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ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA GRÍTIGA
Los ensayos reunidos en el presente volumen condensan quince años de investiga-
ciones etnológicas, de reflexiones y de lecruras que abordan problemas planteados
por una redefinición de la realidad social entendida como un proceso. A lo largo
del libro, Alban Bensa lleva a cabo una reflexión continua sobre los fundamentos
epistemológicos de una antropología de la acción, del hecho y de las transforma-
ciones sociales, pregunrándose sobre las relaciones y diferencias ·emre explicación ¡,E
antropológica y explicación histórica. El fin el exotismo. Emayos de antropología
crítica ofrece una mirada crítica sobre los usos antropológicos de la noción de
m5
cultura e invita a pensar las relaciones sociales como acms históricos singulares.
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Nacido el 18 de septiembre de 1948, Alban Bensa es amropólogo; direcmr de estUdios
de la École des Hames Émdes en Sciences Sociales (EHESS), director adjunto del
lnsrimr de recherche imerdisciplinaire sur les enjeux sociaux (Iris), el cual fundó en
2007 junto con Didier Fassin, antropólogo, sociólogo y médico francés. Bensa se ha
especializado en el pueblo kanak, de Nueva Caledonia, archipiélago al que ha dedicado
numerosos artículos y obras. ()
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EL FIN DEL EXOTISMO
ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CRÍTICA

Alban Bensa

Daniel Rudy Hiller


Traducción

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301.01
BEN-f Bensa, Alban, amor
El fin del exotismo: ensayos de antropología crítica 1Alban Bensa; Daniel Rudy ÍNDICE
Hiller, uaductor --Zamora, Michoacán : El Colegio de Michoacán :Secretaría de
Cultura© 2016.
271 páginas; 23 cm.-- (Colección Ensayos)

1. Antropología-- Filosofía
2. Sociología
3. Etnografía
4. Exotismo
PREFACIO 9

PRÓLOGO 15
Tírulo original: La fin de l'exotisme
PRIMERA PARTE. EL RETORNO A LA REALIDAD 25
© Anacharsis Éditions, 2006 J. La antropología a prueba de la historia 29
JI. La razón gráfica 71
Primera edición en espailol, 2016
III. Antropología, historicidad y generalización 93
Elfin del exotismo. Emnyos de mmopologín crítica
SEGUNDA PARTE. PRÁCTICAS Y FÁBRICAS DEL TIEMPO !05
Coedición: El Colegio de Michoacán, A.C./ Secretaría de Cultura
IV. Las ciencias sociales frente al aconrecimienro !09
©A Iban Bensa, por la obra original V. El fin de los mundos o el cenotafio de las culturas 131
©Daniel Rudy-Hiller, por la traducción
© Guadalupe Lemus, por la ilumación de porrada TERCERA PARTE. LÓGICAS DEL ACTOR 141
VI. Sociología e historia de los semi miemos 145
© D.R. 2016, El Colegio de Michoacán, A. C.
Centro Público de Investigación, Conacyt VII. Individuo, ·estructura, inmailencia. Gregory Bateson y la Escuela
Marrínez de Navarrete 505, Las Fuentes francesa de sociología 165
59699 Zamora, Michoacán
publica@colmich.edu.mx CuARTA PARTE. PRÁCTICAS ETNOLÓGICAS 185
D.R. © 2016, Secretaría de Cultura VIII. Acerca de la relación etnográfica: en busca de la justa distancia 189
Dirección General de Publicaciones 1X. El etnólogo y el arquitecto 199
Av. de la Reforma núm. 175, CoL Cuauhrémoc X. Padre de Pwiidé. Retorno a una etnología a largo plazo
C.P. 06500, Ciudad de México
213
www.culrura.gob.mx
EPÍLOGO
237
ISBN 978-607-9470-44-9 El Colegio de Michoacán, A. C.
ISBN 978-607-745-382-6 Secretaría de Cultura BIBLIOGRAFÍA
243
Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por ÍNDICE ONOMÁSTICO 263
cualquier medio o procedimiemo, comprendidos la reprografía y el tratamiemo informático, la foto-
copia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los editores. ÍNDICE TOPONÍMICO
269
Impreso en México 1 Printed in Mexico
PREFACIO

Con mucha frecuencia se identifica a la antropología que se practica en


Francia con el estructuralismo de Lévi-Strauss, que pretende poner al descu-
bierto los invariantes que supuestamente regirían las relaciones de parentesco
y los mecanismos mentales, que se plasmarían en la elaboración de los mitos.
Se trata, pues, de una antropología que inevirablemente conduce a hacer caso
omiso de la historia, del contexto social y, por ende, de los problemas actuales
de los grupos estudiados, para prestar su atención de manera casi exclusiva a
las "estructuras" comunes que resisten al paso del tiempo, dejando de lado las
especificidades de cada población humana.
Sin embargo, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial existe en
Francia otra poderosa corriente antropológica que centra su interés en el estu-
dio de los cambios que se producen en los pueblos colonizados por las poten-
cias europeas, corriente que puede ilustrarse muy bien con la obra pionera de
Georges Balandier.
Alban Bensa (París, 1948) ocupa un lugar muy original en el seno de
esta última corriente, a cuya renovación ha contribuido de manera impor-
tante con sus detalladas etnografías de los kanak de Nueva Caledonia, con
su interés en la historia de esta población, con su apoyo razonado a la defensa
de su derecho a la autodeterminación y con sus reflexiones epistemológicas
sobre la práctica de la antropología.' Este libro que reúne diez ensayos suyos
constituye un excelente muestrario de las distintas facetas de su quehacer

l. Para la redacción de esre prefacio, hemos recurrido a la emrevis¡a aurobiográfica que Alban Bensa ofreció a la
revista Vammm, 44, 21 de junio de 2008, de donde tomamos gran pane de la información que aquí presentamos.
Nuestra otra fueme de información son las múltiples conversaciones informales que hemos mantenido con este
aUior a lo largo de los aiios.

9
EL FIN DEL EXOTISMO PREFACIO

antropológico, sobre la relativa a su interés por reflexionar sobre los funda- escuchan y a la cambiante competencia política que existe entre los distintos
mentos filosóficos de su disciplina. clanes kanak. 3
De manera muy significativa, Alban Bensa no escribió su tesis doc- A fuerza de regresar, ·prácticamente afio tras año, a hacer trabajo de
toral sobre algún grupo "exótico", cbm9 se acostumbraba en aquel entonces, campo en Nueva Caledonia, Álban Bensa fue descubriendo, poco a poco, que
sino acerca del catolicismo popular en la. antigua provincia de Le Perche, al esta actividad no sólo provocaba cambios significativos en la aldea en la
suroeste de París. 2 Es decir que empezó su búsqueda de la otredad al inte- que residía, sino que también lo está transformando a él mismo. Su exitosa
rior de la misma población francesa. Sin embargo, su director de tesis, Jean integración en el mundo kanak culminó cuando una familia de la aldea
Guiart, le animó después a integrarse al equipo de lingüistas que trabajaban terminó por adoptarlo y, de esta manera, integrarlo a una compleja red de
las lenguas de Oceanía, con la dirección de André-Georges Haudricourt. parentesco, en la que adquirió derechos y obligaciones. Uno de sus descubri-
Atraído por la idea de que así podría estudiar algún grupo realmente exótico mientos más desconcertantes fue el de percatarse que espontáneamente había
de Nueva Caledonia que, a pesar de la colonización francesa, hubiese con- desarrollado hacia sus parientes los sentimientos que la tradición esperaba
servado su alteridad impoluta, tuvo que desengañarse rápidamente cuando de él. Así, con sus ((hermanas" mantenía una relación respetuosa y distante,
Haudricourt le fue mostrando que la visión tradicional que imperaba en la mientras que con sus primas cruzadas establecía fuertes lazos de camaradería.
antropología sobre los kanak se reducía a puras especulaciones carentes de Toda ilusión de otredad radical terminó así por desaparecer: no sólo los kanak
todo fundamento empírico. Era necesario, entonces, ponerse a estudiar en eran personas como uno, que lejos de estar determinados rígidamente por
serio y en detalle lo que los propios kanak decían de su mundo y la manera reglas culturales, elaboran estrategias de inciertos resultados en un mundo
en que se desenvolvían en éste, incluyendo sus relaciones con los colonos cambiante e imprevisible, sino que el antropólogo mismo podía terminar por
franceses. adquirir reflejos sociales de los kanak a fuerza de convivir con ellos.
Así tras aprender una de las 28 lenguas habladas por los kanak, requi- Este trabajo de campo intensivo y repetido no sólo le permitió com-
sito indispensable para comprender su sociedad, Alban Bensa llevó a cabo su prender mejor el significado de las acciones de los kanak, sino que le hizo
primer trabajo de campo en Nueva Caledonia en el verano de 1973. Desde ese descubrir la intolerable situación de "apartheid" colonial en la que vivían en
momento, decidió dedicar sus esfuerzos a recopilar las tradiciones orales y los Nueva Caledonia, territorio francés de ultramar. Muy rápidamente, simpa-
relatos escritos, mucho más abundantes de lo que se podría pensar a priori, de tizó con el líder independentista kanak, Jean-Marie Tjibaou, y se comprome-
los kanak. lnevirablemente, esta problemática le llevó a interesarse no sólo en tió con su lucha a favor de la autodeterminación de Nueva Caledonia. De esta
la historia de los kanak -muchos de sus relatos se referían a hechos del pasado forma, su trabajo de antropólogo se desdobló entre su actividad estrictamente
perfectamente documentables-, sino a su significado político en el contexto profesional y su papel de experto que, por medio de conferencias, entrevistas
de la colonización francesa. Así, por ejemplo, los relatos míticos de los clanes y artículos y libros de divulgación, se esforzaba por explicar a los franceses la
que detallan las tierras de las que se fueron apropiando a lo largo del tiempo situación de los kanak y las razones del movimiento independentista que iba
resultan una manera muy eficaz de mantener viva la memoria sobre sus terri- adquiriendo cada vez más fuerza. 4 Esta última faceta de su quehacer adquirió
torios ancestrales, que les fueron arrebatados por los colonos franceses. Por mayor relevancia después de los llamados acontecimientos de 1984, cuando
otra parte, estos relatos míticos se van adecuando a los interlocutores que los la gendarmería francesa lanzó un asalto contra los retenes levantados por

3. Alban Bensa y )ean·Ciaude Rivicrre, Les chemins de l'allimlu. L'organisation socia/en us reprismtatio11J tll
Nouvrlle-Calédonie (Région de Touhr; --airt linguistiqur ámtt!Ji), París, CNRSISELAF, 1982.
2. AIban Bensa, Lu srtints guérúmm du Perrlu-Grmit: rspau symboliqur du Boragr, París, Insdtut d'Ethnologie 4. Alban Bensa, Norwdle-Calldonir: Un paradif dam la tourmrllte, París, Gallimard (Découverres Gallimard.
(Musée de l'homme), 1978. Hisroirc), 1990; y Chroniques Kanak. L'tthnr;/ogir en marche, París, Erhnics (!8-19. Documenrs), 1995.

10 11
Et FIN DEL EXOTISMO PREFACIO

los independentistas kanak, asalto que degeneró en un enfrentamiento, en francés sobre la revuelta de 1878, relato que contrapone con la memoria
una toma de rehenes y-en un operativo de rescate, que arrojaron un saldo histórica de los actuales ka na k de ese mismo acontecimiento. 8 Esta veta
sangriento de cuatro policías, dos militares y diecisiete kanak muertos. Tras etnohistórica trabajada por Alban Bensa culminó recientemente con la pu-
la victoria del Partido Socialista Francés en las elecciones de ese año, la dra- blicación del libro, acompañado de un CD, Les sanglots de l'aigle pecheur.
mática y explosiva situación de Nueva Caledonia encontró finalmente un Nouvelle-Calédonie. La guerre kanak de 1917, escrito en colaboración con el
cauce político. En los llamados 'Acuerdos de Matiñón", se acordó dividir el historiador Adrian Muckie y el erudito kanak, Kacué Yvon Goromoedo.9
territorio de Nueva Caledonia en tres provincias -dos de ellas controladas por En esta obra, Alban Bensa y sus colaboradores contextualizan, analizan y
los kanak-; poner en práctica una política de desarrollo que beneficiara a esta publican en edición bilingüe una colección de relatos y epopeyas kanak sobre
población y que les permitiera reivindicar sus tradiciones, y finalmente llevar la revuelta de 1917 contra el reclutamiento forzoso de kanak para enviarlos a
a cabo, en un plazo de diez años, un referéndum de autodeterminación de combatir en los frentes de la Primera Guerra Mundial.
Nueva Caledonia. Estos acuerdos fueron ratificados por los franceses en un Además de su labor de etnólogo erudito y de su compromiso político
referéndum nacional en 1988. con los independentistas kanak, Alban Bensa ha desarrollado a lo largo de
Desgraciadamente un año después, Jean-Marie Tjibaou fue asesinado su carrera una notabilísima reflexión filosófica sobre el quehacer del antro-
por elementos independentistas radicales kanak, que lo juzgaban demasiado pólogo, destinada a combatir el esencialismo, el culturalismo, el afán de
conciliador. En homenaje a su amigo, Alban Bensa junto con su discípulo, exotismo, la búsqueda de la alteridad radical y el estructuralismo que tantos
Eric Wittersheim, recopilaron sus discursos políticos, sus entrevistas y sus estragos han causado en esta disciplina 10 Para Alban Bensa, la antropología
escritos con el fin de publicarlos.' debe escribirse (o filmarse) 11 partiendo de un conocimiento detallado de los
Como parte de la nueva política francesa en Nueva Caledonia, se acontecimientos cotidianos o excepcionales que se producen en el seno de
decidió crear un centro cultural destinado a dar a conocer las tradiciones toda sociedad, acontecimientos que deben ser ubicados e interpretados en su
kanak en Numea, la capital. Alban Bensa fue, lógicamente, designado como contexto social e histórico. Son estas reflexiones epistemológicas las que gra-
asesor del arquitecto italiano Renzo Piano, encargado de su diseño y cons- cias a los esfuerzos de la Secretaría de Cultura y de El Colegio de Michoacán
trucción. Inspirándose en las palabras de Jean-Marie Tjibaou: "nuestra iden- llegan ahora a manos de los lectores mexicanos en este libro. 12 No dudamos
tidad está más adelante de nosotros", crearon un edificio vanguardista que,
sin embargo, se inspiraba de las formas arquitecturales kanak y utilizaba
diversos materiales locales. 6 8. Michel Miller, 1878. Cnmetsdemmpngnrm Nouvel!e-Cnlldonie. Prkrdédr ln Gurrrrd;tltni, récitknnnk, presen-
tación de AIban Bensa, Tolosa, Anacharsis, 2004.
Vale la pena destacar que el compromiso político a favor de la autode- 9. Tolosa, Anacharsis, 2015.
terminación de Nueva Caledonia no apartó a Alban Bensa de su trabajo de JO. Además de es1e libro, el lector mexicano puede leer la traducción de la larga conversación que mvo con Bemand
etnógrafo-historiador centrado en la recuperación de las tradiciones orales y Richard: AIban Bensa, Deipuésde Lfvi-Strnms. Por unnnutropologín de esenia bmnn11n, México, FCE (Colección
Umbrales), 2015.
escritas de los kanak7 A este se sumó la publicación del relato de un colono 11. En efecto, Alban Bema jumo con Comolli, escribió el guión y participó m la realización de la pelí-
cula documental, Lrs rspríti de Koniambo. En /erre knnak, París, Ane/Archipei/CNRS, 2004.
5. Jean-Marie Tjibaou, La prismce Knnnk, París, Editions Odile Jacob, 1996. 12. Vale la pena precisar que esra versión en espaiiolno coincide roralmente con el libro Ln fin dr l'exotisme. Essais
6. Es1a experiencia 1an original para un amropólogo fue plasmada en el libro de AIban Bensa, Erlmologíeet nrcbilec- d'nmbropologie critique, Tolosa, Anacharsis, 2006. El auror eliminó siete artículos que juzgó de menor inrerés
ture: le Cemre Culture! Tjibnou, Noumfn, Nouvelle-Cn/Monir, 11/lt rfnlisnlion de Renzo Piano, París, Adam Biro, para los lectores mexicanos (''Acles de parole. Dialogue amhropologique", "De la culrure e1 du myrhe comme
2000. anefae1s", "Images et usages du temps", wParoles et mémoires. A propos du Centre Tjibaou de Nouméan,
7. AIban Bensa y Jean-Ciaude Rivierre, Les filies du rocha Alf. Comes paid et au1m rfcils, París 1 Numea, Geurhner "Mauss dans la uadirion durkheimienne: de l'individu ala personne", individus, les musées er l'hisroire",
1 ADCK, 1995; y AIban Bensa y Atéa Amoine Goromido, Histoíre d'une chef.forie knnak. Ln pnys de Koolmf y "Une e1hnologie mimétiquen). En cambio aiiadió dos ensayos posteriores a la publicación del libro en francés
(Nouvelle-Cnlédonie), París, Karthala, 2005. ("Amhropologic, hisrorici1é et généralisation", y "Pi: re de Pwadé. Rerour it une erhnologie de longue duréeH).

12 13
EL FIN DEL EXOTISMO

que dichas reflexiones habrán de suscitar múltiples y fructíferos deba res en el


seno de la antropología mexicana, y de otras disciplinas afines. PRÓLOGO

Dr. Juan Pedro Viqueira


Centro de Estudios Históricos
El Colegio de México

Este libro ofrece una mirada crítica sobre los usos antropológicos de la noción
de cultura e invita a pensar las relaciones sociales como actos históricos sin-
gulares. En efecto, si consideramos las sociedades como totalidades culturales
dotadas de una especificidad irreductible, si sostenemos que cada una de ellas
mantiene relaciones particulares con el tiempo y si mantenemos la idea de un
actor predeterminado por un orden funcional o estructural, ¿no estaríamos
condenados a producir análisis que por su irrealidad hirieran de muerte al
mundo social? Por el contrario, tratar los hechos sociales como acciones per-
mite afirmar su historicidad y volver a situar la antropología en el seno de las
ciencias históricas.
La antropología adquirió su prestigio mediante la producción de tra-
bajos que privilegiaban la idea de una similitud de comportamientos indivi-
duales y de una estabilidad de actitudes colectivas en el marco de un mismo
conjunto preestablecido, ya fuera éste étnico, regional o nacional. Dichas
regularidades se concibieron como sistemas que obedecían ellos mismos a
reglas generales. De acuerdo con el credo funcionalista -el de la antropo-
logía cultural estadounidense, británica o francesa-, los comportamientos,
aprehendidos sincrónicamente, se subordinan a la necesidad de "reforzar la
cohesión social" y la redacción de monografías constituye una de las mejores
maneras de demostrar su homogeneidad. Por su parte, el credo estructura-
lista -el de los análisis estructurales de origen francés inspirados por la obra
de Claude Lévi-Strauss- sugiere que esos mismos comportamientos mantie-
nen entre ellos relaciones lógicas que forman sistemas simbólicos dotados de
una eficacia propia. Cada uno de estos sistemas podría entonces estudiarse
como una lengua específica cuya gramática revelaría las estructuras que sub-
yacen a las apariencias. Sería injusto negar la importancia de tales investiga-
ciones tanto para la historia de la disciplina como para la gran cantidad de

14 15
EL FIN DEL EXOTISMO PRÓLOGO

materiales que ordenan. Sin embargo, resulta necesario preguntarse si dichas nada de inocente. Este auténtico salto narrativo sólo es posible mediante la
clasificaciones no terminan por confirmar la idea de una realidad social fun- ejecución de rupturas manifiestas o mediante actos de prestidigitación menos
damentalmente estática y si su alcance no se ve limitado de modo considera- explícitos que es necesario analizar en detalle con el propósito de evaluar sus
ble en cuanto uno adopta una concepción más histórica de los hechos. Así, implicaciones y consecuencias. Valiéndose de referencias teóricas y de mate-
este libro aborda los problemas planteados por una redefinición de la realidad riales etnográficos, sociológicos e históricos, los ensayos aquí reunidos hacen
social entendida como un proceso. Al mismo tiempo, critica los procedi- el esfuerzo de detectar lo que la generalización desecha, evita u olvida para
mientos, la mayoría de las veces implícitos, de los que se echa mano para producir sus enunciados globalizantes. El paso de lo singular a lo global sólo
formular enunciados generales que engloban de un solo golpe una sociedad, puede llevarse a cabo al término de un trabajo de descontextualización que
un área cultural o una civilización. extrae de manera arbitraria los hechos sociales de sus circunstancias contin-
Sin lugar a dudas, la diversidad de estudios antropológicos y socio- gentes, respecto de las cuales, sin embargo, son indisociables.
lógicos impide reducirlos a un solo tipo de descripción y de análisis. Los Esta negación de la realidad histórica inmediata es tanto más para-
trabajos que adoptan una perspectiva histórica (perspectiva la mayoría de las dójica cuanto que, en este caso, el trabajo de campo se presenta como una
veces global antes que microsocial) revelan por contraste las caracterísricas de actividad desmitificadora ineludible. Con todo, es preciso constatar que el
aquellos otros que soslayan la historia. Lógica funcional y lógica estructural, discurso de apariencia realista del "yo estuve ahí" desemboca rara vez en
en efecto, coinciden en el hecho de apartarse de cualquier punto de vista una crónica de lo que sucedió en realidad "ahí". Esto se debe sin duda alguna
histórico. De ahí que este libro critique ambas lógicas, designándolas por al esquema dualista que postula la existencia, como dice el refrán, "de un
comodidad con el término genérico de antropología (o de antropológico) para Dios bonachón detrás del armario", es decir, de un "lugar otro" que resulta
contraponerles el proyecto de una antropología crítica e histórica. más significativo que las relaciones sociales observadas y practicadas en el
Junto con la psicología, la antropología es la ciencia social más pro- transcurso de una experiencia irrepetible. Clément Rosset se mostró irónico
clive a formular enunciados generales y totalizadores con supuesto valor de r.especto de "la reticencia ancestral de la filosofía a tomar en consideración la
ley, ya sea sobre conjuntos muy amplios (tal pueblo, tal cultura, etcétera), ya simple realidad [...], recurriendo a un principio exterior a la realidad misma
sea sobre la sociedad, o incluso sobre la Humanidad. Ya se trate, por ejem- (Idea, Espíritu, Alma del mundo, etcétera) que está llamado a fundarla, a
plo, de la naturaleza supuestamente analógica del pensamiento chino, de la explicarla e incluso a justificarla". 1 Con la perpetuación en el campo de las
oposición entre lo sagrado y lo profano, de las lógicas clasificatorias de cual- ciencias sociales de la oposición de cuño académico entre noúmenos y fenó-
quier tipo de pensamiento, etcétera, la propensión a ascender rápida y deci- menos, ¿no se está acaso empecinando en suprimir, en nombre de un sig-
didamente hacia enunciados generales a partir de observaciones in situ y de nificado oculto al que sólo el investigador tendría acceso, no únicamente
comparaciones en todas las direcciones termina por rivalizar también en sus los hechos banales de todos los días sino también la realidad social en sus
aspectos menos técnicos con la filosofía e incluso con la religión. La validez aspectos más tangibles, a saber: su carácter inacabado, conflictivo, incierto,
científica de esos grandes esquemas es controvertible. atormentado, su densidad y su dinámica temporal? Junto con la dimensión
Si la antropología es, como el resto de las ciencias sociales, una ciencia fluctuante, problemática y voluntaria de las relaciones sociales no se dejan
histórica, no puede aislarse del flujo de los acontecimientos para asentar el sen- de lado únicamente algunos elementos marginales y superficiales de la vida
tido de las prácticas sobre una base supuestamente global o universal. El hilo humana en sociedad, sino, creemos, varias de sus características determinan-
conductor de este libro es el cuestionamiento de los argumentos mediante los tes. En la medida en que éstas no ocupen el centro de la reflexión no dejará
cuales se pasa de la historia a las estructuras, de la acción a la norma, en suma,
de lo complejo a lo simple, al término de un trabajo de escritura que no tiene l. C. Rosset, 1988: 12-13.

16 17
EL FIN DEL EXOTJSMO
PnóLoGo

de abrirse una brecha entre los acontecimientos y su descripción. Así, un parentesco, del mito o de lo político! Esta negación de la historia priva al
relato proferido en circunstancias particulares puede transformarse en fenómeno social de su característica principal: su consustancialidad con el
un mito ciue se inserta en un sistema estructural de transformación; un punto tiempo. "El tiempo es un río sin márgenes", reza el proverbio hindú. A no ser
de vista normativo expresado por una persona influyente (el informante pri- que se acredite la idea aristotélica de un "motor. in¡p_óvil)), nada nos_ autoriza
vilegiado, por ejemplo) tiende a convertirse en una regla supuestamente aca- a distinguir al interior de lo que se dice, ·se hace y se piensa una suerte de
tada por toda la población; algunas prácticas separadas de su contexto o núcleo sólido de la existencia social. Puesto que en ella todo está vinculado
algunas metáforas erigidas en formas de pensar corren el riesgo de actuar con todo, las relaciones sociales, tan inmersas en el tiempo como generado-
como entidades constitutivas de una estructura de parentesco o de un orden ras ellas mismas de temporalidad y por lo tanto doblemente irreversibles,
simbólico. Entre los hechos densos, cambiantes, sin contornos bien definidos deben ser comprendidas como un proceso. En caso de que obedezcan a
y la norma clara, organizadora y explicativa imaginada por el especialista, se ciertas reglas generales, éstas no pueden ser sino las reglas que gobiernan la
alza un abismo que lo llena a uno de perplejidad. temporalidad de toda vida social. Se trata de una temporalidad que no sólo
Si se observa de cerca, resulta claro que los principios lógicos -o acumula los recuerdos de las situaciones anteriores sino que también recibe
incluso estadísticos- que se piensa haber inferido rigen no tanto el mundo una orientación determinada en la medida en que las personas manipulan el
estudiado como el método de investigación. Al obligar a las cosas y a las paso del tiempo. Cuando se consideran desde dentro las situaciones sociales
personas a decir algo más de lo que muestran y dicen por sí mismas, se hace reales se puede apreciar que el tiempo moldea y es a la vez moldeado por
coincidir las respuestas con las preguntas sin producir verdaderos conoci- todas las partes involucradas. Cada una de ellas toma nota de lo que ya está
mientos. Con ello, se coloca a distancia prudente la realidad social de refe- ahí y prepara lo que será en un futuro próximo. Ninguna perspectiva que
rencia y se le reduce a unas cuantas reglas y significaciones unívocas, algunas tienda a descontextualizar su objeto de estudio será capaz de dar cuenta de
veces incluso improbables o, en todo caso, bastante desfasados en relación la tensión entre el presente, el pasado y el futuro que hace de la vida social
con los acontecimientos y a lo que los actores locales o los miembros comu- una historia.
nes de la sociedad estudiada comprenden de ellos. Concebidos como formas El seccionamiento de la experiencia en elementos que a la postre se
típicas de un universo social integrado a una "cultura" con contornos bien rearticulan para formar un conjunto genérico primordial disocia el fenó-
delimitados o bien como verdades acerca del orden cultural en general, los meno social de la historia. P01: el contrario, interesarse por los procesos y las
modelos que subyacen a la diversidad de los hechos sólo pudieron transacciones nos permite escapar a la influencia de la generalidad -a la que
poniendo a la historia entre paréntesis. La autonomía y el valor de ley que se Bachelard temía por su posible confinamiento a la banalidad- y nos invita a
les atribuye son proporcionales a su pretensión de resistir el paso del tiempo. desmenuzar la singularidad, el detalle y la experiencia. Esta perspectiva, que
Las explicaciones antropológicas en términos de invariantes funcio- coloca en primer término el curso efectivo de las acciones y las interacciones,
nales o dispuestas en estructuras se diferencian de todas aquellas explica- implica volver a enfocar roda nuestra atención tanto en los individuos como
ciones que plantean las otras ciencias sociales por su tendencia a sustraerse en sus capacidades de tejer lo social en el transcurso del tiempo. Determinados
a una de las propiedades ineludibles de la condición humana. Me refiero a por su historia pero también artífices de su propia vida, los individuos distan
la fuerza del tiempo que no se encuentra fuera sino dentro de la realidad, mucho de ser apéndices de una totalidad que daría forma (¿de qué manera?)
inscrita de cierta manera en su trama. Si desgraciadamente con el paso del al mundo en que evolucionan. La negación del actor transforma las relacio-
tiempo todo desaparece, ¡qué tipo de contorsiones de orden metodológico nes sociales en meros efectos de una estructura y reduce las organizaciones
y teórico no es necesario llevar a cabo para levantar los armazones y las psíquicas individuales a ser ejecutoras de tareas inconscientes sobre las cuales
fórmulas canónicas eternamente válidas y, por así decir, inoxidables, del no tienen ningún control. No es mi intención promover aquí el regreso de

18 19
[L FIN DEL EXOTISMO PRÓLOGO

un actor dorado de una capacidad de intervención omnipotente, al fin y al cristalizan todos nuestros sueños de un Lugar Otro o de un Paraíso. Para
cabo tan abstracta y difusa como la sociedad concebida como un sujeto; me poder imaginarlos fue necesario separar con erudición lo extraordinario de lo
interesa, por el contrario, interrogarme acerca de los campos sociales y psico- banal, lo lejano de lo cercano, lo primitivo de lo moderno. Puesto que la defi-
lógicos de lo posible. No sólo no todo es posible sino que el margen de acción nición del objeto de estudio era un corolario de la definición de .la disciplina,
es limitado, de manera que cada uno, al momento de intervenir, se encuentra la antropología se autonomizó hasta el punto de parecer en varias ocasiones
a su vez condicionado por su ecuación personal y por sus propias herencias. una ciencia del hombre distinta del resto de las ciencias sociales e históricas.
Si se quiere entender este espacio disponible y a los actores que actúan dentro Su separación progresiva respecto de la historia, y más tarde respecto de la
de él es necesario pasar por la investigación microsocial. sociología, le permitió asimismo practicar ostentosamente un tipo de razona-
Las tres negaciones (de la realidad, de la historia, del actor), cuyo miento muy particular dedicado por completo a circunscribir algunas dife-
examen recorre este libro de principio a fin, son responsables del imaginario rencias y a hacerlas dialogar entre ellas bajo la figura de la alteridad radical.
teórico y a final de cuentas político del Grand Partage: Los fundamentos y Si la extrafieza del otro se encuentra en la base de todo tipo de exo-
los efectos de las monografías de la antropología cultural y de los estudios tismo, el aporte de la antropología a la perpetuación de esta postura esté-
estructurales convergen en el establecimiento de esta división en la medida rica resulta bastante considerable. El etnólogo desconfía desde luego de los
en que ambos se repliegan sobre una serie de órdenes funcionales o simbó- periplos y prefiere pasar por la experiencia paradójica de arraigarse en algún
licos ahistóricos que levantan una barrera entre sociedades con o sin histo- medio extranjero de manera efímera; sin embargo, los textos que escribe
ria. El abandono del contexto en beneficio de un "texto" purgado de todo como resultado de sus viajes al centro de su lugar de estudio pueden generar
tipo de impurezas contingentes aísla unidades semánticas que parecen tanto un desconcierto comparable al que suscitan los libros de los escritores viaje-
más extrañas cuanto que, una vez efectuada la separación, resulta imposi- ros. Además, la antropología contribuye a aumentar de manera importante
ble vincularlas con la experiencia humana común. La anulación del tiempo el halo mágico que rodea a la aventura cuando se dedica a comparar entre sí
inmoviliza a las personas y las cosas, convirtiendo sus acciones voluntarias distintas rarezas con el fin de trazar los contornos del continente más o menos
en "comportamientos". Los gestos y las palabras se vuelven completamente perdido de las sociedades primitivas, a veces incluso de la Sociedad Primitiva.
enigmáticos una vez que se les desactiva de esta manera y se les despoja de sus El antropologismo es un exotismo en el sentido en que dispone alte-
razones y su finalidad. La supresión de individuos singulares implicados en su ridades en serie bajo el estandarte del pensamiento salvaje y erige así una
presente y portadores de proyectos sustituyó las intenciones individuales por barrera entre el mundo de la razón que es duefia de sí misma y el mundo
la autoridad única y misteriosa de la "cultura", receptáculo de todo aquello del mito. Numerosos autores han evidenciado hasta qué punto esta división
que creemos no comprender del otro. Estas premisas negativas terminaron suele ser contemporánea de situaciones de dominación política. La noción de
por crear entre Ellos y Nosotros el abismo imaginario de la alteridad de la "mito" emerge cuando la polis griega dedica sus esfuerzos a distinguirse de los
que la antropología pretende con frecuencia ser la especialista. Esas personas bárbaros. En el seno del ethnos se relega a todos aquellos individuos que no
-y la lista es larga- que se aprehenden a través de sus mitos, que perciben el pueden entrar en la polis por ser habitantes de los "suburbios", en los que la
tiempo como un eterno retorno de los orígenes, que no tienen una conciencia irracionalidad oral impide el ejercicio dellogos y la escritura. Consolarse con
exacta de las fronteras de su yo o que rechazan al Estado incluso antes de las quimeras de su propia alteridad es lo único que los metecos pueden hacer
haberlo conocido, etcétera, no pueden ser sino grandes Otros en los que se entonces. Si, como dice Victor Hugo, "soñar está permitido a los vencidos", 2
esto se debe a que la vigilancia militar, administrativa y científica a la que
El amor se refiere a la supuesta división entre sociedades "civilizadas" (o "con historia" o "modernas") y socieda-
des "primitivas" (o "sin historia'') [Notad el edimr]. 2. V. Hugo, 1866.

20 21
EL FIN DEL EXOTISMO PRóLOGO

se somete a las poblaciones dominadas las priva de su capacidad de decir y El Grand Partage no existe. No hay solución de continuidad entre
hacer su propia historia. Resulta revelador en ese sentido que los intereses de Ellos y Nosotros, de manera que la perpetuación en esta esfera de todo
los poderes coloniales se fusionen con frecuencia con los del análisis antro- género de dualismo supone el retorno condescendiente de presupuestos evo-
,¡;
pológico. La descontextualización de las acciones y la despersonalización de lucionistas. A la cesura entre sociedades tradicionales y modernas;· holistas
los actores, ya sean ambas el resultado de una serie de reglamentaciones o e individualistas, ahistóricas e históricas no corresponde ninguna realidad
de teorías especializadas, sumerge a los indígenas en un no manS land terri- observable, ni, a fortiori, ningún grupo de argumentos dignos de credibili-
torial y mental en el que sus capacidades de acción se ven considerablemente dad. Las personas clasificadas en una o en otra de estas dos grandes categorías
limitadas. no son prisioneras de ninguna muralla mental ni de ningún cerco sistemá-
Estas relaciones de poder definieron las condiciones políticas del tico. A lo sumo están obligadas a resolver problemas locales con los medios de
conocimiento del "otro". Es cierto, por un lado, que los etnógrafos se distan- a bordo. A lo sumo no recibieron, en razón de su historia personal y colectiva,
ciaron de ellas en numerosas ocasiones con el propósito de acercarse física y la misma caja de herramientas. Pero nada nos autoriza a hacer del melanesio,
mentalmente a las poblaciones locales y que, por el otro, sus investigaciones del rumano o del inmigrante de tal lugar o de tal época el portador de una
revelaron un número importante de daros que las administraciones colonia- alteridad inconmensurable. No existen más que relaciones relativas y cam-
les no habrían podido suministrar nunca. Sin embargo, el sentido que a final biantes que, en función de las circunstancias, se solidifican o se mitigan hasta
de cuentas se le da a los productos de la investigación, así como su coordi- el punto de desaparecer. Ha llegado el momento de terminar con la deriva
nación en el marco de un conjunto de texms descriptivos o analíticos -sean que, al mantener una suerte de fascinación por la Alteridad, tiende a convertir
monográficos o comparativos-, terminan por alimentar la hipótesis, en sus la antropología en un banco del sueño.
versiones funcionales o formales, de la alteridad profunda, hipótesis que com- ¿Elfin del exotismo? No se trata de una constatación ni de un deseo
parten el discurso relativista y la ideología colonial. sin duda alguna piadoso cuanto de una necesidad para dejar de negar la rea-
Una vez que estas construcciones narrativas plantean la existencia de lidad de lo social, para aprehenderlo como un mundo enteramente histórico.
entidades estables erigidas en sistemas cerrados desprovistos de roda historici- Al llevar a cabo esta rarea, claro está, hay que tener cuidado de no pasar de
'dad, su tarea no puede ser sino la de inferir normas y códigos que se suponen un extremo a otro, de la utilización de fórmulas sintéticas que ocultan el
estables y específicos. Cada etnia o cada civilización se convierte así en la curso efectivo de las interacciones a la anotación interminable -efectuada sin
expresión de una forma de pensar o de una mentalidad. Cabe interrogarse, distancia alguna- de las circunvoluciones de todo lo que acontece. En mi opi-
sin embargo, acerca de cuáles son las determinaciones históricas tanto de nión, únicamente la crónica de un segmento de la historia que se vivió con las
estos esquemas como de su elaboración -sea ésta o no el producto de un personas estudiadas durante el trabajo de campo, por un lado, y la reflexión
trabajo académico-. Asimismo, valdría la pena preguntarse si la referencia a in vitro acerca de las características de las coacciones inherentes a situaciones
determinadas estructuras mentales, políticas o de alguna otra índole puede específicas, por el otro, permiten instrumentar un empirismo razonado que
conservar algún valor heurístico frente a una descripción de las prácticas efec- no sacrifique la singularidad histórica de los hechos sobre el altar etéreo de
tivas cuyo objetivo no sea buscar sus hipotéticos fundamentos. Finalmente, la generalidad. Por consiguiente, será necesario entender las acciones y los
sería in1porranre preguntarse en qué medida se pueden franquear las barreras discursos según la lógica de su historicidad propia y extraer las reglas de su
del Grand Partage mediante las prácticas etnológicas. Efectuar una trans- contingencia. En el presente volumen intenté plantear -por medio de la crí-
gresión de este tipo, como lo prueban los numerosos debates sobre el tema, tica- las condiciones de un proyecto con estas características. Un segundo
sólo es posible mediante una reorientación completa de la antropología en el libro, aún en preparación, se internará de manera resuelta en el camino de
sentido de un acercamiento decidido a la- historia. una antropología pragmática de la acción.

22 23
EL FIN DEL EXOTISMO

La mayoría de los textos reunidos en el presente volumen fueron


escritos a lo largo de los últimos quince años; únicamente tres de ellos se PRIMERA PARTE
remontan a los años ochenta. Su elaboración tiene sus raíces en una primera EL RETORNO A LA REALIDAD
investigación de etnografía y de historia rurales del oeste de Francia así como
en una experiencia de larga duración de la Nueva Caledonia kanak: trabajos
de campo en buena medida fundados en una aproximación etnolingüística;
seguimiento atento y comprometido del ascenso del nacionalismo mela-
nesio; trabajo conjunto con el arquitecto Renzo Piano y con la Oficina de
Desarrollo de la Cultura Kanak y sus distintos equipos en la realización
del Centro Cultural Tjibaou de Numea; participación en algunos proyectos En su estricta evidencia inmediata la realidad es dolorosa y necia. No tiene
museográficos. Las ideas desarrolladas en este libro deben mucho también al nada que decir y no dice nada. La búsqueda de su sentido lleva a aprehenderla
ejercicio de la docencia y al seminario que impartí durante diez años con Jean a través de un doble, ya sea una imagen o un discurso. 1 Pero el doble no es
Bazin en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. la cosa misma, de manera que existen dobles más o menos adecuados a su
referente, imágenes difusas, enunciados falsos o que provocan incredulidad.
La posibilidad de equivocarse se debe a la ambición de los diferentes tipos de
discursos desarrollados: o bien se toma en consideración sólo aquello que se
percibe directamente a través de la experiencia -esto es, una serie de fragmen-
tos bien localizados en el tiempo y en el espacio-, o bien se glosan conjuntos
a los que nunca se ha observado como tales pero cuya existencia se supone
porque son capaces de dotar de sentido a todos aquellos detalles que, en caso
de ser considerados de manera aislada, permanecerían opacos para siempre.
El tránsito de lo particular a lo general gana en inteligibilidad lo
que pierde en realidad. Puede incluso elevarse hasta la cima de la irrealidad
cuando uno se imagina, ya una vez en esta pendiente fatal-escolástica, diría
Bourdieu-, que la realidad misma existe únicamente en las ideas que se for-
mulan acerca de ella. Así, al asimilar a Napoleón atravesando la ciudad de
Jena el 13 de octubre 1806 al "alma del mundo", Hegel abre el camino a todas
las proposiciones que convierten una simple observación en el paradigma de
una categoría, un principio o una estructura, sin que se sepa a final de cuentás
si dichas envolturas corresponden o no a sus contenidos.
Un gran número de enunciados generales o semigenerales no son
confirmados por los hechos cuando se separan estos últimos, como subraya

l. Cf C. Rosset, 1977.

M
EL FIN DEL EXOTISMO
PRIMERA rARTE

Jean-Claude Passeron, de los contextos singulares en los que adquieren senti- La antropología, con todo, se ha complacido en borrar sus huellas mediante
do.' Se les despoja de su historia en nombre de la naturaleza humana, la socie- .la producción de teorías que recurren ampliamente al concepto de cultura. El
dad, el espíritu, el genio de la lengua, etcétera, que la inevitable recurrencia primer capítulo explora las condiciones y las consecuencias de esta incansable
de las cosas terminaría por demostrar. Pero con la aparición de la generación empresa de denegación.
subsiguiente resulta fácil percatarse de que el principio considerado como la En el principio era el verbo. No el que profiere ex cathedra una boca
médula sustancial de un mundo determinado era en realidad una convicción de sombra anónima y envolvente, sino el de los intercambios de palabras bien
pasajera, un conocimiento falso que está relacionado con los juegos de poder, localizados en el tiempo y en el espacio. El hecho de abordar los datos como
en suma, una ideología que bien hubiera podido evitarse gracias a un mínimo testimonios escuchados y registrados con motivo de una serie de diálogos
de realismo. insertos en una determinada situación representa el calentamiento previo a
Criticar la escenificación de las ideas generales supone regresar a la roda carrera teórica. En el segundo capítulo se confrontan los argumentos
realidad, con el fin de reapropiarse de los medios para mirar las cosas de de los partidarios de un substrato simbólico en el que se podría aglomerar la
frente y para hablar de ellas de manera más tangible, aunque luego se tenga diversidad de las prácticas del lenguaje con los razonamientos de los defenso-
que plantear de otra manera la cuestión ineludible de la generalización. Esto res de un análisis decididamente contextua] del habla.
es lo que intento hacer en la primera parte de este libro, al evaluar la ruptura El trabajo del antropólogo sigue siendo indisociable del trabajo del
de la antropología con la historia (grande o pequeña), al criticar el privilegio etnólogo. Las técnicas de anotación, registro y análisis utilizadas durante y
que la primera concedió a la lengua (langue) en detrimento del habla (paro/e), después del trabajo de campo propiamente dicho tienen una repercusión con-
al destacar la influencia de las distintas lógicas de escritura sobre sus métodos siderable en el texto final. Cuando se pasa a la escritura, la influencia de la
y análisis, y al mostrar en qué sentido las nociones de cultura y de mito dan razón gráfica sobre nuestros modos de categorización no es anecdótica sino
lugar a una pérdida de visión considerable. central. ¿Acaso la antropología estructural, como sugiere Jack Goody, 3 no
Fue necesario desplegar un número importante de esfuerzos epis- releyó la oralidad según el rasero de la elaboración de listas y cuadros que
temológicos e institucionales para hacernos olvidar que las ciencias sociales efectuaron los primeros textos de la humanidad? El tercer capítulo explora
tienen una estrecha relación con la historia, primero en sentido teórico en esta hipótesis al evaluar el impacto que tienen los esquemas gráficos en la
calidad de ciencias históricas, segundo en sentido metodológico gracias a la atribución de lógicas formales al pensamiento salvaje.
crónica de campo entendida como un proceso de recopilación de información La noción de cultura es indispensable para efectos de totalización.
inscrito en una temporalidad concreta. Eludir la historicidad del hecho social Marco imaginario de una realidad social indefinida y confusa a pesar de
significaría conferirle una cierta naturalidad, es decir, una rigidez hipotética. todo, dicha noción supone que en alguna parte debe existir un orden en
Sin embargo, la capacidad de transformación de las sociedades invalida esta el desorden, un sentido en el sinsentido, un lugar en el que se consuman
hipótesis. Así, por ejemplo, ni las diferencias entre los sexos, ni las estructu- los pensamientos y los actos -necesariamente inacabados, sin embargo- y
ras de la mente humana, ni el intercambio erigido en principio constituyen que se registra en el transcurso de nuestras investigaciones. Pero esta bóveda
los marcos intangibles de orden biológico, cognitivo o lógico que delimitan maternal es una ilusión. La realidad es rugosa. Hecha de esto y aquello, resiste
las posibilidades de metamorfosis de la familia, el relato o la circulación de los a toda trascendencia. Es preciso, pues, pensar sus fragmentos dispersos de
bienes y las personas. No existen datos que no sean producto de una historia. manera distinta. Así, los mitos son relatos inmersos en una historia local y

2. J.-C. Passeron, 1991.


3. J. Goody, 1979.

26 27
EL FIN DEL EXOTISMO

global antes que en una cultura.' En cuanto a ésta, no puede tratarse de la


I
LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA
portadora de una alteridad insuperable, ya que en el transcurso de la investi-
gación etnográfica aprendemos a convertirnos en alguien diferente. El cuarto
capítulo explora estas pistas sirviéndose del apoyo de documentos.

En cuanto al servicio de mesa, era elegante y de un gusto peifecto.


Cada utensilio, cuchara, cuchillo y plato, llevaba una
letra rodeada de una divisa en bajo relieve myo facsímil exacto he/o
aquí: Móvil en el elemento móvil.
Jules Verne 1

La antropología y la sociología se constituyeron como ciencias, en la segunda


mitad del siglo XIX, como resultado de su emancipación progresiva respecto
de la influencia dominante de la historia. Ambas disciplinas, en referencia
directa a las ciencias naturales, hicieron ostensible su ambición de inferir leyes
generales acerca del comportamiento del hombre en sociedad, a pesar de que
sus primeros modelos explicativos, el evolucionismo social y el difusionismo,
se dedicaron a reconstituir las etapas de la historia de la humanidad. Fue en
Francia, con Durkheim,2 que la sociología se distanció de esos grandes frescos
al afirmar que el hecho social, en su especificidad, escapaba a las coacciones
del tiempo, de manera que no era posible equipararlo a un hecho histórico.
En el campo de la antropología, la ruptura será aun más radical cuando
Radcliffe-Brown y Malinowski opongan a la explicación histórica el análisis
funcional y sincrónico, el cual relaciona la diversidad de las sociedades con-
cretas, entendidas como totalidades, con principios generales y permanentes:
la cohesión social y la satisfacción de necesidades biológicas.
Pese a no desembocar en una reflexión tan generalizadora, la historia,
por su parte, verá desarrollarse en esa misma época un movimiento parecido
en la figura de Simiand, quien en 1903 criticará el estudio de las
particularidades institucionales, los acontecimientos políticos y los personajes

l. Jules Verne, Vingt mil/e lieues wus lrs mm, 1870.


2. Cuando se refiere a la historia, Durkheim privilegia los lapsos largos de tiempo, los cuales permiten imaginar las
erapas de la evolución social. El sociólogo francés asimila, por ejemplo, a una de la his10rian el hecho de que
"la solidaridad mecánica, que en un primer momemo es, más o menos,la única existente, pierda progresivamente
terreno, y que solidaridad orgánica adquiera poco a poco un lugar más preponderamen (Durkheim, 1930: 149).
4. Cf.J.-L, Siran, 1998.

29
28
EL fl:-.1 DEL EXOT1Sl\10 LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA

más cruciales de una época. El interés por lo cotidiano, lo numeroso y la las criticas más elaboradas en contra del entusiasmo que se solía poner en el
larga duración -credo de la escuela de los A1ma!es- abrió el camino a un "tiempo largo" y las "mentalidades". Si el juego de influencias recíprocas que
f
acercamiento entre la historia y la antropología. El idilio conoció sus mejores ! vincula la aventura de la escuela de los Anna!es con la antropología estructural
días después de la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo conjunto de ha dado lugar a múltiples comentarios (if. F. Dosse, !990), la evaluación de las
la historia y la antropología estructurales. Sin embargo, el encuentro de las diferencias entre este tipo de antropología y la microhisroria no ha suscitado
dos disciplinas, una vez que la larga duración se eterniza en la estructura, el mismo interés.
no deja de ser problemático. Así, a las reflexiones de Braudel sobre la "histo- Sin embargo, la paradoja que el presente texto quisiera ayudar a deli-
ria inconsciente" y el ((tiempo estructural" de las concesiones teóricas mitar y a superar es, por decir lo menos, sobrecogedora: la antropología -que,
más extremas que la historia pueda conceder a la antropología-' responde la en principio, se esmera a través del trabajo de "campo" en comprender a sus
argumentación lacónica de Lévi-Strauss: "En la medida que la historia aspire contemporáneos tal como éstos actúan y se expresan en el seno de universos
a la significación, se condena a elegir regiones, épocas, grupos de hombres e sociales específicos- dirige su mirada con bastante frecuencia más allá de las
individuos en estos grupos, y a hacerlos resaltar, como figuras discontinuas, realidades presentes, ya sea para reconstruir las sociedades (cuando en reali-
en un continuo que apenas sirve de telón de fondo)).'' dad las observa "en directo") o bien para repensar problemas filosóficos gene-
Los estructuralismos tanto antropológico como histórico, ya sea que rales; por su parte, la microhistoria, privada de cualquier experiencia directa
buscaran aliarse o distinguirse, serán pronto criticados. de los hechos, busca reconstituir con gran afán de "realismo" la contempora-
En lo que se refiere a la antropología, ya desde !96! Evans-Pritchard neidad del tiempo pasado en toda su singularidad, al tiempo que desarrolla
anuncia la necesidad de recurrir a la historia: un comparativismo controlado y, podría decirse, concreto. No subestimo las
dificultades que la microhistoria puede suscitar o encontrar en su camino, ni
No veo ninguna diferencia vital entre la historia sociológica y lo que algunos mucho menos sus debilidades; con todo -y sin dejar de asignar a los histo-
anrropólogos llaman dinámica social o sociología diacrónica, o con el estudio del riadores la tarea de desarrollar por su cuenta las reservas que pudieran tener
cambio social y el análisis procesual [sic]. Por lo demás, yo diría que, en sentido respecto a una de las corrientes importantes de su disciplina-, he preferido
amplio, la social y la historia son dos ramas de la ciencia social o de hacer el intento de mostrar cómo las implicaciones que considero más fecun-
los estudios sociales.5 das de la microhistoria pueden alimentar una critica constructiva de la antro-
pología tal como ésta se practica aún hoy en día, principalmente en Francia, a
Algunos investigadores europeos seguirán posteriormente la misma pesar del libro pionero de Victor Turner (!96!), las propuestas (ambiguas, por
dirección, entre ellos Georges Balandier (!955), Pierre Bourdieu {con A. Sayad supuesto, if. infra) de Clifford Geertz, los trabajos de la escuela denominada
!964, !977) y, más tarde, Jack Goody (!976, !979), quienes reclamarán, cada «de Manchester" o incluso las investigaciones francesas que toman en cuenta
uno a su manera, la necesidad de acabar con la separación entre la antro- la reducción o el cambio de escala 6
pología y la historia de los cambios sociales. En el ámbito de la historia, la Resulta posible estimular los desarrollos más actuales de la antropo-
renovación de las directrices de investigación bautizada como "microhisroria" logía mediante la atención constante que las investigaciones de los microhis-
(cf G. Levi, 1992) marca a finales de los años setenta, en Italia, el desarrollo de toriadores han concedido de manera particular a las nociones de contexto,
temporalidad, escala y símbolo; tanto a nivel metodológico como teórico,
3. Concesión que se hace, sin embargo, con extremas precauciones: "en el lenguaje de la hismria (tal y como yo lo
imagino), casi no puede haber sincronía perfecta" (Braudel, 1969: 62-63).
4. 1962a: 324-357. Ed. española, Ef pmmmimto snlvajf, México, FCE, 2001. p. 373, uad. Francisco Gonzále.: 6. Ci!emos, a título de ejemplo, a Georges Condominas, 1957; Luden Bernot y René Blancard, 1953; Patrick
Ar:imburo. Williams, 1984; Marc Abéles, 1989.
5. 1974: 49-72. Ed. española, EmayoJ de amropología social, Madrid, Siglo XXI, 1990, p. 64, uad. Miguel Rivera
Dorado.

30 31
LA ANTROPOLOGÍA ,\ I'RUEilA DE LA HISTORIA CoNTEXTOs

éstas inducen necesariamente un recorrido epistemológico en espiral que per- recurre a la historia política, la egiprología y la miwgrafía del Cinquecento con
mite replantearse la misma pregunta desde otro nivel y bajo un ángulo dife- el fin de resolver problemas circunscritos y precisos, pero que, una vez resuelros,
rente. Para llevar a cabo tal reflexión me he basado en diversos ejemplos, entre se insertan en un comexro más amplio que podríamos calificar (a condición de
los Cuales los más numerosos provienen de mis investigaciones en. el oeste de que este término no evoque una suerte de Geistgeschichte anodina y abstracta)
la Francia rural y sobre todo en el sur de Melanesia (Nueva Caledonia). de hisroria de la cultura (1980b: 58).
Los signos pictóricos son en este caso paradigmas, esto es, modelos
CoNTExTos típicos que se declinan analógicamente bajo diferentes formas de acuerdo con
los registros en los que pueden aparecer. Los partidarios de la microhistoria
Todo testimonio debería cumplir dos condiciones contradictorias: trasladaron este tipo de razonamiento al campo de la historia social: hechos
que el testigo snign del grupo cuando obsertJtt los hechos sensibles y en apariencia bastante anecdóticos les permitieron "comprender una reali-
que, para relatarlos, entre de nuevo en él. dad más profunda, imposible de vislumbrar de otra manera" (1980b: 146).
Maurice Halbwachs (1971)
Conseguir este objetivo supone procurarse los medios documentales y meto-
dológicos necesarios para vincular un acontecimiento histórico singular con
Al hacer del "análisis con lupa de ciertos hechos circunscritos" una de las sistemas de datos y significaciones más generales.
tareas principales de la microhistoria, Cario Ginzburg desarrolla una preo- Así, a partir de los documentos del juicio contra un molinero friulano
cupación por el detalle que pretende remontarse de las particularidades de interrogado por la Inquisición el 28 de septiembre de 1583 o de una serie de
ciertos fenómenos claramente individualizados a las características generales acusaciones de brujería, Ginzburg supo llevar a cabo una investigación a la
de los conjuntos en los que se inscriben. Con este objetivo, el historiador vez meticulosa y extensa acerca del campesinado de tradición oral. El histo-
italiano toma su inspiración del "método indiciario" (Cario Ginzburg, 1980a) riador coteja palabra por palabra las declaraciones del "herético" Domenico
implementado por Giovanni Morelli en el último cuarto del siglo XIX. Este Scandella con los textos que inspiraron sus reflexiones sobre el origen del
historiador del arte no sólo logró identificar los cuadros sin firma, sino que mundo, la verdadera naturaleza de Cristo o los vicios del clero. Llegar a iden-
también llegó a distinguir las obras originales de sus copias mediante el reco- tificar las diferencias entre el contenido de los libros que leyó el molinero
nocimiento, del motivo más minúsculo, de todo aquello que en el estilo del y sus propias explicaciones hace posible captar el brote de un pensamiento
artista se encontraba menos en deuda con su pertenencia a tal o cual escuela. específico: aquel que los campesinos {con independencia del saber letrado de
El propósito de Morelli (cuyos argumentos no pasaron desapercibidos a las clases dominantes) desarrollaron desde siglos atrás. Volvemos a encontrar las
Freud), como más tarde el de Warburg o Saxl, consiste en ir más allá de las huellas tangibles de dicho pensamiento en las declaraciones de los benan-
intenciones evidentes del artista }r de sus referencias estilísticas manifiestas: su dantí, un conjunto de aldeanos del norte de Italia que, a finales del siglo XVI,
manera de dibujar una oreja, un dedo o un músculo, de emplear la gama de dicen combatir, "en favor de la fe en Cristo" y el "amor de las cosechas", a
colores o de insertar en su composición una figura enigmática, debe ser con- una banda de hechiceros consagrados al servicio del diablo y causantes de la
siderada como un síntoma de su identidad y como una alusión inconsciente carestía (Ginzburg, !984). Tanto el discurso cuasi militante de los benandantí
u oculta a varios sistemas de representaciones que están lejos de reducirse al como el del molinero pensante toman sus referencias (imágenes, argumen-
ámbito de las artes plásticas de la época. Por ejemplo, comenta Ginzburg, tos, pruebas) del fondo de prácticas regionales que la Inquisición estigmatizó
Saxl, en sus estudios sobre el Renacimiento, bajo el estereotipo de "brujerías". Evidenciar su fuerza, sin perder de vista las
intenciones circunstanciales de los acusados y sus jueces, exige desde luego

32 33
LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA CoNTEXTOS

dar un rodeo por las transformaciones propias del Renacimiento, así como diferentes niveles de interpretación: el de la situación vivida por los actores;
por el folklore y la historia de las representaciones. De este modo, las batallas el de los símbolos e imágenes que movilizan, o no, para
nocturnas de los benandanti, armados con tallos de hinojo, pueden recor- explicarse o justificarse; el de las condiciones históricas de su existencia en el
dar el rito en cuyo transcurso el Verano expulsa y vence al Invierno en los momento en el que sus palabras y sus comportamientos fueron registrados.
campos, al cabo de un enfrentamiento entre dos grupos de jóvenes en el que Estas precauciones impiden que se produzca cualquier comprensión unívoca
cada uno representa una de las dos estaciones en pugna. La analogía, con y dan pie a colegir estratos de significación que, a pesar de su interpenetra-
todo, no deja de ser formal, en la medida en que, apunta Ginzburg, ción, conservan cierta autonomía estructural.
Desde muchos puntos de vista, los avances de la microhistoria que
el comenido de ambos riws es wtalmente diferente. En las contiendas enue el hemos señalado y resumido aquí interpelan los métodos y los esfuerzos teó-
invierno y el verano se simboliza la pacífica sucesión de las estaciones, y la victoria ricos de la antropología.
del Verano es inevitable. Por el contrario, los que libran los benandanti y las brujas Si bien la experiencia de campo no es, desde luego, idéntica a la de los
son enfrentamientos entre prosperidad y escasez cuyo resulrado es incierro, una archivos (F. Weber, 1991), el hecho de valorar tanto las expresiones más humil-
verdadera lucha aunque se lleve a cabo según un ritual preciso. En este caso, la des como las más ostentosas de una fracción de vida social bien delimitada es
oposición entre la amigua y la nueva estación se vive de manera dramática, como un rasgo que comparten la microhistoria y la etnografía, salvo por una dife-
una comienda que habrá de decidir sobre la sobrevivencia material de la comuni- rencia capital: las monografías etnológicas denominadas "a tiroir"· permane-
dad (1984, 45). cieron durante largo tiempo presas del ideal de un inVentario exhaustivo que
estaba obligado, "sin omitir nada" (aconsejaba Mauss, 1947: 5), a situar todas
Los benandanti, sin lugar a dudas, toman elementos de las tradicio- las observaciones en el mismo nivel. Si, en efecto, ningún paradigma organiza
nes rurales europeas, pero los integran a nuevas prácticas que responden a la letanía de una enumeración obsesiva y lineal de las cosas que se vieron o se
problemas específicos de su época. Como se puede apreciar, el análisis micro- escucharon durante el trabajo de campo, esto se debe a que, de manera implí-
sociológico permite entender los comportamientos denominados "simbóli- cita, se supone que el "material" reunido de esta forma representa, en virtud
cos" en relación con una serie de intereses.sociales particulares y en constante de su grosor mismo, al conjunto de la sociedad estudiada. A continuación,
transformación, sin hacer referencia a un hipotético sistema cerrado. eventualmente, el análisis ajusta desde el exterior el material etnográfico de
La microhistoria no sólo no separa los testimonios -a los que un tipo base ("los datos") a la medida de los significados que le resultan importantes.
de razonamiento más altanero podría considerar simplemente como anécdo- La microhistoria, por el contrario, se abstiene de hacer una interpre-
tas- de los múltiples contextos en los que participan, sino que ésta obtiene su tación global a partir de una masa documental maleable según el antojo de
legitimidad al afirmar la relación entre el ámbito de lo "micro" y su contexto. las teorías: Ginzburg, Levi y sus epígonos sitúan en el centro de sus demos-
El interés por lo que los actores dijeron, intercambiaron o tomaron en conside- traciones las situaciones sociales precisas, algunas veces incluso excepcionales,
ración plantea por consecuencia la cuestión de las escalas de interpretación de que aíslan y desmenuzan. Los detalles adquieren su valor por los fragmentos
los fenómenos. El análisis, desplegado en un principio en una situación bien de realidad que revelan, el peso de las circunstancias y motivaciones que aca-
determinada en el tiempo yen el espacio, reclama a continuación la presencia de rrean y la comprensión de los contextos a los que ellos mismos dan acceso.
marcos explicativos implicados de manera menos directa en los aconteci- Al postular, en cambio, la homogeneidad del fenómeno social mediante la
mientos; aquéllos son entendidos como otros tantos niveles sucesivos que
engloban y modifican las realidades más pequeñas. Así pues, la microhistoria
Li1eralmerJte, con muchos cajones (tiroin). En sentido figurado, monografía etnológica en la que los resultados
no rechaza la historia general, sino que la complica procurando distinguir los se exponen en capítulos temáticos Oengua, economía, religión, organización política, anc, etcétera) [Nota del
editor].

34 35
L.\ A:"TROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA
CoNTEXTos

simple yuxtaposición de sus observaciones organizadas en capítulos, la antro- constantemente (A. Bensa, 1978). Asimismo, durante el primero de mayo en
pología ·aplasta los hechos, los despoja de su profundidad, de su naturaleza la localidad de Montbard, en Borgoña, el emplazamiento de árboles reciente-
contradictoria y, por eso mismo, de toda su dinámica. mente talados sobre las casas de las muchachas jóvenes (los mayos), el traslado
La oscura claridad de numerosas monografías -que en algunas oca- de objetos u;ua]es de origen privado al espacio público, la organización de un
siones confiere a la experiencia una extrafia belleza inversamente proporcio- carnaval y manifestaciÓnes obreras, cristalizan todos en un mismo conjunto,
nal a su inteligibilidad- se debe esencialmente a la extracción sistemática de tras la Liberación, antiguas prácticas festivas de inversión del orden y elemen-
los daros del contexto en el que se inscriben. Sin embargo, el antropólogo tos de una historia política reivindicativa más reciente (F. Weber, 1988). En los
Gregory Bateson había señalado ya todo el provecho que las ciencias sociales periodos de crisis social puede llegar a ocurrir que los contextos entretejidos
podían sacar de la elaboración con fines heurísticos de la noción de contexto: de esta manera se disgreguen, retomen cada uno su autonomía e incluso se
"Para mí resultaba ahora evidente [...] que los fenómenos estrechamente rela- enfrenten entre sí. De este modo, la crisis ideológica del siglo XVI -uno de los
cionados del contexto y del significado marcaban la línea divisoria entre las terrenos favoritos de los estudios microhistóricos- por un lado saca a la luz
'ciencias duras' y el tipo de ciencia que yo trataba de edificar" (1977, 1: 13). las contradicciones existentes entre algunos sistemas de pensamiento antagó-
Para Bateson, las relaciones entre !os hechos observados y los diversos con- nicos y por otro lado, la manera en la que la instauración del Sabbat típico a
textos de los que dependen deben comprenderse antes que nada como pro- través de los procesos de brujería intenta superarlas. Examinar la variabilidad
cesos/ El contexto es inmanente a las prácticas, forma parte de ellas, por lo de los ritos y los relatos en el transcurso del tiempo resulta a final de cuentas
que resulta imposible pensarlo en términos de una estructura estática. Como más iluminador que los análisis sinópticos, los cuales, en el fondo, participan
el interca1nbio de información, el aprendizaje o la activación de la memoria, el de las liturgias que pretenden explicar.
contexro no se mantiene constante ni coherente con el paso del tiempo; antes Aquello que designamos como "conrexro" para referirnos a un periodo
bien, lo habitan múltiples contradicciones y fracturas internas. Por último, determinado se diferencia con claridad de lo que se entiende habitualmente
varios contextos con frecuencia antinómicos se cristalizan en los comporta- por "cultura", esto es, un hipotético depósito de representaciones ordena-
mientos mismos de los actores. das cuya existencia precedería a las prácticas y !es daría sentido a priori. Los
Por ejemplo, !os rituales -o al menos las prácticas catalogadas en esa microhistoriadores conciben la cultura como algo inmanénte a las relacio-
no cesan de reconstituir su escenificación mediante la importa- nes sociales; cuando, apunta Ginzburg, se redefine la cultura de esta forma,
ción de imágenes, gestos y discursos característicos de situaciones y épocas "[ella] ofrece al individuo, al igual que la lengua, un horizonte de posibilida-
diferentes, los cuales, con todo, responden a las nuevas condiciones de un des latentes, una jaula flexible e invisible dentro de la cual puede ejercer su
momento preciso. La fusión de contextos con orígenes dispares en el seno de propia libertad condicionada" (Ginzburg, 1980b: 16).
una práctica específica otorga a ésta roda su potencia evocadora. En el Perche- La antropología, sin duda, no ha insistido lo suficiente acerca de
Gouer, la fiesta votiva de Saint Marcou reúne en un mismo protocolo, desde las dimensiones problemáticas y contingentes de la vida en sociedad. Sin
mediados del siglo XIX, la fecha de las fiestas de primavera (primero de mayo) embargo, los comportamientos y los enunciados que el etnólogo registra son
y la afectada devoción a un santo que, como los reyes de Francia de antaño extraídos del desarrollo continuo de las relaciones mantenidas desde tiempo
(de Philippe I a Charles X) (M. Bloch, 1961), cura las escrófulas. La peregrina- atrás entre las personas que observa e interroga. Sus experiencias acumuladas,
ción toma de estas superposiciones el excedente de significados que confiere a así como sus evaluaciones sobre la situación actual y el futuro inmediato,
las tradiciones tanto !os medios de perpetuarse como la capacidad de cambiar influyen en las palabras y en los actos que el razonamiento etnográfico trans-
forma en daros. Éstos -que no son otra cosa sino fragmentos sucesivos que la
7. Cf infrn, capíru!o 11. investigación retiene por considerarlos dignos de reflexión- tienen sus raíces

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LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA CoNTEXTOS

en una serie de fundamentos implícitos. Integrar estos últimos a la interpre- no obstante, muchas posibilidades de interpretación y libertades personales".'
tación del material recogido durante la investigación exige una sensibilidad El interés persistente en las palabras que en algún momento fueron proferidas
extrema respecto de la manera en la que las cosas vistas y escuchadas -y el (en detrimento de los comentarios de segunda mano acerca de los hechos) y
etnólogo se encuentran implicados en cieftas Situaciones. el énfasis que se pone en los actos de lenguaje durante el desarrollo de los pro-
El investigador de campo no participa en la vida de sus anfitriones cesos, los interrogatorios y, en general, de los conflictos, vincula la microhis-
como el dueño astuto de la situación, que simularía jugar al indígena mien- toria con la experiencia etnográfica. Aun así sería necesario que esta última,
tras en realidad mantiene, de manera oculta pero cautelosa, su reserva cien- sin dejar de evaluar las distorsiones que se derivan de su oficio de escribano,
tífica, sino como un peón imprudente de una partida de ajedrez que, en presente las palabras de los indígenas según el encadenamiento efectivo en
muchos aspectos, lo engloba y lo rebasa (cj]. Favret-Sada, F. Weber, 1989). el que se desarrollan, por ejemplo, durante un diálogo, una discusión o un
La sociedad que lo acoge convierte su estadía en un acontecimiento que intercambio de discursos oficiales. Tomando en cuenta la lógica institucional
tiene lugar en el marco de los intereses del momento y de la historia local. que preside el registro de los enunciados (la lógica del tribunal, del policía,
Así, las palabras y las acciones de los indígenas -a las que el etnógrafo tiende del confesor, del etnólogo, etcétera), el esclarecimiento del sentido inmediato
a considerar como "datos" independientes de su presencia y sistemáticamente que tienen para los locutores las palabras intercambiadas constituye, por lo
extraídos de un depósito limitado de tradiciones- representan el resultado tanto, el primer círculo de análisis a partir del cual se podrán desarrollar otras
más visible de un trabajo coyuntural de producción de enunciados y gestos. interpretaciones, gracias a la ampliación progresiva de la noción de contexto
Por su forma y su contenido, todo lo que se muestra y se dice va tejiendo pro- de enunciación.
gresivamente una historia: la de los lugares y roles sucesivos que se atribuyen Desde Durkheim, la sociología estableció claramente que tanto los
al observador y la de las estrategias retóricas de los "informantes". actos de los individuos como sus palabras adquieren un sentido objetivo siem-
La microhistoria se basa en el examen de las rupturas, las incohe- pre y cuando se les relacione con las posiciones que cada uno de ellos ocupa
rencias y las incomprensiones que se manifiestan en los documentos, conce- de hecho en la sociedad. De este modo, Durkheim, en la estela de Marx,
diendo una importancia considerable a los intercambios verbales: "Hay que elaboró una crítica de la ideología individualista y psicológica que promueve
procurar basarse en aquellos casos bastante raros en los que la documentación la autonomía del sujeto respecto de su medio social de origen. En cuanto
posee un carácter dialógico distinto al de un diálogo formal" (C. Ginzburg, método, esta vulgata determinista -que, en su acepción más general, no ha
1992: 24). Cario Ginzburg aborda el siglo XVI italiano y europeo a partir de podido ser refutada- lleva al sociólogo a describir cualquier espacio social
una lectura minuciosa de aquellos archivos judiciales en donde se consignan como un sistema diferenciado de estatus, el cual representa la clave inter-
las palabras de los inquisidores y sus acusados. En ellos se nombra y se sitúa pretativa de las acciones de sus miembros: sus palabras, en efecto, se tradu-
de manera precisa a las personas involucradas en la época en la que actuaron cen como puntos de vista que reflejan experiencias sociales del mundo, cuya
y hablaron. Ginzburg reconstituye así la historia de una serie de situaciones variabilidad depende de la heterogeneidad de la morfología social y de su
de interlocución sucesivas a través de las cuales se formaron un conjunto de división en diversos subconjuntos permanentes (clases, órdenes, categorías,
procesos particulares de brujería que dejaron huellas en los archivos. estratos, etcétera).
Como señala Levi, "toda acción social se considera resultado de una
negociación individual constante, de la manipulación, la elección y la deci-
sión frente a la realidad normativa que, aunque sea omnipresente, permite, 8. Lcvi, 1992: 94. Ed. española, "Sobre microhistorian en Peter Burke (ed.), Formm de bncrr historia, Alianza,
Madrid, 19%, p.l11, rrad. José Luis Gil Aristu.

