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Bernard Lahire

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deudas y criticas .
BERNARD LAHIRE es profesor en
la Universidad Louis-Lumiére- Metamorfosis
Lyon II. Es miembro del Instituto
universitario de Francia y es
director del Grupo de investi-
gación sobre la socialización. Es Dirigida por: Carlos
autor de L’homme pluriel
Altamirano
(1998), de L’invention de 1’ «
iletrisme » (1999) y de ¿Para qué
sirve la sociología? (2005), tam-
bién en Siglo XXI Editores.

Han colaborado en esta obra:


Jean-Paul Bronckart, Phillippe
Corcuff, Emmanuel Éthis, Jean-
Louis Fabiáni, Olivier Favereau,
Cyril Lemieux, Jean-Claude Mo-
nod, Emmanuel Pedler, Denis
Saint-Jacques, Marie-Noëlle
Schurmans y Alain Viala.
Traducción de
ARIEL DILON

EL TRABAJO SOCIOLOGICO DE
PIERRE BOURDIEU
Deudas y críticas dirigido por
Bernard Lahire
por
Bernard Lahire, Denis Saint-Jacques, Alan Viala, Jean-
Louis Fabiani, Philippe Corcuff, Jean-Paul Bronckart,
Marie Noëlle Schurmans, Emmanuel Pedler, Emmanuel
Ethis, Cyril Lemieux, Jean-Claude Monod y Oliver
Favereau

m
Siglo
veintiuno
editores
Argentine
^__________________________________________________________________
Siglo veintiuno editores Argentina s. a.
TUCUMÁN 1621 7» N (C1050AAG), BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA Indice
Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN. 04310, MÉXICO, D. F.

Cet ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'Aide a la


Publication Victoria Ocampo, bénéficie du soutien du Ministère Presentación: Por una sociología en buen estado,
des Affaires Etrangères et du Service Culturel de lAmbassade de
France en Argentine.
Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda a la Edición
Victoria Ocampo, ha sido beneficiada con el apoyo del Ministerio de
Asuntos Extranjeros y del Servicio Cultural de la Embajada de
Francia en la Argentina.

El trabajo sociológico de Pierre Bourdieu: deudas y críticas /


dirigido por Bemard Lahire - la ed. - Buenos Aires: Siglo
XXI Editores Argentina, 2005.
368 p.; 21x14 cm. (Metamorfosis)
Traducción de: Ariel Dilon
ISBN 987-1220-12-X
1. Sociología I. Lahire, Bemard, dir. II. Título
CDD 301.

Título original: Le travail sociologique du Pierre Bourdieu.


Dettes et critiques
© Éditions La Découverte 8c Syros, Paris, 1999, 2001
Revisión de Victor Goldstein Portada: Peter Tjebbes ©
2005, Siglo XXI Editores Argentina S. A.
ISBN 987-1220-12-X
Impreso en 4sobre4 S.R.L.
José Mármol 1660, Buenos .Aires, en el mes de junio de 2005
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en .Argentina -
Made in Argentina
por Bemard Lahire 7

Primera parte
Campos 2/

1. Campo, fuera de campo, contracampo,


por Bemard Lahire 29
2. A propósito del campo literario: historia, geografía,
historia literaria, por Denis Saint-Jacques y Alain Víala 71

3. Las reglas del campo, por Jean-Louis Fabiani 91

Segunda parte
Habitus 111

4. Lo colectivo en el desafio de lo singular:


partiendo del habitus, por Philippe Corcu/f 113
5. De la teoría del habitus a una sociología psicológica,
por Bemard Lahire 143
6. Pierre Bourdieu -Jean Piaget: habitus, esquemas
y construcción de lo psicológico, porJean-Paul Bronckart y Marie-Noëlle Schurmans 181

Tercera parte
Cultura y poder simbólico 207

7. La legitimidad cultural en cuestiones,


por Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis 209
8. ¿Una crítica sin razón? El abordaje bourdieusiano a los
medios y sus límites, por Cyril I^emieux Presentación: Por una sociología
9. ¿Una política de lo simbólico?, porJean-Claude Monod en buen estado
Bernard Lahire

Complemento: La economía del sociólogo,


o pensar (la ortodoxia) a partir de Pierre Bourdieu, por "Hacemos ciencia —y sobre todo sociolo-
Olivier Favereau gía— contra nuestra propia formación, no
menos que con esa formación".
Pierre Bourdieu, Lección sobre la
lección

"De tal suerte, para mí, la 'crisis' de la


que hoy se habla es la crisis de una orto-
doxia, y en mi opinión la proliferación de
las herejías es un progreso hacía la cien-
tifízacíón".
Pierre Bourdieu, Cosas dichas

Para mantener vivo un pensamiento científico es preciso aceptar


que regularmente se lo someta a discusión, a una revisión parcial.
Semejante trabajo crítico es un ejercicio que rara vez se lleva a cabo
en el oficio del sociólogo. Que la realidad de las prácticas, por otra
parte, responda antes que nada a la lógica de las camarillas o de las
congregaciones ciánicas debería constituir un punto de indignación
científica unánimemente compartido por todos aquellos que, más que
nunca, creen en la importancia de las ciencias del mundo social.
Si el universo de las ciencias sociales fuese un ámbito en el cual
la Razón progresara bajo los efectos de la argumentación y de la
contraargumentación, forzando cada uno a los otros (y siendo, en
contrapartida, forzado por los otros) a mejorarse, a progresar,
entonces la crítica no tendría nada de escandaloso o de sospechoso.
Si la vida científica estuviese saneada, no se podría reducir tan
fácilmente a la crítica a la condición de un “golpe” estratégi-
8 9
Bernard Lahire presentación

co. Aunque constituye el ideal proclamado de nuestras profesiones científicas, la crítica, en más allá de los meros círculos especializados. Por lo tanto, una manera de descalificar el
definitiva, no ocupa ningún lugar en las prácticas efectivas. trabajo crítico consistirá en invocar el clásico argumento del “hacerse una reputación a
En consecuencia, si Pierre Bourdieu no ve otra cosa que “enemigos” que lo “atacan”, través de la polémica en contra de un autor célebre...”. Cuando uno, además, se arriesga a
y muy pocos “adversarios” auténticos que efectúen el trabajo necesario para oponerle una ser tratado (¿en el mejor de los casos?) de “no vidente” [malvoyant] o (¿en el peor?) de
refutación, es porque, como buena parte de los investigadores en ciencias sociales, se malintencionado [malveillant] [Bourdieu, 1997, p. 16; p. 17], la crítica no es desinteresada.
resiste a reconocer a los adversarios y se muestra invariablemente sordo a toda refutación. Como punto de partida, en Migar de clasificar, de excluir o estigmatizar, incluso antes
Aparte de que el sociólogo puede haberse visto reforzado, en el curso de su carrera, por de leer, a quienes se sientan tentados por el “argumento” del “interés en polemizar”, nos
ciertas críticas muy estrechas, en la idea de que los otros investigadores, decididamente, no gustaría sugerirles que se atengan a los resultados de la empresa. Semejante argumento
estaban a su altura (por ejemplo lo que se ha dicho, a la vez ingenuamente y a modo de todoterreno es ineficaz en cuanto tal. ¿Quién puede ne-
insulto académico, acerca de su visión hipersocializada del actor, de su hiperdeterminismo,
de su neomarxismo, etc.), la imposibilidad de un verdadero diálogo científico con Pierre
Bourdieu no tiene su origen —seamos fieles al principio relacional de toda sociología— en s
Yo podría parafrasear algunas de sus expresiones diciendo que una política de la virtud científica
su “persona”, sino que, en el fondo, no es otra cosa que el síntoma de un funcionamiento debe esforzarse en “sorprender a los funcionarios en su proo’ojuego, es decir, en la trampa de la definición
colectivo deficiente. ¿Qué2 puede forzar a la virtud científica a una personalidad que posee oficial de sus funciones oficiales”, pero también y sobre todo “trabajar sin pausa para elevar el costo del
su revista, su colección' (medios objetivos para no tener que rendir cuentas científicas a
1 esfuerzo de la disimulación necesaria para enmascarar la separación entre lo oficial y lo oficioso, el
proscenio y las bambalinas de la escena política” (Bourdieu. 1994, pp. 243-244).
nadie) su centro de investigaciones, que recibe la medalla de oro del CNRS en 1993 y que,
para completar el cuadro, es el único representante de su disciplina en el Collège de France
desde 1981? La mayoría se mostraría arrogante con mucho menos. Lo único decepcionante
es comprobar que quien siempre ha proclamado públicamente las virtudes de la Razón, de
la discusión racional, de la ciencia, no se ha mostrado muy diferente de los otros en su
práctica. Pero no se puede invocar impunemente la Razón y la honestidad del diálogo
científico o intelectual; tarde o temprano se termina por ser medido con la vara de los
propios preceptos. Como de vez en cuando él mismo lo escribe: “La hipocresía es un
homenaje que el vicio rinde a la virtud”. 3

La tarea se complica todavía más, sin embargo, cuando la crítica se formula a


propósito de una obra no sólo científicamente reconocida, sino además conocida mucho
1 Una revista —A cíes de la recherche en Sciences sociales— que ha atravesado más de veinte años sin un
comité de redacción constituido, que funciona sin informes escritos científicamente motivados
concernientes al rechazo de los artículos enviados, y que hasta el último minuto deja a sus autores en una
total incertidumbre acerca de la publicación de sus textos, y esto debido a la decisión de un solo hombre:
el director de la revista. Se podría responder —con una pizca de mala fe— que la existencia de un comité
formalmente constituido y el envío de informes escritos serios a los autores pueden esconder un
terrorismo intelectual mucho mayor. Eso es seguro. Sin embargo, como el mismo Pierre Bourdieu lo ha
demostrado, la ausencia de instituciones y de mecanismos de selección mínimamente objetivados puede
tener su encanto (la liviandad de las relaciones interpersonales), pero protege muy mal a los más
■‘débiles” (en especial a los más jóvenes, que, para ingresar en la profesión y vivir de ella materialmente,
necesitan publicar de manera imperiosa) contra la arbitrariedad (intelectual) de los más “fuertes".
2 Primero, “Le sens commun”, en Editions de Minuit (durante más o
3menos treinta años); más recientemente, “Liber”, en Editions du Seuil.
11
Bernard Labi presentaron

gar que para polemizar hay que tener algún “interés en polemi-i zar”? que se destaca para subrayar la inoportunidad covuntural de la crí-
¿Hemos avanzado en algo después de decir que alguien po-1 lemiza “por tica. En el fondo, criticar hoy el trabajo de Pierre Bourdieu, cuando
interés”? ¿Hemos visto alguna vez que una crítica cien- j tífica dirigida a éste la emprende contra el “pensamiento único”, ¿no es hacerle el
un autor se emitiera en otras condiciones? ¿Y qué ! decir entonces de los juego a sus adversarios políticos? El contexto estaría entonces
textos que no suscitan ningún “interés” ni 1 desencadenan esfuerzo demasiado enrarecido y sería preferible silenciar la crítica antes que
crítico alguno? En lugar de entrar en un comentario interminable acerca correr el riesgo de reforzar el “campo contrario”.
de las “motivaciones” que pueden encontrarse en el principio de la
escritura de una obra semejante, nos atrevemos a esperar que únicamente ¿Quién puede adherir seriamente a los ataques masivos, y en
las proposiciones que contiene sean tenidas en cuenta y, a su tumo, ocasiones insultantes, que constituyen los diversos trabajos aparecidos
sometidas a crítica. Luego, autor conocido o no, celebridad o no, nos en la prensa o, más recientemente, a la obra de Jeannine Verdés-
gustaría responder anticipadamente al reproche del “engrandecimiento Leroux, Le Savant et la politique. Essai sur le terrorisme sociolo-
de sí mismo” mediante la batalla contra los “grandes” con aquello que gique de Pierre Bourdieu [1998]? Con la mayor frecuencia, investi-
Jacques Bouveresse sostenía con fuerza y atinadamente acerca de la gadores, periodistas o ensayistas aprovechan la polémica política para
filosofía: “Corresponde a los autores que yo leo, no importa cuáles criticar ingenua y desvergonzadamente el conjunto de la sociología del
puedan ser su celebridad y su influencia, el hacer lo necesario para autor. En lugar de disfrutarlos, en virtud de luchas científicas internas,
convencerme, si tal cosa les interesa, y no a mí el complacerlos los sociólogos deberían condenar unánimemente tales ataques que, a
afectando estar convencido o evitando hacerles saber que no lo estoy. Si no dudarlo, apuntan tanto al proyecto sociológico en su ambición de
el deterioro de la tradición crítica no hubiese alcanzado este punto dar cuenta del mundo social como a la sociología de un autor en
dramático en los ambientes filosóficos franceses, uno no tendría que particular. Es evidente que fue el compromiso político de Pierre
estar recordando este tipo de trivialidades” [1984, p. 17]. Bourdieu el que desencadenó la ola de críticas a las que hemos
Precisamente con razonamientos de tipo político, que deben ser asistido, desde las más sutiles a las más caricaturescas. ¿Pero es una
desterrados del campo científico, generalmente está orientada una parte razón para acallar las críticas seriamente fundadas? ¿Hay que
de la crítica. Estos razonamientos políticos adoptan dos formas distintas abstenerse de toda intervención so pretexto de que el combate político
según se sitúen dentro del encuadre de las ciencias sociales stricto sensu, del hombre puede ser considerado políticamente justo? ¿Estamos
o bien en el orden político-ideológico en su conjunto. En el primer caso, obligados a guardar silencio a causa de la odiosa intriga que se trama
aquello que implícitamente se invoca es la preocupación por la relación contra él?
de fuerzas entre corrientes o tradiciones. ¿Es estratégicamente razonable, Estas malas razones para silenciar la crítica tienen un aire a cosa
se oye decir o murmurar, criticar la propia tradición sociológica, 4 cuando remanida. Callarse en nombre de la “causa política” (“políticamente
ya bastante se la ata-5 va en el sentido correcto...”), callarse en nombre de la “razón
ra “desde afuera”? En el segundo caso, es el orden político y social estratégica" (“hay cosas tanto peores científicamente...”), es
v la relación de fuerzas entre corrientes y tradiciones ideológicas lo
■* Se sobreentiende que esta fórmula (“la propia tradición”) sólo involucra al salir victoriosos de estas “luchas intestinas”.
autor de estas líneas y no necesariamente al conjunto de quienes participan en esta
obra. s
Entonces se agitará el espectro amenazante de las sociologías de consenso, del
individualismo metodológico, de la acción racional, del imaginario... que podrían
12 13
Bernard Lahir* presentación

encerrarse a sí mismo en la oposición entre “la línea del partido” y los Un tesoro sociológico común
“enemigos de clase”. La lógica social y política de la oposición
nosotros/ellos, amigos/enemigos, compañeros de equipo/adver- sarios es A mi entender, sin embargo, enfrentarse con el pensamiento de
diametralmente opuesta a la que debería regir un orden específicamente Pierre Bourdieu no es discutir una teoría igual a las otras. Efectivamente,
científico. De hecho, en el orden científico, paradójicamente el verdadero al contrario de lo que puede llevarnos a pensar cierta forma de
enemigo viene siempre de adentro: sin lugar a dudas, el fortalecimiento democracia interpretativa, no todo da lo mismo en el universo de las
no discutido ni discutible de las convicciones y modos de pensamientos, interpretaciones en ciencias sociales [véase Lahire, 1996a, pp. 61-87]. En
de las maneras de decir y de hacer resulta útil, temporalmente, en la mi opinión, la que propone Pierre Bourdieu es una de las orientaciones
cooperación científica, pero a la larga constituye un obstáculo poderoso y teóricas más estimulantes y complejas en ciencias sociales. Una de las
temible en el avance de la reflexión. Por otra parte, pensar en esta forma que más integran sutilezas teóricas y metodológicas (habiendo sabido, de
es- tratégico-política (¿dónde está la urgencia del esfuerzo crítico? manera notable, hacer trabajar sociológicamente una multitud de
I
¿dónde los frentes principales y los secundarios en el ejercicio de la problemas filosóficos) en la gran corriente de las sociologías críticas
crítica?) se apoya en un postulado incuestionado y fundamentalmente sensibles al análisis de las formas de ejercicio del poder y de las
erróneo: la crítica necesariamente debilita a su blanco. Se confunde de relaciones de dominación, y que preconizan la ruptura con las ideologías
;
ese modo crítica y desorden, disputa científica regulada y empresa (espontáneas o conscientemente elaboradas).
sistemática de destrucción o denigración. Y una vez más, para las La obra de Pierre Bourdieu es en ocasiones detestada y con
frecuencia ignorada por una parte de los investigadores en ciencias
:

ciencias sociales se podría decir lo que Jacques Bouveresse proclamaba a


propósito de la filosofía: “Mientras la crítica real no sea considerada algo sociales y de los intelectuales franceses. Lamentablemente, las
absolutamente normal e indispensable, y el desacuerdo de los adversarios refutaciones radicales son muy a menudo la expresión de una triste mala
de buena fe algo más interesante y productivo que el consentimiento de fe o de un gran desconocimiento. Pero el rechazo en bloque de lo que a
los partidarios, no habrá salud para nuestra filosofía” [1984, p. 45]. veces se da en llamar “la sociología de Pierre Bourdieu” sería un
La regla ascética que debería seguir todo investigador en ciencias verdadero suicidio colectivo. En efecto, contrariamente a lo que una
sociales puede enunciarse de la siguiente manera: la crítica científica versión dogmatizada llevaría a creer, “la sociología de Pierre Bourdieu”
puede y debe ejercerse si, y sólo si, hay argumentos (lógicos o empíricos) en el fondo no existe. Se trata de un mito que resulta muy cómodo para
para criticar. La preocupación (por evitar) rozar por “derecha” o herir hacer corresponder un conjunto de textos, desplegado a lo largo de
por “izquierda” en ningún caso debería intervenir en el intercambio cuarenta años, y un nombre de autor que supuestamente garantizaría la
regulado de la crítica racional, y todo investigador en ciencias sociales coherencia y la unidad del conjunto [véase Foucault, 1969, pp. 73-104].
debería asumir serenamente, en el ejercicio de su profesión, esta relativa En el trabajo de Pierre Bourdieu (que, con la mayor frecuencia, es el
irresponsabilidad política (en el sentido amplio del término). Si la crítica resultado de una enorme inversión colectiva), verdadero tesoro
es entorpecida por otras razones que no sean la debilidad de la sociológico común, se encuentran esquemas interpretativos múltiples que
argumentación, o si, por el contrario, es llevada adelante por cálculo han sido tomados del conjunto del patrimonio internacional de las obras
político, a pesar de la endeblez de los argumentos, ya podemos decir de ciencias sociales y humanas. Para pensar tal o cual hecho, tal o cual
adiós a la vida científica. mecanismo o proceso, el autor pone en funcionamiento siempre más que
los simples y repetitivos concep-

lIlllUllumimiHwwi
14 Bernard Lahire Presentación 15

tos de campo, habitus, capital, dominación, etc., a los que se lo reduce flagrante un antiacademicismo indudable, así como una oscilación cons-
con demasiada frecuencia. No solamente su reflexión y sus estudios sobre tante entre la fascinación por la cultura legítima (que él defenderá poco a
los campos, los capitales (y en particular sobre el capital cultural), el poco designándola con el término sociológica- 4 mente problemático de
habitus y el sentido prácdco, los modos de dominación, la legitimidad, la “universal”) ' de aquel que debe su con-
violencia simbólica, ios fenómenos de delegación o de representación, los
ritos institucionales, la reproducción social mediante el sistema escolar o
el mercado de los bienes simbólicos no se reducen a unas cuantas 7
Desde hace ya muchos años, Pierre Bourdieu desarrolla un discurso un
fórmulas simplificadas (incapaces de captar los puntos de contradicción o poco extraño (desde el punto de vista estrictamente sociológico) sobre aquello
que él llama lo “universal”, y que corresponde esencialmente a la alta cultura
de ruptura que pueden estar en el principio de nuevas reflexiones [véase artística y científica, así como al Estado y la Escuela como instituciones de
Lahire, 1995; 1998], sino que su razonamiento sociológico desborda servicio público. Lo que anteriormeme habría llamado culturas o instituciones
ampliamente, y afortunadamente, la uülización de los conceptos más “legítimas” (evocando la arbitrariedad histórica de esa legitimidad fundada en
recurrentes. el desconocimiento de una relación de fuerzas entre grupos o clases de la
conformación social) es rebautizado “universal” para poder denunciar el
Por lo tanto, es una sociología rica la que nos ocupa. Excomulgando “monopolio de lo universal” que se habrían concedido ciertos grupos sociales,
de un solo golpe toda la obra se echarían por tierra, sin darse cuenta, evitando ai mismo tiempo que se crea que la crítica sociológica se fundaría en la
esquemas de interpretación, maneras de pensar o hábitos intelectuales idea de una equivalencia generalizada entre todos los productos culturales. En
otro nivel, el sociólogo viene por lo tanto en auxilio de la legitimidad cultural al
que6 él ha tomado de manera variable de obras tan múltiples como las asumir un punto de vista normativo (positivo) que debería estar ausente en el
de J. Austin, G. Bachelard, M. Bajón, É. Benveniste, P. BergeryT. análisis sociológico. Llegará incluso a fundamentar en la objetividad (y a
Luckmann, H. Bergson, B. Berns- tein, J. Bouveresse, G. Canguilhem, E. justificar históricamente) la superioridad de las “pinturas de vanguardia”
Cassirer, N. Chomsky, G. Deleuze, R. Descartes, G. Duby, É. Durkheim, sobre aquello que da en llamar los “cromos de los mercados suburbanos”
N. Elias, S. Freud, E. Goffman.J. Goody, M. Heidegger, E. Husserl, E. [Bourdieu, Wacquant, 1992, p. 64; en español, p. 55] coincidiendo, por otro
camino, histórico y sociológico, con las formulaciones clásicas más legitimistas
Kant, E. Kan- torowicz, W. Labov, G.W. Leibniz, C. Lévi-Strauss, M. que él mismo contribuyó a criticar: “Es inútil, pues —escribía Danièle
Mauss, K. Marx, M. Merleau-Ponty, F. Nietzsche, E. Panofsky, B. Sallenave a continuación de una cita de La distinción—, establecer una
Pascal,J. Pia- get, J.-P. Sartre, F. de Saussure, T. Veblen, P. Veyne, M. distinción entre los grandes libros y los otros, entre las buenas pelí- culasy los
bodrios, entre un Cremonini y los Poulbots' de la colina (...)” [1991, p. 86].
Weber, L. Wittgenstein... sin contar a una gran parte de sus contemporá- Danièle Sallenave se puede quedar tranquila: sin lugar a dudas, Pierre
neos, no tan famosos como aquellos a quienes acabo de evocar. Bourdieu está mucho más cerca de su propia concepción de cuanto ella cree.
'Poulbots. populares caricaturas de los niños pobres de la colina de Mont-
Ética, política y escritura científica
martre, cuvo nombre se debe al de su creador, el ilustrador Francisque Poul-
bot (1879-1946). Su obra fue un popular que el término petits poulbots estuvo
ligado en algún momento a los niños indigentes de París en general. [T.j.
El interés que suscita el trabajo de Pierre Bourdieu también reside
en la manera de dar cuenta de los resultados de la investigación. La
mezcla de lenguajes (las descripciones, las formulacio-

” Por orden alfabético y sin pretender exhaustividad.


nes teóricas, los extractos de entrevista, los cuadros estadísticos, los
esquemas sinópticos, las fotografías, etc.), que evidentemente también
pueden someterse a crítica [Lahire, 1996a, pp. 78-85], así como el estilo
comprometido de escritura, no dejan de incidir en el éxito de la obra. El
segundo punto merecería un estudio aparte, tan reveladora es la escritura
sobre la relación con los valores, con el mundo social (y en parücular con
el mundo académico e intelectual) del autor. Aquí se siente de manera
16 Bernard Lahire 1 Presentación

dición y su reconocimiento social a la cultura letrada (en el sentido las interpretaciones sociológicas de Pierre Bourdieu: “Seducción
amplio del término) y a la crídca social y política de la domi- \ nación paradójica, por cierto, puesto que, entre otras razones, es justamente el
simbólica. carácter ‘repulsivo’ del pansexualismo de Freud lo que hace atractiva a su
El origen social y geográfico (incierto, pero situado a bastan- * te doctrina, así como la impresión que da Freud, además, de ‘destruir un
distancia de los universos —parisinos— más legítimos de la cultura) se prejuicio’. Ahora bien, de creer en Wittgenstein, la voluntad de denunciar
percibe en la relación (declarada) práctica con la teoría (cuando invita a un prejuicio, de voltear un ídolo o destruir un mito ejerce una atracción
pensar en Kant leyendo estadísticas concernientes a pijamas [Bourdieu, irresistible que a veces responde incluso a la mitología” [Chauviré, en
1980, p. 40] o cuando fustiga, severa pe- " ro atinadamente, a esos Wittgenstein, 1992, p. XX]. De seguir a Wittgenstein, la capacidad de
“materialistas sin material” o la “arrogancia del teórico que se niega a seducción (para unos) de una interpretación estaría ligada justamente a lo
ensuciarse las manos en la cocina de 1 la empirie” [1979, pp. 596-598; en que ella pueda tener de “repulsivo” (tanto para unos como para otros). El
español, pp. 506-509]), en la evocación de la ascesis del trabajo psicoanálisis era indisociablemente atractivo y repulsivo precisamente
científico, en el llamado a la se- i riedad y al rigor (distinto del seudorigor porque Freud hablaba de sexualidad, enfrentando así un tabú cultural, y
puramente escolástico que detecta su antiacademicismo) del trabajo de tal vez también porque habla de dominación y de ese modo, como él
construcción del objeto y de la indagación o en el consejo dado a los mismo lo dice, parece “exponer lo oculto a la luz” o “develar los secretos
investigadores, hace ya algunos años, de limitar el tiempo y la energía de la magia social que se esconde en las operaciones más comunes de la
consagrados al show business a fin de mejorar su “rendimiento técnico” existencia cotidiana” [1989, 4a línea de la cubierta], Pierre Bourdieu se
[1987, “Fieldwork in philosophy”, p. 41; en español, p. 40]. Relación encuentra con todos aquellos que, por obra de sus pasados y sus
práctica con lo abstracto, con lo conceptual (mediante la cual se revela el situaciones sociales, se muestran socialmente inclinados a apreciar la
antiacademicismo, así como cierto antiintelectualis- mo), ascesis, rigor, iconoclasia civilizada y la denuncia letrada de las relaciones de
seriedad, a veces incluso austeridad; éstas son las disposiciones dominación.
sociomorales que no dejan de percibir y de apreciar todos los lectores Desafortunadamente, el entusiasmo polémico que he evocado lleva
que, por razones parecidas o parcialmente homologas, son sensibles a al autor a tratar con desprecio a una gran parte de sus colegas sociólogos,
esta iconoclasia antiacadémica que se apoya al mismo tiempo en la e incluso a los de otras disciplinas. ¿Cuántas veces, como para sentirse
apropiación de los productos técnicos, cognoscidvos de la escuela, y en el mejor justificado como sociólogo, ha expresado el hecho de que no le
rechazo de las poses de importancia y de los usos meramente habría gustado ser como el filósofo, cada día plantado ante una página en
presuntuosos y ostentatorios de las competencias escolares-culturales. Se blanco para “escribir su copia”, o bien como el historiador, “tomando
podría recomponer así a toda una familia intelectual: Robert Musil, Karl apuntes en la Bi- 4
Kraus, Lud- wig Wittgenstein, Jacques Bouverasse, Pierre Bourdieu... De blioteca Nacional” (magnificando asi el apasionante trabajo de in-
igual modo, que por el contenido mismo de su sociología, el autor genera dagación en ciencias sociales)? Es conocida, igualmente, la fórmula
atracción o rechazo por la ética de clase que se siente o presiente en su no menos desdeñosa acuñada a propósito de la genética textual:
escritura. “También podría, a riesgo de parecer injusto, aludir a la despro-
Pierre Bourdieu insiste a menudo en las resistencias que su porción entre la inmensidad de la labor de erudición y lo exiguo de
sociología encuentra en el mundo social, pero no se interroga en los resultados alcanzados...” [1992, p. 277; en español, p. 295].
absoluto sobre el hecho de que, sin ninguna duda, es uno de los Al arrogarse el derecho a decir la verdad sobre los proyectos de unos y de
sociólogos más leídos de la actualidad en Francia y tal vez también en el otros, al decidir acerca del sentido del trabajo de los investigadores,
mundo. A propósito de su sociología se podría plantear el mismo upo de cualesquiera que sean sus disciplinas, de este modo el sociólogo se
preguntas que Wittgenstein dirigía al psicoanálisis: “en lugar de convirtió inútilmente en juez supremo. En consecuencia, ¿cómo
dramatizar como Freud las ‘resistencias’ que provoca, Wittgenstein pone asombrarse de ver que sus llamados a los acerca- - mientos disciplinarios
el acento en la seducción que ejerce”. De manera tal, cabría preguntarse reciben escasa adhesión de parte de investigadores de otras disciplinas
si las hipótesis formuladas por Witt- aenstein sobre las razones de 4 Como antídoto contra esta triste manera de concebir el oficio de his-
semejante seducción no valen, mu- tatis mutandis, para aquellas que ejercen toriador, puede leerse Le Goût de l'archive, de Arlette Farge [1989].
I

