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Una buena cata debe ser subjetiva y mucho mejor si es ciega. En ella se
confrontarán nuestras evaluaciones con las de otros catadores para intentar
definir conjuntamente las características del o de los cafés analizados. Ayudará
al éxito de la cata, el seguir un orden riguroso en las normas establecidas y
disponer del instrumental adecuado, sin improvisaciones que desvirtúen el
proceso.
Es importante trabajar en un lugar limpio, despejado, sin olores y sin ruidos que
dificulten la concentración. Ni que decir tiene, el tabaco y los licores deben
estar prohibidos.
Aroma
Un buen bebedor de café, al igual que un catador de vinos, antes de mojar los
labios en el café, aspira su aroma. El aroma nos anticipa el sabor del café. Lo
que saboreamos está determinado por lo que olemos. Con el olfato el
paladar gana en variedad y matices.
Acidez
Cuerpo
Sabor
Retrogusto
Cualidades
Amargo, muerto, sucio, plano, graso, agrio, delgado, duro, fangoso, rancio,
áspero, gomoso, aguado, en cambio no hablan bien de una taza de café.
Orígenes y particularidades
Los granos arábica cultivados en América Central a una gran altitud tienen un
cuerpo ligero, bien equilibrado y suave sabor.
El café de Kenia, por ejemplo, se destaca por sus notas cítricas. Con esta
afirmación no se pretende afirmar que que el café de Kenia sabe a pomelo –
sigue sabiendo a café, pero se pueden percibir diferentes matices.
Un café de Costa Rica suele ser equilibrado. Uno de Kenya debería ser a la vez
complejo y equilibrado, los granos de Sumatra pueden ser desequilibrados por
prepotentes tonos picantes y a lo mejor puede ser un poco áspero.
Conclusión
Pero otras son de dificil distinción incluso para un paladar medio-entrenado, las
distancias más sutiles pueden ser llamativas, pero son difíciles de comunicar y,
sobre todo, no serán uniformes de un año a otro de cultivo, o de una finca a
otra.
Consejos de cata
Los catadores profesionales utilizan rigurosos métodos para catar las muestras
de café. Para la cata informal no hay formas correctas o incorrectas pero es
aconsejable mantener siempre la misma metodología a fin de sacar
conclusiones que nos permitan avanzar en conocimiento y comparación.
Para preparar el café a catar se debe echar agua casi hirviendo sobre el café
en la proporción que nos resulte agradable (unos 8 a 10 gramos para una taza
pequeña). En lo posible el café debe ser fresco y estar recién molido. No es que
sea indispensable, pero si queremos aprovechar al máximo la ocasión es
importante que el café sea lo mas fresco posible para distinguir mejor sus
cualidades. Para eso también es importante verificar la calidad del agua,
supervisar la higiene de todos los utensillos y elegir un ambiente despejado y
neutro.
Las primeras veces es recomendable catar uno o dos cafés para no perderse.
Con la práctica se harán más claras las caracterísiticas distintivas de cada uno,
el paladar también se educa, solo se trata de probar, probar y probar!
No es esta la única forma de catar uno o varios cafés, también es usual la cata
de café espresso donde además del grano se evalúa la correcta elaboración de
la bebida.