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LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORJA CoNTEXTOS

Un objetivismo de esta índole tiene el mérito, como anhelaba aporta un buen número de fiames. D_e este modo, los "jefes" procuran hacer
Durkheim, "de explicar los hechos sociales a partir de otros hechos sociales" valer su relativa antigüedad para pasar de manera progresiva a formar parte
(1963a) así como de pensar el espacio social a través de sus articulaciones y de la categoría de los individuos autóctonos o "dueños de la tierra", lo que en
no como un continuo totalmente liso. Sin embargo, este enfoque presenta el ocasiones los lleva a incitar a-estos-últimos a acoger un nuevo extranjero para
inconveniente de cualquier teoría basada en la idea de las correspondencias: así, por contraste, identificarse ellos mismos definitivamente Con los habitan-
éstas no ayudan a er{tender ni el encadenamiento histórico de las transforma- tes más antiguos de la región (A. Bensa, 1992: 127-128).
ciones sociales ni el papel individual que cada persona puede desempeñar en Por su parte, el estatus de dueño de la tierra, en no menor medida
él. Para superar esta dificultad es necesario recurrir a las nociones de estrate- que el del jefe, no goza de una estabilidad permanente. La autoctonía de los
gia y de trayectoria, las cuales permiten restituir el margen de maniobra de fundadores (o del clan) no es nunca incontestable, ya que las guerras ince-
los actores y reconstruir su sentido. En esa misma medida, los enunciados santes de antaño, así como las expoliaciones de tierras a manos de la Francia
compilados durante las entrevistas se refieren a los grupos a los que perte- colonial, obligaron a los grupos locales a dispersarse y establecerse más lejos.
necen los locutores y, de esta manera, revelan los proyectos, las esperanzas y Incertidumbres como éstas llevan a aquellos linajes reconocidos por todos
las decepciones que los convierten en partícipes de una historia en constante como los más antiguos de una región a reivindicar una antigüedad anterior
movimiento. Así, las "tradiciones" orales se revelan sumamente cambian- a la de los demás, lo cual representa una garantÍa de un prestigio superior
tes una vez que sus elementos se recopilan durante un largo tiempo con las y, más aun, de una legitimidad reforzada que justifica el ejercicio de una
mismas personas, tal y como hemos podido hacerlo en Nueva Caledonia. cierta autoridad sobre los jefes y, en caso de ser necesario, sobre el poder
Los kanak del centro de la Gran Tierra hacen una distinción entre blanco-' Durante este tipo de disputas los linajes en cuestión echan mano
las personas comunes y las de alto rango, estas últimas divididas a su vez en de diversas estrategias -acusaciones de brujería, denuncias escritas dirigidas
dos categorías: los representantes del grupo de parentesco y/o del territorio a la gendarmería en donde se relatan los abusos de un determinado grupo,
(los jefes) y los fundadores de los espacios habitados (los dueños del suelo). chismorreos descorteses, intimidaciones físicas, etcétera-, que en algunas
Los jefes no son originarios de la región a la que más tarde representarán ocasiones han sido retomadas por investigadores europeos en búsqueda de
como un emblema viviente, después de que los dueños del suelo los reciben "mitos de origen". Así, quiene:S cuenta;. las historias acerca de la aparición
y los instalan en ella. Este sistema bicéfalo no está exento de tensiones, en la de la superficie terrestre y sus primeros ocupantes son siempre aquellas per-
medida en que el jefe depende de la buena voluntad de sus anfitriones, los sonas que reclaman para sí mismas el estatus de dueños de la tierra. En esta
cuales, en caso de desacuerdo, pueden sentirse tentados a recordarle su origen clase de relato la antigüedad se confunde con el origen mismo del mundo.
extranjero, desestabilizando así la legitimidad que le habían concedido en un Una retórica hiperbólica da la posibilidad al narrador de transformar su
primer momento. Con el propósito de prevenir esta amenaza siempre latente, propio ancestro en el de la humanidad entera, y, por lo tanto, de apuntalar
los jefes establecen distintas estrategias de arraigo, entre las cuales destaca, su condición de fundador del clan o de la región. El simple hecho de tomar
por su papel esencial, la relativización de su condición de inmigrantes. Así, la palabra para contar el surgimiento del mundo, la composición misma del
mientras que en un primer relato se resalta la enorme deuda que tienen con texto y el juego de imágenes que despliega, sistematizan una serie de alusio-
sus anfitriones a través de la crónica de su llegada a la región, "en medio de un nes que contribuyen a la realización de un solo y mismo objetivo: expresar
remolino de viento" y provenientes de un territorio lejano, un segundo relato el derecho de un determinado linaje al estatus de señor de la tierra para, a
que se nos ofreció diez afias m.ás tarde nos muestra a un jefe viviendo cerca
de su residencia actual, no ya, sin embargo, en calidad de guerrero celeste
9. A. Bensa y A. Goromido, 2005.
y salvaje que vive de la caza, sino como un horticultor experimentado que

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LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HJSTORJA
CoNTEXTos

través de este discurso, intentar imponerlo. El enunciado aspira a la eficacia; De este modo resulta posible exponer cómo, por ejemplo, los relatos
el individuo que lo profiere cuenta con persuadir a sus oyentes de su validez. que los antropólogos se han complacido en llamar "mitos" (A. Bensa y J.-C.
Además, es probable que, para él, el poder de influencia de su narración se Rivierre, 1988), al margen de las meditaciones transculturales que pueden
acreciente delante del altavoz de un investigador europeo, quien es capaz de inspirar, parte de manera completamente pragmática de una micro-
publicitar su discurso ya sea repitiéndolo o publicándolo. historia social que tanto el narrador como sus auditores conocen. Este ''saber
Más allá de estos casos, los enunciados, por lo general, no pueden compartido" (F. Hartog, 1980: 27) es traído a colación una y otra vez durante
circunscribirse a las posiciones o trayectorias de los locutores. Al entrar en el relato por un sistema rico en imágenes, alusiones, guiños y sobreentendi-
comunicación entre sí, es claro que los enunciados producen espacios semán- dos que la persona ajena "a las palabras de la tribu" no puede comprender.
ticos -y, por ende, sociales- cuya estructura y tonalidad no constituyen una Puesto que no hay manera de captar su sentido desde el exterior, sólo podrá
copia exacta de los que los precedieron. Si bien es cierto que los actos de asistir a su revelación el observador capaz de situar el relato en el campo
lenguaje aseguran la continuidad de la realidad social, su carácter incierto de las interlocuciones que lo preceden y lo suceden. Es gracias, pues, a esta
y su capacidad de organizarse de muchas maneras diferentes, así como de dimensión interactiva y comunicativa del ''mito" que tenemos acceso tanto
interpelar de forma parcialmente imprevisible a sus semejantes, les conceden a su comprensión como a sus funciones inmediatas. Los efectos lúdicos
la posibilidad de desarrollarse y rransformarse. Las funciones de los actos de y tácticos, las construcciones circunstanciales, el hecho de recurrir a las citas y
lenguaje se revelan, pues, diversas: en algunas ocasiones ratifican el estatus a las referencias claves, so pretexto de una sucesión de imágenes en apariencia
social de los locutores (al declarar "se abre la sesión", el presidente confirma disparatadas, remiten todos a un saber implícito, a una moral y una historia
que él es el único que puede abrirla), mientras que en otras dan una orien- comunes. El arte retórico vincula la forma con el fondo, la naturaleza del
tación insospechada al curso de las cosas, al ejercer sobre el auditorio una relato con su contexto de enunciación y con la identidad del narrador; el tipo
influencia de tal magnitud que, convencidos por el discurso, las personas de enunciado escogido, así como su factura, sus figuras y los nombres pro-
modifican sus puntos de vista, sus actitudes e incluso las referencias que, pios que ostenta, se encuentran bajo el amplio dominio de las circunstancias
hasta ese momento, tenían para ellas valor de ley. Se puede mostrar así la (Duranti y Goodwin (eds.), 1992).
manera en la que el habla -a condición de moverse dentro de los límites de lo En la medida en que se muestre atenta al encadenamiento de una
que Jean-Louis Siran 10 llama atinadamente un "espacio de aceptabilidad"- es serie de situaciones concretas, la etnografía debería ser capaz de evidenciar
capaz de engendrar campos sociales en regresión o en expansión, la manera las distintas esferas del discurso, en las que coexisten intervenciones oficia-
en que, en suma, rehace, hace y deshace el mundo. 11 De todas maneras es les, elucubraciones marginales, concepciones que gozan de unanimidad o
preciso abstenerse de reificar el habla mediante la elaboración de categorías que comparten tan sólo unos cuantos enunciados prohibidos o excepcio-
sui gene1is que trascienden a la práctica; antes bien, hay que seguirla en su nales, e incluso, al margen de todo lo que puede escucharse, proposiciones
circulación efectiva. impensadas a las que, con todo, no hay que conceder un privilegio heurístico
particular. De esta manera lograría revelar la dimensión diacrónica de los
procedimientos mediante los cuales se construyen los acontecimientos y se
\0. J.-L Siran, 1993. mantienen o se alteran sus ecos en la vida social.
11. Como lo drmuesua Bergmann, por ejemplo, a propósito dr los chismorreos, "el comexto no se puede rqui-
parar a una variable externa y normadva que los actores están obligados a seguir; más bien, hay que concebir
un contexto en el seno de la conversación que los actores mismos producen a uavés de sus acciones, para asf
rransformarlo en el marco de imerpretación de sus acciones". Cf Jorg R. Bergmann, 1993 (1987] (trad. A. B.).
AgradelCO a Christiane Bougerol por habrrme señalado esta obra.

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TEMPOR..>..LIDADES
lA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA

TEMPORALIDADES efectos de homogeneidad con los que, quizá, una mirada más distante podría
sentirse satisfecha: el pasado se convierte en un «presente de antaño", es decir
El crOnista que narra los acontecimientos, sin distinción entre los en un "sistema de contextos" (ibid.: 15) que no cesan de interactuar los unos
grandes y pequeños, tiene en cuenta, al hacerlo, la siguiente verdad· con los otros y a través de los cuales los individuos tejen su propia tela.
de todo lo que mcedió alguna vez, nada debe considerarse perdido Mientras que la microhistoria posibilita el acceso a la presencia pre-
para la Historia. térita del tiempo, la antropología se asienta en un eterno presente. Para des-
Walrer Benjamin (1961) cribir las sociedades estudiadas, el "presente etnográfico" (me referiré en este
caso a la utilización del presente gramatical) se libera del influjo de la historia.
Giovanni Levi logra rastrear la historia de un pueblo piamontés durante el Es preciso admitir, con Umberto Eco, que los etnólogos son "los periodistas
siglo XVll a partir de dos generaciones de hombres: la del padre y la del hijo. de la eternidad" o bien recalcar los tintes irreales de esta actitud metodoló-
Mientras que el primero (notario y podestá) llega a dominar el juego de las gica. Como Johannes Fabien (1983) lo puso en evidencia, la utilización del
relaciones sociales en un periodo en el que el pueblo se mantiene al margen presente en la escritura etnográfica enmascara las contradicciones, las rup-
de las turbulencias regionales, el segundo (sacerdote), envuelto en los recientes turas y los sobresaltos de la vida social, y destaca por contraste, gracias a una
conflictos entre los señores feudales y entre éstos y el podercentral, se benefi- suerte de depuración de la realidad, todo aquello que, en la sociedad, detenta
cia del importante legado político que su padre le dejó en herencia: con el fin un carácter normativo. El tiempo inmóvil de la etnología hace pensar en el
de enriquecerse buscará sacar provecho, en un primer momento, de la posi- tiempo de la anatomía, la cual percibe el cuerpo en la simultaneidad de sus
ción preeminente de la que goza en el pueblo, así como del contexto de crisis componentes inertes.
y miseria; más tarde, mediante la reinversión de su capital de notoriedad en· Rara vez los etnólogos fechan los datos obtenidos durante sus inves-
un nuevo campo más sensible a las características «inmateriales" del poder, se tigaciones de campo. Los miembros de las sociedades bajo análisis, por su
lanzará a recorrer los caminos de la región para ejercer el oficio de exorcista y parte, se expresan, supuestamente, sin referirse tampoco a ninguna tempora-
curandero. Al reconstituir en tiempo real las carreras del hijo y el padre, Levi lidad determinada. A causa de esta doble omisión, la etnografía sugiere que
aborda "los comportamientos concretos en toda su complejidad ambigua, su tarea consiste en describir <'sistemas'' que resisten al desgaste del tiempo.
pues éstos se refieren a normas múltiples y contradictorias" (G. Levi 1989). Los historiadores se asombran en algunas ocasiones de esta falta de puntos de
La microhistoria reconstruye el espacio social de algunos personajes referencia, la cual termina por conferir a las sociedades una cierta inmateriali-
precisos y, de ese modo, da cuenta de las incertidumbres que rodean sus elec- dad intemporal. Al expresarse de preferencia en presente, da la impresión que
ciones debido a las circunstancias del momento. Acceder a las condiciones del la antropología pretende hacer de la sincronía la palabra clave de sus interpre-
presente tal como fue vivido resulta posible gracias a un seccionamiento de la taciones y, al mismo tiempo, reprimir la lacerante nostalgia del pasado que
historia en una serie de secuencias que corresponden a las modalidades prác- con frecuencia la invade. Hay veces incluso en las que los fenómenos sociales
ticas de uso del tiempo por parte de los individuos del siglo XVJ. Este "pre- que captan principalmente la atención de los etnólogos no son aquellos que
sente histórico" no se parece en nada a una fotografía instantánea, ya que se tienen ante sus ojos, sino sus huellas en las memorias, en algunos objetos
disgrega en un conjunto de realidades sociales que se articulan en el tiempo; o en el seno de comportamientos que, sin embargo, son residuales. Así, la
de esta forma se restituyen aquellas situaciones en que los individuos pudie- etnología religiosa siente una afección particular por aquella interpretación
ron reorganizar su experiencia y hacer valer sus propias estrategias, a pesar que explica las creencias y los cultos contemporáneos en términos de sobre-
de la rigidez de las estructuras sociales del antiguo régimen. Un análisis del vivencia y sincretismo. Con todo, adjudicar, por ejemplo, algunos elementos
pasado con estas características hace saltar en pedazos las coherencias y los de una práctica guadalupeña actual de curación a una tradición antigua que

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l.-\ ANTROPOLOGÍ..>,. A PRUEB.-\ DE LA HISTOÍU ..>,. TntroRAuoAoEs

data de la época de la esclavitud, resulta mucho menos explicativo que la una respuesta a un conjunto circunstancial de determinaciones. Así pues, en
identificación de la suma de dichos elementos a otros de diferente provenien- k1gar de evocar la idea de un armazón perenne, la noción de estructura haría
cia: "Los videntes curanderos [...] y las personas que pasan de secta en secta pensar en una relación bajo tensión constante entre las herencias del pasado
[...] son unos y otros los actores de un movimiento de creación cultural mar- y las exigencias del presente. Asimismo, la referencia a la sincronía ya'·no
cada por la 16gica de la acumulación y la yuxtaposición" (C. Bougerol, 1993: mantendría la idea de ser muy artificial, en cuanto al equilibrio debido a la
101). De manera más general, apunta Marc Augé, "el carácter eminentemente atemporalidad, sino que únicamente constituiría una técnica de exposición
actual de su pertinencia [de las prácticas llamadas sincréticas] relativiza de que puede revelar una lógica social en un momento determinado. En estas
forma importante el problema de su origen" (1988: 131). condiciones, resulta muy poco legítimo equiparar el estado real de la socie-
Así, el trabajo que consiste -sin dedicarse a menudo a una crítica de las dad -mediante la yuxtaposición, en caso de necesidad, de datos tomados de
fuentes a la manera de un historiador- en volver a trazar los contornos de uni- diferentes fases históricas del mundo estudiado- a las coacciones argumen-
versos antiguos, implícitamente considerados como originales, no deja de ser tativas que permiten dar cuenta de él y deducir de una sincronía puramente
cuestionable. Malinowski se subleva precisamente contra este extravío, y en metodológica la permanencia de las estructuras.
parte también contra sí mismo, cuando invita a sus colegas a fundar, en lugar Tales artefactos ("alteraciones producidas artificialmente en el marco
de una etnología escrita en presente, una verdadera etnología de lo presente, de un examen de laboratorio")" salen a la luz en cuanto uno se pregunta por la
lo actual y lo contemporáneo: variabilidad con la que se usan los nombres propios en un conjunto histórico
dado. ¿Acaso la relación etnográfica de éstos, como lo exige un método ade-
La antropología, incluso en la generación precedeme, prefería estudiar al hombre cuado, ilo debería asociarse a los otros procedimientos de identificación con
mueno antes que al hombre vivo -se trataba sobre todo de la ciencia de los cráneos los cuales los miembros de la sociedad estudiada ya han sido eventualmeiue
y los esqueletos, del hombre del neolítico o el pleistoceno, de edades y formas confrontados (G. Noiriel, 1991)? Por ejemplo, para descifrar las organizaciones
conocidas a rravés de escasos vestigios y auevidas reconstrucciones [...] La amro- sociales kanak del centro-norte de Nueva Caledonia se recopila y analiza el
pología del fuwro se dedicará al estudio del nativo "cambiante" y las razas "inter- sistema de nombres propios con los que se designa a los individuos, los grupos
medias" o "bárbaras"; prestará la misma atención al hindú que al rasmano, a los y los lugares. Sin embargo, este aparato simbólico, que se lanza como una red
campesinos chinos que a los aborígenes ausualianos, al negro de las Antillas que de mallas estrechas sobre la sociedad tal como ésta se proyecta en el espacio,
al trobriandés melanesio, al africano destribalizado de Harlem que al pigmeo de sufrió, parece, una serie de transformaciones desde los inicios de la coloniza-
Perak [... ]En general, una antropología con estas características no poseerá sola- ción oficial en 1853. Así, los apellidos proporcionados a la administración en
mente una mayor importancia práctica, sino que se convertirá al mismo tiempo 1946 con motivo de la constitución del primer registro civil melanesio son
en una verdadera ciencia, si bien dejará de ser un escape con rimes románticos o la en general, aunque no siempre, apellidos de antiguos entornos que los kanak
ocasión de tener un maravilloso sueúo duranre la vigilia.n se vieron obligados a abandonar entre 1860 y 1890, bajo la presión de los colo-
nos y las medidas de aislamiento. La designación de unidades de parentesco
El novedoso enfoque que Malinowski proponía adoptar a sus cole- mediante topónimos correspondientes a lugares de residencia es, desde luego,
gas implica tratar los hechos etnográficos como hechos historizados, esto es, una vieja práctica; en los mapas militares del siglo X1X es posible encontrar los
como palabras o comportamientos inscritos en un periodo preciso. Los sis- nombres de los lugares que serán retomados como patronímicos después de
temas descritos adquieren entonces otro relieve, ya que definen una época y 1946. Con todo, su atribución a tal o cual familia, así como la manera en la que

12. Bronislaw Malinowski, 1994. 13. Definición de "anefacro", Le Petit Robrrt. Dictionnnire dt /alnngur frnnraise, París, Le Roben, 1987.

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LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE U, HISTORIA TEMPORALlDADES

cada una de ellas justifica a posteriori su identificación con el patronímico así como para identificar lo singular con lo general y lo coyuntural con lo
que Ia designa, parece, en efecto, ser el resultado de una interpretación kanak estructuraL Fue así como esta disciplina pudo entender el contexto como el
de Ia situación en el momento mismo en que se llevó a cabo el registro del lugar semántico de la repetición y acreditar la idea según la cual la tradición
estado civiL En la medida en que el sistema socia] que puede describirse en consagra la fuerza del eterno retorno, Ia primacía del pasado sobre el presente
Ia actualidad depende en su totalidad de las complejas relaciones establecidas y de lo previsible sobre lo incierto. La recurrencia de los mismos fenómenos,
entre todos estos apellidos, no es erróneo pensar que en él se entremezclan concepto apreciado por las teorías fijistas de las ciencias naturales del siglo
la herencia de una sociedad kanak más antigua y la situación que el poder XVll, es consustancial a las nociones de organismo social, sistema cultural y
colonia] impuso a Jos melanesios después de la Segunda Guerra MundiaL estructura profunda. Si bien es cierto que no se puede concebir una materia o
Esta hipótesis resulta tanto más verosímil cuanto que Ia despobla- una. especie viviente sin recurrencias, conceder a las sociedades la estabilidad
ción -debida a la represión, las epidemias o el exilio- de diversas zonas que aparente de las piedras, las plantas o los animales, significó, para Ia antropolo-
los kanak habitaban libremente en el pasado dejó vacíos un gran número de gía, correr el riesgo de soslayar la especificidad misma del fenómeno humano,
lugares y entornos, es decir, de nombres. En consecuencia, las personas inte- a saber: su inserción en una temporalidad propia, independiente de los largos
rrogadas más de medio siglo después tuvieron a su disposición gran cantidad periodos de la geología y la biología. Los hechos sociales no son cosas, de
de topónimos por medio de los cuales estaban en condiciones de afirmar su manera queJa antropología se sitúa del lado de aquellas ciencias sociales que
autoridad sobre ciertos lugares situados fuera de sus reservas. Asistimos aquí, tienen en cuenta Ia dimensión del tiempo (J.-C Passeron, 1991). Así, los con-
de hecho, a una recomposición circunstancial del sistema de nombres pro- textos a Jos que el etnólogo y sus cuadernos de notas son remitidos inevita-
pios, cuyo estado actual posibilitó y volvió políticamente eficaz el estableci- blemente deben comprenderse como procesos; a través de ellos, la cultura se
miento del estado civil a partir de 1950. Ningún elemento es capaz de probar transforma en un fenómeno historizado.
que las observaciones hechas durante este periodo reproducen fielmente Basta con multiplicar las investigaciones en una misma zona durante
el sistema sociopolítico que operaba antes de las expoliaciones de tierras y el un largo periodo para constatar la aparición, debajo de la oscura densidad de
advenimiento del Código del Indigenato (1887). la cotidianidad, de varias secuencias que permiten afirmar la pertenencia
Asimismo, se supo que numerosos relatos y discursos compuestos a la de un conjunto de datos a un estado del mundo social en una época deter-
manera tradicional fueron elaborados en los últimos cuarenta afias, como res- minada, aquella a lo largo de Ia cual una misma problemática acaparaba el
puesta a un conjunto de situaciones que el poder colonial indujo de manera interés de los informantes. Las anotaciones de «campo)) se inscriben en una
directa: anexión a tal distrito en Jugar de a tal otro, cuestionamiento de las temporalidad específica. Por ejemplo, parte de la documentación que pude
sociedades de jefatura administrativas instituidas por Ia administración fran- recolectar en Nueva Caledonia entre 1973 y 1978, resulta estar dominada
cesa, conflictos agrícolas suscitados por la redistribución de tierras, etcétera. por la preocupación de mis interlocutores kanak por recuperar las tierras
No hay nada de más historizado que esta etnografía, que se engañaría a sí de donde la colonización los había expulsado un siglo atrás (A. Saussoi, 1979;
misma si no se proporcionara los medios metodológicos que le permiten ela- J. Dauphiné, 1989). Las actitudes y los discursos tendían entonces a restituir
borar una crítica de sus fuentes, con el fin de inferir las modalidades según el mapa de los emplazamientos kanak antes del aislamiento en las reservas
las cuales los comportamientos y ]as palabras observados formaban parte de (1876-1890). Esta exigencia enérgica, a la cual la investigación de campo ofre-
una evolución histórica local. cía un medio de expresión inesperado, reforzaba la autoridad de las personas
Al no referir los documentos a su contexto, es decir, según Bareson, de mayor edad, cuya memoria era Ia fuente principal de este intenso trabajo.
a su "estructura en el tiempo" {G. Bateson, 1984: 23), la antropología cree En el mismo momento, las repercusiones financieras del alza de las cotiza-
contar con una razón de peso para no distinguir entre lo actual y lo antiguo, ciones del níquel abrían a los kanak el acceso al mercado europeo, sin por

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LA ANTROPOLOGÍt\ A PRUEBA DE LA HISTORIA TEMI'OR.>.L!DADES

ello insertarlos en la sociedad caledoniana dominante. Todas estas contra- discernir, para entender el movimiento que confiere su especificidad al hecho
dicciones tenían su válvula de escape más visible en los gastos ostentosos, el social, en qué medida los equilibrios actuales formaron parte de las "luchas
consumo excesivo de alcohol y otras conductas tan paroxísticas como deses- anteriores por transformar o conservar la estructura" y en qué otra contienen
peradas. Así, la febril actividad intelectual de mis interlocutores -decididos ·en germen, en las relaciones de fuerza del momento, "el principio [... ] de
a poner todos sus conocimientos y su habilidad retórica al servicio de la transformaciones ulteriores" (P. Bourdieu, 1987: 56).
recuperación de sus derechos territoriales- se ejercía en medio de una curiosa Llegar a concretizar una ambición corno ésta implica a menudo volver
atmósfera en la que la seriedad y la borrachera cohabitaban perfectamente, a asignar un estatus teórico importante a la noción de acontecimiento, tal y
de manera un tanto similar a lo que sucedía en la época de la posguerra en como nos invita a hacerlo la microhistoria. Para Marshall Sahlins (1989), la
los clubes de Saint Germain des Pres. manera en que una sociedad percibe la irrupción de un acontecimiento nos
En lugar de insistir aquí en la tonalidad de un periodo particular, revela si ésta privilegia las actitudes prescriptivas, conforme a normas prees-
me gustaría destacar la necesidad en la que se ve el etnógrafo de delimitar tablecidas, o bien los actos performativos que son capaces de generar nuevos
los momentos en los que su trabajo de campo se desarrolla, aunque sólo sea contextos. Las respuestas varían en función de las civilizaciones. Los poli-
porque los modos de comportamiento no son en ningún caso independientes nesios de Nueva Zelanda, por ejemplo, habrían integrado a sus tradiciones
de las modas. "So pena de naturalizar las estructuras" (P. Bourdieu, 1987), la ancestrales y perennes la sorpresiva llegada de los blancos a sus costas:
etnografía haría bien, en la medida de lo posible, en integrar a su experiencia
de campo las condiciones históricas de su realización. De esto depende no Para los maoríes, esos acontecimientos no son prácticamente nuevos o únicos, sino
sólo la inteligibilidad de dicha experiencia, sino la de los modelos explicativos que se perciben inmediatamente en el orden admitido de la estructura, como idén-
que pueden deducirse de ella. Por ejemplo, Catherine Ales mostró, a propó- ticos al acontecimiento original. [...] El mundo maorí se desarrolla como un eterno
sito de los indios yanomami, que, dependiendo de si las observaciones etno- retorno (Sahlins 1989: 68-69. trad. esp. Bearriz López, Islas de historia, Barcelona,
gráficas se insertan en la lógica del "tiempo corto", "tiempo medio'' o "tiempo Gedisa, 1997, p. 68).
largo", se acentúan respectivamente las fragilidades del grupo local, su esta-
bilidad relativa o el equilibrio global de segmentos sociales que, al enfrentarse Los hawaianos, por su parte, habrían reevaluado y reordenado sus
entre sí, se reorganizan: "de ahí la importancia de tomar en consideración categorías religiosas y sociales tras el trastorno que supuso la actividad de
la escala de tiempo para definir diferentes niveles de lectura de la estructura los comerciantes europeos en su territorio después de la muerte de Cook.
social, puesto que la naturaleza del modelo depende del tiempo que se elige Así, el acontecimiento se encarga ya de reproducir el orden social (Nueva
para estudiar la sociedad" (C. Ales, 1990: 92-93). Zelanda), ya de modificarlo (Hawai), pero a final de cuentas termina por
La singularidad de una época -es decir: su manera de organizar y revelar una estructura en lugar de suscitar la comprensión de un proceso tem-
expresar su historicidad- reside, es verdad, en la tensión que se genera a raíz poral. Sahlins plantea el principio de la historicidad de los sistemas culturales,
de la contemporaneidad de actitudes heredadas del pasado y los compor- al tiempo que pone de relieve la importancia del acontecimiento, sin por ello
tamientos a los que dan pie los nuevos retos del presente. El "espíritu del adentrarse en un razonamiento de tipo histórico capaz de articular entre sí
tiempo" (Zeitgeist), a pesar de su fugacidad, mantiene una relación compleja diferentes secuencias de hechos temporalizados."
de continuidad y singularidad con el "espíritu del pueblo" (Volkgeist), el cual Al sucederse unos a otros en el eje del tiempo, los hechos sociales
carga consigo los hábitos adquiridos desde mucho tiempo atrás; no obstante, participan objetivamente de una evolución histórica, sea o no percibida como
"los ethos de los grupos formados no son entidades fijas y absolutas, sino que
están sujetos a procesos de cambio" (G. Bateson, 1971: 130). Es conveniente 14. Cf La vigorosa crítica del "estructuralismo histórico" desarrollada por Nicholas Thomas, 1989.

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L\ ANTROPüLOGÍ..>, A PRUEBA DE L\ HISTORIA
TEI\.\I'ORALIDADES

tal por sus actores. Estos últimos, a su vez, acceden a la historicidad del fenó- territorio y a la distancia recorrida entre dos lugares de residencia, mientras
meno social por medio de su propia experiencia del tiempo. En este ámbito, que las alusiones a la horticultura remiten a la sucesión repetitiva, afio tras
la etnografía debe examinar no sólo las "representaciones" del tiempo, sino año, de momentos idénticos vividos en el mismo sitio. Esta concepción pro-
también los procedimientos de acuerdo con los cuales se hace uso del tiempo fundamente espacializada de la temporalidad hace de la lectura del paisaje el
con el fin de actuar sobre la vida social. La memoria, el olvido y la predice soporte de la rememoración. La nostalgia del pasado es, en la literatura oral
ción seleccionan los hechos sociales, hacen de ellos elementos significativos de kanak, nostalgia de los espacios que fue necesario abandonar. Dicho senti-
maneras diferentes en función de las situaciones. Lévi-Strauss, con todo, cree miento resulta ser tanto más intenso cuanto que las identidades colectivas se
poder establecer que "lo propio del pensamiento salvaje es ser intemporal" denominan mediante topónimos. Al remontarse en la historia de los diversos
(1962a: 341. Ed. española, p. 381), pero para poder hacerlo debe anular las lugares en los que residieron sus ancestros, el informante alcanza el sitio origi-
funciones cognitivas y sociológicas de las relaciones con el tiempo. Al omitir nal cuyo nombre lleva él mismo. Los relatos convierten el pasado en la mejor
la dimensión temporal de la observación etnográfica, la antropología corre el garantía del presente. La memoria da forma a los enunciados e individualiza
riesgo de caer prisionera de un conjunto de filosofías rígidas de la historia, o los grupos al revelar todos los elementos que vinculan su presente con sus
bien -lo que es apenas diferente- de hipótesis estructuralistas aremporales. raíces.
Como recuerda Giorgio Agamben (1989: 11), la experiencia del El tiempo acumulado construye la identidad y funda las instituciones
tiempo se encuentra en lo más hondo de nuestra percepción "espontánea" políticas llamadas jefaturas kanak (chefféries). El procedimiento -común en
del mundo, de manera que es difícil identificar su carácter fabricado. Es por Nueva Caledonia, Polinesia y África- de acuerdo con el cual se asigna la jefa-
ello, sin duda, que al Occidente contemporáneo le resulta complicado obje- tura a un extranjero hace él mismo referencia al tiempo. Con la entronización
tivar sus propias experiencias y filosofías del tiempo. Su etnocentrismo en de un nuevo jefe comienza una nueva era política. No habría, pues, jefatura
la materia -quizá más agudo aquí que en otros ámbitos-lo lleva a juzgar sin migración, sin la historia del recién llegado que se ve promovido al rango
diferentes concepciones de la temporalidad según el rasero de sus propias de jefe de su región de adopción. Esta situación nueva marca el comienzo de
nociones. Únicamente una crítica exigente de las ideologías modernas del un periodo que se terminará con la cesión del tÍtulo supremo a otro grupo.
tiempo -en la misma línea de las reflexiones de Walter Benjamin (1961)- Cada acontecimiento de este tipo es singular debido a las distintas identida-
podría atenuar esta ceguera y abrir el camino al conocimiento (y al recono- des de los protagonistas que están implicados en él; así pues, resulta imposible
cimiento) de la historicidad específica de las sociedades no industriales (cj considerar que la instauración del principio general que consiste en recibir
Chesnaux, 1994: 3-6). al extranjero en calidad de jefe, no hace más que marcar la reproducción
Los datos proporcionados con más espontaneidad por los kanak son de configuraciones sucesivas. Los relatos caracterizan las particularidades de
de tipo "histórico": "abandonamos tal lugar para establecernos allá antes de cada institución que se crea (A. Bensa y J.-C. Rivierre, 1982). A través de ellos,
venir aquí; nuestros ancestros aparecieron en el lugar llamado x". Los enun- los kanak pueden hacer jugar a sus enunciados un papel ventajoso respecto
ciados señalan desplazamientos entre puntos fijos y destacan la importancia de la construcción política del periodo cuya importancia valoran. Ya sea que
del lugar de origen. Los diferentes entornos habitados a partir del entorno procuren abolir el tiempo en el marco de un ritual de fusión con los ances-
original suministran la trama de una serie de relatos que se presentan como la tros, o que, por el contrario, busquen acrecentar su alcance, su relación con
memoria del pasado, cuyos depositarios son los "viejos". Los kanak plantean el tiempo no es en ningún momento neutra, así como tampoco lo son los
en este caso una figuración lineal del tiempo, cuyas etapas se inscriben de usos de la información que proporcionan al etnólogo; los kanak, en efecto,
manera conjunta en el espacio. El tiempo se reduce así a la ocupación de un movilizan intelectual y afectivamente una constelación de relaciones más o

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LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA EscALAS

menos profundas con cosas pasadas, actuales o previsibles." De este modo, la En los procesos, se enfrentaban dos tiempos radicalmente heterogéneos" (C.
antropología no puede asignarse únicamente la tarea de identificar las "repre- Ginzburg, 1992: 25-26).
sentaciones" del tiempo, sino que debe también mostrar en qué medida los Los microhistoriadores se niegan a considerar que uno de estos dos
modelos de la temporalidad condicionan de antemano todos los datos reco- tenga preeminencia sobre el otro; procuran evitar la -oposición entre
pilados en el transcurso de una investigación de campo. morfología e hiswria y vinculan con· antiguas instituciones históricamente
La consecuencia principal que se deriva de esta puesta en perspectiva documentadas aquellos elementos que la distancia y la discontinuidad de
de orden temporal-es decir, de esta inmersión en la temporalidad tanto del la información nos muestran como inscriws en una misma temporalidad.
"indígena" como del etnólogo- consiste en dificultar la uniformización y la Simultáneamente, se sitúa "el carácter concrew superficial del aconteci-
inmovilización de la visión del mundo social. La norma, cuya existencia es miento" (1992: 26) en su propia temporalidad. De esta manera se identifican,
siempre hipotética, desaparece frente a los individuos una vez que la investi- como una serie de contextos, varios estratos temporales que el historiador
gación pone de relieve la manera en la que cada uno de ellos crea el aconteci- recorre vertical y horizontalmente. En efecto, como recuerda Ginzburg, "en
miento, se hace cargo de la duración de un periodo e intenta modificar en su la sección transversal de cualquier presente se encuenuan también las incrus-
favor el curso de las cosas. Toda concepción historizante de la antropología, taciones de numerosos pasados, de una profundidad temporal diferente
al restaurar la originalidad del "presente-pasado" (del pasado en tanto fue (sobre todo en los casos de testimonios folclóricos) que pueden remitir a un
presente), destaca el poder del acontecimiento y el papel determinante de contexto espacial mucho más extenso" (1992: 34).
las personas que participaron en él. Pero, ¿acaso eso significa que es preciso
renunciar a toda idea de generalidad?
Los estudios microhistóricos nos proporcionan una conciencia parti- EscALAS
cularmente aguda del tiempo corto, aquel que los hombres manipulan efec-
tivamente durante sus vidas. Pero también sacan a la luz, por contraste, la Con frecuencia deseamos que se cambie la luz y la posición de
las cosas que observamos, acortamos o almgamos los intervalos y
importancia del tiempo largo en la medida en que numerosas prácticas que
multiplicamos nuestras perspectivas hasta emitir un juicio propio.
los actores integran a su presente pueden encontrarse en o nas épocas e incluso
Cicerón 16
en otros lugares. Si bien, por ejemplo, los juicios por brujería se llevan a cabo en
medio de un estado de urgencia marcado por su completa politización, las
palabras que se pronuncian durante ellos revelan creencias, ideas e imágenes Por más coyuntural y actual que sea, una situación social-es decir, una situa-
que no se restringen a los momentos en que fueron proferidas. De ahí que ción históricamente definida- combina fenómenos que poseen cada uno su
Ginzburg, en su estudio sobre El sabbat de las brujas, no pueda sino constatar propia escala temporal y espacial. Así, argumenta G. Levi, "lo que demues-
que "testimonios incluso muy recientes podrían conservar las huellas de fenó- tran los aspectos de los mundos sociales de diferentes categorías de personas
menos muchos más antiguos, del mismo modo que, a la inversa, testimOnios y campos de relaciones diversamente estructurados es la naturaleza precisa de
alejados en el tiempo podrían explicar fenómenos muchos más tardíos [... ] la escala que actúa en la realidad" (1992: 97. Ed. española, p. 124). Basándose
en un método adecuado, los análisis deberían poder ajustar su foco a las

15. Como afirma Agamben, esta manera multidimensional de aprehender el ¡jempo caraneriza de manera más
amplia, sin duda, "el conjunto de las sociedades que permanecieron al abrigo de la experiencia del trabajo en las 16. Cicerón, PrtmimAcadbniques, !1, VIl {\9) en LesStoi"ciens, textos traducidos por Émile Bréhier, París, La P!éiade,
manufacturas, cuya especificidad dio lugar a las concepciones modernas de un tiempo rectilíneo, irreversible, 1962.
homogéneo y vacío" (cf Agamben, 1989: 112-130).

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L<\ A,._TROPOLOGÍA A PRUEB.'I DE L'l HISTORIA EscAL,\s

dimensiones pertinentes del objeto e identificar los vínculos entre ellas. La gran destreza. ¿Cómo establecer, en efecto, una conexión unívoca entre io
microhistoria.privilegió, en efecto, el análisis de las variaciones de escalas -de particular (por ejemplo: una determinada inglesa caminando en una ban-
la más grande (primera referencia) a la más pequeña-, de tal manera que los queta de Londres en tal fecha) y lo general (la sociedad británica), sin elimi-
investigadores y los actores estudiados pudieran sacar provecho de él, los pri- nar las divisiones internas (en clases, generaciones, géneros, estatus,
meros para la inteligibilidad de sus investigaciones, los segundos para llevar propias a la sociedad inglesa, sin reducir todos los espacios sociales diferen-
a cabo sus estrategias. "La manipulación deliberada de este juego de esca- ciados a uno solo, esto es, a una totalidad homogénea? Hay que suponer que
las", cuya productividad heurística destacaron Jacques Revel (1989: XXXll) y "el melanesio de tal o tal isla" se incorpora plenamente a un conjunto social
Bernard Lepetit (1993: 126) es, pues inherente tanto al método como a la más amplio con el cual tiende así a confundirse: para Mauss, dicho melanesio
sociedad; asimismo, ella revela y utiliza las series de "contextos empalmados" es "afectado en todo su ser por la más mínima de sus percepciones o por el
(]. Revel, 1989) que confieren a la vida social, a decir de Patrick Williams, más mínimo choque mental" (1966: 276, 304 y 306. Ed. española, Sociología y
sus "reflejos tornasolados" (1984). Sin embargo, mientras que la microhistoria antropología, Madrid, Tecnos, 1979, p. 286, trad. Teresa Rubio). Al no man-
incorporó este cambio de escalas, la antropología 17 se contentó, en general, tener, pues, ninguna distancia respecto al mundo, esta persona sería en todo
con referir las observaciones más detalladas a una pluralidad de significados momento un resumen típico de su sociedad, "una individualidad de síntesis",
generales, sin detenerse en el examen de eventuales niveles semánticos inter- apunta Marc Augé, "expresión de una cultura considerada también ella como
medios. Cuando Clifford Geertz describe "el ritmo conceptual interno" de un todo" (1992; 32. Ed. española, Los "no lugares", Barcelona, Paidós, 2000, p.
sus análisis como "un continuo ir y venir dialéctico entre lo más local de los 28, trad. Margarita Mizraji).
detalles locales y lo más global de las estructuras globales de un modo tal que Sin duda alguna metonímico, el argumento que funde sin ambages la
podamos percibirlos simultáneamente" (1986: 88), el antropólogo estadouni- parte con el todo no suscita una reflexión sobre las repercusiones empíricas y
dense se sitúa en la misma línea que Mauss, quien asignaba a la antropología teóricas de las variaciones de escalas. En la mayoría de las ocasiones, la antro-
la tarea de poner de relieve "el hombre medio" o "total" de cada sociedad pología describió indistintamente las sociedades, sin evaluar la forma en que
estudiada. Un objetivo de este tipo únicamente puede alcanzarse si supo- los marcos de observación, que varían bastante de un "campo" a otro, deter-
nemos que un solo francés puede representar a toda Francia, un balinés a la minan tanto la construcción del modelo que se expone como la problemática
sociedad de Bali, etcétera, en suma, si suponemos que es posible establecer que se plantea. El pueblo, la región o la nación no pueden comprenderse
una correspondencia inmediata emre el individuo y la colectividad, entre los bajo las mismas condiciones ni dar lugar al mismo tipo de razonamiento.
elementos circunstanciales y los permanentes. Si se quiere mostrar que existe Estudiar, por ejemplo, una subcasta del sur de la India a partir de un pueblo
una manera francesa de cavar la tierra, un modo balinés de arreglar los con- implica realizar una investigación directa basada en observaciones y entre-
flictos o una particular forma alemana de caminar, y al mismo tiempo se vistas. Analizar, a la inversa, el conjunto del sistema de castas, como lo hizo
eliminan las escalas sucesivas que permiten construir un objeto tan podero- Louis Dumont, resulta casi imposible sin dar un largo rodeo por las milena-
samente significativo, es necesario manipular el pincel descriptivo con una rias tradiciones escritas de la India {1957, 1966). Los diferentes tipos de lógica
que se pueden observar en cada uno de estos dos niveles no son necesaria-
mente homotéticos. Asimismo, si se siguen día a día los intercambios de
17. Cf C. Bromberger, 1987 y G. Lendud, 1987. Resuha sin duda alguna significadvo que uno de los texws más
iluminadores dedicado a los usos de las escalas en el ámbiw de la amropología aborde muchos de los trabajos
bienes valiosos que lleva a cabo un trobriandés con un pequeño número
emológicos hechos en Francia, como si la anuopología se hubiera vuelro más sensible a esta cuestión esencial, de personas, el etnólogo no obtiene la misma comprensión del fenómeno que
de orden mewdológico y teórico, una vez que sus 1errenos de estudio (comuna, región, etcétera) ya han sido
delimitados y abordados por la historia.

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L-\ ANTROPOLOGÍA A PRUEB.-\ DE LA HISTORIA
EscALAS

si reuniera el conjunto de las transacciones a las que tuvo acceso en virtud de Es cierto que, desde una perspectiva empírica, sólo es posible percibir
la multiplicación de las investigaciones en diversos puntos del archipiélago." la cotidianidad de una sociedad a través de las oleadas inconexas e inacabadas
Sin embargo, la antropología prefiere generalizar antes que singu- de una multitud de prácticas y discursos individuales. Cada uno intenta hacer
larizar, hacer como si ese todo metódicamente controlara los coincidir en su favor los intereses dominantes (que el etnólogo toma a veces
elementos que se encuentran separados en la realidad empírica, absorber por el "interés colectivo") con ·sus PropiOs deseos, así como reacomodar en
los hechos particulares en una lógica global que supuestamente los conten- su propio provecho las circunstancias y modificar las normas en función de
dría en su totalidad. El culturalismo surge a raíz de esta homogenización los proyectos que se tienen en un momento dado. Tejida a partir de múltiples
de principio que transforma las prácticas concretas en signos relevantes de estrategias que se entrecruzan, se enfrentan o se equilibran temporalmente, Ia
un conjunto. Con todo, el efecto de totalización que así se produce priva a colectividad estudiada se define como un espacio de interlocuciones y com-
los datos del alcance con frecuencia mucho más limitado y menos erudito portamientos reiterados: en los hechos mismos y en los intercambios verbales
que poseían en el juego de preguntas y respuestas suscitado por la investiga- que suscita la investigacióu, la sociedad se resisre a ser cosificada. Concebirla
ción. De acuerdo con la época, el interlocutor y la situación del momento, como un objeto cerrado y delimitado por sus contornos implica desvincu-
los mismos datos etnográficos pueden ser portadores de mensajes diferentes larse de manera deliberada de los movimientos que constituyen la realidad.
o bien algunos de ellos pueden tomar el lugar de otros que podrían aparecer El distanciamiento respecto de las prácticas efectivas es una condi-
en un contexto distinto. Además, los individuos que emiten los discursos ción previa a la construcción de la sociedad como totalidad. Visto desde un
entablan con el universo social e intelectual de la colectividad relaciones más avión, el todo parece más importante que las partes y, dada la rapidez de la
o menos distantes, dubitativas o críticas: máquina, casi inmóvil, mientras que el "piloto antropólogo", con su amplio
ángulo de visión, siente que puede englobar de una sola mirada el propó-
Las culturas "trabajan" como la madera verde y no constituyen nunca totalidades sito último de los comportamientos de los actores, a quienes se considera
acabadas (por razones intrínsecas y extrínsecas); y los individuos, por simples que como parcialmente ciegos ya que dan la impresión, a ojos de sus observadores
se los imagine, no lo son nunca lo bastante como para no situarse respecto al orden celestes, de estar pegados al suelo. Desde lo alto de su posición de deus ex
que les asigna un lugar: no expresan la totalidad sino bajo un cierro ángulo (Augé, machina o de titiritero en la que se asentó de manera autocrática, el investi-
1992: 33. Ed. española, p. 29). gador puede decidir cuál es el sentido oculto de las acciones y las palabras de
los indígenas. Estos últimos se sentirían estupefactos en caso de llegar a saber
Así, las sociedades no constituyen bloques compactos; su fragilidad que su universo mental es tripartita, que sus intercambios no tienen alguna
estructural -debida a su inserción en el tiempo- se alimenta de las tensio- finalidad práctica o que su modo de pensar es "socio-cósmico". La aplicación
nes entre las personas y los grupos: el holismo, punto de vista que privilegia de una serie de lógicas definidas fuera de contexto a un campo social que
el interés general, y el individualismo, entrelazado con el interés particular, buscan explicar produce con frecuencia las diferentes ridiculeces que alimen-
coexisten de hecho permanentemente como dos tipos de argumentos nece- tan las descripciones caricaturescas de la antropología: los etnólogos -para
sarios, si bien cada uno por sí solo resulta inadecuado al momento de carac- el sentido común y para un gran número de "etnologizados"- vendrían a
terizar una formación social prototípica. ser aquellos extranjeros que pretenden que todas las francesas son pelirro-
jas, que los africanos siempre degüellan sus pollos mirando hacia al oeste o
que los entremeses preceden al plato fuerte porque lo crudo es anterior a lo
18. "Todos los tipos de transacciones pueden estudiarse a partir de una serie de casos reales conexos, a los cuales se cocido. En algunas ocasiones bastan las sensatas observaciones de un obser-
hace figurar en cuadros sinópticos", adviene Malinowski (!963: 71). vador sin pretensiones etnológicas para que se derrumbe el castillo de naipes

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LA ,\NTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA ESCALAS

compuesto por aquellas interpretaciones que, sistemáticamente, privilegian la hasta el punto de formar cadenas de significados mutuamente convertibles.
autoridad de las creencias y las prohibiciones indígenas: determinado espacio André-Georges Haudricourt y Georges Granai criticaron este punto de vista
que el etnólogo se imagina como "tabú", por ejemplo, resulta ser simplemente en la medida en que, por un lado, reduce las funciones de la comunicación
impracticable a causa de la densidad de la vegetación; asimismo, si bien entre social del lenguaje al sistemade la lengua y, por el otro, privilegia la sincronía
los kanak se considera una ofensa sentarse sobre la almohada de un anciano, en detrimento de la diacronía. 19
puesto que su cabeza es sagrada, ello no significa que la persona descortés o Al acercar de manera forzada el símbolo al signo (Descombes, 1980),
torpe que infrinja esta regla de urbanidad será reprendida, pues la aplicación la importación del modelo lingüístico al campo de la antropología sugiere
de la regla depende en todo momento de la apreciación de las circunstancias. que los comportamientos sociales pueden ser asimilados a una configura-
La antropología no sólo exagera de manera un poco inocente al ción de términos descontextualizados. Los locutores no tienen conciencia
sobrecargar de significados y coacciones "simbólicos" los hechos y gestos más alguna de las estructuras de su lengua; asimismo, a los miembros de una
minúsculos aislados durante su trabajo de observación, sino que también colectividad se les impondría una diversidad de conexiones entre signos, las
intenta cimentar, en medio del pantano que representa el conjunto de datos cuales constituirían un orden lógico previo a la sociedad misma. Si, según el
obtenido a través de la experiencia empírica microsocial, una lógica sólida idealismo de Lévi-Strauss, lo simbólico se encuentra en la base de la socie-
que aglomere la complejidad de las situaciones con algunas simplificaciones dad (Lévi-Strauss, 196Gb), cualquier actitud o discurso adquieren sentido, en
generalizadoras. Cuesta muy poco trabajo, en efecto, dar el salto de la esfera principio, en referencia a un orden lógico que los engloba: los gestos y las
local a la global, una vez que se considera que los actos y las palabras de los palabras más ínfimos se inscriben de manera automática en el firmamento de
indígenas son muestras impávidas de una realidad que, supuestamente, se una lógica totalizante, trascendente a la práctica y única escala pertinente
caracteriza más por su homogeneidad y su unanimidad que por su naturaleza de los fenómenos.
articulada y problemática. Así, Pierre Clastres no titubea al momento de ver en los gestos que
La voluntad antropológica de ir más allá de los particularismos cir- acompañan el nacimiento de un niño guayaquí la "ilustración" de un breve
cunstanciales, vertiéndolos en el molde prefabricado y todopoderoso de un pasaje del "mito" que cuenta el origen de los hombres, mito que pudo recabar
conjunto de significados que los trascienden, tiene en la noción de "simbólico" en esa comunidad india de Paraguay (Clastres, 1972: 16): los primeros ances-
el medio principal de satisfacción de sus ambiciones. Es de todos conocido tros guayaquí vivían bajo el suelo como armadillos en su madriguera; "para
que "simbólico" -en algunas ocasiones adjetivo (función, sistema, orden sim- transformarse en humanos, los aché originales tenían que dejar su morada
bólico, etcétera) y en otras sustantivo (lo simbólico)- sustituyó a "sagrado" y a subterránea y, para lograrlo, ascendían a lo largo de la pared vertical por la que
"representación" con el auge del estructuralismo en el ámbito antropológico y trepaban" (ibid.: 16. Ed. española, Crónica de los indios guayaquí, Barcelona,
psicoanalítico. El uso del término se generalizó con base en la analogía entre Alta FulJa, 1986, p. 9, trad. Alberto Clavería). Ahora bien, una vez que el niño
la sociedad y el lenguaje. Si las actitudes y los pensamientos son a la sociedad ha nacido (waa), ''caído", dicen los indios, una mujer lo toma en sus brazos.
lo que los fonemas son a la lengua, la antropología está obligada entonces Esta persona benévola se denomina "aquella que alzó", sustantivo compuesto
a considerar las acciones y los discursos indígenas como elementos de un a partir del verbo upi ("alzar"). Clastres se basa en este término para vincular
sistema de significaciones, es decir, de un código. La función de este último
consiste en establecer la pertinencia de los hechos sociales, interpretándolos 19. André-Georges Haudricoun y Georgcs Granai denuncian la confusión emre la lengua ("objem concreto y pnrti-
como elementos relacionados entre sí a la manera de los fonemas de una mlar para el lingüisra) y el lenguaje ("cualquier sistema de signos susceptible de servir como un medio de comu-
nicación entre diversos individuos") {1955: 114-115); ambos se rebelan también contra una concepción ahistórica
lengua. Su carácter "simbólico" estriba en el hecho de que ninguno de ellos de los sistemas lingüísricos y sociales: "el análisis esuucmral que se lleva a cabo a nivel sincrónico riende a aislar
significa nada por sí solo, sino únicamente los unos con relación a los otros, el sistema que se de su contexto sociológico y evita difícilmente el formalismo" (ihid.: 127).

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L\ ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORI,\ ESCALAS

un gesto corporal con el movimiento de los ancestros míticos que, a su vez, su silencio serían tan sólo los simples portadores "de un pensamiento salvaje,
ascendían (upi) hacia la superficie terrestre: inconsciente de sí puesto que sólo se expresa en los gestos'.', y, por lo tanto, cla-
ramente distinto "dellogos más poderosamente dueño de sí del pensamiento
el acta de "nacimiento" de los primerOs guayaquís fue una ascensión que los separó occidental" (ibid.: 35. Ed. española, p. 27).
de la tierra. Del mismo modo, el naciiniento de un niño se consuma en el acto en La primacía de la lengua sobre el habla, de lo simbólico sobre lo social,
que el individuo toma verdaderamente origen; no en la wan, caída que reanuda de la forma sobre el contenido, disminuye el valor de la interpretación "indí-
la vieja conjunción del hombre y la tierra, sino en el upi que rompe dicho lazo. La gena": si, escribe Lévi-Strauss,
mujer alza al niño, arrancándolo así de la tierra en que yacía [...] El mito de origen y
el ritual de nacimiento {sic], texto e imagen, se traducen e ilustran mmuamente se redujera la realidad social a la idea que el hombre, incluido el salvaje, se hace
y a cada nacimiento los guayaquís, sin saberlo [sicJ, repiten el discurso inaugural de ella [. _.] la etnografía se disolvería en una fenomenología verbosa, como simple
de su propia historia con este gesto, que hay que leer como se escucha una palabra conglomerado falsamente ingenuo donde las aparenres oscuridades del pensa-
(ibid.: 17. Ed. española, p. 9). miento indígena se pondrían de relieve para ocultar las confusiones, de otro modo
demasiado evidentes, del pensamiento del etnógrafo (Lévi-Suauss, I966b: XVI).
Por su parte, los indios no establecen, ni durante ni después del parto,
ninguna conexión entre el nacimiento de los niños y el surgimiento de los Así pues, de acuerdo con esta lógica no sería necesario elevar la teoría
ancestros; peor aún, permanecen constantemente en silencio, de modo que indígena al rango de argumentación discursiva, tal como Lalande (!988) la
en numerosas ocasiones Clastres, al parecer sorprendido, se siente obligado define ("operación intelectual que alcanza el objetivo al que tiende a través
a esta actitud: elogia su ((discreción" o bien su concentración total de una serie de operaciones parciales e intermediarias"), sino que habría que
en la acción que realizan, para después imaginar que una misma lógica sim- entenderla como una realidad mental estática, reflejo de un sistema de pensa-
bólica mantiene unidos dos hechos que, con todo, son a priori completa- miento fundamentalmente ajeno a los actores. Es así como se efectúa el paso
mente distintos e incluso inconmensurables: por un lado, una mujer cuya de la sociedad a la mente humana, según un modelo que relaciona -como el
función es alzar a un niño (en el transcurso del análisis el gesto se transformó significante con el significado-, las proposiciones particulares de los indíge-
en un "ritual" y más tarde en una "ceremonia") y, por el otro, un episodio nas (a las que se califica de oscuras) con las generalidades esclarecedoras del
fabuloso perteneciente a una narración a través de la cual los miembros de antropólogo. Esta forma de proceder tiene necesariamente que recurrir a la
una pequeña sociedad forestal evocan sus orígenes. El verbo "alzar" funciona noción de "simbólico" -en el sentido definido un poco más arriba-, ya que
como un gozne que posibilita la transición de los simples movimientos indivi- así la confusión aparente de los enunciados singulares e individuales se reaco-
duales de los brazos (cargar al niño, lavarlo) a una concepción colectiva sobre moda en el seno de una interpretación clara, autónoma y colectiva, en cuyo
el advenimiento de la humanidad, rle un detalle de comportamiento a la crisol aquéllos son fusionados, como si la sociedad se expresara al unísono
cosmogonía guayaquí. La construcción -con base en argumentos bien desa- y por toda la eternidad y como si ninguno de sus miembros hablara nunca
rrollados, por cierto- de un metalenguaje capaz de dotar de sentido a todo lo a título personal, en una época determinada y a partir de una posición pre-
que acontece, sin importar los contextos y las escalas de observación, permite cisa. Eludir el análisis in situ de los discursos indígenas permite erigir la más
al etnólogo revelar "el orden secreto de las cosas" (ibid.: 18. Ed. española, p. mínima frase escuchada en una "verdad" sobre la "cultura", cuya presupuesta
10). Clastres se establece con tanta mayor comodidad en esta posición de homogeneidad e inmovilidad se refuerzan de· esta manera.
doctor-ventrílocuo en teología amazónica cuanto que está convencido que los Un razonamiento macroscópico de orden tan general termina por
indios no tienen, en el fondo, nada importante que decir, ya que incluso en entregar los aspectos individuales, temporales y coyunturales al deterioro

62 63
LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA liiSTOR!A EscALAs

producido por la Historia, para así poder esbozar con mayor nitidez el diseño sean éstos grandes o pequeños, pasados o presentes. Los encadenamientos
de un mundo que, una vez despojado de todo elemento sagrado, poderoso de gestos y palabras de cada una de las personas implicadas en la situación
o pasional, se considera al fin comprensible. Esta suerte de desengrase lógico presente tejen la trama compacta y en constante reorganización de las inter-
nos ofrece a final de cuentas seres sin ninguna profundidad, a los que se pretaciones locales.· Resulta peligroso descontexrualizar de entrada dichos
desmonta en un conjunto de "estructuras en capas" y se reduce a una suerte discursos, así como desarticulados en un conjunto de figuras que al cabo del
de ganchos en los que el antropólogo cuelga las formas denominadas "sim- análisis se convertirán en los signos de un nuevo lenguaje: el de las "estructu-
bólicas", puesto que considera que ellas forman parte de un lenguaje cifrado, ras profundas". Los procedimientos dialógicos que operan en la interacción
esto es, de un "metalenguaje" al que finalmente se identifica con la sociedad son inseparables de las normas que ellos mismos proclaman en un contexto
misma. La eficacia simbólica tantas veces enaltecida funciona como el resorte particular. El problema que se plantea a continuación es el de evaluar si cier-
de la acción en un tipo de análisis que, al conceder gran importancia al auto- tos juicios y clasificaciones convencionales son capaces de operar en varios
matismo de los comportamientos, se asemeja a una puesta en escena: todo contextos pertenecientes a escalas diferentes.
ocurre como si los actores, arrebujados bajo sus adornos y sus máscaras, se Estos esquemas interpretativos generales y flexibles defienden la idea
expresaran contra su pesar en un solo registro, el de la obra de teatro perma- de un lenguaje -verbal y no verbal- compartido por los miembros de un
nente que, se supone, la sociedad o el antropólogo habrían escrito y montado. mismo mundo social. La antropología ha dedicado todos sus esfuerzos a des-
Si el espectáculo ha de mantenerse dentro de los límites del proyecto, habrá cribir este léxico compuesto por los comportamientos intelectuales, corporales
que entender entonces las distintas realidades a partir de una sola escala, a o afectivos más comunes en términos de "categorías" o "maneras de pensar",
saber: la más global, de manera que lo particular y lo general se confundan las cuales darían cuenta tanto de los casos particulares como de los fenóme-
en todo momento. nos más generales. Así, las prácticas cotidianas o excepcionales, permanentes
Una visión unificada del mundo social con estas características salta o temporales, marginales o centrales, vendrían a ser la proyección, en los más
en pedazos en cuanto uno se da a la rarea de diversificar las escalas de análisis diminutos recovecos de la vida social, de grandes esquemas morfológicos,
y, en especial, en cuanto uno privilegia la observación microetnológica. Si la cosmogónicos o naturalistas. Sahlins, por ejemplo, propone, a propósito de
idea de un inconsciente autorregulado tiene su sustento en la lógica de las los enunciados hawaíanos, que las narraciones más cotidianas "emplean toda
formas simbólicas -la cual es susceptible de ser generalizada y extrapolada una serie de distinciones y relaciones entre la tierra y el mar, la agricultura
en virtud de una investigación comparatista y sincrónica que se extiende a y la pesca, los hijos mayores y los menores, el nacimiento y la adopción: los
un gran número de sociedades y épocas-, las relaciones de proximidad con mismos tipos de diferencias que marcan una diferencia en el mito o rito de
base en los cuales se elabora el sentido práctico de los comportamientos sólo la realeza (royal)" (1989: 63. Ed. espaií.ola, pp. 60-61). Con todo, este análisis
salen a la luz, por el contrario, mediante la indagación de situaciones particu- termina por abolir cualquier eventual distinción entre lo que los lingüistas
lares y locales. En este caso, las individualidades concretas, insertas en redes llaman los "niveles de la lengua". Tenemos el derecho de preguntarnos si, en
operacionales de relaciones y, por lo tanto, implicados en una historia tanto efecto, todos los tipos de interlocución ponen en juego las mismas catego-
personal como colectiva,- se sitúan en el centro de una exploración científica rías y si todos lo hacen de la misma manera. Además, el hecho de tomar en
que no separa el trigo estructural de la cizaña coyuntural. La investigación y cuenta los datos etnográficos por lo que en realidad son, a saber, diría Bateson
el análisis micro-sociológicos desmenuzan los hilos de la realidad empírica, la (1981: 127) "unidades de la corriente comunicacional", deja entrever que las
cual se revela tanto más tupida cuanto más minuciosa es la observación. En ''categorías, poseen contornoS menos definidos y características menos U:ní-
ese contexto, los efectos de sentido son referidos a los vínculos que las per- vocas de lo que creen los fundadores de la escuela francesa de sociología y sus
sonas establecen por su propia cuenta entre todos los sucesos que acontecen,

64 65
LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA ESCALAS

epígonos: 20 su elaboración se produce de acuerdo con las condiciones de la una cosa a través de otra; sin embargo, no se puede confundir esta comuni-
interacción, sin reflejar mecánicamente una estructura semántica transcen- cación de "segundo grado" -la cual se efectúa mediante el establecimiento.
dente y manteniendo una cierta ambigüedad de sentido. de correspondencias entre términos preconsrituidos de una lengua- con el
1 régimen necesario y general de toda comunicación. se trata de un uso retó-
Las distinciones reales entre los niveles "micro'' y"macro" no son las que
oponen el caso particular a la generalidad, el ejemplo a la teoría, sino los 1 rico particular completamente diferenciado de otras prácticas de lenguaje:
que se pueden establecer si se presta atención a los modos de comunicación que rodas las sociedades, por lo tanto, establecen la distinción entre una expresión
escogen nuestros interlocutores. Estos últimos se expresan en diferentes indirecta, "simbólica", y un discurso más directo. Esta forma humana de
registros, de manera que resulta abusivo estimar que el alcance de sus palabras jugar con los signos, que la atención a lo microsocial revela con nitidez, es el
es siempre, lo quieran o no, de orden muy general. Al sobreponer las escalas producto de una actitud intelectual perfectamente controlable, una moda-
expresivas más amplias {las menos contextua! izadas) sobre las más peque- lidad del discurso antes que la expresión de una hipotética mentalidad (cj
ñas, los etnólogos terminan con frecuencia por convertir a sus interlocutores G. Lloyd, 1994). Los enunciados son jerarquizados por quienes los profieren.
en una suerte de poetas que, se supone, atribuyen al más írifimo y material Las figuras retóricas pertenecen a sistemas argumentativos cuya función es
de los detalles una significación cuasi cósmica y desarrollan por cualquier demosnar, probar o cuestionar; todas ellas coexisten junto con otro tipo de
motivo teorías tan eruditas como aquellas con las que sueña la antropología. discursos que establecen cada uno a su manera una distancia respecto de lo
Así pues, para que el pensamiento denominado "simbólico" lograra transfor- que buscan expresar. En suma, es conveniente considerarlas como técnicas
marse en la especialidad de la antropología cultural fue necesario construir de comunicación, así como vincular el fondo con la forma, los pensamientos
en parte, sin que la noción de simbólico haya sido elucidada claramente, un con los soportes de su transmisión, esto es, a final de cuentas, con la historia
objeto de estudio ad hoc. de la cultura de la que se toman los documentos estudiados. La memoria, el
La aptitud de simbolizar define toda forma de lenguaje: un cúmulo debate y el conocimiento en una época determinada son indisociables de los
de sonidos y gestos coordinados producen modos a través de los cuales se 1 medios y las formas retóricas que los acarrean. Las ideas y los pensamientos
designa y se muestra el mundo. En ese sentido, lo simbólico es coextensivo al sólo se refieren a la realidad a través de las relaciones que entablan y mantie-
lenguaje. La relación de la cosa consigo misma es una realidad inalcanzable, nen con los hombres.
la noche autista y su misterio. La mediación efectuada por lo simbólico saca Lo simbólico es un medio de comunicación, un tropo que ha de
las cosas a la luz, las hace existir en la medida en que permite comunicar. En 1 situarse en un juego de enunciaciones. Sin embargo, la antropología lo ha
cuanto representa una condición de cualquier tipo de comunicación, lo sim- convertido en un modo de pensar o en una categoría cognitiva, aprovechán-
bólico pertenece a una realidad antropológica esencial pero tan general que dose de la ambigüedad que atribuye las propiedades significantes generales
no resulta de casi ninguna utilidad para un análisis de los fenómenos sociales. 1 del lenguaje a la disposición contextua] de las imágenes, es decir, a la retórica.
Entre los diferentes sistemas de comunicación, las lenguas habladas De este modo la noción de simbólico tiende a confundir metáfora con lógica
y las artes confieren exclusivamente al hombre el dominio de sus posibili- del pensamiento, construcciones circunstanciales con causas estructurales,
dades expresivas. En un a posteriori permanente, la lengua, forma rígida y lo que a su vez supone sustituir una lógica universal de la comunicación a
materia maleable, está a disposición del hombre. Ahora bien, en el ámbito de las diversas producciones locales de sentido: las que desarrollan reflexiones
h antropología se designa también como "simbólico" la capacidad de decir y suministran pruebas, o bien las que proceden mediante un exceso de sig-
nificaciones, en un mismo punto, a través de los ritos y la apelación a los
20. (Cf Ul!m, capímlo JO). Para Durkheim, las categorías son "cosas sociales" que "no están hechas para aplicarse afectos. No se puede reducir tales experiencias -a la vez intelectuales, sociales
únicameme al reino social; se extienden a la realidad e Su función consiste en "dominar e incluir a todos
los orros conceptos: son los marcos permanemes de la vida social". (Cf Durkheim, !968: 593-638). y psicológicas- a una combinatoria de formas cuyas reglas se establecerían

66 67
LA ANTRO PO LOGiA A PRUEBA DE LA HISTORIA ESCALAS

independientemente de las situaciones observadas, puesto que las configura- lo que no sólo supone abrir una brecha entre la antropología y la historia, 21
ciones verbales concretas, aquellas que se funden con las realidades sociales sino también asignar un papel en el mejor de los casos residual tanto a las
empíricamente tangibles, se generan en y por el contexto histórico. prácticas conscientes como a la dinámica de las coyunturas históricas. Este
Una perspectiva de este tipo hace decaer cualquier tentativa de ins- objetivo neokantiano desembocó ne·cesariamente en la definición de cate-
taurar una primacía o una anterioridad de las formas sobre los contenidos. gorías y ecuaciones. Independientemente de que se suponga que reflejan la
Por ejemplo, la historia del arte debe ser capaz de relacionar una lectura pura- realidad sociológica (Durkheim) o que la constituyen en virtud de la efica-
mente estilística de las obras con las condiciones sociales (encargo, papel de cia cuasi mágica de lo simbólico (Lévi-Strauss), dichas nociones y relaciones
los mecenas, estado del mercado, etcétera) en medio de las cuales fueron permanentes proporcionarían a la práctica los marcos preestablecidos de su
elaboradas (cf C. Ginzburg, 1983). Asimismo, la antropología no cuenta con realización. Para poder colegir semejantes datos trascendentales, la antropolo-
ningún fundamento que le permita disociar las formas que observa de la his- gía estructural reduce la diversidad de los sistemas de signos observables en el
toria que les suministra contenidos. No obstante, la antropología estructural mundo" a un catálogo de matrices lógicas que supuestamente engendrarían
reduce el símbolo a un signo impermeable al paso del tiempo. cada uno de ellos. El comparativismo da lugar a una traducción repetida
Cabe preguntarse si renunciar a los análisis atemporales que acaba- entre códigos locales, hasta llegar a la instauración de una suerte de espe-
mos de criticar significa que estamos condenados al historicismo, a un rela- ranto antropológico. Los juegos particulares de formas son así referidos a las
tivismo cultural e histórico absoluto, incapaz de sustraerse a los contextos categorías, a las "coacciones inherentes al funcionamiento de la mente", dice
para así poder comparar y alcanzar una serie de explicaciones generales que Lévi-Strauss (1983: 160), y de esa manera a las reglas más generales. La teoría
puedan dar cuenta de fenómenos similares observados en diferentes socieda- supone en el presente caso que los signos y su lugar en la mente humana pre-
des. La comprensión de las situaciones más circunscritas a través de la micro- existen a la interacción entre las personas. Así, las homologías entre distintos
historia o la etnografía pone de manifiesto un conjunto de procedimientos, sistemas culturales se deberían a la aplicación de las mismas reglas mentales a
reglas de enunciación y facultades comunicativas cuya lógica no es irreduc- contextos diferentes, sin que se proporcionen las razones de esta muy curiosa
tiblemente específica a tal o cual contexto, sino que reaparece en contextos epifanía. Sin embargo, las sociedades no son dialectos pertenecientes a una
similares. Si bien los comportamientos parecen elaborarse en función de las misma lengua, como lo sugieren las comparaciones pseudolingüísticas que
circunstancias, en el juego de las interacciones que caracterizan cada situa- remplazan las lógicas sociales concretas por unas cuantas lógicas simbólicas
ción particular, las estrategias son limitadas por el habitus, y las capacida- formales, sin percatarse de que los procesos de simbolización expresan las
des de construcción y simbolización de los vínculos sociales se encuentran relaciones pero de ninguna manera las crean.
sometidas a un cúmulo de restricciones que se imponen a los actores en cali- La antropología y su tarea comparatista pueden ponerse de nuevo en
dad de herencias parcialmente independientes de cada contenido relacional pie si se abandona ese tipo de sacerdocio que consiste en situar el origen del
concreto. Determinar la naturaleza de esta autoridad invisible y evaluar la sentido al margen de las prácticas efectivas, conscientes o inconscientes, de
forma en la que puede influir en diferentes contextos es una pregunta teórica los actores. Para alcanzar este objetivo no conviene considerar los enunciados
esencial para las ciencias sociales.
La antropología estructural, al calificar en primera instancia de
21. Como hace, por ejemplo, Lévi-Srrauss (1958: 25) cuando sostiene que "[la hisroria y la emología] se distinguen
"inconsciente" la fuerza de imposición de lo "previamente existente" (du
sobre todo por la elección de perspectivas complementarias: la historia organiza sus datos con relación a las
"déjit-lit") respecto del aquí y del ahora (l'ici-bas), decreta sin llegar a con- expresiones conscientes, la etnología con relación a las condiciones inconscientes de la vida social" (E d. espafiola,
vencernos que en todas las circunstancias el influjo del inconsciente socio- Amropología tstrucwral, Barcelona, Paidós, 1995, pp. 65-66, trad. Elíseo Verón).
22. Observemos que, la mayor parte del tiempo, numerosos amropólogos limitan sus investigaciones a vastas áreas
lógico (cuyo estatus es a final de cuentas incierto) es siempre dominante, regionales sin dar nunca el sal m a lo universal.

