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¿En qué consiste la relación de las comunidades étnicas y campesinas colombianas con el agua y el territorio?

Tatiana Rubio 201730379

Arturo Garcia 201813562

Isabella Guse 201912760

Conceptos

La cultura anfibia es un concepto utilizado por el antropólogo Orlando Fals Borda en su texto Historia doble de la costa
sobre el sistema social de los habitantes de la depresión momposina en Colombia. La región es entendida como un
espacio en el que están en constante flujo ideologías políticas, económicas y sociales que tienen estructuras y
subestructuras de pensamiento sujetas a perpetuarse o a cambiarse, pero en el que conviven diversas estructuras sociales
en comunicación. Al tener esto en cuenta, la cultura anfibia se entiende como “un complejo de conductas, creencias y
prácticas relacionadas con el manejo del ambiente natural, la tecnología y las normas de producción agropecuaria, de la
pesca y de la caza” es decir, es una superestructura en la que están presentes instituciones, supersticiones, actitudes,
leyendas, prejuicios… que establecen una perspectiva ecológica del territorio, en el que se establecen pautas de acceso a
los recursos naturales y algunas pautas especiales de la tenencia de las tierras (Fals Borda, 1980).

Al tener en cuenta la concepción de cultura anfibia ¿Cómo se puede entender la propiedad? La propiedad vista desde
diversos estudios antropológicos no tiene una única definición, porque su definición depende de las relaciones que las
sociedades establezcan con el entorno y entre ellos, las cosmogonías practicadas, el sistema de creencias y de
pensamientos que componen a una cultura, y el sistema económico, político y social que establezcan con el entorno.
Ejemplos de esto son los Kogui de la Sierra Nevada, ellos han establecido un sistema ecológico donde el territorio no se
entiende como una propiedad a explotar subordinada al hombre, sino como un espacio de respeto, que provee alimentos y
es generador de vida y bajo esa concepción lo denominan “Madre” (Reichel-Dolmatoff, 1951). Por otro lado, volviendo a
Orlando Fals Borda en su estudio etnográfico sobre la región Momposina, los habitantes del río reafirman su cultura
anfibia al habitar el territorio entre el agua y la tierra donde establecen su organización social y garantizan la propiedad
del territorio al ser ellos los que la trabajan. Aquí se presenta un conflicto frente a este término, entre la concepción de la
tierra como perteneciente al que la cultive y la trabaje, ya que ellos son los que pueden recolectar los frutos y al territorio
como una adquisición económica bajo el pensamiento capitalista del mercado. Para estudiar esto, en primer lugar, se debe
tener claro que las poblaciones están sujetas a cambios y que no tienen una mentalidad estática ni hermética. El concepto
de transculturación, desarrollado por Fernando Ortiz para explicar las relaciones sociales en el territorio cubano, nos
permite entender a las poblaciones cambiantes por las diversas ideologías que se reajustan al estar en constante encuentro.

Por otro lado, el concepto de desarrollo ha sido estudiado desde diversas teorías antropológicas, uno de sus principales
investigadores es Arturo Escobar que en su texto Construcción y deconstrucción del desarrollo lo entiende como un
concepto para pensar las sociedades modernas a partir de una noción de carencia asociada a la pobreza, léxico económico
ejercido por el país de Estados Unidos luego de la segunda guerra mundial. Si bien hay varias aristas que entender, lo que
importa para esta consultoría es que este concepto estableció unas políticas paternalistas por parte de los países
“desarrollados” a los países “subdesarrollados” de acuerdo con su capacidad de producción y la posibilidad de la
transformación de la materia prima. Esto generó un nuevo orden mundial, o reafirmó uno ya existente, en el que se
subordina a los países latinoamericanos en pro de la producción y el “avance” de continentes como Europa y América del
Norte que generó la explotación desmesurada de la gente y del territorio latinoamericano, ignorando la diversidad cultural
presente en el territorio, más específicamente, colombiano y guiando su producción en beneficio de países extranjeros.

