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Bogotá D.C.

, veintiocho (28) de mayo de dos mil veinte (2020)

Oficio OPTB-937/2015

Señores:
CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA
Calle 12 No. 7 - 65 Piso -2
Fax No. (091) 3 36 75 82.
Palacio de Justicia
Bogotá D.C.

Referencia: Respuesta a Acción de Tutela instaurada por Consejo Comunitario Mayor


de la Organización Popular Campesina del Alto Atrato contra Nación - Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible y otros. EXPEDIENTE T-5.016.242

Cordial saludo,

Por medio de la presente, como representantes del Departamento de Antropología de la


Universidad de los Andes nos permitimos remitir el siguiente documento con el fin de
expresar desde nuestras competencias académicas profesionales respuesta a ciertos aspectos
relacionados con el presente expediente y sobre los cuales la Corte Constitucional solicitó
información.

Para esto, se hizo una evaluación de la Acción de Tutela instaurada y la consiguiente


respuesta de la Corte, dando paso a la selección de dos (2) preguntas sobre las cuales
consideramos tiene potestad la experticia antropológica:

“I. ¿En qué medida el desarrollo de actividades mineras y de explotación forestal en el río Atrato –su
región de influencia, ribera y afluentes- podría afectar o impactaría la integridad sociocultural y la
supervivencia física de las comunidades étnicas (afrodescendientes e indígenas) y campesinas
asentadas a lo largo del cauce y la cuenca del río?

III. ¿De qué manera se ha construido históricamente y cómo se manifiesta socioculturalmente la


relación de las comunidades étnicas chocoanas con el río Atrato, sus territorios colectivos, resguardos
y los recursos naturales presentes en dicho territorio?”

De esta manera, ponemos en conocimiento del instituto el presente documento, con el fin de
generar una respuesta a la acción de tutela generada en defensa de los derechos
fundamentales del río Atrato.

Consideraciones de los daños al río Atrato y la forma en la que afecta a la población.

El río Atrato es una fuente de vida y de recursos económicos, sociales y culturales para las
poblaciones indígenas (emberá, wounaan, tule y katío), comunidades afrodescendientes y
comunidades campesinas mestizas que habitan a las orillas de su cuenca (Restrepo, 2011), sin
embargo, históricamente ha sido explotado. Su ecosistema a lo largo de su cauce de 750
kilómetros representa uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, desde la
importancia ambiental de las especies y el significado social, cultural y político dado por la
comunidad, por otra parte, este río fue una forma de comunicación, extracción de alimentos y
agua para la población. Ciertamente, se han presentado distintas alternativas para proteger el
río de problemas generados por la minería y por la deforestación a gran escala. Sin embargo,
estas alternativas no han tenido un impacto positivo considerable, por esta razón, resulta
necesario analizar el daño que se ha dado a la población cercana al río y al río, desde una
óptica de cuidado.

Ahora bien, los daños que se han dado en el río Atrato son producto de una minería ilegal y la
deforestación desenfrenada. En primer lugar, la minería irresponsable e ilegal se ha dado por
organizaciones extranjeras con ánimo de lucro, estas han extraído oro de aluvión con el
método de cielo abierto desde la segunda mitad del siglo XX, por lo que han dejado los
desechos de esta extracción en el río, lo cual ha provocado que los principales afluentes del
río (Nóvita, Itsmina, Condoto y San Pablo) que se encuentran en el medio y bajo Atrato se
vean afectados negativamente (Alvarez; Calvo, 2018).

Los problemas de la minería ilegal del río Atrato se muestran en la alimentación y en la vida
de los habitantes (Moreno, 2017), de este modo, los habitantes han tenido que abandonar el
consumo de pescado proveniente del río y, también, han tenido que buscar agua en otros
lugares, ya que el agua y los peces que se encuentran poseen altas concentraciones de
mercurio, cianuro y otros metales pesados, estos químicos hacen que su consumo sea nocivo
(Ministerio de salud y protección social, 2016). Asimismo, la ausencia de un acueducto
adecuado que provea esta zona de agua potable, sumado a la contaminación del río dejan en
una encrucijada a los habitantes de la zona del Bajo Atrato, donde la solución parece ser la
recolección y consumo de aguas lluvia (Ruiz, 2008)

En segundo lugar, está el daño ambiental y social que se da por la deforestación desmedida
que se ha dado en el alto y medio Atrato, esta ha tenido dos objetivos: primero, despejar las
zonas que serán usadas para la extracción de oro de aluvión; y el segundo motivo, es la
búsqueda de madera (Garzón, 2018). La deforestación con fines comerciales de las riberas
del río se ha dado con el fin de aprovechar el ecosistema del bosque tropical que no había
sido explorado, ni explotado con anterioridad, de este modo, están árboles que pueden ser
aprovechados en la industria por su gran tamaño. La carencia forestal en las orillas del río ha
significado un conjunto de dificultades (Garzón, 2018); por un lado, se han incrementado los
casos de las enfermedades generadas por el agua estancada y los insectos que esta conlleva;
por otro lado, la deforestación también tiene consecuencias negativas en las viviendas de la
población, puesto que, los residuos y/o desechos de las prácticas de la tala de árboles
aumentan la posibilidad de inundaciones.