68 69
LA ANTROPOLOGÍA A PRUEBA DE LA HISTORIA

y los actos como las innumerables proyecciones de modelos atemporales e 11


incontrolables, sino como soluciones a los problemas comunicativos que LA RAZÓN GRÁFICA'
surgen en el seno de interacciones precisamente situadas. 23 El modelo nace de
las circunstancias y no a la inversa. "Lo que decimos adquiere sentido a partir
1
del resto de nuestras acciones", recuerda Wittgenstein con razón.2'

Jack Goody no defiende una tesis, mucho menos un dogma. Su propósito


consiste únicamente en poner a prueba una perspectiva de análisis relativa-
mente descuidada: si se tomaran en consideración las condiciones efectivas de
producción y reproducción del "pensamiento", ¿acaso no se lograría elaborar
un discurso un poco más riguroso acerca de las diferencias entre los modos de
pensamiento? La antropología comparada de los procesos de conocimiento
tiene una fuerte tendencia, en efecto, a encerrarse en dicotomías a la vez sim-
plistas y etnocentristas, así como a remitirse a las virtudes pseudoexplicativas
de una interioridad psicológica inaccesible (mentalidades, actitudes, alma
primitiva, Volkgeist) o más sencillamente a contentarse con una afirmación
trivialmente relativista de las diferencias entre culturas.
Una maldición, como dice Marx, pesa sobre el espíritu: estar manci-
llado por la materia. Aunque existen palabras impensadas y pensamientos no
pronunciados, ¿se puede de forma razonable designar con el término ((pensa-
miento" algo que sea verdadera y radicalmente distinto de una serie de actos
de lenguaje? Y si la cultura es el conjunto de los productos del pensamiento de
las generaciones sucesivas, ¿se puede entender por esta palabra algo que no sea
un encadenamiento de actos de comunicación?
Renunciemos, pues, a la distinción necesariamente metafísica entre el
"contenido del pensamiento" y su expresión, a la ilusión instrumentalista que
postula que el lenguaje no es más que el medio externo de la comunicación
del saber. Este tipo de divisiones lleva siempre a referir los diferentes modos

E! análisis siguiente del libro de Jack Goody, Ln razón grdjicn. La dommicnción dt! prmnmimto ralvajc (1979) fue
23. Cf Logiq11e de sitflntiom XXX. emprendido y escriw jumo con Jean Bazin. Para una reevaluación reciente de los trabajos de J. Goody acerca de
24. Ludwig Wittgenstein, Dr In mtitudc, traducido del alemán por Jacques Fa uve, París, Gal!imard (col!. uldées"),
la escritura, if. Mbodj-Pouye, 201)4.
1976, 152 p. (p. 70, párrafo 229).

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70
EL FIN DEL EXOTISMO LA GRÁFICA

de pensamiento a meros estados de conciencia irreductiblemente cerrados en bién una tradición escrita, independiente del habla, que contribuye a su vez a
sí mismos, a los que uno cree poder considerar con independencia de las con- definir lo que es la lengua? En cuanto la escritura deja de ser la sirvienta del
diciones concretas de su comunicabilidad. Como observa Goody: "aun si el habla, en el momento en que todavía no es o ya no es más una fotografía en
mensaje no puede ser razonablemente reducido al medio, cualquier cambio sentido estricto, surge la sospecha de que ella ha traicionado al pensamiento,
en el sistema de comunicación humana debe de tener grandes consecuencias de que lo ha sometido a la tiranía de la letra. Esta manera de ver las cosas
para el contenido". 1 supone conceder demasiada influencia a la escritura y, al mismo tiempo, no
El cambio más visible y más importante en este ámbito es sin duda la suficiente: al aumentar las posibilidades de manipulación del sentido, la
alguna la aparición de la escritura: debe haber, por tanto, una cierta especifi- escritura puede en la misma medida encerrarnos en una exégesis incesante
cidad del pensamiento escrito y del saber gráfico, más allá de la variedad de y en el comentario estéril, así como abrir el camino a un desarrollo crítico y
los sistemas de escritura y de las condiciones sociales de su utilización. creador del saber.
Si se quiere tener la oportunidad de captar y definir dicha especifici- Esta "exterioridad" tan sospechosa del texto escrito y su capacidad
dad es necesario renunciar a ver en la escritura un doble visual, un correlato de autonomía son los dos elementos que, según Goody, conviene vincular
objetivo o una "representación" del habla, tal como lo exige la tradición sau- estrechamente con el advenimiento de aquellos modos de pensamiento bau-
ssureana. El razonamiento de Goody, elaborado a partir de ciertos trabajos tizados como «racionales", "abstractos" y "científicos". En lugar de atribuir a
del Círculo de Praga, contribuye a fundar otra idea de la escritura que, si bien los unos ("nosotros") y de negar a los otros (los "primitivos") "el espíritu cien-
no es nueva, está todavía muy lejos de ser consensual. rífico", sería mejor preguntarse cuáles son las condiciones concretas del pro-
2
Jacques Derrida mostró que la ciencia del lenguaje está estrecha- ceso de almacenamiento y acumulación del saber que llamamos "ciencias'?
mente relacionada desde sus inicios con un tipo de "fonologismo'' y "logo- Una sociedad oral no está desprovista de espíritu crítico sino desprovista de
centrismo" heredados de la metafísica occidental: el habla es el lugar de la los medios que le permitirían constituir una tradición crítica; la inexistencia
verdad, de la auto-presencia del sentido. Parecería como si, en un principio, de una filosofía salvaje se debe a la falta de la herramienta indispensable para
fuera preciso "excluir" o "rebajar" la escritura, asignarle un papel secundario ese "ejercicio de rumiación constructiva" que es la filosofía: la acumulación
y fortuito de comparsa, de simple imagen de la "palabra viva" o de la lengua de los escritos de los predecesores. La reprobación filosófica de la escritura y
"natural". De ahí que no se tome en cuenta más que uno de los posibles usos el ideal socrático de la "palabra plena" niegan de algún modo las condiciones
de la escritura: la transcripción de enunciados orales, ''como si la escritura prácticas efectivas del trabajo filosófico.
comenzara y terminara con la notación". 3 No sólo se dejan de lado, sino que Si "la escritura es el juego en el lenguaje", ello no se debe de ninguna
también se condenan a priori, como si se tratara de verdaderas usurpaciones, manera al hecho de que, como pretende el Fedro, la escritura sea un infanti-
todas las prácticas mediante las que la escritura se libera del enunciado oral lismo comparado con "la gravedad seria y adulta del habla"," sino porque nos
o incluso lo sustituye. Si bien es cierto que, como dice Saussure, "la lengua libera de las coacciones propias a la enunciación oral, la cual es siempre un
tiene una tradición oral independiente de la escritura",4 ¿no existe acaso tam- acto circunstancial, interpersonal y no estrictamente reproducible. La escri-
tura es la herramienta que posibilita el juego del intelecto con el lenguaje.

l. Goody, 1979: 46. Ed. espaitola, In dc>mestimcióu del pemamiemc> salvaje, Madrid,Akal, 2008, p. 19, trad. Marco
Virgilio Carda Quintela.
2. Derrida, 1967. Ed. espaiiola, Dr la grnmatologin, México, Siglo XXI, 1986, rrad. Osear del Barco y Conrado 5. El amiernocemrismo generoso ("ellos" son tan hábiles como veo ninguna razón, dice
Ceretti. Lévi-Strauss, por la que la humanidad tendría que haber esperado hasta una fecha reciente para producir mentes
3. lbid.: 51. Ed. espaiiola, p. 45. de la talla de Platón o de es solamente la manera inversa de exduir la misma cuestión.
4. Saussure, 1960: 46. Ed. espafiola, Curso de liugiiiuica general, Buenos Aires, Losada, 1995, trad. Amado Alonso. 6. Derrida, 1967: 73. Ed. española, p. 65.

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EL FIN DEL EXOTISMO LA RAZÓN GRÁFICA

En primer lugar porque no hay posibilidad de jugar sin poseer un mostraran siempre con todos sus sentidos al mismo tiempo {como en Heidegger),
conocimiento explícito de las reglas del juego. El texto escrito es en sí mismo el sería un juego de palabras cominuo. 7
generador de una conciencia más aguda de las estructuras del lenguaje, ya
sean sintácticas (gramaticales) o semánticas (sistemas categoriales). Resulta .En cuanto implica necesariamente espaciamiento y pu.ntuación, se
difícil imaginarse que la ciencia del lenguaje hablado que aspira a ser la lin- puede decir, con Derrida, que la lengua es ya desde un principio un tipo de
güística pueda existir sin la escritura. Pues si bien es innegable que la estruc- escritura, cuya naturaleza revelan, más que pervierren, los juegos escritos.
tura sintáctica o semántica existe antes de que el hablante la conozca, su Pero lo importante para Goody no es sólo que la escritura vuelva visible y
existencia se presenta bajo la forma de un esquema que el hombre domina "materialice" la articulación inherente a la lengua; igual de importante es
únicamente en la práctica; explicitarla no sólo significa ponerla de manifiesto, el hecho de que la proyección gráfica permita disponer los significados de
sino también modificar su naturaleza y la relación que los locutores entablan un modo completamente diferente, esto es, en un espacio bidimensional.
con ella: se convierte en una regla. La noción saussureana de linealidad del significante es una metáfora gráfica
La escritura aumenta a su vez las posibilidades de jugar con los ele- cuyas consecuencias deben extraerse en su totalidad. Por un lado, la línea
mentos de la lengua, con las letras (el calembour puede existir al oral, no escrita "representa" bastante malla cadena temporal conforme a la que se
así el anagrama) pero sobre todo con las palabras. La escritura no se limita ordenan necesariamente los elementos hablados; el texto no está sometido a
únicamente a reproducir el Aujo del habla; antes bien, permite su disección. esta coacción: ¿quién "lee un libro como si escuchara un discurso?" Por otro
Además, en sus inicios la escritura sirve mucho más para hacer listas de pala- lado, la linealidad gráfica es doble, tamo vertical como horizontal. Y es por
bras que para anotar la continuidad de un discurso. Existe una manera espe- eso que Goody enfoca de forma deliberada sus análisis de los procesos escritos
cíficamente escrita de interrogarse a propósito del sentido de las palabras, del conocimiento en aquellas técnicas puramente gráficas y totalmente diso-
como lo ilustran por igual el diccionario y un cierto estilo filosófico. Se extrae ciadas de la enunciación, como lo son la lista y la tabla. No se trata de simples
la palabra de su contexto de enunciación, en todo momento singular y cir- modos de presentación del saber, sino de matrices formales que determinan
cunstancial, al tiempo que se logra dominar con erudición el conjunto de sus en parte su contenido. Este ordenamiento tiene su propia dinámica: en la
contextos posibles: tabla se asigna a cada elemento un solo lugar y no debe quedar vacía ninguna
casilla. La simetría' impone así sus propios efectos de pensamiento: entre los
El juego heideggeriano con las palabras de una misma familia o con los diferentes términos dispuestos en columnas, la relación tiende a ser exclusivamente de
sentidos de una misma palabra saca el máximo parrido posible de la diferencia contradicción o de equivalencia. Hay una razón o una lógica (¿la Lógica?)
estructural entre el uso ordinario, es decir práctico, del lenguaje [... ] y el uso téc- gráficas.
nico que convierte a la palabra, aprehendida en sí misma y por sí misma, al margen Pero si la escritura no es en ningún momento un mero acompañante
de sus usos (como en los diccionarios), en la intersección de wdos sus usos posibles del habla, entonces es necesario reconocer que ya nunca más hablamos de la
[...]. Si, por mmar un ejemplo de Vendryes, se puede decir de un niño, de un
terreno o de un perro que todos ellos rapporten(, es porque en la práctica existen 7. Pierre Bourdieu, J975a: 116. Hay que agregar que, de manera inversa, todos los sentidos no son en ningún
tantos verbos "rapporter" como existen contextos de uso. Si todas las palabras se momento yperfee1amenre independientes"; de ahí la posibilidad de hacer, en las sociedades orales, juegos de
palabras y etimologías populares o fantasiosas (a cuya elaboración se dedican con frecuenci.J. los "informantes",
para mayor alegría de sus empleadores etnólogos).
8. a veces se está convencido de la rectitud de una perspecriva por su simplicidad o su simetría; es decir
Vendryes sostiene que mpporteren las frases "u trmtin mpport/' {rste terreno es una fuente de ingresos], "crchien que esras dos características son las que nos inducen a adherir a este punto de vista. Entonces se dice simple-
rapporten [este perro uae de vuelta] y crt mftmt rapporte" [este niiío rrae] corresponde a tres palabras diferentes.
u
mente: ':Así u como debe ser" {Wingensrein, Sobre la certidumbre, aforismo 91). Ed. espaiíola, Sobrt la ctrtidum-
[Nora del traductor]. bre, Caracas, Nuevo Tiempo, 1971, p. 9, trad. María Vicroria Suárez.

74 75
EL FIN DEL EXOTISMO LA RAZÓN GRÁFJC\

misma manera una lengua escritaj el habla, en lo que respecta a su conte- o cuasi escrita o digna de ser escrita".U La comparación de la lengua con un
nido y su naturaleza, puede estar marcada por una referencia múltiple a la código que aplicarían los hablantes con el fin de cifrar y descifrar sus mensajes
escritura. no está nunca, nos guste o no, realmente exenta de cualquier referencia a una
codificación, es decir, a una legislación de las prácticas comunicativas. Prueba
El nacimiento de la escritura viene acompañado de una transformación del habla de ello es la relativa incapacidad, caracterísdca de la actitud "estruCttiralista,, de
[... ] El habla de un pueblo !errado ya no es la misma. Se trata de un lenguaje "concebir el habla, y más generalmente la práctica, de otro modo que no sea
dependiente, subordinado a la escritura. Un lenguaje sin importancia, sin poder como ejecución",12 esto es, como obediencia a una regla.
[... ]Así, la gente habla a diestra y siniestra sin que se le atribuya a este acto la Con la escritura se instaura necesariamente, lejos del habla, un lugar
menor imponancia. Las personas hablan en la mesa, en el café, en la calle. Se desde donde puede apreciarse su confOrmidad con la norma: reglas del buen
desdicen, mienten, no recuerdan ya las palabras. Y, sobre todo, no dicen nada. hablar (gramática), reglas del buen pensar (lógica), modelos para elaborar un
Lo que se considera importante ya no se transmite a través del habla. El habla discurso hermoso (retórica), texto de la oración o de la poesía recitada. Es
se vuelve sólo conversación, intercambio anodino. Nunca está relacionada, en por ello que siempre nos cuesta trabajo representarnos de forma adecuada
nuestra sociedad, con la verdad, y prueba de ello es que la ciencia uriliza exclusi- las características de la producción de enunciados en un universo puramente
vamente la escritura.9 oral. Como en él no hay textos, cualquier reproducción puede ser siempre
también una recreación; ¿acaso el proyecto mismo de una reproducción tér-
Si el pensamiento más Íntimo sigue siendo aún un acto de comuni- mino por término (de una transcripción) tiene, a decir verdad, el más mínimo
cación con uno mismo que implica recibir la lengua de otro individuo (del sentido fuera de un mundo escrito? En la medida en que ni los oradores ni los
Otral 0), resulta preciso admitir también que nunca más se piensa de la misma auditores poseen un modelo neutro, los procesos de innovación constante13
manera en una lengua escrita. De ningún modo se trata de negar que, al con- pueden pasarles perfectamente desapercibidos. ¿Qué significa "repetir" un
cebir la lengua como una estructura objetiva, no se haya abierto el camino a relato mítico o histórico? ¿Qué es lo que se transmite a través de ellos? Repetir
una serie de progresos decisivos. Sin embargo, a causa de ello se ha impuesto una un relato significa reorganizado en función de las circunstancias, los intereses
tendencia que lleva a prescindir de las condiciones prácticas de la enunciación. y los gustos de un momento preciso, utilizarlo con fines diferentes (o incluso
En una sociedad que conoce la escritura existen al menos dos tipos de enuncia- contrarios, en un caso límite). Si por tradición oral se entiende (la mayoría
dos: los que se producen espontáneamente en virtud de un habitus lingüístico de las veces implícitamente) la transmisión inalterada de un contenido, sería
(el cual difiere según la posición social del interlocutor) y los que se producen mejor reconocer entonces que, en ese sentido, sólo puede hablarse de una
expresamente en referencia a una norma o un modelo (que casi siempre define tradición escrita.
el grupo dominante) transmitidos por escrito a través del sistema escolar. Puesto que la escritura no es solamente una forma de presentación del
Como observa Pierre Bourdieu, "cuando se habla de la lengua siu ninguna saber sino que también determina su contenido, resulta inevitable pregun-
otra precisión, nos referimos tácitamente a la lengua oficial de una unidad tarse acerca de la naturaleza de una ciencia escrita de las culturas no escritas.
política, es decir, a la lengua tal y como la fijaron sus "agentes autorizados" y Es por ello que Goody asocia estrechamente la reflexión general sobre la escri-
especializados (gramáticos, profesores, etcétera), en suma, a la lengua escrita tura con un cuestionamiento del saber etnológico.

11. Bourdieu y Bol!anski, 1975, 4: 1.


12. Bourdicu, 1972: 169.
9. Pividal, 1976: 25. 13. Ver los ¡rabajos de Goody sobre el mico del bagre, en las comunidades de los LoDagaa del norte de Ghana: 1972;
10. A menos que se suponga algo así como un lenguaje privado. Ver al respecto Jacques Bouveresse, 1976. 1977 y también 1979.

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Cualquier tipo de etnología es de entrada una "etno-grafía". El primer consiste en adquirir un dominio teórico o práctico de la fórmula generadora de
paso consiste en un trabajo de anotación de las palabras escuchadas durante una obra. 17
la investigación de campo y en la transformación de la cultura estudiada 14
en un texto, lo que penriite proceder a continuación a un "análisis textual" en Las contradicciones entre los diferentes discursos se suelen tratar de
el que entran en juego todos los recursos del grafismo: fichas, clasificación de dos maneras: o bien se las suprime por medio de la eliminación de las variantes
las fichas, índices, cuadros, diagramas, etcétera. consideradas no pertinentes, o bien, por el contrario, se las promueve al rango
Este dispositivo espacial de selección de la información que posibilita de oposiciones estructurales. En la medida en que permite ordenar, juntar y
la escritura confiere al etnólogo "el privilegio de la rotalización"; es gracias a reconstruir a posteriori lo que en la práctica es discordante y fragmentario, el
él que puede transponer en un tiempo y espado únicos un grupo de enuncia- análisis gráfico genera la ilusión de una coherencia formal perfecta. Debido a
dos que no se produjeron sin1ulráneamente ni en un mismo lugar, así como las condiciones mismas del análisis se termina por suponer que, detrás de los
manipular en un mismo nivel "informaciones que no son siempre poseídas fenómenos observados, existen verdaderos sistemas (simbólicos, políticos,
{ni lo pueden ser) por un solo informante, y en rodo caso nunca en un solo genealógicos ...), los cuales, con todo, sólo existen por lo general en los escritos
momento". 15 Lo que aparece como un simple registro de la información es del etnólogo. La sustitución de las prácticas orales por un marco escrito con-
en realidad una manera de extraer los datos de las situaciones reales en las duce a la búsqueda de un "sentido profundo" {cuyo conocimiento es, desde
que se manifestaron, "de hacer sufrir un cambio de estatus a la práctica y sus luego, posesión exclusiva del etnólogo) distinto del sentido aparente (para los
productos"16 Por otra parte, el etnólogo, frente al conjunto de daros transcri- actores).
tos de los que dispone, tiende a acmar como si éstos pudieran compararse Así, el saber etnológico tiende no solamente a ocultar las condicio-
con el número finito de manuscritos de un mismo escritor; bajo el efecto de nes prácticas de la enunciación, sino también a los actores mismos de los
esta ilusión de exhaustividad, la cultura deja de ser un conjunto de procesos enunciados. La yuxtaposición gráfica de las palabras anotadas durante la
de creación y reformulación permanentes para convertirse en un cuerpo con- investigación lleva a reemplazar la individualidad singular de cada uno de
sumado e inmutable. los locutores por un sujeto colectivo indefinido. El cuadro sinóptico que, en
el silencio de su laboratorio, el e_tnólogo construye pacientemente a partir de
La sincronización del preseme y del pasado (por ejemplo, las versiones sucesivas sus notas parece tener un solo autor: la sociedad, la conciencia o la incon-
de un mito o un ritual) que permite la escritura posibilita la visión sinóptica y, · ciencia colectiva, el espíritu del pueblo, la etnia. Resultaría mucho más difícil
por ello, la percepción de las contradicciones que marcan el punto de partida legitimar que las obras escritas de diversos autores se consideraran como un
de la reflexión letrada. La ambición !errada que consiste en acumular todos los producto homogéneo de la cultura.
productos inventariados de un sistema de principios generadores (por ejemplo, El análisis estructural estudia, por un lado, el conjunto de los mitos
mediante la constitución de corpus exhauscivos que conrengan todos los textos bororo y, por el otro, las obras de Be manos. ¿Después de todo, con qué dere-
de un mismo amor o mediante los estudios enciclopédicos dedicados a él) [... ] cho? En los escritos de los etnólogos, las sociedades primitivas se convierten
se opone a la intención que podríamos llamar axiomática y que, por su parte, en sociedades sin autor. Cualquier creación consciente es considerada como
un mero efecto de la estructura inconsciente. Por ende, el pensamiento pri-
mitivo aparenta ser más "simbólico" que "cognitivo".
14. La observación directa de los gesros y los cornponamiemos de !os actores sólo adquiere en general su sentido
gracias a los cornemarios apropiados de los acmres.
15. Bourdieu, 1976, 1: 52.
16. !bid. 17. !bid.

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Es innegable que las condiciones características de las sociedades que una multitud de signos diacríticos impronunciables pueden contribuir a
orales -en la medida en que en ellas cualquier reproducción es al mismo visualizar las clases y a materializarlas.
tiempo un acto de recreación- tienden a borrar "la firma" iridividual en Goody muestra la importancia preponderante que este tipo de trata-
beneficio de una apropiación colectiva. Sin embargo, en ellas pueden encon- miento gráfico de la información tiene en las primeras fases de las civilizacio-
trarse especialistas de la producción intelectual (si bien sólo en raras ocasio- nes escritas de Medio Oriente. En medio de la proliferación de estas listas y
nes constituyen un grupo profesional); el etnólogo no trata en realidad con tablas se lleva a cabo una ruptura decisiva en el desarrollo del pensamiento.
esos "personajes bastante fantasmales encerrados en un laberinto estructural Pero, ¿acaso el etnólogo no repite, de manera involuntaria, precisamente ese
y prisioneros de sus esquemas clasificatorios" 18 a los que gusta de imaginar a mismo gesto de transformación profunda de las formas del saber oral, a costa
partir de su fichero. No es posible reducir la palabra de cada individuo a una de esas mismas sociedades a las que, sin embargo, pretende interpretar de
hipotética palabra general. Tanto por su posición en el grupo como por sus manera fiel?
capacidades personales, sus interlocutores no son equivalentes. Y bien lo sabe Ahora bien, no sólo los primeros balbuceos de una ciencia racional
el etnólogo, quien, durante el trabajo de campo, está siempre en busca de proceden sin duda de este ordenamiento gráfico, sino también una gran
"buenos" informantes, es decir, de aquellas personas que son susceptibles variedad de juegos intelectuales y ejercicios escolares bastante estériles. ¿El
de proporcionarle discursos generales y normativos que, desde un inicio, han rocío es celeste, como la lluvia, o bien terrestre? El escriba debe decidir; y en
sido separados de su contexto práctico, de aquellas personas, en suma, que igual medida es muy probable que el etnólogo "se obstine en buscar solucio-
saben "universalizar lo particular y particularizar lo universal". 19 A continua- nes a preguntas que la práctica no plantea y no puede plantear, en lugar de
ción, las palabras se convierten en datos anónimos; se olvidan las condiciones preguntarse si lo propio de la práctica no reside en el hecho de que excluye
efectivas en cuyo marco se recopilaron; se hace jugar a tal individuo el papel esas mismas cuestiones". 20 Mientras no existan los medios de totalización
de informante privilegiado, pero más tarde se neutralizan los efectos que una gráfica ni una clase de letrados encargada de dedicar su tiempo libre a este
situación como ésta ejerce inevitablemente sobre el contenido del mensaje tipo de operaciones "teóricas", las incoherencias o las contradicciones que se
recibido. derivan de la utilización de los mismos esquemas clasificatorios en situaciones
Pasar de la oralidad a la escritura significa proyectar en un espacio y ocasiones prácticas distintas no corren el riesgo de ser tomadas en cuenta
bidimensional (lista, tabla) un conjunto cualquiera de elementos, imponerle ni de manifestarse; "la misma cosa puede, en diferentes universos prácticos,
ciertos tipos de orden que no necesariamente tienen su equivalente en la orga- tener por complementarias cosas diferentes y por lo tanto puede, según el
nización del lenguaje hablado. El hecho de organizar un grupo de nombres universo, recibir propiedades diferentes e incluso opuestas". 21
en una lista, por ejemplo, expresa gráficamente una estricta jerarquía vertical ¿En qué consiste la coherencia de una cultura? Resulta claro que
que puede no existir o ser mucho más vaga. A pesar de que clasificar es una ciertos esquemas clasificatorios (en particular aquellos que están ligados de
tendencia inherente al lenguaje, la tabla dota a la clasificación de caracterís- forma inmediata a la percepción del espacio social o físico: macho/hembra,
ticas nuevas: en ella, cada categoría recibe una definición tanto más rígida izquierda/derecha, arriba/abajo, etcétera) poseen la capacidad de funcionar
desde el punto de vista lógico cuanto que está espacialmente delimitada, sucesivamente en sectores muy diversos de la práctica, e incluso de ser even-
cada elemento debe encontrar su lugar por inclusión o por exclusión: nin- tualmente trasladados a otros sectores en donde no funcionaban aún. Esta red
guno puede figurar en la intersección entre dos casillas. Hay que añadir a ello más o menos densa de interconexiones, recurrencias y asociaciones es la que

18. Goody, 1979; 68. Ed. español, p. 34. 20. Bourdieu, 1976, J; 52.
19. A propósito de imusnawen, sabios y poew cabilios, if. Mouloud Mammeri y Pierre Bourdieu, 1978: 23: 65. 21. !bid.

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El. FIN DEL EXOTIS:O.IO LA RAZÓN GRÁFICA

genera esta impresión de coherencia. Las prácticas rituales o "mágicas", los tras penragrama, en forma de una serie melódica cominua, y cuyo ordena-
proverbios, los cuentos, los mitos, etcétera, recurren permanentemente a estas miento inicial hay que reconstituir. 25
posibilidades indefinidas de polisemia y de analogía alusiva. Pero, ¿hace falta
por ello subordinar todas estas cuasi-lógicas prácticas y circunstanciales a una El principio de. dicha "manipulación" consiste en proyectar la linea-
lógica única, a un principio último de cohesión? ¿Es ésta una exigencia del lidad del relato en un espacio bidimensional, el cual define la relación entre
objeto de estudio o del observador, de su razón gráfica? De hecho, esta cohe- el eje paradigmático (ordenadas) y el eje sintagmático (abscisas), entre la
rencia no puede considerarse un sistema. En primer lugar, porque un sistema "lengua" y "habla":" "La estructura estratificada del mito [... ] permite ver
es producto de un trabajo secundario de elaboración del que la escritura es en él una matriz de significaciones dispuestas en líneas y en columnas, pero en
una de las condiciones de posibilidad. En segundo, porque dichos esquemas donde, se lea como se lea, cada plano refiere siempre a otro"27
del lenguaje práctico deben su eficacia precisamente a la cantidad de indeter- Es verdad que, para Lévi-Strauss, "el objetivo del análisis mírico no
minación y ambigüedad que producen. Por lo tanto, su manera de operar es tiene ni puede tener por objeto mostrar cómo piensan los hombres". En otras
inversa a la de una lógica no contradictoria de la definición y de la clasificación palabras, la matriz mediante la que el mitólogo "descifra" el mito no forma
en clases, géneros y especies, basada en el modelo gráfico de la tabla o el árbol. parte de las condiciones efectivas de su producción, de su composición, del
En caso de existir, una "lógica" práctica posee la característica paradójica de mismo modo en que una persona no tiene que movilizar expresamente la
"estar en todos lados únicamente porque no está en ninguna parte". 22 estructura de la lengua al momento de hablar. 28
El cuestionamiento acerca del carácter gráfico inconsciente del saber Lévi-Strauss pretende construir una teoría del "pensamiento mítico"
etnológico pone inevitablemente en tela de juicio la teoría estructural de los sin tener que interrogarse acerca de las condiciones y los medios prácticos de
mitos. Es cierto que los análisis de Lévi-Strauss, en oposición a los de Rodney la producción y comunicación (orales) de los mitos. Tampoco se pregunta,
Needham, no tienden en ningún momento a reducir las prácticas y los pro- a la inversa, si el análisis estructural y el proyecto global que éste defiende
ductos de una cultura a unos cuantos principios simples de clasificación no presuponen necesariamente que el mito se presente en forma de texto
tabular. 23 La "estructura" de Lévi-Strauss es mucho más "algebraica" que escrito. Todas las manipulaciones que constituyen las Mitológicas, en efecto,
taxonómica. Y sin embargo, ¿qué significa hacer una lectura estructural de un sólo pueden llevarse a cabo sobre la base de un texto escrito: seccionamiento
mito? Lévi-Strauss siempre dijo que para "descifrar" el texto del mito era nece- y clasificación de las secuencias, señalamiento y codificación abstracta de las
sario considerarlo como una partitura orquestal cuyos pentagramas tendrían unidades significativas, explicitación de las "transformaciones" mediante la
cada uno su propio código: yuxtaposición y superposición de las secuencias, etcétera. El estatus de "pen-
samiento qbjetivado", "objeto absoluto", "dotado de una realidad propia e
Como el descifrador de un texto a partir de una inscripción en varias len- independiente de cualquier sujeto", 29 que Lévi-Strauss confiere al mito, ¿no
guas comprendimos que los mi ros transmiten el mismo mensaje con auxilio define acaso también lo que es un texto en cuanto tal? ¿No es precisamente
de varios códigos. 24 Vamos a manipular el mito como si fuese una parti- el hecho de transformar el mito en un texto el que lo condena a no ser más
tura orquestal que un aficionado perverso hubiera transcrito, penragrama

25. Lévi-Srrauss, 1958: 235. Ed. cspafiola, Antropología eJtmctuml, Barcelona, Paidós, 1995, p. 236, rrad. Eliseo Vcrón.
22. /bid.: )'Í. 26. /bid.: 23-í.
23. Observemos que las Mitológicas contienen pocos cuadros, pero que resulra sobremanera difícil leerlas sin elaborar 27. Lévi-Strauss, 1964: 3-í6. Ed. española, Miro/ógicaJ l. Lo crudo)' lo cocido, México, FCE, 2002, p. 334, trad. Juan
unos cuantos. Al mela.
24. Lévi-Strauss, 1966a: -íOS. Ed. espafiola, MitofógiciiJ 2. De la miel a fa¡ cenizm, México, FCE, 1971, p. 392, trad. Juan 28. !bid.: 20-21.
AlmeJa. 29. !bid.: 20 y 19. Ed. espafiola. p. 21.

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EL F1N DEL F.XOT1SMO LA RAZÓN GRÁFJCA

que "una ventana abierta hacia la estructuran? Por lo demás, cabe sefialar que, ¿En qué consiste a final de cuentas el sentido de un enunciado? ¿Dicho
para Lévi-Strauss, los mitos y el libro que escribe acerca de ellos forman parte sentido puede manifestarse al término de un análisis estrictamente interno,
de una misma realidad, de manera que constituyen un campo homogéneo; el esto es, de una explicitación de las condiciones formales de la enunciación y
llbro es suerte de meta-mito en el que los mitos se piensan a sí mismos, de la lengua en la cual se produce? Como dice Wittgenstein: "En la proposi-
por lo que "a fin de cuentas es lo mismo que en este libro el pensamiento de ción viene incluida la forma de su sentido, pero no su contenido". 34 «Resulta
los indígenas sudamericanos cobre forma por operación del mío, o el mío por claro que el examen más exacto del signo preposicional no nos dice lo que
operación del suyo". 30 éste enuncia, sino más bien lo que puede enunciar". 35
Así pues, el análisis estructural implica la denegación total de las "Considerada en cuanto simple hecho", comenta Jacques Bouveresse,
condiciones efectivas del "pensamiento indígena". ¿En dónde más se piensan
los mitos "entre sí)), sin el conocimiento de los actores, 31 sino es en el libro Independientemente de su uso convencional, una proposición posee una estruc-
que, por definición, ninguno de ellos escribe ni puede escribir? "El sistema tura que determina a prior; la forma, mas no el comenido de cualquier significado
mitológico posee una autonomía relativa frente a otras manifestaciones de la que pueda llegar a tener. El hecho de que ella esté conformada por tal o cual
vida y el pensamiento del grupo [...] puede además de alguna manera dialo- número de elememos, los cuales se relacionan entre sí de ml o cual manera, le
gar consigo mismo y ahondarse dialécticamente", es decir, "comentarse" a sí confiere una potencialidad interna de significación, es decir, de poder representar
mismo:32 ¿acaso no supone esto dorarlo de aquellas propiedades que, precisa- un cierro tipo de situación. Sin embargo, una proposición sólo adquiere su signi-
mente, definen una tradición letrada, un universo textual? ¿Al actuar así no ficado en virrud de una correlación establecida desde el exterior enrre sus propios
se es víctima de aquella ilusión bastante frecuente que consiste en tomar por elementos y los del hecho posible que ella debe reproducir. 36
la naturaleza misma del objeto las condiciones de aplicación del método que
se emplea para estudiarlo? ¿Puede acaso disociarse el sentido de un enunciado, en particular,
Si el "pensamiento mítico" aparenta ser el fruto del "diálogo de la de la relación social en cuyo marco se "produce" (se elabora, pero también
mente consigo misma", 33 ello se debe a que, gracias a la mediación del texto se afirma) y se escucha? Parecería como si Lévi-Strauss hubiera trasladado la
escrito, el investigador aisló de antemano el mito de las condiciones y los distinción saussureana entre lingüística interna y lingüística externa -"entre
efectos prácticos de su enunciación. Puesto que aquellas personas que cuen- la ciencia de la lengua y la ciencia de los usos sociales de la lengua"-37 a
tan y escuchan el mito no disponen de ninguno de los medios gráficos que un ámbito en donde pierde su utilidad "operativa". Los trabajos de Marc
permiten su "desciframiento", nos vemos obligados a formular dos conjetu- Augé, por ejemplo, muestran que si bien es posible y legítimo reconstituir
ras: o bien el mito no tiene ningún sentido para ellos o bien posee algún otro. el conjunto de las condiciones formales (paradigmáticas) a las que se ajusta
En otras palabras: o bien los indígenas no saben nunca lo que dicen, o bien cualquier discurso sobe la brujería en una determinada cultura, no por ello
dicen otra cosa, y es posible que lo que se dicen a través del mito sea otra cosa se tienen las leyes de la producción efectiva de los enunciados. Pues hace falta
de lo que los mitos nos dicen cuando los reducimos a un conjunto sinóptico de para poder proferidos, o para poder proferidos de un modo determinado (la
textos. sospecha no es lo mismo que la acusación), que una persona ocupe tal o cual

34. Wittgenstein, 1961: 3.31. Ed. española, Traermus lógico-pbilosopbicm, Madrid, Alianza, 2003, trad. Jacobo Muiioz
30. !bid.: 20 y 21. e Isidoro Reguera.
31. !bid.: 20. 35. Wingenstein, 1971: 88. Ver también Jacques Bouveresse, 1976: 98.
32. !bid.: 333. Ed. espafmla, p. 326. 36. Bouveresse, 1976: 97.
33. Jbidrm. Ed. española, p. 326. 37. Bourdieu, 1975b: 183.

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EL FIN DEL EXOTJSMO LA RAZÓN GRÁFICA

posición en la repartición de estatus y poderes, o que ella crea que la ocupa, analiza el mito como si fuera un texto. El mito es una teoría oral de la práctica
o que ella quiera hacer creer que la ocupa ... de modo que cada enunciado a la que damos un trato abusivo al juzgarla con base en el modelo de nuestra
dice mucho más de lo que dice y no necesariamente dice la misma cosa a los práctica escrita de la teoría.
diferentes actores involucrados. 38 Si la etnología se cuestiona· poco sobre lo que implica su condición de
Sucede lo mismo con el sentido de un mito. Por ejemplo, un mito no saber escrito, esta disciplina no deja de reconocer la escritura -aunque sólo
tendrá de focto el mismo sentido (ni, quizás, la misma forma) si es contado en sea para desconocerla mejor- cuando considera que uno de los criterios que
respuesta a una petición de "mito" de la parte del investigador. Es probable definen la especificidad de su objeto de estudio es la ausencia de escritura.
que en esta situación se eludan parcial o totalmente las múltiples referen- Creemos leer en esta carencia, en efecto, el indicio de una "natura-
cias más o menos desviadas o cargadas de eufemismo a los acontecimientos leza de la sociedad" (o de una "sociedad de la naturaleza")" radicalmente
y las estrategias del campo social que el relato mítico, en otras circunstan- diferente. Jacques Derrida mostrÓ,41 mediante un minucioso análisis de sus
cias, comunica sin falta a los auditores. El observador tiende con frecuencia textos, 43 que el único fin de Lévi-Strauss al negar la escritura "a lo salvaje" era
a imaginar que existe un lugar y un tiempo distintos en los que se ejerce el afirmar su inocencia de forma más contundente. Esta incapacidad constituye
"pensamiento mítico". De esta manera contribuye, debido a la situación que todo su mérito.
impone al informante (pero también, eventualmente, debido a la censura de Según Lévi-Strauss, la "finalidad" y el sentido histórico de la escritura
elementos considerados "insignificantes})), a producir un texto mítico en el son más de orden "sociológico" que "imelectwil";44 el antropólogo francés
que ahora sólo puede leerse una cadena de filosofemas, una manera de "con- prescinde rápidamente del análisis del papel de la escritura en la transforma-
templar, más allá de las imágenes aún adheridas a la experiencia concreta, ción de los procesos cognoscitivos tal como Goody lo lleva cabo.45 La escri-
un mundo de conceptos liberados de esta servidumbre"." A pesar de que los tura se limita para él a marcar el comienzo del Estado, a provocar la irrupción
mitos, tal y como podemos escucharlos en Melanesia, por ejemplo, poseen exterior y accidental de la "perfidia". función primaria de la comunica-
en efecto una cierta forma teórica y abstracta, se trata a final de cuentas de ción escrita es facilitar la esclavitud ".46 Por el contrario, las sociedades que
un tipo de "abstracción'' parecida a la que se utiliza en nuestros discursos se han salvado de contar con esta técnica de opresión no conocen ningún
políticos, cuyo arte consiste en ·introducir en un grupo de afirmaciones de tipo de jerarquía y ningún tipo de explotación; en esas "pequeñas comu-
orden general y aparentemente anodinas algunos objetivos partidistas mucho nidades", "auténticas" y transparentes a sí mismas, cuyos miembros están
más concretos. Si resulta exacto decir que el mito no tiene algún objeto (en todos al alcance de una alocución inmediata, reina la palabra plena, verídica,
particular ningún objeto mitológico), no es porque tenga únicamente una
función fática o lúdica (significar la significación)," sino porque comprende
varios proyectos de manera simultánea: un relato mítico puede de forma 41. Lévi-Strams, 1973: 52
simultánea divertir al público, enseñar la topografía a los niños, reafirmar 42. Derrida, 1967. 2a parte, cap. l.
el código de los "buenos modales" e intentar legitimar las pretensiones de 43. En panicular el capírulo XXVIII de Tristes trópicos. A dichas crídcas Lévi-Strauss respondió que no se reataba sino
de las "ensoñaciones de un emógrafo durante su rrabajo de campo" y que sus referencias (es decir
un grupo a la jefatura (chejforie). Esta polivalencia del mito es indispensable Rousseau) sólo tenían un papel pedagógico nd umm vulgi (cf Cnhim pour limalyse, n. S: 89-90). Observemos que
para su eficacia social, lo cual tiende más o menos a olvidarse cada vez que se una parte de la antropología posrerior a Lévi-Suauss renuncia al resto de su herencia y se inspira desgraciada-
meme en una medida significariva en esas ensoiiaciones '"incoheremcs" y en esa filosofía "retocada" con d fin de
producir sin muchos efuerzos una serie de "salvajes" de pacotilla para indígenas europeos (cj Jean-Loup A m selle
38. Augé, 1975. {ed.), 1978).
39. Lévi-Srrauss, 196611: 407. Ed. española, p. 393. 44. Lévi-Suauss, 1955: 342.
40. Cf Lévi-Strauss, 1964: 18 (el miro "no riene ninguna función evidente", el espíritu se a sí mismon) y 346 45. Cf Lévi-Strauss, 1955: 343 y las críticas de Derrida, 1%7: 187-189.
{"los mitos significan el espíritu"). 46. Lévi-Strauss, 1955:344. Ed. española, Tristei trópim, Barcelona, Paidós, 1988, p. 324, trad. Noelia Bastard.

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eternamente fiel a sí misma,'7 o bien la palabra vacía del jefe sin poder (ver- y unívoca como nos gustaría creerlo.50 Porque si bien la escritura está la mayor
sión, según Pierre de un mismo paraíso). parte del tiempo al servicio de una casta o una clase letrada, ello no significa
Pero, en primer lugar ¿existen realmente sociedades sin escritura? que no pueda ser también la condición de la publicidad del debate político.
Goody no pretende resucitar una nueva teoría del Grand Partage entre cultu- · "Con el fin del mundo micénico", observa Jean-Pierre Vernant,
ras orales y culturas escritas. En primer lugar, la escritura es sólo un factor de
cambio entre otros; en segundo, una ve:z que se toma en cuenta la diversidad la escritura misma desaparece, como arrastrada por el derrumbe de los pala-
de los sistemas de escritura resulta que dicha ruptura ya no es en realidad tan cios. Cuando los griegos vuelvan a descubrirla, a finales del siglo IX, tomán-
única ni tan fácilmente identificable. Pero, sobre todo, el enfoque de Goody dola esta vez de los fenicios, no será sólo una escritura de otro tipo, fonética,
nos obliga a reinsertar la práctica de la notación del lenguaje hablado, la escri- sino producto de una civilización radicalmente distinta; no la especiali-
tura en sentido estricto, en el conjunto de prácticas gráficas, esto es, a no dad de una clase de escribas, sino el elemento de una cultura común. Su
disociarla más de todas aquellas técnicas que generalmente subsumimos bajo significación social y psicológica se habrá transformado -podríamos decir
el nombre de arte gráfico. Todo ello nos lleva a plantear -o a replantear-la invertido-: la escritura no tendrá ya por objeto la creación de archivos para
pregunta acerca de la relación entre modos de pensamiento y formas de gra- el uso del rey en el secreto de un palacio, sino que responderá en adelante a
fismo anteriores o exteriores a la escritura propiamente dicha. André Leroi- una función de publicidad; va a permitir divulgar, colocar por igual ante los
Gourhan49 mostró que aquellas producciones gráficas de la prehistoria en las ojos de todos, los diversos aspectos de la vida social y política. 51
que tendemos a ver un "arre figurativo" están de hecho ''mucho más cerca
de la escritura en sentido amplio que de la obra de arte" y que "el grafismo "La lucha contra el analfabetismo", dice Lévi-Strauss, "se confunde
no comienza con la representación ingenua de la realidad sino con la abstrac- con el fortalecimiento del control de los ciudadanos por el poder". 52 El pensa-
ción,. Por lo tanto, al parecer habría existido una ''escritura" pluridimensional miento político clásico diría que sólo la ley escrita, públicamente reconocida,
cuya función era servir de "soporte" a aquella forma de pensamiento pluridi- es compatible con la libertad. Es por ello que también se ha podido pretender,
mensional que es el mito, lo que Leroi-Gourhan llama de manera tentativa de manera igualmente ilegítima, que la falta de escritura está al servicio de la
un "mitograma". La pluridimensionalidad mitográfica reduce la linearización tiranía del déspota.
de la escritura y su subordinación a la voz (la escritura china estaría, por No basta invocar los hechos (enunciados prohibidos, conocimientos
decirlo de algún modo, a medio camino en este recorrido). Goody viene a secretos, lenguas iniciáticas, etcétera) que demuestran que la palabra puede,
completar -o a complicar- dichos análisis al mostrar que la transcripción en la misma medida que la escritura, monopolizarse o transmitirse restringi-
lineal no puede separarse de la inscripción en un marco bidimensional (lista, damente; es necesario reconocer también que la función comunicativa, ya sea
tabla), que este último aspecto juega un papel determinante en el paso hacia en su modalidad oral o escrita, está siemPre atravesada internamente por una
el "pensamiento racional" y que la razón no es únicamente escrita sino tam- función de subordinación. Sólo haciendo una abstracción bastante cómoda
bién gráfica. Por otro lado, la relación entre escritura y poder no es tan simple
SO. La relación es estrecha entre la tiranía de la !erra, en su momento no fonético, y el despmismo oriemal: la escri-
tura china, dice Hegel, condena a los hombres al exegetismo, a permanecer al margen de la vida del espíritu, de la
hiswria. El Oriente inmutable ... La escritura es a la palabra, dice Derrida, lo que China es a Europa {cf Derrida,
1967: 40-41). Por el contrario, el salvaje de Tristn trópicoJ se encuenrra a salvo de cualquier tipo de hisroria porque
47. Según Lévi·Strauss, la escritura es la que "lleva a pensar en fórmulas modificables a (1955: 345). Ed.
no tiene escritura.
espaitola, p. 325. 51. Vernant, 1962: 27-28. Ed. espatiola, LoJ orígenes dd pmmmimto griego, Barcelona, Paidós, 1995, p. 48, trad.
48. Clames, 1974. Mariano Ayerra.
49. Leroi-Gourhan, 1964, 1: 261 y ss. 52. Lévi-SnauS5, 1955: 344. Ed. española, p. 324.

88 89
EL I'IN DEL EXOTISMO L\ RAZÓN GRÁFICA

de los hechos, pero al mismo tiempo bastante ilusoria, se puede considerar al obstáculo, como una insoportable coacción externa. 53 En efecto, para que
habla como un mero intercambio recíproco entre pares. Cualquier sentido es dicho saber genealógico pueda servir a cada primogénito para las necesidades
producto de un juego social de construcción del sentido, de un desciframiento de su causa, es preciso que esté perpetuamente marcado por lo que John A.
en diferentes niveles en donde se enfrentan distintas posiciones con un poder· Barnes llamzba una "amnesia estructural". Mientras el Estado no intervenga,
desigual. Es por ello que la comunicación oral no es en sí misma más inme- tales genealogías no sólo pueden remodelarse una y otra vez, puesto que no
diata, más unívoca ni más transparente que la comunicación escrita .. Existen han sido escritas, sino que no existe tampoco un lugar desde el cual se pueda
siempre numerosas maneras socialmente diferenciadas de hablar una "misma enunciar "objetivamente" la genealogía de todos y cada uno los miembros del
lengua", de interpretar un mismo enunciado, del mismo modo en que existen linaje (la "verdadera").
lecturas eruditas y vulgares de un mismo texto. Hay quienes escuchan lo que El Estado no es únicamente un aparato represor (la mayoría de las
no se dice como otros leen entre líneas. veces la crítica libertaria sólo ofrece su caricatura despótica); hay que tomar
Así pues, resulta ilusorio buscar en la escritura en cuanto tal el origen en serio lo que indica su mayúscula, es decir, su vocación y su pretensión cua-
de cualquier tipo de jerarquía o incluso de cualquier tipo de dominación. Es siteológicas a la universalidad. Si la escritura le permite controlar a la sociedad
preferible interrogarse -y ésta es la perspectiva que abre el trabajo de Goody- de modo más eficaz, ello se debe a su capacidad de constituir otro saber,
acerca del papel de la escritura en la transformación del saber político, en la aquel saber "absoluto" que Él tiene de todos nosotros y que no tiene nada
instauración de nuevas formas de pensamiento correspondientes a nuevas en común con la capacidad relativa de cada individuo para orientarse en el
formas de dominación. espacio social. Registro y clasificación de los nacimientos, de las muertes,
En las sociedades de tradición y comunicación puramente orales, de los nombres de las personas, de países, de pueblos, de jefes ... De ahora
aunque ningún cargo político tiene una definición explícita, el saber polí- en adelante, cada uno recibe su identificación a partir de un código central
tico no está nunca, en los hechos, repartido de manera igualitaria. Si a una único cuyo control no está al alcance de nadie. Estadísticas infinitas de los
sociedad se la denomina "de linaje", por ejemplo, ello no implica de ninguna tributos, de las tierras, de las transacciones, de los precios, de los crímenes ...
manera que todos sus miembros dispongan del mismo saber genealógico. De la acumulación de estos daros nace una nueva <<ciencia". El concepto de
Por lo general, los primogénitos son quienes poseen exclusivamente la posi- trabajo abstracto, por ejemplo> precede al intercambio mercantil generali-
bilidad de movilizar un saber genealógico vasto. Su esta tus está asociado con zado: su origen se remonta, por decirlo de alguna manera, a la disposición
la capacidad de decir, dar forma y manipular significativamente, según un en columnas (y por lo tanto en el mismo nivel) de los impuestos en especie,
esquema organizador genealógico, la red de relaciones entre las unidades. El los servicios y las faenas que debían los súbditos. En los lugares en donde se
observador exterior puede reducir en todo momento la serie de enunciados de apilan tales archivos tiende a definirse una visión del mundo social que es
este tipo que numerosos primogénitos producen sucesivamente, en situacio- tanto más dominadora cuanto que es más impersonal y, por lo tanto, aparen-
nes diversas y siempre en función de un punto de vista y un interés particu- temente neutra.
lares, a un diagrama global y único; lo cual no deja de suscitar la ilusión de Este mismo proceso de clasificación ordenada y sinóptica de la infor-
un armazón genealógico cuasisustancial de la sociedad (de una "estructura mación y de codificación de las reglas se encuentra a la base de la producción
social"). Los trabajos de Laura y Paul Bohannan sobre los tiv de Nigeria de ideologías. Sabemos que incluso Marx y Engels no pretendían designar con
muestran cómo el registro escrito de las diferentes genealogías recopiladas este nombre el conjunto de las representaciones, sino aquel trabajo bastante
en una determinada fecha -registro realizado por la administración colonial específico y generalmente especializado que consiste en engendrar sistemas
británica- apareció rápidamente a ojos de los actores de los linajes como un
53. Cf L. y P. Bohannan, 1952 y las reAexiones sobre este puma de Jack Goodye Tan Watr, 1963: 30&·309.

90 91
EL FIN DEL EXOTISMO

(filosóficos, jurídicos, teológicos, etcétera) a partir de las representaciones y IIl


las categorías de la práctica. Es la actividad de sistematización (eliminación ANTROPOLOGÍA, HISTORICIDAD
de las contradicciones y las ambigüedades, clasificación estricta, presenta- Y GENERALIZACIÓN
ción hipotético-deductiva ... ) que produce los efectos propiamente ideológi-
cos: aparente autonomía del discurso respecto de sus condiciones históricas,
eternización y universalización ilusorias de sus enunciados, "absolutización
de lo relativo y legalización de lo arbitrario" (como dice Pierre Bourdieu),
supresión del sujeto de la enunciación y de sus intereses (de clase, entre otros).
Los numerosos debates que suscita el problema de la ideología en las socie-
dades primitivas ganarían en claridad si, en lugar de concentrarnos en el En este capítulo me preguntaré acerca de las mutaciones de las ciencias socia-
sistema de todas las "ideas falsas" o todas las ideas engañosas al servicio de les en relación con las transformaciones por las que ha pasado el mundo desde
un poder determinado, nos preguntáramos cuáles son las condiciones que hace cincuenta años. Más concretamente, mi objetivo será reflexionar sobre la
permiten la aparición efectiva e histórica de algo así como un sistema. Entre situación de la antropología en este contexto de cambio. Así pues, propondré
estas condiciones, la escritura tiene seguramente un lugar de excepción. Las aquí algunos elementos de análisis susceptibles de evaluar de manera simul-
sociedades orales no tienen quizás ideología, pero los etnólogos se encargan tánea los legados, algunas veces abrumadores, de la antropología contempo-
de adjudicárselas. ránea y las reorientaciones en las que ella debe trabajar necesariamente, a mi
entender, si aspira a mejorar sus capacidades de dar cuenta de las realidades
sociales.
¿Es la antropología una ciencia social? La pregunta podría parecer
provocadora o vana, salvo para recordar la compleja historia de esta "disci-
plina-encrucijada"' que, desde su progresiva estructuración en los siglos XVIII
y XIX, desarrolló sus interpretaciones en dos direcciones distintas, a propó-
sito de las cuales cabe preguntarse si son compatibles o no. Por un lado, la
antropología recurrió a otras disciplinas científicas (las ciencias naturales y
la historia de las especies, la biología y la psicología) para referir la diversidad
de los comportamientos humanos a una unidad fundamental. Por el otro,
esta disciplina se orientó también, bajo la influencia capital de Durkheim,
hacia la interpretación de los hechos sociales en sí mismos, disociándolos cla-
ramente de los hechos biológicos.
En cuanto discurso sobre el hombre cuyo fundamento no estriba en
la especulación sino en una observación pretendidamente científica, la antro-
pología, entre los siglos XVIII y XIX, se inscribió en la continuidad de las
investigaciones sobre las especies naturales. El objetivo era entonces clasificar

l. M. Augé y }.P. Colleyn, 2004.