Por último, con el acercamiento biosocial que han establecido con el agua los antropólogos She Hawke y Gísli Palsson en
su artículo “Water futures, biosociality, and other-wise agency” proponen que el agua es un agente dentro de un sistema
ecológico que tiene una función biológica en la que establece relaciones que van más allá de su interacción con los
humanos. Por un lado, los ríos son importantes en el ciclo hídrico que permite la vida en la tierra y por otro lado establece
relaciones directas con las poblaciones humanas, por lo que no se puede entender como un elemento subordinado a la
cultura, sino como un elemento indispensable para que ella ocurra. Se entiende como un elemento fundamental para que
se desarrolle la vida y en esta medida se debe entender como un agente independiente.
Grupos étnicos y campesinos en Colombia y sus relaciones con el agua y el territorio

Ante todo, es importante considerar que, al hablar sobre grupos étnicos, se hace referencia a las comunidades indígenas y
a la población afrodescendiente del país, los cuales conforman en conjunto alrededor de un 10% de la población de la
nación colombiana. La población campesina de Colombia llega, según autoidentificación, a un 31.8% según Dejusticia
(2020). Al sumar estas dos cifras, se llega a un 40% de la población colombiana que es indígena, afrodescendiente o
campesina. Es importante tener en cuenta este alto porcentaje al momento de analizar las preguntas, porque se está
hablando de la relación con el agua y el territorio de casi la mitad de la población nacional. Además, teniendo en cuenta la
existencia de 102 pueblos indígenas adicionales a las comunidades afrodescendientes y las comunidades campesinas, se
justifica la presencia del gran número de diferentes cosmovisiones que abordan, entre otros, la temática del agua y del
territorio.
Ahora bien, al reconocer la cifra tan alta de los distintos grupos étnicos y campesinos en Colombia, se entiende que no es
posible reducir la relación que guardan estos grupos con el agua y el territorio a una definición homogénea: no sería
posible explicar en pocas líneas todas las diferentes cosmovisiones de todos los grupos existentes y obtener un
denominador común. No obstante, aquí se abordan algunas cosmovisiones de unos grupos étnicos acerca del agua y del
territorio con el fin de dar una idea sobre cómo se diferencia este punto de vista de aquello mayoritariamente difundido en
la cultura occidental.
En primer lugar, la relación que guarda un grupo indígena con el agua se ve reflejada en la cosmovisión de los Misak
(Guambianos), una etnia que habita, sobre todo, en la vertiente occidental de la Cordillera central en el departamento del
Cauca. El mismo nombre “Misak” traduce “gente del agua”. La importancia del agua con relación al origen de su pueblo
se aclara aún más al contemplar el siguiente párrafo de la ONIC, la organización nacional indígena de Colombia:

El mito de origen narrado por los mayores permite describir los ancestros del pueblo Misak como la gente del
agua, ya que afirma que “a veces el agua no nacía en las lagunas para correr hacia el mar sino que se filtraba en la
tierra, la removía, la aflojaba” y producía derrumbes, que dejaban grandes heridas en las montañas, de las que
surgieron los humanos, raíces de los nativos, nacidos del agua arrastrada y “venidos en los restos de vegetación”.
Los derrumbes eran nacimientos o “partos de agua de los Pishau, de los guambianos, “gigantes sabios que comían
sal de aquí, de nuestros propios salados, y no eran bautizados. Ellos ocuparon todo nuestro territorio, ellos
construyeron… antes de llegar los españoles” (Vasco, citado por ONIC).

Adicional a la importancia del agua como fuente de origen, se aclara la gran significación de la tierra en el documento del
Ministerio de Cultura de 2010, cuando se menciona que “en la cultura misak la tierra y el trabajo colectivo están
estrechamente ligados. Es gracias al cuidado del trabajo conjunto que la tierra se calienta y se reproduce” (p.8).

En segundo momento, se aclara la importancia del agua para las comunidades afrodescendientes al mirar el siguiente
párrafo del Journal of Latin American Anthropology:

Far more than just of practical importance, the river becomes a social space of everyday human interactions.
Furthermore, it is the symbolic referent of identity for the individuals and groups that have settled along its banks,
for the river flows through the imaginations of black communities and their specific ways of referring to nature and
their world. The "aquatic," and in particular the river, are central points of reference in identity formation and in the
everyday discursive practices of black communities (Restrepo 1995:77-79; Vanfn 1999). The riverine identification
and the aquatic space are thus deeply inscribed in the sense of place, the particular feeling that is derived from
living in and experiencing a given place. This is visible in the multiple ways that people refer to their lands and
rivers. A close and almost intimate relationship between the individual and the river seems to exist and can be
observed in very common expressions like "people don't want to leave their river" or "when I return to my river."
(Oslender, p.93, 94)

