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LA MENTALIDAD DE MAMBA

COMO JUEGO

Kobe Bryant
Prólogo de PAU GASOL
Introducción por PHIL JACKSON
Fotografías y epílogo por ANDREW D.
BERNSTEIN
Recuerdo, cuando era niño, obtuve mi primer
Balón de baloncesto real.

Me encantó sentirlo en mis manos. Estaba tan


enamorado de la pelota que en realidad no quería
rebotarlo o usarlo, porque no quería arruinar los
granos de cuero con guijarros o los surcos
perfectos. No quería arruinar la sensación.

También me encantó su sonido. El toque, toque,


toque cuando una pelota rebota en la madera dura.
La nitidez y la claridad. La previsibilidad. El
sonido de la vida y ligero.

Esos son algunos de los elementos que me


encantaron de la pelota, del juego. Estaban en el
centro y la raíz de mi proceso y oficio. Ellos
eran las razones por las que pasé por todo lo que
pasé, puse todo lo que puse, cavé
tan profundo como pude.

Todo volvió a ese toque especial, toque, toque que


primero me enamoré como un niño.
Este libro está dedicado a la próxima generación
de grandes atletas. Que encuentres el poder de
entender el viaje de otros para ayudarte y crea tu
propio viaje.

Solo hazlo mejor que este

—KB

A mi familia, gracias por su amor, apoyo y


paciencia.
—ADB
aquí: NBA All-Star Slam Dunk Contest, 8 de
febrero de 1997, Cleveland.

aquí: GUERREROS DEL ESTADO DE ORO, 7


de octubre de 2001, Visitante.

aquí: MIAMI HEAT, 17 de enero de 2013

aquí: Práctica, 1996, Hawaii.

aquí: Práctica, 1996, Los Angeles.


PREFACIO
EN FEBRERO DE 2008, MI VIDA CAMBIÓ.
Fue un momento crucial en mi carrera como
jugador de baloncesto, pero también en mi vida
fuera del deporte. Mi camino se alineó con uno de
los mejores jugadores que jamás haya jugado el
juego que amo.

Apenas unas horas después de que me dijeron que


me habían cambiado de Memphis Grizzlies a Los
Ángeles Lakers, estaba en un vuelo a campo
traviesa a Los Ángeles, tan opuesto a una ciudad
como puedes encontrar. A la mañana siguiente,
tuve que pasar por un examen físico obligatorio
para finalizar mi operación. Los Lakers estaban en
el camino y no podía esperar para unirme a mis
nuevos compañeros de equipo, así que tan pronto
como terminé mi examen físico, tomé otro avión a
Washington, DC. Kobe me llamó esa mañana y
me pidió que me reuniera una vez que llegara. El
Ritz Carlton. Era más de la 1 de la madrugada
cuando finalmente llegué a mi habitación, y poco
después escuché que alguien llamaba a mi puerta.
Fue Kobe. Para mí, esa fue una gran demostración
de un verdadero líder, y nuestra reunión tuvo un
gran impacto en mí, al instante. El mensaje era
claro: no había tiempo que perder, el momento era
ahora, vamos a buscar un anillo. Su mentalidad
era inconfundible: se trataba de ganar.

Una de las cualidades que ha hecho a Kobe tan


exitoso, y siempre lo será, es su atención al
detalle. Siempre nos decía: si quieres ser un mejor
jugador, debes prepararte, prepararte y prepararte
un poco más. Su disección del juego estaba en
otro nivel. Soy un jugador que mira mucha cinta,
me gusta ver el último juego de mis oponentes
para ver cómo están jugando en el punto en que
estoy a punto de enfrentarlos, pero Kobe dio unos
pasos más allá de eso. Lo recuerdo como si fuera
ayer: estuvimos en Boston durante las finales de
2010 y obtuve un
Texto de él. Quería que fuera a su habitación para
mostrarme algunos clips de cómo los Celtics
estaban cubriendo el pick-and-roll y cómo
deberíamos atacarlo para el próximo juego. Sé de
hecho que el grado de detalle, tanto en la
preparación como en el estudio, fue un factor
clave para que nosotros ganáramos esos
campeonatos y muchos de los éxitos que Kobe
logró individualmente.

En toda mi carrera, nunca he visto a un jugador


tan dedicado a ser el mejor. Su determinación no
tiene paralelo. Indudablemente trabajó más duro
que cualquier otra persona con la que haya
jugado. Kobe sabía que para ser el mejor necesita
un enfoque diferente al de los demás. Recuerdo un
momento en que nos juntamos como equipo para
tener nuestra cena anual justo antes de los
playoffs. Estaba sentado a su lado, y cuando nos
estábamos preparando para irnos, él me dijo que
iría al gimnasio a hacer ejercicio. Por mucho que
yo fuera consciente de la cantidad de tiempo extra
que dedicaba fuera de nuestra casa. horas
regulares de trabajo, siempre me sorprendió lo
disciplinado que podía ser incluso durante una
situación relajada. Cuando todos los demás
pensaban que era hora de acostarse, su mente le
decía que era hora de adelantarse a la
competencia.
A lo largo de los años, muchas personas se han
preguntado lo difícil que debe haber sido jugar
con Kobe. Realmente no lo fue. Todo lo que tenía
que hacer era comprender de dónde venía, de qué
se trataba y cuánto deseaba ganar. Desafía a los
jugadores y entrenadores para que coincidan con
su intensidad, su deseo, para dar lo mejor de sí
cada día, no solo en los juegos, sino también en
las prácticas. Kobe quería saber de qué estabas
hecho, y si podía contar contigo para ayudarlo a
ganar, simple y llanamente. Siempre le estaré
agradecido. Sacó lo mejor de mí como jugador de
baloncesto, y también me hizo una persona más
fuerte. Nuestro tiempo fue realmente invaluable.
Soy el hermano mayor de mi familia y siempre
trato de ser un ejemplo para mis dos hermanos
menores, desafiarlos cuando creo que necesitan
ser y alabarlos cuando se lo merecen. Kobe es lo
más parecido a un hermano mayor para mí. Nunca
dudó en decirme las cosas como eran, nunca me
endulzó nada y me desafió en el camino para que
pudiera dar lo mejor de mí en todo momento.
A través de los mejores momentos, pero
especialmente durante los momentos más
difíciles, nuestro vínculo solo se fortaleció y
siempre nos apoyamos mutuamente, tal como lo
harían los hermanos.

Disfruta de este magnífico libro, que refleja algo


de lo que he compartido aquí contigo, las
cualidades de una persona extraordinaria. No
tengo dudas de que te inspirarás.

—PAU GASOL, compañero de equipo 2008–


2014

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