92 1
EL FIN DEL EXOTISMO i\¡..:TROPOLOGiA, HISTORICIDAD Y GE!"Ell-\LIZ.-\CIÓK

las formas de humanidad descubiertas por los grandes viajes de exploración y, los mitos, deben, desde esta perspectiva, "formar un sistema". El investigador
gracias a ello, inferir familias y conjuntos mediante la elaboración de recons- demuestra entonces que éste es efectivamente el caso, estableciendo corres-
tituciones históricas a gran escala. De este modo, las sociedades fueron equi- pondencias, vínculos y comparaciones.
paradas con totalidades vivientes, cuyos componentes, como los órganos de Como en las ciencias naturales, pero sin poder emplear _el método
un mismo cuerpo, tendrían cada uno una función precisa en relación con experimental, el antropólogo es libre de establecer partir de sus materiales
los otros. De acuerdo con la complejidad que se les suponía, se ordenaban de campo, sus lecturas y sus intuiciones-las conexiones que, de acuerdo
a continuación en una serie de cuadros basados en aquellos que exponían la con él, resultan inteligibles en la totalidad social que estudia. Este trabajo lo
evolución de las especies. coloca en la posición del creador que pretende bosquejar el cuadro más com-
En suma, las referencias a las ciencias naturales han sido centrales en pleto posible de aquello que, según él, es la realidad. La reconstitución de una
la constitución de las teorías antropológicas, no sólo las evolucionistas, desde totalidad determinada, en la medida en que pretende abarcarla por medio
luego, sino también las funcionalistas y estructuralistas. Entre el supuesto de una mirada exterior o distante, ofrece una imagen estable de los seres
sustrato biológico se trate de las pulsiones o las neuronas y de las prácticas humanos en sociedad. Este trabajo de vinculación mayoría de las veces
o discursos observados en la vida la mediación ha sido garantizada intemporal- de los fenómenos, permite relacionar, funcional o formalmente,
por la psicología. Tylor, Müller y Frazer imaginan una psicología primitiva, técnicas, organizaciones sociales y formas políticas. El hecho de establecer la
mientras que Malinowski intenta anclar la antropología en una teoría de recurrencia de los diferentes órganos y esqueletos supone, en efecto, entender
las necesidades biológicas. El culturalismo estadounidense (Ralph Linton, los fenómenos sincrónicamente. Esta suerte de anatomía social resulta ella
Margaret Mead, Abraham Kardiner, etcétera) dedica sus esfuerzos a hacer el misma favorecida por la historia larga del evolucionismo. Al inspirarse en
retrato robot de cada cultura haciendo referencia al psicoanálisis y a las teo- la historia sin actores conscientes desarrollada por las ciencias naturales, la
rías políticas de la educación de la época. Finalmente, Claude Lévi-Strauss, a antropología elaboró efectivamente una variedad de modelos interpretativos
pesar de situar su antropología estructural en la estela de Durkheim y Mauss, en virtud de los cuales cada comportamiento o idea indígenas adquiere sen-
se vuelve también, a partir de El pemamiento salvaje (1962), hacia una psicolo- tido en el marco de un orden significativo que se encuentra por encima de la
gía intelectualista al afirmar cierto en esta que "toda etnología es realidad· social.
en el fondo una psicología". El antropólogo francés concibe su razonamiento, En cuanto a las representaciones colectivas (según el término con-
y particularmente el de las Mitológicas (1968-1973), como una exploración de sagrado durante mucho tiempo), su lugar en esos esquemas evolucionistas
las estructuras de la mente humana que en último término debería encontrar o funcionalistas se estableció, parece ser, con mayor dificultad. ¿Cuál es su
su justificación en las ciencias del cerebro. Este anclaje último en la biología origen? ¿Cómo vincularlos con otros discursos y prácticas? La antropología
a través de la psicología influyó en numerosos conceptos y razonamientos y la psicología religiosas han acompañado constantemente a la historia de
denominados "antropológicos". la antropología. Si las primeras teorías relacionaron las religiones denomi-
Si cada entidad individual o colectiva debe encontrar un lugar en un nadas primitivas con el sueño, el lenguaje reificado o el miedo, más tarde
mismo cuerpo, como en un grupo de órdenes que las contienen a todas, cada se franqueó una etapa cuando Durkheim y Mauss coordinaron entre sí las
una de ellas debe estar nítidamente circunscrita, de tal suerte que constituya representaciones colectivas y la morfología social con el fin de transformarlas
un todo homogéneo y claramente identificable. La referencia a la totalidad en una totalidad. Pero, en el periodo mismo en que Lévi-Bruhl concebía por
ella misma a partir de la integración de ha sido su parte las creencias en términos de lógicas y racionalidades comparadas,
durante largo tiempo el sustento del trabajo de campo y la teorización de sus Mauss introducía un suplemento espiritual en la teoría de Durkheim. La
resultados. Los intercambios y el parentesco, así como también las técnicas y oración, el sacrificio, el don y la fiesta no son, para Mauss, meros reflejos

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EL FIN DEL EXOTISMO ANTROPOLOGÍA, H!STORICJDAD Y GENERALIZACIÓN

de una diversidad de formas sociales que forman parte de un todo, al que articulados por medio de la utilización de la analogía, la oposición, la simetría
Durkheim consideraba como "la clase suprema que contiene todas las otras o la inversión, el antropólogo puede asentarse en esa posición de autoridad
clases". 2 Mauss sugiere que existen estados más o menos diferenciados del -justamente criticada por James Clifford-, 5 y entregarse a un juego de cartas
todo, a los que corresponden actividades simbólicas relativamente autónomas que, al igual que en el solitario, se propone clasificar las figuras en varias series
respecto a ese todo. Con la noción de fenómeno social total, con, por ejemplo, definidas. .
la idea que el intercambio no es sólo intercambio sino también una forma Llevar a cabo este trabajo es posible siempre y cuando se aíslen en
más amplia de comunicación, Mauss deja abierta la posibilidad de disociar lo flujo de la vida social comportamientos y expresiones recurrentes. La frag-
simbólico de lo social. mentación de la experiencia humana en entidades discretas, más o menos
Léví-Strauss se internará progresivamente por el mismo camino. Si clasificadas, abre así una brecha entre comportamiento y acción, 6 con lo cual
en el mito "La gesta de Asdiwal" (1958) 3 se tejen aún los lazos entre formas se coloca a la realidad social fuera del tiempo. En efecto, la hipótesis de un
sociales, variaciones estacionales y expresión mítica, en El pensamiento salvaje orden simbólico que se perpetúa constantemente sólo puede funcionar si se
(1962) se anuncia de manera decidida la supremacía y la independencia del abandona la dimensión temporal de los hechos sociales. Adoptar esta concep-
orden simbólico. Este desplazamiento marcó el desarrollo de la antropología ción completamente estructural supone, para la antropología, distanciarse de
francesa de las últimas cuatro décadas. Su aparición consuma, a mi entender, la historia. Ahora bien, en mi opinión, si la antropología es una ciencia social,
el distanciamiento de la antropología respecto del fenómeno social, cuyas ello significa que es una ciencia histórica en el sentido en que Jean-Claude
consecuencias evocaremos a continuación. Passeron dice que los hechos sociales se inscriben en un contexto histórico
Con el paso del primado de lo social al primado de lo simbólico, el determinado.'
antropólogo intenta "culminar" los sistemas simbólicos e inferir una arqui- ¿Los órdenes simbólicos son transhistóricos, una suerte de roca (la
tectura originaria a partir de la cual, supuestamente, se engendrarían los metáfora geológica es importante en Lévi-Strauss) que el antropólogo debe
actos y las prácticas sociales. Jack Goody atribuyó este modo de razonar a la desenterrar del polvo de los acontecimientos acumulados en el transcurso
influencia dominante de los modelos gráficos sobre la antropología especula- de la historia? ¿O bien es preciso, por el contrario, tomar en serio la his-
tiva' En la medida en que permite ordenar, juntar y reconstruir a posteriori lo toricidad de los hechos sociales y hacer de lo simbólico una función de lo
que en la práctica es discordante y fragmentario, el análisis gráfico genera la social antes que una razón suya? En otras palabras, la pregunta es saber si se
ilusión de una coherencia formal perfecta. Debido a las condiciones mismas cuenta con un fundamento científico para convertir las lógicas simbólicas en
del método se termina por suponer que, detrás de los fenómenos observados, lógicas en sí. Sustraer aquéllas a la influencia de los hechos sociales implica
existen verdaderos sistemas (simbólicos, políticos, genealógicos ...), los cuales, borrar la dimensión activa, procesual y problemática de la vida social. Esto es
con todo, sólo existen por lo general en los escritos del etnólogo. La sustitu- precisamente lo que hace la antropología simbólica cuando plantea verdades
ción de las prácticas orales por un marco escrito conduce a la búsqueda de un "humanas'' o <<naturales", así como reglas que se transforman en leyes de las
"sentido profundo" (cuyo conocimiento es, desde luego, posesión exclusiva que la vida social sería una mera aplicación suya. Según esta acepción, a mi
del etnólogo) distinto del sentido aparente (para los actores). El investigador entender, la antropología no es, o no es ya, una ciencia social. Para serlo de
se ve así confirmado en su papel de deus ex machina. Puesto que el objetivo nuevo tiene que renunciar a las formas de generalización elaboradas desde
es ordenar los hechos como si fueran formaS, así como elaborar conjuntos arriba -las cuales no son sino reglas para acomodar un conjunto de formas a

2. E. Durkheim, 1968. S. J. Clifford, 1996.


3. C. Lévi-Sirauss, 1973. 6. V. Dcscombes, 1995.
4. ]. Goody, 1979. 7. J. C. Passcrorr, 1991.

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'"
EL FIN DEL EXOTISi\IO ANTROPOLOGÍA, HISTORICIDAD Y GENERALIZACIÓN

las que se concibe como coacciones mentales e incluso biológicas- e inferir a ¿Hacer etnografía de estas prácricas en devenir es todavía hacer antro-
partir de los hechos una serie de lógicas auténticamente sociales. Para llevar pología, en el sentido en que la antropología se propone poner en evidencia
a cabo este propósito debe romperse el vínculo que une la antropología con leyes generales de la vida en sociedad, principios más globales, lógicas
las ciencias naturales, si queremos que aquélla sea capaz de. dar cuenta de los locales y transepocales?
fenómenos sociales en calidad de actos inscritos en el tiempo. Cuando, En la perspectiva habitual de la antropología, estos principios, reglas,
tivamente, esta disciplina empírica deja de lado la acción en cuanto acción y leyes, causas, fórmulas y axiomas emergen del comparativismo. Se comparan
olvida la historia, su capacidad de dar cuenta de los cambios se ve bastante reglas de orden general que se han inferido para cada sociedad. Los X
reducida' cen reglas de parentesco de tal tipo, tienen tal organización social, tal sistema
Frente a esta dificultad, la antropología tiene la oportunidad -que en de producción, etcétera, pero los Y se distinguen de ellos a causa de tal otro
algunas ocasiones ha aprovechado- de repensar dichos problemas teóricos a conjunto de reglas. De esta comparación pueden sacarse conclusiones más
la luz de dos influencias capitales: la obra de Wittgenstein y la filosofía generales concernientes al área cultural considerada o incluso a leyes aun
lítica, por un lado, y las reflexiones acerca de la historicidad que desarrollan más comunes que se refieren al funcionamiento de cualquier sociedad: las
pensadores como Ricoeur y Koselleck, por el otro. formas de intercambio, la prohibición del incesto, etcétera o algún axioma de
La filosofía analítica es un es esfuerzo de generalización que se centra filosofía política o social e incluso de antropología psicoanalítica.
en los actos y las palabras en la medida en que su sentido no está Al situarse en un registro de descripción más microsociológico, el
nado de antemano sino que se construye en el ejercicio mismo de la acción y bajo de generalización será completamente distinto, ya que su objetivo será
el lenguaje. El foco de atención se concentra en la situación, ya que el abordar la acción misma, el contexto y las relaciones de los individuos con sus
ficado de una palabra no está determinado por el objeto que ésta representa actos. Este trabajo implica lo que Vincent Descombes designa con el nombre
sino por las reglas que gobiernan su utilización. Dichas reglas deben buscarse de "comparativismo radical", 10 el cual busca captar de manera casi simultá-
en la forma de vida con la que están indisolublemente relacionadas. Como nea los elementos singulares y aquello que Wittgenstein llama un "espíritu
explica Christiane Chauviré, no existe, a juicio de Wittgenstein, ningún" común". Para ello es necesario pasar por uno mismo, por "un conocimiento
positivo mental que revista la forma de una máquina inmaterial provista de Íntimo de nosotros mismos",I 1 dice Wittgenstein, para entender que el senti-
extraños poderes como el de determinar de antemano ciertas acciones futuras miento de diferencia no es prueba de una alteridad radical sino que más bien
del agente".' revela nuestra propia incomprensión.
La cuestión ya no es entonces remitir los comportamientos a la socie- La atención otorgada al ámbito microsocial impone también una
dad, ni incluso a entidades colectivas como el clan, la familia o la comunidad, reflexión acerca de la noción de proceso, esto es, sobre la temporalidad de la
sino inferir lógicas de acción de personas claramente singularizadas, implica- acción. Las reflexiones sobre la historicidad contribuyen a ello en la medida en
das en operaciones en las que realizan proyectos y participan en una historia que dirigen su atención a la construcción de las diversas maneras de relacio-
singular {la suya), así como en asuntos, tareas, conflictos, etcétera. narse con el tiempo, tanto en la acción misma como en el relato que se hace
de ella. De modo muy similar a lo que ocurre con la atención que se presta
a la acción en cuanto acción, esta proximidad a los actos y las palabras, a las
interacciones y las interlocuciones en el transcurso mismo del tiempo nos
8. Esto resulta cierto en lo que se refiere al esrructuralismo ya! funcionalismo sincrónico, pero no en lo que con-
cierne a la reflexión inspirada por M. Gluckman, G. Balandier y más rarde por J. Fabien, etcétera. Así pues,
resulta posible hacer una genealogía imelectual de aquella corriente de pensamiemo que dedicó sus esfuenos a
mamener las relaciones entre la antropología, la sociología de la acción y la historia. 10. En P. de Lara, 2005.
9. C. Chauviré, 2004: 15. 11. L. Wirrgensrein, 1982.

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EL FiN DEL EXOTISMO ANTROPOLOGÍA, HISTORICIDAD y GENERALIZACIÓN

introduce a un conjunto de modos de generalización muy diferentes res- las acciones con la estructura, sino de identificar los campos de estabilización,
pecto de los de la antropología general clásica. Los referentes elementales son en todo momento parciales y fluctuantes, de la temporalidad.
entidades concretas: el individuo, el acto, la intención, las palabras, las cir- Volver a encontrar el curso de las cosas, tras haberse liberado de las
cunstancias. Las distintas lógicas no se deducen ya a partir de la disposición concepciones ahistóricas del fenómeno social, implica mostrar de qué manera
"lógica" de una variedad de formas, sino que son producto del abanico de los hechos sociales son una función del tiempo. Toda tentativa de encap-
posibilidades que genera la temporalidad de los actos. Ya no se quedan atra- sular las prácticas sociales en cualquier tipo de eternidad {museográfica u
pados, entonces, en la noción de sistema. ontológica) deja pendiente su arraigo en la temporalidad. La restitución de la
En caso de refutar los marcos conceptuales generalizadores (estruc- historicidad (Geschichtlichkeit) de los hechos supone respetar su singularidad
tura, sistema, etcétera) debido a que suprimen los actores singulares y sus histórica. Pero, como subraya con vehemencia Paul Ricreur, comentando a
acciones particulares, y en caso de rechazar también las lógicas globales de la Heidegger, ya que la disciplina histórica {en no mayor medida que la antro-
historia que suponen un sentido predeterminado de la totalidad de los actos, pología) no se reduce a la historicidad, la cuestión es saber entonces cómo
habrá que recurrir entonces a otras formas de conceptualización: se transita de lo óntico de Heidegger a lo histórico: "¿cómo puede la historia
• Las acciones son a la vez reacciones (las unas respecto a las otras) y, [...) devenir objeto posible de historia?" (Ricreur 487-491. Ed. española, La
lejos de reducirse a una suma de libres movimientos centrados en sí memoria, la historia, el olvido, Madrid, Trotta, p. 295, trad. Agustín Neira).
mismos, se coordinan, se responden y en algunos casos convergen Inscritos en una trama de la memoria y en el flujo de las actividades
y forman configuraciones capaces de estabilizarlas en el tiempo de acumuladas, los actores intervienen en un juego donde, como lo prueba la
manera momentánea. universal inquietud de existir, nada está dicho de antemano. En lugar de
• Sus relaciones intratemporales limitan sus contornos y sus posibilida- anexar de entrada las acciones a figuras de lo político, el parentesco o el pen-
des. Se adaptan así a un cierto "régimen", una suerte de promedio o samiento, resultaría más pertinente comprenderlas en el contexto de su surgi-
regulación, lo cual no excluye que en el momento en que tienen lugar miento. La atención otorgada a la "evenemencialidad '' de la acción, es decir,
algo suceda y pase. a un conjunto de acciones e interpretaciones imprevistas que dejan abierto
• Por lo tanto, habrá que inferir lo que les es común y comparten a el futuro, invita a realizar una reflexión que no se preocupe tanto por los
través de su desarrollo en el tiempo, en cuanto proceso que modifica orígenes lógicos de lo social en calidad de teoremas cuyas consecuencias han
el orden de las cosas. de declinarse, como por ejemplo aquellos de la prohibición del incesto o la
diferencia de los sexos, sino por las prácticas que marcan un comienzo o un
Si se coloca la variable temporal en el núcleo de la investigación en nuevo comienzo (puestas en serie, instauración de un nuevo registro de rela-
ciencias sociales ya no resulta posible afirmar que los fines de las acciones se tos, etcétera), y que poseen todas, en el fondo, un significado político."
encuentran fuera del tiempo. En lugar de insistir, como lo hacen las múltiples Pero lejos de disolverse por completo en lo efímero, el acto singular
referencias a la estructura y al sistema, en una suerte de necesidad atempo- remite en la mayoría de las ocasiones a un conjunto de hechos cuya aparición
ral que se impone a los actores, es preciso, por el contrario, investigar las se produjo en el curso de un mismo periodo. En ese sentido, resulta conve-
determinaciones temporales de los actos, ya sean aquellas más generales de niente poner de relieve aquello que Dilthey llama las relaciones intra tempo-
la época o aquellas, más circunstanciadas, de la situación. En ese marco, la rales (Strukturzusammenhang) de los actos entre sí. De este modo se define un
generalización llo consiste en un mero ir y venir entre la situación y la época y "régimen de historicidad", a saber, una delimitación de las acciones posibles
viceversa. Ya no se trata, a la manera del funcionalismo y el estructuralismo,
de equiparar el acto singular a su función o de identificar cómo se coordinan 12. J. Chemaux, 1996.

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il"
EL FIN DEL EXOTISMO ANTROPOLOGÍA, HISTORJCIDAD Y GENER.AUZ.KIÓN

durante el transcurso de una época. 13 En el seno de esta área de acción, los es una obediencia inconsciente a un orden causal con supuesta fuerza de
actores se vuelven hacia atrás y hacia delante, siempre dispuestos a reorientar ley, sino un juego histórico cuyo tablero es un orden social en permanente
eventualmente sus actos. Describir estos movimientos en medio del movi- cambio. Debemos, pues, interesarnos por la acción y su descripción en lugar
miento nos abre las puertas de un esfuerzo teórico específico mediante el de abstraernos de ella.
cuaJ los actos, cuyo continente y contenido es el tiempo, pueden ponerse El sentido de las acciones sigue siendo indisociable de las relaciones de
en relación con una lógica común del devenir. Pues no todo puede ocurrir en fuerza o de poder, es decir, de una incertidumbre respecto del resultado de la
cualquier momento. Las situaciones tienen sus reglas de juego. El horizonte historia en curso. La antropología se separa no sólo de la historia, sino también
de expectativas no es nunca infinito. de la sociología, en aquellos casos en que la lógica simbólica es concebida -a ·
El culturalismo, particularmente vigoroso cuando se trata de hablar veces por la antropología política misma- con independencia de la dimensión
del "tiempo de los otros", tiende a fijar por completo las fronteras de la expe- política de las lógicas sociales. La comprensión de las relaciones de sentido
riencia para así poder imaginar culturas del tiempo completamente dife- como relaciones de fuerzas históricas posibilita el entendimiento de fenóme-
renciadas y replegadas sobre sí mismas. Esto supone ignorar que el presente nos tan variados como la globalización, la transformación de las relaciones de
contiene siempre numerosas posibilidades, divididas en todo momento entre sexo y género, el universo carcelario, etcétera. Así pues, lo que está en juego
tentaciones de ruptura y esperanzas de continuidad. «Es necesario", dice en las relaciones entre la antropología y las ciencias sociales es una cuestión
Koselleck, "liberar un exceso de posibilidades con el fin de poder realizar algo bastante significativa, ya que de ella depende su capacidad para dar cuenta o
en el tiempo". 14 Numerosas escalas de tiempo atraviesan cualquier situación: no de una serie de situaciones sociales e históricas actuales, esto es, de su capa-
el tiempo biográfico de los actores; el tiempo de las situaciones anteriores; el cidad indisociablemente científica y política para ejercer un trabajo crítico.
tiempo que los actores saben que reaparece en la situación presente y aquel La descripción de la realización específica de las prácticas sociales
que no saben que regresa; el tiempo de la inercia, etcétera. entendida como proyecto de transformación permite comprender cómo se
Toda situación es a la vez nueva y retomada de otra situación. La lleva a cabo una acción en el tiempo y en su singularidad, cuáles son sus razo-
lógica social es una construcción progresiva, realizada por actores concretos nes, sus recursos y también sus límites. Es esencial describir estos movimien-
a través de relaciones sociales, interacciones prácticas e intercambios verbales, tos en medio del movimiento y encontrar las vías que permitan reflexionar
de un sentido que queda siempre parcialmente inacabado. Así, como subraya sobre ellos.
Goffman, «cada marco social tiene sus propias reglas", 15 las cuales, en mi Dichas realizaciones no están orientadas de manera unívoca sino que
opinión, no pueden deducirse de una metaestructura atemporal. La vigorosa se deciden a través de un vínculo simultáneo con el pasado y el futuro. Las
ascensión hacia la generalidad que se realiza mediante el esbozo de un orden acciones se realizan al mismo tiempo como acción y como relato, como pre-
simbólico opera una equiparación de la regla con la causa. Pero "una regla sente vinculado con el pasado, con el futuro del pasado. Así, el pasado se
no es causa de nada", 16 como observa Jean Bazin. Su función es estabilizar construye en parte para el futuro. Es por ello que, lejos de describir actos, en
momentáneamente, agregaría yo, un estado de las relaciones sociales, pero las acciones describimos un conjunto de relaciones con el pasado y el futuro.
ello no significa que en cualquier momento no se la pueda cambiar, evitar Además, nuestra descripción transforma lo que mostramos en un relato.
o incluso abandonar por otra regla. En suma, la aplicación de las reglas no Hay mucho pasado en un acto presente. Sin embargo, este acto se encuentra
implicado a su vez en las interacciones del presente. Así pues, es necesario
13. F. Hanog, 2003. concebir este movimiento en su singularidad y en su relación· con el pasado,
14. R. Koselleck, 1997: 191. tal como lo determina un proyecto futuro. Se trata fundamentalmente de
15. l. GoRinan, 1991: 33.
16. J. Bazin, !997: 16. dar cuenta de la singularidad de una experiencia temporal colectiva, sin por

102 103
EL FIN DEL EXOTISIIIO

ello abandonar una perspectiva que restituya la temporalidad de la acción


individual. En mi opinión, la mutación de la antropología se juega en torno SEGUNDA PARTE
a la resolución de estos problemas que tanto la filosofía analítica de la acción PRÁCTICAS Y FÁBRICAS DEL TIEMPO
como el examen profundo de la noción de historicidad permiten esclarecer."

¿Qué hace el viento cuando no sopla?


Evguéni Evtouchenco, La gente

Para los investigadores denominados "de campo" existe el gran riesgo de


exponer no tanto las cosas que vieron como aquellas que, a su juicio, deben
dar a entender a sus lectores más allá de las apariencias. Puesto que subsu-
men bajo los gestos y los intercambios verbales la existencia de un sentido
del sentido, de una lengua de las lenguas que, en su generalidad, contendría
supuestamente todas las virtualidades de la práctica, los investigadores ter-
minan por pasar de sus experiencias reales a síntesis rígidas de situaciones
muy diversas. Un ojo dirigido a lo visible y el otro a lo invisible, el oído dis-
traído a causa de una atención fluctuante orientada a lo que se trama detrás
de las palabras efectivas (las cuales, sin embargo, son ya en sí mismas bas-
tante difíciles de comprender), estos observadores que se dejan distraer por
lo abstracto olvidan que en el momento de su investigación ellos mismos
formaban parte de la pintura de género que pretenden escribir a su regreso y
que la escritura es una técnica gráfica que obedece a sus propias reglas. Este
estado de ceguera, sordera y amnesia parciales es el que posibilita la ficción
exótica, aquella elaboración narrativa que plantea la existencia de una célula
durmiente de significados, independiente de la sucesión de las cosas que se
vieron y escucharon, así como del encadenamiento de los actos. En dirección
contraria a esta utopía, el despertar a la realidad sólo puede producirse si se
regresa al tiempo del mundo.'
Volver a encontrar el curso de las cosas tras liberarS<:, de las concep-
ciones ahistóricas del fenómeno social -objetivo principal de esta segunda
parte- no implica retomar aquí el expediente, ya de por sí abundante, de

17. A. Bensa, 1006. l. CJJ. Chesnaux, 1996.

104 105
'·'
EL FIN DEL EXOTISMO
5EGUi'<DA PARTE

las relaciones entre antropología e historia, sino mostrar de qué manera los un exceso de posibilidades con el fin de poder realizar algo en el tiempo"2
hechos sociales son una función del tiempo. El esfuerzo de los sujetos por implicarse en la acción no es percibido por el
Cualquier tentativa de encapsular las prácticas sociales en algún tipo observador en cuanto éste piensa los hechos sociales fuera del tiempo. Por
de eternidad deja en el aire su arraigo en la temporalidad. La restitución de la el contrario, el asumir la temporalidad abre nuevas perspectivas de descrip-
historicidad de los hechos supone respetar su singularidad histórica. Insertos ción y de análisis que hay que explorar por medio de investigaciones precisas
en la trama memorial y en el curso de actividades acumuladas, los hechos y de larga duración.
intervienen en un juego donde, como lo prueba la universal inquietud de Estos temas de reflexión se reroman en lo sucesivo, entrelazados y
existir, nada está dicho de antemano. En lugar de anexar de entrada las accio- desarrollados a partir de una exposición de arte contemporáneo, una critica
nes a figuras de lo político, del parentesco o del pensamiento, resultaría más de los lugares comunes de la etnología acerca de la temporalidad exótica, un
pertinente comprenderlas en el contexto de su surgimiento. análisis con Eric Fassin de la noción de acontecimiento y una descripción
El acto singular no se disuelve por completo en lo efímero, ya que en de varios debates que se han tenido en torno a un proyecto sobre la cultura de
la mayoría de las ocasiones remite a un conjunto de hechos cuya aparición se Oceania.
produjo en el curso de un mismo periodo. En ese sentido, resulta conveniente
poner de relieve las relaciones intratemporales (Strukturzusammenhrmg) de
los actos entre sí. De este modo se define lo que Shalins llamó un "régimen
de historicidad", a saber, una delimitación de las acciones posibles durante el
transcurso de una época. En el seno de esta área, los actores se vuelven hacia
atrás y hacia delante, siempre dispuestos a reorientar eventualmente sus actos
y sus palabras. Describir estos movimientos en medio del movimiento nos
abre las puertas de un esfuerzo teórico específico mediante el cual los actos,
cuyo continente y contenido es el tiempo, pueden ponerse en relación con una
lógica común del devenir. Pues no todo puede ocurrir en cualquier momento.
Las situaciones tienen sus reglas de juego. El horizonte de expectativas no es
nunca infinito. El culturalismo, particularmente vigoroso cuando se trata de
hablar del "tiempo de los otros", tiende a fijar por completo las fronteras de la
experiencia para así poder imaginar culturas del tiempo completamente dife-
renciadas y replegadas sobre sí mismas. Esto supone ignorar que el presente
contiene siempre numerosas posibilidades, divididas en todo momento entre
tentaciones de ruptura y esperanzas de continuidad. Numerosas escalas de
tiempo atraviesan cualquier situación: el tiempo biográfico de los actores, el
tiempo de las situaciones anteriores, el tiempo que los actores saben que rea-
parece en la situación presente y aquel que no saben que regresa, el tiempo de
la inercia, etcétera. Por estas razones, Kosellek afirma que "es necesario liberar 2. R. Koselleck, 1997: 192.

106 107
IV
LAS CIENCIAS SOCIALES FRENTE
AL ACONTECIMIENTO.

Para las ciencias sociales, el acontecimiento resulta problemático. La mayoría


de las veces lo ignoran. Así, la descripción etnográfica privilegia la banalidad
cotidiana o se interesa por la repetición ritual, mientras que la antropología,
como un reflejo de la etnología, olvida de buen grado la temporalidad. Si la
segunda capta la cultura en su esencia, la primera prefiere pensar la univer-
salidad en su abstracción. Paralelamente, la sociología suele dejar de lado el
estudio de las lógicas particulares y las fisuras en beneficio de la interrogación
sobre las lógicas generales y las estructuras. Mientras que la entrevista y la
observación se entrelazan implícitamente con el momento delimitado por
la investigación, "la lengua gráfica de los planos factoriales" y "la lengua ta-
bular de la tabla cruzada" 1 describen un espacio social. Por su parte, las series
estadísticas marcan por lo general tendencias antes que rupturas: cuando se
pregunta por la temporalidad, la sociología toma como objeto de estudio la
reproducción o el cambio, pero de ningún modo las mutaciones. Si no se
escribieran en presente, la antropología y la sociología recurrirían espontánea-
mente al pretérito imperfecto en lugar de al pretérito simple.
En este terreno, la historia parece con razón mejor situada que la
sociología o la antropología. "El historiador ama el acontecimiento", nos
recuerda (y nos hace sentir) Arlette Farge 2 ¿La crónica de los acontecimien-
tos pasados no constituye acaso su materia prima? Sin duda. Aun así es
necesario no perder de vista que, a partir del momento en que se constituye
como una ciencia social, la historia construye su cientificidad en contra del
acontecimiento. Como lo prueba la investigación historiográfica, semejante

En colaboración con E.ric Fassin.


L Passeron, 1991.
2. A. Farge, 2002.

109

··t
LAs CJENCb\S SOCIALES FRENTE AL ACONTECI/>1!ENTO EL ACONTECIMIENTO Y LA MODERNIDAD MEDIÁTJCA

desconfianza no es tan novedosa como podríamos creerlo-' El ejemplo de los ocurre estaba inscrito en el pasado, inmediato o lejano -ya todo se ha deci-
Annales sigue siendo significativo a pesar de todo: asÍ, este proyecto intelec- dido. A posteriori, habríamos podido predecir el acontecimiento ...
tual comienza por combatir una historia positivista precisamente descalifi-
cada como "evenemencial".4 En especial para los historiadores que blanden
el estandarte de las ciencias sociales resulta conveniente reducir el aconteci- EL ACONTECIMIENTO Y LA MODERNIDAD MEDIÁTICA
miento en un primer momento: la serie disuelve la singularidad, el contexto
absorbe la crónica. A manera de reacción, la historia del tiempo presente lleva a cabo la tarea de
Con ello, desde luego, no desaparece el acontecimiento: se podría eliminar el estigma evenemencial-a riesgo en algunas ocasiones de confun-
incluso decir que la historia lo generaliza. Todo puede ser acontecimiento dir el acontecimiento con su manifestación espectacular. Un artÍculo clásico
-y no solamente los acontecimientos políticos de la historia "batallas-y-trata- de Pi erre Nora sobre "el retorno del acontecimiento", 6 que fija también el
dos"-, como escribía Paul Veyne, en el momento de la Nueva Historia: "lo programa teórico de una "historia contemporánea", ilustra bien esta pos-
no-evenemencial son acontecimientos a los que aún no se reconoce como tura. Según el historiador, el acontecimiento -en relación con el tiempo, la
tales: historia de las regiones, las mentalidades, la locura o la búsqueda de historia y la actualidad- caracteriza la modernidad democrática. "Su apari-
seguridad a través de las épocas. Así pues, llamaremos no-evenemencial a ción parece datar del último tercio del siglo XIX", explica de entrada.' "Así,
aquella historicidad de la que no tenemos conciencia en cuanto tal". 5 Una el affaire Dreyfus constituye probablemente, en Francia, la primera irrup-
vez más, en este caso se trata de reducir la singularidad del acontecimiento ción del acontecimiento moderno, el prototipo de esas imágenes de Épinal
multiplicándolo al infinito: pues si todo es acontecimiento, entonces ya nada que salen completamente armadas del vientre de las sociedades industriales y
lo es verdadera y específicamente. cuyos ejemplares no dejará ya de producir la historia contemporánea, a partir
En una palabra, el acontecimiento no es algo obvio para las cien- de una matriz comparable". 8
cias sociales. Tanto menos cuanto que, sin duda, parece mejor adaptarse a Lo que define al acontecimiento en su modernidad sería, supuesta-
otro tipo de discursos sobre la sociedad -comenzado con el periodismo y el mente, el hecho de existir única y exclusivamente gracias a los "mass media".
ensayo. Si las ciencias sociales se muestran tan silenciosas frente al aconteci- "En nuestras sociedades contemporáneas es en virtud de ellos y sólo por ellos
miento, ello se debe en efecto a que, principalmente, éste parece incumbir, que el acontecimiento nos afecta y no puede pasarnos desapercibido".' La
junto con la actualidad en su conjunto, a los discursos más locuaces e incluso mediatización no se contentaría con relevar al acontecimiento. Para Pierre
los más charlatanes, en todo caso a los menos científicos. Cuando los medios Nora, ella misma lo constituye: "La prensa, la radio y las imágenes no actúan
de comunicación se dan a la tarea de conocer sobre todo acontecimientos, las solamente como medios respecto de los cuales los acontecimientos serían
ciencias sociales los ignoran en mucha mayor medida. Nuestras disciplinas más o menos autónomos, sino como la condición misma de su existencia. La
preferirán mostrar la mayoría de las veces que el acontecimiento no es en publicidad moldea su propia producción. Acontecimientos capitales pueden
realidad tal: la novedad no es tan nueva, el surgimiento se inscribe en una ocurrir sin que se hable de ellos", 10 concede el historiador, pero "el hecho
perspectiva histórica, una tradición cultural o una lógica social. Una vez más, de que tengan lugar no hace más que volverlos históricos. Para que haya
se dedican todos los esfuerzos a reducir la sorpresa del acontecimiento: lo que
6. P. Nora, 1974.
7. /bid.: 211.
3. Revel, 2001. 8. !bid.: 213.
4. Noiriel, 1998. 9. /bid.: 212.
5. Veyne, 19'1. JO. /bid.

110 111
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SOCIALES FRENTE Al ACONTECIMIENTO
T EL ..>,L0:-:1 ECJ:\ll[i':TO Y LA MODERNIDAD 1\IEDJ.-\TJC.-\

acontecimiento tiene que ser conocido". 11 De ahí que, el acontecimiento úni- la modernidad y no el acontecüniento mismo: por un lado, el acontecimiento
camente, según es m tesis, pueda existir en el marco de aquella relación con el 1
00 esperó el nacimiento de loS periódicos; por otro, no siempre ocupa la pri-
tiempo que acompaña a la mediatización, a saber, la de la modernidad. mera plana.
1
La ventaja evidente de este análisis es que permite acotar una carac- ¿Y si las ciencias sociales se acercaran aJ acontecimiento a partir de
terística del acontecimiento moderno. Historiadores, sociólogos o antropólo-
gos, a partir del momento en que trabajan sobre el presente, saben bien que
l una doble negación, al evitar simultáneamente recusar el acontecimiento a
causa de su mediatización y al rechazar definirlo, a la inversa, a través de la
sólo en raras ocasiones es posible aislar el acontecimiento de su mediatiza- mediatización? Como muestra Guillaume Mouralis, el proceso Papon, por el
ción. No se trata aquí, por lo tanto, de refutar la lógica de Pierre Nora con hecho de ser mediático, no deja de ser un acontecimiento: el caso mediático-
el fin de oponer una profundidad (antropológica) o una {larga) duración al político-judicial indica también un trabajo de recomposición en "las rela-
carácter superficial y efímero del acontecimiento, reactivando así la división ciones entre derecho y sociedad". En primer lugar, semejante enfoque exige
entre la Escuela de los Annales y la historia positivista, o bien entre la histo- elaborar algún contexto de interpretación: nuestras disciplinas, por lo demás,
ria en cuanto ciencia social y la historia política, con el fin, pues, de oponer lo han señalado siempre: el acontecimiento no es significativo en el vacío.
al "retorno del acontecimiento" la permanencia de la estructura. El affaire Así pues, conviene restituir los marcos en donde se inscribe y que, al mismo
Dreyfus es un incidente político mediatizado; al mismo tiempo, es también tiempo, lo dotan de sentido a ojos de los actores, los sociólogos, los antropó-
un vuelco social, tanto de las prácticas como de las representaciones. logos y los historiadores. En segundo lugar, debe aún mostrarse la manera en
No obstante, a lo largo de su análisis Pierre Nora corre el riesgo de que el acontecimiento es efectivamente construido, en particular mediática-
malinterpretar la naturaleza del acontecimiento, puesto que, en efecto, lo con- mente. El acontecimiento_. no se ofrece nunca en su verdad desnuda, se mani-
fina a la modernidad, a partir de una oposición entre las "sociedades agrícolas" fiesta, lo cual implica también qLLe es exhibido, es decir, que es producto de
y nuestra "globalización": según él, "la modernidad secreta el aconteci- una elaboración e incluso de una puesta en escena: no existe al margen
miento, en contraste con las sociedades tradicionales que tendían más bien a de su construcción. Por más necesario que sea, este doble enfoque no basta
enrarecerlo". 12 Pero ¿negar universalidad al acontecimiento no implica expo- para hacer del acontecimiento un objeto de estudio de las ciencias sociales, ya
nerse al etnocentrismo? En todas partes la memoria, ya sea oral o gráfica, qLLe navega todavía entre dos lógicas reduccionistas. Por un lado, mediante la
hace eco implícita o explícitamente del acontecimiento -aquel impacto que, explicitación de lo implícito, resulta que el acontecimiento ya habría estado
en un pasado más o menos lejano, planteó las condiciones a partir de las ahí desde siempre; por el otro, con el desenmascaramiento de un relato ficti-
cuales el universo social tendría que reorganizarse. La migración, la reagru- cio, resulta que nunca habría estado ahí por completo. Retomemos estas dos
pación de poblaciones o la hambruna, la guerra y la paz, el derrocamiento lógicas para intentar refutarlas.
del poder, la llegada de un personaje de excepción, la invención de un ritual Por una parte, la operación de contextualización podría inclinarse a
central, son en la misma medida acontecimientos-clave, de orden demográ- mostrar que el acontecimiento no es en realidad tal: al manifestar lo que se
fico y político, que presiden a la organización metódica de las situaciones, las mantenía escondido, callado o invisible, la aparición no sería sino la revela-
prácticas y las representaciones actuales, y que se elaboran incansablemente ción de aquello que ya estaba establecido. Ahora bien, por ejemplo, Elisabeth
en forma de relato. Por ende, será mejor decir que la mediatización caracteriza Claverie13 muestra claramente que si "la parte mortal" de los acontecimientos
yugoslavos se decide "desde mucho tiempo atrás", algo ocurre a pesar de
todo: un desplazamiento que provoca el paso de la localidad al sitio religioso,
11. Jbid.
12. !bid.: 220. 13. E. Claverie, 2002. CJ mmbién E. Claverie, 2003.

112 113
LAS CJE:-ICL\!> SOCI,\LE.'> FRE:\'TL AL .-'..COt'-li::Ul>!lE;---.;¡To
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de Medjourge a "Medjourge". Si no fuera así, la aparición desaparecería. Por como en el caso del accidente, en el orden de los hechos, sino en el de los
otra parte, y de manera simétrica, el enfOque en términos de construcción "incorpóreos": el infinitivo y no el sustantivo.
corre el riesgo de negar la realidad propia del acontecimiento: al exponer en No hay, pues, que confundir el acontecimiento con su manifesta-
qué medida es producto de una invención, medíárica o no, la deconstrucción ción, como lo proponía Pierre Nora: la mediatización, en efecto, sólo es la
no dejaría nada de él en pie. 14 Pero como el rexro de Sophie Houdard subraya materialización del acontecimiento que nos lleva a volcarnos hacia el registro
paralelamente, "el error consistiría en pensar'', frente a la invención mediá- "corporal". Así, el acontecimiento no se define por su importancia mediá-
tica de la mosca homosexual en Japón, "que el acontecimiento corresponde tica: "El modo del acontecimiento es lo problemático. No debe decirse que
únicamente en este caso a su revelación al público''. Pues el acontecimiento hay acontecimientos problemáticos, sino que los acontecimientos conciernen
existe: por si mismo, "el mutanre deviene eficaz". exclusivamente a los problemas y definen sus condiciones" (Ed. espa!lola,
p. 45). En una palabra, "el acontecimiento es por sí mismo problemático y
problematizante". 16 Con la aparición del acontecimiento, la inteligibilidad
EL TIEMPO DEL ACONTECIMIENTO es la que se vuelve problemática y problematizada. Sin embargo, no vaya-
mos a creer que la referencia filosófica nos aleja de la historia. Gilles Deleuze
Para evitar este doble escollo -la reducción a través del contexto o de la cons- reencuentra el ajfoire Dreyfus y, en la misma página, cita a Charles Péguy
trucción- conviene devolver al acontecimiento su especificidad temporal, esto con el fin de concebir la singularidad del acontecimiento: "Hay puntos crí-
es, su capacidad de manifestar por sí mismo una ruptura de inteligibilidad. ticos del acontecimiento como hay puntos críticos de temperatura, puntos
La evidencia habitual de la comprensión queda repentinamente suspendida: de fusión, de congelación; de ebullición, de condensación; de coagulación; de
en cierto momento, literalmente, ya no nos comprendemos, ya no nos enten- cristalización"." Y, de hecho, el análisis del filósofo nos remite, como en el
demos. El sentido deviene incierto. Lejos de interpretar de la manera en que caso del historiador, a una representación del tiempo.
lo hacemos cotidianamente, sin pensarlo o casi sin pensado, de un momento Para Pierre Nora, el acontecimiento, mediátko por naturaleza, corre
a otro ya no estamos seguros de nuestros marcos de lectura. Mientras que la el peligro de proliferar: "hemos entrado en el reino de la inflación evene-
mayor parte del tien1po vivimos en el régimen de lo obvio, henos aquí sumer- mencial ". Por tanto, la democratización es tan1bién "el exhibicionismo eve-
gidos, con la aparición del acontecimiento, en el régimen extraordinario de lo nemencíal ". La modernidad vive así en un "estado de sobreinformación
que ya no sabemos cómo nombrar, o al menos ya no es tan seguro. perpetua", o en otras palabras, "de subinformación crónica". Como puede
Con el fin de precisar este argumento, y de captar mejor el tiempo de constatarse, el historiador propone también una visión de la temporalidad
esta ruptura, nos apoyaremos en los análisis que desarrolla Gilles Deleuze en moderna. Con la prensa, el tiempo del acontecimiento es la cotidianidad:
su Lógica del sentido." Para este filósofo, "los acontecimientos son ideales". En "los tÍtulos de France-Soir, por ejemplo, fabrican en cada edición una serie
efecto, "la distinción no está entre dos clases de acontecimientos: está entre el de acontecimientos, la mayor parte de los cuales mueren al nacer". Así pues,
acontecimiento, ideal por naturaleza, y su realización espacio-temporal en un ni siquiera se intenta jerarquizar los acontecimientos en función de su impor-
estado de cosas. Entre el acontecimiento y el accidente" (Ed. española, Lógica tancia, lo que permitiría conceder este nombre únicamente a los aconteci-
del sentido, Barcelona, Paidós, 2005, p. 45, trad. Miguel Morey). El aconteci- mientos capitales: según Pierre Nora, es conveniente en efecto renunciar a
miento no consiste en que ocurra algo, por más importante que este hecho hablar de "pseudoacontecimientos que postularían un supuesto parasitaje de
sea, sino más bien en que algo ocurra -un devenir-. No nos encontramos,
16. lbid.: (Ed. espaiiola, p. 45).
14. S. Houdard, 2002. 17. C. Péguy, !988: 259. (Cirado en Lógim del muido. p. 44.)
15. G. Deleuze, 1969: 68-69.

114 115
.

lAS CIENCIAS SOCIAlES FRENTE Al ACONTECIMIENTO EL ACONTECIMIENTO VIVIDO. El TIEMPO, lA ACCIÓN Y EL INDIVIDUO

-.'.:"

acontecimientos verdaderos por acontecímienros falsos. El artificio -¿pero se después del ajfoire. A la vez revelador y catalizador, el ajfoire es -no es más
trata en realidad de un artificio?- es la verdad del sistema". El acontecimiento que-la manifestación de un vuelco social, de una ruptura de inteligibilidad.
se define entonces como el incesante surgimiento de un presente "perpetuo" Se trata efectivamente de una línea divisoria inmaterial, o "incorporal", y no
o "crónico)). 18 de un simple accidente, de un nacimiento en la plenitud de su presencia.
Para Gilles Deleuze, por el contrario, resulta posible apoyarse en los
filósofos estoicos para distinguir dos temporalidades: "el tiempo debe ser cap-
tado dos veces, de dos modos complementarios, exclusivos el uno de otro" EL ACONTECIMIENTO VIVIDO. EL TIEMPO, LA ACCIÓN Y EL INDIVIDUO
(Ed. espanola, p. 9). La oposición entre Cronos y Aión es la que estructura
todo su libro. "Según Cronos, sólo existe el presente en el tiempo. Pasado, A partir del momento en que se entiende el acontecimiento como línea divi-
presente y futuro no son tres dimensiones del tiempo; sólo el presente llena soria, el trabajo de las ciencias sociales se empalma con la experiencia de los
el tiempo, el pasado y el son dos dimensiones relativas al presente én el actores, al menos en un primer momento. En lugar -con el fin de plantear
tiempo,. 19 Al contrario de este presentismo, presente en Pierre Nora, la pers- su cientificidad- de oponerse de entrada a dicha experiencia al esforzarse en
pectiva de Aión, es decir la perspectiva de Deleuze, postula que el presente reducir la cesura causada por un acontecimiento, nuestras disciplinas reanu-
es relativo tanto al pasado como al futuro: "es el instante sin espesor y sin dan el contacto, en primer lugar, con la percepción social que se tiene de él.
extensión quien subdivide cada presente en pasado y fururo". 20 Mientras que Si las ciencias sociales pretenden incorporar un análisis de este tipo deben
el presente de Cronos es ''corporal", como el accidente empírico que se mani- prestar particular atención a las modalidades según las cuales se impone el
fiesta en su materialidad, Aión es el tiempo del acontecimiento "incorporal", acontecimiento a los individuos que lo viven. Si bien no entraremos aquí en
que sólo existe debido a su significación: la discontinuidad del acontecimiento lo que debería ser una auténtica fenomenología del acontecimiento, tampoco
no se deja pensar como erupcíón, ni tampoco como explosión, sino más bien resulta inútil sefialar sus ton tornos más destacados, aunque nada más sea
como ruptura o mutación. El presente del acontecimiento existe sólo como para justificar las proposiciones teóricas que retomaremos a continuación.
línea divisoria entre dos mundos mutuamente ininteligibles -de ahí la nece- La lectura filosófica que propone Giorgio Agamben de la obra de
sidad de la interpretación que elaboran las ciencias sociales-. San Pablo en El tiempo que resta manifiesta de manera particularmente clara
Con Aión, el tiempo del acontecimiento ya no es más el presente la poderosa capacidad de separar que posee todo acontecimiento. 22 Para el
de un origen que se repite o se renueva indefinidamente; es una línea de autor de las Epístolas, la resurrección de Jesús escalona de nuevo la tempora-
fractura, incluso un simple punto que sólo tiene sentido como frontera. Para lidad: antes del acontecimiento se impone, desde la Creación, el tiempo de
Pierre Nora, el acontecimiento se multiplicaba al infinito: "si no interviniera los profetas que anuncia la llegada del Mesías ("tiempo profano al que, por lo
un reflejo de historiador, el acontecimiento sería, en última instancia, un general, Pablo se refiere con el término cronos''); después del acontecimiento,
21
mero ruido que embrollaría la inteligibilidad de su propio discurso". Para "la palabra pasa al apóstol, al enviado del Mesías, cuyo tiempo ya no es más
Gilles Deleuze, los acontecimientos pueden ciertamente ser numerosos; sin el futuro sino el presente". Pablo mismo constata que a partir de Cristo "el
embargo, estas singularidades sólo cobran sentido en el marco de las series tiempo se ha contraído" (1 Cor 7, 29).
que definen, al dividir el tiempo entre un pasado y un fururo: antes del ajfoire, ¿Esta contracción del tiempo no podría acaso caracterizar, más allá
de la meditación paulina, cualquier acontecimiento que induzca en la vida
18. P. Nora, 1974; 220. social aquel extrano pliegue a partir del cual ya nada es igual? El cambio
19. G. Deleuze, 1969: 190 {Ed. española, p. 118).
20. /bid.: 193 (Ed. española, p. 119).
21. P. Nora, 1974: 220. 22. G. Agamben, 2000.

116 117
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lAS C1ENCJAS SOC1ALES FRf:"HE .U ACONTECIM1ENTO
1 EL ACONTECIMIENTO CONSTRUIDO. CULTURA, RITO Y ESTRl'CTt;M

de ritmo que impone el acontecimiento instaura una nueva temporalidad, Pues también el análisis del acontecimiento se reencuentra con la
la cual altera las formas de relacionarse con el pasado y el futuro. A partir experiencia de los actores a través de la consideración del individuo. Poner el
de este corte, el campo de la memoria y el campo de lo posible se abren de acento en la temporalidad supone, en efecto, centrar la reflexión en el sujeto
nuevo al referirse a nuevos principios de inteligibilidad. En la medida en que individual. Ahora bien, como sugiere Gérard Lenclud, "una acción es aquello
plantea desde una nueva perspectiva la cuestión del sentido (de la ley, la vida, que realiza un ser humano y·no lo que le sucede". 24 Así, el acontecimien-
el arte, etcétera), el acontecimiento, para sus contemporáneos, marca el inicio to expresa dos singularidades de manera especular: la suya y la del indivi-
de una "nueva era", aquella que comienza, con mayúscula, con la Caída del duo que lo provoca. La atención que se presta a los individuos no implica
imperio romano, la Colonización europea, o el Descubrimiento de lo que sucumbir a la etnornetodología: la individualidad de los actores, corno la del
llamamos precisamente "Nuevo Mundo". Con el nacimiento de Cristo o el acontecitniento, crecen ambas en el terreno fértil de la vida sociaL La anicu-
Profeta, como con la Revolución francesa, se impone, como es evidente, una lación entre el acontecimiento y sus contextos gira en torno a individuos par-
nueva relación con el tiempo -comenzando con la instauración de un nuevo ticulares; pero, al mismo tiempo, estos actores están atravesados por fuerzas
calendario-. colectivas que los rebasan. Situarse en aquel punto de la sociedad y la historia
Al tomar en cuenta el acontecüniento, las ciencias sociales no sólo se en que, simultáneamente, yo actúo y soy actuado es, por lo demás, una expe-
reencuenrran con la experiencia de los actores en lo que concierne a la relación riencia intelectual y emocional sobrecogedora. Como Lenin cuando tomó el
con el tiempo: también la acción misma encuentra así un lugar en el análisis. poder, nuestra única opción es murmurar: "es schwingelt" -"esto da vértigo". 25
La acción que produce el acontecimiento parte en dos la muralla de las ruti- Es por ello que el acontecimiento se vive intensamente, con la en1oción que
nas. Al ir incluso más allá de las transgresiones concebibles, la acción libera resulta de la convergencia recíproca de lo individual y lo colectivo: actores
repentinamente en el seno de la esfera pública un haz de posibles impensables y situaciones que no están completamente predeterminados se revelan a sí
hasta ese momento: un juez americano acusado de acoso o una mosca nipona mismos y a los demás.
calificada de homosexual, una aparición de la Virgen en tierra comunista o
el examen de un ministro francés, todos estos acontecimientos inauguran
nuevos lenguajes sociales y sociológicos. EL ACONTECIMIENTO CONSTRUIDO. CULTURA, RITO Y ESTRUCTURA
La acción da forma al tiempo: 23 temporalidades tan diversas como las
que presiden a la preparación de un examen, una encarcelación o un monu- Reestablecer el contacto en un primer momento con el "punto de vista indí-
mento histórico son producto de intervenciones específicas. Asimismo, la gena" no implica de ninguna manera que las ciencias sociales estén conde-
temporalidad condensada del acontecimiento es el efecto de una modalidad nadas a tornar como objeto de estudio o categoría de análisis la "cultura".
particular de la acción. En su relación contradictoria con las palabras y los En efecto, esta noción debe su supervivencia teórica única y exclusivamente
gestos que regulan habitualmente la vida social, la acción inesperada, por su a la negación de la temporalidad, ya que se encuentra en la base de todas las
violencia misma, hace del acontecimiento el punto de inflexión a partir del interpretaciones ahistóricas, según las cuales un conjunto de reglas que tras-
cual el mundo y el tiempo parecen tener que ordenarse súbitamente de otra cienden las prácticas definen supuestamente un orden simbólico vinculante.
manera. El momento en que un universo social se "convierte" en cierto modo Ahora bien, en el punto de fusión histórico en que el presente disuelve el
al acontecimiento, se inscribirá a continuación en el inventario de la historia pasado y anuncia un nuevo futuro, el acontecimiento ya no puede pensarse
local o mundial y de las hazañas de sus héroes.

24. G. Lenclud, 1996.


23. Cf Trrmiu, 1997, n" 29 "Vivre le 1emps" y P. Bourdieu, 1997 (cap. vr). 25. D. Schub, 1972.

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LAS CIENCIAS SOCIALES fRENTE Al ACONTECIMIENTO l EL ACONTECIMIENTO CONSTRUIDO. CULTURA, RITO Y .ESTRUCTURA

en términos de "contactos culturales". Hay que entenderlo en cuanto acción, Sin embargo, se puede retomar la cuestión de otra manera. Sin duda
es decir, según una lógica situacional que tome en cuenta la manera en que el resulta difícil hablar del acontecimiento si el antropólogo {o el indígena) diluye
acontecimiento manifiesta y establece algo diferente a lo que cada uno estaba la ruptura en la cultura con el fin de domesticar la extraiieza del encuentro.
aún acostumbrado. ¿Acaso la experiencia hawaiana, pero sin duda también la británica, no radica
Modificación sensible de las relaciones de fuerza y de la configuración precisamente en esa incertidumbre del sentido y en el esfuerzo por superarla,
de las posibilidades, todo acontecimiento es a la vez político y epistemológico. pero no en su resultado, es decir, en el intento de resolver esta cuestión a
En la medida en que, con un mismo impulso, derroca a los tiranos, fusiona través de la cultura, tal y como lo proponen quizá los indígenas y en todo caso
campos de significados hasta ese momento distintos y transforma las condi- los antropólogos? Con la colonización, los hawaianos comprenderán desde
ciones de enunciación y el contenido de los enunciados, un acontecimiento luego que los blancos no son dioses ni tampoco oceánicos. Pero, ¿el aconteci-
de este tipo no puede reducirse a los elementos de una trama preexistente. miento del Jirst contact no es aquella perturbación de la inteligibilidad que la
Por el contrario, conviene comprenderlo como una acción que arranca a sus perplejidad de las miradas intercambiadas pone de manifiesto? Los insulares
protagonistas de una situación, un contexto o una temporalidad determi- del pacífico, pero también los navegantes europeos, llevan puestos sombreros
nados. El respeto de su especificidad es, pues, incompatible con cualquier de plumas rojas: ¿pero quiénes son, se preguntan los unos, y sin duda también
interpretación que consideraría aun como referencia última ciertas prácticas los otros que están frente a ellos, estos "emplumados" que no siguen la moda
de la "cultura". local?
Por lo tanto, la acción del acontecimiento excede este referente ima- Así pues, el acontecimiento nos invita a retomar de manera crítica,
ginario del antropólogo. Esto se puede ver claramente cuando este último más que a desecharlas del todo, categorías como la cultura -pero también
intenta fusionar el acontecimiento con la cultura, para verter lo nuevo en otros conceptos constitutivos de nuestras disciplinas-. Si se considera, por
los odres de lo antiguo -o bien, a la inversa, para prolongar lo antiguo en lo ejemplo, la oposición entre el rito y el acontecimiento, uno está obligado a
nuevo. Así, de acuerdo con Marshall Sahlins, 26 cuando los hawaianos reciben problematizarla antes que a perpetuarla. Nicolas Mariot 28 muestra bien cómo
al viajero James Cook, el!? de enero de 1779, "el viejo sistema se proyecta en se puede producir un acontecimiento a partir de la repetición: los viajes presi-
sus formas nuevas". Esto se parece un poco al verso de André Chénier {¿o denciales se repiten ad nauseam, y sin embargo, el trabajo político y mediático
quizás al revés?): "sobre pensarnientos nuevos, haga1nos versos antiguos". En constituye a cada uno en su singularidad. Asimismo, el historiador Alain
efecto, al tomar al capitán inglés por el dios Lono, al que precisamente esta- Boureau muestra a la vez cómo el rito puede convenirse en acontecimiento
ban festejando aquel día, los insulares oceánicos habrían aparentemente eva- {"el ritual del delfín durmiente no tiene ningún antecedente ni tampoco nin-
luado el acontecimiento según el rasero de sus propias categorías. Este famoso guna continuación"), y cómo el acontecimiento puede participar del ritual
análisis ha sido objeto de numerosas discusiones, incluida la de Nicholas (si bien la elección es siempre una repetición, "el advenimiento al trono y el
Thomas. Según este antropólogo, la llegada de Cook, en el momento del acontecimiento con:Ruyen"). 29
jirst contact, no habría tenido un efecto perturbador para los hawaianos. Se Volvemos a encontrar esta paradoja con la oposición entre aconteci-
justifica así la ausencia de cambio: para ellos, la llegada de Cook todavía no miento y estructura. Ya lo vimos, las ciencias sociales recurren a la segunda
era más que un no-acontecimiento. El acontecimiento vendrá más tarde, con para oponerla al primero, creando así una imagen inversa de la experiencia
la colonización propiamente dicha, con su violencia misionaria y rnercantil social, la cual, por su parte, es vivida po_r los actores más como acontecimiento
-pero "¿al cabo de cuánto tiempo?"-. 27

28. N. Ma:riot, 2002.


26. M. Salins, 1989. 29. A. Boureau, 1991.
27. Thomas, 1998.

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LAS CIENCIAS SOCIALES FRENTE AL.>\CONTEClMIENTO
T
l

l
RELATO/SERIE

que articulada como estructura. Ahora bien, ya no conviene atribuir el acon- a sus contemporáneos durante el lapso de su irrupción. Pero una vez que el
tecimiento a la estructura, ni tampoco, a la inversa, identificado con un pre- primer estupor ha pasado, las palabras y los signos afluyen, como para colmar
sente absoluto. Las ciencias sociales deben reivindicar su autonomía evitando la abertura de sentido. De este asombro inicial nace un régimen de comenta-
imitar ya sea el periodismo, mediante un presentismo jadeante, o las ciencias rios que cesará únicamente cuando otro acontecimiento venga a trastornar las
duras, mediante metáforas geológicas. Ésta es la alternativa que convendría convenciones elaboradas poco a poco por las glosas sobre el acontecimiento
rechazar, o bien reformular, como nos invita a hacerlo Reinhart Koselleck='o precedente.
"Por supuesto, acontecimiento y estructura se refieren el uno al otro". No obs- Si, hacia atrás, el acontecimiento está separado de toda ascenden-
tante, este enfoque dialéctico no nos lleva a negar el acontecimiento mediante cia, hacia adelante engendra una descendencia innumerable. Se conserva el
la formación de una "amalgama" cuyo objetivo sería borrar el "hiato" entre recuerdo de las crisis y de las salidas de las mismas, de la refundación de
ambos: un orden político o de la llegada de los extranjeros que transformaron todo,
y se elabora su n1emoria, de generación en generación, mediante paisajes,
El ames y el después de un acontecimiento conservan su cualidad temporal propia, objetos, genealogías, relatos y conmemoraciones. PueSto que, como recuerda
la cual no se deja nunca reducir rotalmenre a sus condiciones a largo plazo. Cada Paul Ricceur, 31 "el acontecimiento, en su sentido más primitivo, es aquello
acontecimiento da pie, al mismo tiempo, a más y menos de lo que esrá contenido a propósito de lo cual alguien atestigua. Es el emblema de todas las cosas
en sus daros previos: de ahí su novedad que cada vez nos resulta sorprendente. pasadas (praeterita)". Por lo tanto, no hay acontecimiento sin relatos, sin el
acto de remontarse de diversas maneras hacia la ruptura inicial y, a partir de
En una palabra, el antagonismo que opone el aco.ntecimiento a la ahí, volver a descender hasta el narrador. Así, el tiempo contraído del acon-
estructura, así como al rito, requiere ser problematizado. tecimiento genera una verborrea narrativa que, a través de crónicasj
e historias diversas, enuncia una y otra vez qué fue lo que produjo el adveni-
miento de la nueva época.
RELATO/SERIE La elaboración de relatos que llevan a cabo los actores difiere de la
puesta en serie que efectúan las ciencias sociales. En primer lugar, porque
Si bien las ciencias sociales restablecen el contacto con la experiencia de los nuestras disciplinas están obligadas a integrar en sus análisis la multiplici-
actores, esto no significa que la incorporen del todo -pero no por esta razón dad de los discursos sociales en una pluralidad de series -en otras palabras,
se definen en oposiCión a ella. No están llamadas a negarla, pero tampoco dan cuenta de relatos antagónicos, sin por ello zanjar sus contradicciones. En
a confirmarla. Antes bien, la elaboran. Esto se ve claramente en el paso del efecto, las ciencias sociales no están llamadas a legitimar un relato en lugar
relato a la serie, es decir, de la experiencia que tienen los actores del aconte- de otro, sino a pensar sus relaciones. El antropólogo no es el griot del aconte-
cimiento a la elaboración que hacen de él las ciencias sociales, del aconteci- cimiento: pone en escena el conjunto de los griots para comprenderlo mejor
miento vivido al acontecimiento construido. en toda su complejidad.
En su surgimiento mismo, el acontecimiento es percibido social- En segundo lugar, la serie difiere del relato en la medida en que no
mente como incomparable: no se parece a ningún otro. Ofrece una signi- supone un origen. La serie no cuenta un nacimiento: describe una ruptura.
ficación tan novedosa que su desciframiento mismo constituye el nuevo No supone un comienzo: organiza una puesta en perspectiva. En efecto, el
paradigma. Su violencia e incluso su aparente absurdidad sólo dejan mudos acontecimiento no se refiere a una ruptura en la realidad, sino, como se ha

30. R. Koselleck. 1990. 31. P. Ric(t"'ur, 1000: n9. Ed. espaito!a, p. !40.

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LAS CIENCIAS SOCIALES FRENTE AL ACONTECIMIENTO
r LA PUESTA SERIE DEL ACO;-.;TECJ/IIIENTO

dicho, en la inteligibilidad. El acontecimiento pone en marcha una nueva


l su manifestación. Proclamar simplemente que se está frente a unos aconte-
inteligibilidad -en otras palabras, vuelve concebible una nueva serie, ya sea cimientos significa abstenerse de calificarlos: ésta es sin duda la razón por la
que la inaugure o que revele aquella que ya había comenzado sin que nadie que, en Argelia por ejemplo, se ha podido evocar, mediante un eufemismo,
se percatara aún de ella. Así pues, el inicio de la serie no coincide necesaria- "los acontecimientos", como para nombrar las cosas sin decir nada acerca de
mente con el acontecimiento: éste, simplemente, lo vuelve visible y legible. ellas. En contraste con esta ausencia, más aún con este rechazo del análisis, la
Las ciencias sociales reivindican de este modo su autonomía respecto contribución de las ciencias sociales reside en la construcción de series perti-
de la mediatización, ya que definen el acontecimiento por la serie en que se nentes, esto es, de series en las que el acontecimiento adquiera sentido.
inscribe. Por tanto, la tarea de las ciencias sociales no consiste simplemente Tomemos otro ejemplo, aquel que se ha llamado justamente, de la
en decir, con mayor frecuencia, según otrOs comentaristas de la actualidad, si misma manera, "los acontecimientos" de Nueva Caledonia. Cuando, el 18
estamos frente a un acontecimiento: no están llamadas a confirmar ni tam- de noviembre de 1984, los nacionalistas kanak se oponen firmemente a las
poco a invalidar el sentido común. Ya sea que afirmen la evidencia o la nie- elecciones territoriales (por medio de barricadas y actos violemos reales y
guen, las ciencias sociales no aportan nada propio. Es por ello que no les basta simbólicos), la situación de orden insurrecciona! que se establece en Nueva
con constatar la irrupción espectacular del acontecimiento ni tampoco con Caledonia tiene todas las características de un acontecimiento, puesto que
eliminarla: aún es necesario construir su sentido. En la ruptura, tienen que ella instaura un brutal cambio de paradigma. De ahora en adelante será nece-
analizar qué es lo que se rompe -lo que se deshace o lo que se hace. Y es ahí sario contar con el movimiento independentista, y esta exigencia abre un
que las ciencias sociales aportan lo que más hace falta en el aconrecimiento: abismo bajo los pies de los caledonios y del estado francés. 33 Pero una vez que
un valor agregado de inteligibilidad. se supera el primer vértigo, se pasa de la interrogación acerca del sentido del
Para que esta inteligibilidad emerja es preciso que el presente, lejos acontecimiento a la construcción de significaciones, a través de tentativas de
de manifestarse con la incandescencia del instante, sea "historizado" -atra- elaboración de relatos. Ahora bien, ¿hay que ver acaso en esta revuelta kanak
vesado por la historia. 32 El acontecimiento, por más incomparable que sea, la reanudación de las confrontaciones que marcaron de manera episódica el
no es un absoluro: debe ser concebido como una línea divisoria que abre y establecimiento francés en Nueva Caledonia de 1853 a 1917? ¿Debemos, por
cierra algunas séries en el horizonre de remporalidades sociales múltiples, que el contrario, interpretarlo retorno de la tradición en la época moderna,
no se resumen ni en la epifanía del instante ni en la profundidad majestuosa la resurrección de un viejo fondo guerrero precolonial que la influencia occi-
de la larga duración. La pertinencia de estos encadenamientos temporales se dental no habría logrado erradicar? ¿O bien no es más creíble ver en estos
define por el hecho que en ellos se deciden efectivamente las situaciones. Es acontecimientos el resultado del crecimiento de las exigencias kanak de des-
por ello que la verdadera temporalidad del acontecimiento únicamente puede colonización, tal como no dejaron de afirmarse desde hace veinticinco afias
reencontrarse si se habla de él en plural- la pluralidad de las series en donde en la estela de los movimientos anricolonialistas de la posguerra?34 Como
se inscribe, es decir, donde nuestras disciplinas lo inscriben. podemos ver, la elaboración de relatos delimita temporalidades de geometría
variable que obligan a elevar la nueva situación al rango de acontecimiento
y determinan el sentido que cada individuo, según sus opciones políticas la
LA_ PUESTA EN SERIE DEL ACONTECIMIENTO mayoría de las veces, quiera darle. El trabajo de las ciencias sociales estriba
entonces en la confrontación de estas series contradictorias.
De este modo, las ciencias sociales sólo pueden hablar del acontecimiento
en la medida en que tienen algo que decir sobre él aparte de la evidencia de
33. Bensa, 1995, y H. Mokaddem, 2005.
34. Tjibaou, 1996.
32. Bensa y Naepels, 1998: 5-6.

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(.
LA::. Cll'.i'\C!AS SOCIALES FRENTE .-\L A(l);-.;Tf.CIJ\HENTO L__, I'UES'L-\ EK SERIE

El ejemplo del JI de septiembre de 2001 es, a ese respecto, igualmente j significación. Éste es el doble punto de partida, ambiguo y complejo, que
revelador. La perspectiva mediática reproduce al infinito la imagen vertigi- .j escogen las ciencias sociales para hablar del acontecimiento.
nasa de la colisión: la evidencia enceguecedora del instante es la que crea e]
acontecimiento. De la parte de nuestras disciplinas sería presuntuoso preten- 9Il
der, en respuesta a esto, que el ataque contra las Torres gemelas y el Pentágono
no constituye un acontecimiento; pero no por ello bastará con decir con tono Para apuntalar estos análisis, examinemos dos interpretaciones delii de sep-
erudito que estamos frente a un acontecimiento. Es cierto que la evidencia tiembre, así con1o algunas lecturas que se derivan de ellas, entre muchas otras
social del JI de septiembre se enuncia simplemente como una fecha. Mejor posibles. En primer lugar, este acontecimiento exige sin duda ser interprerado
aún: en inglés sólo son tres cifras -"911", como el número de urgencias para en términos de relaciones internacionales. Se podrá mostrar, por ejemplo,
llamar a la policía-. A pesar de su abstracción, el nombre expresa bien la cómo el hijo, el segundo presidente Bush, recibió la herencia del padre, su
carga emocional; sin embargo, no da ningún sentido al acontecimiento. Son predecesor en el poder. Es en efecto durante la Guerra del Golfo que el esta-
las ciencias sociales las que han de encargarse de ir más allá de la tautología tus de O sama Bin Ladeo se transforma: el protegido de Estados Unidos se
de la evidencia. dispone entonces a convertirse en su enemigo público número uno. El 11 de
¿Estamos en un regisrro policiaco o más bien militar? La incertidum- septiembre viene a consumar una serie que tiene sus hitos en otros atentados:
bre es grande, aún hoy en día. En un principio, algunos declararon que ya nada en los años noventa, el World Trade Center ya había sido atacado, pero tam-
sería como antes: ¿cómo el mundo podría evitar que un acontecimiento de bién varios soldados estadounidenses en Arabia Saudita, así como un buque
este tipo lo alterara irrevocablemente' Pero algunos otros les respondían y algunas embajadas estadounidenses en África.
de inmediato: ¿están tan seguros? ¿La actualidad no termina siempre por des- De igual modo, se puede hacer remontar la historia un poco antes en
plazar a la actualidad anterior? ¿Acaso no continúan los negocios, incluso en el tiempo: hay entonces que partir de los últimos años del mandato de Carter,
tiempos de guerra? ¿Y la vida, después de los cementerios' En este nivel de con la invasión de Afganistán por la Unión Soviética, pero también de la
generalidad, en el que la verdad frisa la banalidad, las evidencias se responden crisis de los rehenes estadounidenses en Teherán. En ese entonces se redefinen
de manera especular. El esclarecimiento que aportan nuestras disciplinas con- las estrategias estadounidenses la región, las cuales implican alianzas (con
siste en precisar aquello que comienza o termina con tal acontecimiento -las Arabia Saudita en particular, pero también con lrak), frente a un grupo de
series que se abren y las que se cierran. En otras palabras, las ciencias sociales enemigos (Irán en no menor medida que la Unión Soviética), a riesgo
califican el acontecimiento. de utilizar un fundamentalismo contra otro. Desde esta perspectiva, el 11 de
Así, hablaremos de acontecimientos sexuales para entender mejor septiembre se comprende menos como la consumación de una serie terrorista
cómo algunos casos parecen oscilar, del caso Clarence Thomas al proceso de la posguerra fría que como el término de una serie estratégica nacida de la
de O.]. Simpson, entre series sexuales y raciales -para caer más tarde de un Guerra Fría misma.
lado o de otro, una vez que las condiciones de inteligibilidad se establecen. Sin embargo, este primer marco de lectura, basado en las relaciones
La exigencia sociológica es, en este caso, el revés de la indecisión social: ¿no internacionales, no implica percibir el acontecimiento únicamente como el
es precisamente la ruptura de inteligibilidad la que define el acontecimiento? fin de algo. Quizá también acabamos de asistir, como sugiere Michel Feher,35
Incluso cuando cada uno reconoce el acontecimiento, nadie está seguro al primer acontecimiento "poscolonial". En la lógica colonial, las potencias
de identificarlo. De este modo, lo que caracteriza el acontecimiento es, al
mismo tiempo, la evidencia de una ruptura y la incertidumbre respecto a su 35. M. Feher, 1001.