A parte de estas dos concepciones expuestas, existen muchas más, también de las comunidades campesinas, que dan
cuenta sobre la importancia del agua y del territorio, no solamente para las actividades prácticas sino también para la
identificación del grupo mismo. Al entender la gran importancia asignada por muchas comunidades al agua y al territorio,
se puede comprender la posibilidad del surgimiento de tensiones entre estos grupos étnicos/campesinos y la otra mitad de
la población colombiana no indígena/no afrodescendiente/no campesina, que ve el agua y el territorio más bien como
fuentes de recursos para la explotación. Este choque entre las diferentes cosmovisiones se refleja en los conflictos sobre la
tierra y los espacios acuáticos a lo largo de la historia de Colombia.

Problemáticas socioculturales alrededor del río Atrato

Con el objetivo de entender las implicaciones socioculturales que tiene la contaminación de las aguas, la explotación de
los recursos naturales y la deforestación de los bosques sobre las comunidades étnicas y campesinas de la ribera del río
Atrato, primeramente, se contextualiza el caso al responder a las preguntas de “dónde”, “quién”, “qué” y “cómo”.

Al hablar sobre la ribera del río Atrato, hay que contemplar el departamento del Chocó, el cual es atravesado por el río en
el eje norte-sur. El territorio del departamento está conformado por 5 regiones: Atrato, San Juan, Pacífico Norte, Baudó
(Pacífico Sur) y Darién y su población consiste en un 87% por población afrodescendiente, en un 10% por población
indígena y en un 3% por población mestiza. Existen alrededor de 600 comunidades negras y 120 resguardos indígenas de
las etnias Embera-Dóbida, Embera-Katío, Embera-Chamí, Wounan y Tule; pequeña parte de la población es campesina
mestiza. El río Atrato mismo nace en el Cerro Plateado y desemboca en el golfo de Urabá, en la costa Caribe.

La región cuenta de suma importancia ecológica, debido a su carácter diverso: en la Corte Constitucional de Colombia se
describe el Chocó como una región de las más diversas del planeta con “9000 especies de plantas vasculares, 200 de
mamíferos, 600 de aves, 100 de reptiles, 120 de anfibios” (Palacio, 2016). Considerando esta gran biodiversidad, se aclara
la importancia del territorio para los habitantes de la zona en términos del abastecimiento alimentario: la agricultura y la
pesca representan actividades elementales para la supervivencia de las comunidades afrodescendientes, indígenas y
campesinas. El ingreso, por consiguiente, se basaba tradicionalmente en la producción de alimento.

A pesar de esta gran riqueza ecológica hay que tener en cuenta que hoy en día, la mayoría de la población chocoana vive
en condiciones de pobreza económica: según estadísticas del DANE, esta se encuentra en un índice de pobreza mayor que
en el resto del país (2018). Esto, sobre todo, por la introducción de megaproyectos de minería y demás, los cuales son los
principales responsables de la contaminación de las aguas, la explotación de los recursos naturales de la región y la
deforestación de los bosques. Dichos impactos no afectan solamente el agua y las tierras, sino también a las comunidades
étnicas y campesinas de forma directa, ya que ellos basan su subsistencia en la agricultura y la pesca.

El Ministerio de Salud de Colombia publica en 2018 un protocolo que informa sobre el grado de la contaminación en las
poblaciones de la cuenca del río Atrato como consecuencia de las actividades de minería: en este se afirma que “la
contaminación ambiental tiene inmersa la exposición a muchas sustancias químicas que de manera crónica pueden
desencadenar efectos para la salud humana y daño en los ecosistemas” (p.11). A parte de los daños sobre la salud física,
no se deben olvidar los daños sobre las comunidades en términos socioculturales. Es decir que, los impactos de la minería
y demás actividades de gran escala que afecten el ecosistema, pueden destruir a la cultura de las comunidades de la ribera
del río Atrato. Con relación a lo anterior, la relación entre las comunidades étnicas/campesinas y el agua/ territorio son de
suma importancia para la construcción de su identidad y el mantenimiento de su cosmología. Al contaminar las aguas y al
destruir el paisaje, se están erradicando lentamente las tradiciones y pensamientos ancestrales que guardan estas
comunidades y que hacen de Colombia un país de gran diversidad cultural.

