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La fidelidad en Catulo.

Daniel Antúnez Rodríguez

El principal problema al que nos hemos enfrentado a la hora de realizar el trabajo ha sido, no tanto
el enfrentar la cuestión acerca de la fidelidad en las relaciones amorosas, sino más bien al hacerlo en
la cuestión acerca de la fidelidad en las relaciones de amistad.

De todo el liber, en el poema en el que mejor se deja entrever la visión de Catulo sobre la fidelidad
es en el poema LXXVI, en el cual Catulo deja claro que la relación con Lesbia, la cual abarca un
amplio número de poemas, -a saber II, III, V, VII, VIII, XI, XXXVII, XXXIX, LI, LVIII, LXVIII b,
LXX, LXXII, LXXV, LXXIX, LXXXIII, LXXXV, LXXXVI, LXXXVII, LXXXVIII, LXXXIX, XC, XCI,
XCII, CIV, CVII, CIX, CXVI- ha terminado, de una manera más bien poco amigable.

Catulo ve la fidelidad como un pacto, por no utilizar el término "contrato", entre los dos implicados
que además involucra a la divinidad, que es la cual ha de dar la solución.

La fidelidad como un pacto, del cual se habla, como "la obra bien hecha, que ha de ser recordada,
que los hombres son honrados y han respetado la santidad de algo" (por utilizar las mismas
palabras de Catulo). Es un elogio a, no sólo las personas, sino también a Roma en si, en los pactos y
tratados de paz que hacía en las relaciones "internacionales" llamémoslas de tal modo, las cuales
solían ser bastante benevolentes entre ambas partes, cosa que cambiaría con el tiempo, como nos
cuenta Tácito.

La fidelidad no es algo que se rompa, como tal, la fides como concepto institucional, los foedus no
se rompían con facilidad, y la pietas es la virtud que mantiene la fidelidad, por tanto, en este
poema, Catulo afirma que la infidelidad de Lesbia es algo parecido a una enfermedad, de la cual
sólo la divinidad, la Fides, puede salvarle, dado que él ha sido fiel.

Pero vamos ahora a entrar en el llamado Ciclo de Lesbia, el cual podría, según J. Granarolo, estar
dividido a su vez en varios subtemas principales como: la pasión (51, 68 y 104), la felicidad (5, 7,
68 y 107), los rivales con los que Catulo ha de "luchar" por el amor de Lesbia (37, 77, 88, 89, 90,
91), y los de sospecha, sueños y desesperación del poeta (75, 87, 109, 76)1.

De estos grupos arriba mencionados, vamos a obviar los de pasión, y los de felicidad, y vamos a
centrar los esfuerzos en entrever el concepto de fidelidad en los grupos de poemas, en los que el
autor se puede mostrar más duro, más frío.

En el 77, Catulo dice que Rufo le ha "robado todos los bienes", y a Gelio (88-91), después de varios
ataques sobre incestuosidad, homosexualidad, etcétera, le dice en el poema 91 que "a pesar de haber
tenido un trato íntimo, se regocija en todo lo que hay algo criminal".

Lo que se sobreentiende en estos ataques a sus "rivales" por el amor de Lesbia, es que están
quebrantando, no solo la ley humana, sino también la ley divina, la cual no debe romperse para
evitar que la justicia divina caiga sobre uno mismo.

Con respecto al segundo grupo, los de sospecha, sueño y desesperación, reforzando esta idea de que
la fidelidad es un pacto, con la otra persona, y también con la divinidad, en el 75, le dice a Lesbia
(tras una traición) que "su alma se ha perdido por su fidelidad"; En el 87, Catulo habla de su amor
como un "pacto de fidelidad", como Lesbia nunca ha conocido; en el poema 109, Catulo "pide a los
dioses que le permitan hablar sinceramente para mantener el pacto de sagrada amistad".

1 A. Soler Ruiz, Catulo, Poemas; Tibulo, Elegías, BCG 188, pp. 31-32.
La fidelidad en Catulo. Daniel Antúnez Rodríguez

Todo esto, nos recuerda, y mucho, a la obra titulada De legibus, inspirada en la obra homónima del
filósofo Platón. En donde, en el libro II, 8,19 se dice:

diríjanse a los dioses con pureza, practiquen la piedad, absténganse de suntuosidades. A quien actuare
de modo contrario, la divinidad misma le castigará. [...] y a los méritos por los cuales se les concede a
los hombres su ascensión al cielo: la Inteligencia, la Virtud, la Piedad, la Fidelidad, y de estos méritos
haya santuarios2.

Todo esto nos lleva irremediablemente a la pregunta ¿por qué se repiten tanto los términos piedad y
fidelidad en los poemas de Catulo, que relevancia tienen en Cicerón, y qué puñetas quieren
expresar? Tomemos en cuenta, en primer lugar, la acepción de la RAE sobre el término trato 3,
siendo, la segunda acepción, Tratado, convenio, especialmente el que se hacía entre distintos
Estados o Gobiernos, y la quinta, aunque coloquial es, Contrato, siendo este a su vez, Pacto o
convenio, oral o escrito, entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada, y a cuyo
cumplimiento pueden ser compelidas.

Entonces entendamos que un trato, es algo que vincula a ambas partes, más o menos como el
iūsiūrandum o el sacrāmentum que hacían los militares del ejército Romano.

Bien, según el Dictionnaire étymologique de la langue latine, pág 586, "Es este sentido del
'juramento' que la palabra ha tomado en el lenguaje militar, dónde se abordó empleada por
primera vez en una acepción diferente de iūsiūrandum, el sacrāmentum siendo personal y
voluntario, el iūsiūrandum colectivo e impuesto."