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T
LAS CIEl\ClAS SOCIALES FRENTE AL .-\COKTECl/'diENTO l LA PUESTA EN SERIE DEL ACOI'TECJM!Ei\'TO

imperialistas luchan en campos de batalla exóticos, a menudo incluso por bajo la forma del proceso mediatizado, o de las relaciones de clases, que
procuración, ya que el tercer mundo provee la carne de cañón. En la lógica ningún lenguaje institucional permitía expresar. 36
poscolonial, los dominados, lejos de limitarse a jugar un papel pasivo, se
transforman en actores, a riesgo de ir, como en el caso de Nueva York, a
combatir al corazón de Occidente, en lo que podría considerarse como un
l
1
Ahora bien, inmediatamente después de los atentados, la reconstruc-
ción y la reacción transforman incluso a algunos republicanos, como Rudolph
Giuliani, alcalde de Nueva York, y George W. Bush, presidente de Estados
exotismo en sentido contrario. En este caso, los civiles estadounidenses no Unidos, en paladines del poder público. Cuando e!'eco de Pearl Harbar se
serían más que peones de una lucha regional-con la cual creíamos no tener hace escuchar, la de Franklin Roosevelt se cierne sobre la nación. El
nada que ver- entre facciones islámicas que para nosotros formaban parte rebrote nacionalista debe comprenderse en este contexto: la bandera ya no
de un grupo de países a los que confundíamos de buen grado. ¿No se vuelve es el emblema conservador de los años de Reagan, cuya definición misma se
entonces necesario, de la noche a la mañana, conocer los diferentes grupos, hizo en reacción contra la generación de Vietnam. El significado del símbolo
políticos y étnicos, que dividen Afganistán? Repentinamente, el mapa cambia, ya que remite menos a los valores morales de las "guerras culturales"
tar de este país hasta entonces poco mediático se vuelve tan complejo y tan de los años ochenta que a valores públicos, una vez que llega a su fin -al
familiar como el mapa electoral estadounidense de un año antes: se trata del menos hoy propondremos esta hipótesis- la era del Estado modesto: ¿acaso
vuelco poscolonial. no genera incluso inquietud la privatización de los servicios de seguridad en
En esta lógica el!! de septiembre no aparece solamente como el fin de los aeropuertos? Quizá no se trata más que de un paréntesis, pero quizá tam-
algo, sino también como un comienzo: quizás abre -lo que suceda más tarde bién de un giro.
lo dirá la continuación de la historia- una nueva serie que podríamos llamar Esta lectura suscita todavía otra, la cual, en cierto sentido, es su
"poscolonial". O más bien, quizás es una nueva inteligibilidad la que se reverso: en la escena nacional, el ll de septiembre marcaría, no el fin de algo,
taura a raíz de este acontecimiento, al sacar a la luz ciertas series que podrían sino un comienzo. La revalorización del ámbito público no sólo se juega en
haber comenzado ya pero que habían permanecido invisibles hasta entonces la esfera económica, sino también en un registro social. El servicio público se
para nosotros: en ese caso, el acontecimiento sería, más que su catalizador, su encarna en rodas aquellas personas que visten un uniforme: en los policías y
revelador. los bomberos, que aparecen como los verdaderos héroes de la catástrofe, pero
En segundo lugar, consideremos otra interpretación y algunas lectu- también en los militares en el campo de batalla, e incluso en los carteros,
ras que permite desarrollar. El 11 de septiembre dobla en efecto, como cada víctimas del ántrax. Hoy en día, los estudiantes parecen buscar de preferen-
uno puede sentirlo, una página en la historia nacional estadounidense, y no cia un trabajo en la CIA que en los bancos privados. Y Wall Street celebró su
sólo en las relaciones internacionales. Un punto lo muestra claramente. De reaperrura invitando simbólicamente a un bombero y un policía para tañer
manera un poco paradójica, Bill Clinton es quien había consumado la obra la campana ...
de Ronald Reagan, al importar el núcleo de su ideología en el seno de los En una palabra, los empleados de servicio público ganan una nueva
demócratas. ¿Acaso este centrista que debía poner fin al Welfore "tal como lo legitimidad. Asistimos de este modo, con este nuevo "working-class hero", al
conocemos" no había declarado: "la era del big govemment ha terminado"? surgimiento de una representación de clase diferente. Es una figura popular
Mientras que la política mostraba una predilección por los valores morales, nueva a la que habrían dado lugar los atentados, lejos del yuppie y del homeless,
desde la derecha religiosa hasta los comunitaristas de izquierda, lo político se del underclass y de la clase media; cerca del pueblo rural de Steinbeck o del
jugaba fuera de la política -ya se tratara de las relaciones étnicas o sexuales, urbano de Dos Passos. De manera un poco inesperada, elll de septiembre

36. Fa5sin, 1998.

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LAS CIE:-<CUS SOCIALES FRENTE AL ACONTECJ/1.11ENTO
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1

inaugura quizás así una serie que puede no definirse, en contraste con las
series de años precedentes, ni en términos raciales, ni en términos sexuales,
l V
EL FIN DE LOS MUNDOS O EL CENOTAFIO
sino sólo en términos de clase. Sin duda la serie "pública" puede acabarse DE LAS CULTURAS.
de manera brusca: la evidencia del sentido, al contrario de la evidencia del
acontecimiento, sólo aparece retrospectivamente. Como sabemos, eso lo dirá
el futuro, al consagrar o anular la pertinencia de las series posibles: la serie se
lee mejor cuando el acontecimiento viene a cerrarla, mientras que el acame-
cimiento inaugural no se deja descifrar tan fácilmente en el momento de su
irrupción.
Así pues, conviene desde luego ser prudente: las hipótesis precedentes Los museos de etnografía dan materialidad a las culturas. A cada una de ellas
tienen únicamente un valor ilustrativo, no demostrativo. Después de todo, debe corresponder un conjunto de objetos. Los tambores, las marmitas o los
se comienza a pensar que la contaminación por ántrax, que inmediatamente raparrabos tienen que justificar una identidad, la de la etnia a la que nece-
después de los atentados de Washington y Nueva York parecía depender de sariamente pertenecieron sus primeros propietarios. Pues según la etnología
manera evidente de una lógica internacional, se inscribe más bien en una los objetos son indicios de maneras de hacer que remiten a maneras de ser.
lógica nacional -a menos que se crucen en este caso algún avatar derechista Detrás de la cuchara esquimal, la esquimalidad, bajo el taparrabos dogón, la
del experto loco Unambombe1; desecho de los años sesenta, y la herencia de dogonidad. Las apariencias conducen a una esencia como lo visible conduce
los laboratorios militares de la Guerra fría. Proponer estas hipótesis de lectura, a lo invisible. Los objetos, como si fueran señales de pista, deben guiarnos al
entre muchas otras, implica solamente, repitámoslo, ponernos en guardia: sin corazón de las identidades étnicas. Redes de pesca o fetiches, estuches penia-
duda puede decirse que, por sí mismo, el acontecimiento es; pero lo impor- nos o hachas ceremoniales son los sellos distintivos de dichas identidades, ya
tante para nosotros es lo que dice. Ahora bien, el acontecimiento no significa que los museógrafos los presentan como vectores de una memoria.
nada fuera de las series que le dan sentido -por medios de las cuales nosotros En el museo la identidad se adhiere al pasado. Nada bueno podría
le damos sentido-. Es de esta forma como las ciencias sociales pueden decir venir del presente ni del futuro, los cuales, lejos de los orígenes, sólo pueden
algo más y algo diferente acerca de un acontecimiento mediático de lo que se ofrecer una imagen degradada de la humanidad original. Según el adagio de
dice de él en los medios. los conservadores, "todo lo antiguo es mejor", de manera que nada que sea
auténtico puede ser reciente. De este modo, la experiencia estética que pro-
pone el museo consiste en un encuentro regresivo con lo arcaico. La escena
primitiva se desarrolla en esos desvanes del psiquismo que vendrían a ser los
museos etnográficos, atestados de objetos abandonados por los salvajes, esos
grandes niños de la humanidad. Así, para que la antigüedad y la autenticidad
formen una buena pareja, conviene que estas reliquias hayan sido los testigos
del pasado más remoto. Incluso si han sido fabricados por poblaciones que
aún los utilizan o los venden, los objetos palean la desaparición de los tiempos

Publicado en T. Prar Raspail (ed.), Partages d'exotúmef, car:ílogo de la Bienal de arre contemporáneo de Lyon,
L}'on, Réunion des Musées Nationaux, 2000, pp. 69-78.

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EL FIN DEL EXOTISMO
T EL FIN DE LOS MUNDOS O El CENOTAFIO DE LAS CULTURAS

1
lejanos y aquélla, no menos inexorable, de los últimos representantes actuales infinito de referencias, recubrirla de nombres, como si se tratara de una escri-
del primitivismo. En ese sentido, el museo de etnografía es la necrópolis de tura misteriosa que sería preciso traducir. La lógica de la museografía es la
los pueblos originales o que se supone como tales. La identidad étnica de sus misma que la del diccionario: el museo es un libro cuyos objetos clasificados
descendientes actuales no puede estar sino detrás de ellos, contenida en obje- serían supuestamente palabras de lenguas que el público desconoce. Gracias
tos-vestigios, verdaderas osamentas reunidas por esa suerte de paleontología a los especialistas, se piensa, estos idiomas se vuelven accesibles: este barco es
cultural en la que se convierte la etnología una vez que, de manera deliberada, una "piragua" maorí, este poste un "tótem" kwakiutl, esta casa una "cabaña"
vuelve la espalda al presente. Se necesita, pues, deshacer el camino andado bamileke, esta estatua un ('tiki" tahitíano, etcétera Todos estos calif:icativos
para alcanzar el Grial identitario de las etnias. exóticos caracterizan pueblos, ya que en el reino de la etnología resulta obvio
Pero el peregrinaje no tiene nada de iniciático. Basta con seguir las que las piezas de museo, al igual que las representaciones, no pueden ser sino
flechas y leer los letreros. La invitación al viaje está delimitada por el comen- "colectivas". Las poblaciones son sustancializadas por los objetos. Fabricados
tario que confirma al visitante, desde la primera vitrina, que ya ha llegado a su por los "hopis", los "tunguses", o los "bantúes", dichos objetos constituyen la
destino. Los dogones existen puesto que esas máscaras son máscaras dogones. materia misma de las etnias. Éstas, identificadas por (y a) sus objetos, deben
Está escrito, ¡uno no puede estar equivocado! Circulen, hay todavía cosas que buena parte de su unidad y de su aparente permanencia al trabajo museográ-
ver, los aborígenes de Australia y sus boomerangs, los indígenas estadouniden- fico. Como las cosas que llevan su nombre, como las vitrinas que imperturba-
ses y sus mocasines, los papúes y sus penachos ... La museografía contribuye blemente las exponen desde hace lustros, las etnias perduran inmutables en su
también a demostrar la existencia de la etnia al designar las cosas mediante ser, tal como fueron descubiertas, se dice, en un inicio.
las palabras de la tribu. La investigación resulta estar consumada desde un En la penumbra de las salas, los objetos y sus visitantes permanecen
principio por el razonamiento circular que sobrepone el efecto a la causa, el cautivos de las clasificaciones y las explicaciones. Nombres y comentarios
abrigo de un chamán a la identidad siberiana. Los objetos son en este caso fungen como el marco de aquel cara a cara en donde lo que los visitantes
piezas (o trampas) de convicción," pruebas tangibles del deliro de primiti- deben ver se encuentra enjaulado ya en una caja y recubierto de pequefios
vismo, cuya contemplación debería desencadenar el delicioso sentimiento de letreros. Resuelto incluso antes de estar sujeto a deliberación, este caso no
exotismo. Sin embargo, la evasión es casi imposible. Como los objetos, el visi- puede ser una aventura sino como mucho un paseo guiado a través del planeta
tante del museo se encuentra atrapado en la estrecha red del sentido unívoco de las etnias.
que imponen la vitrina etnográfica y su comentario. De sala en sala, entre el objeto y la etnia se anuda una relación que se
En el principio está el nombre propio. En este caso, se trata en efecto de supone estable, ejemplar. A menos de ya no ser "verdaderos" inuits, "verda-
aquel "designador rígido" que, según Kripke, singulariza la persona o la cosa deros" kanaks o "verdaderos" hotentotes, los pueblos, cuyos nombres están
haciéndola entrar en la cadena de significantes. 1 Si este objeto es "una máscara expuestos, deben poseer siempre sus objetos-lagos y vivir con ellos, en el cora-
kanak", no puede ser otra cosa. Como en la invocación mágica, la simple zón de las pequefias manchas coloreadas que cubren los mapas como un
nunciación de su nombre se confunde con su sentido. La ficha museográfica hormigueo original. La puesta en escena remite a los tiempos originarios en
que la acompaña podrá compararla enseguida con otras máscaras, inscribirla que nadie salía de su nicho ecológico y étnico, a la época mítica en que los
en una narración etnográfica sobre sus funciones, propulsarla en un carrusel pueblos diseminados en grupos discretos no tenían otro horizonte fuera de
sí mismos. Imagen de un mundo '(prístino", la etnia, anterior a todos los
Juego de palabras intraducibleemre la sonoridad similar de las palabras "piCce" (pieza) y "piCge" (¡rampa) [No¡a
seccionamientos conocidos en reinos, estados o naciones, constituye el zócalo
del uaducror]. ahistórico de la humanidad, respecto al cual los objetos etnográficos siguen
l. S. Kripke, 1972. siendo los recuerdos inmortales.

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EL FIN DEl EXOTIS:>-10
T
! EL FIN DE LOS MUKDOS O EL CENOTAFIO DE LAS CllLTUR_-\S

Los objetos son los hitos de este gran fresco anterior a la historia. bororo o buriato. La observación de situaciones a lo la.go de un lapso prolon·
Tienen que ofrecernos conocimientos acerca del estado de mundos arcaicos gado muestra, a la inversa, que no hay más que variaciones. Los mitos tienen
forzosamente exóticos: a partir de una norma implícita, la que encarna el 'j autores, los ritos inventores, los objetos creadores. Al interior de un mismo
Occidente urbano actual, el alejamiento espacial es la metáfora constante del grupo se perfilan escuelas, aparecen personalidades, se distinguen individuos
alejamiento temporal. Una misma fantasía confunde en este caso el arkhe excepcionales.
y el objeto, para transformar este último en documento. Soportes de un Como el objetivo de un potente microscopio, la mirada cercana y
comentario obsesivo sobre los orígenes y de una postura narrativa erudita, prolongada revelará las diferencias esenciales entre las personas, los estilos, las
la escultura fang de Gabán, el malanggan de Nueva Irlanda o la cofia de un historias y los procesos. Bajo el láser de la microernografía, la totalidad étnica
jefe sioux se ven así reducidos al estado de residuos fragmentarios. Trozos de explota en múltiples rupturas, estrategias, puntos de vista, apartados. La repe-
la gran cerámica despedazada de los tiempos primordiales, pedazos de una tición, desde luego, no está ausente -no todo es posible en todo momento-,
humanidad hoy en día venida a menos, el único valor de estas piezas sería pero la obligación de la copia procede de un trabajo de ordenamiento y sincro-
informativo. A través suyo y sobre todo gracias a las clasificaciones y discursos nización que una minucia basta para perturbar. La ceremonia "debería" ocu-
de los museo-etnógrafos, las civilizaciones, y más profundamente todavía, el rrir así pero se desarrolla siempre de otro modo; hay que improvisar, inventar
Hombre, logran decirnos algo. soluciones porque fulano está ausente, porque faltan los contradones, porque
Bajo la dictadura del "comentariado", en la que todo es colectivo y el orador está enfermo, etcétera. La máscara «debería" obedecer a los cánones
genérico, las nociones de obra, creación e individuo no tienen derecho de ciu- simbólicos a los que el etnólogo imagina, de manera un poco apresurada,
dadanía. La principal ilusión de este punto de vista reside en la creencia en la como omnipotentes, pero en realidad cada pieza es única, de manera que el
impersonalidad de la tradición: ésta no haría otra cosa más que transmitir de artista transgrede todo el tiempo una regla a la que todos fingen referirse sin
generación en generación la estafeta que la cultura andamán o ashanti lanzan conocerla verdaderamente. La idea de una totalidad étnica es el efecto cru-
desde el fondo más remoto de los tiempos. Palabras repetidas, formas y colo- zado de un doble ordenamiento: aquél, totalitario, que imponen los poderes
res reproducidos, en virtud del principio de automatismo que, se supone, locales para hacer jugar en su favor los efectos de grupo (reunir, dirigir una
ligaría los "primitivos'' a sus más lejanos ancestros sin que nada puedan hacer población sin otros líderes aparte de sus jefes, imponer un estilo); aquél, tota-
al respecto. Como el mar que es siempre el mismo y, dice el poeta, siempre lizante, que elabora el investigador con el objetivo de encontrar una mónada
recomenzado, río habría manera de mermar nunca el bloque liso de la tra· indivisa útil para clasificar, registrar y comparar. La máquina holista es dema-
dición. Hay que tragarlo entero o bien escupirlo, tomarlo o dejarlo. Y para siado perfecta para no ser una ideología local, demasiado bien delimitada por
hablar de artistas, obras y creaciones, habrá por supuesto que abandonar la el investigador para no ser una ensoñación científica. Sólo se logra escapar a
tradición en el camino de la evolución o donarla a aquellos museos etno· su influjo si uno se asienta en las hendiduras que agrietan el cuerpo social, en
gráficos que no exhiben cosas nuevas, singulares u originales, sino antiguas, la falla que se abre bajo los pasos de cualquier individuo en el momento
generales y comunes. en que se dispone a actuar: ¿va a repetir o a innovar, a plegarse o a erguirse?
Sin embargo, desde hace mucho tiempo esta ficción ha sido desve· La tensión entre el peso innegable de la herencia y el llamado a la
lada. Tanto los mitos, como ritos o los objetos, no son réplicas imperturba- disidencia creadora no es un fenómeno reciente. Líneas de fractura atravie-
bles de aquellos que los precedieron. A ojos del viajero apresurado todos los san el cuerpo social y las obras hacen eco de ellas desde siempre. Las formas
chinos tienen la misma cara. De igual modo, para el etnógrafo en busca de consideradas "clásicas" se oponen al resto como el poder reconocido a la con-
reglas, actitudes y estilos capaces de caracterizar una sociedad entera, todo testación, el orden establecido a las fuerzas que lo trastornan y lo desbordan,
se vierte en el molde estándar de la estructura, el mito, el ritual, el objeto la rutina colectiva a los desvíos individuales. Estos movimientos centrífugos,

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EL FIN DEL EXOTISMO [L flt-; DE LOS MUNDOS O EL CENOTAFIO DE LAS CULTURAS

que no han hecho más que acentuarse con las colonizaciones, se encuentran Sobre el altar algunos objetos alineados. Pero, ¿en qué cosa se con-
en el origen de la mayoría de los objetos considerados como arte primitivo. vierte el santuario si se multiplican al infinito los objetos de culto, si la serie
Imaginados y fabricados en los siglos XIX y XX, tales objetos son testigos del ]imitada se transforma en una abundancia incontable que hace de todo uten-
esfuerzo de todos los artistas, cualesquiera que sean los lugares en donde silio, imagen o cosa el punto de conjuración de nuestros miedos? La multi-
nacieron, de encontrar su propio camino. Sus obras no pertenecen a un plicación de los signos sigue hasta sus últimas consecuencias la pendiente
mundo separado que habría que colocar lejos de los cuadros de Delacroix natural de las devociones politeístas. La referencia africana se vuelve contra
o de Braque, de Pollock o de Rauschenberg, sino que participan del gesto sí misma al tiempo que se la exalta. Georges Adeagbo deshace un culto y a
creativo universal moderno y contemporáneo mediante el que el individuo se través del mismo gesto lo reconstruye.
sitúa en una colectividad al tiempo que se distingue de ella. Los objetos minkisi bakongo invitan también en algunas ocasiones
Lo que Polanyi' llamó La gran transformación ha acentuado las divi- a prolongar aquellos gestos denominados "rituales", en virtud de los cuales
siones internas, desgastado aún más la cuerda que vinculaba a los anistas nuestros terrores y sueños adquieren forma. Cuarido René Stout imagina en
con sus universos y finalmente reducido los poderes de orden de las costum- forma de fetiche su propio cuerpo de artista negra estadounidense cubierto
bres. El éxodo rural, así como el desarrollo de la industria y el comercio, han de talismanes, o bien cuando cuelga osamentas a una muñeca con cara de
incitado a los artistas a ampliar la brecha mediante la contestación cada vez niño, esta mujer fabrica un conjunto de minkisi que terminan por borrar la
más contundente de las imposiciones étnicas y etnográficas que pretendían línea divisoria entre el soporte de un rito de maldición y la obra presentada en
encerrarlos en la jaula de sus raíces. Arte primitivo, arte contemporáneo, arte una galería de arte contemporáneo. El dolor del aldeano congolés y el de su
simplemente: mismo combate para deshacer los hilos de las tradiciones y tejer lejana prima estadounidense, el fetiche africano y su versión de Washington,
con ellos otras telas. Todas las obras dan testimonio de este cambio complejo ¿no son acaso tan auténticos los unos como los otros?' El sentido del objeto
y con frecuencia doloroso al que todos los artistas han convertido en su credo. no se debe a su origen, su pertenencia a una sociedad o su lugar en la obra de
Los objetos de los museos etnográficos no son documentos sino un artista, sino a los movimientos de identificación que suscita, los vínculos
obras, no son informaciones sino creaciones, no son testigos de la etnia que se establecen en torno suyo y partir de él, aquí o allá, en tal momento
sino producciones individuales, ya que la construcción étnica siempre ha pen- o en otro. Las formas y los colores de la esculrura, el cuadro, la máscara, la
dido de un hilo. Al establecerse en el corazón de este desperfecto, se liberan instalación, etcétera, forman una figura en donde el deseo queda enganchado
poderes imaginativos que habían permanecido simplemente como potencia- sin saber cómo ni por qué. El impulso estético franquea él mismo las barre-
les bajo el yugo de las culturas. Los postulados fundadores de la etnia (pureza, ras culturales, rechazando de un plumazo cualquier comentario que buscara
homogeneidad, coherencia) se ven entonces minados por la hibridación de encerrarlo en la prisión de la identidad étnica.
formas. Tanto al principio como al final, nos encontramos con el gran bati- Se transgrede igualmente el límite cuando el tatuaje polinesio no es
burrillo, cada vez más atestado, de la diversidad de las cosas. Nunca nada más un adorno ni una señal de rango sino una huella inacabada. El sentido se
fue homogéneo. Parentescos múltiples, mezclas, caos, el desnudamiento de la impone sólo dentro de un marco, ya sea político o ritual, pero se pierde en la
oscura ilusión de pertenecer a tal o cual mundo disuelve nuestros caparazo- inquietud cuando ya nada viene a acompañarlo. El más allá de los mundos se
nes. Mediante ello, los contornos mismos de nuestros horizontes se alejan. La abre a otros universos más fugaces, inciertos, sin indicaciones. El paso hacia
corrosión del vinculo identitario empuja al artista a interrogarse sobre lo que los límites desfigura las formas de la generalización, promovidas por la identi-
podría ser en realidad un límite. dad colectiva. Destotalizar la etnia significa colocar en la arena sus mentiras,

2. K. Polanyi, 1945. 3. W. Macgalfey, 1994.

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EL FIN DEL EXOTISMO
1 EL I'JN DE LOS MUNDOS O EL CENOTAFIO DE LAS Ct;LTURAS

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sus malos ardides, sus creencias de dos centavos. No obstante, al final del Como si los ritos procedieran solamente de un proyecto narrativo cuyos obje-
camino, el esfuerzo en pos de la verdad tropieza con sus propias aporías. tos serían supuestamente sus elementos, se olvida que se trata en primer lugar
Tanto al principio como al final de la explosión, cuando la burbuja cultural de un acto cuyo resultado incierto está inscrito en el objeto mismo. Su signi-
ha estallado quedan esparcidos los cuerpos separados de sus pieles, la sombra ficado consiste en no poder significar nada. Preso en la rigidez autista de su
proyectada de los antiguos gestos de fervor, los desechos de nuestras religio- materialidad, el rito nunca expresa mejor la oscuridad de nuestras angustias
nes, economías y otras prendas y costumbres. Mostrarlos implica siempre que cuando lo extraemos del contexto habitual de su utilización. Los falsos
articularlos en un discurso, recrearlos a pesar de exhibir su carácter irrisorio. objetos mágicos son más mágicos que los verdaderos. La obra expuesta se
El viaje interminable hacia el fin de los mundos finitos pone en tela asienta en el origen emocional de los ritos, aquel que traspasa todas las protec-
de juicio los recintos en donde se encierra la razón clasificatoria. La clasifica- Ciones culturales para sumergirnos en el estupor de los comienzos.
ción, acto primero de la museografía erudita, limita el fenómeno al nombrar- "Los intersignos", explica Ana tole Le Braz, "son como la sombra,
lo. Performativa, ella clava cada experiencia a la cruz prefabricada del sentido. proyectados hacia delante de lo que debe ocurrir".' Una mano nudosa apare-
Culto de los ancestros, totemismo, porlatch, etcétera, las prácticas se asignan cida sobre una puerta, los saltitos de un pájaro, o, para los gitanos, "una mata
a significaciones unívocas tan serias como anticuadas, tan rígidas como frági- de hierba recubierta de grava en una encrucijada, un montículo de arena o de
les. La unidad engañosa de las categorías estalla en pedazos cuando el artista tierra en medio de la calzada, un pedazo de trapo colgado de una valla o una
coloca en medio de ellas la bomba de sus sueños. rama baja, un paquete vado de Gauloises aplastado sobre un montón de gra-
El entorno museográfico es un condensado arquitectural de cosmo- villa ...",) cualquier objeto puede constituir un signo. "Si existe otro mundo,
gonía y orden social, una representación colectiva materializada. Pero, en rea- está en éste", decía André Breton. Al señalar el paso posible de una realidad
lidad, habitar un lugar es una aventura mucho menos encuadrada de lo que a otra, lo insólito de algunos artefactos o de ciertas situaciones obliga a hacer
las vitrinas y las reconstituciones sugieren. Desde el fondo de su yurta o de su un alto, a interrogarse. La coseidad de esos objetos o la mirada que les diri-
ti pi, cada persona metamorfosea su morada, le da otras vidas, otras formas. gimos liberan correspondencias inesperadas entre los reinos mineral, vegetal,
Cada morada es portadora de algo más que sí misma. Sus estructuras enre- animal y humano. Ni el jefe de un ritual organizado ni el artista poseen de
vesadas son a su vez tejidos, sus postes proyectiles, sus tejados puntiagudos manera exclusiva el poder de crear o manifestar las huellas de lo que nos
termiteros. He aquí algunos desplazamientos y conexiones que la categoría parece ser, vértigo poderoso, un lugar distinto en este mundo. Ambos son
de "viviendas indígenas" no es capaz de contener. Habitar un lugar es una magos por la misma razón, ya que manipulan o inventan intersignos. Pero
experiencia multivariada en la que se entreveran diferentes tipos de casas, mientras que el oficiante los inscribe en una liturgia que se adueña y a veces
acondicionamientos, recuerdos. Al dar testimonio de interioridades inesta- diluye su poder, el creador los restituye en su inquietante extrañeza original.
bles, abigarradas y móviles, el arte subvierte el documento, lo convierte en el Desde adentro, la ilusión étnica resiste difícilmente a los cabezazos
archivo onírico de otras vidas y mundOs. incesantes de los artistas que se inmiscuyen en las vacilaciones de la coyun-
Cuando se lo mira de lejos es fácil catalogar cualquier comporta- ,";'-
tura para plantear nuevos signos. En lo que se refiere a las clasificaciones
miento extraño como "ritual". Los gestos que no se comprenden se trans- que, desde el exterior, se lanzan sobre el mundo como una red para definir
forman en los fragmentos de una ceremonia desconocida que el investigador entidades y rúbricas, la vitalidad del sentido las excede por todas partes. La de
descifra pacientemente al subsumir bajo su descripción las supuestas intencio- las culturas es una cesta perforada; tan es así que lo que parece pertenecerme
nes de los indígenas. Esta puesta en escena convierte los objetos manipulados
en el transcurso del rito en las palabras de un texto imaginario que sería nece-
1. A. Le Braz, 1966; 24.
sario traducir, los signos de un discurso que explica lo que ellos simbolizan. 5. P. Williams, 1993:31.

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EL fiN DEL EXOTISMO
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de manera más sólida se encuentra del otro lado de aquella barrera de papel
crespón que llamamos frontera cultural. El yo es también el otro y viceversa. TERCERA PARTE
Albergo en mí lo extraño y encuentro en lo lejano lo que me es más familiar. LÓGICAS DEL ACTOR
Exotismo de lo cercano y proximidad de lo lejano: los mundos se voltean
como guantes.
Los papúes de tierras altas utilizan en sus combates escudos ornados
con personajes extraídos de !aprensa europea ilustrada, de pósters que elogian Al interior de la sociedad a la que pertenece, el indivzduo dispone
ordinariamente de un cierto margen de autonomía, tiene en su
los méritos de bebidas alcohólicas o de slogans marciales. Estas piezas de un
poder una cierta latitud de decisión.
aparejo guerrero que sigue estando en uso vuelven explícitamente operativa Norbert Elias, Del tiempo
la agresividad de las imágenes y otros grafismos de los que Occidente se sirve
para idealizar el espíritu emprendedor o realizar sus campañas comerciales.
Estos escudos, que proceden de un uso papú de la magia occidental, son a su La noción de persona es una de las temáticas idemitarias capitales de la etno-
vez el objeto de un nuevo gesto de apropiación cuando las galerías de Sídney logía. En la estela del texto original de Mauss/ se han buscado los elementos
los venden e incluso los encargan. ¿Obras de arte o armas de guerra? ¿Habrá constitutivos de la identidad individual ahí donde la referencia a la unidad
acaso que escribir: "esto no es un escudo", como Magrirte escribió: "esto no es del yo desaparecería frente a la omnipotencia de instancias que vendrían a
una pipa" en la parta baja de su famoso cuadro? Ningún objeto tiene un esta- moldear el sujeto desde el exterior. Fue necesario imaginar socieda-
tus definitivo. Nadie puede decretar si pertenece al ámbito del documento des cuyos miembros, todavía mal diferenciados, se encontrarían atrapados en
etnográfico o del arte contemporáneo. La vida del objeto escapa tanto a sus una relación empática con la naturaleza, su comunidad y una multiplicidad
fabricantes como a sus compradores, tanto a los guerreros papúes comO a los de divinidades protectoras (el mundo del animismo y de la participación más
galeristas, tanto al etnólogo como al curador. o menos mística). Se distinguirían de ellas por contraste las sociedades de la
Recientemente algunos australianos blancos se hicieron pasar por interioridad donde la conciencia, a la sombra de un Dios único, permitiría al
pintores aborígenes al producir, con el fin de aprovechar su éxito, una serie de sujeto liberarse del influjo de los otros y las cosas (el mundo de las religiones
obras de una factura comparable a la de sus conciudadanos negros. ¡Escándalo reveladas y las teologías de la unicidad del alma). Como las concepciones
en el templo de las identidades! ¡Caída inmediata de los precios de dichas pin- del tiempo, las de la persona proveen nuevos criterios a la mitología del exo-
turas! Acusaciones y proceso. No es politically correct hacerse pasar por otro. tismo, al mantener el carácter ficticio de aquella basta tipología dualista entre
Sin embargo, es necesario transgredir los tabúes étnicos para deshacerse de psiquismos desprovistos de autonomía y lucidez (Ellos) y sujetos reflexivos
los oropeles de lo que aún hoy llamamos hipócritamente cultura, fingiendo (Nosotros).
así que ya no hablamos de raza. ¿Pero quién soy yo entonces? ¿Falsa pregunta? Como ya vimos, 2 el poder de generalización de la entidad llamada
"cultura" encubre las individualidades concretas al referirlas a un todo.
Asimismo, cuando la etnología inscribe la noción de persona en la lista de sus
especialidades, el objetivo es hacer desaparecer por completo la acción y los
actores bajo el amplio traje de la pertenencia colectiva. Punto de aplicación

l. M. Mauss, 19.38.
2. Cf Parre 1.

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EL FlN DEL EXOTJ::.MO TERCER.... !'ARTE

de un programa que funciona por sí mismo, la persona se convierte en el sin solución de continuidad a las personas entre sí y a los grupos sociales, en
retrato-robot de un conjunto tan vasto e impreciso como pueden serlo una una tensión permanente ente normas colectivas e imágenes de sí. De este
etnia o una civilización. La magia de este teatro de marionetas sólo podrá 01odo, las emociones, la conciencia crítica e incluso la inspiración creadora
relativizarse una vez que la tarea de desnudar las relaciones sociales efectivas son indisociables de un cierro estado de las relaciones de dominación. A la
reemplace los ropajes con que se ha recubierto a la persona. estéril oposición entre holismo e individualismo conviene sustituir la variabi-
* lidad de las posiciones sociales en el seno de un espacio histórico concreto y
La referencia a una totalidad social entendida sincrónicamente vuelve inin- ver cómo se enfrentan en él las estrategias de dignidad y consenso. Volver a
teligible la temporalidad de las prácticas. Se accede a ellas, en cambio, par- centrarse en los actores no supone bajo ningúO concepto una rehabilitación
riendo de los actores y los encadenamientos de sus actitudes. El paso de la de la conciencia individual como una totalidad insecable; antes bien, este acto
muy hipotética circularidad de los comportamientos a la indiscmible conti- se concibe en referencia a las relaciones sociales que vuelven posibles o no tal
nuidad de las acciones obliga, en efecto, a interrogarse sobre las capacidades o cual acción.
del sujeto para construir trayectorias a pesar del peso de la herencia o las
circunstancias. Pero, ¿acaso no se corre el riego, al centrarse de nuevo en
las posiciones y trayectorias personales, de hacernos pasar de la omnipotencia
de la sociedad a la de los actores, de la omnisciencia del sujeto colectivo a la del
individuo?
Si ya no concebimos los actos como sombras proyectadas en el fondo
de la caverna platónica, sino como elecciones que se hacen a la luz de una
serie de coacciones, la cuestión central ya no es la de la aplicación de normas
definidas in abstracto, sino la del margen de maniobra de los sujetos en el
seno de un espacio social con contornos inciertos. Los usos estratégicos del
relato, la tradición y el parentesco, dan prueba, por ejemplo, de las decisiones
de los actores y también de los límites con que sus iniciativas pueden uo-
pezar. A menos que nos encerremos en un psicologismo práctico que haría
del actor el dueño absoluto de su juego, es preciso analizar tanto lo que hace
como lo que lo predetermina a actuar así. 3 En los siguientes textos se evalúan,
según diversas evoluciones de pensamiento, las diferencias entre los efectos
de imposición que resultan de algunas marcas colectivas (máscaras, nombres,
estatutos, etcétera, transmitidos por el clan o la clase) y las intervenciones de
los individuos en nombre de sus intereses y valores.
La oposición simple y ampliamente retomada que pone cara a cara
dos entidades muy abstractas, por un lado la sociedad y por el otro el indi-
viduo, no resulta convincente porque ondta la red de relaciones que ligan

3. B. Lahire, 2002.

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VI
1 SOCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS SENTIMIENTOS'

La transmisión de patrimonios, así como los intercambios obligados y des·


iguales de bienes, servicios y honores, no pueden efectuarse sin el apoyo de
una lógica de los sentimientos. Ésta concuerda difícilmente con una mera
teoría del reflejo. Si bien los afectos bordean, y en algunas ocasiones refuer-
zan, los contornos de la morfología social, también tienen una rica diná-
mica original cuya principal particularidad reside en su poder de traspasar
(frecuentemente de manera muy compleja) los marcos convencionales de la
práctica, sin por ello hacerlos estallar, ya que el trabajo de los sentimientos es
también una práctica indisociable de la organización social específica en que
él opera. La economía general de las prácticas desemboca en una economía
de las pasiones.
Estas encrucijadas, sin verdadera escapatoria, entre las expresiones de
la afectividad y las normas, entre la pasión y la ley, viven más en el género
novelesco que en los estudios sociológicos y antropológicos. Cuando, por el
contrario, estos últimos prestan una particular atención al estatus de los sen-
timientos en la sociedad, ofrecen, como mostró Gregory Bateson, 1 una oca-
sión inmejorable para plantear algunos problemas de fondo.
¿Qué hacer con los afectos en el árr{bito de las ciencias sociales?
Bernard Vernier, en una obra muy lograda con aires de monografía, reúne
en torno a esta cuestión lancinante un material etnológico denso, coherente
y original.

Este tcxw se basa principalmente en la lectura de la obra de Bernard Vernier, La genise socia le des sentimmts. Ainés
et mdets dam f'íle grecque de Karpatos, París, Editions de I'Ecole des Hautes Erudes en Sciences Sociales, 1991, y
del libro de Norbert Elias, Mozart sociologie d'm1 ginie, París, Seuil, 1991.
l. La cirimoniedu Navm, 1971.

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EL FIN DEL EXOTISMO
l SoCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS

Hasta los años cincuenta, los hombres y las mujeres de Kárparos, isla y viceversa. Estos lazos de parentesco espiritual dan lugar, con ocasión de los
griega del mar Egeo (Dodecaneso), regularon la cuestión de la transmisión de bautizos, a intercambios de regalos, los cuales representan negaciones tanto
bienes de generación en generación según un conjunto de principios que, apa- 1 más enfáticas y drásticas de las tensiones sociales cuanto que cada uno de los
rentemente, son únicos en Europa. Cultivadores de cereales (trigo, cebada) y socios ve en ellos -sin decirlo nunca- el medio de satisfacer el conjunto de
de algodón o criadores de carneros, estos insulares tienen la particularidad de 1 sus intereses: los canacares dotan a Su primogénita de un capital de relaciones
privilegiar a sus primogénitos (muchacho y muchacha) cediéndoles la cuasi que aumenta su valor matrimonial y hace recaer sobre los pobres del pueblo
totalidad de los patrimonios familiares: el padre lega sus tierras, sus ahorros y una parcela de la gloria de aquéllos; simultáneamente reciben, sin tener que
todas sus riquezas a su primer hijo: la madre, con todos los bienes que recibió comprarlas, carne y crema de parte de los padres pastores de su ahijado(a), los
de su propia madre, hace lo propio con su primogénita. Los hermanos y las cuales, a cambio, cuentan con obtener derechos de pastoreo para sus anima-
hermanas menores son desheredados, a excepción de un pequeño peculio les de la familia campesina cuyo hijo apadrinan.
(la apoxenosis) que los padres les dejan para favorecer su partida y así dejarlos La preeminencia de los canacares se perpetuó mediante el juego de
fuera de la repartición. Este procedimiento rigurosamente aplicado t<>ealiza una triple endogamia: de aldea, clase y orden de nacimiento. Invitados a
todos los intereses y las estrategias en los primogénitos de ambos sexos. Por elegirse públicamente en bailes reservados para ellos, los primogénitos y pri-
lo demás, el término que los designa (canacares: "aquel que es mimado") se mogénitas canacares se casan entre sí. mientras que sus hermanos, 2 sin casa ni
aplica al mismo tiempo a los primogénitos, ricos o pobres, que se convierten herencia, y sobre todo sus hermanas más jóvenes desprovistas de dote, perma-
en herederos y, de manera más restrictiva pero exua-familiar, a los únicos necen unos y otras destinados a la soltería de manera masiva. Las hermanas
campesinos acomodados del pueblo. El grupo social dominante de los cana- menores no casadas (al final del siglo XIX, 50% de las hijas de campesinos
cares posee en efecto las buenas tierras de llanura, los tiros de bueyes, los acomodados y medios, y 77% de las hijas de campesinos pobres y pastores)
arados, las hoces, los molinos, y puede exhibir numerosos signos de prestigio constituirán más tarde la principal fuerza de trabajo tanto de sus ancianos
y notoriedad: platos decorados, piezas de oro, apellidos valorados, capillas, padres como de sus hermanos y hermanas mayores: se consagran a todos los
reclinatorios, etcétera. Sin formar por ello una casta absolutamente cerrada, trabajos agrícolas y domésticos, mientras que la jefa de la casa (el matrimonio
los canacares se distinguen así claramente, según la terminología del autor, es mayoritariamente uxorilocal) se queda en el pueblo, en donde cuida a sus
de los "campesinos medios o pobres" y más aun de los simples pastores. hijos (a su primogénita de preferencia) y manifiesta su rango monopolizando
la marginalización institucional de los hennanos y hermanas meno- las actividades "nobles" (tejido y costura de trajes de fiesta). Los hermanos
res, así como la concentración de los medios de producción en manos de menores, por su parte, no tienen otra opción más que ir a emplearse como
algunas familias privilegiadas,_ tienden necesariamente a «calentar" el sistema alba.iiiles, obreros agrícolas o marineros en las islas más ricas de la región,
en sus puntos de articulación más sensibles: las relaciones familiares padres- con la esperanza de acumular algo de dinero para, una vez de regreso en
hijos, primogénito(a)s-hermano(a)s menores; las relaciones de clase entre más la isla, casarse con hermanas menores bien doradas o bien con primogéni-
· ricos y más pobres. La ideología y las prácticas jerárquicas de las personas de tas de rango inferior. 3 La emigración de los hermanos menores y los pobres,
Kárpatos, lejos de englobar las contradicciones y mantener un orden estable, esos excluidos familiares y sociales, tiene como efecto desinflar el número
generan poderosas tensiones que, sin embargo, ciertas formas complejas de de personas despojadas del pueblo, "peligro serio para el orden social de los
reproducción social, económica y simbólica logran contener o desviar.
El ardid ideológico encuentra los medios imaginarios de colmar (al
2. Los recién casados van a vivir a la casa de la esposa.
tiempo que lo ahonda) el profundo abismo que separa a los canacares ricos de
3. Se trata de mujeres que se dejaron besar en público por hombre de baja condición, o bien de mujeres cuya repu-
los pastores pobres. Los segundos pueden apadrinar a los hijos de los primeros tación ha sido manchada.

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EL FIN DEL EXOTISMO SociOLOGfA E HISTORIA DE LOS SENTIMIENTOS

primogénitos y los canacares"' Pero la válvula de escape representada por la los lugares que cada uno ocupa en el dispositivo: el padre se apega a su primo-
emigración no es capaz de compensar por sí misma la violencia en forma de génito (el heredero) y a su segunda hija, la cual porta un nombre proveniente
injusticia y frustración que atraviesa los linajes y las comunidades puebleri- de su linaje; la madre prefiere a su primogénita por encima de su primogénito,
nas de Kárpatos. Para prohibir de manera más eficaz el cuestionamiento del excepto si aquélla no recibió un nombre del linaje materno, etcétera.
orden social, es necesario que surtan pleno efecto los dispositivos simbólicos Si bien el contenido de la relación de clase, al adaptarse a la bondad
que tienden a "enmascarar las relaciones de clase colocándolas tras el velo de obligada de las relaciones de parentesco, suaviza su violencia, tal desplaza-
las relaciones de parentesco".' miento no es lógicamente posible en el seno de las relaciones de parentesco
El poder de los primogénito(a)s es reforzado por la teoría local de la mismas. La violencia que las caracteriza sólo puede enmascararse mediante
anastassi, de acuerdo con la cual las almas de los abuelos difuntos resucitan una sobredeterminación de los lazos familiares en el punto en que se mues-
en los cuerpos de aquellos hombres o aquellas mujeres que retoman sus nom- tran más opresivos. Es por ello que, en este contexto, el trabajo que las her-
bres. Así, a la hija o el hijo mayor se asigna respectivamente el nombre de manas menores dedican a su hermana mayor debe tomar la apariencia del
la abuela materna y el abuelo paterno, ellos mismos antiguos primogénitos. don gratuito y la abnegación. Para granjearse la estima de sus padres, pero no
En la medida en que llevar el nombre de los abuelos es la prueba ostensible siempre su cariño, las hermanas menores son condenadas a "amar" a su her-
del derecho a heredar, esta transmisión refuerza "el culto de los linajes"6 Sin mana mayor hasta la abnegación. Una educación cuyo objetivo es recordarles
embargo, al interior de la pareja, el linaje más fuerte (en bienes o prestigio) los deberes asociados a su rango les inculca "una disposición permanente a
puede intentar imponerse al otro mediante la transmisión de su patrimonio a sacrificarse por sus hermanos mayores que, más tarde, debe excluir por com-
los dos primogénitos, muchacho y muchacha: al término de una sorda com- pleto la conciencia de la exploración sufrida al generarles la ilusión de que se
petición, tiene para ello que asignar el nombre de uno de sus ascendientes sacrifican libremente".' Sin embargo, este "hábitus doméstico" (ibid), efecto
al recién nacido, en detrimento del linaje alterno. Pero lejos de exacerbar las de un constante laminado ideológico, no está a salvo de un retorno brutal o
pretensiones hasta una eventual ruptura, el sistema prevé, para los hermanos pernicioso de los elementos reprimidos: las víctimas de los pocos homicidios
y hermanas menores, circulaciones cruzadas de nombres de un linaje a otro. que se producen en la isla son primogénitas asesinadas a manos de sus her-
Asimismo, la autonomía de las dos líneas de descendencia reunidas por el manas menores; más frecuentemente, éstas últimas toman su revancha sedu-
matrimonio se reduce gracias a las concepciones populares de la semejanza: ciendo al esposo de su hermana. En este caso, el aparato coercitivo familiar
psicológicamente los primogénitos "se parecen" a las personas de las que here- es perturbado por la contraofensiva de los sentimientos que él mismo utilizó
dan, pero físicamente las muchachas se parecen al linaje de su padre y los para reproducirse con más éxito.
muchachos al de su madre. En lo que a los hermanos menores de ambos sexos El dispositivo doméstico es más eficaz cuando autoriza la expresión,
se refiere, al ser productos de una semilla debilitada, no se asemejan a nin- aunque sólo sea inconsciente, de la ambivalencia de los afectos. Así, la com-
guno de sus padres. Finalmente, la posición social se inscribe en un grupo de petencia entre linajes paternos y maternos,-particularmente viva en este sis-
disposiciones de "carácter", al grado de que se ve a los hermanos menores y los tema donde cada uno de ellos se renueva de forma independiente del otro, se
pastores adaptarse a la reputación de pendencieros, huraflos e incluso inge- atenúa en parte mediante "elecciones de objetos incestuosos": "el inconsciente
nuos que se les suele crear. Ciertas actitudes afectivas con aires "espontáneos", trata al cónyuge como si éste pudiera equipararse al padre que sustituye". 8 En
puesto que se adaptan socialmente a situaciones recurrentes, se asocian con un capítulo muy innovador, B. Vernier demuestra estadísticamente que los

4. B. Vernier, 1991: 58.


5. B. Vernier id: 62. 7. B. Vernier id: 69.
6. B. Vernier id: 63 y ss. 1 8. B. Vernier id.: 27.

148 149
EL FIN DEL EXOTIS,\·10
l SOCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS SEN TI M LENTOS

n1uchachos tienden a casarse con mujeres que tienen el mismo nombre que los afectos hasta el punto de ocultar su ambivalencia inicial y de expulsar las
su hermana mayor o que su madre, mientras que las muchachas escogen de tensiones y las pasiones a la periferia de la vida social?
preferencia maridos que tienen el mismo nombre que su padre o su hermano. Para Lévi-Strauss, por ejemplo, la legitimidad de la pasión amorosa
La homonimia sirve de soporte a la entrega amorosa y ello con tanta mayor habría sido posible gracias a la anisogamia 13 a la que da lugar el intercambio
fuerza cuanto que los cónyuges, a través de estos matrimonios metafóricos generalizado: cuando ya no resulta posible, en India o en la Europa medieval,
con su hermana, su madre, su hermano o su padre, "acumulan, sin ni siquiera que una casta o un orden se autorreproduzca (endogamia), sólo se puede
percatarse de ello en la mayoría de las ocasiones, los beneficios del intercam- superar la contradicción "por medio de una suerte de clinamen sociológico
bio y los del incesto"? La verificación sociológica de la hipótesis de Steckel y que, cada vez que el1necanismo del intercambio se bloquee, vendrá, como
Freud abre el camino a una reexaminación de la antropología del parentesco. un Deus ex machina, a dar el empuje indispensable para proporcionar un
Como ya se sabe, para construir el "átomo del parentesco" Claude nuevo impulso". 14 El amor pasión, expresión de esta necesidad que se vive
Lévi-Strauss 10 aísla -arbitrariamente según Edmund R. Leach- 11 cuatro como una libertad, viene felizmente a colmar la diferencia social entre los dos
relaciones tipo (marido/mujer; padre/hijo; hermano/hermana; tío uterino/ cónyuges y a sancionar afectivamente su unión. Lévi-Strauss15 desarrolla esta
sobrino). Cada una está dotada de una valencia positiva (+) o negativa (-) en argUinenración cuando atribuye de manera más general cualquier irrupción
el seno de un sistema que se supone equilibrado: dos relaciones calificadas(+) de la emoción a la violación de las costumbres y los tabúes.
afección) frente a dos calificadas (-) miedo). Ahora Estos razonamientos convierten a los afectos en los peones de un juego
bien, la observación concreta de las formas y contenidos de estas relaciones que los rebasa y los determina o bien en los productos de accidentes estructu-
entre parientes próximos n1uestra a porfía que es imposible reducirlas a "cris- rales. La alternativa distingue implícitamente los sentimientos obligados (los
talizaciones" elen1entales. del átomo de parentesco) de las "emociones" espontáneas que surgirían en las
Lévi-Strauss califica estas actitudes insistiendo ya en su dimensión fracturas de la estructura. En la obra de Lévi-Strauss, es verdad, los afectos,
jurídica (derechos y deberes), ya en su carácter afectivo codificado, ya de cuando no son rebajados al rango de apéndices triturados por la estructura,
nuevo en su espontaneidad. Por tanto, Vernier cuenta con un bUen funda- detentan el mismo estatus teórico que el acontecimiento o la historia: están
mento cuando le reprocha "haber construido su átomo complejo a la manera fuera de juego. Su turbulencia natural excede el papel de mero símbolo mate-
de un aficionado de bricolaje que agrega, una por una, las piezas necesarias mático que se querría asignarles y embrolla las lógicas formales originales para
para obtener un número igual de signos positivos y negativos". 12 Esta crítica volver, finalmente, al redil estructuralista integrándose a un nuevo esquema.
de Vernier lleva a pensar que el autor de Las estructuras elementales del paren- Seamos claros: nada más lejos de nosotros y de Vernier como la intención
tesco se emplea a fondo en tratar los comportamientos humanos (incluidos los de resucitar cualquier tipo de psicologismo espontaneista. Como Lévi-Strauss
afectos) como meros signos de un código cuya clave poseería únicamente el recuerda con razón, "las pulsiones no explican nada: son siempre resultado". 16
antropólogo. Prisionero de esta semántica fría, éste reduce los sentimientos
y las emociones a actitudes tan rígidas como sea posible, de tal manera que
Ll Tipo de alianu rnarrimonial definida así: "los panicipames en los grandes ciclos de intercambio adguierrn pro-
puedan convertirse en los parámetros de un sistema lógico. Pero, ¿es real- gresivamente -y por el carácter mismo de la fórmuJ;¡ del intercambio- dHúencias de- esr:nus, sólo pueden recibir
mente necesario, con la intención de ajustarlos a las "estructuras", atrofiar a sus cónyuges de aquellos pnrtrmtius que ocupan un lugar superior o inferior en la jerarquía" (Lévi-Srrauss, 1967:
r sig.; Jer. ed. 19-í:-) (Ed. española: Lm fi/Otflurm dememaln del paremesco, Barcelona, Paidós, 1969, p. 551,
nad. al español de Marie 1l1erese Cevasco).
9. B. Vernier id.: 30\. 14. Cf Lévi-Srrauss, 1%7: 545. (Ed. espaóola, p. S52.)
JO. CJC. Lévi-Srrauss, 1958 y 1973. 1 15. Cf Lévi-Srrauss, J961b. (E d. española, El totemismo en la acwa/idad, México, I'CE, 1965, rrad F ranciscoGonzález
JI. Cf E.R. Leach, 1970. Aramburo.)
12. B. Vernier id.: 23. 1 16. !bid.: 103 (Ed. española, p. 107).

150 151
EL FIN DEL EXOTISMO

Pero esta aserción no puede contentarse con la vinculación de actitudes for-


l SOCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS SENTIMIENTOS

desnudo" (Marx) y "del cálculo utilitario constante y glacial". 19 En el siglo


malizadas con un universo de reglas que (¿cómo?) existirían antes que ellas. xx, la ruptura se consuma: por un lado el interés, reducido a las ganancias,
Rompiendo con cualquier objerivismo reduccionisra, Vernier integra por el otro el sentimiento y la pasión, dejados en manos de los poetas y los
plenamente al análisis de las estructuras pueblerinas de Kárpatos la diná- románticos.
mica de los sentimientos, esto es, la capacidad específica de los afectos para Al margen de estos grandes procesos estocásticos, la Grecia de la isla
acumular ventajas contradictorias (ambivalencia), compensar situaciones de Kárpatos conservó durante largo tiempo una filosofía social del honor
ingratas (sublimación) y sobre todo esconder cualquier empresa bajo el velo que transmuta jubilosamente el trabajo exigido (a las hermanas menores) en
engañoso de la mala fe colectiva que se las ingenia para hacer pasar por afección para sus beneficiarios {las primogénitas), la ostentación de la riqueza
desinteresadas un conjunto de prácticas interesadas (desplazamiento). Este en generosidad, la ruina de los hermanos menores en la dicha de su hermana
razonamiento tiene el mérito de restituir la ambigüedad natural de los actos mayor, quien recibe una buena dote y encuentra un buen matrimonio. Las
y las posibilidades de elección, "blujf" y doble juego de los agentes, en una relaciones de equivalencia e. incluso de identidad, directas o inversas, entre
palabra, su habilidad estratégica para hacer fructificar sus recursos o anular el mundo de las riquezas materiales y el de los valores morales son, en este
sus deficiencias. Gracias a él, la "sociología del interés"" se enriquece de caso, primordiales. Por consiguiente (hay que recordarlo), la oposición entre
manera considerable. "económico" y "simbólico)), avatar de la distinción letrada tardía entre interés
Al estudiar una sociedad que permaneció en un estado mayoritaria- y pasión, por más heurística que sea en el ámbito de la sociología, no es intrín-
mente preindustrial hasta la segunda mitad del siglo XX, Vernier reencuen- seca al antiguo mundo indoeuropeo estudiado. 20 Así, uno puede preguntarse
tra -sin detenerse mucho en ello-la noción de interés que prevalecía en la si no habría sido juicioso sustituir de vez en cuando el concepto corolario,
Europa del antiguo régimen. Como mostró Albert O. Hirschmann, en aquel pero en la misma medida poco "indígena", de "capital" (económico y simbó-
entonces dicha noción no se oponía a la pasión sino que la contenía. 18 Al lico), por las nociones más "antiguo régimen') o "tradicionales)) de influencia)
inicio del siglo XVII, el interés forma aún parte de la moral aristocrática que notabilidad y patrimonio; en una palabra, un grupo de términos que subra-
no disocia los bienes materiales de la reputación, la riqueza del honor o, según yan, para este tipo de sociedad, la fuerza multivariada del fenómeno social
el vocabulario que privilegia Vernier, lo económico de lo simbólico. A través en todos los registros de la práctica. De hecho, los agentes viven como una
del conflicto que anuncia La Fontaine entre la cigarra y la hormiga, la acep- experiencia única la interacción entre los campos que el observador distingue
ción puramente mercantil de la palabra sólo logrará imponerse de manera en razón de las necesidades del análisis; en el caso de Kárparos, la batalla en
definitiva en el siglo XVIII. Hasta esa época, la nobleza rural occidental, torno a los nombres propios nos ofrece un bello ejemplo de dicha experiencia.
desde el Mediterráneo hasta los Montes Urales, hará (con toda la hipocresía La transmisión de nombres de primogénito en primogénito asegura
espontánea que suponen esas maneras de "grandes señores") del desprecio del la de las fortunas paternas y maternas. En torno a estas dos líneas de fuerza,
cálculo y el ahorro el corazón de su ética del desinterés. Pero ésta será refu- los hermanos menores tienen también la posibilidad de captar algunas par-
tada de forma violenta por el ascenso de la ideología burguesa, la del "interés celas de herencia, a condición de recibir un nombre que los identifique con
un ascendiente poseedor de bienes. De este modo, la posibilidad de colocarse
bajo las canaletas por las que se transmiten los patrimonios está condicionada
17. B. Vernier id.: 15.
18. Durante la Edad Media, y hasta el Renacimiento, la palabra sólo se utiliza para los présramos de dinero
por el nombre que se tiene. En el plano colectivo, los apellidos, transmitidos
y se condena la "codicia del dinero" (San Agusrín). Se le da mayor prioridad a la élica del gasw, la elegancia Y
el riesgo caracrerísrico del ideal caballeresco y, Marcel Mauss insiste en ello, de la mayor pane de las sociedades
"rradicionales'". La pasión del poder y la gloria, desde luego racionalizada, vive aún en la nueva concepción del 19. Cf M. Mauss, 1923-1924.
"imerés" qur desarrolla Maquiavdo. 20. Cf E. Benvenisre, 1969.

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EL FIN DEL EXOTIS}.IO
1 SOCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS SE"'"fl}.HENTOS

por línea paterna, acarrean el prestigio social de manera más explícita. Los riqueza suprema que se heredaba a los primogénitos para hacer perdurar el
canacares tienen todos apellidos con un significado elogioso (el nombre linaje y su rango, será reemplazada por el dinero. Como consecuencia de
seguido de un título eclesiástico), mientras que a los pastores se les ponen 1 ello se producen desarreglos en el mercado matrimonial: los hombres canaca-
patronímicos más bien despectivos. Pero esta jerarquía de nombres, doble j res buscan casarse con las hermanas {las menores incluidas) de hombres que
perfecto de la estratificación social, es puesta en tela de juicio de manera sub- 1 se han enriquecido, los cuales tienen accesO ahora a las· mujeres canacares
terránea por un sistema de apodos hereditarios que se transmiten de forma que se han devaluado a falta de una dore en dracmas o en dólares. Al com-
indiferenciada dentro del conjunto del grupo de descendencia. Injuriosos y prender que la tierra, el nombre y el renombre ya no bastan para asentar el
despreciativos (tartamudos, idiotas, calumniadores, malas personas, comedo- prestigio pueblerino y el control del mercado matrimonial, los primogénitos y
res de mierda, ere. ..), estos "bienes simbólicos negativos", 21 estocadas secre- ]os ricos emigran a su vez. Los primeros en abandonar el pueblo a inicios del
tas que se utilizan excepcionalmente en las querellas pueblerinas, tienen el siglo XX se proletarizan de manera importante, en la estela de los hermanos
poder de minar la nororiedad de las personas. La eficacia potencial de este 1 menores que los precedieron. Pero los canacares de generaciones posteriores
juego de destrucción realizado a través de los nombres es tan fuerte que los "desarrollan estrategias de conversión mucho más eficaces": logran acoplar
habitantes de la isla evitarán, por ejemplo, escoger como cónyuge al heredero su "antigua soltura heredada a las nuevas ventajas de la fortuna adquirida.
de un apodo demasiado estigmarizante. Finalmente, ya lo vimos, la homo- Al gozar desde un inicio de un mejor capital escolar {acceso privilegiado
nimia es una de las dimensiones inconscientes de la alianza marital. Asi, el a la escritura, sacerdocio), consiguen sustraerse rápidamente a la trampa de la
espacio social y las competencias que lo surcan están marcados por los ape- proletarización al acceder a profesiones más nobles y mejor remuneradas
llidos, nombres y sobrenombres, cuya circulación, promoción o denigración {maestros, comerciantes al mayoreo, abogados, médicos, etcétera). Gracias a
suscitan intensos intercambios afectivos: la gente se mata por historias ello perpetúan también sus privilegios matrimoniales, o al menos en parte,
22
de nombres", se dice con frecuencia en Kárpatos. ya que los más despojados de la antigua sociedad de Kárpatos supieron sacar
Lejos de hacer estallar la olla, esta atmósfera de tragedia (¿griega?) provecho también de la apertura de la isla al mundo moderno: los hermanos
envuelve numerosos ritos (atribuciones de un apellido, bautizos, bailes, men(_}res enarbolan los signos de su éxito y cuestionan a los primogénitos en
etcétera) mediante los que los individuos, finalmente, perpetúan el disposi- su propio terreno.
tivo social, por más vinculante que sea. Pero esta reproducción social, tema Estas transformaciones suscitan en todos los islefios una impresión
central de la obra y modelo ideal de la tradición de Kárpatos, se debilitará de desencanto. La tierra ya no es más aquel recurso santificado, identificado
rápidamente en cuanto una serie de nuevas circunstancias se ofrezcan a los con el linaje y del cual se compadecían los habitantes de la isla cuando no
dominados del sistema. Las grandes transformaciones se anuncian a mediados e::a utilizado. Paradójicamente, los matrimonios de antaño se presentan con
del siglo xtx: el declive agrícola y la expansión demográfica acentúan la emi- nostalgia con1o "matrimonios de amor", diametralmente opuestos, se suele
gración en el momento en que la isla hace su entrada en la economía moneta- decir, a los "matrimonios metálicos" de hoy en día. El sentimiento de crisis se
ria. En el origen una mera válvula de escape, el exilio obligado proporcionará alimenta de múltiples conflictos que las contradicciones entre valores hacen
a los hermanos menores y a los pobres un medio de enriquecerse mediante su estallar dentro de las familias. La llegada al mercado matrimonial de nuevas
trabajo en la ciudad o en el extranjero. De regreso en el pueblo, una vez que personas con derecho a casarse, la importación de comportamientos urbanos
hayan hecho fortuna, serán capaces de competir con los canacares. La tierra, cada vez más ostentosos y la ardiente competición por los diplomas escolares
obligan a los aldeanos a reorientar sus inversiones afectivas y estratégicas.
Para conservar las fortunas recién hechas, se redoblan las alianzas, se privi-
21. B. Vernier id.: 108.
22. B. Vernier id.: 91. legian los intercambios de hermanas y los matrimonios entre primos. Dada

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EL FIN DEL EXOTISMO
.,...
:o
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SOCIOLOGÍA E HISTORIA _DE LOS SENTIMIENTOS


1

1
la recurrencia de algunos nombres en el seno de los linajes, estas prácticas modalidades y sus efectos, es necesario no deducir las prácticas de las reglas,
1
matrimoniales tienden a multiplicar las elecciones "incestuosas". Los lazos sino considerar estas últimas como formas de la práctica. La relación con la
familiares terminan estrechándose, a pesar de los llantos y los chirridos de regla, vínculo con el otro, transforma la vida afectiva de las personas y su
dientes. experiencia social en un solo y ·mismo fenómeno. La oposición entre teorías
Vernier insiste en las ((estrategias de desesperación" 23 que despliegan las psicológicas de lo social y concepción sociológica del individuo cae enton-

ij
mujeres cuando "la llegada masiva de las hermanas menores al mercado matri- ces por su propio peso. La individualidad no es, como sostiene la ideología
monial volvió catastrófica una relación numérica entre los sexos que la emi- liberal, una entidad autónoma congénitamente débil o fuerte, ni tampoco
gración de los hombres había desequilibrado de manera muy significativa"24 aquella tabu!a rasa que imaginó Durkheim. 28 La afectividad -las ciencias
Obligadas a adoptar una actitud provocadora con los hombres más jóvenes psicológicas lo muestran- se elabora en un contexto esencialmente relacional,
que habían permanecido en el pueblo, dichas mujeres se jugaban su reputación de manera que es una parte activa de los campos sociales y, por lo tanto, de
para obtener un marido por medio del chantaje o el escándalo. También cualquier problemática sociológica.
podían "hacer perder su valor a un producto matrimonial contendiente"," al 1 Al seguir en esta dirección, las ciencias sociales pueden entablar un
lanzar contra sus rivales campañas de chismes: "el pueblo se había convertido diálogo serio con el psicoanálisis. Freud interpreta el funcionamiento del
en un excelente terreno para su propagación. En efecto, las transformaciones inconsciente en términos de comercio interindividual: "economía psíquica",
sociales y los rápidos cambios en la posición social de las familias multiplica- "inversión", "interés", "transferencia". De manera complementaria, Vernier
ban las ocasiones de sentir envidia y deseos de venganza". 26 coincide con él en el punto más profundo de su comprensión de Kárpatos:
1
Así, las turbulencias de la modernidad exacerbaron las pasiones, libe- las relaciones sociales son también equiparables a movimientos de capitales
raron fuerzas que hasta ese entonces las jerarquías habían reprimido yabrie- (cesión, revaluación, transformación) y es en ese sentido que "estructuran los
ron las compuertas de una transformación social acelerada pero no radical. deseos inconscientes". 29 ('El ajuste de los intercambios afectivos a los inter-
Los habitantes de la isla, muchos de los cuales están sin embargo exiliados cambios económicos y simbólicos"30 cierra el círculo: la economía de los sen-
en un sitio lejano, no dejan actualmente de hacer del pueblo el lugar de sus timientos es tributaria de la organización social. "Lo colectivo y lo individual
preocupaciones y el campo de sus rivalidades y acciones, aquel hacia el que es estrictamente lo mismo)) proponía Jacques Lacan; 31 el individuo, es verdad,
converge toda su energía social y psicológica. no podría sostenerse por sí mismo, aunque fuera, como Mozarr, un "genio)).
El gran acierto del libro de Vernier reside en haber sabido integrar al En su análisis de la personalidad y la obra del gran músico; Norbert
conjunto de las estrategias familiares o personales y a su evolución la lógica Elias lleva a cabo un razonamiento comparable, partiendo, no como
afectiva que las anima. Gracias a ello tenemos acceso al "parentesco real", 27 Vernier, de un espado social constituido, sino de una observación biográ-
al contenido mismo de las relaciones tal como se viven y se utilizan, se pade- fica: "Wolfgang Amadeus Mozart murió en 1791 a la edad de 35 años [...]
cen y se trabajan. Pues todo lazo social es responsable de una dialéctica de la El rápido proceso de su enfermedad mortal seguramente dependió en buena
mala fe, instaurada en el curso de las interacciones (colectivas e individuales) parte de que para él la vida había perdido su valor. Al parecer, murió con el
y codificada de una manera particular según las culturas. Para entender sus

23. B. Vernier id.: 195.


24. !bid. 28. Cf E. Durkheim, 1985.
25. B. Vernier id.: 187. 29. B. Vernier id.: 301.
26. /bid. 30. B. Vernier id.: 300.
27. B. Vernier id.: 21. 31. J. Lacan, 1978: 43

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'it SoC10LOGiA E HISTOR1A DE LOS SENT11\l!Ei'.:TOS
[L FIN DEL EXOT1SM0

j
sentimiento del fracaso de su vida social"." En el origen del destino a la vez Este enorme esfuerzo para independizarse de la tutela de los nobles
glorioso y trágico del gran n1úsico se encuentran rupturas y contradicciones
l sometió la vida de Mozart a una alta tensión constante. Su padre lo había for-
profundas. ll mado en la música llevado por la preocupación obsesiva de encontrar para los
El padre de Mozart pertenece a aquel mundo burgués que depende suyos un convenio estable y remunerador. con un mecenas Esta ambi-
aún en buena medida de la sociedad cortesana que le encarga muebles, trajes, l ción patetna, envuelta siempre en una profunda afección, estuvo sin· nin-
platillos, obras de arte, etcétera, y que marca el tono en materia de buenas

l
guna duda en la base de la obstinada educación musical inculcada al joven
maneras y gusto. Para sobrevivir, la familia de Mozart tiene que agradarles Amadeus. Pero Mozart debía interiorizar, y finalmente intentar cumplir, el
a los príncipes. Similar en esto al siglo que habrá de consagrar, con o sin deseo inconsciente de su padre: emanciparse de las condiciones subalternas
revoluciones, el ascenso de poder de los grupos burgueses, Amadeus sufrirá en que las cortes principescas mantenían a los burgueses, sin importar cuáles
toda su vida del poder tutelar que aún ejerce la nobleza sobre el conjunto de fueran sus competencias o sus talentos. La revuelta contra el orden político
la sociedad. y cultural dominante se confunde, en el caso de Mozart, con una revuelta
En Francia e Inglaterra, la corte real es la única potencia financiera contra un padre demasiado sumiso a la voluntad de sus jefes, miembros de la
capaz de mantener la producción musical letrada. Centralizador, el absolu- nobleza o el clero. Así, su obra está marcada tanto por un arte consumado de
tismo impone a los artistas una gama muy limitada y controlada de cánones la música del siglo XVIII (virtuosismo), como por un rebasamiento tan inven-
estéticos. En Alemania e Italia, a contrario, la multiplicidad de cortes que tivo y poderoso de ese arte que trasciende la época y es finalmente (en el siglo
compiten entre sí diversifica los esnobismos y los gustos. Mozart, y de manera xx) asimilado al "genio". Norbert Elias relaciona este "genio", sin reducirlo
más general la música de la época, sacaron ventaja de esta flexibilidad de las nunca, con el conflicto social latente donde Mozart extrae de manera con-
convenciones artísticas. Sin embargo, la libertad creativa seguía siendo aún junta todos sus sufrimientos estructurales y todos sus recursos de sublimación
muy relativa. Los príncipes, cuyo objetivo es distraer a su público, aceptan a través de la música:
de buen grado la agradable sorpresa de un concierto original, pero toleran
difícilmente las innovaciones demasiado evidentes que pueden desconcertar El drama de Mozan se basa en gran parte en el intento de transgredir por sí
o chocar al auditorio. Para los artistas, de Bolonia a Viena o a Mannheim, el mismo como persona, pero rambién en su creación, los límites de las estructuras
margen de maniobra no deja de ser estrecho. Mozarr lo explorará al máximo de poder de su sociedad, a cuya tradición estética se sentía muy vinculado no sólo
buscando sustraerse al influjo de las cortes principescas. En vano: recha- por su propia fantasía musical, sino también por su conciencia musical; y además
zado en París y en Londres, refuta la autoridad del arzobispo de Salzburgo es determinante que lo hiciera en una fase de desarrollo de la sociedad en la que las
que lo había contratado e intenta organizar en Viena sus propios conciertos. relaciones de poder tradicionales estaban prácticamente imacms. 33
Al artista cortesano, bufón sometido a los caprichos del Príncipe, Mozarr
quiere oponer el artista independiente y dueño de su carrera, modelo que sólo En Kárpatos, el sufrimiento institucionalizado de las hermanas
logrará imponerse en el siguiente siglo. En 1787, la empresa permanece en menores sólo encontró dos salidas: o bien sublimar el oprobio objetivo
estado prematuro: el compositor de Don Giovanni se enfrenta con la sociedad a través del amor (muy reacciona]) hacia la hermana mayor, o bien tomar
cortesana; no podrá recuperarse de su fracaso en Viena. . revancha, con el advenimiento de la modernidad, contra las primogénitas, a
las que se afronta directamente en la arena matrimonial. La antigua sociedad
no reconocía como tal la dolorosa suerte de las hermanas menores. Lejos de

32. N. Elias, 1991:70 (Ed. española, Mozart. Sociología de ungmio, Barcelona, Península, 1991, p. JJ, trad. de Marta
Fernández-Villanue\'a y Oliver Strunk). 33. N. Elias, 1991: 2& (Ed. española. p.l5).