La zona del Chocó ha sido habitado por comunidades indígenas desde épocas prehispánicas, por otro lado algunas de las
comunidades afro se han asentado en esta área desde la colonia. Es lógico entonces entender que dichas comunidades han
establecido sus proyectos de vida y el de comunidad de la mano con estos territorios (Tierra Digna. Melo, D. 2016 p. 66).
Dichas comunidades han sido vulneradas sistemáticamente por las autoridades estatales y grupos al margen de la ley. A
esta situación se suma el conflicto de intereses sobre la tierra. Por un lado se encuentran las “etno comunidades” quienes
buscan la subsistencia armónica con los recursos disponibles en la zona y se han situado en las riberas a lo largo de siglos,
el otro agente son las empresas extractivistas - las cuales generalmente son multinacionales o empresas antioqueñas-
quienes buscan obtener los mayores beneficios en el menor tiempo posible. (Tierra Digna. Melo, D. 2016 p. 38).

A raíz de dicho conflicto se han desarrollado dinámicas en las cuales las políticas gubernamentales juegan un rol
importante, por un lado con miras a la economía nacional el gobierno a titulado gran cantidad del territorio ribereño para
la extracción minera a gran escala del subsuelo. La extracción masiva que se realiza en estas zonas y bajo métodos no
eco-sostenibles provocan el deterioramiento del ambiente y la contaminación de las fuentes de subsistencia de las
comunidades; en contraposición de este rol El Estado es garante de los derechos humanos de los habitantes del territorio,
esto quiere decir que debe velar por su calidad de vida. Según el censo del 2005 y el índice de Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI) cerca del 80% de los habitantes del Chocó caren de al menos una de estas (Bonet, 2007 pág. 48). Esto
demuestra una falencia en el rol gubernamental de cuidar la calidad de vida.

Podemos concluir entonces que en el departamento del Chocó existen dos actores claves para entender la situación,
adicionalmente el Estado juega un rol clave en las dinámicas entre estos agentes. Por un lado se encuentran las empresas
extractoras y las políticas de concesión de subsuelos y por el otro las comunidades tradicionales y las políticas de calidad
de vida. Es importante mencionar la presencia de grupos al margen de la ley (FARC y narcotráfico) en estas zonas,
causadas por la poca presencia policial o militar y por su importancia geográfica para las rutas del narcotráfico.

Efectos posibles

La relación entre los conceptos antropológicos utilizados y la investigación precedente sobre el ámbito cultural de la
región del río Atrato permiten visibilizar que el río no puede ser entendido únicamente como un agente de explotación
para la obtención de recursos, sino que se debe tomar en cuenta que el bienestar del río es indispensable para que las
personas que habitan estos territorios puedan desarrollarse íntegramente a partir de los sistemas culturales que han
establecido con el agua. Por otro lado, al entender la arraigada cultura anfibia para explicar la relación entre los habitantes
y el río en el territorio colombiano desarrollado por Fals Borda, hay que estudiar a quiénes benefician la explotación de
los minerales del río y de qué forma no va en concordancia con la concepción que los habitantes del río tienen sobre el
manejo de su territorio. Además de esto, también es importante considerar que la explotación minera en el río Atrato es
el producto de políticas del desarrollo anteriormente explicadas y que pueden ser cuestionadas a la luz de las
repercusiones negativas que han tenido estas políticas públicas descontextualizadas de las necesidades de los habitantes
del territorio colombiano. Por último, hay que tener en cuenta los intereses particulares que hay sobre el río, porque al
entenderlo como un agente ecológico que va más allá de su interacción con los humanos y del que dependen también
vidas no humanas, se nos plantean estos dilemas éticos que deben ser estudiados. ¿Cómo establecer relaciones
sostenibles con el río que privilegien el bienestar de la mayoría? ¿De qué forma la explotación del río en pro del
desarrollo estaría afectando el bienestar de las culturas que habitan el río y el bienestar del río mismo?¿Cuáles son las
necesidades de las poblaciones que habitan el río y de qué forma se pueden conciliar con los intereses gubernamentales?
¿De qué forma estas políticas extractivistas benefician a las comunidades presentes en la cuenca del río y hasta qué punto
son el producto de intereses extranjeros en el territorio colombiano que afectan a sus mismos habitantes?

Bibliografía

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