18 Bernard Lahíre Presentación 19

que sólo tienen un sentido débilmente desarrollado del masoquismo del mundo social sin hacer políüca! Podría decirse que un sociólogo hace
voluntariamente consentido? tanta más políüca cuanto menos cree hacerla" [1998b]. Terminados pues
Sin afirmar que “todo estaba en germen desde el comienzo”, lo los distanciamientos de la esfera políüca, finalizado el üempo de las
cual no tendría ningún sentido, los recientes compromisos públicos prudentes advertencias en cuanto a la manera discutible en que ciertos
del autor, empero, no son totalmente sorprendentes para aquellos que, sociólogos tendían a seguir haciendo política a través de su profesión,
acostumbrados de larga data a leer los textos de Pierre Bourdieu, hagamos tabla rasa del pasado... Un pasado dedicado a la autonomía del
podían descubrir en su manera de escribir, desde hacía mucho campo y del trabajo sociológico que, sin embargo —¿es preciso
üempo, la presencia de disposiciones sociales a la polémica, a la recordarlo?—, ha hecho posible la construcción científica de la obra que
crítica social y política. Estas disposiciones permanecían dominadas, conocemos. 6

sin embargo, casi inhibidas y sofocadas, y residían en los límites de


una escritura sociológica. En otro contexto, que corresponde de
manera notable al final de una carrera académica, el sociólogo ha 10
Y que no siempre ha estado en el programatismo permanente, como ocurre
“elegido” liberar (o en todo caso no seguir conteniendo) desde hace unos diez años. En efecto, son numerosas las confesiones
públicamente5 sus disposiciones políücas hasta ese momento Después de tantos años de vigilancia y de crítica de las confusiones
adormecidas. A tal punto voluntariamente adormecidas que eran política y científica de una parte de sus colegas, ¿cómo se puede hacer
contrarrestadas por distanciamientos radicales y explícitos de la po- pasar unos panfletos, unos ensayos polémicos o unas semiobjetivaciones
lítica y del compromiso políuco, y de los cuales puede uno imaginar sociológicas (a las que cada quien es libre de encontrarles interés) sobre
que servían intelectualmente (y psicológicamente) de sustento la televisión, el mundo del periodismo, el “diciembre (1995) de los
al ascetismo científico en lucha contra tales pulsiones. .Así, en el mo- intelectuales” o el neoliberalismo como “el estado más avanzado11 de la
mento de ingresar en el Collège de France, Bourdieu escribía: “No se invesügación sobre problemas políticos y sociales de actualidad”?
ingresa en sociología sin romper las adherencias y las adhesiones por las Por otra parte, su experiencia de dominado en ascenso social
cuales se depende por lo común de grupos, sin abjurar de las creencias mediante la consagración escolar, universitaria e intelectual, con-
que son constitutivas de la pertenencia y sin renegar de todo lazo de trariamente a la idea según la cual su sociología no sería otra cosa que la
afiliación o de filiación" [1982, pp. 8-9]. En ese momento, las proyección de resentimientos o de odios de clase, sin duda a Pierre
disposiciones políücas dormitaban o encontraban una escapatoria en una Bourdieu le ha permitido ver en el mundo social lo que otros
escritura científica combaüva y en temas de in- vesúgación a menudo investigadores se han encarnizado en no ver. Como lo señalaba Max
cargados de senúdo políüco (la Argelia en vías de descolonización, la Weber al defender la candidatura de un anarquista a una cátedra de
escuela y la reproducción social, las desigualdades de acceso a-los bienes Derecho: “El punto arquimedeano, por así decirlo, en el cual él se
culturales, los gustos de clase...). encuentra ubicado en virtud de su convicción objetiva [...] y situado fuera
Tan radical antes como después, Pierre Bourdieu eligió jusü- ficar de las convenciones y de las presuposiciones que a nosotros nos parecen
sus frecuentes intervenciones en la escena pública desde 1995 tan evidentes, puede darle la ocasión de descubrir en las intuiciones
esúgmaúzando su acútud reservada de antaño (lo que desde entonces fundamentales de la teoría corriente del derecho una problemática que se
designa con la expresión “escapismo de la Wertfreiheit” [1998a, “L’État, les escapa a todos aquellos para los cuales son demasiado evidentes”
l’économie et le sport”]. Y declaraba en un diario suizo: ‘Yo mismo he [Weber, 1992, pp. 375-376]. La visión sociológica de Pierre Bourdieu no
sido vícúma de ese moralismo de la neutralidad, de la no implicación del parece vio- de trabajo inacabado, que dan cuenta de un apresuramiento de la
científico. En ese entonces, y sin razón, me prohibía extraer ciertas publicación y, tal vez también, del reconocimiento público. Por ejemplo, en Las reglas
consecuencias evidentes de mi trabajo investigaüvo. Con la seguridad del arte encontramos fórmulas repetidas del tipo de: “Para ser realmente convin-
que otorgan los años, y también el reconocimiento, y bajo la presión de lo centes, habría que someter aquí a un examen detallado...” [op. ciL, p. 394] o “este
que considero una verdadera urgencia políüca, me he visto empujado a esbozo rápido y tan sólo programático de lo que podría ser una historia social de la
intervenir en el terreno de la llamada políüca. ¡Como si se pudiera hablar
6hire, 1998, pp. 69-73], se encontrará la explicación del modelo de mecanismo del
5 En “Le pouvoir négaüf du contexte: inhibitions et mise en attente” [La- tipo: “puesta en obra/adormecimiento”.
20 presentación Bernard Lahir* 21

disposición estética en materia de pintura..." [op. cit., p. 404].


11
Es así como se presenta la colección “Raisons d’agir”: “Liher-Raisons d'agir
presenta el estado más avanzado de la investigación sobre problemas políticos y
sociales de actualidad. Concebidos y realizados por investigadores en ciencias
sociales, sociólogos, historiadores, economistas, pero también, llegado el caso, por
escritores y artistas, animados todos por la voluntad militante de difundir el saber
indispensable para la reflexión y la acción políticas en una democracia...”.
lenta y guerrera, y por tanto excesiva, sino a aquellos que nunca han sitio
víctimas persistentes tie las formas de dominación más brutales a las
cuales están sometidos comúnmente los miembros de las clases
dominadas (en primer lugar económicamente, y también culturalmente)
de nuestras sociedades. A la inversa, contra cierta tendencia de Pierre
Bourdieu a plantear como absoluto su punto de vista y a negarle todo
interés a los otros, hay que señalar, siempre con Weber, que no todo lo
real es agotado de este modo por esa mirada lúcida. La lucidez es siempre
específica (o relativa), ella in-forma cierta mirada vertida sobre el mundo,
pero de ninguna manera permite la captación de la totalidad de lo real o
la conquista de la verdad íntegra acerca del mundo social. La obsesiva
insistencia en la dominación cultural puede incluso conducir a la ceguera
legitimista, cuando implica reducir todas las situaciones sociales a
situaciones de dominación en que los dominados, necesariamente y de
antemano, tienen la batalla perdida [véase Grignon y Passeron, 1989;
Lahire,.“Variations autour des effets de légitimité dans les enquêtes
sociologiques”, 1996b, pp. 93-101].
Las malas jugadas de los epígonos y la
congelación del sentido

El aborrecimiento absoluto o el rechazo brutal carecen por completo


de interés. Pero la adoración o la veneración no se llevan mejor con la
vida científica. Con seguridad, no puede considerarse más sano, en
oposición a las polémicas estériles, ver cómo se desarrollan
manifestaciones de adhesión, de apoyo o de elogio igualmente estériles,
por parte de discípulos arrobadoramente admirativos: aquí, un artículo en
el que el autor encuadra literalmente su propósito al citar al “maestro”
como introducción y como conclusión (encuadre simbólico); allí, un
investigador que, de manera sorprendente, se apoya en la autoridad de los
Pensamientos tie Pascal citándolos muchas veces en notas al pie de
página de su propio artículo, algunas semanas después de la publicación
de las Meditaciones pascalianas; más acá, el comentario “exegético” de
los textos del maestro tal y como el propio maestro (salvo por algu-
22 Bernard Lahire Presentación 23

ñas diferencias estilísticas, y quizá ni eso...) habría podido escribirlo la misma sensibilidad teórica, la misma relación con la obra o con el
de haber tenido tiempo; allá, un diálogo con el maestro compuesto de autor, pero sí todos tienen el deseo de discutir racionalmente. A no
preguntas tan insidiosas e incitadoras del progreso científico, como: dudarlo, no están todos de acuerdo entre sí, pero todos aceptan someterse
“Pero la noción de habitus, ¿no tiene también como función escapar a la a su turno, mediante esta publicación, a la discusión crítica.
alternativa del individuo y la sociedad, del individualismo llamado Si en lo personal yo he aprendido lo más importante de mi profesión
metodológico y del ‘colectivismo’ o el ‘ho- lismo’?”. O: “¿Acaso puede de sociólogo precisamente a partir de esa tradición, esa misma tradición,
usted negar que hay una teoría en su obra o, para ser más precisos, un no obstante, debe ser reexaminada, sin ruido ni furor, en el momento en
conjunto de ‘instrumentos de pensamiento’, para utilizar una noción de que se congela, en gran medida como efecto de la consagración científica
Wittgenstein, de apli- cabilidad muy general?”. Únicamente los que viven y social. Si uno se preocupa demasiado por el desarrollo de su patrimonio
en el encantamiento no quieren ver la mezcla de complacencia, conceptual, por su herencia y su fructificación, nunca estará demasiado
servilismo e identificación ingenua que se encuentran en el principio de lejos de verse tentado por la defensa dogmática e hipostasiada de
numerosas producciones presuntamente científicas de aparentes adultos conceptos sociológicos que, por naturaleza (científica), no pueden sino
que, en definitiva, se comportan como niños, salvo por la inocencia. ser revisados.
Si por lo menos estos grandes conocedores-repetidores de la obra de Ser fiel al modo de pensamiento de Pierre Bourdieu, a lo que hay de
Pierre Bourdieu supiesen leer algunos pasajes del autor que describen con más precioso en aquello que nos ha enseñado, es negarse al prét-á-porter
precisión, donde habla de lo que les ocurre a las vanguardias conceptual que en ocasiones, y con la complicidad de ciertos jóvenes
consagradas, tal vez, aumentando de ese modo su conciencia y por ende epígonos deseosos de fast success, se nos propone hoy en ocasiones. En
su porción de libertad, podrían torcer el funesto destino colectivo que su propio recorrido intelectual, a la edad de sus más jóvenes discípulos
sociológicamente les espera y hacia el cual se precipitan: “La acción actuales, el sociólogo j listamente evitaba la relación maestro/discípulo y
subversiva de la vanguardia, que desacredita las convenciones vigentes, la repetición interminable del pensamiento estructuralista. Romper en
es decir las normas de producción y de evaluación de la ortodoxia parte con las rutinas del modo de pensar dominante de la época (mientras
estética, haciendo que aparezcan como superados, trasnochados, los algunos permanecían inmovilizados en los callejones sin salida de un
productos realizados de acuerdo con estas normas, encuentra un apoyo estructura- üsmo que, a fuerza de querer pensarlo todo, ya no pensaba
objetivo en el desgaste del efecto de las obras consagradas. Este desgaste nada),
nada tiene de mecánico. Resulta primero de la rutinización de la pro-
ducción, bajo el efecto de la acción de los epígonos y del academicismo,
del que ni los propios movimientos de vanguardia consiguen librarse, y
que nace del recurso repetido y repetitivo a los procedimientos
experimentados, de la utilización sin invención de un arte de inventar ya
inventado” [Bourdieu, 1992, p. 352; en español, p. 376].
El verdadero respeto científico por una obra (y por su autor) reside
en la discusión y la evaluación rigurosa y no en la repetición interminable
de los conceptos, tics de lenguaje, estilo de escritura, razonamientos
preestablecidos, etc. Hay que saber despertar ciertos usos adormecidos de
esos conceptos, hay que atreverse a plantear ciertas preguntas, permitirse
contradecir, refutar, completar, matizar, el pensamiento de un autor. Ni
rechazo brutal ni psitacismo de epígono, sino deudas y críticas, he allí el
doble movimiento que anima el proyecto de esta obra colectiva. Por eso,
querríamos que este libro sea leído como una muestra, forzosamente
incompleta, de lo que podría ser un verdadero debate alrededor del
trabajo sociológico de Pierre Bourdieu. No todos los participantes tienen
Bernard Lahire# 25
presentación

burlarse de ciertas fronteras disciplinarias, no tener miedo de ser FOUCAULT, M. (1969), “Qu’est-ce qu’un auteur?”, Bulletin de la société française
antiacadémico, rehusarse a los dogmatismos teóricos y metodológicos, de philosophie, t. LXIV, julio-septiembre.
desarrollar su imaginación sociológica, preocuparse por la autonomía GRIGNON, C. y PASSERON,J.-C. (1989), Le Savant et le Populaire. Misérabilisme et
de las ciencias sociales... he allí diversas maneras de ser mucho más populisme en soàologie et en littérature, Paris, Gallimard/Seuil [Lo culto y lo
respetuoso del trabajo de Pierre Bourdieu que aquellas que consisten en popular, Madrid, Endymion, 1992].
aplicar y volver a aplicar incansablemente el producto conceptual y LAHIRE, B. (1995), Tableaux de familles. Heurs et malheurs scolaires en milieux po-
metodológico congelado de las investigaciones pasadas. Hoy debemos pulaires, París, Gallimard/Seuil, col. “Hautes Études”.
conservar y poner en obra núes- - tro espíritu crítico en el momento -----(1996a), “Risquer la interprétation. Pertinences interprétatives et surin-
mismo en que La muerte parece * querer atrapar, y petrificar, lo terprétations en sciences sociales”, Enquête. Anthropologie, Histoire, Socio-
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Primera parte
Campos
1
Campo, fuera de campo,
contracampo
por Bernard Lahire*

Los buenos conceptos sociológicos son aquellos que aumentan la


imaginación científica y, al mismo tiempo, obligan a realizar tareas
empíricas inéditas, actos de investigación que sin ellos el sociólogo
jamás habría llegado a realizar. Considerado a partir de tal definición,
sin lugar a dudas el concepto de campo es útil para la investigación
sociológica. No obstante, puede resultar pertinente una parte de las
propiedades que, según Pierre Bourdieu, caracterizan a los campos
(autonomía, relatividad, interés, libido, illusio, etc.) y ponerse de
acuerdo en una parte de las exigencias teóricas requeridas para
construir estos microcosmos sociales (modo de pensamiento
relacional o estructural), sin por ello estar totalmente convencido de
que dichas propiedades y exigencias sean propias utas que de las
configuraciones históricas que tal concepto desig-
Profesor de sociología y miembro del Instituto Universitario de Francia (Universidad
de Lumière-Lyon 2).
30 vuelto ya en numerosas oportunidades sobre un concepto que ocupa
desde entonces un lugar central en su sociología, también la han
2
Bernard Lahi
dificultado
p fuera delas
Carn 0i minúsculas
campo, y casi imperceptibles inflexiones que 31el
contracampo
na, y de que la teoría de los campos agote la realidad de la difere concepto sufrió en oportunidad de cada utilización particular Los
ciación social. Mi propósito, entonces, consistirá en mostrar elementos fundamentales y relativamente invariantes de la definición
desd un principio que la teoría de los campos no es más que una del campo que podemos extraer de las diferentes obras y artículos del
solu ción entre otras posibles, elaborada a pardr de diversas autor sobre la cuestión son los siguientes:
tradiciones teóricas preexistentes. Como todo investigador en
ciencias sociales, Pierre Bourdieu ha montado sagazmente su • Un campo es un microcosmos dentro del macrocosmos que
concepto de campo asociando múltiples esquemas teóricos que constituye el espacio social (nacional) global.
pertenecen a urí versos teóricos diferentes. Lo que deseo poner • Cada campo posee reglas de juego y desafíos específicos, irre-
de manifiesto es idea según la cual los investigadores pueden ductibles a las reglas del juego y a los desafíos de los otros cam-
construir perfectamente, a partir de una parte de los mismos pos (lo que hace “correr” a un matemático —y la manera en que
elementos o componentes de base, conceptos diferentes del de “corre”— no tiene nada que ver con lo que hace “correr” a un
“campo” para aprehen der nuestro mundo social diferenciado. patrón de la industria o un gran modisto).
Al desligar propiedades que parecen sostenerse y formar un • Un campo es un “sistema” o un “espacio” estructurado de po-
bloque en esta “teoría de los * campos”, se puede (hacer) ganar siciones.
libertad de acción conceptual y 1 contribuir a liberar la • Este espacio es un espacio de luchas entre los distintos agentes que
imaginación sociológica en el estudio de la fi ocupan las diversas posiciones.
pluralidad de los mundos sociales. Porque, para progresar verda- • Las luchas tienen por desafío la apropiación de un capital es-
deramente con relación a lo que nos dice Pierre Bourdieu, en vez de pecífico al campo (el monopolio del capital específico legítimo) o
ignorar lo que nos dice hay que preguntarse qué es lo que nos dice la redefinición de dicho capital.
específicamente (y que a menudo presenta como umversalmente • El capital está desigualmente distribuido en el seno del campo; por
pertinente), y qué es aquello de lo que, forzosamente, no nos habla, y lo tanto, existen dominantes y dominados.
que a veces —al contrario de él— querríamos estudiar. Otra parte de • La distribución desigual del capital determina la estructura del
mi reflexión señalará así ciertas lagunas de esta teoría, vale decir, campo, que por ende está definida por el estado de una relación
aquellos terrenos que, tras su paso» siguen siendo dejados sin labrar. de fuerza histórica entre las fuerzas (agentes, instituciones) con
Finalmente, la teoría de los campos, y sobre todo la de su autonomía presencia en el campo.
relativa, en Pierre Bourdieu da lugar a reflexiones más normativas U • Las estrategias de los agentes se comprenden si se las relaciona
sobre la “buena” y la “mala” autonomía de los campos que suscitan n con sus posiciones en el campo.
una serie de interrogantes. • Entre las estrategias invariantes, se puede señalar la oposición
campo de batalla entre las estrategias de conservación y las de subversión (del
estado de la relación de fuerza existente). Las primeras son
Resulta cómodo y al mismo tiempo incómodo resumir en po-
cas palabras las propiedades esenciales del campo. De este modo, si Especialmente en “Quelques propriétés des champs” [Bourdieu, 1980] y en
2

la tarea es facilitada por el propio Pierre Bourdieu, quien ha “Le champ littéraire” [1991].
32
Bernard Lahi Campo- fuera de campo, contracampo 33

i
con más frecuencia las de los dominantes y las segundas, las de analizado por Durkheim, quien, en el camino de Spencer —para quien
los dominados (y, entre estos, más particularmente, las de los el universo va ‘de lo homogéneo hacia lo heterogéneo’—, opone al
“recién llegados”). Esta oposición puede adoptar la forma; de un ‘vitalismo unitarista’ de Bergson la evolución que conduce del ‘estado
conflicto entre “antiguos” y “modernos”, “ortodoxos”y; primitivo de indivisión’ —en el que las ‘funciones diversas’ ya están
“heterodoxos”. presentes pero ‘en estado de confusión’ (la vida religiosa, por ejemplo,
En lucha los unos contra los otros, los agentes de un campoi que mezcla el rito, la moral, el derecho, el arte e incluso una ciencia
üenen interés por lo menos en que el campo exista, y por lo* incipiente)— a la ‘separación progresiva de todas esas funciones
tanto mantienen una “complicidad objetiva” más allá de lasf diversas y no obstante primitivamente confundidas’: ‘el pensamiento
luchas que los oponen. laico y científico se ha separado del pensamiento mítico y religioso; el
En consecuencia, los intereses sociales son siempre específicos | arte se ha separado del culto; la moral y el derecho se han separado del
de cada campo y no se reducen al interés de tipo económico.^ A rito’ (véase particularmente Durkheim, 1955, pp. 191-193). Durkheim
cada campo corresponde un habitus (sistema de disposicio-1 nes: ve en esta confusión de las diferentes formas de actividad un
incorporadas) propio del campo (por ejemplo, el habitus obstáculo a la plena realización de cada una de ellas: ‘Primitivamente,
filológico o el habitus pugilístico). Sólo aquellos que hayan in- todas las formas de actividad, todas las funciones sociales están
corporado el habitus propio del campo están en situación de reunidas, como prisioneras unas de otras: se obstaculizan entre sí;
jugar el juego y de creer en (la importancia de) dicho juego. | cada una impide que la otra realice plenamente su naturaleza’. Si
Cada agente del campo está caracterizado por su trayectoria Weber apenas evoca el avance fuera de la indiferenciación primitiva,
social, su habitus y su posición en el campo. por lo menos en el caso de la economía demuestra que la aparición de
Un campo posee una autonomía relativa: las luchas que en él se ámbitos separados trae aparejada la institución de una legalidad
desarrollan tienen una lógica interna, pero el resultado de las específica, manifestada por un en cuanto (ais) constituyente (la
luchas (económicas, sociales, políticas...) externas al campo economía en cuanto economía, etc.)” [Bourdieu, 1989a, p. 376, nota 2].
pesa fuertemente sobre el efecto de las relaciones de fuerza
internas. Durkheim y la teoría implícita de los campos
Indudablemente, de la reflexión durkheimiana sobre la división
La diferenciación social de las funciones: del trabajo social Pierre Bourdieu tomó gran parte de los esquemas
una tradición sociológica interpretativos para formular su teoría de los campos. Desde el
comienzo, Durkheim subraya el hecho de que tal proceso es
La teoría de los campos se ubica en el desarrollo de una larga observable en el conjunto de las “regiones” del mundo social y no
tradición de reflexiones sociológicas y antropológicas sobre la exclusivamente en el de la producción económica (con sus brazos
diferenciación histórica de las actividades o las funciones sociales y profesionales, industriales especialmente, cada vez más ramifica-
sobre la división social del trabajo. De Spencer a Elias, pasando por
Marx, Durkheim y Weber, este tema, efectivamente, no deja de
aparecer bajo la pluma de los teóricos del mundo social.
El propio Pierre Bourdieu se inscribe explícitamente en esta
larga cadena teórica: “La emergencia de un campo del poder es
solidaria con la emergencia de una pluralidad de campos relauva-
inente autónomos, y por ende con una diferenciación del mundo social
(que no hay que confundir con un proceso de estratificación, aunque
conduzca a la instauración de jerarquías sociales). Este proceso ya fue
34 Bernard Lah? Campo, fuera de campo, contracampo 35

dos). Hasta los ámbitos político, cultural, administrativo,jurídico* ligión total, que organiza y da sentido a
científico viven la misma “fragmentación” [Durkheim, 1991, p. todas las prácticas, y no de una visión
Dicho proceso de evolución continua nos separa de las socie» del mundo totalmente relativa (o sea, una
dades tradicionales caracterizadas por un “estado de indistinción y de visión del mundo entre otras) a la que uno
homogeneidad” original, y especialmente por la omnipresenJ cia podría adherir o no. Como muy bien dice
englobadora de lo religioso. En esas sociedades “todo el muo» do [...] Serge Gruzinski, la “idolatría” de los
admite y practica, sin discutirla, la misma religión; lassecÉ tas y las indios de México “es indisociable de una
disidencias son desconocidas; no serían toleradas. Por o_ parte, en ese trama social y [...] lejos de ocupar una
momento, la religión lo incluye todo, se extiende todo. Además de las esfera exterior, constituye la función de
creencias religiosas propiamente dichas, e„ cierra en un estado de expresar, de informar y de poner enjuego
confusa mezcla la moral, el derecho, los principios de la organización las relaciones sociales” [Gruzinski, 1988, p.
política y hasta la ciencia, o por L menos aquello que ocupa su lugar.
Reglamenta incluso los detalles de la vida privada” [Durkheim, 1991, 217]. Así, no dene “nada de un suplemento que
p. 105]. vendría a prolongar o amplificar lo real o
Por otra parte, esta relativa indistinción original de lo económico, agregar su caución ritual a las
de lo político, lo religioso, lo cognoscitivo, etc., plantea al analista un manifestaciones más diversas de la
problema mayor, en la medida en que el conjunto de las categorías de cia, parece un poco formal y mecanicista: “La división del trabajo —
las que dispone para hablar del mundo social (“economía”, “política”,
“religión”, “ética”, “cultura”, “representación”, “sistema”, etc.) es el escribe— varía en razón directa del volumen y la densidad de las
sociedades, y si progresa de una manera continua en el curso del
producto de la autonomización-diferen- ciación de los ámbitos de
prácticas sociales. El uso fuera de control de tales categorías conduce desarrollo
más densas
social es porque regularmente las sociedades se tornan
y por lo general más voluminosas” [Durkheim, 1991, p.
sobre todo a todas las desviaciones, ya sean economicistas, 244]. Cuestión de pura morfología, entonces. En realidad, la
politicistas, etc. Por ejemplo, aprehender la realidad mítico-ritual de sociología, en vinculación con las características de densidad y
las sociedades tradicionales a partir de la noción de “religión” puede
conducir a una serie de malentendidos. Ello puede dar a entender que volumen, dispone un esquema interpretativo más comple
se trata de una práctica social particular, específica, distinta de otras acdvidad humana” [ ibid., p. 22]. No es un siste-
prácticas, y fundamentalmente de discursos relativamente autónomos. ma de definición de la realidad entre
Por lo demás, como lo señalajack Goody a propósito de las sociedades otros sistemas competidores de definición
africanas, no se encuentra “en las lenguas africanas ningún de la realidad, que podrían permitir que
equivalente del térmi- ' no occidental para religión (ni siquiera para los actores digan: “esto es religioso y
ritual) y, lo que es todavía más importante, los actores no parecen aquello no lo es”, “esto se debe a la ac-
considerar a las creencias y prácticas religiosas de la misma manera ción de los hombres, aquello a la de los
que nosotros, musulmanes, judíos, hindúes, budistas, cristianos o dioses”.
ateos, es decir, como un conjunto distinto” [Goody, 1986, p. 16]. Si se ¿Pero qué, en el Ynundo social, va en el sentido de esta defi-
quiere seguir hablando de religión, hay que aclarar que se trata de una
re * • - ^ T-V i i _•— _ r________
’' ^ nrimpra i ncfqn.

jo. Para condensar la aseveración durkheimiana podría decirse que


densidad y volumen crecientes plantean un problema de lugar social y
36 Bernard Lahii Campo, fuera de campo, contracampo 37

simbólico a los diferentes individuos que componen la formación social.


