre calles, países y continentes. Todos los
autores consideran que los mapas mentales actúan a modo de filtro entre el medio real y la
conducta.
A) Unicidad y generalidad
Uno de los problemas que suscitan los mapas mentales es su carácter idiosincrásico, o sea,
único, dado que cada persona es única al vivir en un tiempo y en un espacio únicos, y estar
sometida a un flujo de información, e influida por un conjunto de experiencias también
únicas. Por tanto, el mapa mental de cada persona reflejará estos aspectos específicos de su
vida. Pero este hecho es tan obvio que carece de significado científico, puesto que la ciencia,
como se sabe, intenta ordenar y explicar hechos y sucesos que en principio aparecen como
únicos.
SÍ se parte de la idea de que el mapa mental es único en sentido estricto, pero que además
comparte algunas características con los mapas mentales de otros individuos sometidos a un
mismo flujo de información y estímulos, cabe pensar que en todo mapa mental existe un
componente idiosincrásico, y otro compartido con el grupo o formación social en la que el
individuo se inserta. Admitido esto, podemos intentar describir las visiones compartidas
sobre los lugares, lo que nos ayudará a comprender de qué forma los individuos y grupos
perciben las situaciones, los lugares, y de qué modo se toman las decisiones, ya triviales, ya
trascendentales, las que afectan al mundo entero, a la vida de un país, o bien a las que inciden
simplemente en el quehacer cotidiano. Cabe por tanto pensar que indi¬viduos y grupos, tal
voz naciones, comparten puntos de vista (mapas mentales semejantes), sobre la valoración de
lugares, hechos, pueblos, etc. Asimismo, cabe pensar también que un grupo dominante puede
alimentar, fomentar y difundir flujos de información tendentes a la creación de imágenes que
favorezcan sus intereses o consoliden el statu quo.
Admitidos estos supuestos, si se consigue medir la imagen, y elaborar el mapa mental de un
conjunto de personas, con un flujo de información semejantes, y con características
socioeconómicas y de edad afines, este mapa mental puede considerarse como un modelo, es
decir, una realidad simplificada, admitida y compartida por ese grupo.
Nosotros vamos a presentar, en este apartado, las preferencias residenciales que han
manifestado los estudiantes encuestados, en el caso de poder desplazarse libremente por el
territorio nacional. Los supuestos básicos de estos mapas son que, aunque cada persona tenga
preferencias individuales, basadas en sus propias experiencias, a la hora de fijar la residencia,
existen, sin embargo, semejanzas subyacentes, de tal forma que un grupo de personas
similares tienen preferencias espaciales similares.
Al elaborar mapas mentales se pretende clasificar el mapa mental de cada individuo en un
mapa general que represente la imagen compartida por el grupo. A esta transformación de
muchos elementos en un solo conjunto se le llamahomomorphicmapping (P. GOULD y R.
WHITE, 1974, p. 52), y aunque esta noción no pueda ser definida con el mismo rigor que en
Matemáticas, es un concepto útil para comprender el proceso de elaboración de un mapa
mental de un grupo de personas, ya que éste representa un modelo simplificado y es, en
cierto modo, una transformación «homo-mórfica»,
B) Medida de las preferencias territoriales
La información básica del mapa mental presentado, procede de una encuesta realizada en
1979 entre estudiantes del Primer Ciclo de la especialidad de Geografía e Historia. En el
cuestionario enviado a 11 Facultades se pedía que ordenasen las 50 provincias dispuestas
alfabéticamente según sus preferencias residenciales.
El problema de la medida de las preferencias espaciales es muy delicado, y lo hemos
abordado empleando una escala ordinal, porque esta métrica no plantea tantos problemas
como otras escalas de medida, aparentemente más rigurosas, pero muy difíciles de calibrar
por parte del encuestado. Hemos creído que era más sencillo medir las preferencias
individuales utilizando esta escala ordinal, que por otra parte permite evaluar el grado de
acuerdo o desacuerdo de un grupo de personas con respecto a las preferencias espaciales,
calculando el coeficiente de correlación no paramétrico de Spearman.
Algunos autores han utilizado los datos ordinales de forma parcial para confeccionar el mapa
mental de preferencias. En este caso se supone que el individuo es capaz de ordenar
satisfactoriamente, en una lista de 50 provincias entre 5 y 10, situando las restantes en una
zona indiferenciada; de la misma forma, una persona puede diferenciar claramente las 5 ó 10 acuerdo general con respecto a un atributo de Barcelona, que explica casi el 45 por 100 de la
provincias menos gratas como lugar de residencia. Todo esto permite obtener de cada varianza total en las preferencias de los estudiantes, que en este caso puede asociarse
provincia un valor numérico cuya puntuación se asigna de un modo inverso al orden elegido; claramente con la dimensión etnocéntrica (Países catalanes).
así, si tomamos las cinco primeras provincias, la elegida en primer lugar vale 5, la que ocupa CUADRO 1

el segundo, 4 y, así, sucesivamente. En el caso de representar el mapa mental de las Eige nve ctore s y e ige nvalore s
CO MPO NENTES PO RCENTAJE SO BRE LA PO RCENTAJE
provincias menos atractivas, la elegida en el lugar 50 tendrá un valor de 5, la 49 de 4, etc. (EIGENVEC TO R)
El GEN VALO R
VARIANZA TO TAL ACUMULADO
El inconveniente de este sistema de medida es que queda sin precisar el grado de acuerdo I 9,8992 44,99 44,99
II 2,1262 9,67 54,66
global del grupo, y además la elección de un número concreto de provincias (cinco, diez,
III 1,749 7,95 62,61
etc.) es arbitrario y no obedece a ninguna lógica, oscureciendo y dejando de lado los aspectos
IV 1,2151 5,52 68,13
idiosincrásicos de los componentes del grupo. V-XXII 70.105 31,87 100
El análisis factorial es una técnica más concordante con el concepto de mapa mental, puesto
que, partiendo de una matriz de datos referidos a un número de casos (en nuestro caso,
Los restantes acuerdos globales tienen escaso poder explicativo, a partir del IV; los
órdenes de preferencias y 50 provincias respectivamente), parte de las correlaciones
eigenvalores son inferiores a la unidad, excluyéndose por tener menor peso que cada una de
existentes entre las variables (grado de asociación entre los estudiantes de cada región) y, en
las 22 variables aisladas (estudiantes). Por lo tanto, en el caso de Barcelona fue posible
el caso de que las variables (puntuaciones, rangos emitidos por los estudiantes) estén
concentrar el 68,13 por100 de la varianza total, es decir, de los 22 mapas mentales de los
correlacionadas, este consenso o acuerdo general (mapa mental) lo expresa en forma de un
estudiantes, en cuatro factores, dejando un 31,87 por 100 sin explicar que refleja las
número determinado de factores, menor que el número de variables. De esta forma
peculiaridades individuales de los estudiantes encuestados.
reducimos el número inicial de variables a algunos factores, que representan familias de
En el cuadro 2 se incluyen los valores de los coeficientes de correlación entre las variables y
variables intercorrelacionadas. Estas familias de variables intercorrelacionadas permiten
los factores; estos coeficientes reciben el nombre, en el análisis factorial, de saturaciones
pensar que existen determinadas dimensiones que subyacen en el conjunto de las variables, y
factoriales. En el análisis factorial, la suma de los cuadrados de estos coeficientes de
que podíamos denominar supervariables. Cabe pensar, por los resultados, que esas
correlación se llama varianza, y, en el ejemplo, cada estudiante tiene una varianza de 1, y los
supervariables que explican el grado de acuerdo general entre los individuos que forman un
22 estudiantes dan una varianza total de 22. Esta varianza individual y total se distribuye
grupo pueden ser: desarrollo económico de las provincias, calidad de vida, etnocentrismo,
desigualmente entre los factores.
clima, etc.
C) Elaboración del mapa mental
Vamos a ilustrar el método propuesto con el caso concreto de los estudiantes de Barcelona,
que incluye 22 cuestionarios. Con la información ordinal se calculó la matriz de
correlaciones (matriz cuadrada de 22x22), apareciendo entre las variables estudiantes un alto
grado de intercorrelación, que supera casi siempre el valor de 0,45, valor significativo con el
número de casos. El paso siguiente fue agrupar estas 22 variables intercorrelacionadas en
factores. En álgebra de matrices, los factores se llaman eigenvectores, y cada eigenvector
tiene un determinado tamaño. Con las 22 variables del ejemplo, aparecen 22 eigenvectores,
que no tienen todos ellos la misma longitud, sino que ésta depende del grado de correlación
entre las variables. Como en nuestro ejemplo, el grado de correlación entre las variables es
elevado, el primer eigenvector es bastante largo, y tiene una longitud de 9,89, sobre una
longitud total de 22 (cuadro 1). Se considera que el número de unidades de varianza es igual
al número de variables (22); por lo tanto, en nuestro análisis, el primer factor, componente o
eigenvector, representa el 44,9 por 100 de la varianza total (9,89 de 22). Es decir, existe un
 CUADRO 2 datos de cada columna tienen media de cero y desviación típica de 1.
saturaciones factoriales CUADRO 3
VARIABLES COMPONENETES Proporción de varianza de cada variable
(ESTUDIANTES) I II III IV explicada por los cuatro componentes
VARIABLE PROPORCION
1 -0,5012 -0,3263 -0,5662 0,1871
1 0,7133
2 -0,6377 0,212 0,1653 0,2283 2 0,5311
3 -0,7733 0,1453 -0,2266 -0,0356 3 0,6717
4 -0,8166 -0,0455 0,325 0,1489 4 0,7967
5 -0,839 0,1731 -0,0854 0,056 5 0,7444
6 0,6666
6 -0,4401 0,5694 0,0567 0,3814
7 0,6089
7 -0,7779 -0,0436 -0,018 0,0395 8 0,7384
8 -0,7968 -0,1378 0,1333 0,2584 9 0,834
9 -0,8905 0,0932 0,1426 -0,1093 10 0,7137
10 -0,7853 0,1934 -0,1481 -0,1941 11 0,7364
12 0,8112
11 -0,7283 -0,2816 0,2136 0,2849
13 0,5938
12 -0,8535 0,2611 -0,0994 0,069
14 0,7539
13 -0,5663 0,3583 -0,2787 -0,2588 15 0,5191
14 -0,4604 -0,5548 -0,4677 0,1238 16 0,3547
15 -0,3846 -0,5679 -0,2207 0,0006 17 0,634
16 -0,4569 -0,0432 -0,1492 0,349 18 0,7317
19 0,7729
17 -0,6729 0,3694 -0,1315 -0,1657
20 0,6985
18 -0,1932 -0,375 0,7021 0,2465 21 0,6319
19 -0,5932 -0,4522 0,0991 -0,4546 22 0,7327
20 -0,8224 -0,007 0,0152 -0,1481
21 -0,6258 -0,3609 0,1449 -0,2984 CUADRO 4
22 -0,6091 0,1032 0,4572 -0,3769
Puntuaciones factoriales de las provincias
Para tener una idea más clara, se puede expresar el grado de asociación entre variables y
COMPONENTES
factores, en porcentajes; así, por ejemplo, si elevamos al cuadrado el primer coeficiente de
PROVINCIAS I II III IV
correlación de la primera fila, y lo multiplicamos por 100, obtenemos: — 0,50122X
Alava 0,7551 -0,6903 -0,3248 1,4105
100=25,12 por 100, que indica el porcentaje de la varianza de la primera variable (estudiante)
Albacete -1,5822 -0,1464 -0,3325 0,002
que está contenida en el primer factor. Si continuamos la operación, siguiendo la fila,
Alicante 0,805 0,005 -1,7531 -0,3162
tenemos; 10,64 por 100, 32,05 por 100 y 3,50 por 100, que, sumados con el valor anterior,
proporcionan el 71,3 por 100 de la varianza, mientras que el 28,7 por 100 representa el punto
de vista no compartido con los restantes compañeros.