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EL fiN DEL EXOTISMO
l SoCIOLOGÍA E HISTORIA DE LOS SENTIMIENTOS

1
compadecerlas, se les hundía incluso, recalcando "su menor existencia social
y su inferioridad"" mediante apelaciones insultantes pero del todo admitidas
l sociales y los reajustes que se derivan condenan a los individuos y los grupos
que lograron acumular el capital cultural más fuerte a realizar ejercicios de
("chuecas", "esclavas", etcétera) o bien mediante burlas relativas a su ''natu- sublimación en algunás ocasiones caóticos, pero siempre dolorosos.
ral" supuestamente basto, irritable y, más aun, desequilibrado. A cambio de El ar.imismo, contrariado por la ceguera y el descaro de los misione-
ello, los habitantes del pueblo les exigían profesar a sus hermanas mayore$ "e[ el profetismo y el mesianismo. Al destruir de manera muy
ros, se canaliza en
amor más sublimado". 35 Así, "las relaciones de exploración generaban una progresiva el orden cristiano, el positivismo laico; hijo de la industria y el
cierta economía de los intercambios afectivos que, a cambio, terminaban por maquinismo, engendra el culto de la mercancía, tan característico de nuestra
reforzarlas". 36 Fue necesario que la soltería y el trabajo de la tierra se revelaran modernidad.
incompatibles con el interés de los primogénitos y los padres para que "la Este trabajo de sublimación no es nunca, está muy lejos de serlo,
sociedad pueblerina aceptara la injusticia que se les hizo sufrir desde siempre perfecto. El desarraigo respecto de las estructuras sociales y mentales pre-
a las hermanas menores". 37 existentes desemboca con frecuencia en el sufrimiento más violento, aquel
Cada civilización y cada cultura asignan un sentido preciso a la pareja que no dispone, o no todavía, de los medios para simbolizarse. La confusión
sufrimiento-sublimación. Esta conversión afectiva e imaginaria, esencial para de categorías, estatus, clases y posiciones sociales, típico de finales del siglo
la comprensión de los ritos y las religiones, es duplicada la mayoría de las XX, ha multiplicado los "bastardos sociales" y acrecentado su desamparo.
veces por relaciones socio-políticas de dominación. Si estas últimas se refuer- "Incómodos en sus zapatos puesto que incómodos en su posición)', explica
zan, la ideología compensatoria se exacerba. Por ejemplo, la colonización de Pierre Bourdieu, 38 estos estudiantes de preparatoria, agricultores o emplea-
los judíos a manos de los romanos es concomitante a la invención del cristia- dos, "víctimas estructurales" de un sistema social que ha destruido progresi-
nismo, cuyo dogma central ligará estrechamente el sufrimiento más terrible vamente las identidades personales y colectivas, se quejan de sus "chambas de
con el amor más idealizado. Si, por el contrario, en otros contextos (revolucio- mierda" y de su "vida perdida". El retroceso de la influencia de las institucio-
nes, nuevos modos de producción, urbanización, etcétera), las relaciones de nes de control (Iglesia, sindicatos, partidos políticos, familia) ha liberado al
dominación se redistribuyen, las generaciones que tienen que vivir la ruptura individuo de importantes tutelas formalizadas, pero al mismo tiempo lo ha
con el orden antiguo pasan por crisis de habitus cargadas de consecuencias. privado de numerosos modos de sublimación heredados. La transformación
Entendido desde este ángulo, el caso de Mozart es ejemplar. Su situación de del antiguo r01npecabezas suscita nuevos sufrimientos. Alejados de los con-
burgués, muy cercana a la nobleza pero incapaz de desprenderse de ella en la textos que los forjaron, los individuos de la modernidad -con la contribución
vida real, se sublima en su caso mediante una actividad creadora desbordante. del derrumbe de los sistemas de educación- encuentran su lugar con dificul-
Impregnado del deseo contradictorio de seducir a sus contemporáneos y de tad en las nuevas configuraciones que se les imponen. Esto muestra en qué
liberarse de su gusto, su música busca apaciguar el tormento que la alimenta. medida la relación consigo mismo es tributaria de la relación con los otros a
Los artistas más innovadores acampan en las fronteras sociales y esté-
ticas de su tiempo. Compensan sus vivencias de "bastardo" o de "mutante"
con obras tanto más fuertes cuanto que llevan en ellas la marca del mundo
,¡ la que dan lugar las estructuras sociales y culturales.
Todas las lenguas del mundo disponen, en menor o mayor grado, de
un vocabulario que designa los estados afectivos y mentales del ser humano.
antiguo que superan y la del nuevo que fundan al anunciarlo. Los desórdenes Pero esta paleta de sentimientos básicos reconocidos universalmente (orgu-
llo) odio, amor, lástima, crueldad, respeto, etcétera) no nos dice nada acerca
34. B. Vernier, 1991: 73.
1 de los usos que hacen de ellos las sociedades a través de sus propios marcos
35. B. Vernier, 199l: 74.
36. B. Vernier, 1991: 67.
37. B. Vernier, 1991: 167. 38. P. Bourdieu, 199!: 3.

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1
fL FIN DEL EXOTISMO j Soc10LOGiA 1. HlSTORJ.-\ DE Los SE:-<TJMIENTOS

semánticos de lectura. Para los asiáticos, por ejemplo, la expresión y el sig- ) Renacimiento, toda la lucidez de un Maquiavelo para que, según la expresión
nificado de la cólera no tienen nada que ver con los que le atribuyen los de Michel Meyer, el hombre nuevamente "se abra " su 'pasionalidad "': 42 si las
occidentales. Mientras que en Guadalupe, apunta Christiane Bougerol, "el J pasiones .obcecan, ello se debe a que uno niega su fuerza; más vale, siguiendo
hechicero 'celoso' no despoja a otra persona en su propio beneficio" sino que j ]a "lógica de la prudencia" que preconizaba Maquiavelo, inscribirlas ene!
"destruye lo que el otro posee porque no logra obtener lo mismo", en la región 1 ámbito de la reflexión, evaluar las ganancias que se puede obtener de ellas en
de Mayenne los celos del· hechicero tienen como objetivo acaparar el bien del ' vista de cienos fines.
hechizado.-'9 Estas diferencias, vinculadas con experiencias históricas variadas Las obras y los artículos que estudiamos en este capítulo con el fin de
del mundo natural y humano, muestran que la manera en que los afectos se interrogar brevemente el lugar y el papel de los afectos en los hechos sociales
viven, se expresan y se piensan pasa por una codificación cultural. En con- y en la teoría antropológica coinciden en el fondo con el estímulo del gran
secuencia, existe el gran riesgo de tratarlos como "representaciones" que se florentino. No hay manera en que los investigadores de ciencias sociales que
encuentran por encima de los individuos. Este paso se llevó a cabo cuando quieran pensar la sociedad en su movimiento no hagan suya este reflexión
el estrucruralismo de lévi-Srrauss privilegió una "definición matemática de Honoré de Balzac, en el prólogo a su Comedia humana: "Leyendo atenta-
del símbolo":,¡o Si éste no es más que una mera y rígida convención, ¿cómo mente el cuadro de la sociedad moldeada, por así decir, a partir de lo natu-
puede ser el portador de los proyectos y las pasiones de los hombres? El afecto ral, con todo lo bueno y lo malo que tiene, se deriva la enseñanza siguiente:
codificado no es un código "desafectado" que gira por sí mismo, como una si el pensamiento, o la pasión, que comprende el pensamiento y el sentimiento, es
máquina desquiciada. Parecería como si, al separar radicalmente el mundo de el elemento social, también es el elemento destructor". 43
los sentimientos del mundo del intelecto, hubiéramos olvidado que en cada
caso histórico una teoría indígena de las pasiones regula de manera siempre
específica la vida social.
Razón y pasión se devoran entre sí. Goerhe, por boca de Mefisto,
lo subraya implacablemente: "El hombre no se sirve de la razón más que
cualquier bestia". Los filósofos griegos no lo ignoraban, como lo comenta
Emmanuel Terray citando al poeta alemán y meditando sobre Tucídides:
"Una razón que no puede prescindir de la fuerza y las pasiones para hacer valer
sus derechos; una violencia y pasiones que saben muy bien poner la razón al
servicio de sus objetivos. Cada uno de estos dos campos se representa de este
modo en el otro" 41 Esto supone subrayar el carácter equívoco del símbolo,
el cual parece apartar la pulsión para dejarse invadir por ella de manera más
enérgica. En ese sentido, para los sofistas griegos, la pasión y la ley son herma-
nas. Menos pragmáticos, los pensadores cristianos se esforzarán a continua-
ción por colocar la pasión del lado del pecado y la locura. Será necesaria, en el

39. C. Bougerol, !99!, l-íO; com(ntan-do ;1quí J. Fane1-Saada !9:-c. 42. E. Terray id.: 137.
40. V. Descombes, 1980: 77-95. 43. H. Je Balza¡;, 1976: 12. L11 comidir lmmainr (At111nr-propos}, vol. 1, París, 1976, Gallimard (Biblio1hCque de la
41. E. Terray. 1990: 186-187. Pléiade). Las cursivas son nuestras.

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1
!
VII
INDIVIDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA
GREGORY BATESON y LA EscuELA FRANCESA
l DE SOCIOLOGÍA
l j

Hasta el día de hoy, los antropólogos franceses citan y utilizan poco la obra de
Gregory Bateson (1904-1980), hijo del gran zoólogo y genetista inglés William
Bateson (1861-1926). Los escasos manuales o diccionarios de etnología publi-
cados en Francia no la mencionan. Si bien algunas monografías y trabajos
teóricos hacen referencia, en su bibliografía, a Naven o Balinese Character,
son muy raros los textos que se apoyan explícitamente en un análisis o un
concepto batesonianos. La relegación de Bateson es corolario, al parecer, del
poco entusiasmo de la antropología francesa respecto de la antropología cul-
tural estadounidense. Se suele asociar aG. Bateson con esta escuela de pensa-
miento con tanta más facilidad cuanto que fue el tercer esposo de Margaret
Mead. El éxito de las obras más contestables de la famosa antropóloga ha
mermado. sin lugar a dudas el interés que se habría podido y debido prestar
a los trabajos de su marido. 1 De la etnología meticulosa de una sociedad de
Papúa! a la reflexión evolucionista sobre los "grandes procesos estocásticos", 3
pasando por la teoría de la doble coacción sujeta a experimentación en el
centro psiquiátrico de Palo Alto,' el lector francés ha podido sentirse descon-
certado a causa de esta obra efervescente, corte transversal en las ciencias de la
vida y el hombre. 5 Más allá de estas peripecias, el olvido relativo' que Bateson
i' ha sufrido en Francia obedece a causas más profundas, teóricas para ser más

¡ l.
2.
Cf Mead, 1949 y 1963.
1936.

¡ 3.
4.
5.
Mind and Namre [MN],I979.
Strps rom1 Erology ofMind [SEM}, 1971.
Cf G. Bateson, Navm: A Surveyofthe Probfems Suggesud byn Pictureofrhe Culture ofn New Guinea Tribe Drawn
from 7hree PoimsofVies, Cambridge, CUP, 1936.
6. Cf Coppet, 1984, Houseman y Severi, 1996.

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EL FIN DEL EXOTISMO
j lNDl\'IDIJO, ESTRUCTURA, 1:\:/IIAI'El"CI:\

1
precisos: en materia de interpretación general del comportamiento humano,
un gran número de premisas, métodos e hipótesis de la Escuela francesa de
¡ pensamientos más duraderos y sagrados, al tiempo que niega al individuo
roda capacidad de franquear el umbral de las representaciones sensibles con-
sociología, cuya influencia se extiende a todas las corrientes del pensamiento fusas y lábiles.ll Semejante concepción deja poco espacio a la psicología y
antropológico francés, se sitúan en las antípodas del proyecto científico de convierte al individuo en un sujeto cuasi amorfo al que un sistema educativo
Bateson. Un análisis cruzado y a posteriori de las resis divergentes, e incluso coercitivo se encarga de inculcarle las reglas y los valores del grupo:
opuestas, que tanto el antropólogo-psiquiatra anglosajón como Durkheim,
Mauss o Lévi-Strauss desarrollaron en torno a las nociones de individuo y La sociedad se encuemra, por así decirlo, a cada nueva generación, en presencia
estructura, nos servirá como hilo conductor en el trabajo de epistemología de una tabla casi rasa sobre la que se ve obligada a edificar partiendo de cero
comparativa que el presente texto se propone esbozar. [... J El nifto escá naturalmente en un estado de pasividad que es en todo punto
Para la antropología cultural estadounidense, el "individuo, así como comparable a aquel en que se halla artificialmente sumido el hipnotizado. 11
sus necesidades y sus capacidades (potencialidades), se encuentran a la base de
todos los fenómenos sociales y culturales".' Bajo la influencia de la psicología Mientras que Durkheim concibe al individuo como una mera frac-
behaviorista, y sin duda también del individualismo liberal estadounidense, ción de la totalidad social, la antropología cultural estadounidense parte de
se atribuye un papel central al sujeto. Esta antropología, la cual concibe la las disposiciones "innatas" del sujeto para mostrar de qué manera se actuali-
cultura como "el conjunto de interacciones entre los individuos", 8 se apoya en zan, una vez que las normas culturales las han modelado, en la red de interac-
una teoría con frecuencia implícita o poco elaborada acerca de las aptitudes ciones que constituyen la sociedad. De este modo se pasa, apunta Bateson al
cognitivas o las necesidades afectivas del individuo. ¿De qué manera estos inicio de Naven, "del estudio de los procesos culturales al estudio de la psico-
datos psicológicos generales se adaptan a las coacciones de la vida en socie- logía individual, uniendo los dos extremos de la escala mediante el concepto
dad? Los principales epígonos de la corriente culturalista responden a esta 1 abstracto de individuo normalizado". En buena lógica, este tipo de análisis
pregunta vinculando los tipos de personalidades dominantes con el compro- l introduce al investigador a una "psicología del desarrollo infantil [...] estudio
miso que ha de establecerse entre las fuerzas psicológicas de los individuos y del modelaje del individuo por las circunstancias de su entorno". 13
los procedimientos de domesticación, aprendizaje y "normalización" a los que 1 Los trabajos de M. Mead acerca de varias comunidades de Papúa y
son sometidos desde la infancia 9 más tarde la de los samoanos pusieron en práctica este tipo de razonamiento;
Para Durkheim, por el contrario, el individuo, frente a la sociedad Bateson, por su parte, dedicará sus esfuerzos a reflexionar sus conse-
que en gran medida lo determina, no es más que un "elemento último", un cuencias metodológicas en el ámbito de la antropología social y cultural.
componente residual. Tan inestable y fugitiva como las sensaciones, las per- Si el primer etnólogo de los iatmul, rodavía bastante influenciado por
cepciones o las inclinaciones, nuestra individualidad en sentido estricto, "y la obra de R. Benedict, 14 declara "desechar como inútil la reoria de la con-
más especialmente el cuerpo que la funda", se opone a "todo aquello que en
nosotros expresa algo más que nosotros mismos", 10 a saber, las representacio-
ll. CfBeillevaireyBensa, 1984.
nes colectivas, las nociones morales y los conceptos. Durkheim confiere a 12. Durkheim, 1985: 52 y 64. (Ed española, Educación y sociologín, Barcelona, Península, l97J, pp. 107 y 67 respecti-
la sociedad el poder trascendental de organizar desde el exterior nuestros vamente, rrad. Janine Muls de Liards.)
13. Nnvm: 4l. (Ed. española, Ntwm. Un ceremonial intmul, Madríd,Júcar Universidad, 1990, p. 51, trad. Ramón M.
Casrellote.)
7. Linton, 1967: 11. 14. "Mientras estábamos los tres trabajando en las riberas de Sepik, llegó de América una parte del manuscrito de
8. Sapir 1967. El hombre y In mlrum, de la don ora Benedicr, y es re acomecimiemo influyó profundameme en mi pensamiento
9. Cf Mead, Benedict, Kardiner, Limon, etcétera. y me indicó el camino de lo que yo quería hacer realmente en el ámbito de la antropología" (Nnvm, 264) (Cf
10. Durkheim, 1970: 314-3n. asimismo Mead, 1977: 213) {Ed. española, p. 14).

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EL fiN DEL EXOTISMO 1:-.:0IVJDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

ciencia colectiva y considerar todos los pensamientos y sentimientos que se presupuesto o implicación concreta reconocible en una pluralidad de detalles
encuentran en una cultura como productos de los individuos",IS tampoco de una conducta culrural". 19
se muestra menos renuente a reducir simple y llanamente la antropología a El etnógrafo, al margen de toda psicología, tendrá que describir en
una psicología, aunque fuera social. B. Malinowski, R. Benedict, M. Mead primer lugar las conductas individuales habituales y a continuación inferir
y más tarde R. Linton hicieron desembocar su estudio de la cultura en una sus relaciones mutuas. De este modo definirá la "estructura cultural":
teoría de las necesidades biológicas y psíquicas de los individuos. Se trataba
de establecer una relación de causa-efecto entre las fuentes "primarias" del [En el estudio de la estructura cultural] romamos detalles de comportamiento
comportamiento y su supuesta expresión cultural. Bateson, más allá de sus como nuestras unidades y los vemos como eslabones que forman juntos un
críticas radicales a un funcionalismo tan mecanicista y generalizador, 16 entre- "esquema lógico"; mientras que en el estudio de la estructura social tomamos a los
vió en él el riesgo de suscitar una dicotomía estéril, aquella que opondría individuos como unidades y los vemos es! abonarse en grupos [...] Así, en ambas
individuo y sociedad como dos entidades autónomas: una psicología de las disciplinas, la sociológica y la cultural, estaremos en gran medida estudiando los
necesidades pone entre paréntesis el carácter cultural aprendido de los senti- mismo fenómenos, pero mirándolos desde dos puntos de vista distinros.? 0
mientos o las ideas de los individuos, mientras que, a la inversa, una antro-
pología atenta únicamente a las estructuras sociales -enfoque que Bateson, En suma, Bareson -para quien el instinto no es más que "una suerte
como buen etnólogo, no deja de adoptar en algunas ocasiones-17 no muestra de acuerdo convencional entre los científicos para no pasar más allá de cierto
"de qué manera la organización social a la que pertenecen los individuos punto en su intento de explicar las cosas''- 21 se aleja de una teoría psicológica
les impone un sistema de valores". 18 Para superar esta falsa oposición entre sustantivista que haría de las pulsiones, o incluso del inconsciente (Jung), el
individuo y sociedad, Bateson se cuida tanto de una antropología centrada primer impulso del hecho social y que, por ejemplo, analizaría la guerra en
en a priori sicologizantes (la "dulzura" de los Arapesh, la "agresividad" de los términos de agresividad o la cocina como una respuesta al apetito. Tampoco
mudugumors, detectados más o menos arbitrariamente por M. Mead), como se enrola en las filas del psicoanálisis, ya que teme que una "orgía interpreta-
de una reconstrucción abstracta de las estructuras sociales a partir de una tiva de símbolos [...) termine por ocultar algunos problemas más importan-
investigación sobre las reglas del parentesco o de la política. Etnólogo de los tes suscitados por los procesos que se desarrollan entre individuos y grupos
iatmul y después de los balineses, Bateson se propone lograr una compren- difcrentes": 22 los comportamientos, antes que nada, adquieren su significado
sión multidimensional y global de las conductas. En ese sentido, algunos con- en el seno de la interacción, la cual, desde el punto de vista estructural adop-
ceptos presentados en su obra Naven aspiran a integrar la profundidad de los tado por Bateson, debe comprenderse a la luz de una teoría de los sistemas.
comportamientos individuales a las lógicas sociales en cuyo marco adquieren El antropólogo inglés consuma esta ruptura con la "psicología de las profun-
sentido. Las nociones de premisa cultural y estructura cultural se elaboran con didades" al referirse a la homeostasis y la Gestalt, nociones apreciadas por el
esta intención sintética: «una premisa es una afirmación generalizada de un estructuralismo biológico y psicológico. El individuo, que ya no puede ser
un "en sí", se concibe como un sistema de relaciones e interacciones, desde
las más inmediatas hasta las más amplias. La propensión al análisis interac-
15. lbid.: 124 cionista y sistémico, manifiesta ya desde Naven, no dejará de desarrollarse y
16. Claude Lévi-Suauss adoprará el mismo tono que Bateson cuando cririque las implicaciones de esta teoría k/
Lévi-Srrauss, 1962 y Lipser, 1980).
17. Cf Bateson, "Social Structure of a latmul People of the SepikRiver" (panes 1, 11, 111), Oaania n° 2, 1932: 245-291 19. Navm: 33 (Ed. espaiiola, p. 42).
y 401-453. 20. /bid.; H (Ed. española, p.13 ).
18. SEM, 1: 135 (Ed. española: Pasos hacia una ecología dr fa mrnrr, Buenos Aires, Lumen, 1972, p. 98, trad. Ramón 21. SEM, 1: 57 (Ed. espafiola, p. 41).
Alcalde). 22. /bid.: 167, 168.

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fL Fll\: DEL EXOTISMO lND!VIDUO, ESTRUCTURA, lNMANENCJA

enriquecerse una vez que se efectúe el paso de la etnología a la-psiquiatría: "La este hombre a la vez "promedio" y "total" padece la influencia de la sociedad
esquizofrenia, deuteroaprendizaje y el doble vínculo dejan de ser asumo de y sus subconjuntos incluso en su propio cuerpo.
psicología individual y se convierten en parte de la ecología de las ideas o sis- J Así, un célebre artículo de Mauss invita a los etnógrafos a estudiar
.\
temas de mentes (minds) cuyos límites dejan de coincidir con la piel de cada J'·l "las formas en que los hombres, sociedad por sociedad, hacen uso de su
uno de los participantes individuales"23 cuerpo en una forma tradicional". 25 Verdaderas "idiosincrasias sociales", las
Analizar las relaciones en rodas sus dimensiones supone un esfuerzo diferentes maneras de caminar, sentarse, parir o nadar se analizan como si
particular de descripción cuyo modelo nos ofrece Naven. En esta obra, fueran hábitos colectivos inculcados mediante la imitación o la educación.
Bateson dedica sus esfuerzos a representar las conductas más visibles (actitu- Estas "técnicas del cuerpo", que se suponen compartidas por todas las per-
des corporales, expresiones verbales, comportamientos ritualizados, etcétera) sonas de un mis1no grupo (clase, corporación, etnia, civilización, etcétera),
y las emociones o sentimientos que les son consustanciales. Sin ordenar sus remiten, sugiere Mauss, a la identidad de las formas sociales, a su entorno
preguntas y sin contar con un plan preciso de observación, 24 Bateson perma- ecológico y su historia.
nece atento a los contextos sociales y afectivos, así como a los ambientes en En el mismo orden de ideas, Bateson se interesa por la manera en que
que se desarrollan las situaciones: de manera similar a lo que ocurre en los los hombres "dan cuerpo a aquella abstracción (construida a posteriori) que
experimentos de biología, cualquier secuencia de comportamientos en inte- llamamos cultura"26 Pero para el autor de Naven y sobre todo de Balinese
racción mutua encuentra buena parte de su significación en las condiciones i Character, el discurso no se reduce a una clasificación (programática en el
mismas de su realización. La inmanencia es, en efecto, una de las palabras caso de Mauss, es cierto) de las formas culturalmente determinadas de lavarse,
claves de la lógica interpretativa de Bateson. 1 cavar la tierra o dormir. Al margen de las tipologías, Bateson se propone
Por el contrario, la idea de inmanencia permanece en buena medida
ajena a la sociología de Durkheim y sus émulos. Para la Escuela francesa
de sociología, las premisas de la acción o del pensamiento son exteriores a
l "poner de relieve las relaciones, difíciles de captar, entre los diversos compor-
tamientos codificados en el seno de una misma cultura". 27 Por ejemplo, en los
usos del cuerpo en Bali puede ser revelado un número limitado de esquemas
la persona y no dependen de la psicología o la interacción. Definidas por corporales. Bateson no interpreta en términos estrictamente sociológicos la
las divisiones y las articulaciones de la morfología social, las categorías que recurrencia de ciertos movimientos básicos que revela el recurso metódico en
forman de antemano las conductas y los juicios forman parte de represen- la fotografía. Si las actitudes corporales funcionan como insignias y emble-
taciones colectivas. Éstas se generan y perduran fuera del individuo, pero mas sociales, también son las expresiones codificadas de emociones y valores:
lo guían, la mayoría de las veces sin que él tenga conciencia de ello, en sus tras el gesto, encontramos el sentimiento y la idea, bajo la postura, halla-
empresas, sus creencias y sus reflexiones. La aplicación que los indivi- mos el impulso orgulloso {celoso o masoquista) y la comprensión de una
duos de las reglas de la vida colectiva supone que cada uno de ellos se sienta situación. De este modo, diversas técnicas del cuerpo en apariencia distintas
obligado a actuar y pensar conforme a los normas en vigor. El individuo, pasarán a formar parte de una misma clasificación una vez que se las refiera
totalmente impregnado de las necesidades intelectuales, morales y físicas del al mismo sistema de gestos, al mismo "hilo emociona1'', 28 a la misma idea
orden social, resulta ser sólo un engranaje, de manera que es visto como un directriz que las anima:
mero instrumento que encarna a su manera la totalidad social que lo contiene
y lo rebasa. En la medida en que actualiza las tradiciones y normas colectivas,
25. Mauss, 1936, reromado en Mauss, 1966. (Ed. espaftola: "Técnicas y movimientos corporab" en Sociologia y
Antropologin, Madrid, Tecnos, 1979, p. 337, uad. Teresa Rubio de Manín-Reronillo).
26. Brdinm Cbararur [se]: XII.
23. /bid.: 94 (Ed. espanola, p. 237). 27. /bid.
24. "No veía ninguna razón clara por la que debiera invesrigar un 1ema en lugar de 01ro ¡... ]en general meconren" 28. /bid.
taba con dejar a mis informantes correr librememe de un 1ema otro" (Nm,m; 263-:0.<nl (Ed. espaliola, p. 28(}).

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EL fiN DEL EXOTiSMO }NDI\'IDLTO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

Parecería que los balineses transfieren a las relaciones humanas actitudes basadas
en el equilibrio corporal, y que generalizan la idea de que el movimiento es esencial
l
! ]a antropología y el resto de las ciencias de la vida- convierte este "enfoque
holístico" en un principio metodológico generalizable: "el objeto estudiado
para el equilibrio.[ ... ] En la cultura [balinesa] se mostró que algunos valores posi-
tivos -relacionados con el equilibrio- se presentan recurrememente en la cultura y
son incorporados a la estructura del carácter dura me la niñez y que, además, estos
.· 'l1 -sea un animal, una planta o una comunidad- está compuesto de unidades
cuyas propiedades están de alguna manera normalizadas por su posición en
el conjunto de la organización". 32

valores, pueden ser relacionados específicamente con el estado de estabilidad.29 Los comportamientos individuales, normalizados por medio de múl-
tiples circuitos integradores y aurorregulados, que constituyen la totalidad
La integración de los movimientos más variados a un conjunto de social, cumplen numerosas funciones diferentes de manera simultánea. Cada
actitudes estandarizadas queda asegurada en virtud de un pequeño número una de ellas es susceptible de un tipo de interpretación que Bateson define y
de esquemas corporales, retóricos, estéticos, etcétera, característicos de la cul- analiza minuciosamente.
tura estudiada y garantes de una buena comunicación entre las personas que Las relaciones sociológicas son aquellas que el observador establece
se asumen como miembros de ella: lentitud o rapidez de los gestos, dirección desde el exterior "entre la conducta cultural de los individuos y las nece-
de la mirada, acento y construcción de la frase, oposiciones privilegiadas de sidades del grupo como totalidad"." El funcionalismo de Radcliffe-Brown
colores, jerarquías de olores y sabores, etcétera. Estas clasificaciones inefables inspira aquí la idea según la cual la sociedad es un conjunto de procesos
definen el estilo, the fiel ofculture, la "sensación de cultura" que Bateson tuvo integrados que tiende al equilibrio. 34 Por ejemplo, las ceremonias naven de
la intención de teorizar desde su primera investigación de terreno y que P. los iatmul de Papúa Nueva Guinea, expresiones ritualizadas de la relación tío
Bourdieu, bajo los términos de hexis y de manera más general de habitus, materno/sobrino uterino, cumplen fUnciones sociológicas: al reforzar el peso de
definió más tarde de acuerdo con el principio mismo de la diferenciación la alianza matrimonial, ellas sueldan los segmentos patrilineales y favorecen
social, esto es, la distinción. 30 Sin perder de vista el significado sociológico su integración en el seno de grandes y poderosos pueblos. Este nivel de aná-
global de los comportamientos, Bateson lleva a cabo un análisis de los signifi- lisis, atento únicamente a las formas y grados de la cohesión social-en este
cantes tal como se intercambian en el marco de las relaciones interpersonales caso "a la integración y la desintegración de las comunidades iatmul"-, 35 pre-
e intergrupales, mientras que Mauss pone simplemente de relieve algunas supone la referencia a una "entidad abstracta: la sociedad como totalidad"%
técnicas gestuales específicas de cada cultura, "series de actos que se acoplan Bateson, evidentemente, sólo concede a este a priorí de la antropología fun-
en función de la autoridad social "31 El enfoque de Bateson sobre los usos cionalista un alcance heurístico limitado que él mismo completa mediante
sociales del cuerpo en la tribu de los iatmul o los balineses está lejos de reducir un análisis estructural original y complejo.
al individuo a ser el simple ejecutor obediente del orden social, ya que hace de Las relaciones estructurales son las relaciones lógicas que unen los
él un actor rico en expresiones afectivas e intelectuales. Pues las actividades fragmentos de una serie de conductas culturales, comportamientos afecti-
humanas reciben su impulso de una serie de formas individuales organizadas vos, intelectuales o cognitivos. Se trata de una "lógica de las equivalencias
(y no de una "conciencia colectiva"), las cuales estáh a su vez sometidas a las simbólicas": 37 tal posición estructural se equipara con tal otra, de tal modo
coacciones de sistemas organizados más vastos, a saber: cada sociedad parti-
cular, el entorno, la evolución de las especies, las reglas generales de la comu-
32. Navm: 124 (Ed. española, p. 135).
nicación, etcétera Bateson -para quien no hay solución de continuidad entre 33. !bid.: 38 (Ed. española, p. 49).
34. Radcliffe-Brown, 1968.
29. SEM,l; 137 y 139. (Ed. espaiiola, pp. 99 y 100). 35. Navm: 97 (Ed. espa1iola, p. 108).
30. Bourdieu, 1979 y 1980. 36. !bid.; (!bid).
31. Mauss, 1966: 384 (Ed. espaóola, p. 354). 37. /bid.: n (Ed. española, p. 103).

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EL Fll\ DEL EXOTISMO INDIVIDUO, ESTRUCTURA, INMANENCI.-\

que las actitudes codificadas que confluyen en la primera se transfieren a la normalizado como la expresión de un proceso simbólico inconsciente. En
segunda. Estas identificaciones latentes en la vida ordinaria, pero cuya efectivi- este terreno, Bateson habría podido -en la misma línea de la antropología
dad y visibilidad se debe a los rituales, refieren todo el sistema de las actitudes estructural- tratar las apariencias de la vida en sociedad como los signos
a un pequeño número de comportamientos matriciales, elementos básicos de 1 de un lengt:aje dotado de una lógica y una dinámica propias, o bien -a la
la comunicación social que el análisis estructural se cOntenta la mayoría de las manera de Kardiner40 o Roheim- 41 hacer suyas las premisas del psicoanálisis.
veces con identificar e integrar a la lógica de sus ecuaciones. El etnólogo de los iatmul, en no menor medida que el psiquiatra de Palo Alto,
Bateson se propone llevar más lejos la pregunta teorética: ¿por qué, en optó por evitar tales orientaciones teóricas, puesto que rechazaba conceder al
el ritual, las identificaciones de los hombres con las mujeres son exageradas, concepto de inconsciente, ya sea individual o colectivo, un esta tus diferente al
grotescas y fastidiosas, mientras que, a la inversa, las de las mujeres con los de "caja negra". Bateson interpreta los hechos mediante una referencia inme-
hombres son serias, ostentosas y orgullosas? ¿Cuáles son, en esas prácticas, las diata a las coyunturas en que se desarrollan. Para él, los comportamientos que
motivaciones de los agentes? ¿Cómo formulan sus intenciones? Para Bateson, observan las ciencias humanas y más ampliamente las ciencias de la vida son
en efecto, si los comportamientos cumplen funciones afectivas e intelectuales, comprensibles en cuanto procesos interactivos a los que sólo las teorÍas de la
la cultura normaliza la expresión de los afectos y los pensamientos. Así pues, comunicación nos permiten acceder. En esta perspectiva, la elucidación del
no se puede acceder a las motivaciones individuales, a los deseos y sus moda- ethos depende del "estudio de las reacciones de los individuos a las reacciones
lidades de satisfacción, sin estudiar "el sistema culturalmente normalizado de de los otros individuos". 42
organización de los instintos y las emociones de los individuos", es decir, el En respuesta a los comportamientos de los demás, cada persona recu-
ethos. Asimismo, las aptitudes para el razonamiento lógico en las actividades rre a un léxico de emociones codificadas y se sirve de procesos intelectuales
cognitivas y especulativas sólo pueden captarse a través de la "normalización" normalizados que, en la cultura considerada, dota a la expresión verbal de
que la cultura estudiada realiza "de los aspectos intelectuales de la personali- un poder de demostración y convicción. La noción de ethos designa aque-
dad de los individuos", el eidos. 38 llos métodos de reflexión y argumentación que, en el caso de los iatmul por
El concepto de ethos supone que los comportamientos considerados ejemplo, privilegian la memoria, el pensamiento visual, ciertas clasificaciones
normales tienen como correlatos emociones y pulsiones que se consideran dualistas, la expresión simbólica y contradictoria de conceptos sociológicos,
también "normales". Así, un sistema de sentimientos reconocido como "natu- etcétera. Bateson concibe los "modos de pensamiento" como si fueran técni-
ral" y conforme al deber ser de cada persona según su edad, su sexo y su per- cas de comunicación y no como la actualización de categorÍas permanentes
tenencia a tal o cual grupo, sirve de base a las prácticas más diversas en cada de la mente humana. Si al proceder de este modo prefigura los trabajos de
cultura particular. Describir este código de los afectos lleva a identificar los }. Goody, 43 también pone en tela de juicio los presupuestos neokantianos
"tipos psicológicos preferidos'','' la escala de las cualidades afectivas, morales de la Escuela francesa de sociología. En lugar de identificar los marcos esta-
y físicas que aprecia la cultura estudiada. Pero, ¿cómo pasar a continuación bles de un entendimiento organizado de antemano, Bateson examina cómo,
de dicho sistema de valores al registro de las motivaciones y las intenciones? esto es, según qué tipo de lógica práctica, los comportamientos intelectua-
la anotación más o menos impresionista de las emociones y sentimientos les se ajustan los unos a los otros en situaciones precisas: aprendizaje, juego,
admitidos y alentados en una cultura no nos da acceso fácilmente a los fun- debate, confrontaciones, etcétera. Para no inferir «categorías mentales" sino
damentos del ethos. A merios que se considere cualquier comportamiento
40. Kardiner. 1969.
41. Roheim, 1967.
38. /bid.: 229 (Ed. espaiiola, p. 242). 42. Nnwn: 18;> {Ed. espaiiola, 198).
39. lhid.: P.H8.3 {Ed. espaiiola, pp. 185-195). 43. 1979.

174 175
.,
1
fL FIN DEL EXOTIS/IlO lNDJVIDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

"categorías de organización contextua! del comportarniento",44 el antropó- caso, Bateson da a la noción de estructura un estatus teórico diferente del que
logo inglés presta una atención metódica a los efectos que tienen las relaciones le asignaban Durkheim o Lévi-Strauss.
concretas en las personas o grupos que se encuentran implicados en ellas. Para Durkheim, y en menor medida para Mauss, los comportamien-
Los procesos de interacción se consideran como elementos constituti- tos son la expresión de categorías mentales perennes que son exteriores a la
vos de -los sistemas de actitudes: las diferencias naturales y/o artificiales entre 1 realidad empírica, pero que en última instancia remiten a los datos de la mor-
los individuos y las comunidades que forman, se acentúan y se enriquecen, 1 fología social. Lévi-Strauss retoma y amplía este tipo de explicación basado
de manera simétrica o complementaria, cuando se confrontan y se enfrentan en la trascendencia de los principios rectores de la vida social; al afirmar el
en la práctica. Los ethos se afirman al oponerse entre sí, mientras que el eidos "primado del intelecto sobre lo social ",' 5 el antropólogo francés hace de la
organiza el debate de ideas, la polémica. Los gestos, las emociones y los argu- estructura el soporte intelectual oculto, autónomo e invariable de las activida-
mentos propios a cada individuo, grupo, categoría social, etcétera, se acumu- des humanas. Estas últimas vendrían a ser el resultado de reglas estructurales
lan aquí y allá hasta generar fisiones, escisiones y estallidos que resultan en que, contrariamente a lo que ocurría con los fundadores de la Escuela fran-
subconjuntos idénticos o distintos. Estas cismosgénesis -comparables a dife- cesa de sociología, ya no están insertas en la organización de las sociedades,
rencias de potencial que generan corrientes y fuerzas antagonistas- suscitan el sino en un pequeño núcleo de procedimientos lógicos universales.
surgimiento continuo de nuevas prácticas, imágenes y figuras aferentes a los Para Bateson, por el contrario, la práctica no es el producto que se
comportamientos afectivos (ethos) o intelectuales (eidos) típicos. Para Bateson deriva de estructuras sociales o simbólicas que pueden ubicarse fuera de
-y en este caso estamos bastante lejos de las "categorías de la mente humana" contexto, sino un conjunto de procesos en cuyo seno se desarrollan relacio-
que tanto aprecia la Escuela francesa de sociología-, las formas interactivas nes estructurales. A pesar de su carácter general, es decir de su capacidad
de la diferenciación social generan las representaciones. Asimismo, la comu- de operar en diferentes situaciones, estas relaciones son contingentes, ya que
nicación en momentos de adversidad puede dar lugar a segmentaciones en "son del mismo tipo que aquellas que generan los procesos de intercambio de
unidades sociales independientes. información".46 En cuanto tales, se modifican en función de las condiciones
Las nociones de ethos, eidos, cismogénesis y, en otro ámbito, la de doble particulares de la comunicación en que se inscriben los procesos en curso.
coacción, explican procesos psicosociales concretos. La intención general es Ya no resulta posible concebir la estructura, por lo tanto, como el armazón
estructural, ya que los modelos heurísticos que se busca elaborar son distintos oculto y estable de la naturaleza humana, puesto que ella misma emana de
de la realidad empírica que dilucidan. Pero el método que preside a la cons- una coyuntura y un contexto interactivos que la convierten en algo cambiante
trucción de dichos modelos es diferente de aquel que utilizan por lo general y aleatorio. Cualquier estructura o, para ser más precisos, cualquier procedi-
los estructuralistas. En lugar de centrarse en la reclasificación de los datos miento de estructuración, se instaura en función de un contexto. En sentido
más diversos con el fin de establecer entre ellos correspondencias lógicas a estricto, sólo es posible inferir "estructuras contextuales", 47 es decir, esquemas
las que se concibe como los esquemas de un "pensamiento" subyacente (o construidos en y con la práctica, mediante la integración de los conocimien-
trascendente) a la práctica, Bateson se concentra en una observación cuasi tos adquiridos en experiencias anteriores a la experiencia en curso. Este enfo-
experimental de las relaciones intersubjetivas que están en juego en situa- que se opone al "estructuralismo estático" (Piaget 1970: 53) que defiende la
ciones particulares (ritos, discusiones, recepciones, etcétera). La descripción idea de una estructura independiente de las contingencias y la historia.
-completamente behaviorista- de estos contextos relacionales se remite a
continuación a un número reducido de modelos estructurales. Pero, en este
45. l%2b.
46. SEM 11: 189.
44. MN; 57. 47. Ibid.: 48.

176
,j 177
EL FIN DEL EXOTISMO
1 lNDIYJDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

Todos los conceptos de Bateson toman en cuenta la historicidad "[ ...] el pensar en términos de historias es algo compartido por todos los
estructural del hecho social. El ethos y el eidos se estructuran en el transcurso espíritus o por todo el espíritu, el nuestro como el de los bosques de secuoyas
de las interacciones repetidas; tanto la cismogénesis como la doble coacción y el de las anémonas". 51 Mostrar la relevancia del contexto implica, es verdad,
trasplantan las crisis pasadas al presente. La construcción de las estructuras clasificar las "historias" que participan de la materia misma del proceso, así
se inscribe en la temporalidad donde se despliegan los procesos comporta- J1 como descubrir las necesidades y las posibilidades que ellas circunscriben.
mentales; tan es así, apunta Bateson, que "la estructura puede determinar Bateson propone que se esclarezcan las temporalidades activas en el seno de
el proceso e, inversamente, el proceso puede determinar la estructura".48 Es la realidad estudiada.
necesario comprender cualquier proceso como un conjunto de interacciones Observemos que a través de la antropología, la biología y la ciberné-
estructuradas y estructurantes que se desarrollan en un contexto, de manera tica, el antropólogo inglés coincide en este punto con las preocupaciones de
que, en este caso, la noción de contexto es coextensiva a la de "estructura en 1
1
los historiadores franceses de la escuela de los Annales. ¿Acaso Braudel no
el tiempo"49 Impulsado por un "antes" y orientado hacia un "después", el exhortaba a las ciencias sociales, en el momento en que el estructuralismo
contexto es el marco que determina las estructuras: "Hablo de una acción estaba en su auge, a no desconocer "esa duración social, esos tiempos múlti-
o una elocución como algo que acontece 'en' un contexto, y esta manera ples y contradictorios de la vida de los hombres que no constituyen solamente
convencional de hablar sugiere que esa acción o enunciación particular es la la sustancia del pasado sino también la materia de la vida social actual?"." De
variable 'dependiente', en tanto que el contexto es la variable 'independiente' 1 acuerdo con Bateson, la observación in situ de los hombres o los animales no
o determinante".50 1 escapa a esta advertencia.
Las estructuras son inmanentes al contexto. i
1
El ethos -"sistema culturalmente normalizado de organización de los
Bateson entiende por contexto, o incluso por "ecología", los diferentes instintos y emociones de los individuos"-" está implicado en el Zeitgeist, el
sistemas inmanentes a los hechos en el momento en que se los observa, las espíritu de los tiempos:
redes de relaciones en constante transformación (lenta o rápida) que preexis-
ten a la eclosión del fenómeno: la evolución biológica, el ecosistema, el estado la producción de cambios culcurales está en parte gobernada por alguna propiedad
de la gramática y los sistemas de comunicación no verbales, las tramas de la abstracta de la cultura, que puede variar de uno a otro periodo de tal manera que
vida social y todo el peso de la(s) historia(s) que tienen una influencia sobre en cieno momento un cambio determinado es apropiado y ocurre de manera fácil
ella: "¿Qué es una historia? Un pequeño nudo o complejo de esa suerte de miemras que la misma innovación, cien afíos atrás, puede haber sido rechazada
conectividad que llamamos relevancia [...] A es relevante para cualquier B por la cultura porque era de alguna manera inapropiada.54
si tanto A como B son partes o componentes de la misma historia" (MN: 22.
Ed. española: Mente y espíritu, Buenos Aires, Amórrutu, 1993, p. 23, trad. De este modo, Bateson termina lógicamente por "considerar la rela-
Leandro Wolfson). ción entre la etología (el estudio del ethos) y los conceptos de historia filosófica
La interpretación inmanentista acaba definitivamente con todo ana- de los que deriva".55 La importancia que se concede a la historia se encuentra
cronismo, ya que sólo relaciona con el fenómeno observado, cualquiera que
éste sea, los aprendizajes pasados que le dan forma y sentido aquí y ahora.
51. 111N: 22 (Ed. española, p. 23).
52. Braudel, 1985: 43 (E d. española, Lm Ambicionu de la Historia, Barcelona, Crhica, 2002, p. 148, trad. María José
Furió).
48. SEM 11: 88. 53. Naven: 128 (Ed. española, p. 139).
49. MN: 23. 54. !bid.: 121 (Ed. española, p. 133).
50. SEMI: 193 {Ed. española, p. 235). 1 55. lbidrm (Ed. española, p. 132).

178 179
EL FIN DEL EXOTISMO iNDIVIDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

también en el centro de la noción de doble coacción (double bind): aprendi- Únicamente la identificación de todas estas causas puede hacer justicia a la
zajes contradictorios desencadenan "síndromes transcontextualesn, inadapta- complejidad de la realidad. Esta perspectiva teórica sabe disociar las ciencias
ciones graves o bien un rebrote de creatividad para superar el "entramado de sociales de la teología, pero por eso mismo vuelve más pesada su tarea en la
las reglas".56 medida eu que, advierte Bateson, "la mente inmanente difiere de la trascen-
Así, ya se trate de los profesores de St. John's College, para quienes "la dente en su mayor determinismo". 60 Así pues, será conveniente explorar, con
actitud que adoptan hacia el pasado ha sido formada históricamente y expresa la ayuda de todas las ciencias de la vida, los componentes de la situación en
su ethos actual'', 57 o de un delfín que pone en práctica una serie de hábitos que aparece el hecho, así como mostrar sus conexiones. El fenómeno estu-
aprendidos y antagónicos, la noción de contexto es inseparable de la noción diado es una parte activa en los "circuitos causales", los cuales, a pesar de
de historia. depender de un tipo de lógica particular, 61 se articulan con los demás en
Las estructuraciones acumuladas y en devenir forman "un encadena- virtud de un principio general que es inmanente al conjunto: 62 "La posibili-
miento infinito de contextos ligados entre sí en una red de metarrelaciones".58 dad del orden y del modelo es inmanente al mundo"."'
Tanto las estructuras como los acontecimientos evolucionan junto con esos Éste es el principio que Bateson llama "mente" (mind) o característica
contextos, los cuales son otras tantas situaciones específicas que acarrean, mental:
según sus propias temporalidades, los pensamientos y las acciones de los
hombres. Al vincular las estructuras con los contextos y al transformar las Cualquier conjunto operante de acontecimientos y objetos que posea la compleji-
estructuras en tipos de acontecimientos, Bateson nos invita a repensar la dad adecuada de circuicos causales y las relaciones de energía adecuadas mosnará
cuestión del determinismo. con seguridad carac(erÍs(icas mentales [...]Las caraccerísticas memales son inhe-
Lévi-Strauss considera que el intelecto pone en marcha una lógica rentes o inmanemes al sistema en cuanto todo". (SEM 1) (Ed. española, pp. 220-221).
universal, forma trascendental de todas las formas posibles. De este modo
instaura en los hechos un corte entre el supuesto lugar de las causas (el inte- En estas condiciones de inmanencia generalizada, todos los elementos
lecto) y el de los efectos (las prácticas). Pero entonces, ¿de qué manera este son una función de algún contexto, el cual es, a su vez, una función de otros
intelecto estructurado actúa en el ámbito de lo concreto? ¿De qué manera contextos. El individuo no podría sino ser uno más de ellos: "La mente indi-
interviene, a través de qué mediaciones? Desde el momento en que, siguiendo vidual es inmanente pero no únicamente al cuerpo. También es inmanente a
a Bateson, se privilegia la inmanencia, esta vieja pregunta, versión estructu- los caminos y los mensajes fuera del cuerpo; y existe igualmente una Mente
ralista de las relaciones entre el alma y el cuerpo, ya no se plantea más: "Al más vasta de la cual la mente individual es tan sólo un subsistema"."'
antiguo problema de saber si la mente es inmanente o trascendente podemos Para Bateson, el individuo no es ni una instancia residual -el suce-
responder de ahora en adelante con una certidumbre considerable en favor dáneo de la sociedad concebida como una entidad autónoma y omnipotente
de la inmanencia".59 (Durkheim)-, ni el núcleo inquebrantable a partir del cual se construye el
La estructura no se materializa en las prácticas como un plan prees- edificio social (Mead, Benedict), sino un complejo sistema de relaciones. No
tablecido del que los hombres no serían más que ejecutores, ya que en reali-
dad ella es una función del proceso, de sus temporalidades y sus contextos.
60. /bid.: 224 (Ed. espanola, p. 317).
61. /bid.: 253-282.
56. SEM 11: 42-49. 62. La teoría de los diferentes tipos de lógica de B. Russell es un elemento central de numerosas argumenraciones de
57. Nnvm: 131 (Ed. española, p. In). Bateson.
58. SEM JJ: 88. 63. /bid.: 48 (Ed. española, p. 92).
59. SEMI: 23l (Ed. española, p. 221.) 64. SEMI\: 218.

180 181
. ·¡
l
EL FIN DEL EXOTISMO lND!VlDUO, ESTRUCTURA, INMANENCIA

hay ninguna ruptura entre individuo y sociedad; existe, a la inversa, un con- del intelecto. Además, si, como propone Lévi-Strauss, es preciso conceder
tinuum en cuyo seno cada "elemento comportamental" constituye un hito y a las "estructuras fundamentales de la mente humana" la primacía sobre lo
un polo, de manera que "puede relacionarse con la sociedad como un todo, social, uno puede preguntarse, junto con Piaget, por el modo de existencia
con las emociones y el pensamiento de los individuos". 65 y las condiciones en que surge dicha mente: "¿Cómo pasar de esta universa-
En su comentario a los escritos de Mauss consagrados a las Relaciones lidad de formas a la existencia de estructuras mejor definidas porque están
reales y prácticas entre la psicología y la sociología, a La sugestión colectiva de la más limitadas? [... ] ¿[Cómo pensar] la relación entre esta doctrina de la
idea de la muerte y a las Técnicas del cuerpo, Lévi-Strauss interpreta la rela- estructura como hecho primario de la vida de los hombres en sociedad y
ción entre lo social y lo individual en términos de traducción, proyección, el estructuralismo constructivista de la inteligencia?" 70
encarnación y complementariedad. 66 Si al hacer esto sienta las bases de su Bateson, contra cualquier innatismo o "creencia en la perennidad de
propia concepción de lo simbólico,"' el futuro autor de El pensamiento salvaje la naturaleza humana''/ 1 evita convertir al individuo en aquel "prisionero de la
reafirma también con su introducción a la obra del sobrino de Durkheim la estructura" del que se burlaba amablemente J. Goody. 72 Así logra también
elección principal de sus maestros: "la subordinación de lo psicológico a lo sustraerse a las demostraciones circulares del culturalismo estadounidense, el
sociológico".68 cual "supone que las características predominantes de la cultura no solamente
Al sobreponer de este modo lo social sobre lo individual se desecha expresan, sino que también promueven, la normalización de los individuos".73
la cuestión esencial para Bateson: saber de qué modo las estructuras socia- Sin abandonar el método estructural -la búsqueda de modelos en
les "pasan", de una manera u otra, por los individuos. Con el fin de jus- una realidad ordenada a priori-, el alumno de Radcliffe-Brown y R. Benedict
tificar la fuerza general de lo sociológico, uno puede sentirse tentado, en transforma a la sociedad y al sujeto en un conjunto de procesos sui generis que
la estela de Durkheim y sus sucesores, a concebir la sociedad a imagen y se producen en el seno de un sistema de comunicación más amplio y en per-
semejanza de una persona dotada de conciencia, colectiva en el presente petua transformación. Las estructuras no se encuentran "en" los sujetos como
caso; pero este antropomorfismo lo deja a uno perplejo. Se puede argüir tampoco "en" la sociedad, sino que son el resultado de los contextos particula-
también, junto con C. Lévi-Strauss, que "la etnología es, en primer lugar, res (condiciones de lugar, tiempo, circulación de mensajes, etcétera) en donde
una psicología"69 y situar asÍ las estructuras actuantes en la mente humana, tienen lugar las interacciones. Éstas arrastran en un "flujo comunicacional" 74
es decir, en el intelecto en general. Pero, ¿de qué psicología y de qué intelecto ininterrumpido tanto emociones como ideas entendidas como los términos
se trata en este planteamiento? C. Lévi-Srrauss describe el funcionamiento de una serie de códigos culturales de los que se sirven los individuos en fun-
de esta mente universal en términos lógico-matemáticos: homologías, iden- ción de las situaciones de una manera a la vez determinada y parcialmente
tidades, simetrías e inversiones. La geometría que, sin lugar a dudas, se nece- imprevisible. Bateson esboza una teoría general de la comunicación social que
sita para comprender el psiquismo no es capaz, sin embargo, de remplazar abarca y al mismo tiempo modifica la psicología y la sociología en cuanto
en su totalidad lo que entendemos normalmente por psicología. La lógica disciplinas distintas.
de los afectos, como también la que preside a la adquisición progresiva del
razonamiento, quedan al margen de esta concepción abstracta y formal
1 70. PiJge1, op. cit.: 90 y 95 {Ed. espafiola, ¿Qué e> rl estmctumlismo?, México, Conacu]¡a, 1999, pp. 97 y 92, rrad.
65. Navm: 34 {Ed. espafiola, p. 45). Claudia A. Loeffcr Berg).
66. Levi-Srrauss, en Mauss, 1966. 1
l
71. Piager, !bid.: 90.
67. Cf Descombes 1980. 72. Goody, 1979.
68. Lévi-Suauss, en Mauss, 1966: XVI. 73. Navtn: 42 {Ed. española, p. 51).
69. 1962: 173-174. 74. Ba1eson, en Wiokin {ed.), 19!11: 116-!44.

182 183

¡
EL FJN DEL EXOTISMO

Así, Bateson invita a la antropología a orientarse hacia el estudio, en 1


cada cultura, de los principales tipos de interacción, entre los cuales se CUARTA PARTE
encuentra el aprendizaje, el ejercicio de la autoridad o la práctica del debate PRÁCTICAS ETNOLÓGICAS
y de la polémica, etcétera, otros tantos gestos, palabras o sefiales "unidades
j
de la corriente comunicacional" 75 generadoras de estructuras y cuyo sentido !
es develado gracias al análisis de su historia y de sus contextos de ejecución. l La fascinación que ejercen sobre nosotros costumbres en apariencia
muy alejadas de nosotros, el sentimiento contradictorio de presencia
y extrañeza con que nos aftcta, ¿no obedecen a que estas costumbres
estdn mucho mds cerca de lo que parece de nuestros propios usos,
1
de los que nos presentan una imagen enigmdtica y que exige ser

¡ descifrada?
Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje

!
La experiencia de campo es al etnólogo lo que la prueba de fuego es al soldado,
1 salvo por una diferencia capital: la guerra nunca termina para el primero. En
efecto, resultaría imposible reducir la investigación al tiempo que el etnó-
logo pasa fuera de casa para llevar a cabo su trabajo de campo. De la misma
manera que, para el historiador, el examen de los archivos es la aventura de
toda una vida, así también las relaciones que entabla el etnólogo durante
su trabajo de campo no lo abandonan una vez que, aparentemente, está de
regreso en su puerto de origen. El viaje etnográfico es un viaje sin retorno,
puesto que transforma de manera irremediable a la persona que lo realiza. Las
razones de este vuelco definitivo obedecen a las múltiples transgresiones a las
que da lugar esta experiencia particular de las relaciones sociales.
El tiempo que el etnólogo dedica a observar mientras simula actuar
y a aprender cómo conducirse, sin ningún otro proyecto en mente fuera del
de comprender de qué manera se comportan sus anfitriones, rompe la ruti-
na de su propio mundo. Uno puede experimentar un sentimiento de dolorosa
soledad y/o de liberación. Sea como sea, es indudable que el desfase interior
que provoca necesariamente la investigación desplaza las fronteras internas
de nuestro propio juicio. La proximidad anula la ilusión inicial de alteridad
-con frecuencia bastante estética-, pero suscita una nueva pregunta acerca
de las diferencias entre lo que compartimos con la gente que estudiamos y
75. !bid.; 127. lo que no podemos o no queremos compartir con ellos. Al mismo tiempo,

184 185
"1
El FIN DEl EXOTJSMO
CUARTA PARTE

nuestra mera presencia trastoca las distinciones establecidas en el seno del fuerte vínculo con los daros y con sus condiciones de producción, mientras
mundo estudiado. Para hacernos un lugar, las personas que nos acogen deben algunas otras se alejan temerariamente de ellos a riesgo de pr<?poner un C<?n-
también transgredir sus hábitos y repensar sus categorías y jerarquías. ¿En junto de análisis desprovistos de cualquier relación real con los temas que
dónde instalar al etnólogo? ¿Qué tipo de discurso dirigirle? La investigación í creen abordar.
de campo da comienzo a un "juego del 15" que lleva al etnólogo a ocupar La cuestión de las relaciones de la antropología con la realidad nunca
una serie de posiciones de antemano- en el espacio social. se muestra con mayor claridad que cuando se llevan a cabo investigaciones de
Esta carrera de obstáculos se complica aun mas cuando el etnólogo queda larga duración. En efecto, se necesita bastante tiempo para ajustar las descrip-
atrapado en una tormenta política local, esto es, cuando su voz y sus escritos ciones a las argumentaciones y para identificar los elementos que, en aquello
se comprometen con una iniciativa cuyo objetivo es cambiar las relaciones de que está en juego, unas veces se repiten y otras se renuevan. Es así como uno
fuerza. El investigador se conviene entonces, lo quiera o no, en un "experto" se percata, con el transcurso de los años, que un buen número de proposi-
implicado en un tipo de situaciones que pueden conducirlo a transgredir su ciones que en un momento dado parecían correctas se derrumban más tarde
propio espacio disciplinario, así como a trabajar con responsables políticos, bajo los golpes de una realidad insospechada o que se entendió erróneamente
altos funcionarios, magistrados, médicos o arquitectos. desde un principio. Al someter nuestros enunciados con pretensiones cientí-
Durante largo tiempo, la etnología buscó limitar los estragos oca- ficas a la prueba del tiempo, se revela el carácter siempre provisional de nues-
sionados por estas múltiples transgresiones. Para ello basta con elaborar, de tros análisis, al tiempo que se manifiesta de manera clara en qué medida la
manera completamente reactiva, una argumentación teórica tan distante historia transforma los hechos sociales, hasta el grado de que éstos no pueden
como sea posible del tumulto de la investigación. La antropología que cues- distinguirse de ella. Las prácticas etnológicas que se comentan en lo sucesivo
tionamos en este libro es precisamente aquella que, al intentar suavizar al evalúan cada una a su manera este poder del tiempo.
máximo la experiencia de campo, reconstruyó a final de cuentas un mundo
social con frecuencia bastante alejado de la realidad.
El trabajo crítico que constituye la columna vertebral de este libro
tiene su origen y se revivifica en y mediante una experiencia de campo de
larga duración. Ese regreso constante a la investigación empírica me permitió
que la máquina interpretativa no funcionara en vacío y reevaluar sin cesar,
confrontando con situaciones nuevas, las glosas cuyas realidades sociales estu·
diadas pueden ser su objeto. Esta manera de proceder es tanto más necesaria
y difícil cuanto que en Francia el ejercicio profesional de la antropología no
está delimitado por ninguna o casi ninguna instancia (no hay agrégation· ni
tampoco enseñanza de esta materia en la secundaria o en la preparatoria; hay
una débil inserción de la disciplina en el cuerpo social y un debate científico
poco estructurado), de manera que la puerta permanece abierta para la ela-
boración de las construcciones más diversas. Algunas de mantienen un

Concurso que se nece>ita aprobar para ser profesor en el bachillera10 francés [N. del E.].

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VIJJ
ACERCA DE LA RELACIÓN ETNOGRÁFICA:
EN BUSCA DE LA JUSTA DISTANCIA
UNA LECTURA DEL LIBRO [AS LANZAS DEL CREPÚSCULO
·¡
! DE PHILIPPE DESCOLA 1

Sin duda alguna, la sociología y el psicoanálisis se interrogarán todavía


durante largo tiempo por las razones de aquel impulso que, desde hace casi
un siglo, lleva a una pequeña minoría de occidentales a compartir, con el fin
de observarlas mejor, la vida de poblaciones con costumbres diferentes a las
suyas. La aventura sólo tendría un interés anecdótico de no ser porque tiene
la intención de convertirse en una práctica ''científica". ¿Qué es, pues, lo que
hace falta para que la relación de viaje se transforme en relación etnográfica?
¿Esta última es siempre igual sin importar las sociedades en donde se ejerza?
La publicación de un trabajo de etnología exótica perfectamente logrado nos
da la ocasión de abordar brevemente estas cuestiones.
Identificarse con el otro hasta provocar el deslumbramiento que
resulta del abandono total de sí mismo ("¡Yo es otro!") vincula la utopía
etnográfica con la experiencia poética. Sin lugar a dudas, la búsqueda de
Rimbaud despertó más de una vocación etnológica. Sin embargo, para rea-
lizarse, el etnólogo debe realizar un movimiento inverso que consiste en
sustraerse al influjo del otro y en objetivarlo. Perder su propio centro para
recuperar el dominio de sí mismo; perderse para reencontrarse: la prácti-
ca de "campo'' se asemeja a los deportes denominados "extremos" (esquí
fuera de pista, escalada sin equipo, canotaje a través del Pacífico, etcétera),
ya que nos empuja a salir de nosotros mismos al tiempo que exige el control
más intransigente de sí.

l. Philippe Descola, LrJ lmTW du crfpuscufr. Relationsjívaror, Hauu-Amazonir, París, Plan (Terre humaine), 1993
{Ed. española. lar lanzas del crepúsculo. Relatos jíbaros. AltaAmaumía, Buenos Aires, FCE, 2005, rrad. Valeria
Casrelló-Jorbeny Ricardo Ubarlucía).