Si todo el mundo “corriera” detrás de un pequeño número de objetivos
comunes, la gran mayoría de los “corredores” no podría sacarle
provecho. En contrapartida, si se organizan competencias específicas,
diferenciadas, cada uno puede correr con una posibilidad de no
clasificar demasiado mal. En consecuencia. la diferenciación social de
las funciones es una manera de bajar la tasa general de frustración,
multiplicando las posibilidades de ser reconocido socialmente: “La
división del trabajo, entonces, es un resultado de la lucha por la vida:
pero es su desen-
i
lace suavizado. Gracias a ella, en efecto, los rivales no están obligj dos a p. 249]- He aquí unos fenómenos muy próximos a los descriptos en
eliminarse mutuamente, sino que pueden coexistir unos al lado de los términos de competencias intercampos y de relaciones (de fuerza y de
otros” [ibicL, p. 253]. No otra cosa dice Pierre Bourdieu cuando, dominación) entre campos.
apoyando su afirmación en los trabajos de un historiador del derecho (a El segundo caso de luchas mencionado por Durkheim corresponde
propósito de la Italia de la Edad Media), escribe: “Gershenkron muestra a las luchas internas en cada campo, que pueden engendrar nuevas
que, desde que losjuristas conquistaron su autonomía con respecto a los subdivisiones. Cuanto más cerca se está, más intensa es la competencia;
príncipes, cada uno comenzó a di¿ vidir la especialidad de manera de cuanto más lejos se siente uno, más la indiferencia relativa disminuye
ser el primero en su pueblo más que el segundo en Roma” [Bourdieu, las tensiones: “En cuanto a aquellos que cumplen exactamente con la
1987, p. 53; en español, pp. 48-49]. Crear un subuniverso es una manera misma función, no pueden prosperar sino en detrimento de los otros. Si
de hacer disminuir las tensiones que derivaban en gran medida del entonces nos representamos esas diferentes funciones bajo la forma de
hecho de que se I compartía una definición diferente de la actividad un haz ramificado, salido de una cepa común, la lucha está en su
original. mínimo en los puntos extremos, y aumenta regularmente a medida que
Además, cada universo posee sus propios desafíos y su pres-* nos aproximamos al centro” [loc.'cit., p. 249].
tigio específico, lo cual explica que el soldado pueda aspirar a la | gloria
militar y permanecer indiferente al renombre científico (y i a la inversa Max Weber y las esferas de actividad
para el sabio); y que por ende no se puede “hacer co- * rrer a un filósofo En su presentación de la Sociología de las religiones, de Max
con desafíos de geógrafos” [Bourdieu, 1980, p. i 114]: “El soldado Weber, Jean-Pierre Grossein recuerda que la sociología se ha “opuesto a
busca la gloria militar, el sacerdote la autoridad moral, el hombre de toda forma de reduccionismo” al no dejar “de afirmar la autonomía de
Estado el poder, el industrial la riqueza, el ' sabio el renombre científico; los diferentes registros de la acción social”, “cada uno de los cuales
por lo tanto, cada uno de ellos puede alcanzar su objetivo sin impedir sigue su propia ley”: “Esta es la idea que se condensa en el concepto de
que los otros alcancen los suyos. El médico oculista no le hace Eigengesetzlichkeit, literalmente: ‘legalidad propia’, que se aplica a
competencia al que cura las enfermedades mentales, ni el zapatero al todas las esferas, como lo indica claramente la ‘Consideración
sombrerero, ni el albañil al ebanista, ni el físico al químico, etc.” intermedia’ y remite a lógicas ‘internas’ o ‘inmanentes’” [Grossein en
[Durkheim, 1991, p. 249]. Weber, 1996, p. 122].
Cuando Durkheim evoca un primer tipo de luchas o de com- La aproximación weberiana a las religiones, en efecto, encara
petencias (se emplean los dos términos) entre funciones relativamente claramente la cuestión de la autonomía relativa de las diferentes
próximas, y especialmente entre “el cervecero y el viñatero, el pañero maneras de vivir religiosamente y de las distintas concepciones
y el fabricante de sederías o el poeta y el músico” que “se esfuerzan religiosas, maneras y concepciones que no son nunca los simples
con frecuencia en suplantarse mutuamente”, señala luchas análogas a reflejos de los intereses materiales o simbólicos de una clase o de un
las que se pueden observar hoy entre los pretendientes a la condición grupo. Las influencias externas, de alguna manera, deben encontrar su
de “intelectual”: comprometidos en universos relativamente traduccción en el lenguaje y las acciones específicamente religiosos
autónomos, filósofos y sociólogos, entre otros, no compiten menos, a [Weber, 1996, p. 335]. Y es la diferenciación de los registros de acción
veces, por el acceso a la condición de “gran pensador público”: la que conduce a la progresiva toma de conciencia de lógicas o
“Como, en este caso, [tales funciones] satisfacen por medios “legalidades” propias de cada uno de ellos: En efecto, la racionalización
diferentes necesidades semejantes, es inevitable que ellos busquen y la sublimación consciente de las
avanzar más o menos unos sobre otros” [ibicL.,
36 Bernard Lahii Campo, fuera de campo, contracampo 37

38 Bernard Lai es un lugar


cera de campo, contracampo 39 milia
en el que se
despliegan
relaciones del hombre con las diferentes esferas de bienes, ex nos e funciones muy
internos, religiosos y profanos, condujeron así a hacer „ cientes\zs diferentes ( nial,
lógicas intrínsecas [...] de las diferentes esferas, en sus herencias erótica, ética, estética, económica,
internas, y de ese modo a hacer que aparecieran ent] ellas tensiones que política, etcétera).
eran desconocidas en los tiempos primiti.^ mientras reinaban relaciones Todo ello debería llevar a que nos preguntemos si la idea de
ingenuas con el mundo exterioi [ibid., p. 417]. Este es el esquema diferenciación y de autonomización de los campos no produce a veces
interpretativo de la “lógicai tema”, “propia”, “inmanente”, utilizada por la ilusión de la separación tajante de las diferentes actividades, mientras
Pierre Bourdieu pj definir los campos. Al hacerse autónoma y que esa separación, claramente observable en cierto nivel de análisis,
diferenciarse (una. ñera, en la comparación, de conquistar una identidad puede no serlo tanto en otros niveles. Si parece claro, por ejemplo, que,
propia), da esfera descubre, o más bien produce, su propia ley: el “busi desde el punto de vista de sus respectivos desafíos, los campos
_ is business” de la lógica económica (que pretende que no hai... económico, jurídico, filosófico o deportivo por lo general hacen
“ninguna moral en los negocios”) o el “la ley es la ley” del ordej^, “correr” a agentes sociales diferentes, en espacios-tiempos distintos y
jurídico se distinguen así de la “ética religiosa de la fraternidadT* ¿Pero paralelos, el asunto se complica si se miran las cosas desde otro punto
cuáles son las realidades sociales que Max Weber tiene en mente de vista. .Así, el universo económico, en nuestras sociedades
cuando habla de “registros de la acción social” o de “ef feras de contemporáneas, no es un universo realmente distinto de los otros. En
actividad”? Más precisamente, ¿piensa únicamente en uní versos que se efecto, no existe actividad que escape hoy a la lógica de la atribución de
parecen a los que Pierre Bourdieu designa con el término campó? La valores económicos a sus productos, servicios, etc., y a la de la venta.
lectura de los textos demuestra que sería abusivo reducir la comprensión Por lo tanto, el mercado económico es ampliamente transversal con
weberiana de los procesos de diferencia; ción y de autonomización a relación al conjunto de los campos de actividad, y la lógica económica
tales realidades sociales. Ciertas esfe ras de actividad, aparentemente, se (el razonamiento económico) es omnipresente en un grado o en otro:
asemejan a lo que podrían set campos (esferas de actividades incluso cuando un universo cultiva su autonomía en el más alto grado
económica, política, religiosa, estética, intelectual), pero otras se (por ejemplo, el universo académico o literario), tropieza siempre, en un
distinguen de ellos de manera bat tante clara (vida doméstica, momento u otro, con esta lógica económica (las formaciones
actividades erótico-sexuales, dimensión ética de las actividades...). Sin académicas más “puras” encuentran siempre una traducción —aunque
embargo, con frecuencia hasta las primeras pueden ser consideradas sea desfavorable— en el mercado del empleo, los autores más “puros”
más como registros de acciono como dimensiones de la vida social que intentan siempre vender sus obras a un publico). Lo mismo ocurre con
como actividades inscritas en espacios-tiempos relativamente los campos político o jurídico que, por naturaleza, pueden penetrar o
autónomos. Por otra parte, Max Weber habla tanto de “lazos sociales y cubrir el conjunto de los campos de la vida social (desde la vida privada
mentales de la familia, de la_ posesión, de los intereses políticos, hasta las actividades públicas, profesionales, lúdicas, etc.). ¿Lógicas,
económicos, artísticos, eróticos” [ibid. p. 194] como de “esferas”. Esta funciones o dimensiones de la vida social, más que universos o esferas
última noción remite a un espacio de tres dimensiones, cerrado sobre sí realmente separadas? La variedad del vocabulario utilizado es el signo
mismo, mientras que existen dimensiones erótica, ética, estética, de una dificultad analítica y, al mismo tiempo, de la existencia de una
económica, etc., en prácticas que no necesariamente se encaminan hacia multiplicidad de casos particulares en lo real. En definitiva, la reduc-
dichas funciones especializadas. De igual modo, un universo como el de CIOn
de todos los contextos sociales a campos relativamente autónomos
la fa constituiría una generalización abusiva.
41
40 CamP°‘ Bernard i fuera de camp0- contracampo

No todo contexto de actividad pertinente es un campo mitirían definirlo como un ca.upu. --------------
Vivimos en sociedades fuertemente diferenciadas, “soci des ellos distinguiéndose bastante claramente de universos tales como
estatales urbanizadas y diferenciadas”, tal como escribía bert Elias los conformados por los escritores (el campo literario), los filósofos
[1991, p. 119], y, en consecuencia, es importante capí los fenómenos de (el campo filosófico) o los políticos (el campo político). A la
diferenciación social más específicos y má nos que aquellos ligados a la inversa, es posible vivir en un universo sin estar totalmente poseído
pertenencia a grupos o a clases ro cuáles son esos contextos sociales por dicho universo, por la illusio específica de dicho universo, o sea,
diferenciados? Se piensa pontáneamente en esas esferas de actividad, sin entrar en la competencia, sin desplegar estrategias de conquista
universos social instituciones alrededor de los cuales la sociología ha del capital específico de dicho universo. Efectivamente, es posible
organi gran parte de sus ámbitos de estudio: la familia, la escuela, el parucipar de un universo como practicante aficionado (en
verso profesional, la iglesia, la asociación, el club deportivo,j mundo del contraposición a practicante profesional), al modo de un simple
arte, de la política, etc. Pero estos diferentes unive sociales no son consumidor (en contraposición a productor) o incluso como simple
equivalentes. participante de la organización material de dicho universo, sin una
Por ejemplo, mientras que el cuadro familiar (en todas si¿| formas participación directa en el juego que en él sejuega. Por ejemplo, un
observables), en nuestras sociedades, forma parte de laif matrices individuo puede entrenar en un club de tenis una vez por semana a
manera de esparcimiento personal, sin estar clasificado, y no verse
socializadoras más universalmente difundidas, la iglesia (en lo por ello obsesionado por los avatares de la competencia entre
sucesivo) o el club deportivo constituyen no solamente- universos tenistas profesionales. También puede ser “consumidor” de partidos
sociales frecuentados tan sólo por una fracción déla,; población, sino de tenis sin practicar él mismo el juego. Es más, puede casi estar
que son lugares en los que ciertos actores ejercen su actividad social materialmente sumergido en el corazón del juego sin que pesen
principal (el sacerdote, el animador det portivo, el deportista sobre él los aspectos de lucha y competencia de esejuego, porque se
profesional), mientras que otros no están allí más que por un tiempo ocupa de la preparación del césped en Wim- bledon o forma parte
limitado y no consagran a ello más que una porción menor de su del equipo de limpieza de los vestuarios de
energía. Ciertos universos sociales, por lo tanto, son de tal manera que 3
A veces se puede confundir la teoría de los campos con el esquema pas-
dividen a los actores en “productores”, “profesionales” o “permanentes” caliano de la diversión (de la iliusio), mientras que un esquema semejante no
y “consumidores- espectadores” o “aficionados”. Pero semejante conduce por fuerza a la teoría de los campos. La necesidad de un mínimo de
inversión en actividades sociales y de una creencia mínima en la importancia de
distinción no tiene sentido en lo tocante, por ejemplo, al universo dichas actividades, en efecto, puede extraerse de ciertas reflexiones pasca- lianas,
familiar: no se frecuenta el universo familiar a manera de distracción tales como “Nada es tan insoportable para el hombre como encontrarse en total
personal: no se “practica” la actividad de padre, de madre, de cónyuge, reposo, sin pasiones, sin nada que hacer, sin diversión, sin aplicación. Siente
dehijo o hija como “aficionado”, mientras que otros la practican como entonces su nada, su abandono, su insuficiencia, su dependencia, su impotencia, su
vacío”. El hombre tiene necesidad de “entregarse de cuerpo y alma” escribe luego
“profesionales”; no se brinda un “espectáculo familiar” a unos Pascal: “Ha de enardecerse y engañarse a sí mismo imaginando que sería feliz de
“espectadores”. ganar aquello que no querría que le diesen a condición de no jugar...". Pero estas
Con sólo considerar estos ejemplos se comprueba que es posible diversiones, que le impiden pensar en su miserable condición, no se reducen
estar investido de la illusio propia de un universo social sin que dicho forzosamente a las diversiones dentro
universo combine el conjunto de propiedades que per la cosa más insignificante como un billar o
de los campos. Pascal aclara que "la cosa mas uuig.,.,,...
una pelota a la que dar impulso bastan para divertirlo”.
44 R nr« Ü «a i i •. ™ Lanir
wma
Campo, fuerá de campo, contracampo 45

Roland Garros. En estos tres casos particulares, las fuerzas ques<4 actividades profesionales (o públicas) que ponen fuera de juego a las
imprimen tan poderosamente sobre los tenistas (profesionales, aG| tores poblaciones sin actividad profesional (y entre ellas, a una mayoría de
de los espectáculos a los que se puede asistir) no actúan so-I bre él. Se mujeres); y, más precisamente aún, 2) a las actividades profesionales o
podría pensar entonces que he uülizado aquí ejemplo}! incorrectos, públicas que implican un mínimo (o incluso un máximo) de prestigio
encuadrando mal las actividades de unos y otros. El i modo apropiado, (capital simbólico) y que pueden organizarse, por eso mismo, en
en realidad, consistiría en encontrar el campo, social pertinente en el espacios de competencias y de luchas por la conquista de dicho
que se inscriben esos diferentes actores so-1 cíales, campo que ejerce prestigio específico (en contraposición a las profesiones o actividades
una fuerza sobre ellos. Pero incluso] orientándose en esta dirección que no están particularmente comprometidas en las luchas dentro de
legítima (que consiste en buscará el campo adecuado), no se puede dejar esos campos: “pequeños” empleados administrativos, personal de
de advertir que ciertas ac-Í tividades no se inscriben (o no lo hacen tan servicio, obreros...).
bien, quizás es una.] cuestión de grado) en los campos. Ya sea que se tomen el campo político (luchas entre partidos
Gran parte de los individuos de nuestras sociedades (las cla-.i ses políticos, entre hombres de la política), el periodístico (luchas entre
populares, que están excluidas de entrada de los campos de-: poder) diarios, periodistas), el de pedición (luchas entre editoriales), el literario
resulta estar fuera de campo, ahogados dentro de un gran . “espacio (luchas entre escritores), el teatral (luchas entre autores de obras,
social” que como eje de su estructuración ya no tiene otra cosa que el directores, teatros...), el de la alta costura (luchas entre casas de alta
volumen y la estructura del capital poseído (capital cultural y capital costura, entre grandes modistos...), el filosófico (luchas entre filósofos)
económico). El propio Pierre Bourdieu lo confiesa indirectamente o el de las grandes écoles* (luchas entre los diferentes tipos de escuela),
cuando explica que la comprensión de la obra de un autor famoso uno advierte que se trata de actores en actividades profesionales
plantea problemas particulares con relación a la comprensión de una prestigiosas y, a la vez, de la observación de esos actores a partir de sus
entrevista con un “profano”, y ello “debido especialmente a la meras actividades profesionales, mientras que ellos se inscriben en
pertenencia de su autor a un campo” [Bourdieu, 1992, p. 418, nota 25; muchos otros cuadros sociales, privados o públicos, duraderos o
en español, p. 444, nota 2]. La teoría de los campos consagra mucha efímeros.
energía a iluminar las grandes es- ‘ cenas en las que se juegan desafíos
de poder, pero poca a comprender a aquellos que montan las escenas,
ponen en su sitio los decorados o fabrican la utilería, barren las tablas o ’ Las grandes ¿coles son escuelas no universitarias, relativamente pequeñas,
las bambalinas, fotocopian documentos o tipean cartas. que otorgan diplomas muv presagiosos. Para ingresar en ellas es necesario pasar
Del mismo modo, el conjunto de las actividades en las que nos por un periodo de dos años de preparación y enfrentar unas ‘‘oposiciones muy
anotamos únicamente de manera temporal (la práctica del fútbol exigentes. Algunas de las más reconocidas son la Ecole des Hautes Etudes
aficionado, los encuentros y discusiones ocasionales con amigos - en un Commerciales, la École Polytechnique (que forma a ingenieros), la École Normal
Supérieure (que forma a profesores e investigadores) y la École Nationale
bar o en la calle, por ejemplo) no son asignables a campos sociales d’Administration (que forma a altos funcionarios del Estado). [T.].
particulares, porque dichas actividades no están organizadas
sistemáticamente en forma de espacios de posiciones de lucha entre
diferentes agentes que ocupan tales posiciones. La teoría de los campos
muestra entonces poco interés por la vida fuera de es cena o fuera de
campo de los agentes que luchan en el seno de un campo.
En consecuencia, contrariamente a lo que las fórmulas más
generales pueden hacer suponer, no todo individuo, práctica, institución,
situación o interacción pueden estar afectados a un campo. En realidad,
los campos corresponden bastante bien 1) a los ámbitos de las
42 43Bernard Lahir,;' Campo, fuera de campo, contracampo

1 en términos de campo, aspectos en los cuales la teoría de los campos no


Desde este punto de vista, es sumamente revelador, dada esta se interesa.
¡ doble exclusión de los “tiempos fuera de campo” y de los “actores Por consiguiente, la teoría de los campos constituye una ma-
fuera de campo”, que esta sociología no solamente se interesa en la nera de responder a una serie de problemas específicos, pero puede
situación de aquellos que han casi “nacido dentro del campo” o constituir a su vez un obstáculo en el conocimiento del mundo
“nacido dentro del juego” (hijo de actor convertido en actor...)t sino social (sobre todo, como se verá, cuando el campo se convierte en
que generaliza a veces abusivamente ese modelo de situación: “La el alfa y el omega de toda contextualización de las prácticas) en la
illusio es una especie de conocimiento fundado en el hecho de haber medida, en principio, en que ignora los incesantes pasajes operados
nacido dentro del juego, de pertenecer al juego por nacimiento: por los agentes que pertenecen a un campo entre el campo en cuyo
decir que yo conozco el juego de esta manera significa que lo llevo seno son productores, el campo en el cual son simples
bajo la piel, en mi cuerpo, que juega en mí sin mi participación: consumidores-espectadores y las múltiples situaciones que no
i
como cuando mi cuerpo responde ante una opinión contraria antes pueden referirse a un campo, que reducen al actor a su ser-como-
incluso de que yo la perciba como tal” [Bourdieu, 1989b, p. 44]. O miembro-de-un-campo. En la medida, además, en que desatiende
bien: “¿Por qué es importante pensar el campo como un lugar en el la situación de aquellos que se definen socialmente (y se constitu-
cual se ha nacido y no como un juego arbitrariamente instituido?” yen mentalmente) fuera de toda actividad en un campo determi-
[ibid., p. 49]. nado (es el caso una"vez más de numerosas amas de casa, sin acti-
Otro teórico que se interesa por la pluralidad de los mundos, vidad profesional ni pública).4 En la medida, finalmente, en que nos
Anselm L. Strauss [1993, pp. 212-215], no eludió la complejidad que deja parucularmente inermes para comprender a los fuera de campo,
necesariamente debe enfrentar todo analista en virtud de la variedad a los no graduados. Por todas estas razones, la teoría de los campos
de los upos de mundo en nuestras formaciones sociales. Según (por lo demás, habría que hablar siempre de la teoría de los campos
Strauss, un mundo social se define a la vez por una actividad, lugares, de poder) no puede constituir una teoría general y universal, sino que
una tecnología, organizaciones y una división interna del trabajo. representa —y eso ya está bien— una teoría regional del mundo
Subraya, como Pierre Bourdieu, el hecho de que si las fronteras de los social.
mundos son imprecisas, esto se debe a la existencia de perpetuas
disputas internas para fijar los límites del mundo social. Evoca así las Una teoría regional con pretensiones universales
luchas en el seno del mundo del arte o del mundo médico para
determinar quién es (y quién no) un artista “auténtico”, quiénes son Numerosos investigadores en ciencias sociales coinciden en
los representantes legítimos de la medicina y quiénes, los decir que las prácticas no pueden comprenderse sino en el punto de
“charlatanes”... Estos mundos sociales varían según su función, reunión de un pasado incorporado (no importa si se lo de-
tamaño, duración de vida, origen, trayectoria histórica, relación con el
poder estatal, composición social, extensión geográfica (algunos no
tienen más que una existencia local, otros tienen una dimensión 4
Leslie McCall [1992] señala que en Pierre Bourdieu “la estructura social
nacional o internacional), grado interno dejerarquización, grado de habitus definida
[...] es por las profesiones y los capitales asociados a ella” y que el
intensidad del compromiso que exigen, etc. Strauss, más empirista que prácticas sociales dedimensión
reviste una “en gran medida pública”. En consecuencia, las
las mujeres, que están presentes sobre todo en la esfera
Pierre Bourdieu, no obstante, hace posible la investigación de los privada, contribuyen poco a la definición —profesional y pública— del espacio
mundos que no son campos y permite descubrir, a propósito de los social.
universos estudiables
46 47 Bernard Lahi Campo, fuera de campo, contracampo

signa con los términos de “cultura”, de “representaciones”, de “di posiciones”...) y del los campos es perfectible, pero sin duda, a su manera de ver, constituye la teoría científica
contexto social presente en el que se observa la práctica. Sin embargo, para Pierre Bourdieu, históricamente más acabada.
todo contexto es necesariamente un campo y por eso puede proponer la siguiente ecuación
sociológica: “[(habitus) (capital)] + campo = práctica" [Bourdieu, 1979, p. 112; en español, Del campo histórico a la metáfora del campo de fuerzas
p. 99], .Asimismo, a menudo insiste en la dependencia conceptual de los términos
“habitud” y “campo”: “Habitus sólo vale con relación a ‘campo’, ‘capital’ sólo vale con ¿Hay que conservar el carácter histórico del campo o hacer de él un concepto de
relación a ‘campo’...” [1989b] o también: “Para comprender las prácticas humanas en aplicabilidad universal? Dicho de otro modo, ¿hay que reservar el término “campo” para
sociedades diferenciadas hay que conocer los campos y, por otra parte, hay que tomar en designar esos subuniversos relativamente autónomos, históricamente constituidos en el
cuenta lo que yo llamo ‘habitus[ibid.]. Sin embargo, si se tienen en mente las re- - flexiones curso del proceso de diferenciación social del trabajo, o bien nos concederemos el derecho
precedentes sobre los campos, uno no puede más que sor- | prenderse de semejante de utilizar el concepto para hablar de cualquier tipo de situación histórica o social? Si
acoplamiento obligatorio, que prohibiría, si se lo aplicara estrictamente, pensar una multitud elegimos la primera opción, admitiremos que, así como las clases sociales o el mercado
de prácticas. económico no han existido desde siempre, del mismo modo no todo es “campo”: han
Pierre Bourdieu sitúa claramente su programa de investigaciones y su concepto de existido realidades sociales antes de los campos y pueden existir hoy contextos sociales que
campo entre los alcances (demasiado) amplios de la historia a largo plazo (refugio, según él, no son
de todas las filosofías sociales) y los contextos de la historia incidental: “A riesgo de
abandonar a lo aleatorio o al misterio todo el universo real de las prácticas, efectivamente
hay que buscar en una historia estructural de los espacios sociales en los que se engendran y
se efectúan las disposiciones que hacen los ‘grandes hombres’, campo del poder, campo
artístico, campo intelectual o campo científico, el medio de llenar el abismo entre los lentos
movimientos insensibles de la infraestructura económica o demográfica y la agitación de
superficie que registran las crónicas cotidianas de la historia política, literaria o artística”
[Bourdieu, 1982a, p. 37, el subrayado es mío]. A partir de dicha perspectiva (ni historia de
largo plazo ni mi croco n textos de la historia incidental o, por otra parte, de la mi- -
crosociología), se comprende que los objetos de la microsociolo- gía puedan parecerle
ínfimos e insignificantes. En verdad, ¿qué peso tiene el estudio de la interacción entre un
cliente y una empleada de la boletería de un cine [Goffman, 1987, p. 246] al lado del de las
estrategias sociales de conservación o de subversión, de luchas por el poder de Estado o el
poder científico? Y sin embar- ero el ejemplo de dicha interacción muestra a las claras que
no to- ¿o puede comprenderse a partir de la teoría de los campos: ciertas actividades
humanas (¿a qué campo habría que referir esa interacción comercial?) y ciertas dimensiones
de las actividades humanas (aquí los fenómenos de presuposición o de aprehensión de los
procedimientos interpretativos puestos en acción por los miembros de una comunidad)
escapan a esa mirada.
A partir del momento en que uno está persuadido de que el único contexto pertinente
(no demasiado “macro” ni demasiado “micro”) es el de “campo”, otras construcciones
teóricas pueden ser hechas a un lado como “errores”, como de “menor complejidad”, o
como “regresiones” científicas. De este modo, Pierre Bourdieu considera que la noción de
art world utilizada en los Estados Unidos “marca una regresión con respecto a la teoría del
campo” [Bourdieu, 1992, p. 288; en español, p. 307], De igual modo, puede declarar sin
ambigüedad que “la noción de campo del poder es un inmenso progreso” y que numerosos
investigadores “cometen enormes errores, incluso empíricos, porque carecen de esta
noción” [Bourdieu, 1995, p. 8]. Pierre Bourdieu reconocería sin dificultad que la teoría de
susceptibles de ser analizados 50en términos de campo. Habremos Campo, fuera de campo, contracampo 51
comprendido que, a mi juicio, es esta segunda opción la más fe. cunda Campo, fuera de campo, «-o....«-----------

científicamente, la que evita congelar los conceptos en con-J traseñas


universales. n0especializa su “influencia”. Precisamente por eso Émile Durk- heim podía establecer una
Al hablar de la familia como un “campo”, Pierre Bourdieu pa- clara diferencia entre la familia y la corporación: “Sin duda, habrá siempre entre ellas la
rece autorizar el uso un tanto metafórico del término, que no designaría otra cosa que diferencia de que los miembros de la familia ponen en común la totalidad de su existencia, y
configuraciones en cuyo seno se jugarían relaciones de fuerza entre agentes con los miembros de la corporación solamente preocupaciones profesionales. La familia es una
propiedades objetivas y con intereses, estrategias, etc., diferenciados. El escribe: “[...] si suerte de sociedad completa cuya acción se extiende tanto sobre nuestra actividad económica
la familia, para exisdr y subsistir, debe funcionar como cuerpo, tiende siempre a como sobre nuestra actividad religiosa, polídca, científica, etc. Todo lo que hacemos de
funcionar como un campo, con sus relaciones de fuerza física, económica y sobre todo alguna importancia, incluso fuera de la casa, tiene eco allí y provoca reacciones apropiadas.
simbólica (ligados por ejemplo al volumen y a la estructura de los capitales poseídos por En ese senddo, la esfera de influencia de la corporación es más restringida”. 5
los diferentes miembros), sus luchas por la conservación o la transformación de esas
relaciones de fuerzas [...]” [Bourdieu, 1993a, p. 34]. Un campo descarnado
Ahora bien, no porque la familia (al igual que otros universos u otras situaciones
sociales menos autonomizados) —como cualquier otra realidad social— deba ser Aunque esto pueda parecer sorprendente, la teoría de los campos, aplicada a estudiar las
estudiada a partir de un modo de pensamiento relacional (la noción de configuración de luchas que se juegan entre los agentes pertenecientes a un mismo universo, o las que se
relaciones de interdependencia en Norbert Elias es también el producto de esa modalidad instauran entre agentes salidos de campos diferenciados, no permite captar la naturaleza y la
científica [Lahire, 1995 y 1996b]) y pueda ser vista también, parcialmente, como el lugar especificidad de las acuvidades que se desarrollan en los diferentes universos considerados.
de relaciones de fuerza entre individuos portadores de propiedades sociales Las invesdga- ciones sobre los campos literario,jurídico, científico, académico... jamás
diferenciadas, puede ser considerada útilmente como un campo. He allí, pues, una permiten responder a preguntas del dpo de: ¿Qué es la literatura? ¿Qué es el derecho? ¿Qué es
instancia de socialización duradera, relativamente autónoma y que, sin embargo, no es un la ciencia? ¿Qué es la academia? ¿Preguntas demasiado antropológicas (en el sentido filo-
campo. sófico del término)? ¿Interrogantes típicamente esencialistas o substancialistas y, por ende,
Universo reladvamente autónomo, que posee su propia lógica de funcionamiento, la ilegítimas para la sociología? Por cierto que no. Del mismo modo, la teoría de los campos no
familia es una configuración de relaciones de interdependencia entre seres nunca permite pensar la especificidad de tal producción literaria, tal forma de derecho, tal práctica
totalmente intercambiables (a diferencia de una empresa, por ejemplo, que puede científica o tal variante de la forma académica y de sus prácticas.
conservar sus puestos, pero modificar regularmente el estado de su personal) y que es
relativamente estable en el tiempo. A diferencia del campo —y aunque los adultos de
este universo pertenezcan a campos— la familia es, con la mayor frecuencia, el cuadro
3
Por otra parte, sobre el hecho de que la “influencia del “oficio es muy relativa, en la medida en que
no es el único universo frecuentado, y de que cada individuo, en una sociedad diferenciada, tiene conciencia
en el que se conoce y descubre el mundo social, el cuadro que imprime sobre el de la no universalidad de las reglas propias de su actividad profesional, véase Durkheim 1991, pp. 289-290.
individuo una gran fuerza socializadora, porque
”58” 49
Bernard Lab de campo, contracampo