Vizcaya 0,9765 -1,0112 0,1402 -0,1866
En el cuadro 3 aparece la proporción de varianza de cada variable explicada por los cuatro
Zamora -1,085 0,5296 -0,1411 0,8582
factores y en el cuadro 4 se incluyen las puntuaciones factoriales de cada provincia. Los
Zaragoza 0,3588 0,315 -2,4233 -1,3195
Con los valores del cuadro 4 se puede construir un mapa de coropletas o de isolíneas (fig.
8.3), en donde aparece la posición relativa de cada provincia con respecto a las preferencias
espaciales de los estudiantes de Barcelona. Hemos utilizado sólo el valor del componente I,
por ser éste el de mayor poder explicativo (44,9 por 100 de la varianza total).
En la figura 8.4 se resume esquemáticamente las etapas necesarias para la elaboración de un
mapa mental, según el esquema empleado por P. GOULD, R. WHITE (1974, p. 67), aunque
modificándolo en el sentido de completar el esquema introduciendo nuevos pasos. Se parte
del supuesto de que las personas representadas por los cuadros que van de la letra A a la G
reciben información de las diferentes provincias españolas, información que es muy diversa y
procedente de diferentes medios.Estos flujos de información y de conocimientos espaciales
pueden organizarse en conjuntos de preferencias ordenadas, sometidos a ruidos e
incertidumbres.
El paso siguiente es calcular una matriz cuadrada de correlaciones entre los estudiantes (en el
ejemplo de Barcelona es de 22X22). La lista de preferencias y la matriz de correlaciones
constituyen el input con el que se calculan los factores y la matriz factorial que recoge el
grado de correlación de las variables con los factores. La última etapa corresponde al cálculo
de la matriz de puntuaciones factoriales de cada provincia, derivándose de esta última matriz
el mapa mental correspondiente.
Hemos visto que cada estudiante tiene un grado de asociación (cuadro^) con cada factor; el
valor del coeficiente de correlación indica el grado de acuerdo de estas personas con el
grupo, es decir, el punto de vista compartido con respecto a una dimensión o característica
concreta de la región (lengua, economía, clima, etc.). Estos coeficientes de correlación se
utilizan

Fig. 8.4.—Etapas en el proceso de formación de un mapa mental, según el esquema de P.
Gould y R. White, modificado.
para ponderar la contribución individual de cada persona y, por tanto, la puntuación de cada
provincia resulta de multiplicar la valoración de cada individuo por su coeficiente de
correlación con el factor o factores; estas puntuaciones permiten establecer una escala y
elegir un valor de isoperceptas dando lugar a un mapa mental.
5. Percepción del espacio urbano
Ya nos hemos referido a los componentes básicos de la imagen, señalando el carácter
informativo o designativo de los mismos. Este, carácter designativo de la imagen viene a ser
un subconjunto de la realidad mediatizada por el individuo. LYNCH (1960) señaló que desde
el punto de vista predominantemente visual, la imagen de la ciudad se organizaba y se
recordaba en la mente a través de la selección de elementos particulares del paisaje urbano.
Estos elementos los agrupó en sendas, bordes, distritos, nodos e hitos. Las sendas son los
canales por los que circula habitualmente un observador (calles, vías, avenidas, etc.). Para
muchas personas son claramente los elementos que predominan en sus imágenes. Los
^bordes son los elementos que el individuo no usa como senda, son o se presentan al
observador como líneas que delimitan espacios (son líneas que marcan discontinuidades en el
paisaje urbano —ríos, líneas de ferrocarril, playas, etcétera). En los estudios empíricos
realizados en diversos ámbitos urbanos, estos elementos no resultan tan dominantes como las
sendas. Los distritos son las zonas urbanas grandes en las que el observador puede
introducirse con el pensamiento y que tienen un carácter común. La presencia de estas áreas
distintivas dentro de una ciudad se considera muy positiva tanto desde el punto de vista
pragmático (orientación) como psicológico (favorece el sentido de pertenencia de la
persona).
Los nodos, definidos con términos de Lynch, son «los focos estratégicos a los que puede
entrar el observador, tratándose típicamente de confluencias de sendas o de concentraciones
de diversas características». Son, en realidad, lugares de convergencia de varias sendas en
donde generalmente el observador ha de detenerse para tomar una decisión. Finalmente, los
mojones o hitos son elementos singularizados en el paisaje urbano fácilmente percibidos y
que sirven de referencia dentro de una ciudad (un edificio singular por su monumentalidad o
edad, etc.).
Son numerosos los estudios del paisaje urbano que siguen la metodología de Lynch y que
han sido aplicados a la remodelación del centro y de las áreas urbanas deterioradas. De todos
ellos merece destacarse el estudio realizado por el Kansas City PlanningDepartament que no
sólo proporcionó una valiosa información sobre las relaciones del hombre con el medio
urbano, sino que favoreció la participación ciudadana en la planificación de la ciudad.
En estos trabajos se llegó a la conclusión y se demostró que la legibilidad y facilidad de
formar imágenes depende de la existencia en el paisaje urbano de los componentes descritos
anteriormente en una proporción adecuada. Se determinó también que el grado de legibilidad b) el individuo modela y responde a su medio natural y socio-cultural, es decir, no cae
y de imagenibilidad de una ciudad son cualidades deseables desde un punto de vista práctico en la visión mecanicista del determinismo que subrayó sólo la influencia del medio en
y estético. la actividad del hombre;
El crecimiento «desordenado» de las grandes ciudades, de Las que tal vez Madrid sea un c) se tiende más a considerar los aspectos individuales que los colectivos;
ejemplo paradigmático, llevó consigo la formación de cinturones o cuñas periurbanas d) tiene un carácter multidisciplinario e intenta abrirse y recibir y dar a otras ciencias
uniformes, carentes de coherencia y de hitos orientadores; aunque los viales posean una conceptos y herramientas de trabajo para poder comprender las relaciones complejas
estructura geométrica, no resulta suficiente para dar coherencia al tejido urbano, aunque entre el hombre y el medio.
existan distritos discerniólestenuamente, por diferir en detalle, su variedad no resulta muy En realidad, este enfoque geográfico es más que un paradigma alternativo al cuantitativismo,
llamativa por no estar muy marcada. Las remodelaciones especulativas de los centros un intento de salvar el positivismo * incluyendo aspectos subjetivos y mecanismos mentales
urbanos sustituyendo los sectores con carácter, por modernas estructuras cúbicas de acero y procedentes de la psicología. Es un enfoque complementario de otros enfoques, más que un
cristal, acentúan aún más la uniformidad de la ciudad. paradigma excluyente.
El peligro de este «barrido» que lleva a una uniformidad creciente en el tejido urbano, es que
afecta sensiblemente la capacidad de respuesta individual, la debilita, y, perceptualmente, el
hombre tiene menor poder de generar imágenes en estos tipos de paisaje urbanos. Además,
como se sabe, los científicos ocupados en el estudio del habitat y de las relaciones o
comportamientos de animales y hombres, estiman que los medios complejos son esenciales
para suscitar estímulos ópticos y cuanto menos uniformes y monótonos sean los entornos,
mayor resulta la capacidad de orientación, de seguridad y de identidad de los seres vivos en
el entorno. Por lo tanto, cuando los medios urbanos pierden sus componentes estructurales
básicos, o no están presentes de forma satisfactoria, estos medios se hacen difíciles y hoscos;
además, estos componentes estructurales tienen un carácter existencial y pueden reducirse a
lugares: focos en donde tienen lugar sucesos significativos; sendas: ligadas a la idea de
continuidad, es decir, ejes orga¬nizativos; y dominios: áreas con un carácter peculiar. Pero la
imagen urbana tiene también componentes apreciativos relacionados con la valoración sub-
jetiva y el afecto que despierta en el individuo. Finalmente, no podemos perder de vista que
la imagen urbana tiene un carácter simbólico, es algo más que un conjunto de ladrillos y
hormigón o el simple habitáculo; es, ante todo, la expresión visible de un sistema de valores
del hombre ligados a sus creencias, ideales y esperanza (MUMFORD, 1961).
En resumen, la Geografía del comportamiento y de la percepción se caracteriza por afirmar
que:
a) los conocimientos territoriales sobre los que actúa y se comporta la gente difieren en
mayor o menor grado del llamado «espacio objetivo» sobre el que la Geografía
pretendía estudiar. Por lo tanto, el espacio tiene un doble carácter: es un medio objetivo
que puede medirse directamente, pero es también un medio en el que se desarrolla la
conducta, el mundo de la mente que puede estudiarse indirectamente a través de los
mapas mentales y, por alejados y diferentes que éstos sean de la realidad, son la base en
los que el hombre apoya su conducta y toma decisiones espaciales: emigrar, residir,
cultivar, etc.;

9 idealismo, como respuesta a la dictadura positivista de reducir los hechos humanos a simples
La crisis del positivismo lógico. En busca
de un nuevo paradigma
Como hemos subrayado repetidas veces, una disciplina no se mueve en un vacío social.
Durante los últimos años de la década de los 60 se precipitan una serie de acontecimientos
que causan gran impacto. Citemos, entre otros, el final de la guerra fría y la posibilidad de
una circulación de ideas más libre que en la época inmediatamente posterior a la II Guerra
Mundial en donde imperaba el antimarxismo beligerante. Asimismo aparecen los primeros
síntomas de la crisis del sistema de dominación económica occidental y el resurgir del Tercer
Mundo que se resistía a la media-tización política y económica (neocolonialismo) por parte
de Occidente. Al mismo tiempo, en los países industrializados no se logró un desarrollo
económico armónico y las disparidades regionales eran notables (bolsas de pobreza); también
determinadas condiciones de vida urbana (segregación, hacinamento, etc.) ponían en tela de
juicio la eficacia del cientifismo.
Desde un punto de vista filosófico vuelve a surgir la duda sobre la pertinencia del
método científico aplicado a las ciencias físicas en las ciencias sociales, y cobran cada vez
más fuerza los planteamientos críticos de la Escuela de Frankfurt que, ya en el período
1920-1930, proponía buscar una ciencia social integradora y no fragmentada en
compartimientos estancos (disciplinas), utilizando para ello la teoría marxista (Capel, 1981,
capítulo 13). Sus principios van a tener una repercusión notable, en particular la idea,
opuesta al positivismo, del carácter mediatizado del científico, de lo erróneo en las ciencias
sociales de escamotear la dimensión histórica, y algunas facetas consideradas por la ciencia
dominante como metafísicas (imaginación, intuición, estética), el rechazo del fetichismo de
la medida y de los modelos matemáticos por considerarlos de escasa significación social,
etcétera. En suma, se propugna un antipositivismo y la elaboración de una ciencia holística
con un objetivo esencial: elaborar teorías sociales desde el análisis de la realidad histórica
concreta.