Todo esto nos retrotrae a la figura, al recurso estilístico, a la Militia amoris que más tarde se pondrá
como tal en la figura de Ovidio, (Amores I, 9).

Pero volviendo al tema, que nos vamos por los cerros de Úbeda, una vez tratado el tema sobre las
relaciones amorosas, vamos a verlo sobre las relaciones de amistad, y para ello necesitamos recurrir
una vez más al omnipresente Cicerón, en el de Amicitia, 20, nos da la definición de amistad:

Pues la amistad no es otra cosa a no ser el acuerdo de todas las cosas divinas y humanas con benevolencia
y amor; ciertamente no sé si, exceptuada la sabiduría, algo mejor que esta se dio al hombre por los dioses
inmortales. Unos anteponen las riquezas, otros la buena salud, otros el poder, otros los honores, muchos
incluso los placeres. Esto último ciertamente es propio de las bestias, pero aquellas cosas anteriores son
caducas e inciertas, puestas no tanto en nuestras determinaciones cuanto en la temeridad de la fortuna.
Pero los que ponen el sumo bien en la virtud, ellos ciertamente hacen muy bien, pero esta misma virtud
engendra y contiene la amistad y la amistad no puede existir sin la virtud de ningún modo.

Más adelante, en el 65, dice al hablar acerca del amigo cierto:

Pero el fundamento de su estabilidad y constancia, que buscamos en la amistad, es la fidelidad; pues nada
hay estable que sea infiel. Además, es conveniente que sea elegido alguien simple y común y que sienta lo
mismo, es decir, que se mueva por esas mismas cosas, todas las cuales pertenecen a la fidelidad; pues ni
puede ser fiel un carácter múltiple y tortuoso, ni cierta mente el que no se mueve por estas mismas cosas
ni siente lo mismo por naturaleza puede ser fiel o estable.

2 C. Pabón de Acuña, Las Leyes, BCG, 381, 2009, pp. 80-81.


3 Tomo el término trato, y no alguno de los otros dos, dado que se entiende que la fidelidad y la piedad son ambas
partes de un trato con la otra persona.
La fidelidad en Catulo. Daniel Antúnez Rodríguez

Curiosamente Catulo le dedica a Cicerón el poema XLIX, en el cual dice de si mismo,


irónicamente, que es el peor de los poetas en la misma medida en que tú eres el mejor abogado de
todos. Aquí se presupone que el ejercicio de la abogacía, el defender a la gente, ocurriría lo mismo
de hoy día y habría gente que no mereciera ser defendido.
Dentro del grupo de poemas dirigidos a sus amistades, obviando el XLIX, ya mencionado, tenemos
varios grupos, según los amigos a los que se menciona en ellos, siendo los poemas escritos a
Veranio y Fabulo (IX, XII, XIII, XXVIII, XLVII), los de Licinio Calvo (XIV, L, LIII, XCVI), los
que se referen a la muerte del hermano del poeta (LXV, LXVIII, a y b, CI), los de Cornelio Nepote
(I, CII), los de Cinna (XCV, CXIII), y los de Flavio (VI), Varo (X), Cecilio (XXXV), Cornifcio
(XXXVIII), Carmerio (C).

De todos estos, es en el poema L, dedicado a Licinio Calvo, el primero 4 en que volvemos a ver otra
vez el que sería el castigo divino, pues Catulo le dice guárdate de ser soberbio, y te pido que no
desprecies mis súplicas, no sea que Némesis se vengue de ti. Es una diosa apasionada: guárdate de
ofenderla.

Luego tenemos el poema que abre el liber, dedicado a Cornelio Nepote, en el cual encontramos una
suerte de invocación a una de las Musas, a la que llama "Virgen protectora" y cuya identificación es
ciertamente problemática. Por último, de todos estos grupos de poemas, en el cual se vuelve a ver
algo parecido a un pacto con la divinidad, fidelidad, etcétera, es en el CII, dedicado también a
Cornelio Nepote, en el cual se da toda la información necesaria, afirmada tanto por Cicerón, como
por Catulo, en este poema, el cual dice, literalmente.

Si a un amigo discreto ha sido confiado algo por un amigo fiel, cuya lealtad de espíritu ha sido a fondo
conocida, encontrarás que yo estoy ligado a ti con tal juramento, Cornelio, y piensa que me he
convertido en un Harpócrates.

Volvemos a ver la idea de la fidelidad unida a un juramento, que une a dos personas o partes, al
mismo tiempo que les une con la divinidad (ver lo dicho sobre el poema L). Para terminar de
cumplir el juramento, Catulo dice convertirse en un Harpócrates, que es la deidad egipcia Ḥr-p3-
ẖrd, que es el nombre del dios egipcio Horus en Alejandria, al cual los griegos adoptaron como dios
del silencio, y del cual nos habla Plutarco:

Según la obra de Plutarco "De Iside et Osiride" Isis y Osiris mantuvieron relaciones póstumas de las que
nació, antes de tiempo, Harpócrates, un niño débil de piernas. Es el sol débil del amanecer o el sol del
invierno, desnudo y desprotegido. Pero igual que este sol se transforma en un Sol poderoso, el débil niño
se convierte en el Horus poderoso vengador de la muerte de su padre Osiris, en el Horus armado y
guerrero, Hartomes, que lucha contra Seth5.

4 El primero, siguiendo el orden grupal adoptado.


5 http://egiptologia.org/mitologia/panteon/wp/harpocrates.htm

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