Sin embargo, Pierre Bourdieu no ignora que la Bernard Lah autonomi ción cer progresar el conocimiento (el de las prácticas, las actividades, los saberes, su naturaleza y
progresiva de las funciones sociales (de lo “religioso”, lo “: lírico”, lo
“literario”, lo “médico”, lo “matemático”, etc.) está ind solublemente sus formas específicas, al mismo tiempo que el de las luchas, las estrategias, las relaciones de
ligada al proceso de constitución de tradiciones específicas continuamente re- dominación.-) sobre todos los cuadros, o bien hay que imaginar que el programa científico
emprendidas, trans-formadas, re-el*! horadas, de generación en generación, y está, en el estado actual de las cosas, sólo parcialmente realizado, y que sólo requiere ser
que forman una base pa.¿ ra la elaboración de modos de razonamientos,
objetos, estilos de enunciación cada vez más específicos.
r
Como lo explica completado? Según se aprecie o se deteste la obra, en las faltas se verá la prueba de una
Jacl4 Goody: “a lo largo de la historia, la especialización de los escribai • se combina con la insuficiencia principal o, por el contrario, un llamado al enriquecimiento del programa de
relativa autonomía de la tradición escrita pan!; promover la autonomía estructural de las
‘grandes organizado^ nes’. Así, éstas tienen una tendencia a desarrollar su propio orga-í investigación. En todos los casos, la lucidez científica debe conducir a no hacer como si la
nismo6 literario, sus propios conjuntos de conocimientos especia-'" lizados” [Goody, 1986, p. teoría de los campos, en el estado actual de los trabajos de investigación que ella ha sabido
172].
El campo parece entonces relativamente esquelético y no nos permite ver —cosa que no informar, fuera una teoría global e integral.
es tan mala— más que espacios de posiciones, estrategias de agentes en lucha, relaciones de Un campo literario sin literatura
fuerza y de dominación, estructuras desiguales de distribución de los capitales específicos.' Una sociología de*la literatura que desatienda los textos literarios para privilegiar la
¿Cómo evitar la división entre una aproximación formal de los productos culturales y una producción simbólica del valor de las obras, la construcción social de las trayectorias de los
sociología no menos formal de los productores, de sus relaciones de fuerza y sus estrategias? escritores, las estrategias literarias, la estructuración del espacio de las posiciones literarias o
¿Hay que pensar que Pierre Bourdieu no puede estudiar correctamente otra cosa que la la historia de las instituciones literarias no carece de interés, pero deja escapar, con toda
dimensión polemológica de los - universos considerados, creyendo (ilusoriamente) que puede evidencia, una dimensión central de su objeto. Aunque8 Pierre Bourdieu afirme haber superado
ha- la “mortal” dicotomía lectura extema/lectura interna, ninguna investigación empírica viene a
atestiguar esa superación de hecho, y uno no puede dejar de comprobar que él, como nu -
merosos sociólogos de la literatura, permanece exiliado fuera del territorio propiamente
textual, abandonando el estudio de los temas, y más aún del estilo, al ceder (sin decirlo) el
Como ejemplo clásico de retrabajo sobre un organismo, una tradición preexistente, se puede terreno a los análisis literarios, estéticos, formales. ¿Cómo articular determinaciones externas
mencionar el caso de los mitos que, una vez puestos por escrito, se convierten en la base de un saber
teológico sobre la función de los diferentes dioses y la relación entre ellos. (¿Y cuáles? ¿La clase social de origen del escritor? ¿Su pertenencia generacional? ¿Su sexo?
' Se puede señalar así que, obnubilado por la cuestión del poder, de las- estrategias de conquista de ¿Su origen geográfico? ¿Su
capitales, de reproducción o de reconversión de su capital, Pierre Bourdieu reduce la sociabilidad, las
relaciones interpersonales (y por lo tanto, las relaciones amistosas) a “capital social” potencialmente
movilizable. En el caso de una figura como ésa, es la naturaleza de los vínculos sociales la que se está
ignorando. Por otra parte, la fantástica reducción que opera la noción de “capital social”, por contraste,
aparece cuando se lee el magnífico trabajo de Claire Bidart [1997],
8
“La noción de campo permite superar la oposición entre lectura inter- na y análisis externo sin perder
nada de lo adquirido y de las exigencias de ambas formas de aproximación, tradicionalmente percibidas
como inconci- üables" [Bourdieu, 1992, p. 288; en español, p. 307].

imitili
52 Bernard Lah; Campo, fuera de campo, contracampo 53

pertenencia religiosa? ¿Su formación literaria? ¿Su posición d- tro del •Oué especificidad tienen los productos estéticos? La respuesta
campo literario?) y características específicamente lite rias de los textos? - ^ nnn cill/A m ío. loe inctltlinA-
En este upo de preguntas se apoyan, gene mente, los sociólogos de la que consiste en decir que es literatura aquello que las instituciones
literatura, y Pierre Bourdieu no escapa a la regla. literarias consideran tal, que es (en parte) arte lo que está expuesto en un
La sociología del campo literario de Pierre Bourdieu es ese museo o que es ciencia aquello que se publica en una revista científica es
cialmente una sociología de los productores antes que de las pr a todas luces insuficiente. Si esta cuasi-tau- tología es útil para evocar la
ducciones, y ningún análisis existente ha conseguido convenc en realidad institucionalización por el mundo social del sentido de los actos o de los
de que esta sociología de los productores permita ca~ tar, en su productos de esos actos, ella no responde a la pregunta por lo que
especificidad, el orden de las producciones. Esto se ey~ plica en gran caracteriza a esas diferentes construcciones de lo real. No se responderá
parte por el hecho de que la especificidad del canK po (el carácter más a la pregunta evocando las funciones sociales (de distinción cultural:
literario de los “productos”) concierne al conjunta de los agentes del el beneficio de distinción que existe en desmarcarse de lo “vulgar”) del
campo y trasciende, en parte, las diferencias y las luchas internas al arte o de la ciencia.
campo. Ahora bien, clavado esencialmente: en la captación de las En la medida en que se tiene en cuenta el problema del foco y de la
diferencias de posiciones de los producto • res, en sus luchas y prioridad dada a las comparaciones intracampo, 9 se comprende que
estrategias para acrecentar su capital literario ' o cambiar la definición dichas preocupaciones estén más presentes en los historiadores y los
legítima de la literatura, el sociólogo no está en posición de responder a antropólogos que en los sociólogos. Cuando el antropólogo o el
la pregunta que se plantean rituafc mente escritores, críticos, teóricos de historiador estudian el enfrentamiento entre los pensamientos mítico y
la literatura o filósofos: ¿Qué es la literatura?”. Presuponiendo esta religioso, o mítico y racional, filosófico o científico; cuando estudian la
partición o este interés común, rara vez puesta en entredicho en cuanto invención del pensamiento10racional, de la ciencia experimental, de la
tal (dada, co mo dice Pierre Bourdieu, la “complicidad objetiva” que filosofía, la literatura, etc., están en posición de responder —de una
existe en-- tre los diversos adversarios pertenecientes a un mismo manera totalmente seria en senüdo científico— a preguntas que algunos
campo), la manera de encuadrar los fenómenos propios de la teoría de sociólogos, sin embargo, pueden considerar demasiado “filosóficas” o
los campos explica que ella esté mal situada para interrogarse sobre la “metafísicas”.
naturaleza (la “literariedad”, la construcción literaria de lo real) del De hecho, es en ocasión de reflexiones epistemológicas —en el
“punto común”. Una sociología histórica comparada de los diferentes momento en que tienen que situarse con respecto a otros saberes y
universos sociales, que investigara en qué se distingue la visión literaria habilidades intelectuales— cuando los sociólogos, al igual que los
del mundo de las visiones científica, jurídica, filos6_ historiadores, se interrogan sobre la especificidad de su construcción del
mundo, de su mirada sobre lo real. ¿Qué hace que el relato histórico,
aunque relato, no sea reductible a ello, y
fica, etc., del mundo, y que, en consecuencia, abriera más amplia-
mente el foco de su objetivo, permitiría responder a la pregunta:
“¿Qué es la literatura?”. Semejante aproximación se reconciliaría 9
Cuando las comparaciones intracampo son evocadas, esencialmente es para
con las concepciones weberianas y durkheimianas de la religión o de subrayar las relaciones de fuerza entre esos diferentes campos o las luchas de
competencia entre los agentes pertenecientes a esos diferentes campos.
la ciencia y permitiría no desencarnar los campos de fuerza y de 10
Véanse, entre muchas otras producciones, Dupont, 1994; Vernant, 1969 y
lucha, es decir, no olvidar la especificidad de las prácticas, de las 1981; Détienne, 1981 y 1988; Gruzinski, 1988; Havelock, 1963; Goody, 1980; Yates,
conductas y orientaciones de vida que se despliegan en ellos. 1975; Lévi-Strauss, 1962.
54 55
Bernard Uhi, Campo» fuera ' P°
de campo contracam

que se distinga, al mismo tiempo, de un relato literario? ¿Qué haS ce do la correspondencia (fundada estadísticamente) de indicadores de lassos
que las ciencias sociales no sean totalmente comparables a l a3 físico- posiciones objetivas en el campo y de indicadores de los corrjpromi
químicas, a las ciencias de la vida o a las lógico-formale$?3 ¿Qué (tipos de producción, tipos de discurso, pertenencias religiosa y política,
hace que la visión sociológica del mundo no sea la visión fJI s-I gustos, opiniones, prácticas de toda naturaleza) .
losófica? Si se pensara que Pierre Bourdieu responde bien, en su I Antes incluso de que se utilizase sistemáticamente el análisis en
trabajo sobre Flaubert, a la objeción según la cual la sociología del *: términos de campos sociales, la tendencia a privilegiar el estudio de las
campo literario se interesaría más en los productores que en los estructuras no igualitarias, de las relaciones de dominación, de las
productos, se eludiría totalmente el principio de la crítica a esta, diferencias entre grupos sociales, etc., era muy fuerte en los trabajos de
aproximación por el campo al hecho literario. En efecto, lo que. hace sociología de la educación y de la cultura. Para tomar solamente el caso
Pierre Bourdieu al mostrar que La educación sentimental contiene una de la escuela, la comprobación de la ausencia de un análisis de la
sociología implícita del mundo social (como se la puede hacer aparecer especificidad de los saberes y de las prácticas es igualmente notorio
en otros autores como Proust [Belloi, 1993; Bi- J dou-Zachariasen, [Lahire, 1999a]. Así, el sociólogo inglés de la educación Basil Bernstein
1997; Dubois, 1997, Lahire, 1998, pp. 43-46] oí Pirandello [Lahire, de podía escribir, a comienzos de los años noventa, que “las teorías
próxima aparición]), y al comparar7 “la” (de I hecho “su”) sociología y generales de la reproducción cultural parecen más interesadas en el
la literatura (versión flaubertiana), no J es, en ningún caso, dar cuenta análisis de lo que se reproduce en y por la educación que en el análisis
de la producción social de una es- ¿ entura (género, temas, estilo) interno del instrumento y del soporte de la reproducción: la naturaleza
literaria.8 Incluso lo que hay de teo- | ría sociológica implícita en las particular de un discurso especializado. Todo ocurre como si el discurso
obras literarias es una buena manera de aumentar su imaginación pedagógico no fuera en sí mismo otra cosa que un reemplazo para unas
sociológica, pero no realiza el programa de una sociología de la relaciones de poder que le son exteriores, un reemplazo cuya forma
producción de una escritura li- ! teraria. carecería de consecuencias para lo que reemplaza. [...] No se interesan
tanto (Pierre Bourdieu yJ.-C. Passeron) por las relaciones en el interior
Agentes sin discurso de la comunicación pedagógica como por la relación con la
Cada campo social se caracteriza por la estructura de las posiciones y, comunicación pedagógica, es decir, por las disposiciones diferenciales de
también, por la estructura de los compromisos que le corresponde. los receptores (función ellas mismas de su posicionamiento social) con
Según el caso, el segundo término abarca obras (literarias, respecto a la comunicación pedagógica legítima, y por las diferentes
pictóricas...), prácticas o discursos (políticos, científicos, jurídicos, percepciones que aquellos tienen de ésta” [Bernstein, 1992, pp. 20-21].
religiosos...). Pero en todos los casos, la teoría de los campos no Al asociar los fenómenos de desigualdad académica a la estructura
proporciona ninguna herramienta para introducirse ni en las obras, ni desigual de la distribución del capital cultural y a los fenómenos de
en las prácticas, ni en los discursos, privilegian- herencias culturales, Pierre Bourdieu yJean-Claude Passeron
desembocaron en visiones sociológicas ahistóricas [Passeron, 1991, pp.
89-109] y un poco formales del mundo social, no captando otra cosa que
estructuras desiguales, diferencias, proximidades diferenciales, etc., y
dejándonos inermes en lo tocante a la especi-

7 Pero los psicoanalistas, entre otros, mostrarían igualmente que existe un


psicoanálisis implícito en Flaubert o en Proust.
8Una tentativa interesante de sociología de la obra literaria puede leerse en
el reciente trabajo de Clara Lévv sobre los escritores judíos contemporáneos de
lengua francesa [ 1998].
56 Bernard Lahir*
57
ficidad de la escuela, a saber, los contenidos (históricamente vari». I Campo, fuera de campo, contracampo
poder de las palabras en las propias palabras, es decir, allí donde este
bles) de las actividades que se traman y de los saberes que en ella I poder no está [ibid., p. 103; ibid., p. 67]: la “autoridad llega al lenguaje
circulan, los gestos de estudio que allí se transmiten, las disposicio- | nes desde afuera” y por lo tanto no se puede “buscar en el lenguaje [...] el
que se constituyen y reconsütuyen incesantemente, las formas f de principio de la lógica y de la eficacia del lenguaje”. La cuestión parece
relaciones pedagógicas (que son también relaciones de poder) que se zanjada, y el discurso es un aspecto muy se cundario de las cosas en
entablan, etc. La focalización más general de los sociólogos de la relación con la autoridad del portavoz: “Alo sumo, el lenguaje se limita a
educación sobre el efecto de certificación de la escuela (ligado en parte a representar esta, autoridad, la manifiesta, la simboliza” [ibid., p. 105;
la idea de “inflación de los diplomas”) llevará incluso a descuidar ibid., pp. 67 y 69].
aquello que concierne a una “sociología de las prácticas pedagógicas Y sin embargo, a pesar de que temen entrar en los discursos, no se privan
que tiene por objeto el contenido y la organización de las enseñanzas, los de leer (¿y cómo harían, de no ser así, para caracterizar los “puntos de
criterios o los mecanismos de selección” [Pas- seron, 1982, p. 553]. Al
mismo tiempo, la noción de “capital cultu- i ral”, que habría podido ducción del destino de los enunciados científicos a la fuerza y la
funcionar simultáneamente como herra- T mienta de comprensión de los posición social de los expertos no vacilan en desatender los discursos
fenómenos de reproducción social, ~ de dominación cultural (estando el de los otros ante el temor de ser sorprendidos en el flagrante delito de
capital desigualmente distribuido), y como medio para señalar linguistico de rhetoric tum [Lahire, 1998, pp. 191-202].
contenidos culturales, prácd- l cas, saberes, gestos, relaciones con el vista” de los agentes sociales que creen objetivar al relacionarlos con las
saber, con el lenguaje, etc., se 1 ha vuelto, a fin de cuentas, más en posiciones que ocupan?), sin ningún método particular, pero con el
beneficio de la primera perspec- ' tiva (sociología de la dominación y del sentimiento de la evidencia de la comprensión que tienen de tales textos.
poder) que de la segunda (sociología del conocimiento). Paradójicamente, los que insisten en la necesidad de dotarse de
De manera más general, cuando los agentes del campo producen herramientas conceptuales y metodológicas cuando se trata de objetivar
discursos (orales o escritos), todo ocurre como si éstos fuesen posiciones, estructuras sociales o instituciones, a menudo parten de la
transparentes y sin forma, y como si pudiesen reducirse a algunas lectura de los discursos sin otra cosa que su sensatez de lectores
propiedades fundamentales fácilmente enunciables por el analista. profesionales por todo equipaje. Mientras que todo “compromiso” o
Esta desatención a los discursos se explica en parte por el hecho de “punto de vista” se reduzca a lo que a la manera de ver del analista
que el sociólogo pretende defender la opinión contraria de aquellos aparece como un condensado, un resumen, una fórmula generatriz del
que creen que el poder reside en las palabras. Alrededor de este pensamiento de un autor o de una corriente de pensamiento más amplia,
problema clásico del “poder y de las palabras”, Pierre Bourdieu ha entonces, no habrá más que manipular en la argumentación esos
insistido en la legitimidad social del portavoz, en la autoridad que le es pequeños resúmenes, esas pequeñas estenografías, para concentrarse en
conferida, no por el discurso, sino por aquello que se tiene como aquello que hace posible dichos puntos de vista (se hablará de
exterior a éste, a saber, la institución que representa (el Estado, el “catolicismo social”, de “elitismo de la competencia”, de “populismo
Gobierno, la Administración, la Iglesia, el Partido, el Sindicato, el pastoral”, de “humanismo económico”... [Bourdieu y Boltanski, 1976].
Cuerpo médico, la Ciencia, la Universidad...). Afirma así que con Después de haber tratado de situar el campo de marras en el seno del
igual facilidad se puede hacer caer “la ingenua cuestión del poder de campo del poder, y de analizar luego
las palabras” [1982b, p. 103; en español, p. 67] y la concepción que
consiste en “buscar el
la estructura interna del campo, así como las trayectorias sociales y
las posiciones ocupadas por los agentes en el interior del cam-
po, el investigador, por lo demás, no puede hacer otra cosa Campo, fuera de campo, contracampo 59
quedar
58 agotado ante las puertas del palacio discursivo Bernard
y contentarse con describir en síntesis el estilo van al cine, al teatro o al museo, miran y escuchan a los políticos eI1 la
arquitectónico. televisión... ¿Pero qué hay de la experiencia de estos múltiples
Y a partir de esta importante laguna de la teoría de los “receptores” de espectáculos, de textos, de imágenes y sonidos? La
campos se pueden comprender las críticas recurrentes dirigidas por primera manera en que la sociología de los campos interna al
Pierre Bourdieu a Michel Foucault a propósito de su (supuesta) “consumidor” consiste en preguntarse si éste domina o no el código
proximidad con respecto a los “semiólogos y los usos que éstos han cultural que se supone inscripto en la obra: “La obra de arte no
podido hacer, con Trier por ejemplo, de una noción como la de* adquiere un sentido ni reviste un interés sino para aquel que está
‘campo semántico’”, porque él se rehusaría a “buscar en un lugar que provisto de la cultura, o de la competencia cultural, es decir, del código
no fuese el orden del discurso el principio de la elucidación, de cada según el cual ella está codificada” [Bourdieu, 1996]. Para dicha
uno de los discursos que se encuentran incluidos en él" * [Bourdieu, sociología del consumo cultural, la obra de arte posee, como
1994, p. 64]. La crítica es tanto más intensa cuanto que_l permite evitar enquistado en ella misma, el código que el “consumidor” debe poseer
la formulación de la pregunta del análisis “frontal" • de los discursos para “descifrarla”. Las modalidades de la recepción siguen siendo muy
(de sus invariantes y de sus variaciones, de sus te- í mas, de sus estilos, simples. El razonamiento es tan pronto binario (“poseer el código” en
de las prácticas y las instituciones en las que i están articulados y que contraposición a “no poseer el código” [Bourdieu y Darbel, 1996]), tan
articulan). Más que sobrevolar el orden dis- cursivo, sería útil, según la pronto temario, de forma de poder integrar la relación de tres grandes
expresión de Michel Foucault, estudiarlo “en el juego de su instancia” grupos sociales (la burguesía cultural se caracteriza por su “dominio
[1969, p. 37] y no como reflejo de lo real, efecto de una causa o del código”, las clases populares por su “no dominio del código” y la
producto de un orden subyacente; j en una palabra, entrar en lo vivo de pequeña burguesía cultural por su “pretensión de dominar el código” o
la carne discursiva. su “dominio parcial del código” [Bourdieu, 1979].
Al proceder de este modo, Pierre Bourdieu ignora soberanamente
Una homología problemática el conjunto de los trabajos de sociología, y sobre todo de historia, de la
Por lo tanto, la sociología de los campos de producción cul- recepción (o de la apropiación) cultural [Passeron, 1991, pp. 257-288;
tural de Pierre Bourdieu es fundamentalmente una sociología de los Chartier, 1985 y 1987; Ang, 1985]. Para estos abordajes, el sentido de
la obra no está inscripto en ella, como esperando ser revelado o
productores en lucha por la apropiación del capital específico al descifrado, sino que se produce en el encuentro entre la obra y sus
campo, tomado en estrategias de conservación o de subversión, y las “receptores” (que son, por ende, productores activos del sentido de la
obras, así, están marcadas por la posición y las estrategias de los obra). No hay, por lo tanto, “un sentido”, sino sentidos producidos en
productores. Pero si los “consumidores” o los “receptores” de las cada uno de los encuentros entre los públicos y las obras.
obras no son, manifiestamente, el centro de interés de esa so- Interesarse en los modos de apropiación múltiples tiene por
ciología, ¿qué lugar se les asigna? Pertenezcan al campo del poder o objeto el evitar las trampas del legitimismo cultural. En lugar de hacer
no, dominantes o dominados, los individuos de nuestras forma- como si los efectos ideológicos, simbólicos, culturales, religiosos o
ciones sociales, con mayor o menor frecuencia, asisten a espectácu- políticos a los que apuntan las diversas instituciones deva poder
los en los que consumen, con mayor o menor asiduidad, los pro- equivaliesen a los realmente producidos, en lugar de sobre- luar las
ductos de los agentes de los diferentes campos: leen novelas, capacidades de los “dominantes” para aculturizar a las
ensayos filosóficos, obras de ciencias sociales, historietas, diarios...
60 61
Bernard U,L fuera de campo- contracampo
poblaciones más “dominadas", esta concepción es sensible a las i oductores). Frente a aquellos que piensan que la sensibili-
sistencias, ruidosas o silenciosas, que se operan a través de los, tos ^dcultural y estética es algo innato, esta sociología cree mostrar
ordinarios de apropiación. Los comentarios estéticos exper o existe una correspondencia estadística fuerte entre, por una par- la
eruditos sobre la obra no son los únicos posibles, aunque p r^ tendan jerarquía de las artes (de las más legítimas a las menos legíti- las) y
decir “el código", “el sentido” verdadero de la obra, y s¿ tome dentro de cada arte, la jerarquía de los géneros, y, por otra arte la
conciencia del legitimismo que obsesiona a la sociología de jerarquía social de los consumidores (el público).
consumo cultural, impotente para describir y analizar las experien Semejante homología parece clara al autor, en la medida en
cias con las obras que están fuera de las normas y los códigos. De* que por ejemplo, concierne al campo literario (productores) y al
de luego, aquellos que no poseen los “códigos” son definidos po E (y campo de poder (consumidores): “La homología entre el espacio
reducidos a) su “pobreza cultural”, sin que se puedan describii y de los productores y el espacio de los consumidores, es decir, en-
analizar sus prácticas, gustos y experiencias [Grignon y Passeron^* tre el campo literario (etc.) y el campo del poder, fundamenta el
1989; Lahire, 1993]. La sociología (y la historia) de la recepción;! ajuste no deseado entre la oferta y la demanda (con, en el polo
de las obras se interesa en todas las formas de experiencia o de temporalmente dominado y simbólicamente dominante del cam-
aprih piación, desde las más legítimas hasta las más bizarras, po, los escritores que producen para sus pares, es decir, para el
incongruentes, desajustadas... Se atiene a las recepciones reales, tal propio campo o incluso para la fracción más autónoma de este
y como se vanTi haciendo. Pero la sociología del consumo cultural campo, y, en el otro extremo, quienes producen para las regiones
es también de-j masiado legitimista en el hecho de que con dominantes del campo del poder [...])” [Bourdieu, 1992, p. 347;
frecuencia presta a los “receptores” más cultivados el dominio del en español, p. 370]. En compensación, el acoplamiento le parece
“código”, cuando evidentemente éstos nunca son pequeños mucho más vago cuando se superan los límites de los dominantes
historiadores del arte o críticos literarios en potencia. para perderse en el espacio social global, más difícilmente estruc-
No es necesario insistir en el beneficio que obtendrían los turable: “La homología entre las posiciones en el campo literario
analistas de la actualidad si adoptaran tales contingencias inter- (etc.) y las posiciones en el campo social global nunca es tan per-
pretativas. Hoy, mucho más que en las sociedades del Antiguo Ré- fecta como la que se establece entre el campo literario y el campo
gimen —cuando gran parte de los productos culturales están pre- del poder, de donde procede, las más de las veces, lo esencial de
sentes en todos los medios sociales, en la forma, entre otras, de la
emisión televisada o radiofónica—, es importante estudiar —si se su clientela" [ibid., p. 349; en español, p. 373].
quiere resistir a los discursos pesimistas y científicamente débiles No solamente podemos preguntarnos qué potencia heurística
sobre la uniformización, la estandarización y, finalmente, la nive- puede atribuirse a este modelo de la correspondencia homoló- gica
lación de los gustos— cómo los mismos productos, las mismas entre espacio de los productores y espacio de los consumidores, si
obras, son objeto de apropiaciones diferenciadas. su pertinencia se limita esencialmente a la “comunicación” entre las
Otra manera de pensar la relación de los productores (o de diferentes categorías de “dominantes” (el mundo social se reduce
los productos) con los consumidores-receptores de las obras en el singularmente a sus polos más legítimos, a sus espacios de poder),
cuadro de la teoría de los campos radica en la idea de una “homo- sino que, de modo más general, esta forma de pensar a los
logía entre el espacio de los productores y el espacio de los con- consumidores impide captar las apropiaciones plurales de las
sumidores” [Bourdieu, 1992, p. 347; en español, p. 370], Existiría mismas obras. Suponiendo que exista un “contrato de lectura entre
así una correspondencia entre tipos de público y tipos de obras (y e
l emisor y el receptor", establecido “sobre la base de los presu-
Camp° puestos que les son comunes” [ibid.. p. 329; en español, p. 351, no-
ta 2], Pierre Bourdieu da una imagen grosera —y poco inf0 da de
62 Bernard M ^ de campo, contracampo 63