Cobra cada vez más cuerpo el carácter ideológico de la ciencia, es decir, dependiente de
un contexto social y de los intereses del grupo dominante. Por último, en la década de los 60,
y ante el desencanto del positivismo, las ciencias sociales dirigen sus miras hacia filosofías
que reconocían otros modos de comprensión del mundo rechazando la explicación hipotética
deductiva propuesta por el positivismo lógico. Por ello, vuelve a resucitarse el dualismo
frente al monismo científico, y la comprensión frente a la explicación científica utilizada por
las ciencias sociales. Adquieren gran importancia la fenomenología, el existencialismo y el
objetos a fin de lograr establecer leyes o regularidades similares a las observadas en las
ciencias físicas.
Finalmente, la comunidad geográfica, desencantada por la escasa aportación a la mejora de la
condición humana, a pesar de la fuerte producción científica con medios y técnicas muy
complejas, intenta cuestionarse la «pertinencia» del enfoque cuantitativo y el fundamento
mismo de la disciplina. Aparece así un movimiento crítico dentro de la Geografía institu-
cionalizada, que va a dar lugar a dos corrientes bien definidas, cuyo denominador común es
el rechazo al positivismo. Estas corrientes son: la Geografía radical y el humanismo.
1. GEOGRAFÍA RADICAL
Al finalizar la década de los años 60 surge en Geografía una corriente crítica denominada
radical, que no es otra cosa que el impacto en nuestra disciplina de un movimiento
contestatario más amplio que afectó a todas las ciencias sociales (Economía, Antropología,
Historia, radicales).
La Geografía radical, como la ciencia radical, se dirige a poner al descubierto «la,.falsa
cultura» que es un «artilugio del sistema social y económico contra la conciencia
revolucionaria» (Peet, 1978, p. 7). Por lo tanto, la ciencia radical es el agente consciente del
cambio político revolucionario y la «geografía radical» es una parte de esa ciencia que
comparte los mismos objetivos y emplea los mismos métodos. Se intenta implicar a los
geógrafos en los problemas de la desigualdad social, siendo necesario formular nuevas
preguntas, buscar nuevos enfoques y asumir una postura hipercrítica para evitar el
aislamiento del geógrafo respecto a los problemas más acuciantes de la condición humana. El
órgano de este movimiento fue la revista Antipode. A radical geography (1968), de la
Universidad norteamericana de Worcester, apareciendo más tarde en otros países revistas con
objetivos similares.
Los marginados de la Geografía, como se autotitulan los radicales, señalan que durante
mucho tiempo los geógrafos se han dedicado a estudiar los cambios del paisaje desde una
actitud pasiva, sin cuestionar la adecuación social a tales cambios. La distribución de la
pobreza, del hacinamiento, de la injusticia o de la discriminación, tienen una larga historia y
determinan formas del paisaje cultural. Y, como dice Morrill, es evidente que la persistencia
de estos problemas y su manifestación en los aspectos visibles del paisaje, significa que
deben existir deficiencias esenciales en las estructuras y valores de la sociedad.
La divergencia entre la realidad y la investigación geográfica se debe, según los radicales,
al positivismo, esto es, a la «Nueva Geografía», según la cual el conocimiento científico en sí
mismo es neutral.
En resumen, la Geografía que ellos llaman del Establishment, tanto la tradicional, como
la cuantitativa, y especialmente ésta por su aureola de prestigio, ha contribuido a escamotear
los problemas más importantes que atañen a la condición humana. ¿De qué forma? Los
geógrafos radicales, lo ven así:
La Geografía como parte de un sistema socioeconómico general responde a las
«justificaciones» de la sociedad y a su propia irracionalidad: al igual que las restantes
ciencias sociales proporciona mitos que sirven para legitimar la situación de dominio e
injusticia. De todos los mitos, el más grave, es el de la Gran Omisión,, es decir, la estrategia
de referirse a un vaso con un poco de agua, diciendo que está semilleno, o de clasificar los
negros de Estados Unidos, diciendo que un tercio de ellos se incluye en la clase media, en
lugar de subrayar que las dos terceras partes padecen una situación miserable. En el índice de
la Gran Omisión no aparece la palabra Imperialismo, y lo que es más grave es que estos
mitos no se exponen como tales, pues no comienzan con «Erase una vez...», ni concluyen
con «... vivieron felices», sino que los mitos se van incorporando invisiblemente de forma
sutil al análisis de la realidad social a través de la estructura del lenguaje y de la
conceptualización.
Naturalmente, este escamoteo de la realidad es muy antiguo. Así, por ejemplo, señalan
que las descripciones y la localización de los lugares hechas por los geógrafos griegos era
una información que brindaban a la clase dominante para facilitar y consolidar el dominio
sobre otros hombres y países. El fenómeno se va a repetir a lo largo de la historia, y vemos
cómo en el siglo xix los informes de los geógrafos patrocinados por las sociedades
geográficas van a ser muy valiosos para el expansionismo de las metrópolis y para los
intereses de las sociedades de plantación o mineras.
Era la Geografía que localizaba y describía la riqueza que podía obtenerse en las diferentes
regiones. Los geógrafos no mostraron ningún interés por explicar el por qué de esta división
internacional del trabajo y de la producción o por buscar soluciones encaminadas a corregir
estas anomalías. '
¿De qué medios se sirve la Geografía del Establishment?: Del rigor > científico y de la
objetividad inspirada en las ciencias físicas, en unos casos, y de la seriedad y del carácter
creativo y holístico del trabajo geográfico, en otros. Pero pocas veces los geógrafos formulan
esta pregunta: ¿quién utiliza y controla los saberes geográficos? El objetivo de la Geografíaes
elevar el nivel científico de nuestra ciencia. Pero ¿el método científico es apropiado para
estudiar el hombre y su obra? El método científico propuesto por el positivismo es, según la
Geografía radical, uno entre muchos enfoques posibles, pero los cultivadores de las ciencias
sociales necesitamos también estudiar a los hombres no sólo como objetos sino como sujetos,
pues como dice Maslow «...una ciencia social basada en el positivismo puede ayudarnos a
estudiar a las personas concebidas como^ objetos, pero también necesitamos, a veces,
desesperadamente, estudiarlas como sujetos».
Este cientifismo, que conduce a separarse de las realidades de nuestro mundo, se
consagra a través de una serie de factores entre los que cabe destacar:
La estructura de la Geografía formada por una comunidad de creyentes, un colegio
cardenalicio (los definidores del dogma); un élite secular; los triunfadores en el campo de la
Geografía aplicada, que obtiene recompensas en forma de sustanciosos contratos; y,
finalmente, el resto, el «tercer estado». Esta estructuración es la que condiciona y determina
la matriz conceptual de nuestra disciplina, las técnicas metodológicas y los temas de in-
vestigación.
Este cuerpo de doctrina se difunde a través de los libros de texto cuya aceptación y
difusión es tanto mayor cuanto más estandardizados sean y cuanto menos discrepe su
contenido de los principios definidos por el colegio de cardenales y el grupo de príncipes
que controlan la Geografía. Además de los manuales, este cuerpo de doctrina establecida
se difunde a través de los Congresos Nacionales e Internacionales. Estas convenciones se
estructuran de un modo similar al de un manual. Entre las características más salientes
cabe destacar el control de los mismos por los grandes santones, el escaso papel que se
concede en los congresos a los problemas filosóficos, pistemológicos y sociales, y la gran
importancia que tienen las comunicaciones de tipo técnico o los trabajos de carácter
empírico, apareciendo temas muy curiosos, por su escaso interés, tanto en el campo de la
Geografía física como en el de la Geografía humana. En los congresos tienen una gran
importancia también los aspectos sociales, en el sentido de las relaciones públicas. Son
ocasiones de hacerse ver, son bolsas de colocación, posibilidad de promoción, de ser
incluido como miembro o directivo de alguna Comisión, etc. Algo semejante ocurre en el
ámbito de las Sociedades Profesionales de Geógrafos en los diferentes países y en sus
órganos de expresión: las revistas geográficas.
Finalmente hay que hablar de la estructuración de la enseñanza universitaria.
Habitualmente en los Departamentos se delimitan rígidamente los campos científicos; el
saber está tabicado. El departamento está constituido por un grupo de profesionales que
hablan el mismo lenguaje. De esta forma resulta fácil mantener la cohesión y proteger
celosamente el cuerpo de verdades reveladas de nuestra disciplina.
Todas estas circunstancias, señalan los geógrafos radicales, contribuyen a crear una
cadena de conformismos que no estimulan la apertura de nuevos caminos, ni la modificación
de los existentes, pues resulta difícil, problemático y, a veces incluso, comprometido,
prefiriendo, por tanto, seguir los caminos trillados en donde se dispone de jurisprudencia y de
guías seguras. Esto explica que gran parte de nuestros trabajos carezcan de interés, y lo que
indicaba en 1954 la UNESCO con respecto a la labor investigadora en las ciencias sociales se
puede aplicar a la Geografía: «...gran número de trabajos científicos son ajenos a los
problemas importantes del mundo. Los temas elegidos carecen de relevancia e interés y no
proporcionan mucha luz a la hora de resolver los problemas importantes que tiene planteada
la humanidad».
En resumen, la Geografía radical supone un intento de desmitificar la Geografía del
Establishment, de hacer ver que la metodología imperante apoyada en el positivismo es
incapaz de proporcionar un análisis significativo de los problemas importantes del momento
presente.
La Geografía debería, según ellos, interesarse por el bienestar, la equidad de la
distribución de los recursos, la adecuación de las instituciones que tienen una repercusión en
los paisajes culturales y las necesidades de los hombres.
En torno a 1966, dice Peet (1977), la Geografía radical fue un movimiento liberal de
izquierdas, preocupada más por la temática de la investigación (pobreza, gheto, injusticia) y.
la detección de estos hechos en el espacio, que por buscar una teoría alternativa al
positivismo, es decírT se emplea el método cuantitativo a una temática diferente, más social;
sin embargo, al comenzar la década de los 70, se intenta buscar un nuevo paradigma, y en
esta búsqueda destacó D. Harvey, el mismo que había escrito «la biblia de la nueva
geografía» (Peet, 1977, p. 16). Este autor consideró que para lograr una teoría
revolucionaria era preciso algo más que hacer converger el positivismo, el materialismo y la
fenomenología; según él, sólo desde el marxismo se podía formular una teoría que fuese" a
la raíz de los problemas (Harvey, 1972 y 1973). En esta nueva línea están Folke (1973) y
Hurst (1978), mientras que Peet y Lacoste, entre otros, intentan establecer una teoría
revolucionaria, aunando los postulados de Marx y Kropotkin, considerando a ambas de
acuerdo en problemas esenciales tales como propiedad colectiva de los medios de
producción, abolición del sistema de salarios, distribución del producto social según las
necesidades, etc.
