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2.1. Antecedentes de la Investigación.

Es importante precisar un principio necesario para poder identificar trabajos que


puedan ser considerados como antecedentes de este estudio. Se denominarán
antecedentes directos aquellos estudios que no solo se hayan interesado por los campos
de estudio que a esta investigación preocupan; los procesos de comunicación, la
producción cinematográfica, la cultura andina, el sistema cultural, sino aquellos que han
acogido en sus marcos conceptuales algunos planteamientos que en el presente estudio
son elementales. Por ejemplo, algún estudio que en sus bases teóricas se hubiese
apoyado en los estudios de la inflexión decolonial para poder analizar algún texto
fílmico, o publicitario, u otro producto comunicativo, o tal vez los niveles de
comprensión de la cultura en el marco de la filosofía de la liberación de Enrique Dussel,
o el paradigma de racionalidad andina según Josef Estermman, en el marco de la
filosofía intercultural. De otro lado también deberán considerarse antecedentes directos
aquellos estudios que, si bien en su formulación y planteamiento difieren de la presente
investigación, se han aplicado en alcanzar objetivos similares, es decir, el estudio de la
disputa de formaciones simbólicas de dominación subjetiva en textos audiovisuales. O
quizá hayan estudiado el mismo texto fílmico para demostrar otras concepciones, esto
es, un análisis sociólogo, semiótico, iconológico, narrativo, etc. del filme la Teta
Asustada (2009) de Claudia Llosa. Entonces, en la medida de estos supuestos, y a partir
de una búsqueda preliminar de la producción académica local, se puede afirmar que no
existen antecedentes directos de la presente investigación, a nivel de marco teórico,
metodológico y de objetivos. Ahora bien, a nivel regional y nacional la tarea de
búsqueda se torna más complicada, y no se puede afirmar de manera concluyente la
existencia de antecedentes directos, no obstante, en el proceso mismo de investigación
se llevará a cabo una revisión general más profunda que permita consolidar un
panorama general de aquellos estudios cuya preocupación compartan los intereses
fundamentales de este estudio proyectado.

Sin embargo, sí existen estudios que de manera periférica guardan relación al


presente trabajo de investigación. Claro, en este caso no se los considerará como
antecedentes directos, sino como antecedentes indirectos. Es decir, estudios que si bien
han tenido marcos teóricos, metodología y objetivos disimiles, en algún momento de su
proceso de investigación han podido compartir intereses con este estudio. Es evidente
pensar que comprendiendo de este modo aquellos estudios se puede relativizar en
extremo la vinculación, no obstante, esto permitirá establecer un necesario recorrido.

2.1.2 La producción cinematográfica en los estudios locales.

Primero, en este aspecto es interesante resaltar un detalle sintomático, en julio de este


año, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco publicó el sexto número de su
revista semestral “Patrimonio” y dedicó el cuerpo completo de su texto al cine cusqueño
“Cine Cusqueño, tradición y vigencia” (2015) fue el título de la publicación de ochenta
páginas y quince artículos, todos de autores cusqueños. La presencia de esta revista es
un detalle sintomático porque la temática, el enfoque, e incluso el tono y estilo en la
redacción de los artículos ejemplifican de manera precisa lo que han sido los estudios en
cine en nuestra localidad. Pero un momento, aquí surge una observación evidente, se
podría pensar, y no sin razón, que una revista de esta naturaleza solo conserva
propósitos de divulgación, y con mayor razón si está dirigida al gran público cusqueño,
y por esto no debería llamar la atención la ausencia de textos de investigación y rigor
científico social. Esto es, la revista “Patrimonio” no tiene el deber de contener en sus
páginas trabajos académicos, investigaciones universitarias. No obstante, por paradójico
que parezca, los estudios dedicados al cine en el Cusco han sido eso, trabajos de
divulgación, y no otra cosa. De esos trabajos los que más han abundado son aquellos de
cierto perfil historiográfico. Aquellos que se han abocado a recordar las condiciones de
surgimiento de la pretérita “escuela del Cusco”, los filmes documentales y de ficción
que la constituyeron, sus realizadores, los premios otorgados, y uno que otro superficial
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comentario del impacto que tuvieron. Han agotado sus páginas con los nombres no
sin merecimiento__ de Manuel y Víctor Chambi, Cesar Villanueva, Eulogio Nishiyama,
Luis Figueroa, así como con otros realizadores no relacionados directamente con la
“escuela” como los de Federico García Hurtado, Jorge Vignati o César Vivanco, y
abusado en los títulos de Kukuli, Yawar Fiesta, Los Perros Hambrientos, Kuntur
Wachana, El caso Huayanay, y otros. Una característica especial de estos trabajos son
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que los datos proporcionados son los mismos ¿qué otros pueden ser?__, idénticos,
como copiados, las fuentes son las mismas, incluso las conclusiones parecen sufrir una
suerte de espíritu susceptible al parafraseo. En definitiva, este fenómeno es natural, el
impulso creador de los años sesenta había muerto hace varios años, y por lo tanto la
producción intelectual que se alimentaba de ella también tenía que sucumbir, y así
ocurrió.

Segundo, para terminar el tema, y desbordando un poco el título, es importante


rescatar que fueron algunas de las publicaciones editadas en Lima las que se
aproximaron de manera más seria a este tema. Será necesario citar aquí el libro pionero:
100 años de cine en el Perú: una historia crítica, de Ricardo Bedoya (1995). Libro en el
cual se narra con mayor rigor historiográfico los hechos acontecidos durante el
surgimiento de la “escuela del Cusco”, así como se lleva acabo el necesario recuento de
los autores y las películas más importantes. Bedoya tiene el gran mérito de situar en una
historia general la irrupción cusqueña, y así proporcionarle su verdadera dimensión,
sobre todo, a nivel temático.

A despecho de la apelación de Sadoul, la del Cusco, apenas fue una


escuela con postulados orgánicos, articulados o manifiestos. Sus
integrantes se vincularon durante un periodo para reivindicar una imagen
del mundo indígena, hasta entonces soslayada. (Bedoya: 1995,153)

No obstante, también es cierto que el autor critica con dureza la calidad técnica de
la producción cusqueña, el amateurismo de sus realizadores, así como su limitada
innovación a nivel de lenguaje audiovisual, con todo, 100 años de cine en el Perú de
Ricardo Bedoya se ha convertido en referente obligado para investigaciones
posteriores, incluso para los mismos cusqueños. De otro lado, quizá otro texto de
importancia sea el de Giancarlo Carbone, El cine en el Perú (1991-1993), dos tomos:
1897 - 1950 y 1950 -1972 anterior al de Bedoya, pero sin pretensión crítica, el gran
aporte de Carbone radica en el valor testimonial de su investigación, en el libro son de
rescatar las entrevistas a los más importantes realizadores a nivel nacional, entre ellos, a
los destacados representantes de la “escuela del Cusco”. El cine en el Perú de Giancarlo
Carbone es otra investigación de referencia obligada.

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