los trabajos históricos y sociológicos sobre la recepciór problemas y sus apuestas. Como los grandes tribunos, los
apropiación cultural— de aquello en lo que puede consista políticos capaces de comprender y expresar las expectativas y
experiencia de lectura [Lahire, 1998, “De l’expérience littéi reivindicaciones de sus electores son cada vez más raros y distan
lecture, rêverie et actes manqués”, pp. 107-118]. de situarse en el primer plano en sus formaciones” [Bourdieu,
1993b, p. 941; en español, p. 557].
De la buena y la mala autonomía del campo
Es esta autonomía del microcosmos políuco la que explicaría
Como simple analista, Pierre Bourdieu podría content con en parte la pérdida de interés de los franceses en los asuntos pú-
llevar adelante el estudio de la génesis y evolución de los a pos y blicos, y la proximidad con el campo artísdco se nota, entonces,
con hacer la fría comprobación del grado de autonomía canzado por sin que se destaque la interrogación en cuanto a la variación del
cada uno de ellos, de las ganancias y las pérdidasd autonomía juicio: “El apolidcismo primario, que actualmente es cada vez
observables en función de las épocas, de las coyuni ras económicas más fuerte en la conciencia política francesa, porque el campo
y políticas, etc. Pero el sociólogo, asumiendo i plícitamente una polídco tiende cada vez más a cerrarse sobre sí mismo y a
posición normativa [Bourdieu, “Post-scriptui por un corporarivismo funcionar como un campo autónomo, independiente de la
de lo universal”, 1992, pp. 459-472; en« :. pañol, pp. 487-501], clientela (es decir, en el fondo, como un campo artísdco),
asigna a la autonomía de los campos de puf ducción cultural un descansa en una especie de conciencia confusa de esta
signo posiüvo. Hablando de una “conquistad de la autonomía, complicidad profunda entre los adversarios insertos en el mismo
inquietándose con las “amenazas”9 que pesan? campo: se pelean, pero por lo menos están de acuerdo en el
sobre ésta, Pierre Bourdieu enuncia claramente el valor positiva que terreno de desacuerdo. Es una especie de complicidad que se ve
atribuye a esta última. particularmente en los momentos de crisis, vale decir, cuando se
Pero, paralelamente, la autonomía de algunos otros campos (y cuestiona la existencia misma del campo” [Bourdieu, 1989b].
muy pardcularmente la del campo polídco) es severamente crñ Basta con aplicar el razonamiento desarrollado a propósito del
dcada, y uno puede entonces preguntarse por las razones de lava»' mundo político al caso del campo literario para caer en una actitud
riación del juicio (muy positivo o muy negativo) sobre la autono- —clásica en literatura— crítica de la vanguardia literaria y de toda
mía, según se trate de la cultura (en el sentido más amplio del búsqueda formal del tipo de las que preconizan “el arte por el arte”.
término) o de la política. 10
Ello conduciría a la siguiente formulación: “El mundo literario se ha
Así, el campo político es criticado vigorosamente a causa de su cerrado sobre sí mismo, sobre sus rivalidades internas, sus
cerrazón, que llevaría a los políticos a no interesarse más que problemas y sus desafíos propios. Como los grandes artistas, los
Caítip°
escritores capaces de comprender y de expresar las vezexpectativas y
ue^os poliuqueros (la “polídca poliuquera”) pasando sporre e0 las reivindicaciones de sus lectores se tornan cada más raros”.
las cabezas de los ciudadanos comunes, de quienes son sin °k ^ Vemos claramente que se llegaría entonces a una critica del arte por
jQS representantes. Pierre Bourdieu escribe: “El mundo se cerró el arte, a una visión negativa de la literatura tnas mira”, de la
poco a poco sobre sí mismo, sobre sus rivalidades " [enia5 sus vanguardia literaria que, exclusivamente preo-
9 “Las amenazas (píese ciernen sobre la autonomía resultan de la
interpenetración cada vez mayor entre el mundo del arte y el mundo del dinero’
[Bourdieu, 1992, p. 468; en español, p. 496].
10 Puntualizo aquí que ésta es la pregunta de un investigador que com-
parte el mismo juicio positivo sobre la autonomía de los campos de producción
cultural, y en particular del campo científico.
¿el que no se disfrutaría más que en las
64
pausas de la vida real”. £1 arte se convierte
en “el salón de belleza de nuestra
civiliza ción” La
fuera de campo,
pa
crítica de Kant, y luego de
contracampo 65

la filosofía analítica del ar- [e es por


cupada por sus propios intereses (estilísticos, formales, etc.) )i5JJ ende indisociable, para la filosofía
pragmática, de una rítica sociopolítica
distanciaría con desprecio de los gustos literarios de la gran ¡r^I yoría de las tendencias sociales que distinguen
de la población. Jí el arte de la vida cotidiana colocándolo en
Los pasajes de la correspondencia de Flaubert en los queé¿! te los museos, los teatros o las salas de
evoca sus incesantes batallas con las frases, las comas y los puntos y concierto, es decir, aislándolo en
comas, aquellos en los que escribe que lo que le parece “j*í lio”, y a lugares y momentos específicos de la
lo que más aspira, es a hacer “un libro sobre nada, un lita] sin asidero actividad social. Las teorías estéticas
exterior, que se sostuviera por sí solo por la fuerza®* tema de su que hacen del arte un objeto autónomo
estilo”, porque, desde el punto de vista del “Arte pul ro”, no hay están históricamente ligadas a las
“asuntos bellos ni viles” [Flaubert, 1980, carta a Lov¿? se Colet del condiciones económicas e institucionales
16 de enero de 1852], podrían interpretarse como- signos de desdén y que engendran una división entre el arte
de indiferencia absolutos en relación con gustos reales de los lectores. y la vida [Shusterman, 1991, p. 47]. Sin
Y serían entonces los autores de sellers o, en todo caso, de novelas
que encuentran un público atffjj plio, los elogiados por su capacidad duda, los defensores de la concepción de
de escucha y de anticipación ante las expectativas del público. “el arte por el arte” acusarían de
Otras tradiciones intelectuales, pragmáticas especialmente, 1* populismo demagógico a las posiciones de
desarrollan a este respecto un discurso crítico, muy diferente dd de estos filósofos pragmáticos, pero es
Pierre Bourdieu, sobre la autonomización del arte y la estétk ca forzoso comprobar que, en el seno mismo
separada de la gente común. La filosofía pragmática señala su de la cultura filosófica, existen maneras
profundo desacuerdo con relación a las teorías y a las prácticas de impugnar, sobre bases más bien
(sostenidas por instituciones) que aíslan el arte y su apreciación antielitistas, el proceso de
alejándolo de otros modos de experiencia. Sabemos que Dewej autonomización del campo del arte.
deploraba esa tradición, considerada elitista, que hace del 11arte un A la inversa, ¿qué diría una visión positiva del cierre sobre sí
“arte de museo”, y estigmatizaba a este último como “refugio 12 13 14
mismo del universo político, del mundo económico o la actividad
guerrera? “El arte por el arte”, la insistencia en la forma antes que en
la función, en el modo de representación antes que en el objeto
representado, etc., tendría su equivalente en una especie “de arte de la
política por la política” (y ésta se convertiría en un fin en sí mismo en
lugar de un medio), en un “arte del beneficio económico por el
beneficio económico” (la búsqueda del interés económico por el
interés económico, business is business, timéis money...), en un “arte
de la guerra por la guerra”, etc. Ahora bien, la política politiquera, el
11 “En tanto que pone de manifiesto la ruptura con las exigencias exter cinismo económico, el arte de la guerra—en cuanto desviaciones
12nas y la voluntad de excluir a los artistas sospechosos de obedecerles, la afir:. juzgadas negativamente (y no sólo por el sociólogo)— como el “arte
mación de la primacía de la forma sobre la función, del modo de represett-
13tación sobre el objeto de la representación, es la expresión más específica di la por el arte” de ala cíenla, de las letras, de la pintura, de la escultura...
reivindicación de la autonomía del campo y de su pretensión de producir e —defendido y preciado por el autor, así como por una parte de los
imponer los principios de una legitimidad específica tanto en el orden dt la agentes de los campos de producción cultural— no son sino
producción como en el orden de la recepción de la obra de arte." [Bourdieu,
1992. p. 412; en español, p. 438]. expresiones y manifestaciones diferentes de una misma lógica social
14 El libro de referencia de esta corriente, Art as experience. Ia edición de con- Júnto, a saber: la progresiva diferenciación-autonomización
publicada en 1934, de John Dewey, continúa, hasta hoy, sin traducirse al francés.
de esferas de actividad que funcionan cada vez más como circuitos
62 Bernard M ^ de campo, contracampo 63
68 Bernard Uhi, po, fuera de campo, contracampo
CafT1 69

Bernard
l-ahir* Fayard [¿ Qué significa hablar? Economía
66 de los intercambios lingüísticos, Ma- . 67
cerrados, se tornan opacos y se apartan simultáneamente de lo|
profanos, la invención y el desarrollo de una lógica interna e® cada
una de estas esferas, es decir, de reglas de juego y desafíos
específicos...
¿Nos encontramos ante una contradicción? Seguramente que
no. Pero es al menos una interrogación fuerte a la que se ven en-
frentados los investigadores, y que debería conducirlos lógicamente a
operar diferencias entre tipos de campos, según sus funciona,
sociales, según la relación que mantengan con sus “públicos”, se-*
gún sus dimensiones, etc. Aquí, como en otras partes, la resolución
de un problema práctico —indisociablemente político y ético—
puede dar lugar a útiles clarificaciones teóricas.
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2
A propósito del campo
literario: historia, geografía,
historia literaria
por Denis Saint-Jacques* y Alain Viala**

El puñado de reflexiones que siguen fueron hechas a partir del


libro de Pierre Bourdieu Les Règles de l’art. Genèse et structure du
champ littéraire, Seuil, Libre examen, Poliüque, Paris, 1992 [Las re-
glas del arte: génesis y estructura del campo literario, Anagrama,
Barcelona, 1996].1 A partir de. en ello responden, sin duda, a una de
las voces de la obra que, en sus enunciados decididamente programá-
ticos, tiende a suscitar prolongaciones. A partir de y no sobre, no se
tratará aquí, por lo tanto, de su análisis de La educación sentimen-
to/nie de los debates que, con sobrada razón, éste ha provocado.
d los que ha acarreado 2el tono polémico que, a intervalos, se exhibe
en ese libro. Ni de todo eso que de ahora en más se pue-
* Profesor en la Universidad de Laval, Quebec.
** Profesor en la Universidad de París III y en la Universidad de Oxford.
1
Este texto fue publicado en los Anuales HSS [1994].
' Sin duda con la intención de “torcer el timón en la dirección contra- na .
como dice en la excusa que de hecho presenta en la p. 260.
72
Denis Saint-Jacques y Alain vu muchas otras cosas15 de las 73
I que, sin embargo, nuestros
de considerar como querellas pasadas, cuando no superadas n;í de respes* tivos ejemplares de
la obra, repletos de garabatos a lápiz queiu,; mediatamente fueron
comentados entre nosotros, dicen que ha- bría que debatir... Pero sí de
algunas cuestiones de historia 16y como la una es indisociable de la
otra, también de geografía.
Para decirlo de otro modo, aquí nos proponemos reflexionar a partir
del sentido del “sub” o “verdadero” título de ese libro, G¿ nesisy
estructura del campo literario. Génesis supone una historia; “estructura
campo literario”, la expresión supone, o bien que hav un campo
generalmente observable, o bien que está sobreentendido el adjetivo
“francés”, en cuyo caso conviene preguntarse si r| y en caso afirmativo
cómo, se aplicaría el mismo tipo de análisis en un país que no fuera
éste. Una y otra pregunta revisten importancia dado que la segunda
parte de la obra propone los “fundamentos de una ciencia de las obras”,
lo cual implica que sus proposiciones son generalizables. Y en el
fondo, qué duda cabe, ésas son preguntas que Pierre Bourdieu
esperaba, tanto como los de

15 En muchos puntos, el libro de Pierre Bourdieu reclama discusiones que,


más allá de las polémicas mencionadas, son importantes al mismo tiempo para
aclarar su aporte en materia de análisis de lo literario y marcar su evolución
[véase Saint-Jacques, 1993]. Para hacer a un lado toda ambigüedad, dejaremos en
claro que esos puntos, que no entran en el espacio y en el campo del presente
artículo, corresponden, en nuestra opinión, no a la polémica en pro y contra, sino
a un debate científico de fondo y que se trata, particularmente, de la oposición que
marca entre la “creencia" y la acdtud científica en materia literaria —cuestión
que efectivamente toca un punto crucial—, del acrecentado lugar —que parece
justificado— respecto de sus escritos precedentes sobre el asunto, que se otorga
aquí a la ilusión, y, en última instancia, de su uso de los conceptos de visión del
mundo y de homología estructural, tomando en cuenta inclusive la distancia
declarada que adopta hacia Goldman, los que, en contrapartida, y a nuestro
juicio, deben ser reexaminados para un análisis textual eficaz.
16 Sobre todo cuando en la tradición de la investigación en Francia, la
historia literaria, modelo dominante de los estudios literarios a lo largo del último
siglo, y la sociología, desde los orígenes —hace justamente un siglo—. tienen
muchos puntos en contacto. [Para una reseña histórica, véase Viala,
74 Denis Saint-Jacques y Alain vlaJ| ^pósito del campo literario 75

propósito del campo literario


bates mencionados y su conmoción. Preguntas que para nosotros, sin
duda para otros, nacen de ese libro leído en función de nues tros propios
trabajos, digamos, de historia y de crítica literarias: sobre el siglo XVII
francés, especialmente, para uno; sobre la li teratura quebequesa,
especialmente, para el otro; y no para dis cutir lo que dice o pasa por alto
de tales trabajos, sino porque en ellos hemos hecho uso de conceptos
expuestos allí, en particular el de “campo”.
Historia del campo literario, entonces; en lo práctico: la pregunta
por la historia literaria o, para decirlo de otro modo, por la extensión
histórica de la pertinencia del concepto de “campo”. Digamos para
empezar que no estimamos necesario poner nuevamente en debate la
definición que Pierre Bourdieu diera de aquél, y que ha afinado a lo largo
de un cuarto de siglo de trabajos [1966], y que, asimismo, tiene razón
17

de alzarse contra los empleos que bastardean el término y le quitan su


eficacia heurística [1992, p. 254; en español, p. 270, nota 1]. Por su parte,
él ve la historia genética del campo literario en el sjglo XIX, y más
particularmente en su segunda mitad, alrededor, sobre todo, de las
posiciones tomadas por Flaubert y Baudelaire. Surge evidentemente, en
términos de historia, la pregunta: “¿y antes?”
A este respecto, no carece de utilidad un pequeño trabajo sobre la
génesis y la estructura de su libro, siguiendo la senda que el mismo
Pierre Bourdieu propone. Este libro compuesto ha nacido, lo sabemos —
y sus notas lo indican— de textos redactados en las décadas anteriores,
retomados y retrabajados. Ahora bien, tal vez por efecto de ese retrabajo,
la primera parte y la segunda no suenan del todo igual acerca de la
historia del campo. En una y otra se afirma que el campo es el producto
de su historia, y que no hay historia posible de las obras más que
historizándolas, e incluso en una doble historización, la de la tradición y
la de las aplicaciones de la tradición [ibid., pp. 426-427; en español, p.
453 yss.].

5
Su articulo “Champ intellectuel et projet créateur" inaugura esta reflexion.

171985a].
74 Denis Saint-Jacques y Alain vlaJ| ^pósito del campo literario 75

• mpre más atrás: toda práctica, la literaria y la artística en parti-


99
ular se dota de un discurso de acompañamiento destinado a pro-
j ionarle marcas de legitimidad. El desafío consiste, entonces, no en
Lo suscribimos. Pero en diversas oportunidades, en la primera te, sin buscar el origen, mítico, sino las grandes configuraciones q Uejalonan
que la cuestión sea tratada en sí misma, algunas observacÍQ| nes, históricamente el proceso. Y para ello, ha de tomarse en cuenta un
algunos incisos, impugnan la idea de que se pueda hacer re¿ montar conjunto de factores fundamentales, como los empleados en estas
esta historia más allá del siglo XIX. Así por ejemplo, ^ mención [ibid., Reglas... Como ejemplo las aplicaremos, a modo <je retomo crítico
p. 86; en español, p. 93] de los antecedentes de la bohemia literaria en sobre trabajos anteriores, al siglo XVII [Viala,
el siglo XVIII, tal como los ha estudiado Roben Darnton, es
inmediatamente acompañada por la estimación deque lo que pasa en el 1985b; 1985c].
siglo XIX es “sin precedentes”. Lo mismo a > propósito del proceso de Y para comenzar, los factores exteriores, “morfológicos”, que no
institucionalización y de emergencia-! [ibid., pp. 191-192, pp. 166 y deciden pero crean las condiciones de posibilidad: las modificaciones
ss.; en español, p. 203, p. 176] en el. que, si los mañees están bien que sobrevienen al correr de la historia en las poblaciones involucradas
expresados, el principal enunciado es la asignación de los límites. En por tales prácticas repercuten sobre las iógicas, de la práctica en sí. Así,
cambio, en la segunda parte, nutrida por una porción de textos más en el siglo XVII, hemos podido detectar un crecimiento masivo y rápido
anüguos, en diversos momentos leemos aperturas a una historia más (del orden de la triplicación) de la población “cultivada”, que ha
larga del proceso de cons- ñtución del campo. Esto ocurre, conmocionado las condiciones de la oferta y la demanda en materia de
particularmente, a propósito del campo artístico del barroco italiano prácticas culturales, y en particular de prácticas letradas. Y que no sólo
[ibid., pp. 358-359; en español, p. 382, nota 1], o bien a propósito de ha inducido un cambio cuantitativo, sinp que también ha suscitado una
Bavle cuando describe 3 la “República de las letras” en términos que nueva subdivisión del mercado cultural, por diferenciación entre
dibujan la imagen de * un campo [ibid., p. 287; en español, pp. 306- “públicos”, y entre “semilleros” de autores, según los umbrales de
307]. En pocas pala- j bras, hay al mismo tiempo una afirmación fuerte dominio mundano y docto de los recién llegados al espacio de las letras.
y una vacilación sobre las implicaciones. La afirmación fuerte es que Al mismo tiempo, la entrada enjuego de estas categorías redistribuía los
no puede hablarse de campo a menos que se constituya una tipos de prácticas: junto a la aristocracia y al clero, alimentados por así
reivindicación clara por los escritores (en general, los artistas) de la decirlo por su misma posición en el espacio social con elementos
autonomía de su práctica; esto es, según Pierre Bourdieu, en Francia culturales “cultivados”, una fracción de la nobleza intermedia y de la
con Flau- bert y Baudelaire. La vacilación sobre las implicaciones es burguesía acomodada, que no se beneficiaba ni con los espectáculos de
que, sin lugar a dudas, ello se inscribe en un proceso que se remonta corte ni con las letras doctas, ha debido procurarse en el mercado del
más lejos en el tiempo, pero salvo algunas apreciaciones superficiales, libro y del teatro los bienes simbólicos que le permitieran afirmar su
ora concediendo, ora recusando, el autor no considera pertinente posición social. Y entre este público ampliado, los últimos que llegaron
emprender aquí esa historia de duración más prolongada. fueron también aquellos que, con el celo nacido de su necesidad de
En contrapartida lo es, sí, con toda evidencia, para los historiadores y recuperar la diferencia de distinción que experimentaban, manifestaron
para los “literarios” (para hablar en términos cómodos sin mayor apetito literario [Viala, 1988; 1994]. Así, esta fracción social,
reivindicarlos como categorías absolutas). Y para dejarlo en claro, en aunque mínima en número, representaba una clientela compradora por la
lugar de debatirlo en teoría, vale más trabajar a partir de casos, como cual, junto a los subsidios provenientes de los pa-
lo refiere Pierre Bourdieu con mucha razón. Podemos considerar con
él que el punto de partida del proceso de autono- mización que genera
el campo literario bien podría remontarse
76 Denis Saint-Jacques del campo literario
77

le la escritura, indicio de que la


n mediación del campo rige las producciones
trônes y los mecenas, junto a las prebendas clericales, los ingr^ sos deque provienen de ella. A este respecto,
pluma ligados a la librería, la edición y la representacióiá se convirtieron
pueden tenerle como significativos los
en factores nada desdeñables de posibilidades subsistencia. Además, los textos en los que la literatura retoma so-
pudientes, los rentistas, disimulándose a medias, llegaron a la prácticabre sí misma, se vuelve su propio objeto y el
literaria, no por afán de lucro, sj: I no por el prestigio que ello procuraba:
fin de su propio discurrir. Pero tal fue el
La Rochefoucauld no es- \ cribe sus Máximas ni por necesidad de dinero caso, por ejemplo, tanto del artículo de
ni de justificar $& política, sino en la lógica del prestigio y del placer que
gayle destacado por Pierre Bourdieu como,
encuen- tra en destacarse en las cosas del espíritu. He allí una actitud
“desinteresada” en la práctica de la literatura; y doblemente desinte- ya una generación antes, de la ola de
resada porque no es tampoco un ejercicio de debate entre doctos; “sueños” que obsesionan la literatura al
Y se podría meditar del mismo modo sobre la figura que compo ne La día siguiente de la Fronda,* y de los
Bruyère al abandonar sus derechos de autor para dotar i. la hija de su textos que se elaboran en interacción con
editor. aquéllos. Se trata de ese género particular
Si se toma este factor, interno esta vez, de la formación de un de escritos que adoptan la ficción de un
conjunto de instituciones que tienen por objeto celebrar, legiti- mar y sueño para entregarse a una empresa de
conservar los valores literarios, la misma época ofrece un conjunto critica y teorización de lo literario: tal
bastante abundante. Pero hemos de poner particularmente en primer cosa fueron la Carta aFou- quet, de Pellisson, y
plano un aspecto bastante poco estudiado por nosotros mismos y que
algunos trabajos en curso permiten evaluar mejor [Mortgat, 1993]: el más todavía los “sueños” de Guéret (Guerra de
nacimiento de la historia literaria francesa, cuyos primeros los autores, Parnaso reformado) que preludian la
lincamientos aparecen en el siglo XVI, pero que en el siglo siguiente Querella de los Antiguos y los Modernos,
adquiere una inflexión sensible, especialmente con su constitución
como género literario, en particular a través de la redacción de las pero también el Songe de Vaux [Elegía a las ninfas de
primeras biografías de “poetas” (por G. Colletet). Operación de Vaux], de La Fontaine, que, cosa que se
encumbramiento adecuado de la tentación hagiográfica olvida con demasiada frecuencia, se
correspondiente, que funcionan las dos unidas como herramientas de organiza alrededor de un concurso de las
un proceso por el cual se construye una nueva afirmación del valor artes donde se afina la preeminencia de lo
literario. literario en el campo cultural. Y estos
De tal suerte, si por supuesto no se puede hablar de “campo" sino a textos forman un conjunto con otros, de
nomización figuren al mismo tiempo en las prácticas, en los espíritus alta reflexividad, como La Nouvelle Allégorique, de
y las instituciones, parece legítimo hacerlo a partir de que estas series Furetiére, y el Román bourgeois, del mismo
de factores se tornan históricamente reconocibles, v literariamente autor. Otra forma de reflexividad, la de
eficientes. Su eficiencia se revela en los efectos de prisma (o de los personajes de ficción que hacen
“refracción”, término que emplea Pierre Bourdieu) referencia a otros personajes de ficción.
Ejemplos: en otra parte se ha mostrado
condición de que ciertos elementos estructurales de auto- - [Viala, 1990] que, cuando al principio de
Britannicus
Nerón es comparado a Augusto, no es
tanto la historia lo que se convoca cuanto
la referencia a Cinna, y para empezar Britannicus
se lee como un “contra-Cinna\ incluso antes, El
otro mundo, de
Cyrano, aparte de una evocación
de Tristan L’Hermite como figura del poeta
libre —y por ende desdichado— y de un mundo
soñado en el que los poemas nutren a su
hombre y son el único “valor” del comercio
social, incluye una referencia, mediante el
personaje del viajero, al personaje de Hor-
* Guerra civil en Francia entre 1648 y 1653. La rebelión del Parlamento
contra el primer ministro Mazarino durante la minoría de Luis XIV desembo- có en
la erección de barricadas en París, y en la “Fronda de los Príncipes , cuando la
coalición del príncipe de Condé enfrentó a las tropas reales comandadas
porTurenne. [T.]
79 81
78 del campo literarioDenis Saint-Jacques y Alain ' ,proP<*¡to