Esta evolución seguida por la Geografía radical hizo decantar dos grandes grupos. _
A) Los radicales liberales
Son los que combinan la creencia en la democracia con un fuerte compromiso en la
acción ejecutiva y legislativa para mejorar los males sociales. Podemos decir que la
contribución de estos geógrafos fue, en primer lugar, cartografiar el bienestar utilizando el
método empleado por la ecología factorial, pero recogiendo una información diferente a la
censal que permitía reconocer las variaciones espaciales en la calidad de vida, distinguiendo
variables físicas, culturales y necesidades superiores (Knox, 1977). Smith hace uso (1973) de
los indicadores sociales, lo mismo que Morrijl y Wo-llenberg en su estudio sobre la pobreza
en los Estados Unidos (1971). De gran interés resultan las propuestas de W. Bunge sobre la
necesidad de crear la «dictatorship of children», buscando marcos y lugares adecuados. En el
campo de la conservación del medio y de los recursos físicos, la labor no fue grande a pesar
de los estudios de Manners y Mikesell (1974) y O'Riordan (1971).
B) Los radicales marxistas y anarquistas
Peet (1977) recuerda que los primeros trabajos de los llamados geógrafos radicales de
finales de los años 60 eran liberales. Y ello se manifiesta en Morril (1969) en un artículo que
ataca el maximalismo de la «nueva izquierda», y duda de la eficacia de las soluciones
revolucionarias de tipo marxista (Morril, 1970). Es Folke el primero en propugnar un
enfoque marxista para la geografía (1972). Y así señala que «la teoría revolucionaria sin
práctica revolucionaria es inútil e inconcebible; la práctica es el último criterio de verdad».
Pero tal vez la mayor contribución teórica marxista * se debe al converso Harvey en la
segunda parte de su libro Social Justice and the City (1973), titulada Socialist Formulation.
Harvey ataca al positivismo, al idealismo y a la fenomenología, porque ignoran el papel de
las élites en una sociedad manipulando la estructura, y generando ideologías que justifiquen
sus intereses. Por otra parte, las corrientes idealistas al centrarse en los individuos, omiten las
limitaciones de la libertad individual por parte de la estructura y la ideología.
El grupo de geógrafos radicales no es, pues, uniforme y encuadra desde los anarquistas
a toda una gama de posturas marxistas; su legado es subrayar las relaciones estructurales en
el análisis de los problemas sociales. Para ello se toma como punto de partida el modo de
producción. El espacio lo moldean los hombres, no libremente, sino según las
circunstancias que son transmitidas por el pasado. La epistemología marxista no se justifica
filosóficamente o transcendentalmente sin la práctica. En la Geografía cuantitativa, el
espacio se considera como variable explicativa, pero, como dice Folke, esta definición
tiende a oscurcer el hecho de que la organización humana es un hecho social y no un
fenómeno espacial. En la Geografía marxista, el espacio no se entiende independientemente
del objeto de estudio. El espacio es propiedad del objeto, y espacio y objeto se han de
entender totalmente integrados. En cuanto a su producción destaca, sobre todo, la apor-
tación a la Geografía urbana con el estudio de las instituciones o agentes del espacio urbano
(Gray, 1975, y Harvey, 1973, 1974), pero no existe una amplía bibliografía. Lo mismo
ocurre con la Geografía radical francesa que surge en torno al grupo redactor de la revista
Herodote, en donde proliferan las críticas al positivismo, pero no existe una producción
geográfica consistente. Tal vez lo más destacado sea el debate tenido en la revista UEspacé
Géographique (1974) a propósito del espacio.
Al enfoque radical los geógrafos soviéticos le achacan el no estar apoyado en «el único
camino científico y prometedor» que es la «teoría marxista leninista» (Lavrov, et al, 1980, p.
320) y, por lo tanto, incurrir en un ultraizquierdismo. Asimismo estos autores critican el
excesivo pesimismo radical, el no tener en cuenta los logros conseguidos en la Unión
Soviética o en la Europa del Este; por ello concluyen que «a pesar de ser interesante, la
cuestión está en ver como se desarrollará en el futuro y en comprobar si será el marxismo
leninismo o el ultraizquierdismo el que prevalezca en el "eclecticismo actual"».
Numerosas son también las críticas desde el punto de vista cuantitativo. Así, Claval
(1977) intenta descalificar al marxismo como alternativa válida basándose en que Marx, por
imperativos teóricos, eliminó el espacio en el libro I del Capital; no cabe elaborar una ciencia
espacial en un sistema cuya lógica elimina el espacio.
Otros autores reconocen el atractivo de la dialéctica como medio de estudiar el cambio,
pero juzgan arbitraria la forma de denominar y adscribir los fenómenos a procesos como tesis
y antítesis; la ausencia de ética, ya que la explotación es el único crimen reconocido,
mientras que para acabar con ella justifican todos los medios; la primacía del activismo sobre
el intelectualismo, etc.
Otros destacan las insuficiencias teóricas para evaluar la creciente burocratización del
capitalismo avanzado, así como las escasas referencias que en la obra de Marx se hacen con
respecto al sexismo, racismo, contaminación y ordenación de los recursos naturales.
Por consiguiente, los críticos, aun reconociendo que el marxismo tuvo gran importancia
por haber iniciado un sólido debate sobre la teoría y práctica de la Geografía y ser una buena
herramienta de análisis crítico de la organización espacial del capitalismo, corre el riesgo de
comprometer su futuro por su excesiva retórica carente de estudios empíricos sólidos y por
su tono displicente y de rechazo total de cualquier otro paradigma que no sea el marxismo.
En lugar de ello debería esforzarse en demostrar que su paradigma es de mayor poder
explicativo, y permitir a sus seguidores una mayor heterodoxia en lugar de exigirles una
adscripción rígida al dogma.
2. GEOGRAFÍA HUMANISTA
El enfoque positivista lógico en el que se apoya la «Nueva Geografía» sufrió también una
respuesta crítica por parte de la llamada Geografía humanista que, al tiempo que cuestionaba
la validez del enfoque cuantitativo, proponía una nueva alternativa, más acorde, según sus
partidarios, con el carácter de ciencia social de la Geografía. La Geografía humanista ha de
verse como una crítica y una alternativa a lo que se consideró la «dictadura intelectual del
enfoque cuantitativo en Geografía» (A. L. San-guin, 1981, p. 561).
Este movimiento geográfico se inserta en un contexto más amplio, que afecta a todas las
ciencias sociales, puesto que con la destrucción agresiva de la técnica de los valores humanos
se empezó a poner en duda el carácter ideal, objetivo y exento de principios de valor que el
positivismo lógico atribuía a todas las ciencias sociales, y se comienza a subrayar y a buscar
la función social que se asigna a cada ciencia en particular, función que afecta a métodos y
resultados. Y, así, en el campo de la Geografía se descubrió que su función era proporcionar
tecnologías de diseño y control social cuando se investigaba en la planificación urbana, rural,
teoría de la localización, etc. (N. Smith, 1979)..
Las ciencias se consideran como sistemas cargados de valores y se introducen actitudes
humanistas procedentes de campos ajenos a la Geografía (cristianos, socialistas,
existencialistas y marxistas) proclamando la riqueza de la existencia humana por encima de
los métodos de análisis de la ciencia positivista. Al mismo tiempo se subrayó el carácter
unidimensional de las abstracciones racionalistas concernientes a la naturaleza del hombre,
unidimensionalidad presente en la teoría y en la práctica lo que hace cumplir la trágica
profecía de Marcuse: «La racionalidad tecnológica se convirtió en racionalidad política.»
La protesta se dirigió contra la sociedad tecnológica y contra el carácter dogmático y
dictatorial de la ciencia positivista que proporciona una visión restrictiva del hombre por
dejar fuera de su estudio aspectos tales como sentimientos, pensamientos, intuiciones, etc.
En este sentido, como recuerda Tuan (1976), el mensaje del humanismo histórico, desde
Erasmo (1466-1536) hasta Julián Huxley (1887-1975) nos permite tratar y definir al hombre
con una visión más amplia de lo que es, y del modo de actuar una persona. El humanismo, a
lo largo de la historia, tuvo siempre una actitud revolucionaria respecto a las visiones
dominantes del hombre. En todo momento se esfuerza por introducir en el estudio todo lo
referente a la condición humana, y así como el Renacimiento amplió los estrechos márgenes
de la escolástica medieval, el humanismo del siglo xx «busca luchar contra las estrechas
limitaciones del positivismo lógico de la ciencia e incluir cuestiones referentes a la estética,
literatura, lingüística, el legado y la reconstrucción histórica» (D. Ley y M. Samuels, 1978,
p. 5). Sin embargo, el humanismo del siglo xx no es dogmático ni excluyen te, pues no
niega que el hombre pueda estudiarse^ desde una perspectiva científica, sino que considera
este enfoque parcial y por ello, el humanista ha de considerarlo incluyendo otras actividades
que revelan una preocupación humana. Así, por ejemplo, Tuan toma como base y punto de
partida el enfoque de la etología animal para estudiar el concepto de territorialidad, lugar,
hacinamiento, intimidad, etc.; pero estos conceptos los amplía incluyendo otros lazos
emotivos y simbólicos que convierten el espacio en un fugar,, es decir, añade todos los
aspectos culturales que transforman los comportamientos animales del hombre y hacen de
él una especie con capacidad elevada de abstraer, de simbolizar y convertir el espacio en
algo más que un contenedor físico. En efecto, mediante conceptos y símbolos, el hombre
convierte el espacio en algo ligado a él por estrechos lazos emotivos, y ello ocurre incluso
en marcos amplios de los que no dispone de experiencias directas. En estos casos, estos
espacios que superan la experiencia directa de la gente pueden llegar a transformarse en
focos de «lealtad apasionada» a través de símbolos o mediante la educación y la política
(Tuan, 1976, p. 268).
El humanismo cree que sólo se tendrá una visión completa de la persona . si se incluyen
más aspectos que el de la racionalidad considerada por el positivismo. Estos aspectos pueden
ser trascendentales, teológicos o simplemente éticos. De no tener en cuenta estos hechos
aparecerán dicotomías tales como objeto-sujeto, ciencia-hombre, hechos-valores, que nos
alejan de una visión integral del hombre. Por lo tanto,, el objetivo del humanismo del siglo
xx es rescatar de nuevo al hombre y tratarlo con todos sus atri-butps,__situándolo en el
centro de todas las cosas, como productor y pro-" ducto de su propio mundo (D. Ley y M.
Samuels, 1978, p. 7).
Esta corriente humanista se apoya, como es lógico, en las filosofías fenomenológica y
existencial, así como en algunos escritos de Marx y en los neomarxistas Lukacs y Marcuse.
