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Historia de Hispano Argentina

En 1925, Don Carlos Ballester obtiene la licencia para representar en Argentina la marca Hispano Suiza. El
acuerdo contemplaba la importación de los vehículos en una primera etapa, para posteriormente
fabricarlos localmente. Pocos años antes, Ballester junto a su socio Eugenio Molina, habían instalado una
planta para la producción de armas automáticas. A fin de realizar conjuntamente ambas actividades
productivas se construye en Campichuelo 250 del barrio de Caballito una planta de 5.000 m2 equipada con
la más alta tecnología disponible en ese momento. Se establece la sociedad Hispano Argentina Fábrica de
Automóviles S.A. (HAFDASA), destinada a la producción de automóviles y motores Hispano Suiza, además
de piezas y repuestos para esta y otras marcas de automóviles, camiones y ómnibus. Entre los modelos
fabricados se destaca el H6 uno de los mas famosos y avanzados de su tiempo. Contaba con árbol de
levas en culata y un poderoso sistema de frenos con cuatro tambores y sevofreno, cuya patente fue
aplicada por famosas marcas europeas como Rolls Royce. Se estima que se construyeron unas 200
unidades de la versión local.
En 1933, salen de la planta los primeros motores nafteros destinados fundamentalmente a equipar
vehículos de transporte de cargas y de pasajeros de diversas marcas.

Motor Criollo

Poco tiempo después, el joven ingeniero Carlos Ballester Molina, hijo de Don Carlos, incorporado a la
sociedad desde finales de los años veinte, inicia sus estudios a fin de desarrollar un motor Diesel de alto
rendimiento. El proyecto avanza y deriva en la presentación de tres prototipos del denominado “Motor
Criollo” en sus versiones D1 de cuatro cilindros y 75 Hp; D2, seis cilindros y 95 Hp y D3 también de seis
cilindros, pero con una potencia incrementada a 150 Hp.
Los tres motores respondían al ciclo de 4 tiempos y estaban fundidos en un solo block. La refrigeración se
realizaba mediante camisas postizas centrifugadas. Las culatas estaban construidas en una aleación
especial desarrollada por Ballester Molina y era de dos piezas en la versión D1 y tres piezas en las
versiones D2 y D3. La inyección de tipo indirecta se realizaba en cámara de pre-combustión y los
inyectores estaban alimentados por bombas de origen europeo. La versión D1 presentaba un cigüeñal de
cinco bancadas, mientras que para las otras versiones era de siete. Contaba con bielas de tipo tubular de
acero al cromo níquel. Los pistones de seis aros estaban realizados en aleación liviana.
Todas las versiones disponían de válvulas a la cabeza de acero silicromo accionadas por varillas y
balancines a través de un árbol de levas ubicado en el cárter.
Basados en su bajo consumo y costo de mantenimiento, el motor criollo logró una rápida aceptación en el
mercado de vehículos de carga, especialmente aquellos de mas de cuatro toneladas. Este éxito impulsó a
la empresa a ampliar sus actividades a la fabricación de chasis y carrocerías para camiones y ómnibus,
llegando incluso a abastecer con vehículos blindados al ejército argentino, además de los modelos de
camión Criollo Chico 4 x 4 (motor de 95 HP) y Criollo Grande 6 x 6 (motor de 150 HP). Estos últimos se
utilizaban como tractores de piezas de artillería de 155 mm.
La experimentación de Ballester Molina con el motor criollo lo llevó a la construcción de un prototipo de
vehículo desarrollado a partir de un chasis de camión alivianado. Con este prototipo, Molina alcanzó en
1939, un récord al recorrer 1.200 kilómetros a una velocidad promedio de 135 km/h llegando en algunos
tramos a 170 km/h.
El Coronel Perón y Ballester Molina junto a un motor PBT adaptado para aviación.
Coleccion H. Eichert. Derecha motor criollo.

Otros motores

HAFDASA también produjo una serie de motores PBT en una gama que variaba entre los 12 y los 45 HP.
Uno de estos últimos fue dotado de un dispositivo especial y adoptado como motor de aviación en forma
experimental. Estos motores, originalmente diseñados para los autos PBT fueron empleados en una serie
de motobombas portátiles para el Departamento de Bomberos y la firma asimismo construyó motores
diesel de 90 y 120 HP para la Prefectura entre 1943-45. Además del motor PBT, HAFDASA produjo los
motores fuera de borda "Surubí” destinados a las unidades de ingenieros del Ejército Argentino. Este
motor, basado en modelos utilizados por la Wehrmacht en la Segunda Guerra fue diseñado por la Fábrica
Militar de Aviones, y producido en series cuasi-industriales por HAFDASA

Aunque faltan cifras oficiales, se estima que HAFDASA produjo más de 6000 motores gasoleros y nafteros,
los últimos de patente Lycoming, que en un principio se importaban de los Estados Unidos. A pesar de
estos esfuerzos, la empresa no pudo continuar sus actividades automotrices y se concentró, con mucho
éxito, en la producción de material bélico hasta su cierre definitivo en 1961.

Agradecimientos:

http://www.autohistoria.com.ar/historias/hispano_argentina.htm

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