int-Jac-
tensius en el Francion, de Sorel (Hortensius, por su parte, había«É do y aquí habría cierto riesgo [véase, por ejemplo, Merlin, 1994] le eferire-
construido por Sorel a partir de ecos de los debates y querella sobre las privilegiar las declaraciones de intención de los escritores, pues jno >s
cartas de Guez de Balzac...). Y si, indudablemente, l ar^ vindicación de la siempre puede preguntarse si tales declaraciones están de ¿cuerdo inves-
literatura como valor en sí, y la reivindicación d| la independencia del con la factura definitiva de los textos; y no siempre lo están no con iteraria
escritor tendrán otra tonalidad bajo la pi$ ma de Flaubert y de tanta frecuencia [Delegue, 1991]. El otro riesgo, tal vez más grave,
Baudelaire, ¿cómo no ver una reivindicación de la literatura como valor es que las imágenes de la creación literaria como una conquista difícil ientos”
específico en, por ejemplo, VExcuseq Aviste, de Corneille, y el sueño de frente a coacciones externas son muy antiguas entre los escritores, y ^ oficio ia
la independencia del escritor eirf las Cartas, de Tristán? que se puede desembocar, si uno disocia los factores derivados de la se ha
Por lo tanto, no se trata en absoluto de borrar, ni siquiera estructura social y los que derivan de la estructura mental, a funda- a:
difuminar las diferencias entre la situación de lo literario alrede-t * conclusiones diametralmente opuestas: así, allí donde Pierre ¿cuá- a
dor de 1850 y en los dos siglos anteriores. Las posiciones que co- Bourdieu no ve ningún escritor que viva (dolorosamente) la públi-
rresponden al arte por el arte, a la literatura considerada un fin; en sí, no autonomía de lo literario antes de Flaubert y Baudelaire, por su parte ilgunas é
se manifiestan antes de que ciertos factores morfológtFf eos y mentales Y. Delégue puede, no tomando en cuenta sino imágenes textuales, senti- in
posibiliten estas invenciones de posiciones nuevas [ por parte de Flaubert argumentar que ya es (riendo pero con dolor) vivida en la empresa de cam-
y Baudelaire. Pero ¿acaso la autonomía re-: í lativa, criterio crucial para Rabelais... y el debate puede ser ubordi-
razonar en términos de campo, sólo ra- f dica en el hecho de que tal o por tanto infinito, y no “acumulativo”. decirlo .‘b
cual declare que pretende ser un es- • critor independiente de cualquier Ahora bien, el debate en dichos puntos pone enjuego la historia eque- ) lo
otra consideración fuera del1 I arte de la escritura considerada un fin en literaria (por lo demás, la historia del arte: pensemos por ejemplo en el que
sí? Si la lógica del cam- po es el producto acumulado de su historia libro de N. Heinich sobre los pintores y artistas [1993] o, para el siglo
específica, entonces, esta reivindicación maximalista aparece como un XVIII, en el de Becq [1984]). Las proposiciones contenidas en Las Eanadá
proceso inscripto a su vez en un proceso más vasto, de más larga reglas del arte permiten construir una historia literaria 19que pueda econó-
duración, en el que Tristán y Cyrano preceden a Flaubert, pero unos a la reivindicar su dimensión científica. Hacer la hipótesis de una mente,
manera amarga de una autonomía soñada como un objetivo casi inal- configuración en la que la literatura está sometida principalmente a la porcio- a
canzable, el otro a la manera orgullosa de la reivindicación más decidida. heteronomía (esto ocurre con ciertas cartas medievales en relación con supo- í
Larga duración a la que por lo tanto no se trata de asignar un comienzo la Iglesia), y otra en la que heteronomía (el poder político por ejemplo) dupli-
absoluto, sino de la que realmente es preciso proporcionar la descripción y autonomía (la existencia de una institución y un mercado) están en actores )n
histórica de las fases y configuraciones mediante las cuales el proceso se lucha no solamente en las ideas de la literatura, sino al mismo tiempo, o y la
ha producido, o ha sido producido.18 estando ambas inexorablemente ligadas, en la naturaleza de ésta (la místicas
“épo- ización
nte. No
zación,
cicio de la elocuencia en el espacio de la política, el absolutismo monárquico ha
amente a
suscitado un desplazamiento del centro de gravedad de la poética hacia las artes el ca- lay
de la forma y de la ficción, induciendo la marcada heteronomía que
de un lado a una autonomización acrecentada del otro. idénti- n
7
Véase la periodización de la historia literaria en términos de constitución térro-
o no del campo y de sus configuraciones históricas [Contat, 1991].
18 De buena gana añadiríamos aquí —pero harían falta muchas más páginas
— los análisis referentes a las relaciones contradictorias entre el campo 19literario y el del poder en el siglo XVII; entre otros éste: al posibilitar el ejer-
80 opósito del campo literario
ca clásica” en el sentido foucaultiano de la expresión), y de una tercera AP
en la que la autonomía se afirma en la estrecha esfera de las posiciones
dominantes en valor simbólico (momento destacado por Pierre '
Bourdieu) es poder organizar la historia literaria en una perspectiva de Líbano... o bien si hay allí muchos campos distintos [Saint-Jac- ques
historia del campo, de su prehistoria en su emergencia y en su 19911- Partiendo también aquí de un ejemplo, nos referiremos a las
afirmación máxima, como historia de un proceso que hace variar los opciones que se han impuesto en este asunto a los investigadores
valores concedidos a la literatura al mismo tiempo que construidos por quebequeses que han emprendido una historia literaria de Quebec
ella (valores que, habrá que analizar algún día todas sus implicaciones, [Lemire, Saint-Jacques, 1990; 1991].
se juegan en la recepción, en el sentido pleno, y no solamente según el En lugar de enumerar y situar en relación con “movimientos” un
“lector implícito” enfocado por W. Iser). conjunto más o menos antiguo de textos instituidos de oficio como
“literatura quebequesa”, este estudio de la vida Literaria se ha atenido a
Las reflexiones precedentes se limitan a la historia literaria de cuestiones a menudo descuidadas, y no obstante fundamentales, en los
Francia. Pero evidentemente la pregunta es también “¿y en otras enfoques habituales de la historia literaria: ¿cuáles son las condiciones
partes?”, lo cual pone enjuego las fronteras nacionales. Desafío que para que unas prácticas de escritura pública emeijan en una sociedad
repercute en problemáticas de muchos planos: entre otros, la de las determinada? ¿Cómo llegan algunas de esas prácticas a adquirir un
zonas culturales y lingüísticas de extensión supranacional (la carácter “literario” y en qué sentido de esta idea? ¿Cómo se crean éstas
francofonía por ejemplo), la de la posibilidad de una literatura un espacio propio (un campo)? ¿Cómo se regulan en este ámbito las
comparada eficaz. Desafío que, además, en una fase de la historia en relaciones de subordinación y de emancipación entre metrópoli y
que la cuesdón de las nacionalidades divide antiguos Estados, no puede colonias? Para decirlo con más sencillez: ¿cómo una cosa llamada
ser minimizado... “literatura quebequesa” (o por lo demás belga, pero también rusa, o
Así, por ejemplo, si se ha podido discernir muy tempranamente francesa, o lo que se quiera) ha llegado a ocurrir y qué quiere decir?
las líneas de fuerza de un campo artístico en el Quattrocento, el campo La situación colonial de la Nueva Francia, luego del Canadá bajo el
literario italiano y el francés no presentan la misma estructura ni la régimen británico, y la fuerte dependencia política y económica del
misma historia, para atenernos al caso de dos países unificados por la Quebec contemporáneo en el ámbito, respectivamente, del Canadá
lengua (aunque de maneras diferentes) y por la política (pero con anglòfono y del mercado norteamericano, proporcionan condiciones
duraciones20 desiguales, y con fuerzas de división muy desiguales generales suficientemente originales para suponer en ellas una historia y
también). una configuración que no sean duplicaciones del ejemplo francés. Y en
Pero incluso limitándonos al espacio francófono, falta dilucidar si lo concerniente a los factores morfológicos, la pertenencia al ámbito
nos encontramos en presencia de un campo literario unificado lingüístico francófono y la debilidad numérica de la población hacen que
alrededor del polo metropolitano (y parisino) con periferias que se dos características (lengua, extensión del mercado) propicias a la
extienden hasta Bélgica, Quebec, la Suiza francesa, Africa, autonomización de un campo literario se encuentren en situación
ambivalente. No obstante, a este respecto se ha emprendido una
autonomización, según un proceso que se registra más o menos
simultáneamente con aquel que solicita la atención de Pierre Bourdieu
para el caso de Francia, hacia mediados del siglo XIX: pero no hay que
asombrarse, sin embargo, de que la configuración no sea idéntica, lo cual
implica que el concepto de campo puede ser interro-
20 Pierre Bourdieu señala la cuestión al pasar, a propósito de Inglaterra
[1992, p. 306; en español, p. 329].
82 Denis Saint-Jacques y Alain Via|a A propósito del campo literario 83

gado en su pertinencia heurística, preguntándose si conserva su La literatura, en el sentido moderno del término, no ocupa todavía
eficacia analítica para una configuración diferente. un sitio demasiado grande. Poca ficción, poco teatro, poca poesía
Como no se supone que la historia sea conocida, sin duda es lírica o ensayo, salvo por las ocasionales contribuciones de los
útil jalonar aquí su trayectoria (siempre y cuando espaciemos sus inmigrantes franceses o suizos que actúan conforme a los habitus
puntos de referencia). La colonización francesa servirá de punto de literarios adquiridos en su primera formación. Pero sí ya letras
partida. Paradoja aparente, puesto que aparte de unos pocos poemas públicas, donde las intervenciones de esos inmigrantes hacen surgir
de circunstancias,9 cuyas huellas en su mayor parte se han perdido, la cuestión que uno de ellos, Napoléon Aubin, formula
aparte de unas representaciones teatrales más raras todavía, no hay explícitamente: ¿no es preciso fundar, en este terreno general del
entonces ninguna vida literaria apreciable en la Nueva Francia (la discurso público, una “literatura nacional”? “Clara reivindicación”,
ausencia de masa crítica de población, debida a la dispersión ya, de una autonomización, pero según un principio geo-
demográfica, así como la relativa pobreza material de la colonia, político.
alcanzan para explicarlo). Por supuesto, algunas correspondencias,
diarios personales, y sobre todo las Relaciones de los jesuitas y otros El fracaso de la rebelión de 1837-1838 y, más aún, la unión de los
relatos de viaje, como (en el opuesto ideológico) el de Lahotan, dos Canadás en 1840, que coloca a los francófonos en situación de
atestiguan prácticas de escritura: su destino público francés las minoría lingüística, enganchan con un nuevo proceso: el temor a
vincula al discurso naciente de la opinión en una monarquía en la desaparecer sin haber dejado huella, el estancamiento político y
que las empresas capitalistas y misioneras de colonización requieren económico en el cual se encuentran, conducen a los “canadienses” a
la búsqueda de apoyos privados para prolongar los del Estado. Estas inventarse un espacio ideológico de repliegue, a la vez historia y
prácticas inscriben la prehistoria literaria que- bequesa en un espacio literatura. La gran obra fundacional es la de François-Xavier Gameau,
enteramente francés, máxime cuando la colonia no tiene siquiera el que en el mismo acto proporciona una epopeya a su frágil nación.
derecho a que se instale una imprenta que permita materialmente una Impugnando al mismo tiempo el insondable tema-Providencia de la
producción identificable como local. De esta configuración, las cosas Historia y descripción general de la Nueva Frauda, de Charlevoix, y
van a dar un vuelco completo con la conquista británica a mediados el obscurantista clérico-monárquico de la Historia de las dos Indias,
del siglo XVIII. Inmediatamente, el nuevo gobierno autoriza prensas del abate Raynal, convierte al pueblo francófono de .América, a través
y periódicos en la colonia: el discurso público obtiene así un asidero de sus diversas tribulaciones, en el héroe de una gesta cuya pregnancia
directo sobre la colectividad local, y se pasa de una situación en la lo impone desde el comienzo como mito de referencia en su
que la pertenencia política al dominio francés impide toda colectividad. Su reconocimiento como “historiador nacional”; el
producción propia a una situación en la que la inclusión en el florecimiento de poemas, novelas, obras de teatro, incluso antologías,
dominio inglés la hace posible. La instauración de una Cámara de que acompañan y prolongan esta obra, la aparición de una crítica que
asamblea en 1791 completa en Quebec esta nueva configuración, propone para la estética una forma consensual marcan la emergencia
esta vez en el campo del poder: la opinión pública canadiense de una nueva configuración: se caracteriza por la recepción favorable
francesa se moviliza desde entonces alrededor de la cuestión que encuentra un “poeta nacional”, Octave Crémazie, y una novela
nacional. fundacional, Les Anciens Canadiens. La naciente hegemonía de un
discurso del imaginario memorial y utópico hace aparecer el proyecto
de estudiar como tal “al movimiento literario en el Canadá” (Casgrain,
Por ejemplo, Les Muses de la Nouvelle-France, de Marc Lescarbot. 1866) [Beaudet, Saint-Jacques, 1999]. A partir de allí se edifica

Ilílllll
84 Denis Saint-Jacques y Alain Via|a A propósito del campo literario 03

progresivamente un conjunto de instancias que aporta lugares de eminentemente consagratorias (ejemplos: la de Lahontan dirigida por R.
producción, legitimación, autonomización: revistas, premios lite- Ouellet para los originales históricos, la de H. Aquin por B. Beugnot para
rarios, casas de edición, por último teatros; los factores institucionales las obras del campo autonomizado). pero al mismo tiempo, mientras que
que señalan un campo literario se instauran en el nivel que- bequés “el interés desinteresado” por la literatura es manifiesto (la gran mayoría
(separándose de las instituciones del campo literario francés), y no en de los escritores de algún renombre escriben por el prestigio que tiene la
el nivel “canadiense”. literatura, y no de formas propicias a los beneficios financieros), la
Autonomización diferente, entonces, y relativamente más joven pregnan- cia de la interrogación identitaria hace que ésta sea vista como
que aquella que se ha jugado en Francia; pero las estructuras un valor resultante de la exploración específica que permite el trabajo
fundamentales de la especificación de lo literario están de ese modo en sobre el lenguaje para una colectividad cuya identidad descansa en la
pie, y la reivindicación de autonomía se afirma. Persiste el hecho de que, comunidad de la lengua: por ejemplo la utilización de las especificidades
por obra de su genealogía singular, en el campo literario quebequés el lingüísticas en obras que por otra parte proponen figuras más allá de la
debate sobre la literatura y aquél sobre la po- 1 litica y la identidad simple figuración identitaria (teatro de Tremblay); o bien, otro ejemplo
“nacional” están en principio ligados, y la au- | tonomía de lo literario se en otro sentido, juega, en una lengua que respeta las normas del
realiza en un principio con la autonomía j política, y no contra la política; francés*pero en formas y géneros interiores de variados centelleos, sobre
y las aceptaciones o rechazos de ! modelos venidos de Europa, así como la identidad ambigua, en una respuesta al referente antiguo más
la búsqueda de modelos propios, se mediatizan a través de ella: así, los ampliamente occidental (Hy- pathie ou la fin des Dieux). La
debates sobre los modelos románticos, simbolistas, e incluso del “arte interrogación identitaria ligada a la historia propia de la literatura
por el arte”, contrarrestados por una tendencia “provincialista” que se quebequesa persiste allí de este modo en formas derivadas, allí mismo
beneficia, mucho más que en Francia donde el regionalismo ocupa en- donde esta literatura no se propone como fin la reivindicación nacional.
tonces una posición débil en la jerarquía de las legitimidades, con una Frente a lo cual, para escribir esta historia sobre el siglo XIX,
audiencia ligada a la interrogación identitaria. Pero en su lucha contra conviene o bien desistir de la noción de campo, tratándose de un espacio
dos fuentes de influencia heterónomas (el espacio anglòfono englobante, como el quebequés: ¿pero por cuál reemplazarla, entonces, puesto que
y el espacio francés como mercado necesario a los éxitos financieros), sería históricamente falso incluir este espacio de prácticas en el campo
este campo, que por esa misma razón no se puede reducir a un subcampo literario francés, o incluso francófono?, ¿por la noción de institución? —
de uno u otro, construye en buena parte su autonomía poniendo enjuego pero ésta no da cuenta más que de una parte de las cuestiones
una heteronomía contra la otra: reivindicarse como norteamericanos involucradas—, o bien admitir que la definición del concepto debe
permite a los literatos quebequeses emanciparse de los esquemas considerarse en sus elementos primarios (un espacio social fundado en
franceses, reivindicarse francófonos los aísla en el espacio una práctica que tiene sus especificaciones identificables y sus redes de
norteamericano. valores autónomos, y un conjunto estructurado de sistemas de
De allí que el “valor propio” de lo literario adopte formas específicas referencias) sin exigir,
en Quebec. Los nombres de escritores (Gabrielle Roy, Hubert Aquin)
impuestos a edificios públicos atestiguan el reconocimiento colectivo
del valor literario; del mismo modo la creación de departamentos y
filiales propias de estudios en literatura que- bequesa; y lo mismo, en
el último medio siglo, en la esfera restrin-
gida. una densidad de casas de edición y de revistas literarias que,
proporcionalmente a la población involucrada, es sensiblemente más
elevada que en Francia; igualmente, por último, el emprendimiento de
grandes ediciones completas, prestigiosas, monumentales v
86 Denis Saint-Jacques y Alain Via|4 A propós*to del campo literario 87

para darlo por pertinente, que el modelo posromántico francés I (de la tenta- ¿o por el reparto de premios un año a un antillano, otro a un es-
literatura como fin en sí en cuanto único valor legítimo) se vea critor libanés (habiendo tenido Quebec su tumo antes: Pélagie la
duplicado en él. Charrette) no enmascarará por mucho tiempo. Persiste el hecho de que
para acometer esas historias literarias, herramientas tales como el
Así, en el seno de la era francófona en el presente caso, entre concepto de campo deben estár implicadas en la descripción de
áreas culturales diferentes por otra parte, la interrogación en términos de configuraciones contrastadas.
campo implica a la vez la manera de escribir la historia de cada uno de A la luz de estos (demasiado breves) ejemplos, nos parece útil
esos espacios y los desafíos de un comparatismo bien temperado (es cortar por las vacilaciones que, por pequeños toques, jalonan Las reglas
decir, que considere las relaciones, influencia y correspondencias de un del arte, tomando posición —y asumiendo las nuestras— por un uso
área a la otra comparando las condiciones de producción y recepción de plenamente histórico de la noción de campo, poniendo enjuego toda la
los textos por los cuales se realizan estas interacciones: de no ser así es génesis de este último, con las configuraciones sucesivas que se han
grande, y muy conocido, el riesgo de una literatura comparada que se presentado en él (y que no han sido orientadas siempre y en todas partes
abandona a las comodidades de un vago tematismo). Y la posibilidad de linealmente hacia un progreso de la autonomía, dicho sea de paso). A
construir una historia general de las literaturas supone que uno se menos que supongamos que con el correr de las variaciones de la
interrogue sobre las condiciones de la comunicación y de la misma tra- concepción de lo que hoy llamamos “literatura” sea preciso variar la
ducibilidad de los elementos de un espacio en los de otro (la cuestión de marcha del análisis en sus mismos conceptos estructurantes, es la
la traducibilidad se plantea con una vivacidad particular cuando, condición para que, entre historia, ciencia social e investigación
mientras que los escritores escriben para sus pares y se- \ mejantes en su literaria, se tejan interlocuciones que permitan una historia literaria, e
campo, resulta que sus obras reciben o ejercen influencia sobre otras incluso una historia general o comparada, que escape al determinismo o
situadas en otros espacios, estructurados en campos o en el estado de al subjetivismo. Y Pierre Bourdieu nos tendrá que perdonar, para
fuerte heteronomía). Seguir el devenir de un tema, o de un género, de plantear la cuestión del proceso en el conjunto de su desarrollo, por
una actitud, de una forma mentís, de uno de esos espacios al otro supone haber preferido retrabajar, siguiendo su ejemplo —en la lógica
utilizar para uno y otro los mismos modelos conceptuales de análisis, y acumulativa—, el concepto de campo para ampliar su extensión sin
modelos bastante fuertes y dúctiles a la vez para que den cuenta de los perder su eficacia comprensiva, en vez de buscar, sustituyendo un
elementos de los que han de hacerse cargo en las diferencias mismas de término por otro (“institucionalización” por ejemplo), un concepto de
esos elementos. De no ser así, la historia literaria resultaría relegada a reemplazo que sin duda no habría sido más que un simulacro.
inventarios de fuentes o de intertextualidades cuyos sistemas de di- Restaría, a continuación, volver sobre la eficacia —considerable,
ferencias no podrá pensar, y por lo tanto estará condenada a í limitarse a si uno se esfuerza— de esta herramienta en materia de análisis de los
series de historias literarias nacionales, en el mejor de los casos, y nunca textos. Pero ésa es otra historia. No, perdón: es otra faceta de la misma
a captaciones en un nivel más elevado. Situación que los investigadores historia, con cuestiones que también allí deben afinarse, pero nos
franceses viven tal vez de manera bastante confortable, instalados como remitiremos solamente a este asunto puesto que
están sobre las conquistas de tres siglos de dominación de los modelos
franceses no solamente sobre la francofonía, sino también, durante fases
prolongadas (como la “época clásica” en Europa) sobre áreas culturales
que provienen je otras lenguas y naciones. Pero una situación cuya
precariedad intelectual también ellos sienten, y que el francocentrismo
88 Denis Saint-Jacques y Alain Via|a A propósito del campo literario 89

es preciso limitarse, a ejemplo de uno


de los ausentes de su campo, Daudet y la Y
pequeña cabra de M. Seguin [Ponton,
1991],21 s
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3
Las reglas del campo
por Jean-Louis Fabiani22

La noción de campo,1 articulada con la de habitus y la de capital,


ejerce una fundón central en el sistema explicativo desarrollado por
Pierre Bourdieu. Vale la pena retomar brevemente sobre la génesis y
los usos de la “teoría general de los campos”, la cual, aunque no ha
sido objeto de una presentación en forma, constituye una de las
claves para el análisis de la obra. El concep-

22 Director de estudios de la Ecole des hautes études en sciences sociales,


SHADYC-CNRS.
1
Las observaciones que siguen retoman una parte de las ideas desarro-
lladas en dos artículos publicados respectivamente en Genèses [1993a] y la Re-
vue européenne des sciences sociales [1994], Agradezco a los responsables de es-
tas dos revistas por haberme autorizado una reproducción parcial de esos
textos. Para puntos de vista complementarios sobre el interés y los límites del
recurso a la noción de espacio posicional, me permito remitir a otros dos ar -
tículos aparecidos en la Revue de métaphysique el de morale [1993b] y en Enqué-
^ [1997].
92 93
Jean-Louis Fabian¡ Las ^glas del campo

to de campo debe sus propiedades al hecho de que está disociado de del Occidente contemporáneo. Pero ello no es en ningún caso una li-
los contextos históricos a los cuales se aplica, y así resulta afee- tado mitación. La crítica de la razón teórica de la antropología que se lleva
de una validez universal. Partiendo de una de las exposicio- nes más adelante en Sentido práctico se apoya en la noción de lógica de los
claras de la noción, es posible interrogarse sobre las con- diciones de campos con el objeto de terminar con la oposición artificial, pero
la validez del uso analógico del espacio posicional, que constituye el central en las ciencias sociales, entre subjetivismo y objetivismo.
corazón del dispositivo de interpretación. Efectivamente, la noción de campo interviene para dar cuenta de la
En Las reglas del arte, Pierre Bourdieu formula sus análisis del naturaleza de las lógicas prácticas que no se dejan reducir a la
mundo literario francés de la segunda mitad del siglo XIX en el racionalidad del economismo, el cual define la práctica a partir del
lenguaje de la “teoría general de los campos” [1992, p. 257; en es- cruce entre intenciones de racionalidad que encuentran su expresión
pañol, p. 273], de la que la teoría del campo literario no es sino un en el cálculo y en coacciones externas. La economía general de las
caso particular. Dos afirmaciones limitan nuestro saber sobre la forma prácticas evacúa el cálculo, pero conserva el interés redefinido como
general de esta teoría: inversión en un juego, illusio, commitment. Es en este espacio donde
pueden invertirse los jugadores que dan su primera configuración a la
1) El autor remite a una publicación ulterior un trabajo en curso sobre lógica del campo. Los diferentes universos económicos son tanto
“las propiedades generales del campo, que conducirá los diferentes campos de lucha que se distinguen bastante bien por “los desafíos y
análisis realizados en un nivel superior de formalización” (pero no las rarezas que se engendran en ellos como por las especies de capital
es seguro que se trate de una “for- malización” propiamente dicha que se compromete en ellos”. Las primeras definiciones del campo en
de la teoría de los campos, en el sentido en que ésta supondría una la reflexión antropológica giran todas alrededor de la noción de
ruptura con la lengua natural). juego. La analogía con el verdadero juego está limitada por el hecho
2) Da cuenta de un proyecto teórico más amplio: “Como espero poder de que, en el caso de los “campos sociales”, “no se entra en el juego
demostrarlo algún día, todo permite suponer que, lejos de ser el por un acto consciente, se nace en el juego”.
modelo fundacional, la teoría del campo económico es sin duda un
caso parücular de la teoría general de los campos que se construye
poco a poco, por una suerte de inducción teórica empíricamente
validada, y que, permitiendo comprender la fecundidad y los
límites de validez de transferencias como la que opera Weber,
obliga a replantearse los presupuestos de la teoría económica, a la
luz, sobre todo, de los logros obtenidos en los campos de análisis
de producción cultural”. En este grado de generalización, el
“campo" parece un concepto históricamente amorfo: la teoría
general implica aparentemente que todo ocurra en todas partes
como aquí (campo de la casa individual, campo de la enseñanza
superior, campo de las Grandes Escuelas). La diversidad de los
objetos a los que se aplica el concepto muestra que subsume
situaciones históricamente muy diversas y modos de construc ción que
no tienen nada en común: pero la referencia a la teoría general,
incluso cuando aparece en una forma simplemente programática,
implica que todos los objetos históricos y todos los objetos sociales
pueden ser analizados en los mismos términos, aunque los terrenos
que Pierre Bourdieu ha seleccionado para convertirlos en elementos
de validación de la teoría general estén tomados las más de las veces
94 Jean-Louis Fabiani Las reglas del campo 95

La segunda definición del campo, cuyas primeras formulaciones como fetiches” [ibid., p. 287], Esta interesante observación viene
encontramos en los textos consagrados al mercado de bienes simbólicos, a trastornar la cuestión de la multiplicidad relativa de los modos
hay que buscarla por el lado del espacio posicional (un sistema de de estructuración de los campos: llevada al extremo, la teoría
posiciones que organiza un espacio de cortes posibles, una estructura que general de los campos podría convertirse en una teoría general del
determina la forma de las interacciones). La mejor formulación de esta campo. Todos los campos, cualesquiera que sean las
noción se encuentra en la relectura es- tructuralista que hace Pierre configuraciones históricas singulares que los caracterizan
Bourdieu de la sociología religiosa de Max Weber: el campo religioso es (tradición nacional, grado de desarrollo, etc.), están sometidos al
definido como una estructura de relaciones objetivas y ya no a partir de mismo cuadro conceptual, aquel que ya estaba instaurado en el
una tipología realista [Bourdieu, 1971]. En esta definición, el “campo es momento de la elaboración del concepto en su dimensión
una red de relaciones objetivas (de dominación o de subordinación, de antropológica: por ese motivo, esta noción presenta un carácter
com- plementaridad o antagonismo, etc.) entre posiciones: por ejemplo, transhistórico.
la que corresponde a un género como la novela o a una subcategoría El libro de Pierre Bourdieu2 puede permitir la construcción de
como la novela mundana, o, desde otro punto de vista, la que identifica un punto de vista global sobre la sociología de las obras, en la
una revista, un salón o un cenáculo como los lugares de reunión de un medida en que su trabajo se presenta como la empresa más pode-
grupo de productores. Cada posición está objetivamente definida por su rosa hoy en día en el terreno, por su ambición científica, por el
relación objetiva con las demás posiciones, o, en otros términos, por el carácter sistemático de su objetivo y por el hecho de recurrir a una
sistema de propiedades pertinentes, es decir eficientes, que permiten conceptualización unitaria que la vuelve teóricamente aplicable a
situarla en relación con todas las demás en la estructura de la todo sector de la producción simbólica. El interés del autor por la
distribución global de las propiedades” [Bourdieu, 1992, p. 321; en
español, p. 342].
Finalmente, el concepto de campo es el objeto de una tensión entre Por más que el autor nos invite a una lectura activa de su ensayo “comprender
las consecuencias de la disposición de un “sistema de cues- dones realmente (los textos científicos) es hacer funcionar, acerca de un objeto diferente, el
generales” destinado a poner al día las leyes invariantes de la estructura modo de pensamiento que se expresa, reactivarlo en un nuevo acto de producción,
(cualesquiera que sean los objetos considerados) y la invesdgación de las tan inventivo y original como el acto inicial, y opuesto en todo al comentario
propiedades específicas de cada campo. Si el análisis debe concluir por desrealizante del lector, metadiscurso impotente y esterilizante" [Bourdieu, 1992, p.
254]—, no podemos dejar de sentir aprehensión en el momento de discutir su
inducciones sucesivas en un alto grado de formalización de una teoría trabajo, a tal punto está constitui-
general de los campos, cada campo no deja de presentar formas
específicas: la homología puede ser descripta como un parecido en la
diferencia [Bourdieu, 1987, p. 167; en español, p. 143]. Pero también
| d° de dispositivos que permiten descalificar por adelantado todas las
objeciones o simplemente los reclamos de elucidación, considerados
reductivos o des- tructivos de la originalidad y de la novedad radical de la
empresa. Un infeliz (felizmente destinado a permanecer anónimo) resulta así
presenta el punto de vista inverso: “debido a las particularidades de sus limpiamente ame- rallado en la nota 5 de la página 252 por haberse atrevido a
funciones y de su funcionamiento (o, más sencillamente, de las fuentes esbozar una lengenealogía del concepto de habitus. Para evitar toda discusión de su
de información que le conciernen), cada campo revela de forma más o análisis más rápido de las diferentes tendencias de la teoría literaria, P. Bourdieu
afir- ma que las “teorías, en particular las de los semiólogos franceses, noenpecan Por
menos clara unas propiedades que comparte con todos los demás [Bour- un exceso de coherencia y de lógica, de manera que uno siempre podría contrar en
dieu, 1992, p. 257; en español, p. 273]. Ciertos campos en apariencia ellas, si busca bien, algo que se me puede oponer" [ibid.. p. 272].
muy particulares, en los que el nivel de censura es menos tuerte, revelan
propiedades generales. Pierre Bourdieu desarrolla una problemática de la
propensión diferencial de los campos en la objetivación: “El campo de la
alta costura me introdujo más directamen b-------------------
te que ningún otro universo en una de las propiedades más funda-
mentales de todos los campos de producción cultural, la lógica
propiamente mágica de la producción del productor y del producto
96 97
Jean-Louis 13* r*g|aS del campo

:| hech° *se escapado a los intérpretes más atentos”.