189
EL FIN DEL EXOTiSMO ACERCA DE LA RELACIÓN ETNOGRÁFICA

Doble paradoja de la etnología: qllerer ser el otro con la esperanza de Para acceder al universo de los achuar, Descola se sirve de una conni-
que así se llegará a comprender sus comportamientos, significa olvidar que vencia relativizada con aquellas personas que se convirtieron, según sus pro-
cada individuo, quienquiera que sea, es siempre relativamente ciego a sus pias palabras, en sus "compañeros". La implicación personal en todos los
pro pías prácticas. Pero querer comprender a este otro más allá de él mismo, acontecimientos, pequeños o grandes, que puntúan y alteran la vida domés-
al afirmar que nuestra lucidez es mayor que la suya, implica correr el riesgo tica, así Como la descripción y el cuestionamiento sistemático, ·no hacen las
de atribuirle una lógica de acción y pensamiento errónea. A la vez muy cerca veces de prólogo a un saber descontextualizado sino que forman parte de él;
y muy lejos de sí mismo y el otro, el etnólogo experimenta de este modo una ya que, según un vuelco completamente esencial, la inevitable imperfección
fuerte tensión cuya intensidad sólo podrá reducirse una vez que encuentre, ya del enfoque etnográfico mantiene entre el europeo y el indio una distancia
en calma, la jllsta distancia respecto a su objeto de estudio. A partir de este inconmensurable en donde se precipita la reflexión etnológica.
punto de eqllilibrio será quizá capaz de descubrir al otro simultáneamente En el primer día de "contacto" la opacidad es total: "No habíamos
desde el interior {"tal como es en sí mismo") y desde el exterior (tal como apa- comprendido nada de lo que decían; no habíamos comprendido nada de lo
rece al observador). La empresa es difícil. Ya sea porque la familiaridad con la que hacían: era una situación etnográfica ejemplar" (p. 41. Ed. española, p.
sociedad que se visita es demasiado grande, de manera que el etnólogo, pri- 37). El ascenso hacia la luz es tributario de un largo aprendizaje lingüístico en
vado de toda distancia, produce análisis en forma de paráfrasis; ya sea porque sentido amplio, puesto que Descola llegará a dominar no solamente la lengua
dicha proximidad resulta ser demasiado débil, de tal suerte que la extrañeza sino también la mayoría de los comportamientos sociales en vigor en la socie-
del otro se mantiene intacta, incluso si este fracaso se intenta paliar mediante dad achuar. La comunicación vivida en carne propia permite comprender:
una gran cantidad de surilidades filosófico-antropológicas que atribuyen a "Experimento siempre una pizca de emoción", confiesa Descola, "al constatar
la sociedad indígena una serie de razonamientos inverificables. Los textos que las costumbres de las que tenía hasta el presente un conocimiento libresco
etnológicos se sitúan con frecuencia entre la acumulación de los "hechos", sin están lo suficientemente vivas como para que yo pueda transformarme en
que se provea la clave de su inteligibilidad, y la reconstrucción in abstracto del actor" (p. 176. Ed. española, p. 157). Esta familiaridad práctica con los usos
universo social estudiado, reducido entonces a un mero modelo. El libro de de otra sociedad permite entender el sentido del juego social jíbaro, cuyas
Philippe Descola logra escapar a este dilema epistemológico al relacionar las reglas se imponen a todos los miembros con tanta mayor fuerza cuanto que·
situaciones de la vida de los indios achuar con las condiciones de su obser- casi nunca se expresan en voz alta; pero es precisamente porque nadie las for-
vación y con las interpretaciones a las que pueden dar lugar a medida que mula explícitamente que existe todavía un lugar para todo tipo de maniobras,
avanza el trabajo de campo. negociaciones y palabras aleatorias. Al entrar en el juego cultural, el etnólogo
Lejos de las consideraciones metafísicas acerca del Otro que en oca- accede a la comprensión de las circunstancias, '" decir, a lo esencial. No hay
siones suscita, la relación etnográfica se sitúa en este caso en el corazón mismo nada más interesante en este libro que la descripción de las situaciones a cuyo
de la elucidación de una sociedad amazónica. Del prólogo al epílogo de esta propósito se desarrollan interpretaciones indígenas, se entablan relaciones y
sorprendente monografía americanista, Descola se apoya en su relación con finalmente se encuentran soluciones.
el "campo" para mostrarnos su conocimiento de una comunidad jíbara. En En el fuego de la acción, los protagonistas de estos asuntos de alian-
efecto, el texto nos presenta a estos indios achuar, anfitriones (horticultores zas y guerras tienen en mente objetivos concretos que restablezcan el orden
y cazadores) de la selva que se extiende de los dos lados de la frontera entre en su favor y, al mismo tiempo, aseguren la satisfacción de intereses socia-·
Ecuador y Perú, según la dinámica misma de la larga investigación que nues- les y psicológicos que les parecen evidentes. Para lograr sus objetivos, los
tro autor y Anne-Christine Taylor les dedicaron (cf Descola, 1986 y Taylor, achuar establecen, a través de gestos y discursos, ciertas ideas específicas.
1982). Descola, sumergido en la acción concreta pero siempre atento al alcance de

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EL FIN DEL EXOTISMO AcERCA DE LA RELACIÓN ETNOGRÁFJCA

los argumentos que se movilizan en ella, se encuentra en todo momento en la delicada cuestión de la "realidad social". Si Lévi-Strauss concede que es una
encrucijada de dos caminos posibles de investigación: por un lado, interesarse "impostura considerar a las ciencias sociales como ciencias" {entrevista radio-
de manera exclusiva por el acontecimiento concreto, tratarlo como un hecho fónica, 1984); si Passeron insiste en su carácter incierto, la razón de ello es
histórico que depende de una lógica circunstancial que haría resaltar su inci- que la realidád que la antropología se propone revelar no es la de los hechos
dencia, duradera o temporal, en el futuro del grupo; por el otro, abstraer del sino la de su significado probable pero sin embargo irreductible a unos cuan-
acontecimiento concreto sus principios rectores de orden conceptual y prestar ros esquemas preestablecidos. Descola recuerda con tanto mayor gusto las
atención a la manera en que los actores interpretan la situación. La interpre- debilidades de las teorías utilizadas como comodín cuanto que se ocupa de
tación de una cultura es siempre la interpretación de la interpretación de una una sociedad que contradice algunas oposiciones demasiado simples vulgari-
cultura. Ya no se trata, por lo tanto, de insistir en aquello que está en juego en zadas por la filosofía política e incluso por una cierta antropología compara-
los diferentes asuntos de la comunidad, ni en la manera en que cada persona tista. Como ya se sabe, una de las nociones triviales del enfoque de Le Grand
se involucra en ellos, sino más bien de privilegiar una posición retraída que Partage se complace en reducir el alcance de los actos individuales en las
permita enunciar reglas generales. Descola oscila entre estas dos actitudes sociedades premodernas, para así poder someterlas a una lógica "holista" que
teóricas: por momentos privilegia la crónica y el comentario de algunos epi- haría prevalecer siempre el todo sobre las partes, es decir, la sociedad sobre
sodios narrados, mientras que en otras ocasiones cose, según el ejemplo de los individuos-' El caso jíbaro que presenta Descola no confirma de ninguna
la antropología estructural, las ideas que implícitamente organizan la acción. manera el primado de lo colectivo en el seno de universos "tradicionales":
Este cambio de escalas nos lleva del sentido que los achuar dan a sus propios "Entre los achuar como en las democracias modernas, la igualdad de estatus
actos a aquel que el etnólogo les atribuye. Si, al proceder así, se pierde una se basa en la afirmación del individualismo, una igualdad sin duda más real
parte del alcance de los enunciados indígenas expresados en una determinada entre ellos que entre nosotros" (p. 323. Ed. española, p. 288).
situación, también se pretende ganar algo al ponerlos en perspectiva en el Con frecuencia las familias achuar están diseminadas en la selva a
marco de un análisis explicativo capaz de ofrecernos el sentido del sentido. varios días de camino las unas de las otras. Cada unidad doméstica está bajo
Continuar en esta dirección supone, como exhortaba a hacerlo Lévi-Strauss, la autoridad y la responsabilidad de un hombre polígamo. La composición de
olvidar el trabajo de campo. Pero en este caso, según un ir y venir equilibrado estas familias cambia con frecuencia: mujeres golpeadas que huyen, mujeres
entre la investigación empírica y la meditación estructural, Descola mezcla la raptadas tras el asesinato de su Inarido y nuevas alianzas rnatrimoniales vuel-
lógica de la historia inmediata con la del análisis atemporal. De esta manera ven imperativa la recomposición de estos hogares a los que·se identifica con
saca provecho del suspenso y el escepticismo: la lógica de la acción descrita se su jefe. En la medida en que tiene que fundar un hogar, defenderlo y, en caso
revela únicamente al término de la anécdota, mientras que el sentido último de ser destruido, refundarlo de nuevo, cualquier hombre adulto está obligado
de la comprensión global de la sociedad se afirma siempre a tÍtulo hipotético: a poner su habilidad y su fuerza al servicio de esta causa muy personaL Esta
"El trabajo del etnólogo no puede disociar la descripción de la invención y, si "obligación de bravura" (p. 195. Ed. española, p. 173) en el seno de una socie-
no implica la falsedad, alcanza antes bien verosimilitud que verdad" (p. 439. dad profundamente igualitaria convierte la autoafirmación -es decir, la de
Ed. española, p. 390). cada uno frente a los otros hombres- en el motor mismo de la existencia. Así,
La etnología, en efecto, siempre ha tenido algunas dificultades al a partir del ideal individual masculino se van elaborando las relaciones socia-
rnornento de suministrar pruebas; éstas dependen ya de la retórica del testi- les, las cuales, a su vez, remiten a cada hombre como a una unidad atómica.
monio ("yo estuve ahí, por lo tanto es verdad"), ya de demostraciones cuya En ese sentido, la sociedad achuar funciona a minimia, sin cultos colectivos,
lógica se basa en presupuestos tan diferentes como las corrientes de pensa-
miento de las que emanan. En cualquiera de estos dos casos despunta la 2. Louis Dumom, por ejemplo, consrruyó su docHina sociológica sobre es¡a dicotomía (cf Dumont, 1978).

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EL FIN DEL EXOTISMO ACERC:\ DE LA RELACiÓN ETNOGR,i..FJCA

sin iniciaciones, sin algún punto central, sin arraigamiento espacial sólido, sin también del sentimiento de aplastamiento y rechazo que nuestros universos
ninguna otra temporalidad que la que se instaura como resultado de la histo- industriales organizados en clases generan en aquellas personas que margi-
ria de personas vivas que interactúan entre sí. Aquí no se deja sentir el peso de nalizan de manera inexorable. En cambio, en este contexto ultrajerárquico
ninguna "totalidad social". Es indudable, por lo demás, que todos los achuar las clases dominantes perciben la violencia como un factor mortífero para
comparten la misma lengua, las referencias a las mismas entidades sobrenatu- el cuerpo social. Por tanto, no es nada sorprendente que la etnología suscite
rales, los mismos códigos sociales, pero también, y sobre todo, la misma liber- diferentes tipos de relación etnográfica dependiendo del contexto, igualitario
tad. Sin embargo, puesto que el lazo que los une no se encarna eri ningün o jerárquico, en que se realice el trabajo de campo.
"ideal colectivo de la cosa pública o el bien común susceptible de trascender Descola lleva a cabo su investigación en una sociedad autónoma que
los intereses particulares" (p. 323. Ed. española, p. 287), ese mismo vínculo no ignora las disparidades consolidadas de estatus. En contrapartida, los achuar
puede aplastarlos. Estos "nómades del espacio y el tiempo" (p. 85. Ed. espa- ven a "Mono lanudo"3 conforme a su propia imagen y entablan con él lazos
ñola, p. 33) desarrollan un tipo de individualismo que remite a la capacidad horizontales. Huésped de un jefe de familia que lo trata como a un "her-
de cada hombre para contar únicamente con sus propias fuerzas y con las de mano" clasificatorio, el etnólogo se convierte poco a poco en pariente del
su familia para así asegurar su subsistencia y enfrentar la adversidad. Así, los resto de los achuar, situado a la misma distancia de cada uno de ellos. A partir
achuar, a través de las "coaliciones libertarias" que forjan en torno a un líder de esta posición puede acceder -ya que cada hogar y cada persona son iguales
(p. 324. Ed. española, p. 287) durante el tiempo necesario para llevar a cabo a los demás- al saber que circula sin impedimento a través de toda la socie-
una venganza, ilustran una forma extrema de individualismo que no puede dad. En este caso, la dificultad reside más en poder desembrollar una madeja
considerarse como el revés de ningún holismo, sino como el producto de hecha a partir de un mismo hilo que en la revelación de ciertos secretos en
todo universo social desprovisto de cualquier sanción trascendente. virtud de los cuales los individuos y los grupos se conciben como diferentes,
¿La violencia de los achuar puede compararse con la que florece en como sucede en las sociedades de rangos, títulos o clases. En la medida en
las poblaciones precarias de nuestras zonas conurbadas? ¿Acaso las alianzas que en ellas la práctica de la "palabra retorcida'" sustenta el juego de la distin-
inestables entre individuos o "bandas", la moral de la venganza y la valoriza- ción, la relación etnográfica queda atrapada en una lógica de la disimulación,
ción del presente no proceden también de una imagen exacerbada de la inde- el doble sentido y la lito te: los discursos y las actitudes pretenden legitimar las
pendencia individual, como si, sugiere Descola, los achuar, contemporáneos, posiciones sociales y políticas, tanto a ojos de los actores como a los del etnó-
menos exóticos de lo que se suele pensar, nos indicaran "los múltiples cami- grafo; y cuando, en ese contexto, se desencadena la violencia -de arriba hacia
nos que nuestro futuro lleva consigo"? (p. 444. Ed. española, p. 395). Entre los abajo {y, más ocasionalmente, en sentido inverso)- se confirman y refuerzan
achuar, la agresión forma parte del vínculo social en el seno de una sociedad las rupturas entre nobles y gente común, jefes y súbditos, ricos y proletarios,
en donde las desigualdades, militares o temporales, no crean rupturas inter- etcétera. Sometido a la presión que genera un sistema de este tipo, el etnó-
nas. Les indios aprovechan al máximo la ambivalencia del combate, el cual, grafo, bastante lejos de la tonalidad cómplice y explícita que caracteriza las
en el momento mismo en que reúne a los hombres en un cuerpo a cuerpo relaciones con y entre los indios achuar, experimenta entonces aquel senti-
paroxístico, intenta separarlos a través de la muerte. Pero, a final de cuentas, miento trágico de la vida que parece ser inherente a todas las sociedades en
el juego de incursiones, asesinatos y alianzas, en la medida en que se ejerce donde las jerarquías hacen del ejercicio de la palabra una actividad riesgosa.
entre individuos equivalentes, no rompe las relaciones sino que las mantiene,
de manera que ningún achuar cree que la guerra represente el fin de la socie-
dad. Asimismo, en las calles de nuestras ciudades, las rivalidades entre faccio- 3. Nombre que los achuar asignaron a Philippe Descola.
nes permiten que éstas se estructuren. Sin embargo, la violencia urbana nace 4. Según la expresión del añorado lucien BernOT a propósito del mundo medi1erráneo.

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[L FIN DEL ACERCA DE LA RELACIÓN ETNOGRÁFICA

Los pesos estructurales característicos de los mundos desiguales se Evidentemente, ésta no es la situación de la etnografía de Philippe
multiplican en el caso de una investigación etnológica realizada en un con- Descola, como si los "pueblos de la soledad", en la selva, los desiertos o los
texto colonial, como yo mismo pude experimentarlo en Nueva-Caledonia (cf senderos de nuestras provincias, provocaran en sus observadores una sens·a-
Bensa, 1995). Los discursos indígenas resultan estar dominados por el miedo ción singulai de júbilo: 5 la de haberse emancipado de su sociedad de origen
a los duros golpes de los que la administración extranjera, desde un princi- mediante el contacto con comunidades en donde la dignidad de cada persona
pio, se ha vuelto una especialista: expoliaciones de tierra, arrestos, abusos de no es proporcional a su riqueza o su lugar en la escala jerárquica. Descola,
autoridad en detrimento de la legitimidad autóctona, etcétera. La relación lleno de esta sensación de júbilo mesurado y despreocupado por los sollozos
etnográfica, atrapada en esta dolorosa experiencia, incita a los interlocutores interminables de los dominados y colonizados, se pone con tanta más facili-
del investigador a protegerse, ya sea multiplicando las respuestas dilatorias, dad el traje cultural achuar cuanto que puede deshacerse de él al término de
erigiendo la barrera conveniente del secreto frente a una investigación avan- esta experiencia extraordinaria: "Sin ninguna duda me he vuelto transparente
zada o reinventando su sociedad en respuesta a las nuevas condiciones que se para mis anfitriones. Esto podría ser el privilegio del etnólogo consumado,
le imponen. Se trata para ellos, principalmente, de repensar sus estructuras pero me temo que sea más bien un efecto de mi creciente desapego respecto
sociales aun en condiciones operativas a la luz de la nueva temporalidad que de los achuar. Esta relativa indiferencia ..." (p. 427. Ed. española, pp. 379-380).
ha impuesto el ocupante y de la esperanza de liberarse de ella. De hecho, Al final de su estadía, cansado de las actitudes indias que tanto lo intrigaban
el trabajo etnológico tiene acceso a una información que, en la mayoría de en un principio, el etnólogo, desengañado, reencuentra los fundamentos de
las ocasiones, se ofrece más de manera "diferida" que directa: el peso de la su distancia inicial. Así, como bien lo mostró Jeann Favret-Saada, la justa
colonización reduce las formas más visibles de la expresión social tal como distancia en el ámbito de la etnología no consiste tanto en que el observador
pueden percibiese en sociedades mei)OS afectadas por Occidente; por tanto, se mantenga en un punto medio, a medio camino entre sí mismo y el otro 1
la mayoría de las veces la etnografía sólo tiene acceso a la sociedad a través de sino en que ocupe, en un incesante recorrido, los diferentes lugares que los
comentarios a posteriori sobre una serie de actitudes e intenciones difícilmente miembros de la sociedad de acogida le asignan.
observables "en el momento". En estas condiciones, la investigación se ve Apenas salido de su propia sociedad como de un bosque tupido y
permanentemente sesgada por la influencia que las personas que detentan el opresivo, el etnólogo se internó en tierras desconocidas como si buscara exas-
poder ejercen sobre aquellas de menor rango, tanto en el seno de la sociedad perar el sentimiento de soledad que lo acosaba entre los suyos. Con su eco-
autóctona como en d universo colonial que se ha impuesto sobre ella. Esta nomía precaria en donde el conocimiento del entorno y la habilidad manual
lógica de dominación se inflige tanto al investigador -cuyos anfitriones le compensan la debilidad de las herramientas, sus aldeas inestables y disper-
asignan un lugar (con frecuencia inferior) en el dispositivo jerárquico- como sas y la incertidumbre del vínculo social, el universo lábil de estos indios
a sus interlocutores indígenas, ellos mismos sometidos, al mismo tiempo, a
1
su propio orden político, al del colonizador y a la temida ambivalencia de 5. ··su nombre no está escriw en los árboles, su choza, construida en unas horas, desaparece en cuestión de insmn-
la posición del etnólogo. El cúmulo de tutelas y de tensiones diversas que res; su palo de labranza no hace sino rozar la tierra; y ni siquiera es capaz de abrir un surco. Sus canciones tradi-
cionales mueren con la úlrima memoria que las retiene, se desvanecen con la última voz que las repite. Las tribus
aquéllas suscitan deja en la relación etnográfica una marca indeleble de sufri- del nuevo mundo no tienen. pues, más que un solo monumento: la rumba. Quiradles a los salvajes los huesos de
miento y culpa. Un conjunto de tradiciones locales desiguales y la violencia sus padres, y les quitareis su historia, sus leyes y hasta sus dioses; arrebatareis a esws hombres, para las generacio-
colonial instauran un vínculo dramático con el trabajo de campo, vínculo nes fururas,la prueba de su existencia como si fuera la de su aniquilamiento". Patrick Williams (1993) y Philippe
Descola definen respenivamente a los achuar y los gitanos manouches, en referencia a esta cita de Chateaubriand
del que es tanto más difícil distanciarse cuanto que asume, a pesar suyo, los (Mrmorins dr uftrntumbn), como geme "de la soledad". Pero los gira nos, cuya libenad nos complacemos en exal-
resentimientos que lo atraviesan. tar, viven también, a diferencia de los jíbaros, una condición de excluidos. El apego emográfico que suscitan está
impregnado de una dimensión patérica de revuelta a la cual hace eco, de manera completamente significativa, en
el caso de Williams en particular, !a pa:Sión por el jazz (1991).

196 197
EL FIN DEl EXOTISMO

de la selva amazónica es favorable al primer impulso romántico de la pul-


sión etnográfica: "La Amazonía [...] es el campo de elección de misántropos
razonables que disfrutan en el aislamiento de los indios el eco de su propia IX
soledad ..." (p. 37. Ed. española, p. 34); y, habría que añadir, de su propio EL ETNÓLOGO Y EL ARQUITECTO'
aburrimiento: "¡Oh, qué cotidiana es la vida/ y nada recuerdo más cierto:/
qué simple y pobre he sido!" ¿Acaso es necesario, para conjurar la endecha de
Jules Laforgue, 6 ir a establecerse entre los indios? Pero la vida de los achuar es
igualmente monótona, de manera que el etnólogo, aquí o allá, una vez que lo
exótico se ha convertido en una banalidad cotidiana, se cansa de nuevo de la
rutina: 'Tengo delante de mí el sistema cerrado con el cual soñaba y, después
de algunas semanas de observación, ya quisiera que fuera más abierto" (p. 85,
Ed. española, p. 76). Así, el inevitable aburrimiento de los indios, que sólo En 19731levé a cabo algunas investigaciones de etnolingüística y antropología
algunos "paroxismos recurrentes)) (nacimiento, asesinato, huida, matrimo- política en una región determinada del centro-norte de Nueva Caledonia,
nio, guerra, etcétera) disipan de vez en vez, acentúa aquel que el etnólogo -y, archipiélago del Pacífico que Francia ocupó a partir de 1853. En menos de
antes de él, los poetas- han convertido en uno de los mejores fermentos de su dos siglos, la población autóctona, denominada kanak, se convirtió en mino-
trabajo e inspiración: "Escribir, escribir siempre)), apunta Descola de manera ría en su propia tierra a causa de la colonización que orquestó el gobierno
lacónica al pie de una fotografía en donde aparece, en la selva, frente a sus francés. En 1984, los kanak desencadenaron un movimiento de carácter insu-
cuadernos de notas. rrecciona! cuya exigencia central era la creación de nuevas instituciones que
permitieran la independencia de este territorio francés de ultramar. Durante
los cinco años siguientes me dediqué a divulgar y a promover el reconoci-
miento de la cultura kanak y de sus aspiraciones a la emancipación.' En
1988, la firma de los Acuerdos llamados "de Matignon" devolvía la paz civil a
Nueva Caledonia. En esta nueva atmósfera, Jean-Marie Tjibaou, presidente
del Frente de Liberación Nacional Kanak Socialista (FLNKS), exigía la cons-
trucción de un centro cultural kanak en Numea, capital del archipiélago.
El estado francés creó entonces la Agencia para el Desarrollo de la Cultura
Kanak, y le encargó convocar un concurso internacional de arquitectura para
elegir al director de obra del futuro centro. En 1989, Renzo Piano solicitó

Este ensayo quisiera hacer una aportación al rema del conocimiento especializado mediame el testimonio de
una experiencia singular: la participación de un emólogo en el rrabajo de un equipo de arquitecms encargado
de llevar a cabo la consrrucción cle un cemro culwral en Nueva Caledonia, terrimrio francés de ultramar. Este
rexro formará pane de un libro dedicado al Cemro Tjibaou de Numea"que publicarán las Ediciones Adam
Biro.
l. CfA. Bensa, Cbroniques Knnak. L'erlmologiemmarche, París, Erhnies-Documenrs, 19·19, Survival Imernarional
France, 1995.
6. Jules Laforgue, Poésies, París, Gallimard.

198 . 1 199
1-{

EL ETNÓLOGO Y f.L ARQUITECTO EL LLAMADO A LA ETNOLOGiA

mis servicios para ayudarlo a preparar el proyecto. El arquitecto italiano y su Renzo Piano, hay que destacarlo, se opuso a la actitud que tanto él mismo
equipo ganaron el concurso en 1991. A partir de entonces trabajé durante siete como Richard Rodgers asumieron cuando realizaron el Centro Georges
años con el Renzo Piano Building Workshop en la realización del edificio al
que pronto se bautizó como Centro Cultural Tjibaou. El centro fue inaugu-
.
. '•
Pompidou: este edificio fue concebido de manera explícita como una rup-
tura con el viejo París del barrio de "les Halles" y, más profundamente
rado el4 de mayo de 1998. El presente texto pretende sacar algunas lecciones ;
rodavía, como un desafio en contra de las concepciones del patrimonio que
de este encuentro laboral entre la etnología y la arquitectura. prevalecían en aquel entonces. Con la construcción de Beaubourg se mate-
rializaron las nuevas formas de relacionarse con el arte y la cultura que la
liberación ideológica de 1968 había vuelto posibles.' Para el centro Tjibaou
EL LLAMADO A LA ETNOLOGÍA de Numea, por el contrario, el arquitecto italiano trabajará en las eventuales
correspondencias entre la arquitectura oceánica de antaño y la arquitectura
Para Renzo Piano, transformar el pasado kanak en un proyecto arquirec- europea actual. Internarse en este camino implicaba, en efecto, encontrarse
tónico orientado hacia el futuro genera necesariamente un diálogo con la forzosamente con la etnología.
antropología. No porque esta disciplina se dedique a mantener intactas una Esta disciplina, a la ve:z. empírica y especulativa, restituye los elemen-
serie de usos exóticos hoy desaparecidos; sino a causa de su capacidad even- tos específicos de las poblaciones locales en toda su diversidad. Los escritos
tual para mostrar los vínculos entre la actualidad de una exigencia cultural y etnológicos, en la medida en que atesoran y se esfuerzan en volver inteligi-
su memoria. En la mayoría de las ocasiones, lo que se espera del antropólogo bles las diferencias culturales, posibilitan el acceso a ciertas ideas y formas
requerido fuera de su ámbito de investigación es que enriquezca una situación que el sentido común occidental no puede imaginar. En el caso de Nueva
con un toque de pintoresquismo local o que garantice la autenticidad de tal Caledonia, resulta claro que las realidades kanak únicamente pueden llegar
o cual práctica, a la que se convierte de este modo en "costumbre". En este a percibirse a través del estudio de textos realizados por medio de investiga-
caso, la petición que el arquitecto dirigió a la etnología no consistió en colocar ciones etnográficas prolongadas. Sin embargo, es innegable que el arquitecto
sobre el proyecto un sello de tradicionalismo, sino, a la inversa, en acercar lo debe encontrarles un lugar y un sentido en su proyecto de construcción. Pero
lejano tanto como fuera posible para que pudiera ser significativo en la actua- hay que reconocer que el paso de la etnología a la arquitectura se perfila como
lidad. Para lograr este objetivo, el constructor pretendía que el etnólogo le algo problemático. ¿Cómo hacer para que una ciencia humana, hermana de
proporcionara elementos (formas, materiales, ideas) que permitieran, a través la literatura en cuanto ambas están destinadas a la mediación y las circunvo-
de la arquitectura del Centro, lo que hoy me parece haber sido una supera- luciones de la escritura, proporcione al arte de la escuadra y el compás una
ción del mundo kanak por sí mismo. serie de ideas susceptibles de ser materializadas en muros, techos y cami-
La integración del antiguo mundo de los kanak en una imagen que nos? Preocupado por mantenerse lo más cerca posible del mundo melane-
estuviera en armonía con sus aspiraciones más actuales suponía para Renzo sio, Renzo Piano dio una respuesta práctica a esta difícil pregunta al invitar
Piano efectuar una síntesis delicada entre la etnología y la arquitectura. La a un etnólogo a participar de manera directa en el trabajo de concepción
construcción de un centro cultural kanak le colocaba, en efecto, frente a arquitectónica.
una elección peligrosa. O bien decidía liberarse de la referencia al mundo
melanesio mediante la creación de espacios rigurosamente funcionales cuyas
formas remitirían únicamente a la cultura occidental actual de lo útil, o
bien consagraba todos sus esfuerzos en encontrar correspondencias plásticas 2. CfR. Piano y R. Rodgers, Du platea u Benubourg nu Cem re Georges Pompidou, París, Centre Georges Pompidou,
entre su creación y el universo kanak. Al optar por la segunda solución, 1987.

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'
EL ETNÓLOGO Y EL ARQUITECTO UNA ET!"OLOGÍA IMPLICAOt\

UNA ETNOLOGÍA IMPLICADA el carácter transitorio y circunstancial de sus afirmaciones. Los argumentos
especializados no se dejan disociar con facilidad de los argumentos políticos.
Hoy en día es común que los poderes políticos, económicos o incluso judicia- Elucidar una situación no es de ningún modo una actividad independiente
les recurran a peritajes realizados por investigadores de diferentes disciplinas. de la voluntad de transformarla y cualquier constatación puede proporcionar
Ya se trate del derecho familiar, de iniciativas en materia de salud pública 0 ]os medios de su superación.
incluso de testimonios delante de los tribunales, antropólogos, sociólogos Mostrar el arraigo cultural de las reivindicaciones kanak era a la vez
o historiadores participan de este modo en la vida civil en nombre de su espe- una tarea que depéndía de la etnología en sentido estricto y de su capaci-
cialidad. Las colonias, en el curso de su historia, han solicitado de manera dad de convencer a las personas que sintieran la tentación de ignorar este
regular este tipo servicios. Las autoridades encargadas de Nueva Caledonia dato fundamental. Es un eufemismo recordar en qué medida gran parte de
no fueron la excepción, sobre todo cuando se trató de encontrar una salida a ]os europeos de Nueva tenía -y, en el caso de algunas personas
los conflictos locales. Ya sea en materia territorial, lingüística, escolar o eco- inflexibles, todavía tiene- en baja estima todo aquello que, de cerca o de
nómica, los informes redactados por expertos en donde se recuerda la historia lejos, concierne a los melanesios de Nueva Caledonia. Así, para Jean-Marie
del archipiélago, se multiplican los análisis de todo tipo y se dan diferentes Tjibaou era esencial que la conquista de espacios de poder bajo control kanak
consejos, son innumerables. La etnología no se quedó a la zaga a este respecto, se asociara a una serie de iniciativas susceptibles de derribar la barrera de des-
por lo que siempre se sirvió de su conocimiento de "campo" para elaborar precio e incomprensión cuyas consecuencias había sufrido su pueblo desde los
esclarecedores análisis. inicios de la colonización. En esta perspectiva, las investigaciones pasadas o
La aceleración del proceso de descolonización de Nueva Caledo- recientes sobre el mundo kanak no podían sino ayudar a restituir una imagen
nia operada por los kanak a partir de 1984 desafió a los especialistas de la vida sensata de éL' Al mismo tiempo, el trabajo de reflexión que acompañó su
social y política del archipiélago a interpretar lo que aún hoy en día se desig- movimiento de emancipación, al que se unieron numerosos especialistas en
na como "los acontecimientos". Esta situación me llevó a intentar realizar una diversos ámbitos de Nueva Caledonia, le proporcionó argumentos decisivos 4
reevaluación de los conocimientos científicos acerca de la sociedad kanak. Las Cuatro años difíciles, marcados por varios acontecimientos trágicos, desem-
intensas aspiraciones de los kanak orientadas a recuperar, junto con su digni- bocaron finalmente, en 1988, en los Acuerdos de Marignon. La necesidad,
dad, un amplio margen de maniobra en todos los ámbitos, ponía en tela de reconocida por todos los signatarios, de contribuir en todos los campos al
juicio la capacidad de la etnología para analizar "en caliente" la aparición "reequilibrio" de este territorio francés de ultramar indujo entonces a algunos
decisiva en el escenario nacional e internacional de un pequeño pueblo hasta investigadores a consolidar y tratar de ampliar las posiciones que los kanak
entonces olvidado. Pero si clarificar el debate político por medio de un cono- habían conseguido afianzar. Por mi parte, en 1990 tuve la primera ocasión de
cimiento técnico forma parte de las tareas del especialista, mi compromiso divulgar a un público vasto la historia de Nueva Caledonia y de la civilización
fue en este caso más allá de esta costumbre. La intención explícita de divulgar kanak con la publicación de un libro de amplia difusión.' Esta obra, en la que
y promover el reconocimiento de los objetivos del movimiento nacionalista
kanak me indujo a cruzar la frontera entre ciencias sociales y política. ¿Cuál
1
3. En I988,Jean-Marie Tjibaou lanzó con el apoyo de Michel Rocard un programa de Ín\·estigación sobre las socie-
es la utilidad de las ciencias sociales si no son capaces de poner sus herramien-
dades bnak que ha estado en el origen de numerosas tesis y publicaciones la llhima década. Cf l. Merle,
tas y sus resultados al servicio de las transformaciones sociales necesarias? Notwdle-Cn!Monie, explriwces coloniales (1853·1910), París, Belin, 1995; M. Naepcls, Histoim de trrreJ k,mnkn,
Lejos de corromperse o banalizarse por ello, me parecía que la implicación París, Belin, 1998; A. Bensa y l. Leblic (ed.), En pnys km111k, París, Maison des Sciences de l'Homme, 2000.
4. Cf Les trmps modemes, n° 4G8 CNou\·ellc-Calédonie: Pour l'indépendancc"), París, 1985.
de la etnología en el debate político le permitía no sólo responder a una exi· 5. A. Bensa, Nouve!/e-Cnlidonie. Un pnmdis dnm latourmmte, París, ("Découverres"), 1990; reedición
gencia moral, sino también enriquecerse en virtud de una reflexión sobre 1 revisada y aumentada en 1999 con el titulo: Nouvrlle-Calidonie, vrrs l'lmnncipation.

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EL ETNÓLOGO y El ARQUITECTO lJN TRABAJO DE MEDIACIÓN

un conjunto abundante de imágenes enriquecen el texto, llamó la atención de la Cultura Kanak (ADCK).' Pero, ¿la palabra del etnólogo, a causa de este
de Renzo Piano en el momento en que aún dudaba sobre la posibilidad de trabajo de mediación, no corre el riesgo de suplantar la de los kanak? Esta
participar en el concurso que convocaba a la realización del centro cultural pregunta se plantea con frecuencia en nombre del principio, vagamente popu-
de Numea. El arquitecto descubrió en ella el mundo kanak a través de una i lista, según el cual únicamente los miembros de un grupo estarían en condi-
etnología histórica que enlazaba el análisis con la imagen y podía de este ciones de hablar sobre él. Fue así como se me reprochó en Estados Unidos,
modo iniciarlo, en mucha mayor medida que una mera visita a un museo país en donde el comunitarismo étnico es bastante fuerte, "hablar en lugar
pero según la misma lógica, a la plástica melanesia. Al invitarme a preparar e] de los kanak". ¿Qué necesidad tenían de un etnólogo para expresar quiénes
proyecto junto con su equipo, Renzo Piano me daba una nueva oportunidad son? Desafortunadamente, pertenecer a una comunidad no predetermina de
de llevar la lucha política al ámbito cultural y simbólico en el que Jean-Marie ninguna manera el tipo de discurso que se puede formular sobre ella. ¿Hay
Tjibaou había deseado intensamente que pudiera desarrollarse. 6 que ser cristiano para hablar del cristianismo, mujer para reflexionar sobre la
Sin embargo, la producción de conocimiento ya no es la misma condición femenina, siervo para estudiar la servidumbre, etcétera? Ya más en
cuando, en lugar de estar dirigida a las autoridades públicas, se dirige al artista serio, es conveniente preguntarse por el tipo de relación con su comunidad
singular que es el arquitecto y, a través suyo, a los futuros usuarios del Centro. de pertenencia que permite al "indígena" formular a propósito de ella un dis-
Ya no se trata entonces de revelar datos o formular argumentos capaces de curso destinado a los "extranjeros".
orientar una determinada acción, sino de participar en un acto creativo. La Del profesor kanak, quien explica al etnólogo la vida de su "tribu", a
solicitud es al mismo tiempo más precisa -integrarse a un equipo para reali- Éloi Machara o Jean-Marie Tjibaou, quienes dirigen las reivindicaciones de
zar un proyecto tangible- y más vaga, en la medida en que la pregunta plan- su movimiento a los representantes del Estado francés, la gama de posiciones
teada no remite a tal o cual aspecto del mundo kanak (su organización social, que hacen posible que un individuo hable en nombre de una entidad social
sus estructuras políticas, etcétera), sino al saber general que supuestamente el incluye numerosos peldaños. Sin duda alguna, el etnólogo ocupa uno de
etnólogo detenta a propósito suyo. En cuanto ya no se orienta hacia sí mismo ellos. Él es incluso la única persona, exrrafia situación, que se dedica a discu-
ni hacia el medio universitario que lo sustenta, sino hacia el arte aplicado de rrir acerca de una serie de mundos de los que no es oriundo pero que termina
la arquitectura, dicho saber está llamado a desempeñar un papel tan erudito por conocer cada vez mejor. 8 Su posición claramente exterior se transforma
como eficaz. Esto supone, en efecto, que debe reelaborarse en función de la poco a poco en un esrarus de "miembro asociado" comprometido a expre-
construcción de un centro culturaL y proceder a aquella síntesis etnológica sarse a su manera sobre la comunidad que lo acogió, mientras sus residentes
particular que exige la participación en las decisiones del arquitecto. no dejan de hacer sentir su voz. Por tanto, el papel del etnólogo no consiste
en ser el "portavoz" de nadie, sino simplemente en aportar los frutos de su
experiencia específica al debate que tienen todas las partes implicadas. Si, en
UN TRABAJO DE MEDIACIÓN algunos casos, las circunstancias lo llevan a describir diferentes prácticas y a

Toda la dificultad reside en este caso en el uso arquitectónico que se pueda


7. Creada por decisión ministerial en 1989, esra agencia encargada de difundir la culrura kanak (organización de
hacer de la etnología, a sabiendas de que ésta debe entablar un diálogo no cspenácu!os, publicaciones, eKétera) tenía también como uno dr sus objnivos guiar la consnucción del Cenno
sólo con los directores de la obra sino también con quienes la encargaron, es Tjibaou. En la medida en que poseía la propiedad del proyec10, esta agencia fue el interlocutor privilegiado del
decir, con el equipo de Renzo Piano y con el de la Agencia para el Desarrollo Renzo Piano Building Workshop, el cual, en cuanto disethdor del proyecto y más tarde director de la construc-
ción, se encargó de la dirección de obra.

6. Cf J.-M. Tjibaou, Lrt présmukanak, París, Odile Jacob, 1985.


i 8. Esta observacíón es válida tanto para el etnólogo de los lugares lejanos como cercanos, ya que la pretensión del
trabajo de investigación es en la misma medida volver familiar lo extraí\0 y viceversa.

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EL ETNÓLOGO Y EL ARQUITECTO DE LA PALABRA Al DISENO

proponer una restitución de ellas que responda a las exigencias de las situacio- de concebir un techo, de recorrer un centro cultural, de apreciar un jardín
nes, en algunas ocasiones muy diferentes, en que se ve implicado (redacción u organizar en él festividades de la costumbre? Así pues, la tarea de nues-
de libros, seminarios de investigación, mítines políticos, proyecto arquitectó- tro equipo multidisciplinarlo consistía, por un lado, en construir un edificio
nico, etcétera), su punto de vista no goza de una legitimidad más sólida que cuyas propias exigencias no eran ni las de una casa tradicional de antaño
la de los representantes de la población en cuestión. Como mucho contribuye ni de un departamento actual, sino las de un lugar público destinado a la
con un enfoque elaborado y singular que los actores culturales, ya sean kanak cultura, y, por el otro, en mantener un vínculo explícito entre dicho edificio
u otros, pueden aprobar o refutar. Para la realización de un proyecto que, en y aquella entidad a la vez bastante presente y hasta cierto punto misteriosa
nombre de una cultura ignorada, reúne en torno a una misma ambición a un denominada "cultura kanak".
grupo de kanaks designados por su propio pueblo,' a un arquitecto italiano y A lo largo de las discusiones con arquitectos e ingenieros, yo esraba
a altos funcionarios franceses, un trabajo de mediación de este tipo era, si no encargado de proporcionar referencias culturales kanak susceptibles de
siempre cómodo, al menos, me parece, indispensable. Del mismo modo en modificar los bosquejos y los planos hasta el punto de imprimirles un aire
que el equipo de Piano recurrió al etnólogo, la ADCK solicitó la colaboración completamente melanesio. En este inusual diálogo cuya finalidad última era
de un "consejero cultural"; ninguno de los dos es de origen kanak. Solamente transformar una concepción milenaria del mundo en una serie de volúme-
quiero añadir que, sin lugar a dudas, mi papel habría sido más discreto en nes contemporáneos, ¿cómo pasar de la experiencia etnológica (llevar a cabo
caso de que los grandes mediadores de la causa y la civilización kanak, des- investigaciones directas, redactar libros, dar clases y conferencias) a la forma-
aparecidos demasiado pronto y de forma trágica (Éloi Machoro, Jean-Marie ción de una imagen que habrá de cristalizarse en un edificio? Esta exigencia
Tjibaou, Yéweiné Yéweiné),l 0 hubieran podido participar en la realización del requiere una alquimia mediante la que un tipo de saber es reelaborado con la
Centro cultural. intención de que otro saber pueda hacer a partir de él una síntesis inventiva.
Alejada de sus objetivos académicos habituales, la etnología se abre a la ima-
ginación creativa por medio de un diálogo con un arquitecto poco propenso
DE LA PÁLABRA AL DISEÑO a encerrarse dentro de los estrictos límites de la arquitectura. Para Renzo
Piano y su equipo, en efecro, era esencial que el trazado de líneas y recorridos,
Una vez que se han hecho todas las consideraciones de orden teórico y moral así como la elaboración de estructuras construidas y áreas de circulación, se
hay todavía que encontrar las modalidades concretas y productivas del trabajaran teniendo en mente las relaciones con el espacio y las preferencias,
encuentro entre las diferentes maneras de trabajar (y soñar) del etnólogo y explícitas o implícitas, de los kanak; tenía, pues -sin olvidarse de responder
el arquitecto. ¿Cuál puede ser el aporte de la mirada especializada del indi- a las exigencias prácticas y técnicas del programa-, que inventar un diseño
viduo que se dedica a elaborar mapas de pueblos, inventarios genealógicos o inspirado en el apego rebuscado del mundo melanesio. En ese contexto, la
recopilaciones de tradiciones orales en materia de distribución de espacios, tarea del etnólogo residía en identificar un conjunto de formas y prácticas
luminosidad interior y exterior de volúmenes, altura de una rampa o forma que pudieran orientar al director de obra en sus elecciones. A partir de las
de una sala de espectáculos? ¿Cómo imaginar la supuesta manera "kanak" descripciones de las parhileras de las antiguas casas kanak, del trazado de
las largas avenidas en donde ellas se erigían, de la costumbre consistente en
9. Los independemisras kanak designaron en 1989 a Marle-Ciaude Tjibaou, esposa del líder desaparecido,}' a
caminar a menor elevación de las explanadas para no hacerse ver y del recu-
Onavío Togna, fundador de la radío nacionalista (Radio Ojiido), como presidenta ydirecrorde la ADCK rrir a los símbolos relacionados con las plantas para expresar lo esencial, el
rivameme, y, de hecho, umbién del Centro culrural. arquitecto capta una línea que se eleva hacia el cielo, un perfil, la curvatura
10. Éloi Machoro fue asesinado por la gendarmería francesa ello de enero de 1985; Jean-Marie Tjibaou )' Yéweiné
Yéweiné fueron asesinados en Ouvéa el4 de de 1989 a manos de Djubelli \Y/éa.
de un camino sinuoso, el recuerdo de un color antiguo en un material actual.

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EL ET:-JÓLOGO Y EL ARQUITECTO Rf:STITUCIÓN Y CREACIÓN

Mientras tanto, el discurso del etnólogo, en el que una infinidad de impre- para dar cuerpo y vida a aquella entidad misteriosa que llamamos cultura. El
siones, emociones, análisis y anécdotas se mezclan desordenadamente, pasa arquitecto es pintor y escultor del mismo modo que el etnólogo es siempre,
de forma gradual por el filtro de una creación arquirecrónica, por lo que se potencialmente, escritor. El encuentro entre ambos puede generarse gracias a
ve transformado en bosquejos dibujados en el papel y más tarde en planos, sus capacidades creadoras y al diálogo en torno a su saber técnico respectivo.
secciones y esquemas. ¡Nada más sorprendente para una especialista del dis- Esta experiencia "erno-arquitectónica" puso de relieve en qué medida
curso oral y escrito como la manera en que un especialista de la plástica de rodo lo que entendemos por "culmra" es resultado de la actividad de varios
las formas reelabora su discurso, ni como participar en el trabajo de un arqui- mediadores, intérpretes-compositores, que se dedican a objetivar una diferen-
tecto a la vez preocupado por realizar una obra propia y atento a la alteridad cia, es decir, a hacer de ella un objeto. Si podemos apreciar una cultura como
cultural! si fuera una obra, ello se debe al arte de aquel individuo que nos la muestra.
De la investigación de campo al libro y de éste a la construcción, los Al mostrárnosla la crea. Esto no significa que la invente, como muchos se
desplazamientos sucesivos se caracterizan por la metaforización. A medida complacen en decirlo actualmente, sino que dispone algunos de sus elemen-
que uno se aleja del modelo, éste se convierte en un número decreciente de tos de tal modo que puedan significar algo a ojos de quienes no la conocen.
líneas susceptibles de contener aún la huella del referente inicial. Estos signos En esta tarea, el etnólogo busca en general mantenerse lo más cerca posible de
del mundo kanak son vueltos a trabajar más tarde en función de las exigen- las regularidades y recurrencias que cree haber percibido durante el trabajo
cias tanto estéticas como técnicas del proyecto arquitectónico. Al término · de campo. Pero en lo que se refiere al arquitecto, una proximidad formal
de todas estas transformaciones, la imagen obtenida no es de manera alguna demasiado grande con la cultura kanak corre en este caso el riesgo de ence-
un fiel reflejo del mundo kanak, sino que tiene que ver, como sugiere Renzo rrar su proyecto en una postura de estilo "regional".
Piano, con la "memoria".
En el transcurso de este ejercicio inventivo de formas plásticas, el etnó-
logo lanza una mirada sintética al mundo que estudia. Para lograrlo, se sitúa RESTITUCIÓN Y CREACIÓN
en una posición exterior que le permite destacar los puntos más relevantes y
esbozar los contornos de dicho mundo. Su actitud es a priori contraria a la Renzo Piano lo anunció desde que su equipo ganó el concurso: "habrá que
que él mismo adopta cuando describe frente a sus colegas, a través de un libro abstenerse de realizar una copia". La idea de otorgarle un lugar central al
o una exposición, un sisteina de parentesco o una colección de tradiciones mundo kanak podía, en efecto, llevar el proyecto a terminar en un calco
mitológicas. Pero a final de cuentas, ya sea que se sitúe a cierta distancia o en de esta civilización: una arquitectura "retro", más aún, museográfica, habría
el corazón de la sociedad, el etnólogo siempre termina por dar una imagen de podido derivar entonces en un "remake" con acentos folklóricos. Por el con-
la colectividad de la que es especialista. Y esta imagen sirve para identificar el trario, erigir un edificio completamente ajeno a cualquier referencia al mundo
grupo en cuanto "cultura". Así, la redacción de textos de antropología a pro- kanak habría sustraído el proyecto de su contexto inmediato, al alejarlo toral-
pósito de culturas singulares, por un lado, y la elaboración con un equipo de mente de su lugar de implantación y de la historia de Nueva Caledonia. Así
arquitectos de un edificio destinado a expresar a su vez una cultura particular, pues, resultaba imperativo evitar dos escollos a la vez: el de la reconstrucción
por el otro, no constituyen dos procedimientos antitéticos. En cada una de de una aldea kanak tradicional y el de la edificación de un edificio estricta-
estas dos situaciones se uata, en el fondo, de mostrar y, si es posible, de hacer mente europeo. Si, con tal de darse los medios para crear una obra impreg-
apreciar y pensar, una diferencia. El arquitecto la expresa por medio de líneas nada de cultura kanak, era legítimo recurrir a la etnología, la disciplina por
y materiales dispuestos en el espacio; el etnólogo mediante sus daros de excelencia del particularismo local no debía por ello limitar el horizonte de
campo organizados en forma de textos. Tanto uno como otro utiliza su estilo los arquitectos a la Nueva Caledonia kanak. El arraigo que se buscaba en el

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EL ETNÓLOGO y El ,\RQU!TECTO RESTITUCIÓN Y CREACIÓN

contexto melanesio tenía que ser matizado en virtud de la inserción del pro- contornos de mundos culturales bien delimitados y estables, entonces se con-
yecto en otro juego de referencias: el de la arquitectura contemporánea. tradice a sí misma desde el momento en que contribuye a realizar una "obra
Por tanto, la representación plástica y espacial del mundo kanak, a creativa" por medio de la invención de formas y conceptos cuya existencia no
través de un edificio encargado de simbolizarlo, sólo pudo llevarse a cabo tras la preceden por completo. Pero gracias a uno de los beneficios teóricos de la
un largo trabajo de investigación estética cuyo objetivo era mostrar el mundo práctica, el encuentro de la antropología con un grupo de constructores pone
melanesio por medio de una técnica (la construcción moderna) y un conjunto en evidencia sus a priori: ¿existen en realidad las entidades bien delimitadas y
de materiales (cemento, vidrio, madera, metal) que en parte le son ajenos. El estables con las que se deleita esta disciplina, hasta el punto de que los etnó-
paso del hogar tradicional hecho a base de troncos, cortezas, ramas y paja a logos, como si fueran subastadores, rengan el derecho de garantizar su auten-
un centro cultural que integrara todos los logros más recientes del arre de ticidad? El compron1iso con un proyecto cuya meta es mostrar a los demás
construir equivale, de alguna manera, a trasladar un mundo a orro. La etno- y hacerles vivir la experiencia actual de un pueblo requiere que la etnología
logía también surge de un acto de traducción, ya que transpone a la lengua del tome en cuenta el curso de la historia, es decir, el tiempo que corre. Desde ese
observador -según sus propios criterios- conceptos y prácticas cuyo origen instante, la mónada étnica y el relativismo cultural que ella sustenta se con-
es estrictainente vernáculo. Ahora bien, como ya se sabe, toda traducción es vierten en nociones caducas. Puesto que cualquier mundo social se proyecta
una interpretación, esto es, una simbolización. Se necesita poner en marcha en el futuro, las maneras en que se inscribe en el tiempo forman parte de su
un complejo trabajo de reformulación para pasar del antiguo entorno hogar "identidad". Si, como lo decía Jean-Marie Tjibaou, la identidad está "frente
kanak a la construcción más moderna, de la experiencia de campo al libro a nosotros", 11 su análisis será, en la misma medida, una prospectiva y una
especializado que se vende en las librerías de las capitales occidentales. En constatación.
cuanto supone un orden y una escenificación, en cuanto requiere en la misma Así, la "construcción" del Centro cultural de Numea no restituyó el
medida de la vista, el oído, el tacto y el intelecto, este esfuerzo moviliza a la pasado sino aquel movimiento de construcción identitaria del que los etnó-
vez la observación y la creación, el análisis y la imaginación. La impresión logos son a la vez observadores y agentes. Lejos de ser puramente teórica y
más fuerte que experimento cada vez que visito el Centro Tjibaou consiste en descriptiva, su disciplina es, podría decirse, activa. En virtud del efecto per-
poder percibir, ya no intelectualmente sino de manera sensible e inmediata, formativo del lenguaje, la etnología hace existir lo que muestra, de manera
el efecto concreto de esta reelaboración del mundo kanak mediante la alianza que acompaña el movimiento mediante el que los pueblos se transforman
entre la etnología y la arquitectura. y se afirman. La conjunción de la etnología y la arquitectura evidencia esta
Sin embargo, las "cabañas" del Centro Tjibaou no son cabañas, nin- dimensión creativa del conocimiento antropológico. Las barreras entre obje-
guna de sus avenidas cubiertas se ha visto en Nueva Caledonia y su camino tividad y subjetividad se derrumban una vez que la etnología, del mismo
kanak no corresponde a ninguna práctica ritual efectiva. Mientras una expo- modo que la arquitectura, analiza y suscita al mismo tiempo las mutaciones
sición colonial habría dedicado rodos sus esfuerzos a reproducir "el enromo contemporáneas.
indígena", por su parte, la etnología se habría quizá complacido en restituir
una imagen del pasado tan verídica como sea posible, el edificio que se erige a
las puertas de Numea sitúa la cultura kanak más allá de sí misma. Al garanti-
zar su autenticidad, menos en nombre del pasado que en referencia al futuro,
el gesto etno-arquitectónico rompe con cualquier restauración escrupulosa
de una "realidad" antigua o actual y, por ello, con las definiciones usuales de
la antropología. Si esta disciplina cree que su deber consiste en trazar los 11. J.-M. Tjibaou, op. cit., 1996, p. 185.

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X
PADRE DE PWADÉ
RETORNO A UNA ETNOLOGÍA A LARGO PLAZd

Es necesario haber entablado relaciones a largo plazo, basadas en


la corifianZil, antes de arriesgarse a plantear preguntas serias y bien
pensadas. Los etnógrafos viven en general en el seno de las comuni-
dades que estudian, de manera que establecen relaciones orgánicas
y duraderas con las personas sobre las que escriben. En otras pala-
bras, para reunir una serie de "datos exactos': los etnógrafos violan
los principios de la investigación positivista, ya que mantienen rela-
ciones íntimas con su objeto de estudio.
Bourgois, En quéte du respect. Le cmck ti New York, 2001, p. 40.

La etnografía, cuando se practica en una misma región del mundo durante


largo tiempo, plantea una serie de preguntas que las investigaciones más velo-
ces no pueden suscitar y ni siquiera sospechar.' Yo emprendí durante un largo
periodo de tiempo diversas investigaciones de campo en la Nueva Caledonia
kanak e incluso hoy en día mis investigaciones no han terminado. Esta situa-
ción, bastante frecuente a final de cuentas en la antropología francesa, pro-
dujo en este caso un conjunto de efectos específicos de los que, con cierta
distancia crítica, romo conciencia poco a poco. Si bien sé que el análisis de los
acontecimientos sólo puede ser parcial y debe proseguirse indefinidamente,
en el presente texto intentaré presentar y evaluar) tal como se me presentan
hoy y a sabiendas de que evoluciones de este tipo ya han sido analizadas,
algunas de las condiciones y consecuencias de mi implicación perpetua en
esta aventura etnográfica. Así pues, todas las consideraciones que se exponen
a continuación emanan, hasta en su formulación más generaL de mi expe-
riencia de campo.

l. Texro publicado en Fassin D. y A. Bensa, Politiquu de l'mquétt. Eprtlll'tJ etlmographiques, La Découvene, París,
pp. 19-39.
2. La experiencia de campo dio lugar a numerosos análisis influenciados lógicameme por las distimas formas que
dicha experiencia tomó en el caso de cada emólogo. En este texto revisaré mi propia uayecmria, particularidad
experimental que ha de ser registrada, sin abordar el problema desde una pcrspeniva comparativa.

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PADJU DE PwADÉ

La presión institucional que se ejerce de manera cada vez más fuene El mundo caledonio
sobre las investigaciones de ciencias sociales (exigencia de rapidez en la pro- El archipiélago caledonio, con sus veimiocho lenguas, sus regiones claramente tipi-
ducción de conclusiones, participación en convocatorias temáticas, docto- ficadas en lo referente a su organización social, política y ecológica y a sus vínculos
rado en tres años, etcétera), el desarrollo de investigaciones mulrisituadas a con el pasado, conoció varios regímenes históricos desde que los ancestros de los
corto plazo, la demanda creciente de análisis generales accesibles a un público kanak lo descubrieron -hace casi 3 500 años. Desde el establecimiento de las prime-
amplio y capaces de orientar a los responsables políticos, no favorece la pro- ras poblaciones (denominadas Lapita) en el borde del mar hasta el asentamiento
ducción de conocimientos basada en la creación progresiva de una erudi- progresivo de sus descendientes en los valles, sin contar las importantes relaciones
ción local o regional. Con ello me refiero a la formación de un saber que con otras islas del Pacífico, la hismria antigua de este archipiélago da prueba de
viene determinado por una historia que no puede -a no ser que se mutile su una serie de transformaciones cuyas huellas pueden ser rastreadas por la arqueo-
comprenderse mediante los atajos que se ofrecen al investiga- logía y el estudio de las tradiciones orales (Kirch, 1997). Pero cuando, en el siglo
dor apurado bajo la forma de consideraciones generales relativas a la mente XX, la etnología académica comience a desarrollarse, le será necesario ro mar en
humana, al sentido de la Historia o la globalización. cuenta una ruptura histórica considerable: la que instauró la colonización francesa
La tarea del etnólogo y del historiador consiste en describir y pensar de manera oficial a partir de 1853. Los europeos alteraron entonces el mundo indí-
cada situación local en su originalidad, incluso si más tarde llega a mostrar, gena al ocupar su espacio, al relegar a los kanak a diversas reservas y al reorganizar
en virtud de una comparación, los puntos de encuentro entre los diferentes sus prácticas políticas en romo a jefaturas denominadas "administrativas" encarga-
procesos que tienen Jugar en cada caso. Con el fin de poder elaborar los das de contribuir a la polídca colonial, etcétera (Saussol, 1979). Las investigaciones
densos conocimientos indispensables para este tipo de enfoque, es necesario etnográficas deben necesariamente reflexionar acerca de este reacomodo forzado
que el trabajo académico logre desvincularse de las exigencias de adquirir un de los territorios y poderes kanak de amaño, a falta de lo cual se corre el gran
saber especializado en el corto plazo y que el investigador esté dispuesto a riesgo de ver en el presente una mera repetición del pasado y de soslayar los desafíos
asumir una dedicación y un trabajo de tipo monástico. contemporáneos.

INVESTIGAR EN KANAKY-NUEVA CALEDONIA La preocupación lingüística posibilita el acceso a universos de sentido,


seccionamientos de la realidad, sentimientos sociales y modalidades expresi-
En el trabajo de campo, a partir de 1973, mis preguntas se orientaron en vas que la práctica del francés, en la medida en que sigue siendo la segunda
primer lugar a la memoria oral y su organización en forma de poe1nas versifi- lengua de los kanak, enmascara casi por completo. La atención que presté a
cados y relatos que cuentan la historia de los diferentes grupos antes y después las lenguas ausrronesias que se hablan en la zona de investigación me colocó
de la invasión blanca a mediados del siglo XIX. Mi inserción en un equipo de en una mayor intimidad psicológica con mis interlocutores e interlocutoras,
lingüistas tuvo gran influencia en el desarrollo de un método de investigación al grado que los paicí (su musicalidad, su léxico, sus formas retóricas [Rivierre,
que a partir de entonces nunca abandoné: privilegiar tanto como fuera posi- 1983]), su transcripción palabra por palabra y más tarde su traducción, for-
ble las lenguas de la región estudiada, a pesar de saber que los kanak hablan maron parte en mi caso de una suerte de metamorfosis progresiva
también francés. 3 e involuntaria que contribuyó en buena parte no sólo a mi inserción en la
sociedad sino a la comprensión de los problemas de antropología del mundo
3. Fueron A.C. Haudricouny J.-C. Rivierre, miembros del Laboratorio de Lenguas y Civilizaciones de Tradiciones
kanak que yo mismo me planteaba. La práctica, por más imperfecta que
ÜrJles, quienes me iniciaron en la lengua pnici. la cual se habla en cenuo-none de Nueva Caledonia (Rivierre, sea, de una lengua extranjera, transforma al hablante desde el punto de vista
l98J).