El enfoque humanista influyó en la sociología (Alfred Shutz y Karl Mannhein), en los
economistas ortodoxos y heterodoxos; impregna asimismo los objetivos del Club de Roma
que postula un nuevo humanismo caracterizado por el sentido de la «globali-dad», «la
justicia social» y el «horror a la violencia» (A. Peccei, 1977). En el campo de la Geografía,
sus antecedentes pueden rastrearse en Vidal de la Blache, en Hardy, que publicó en 1939
una obra titulada La géographie psychologíque, condenada rotundamente por Demangeon,
y en algunos trabajos de Wright, Sauer y Lowenthal. Sin embargo, hasta la década de los
70 no se publican obras sistemáticas propugnando este enfoque y apoyándose en una
filosofía fenomenológica existencial. En este sentido, las obras de D. Ley, Guelke, Harris,
en el campo idealista, y los numerosos trabajos de E. Relph, Buttirner, Yi Fu Tuan y
Mercel y Powell, desde un enfoque fenomenológico existencial, pueden considerarse como
la base de este movimiento que tiene un cierto auge en la década de los años 70 y continúa
en nuestros días, aunque con un claro carácter minoritario dentro de la Geografía actual.
En nuestra disciplina, apunta Ley (1980), las tradiciones más significativas en Geografía
humana han ido soslayando el estudio de las relaciones hombre-medio, para estudiar de un
modo dominante las relaciones lógicas entre las cosas dentro de un espacio abstracto y
geometrizante. Este autor considera que en el período de entreguerras la Geografía humana
evoluciona desde Vidal de la Blache a Durkheim. Es decir, gana la batalla una concepción
abstracta en la que se estudian relaciones entre objetos, y en esa evolución de lugar a espacio,
el hombre, agente geográfico, termina desapareciendo. (D. Ley, 1980). En efecto, parece que
la Geografía humana va perdiendo contenido, primero centrándose en los hechos tangibles
del paisaje (Demangeon y Brunhes) y, más tarde, reduciendo el espacio a una geometría
(Christaller) en el que la relación hombre-medio plasmada en la noción vidaliana de genre de
vie, se ve reducida a una actividad racional. De este modo, al perderse la relación simbiótica
vidaliana, el hombre se reduce a un espectro dominado por los factores económicos. El
enfoque positivista no puede incorporar «la ambigüedad, la contingencia y los cambios no
lineales que constituyen lo habitual en las relaciones dentro del mundo vivido (D. Ley, 1980,
p. 10).
Este enfoque parcial va a producir una «geografía humana sin hombres»; por lo tanto,
abstracta, estrecha, pues no tiene presente las intenciones, ni los valores, individuales o de
grupos. Este reduccionismo es muy peligroso, pues como dice A. Schutz:
«La salvaguardia del enfoque subjetivo es la única garantía de que el mundo de la
realidad social no sea sustituido por un mundo ficticio construido por el observador
científico.» (D. Ley, 1980, p. 12.)
La Geografía humanista propugna como postulado básico que el «espacio vivido es el
mundo de la experiencia inmediatamente anterior al de las ideas científicas» (A. L.
Sanguin, 1981, p. 561), y, por ello, la Geografía humanista estudia el mundo en el que los
hombres viven y actúan, en lugar de considerar mundos hipotéticos habitados por seres
omniscentes.
La Geografía humanista es contraria al enfoque radical marxista tal y como lo exponen
D. Harvey o MrCás^élIs^^
boran un mundo mecanicista, en el que todo está previsto y en donde el papel del hombre es
nulo. Ley insiste en que los geógrafos marxistas, a pesar de su crítica total al positivismo, no
escapan de un enfoque del mundo esencialmente económico y racionalista, y, así, desear que
en la ciudad no se cumpla el modelo de Von Thünen-Alonso no quiere decir que se prescinda
de las categorías económicas del modelo, pues como señala Jean Baudrillard:
«El materialismo histórico de Marx... es demasiado conservador y está muy
enraizado en los supuestos de la economía poh'tica, y es demasiado dependiente del
sistema de ideas que intenta superar.» (D. Ley, 1980, p. 11.)
Como resultado, el análisis marxista no supera el fantasma de la producción, que impregna
todo el enfoque, ya que, como recuerda Adorno, la intención de Marx era convertir el mundo
en un taller productivo. Por esta razón, el geógrafo humanista condena también el marxismo,
que reduce al hombre a un objeto movido por «proc^óy^hlstóricós» qué ño son personas sino
abstracciones.
En definitiva, el principal objetivo de la Geografía humanista es reconciliar la ciencia
social con el hombre, acomodar la comprehensión con el talento, lo objetivo con lo subjetivo
y el materialismo con el idealismo (D. Ley y M. Samuels, 1978, p. 9). Los dos rasgos
esenciales de nuevo enfoque son, por una parte, hacer una Geografía humana con hombres,
tal y como intentó Vidal de la Blache, si bien «no podamos seguirlo literalmente», puesto
que «el mundo existencial de Vidal no es el nuestro», una geografía antropocéntrica apoyada
en el existencialismo y en la fenomenología que son los enfoques más acordes con los fines
descritos, ya que, en términos sociales, el espacio se convierte en lugar, la idea abstracta de
espacialidad adquiere dimensiones significativas, y la distancia define relaciones de
proximidad o de deshumanización.
Por otra parte, subraya el carácter holístico de la ciencia, en oposición a la visión
analítica que separa artificialmente los conceptos, y para ello se busca una teoría global no
abstracta, sino contextúa!, que permita interpretar las relaciones recíprocas y activas del
hombre y el medio.
De acuerdo con los objetivos descritos, la metodología ha de ser inductiva sin que haya
que excluir las técnicas de cuantificación, pero sin mitificar la medida, pues «uno es Ubre
de hacer uso de la técnica de forma selectiva, y donde lo estime apropiado» (D. Ley y M.
Samuels, 1978, p. 13).
La preocupación por la comprensión, en lugar de la predicción, lleva al investigador a
sumergirse, a empaparse en el problema, a conocerlo desde dentro, mediante un
conocimiento empático; se recomienda la encuesta antropológica y de un modo especial la
observación participativa.
La formación de un geógrafo humanista, dice Tuan (1976) debe tener una base en
Geografía física, en Etología animal, y dominar los conceptos esenciales de las ciencias
sociales. Todos estos saberes positivos son el punto de partida que le servirá al investigador
para tener en cuenta la valoración de los hombres hacia el medio; asimismo ha de tener una
formación lingüística para captar los «matices del lenguaje» y conocer la filosofía, adscri-
biéndose a aquella que esté más de acuerdo con la finalidad de su investigación. Por último,
Tuan considera que la utilidad de la Geografía humanista no es pecuniaria, puesto que los
contratos se dirigen a los geógrafos con formación cuantitativa, sino que es útil en la
enseñanza, ya que su función es «aclarar el significado de los conceptos, símbolos y
aspiraciones de las personas o grupos con respecto al espacio o al lugar». Por otra parte,
puede ser útil en la planificación si consideramos que la respuesta que las personas dan al
medio está mediatizada por la cultura, y, por lo tanto, una función de la Geografía humanista
será señalar las virtudes y defectos de una cultura y sugerir medios para lograr despertar en el
hombre el sentido del lugar. Tuan concluye que el enfoque humanista nunca será popular, ya
que ello requiere un esfuerzo personal introspectivo, una crítica de los fenómenos que se
admiten como «dados», y esta actitud y disposición nunca fueron populares en nuestra
cultura occidental. La Geografía humanista, ai ser una crítica reflexiva que exige
introspección, supone que el paisaje geográfico ha de ser algo más que el clima, las parcelas
y las casas. Debe incluirse también los sentimientos, los conceptos y las teorías geográficas
que tiene el hombre o el grupo. Un geógrafo humanista contempla el mundo de hechos y
busca constantemente el significado de los mismos.
Vamos a describir las dos corrientes fundamentales dentro de la Geografía humanista.
A) La alternativa fenomenológica existencial
Descrito el contexto social y cultural de las décadas de los años 60 y 70, parece lógico que
la Geografía, como lo hicieron otras ciencias sociales, buscase su actitud crítica y su
fundamento en la fenomenología existencial.
 Tanto la fenomenología como el existencialismo se oponen decididamente al positivismo
lógico.
La fenomenología, aunque es un movimiento filosófico complejo y variado, se inspira
básicamente en la obra de Edmund Husserl (1859-1938). Puede considerarse como la teoría
de la apariencia y el fundamento de todo saber empírico. La fenomenología se abstiene de
toda especulación y se limita a describir las apariencias directas. Su práctica implica
prescindir de todo tipo de suposiciones sobre los hechos, limitándose a la observación de las
apariencias. Para Husserl, la fenomenología es a la vez un método y un modo de ver,
aspectos ambos muy relacionados, por cuanto que el método se constituye mediante un modo
de ver y éste mediante un método.
El método fenomenológico considera previamente que las leyes lógicas son leyes lógicas
puras y no empíricas, y, además, que actos tales como la abstracción, el juicio, la inferencia
no son actos empíricos, sino actos intencionales que tienen su correlatos en puros términos
de la conciencia. Esta conciencia aprehende puras significaciones en cuanto son simplemente
dadas y tal y como son dadas. El prescindir de todo tipo de supuestos y la actitud radical de
prescindir también de la creencia en la realidad del mundo natural y las proposiciones a que
da lugar no supone negar la realidad, sino abstenerse de formular juicios sobre la existencia,
espacio temporal del mundo. Este abandono o voluntad de prescindir de presupuestos es la
epojé * que permite reconsiderar todos los contenidos de conciencia,- en lugar de
examinarlos sin más en cuanto que son puramente dados. Así pues, la fenomenología no
presupone nada; se sitúa antes de toda creencia y de todo juicio para explorar simplemente lo
dado. Este método fenomenológico lleva a cabo un reduccionismo que son las esencias. Una
vez que se produce esta primera reducción fenomenológica aparece la reducción
trascendental por medio de la cual se pone entre paréntesis la existencia misma de la
conciencia y en lugar de tender hacia lo que se da en ella, tiende hacia sí en su pureza
intencional. Esta última fase a la que Husserl concede gran importancia no es admitida por
todos.
Un concepto esencial presente en Husserl es el del mundo vivido (Le-benswelt), dominio
de evidencias originales, es el mundo de las experiencias inmediatamente antes de aparecer
las ideas de la ciencia. Cada persona descubre el mundo vivido prescindiendo de todo
supuesto científico o de sentido común. Uno de los grandes ataques que Husserl hace a la
ciencia positivista es el empleo indiscriminado de abstracciones, no apoyadas en la
experiencia, y es precisamente este desfase entre la abstracción creciente de la ciencia y su
alejamiento del mundo vivido lo que origina la profunda crisis del pensamiento occidental.
El existencialismo * ejerció una influencia en la Geografía matizando en algunos aspectos
el enfoque fenomenológico de Husserl en el sentido de subrayar el concepto expuesto por
Sartre de que «la existencia es anterior a la esencia» y que el hombre ante todo «existe»,
surge en el mundo y luego «se define» (M. Samüels, 1978, p. 124). Por lo tanto, una
Geografía existencial estudia la biografía del paisaje, definido como «todo conjunto de
lugares significativos, junto con las situaciones de las que surge, constituye un paisaje con
una biografía» (M. Samuels, 1978, p. 126).