¿j reárar las opacidades que son el efecto del dispositivo de nega-
literatura no es reciente: es incluso a propósito de la produccj^ ción del mundo social sobre el cual considera que está fundada la
literaria como ha presentado una de las primeras formulación^ del literatura, el sociólogo, que por primera vez crea las condiciones de
concepto de campo, muchas veces retomado después. De níjr ñera más una lectura completa del la obra, se sitúa en un pie de igualdad con
general, hay que evocar también el carácter organizad^ de la el gran escritor. Esto lo dispensa de la atención a la historia, no
preocupación por las formas simbólicas, que se manifiesta j través de la obstante rica, de las lecturas de La educación sentimental.
lectura original que hace de Cassirer y de Panofsky^ sociología de la El análisis sociológico de las obras literarias supone una ruptura
literatura no es de ninguna manera una recre*. ción que el maestro se con las formas establecidas de la crítica, pero no implica ni
ofrece una vez culminados sus grandes dí seños teóricos: está en el destrucción de la obra ni supresión del goce estético. Para precaverse
corazón mismo de su proyecto. Tal vez podría reconocerse también en contra las críticas generales que asimilan la interrogación sobre la
esta insistencia la preocupación del sociólogo, jamás reconocida como génesis social de los valores estéticos con el relativismo (y que
tal, puesto que, por el contrario, Pierre Bourdieu no deja de reivindicar a atribuyen a la sociología una parte activa en el desarrollo de la “crisis
la ciencia —y por lo general en los términos de una epistemología de la cultura”), Pierre Bourdieu retoma, radicalizándolo, un tema
francamente na? turalista—, de medirse con los grandes escritores. El desarrollado por otros autores, Norbert Elias particularmente: el de la
bello análisis que consagra a Sartre como figura del intelectual total ciencia de las obras como condición del placer estético. Se recordará
apunta en primer lugar a acabar con “la ilusión de una omnipotencia del que Elias [1991] afirmaba a propósito de Mo- zart que “la
pensamiento”: pero no existe una proscripción de leerlo como un comprensión del desempeño de un artista y la delicia que procuran sus
homenaje. El acercamiento del gran sociólogo y del gran creador es, a obras no se encuentran comprometidas, sino por el contrario más bien
mi modo de ver, una de las claves para la plena comprensión de este reforzadas y profundizadas por el esfuerzo de captar el vínculo entre
libro. Al evocar su propia estrategia de investigación, Pierre Bourdieu no sus obras y su vida en la sociedad de los hombres”. Aquí, para decirlo
vacila en evocar una proximidad con la innovación literaria: “Buscar la con propiedad, no se trata sino de un coadyuvante opcional al placer
solución a tal o cual problema canónico en el estudio de unos casos de la música, sin necesidad de que se convierta en una forma superior
[como la alta costura para comprender el fetichismo] es someter a la de acceso a las obras. Pierre Bourdieu lleva este punto de vista hasta
jerarquía tácita de los géneros y de los objetos a una transformación que el límite, haciendo de la ciencia de las obras una condición del placer
no carece de relación con la que llevaron a cabo, según Erich Feuerbach, que uno pueda obtener de ellas: “Por este moüvo el análisis científico,
los inventores de la novela moderna, Virginia Woolf en particular” cuando es capaz de sacar a la luz lo que hace que la obra de arte se
[1992, p. 250; en español, p. 266]. Paralelamente, Flaubert es vuelva necesaria, es decir la fórmula informadora, el principio
considerado un cuasisociólogo, puesto que constituye las condiciones de generador, la razón de ser, proporciona a la experiencia artística, y al
una verdadera experimentación (Frédéric es lanzado en un espacio, como goce que la acompaña, su mejor justificación, su más rico alimento. A
una partícula en un campo de fuerzas; el autor “construye” un grupo de través de él, el amor sensible por la obra puede realizarse en especie
adolescentes). ¿Qué le falta al escritor para ser un gran sociólogo? Pero de amor inlellectualis rei, asimilación del objeto al sujeto!; inmersión
la “ciencia” flaubertiana no se desenmascara sino en la lectura que hace del sujeto en el objeto, sumisión activa a la necesidad singular del
de ella el sociólogo: quien, para hablar con propiedad, es el primer lector objeto literario” [Bourdieu, 1992, p. 14; en español p. 14]. Podría
verdadero de la obra, aunque haya sido precedido por innumerables decirse que hay que pagar un precio para seguir di$. frutando del arte,
lectores y generaciones de co- que consiste en renunciar a la forma ordinaria sensible, del placer
ntaristas profesionales, todos los cuales pasaron al lado de su estético, cuyo principio es el desconocimien. to de las fuentes del
^dadera significación (“esta obra mil veces comentada, y sin duda nunca placer, como fundamento de la creencia co= lectiva que está en el
leída de verdad” [ibid., p. 19; en español, p. 19]). Por una paradoja principio del orden estético y del orden in- telectual, y cuya
aparente, La educación sentimental “proporciona todos erolos suspensión es exigida por la constitución de una relación experta con
instrumentos necesarios para su propio análisis sociológico” p este la obra de arte. Esta renuncia al placer ordinario es la condición de
98 99
5
Jean-Louis Fab¡^ Las regla del campo

acceso a una forma de satisfacción superior fundada en el puesto que mete en la misma bolsa todas las especies de análisis
reconocimiento, garantizada por una conversión previa a la ciencia, de literario, siendo que todas ellos tienen historias diferentes, técnicas y
la génesis social de una ilusión. Acrecentar la propia ciencia (de las objetos a menudo contradictorios, y que para la empresa sociológica
obras) no es por lo tanto acrecentar los propios dolores, sino el propio presentan capacidades de solicitación o de movilización muy
placer. Puede verse qué ambición estéuca asigna el sociólogo a su diversificadas. La referencia a los estudios literarios no existe sino
disciplina. ¿Debemos considerar que la posición del autor de Las para hacer valer la originalidad y la potencia teórica de la sociología
reglas del artese inscribe en una tradición ascética que rebajaría el del autor: para no tomar más que dos ejemplos entre otros, no vemos
goce liso y llano de la obra? Sabemos que Adorno disociaba cómo Paul Bénichou o Hans-Robert Jauss —cuyos nombres no
fuertemente23la experiencia artística del goce, en el que veía la marca aparecen en el libro— pueden entrar en la definición propuesta. El
del filisteo. En su apología de la experiencia estética, Hans-Robert primero, no obstante, ha contribuido poderosamente a la historia de la
Jauss [1978], al estudiar el proceso de degradación de la noción de constitución del escritor en Francia [Bénichou, 1973]. El segundo ha
goce en el curso de la historia del arte, se esfuerza, por el contrario, en renovado radicalmente la historia de la literatura, sin dar la razón ni al
restaurar los derechos de aquél. Se podría pensar que Pierre Bourdieu formalismo ni a la teoría del reflejo. Justamente por eso la historia de
se sitúa del lado del ascetismo. Pero la radicalidad de su punto de vista la crítica que se esboza en Las reglas del arte es francamente
podría ser relativizada si se considera que no hace otra cosa que reduccionista: sin pestañear, el autor puede tratar de la misma forma al
traducir al lenguaje de la necesidad el proceso de transformación New Criticism, a la hermenéutica y al deconstruc
histórica del goce estético (por lo menos, el que concierne a las obras
legítimas) que parece caracterizado por la incorporación
esiva de la reflexividad en el punto de vista que el especta dor
adopta sobre las obras, que tienden a integrar en su misma definición
sus modos de consutución, su inscripción en una historia
vsu propio comentario.
La sociología tiene el deber de definir su territorio con relación a
las otras disciplinas de que tratan las obras. Para Pierre Bourdieu, la
ciencia de las obras debe constituirse en oposición radical con el
pedestal del análisis literario, que toma como punto de partida no
cuestionado la unicidad y la singularidad de la obra cristalizadas en la
noción de proyecto creador. Precisamente en Sartre el autor de Las
reglas del arte ve la realización (al mismo tiempo que permite el
descubrimiento) de ese discurso de fundación mídca que lee los
desarrollos sucesivos de la obra como la inscripción histórica de un
proyecto original. Llevando hasta el límite la posición
antirreduccionista que hace del creador artístico un autocreador, Sartre
permite poner de manifiesto lo implícito de todas las metodologías de
análisis literario que se apoyan en la conexión entre la biografía y la
obra o que se fundan en la singularidad textual (es el caso de todos los
formalismos). Semejante punto de vista es sin duda simplificador,
23 “Aquel que goza concretamente de las obras de arte es un torpe. Ex-
presiones como ‘regalo para los oídos’ lo traicionan. En realidad, cuanto más
comprendemos algo en ellas, menos disfrutamos de las obras" [Adorno. 1989. p.
30],
100 101
Jean-Louis abian¡
F
Las reglas del campo

tivismo, puras manifestaciones de la doxa literaria, entendida como límites, las unidades, los órdenes específicos, las autonomías y las
expresión adocenada de la enseñanza de la literatura en la institución dependencias diferenciadas”. Foucault ha distinguido muy claramente
escolar. Las diferencias entre corrientes hay que remitirlas a las los análisis en términos de episteme, tal como fueron puestos en obra en
tradiciones nacionales que caracterizan los sistemas de enseñanza. Las palabras y las cosas, de una problemática de la totalidad cultural: la
Todas las lecturas formalistas pueden ser llevadas al principio único episteme no es otra que el conjunto de las relaciones entre las ciencias tal
de la absolutización del texto, que envuelve un ritual inmutable de y como aparecen al examen de sus regularidades discursivas. La idea
celebración. Al autor le bastan dos páginas para ejecutar todas las según la cual existiría un mundo separado para las estrategias
corrientes internalistas, y descalifica en una sola andanada toda forma conceptuales parece por otra parte ajena a la obra de Foucault, cualquiera
de crítica genética, de la que por el contrario se habría podido pensar que sea el momento de su trabajo que se elija privilegiar: la relación
que estaría en condiciones de convertirse en una ciencia auxiliar muy entre prácticas discursivas y prácticas no discursivas permanece
conveniente para la sociología. ampliamente fuera de la investigación. Por eso, la crítica de su obra que
El trabajo de Michel Foucault, muy rápidamente evocado, es esencialmente le reprocha repatriar las estrategias al cielo de las ideas y
considerado una expresión perfecta de la crídca internalista. Si el autor desconocer las condiciones sociales de la producción intelectual
de la Arqueología del saber tiene el crédito de haber introducido el simplemente está alejada de las preocupaciones foucaultianas.
pensamiento relacional en el análisis de las obras, en la medida en que Lo que diferencia a Foucault de Pierre Bourdieu no es la
ninguna obra cultural existe por ella misma, fuera de los análisis de orientación culturalista o materialista de uno o del otro, es el modo de
interdependencia que la unen a otras obras, no es menos cierto que según construcción del objeto: si Foucault se interesa principalmente en
Pierre Bourdieu no ha hecho más que desplazar el territorio de la “documentos” (por oposición a los “monumentos” de la historia
absoludzación, del texto singular hacia los sistemas de relaciones tradicional) que “trabaja desde el interior” y cuya disposición da lugar
intertextuales. El “campo de posibilidades estratégicas” no es en ningún a configuraciones intertextuales en un espacio lógico, Pierre Bourdieu
caso un campo de fuerzas sociológicas, puesto que está definido concede una primacía absoluta a la actualización de los sistemas de
enteramente por el despliegue de juegos conceptuales. Hay juego en relaciones entre los autores: en efecto, las oposiciones significativas
Foucault, así como lo hay en Pierre Bourdieu, pero está claro que no arraigan en las relaciones que se constituyen entre los productores. El
juegan a lo mismo. Para instruir el proceso del “análisis estructural” que campo literario, como por lo demás todos los campos sociales, no es
él asigna a Foucault, Pierre Bourdieu se limita a una sola referencia, la otra cosa que un sistema de relaciones entre agentes. Esto explica el
respuesta al círculo de epistemología de la Ecole normal supérieure hecho de que se privilegie a la sociología de la producción con respecto
[Foucault, 1968], sin tomar en cuenta las sucesivas revisiones de la a la sociología de la recepción. En el seno de la primera, el espacio de
posición de Foucault con relación a la historia de los textos. Parece por la explica
lo menos simplista —aunque se tomen en cuenta las oscuridades y
contradicciones de la noción de episteme, por otra parte abandonada en
el curso del desarrollo de la obra— hacer de ella una suerte de análogo
del espíritu del tiempo o de la voluntad artística, y abrir así el camino a
una interpretación llanamente culturalista de Foucault. .Al aproximar de
manera paradójica dos tradiciones intelectuales, la historia de los
Anuales, particular- [tiente la de Braudel, y la epistemología a la
francesa de Bachelard vde Canguilhem, que se ha constituido en la
forma de una historia de las ciencias, Foucault se ha esforzado por
pensar conjuntamente la larga duración y el surgimiento de las
discontinuidades: la aproximación de series muy diferentes posibilita la
representación de una “cronología continua de la razón” y abre el
camino a “una teoría general de la discontinuidad, de las series, los
102 Jean-Louis ^ reglas del campo 103

ción es todavía reducido por el hecho de que sólo se conside^ una el cual se desarrollan las aventuras de Frédéric, resulta ser tam- ., j a
categoría de agentes: los autores. La sociología de las obrases una estructura del espacio social en 4el que Flaubert estaba si- aiado.
sociología de los autores. Así, la cuesdón de la intertextuali dad, que Frédéric es un “ser determinado” que desafía “la ley fundamental
Pierre Bourdieu define, con relación a Bruneüére, co- mo “acción de del campo del poder”, mientras que los otros personajes son
las obras sobre las obras”, jamás se ejerce sino Mp0r mediación de definidos casi sociológicamente por una suerte de “fórmula
autores cuyas estrategias deben también su orientación a los intereses generadora”, verdadera etiqueta de identificación (como la barba
asociados a su posición en la estructura del campo” [Bourdieu, 1992, p. recortada a manera de collar de Martinon) que anuncia todas sus
280; en español, p. 298]. El campo literario nunca es otra cosa que el conductas ulteriores.
campo de los autores. La historia de las obras tiene por único principio explicativo la
Esta primacía que se concede a la producción es refutada por Jean- lógica del campo, entendido como espacio de las luchas de com-
Claude Passeron. Al presentar las intenciones teóricas de un amplio petencia entre los productores definidos a partir de una red de re-
programa de indagación, una parte de cuyos resultadosse~ encontrará en laciones objetivas. Cada posición recibe su definición de su relación
Temps donné aux tableaux, sosüene que “si los métodos de invesdgación con las otras posiciones. La estructuración del campo es siempre
y de tratamiento particulares a la sociología nos parecen más adaptados gobernada por la distribución de las diferentes especies de “capital”.
al proceso de recepción de las obras que al proceso de su creación es En sentido estricto no hay otra historia posible, aunque puedan
porque permiten, al aplicarse a un público diversificado, referir a obras tomarse en cuenta otros factores a través de la mediación que ejerce
singulares un volumen de comportamientos y una variación social de el campo. Lo que permite la explicación en términos de efectos de
actos y de situaciones de interpretación suficientemente amplios para campo es lá existencia de un modo de actualización de las formas
satisfacer las exigencias del análisis comparativo” [Passeron, 1991, p. simbólicas que es únicamente función de las estrategias de los
262]. Se podrá ver en este proyecto una autolimitación de las ambiciones agentes. El sentido de las obras se agota en la expresión de los
explicativas de la sociología que no está verdaderamente fundada, conflictos de interés, cuya forma específica es el producto de la
aunque se pueda comprobar sin inconvenientes la debilidad del análisis estructura del campo. Desde luego, el nervio de la argumentación
empírico de la creación: en efecto, nada impide considerar que la radica en su totalidad en la postulación de una homología entre el
construcción de un espacio de indagación concerniente a una población espacio de las obras y el espacio de la población de los productores.
de productores diversificados y articulado en un principio de variación Siempre se puede decir que a cierto tipo de obras corresponde cierto
social de los actos y de las situaciones de creación no pueda satisfacer tipo de productores. Por ejemplo: “El verso libre se define en contra
las exigencias del desarrollo comparativo que se encuentra en el corazón del alejandrino y de todo lo que implica estéticamente, pero también
de todo proyecto sociológico. social e incluso políticamente” [Bourdieu, 1992, p. 289; en español,
Por lo tanto, queda lugar para el análisis del contenido de las — p. 308]. Así, los
obras independientemente de los de las condiciones de su recepción. Se
encontrará una buena ilustración de este punto de vista en el único
análisis de obra que Pierre Bourdieu desarrolla verdaderamente en su 4
El mismo tema de la indeterminación de Frédéric sirve de punto de partida
libro, el que consagra, con todos los rasgos característicos de una obra de a un análisis inspirado en Lukacs y en Goldmann, que hace de la 'narginalidad, de
efecto, a La educación sentimental de Flaubert. La estructura de la obra, la distancia del personaje central al universo dese la nove- b , el elemento central del
definida como el espacio social proceso de envejecimiento y degradación que, gun Béatrice Slama, constituye el
principio de estructuración de La educación sentimental [Slama, 1971],

UllUUUUUi
m
104
Jean-Louis Fab¡anj Las reglas del campo 105

diferentes géneros, formas y maneras son entre sí lo que son las formas específicas que adopta la retraducción en el campo del
unos a otros los autores correspondientes. La homología de las dos es- conjunto de las exigencias externas. ¿Cómo medir el grado de autonomía
tructuras es la condición necesaria y suficiente de la ciencia de las de un campo? Lo expresa la relación simbólica de fuerzas que se instau-
obras, pero al precio de la reducción de la obra a la condición de ra entre lo interno y lo externo. Esto último es función de un volumen de
soporte expresivo de la posición de un autor. El trabajo del sociólogo capital simbólico acumulado en el curso del tiempo por la acción de las
consiste en practicar idas y vueltas entre esos dos espacios en cuyo generaciones sucesivas. En este punto, podría pensarse que Pierre
seno “las informaciones idénticas se plantean bajo apariencias Bourdieu describe en su propio léxico, el del campo, del habitusy de las
diferentes” [ibid., p. 325; en español, p. 346]. No se lo podría expresar especies de capital, un proceso de larga duración característico de la
mejor: siempre se puede deducir la obra de las propiedades del autor historia de Occidente, en cuyo decurso emerge progresivamente la figura
en la medida en que éste está sujeto a una configuración entendida del artista, por oposición a la del artesano, bajo el efecto del progresivo
como un espacio de luchas, puesto que ella expresa lo mismo en distanciamiento de la exigencia externa. Norbert Elias, entre otros, ha
términos diferentes. Esta afirmación no fue sometida a una verdadera esbozado un análisis de este proceso, que evidentemente no excluye las
prueba empírica. Se puede recelar de la pobreza de este esquema discontinuidades y las regresiones temporales. De hecho, Pierre
explicativo en la medida en que, a despecho de su aparente Bourdieu toma distancia muy claramente de este tipo de explicación. Él
refinamiento, se contente con relacionar una forma simbólica con un rehúsa un modelo unilineal de desarrollo del campo literario. Tres
conjunto de características sociales (aunque éstas no estén definidas a afirmaciones permiten aclarar su posición:
partir de la estructura social, sino a partir de la posición en el campo).
En esta perspectiva, la historia literaria es sumamente sencilla: es • La segunda mitad del siglo XIX es definida como la “época en la que el
siempre y en todas partes la de la competencia entre los recién llegados campo literario alcanza un grado de autonomía que jamás logró
y los ya instalados, los poseedores del título y los challengers, los superar desde entonces” [Bourdieu, 1992, p. 304; en español, p.
established y los outsiders, los ortodoxos y los heréticos, etc. Todo 324]. Pero nada permite saber precisamente de qué proceso histórico
cambio en la estructura debe ser remitido a un proceso único, el del (que se podría medir teóricamente por la cantidad de trabajo
juego que se instaura entre el adocenamiento y su contrario. A acumulado por las generaciones sucesivas de escritores) es resultado
propósito de esto puede verse hasta qué punto la reinterpretación de los este apogeo. Tampoco se puede saber si este grado de autonomía es
conceptos weberianos en el lenguaje estructuralista, que Pierre insuperable, si constituye un límite objetivo, o si el movimiento se
Bourdieu había propuesto en 1971 en un artículo fundamental, sigue ha interrumpido bajo el efecto de cierto tipo de factor que se trataría
siendo el motor de esta conceptualización. de sacar a la luz.
Es la sencillez de este modelo la que sin problemas puede dar
lugar a la actualización de las propiedades generales de los campos de
producción cultural. El hecho de que esos campos ocupen una posición
dominada en el campo del poder (es también un tema recurrente en la
obra de Pierre Bourdieu, que hace de los intelectuales y de los artistas
una “fracción dominada de la clase dominante”) permite pensarlos
como permanentemente atravesados por una serie de determinaciones
económicas y políticas. El efec-
de esta dominación se ejerce principalmente a través de la tensión que
se instaura entre un principio de heteronomía (es la ló- a!ca económica o
política la que se expresa a través del triunfo del “arte burgués”) y un
principio de autonomía (que encuentra su mejor expresión en la lógica
del arte por el arte). La metáfora de la refracción suplanta a la del reflejo,
sin ser por ello francamente más operadva, con el objeto de dar cuenta de
106 107
Jean-Louis Fai- 1 Las
Con certeza, la inscripción de la lógica de los campos en la
r*íjlaS

his- • constituye uno de los puntos débiles de la argumentación


del campo
E
l grado de autonomía del campo varía considerablemeni según las de pierre Bourdieu. Es un lugar común de la crítica del
épocas y las tradiciones nacionales. La referencia-«^ especificidades estructuralis- no pero no vacilaremos en utilizarlo aquí, a tal
nacionales es una manera muy cómoda pensar la diversidad de las punto la cuestión ha sido soslayada. Uno ha de convencerse
lógicas de funcionamiento de loj mundos del arte, en contextos fácilmente al prestar atención a la manera en que es pensado el
comparables desde el puntos cambio de las formas literarias, el que en principio es remitido a
de vista del desarrollo económico o del nivel global de injT simples efectos de estructura: es el producto de la lucha
trucción. interminable que libran dominantes y dominados, viejos
-ife- yjóvenes, ortodoxos y heterodoxos, etc.
El proceso de autonomización es siempre reversible (aunque el De hecho, con la mayor frecuencia, el cambio es consecuencia de
autor no deje muy en claro las condiciones o las circunstancias de la la iniciativa de los recién llegados que deben hacerse reconocer por
reversibilidad). Las cosas siempre pueden darse vueL ta brutalmente. un golpe de fuerza o por una proeza. Con el correr del tiempo, y
En cambio, Pierre Bourdieu subraya que “la-, historia del campo es como resultado del proceso de autonomización que implica que las
realmente irreversible; y los productor" de esta historia relativamente obras deben cada vez más sus propiedades formales a la misma
autónoma presentan una forma- de acumulatividatT [ibid., p. 337; en historia del campo, el cambio en la producción literaria es cada vez
español, p. 360]. A este respecto el final del siglo XX presenta un menos deducible del cambio global en la sociedad. Pero no deja de
aspecto paradójico: mientras que toda la producción artística legítima ser cierto que el cambio máximo, que se traduce por ejemplo en
(lo que el autor llama “el campo de producción restringida”) se sitúa una revolución estética; no puede tener lugar a menos que dos
bajo el signo de la máxima reflexividad (el arte está constituido de procesos, internos y externos al campo, y relativamente in-
punta a punta por el autocomentario), nunca han sido tan fuertes las dependientes el uno del otro, se adicionen. ¿Cómo pensar la efi-
amenazas a la autonomía del campo. Una contradicción es cacia específica de los factores externos? Los recién llegados al
perceptible entre la lentitud del proceso de acumulación de recursos campo literario no pueden contar con hacer reconocer su punto de
estéticos, que las más de las veces opera a través de una serie de vista a menos que saquen partido —en concepto de recursos
golpes de fuerza o de desvíos a expensas de los poseedores del poder adicionales— de cambios externos: es por ejemplo el caso de las
económico o político, y la rapidez de la regresión hacia la crisis revolucionarias o de la aparición de nuevas categorías de
heteronomía. No es seguro que el autor sea sensible a esta consumidores. Más arriba evoqué el menoscabo que Pierre
contradicción. Por otra parte, no ofrece ningún elemento de Bourdieu hacía sufrir a una problemática de la recepción con
explicación a los peligros que amenazan a los intelectuales y artistas respecto a una lógica pura de producción. En este modelo del
en este fin de siglo, salvo que existen nuevos mecanismos cambio, los consumidores son reintroducidos in extremis, pero en
corruptores, a través de las transformaciones de los medios y del una fundón meramente subalterna, la de recurso temporariamente
mecenazgo. De hecho, la conquista paradójica de un universo de movilizable a través de una categoría de agentes comprometidos en
libertad, que se burla de las determinaciones económicas y políticas, las luchas óel campo de producción. Así, las revoluciones liter irías
ha de ser siempre reconquistada, en la medida en que la independen- en la Francia del siglo XIX no son posibles excepto cuando se
cia no puede mantenerse a menos que los agentes que ocupan la apoyan en cambios externos, principalmente la extensión del
posición del artista puro tengan sus propiedades distintivas. Aquí se público potencial aprovechando el aumento de la escolarización:
esboza un principio de no acumulatividad. pero este macrofactor es tan difícil de relacionar con los
microprocesos
108 Jean-Louis Fabiani Las reglas del campo 109