Consideraciones sobre la construcción de identidad alrededor del río Atrato

Como se mencionó anteriormente, el río constituye un medio de subsistencia primordial,


además es una ruta de comunicación para las comunidades que habitan en sus riberas. Aun
así, el Chocó, un territorio puramente extractivista, ha sufrido de un abandono histórico por
parte de los organismos de control del Estado de tal manera que la población que vive en
situación de pobreza extrema cuenta con un índice del 48,7% para el año 2016, en este
departamento. Sumado a esto, los estragos del conflicto armado y el desplazamiento forzado
han sido latentes en la historia de este territorio. Las disputas territoriales de grupos armados
al margen de la ley (guerrilla, paramilitares, etc) han dado paso al reclutamiento forzado de
menores, siembra de minas antipersonales, asesinatos y la restricción de la movilidad en
ciertos sectores. Sucesos como el desplazamiento forzado de 1996 en el Bajo Atrato, cuyo
proceso genera la destrucción de “identidades colectivas”, puede también permitir el
fortalecimiento de esa identidad, como lo expresan testimonios de esa época: “(...) a pesar de
que todos no somos iguales, nos hemos puesto de acuerdo hasta con nuestros hermanos los
indígenas y chilapos, pero con esta violencia nos hemos unido más, la guerra nos está
uniendo” (Valencia, 2011, p. 35).

Asimismo, existe una construcción de identidad no sólo étnica, sino interétnica basada en
“intercambios familiares, comerciales y simbólicos” (Ruiz, 2008, p. 355). La ocupación de
estos territorios se ha dado de la mano de la migración, como lo narra Restrepo (2011), quien
explica cómo durante el siglo XX los emberas se trasladaron del medio y alto Atrato hacia el
bajo Atrato guiados por comunidades negras que propiciaron su llegada. También, el
poblamiento por parte de los “negro libertos” en el bajo Atrato se dio a mediados del siglo
XIX, seguido de una corriente migratoria de mestizos de las tierras de Cartagena y
Barranquilla, incentivados por los terrenos libres favorables para la agricultura. A pesar de la
confluencia cultural, cada grupo se ha establecido en áreas específicas y ha conservado sus
configuraciones culturales, unidos bajo la premisa de la preservación del territorio y los
recursos naturales, donde se puede destacar el caso de la Ley 70 que reconoce los territorios
colectivos de las comunidades afrodescendientes.

En ese sentido, la estrecha relación que se ha creado entre los habitantes de este territorio y su
entorno natural se debe a procesos de subsistencia, ligados al crecimiento poblacional y la
economía regional que gira en torno a los recursos naturales. Al mismo tiempo, esto crea una
identidad unida a la del río, como es el caso de las comunidades afrodescendientes asentadas
en el bajo Atrato, en la cual cada una se identifica con una determinada cuenca y adopta de
allí su nombre. Además, el río representa la distribución de los roles de género, puesto que, si
bien son los hombres los que se encargan del ejercicio de la pesca, este es un espacio
principalmente femenino, donde las mujeres cumplen el trabajo del lavado de la ropa y los
utensilios de cocina o chocoros (Ruiz, 2008). En los pobladores emberá katío el río es parte
de su cosmogonía y sus mitos representados en, por ejemplo, la diosa de la lluvia Dabeiba
que apareció de las llanuras orientales del río Atrato y les transmitió todo tipo de
conocimientos. También, cabe destacar como en el mito de origen de la medicina tradicional
de los pueblos indígenas chocó y tulé, existen elementos correspondientes a tradiciones
africanas (Machado, 2012), demostrando así la interetnicidad que se ha formado en este
territorio.