Así pues, la fenomenología existencial subraya la individualidad del hombre, la
subjetividad y la libertad, oponiéndose a la pretensión de las ciencias sociales de buscar
regularidades en el comportamiento humano. La pregunta básica de la fenomenología
existencia! es indagar por el ser personal, y los aspectos trascendentales de la fenomenología
de Husserl se rechazan en favor de una comprensión del hombre en el mundo. Los signi-
ficados básicos de los conceptos espaciales se consideran como lazos afectivos entre el
hombre y su mundo y el espacio objetivo de la ciencia física o de la geometría es una simple
abstracción del espacio existencial (J. N. En-trikin, 1976), y uno de los aspectos esenciales es
comprender la estructura del espacio existencial, en donde la distancia es una conexión
afectiva, y no métrica, y el lugar, un conjunto de significados, o como dice Tuan, «encarna la
experiencia de aspiraciones de la gente» (1977).
En resumen, el enfoque fenomenológico existencial es antipositivista, pues no admite que
la única verdad sea la alcanzada por el método hipotético deductivo; es antirreduccionista,
pues se dirige a comprender plenamente los hechos de experiencia y no a reducirlos a
simples explicaciones (Relph, 1980). Supone, en definitiva, una reinterpretación por parte de
los existencialistas como Sartre, Heidegger y Merleau-Ponty, de las interpretaciones de
Husserl rechazando los aspectos más idealistas del enfoque husserliano.
La Geografía y la fenomenología existencial. Ya hemos dicho que este movimiento
filosófico inspiró a las ciencias sociales y también a la Geografía, a partir de la década de los
70. Algunos geógrafos norteamericanos consideraron útil'la aplicación del método
fenomenológico y, así, partiendo del espacio vivido, descubren que algunos hechos que
creían conocer suscitan dudas e interrogantes, en tanto que otros fenómenos que juzgaban
insignificantes y no merecedores de investigar exigían un estudio profundo por sus
consecuencias en el paisaje.
El geógrafo que asume la fenomenología existencial parte de todo el mundo vivido, pero
sólo formula algunas preguntas dentro de ese contexto experiencial, como son ¿cuál es la
naturaleza del hombre habitante en la Tierra? ¿Cuáles son las experiencias significativas que
poseemos de los lugares? ¿Cómo experimentamos el sentido de pertenencia a un lugar? ¿De
qué modo a lo largo del tiempo varía nuestra actitud hacia los lugares y la naturaleza?
¿Cómo surgen los lazos de afecto o de rechazo hacia lugares, paisajes y regiones? ¿Cómo se
convierte el espacio, concepto abstracto, en lugar, centro de significación personal o
colectivo? ¿De qué modo se producen los movimientos, casi inconscientes y cotidianos, en
el mundo? Este conjunto de interrogantes que hacemos a la experiencia y que es ante
rior a todo conocimiento geográfico formal es la temática básica de esta Geografía humanista
apoyada en el método fenomenología) trascendental.
Hemos de decir que, hasta el momento presente, este enfoque se presenta más como una
alternativa posible que como una realidad apoyada en la investigación empírica y
corroborada con la evidencia. Incluso algún partidario de este enfoque lo presenta como un
método complementario, poco adaptable al estudio de los temas geográficos tradicionales
(Tuan, 1976), pero que permite establecer la síntesis entre las ciencias sociales y las hu-
manidades. También Relph (1980) en un estudio reciente subraya la escasa producción de
esta tendencia.
En todos los estudios aparece, de un modo constante y predominante, el concepto del
espacio geográfico vivido que, aunque no claramente separable del espacio vivido total,
puede identificarse porque tiende a subrayar las relaciones entre los lugares y el hombre. Fue
Dardel (1952) el primero en emplear nuestras experiencias preconceptuales sobre el
territorio, el lugar y el paisaje, utilizando el término de géographicité para expresar los lazos
que unen a las personas con el entorno antes de aparecer cualquier tipo de conocimiento
sistemático. Estos lazos se manifiestan —dice Dardel— en el sentido de pertenencia a un
lugar y en una cierta sensibilidad hacia el paisaje; para Dardel la géographicité es muy
importante y, así manifiesta:
«La realidad geográfica exige una implicación total del individuo, con sus
emociones, cuerpo, hábitos que es tan plena que uno llega a olvidarla, como se olvida
la vida fisiológica.»
El geógrafo Yi Fu Tuan (1977) examinó de un modo sistemático el devenir del espacio a
lugar. Este autor considera que espacio y lugar son los componentes básicos del medio e
intenta examinarlos partiendo de la experiencia propia y ajena. Tuan toma como punto de
partida el comportamiento animal, pero no incurre en un bilogismo simple, puesto que, aun-
que el hombre comparte con los animales ciertas formas de conducta, responde, sin
embargo, ante el espacio y el lugar de un modo diferente, puesto que el hombre tiene una
alta capacidad de pensar y simbolizar. Tuan se pregunta que espacio y lugar, a pesar de ser
componentes básicos del mundo vivido, se toman como dados y no son objeto de un análisis
reflexivo. Por ello, su primera pregunta es cómo el hombre que es animal, fantasía y cálculo,
experimenta y entiende el mundo vivido. Para ello Tuan parte de una perspectiva
experiencial, es decir, desde los diferentes modos de comprender y elaborar una realidad.
Modos que van desde los sentidos más pasivos: olfato, gusto y tacto, a la vista y la capacidad
de simbolizar. De este modo reconstruye el aprendizaje del espacio y su transformación en
lugar, apoyándose muy directamente en la teoría de Piaget. Demuestra claramente cómo la
capacidad espacial en el hombre es anterior al conoci.f miento simbólico o cartográfico del
mismo.
El concepto de lugar es para la fenomenología algo más que un simple agregado es, ante
todo, un conjunto de significados o utilizando palabras de Tuan «los monumentos, obras de
arte, ciudades o naciones son lugares, porque organizan el espacio y constituyen centros con
significación» (1978, p. 213). Relph, en esta misma línea, afirma que el lugar puede
entenderse como «focos con significación o intenciones, determinados cultural o indi-
raíces del hombre con el medio, lo que produce una «erosión en los símbolos» y una
sustitución de la diversidad por la uniformidad y del orden vivencial por el orden conceptual,
abstracto e impersonal.
En esta misma línea argumental insiste Sanguin (1981), añadiendo al peligro del no-lugar
el fenómeno Kitsch, producción de objetos falsos que crea una relación artificial entre
hombres y objetos producidos para el consumo de masas, y en este proceso de inautenticidad
los lugares y el paisaje se tratan como objetos de consumo; el resultado es una alienación del
hombre al que se le incita a considerar y a consumir lo trivial como si se tratase de
necesidades vitales y lo fantástico se le presenta como real. Un ejemplo dramático puede ser
el fenómeno de la segunda residencia en donde se presenta la necesidad de contacto con la
naturaleza identificada con la compra de trozos de tierra (parcelas, promoción de ventas de
chalés y apartamentos en la sierra y en la playa por parte de las urbanizaciones), con el consi-
vidualmente». Tanto Relph, como Tuan y.Buttimer proponen el concepto de lugar como el
centro y el objetivo esencial del conocimiento geográfico. La idea del espacio vivido
(lifeworld) en Buttimer (1976) comprende el mundo de los sucesos, negocios y el de los
valores, incluyendo la experiencia personal. Para esta geógrafa, el asiento espacio-temporal,
definido cultural-mente, o el horizonte cotidiano se experimenta de un modo global, y sólo
cuando somos conscientes de este, mundo vivido podemos intentar comprender
(poniéndonos en el lugar de los otros) esto es, empáticamente los horizontes cotidianos
compartidos con otras personas y con la sociedad.
Buttimer considera que, sólo de este modo —introduciendo estos aspectos precognitivos
en la conciencia—, podemos despertar en nosotros el sentido de identidad y pertenencia con
respecto a un lugar, es decir, transformar el espacio en algo significativo, pudiendo así
empatizar con los lugares de otras gentes.
Una idea compartida por estos geógrafos es la de destacar la importancia de los lazos que
unen el hombre al lugar; estos lazos se consideran que, cuando son sólidos y afectivos,
confieren una cierta estabilidad al individuo y al grupo; por el contrario, la tendencia
tecnológica actual hacia los no-lugares (placeness), es decir, una ordenación del territorio que
configura un paisaje uniforme, despersonalizado y sin carácter, produce fuertes tensiones
especialmente en la población urbana, en donde, como dice Sanguin, la «sheratonización» y
la «hiltonización» es la norma arquitectónica en las ciudades de hoy.
Tanto Relph como Tuan y Buttimer examinan fenomenológicamente los mecanismos que
ligan positiva y negativamente al hombre con el lugar. Tuan en su libro Topophilia (1974)
examina la variedad de experiencias placenteras derivadas de los lazos afectivos que
establece el hombre con el lugar. A este tipo de experiencias las denomina topofilia. Además
de estos lazos afectivos entre las personas y el lugar, puede darse también la topolatria; es
decir, el lugar puede despertar un sentimiento reverencial y mítico; por último, la topofobia
es la aversión o el miedo hacia un lugar. Entre la topofilia y la topofobia se manifiesta, con
más frecuencia, la toponegligencia, tendencia a perder el sentido del lugar, lo que explica,
según estos geógrafos, las raíces de la crisis ecológica actual. La tendencia hacia el no lugar
o sin lugar supone para Relph que se experimenta un corte en las
guiente detrimento para la economía de los compradores y para el equilibrio ecológico de
playa y montaña.
Ligado en la temática, aunque sin adscribirse a ningún tipo de filosofía, están los trabajos
de algunos geógrafos franceses que introducen en sus estudios el concepto del_ espacevécu
(espacio-vivido) y dirigen sus objetivos hacia una geografía con rostro humano (géographie a
visage humaine) (Sanguin, 1981).
La noción de espacio vivido aparece en Frémont, que intenta demostrar que la región es
algo más que un «todo objetivo» y considera que para la ordenación que requiere nuestro
siglo «la región ha de aportar el contrapeso afectivo y estético de lo insustituible y de lo
implanificable». Otras líneas de investigación son la reconstrucción de los espacios vividos
experimentados por otros pueblos en diferentes épocas históricas, así como el estudio del
simbolismo y de la simbiótica del paisaje.

B) La alternativa idealista
Dentro del humanismo, un movimiento aún más minoritario que el de los que proponen
la fenomenología existencial, lo constituye el de los geógrafos idealistas. Proponen como
base de su alternativa la filosofía idealista que afirma que lo que mueve las acciones
humanas, son los ideales, realizables o no, pero casi siempre considerados como realizables.
Es una filosofía acorde con las actitudes del humanismo, puesto que tiene especialmente en
cuenta la acción humana, y la acción del hombre en sociedad.
El idealismo * inicia la reflexión filosófica no a partir del mundo externo, sino del yo, el
sujeto o la conciencia. El idealismo como la fenomenología es desconfiado, desconfianza
que se manifiesta hacía todo lo real, o mejor dicho hacia todo lo que pretende ser real,
incluyendo los supuestos modelos de la realidad sensible. Para el idealismo, «ser» significa
ser dado en la conciencia. Una de las mayores diferencias entre el idealismo
fenomenológico de Husserl y el idealismo filosófico es que en el primero, la conciencia se
manifiesta como una multitud de sujetos, en tanto que en el segundo, en el idealismo
trascendental, hay sólo una conciencia pura.