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1
PADRE DE PwAoÉ INVESTIGAR K.ANAKY-NUEVA CALEDONIA

intelectual e incluso físico, a fuerza de articular sonidos nuevos y de adop- origen. Las referencias a los ancestros, el clan, la jefatura, las jerarquías y
tar el estilo y el tono de los intercambios característicos de las interacciones los vínculos de parentesco claramente codificados, los espacios que sustentan
verbales locales. Esta prueba, como ninguna otra, acerca al investigador del una memoria sólida, los relatos complejos sobre el origen de los grupos y sus
universo social que busca entender. Finalmente, el uso de la lengua vernácula desplazamientos corresponden a un conjunto de prácticas y discursos que me
es una política de investigación, sobre todo en un lugar en situación colonial: eran desconocidos. Con todo, podía aprenderlos poco a poco y esforzarme en
puesto que los blancos no la comprenden, la "lengua indígena" es un espacio asimilarlos en alguna medida.
de resistencia para las poblaciones colonizadas; para el etnólogo, acceder a él No era éste el caso con las secuelas de la colonización aún demasiado
implica transgredir el orden lingüístico impuesto por el colonizador -identi- abrumadoras en la Nueva Caledonia de los años setenta. Aunque la violencia
ficado en este caso con el uso obligatorio del francés en la escuela-, y gracias del desprecio contra los kanak y la iniquidad (territorial, económica, escolar,
a ello entrar, aunque sólo sea de manera marginal, en el grupo kanak. etcétera) de la que eran víctimas me recordaban el cariz de las relaciones de
Así pues, gracias a este apoyo lingüístico inestimable y en el trans- clase en Europa, ambas rebasaban en intensidad y radicalidad todo lo que
curso de una serie de misiones de investigación pude establecer sistemática- con anterioridad había podido conocer directamente en la sociedad francesa.
mente en compañía de mis anfitriones las genealogías de sus familias, planes Mi formación etnológica y mis gustos de entonces no me habían preparado
de sus topónimos, transcripciones de su memoria del pasado, así como des- para percatarme de antemano de que, si los kanak eran portadores de una
cribir algunas de sus actividades sociales, etcétera, al tiempo que compartía especificidad, ésta estaba marcada de manera indeleble por la historia colonial
su vida cotidiana y también algunos momentos más excepcionales, como (Merle, 1995).
aquellos durante los que pusieron en tela de juicio la injusticia colonial hace Así, desde los primeros textos que escribimos en colaboración, Jean-
veinte años 4 Digamos de entrada que esta larga historia de investigaciones Claude Rivierre y yo integramos esta dimensión al análisis de varios relatos.
acumuladas (que no ha terminado aún) me llevó a adquirir la convicción de La estabilización y la recomposición de las jefaturas con la influencia de la
que la etnografía autoriza una comprensión mutua entre el etnólogo y las "paz blanca" sigue siendo una dimensión esencial para la comprensión de
personas con las que convive durante tantos años, comprensión basada en los sistemas políticos tal y como los kanak los conciben hoy en día (Bensa
una universalidad evidente de las potencialidades humanas, más allá de las y Rivierre, 1982). Los miembros de una misma jefatura movilizaron viejos
diferencias patentes en lo que se refiere a la forma de las relaciones sociales y esquemas (recibimiento del extranjero en calidad de jefe, apertura de alianzas
de las interpretaciones de ciertas situaciones y realidades sociales, psicológicas matrimoniales y políticas lejanas, etcétera) para reconstruir sus institucio-
o físicas. Si bien determinadas reacciones consideradas como normales desde nes en un periodo en que las guerras y los desplazamientos se habían vuelto
la perspectiva local pudieron sorprenderme e incluso chocarme, también es imposibles a causa de las autoridades. Restituir este trabajo reflexivo supone
cierto que a final de cuentas no tuve problema alguno ya sea en habituarme prestar una atención simultánea a las fuentes orales y escritas, así como tomar
a ellas -a riesgo de suspender, para conjurar radicalmente el ernocentrismo, en cuenta la larga temporalidad en los análisis que se lleven a cabo.
cualquier juicio moral respecto de mis anfitriones- o bien en hacerlas mías En la actualidad me parece indudable que una corra estadía en Nueva
de manera parcial, especialmente en el ámbito de las relaciones de parentesco, Caledonia me habría empujado a limitarme a escribir un trabajo monográ-
los análisis de relatos y los intercambios ceremoniales. fico culturalista o bien a esquivar la dificultad de la lengua local y la etnología
Es verdad, sin embargo, que los kanak se organizan de una forma participante al privilegiar la realización de estudios extensivos -por lo demás
particular que difiere de la que el etnógrafo europeo conoce en su lugar de bastante útiles en algunas ocasiones- acerca de los problemas económicos,
sociales y políticos provocados por la colonización. Multiplicar las investi-
4. En otra parte abordaré la cuesdón de las relacione.'> entre investigación científica y compromiso político.
gaciones etnolingüísticas intensivas durante un largo lapso y un mismo

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PADRf. DE P\VADÉ PRUEBAS, EXORCI$.\10$

lugar era la única manera, a mi entender, que podría permitirme reflexionar, PRUEBAS, EXORCISMOS
más allá de los esquemas simplistas que dictan la oposición entre tradición y
modernidad, acerca de las lógicas kanak de acción en referencia a una multi- Mi noción de investigación a largo plazo no se puede cuantificar en días o
plicidad de criterios, sin privilegiar por lo tanto alguno de ellos. meses de trabajo de campo; antes bien, remite a una experiencia total que
La etnología política muestra, por ejemplo, que en el seno de un permite profundizar cada vez más en la comprensión del mundo social que el
municipio de Nueva Caledonia, marco al que, con frecuencia, los etnólogos investigador se ha propuesto estudiar. Desde el momento en que una empresa
prefieren al de área lingüística o de una jefatura, los kanak hacen coexistir de este tipo se pone en marcha resulta irrisorio designarla someramente como
un discurso de autoridad basado en el principio del consenso y de los estatus una "investigación", esto es, como la recopilación durante un periodo limi-
heredados -discurso que cuenta con su propio registro narrativo, sus imáge- tado -que puede venir después o preceder a otra investigación sobre otro
nes, sus alegorías y sus sistemas de alusiones- con otro discurso elaborado tema- de numerosos datos que habrán de analizarse más tarde. En este caso,
en torno a ideas de autonomía, independencia, procedimientos electorales, la Inanera de proceder es diferente, ya que se trata de entrar en una nueva
denuncia de injusticias, etcétera. Tanto las viejas como las nuevas generacio- forma de vida mediante aprendizajes progresivos que, sin embargo, nunca
nes movilizan estas múltiples pertenencias y referencias. Las prácticas kanak, finalizan por completo. El etnólogo asimila una nueva lengua, nuevos códi-
ya se trate de las ceremonias de intercambio con ocasión de las bodas o los gos sociales, nuevos principios morales, un humor desconocido y diversos
duelos, del mantenimiento de sitios sagrados a través de gestos rituales y rela- conocimientos que en un principio le eran ajenos, en el transcurso de una
tos transmitidos de manera regular, de la referencia constante a las actitudes existencia consagrada a una investigación que incorpora al proyecto de elu-
de parentesco obligadas, etcétera, constituyen un bloque de relaciones socia- cidación científica las metamorfosis cognitivas, afectivas e incluso éticas por
les singulares que, sin embargo, no excluyen otras relaciones entabladas con las que pasa.
los miembros de otras comunidades (europea, indonesa, japonesa) instaladas Esta evolución pedagógica ejerce sobre la persona que se compromete
también en el territorio municipal. Los usos políticos de la memoria ciánica y con ella un ascendiente cada vez más fuerte a medida que adquiere conoci-
de la historia de las relaciones entre los grupos kanak durante un periodo de mientos, habilidades y maneras de ser. Como resultado de ello, los diferentes
casi dos siglos dan lugar a un juego político intenso al interior de los clanes modos que tiene de interrogar a sus interlocutores sufren modificaciones en
y las jefaturas. Estas prácticas se combinan con las que la ciudadanía fran- la medida en que, a su vez, las personas interrogadas comienzan a preguntar
cesa autoriza desde 1946, particularmente en el marco de la vida municipal también. De este modo se despliega un espacio dialógico de investigación
(Trépied, 2007). Poder desenredar esta madeja en la que se anudan, mediante que lleva al etnólogo a movilizar los mismos argumentos que sus anfitrio-
una multitud de hilos, estas diversas identificaciones requiere que la etnolo- nes durante las discusiones sobre tal o cual acontecimiento o coyuntura. Si,
gía vaya más allá de la ciencia política estricta y, a su vez, que aquélla mues- por ejemplo, no se logra interiorizar de manera progresiva el poder social y
tre apenura a una serie de problemáticas que no se encierren en los grandes terapéutico que los kanak atribuyen a los hermanos de la madre, resulta difí-
modelos, con frecuencia engañosos, de la antropología política oceánica, sino cil comprender que el estado depresivo en el que una persona se encuentra
que consideren las distintas realidades tal como se presentan efectivamente sumergida durante largo tiempo pueda interpretarse como una debilidad del
en la actualidad. Está claro que este trabajo interdisciplinario sólo es posible apoyo que deben concederle sus parientes maternos. Sin embargo, resulta
a largo plazo. claro que, según una lógica en la que los hombres y las mujeres conciben
al río uterino como el referente de su .vida física y espiritual, así como
origen de su cuerpo y su alma, el más mínimo debilitamiento de este vínculo
viral redunda en una disminución de las fuerzas del individuo. Entrar en los

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PADRE DE PwADÉ PRUEBAS, EXORCISMOS

modos de reflexión del otro constituye una suerte de garantía de la pertinen- Por ejemplo, llegar a comprender de forma sensible el elemento que
cia de nuestras interpretaciones ulteriores y permite acceder a una serie de los kanak conciben como ancestral en las plantas, las rocas y, más general-
experiencias intelectuales novedosas. mente, en los paisajes, no me habría sido posible sin las muchas caminatas
La apertura .a un universo de inteligibilidad diferente de aquel otro, por los alrededores de los antiguos poblados kanak que realicé en compañía
más restringido, rígido y finalmente incierto al que nos confina el objeti- de personas que los convierten en referencias esenciales de la historia de su
vismo, requiere de una mirada que siga de cerca el mundo estudiado. La linaje. Las ofrendas que se colocan con emoción sobre las tumbas de antaño,
relación social y humana que hace posible dicha mirada no puede entablarse las pilas de paja o las telas que se atan en torno a las perchas que marcan los
al término de una corta estadía o de la finalización de un proyecto clara- lugares en donde murieron los parientes, las vibrantes evocaciones de la pre-
mente circunscrito por un protocolo previo de investigación o el tratamiento sencia de lo invisible en el corazón de lo visible, todas estas prácticas sólo me
estadístico de daros esquemáticos. La proximidad, en cuanto peldaño más fueron accesibles en el marco de un contexto de intimidad que me identifi-
profundo de la comunicación, supone un cambio íntimo, el abandono de caba de forma perdurable con un grupo familiar. Mientras las religiones de la
los soportes sociales e imaginarios de la construcción del propio yo en bene- trascendencia separan lo invisible de lo visible con el fin de dotarlo de un halo
ficio de un conjunto de nuevas referencias que, en lugar de ser heredadas, se de mayor misterio -y por lo tanto de mayor autoridad- y llaman a alejarse
adquieren a través del proceso de descentralización del sujeto que suscita la del mundo para acceder a Dios, la presencia palpable de los ancestros, por el
experiencia etnográfica (Bensa, 2008). A final de cuentas es necesario "to go contrario, suscita en mis anfitriones, por retomar la expresión de Le Clézio
native'',5 aunque sólo sea de manera parcial, para hacer surgir -como bien (1967) un "éxtasis material": del otro lado de lo visible, las plantas, las piedras
mostró Jeanne Favret-Saada (1977) a propósito de la brujería rural- una serie o el viento se percibe algo así como una particular concentración de fuerzas
de cuestiones que yo no habría podido percibir en caso de haberme quedado atribuidas a los ancestros cuya gestión no contempla ningún espiritualismo y
en la orilla del río. se modula, por lo demás, según los éxitos y los fracasos.
Desnudar y volver a vestir al propio yo con otras ropas no son actos Estoy perfectamente consciente que esta aprehensión fenomenológica
que ocurran de manera repentina, sino que se filtran en el proyecto del etnó- de la relación de los kanak con sus ancestros depende de una emparía6 a
logo a sus espaldas para, desde ese momento, ya no abandonarlo nunca. Así, propósito de la cual uno puede. preguntarse si no infringe las reglas de histo-
la experiencia de la relatividad del propio yo se introduce de manera rización de la investigación que yo mismo establecí. Sin embargo, esta feno-
gresiva a partir de un vínculo de seducción recíproca difícil de dominar, del menología centrada en la cualidad de ciertos instantes se apoya de manera
placer de vivir juntos, de una curiosidad intelectual compartida y activa por documentada en palabras como éstas: "Los viejos [ancestros] que tú no ves
el otro. Esta inclinación puede transformar la experiencia de campo en expe- están detrás de tu reflejo en el espejo". Sin lugar a dudas es posible poner en
riencia existencial e inscribirla gracias a ello de forma duradera en la vida del relación estas palabras con la historia de la colonización cristiana, al suponer
investigador. C:omo apunta correctamente Johannes Fabian (2006: 162-163) que su autor combina sin saberlo el doloroso recuerdo de los ancestros aniqui-
"el pasado etnográfico puede convertirse en la parte más viva de nuestra exis- lados por la colonización con algunos elementos místicos de origen cristiano,
tencia presente». No obstante, para romper la envoltura en la que el ernocen- pues oficialmente los kanak son en la actualidad de fe católica y protestante.
trismo inherente a nuestra educación nos había encerrado, aún es necesario Pero esta hipótesis re-constructivista (Douglas, 1998) tropieza con la manera
que se cumplan las condiciones de la alquimia que autoriza el paso de un yo en que, como lo prueba la investigación de campo, la expresión del vínculo
históricamente constituido a un yo diferente moldeado por otra historia.
6. Comentando a Husserl, la filósofa Narhalie Depraz define esta noción poco utilizada en el ámbim de la antro-
5. CfPowdermaker, 1966. pología, como "una uansposkión imaginativa específica de nuesrros es1ados psíquicos en los del o1ro" {Depraz,
2004).

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p,\DRE DE 1JWADÉ PRUEBAS, E.'\ORCJSMOS

con lo sobrenatural adquiere sentido en una situación, en un aquí y ahora. . que no tiene nada de estructural sino que es por completo tributaria de rela-
La proximidad con los actores no sólo permite inscribir sus actos en una ciones de fuerza aleatorias! A lo sumo debe admitirse que, como en varios
historia, sino que también posibilita realizar una descripción mimética de lugares de Melanesia, los modelos indígenas se elaboran a posteriori, tras una
las situaciones que refleja las ideas y los sentimientos de las personas que las serie de largos conflictos, con la intención de imaginar un estado de paz en
viven (Bensa, 1990). En este caso, únicamente una observación a largo plazo que cada uno respetaría las reglas, si bien nadie ignora -excepto con frecuen-
permite escapar al etnocenrrismo cristiano que, bajo la influencia del misio- cia nuestro antropólogo idealista que llega después de la batalla- que se trata
nero y etnólogo Maurice Leenhardt (1878-1954), transformó a los ancestros más de un piadoso deseo que de una realidad.
en dioses, en lugar de considerar estas entidades como fuerzas que, según los Si se limita a asumir una postura distante, más cómoda o, cree él, más
kanak, ritman las peripecias por las que pasan las familias y los individuos. "científica", el etnólogo está obligado a imaginar que en alguna parte delante
Mediante la captación de las potencias ancestrales en que se arraigan suyo yace una entidad llamada "cultura" que debe descubrir pedazo por
y se refuerzan en el curso de la historia los órdenes políticos y sociales, cada pedazo y reconstituir a la manera de un rompecabezas (Bensa, 2006). De este
individuo dedica sus esfuerzos a asegurar su posición en un mundo funda- modo tiende a conjeturar, detrás de los gestos y las palabras de las personas
mentalmente inestable. Así. el linaje P. fue presa durante algunos años de que lo acogen, la existencia de un territorio interior, un orden de contenidos
enormes dificultades. No sólo su familia principal perdió un hijo, sino que y formas cuyos contornos bien delimitados serían los de una <'cultura". Esta
también vio poner en tela de juicio su derecho a vivir en la tribu en la que había forma de salir de la realidad, como se habla de "salir del camino", se produce
permanecido desde hace más de ochenta aúos. Además, su representante más como una prolongación de nuestro propio régimen fantasmagórico que en
anciano estaba dividido entre su lealtad a la sociedad de jefatura policlánica algunas ocasiones estetiza y en otras dramatiza el mundo estudiado. A pesar
local, hostil al movimiento independentista, y sus compromisos con un par- de que con frecuencia comamos con muy poca información sobre la manera
tido político que luchaba por la independencia kanak. A pesar de haber sido en que somos percibidos durante el trabajo de campo, es probable que una
agredido físicamente, amenazado con ser expulsado de su hogar y rechazado dinámica imaginaria idéntica se desarrolle en el caso de nuestros anfitrio-
por una parte de los linajes que buscaban perjudicarlo, el líder de los P. no se nes, los cuales intentan también, como nosotros en su lugar, encerrarnos en
declaró vencido en ningún momento. Más bien unió en torno a él a todos los un traje cultural bien ajustado. El culturalismo es un vicio universalmente
miembros del linaje que, armados, vinieron a montar guardia alrededor de su compartido.
casa y se propuso desestabilizar a sus adversarios arreglándoselas para que lo Esta utopía metodológica supone la existencia de un discurso neutro
vieran practicar ritos de maldición que, en principio, .se efectúan en secreto. de origen europeo o kanakque lograría sustraerse a cualquier determinación, de
Para mi gran sorpresa, vi a este hombre remontar la pendiente y reconquis- manera que sería posible captar su sentidú con independencia de su contexto
tar una posición tanto más fuerte cuanto que había sido capaz de superar la de enunciación. Es de hecho la descontexrualización misma del enunciado
prueba. La trayectoria de este linaje -que evidentemente había que poder la que da lugar a la idea según la cual el sentido sólo existe en referencia
seguir a lo largo de todo este asunto- muestra cómo una lucha constante a una realidad oculta: la cultura, la mentalidad, el pensamiento salvaje, la
atraviesa esta organización social segmentada, al grado de que sería dema- razón, etcétera. Pero a partir del momento en la experiencia de campo
siado esquemático querer referirla a una arquitectura de conjunto estable y se prolonga durante largo tiempo, este espacio sistematizado resulta ser una
equilibrada, ya que cada unidad afronta a las demás en el curso de una histo- de las débiles ramas a las que el etnógrafo, e incluso también el etnogra-
ria con frecuencia caótica. ¡En el pasado cuántos linajes desaparecidos aquí Y fiado, se aferraban todavía en sus inicios para hipostasiar al otro como héroe
más tarde resucitados allá, cuánto héroes gloriosos posteriormente vencidos o como víctima de manera más eficaz, en lugar de correr el riesgo de cono-
y ridiculizados, cuántos ascensos y caídas políticas que obedecen a una lógica cerlo. Los modelos, como los eslogans publicitarios o de denuncia, no son con

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PADRE DE PwADÉ LA PRÁCTICA DE LAS RELACIONES

frecuencia sino hojas de parra que se erigen en detrimento de la comprensión existen verdades o identidades kanak o cabilias, ni tampoco axiomas "pan-
de los actos de las personas estudiadas. Como expresa correctamente Eric sociológicos" válidos en todos lados y en todo momento. Las ciencias sociales
Chauvier (2008: 19), "creemos que en un determinado momento la extraríeza han de vérselas únicamente con el desciframiento y el redesciframiento cons-
del mundo debe 'parapetarse' en un modelo tranquilizador que, sin embargo, tantes de lo histórico, lo local y lo relativo.
en algunas ocasiones sólo sirve para asfixiar la percepción de todo aquello que
es tenue o indeterminado y que podría convertirse en una fuente constante
de inquietud y sufrimiento". Pero mientras más se multiplican las situaciones, LA PRÁCTICA DE LAS RELACIONES
las interacciones y los malentendidos, más cada uno de los protagonistas, y en
particular el etnógrafo, vuelve a situar al otro en las proporciones de la reali- A medida que pasa cada vez más tiempo en compañía de sus anfitriones,
dad efectiva: la de la trivialidad práctica de los significados que, lejos de ser los el etnógrafo ve transformarse su posición respecto de ellos. Como destaca
elementos de un gran mecano sofisticado, son tentativas parciales, inciertas y Jeanne Favret-Saada (1977), el investigador pasa de este modo a ocupar diver-
con frecuencia fracasadas de generar sentido. sas posiciones que representan puntos de vista diferentes acerca del mundo
En efecto, las formas y los contenidos de los discursos varían según social que busca comprender. Pero esta trayectoria toma una orientación más
el grado de inserción del investigador y según los momentos de la historia definida una vez que el grupo que acoge al etnógrafo le atribuye un estatus
personal y colectiva de las personas que encuentra. Cuando el etnólogo llega más preciso.
a entender las implicaciones de las palabras que circulan o que se le dirigen Cuando el hombre en cuya casa vivía y con quien trabajaba en mi
de manera explícita, entonces puede percatarse de que la distancia que creía aprendizaje del mundo kanak me dio un nombre kanak y comenzó a lla-
quizá mantener respecto de su objeto de estudio no es en realidad sino un marme "aéjii", hermano menor, yo interpreté en primera instancia esta
engaño. El objeto es un sujeto, la información una intención, la investigación iniciativa como una forma de alentar mis esfuerzos de inserción. Pero pro-
un proceso a través del cual se revelan, en el transcurso del tiempo que el gresivamente tuve que percatarme de que el tono de simpatía de este gesto se
etnólogo y sus anfitriones pasan juntos, las motivaciones y los efectos de una debía también, y quizá sobre todo, a una lógica de las actitudes y los senti-
proximidad llena de sentido. En las antípodas de una descontextualización mientos que está estrechamente -relaCionada con cualquier posición de paren-
que en lugar de objetivar reifica y que elimina la motivación de los actos de tesco. Aún después de treinta anos no soy capaz de determinar si el hecho de
las personas con el fin de otorgarles otro sentido que el que sus agentes le adoptarme en calidad de "hermano" fue resultado de una relación previa
asignan, la interpretación que se lleva a cabo a la luz de las circunstancias de amistad o si, a la inversa, es este estatus el que alimentó nuevos sentimien-
de los enunciados y las prácticas permite entender su verdadero alcance y tos hacia mi persona. Sea como sea, es indudable que a partir del momento
llegar hasta niveles de significación que la antropología distante ni siquiera en que me convertí en "hermano" de mi anfitrión se abrió el camino a una
sospecha. nueva historia en el corazón mismo de la historia de la investigación.
Durante el trabajo de campo, así como en el mundo social en que el Mientras mi "hermano mayor" estuvo vivo, mi nuevo nombre y mi
etnólogo evoluciona en su propio país, la palabra circula e informa de manera posición en d linaje me parecían únicamente dos medios bastante útiles
diferente en función de las personas que vincula, los proyectos que acarrea y para comprender la doble cara, a la vez genealógica y política, de las refe-
las condiciones del intercambio verbal. El peso de la historia y el contexto es rencias de parentesco. Así, al llamarme "Caa Pwadé" 7 (Padre de Pwadé), se
tan grande que resulta imposible disociarlo del sentido de los enunciados. No me concedía al mismo tiempo un estatus de "padre'' (caa) respecto de los
existe información libre o pura, independiente de sus condiciones de enun-
ciación y capaz de decirnos algo acerca de esencias locales o universales. No 7. Pronunciar de manera aproximada "Tiaa Pwindé" en francés.

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PADRE DE Pw.:I.DÉ LA i'R..\CT!CA DE LAS RELACIONES

hijos de mi hermano mayor y sus hermanos -ya que todos los hermanos tanto, puede llevarse a cabo aprovechando los deberes y poderes que le son
de los padres son llamados caa- y un estatus en la jerarquía de linajes que conferidos al investigador en función del lugar que ocupa en la sociedad de
constituye el clan. En efecto, caa remite al padre y de manera general a una acogida. A través de este trabajo social, los sentimientos que se pueden expe·
posición de autoridad, 8 pero también designa al hombre que debe apoyar, rimentar por tal o cual persona según la posición que ocupan respecto de uno
a veces hasta el sacrificio supremo, al jefe del clan, en esta ocasión llamado mismo están de alguna manera definidos de antemano por un esquema que
Pwadé. Desde el instante en que yo mismo gozaba de un nombre cuyo dicta las actitudes socialmente reconocidas como correctas (Vernier, 1991).
significado había investigado, me fue más fácil descifrar, en el caso de otras Frente a esta cartografía rígida de los sentimientos, el lugar que se le reconoce
muchas personas, el sentido y la complejidad de cada posición vinculada con al carácter o la personalidad de cada persona es secundario. Ajena al sistema,
un nombre compuesto como el de "padre de Pwadé". En virtud de la ambi- ésta es el objeto de una gran indulgencia: "es su manera de hacer las cosas",
güedad misma del término caa y, por lo demás, del resto de los términos de se dice con una sonrisa en los labios, sin inquietarse demasiado por saber si la
parentesco kanak tal como pude experimentarlos, se logra disipar la ilusión persona ''merece" o no la que ocupa.
de una autonomía del parentesco respecto de lo político y con ella la ambi- En mi caso lo más curioso fue constatar que la precodificación de los
ción, a final de cuentas desprovista de fundamentos, de describir y analizar sentimientos induce sentimientos "verdaderos". Así pues, lejos de la idea de
un "sistema puro de parentesco". una espontaneidad autónoma del sujeto es necesario admitir que las actitu-
Las cosas permanecieron en ese punto digamos teórico hasta la des obligadas de parentesco pueden no experimentarse como una coacción
muerte del hombre que me había convertido en su "hermano menor". A con- sino, al contrario -sin que tengamos que esforzarnos vanamente en inventar
tinuación, sus hijos y los hijos de sus hermanos difuntos me colocaron ple- acritudes adecuadas-, como un alivio que simplifica las cosas, ya que los
namente en la posición de "padre". En calidad de último representante del sentimientos pueden canalizarse a través de cienos cauces trazados de ante-
linaje de sus padres (conformado por su padre propiamente dicho y por los mano. De este modo, uno podrá experimentar una impresión de relajación al
hermanos de éste), poco a poco fui cobrando conciencia de las obligaciones y bromear obligatoriamente con sus primos cruzados y sentirse apaciguado
derechos prácticos ligados a esta posición en el seno del clan que me acogió al escuchar el discurso benevolente de un abuelo. La eficacia en la distribu-
y en el conjunto de las relaciones comunitarias que prescriben, cualquiera ción programada de las actitudes y las emociones no excluye, en el caso de
que sea la opinión del individuo, una serie de actitudes y sentimientos que los kanak ni en algún otro lugar, la existencia de formas de doble juego: los
deben adoptarse obligatoriamente con cada persona según su estatus. Esto sentimientos que ostento respecto de tal o cual pariente pueden ser única-
no significa que el individuo no disponga de ningún margen de maniobra mente convencionales, mientras que aquellos que creo experimentar "verda-
en este espacio, sino simplemente que el lugar que ocupa en él constituye un deramente" por tal o cual persona con independencia de su estatus deben
dato inicial ineludible. mantenerse ocultos. Si a pesar de todo termino por expresarlos de manera
Al sujeto se le impone con quien puede bromear y a quien debe evitar. abierta, entonces dichos sentimientos me exponen a la reprobación social o
Las obligaciones y los medios para actuar se combinan de tal manera que bien dan lugar a un reacomodo concertado de los vínculos de parentesco.
me será necesario conducirme de forma diferente para obtener un servicio En ese caso es preciso redefinir los caminos de parentesco tal como estaban
de una persona que me considera su tío materno que de otra que me llama establecidos con anterioridad.
"hijo'' o ''sobrino uterino''. Estas asimetrías, si se utilizan bien, ayudan con- Así, Roben de la tribu de C., huérfano de padre, fue educado por
siderablemente a la realización de la investigación etnográfica, la cual, por lo sus parientes maternos y era a través de su madre que entablaba relaciones
con los miembros del linaje de la jefatura, considerando a los hombres de
su generación como hermanos. Pero cuando decidió abandonar este camino
8. El mn de la eKuela es el maemo colono 1arnbíén podía llamársele ma.
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PADRE DE PWADÉ EN LA ESCUELA DE LOS RELATOS

de parentesco materno para retomar un camino más clásico a través de su La práctica activa de un universo de parentesco diferente al nuestro
padre resulta que aquellas personas a las que antes llamaba hermanos se con- -la cual exige, por supuesto, una cierta continuidad en los esfuerzos de
virtieron en sus padres. Entonces se vio obligado a ir a decirles que ya no los turación- presenta el interés de relativizar la noción de sistema. y de no limi-
llamaría más hermanos sino padres y que, a su vez, ellos mismos debían a tarnos a una concepción mecánica del ajuste de los términos de parentesco los
partir de entonces considerarlo, no ya como un hermano, sino como un hijo. unos respecto de los otros. Lo que he podido observar en el trabajo de campo
Evidentemente, la lógica sentimental que va asociada a estas posiciones cam- es más un reajuste constante de las reglas en función de las circunstancias
biará con estas nuevas denominaciones. que una aplicación rígida de normas absolutas. Así, resulta muy aproximativo
A final de cuentas, esta transformación es comparable a la que vive caracterizar un grupo mediante su "sistema de parentesco)' sin molestarse en
el etnógrafo cuando, al dejar de lado los vínculos sociales a los que está acos- mostrar la manera en que los actores juegan con él, con mayor razón en este
tumbrado en su país de origen, se integra a un linaje claramente situado en la caso cuanto parentesco y política son en realidad indistinguibles. El hecho
jerarquía del clan, con lo cual se le asignan de golpe un jefe de clan así como de concentrarse en el vocabulario de parentesco y en las actitudes formales
"padres", "hermanos", "hermanas" e "hijas" que no tenía antes. El uso de este que están asociadas con él ocultan las prácticas mismas. Si, por el contrario,
nuevo aparato de relaciones revela su fuerza y también su variabilidad. Por un el investigador toma como punto de partida las prácticas inscritas en una
lado, el juego de conexiones entre las personas puede modificarse a pesar de la situación determinada, entonces puede revelar otras reglas -aquellas según
existencia de reglas que en un principio se consideraron inviolables, mientras las cuales se pueden esquivar las normas explícitas (¿cuándo?, ¿por quién?,
que, por el otro, dicho juego no excluye otras actitudes o sentimientos trans- ¿por qué')- y también las modalidades en las que el individuo se mueve en el
versales. Si la amistad puede caracterizar muchas de las relaciones que entablé conjunto de las posibilidades existentes. Esta sistematicidad coyuntural revela
con gente kanak al exterior del espacio social en el que estoy inscrito (una la capacidad de innovación e improvisación de los actores. Concentrarse en
región bien delimitada del área lingüística en la que investigo), me parece el "sistema de parentesco" o en sus reglas formales impide ver la dimensión
que ella no explica de manera muy clara el contenido de mis relaciones con eminentemente política de las prácticas; y puesto que la política es un arte
mis parientes y aliados de adopción. En mi relación con ellos prevalece la del tiempo, es gracias a un largo periodo de observación que el investigador
lógica de actitudes y sentimientos impuesta por un código que abarca todo el logrará evaluar estas estrategias;
juego de las relaciones jerárquicas. La amistad en cuanto vínculo libremente
aceptado entre dos personas no tiene lugar aquí. Sin embargo, de acuerdo con
algunos relatos antiguos recopilados por Jean-Claude Rivierre, la amistad EN LA ESCUELA DE LOS RELATOS
aparece cuando dos personajes que pertenecen a dos clanes diferentes estable-
cen lazos de visita y protección mutuas y actualmente, según parece, a través El etnógrafo escucha y apunta las respuestas a sus preguntas, los comentarios
del término francés "copain" o "copine", que define vínculos privilegiados espontáneos, diálogos, apóstrofes, disputas, bromas y otras discusiones que
establecidos entre dos personas que no están ligadas entre sí por un orden no le atañen directamente pero que tienen lugar en su presencia. También
local sino que pertenecen a un mismo partido político o que compartieron en trata de deslizar un pie en el vano de la puerta mostrando lo que ha entendido.
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un momento de sus vidas una misma experiencia de trabajo. Mientras que en su propio mundo el investigador, o el profesor-investigador
en ciernes o experimentado, dispensa un saber, garantía de su autoridad, en
el trabajo de campo, por el contrario, debe adquirir conocimientos, de tal
En las lenguas kanak el término que podría designar lo que nosotros entendemos en francés por "amigo" es bér.
manera que un giro completo lo coloca en la posición de alumno. En ambos
9.
palabra que designa también a los aliados manimoniales y/o políticos (Rivierre, !983). casos el etnógrafo asiste a la escuela, ya sea como maestro o alumno. Así pues,

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PADRE DE PwAnÉ fN LA ESCUELA DE LOS RELATOS

en cu?-nto relación educativa y escolar, la experiencia de campo está en conti- tiempo o la conciencia "mítica" de la naturaleza, nociones anticuadas de la
nuidad con el marco general de la vida profesional del investigador, incluso si etnología colonial, son consecuencia directa de la separación de las historias
in fine la etnografía lo exhorta a ir más allá de este dispositivo convencional. orales del contexto en que se elaboran.
En el caso de la etnología de Nueva Caledonia, esta postura esco- El etnógrafo elimina la dimensión temporal de los relatos cuando se
lar corresponde a la imagen que los kanak pueden tener de la etnología. niega a concebir su investigación como una historia en cuyo transcurso sus
En efecto, Maurice Leenhardt dedicó a la traducción de la Biblia las pri- interlocutores buscan sus propios intereses. ¡Cuál no habrá sido mi sorpresa al
meras clases que impartió a los kanak que acababa de convertir (Naepels y ver que mis anfitriones interpretaron un relato lleno de simbolismo como la
Saloman, 2007). Los etnólogos y los lingüistas que más tarde llevaron a cabo tentativa de su narrador de afirmar sus derechos territoriales en una polémica
investigaciones adoptaron el mismo dispositivo. De alguna manera la sesión local situada en un momento preciso! Pero para revelar el compromiso del
programada de transcripción, traducción e interpretación de enunciados ver- relato con una determinada causa se necesita además reconstituir el campo
náculos (con cuadernos, lápices y grabadoras) se institucionalizó como una de político de interlocución y observar sus transformaciones en el transcurso del
las representaciones clásicas de la etnología en Nueva Caledonia. Por tamo, tiempo. Los "mitos de origen" kanak se mostrarán entonces de manera 1nuy
mi enfoque ernolingüístico inicial me permitió entrar en el mundo kanak a concreta como lo que en realidad son: canas que los individuos muestran y
través de la recopilación de relatos. Pero para no correr el riesgo de reconstruir juegan, con frecuencia aprovechando la presencia del etnógrafo, para mejorar
un universo social e histórico únicamente a partir del discurso realicé simul- su posición social. La descripción de cómo los actores se comprometen con
táneamente investigaciones de antropología social (compendio genealógico una causa de manera enérgica sólo es posible si la investigación etnográfica se
completo, observaciones in sítu, etcétera). inscribe en un lapso lo suficientemente significativo como para poder apre-
Si existe efectivamente un ámbito en el que la sobreimerpretación ciar la diversidad de artimaíías narrativas, sus .usos de la temporalidad y su
aceche al investigador, ése es el de la "tradición oral", sobre todo cuando se alcance durante un largo periodo.
disocia de sus condiciones de enunciación. Los enunciados se separan de los Los narradores y narradoras kanak no administran fríamente sus
contextos en los que adquieren sentido con tanta más facilidad y, diría yo, bienes simbólicos a golpe de relatos. Las guerras que se efectúan a través de
ingenuidad, cuanto que el investigador no realiza un largo trabajo de campo relatos involucran a sus soldados hasta el grado de persuadidos de que su
o, lo que es lo mismo, cuanto que se limita a escribir análisis globales, a riesgo vida y su muerte están en juego, lo cual, en efecto, es verdad. Recuerdo a
de soslayar la implicación local de los discursos. La generalización es con aquel anciano que, al término de una jornada de trabajo dedicada a recons-
frecuencia el resultado de la precipitación o la facilidad. Puede que un relato, truir su genealogía y la historia de su linaje, me pidió que fuera a verlo ya
por ejemplo, parezca emanar de una suerte de autoridad colectiva general, "la bien entrada la noche. Deseaba, al abrigo de oídos indiscretos, ofrecerme
tradición", puesto que no somos capaces de reconstituir las condiciones his- el verdadero nombre, que él mantenía en secreto, de su linaje. Se trataba de
tóricas y biográficas de su producción. Cuando cuentan un «miro" (categoría un topo-patronímico particularmente prestigioso que temía ostentar a la luz
más académica que indígena), los kanak no reflexionan tanto sobre los pro- del día, debido al riesgo de suscitar celos que a su vez producirían inevitable-
cesos naturales o sobrenaturales de la formación del universo, sino que, como mente ataques de brujería. El hombre me encargó divulgar tras su muerte este
hábiles oradores, afirman en su propio provecho el principio de antigüedad "verdadero nombre" y asegurarle así la gloria póstuma. Pues los relatos son
que a sus ojos representa el fundamento de cualquier autoridad en la región. portadores de nombres que determinan la identidad de los individuos, a la
Se necesita haber olvidado que el relato es la expresión de una estrategia polí- manera, se me hizo observar, de los números que figuran en nuestra creden-
tica para interpretarlo como un texto filosófico kanak, reflejo involuntario de cial del seguro social o nuestra tarjeta de crédito. La única diferencia consiste
una concepción del mundo, a la que lógicamente se definirá entonces como en que dichos nombres son objeto de una intensa competición cuyo registro
atemporal. Las ideas convencionales y falsas acerca del carácter cíclico del ·¡
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.
PADRE DE P\V:\DÉ EL CONOCIMIENTO IMPLICADO

se vuelve responsabilidad del investigador. Para entender la sutilidad de lo que clasificaciones, las conexiones entre ideas y los juicios de valor integrados a
está en juego en estas rivalidades, sigue siendo indispensable trabajar a partir nuestras acciones se modifican, más aun, se subvierten, ya que de ahora en
de un voluminoso corpus que ha de constituirse progresivamente. adelante se efectúan en el seno de un dispositivo relacional nuevo. Como
El etnógrafo llega siempre en un momento determinado de la histo- Vernant {1965) o Bourdieu (2001) han mostrado, el ejercicio mismo de la razón
ria personal y colectiva de sus anfitriones y su primera tarea reside en llegar no es nunca en sí mismo independiente de las condiciones políticas y sociales
a caracterizar tales circunstancias. Durante los diez años que precedieron a que lo enmarcan y lo fundan. Sus modalidades varían según los marcos de
la protesta más importante de los kanak contra la colonización (1984-1988), la la práctica, de manera que lo que los antropólogos consideran con frecuencia
recopilación de relatos orales en lenguas locales ofrecía a los narradores una como modos de pensamiento o mentalidades son en realidad las expresiones
doble oportunidad: la de hacer valer sus posiciones políticas en el seno de de posibilidades inherentes a contextos históricos singulares.
las jefaturas y la de apoyar las reivindicaciones territoriales, fermento de una El "milagro griego" no obedece más a una genialidad que a una muta-
protesta constante y argumento central de los movimientos independentistas ción genética, sino que es resultado de una serie de transformaciones profun-
de aquel entonces. La historia de los clanes sefialaba, en efecto, su pertenen- das del estatus de la palabra y sus modalidades de circulación. Esto es lo que
cia a los espacios de los que la colonización europea los había expulsado de demuestran claramente, por ejemplo, los trabajos de André Laks {2006) sobre
manera violenta, en el transcurso de un largo proceso de expoliaciones que los presocráticos: los textos filosóficos producidos por diferentes escuelas de
duró de 1860 a 1920 aproximadamente. A pesar de que incluso hoy en día pensamiento se enfrentan en el seno de una arena intelectual y política que es
muchos conflictos territoriales siguen sin ser resueltos, las narraciones reco- conveniente reconstituir. Es posible adoptar una perspectiva semejante para
piladas cambiaron poco a poco de naturaleza a causa de la restitución de los relatos orales kanak que dan a la problemática general (¿quién es el más
numerosas tierras y del surgimiento, a partir de la década de los noventa, antiguo?, ¿quién es el jefe?, ¿cuáles son las prerrogativas particulares de cada
de políticas culturales kanak que afirmaban el carácter ahistórico de los rela- clan?) respuestas diferentes según las posiciones de los narradores en un espa-
tos. Esta nueva perspectiva adoptada por las instituciones kanak tiende a eli- cio argumentativo bajo alta tensión. La comprensión de las implicaciones
minar de la expresión oral su carácter circunstancial para conferirle un valor históricas de esos debates y de las formas retóricas que ahí se despliegan, no
intrínseco, a riesgo de otorgarle -para la gran desdicha de los narradores- un será factible para el etnólogo a no ser que en el largo plazo logre entablar
aire de cuentos para nifios antes que de mapa político que debe ser reubicado con los actores de esta justa permanente relaciones continuas de proximidad.
constantemente en el tiempo y en el espacio. La transformación del estatus Entonces contará con los medios necesarios para describir en sus meandros el
actual de los relatos, centrada no en las estrategias de quienes los producen pensamiento político kanak en el acto y para entender a la vez su universali-
sino en las de las instituciones que los catalogan y los archivan, merece ser dad (nada de lo que me es ajeno me es inaccesible) y su singularidad {es aquí,
estudiada por el etnólogo. En ese caso le será necesario preguntarse acerca y en ningún otro lugar, que pudieron aparecer tales creaciones).
del lugar que él mismo ocupa en ese nuevo dispositivo en el que los textos de Como puede verse, la larga duración tiene en sí misma efectos crí-
tradición oral acarrean pretensiones de patrimonialización. ticos que impiden toda absolurización del sentido. La situación se com-
plica aún más en la medida en que el etnógrafo se convierte, con el paso
del tiempo, en portador de un saber. De ser un intruso más o menos bien
EL CONOCIMIENTO IMPLICADO tolerado, puede volverse, en algunas ocasiones, una fuerza de apoyo para las
personas que lo acogen y, en algunas otras, transformarse en un huésped
La experiencia etnográfica invita a cambiar progresivamente los paradig- incómodo, ya que dispone de conocimientos capaces, en caso de ser divulga-
mas en los que se fundaban con anterioridad nuestros razonamientos. Las dos, de alterar la imagen de tal o cual grupo o individuo. El saber local que

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PADRE DE PwAoE EL CONOCIMIENTO lMI'LICADO

ha logrado acumular, sus vínculos con el exterior de la comunidad, la ven- de sus anfitriones abre el camino a la comprensión de la retórica política que
taja que puede representar en calidad de nuevo pariente del grupo familiar y se inscribe en una situación determinada. Al "embonar" (Olivier de Sardan,
del clan y, digámoslo, la distracción que genera un extranjero más o menos 1995) su estratega de investigación con la estrategia misma de sus anfitriones
torpe, Constituyen los poderosos vectores que contribuyen a su integración. privilegiados, el etnógrafo hace de su propia implicación una fuente inago-
Además sus conocimientos, consignados en sus cuadernos de apuntes y gra- table de reflexión que jamás se le ofrecería en caso de mantener una distan-
baciones, terminan por constituir una suerte de poder local particular que cia objetivizante. A final de cuentas, me parece que el compromiso de la
está llamado, lo quiera o no, a explotar. El investigador, atrapado en las subjetividad en la búsqueda de la objetividad es uno de los procedimientos
redes de la situación social de sus· anfitriones en el momento de sus inves- principales de la investigación de campo, en la medida en que actuar como el
tigaciones -situación que, por lo demás, puede cambiar- y tributario de las otro nos ayuda a comprenderlo, es decir, nos permite describir de la manera
implicaciones de sus propios conocimientos, detenta una capacidad local de más fiel los acontecimientos que ocurren. Como expresa correctamente Jean
acción que socava la imagen de una cientificidad situada por encima de la Bazin (2000: 50), "lo que a ellos les resulta obvio cuando actúan no es obvio
pelea. Es por ello que el etnólogo se ve implicado en las tensiones y quere- para mí [... ]:por ende, me veo obligado a aprender cómo actúan".
llas locales. Al sentimiento de fascinación que caracteriza los inicios de la Esta suerte de cuerpo a cuerpo con la diferencia, cuya intención es
investigación puede seguir la experiencia, más áspera pero más verdadera, reducirla al mínimo, no tiene mucho en común con el ideal de exterioridad
de las enemistades y de los conflictos que no sólo complican la investigación de que el etnólogo puede asumir legítimamente con el fin de tranquilizarse a
campo sino que también la enriquecen considerablemente. sí mismo respecto de la cientificidad de su manera de proceder. De hecho,
La documentación que yo había podido reunir a propósito de la his- las investigaciones de campo que tuve la oportunidad de realizar no se desa-
toria de un clan había conferido a este conjunto de linajes una coherencia rrollaron en un mismo registro relacional. En algunos lugares, durante mis
espacial y política más grande que la que había podido reivindicar con ante- primeras estadías, al pasar continuamente de un informante a otro, adopté
rioridad. La publicación de un mapa comentado y la difusión de un relato oral cierta neutralidad metodológica con el propósito de alcanzar la "atopía"
en lengua vernácula, transcrito y más tarde traducido, permitieron desplegar (Naepels, 1998); en algunos otros tuve que arraigarme en mi identidad de
a los líderes de dicho clan una intensa estrategia territorial. No hay ninguna "padre Pwadé" y trabajar siguiendo los "caminos de la costumbre" que esta
duda que mi persona, una vez acogida en esta unidad de parentesco, repre- denominación abría ante mí. En última instancia, mis viáticos de etnógrafo
senta para ella una ventaja que mis "hermanos", mis "padres" y mis "hijos" fueron y siguen siendo una distancia relativa y una inmersión tan profunda
saben aprovechar. Pero las modalidades según las cuales ellos hacen uso de como sea posible (A. Bensa, 1995). Convencido, como dijo Sartre (1986: 34),
mi trabajo constituyen para mí un campo de observaciones particularmente de que ((el experimentador forma parte del experimenru", no creo que en
pertinente. Si se busca comprender una estrategia lo mejor que se pueda, no el ámbito de la etnografía una mirada distante sea más cientÍfica que una
resulta indiferente desempeñar un papel en ella, a riesgo de tener que asumir, mirada implicada: la investigación, como la vida, es una historia llena de
a la par que mis hermanos kanak, el combate narrativo con sus adversarios. contradicciones, de manera que es necesario aceptar este hecho.
De esta manera el investigador logra sortear cualquier posición timorata que Así, lejos de ser tratados como escorias inevitables de las que habría
busque colocarlo por encima de la sociedad estudiada, ya que comparte los que deshacerse para hacer brillar la joya de la estructura pura de toda histori-
riesgos sociales y políticos vinculados al compromiso de sus conocimientos cidad, las condiciones relacionales y, en consecuencia, políticas de la investiga-
con una causa. Practicar de este modo la etnografía permite al investigador ción deben colocarse en el centro del proyecto de elucidación antropológica.
experimentar los usos locales del discurso y de la memoria. La historia de Entonces será posible medir el peso de las palabras y los actos en el marco de
su inserción en el dispositivo de saber que estudia y manipula a la manera

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P,\DRE DE PwAoE

la vida social, así como revelar los resortes de su eficacia en el caso de las otras
personas; lo cual tomará necesariamente mucho tiempo. EPÍLOGO
El procedimiento que consiste, en el transcurso de una investigación
prolongada, en dejar que el acontecimiento se produzca o en tratar todo como
acontecimiento revela, a contrario, la debilidad de los análisis en términos de
estructuras estables y sólidas. No valdría la pena entrar en el juego de la larga
duración si no permitiera evidenciar la capacidad de los actores para inscri- Muro que quizás está hecho únicamente de la falta de respuestas a
birse en la historia a partir de un depósito renovable de ideas. Si el significado las preguntas.
de las relaciones sociales depende, en efecto, de su proyección en el pasado y Guillevic, Art poétique, París, Gallimard, 2001, p. 32.
en el futuro, entonces no es necesario ponerlas en relación con un grupo de
esquemas invariables. Así, en el caso de la Nueva Caledonia kanak pudimos
mostrar cómo un sistema dualista con mitades matrimoniales se modificó en Así pues, el fin del exotismo sólo puede producirse una vez que se haya disipado
condiciones de migración y conquista, cómo una concepción lineal del terri- el malentendido de la alteridad. La hipóstasis de la alteridad, en la medida
torio había cedido su lugar a una serie de espacios cerrados demarcados por en que es una construcción negativa que establece de entrada una distancia
sus límites, o incluso cómo la imagen del "gran hijo" que ama a sus súbditos respecto a su objeto para poder contemplar mejor sus efectos a continuación,
había sustituido al jefe guerrero (Bensa y Goromido, 2005). Las reglas de la oscila entre la idolatría (el otro no puede sino ser maravilloso) y la inquietud
modificación de las reglas, cuya identificación sólo es posible a largo plazo, (se teme al otro porque parece no ser yo). Para terminar de una vez el juego
posibilitan el acceso a una concepción de las relaciones sociales que es a las consistente en sentirse perturbado por ángeles o demonios basta (aunque no
ciencias sociales lo que la teoría einsteniana de la relatividad es a la física. Con siempre es tan fácil) con establecerse entre las personas que llamamos otros y
el tiempo ... con hablarles. El sentimiento de alteridad nace en cuanto ya nada nos resulta
comprensible. En caso de superar este obstáculo, la alteridad desaparecerá y
surgirá únicamente la diferencia, es decir, una distancia mínima que puede
colmarse mediante un aprendizaje mutuo. El muro que, a nuestros ojos, se
erigía entre ellos y nosotros sólo está, de hecho, en nosotros. Somos nosotros
quienes nos creemos otros con el fin de imaginar de manera más eficaz una
alteridad que, en realidad, se disuelve con la primera risa que compartimos
con las personas que no conocíamos.
En este libro quise mostrar en qué medida las construcciones eruditas
que sobreinterpretan las acciones y las palabras, al convertirlas en las partes
visibles de un iceberg de significados ocultos, han mantenido la idea de alteri-
dad en lugar de procurar comprender la inteligibilidad de las situaciones que
tanto los observadores exteriores como los actores pueden llegar a compartir.
Si un oficiante se desnuda y otro se reviste de una casulla inmaculada, ello no
obedece a que la desnudez nos acerque a la naturaleza o el blanco a la pureza,
etcétera, sino a que ambos buscan, en el momento del Sacrificio) distinguirse

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EL FIN DEL EXOTISMO EPÍLOGO

del resto de las personas que participan en los ritos.' Mientras la exégesis etcétera, ¿esta opción no nos encierra acaso en un recorrido sempiterno en el
antropológica hace creer en la existencia de un simbolismo profundo inde- que ya nada es legible? Si el esfuerzo documental no es de ningún modo insig-
pendiente de los actores concretos, los hechos muestran que sólo se aplica un nificante e incluso sigue siendo absolutamente necesario, ¿no hay que inscri-
conjunto de reglas mínimas de interacción que permiten a cada actor situarse bir entonces nada al margen del relato, como si la situación o el asunto sólo
en relación con los otros. Dichas reglas sólo podrán salir a luz una vez que nos fueran portadores de sí mismos? Esta pregunta remite al tipo de exégesis que
acerquemos a los sucesos. se utiliza. O bien el investigador dedica sus esfuerzos a desvelar la existencia
Los textos reunidos en este libro llaman a cumplir esta exigencia de de otro mundo respecto al cual el mundo que conocemos sería tan sólo una
proximidad, la cual garantiza el acceso, no a lo que nosotros imaginamos, ocurrencia, o bien considera que la situación es producto del trabajo de todas
sino a lo que ocurre u ocurrió en tal lugar, en tal época, entre tales personas. las personas que se encuentran en ella y que dicho trabajo activa un pequeño
Habrá pues que trabajar a partir de situaciones efectivas, bien datadas y cir- número de medios semánticos. Estos medios son reglas que toman en cuenta
cunstanciadas, para así poder restituir más tarde de la manera más fiel posi- la temporalidad de las situaciones y que, en cuanto tales, deben reajustarse
ble todo lo que sucedió. Abandonar Sirio y su punto de vista etéreo significa permanentemente al contexto, es decir, a la continuidad de la historia.
pasar de una persona a otra, así como seguir la historia de las interacciones El peso del pasado sobre el presente nos prohíbe realizar una lectura
que se empalman a partir de las preguntas y los encuentros que suscita la puramente presentista de la situación. A la interpretación horizontal en térmi-
investigación. Este viaje hacia lo infinitamente pequeño lleva a detenerse en nos de autorregulación de las relaciones interindividuales se debe añadir una
los personajes, a presentarlos a través de su aspecto, sus palabras, sus gestos, perspectiva vertical: una variedad de disposiciones heredadas e incorporadas
a hacerlos existir para que la relación social no se reduzca a una forma sino (capital cultural, social, habitus) dan forma de antemano a la experiencia rela-
que se entienda a partir de su contenido, esto es, mediante el significado que cional. Si el espacio social singular que nosotros observamos se encuentra
le dan los actores en el momento mismo en que la entablan. La representa- en la intersección de tales determinaciones, las del tiempo transcurrido y las
ción no puede disociarse de la acción. No existe depósito de signos al que del tiempo que viene, conviene explorar a la vez el juego de acumulaciones
los actores recurrirían y que se sitúa por encima de la situación. Es necesario y el engranaje lineal de las situaciones y las reanudaciones. La intersección
abandonar la idea, explica Christiane Chauviré comentando a Wittgenstein, del tiempo largo y del tiempo corto obliga al investigador a operar diversos
"de una máquina inmaterial de extraños poderes como el de determinar de cambios de escala. Nada mejor para hacerlos surgir como prestar atención a
antemano ciertas acciones futuras del agente". 2 Por tanto, lejos de reconsti- las situaciones conflictivas en las que los actores se sirven de todos los medios
tuir una totalidad que contiene de manera virtual todas las posibilidades, se disponibles para orientar la temporalidad del presente según sus propios inte-
trata de concentrar los descriptivos e interpretativos en aquello que reses. Si la consigna principal sigue siendo elucidar las cristalizaciones del
se desarrolla en el transcurso de la relación de observación, en una palabra, espacio social en un momento determinado, las situaciones más interesantes
en el transcurso de la situación que el investigador mismo crea. para las ciencias sociales son aquellas en las que, como en los juicios o en las
Dar cuenta de lo que sucede en un proceso social, una discusión, un crisis,4 se muestra la transformación de los conocimientos adquiridos en deci-
ritual, una pelea o, de manera un poco más general, en lo que podría llamarse siones nuevas, más aun, en creaciones novedosas.
un "caso)): la construcción de un puente, 3 un conflicto territorial, la recopi- Las situaciones tensas, al acelerar la temporalidad de la acción, reve-
lación voluntarista de relatos en el seno de un medio de inter-conocimíenro, lan bien la dimensión problemática y por ende política de las relaciones.
Cualquier lógica procesual, en efecto, es la construcción progresiva, a través
l. J. Bazin, 2002.
2. C. Chauviré, 2004: lS.
3. M. Gluckman. 4. Cj G. Duby; C Ginzburg, t9SO; E. Claverie.

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EL FIN DEL EXOTISMO EPíLOGO

de interacciones prácticas, de un sentido permanentemente inacabado. Como mi entender, la ruptura con el vocabulario especializado y la complacencia
subraya Golfman, "cada marco social tiene sus propias reglas". Pero, observa exótica debe imponerse en este caso. Ella exige que se realicen esfuerzos
Jean Bazin, "une regla no es causa de nada".' Ella estabiliza momentánea- específicos para que el lenguaje refracte desde dentro las espeCificidades del
mente un estado de las relaciones sociales; sin embargo, siempre es posible mundo estudiado y la singularidad de la trayectoria de la persona que se ha
cambiarla, evitarla o abandonarla por otra regla. La aplicación de las reglas no embarcado en la tarea de restituir el extra.íío encuentro que representa siem-
equivale a una obediencia inconsciente a un orden causal que supuestamente pre cualquier experiencia de campo. ¿Se trata, sin embargo, de convertirse en
tendría fuerza de ley, sino a un juego histórico que se da en el marco de un escritor? No exactamente. Mientras el escritor construye su propio mundo, ya
dispositivo social permanentemente temporal. Hay, pues, que prestar especial sea a partir de sus observaciones o no, el historiador o el antropólogo pueden
atención a la acción y en primer lugar describirla. estar con mayor razón obligados a trabajar en la adecuación de la forma y
Resulta evidente que la opción microsocial, cuya necesidad y con- el fondo. Por su parte, esta elección es más difícil que la etnología, ya que
diciones de ejercicio este libro ha querido mostrar e inferir respectivamente, posee un vocabulario disciplinario bien establecido que subsume de entrada
lleva a considerar otras formas posibles de descripción-' El abandono de la las prácticas bajo categorías englobantes que los actores simplemente portan.
imaginería exótica, ya sea apoyada por la ideología de la alteridad o mante- Por ejemplo, las palabras don, sacrificio, parentesco, jefatura, etcétera, son
nida por el primitivismo o el orientalismo en el arte, 7 exige un esfuerzo de más de orden interpretativo que descriptivo. Así, con frecuencia los libros
escritura particular. La fuerte reducción de la distancia entre actor y obser- de etnología parecen ser «remakes" de obras famosas anteriores, como si el
vador da lugar a una narración más individualizada y consecutiva. ¿De qué objetivo fuera sobre todo volver a encontrar lo que ya sabemos (y lo que sabe-
manera dar cuenta de esta sucesión de gestos y palabras, cómo erigirlos en mos que los otros conocen) en lugar de restituir lo que en realidad sucedió
hechos y concebirlos como tales sin seguir paso a paso las etapas de esta expe- en el transcurso de la investigación. Querer reencontrar la adecuación entre
riencia? Pues nunca se trata de una observación pura sino siempre de una serie lo que se ha leído y lo que se ha visto es una intención tranquilizadora, pero
de evaluaciones y juicios aproximativos que se retoman y corrigen constan- entonces no se describe nada fuera de lo que ya se ha leído o escuchado. Cori
temente. Si se quiere ser fiel a lo que acontece o ha acontecido, entonces hay el fin de frustrar los efectos incontrolables de las palabras de la tribu, habrá
que convenirse en copista de las situaciones que están vinculadas entre sí a que entrenarse en dejarlas de lado en beneficio de otro tipo de léxico, más
través de la historia de los actores antes, durante y después de la investigación. indígena, más personal, más trivial quizá, pero en todo caso más exacto. Pues
Esta escritura en forma de relato se parecerá en buena medida a la crónica, es a partir de una baja conceptualización como la reflexividad podrá a conti-
ya que respetará la temporalidad de referencia de los actores sin reducirla a nuación salir más fortalecida que nunca, por más paradójico que esto resulte.
un esquema cultural ni periodizarla según criterios arbitrarios. La progresión Seguir de cerca los pasos mismos de los actores que van y vienen y
misma de la comprensión en el transcurso de la investigación será integrada ajustan sus acciones a las de los demás es una postura que invita a imagi-
aquí a una etnografía narrativa que, al tiempo que cuenta una historia, ofre- nar una escritura en forma de crónica que daría una completa libertad para
cerá también la suya. vehicular en un mismo texto diferentes grados de experiencia. La investiga-
La elección del vocabulario y el estilo es decisiva en este contexto, ción, en efecto, no consiste solamente en el arte de participar en una varie-
como han mostrado las obras de Philippe Descola y Patrick Williams. A dad de situaciones, sino también en la intención de distanciarse de ellas de
vez en vez. Distancia visual al abarcar de una sola ojeada toda la situación.
Distancia terminológica y conceptual al introducir el debate de ideas en el
5. J. Bazin.
· 6. Cf A. Pieue. curso del relato. Y así podremos medir, en estas idas y venidas de lo visual
7. Cf F. Pouillon. a lo conceptual, de la situación a la herencia intelectual, de lo descriptivo a

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EL FIN DEL EXOTISMO

lo problemático, de lo que observamos a lo que cuestionamos y compren-


demos, todo el peso que nuestra propia historia intelecrual.ejerce sobre la BIBLIOGRAFÍA
investigación.
Cualquier sitüación tiene una parte de rememoración, no sólo para
los actores locales sino también para el investigador, aquel actor singular
que se ha invitado a sí mismo al lugar de los hechos. Las temporalidades
se intersectan y conviene cambiar de escala para mostrar que lo que está en
juego posibilita el acceso, a través de capas sucesivas, a una serie de secciones
insospechadas de lo que percibimos en la inmediatez aparente del presente.' ÜBRAS CITADAS
Emprender la remontada de lo local a lo global, y no la inversa, exige un
movimiento incesante que no se mantiene nunca en un punro de vista gene- ABÉLÉS, M., 1989, jours tranquilles en 89. Ethnologie politique d'un département
ral ni en una apreciación particular sino que establece las etapas sucesivas fimzrais, París, Odile Jacob.
que han hecho posible lo que se observa. Los elementos más descriptivos son
desde un inicio conceptuales y los elementos más conceptuales no son nunca AGAMBEN, G., 1989 [1978], Enfonce et historie. Dépérissementde l'expérience etorigine
ajenos a una descripción. Entre unos y otro no debería haber separación radi- de l'histoire, Paris, Payor.
cal, sino una estrecha red de escritura en donde la continuidad del relato los _ _ , 2000, Le temps quí teste, París, Rivages.

haría surgir como motivos. ALÉS, C., 1990, "Chroniques des temps ordinaire. Corésidence et fission yano-
mami", L'Homme, núm. 113, XXX (1): 73-101.
*
a
AMSELLE, J.-L. (ed.), 1978, Le sauvage la mode, París, Édirions du Sycomore.
Los escritos que componen este libro comparten una doble preocupación: por _ _ , 1990, Logiques métisse: anthropofogíe de l'ídentíté en Afríque et ailleurs, París,
un lado, no soslayar nada de lo que la experiencia de investigación registra Payor.
paso a paso e induce en todos los actores (incluido el investigador); por otro, _ _ y E. M'BüKOLO (eds.), 1985, Au aeur de l'ethnie. Ethnie, tribalisme et État en
no perder ni un solo elemento de las diferentes operaciones mediante las que Afríque, París, La Découverte.
el investigador trabaja este material social e intelectual para elaborar proposi- ARENDT, H., 1972,"La crise de la culture. Huit exercices de pensée polítíque, París,
ciones más generales. Pero la única manera de sostener los dos extremos de la Gallimard.
cadena consiste en poner en tela de juicio aquellos toscos espejismos que son
la cultura, la repetición y la totalidad. Cada una de las etapas de esta evolu- AucÉ, M., 1975, 7héoríe des pouvoirs et ídéologíe. Étude de casen COte d'lvoíre, París,
Hermann.
ción crítica nos condujo·a restaurar la singularidad histórica de las situacio-
nes. En virtud de ello, se abre un proyecto de escritura y un horizonte teórico _ _ , 1998, "Les 'syncrérisme"', Le Grand Atlas des Religions, Encyclop:edia
completamente orientados hacia la historicidad de la acción. Universalis Édireur: 130-131.
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8. Desde este pumo de vista, el libro de P. Bourgois (2000) es ejemplar.

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Los textos que aparecen en este libro, en su mayoría modificados, aparecieron con
raines d'élémems folkloriques dans·une perite ville ouvriere de l'Auxois",
los títulos:
Terrain, "Mélanges", núm. 11, noviembre: 7-28.
___ , 1989, Le travai! !I-cóté. Étude d'ethnographie ouvrih·e, París, INRA/Édirions Capítulo 1: "Conrex[e, temporaHté, échelle. De la microhistoire vers une amhro-
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EL FIN ÓEL EXOTISMO

Capítulo VII: "Les sciences sociales face a1' événemem", con Éric Fassin, Terrain,
núm. 38, marzo 2002.
ÍNDICE ONOMÁSTICO
Capítulo VIII: «Présent, passé et conremporain", Le Genre humain, núm. 35,
invierno-primavera 1999-2000.

a
Capítulo IX: "Mauss dans la tradition durkheimienne. De l'individu la personne",
con Patrick Beillevaire, Critique, junio-julio © Editions de Minuit, 1984.

Capítulo X: «Sociologie et hisroire des sentimems", Gentse, núm. 9, octubre 1992.

A
Adeagbo, Georges 137
Agamben, Giorgio 52, 117
Agencia para el Desarrollo de la Cultura Kanak 199
Aión 116
Ales, Catherine 50
Augé, Marc 46, 57, 85

B
Balandier, Georges 9, 30
Balzac, Honoré de 163
Barnes, John A. 91
Bateson, Gregory 36, 145, 165
Bateson, William 165
Bazin, Jean 24, 71, 102, 235, 240
Beaubourg 201
Benedict, R. 167, 168, 183
Benjamin, Walrer 44, 52
Bensa, Alban 9-13
Bernanos 79
Bin Laden, Osama 127
Bougerol, Christiane 42, 162
Bourdieu, Pierre 25, 30, 50, 51, 75-78, 80, 81, 85, 92, 118, 161, 172, 233
Boureau, Alain 121
Bouveresse, Jacques 76, 85
Braque 136

262
263
{;-.<DICE ONO/>Ú,STICO
EJ.. fl;\ DEL EX0TJS)\l0

F
Braudel 30, 179 Fabien, Johannes 45
Breton, André !39 Farge, Arlerre 109
Bush, George W. 127, !29 Fassin, Eric 107
Favrer-Saada, Jeann 197
e Favrer-Saada, Jeanne 220, 225
Carrer 127 Feher, Michel 127
Centro Cultural Tjibaou 24, 200 Frazer 94
Cenrro Georges Pompidou 201 Freme de Liberación Nacional Kanak Socialista 199
Centro Tjibaou 199, 201, 205, 210 Freud 32, 150, 157
Chauvier, Eric 224
Chauviré, Christiane 98, 238 G
Chénier, André 120 Geerrz, Clifford 31, 56
Clastres, Pierre 61, 88 Ginzburg, Cario 32, 38
Claverie, Elisaberh 113. Giuliani, Rudolph 129
Clinton, Bill 128 Goethe 162
Cook 51, 120 Goody,Jack 27, 30, 71, 91,96
Cristo 33, 117, 118 Goromoedo, Kacué Yvon 13
Cronos 116, 117 Granai, Georges 61
Guerra del Golfo 127
D Guerra Fría 127, 130
Delacroix 136 Guiarr, Jean !O
Deleuze, Gilles 114-116
Derrida, Jacques 72, 73, 75, 87, 89 H
Descola, Philippe 189, 190, 195, 197, 240 Haudricoun, André-Georges 10, 61
Descombes, Vincent 99 Hegel 25, 89
Dilthey 101 Hischman, Albert O. 152
Dreyfus 111,112, 115 Houdard, Sophie 114
Dumom, Louis 57, 193
Durkheim 29, 39, 40, 66, 69, 93-96, 157, 166, 167, 170, 177, 181, 182
J
Jesús 117
E
Eco, Umberro 45 K
Elias, Norberr 141, 145, 157, 159 Kardiner 94, 166, 175
Escuela de losAnnales 112,179 Koselleck, Reinhan 98, 102, 107, 122
Evans-Pritchard 30

265
264
ÍNDICE ONOMÁSTICO
EL FIN DEL EXOTISMO

Meyer, Michel 163


Kosellek 106
Morelli 32
Kripke 132
Mouralis, Guillaume 113
Mozarr 145, !57-160
L Muckie, Adrian 13
La Fontaine !52
Müller 94
Lacan,Jacques !57
Laks, And ré 233
N
Lalande 63
Napoleón 25
Le Braz, Anatole 139
Needham, Rodney 82
Le Clézio 221
Nora, Pierre !11, 112, 115, 116
Lenclud, Gérard 119
Lenin 119 p
Lepetit, Bernard 56
Pablo 117
Leroi-Gourhan, André 88
Papon 113
Levi 30,35,38,39,44, 55
Partido Socialista Francés 12
Lévi-Bruhl 95
Lévi-Strauss, Claude 9, 13, 15, 30, 52,61, 63, 69, 82-89,94, 96, 97, !50, !51, f62, !66, Passeron, Jean-Claude 26, 49, 97, !09, 193
Péguy, Charles 115
168, 177, 180, 182, 183, 185, 192, 193
Piaget 177, 183
Leví, Giovanni 44
Piano, Renzo 12, 24, 199-201, 204, 205, 207-209
Linton, R. !68
Polanyi 136
Lono 120
Pollock 136

M
R
Machoro, Éloi 205, 206
Radcliffe-Brown 29, 173, 183
Magritte 140
Rauschenberg 136
Malinowski 29, 46, 58, 94, !68
Reagan, Ronald 128
Maquiavelo 152, 163
Renzo Piano Building Workshop 200, 205
Marior, Nicolas 121
Revel, Jacques 56
Marx 39, 71, 91, 153
Ricceur, Paul 98, 101, 123
Maurice Leenhardt 222, 230
Rimbaud 189
Mauss 13, 35, 56, 57, 94-96, 141, 152, 153, !66, 171, 172, 177, !82
Rivierre, Jean-Claude 11, 12, 217, 228
Mayenne 162
Rodgers, Richard 201
Mead, Margaret 94, !65
Roheim 175
Mefisto !62
Roosevelt, Franklin 129
Mesías 117
Rosser, Clémenr 17

267
266
fL FlN DEL EXOTJSMO

S
Sahlins, Marshall 51, 120 ÍNDICE TOPONÍMICO
San Pablo 117
Saussure 72
Saxl 32
Scandella, Oomenico 33
Simiand, Franc;ois 29
Simpson, O. J. 126
Siran, Jean-Louis 42 A
Sreckel 150 Afganistán 127, 128
Steinbeck 129 África 53, 127
Srour, René 137 Alemania 158
Arabia Saudita 127
T Argelia 125
Taylor, Anne-Christine 190 Australia 132
Terray, Emmanuel 162
1homas, Clarence 126 B
Thomas, Nicholas 51, 120 Bali 56, 171
Tjibaou, Jean-Marie 11-12, 199, 203-206, 211 Bolonia !58
Tjibaou, Marie-Claude 206 Borgona 37
Tucídides 162
Turner, Victor 31 o
Dos Passos 129
V
Yernant, Jean-Pierre 89, 233 E
Vernier, Bernard 145 Ecuador 190
Veyne, Paul 110 Egeo 146
Victor Hugo 21 Estados Unidos 127, 129, 205

w F
Wall Stteet 129 Francia 9, 24, 29, 31, 32, 36, 41, 56, 111, 158, 165, 186, 199
Warburg 32
Williams, Pattick 31, 56, 197, 240 G
Wittersheim, Eric 12 Gabón 134
Wittgenstein 70, 75, 85, 98, 99, 238 Gran Tierra 40
World Trade Cenrer 127 Grecia 153

268 269
EL FIN DEL EXOTISMO
ÍNDICE TOPONÍ!IIlCO

o
Inglaterra 158 Occidente 52, 128, 134, 140, 196
lrak 127
Italia 30, 33, 158 p
Palo Alto 165, 175
J Papúa 165, 173
Japón 114 Paraguay 61
Jena 25 París 9-13, 47, 55, 70, 145, 158, 163, 189, 198, 199, 201, 203, 204, 213, 237
Pearl Harbor 129
K Perche-Gouer JO, 36
Kárparos 146, 148, 152-155, 157, 159 Perú 190
Polinesia 53
L
Le Perche 10 S
Londres 57, 158 Sainr Germain des Pres 50
Salzburgo 158
M Sídney 140
Mannheim 158
Mediterráneo 152, 195 T
Medjourge 114 Teherán 127
Melanesia 32, 86, 204, 223
Monrbard 37 u
Montes Urales 152 Unión Soviética 127

N V
Nigeria 90 Viena 158
Numea 12,24 Vietnam 129
Nueva Caledonia 9-12, 24, 32, 40, 47, 49, 53, 125, 199, 201-203,209, 210, 213, 214,
217, 218, 230, 236 w
Nueva Irlanda 134 Washington 130, 137
Nueva York 128-130
Nueva Zelanda 51
Numea 12, 199,201,204, 210, 211

270 271
Eljiu del exotismo
Ensayos dr muropología crítica
de A Iban Bensa
Daniel Rudy Hiller (rraducmr)
se [erminó de imprimir el4 de agosto de 2016
All11o·lia Hernández Ugalde
Calle Cerrada de Técnicos y Manuales núm. 19-58
Lomas Estrella, Delegación Izrapalapa
09890 Ciudad de México
La edición consra de 1 000 ejemplares.
Coordinación:
Patricia Delgado González
Rel'isión de la1mduráón:
Daniele Inda Marchiando
Oúdado de la edición:
Juan Pedro Viqueira
Alejandro Merlín
Dingm111t1ción:
Rosa Ma. Manzo Mora
Portada:
Guadalupe Lemus Alfaro

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