Discusión y conclusiones finales

El río Atrato es fundamental para las comunidades que habitan a su alrededor y las cuales
dependen de este para su subsistencia física y cultural, por esto, se debe implementar política
pública por parte del estado que, según Lozano-Acosta (2010), cumpla con el desarrollo del
derecho a la reparación en Colombia, el cual encuentra un hito jurisprudencial en la sentencia
de la Corte Constitucional C-228 de 2002 donde se reconoce la protección en sentido amplio
de los derechos de las víctimas, más allá de las pretensiones de compensación económica. Por
ende, el estado tiene que intervenir para garantizar los derechos de la población involucrada
junto con la preservación del ambiente para mejores condiciones de vida, de acuerdo a su
propia visión cultural del mundo. De esta manera, “Las medidas de reparación colectiva
deben partir de la constatación de que el conflicto armado y la exclusión social han impedido
el ejercicio efectivo de los derechos de las comunidades étnicas sobre los recursos naturales
existentes en los territorios étnicos” (Lozano-Acosta, 2010, p.294). En este caso, las etnias
habitantes de este espacio geográfico han sido despojadas mediante contextos violentos de
sus recursos naturales históricamente utilizados por ellos mismos, por lo que el
empoderamiento con respecto al territorio y su respectivo uso cultural, debe ser dentro del
marco de un cambio social dirigido que favorezca la perspectiva que estos grupos tienen
acerca del desarrollo y subsistencia. Esta reparación colectiva incluye el empoderamiento y
protección del uso tradicional y cultural del espacio, manteniendo así, la corporalidad y futura
existencia de las comunidades, así como sus cosmovisiones del mundo que determinan sus
propias interacciones con el entorno.

Debido a que las comunidades víctimas de la minería ilegal y la deforestación en la zona son
diversas y diferentes culturalmente a lo largo del río, es de vital importancia tener en cuenta
que la política pública implementada cumpla con los derechos fundamentales, culturales y de
reparación de cada etnia del territorio en cuestión. Asimismo, es importante recalcar que esta
perspectiva tampoco puede basarse solamente en que las poblaciones que han sido víctimas
de violencia y las cuales necesitan del estado, sean solamente las que tengan una identidad
cultural definida y que, por ende, sean las incluidas en este derecho a la reparación. Es decir,
es evidente que, debido al intercambio cultural gracias a las interacciones entre
afrodescendientes, indígenas y campesinos de la zona a lo largo de la historia, las respectivas
identidades culturales han sido influenciadas entre sí y por factores externos como el contexto
violento. Por esta razón, la identidad cultural vista de una manera estática no cumple con las
necesidades de todas las poblaciones inmersas en este contexto de vulnerabilidad, pero una
perspectiva dinámica de la identidad cultural, es de vital importancia para que el cambio
social dirigido vaya al respectivo ritmo de la población del río Atrato.
Referencias:
Camilo, A. R. C., & Liliana, C. C. M. (2018). ECOSISTEMAS COMO SUJETO DE
DERECHOS EN COLOMBIA.

González, I. D. (2016) Evaluación del grado de contaminación por mercurio y otras


sustancias tóxicas, y su afectación en la salud humana en las poblaciones de la cuenca del río
Atrato, cómo consecuencia de las actividades de minería, tomado de:
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/SA/protocolo-
sentencia-t622-vcolciencias.pdf

Lozano-Acosta, Carlos H. (2010). El daño ambiental en los programas de reparación


colectiva para comunidades indígenas y afrodescendientes afectadas por el conflicto armado
en Colombia. International Law: Revista Colombiana de Derecho Internacional, (17),287-
322.[fecha de Consulta 26 de Mayo de 2020]. ISSN: 1692-8156. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=824/82420482008

Machado, M. L. (2012). Cultura material e historia cultural: pueblos, mitos y esculturas


sagradas en el litoral pacífico colombiano. En M. L, Machado (ed), Diáspora Africana:
legado de resistencia y emancipación. National Institute for Study of Dutch Slavery and its
Legacy/NINSEE. Universidad del Valle Colombia.

Meza R., Carlos A. (2006). Territorios de frontera: embate y resistencia en la cuenca del río
cacarica. Universitas Humanística, 62(62), 385–429

Restrepo, E. (2011). Etnización y multiculturalismo en el Bajo Atrato. Revista colombiana de


antropología, 47(2), 37-68.

Ruiz Serna, D. (2017). El territorio como víctima. Ontología política y las leyes de víctimas
para comunidades indígenas y negras en Colombia. Revista Colombiana De Antropología,
53(2), 85-113. https://doi.org/10.22380/2539472X.118

Ruiz Serna, D. (2008). Gente de agua: Comunidades negras en el Bajo Atrato. Maguaré, (22).

Moreno García, M. A. (2017). Revisión documental sobre la presencia de metales pesados en las
fuentes hídricas derivado de la actividad minera en Colombia 2010-2016. Tomado de:
https://repository.ugc.edu.co/bitstream/handle/11396/5554/REVISI%c3%93N%20DOCUMENTAL
%20SOBRE%20LA%20PRESENCIA%20DE%20METALES%20PESADOS%20EN%20LAS
%20FUENTES%20HIDRICAS%20DERIVADO%20DE%20LA%20.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Valencia, L. A. (2011). Territorios en disputa-procesos organizativos y conflicto armado en


el bajo Atrato (Master's thesis, Bogotá-Uniandes).

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