En Geografía se adoptó el idealismo epistemológico que afirma que el mundo puede
conocerse sólo indirectamente a través de las ideas, y, por lo tanto, no existe mundo real que
pueda conocerse independientemente de la mente (Guelke, 1980, p. 134). Tanto Guelke
como Harris (1971) consideran que una metodología apoyada en el idealismo podría
resucitar el carácter sintético y holístico de la Geografía tradicional, pues se considera que el
enfoque cuantitativo empobreció de contenidos la disciplina al reducirla a un simple
espacialismo geométrico y ha producido teorías que explican cómo debería organizarse el
mundo partiendo de unos supuestos alejados de la realidad. En lugar de esta obsesión de
buscar leyes semejantes a las de las ciencias naturales, el geógrafo debería intentar compren-
der el funcionamiento real de las regiones.
El método propuesto es el Verstehen *, esto es, «repensar los pensamientos de aquellas
personas cuyas acciones espaciales queremos explicar» (Guelke, 1974, p. 193). Todas las
acciones espaciales: emigrar, cultivar, cambiar de residencia, etc., son resultados de un
pensamiento racional, apoyado en una teoría. Por lo tanto, para explicar el paisaje no es
preciso introducir un esquema teórico apoyado en unes supuestos restrictivos y casi siempre
pocos realistas (isotropía, racionalidad total del hombre, minimización de las distancias,
etc.); será suficiente reconstruir el pensamiento contenido en la acción espacial, que se
apoyará en una teoría que formará parte de la sociedad y del contexto cultural en la que se
inserta el actor o el grupo objeto de estudio.
Este modo de explicación empática * (Verstehen * ) es muy distinto del modo de explicación
del positivismo que es apropiado para comprender los fenómenos humanos no racionales y
fenómenos no humanos, pero inadecuado para los fenómenos humanos, puesto que ya están
ordenados según un pensamiento fundado en una teoría.
130
Todo hombre es, a la vez, una entidad física y social, y para explicar los aspectos o las
acciones del hombre sobre el paisaje, el geógrafo idealista sólo considera los aspectos
racionales de las acciones humanas, lo que no significa que no se valoren los factores
psicológicos y sociales, pero, en principio, se da por supuesto en todos los individuos una
normalidad física y psicológica; es decir, restringen su preocupación al pensamiento *-
acional que está detrás de la acción que origina o transforma un paisaje.
Así pues, la preocupación clave de los idealistas no es proporcionar una explicación
causal de un fenómeno del paisaje, sino llegar a comprender la significación humana del
mismo, puesto que los sucesos reales, los hechos, son sólo importantes en la medida que
estén dotados de significación humana.
La esencia del «repensar» implica discernir la finalidad de las acciones humanas, es
decir, la racionalidad de los actos objeto de investigación.
Por ello, el geógrafo no precisa disponer de teorías propias, ni afanarse en buscarlas, sino
simplemente elucidar las teorías en las que se apoya el pensamiento que lleva al hombre o a
un grupo a realizar una acción espacial. Es, pues, el geógrafo un usuario de leyes y teorías,
no un buscador de ellas. Así, por ejemplo, para explicar los movimientos migratorios hemos
de investigar en qué teoría se apoya la valoración de «mejores condiciones de vida», puesto
que una persona o un grupo no se siente atraído por una ciudad o región con «mejores
condiciones de vida», como las limaduras de hierro por un imán, sino que acepta como
mejores esas condiciones supuestas; el hombre es un «animal teórico» cuyas acciones se
basan en la comprensión teórica de una situación.
El idealismo comparte con la fenomenología su rechazo al positivismo * y su
preocupación por subrayar los hechos y sucesos de significación humana; pero el idealista *
hace una distinción clara entre los aspectos intelectuales y racionales del comportamiento
humano que son generalizables según determinados conceptos culturales, y los emotivos;
mientras que, como señala Guelke (1980, p. 142), los fenomenólogos, al intentar describir la
totalidad del mundo vivido, tal y como se produce en las experiencias individuales,
introducen un fuerte elemento de subjetividad, pues no logran separar los aspectos
suceptibles de comprensión objetiva de los que no lo son.
Con respecto al marxismo *, los idealistas subrayan más las influencias de las ideas,
dejando en un segundo plano la influencia del modo de producción en la sociedad.
La Geografía humanista es objeto también de críticas desde diversas posiciones. Desde el
punto de vista marxista se Índica, como subraya Lu-kacs, que la fenomenología comete el
error de «confundir la reproducción intelectual de la realidad con la estructura real misma»;
como consecuencia, la objetifícación de] hombre a través del trabajo, supone una cualidad
ilusoria de la conciencia y todo el esfuerzo del hombre de modelarse a sí mismo y al mundo,
se concibe como dictado por la conciencia, convirtiendo así la historia en el acto de pensar y
la naturaleza en una cualidad del pensamiento; por t consiguiente, la fenomenología, al
restringirse a la apariencia del mundo, es incapaz de penetrar en la realidad objetiva.
Algunos geógrafos positivistas centran sus ataques en el énfasis que otorgan a las
experiencias individuales, dudando que este tipo de trabajo pueda superar la fase
descriptiva. Smith (1981) subraya que no es suficiente «la observación ‘participante» y que,
61
sin procedimientos analíticos explícitos y replicables, la Oleografía humanista rio superará
la fase descriptiva, pues es precisamente en este tipo de enfoque donde más claro hay que
dejar el papel jugado por el analista social.
Así pues, el reto de la Geografía humanista está en aclarar la método-, logia, ya que la
palabra Verstehen * se aduce siempre que no se han resuelto los problemas metodológicos. Y
no hay que olvidar que el problema de la comprensión empática está en la posible
esquizofrenia intelectual de prescindir de nuestra propia visión del mundo para implicarnos,
sin ideas previas, en la forma de vida de la persona o grupo, objeto de investigación. Por ello,
hasta que no se aclare su metodología, la Geografía humanista es más una actitud crítica al
positivismo que una alternativa geográfica (Entrinkin, 1976, p. 630).
En suma, la gran aportación de la Geografía humanista es poner en tela de juicio muchos
conceptos mal conocidos, ensanchar el campo de la disciplina sugiriendo nuevas vías que
pueden ser esenciales, puesto que, como dice Relph, un estudio geográfico ha de medirse por
«lo que añade al conocimiento del mundo o a nuestra propia comprensión», más que por
seguir unas reglas metodológicas precisas.
Como conclusión podemos decir que la pretensión de derrocar «la dictadura del
positivismo» y buscar un nuevo paradigma que lo sustituya no se ha logrado y que, si bien
existen esquemas y propuestas apoyadas en filosofías diferentes al positivismo lógico,
carecemos de «ejemplares», es decir, de un cuerpo de doctrina, de una metodología y de unas
técnicas que permitan enfrentarnos con el estudio del nombre y su actuación en el medio.
Esta conclusión no quiere decir que los esquemas y alternativas expuestas no sean dignas de
tenerse en cuenta y de seguir profundizando en las mismas, puesto que algunas parecen muy
apropiadas en el campo de la enseñanza y de la ordenación del territorio. Así pues, la
proliferación de tendencias, lejos de producir confusión deben verse con una mente abierta,
aplicando el viejo proverbio chino «deja que broten cien flores», puesto que con todas ellas
conseguiremos una visión del mundo más plena, más matizada y, sobre todo, más humana
que con la adscripción ciega a un solo enfoque.

130 62

A modo de conclusión
A lo largo de esta obra, hemos utilizado frecuentemente el término de paradigma,
concepto acuñado por Kuhn, filósofo de la ciencia, para referirse a «las realizaciones
científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporciona
modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica» (1971, p. 13). El
término presenta una manifiesta ambigüedad (como indica Masterman y reconoce el
propio Kuhn) y aparece en su libro La estructura de las revoluciones científicas con
veintidós acepciones diferentes, lo que le lleva al autor a sustituir el concepto de para-
digma por el de matriz disciplinar (1971, p. 280); matriz, «por estar compuesta de
elementos ordenados, cada uno de los cuales requiere una especificación posterior», y
disciplinar, porque se refiere a lo que poseen en común los practicantes de una
disciplina particular; sin embargo, el concepto Atjparadigma ..ofrece un cierto valor
descriptivo, y así lo hemos utilizado a lo largo del libro. Ahora bien, no estamos de
acuerdo con el modelo que propone Kuhn para explicar la evolución del pensamiento
geográfico; los, cambios en el pensamiento geográfico ocurren no por una
acumulación de conocimientos, sino por una sucesión de revoluciones, de rupturas
profundas, de tal forma que la evolución del pensamiento geográfico, según Kuhn, se
produciría por una cadena de sucesos tales como: paradigma A, ciencia normal,
anomalías, crisis, revolución y paradigma B.
Es decir, la Geografía cuando se consolidó como ciencia dispondría de un único
paradigma y entraría en una etapa de «ciencia normal», lo que supondría para Kuhn
«una investigación basada firmemente en una o más realizaciones... que una
comunidad particular reconoce» (1971, p. 33). Estas realizaciones son recogidas por
los libros u obras que «exponen el cuerpo de teoría aceptado», son los ejemplares que
dan soluciones o ejemplos problemáticos resueltos... «con los que se inicia el
aprendizaje de una disciplina». Durante los períodos de ciencia «normal», el progreso
es evidente, pues no se pierde el tiempo en discutir la validez de los objetivos y
normas de la disciplina, y, por lo tanto, los miembros de esa comunidad pueden
concentrarse exclusivamente en los problemas que le sugiere el paradigma aceptado.
La etapa «normal» cesa «cuando la profesión no puede pasar por alto las
anomalías que subvierten la tradición existente de prácticas científicas» y comienzan a
investigarse otros aspectos no presentes en el paradigma hasta que llega a encontrar
uno nuevo que «debe parecer mejor que su competidor» y así aparecen «las
revoluciones científicas» que «son episodios de desarrollo no acumulativo en los que
un antiguo paradigma es reemplazado total o parcialmente, por otro nuevo e
incompatible» (p. 148).
Cada revolución supone el rechazo por parte dé la comunidad científica de una
teoría antes reconocida, para adoptar otra, incompatible con ella; la revolución supone
un cambio en la temática, transforma la «imaginación científica» y origina polémicas
y controversias en la comunidad científica. Toda revolución va precedida de una crisis
que se origina por la aparición de cuestiones que no resuelven el paradigma vigente
(anomalías); por ello, todas las crisis marcan períodos de confusión y las reglas son
menos estrictas, de tal forma que durante la crisis el panorama que ofrecerla disciplina
es semejante al que manifestaba en la fase anterior a la existencia de un paradigma en
la ciencia. Toda crisis concluye con la aparición de un nuevo paradigma y con la lucha
posterior, hasta su aceptación.
Como podemos observar, el esquema es simple y. atractivo, y de ahí la enorme
popularidad con que fue acogido en las ciencias sociales. En Geo-~ grafía, la difusión
de esta tesis se debe esencialmente" a Hággett y Chor-ley (1967) y especialmente a
Harvey (1973).
Conviene ahora decir que los historiadores de la ciencia geográfica pueden
agruparse en dos apartados: en primer lugar, los que explican la historia de la
Geografía subrayando la continuidad en su evolución, como un desarrollo lineal y
siguiendo etapas cronológicas. La Geografía no se relaciona ni con la filosofía ni con
la sociedad. Se identifica una corriente principal del progreso geográfico y se dejan de
lado las corrientes consideradas como secundarias o heterodoxas, de tal forma que es
una historia sobre la base de autores que han seguido el «recto camino» y no se repara
en los descarriados. Así, por ejemplo, Dickinson (1969) y Freeman (1961) siguen esta
línea tomando como hitos claves las figuras de Humboldt, Ritter, Hettner, Vidal de la
Blache, dejando de lado a Kropotkin o a Réclus.
En esta línea se encuentra también la obra de R. Hartshorne; para él, la
Geografía encontró pronto el «recto camino» con Kant, Humboldt y Ritter, que
dieron a nuestra ciencia una doctrina coherente y un contenido propio y diferenciado
de las «ciencia* sistemáticas», considerándola como «ciencia de la diferenciación
espacial de la superficie terrestre». Esta línea «auténtica» no se eclipsó nunca y fue
Hettner el que contribuyó más que cualquier otro a conservar y a difundir la
ortodoxia, es decir, la interpretación kantiana y la de los «modeladores de la
moderna Geografía»: Humboldt y Ritter. Describe también movimientos paralelos,
desviaciones y corrientes equivocadas, entre las que considera la más peligrosa la
del deterninismo -darvinista. Para Hartshorne, la Geografía no evoluciona por crisis
y rupturas, sino que adquiere sus bases y va delimitando progresivamente su objeto
y contenido. Siempre existen tensiones y conflictos, porque siempre aparecen
corrientes heterodoxas, que siempre acaban extinguiéndose víctimas de sus propias
contradicciones. Es decir, parece que la Geografía para Harsthorne no ha
experimentado cambios desde el siglo xix, y considera las corrientes heterodoxas
negativas; todo ocurre como si se tratase de una lucha entre el bien y el mal, la
verdad y el error. No sólo no se explica porque algunos geógrafos renunciaron a
seguir el camino de la ortodoxia, sino que culpa a éstos de impedir un mayor
desarrollo de la Geografía auténtica.
El segundo grupo de historiadores de la Geografía presenta nuestra ciencia sometida a
conmociones y revoluciones que cuestionan y' eliminan los valores y conceptos
tradicionalmente aceptados. Según éstos, el pensamiento geográfico desde el siglo xix
hasta nuestros días está marcado por dos o tres rupturas separadoras de etapas
significativas. Una de ellas se produce a finales del siglo xix con Ratzel que
obstaculizó la difusión del legado de Humboldt y Ritter (Vallaux, 1925; Febvre, 1922,
y Clozier, 1942). Otra ruptura sería la aparición del posibilismo francés (Febvre,
1922; Claval, 1964).
Vallaux considera así la historia de la Geografía: Humboldt y Ritter marcan una
primera etapa culminante, al que sigue la «conmoción» representada por Ratzel y
Vidal de la Blache; la segunda etapa es la posterior a estos autores. Sorre señala
también dos etapas semejantes a las propuestas por Vallaux, pero situando el punto de
ruptura en Haeckel, en cuya obra se apoyaría el enfoque ecológico. ,
Asimismo Crone (Í964) habla de dos períodos, el de los modeladores de la
Geografía y el de la moderna Geografía que aparecería con la obra de Darwin.
También Wrigley (1965) distingue la Geografía clásica (en la que incluye la obra del
joven Vidal), y la .Geografía moderna apoyada en los escritos vidalianos posteriores a
1900. Por último, James (1972) distingue tres paradigmas antes de 1950: exploración,
determinismo y enfoque regional, y otros tres después de los años 50: espacialismo,
comportamiento, percepción y geografía radical. Los geógrafos cuantitativos hablan
de sólo dos: el paradigma idiográfico, descriptivo, hasta la década de los años 50; y el
hipotético-deductivo, después del 50 (Bunge, 1962; Burton, 1963).
Nosotros consideramos que ambos enfoques son incompletos, el primero de ellos,
porque es internalista, es decir, estudia la evolución de la Geografía r de forma aislada
en un vacío epistemológico, abstraída de la filosofía y la ciencia, y también del
contexto social. Por otra parte, resalta a determinados geógrafos cuya contribución a
la Geografía «auténtica» se considera esencial y se deja de lado a otros que
presentaban métodos y cuestiones diferentes.
A mi modo de ver, esta manera de concebir la historia del pensamiento geográfico
es deformante por no insertarla dentro del mundo de las ideas y del contexto social
que le asigna unas funciones específicas. Asimismo prescinde del factor institucional
que tanta influencia ejerció en la consolidación de la Geografía y en la selección de
los temas de estudio; ¿Cómo puede entenderse la Geografía a finales del xix sin
referirnos a la expansión educativa, al nacionalismo y al colonialismo europeo?
¿Cómo puede entenderse el determinismo * geográfico sin hacer alusión al
darwinismo social *? ¿Cómo se entiende la revolución cuantitativa prescindiendo de
la II Guerra Mundial y de la guerra fría posterior, que fueron también guerras
científicas y ser científico era contribuir al sentimiento nacional y patriótico? Para el
geógrafo, el análisis científico de las formas espaciales era una tarea prestigiosa y
respetable. Y, por último, ¿cómo puede explicarse el nacimiento de la Geografía
radical y de las corrientes llamadas por algunos «anticientíficas», sin referirnos al
contexto de frustración motivado por la «ciencia dura», el anonimato, la
manipulación, el fracaso de la guerra de Vietnam y la contestación estudiantil del
Mayo Francés de 1968.
En lo que atañe al segundo enfoque, también lo consideramos simplista y
esquemático, e incapaz de explicar la evolución del pensamiento geográfico. Como
hemos dicho, un paradigma se desarrolla tomando como base un ejemplar, esto es,
una obra que recoge unas directrices, un punto de vista compartido, por la comunidad
de geógrafos. Según esto, el paradigma geográfico se desarrollaría en torno a un
ejemplar (la obra de un maestro muy influyente), a cuyas directrices —bases teóricas
y metodológicas— se acogería la comunidad de geógrafos que las pondrían en
práctica en sus investigaciones.
En este sentido la obra de Vidal sería el ejemplar del paradigma posibilista; la
Antropogeografía de Ratzel desempeñaría el mismo papel en él determinismo, y los
trabajos de los grandes .maestros Sauer y Hartshorne desempeñarían ese mismo papel
en el enfoqué del paisaje y corológico respectivamente; el influyente artículo de
Schaefer, Excepcionalismo en geografía, y la obra de Bunge, Theoretical Geography,
serían los ejemplares de la llamada revolución cuantitativa. Finalmente, ante las
«anomalías» del paradigma cuantitativo, nos encontraríamos, en el momento actual,
en una crisis en la que se ponen de manifiesto las insuficiencias del positivismo
lógico, siendo un momento preparadigmático hasta que una de las alternativas
examinadas —marxismo-anarquista o humanismo— resuelvan satisfactoriamente, a
los ojos de la comunidad de geógrafos, las anomalías actuales y se consolide un
nuevo paradigma, iniciándose una fase de desarrollo «normal» en la Geografía.
Sin embargo, el análisis de nuestra ciencia nos dice que el determinismo * y el
posibilismo * son paradigmas diferentes. El posibilismo no surgió a partir de una
revolución arrasando al determinismo. Ambos coexisten en el tiempo y se influyen
mutuamente. Así, por ejemplo, en la obra de Vidal existe una clara influencia de
Ratzel y de Darwin. Por otra parte, el paradigma davisiano es claramente darwinista y
de aplicación general en la geomorfología* en los Estados Unidos, Gran Bretaña y en consonancia con los problemas cambiantes con los que el hombre de hoy ha de
Francia (E. Martonne), pero no así en Alemania donde es rechazado por Penck y enfrentarse.
Hettner. i Kuhn nunca habla en su modelo de coexistencia de paradigmas, en este -
caso, conviven durante cincuenta años. Lo mismo ocurre en Estados Unidos donde el
enfoque ratzeliano (Semple, Huntington, Taylor) convive con la «morfología del
paisaje» de Sauer, el fundador de la escuela geográfica de Berkeley.
Asimismo la «revolución cuantitativa» coexiste en los Estados Unidos, por señalar
el país en donde tuvo mayor repercusión, con el enfoque paisajístico de Sauer y con el
corológico * de Hartshorne. Si de Estados Unidos pasamos a Francia? observamos
que la corriente cuantitativa no penetró hasta 1970 y además de forma tímida, siendo
dominante el enfoque idiográfico * En el momento presente conviven los paradigmas
clásicos con las nuevas propuestas.
Por todo ello, creemos con Johnston y Stoddart, que el modelo explicativo de
Kuhn no se acomoda a la evolución del pensamiento geográfico. En Geografía, en
lugar de hablar de procesos revolucionarios que comportan rupturas y cambios
bruscos, es más adecuado referirse a procesos graduales, a cambios en la temática, o,
mejor aún, a cambios en el énfasis de unos temas por otros, más que a una sustitución
global de un paradigma por otro. En realidad, los cambios en Geografía se dan
lentamente, como un proceso de difusión, y, como señala Huxley (1959), la aceptación
de cualquier innovación pasa por tres fases. En la primera se ridiculiza, en la segunda
se le reconoce algún valor y es en la tercera, cuando la comunidad científica la adopta
mayoritariamente; por otra parte, siempre existen personas que cuestionan la
originalidad de tal contribución y destacan que ya otros lo habían descubierto antes.
A la vista de lo expuesto concluimos que la Geografía no evolucionó
traumáticamente, mediante revoluciones, sino ensanchando su campo y ampliando las
perspectivas de una forma lenta. La popularidad del modelo propuesto por Kuhn se
debe a lo atractivo que resulta el esquema por su simplicidad, y también a la
tendencia, por parte de los que se adscriben a un nuevo enfoque o corriente
geográfica, a subrayar las diferencias y el carácter «revolucionario» de su aportación,
sintiéndose de este modo protagonistas de una «revolución científica». En realidad,
los cambios están relacionados con el mundo exterior a la Geografía y con los
intereses de la comunidad de geógrafos. Como dice Johnston, las innovaciones
siempre son permitidas y aceptadas por los geógrafos tradicionales para mantener una
cierta unidad de la disciplina, pero los partidarios de la introducción de "cambios van
creciendo en número y ocupando puestos de^^er" dentro de la estructura institucional,
con lo que las nuevas tendencias se incluyen gradualmente hasta llegar a ser
hegemónicas. Lo que ocurre en el momento presente es que los cambios, las
propuestas son muchas y han surgido en un breve plazo de tiempo. Sin embargo, esta
floración de enfoques no debe considerarse como algo negativo y decepcionante, sino
como el resurgir de una ciencia más humana, una geografía con rostro humano, más