constituidos por los enfrentamientos de escuelas literarias que parece al distinguir muy claramente entre la aparición de instancias de
difícil hacerlejugar verdaderamente un papel explicativo. consagración, característica de la época clásica, y la verdadera
Hay algo que se emparenta con el misterio en el proceso de aparición del escritor autónomo, que es mucho más tardía, en la
constitución del campo literario. Así, a propósito de la fase crítica de medida en que los aparatos de consagración institucionalizan la
emergencia del campo, es decir, de la constitución del espacio social dependencia del escritor con respecto al poder del comanditario,
a partir del cual se ha formado la visión del mundo de Flau- bert, lo cual es evidentemente contrario
Pierre Bourdieu afirma que “las vías de la autonomía son complejas,
cuando no impenetrables”. Curiosa confesión de impotencia para una al principio de emergencia del campo.
ciencia por lo común tan segura de sí misma. No obstante, es en este • Es un efecto de cambios morfológicos de la población: así, los
recodo del camino donde uno esperaría al sociólogo, porque lo progresos de la escolarización conducen a la reunión de una
importante precisamente sería tener explicaciones sobre el proceso población muy numerosa de jóvenes que aspiran a vivir del
mediante el cual los artistas arrancan recursos al poder. Al respecto, arte.
el salón de la princesa Mathilde es un buen ejemplo del carácter • Es la consecuencia del gesto fundacional de un individuo.
ampliamente contraintuitivo de este proceso, puesto que es de la Ocurre en efecto que el campo sea creado por un autor. De este
lucha, interna al campo del poder, entre Mathilde y Eugénie de donde
los escritores extraen los medios de una independencia acrecentada, modo, “Baudelaire instituye por primera vez el corte entre
obteniendo de la protección de los poderosos los medios materiales e edición comercial y edicióji de vanguardia, contribuyendo así a
institucionales que el mercado no les puede ofrecer. Una lectura hacer surgir un campo de editores homólogo al de los escritores,
atenta de Las reglas del arte permite24 echar luz sobre tres factores de y al mismo tiempo el vinculo estructural entre el editor y el
los progresos de la autonomización: escritor combativo.”
(1630-1830) y el campo literario moderno (de 1830 a nuestros
días), y divide el conjunto en siete fases. Pero a diferencia de Pierre Bourdieu no nos proporciona los medios parajerarquizar
Viala, Pierre Bourdieu hace un uso más restrictivo de la noción estos diferentes factores, ni tampoco para poner en claro el modo de
articulación que puede existir entre ellos. Además, existe una
24 Es una disposición inherente a toda producción intelectual, que oscilación permanente entre las ambiciones explicativas de la “teoría
se constituye en una oposición virtual al poder. Esto explica que general de los campos” —de la que la teoría del campo literario
sea en vano buscar a toda costa un punto de partida parece no ser más que un caso particular, y que implica que todas las
históricamente fechable para el comienzo de esta tendencia. formas sociales aparecidas en la historia pueden someterse al mismo
Pierre Bourdieu afirma repetidamente que el proceso de tipo de análisis— y el uso más bien restrictivo que hace Pierre
autonomización “alcanza su realización” al final del siglo XIX Bourdieu de esta noción cuando la aplica al campo literario (el único
[ibid., p. 357, nota 6; en español, p. 382, nota 1], pero es en- momento histórico que corresponde exactamente a la definición es la
gañoso asignarle un comienzo histórico. Confundiendo el segunda mitad del siglo XIX en Francia): semejante uso, por otra
concepto de campo tal como lo utiliza Pierre Bourdieu, y una parte, se encamina a descalificar las tentativas que hacen muchos
realidad histórica (el “campo literario francés”, tal como se discípulos del autor cuando aplican este ti- de conceptualización a
DO

constituye en la época clásica), Alain Viala suprime, sin duda situaciones históricas muy variadas.
para crear otras, las dificultades que suscita la posición de Pierre
Bourdieu. El distingue, efectivamente, dos estados estruc-
turalmente distintos del campo, el primer campo literario
110 Jean-Louis Fabian| Segunda parte
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4
Lo colectivo en el desafío
de lo singular: partiendo
del habitus
por Philippe Corcuff*

Con frecuencia, la sociología de Pierre Bourdieu tiene la


reputación de interesarse antes que nada en lo “colectivo”, en las
“estructuras sociales” y en su “reproducción”. Para sus críticos “in-
dividualistas”, por lo tanto, sería “holista”, al hacer predominar el
todo sobre las partes, la sociedad sobre los individuos. Si uno se guía
por estos prejuicios, ella sería sumamente incapaz de captar aquello
que conformaría la singularidad de los individuos y de sus acciones.
Sin embargo, una lectura menos parcial de los trabajos de Pierre
Bourdieu es capaz de poner de manifiesto cierto tratamiento de lo
singular en sus relaciones con lo colectivo. Precisamente en este
sentido, este sociólogo nos ayudará a pensar un problema de
acepciones sin duda diversas: el de la singularidad, que

’ Profesor de conferencias de ciencia política en el Institut d’Études Po-


litiques de Lyon.
' Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 115
116 Philippe Corcuff LO colectivo en el desafío de lo singular
117

habrá que cuidarse de no unificar demasiado de antemano. Este uso que podemos llamar “singularidad”. Luego nos detendremos en lecturas
de los recursos de la sociología de Pierre Bourdieu debe ser clásicas del trabajo de Pierre Bourdieu y en su relativa ceguera en cuanto
conquistado contra las lecturas más corrientes de sus trabajos, ya a esta cuestión, para enseguida intentar redescubrir, tanto en el plano
sean favorables o desfavorables, lecturas que participan del sentido teórico (en El sentido práctico) como empírico (en La ontología política de
que la obra ha ido tomando poco a poco y encubren lo que ella tiene Heidegger), los aportes originales de Bourdieu. Entonces deberemos
de más original, arrastrándola casi exclusivamente del lado de lo identificar una serie de límites, en consideración a las tres figuras de sin-
colectivo y de las “regularidades objetivas” opuestas a la sin- gularidad que habremos distinguido. Finalmente esbozaremos aquello
gularidad. Por cierto, esto constituye uno de los hilos presentes en que, en el no ver de la sociología de Pierre Bourdieu, el ver de la
Pierre Bourdieu, pero solamente uno de ellos. sociología de la experiencia propuesta por François Dubet [1994], así
Si se toma en serio el testimonio según el cual “no se debe es- como el ver de la sociología de los regímenes de acción iniciada por Luc
perar del pensamiento de los límites que proporcione acceso al Boltanski y Laurent Thévenot [Boltanski y Thé- venot, 1991; Boltanski,
pensamiento sin límites” [Bourdieu, 1982, p. 23], uno no puede 1990; Thévenot, 1998], podrían producir sobre el caso Heidegger. Aquí
quedarse ahí, incluso en el caso de que se integre adecuadamente la tenemos dos pistas no exclusivas, que exploran sendas por una parte
contribución positiva de Pierre Bourdieu a una sociología de la diferentes y por otra convergentes frente a aquellas seguidas
singularidad. Pues una obra no es útil únicamente por aquello que recientemente por Jean-Claude Kaufmann [1994 y 1997] en el marco de
permite ver, sino también por sus zonas de sombra y sus insu- una sociología de la identidad, y por Bernard Lahire [1998] en el de una
ficiencias. En el trabajo intelectual, por ende, es posible transfor-
25
sociología psicológica; ambos ensayan una reelaboración de la noción de
mar los obstáculos en recursos y apoyarse en los límites de un abor- “disposiciones”, ya se trate de las modalidades de su incorporación por
daje para abrir nuevas pistas. Los límites del campo visual ofrecido los individuos o de su activación selectiva en el seno de las diferentes
por la sociología del habitus sobre la singularidad nos invitan, al situaciones de la vida cotidiana.
hacerlo, a recurrir a otros tipos de problematización. Es también a
través de las tensiones, vacilaciones y asperezas de una obra, e Tres facetas de la singularidad
igualmente por lo tanto gracias a los límites con los que tropieza,
como puede intentarse hacerla trabajar sociológicamente. Preci- Lo singular remite por lo común a aquello que se presenta corno
samente este tipo de lectura, ya entablado en otros lugares [Corcuff, único, a lo que no puede ser copiado, a lo que aparece como irreductible a
1993, 1996a; 1996b y 1998], es el que querríamos prolongar aquí. Se otro rostro o a otro acontecimiento. Una de las definiciones propuestas
inscribe en una familia de trabajos, tanto sociológicos [especialmente por LePetit Robert [1973, p. 1653] es “lo que excita el asombro, es digno
Cicourel, 1993; Lahire, 1993 y 1998] como filosóficos [Bouveresse, de hacer notar (para bien o para mal) debido a rasgos poco comunes”. Lo
1995, y Taylor, 1995], que intentan emanciparse del debate estéril singular sería entonces opuesto a lo común. Este singular ¿no sería
“en pro o en contra de Pierre Bourdieu”. Este movimiento tiene que entonces la antinomia de un pensamiento de lo colectivo, cuya punta de
ver con un proceso de búsqueda, donde la explicación supone lo lanza ha querido ser la tradición durkheimiana en sociología?
todavía no encontrado, y en consecuencia ti tubeos, atajos, con el ¿Necesariamente hav que escoger: lo singular o lo colectivo? ¿Tiene la
riesgo de internarse en callejones sin salida. sociología algo para decirnos sobre la singularidad o simplemente tal vez
En esta perspectiva, se adelantará una problematización progresiva de desencantar nuestras pretensiones de semejante irreductibilidad? ¿De-
la cuestión de la singularidad en su relación con los análisis de Pierre bemos evacuar dicho problema del espacio de nuestros cuestionamientos
Bourdieu. Para empezar, habrá que apoyarse en la literatura filosófica sociológicos, dejándoselo a la filosofía, a la psicología o al arte, o incluso
contemporánea para identificar tres figuras bastante diferenciadas de lo combatir la posibilidad de la existencia de tal nivel de realidad, como
ilusorio?
25 Nos inspiramos aquí en la postura desarrollada por Jean-Claude Pas- Para responder a estas preguntas tal vez sea necesario aclarar antes
seron a propósito de la utilización de la analogía en sociología: “Querríamos aquello que llamamos “singularidad” y, en lugar de rebajar de antemano
mostrar que una analogía conceptual, como la que transpone la noción de la reflexión a una sola dimensión, considerar una pluralidad de figuras de
inflación a realidades no monetarias, produce hipótesis o, más modestamente, la singularidad. En este punto, los debates filosóficos nos ofrecen
procura marcos y tareas de análisis tanto por su adecuación como por su ina-
decuación a los fenómenos que intenta categorizar” [Passeron, 1982, p. 554]. herramientas útiles. En el campo contemporáneo de los análisis
118 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 119

filosóficos, las singularidades tienen que ver con la identidad personal, responde Jocelyn Benoist.
pero también con aquello que la desborda. Se trata tanto de la
singularidad de tal o cual persona, en el hecho de que puede referirse a Momentos de subjetivación
una identidad, como de la singularidad de las acciones individuales, en el También tendríamos lo que Benoist llama momentos de subjeti-
hecho de que escapan al presupuesto de unidad y estabilidad de una vación. En esta modalidad de la experiencia, la presencia del sujeto sería
persona. “para empezar la de un desvío y una falta de identidad” [Benoist, 1995, p.
546]. ¿En qué sentido? “Desvío con respecto a los otros, por supuesto [...]
La identidad-mismidad y la identidad-ipseidad pero también con respecto a mí mismo” en la afirmación de una
Pero en primer lugar, ¿qué hay de las relaciones entre singu- particularidad irrecuperable que es denegación de identidad” [p. 546]. Por
laridad e identidad de la persona? Paul Ricoeur [1990] distingue dos eso esta identidad, tanto con respecto a los otros como con respecto a sí,
polos de la identidad: la mismidad y la ipseidad; estas dos mo- señalaría “una variabilidad” y “una indeterminación”, y en consecuencia
dalidades, cada cual a su manera, apelan a una unicidad y una per- se expresaría a través de “vacilaciones”, una “fluctuación”, una
manencia de la persona en el tiempo. “agitación” [pp. 547-550]. En esta figura, el yo no manifiesta una
identidad en sí, sino la expresión de una irreductibilidad, de una
La mismidad es la permanencia del “qué” o el “quién”, nos dice singularidad en la puntualidad de un momento, de una acción. Estos
Ricoeur; por ende, responde a la pregunta “¿qué soy? “ [p. 147]. momentos de subjetivación, por lo tanto, no son asociales, puesto que in-
Enfoca la continuidad de las propiedades de la persona, cosa que tervienen en el interior del comercio cotidiano con los otros humanos y
Ricoeur resume con la noción de “carácter”, entendido como “el con los no humanos, y por lo tanto en lo que la sociología llama en
conjunto de las disposiciones durables en las cuales reconocemos sentido amplio “relaciones sociales” o “juegos sociales”. Y si es un
3 una persona” [p. 146]. Compuesta de rasgos objetivables de la persona, ámbito menos familiar para la sociología, en todo caso ha comenzado a
la mismidad aparece en cierto modo como la parte objetiva de la decir cosas. La sociología de los estados de ágape [Boltanski, 1990],
identidad personal. Es un dominio familiar de la sociología, en particular entendidos como momentos de despreocupación que conducen a un amor
con la noción de habitus definida por Pierre Bourdieu como un “sistema singular liberado de todo cálculo, se abre a dicha dimensión. El
de disposiciones duraderas y transferibles” incorporado por el individuo tratamiento de las “ensoñaciones”, tal como se insinúan en el curso de
en el curso de su existencia [1980, pp. 88 y 101; en español, pp. 92 y actividades domésticas (lavado, planchado, etc.) en Jean-Claude
103]. Kaufmann [1997, pp. 98-100 y pp. 199-200], o tal como operan la
singularidad de la experiencia literaria en Bemard Lahire [1998, p. 107-
La ipseidad, por su parte, está ligada “a la cuestión del ¿quién? en 118], constituye otro ángulo de abordaje.
cuanto irreductible a toda pregunta por el ¿qué?” [p. 143]. Es
exclusivamente la pregunta "¿quién soy?” [p. 147], pues, la que la De la filosofía a la sociología
orienta, desembocando en la figura de la “conservación de sí” [p. 148]. En
cierto modo, la ipseidad constituiría la parte subjetiva de la identidad Según estas conceptualizaciones filosóficas, la singularidad del
personal. La ipseidad, en cuanto ser-sí-mismo para sí, tiene que ver con individuo y de sus acciones se inscribiría por lo tanto en por lo menos tres
un sentido de la propia unidad y de la propia continuidad. Se manifiesta dimensiones: la identidad-mismidad, la identidad- ipseidad y los
“como una función de unidad, como la asignación a sí mismo de una momentos de subjetivación. “¿Pensamiento especulativo típicamente
identidad”, señala Jocelyn Benoist [1995, p. 545]. La sociología también filosófico?”, preguntará el sociólogo impaciente. Sin duda, los recursos
ha hecho incursiones en este terreno. La noción de “distancia en el rol”, filosóficos, trabajados en el marco de cierto registro intelectual, con sus
tan del gusto de Erving Goffman [especialmente 1968], y, en su huella, el tradiciones y sus usos, no pueden ser transferidos tal cual al “juego de
tema, en François Dubet [1994], de la sedimentación de una actitud conocimiento” sociológico,- para el cual las dimensiones teóricas han de
reservada personal que se representa como irreductible a los roles socia- ser indexadas sobre pruebas empíricas. En una libre inspiración
les encamados, constituyendo ensayos de problematización. wittgensteiniana, podría decirse que la traducción de un “juego de
Pero ¿se agota la singularidad de la que un individuo sería portador lenguaje” a otro (de la filosofía a las ciencias sociales) requiere
en estas dos dimensiones identitarias (mismidad e ipseidad)? No,
119 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 119

desplazamientos de

Para recurrir a una noción delirada de la de “juego de lenguaje" en Ludwig


Wittgenstein.
usos y por tanto de sentidos. Pero mediando estas precauciones, las
interrogaciones de las que nos hemos valido pueden cruzarse con análisis
sociológicos, programas de indagación y preocupaciones empíricas, como
hemos comenzado a señalarlo. Las tres figuras filosóficas de la
singularidad identificadas nos servirán entonces de marcas para reevaluar
los aportes y los límites de pro- blematizaciones sociológicas, y en primer
lugar la del habitus. Pero ello supone emanciparse primero de las lecturas
más corrientes que ésta ha suscitado.
El habitus o el desafío de lo singular colectivo

Los comentarios más usuales de la noción de habitus en Pierre


Bourdieu rara vez nos dejan entrever en qué puede resultar útil para captar
los vínculos entre lo singular y lo colectivo. Cons- utuyen así una película
que ha contribuido fuertemente a oscurecer nuestra lectura de los análisis
de Pierre Bourdieu, al no reclamar sino una de las dimensiones, la que
ignora e incluso combate el tema de la singularidad. De tal manera,
después de un desvío crítico por esos comentarios, habrá que retornar a
las formulaciones teóricas más ambiciosas, como las de El sentido
práctico [Bourdieu, 1980], o a sus realizaciones empíricas, como en el
análisis de la doble figura filosófica y política de Martin Heidegger
[1988].
Un habitus empobrecido
Los excesos, por efecto de la amplificación, toman más visibles
ciertas trampas. El trayecto de Jeannine Verdès-Leroux, desde la
utilización positiva de la noción de habitus, en Le Travail social [1978],
hasta el panfleto negativo, en Le Savant et la politique [ 1998], es
interesante desde ese punto de vista. En la primera obra, la noción de
habitus sirve exclusivamente para pensar la imposición de lo colectivo, de
las estructuras objetivas y de las regularidades que producen en los
comportamientos individuales. Ella escribe: “Para dar cuenta del sentido
unitario de las prácticas que son objetivamente asignadas a las funciones
globales de la institución, se reclama la razón de ser de las conductas a las
formas de proceder de
—ÎZÜ Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 121

los agentes, es decir, que se utiliza la noción de habitus como siste- vinculadas a esta noción: “Oponer la individualidad y la colectividad para
ma duradero y transferible de esquemas de percepción, de aprehensión y salvaguardar mejor los derechos de la individualidad creadora y los
de acción. [...] Por ejemplo, la frecuencia del militantis- mo católico es misterios de la creación singular es privarse de descubrir la colectividad
una característica del habitus de los asistentes sociales. Esta noción en el corazón mismo de la individualidad bajo la forma de la cultura [...]
permite rendir cuentas de la singularidad de las reacciones comunes a o, para hablar en el lenguaje que utiliza Erwin Panofsky, del habitus por el
diferentes categorías de trabajadores sociales, y del acuerdo que parece cual el creador participa de su colectividad y de su época y que, sin
existir espontáneamente entre estas reacciones y los intereses generales de saberlo, orienta y dirige sus actos de creación en apariencia más únicos”
las instancias mandantes” [p. 10]. Pero el pasaje de la posición de usuaria [p. 142]. Se advierte aquí una vacilación entre dos caminos: I ) aquel que
o

al de crítica feroz no la ha vuelto más sensible al tratamiento de lo sigue la mayor parte de sus contemporáneos y que toma el partido de lo
singular por parte de Pierre Bourdieu. Para ella, todavía veinte años colectivo contra lo singular ilusorio, y 2o) el llamado a una nueva alianza
después, “la sociología de Pierre Bourdieu ha ocupado su tiempo en entre la individualidad y lo colectivo.
corroer las singularidades, y en ignorarlas” [1998, p. 100]. Simplemente, Esta nueva alianza encontrará una de sus explicitaciones más
lo que antes era positivo se ha transformado en negativo. interesantes en la obra mayor de Pierre Bourdieu, constituida pro-
Si consideramos escritos menos maniqueos que este segundo bablemente por El sentido práctico [1980]. Por cierto, este texto no
panfleto, la cuestión de las relaciones entre lo singular y lo colec- uvo no elimina las torsiones del análisis y, por lo tanto, la presencia de una crítica
se aclara mucho más. Así, del lado de los partidarios de Pierre Bourdieu, de lo único en nombre de lo colectivo; por ejemplo, cuando caracteriza la
la reciente síntesis propuesta por Louis Pinto [ 1998] abandona la sociología en el prefacio como “forzando a descubrir la exterioridad en el
cuesuón. Es entonces por defecto como emerge una posición: las nociones corazón de la interioridad, la banalidad en la ilusión de lo exótico, lo
de “estructuras objedvas” y de “regularidades objetivas” [p. 46], de común en la búsqueda de lo único” [pp. 40-41; en español, p. 44]. Pero las
“mecanismos impersonales” que permiten “alejarse de la ideología del diferencias establecidas entre los habitus de clase y los habitus
creador único” [p. 50], de “condicionamiento por la posición ocupada en individuales nos abren otras perspectivas. Hay habitus de clase, puesto
el espacio social” [p. 51], de “interiorización de las determinaciones que hay “clase(s) de condiciones de existencia y condicionamientos
externas” [p. 60] o de “objetividad impersonal de las estructuras objedvas idénticos o semejantes” [p. 100; en español, p. 103], Pero habitus de clase
y de las clasificaciones sociales” [p. 148] tienden a completar la noción de y habi- tus individual no son sinónimos en Pierre Bourdieu, pues el aná-
habitus, mientras que el puñado de alusiones a lo “singular” no participa lisis debe tomar en cuenta dos polos: por una parte, “es cierto [...] que
de la construcción sistemática. En el caso de lo que Natha- lie Heinich todos los miembros de una misma clase tienen mayor número de
[1998] reivindica como una “nueva sociología”, marcadamente en ruptura probabilidades que cualquier miembro de otra clase de en- fentarse a las
con la de Pierre Bourdieu, encontramos prejuicios bastante comparables. situaciones más frecuentes para los miembros de esa clase: las estructuras
“La lectura sociológica, o más bien sociologista”, se apoyaría en “el objetivas que la ciencia aprehende bajo la forma de probabilidades de
privilegio de principio concedido a los fenómenos colectivos” y acceso a los bienes, servicios y poderes”, pero, por otra parte, “está
desembocaría en una “crítica de lo singular” [p. 15]. excluido que Lodos los miembros de la misma clase (o incluso dos entre
Lo que dicen Verdés-Leroux, Pinto y Heinich, en la defensa o en la ellos) hayan tenido las mismas ex- perienciasy en el mismo orden” [p.
crítica, no es totalmente falso. Es una de las vertientes de los escritos de 100; en español, p. 103]. Precisamente por eso, “el principio de las
Pierre Bourdieu. Sin embargo, éste también ha intentado tomar en cuenta diferencias entre los habitas individuales reside en la singularidad de las
la cuestión de la singularidad. Es esta dimensión la que tenemos que trayectorias soáales, a las que corresponden series de determinaciones
redescubrir. cronológicamente ordenadas e irreductibles las unas a las otras: el habitus
que, a cada momento, estructura en función de las estructuras producidas
Un desafío teórico por las experiencias anteriores, las nuevas experiencias que afectan a tales
En una advertencia final de 1967 —una de las primeras intro- estructuras dentro de los límites definidos por su poder de selección,
ducciones sistemáticas de la noción de habitus— en Architecturego- realiza una integración única, dominada por las primeras experiencias, de
thique et pensée scolastique, del historiador del arte Erwin Panofsky, las experiencias estadísticamente comunes a los miembros de una clase”
Pierre Bourdieu planteaba ya las ambiciones, pero también las tensiones [pp. 101-102; en español, p. 104].
t22 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 123

Singularidad, irreductibilidad, unicidad: el habitus no es solamente invalidar a priori las interpretaciones que compiten o se complementan en
la topadora de lo colectivo contra lo singular, aunque la novedad de la nombre de una totalización hipotética.
problematización se enmarque en determinaciones que refrenan un poco Esta ambición desmesurada, a menudo frenada por dispositivos
su alcance. Así, cuando Pierre Bourdieu escribe que “cada sistema de retóricos que por el contrario insisten en la fragilidad del punto de vista
disposiciones individual es una variante estructural de los otros” o que “el expresado, da algo así como un resplandor trágico a la obra de Pierre
4

estilo personal” no constituye más que “una desviación con respecto al Bourdieu. Se piensa entonces en la manera en que Stanley Cavell [1996]
estilo propio de una época o una clase” [p. 101; en español, p. 104]. Si, caracteriza la escritura de Wittgenstein, y en particular la “alternancia de
más allá de estas vacilaciones frente a una interrogación positiva sobre la la humildad y de la arrogancia en su prosa”: “Leo en esta oscilación un
singularidad (aquello a lo cual remitiría) y ya no tan sólo negativa (la esfuerzo común hacia un equilibrio desesperadamente anhelado, una
crítica de las ilusiones que estarían asociadas a ella), centramos nuestra caminata sobre la cuerda Floja. Un esfuerzo en el que se expresa algo de
atención en la fuerza paradójica del camino así esbozado, el habitus se ese combate entre la desesperanza y la esperanza” [p. 85]. Sin embargo,
convierte en el portador de un formidable desafío: pensar lo colectivo y lo como sociólogos al mismo tiempo lectores y practicantes, debemos lograr
singular, lo colectivo en lo singular, a través de un verdadero singular un equilibrio entre una estética de la búsqueda y su fascinación por la
colectivo. De seguir esta vertiente teórica, cada uno de nosotros remitiría a belleza de dichos esfuerzos desesperados, y una ética del trabajo
una singularidad hecha de lo colectivo, la “singularidad del ‘yo’ [que] se intelectual, más preocupada por la humildad, la delimitación de los
forja en las relaciones sociales y por medio de ellas” [Bourdieu, 1997, p. ámbitos de validez de los enunciados producidos y las posibilidades de
161; en español, p. 178]. El habitus sería, en cierto modo una debate. Una serie de prejuicios alrededor de los trabajos de Pierre
individuación, siempre irreductible, de esquemas colectivos. Bourdieu no puede ser ajena a dicha tensión, que reúne la confrontación
(en nosotros y con otros) entre la admiración por las audacias del artista y
Entre ambición teórica y fragilidad empírica la preocupación artesanal por el trabajo bien hecho. El concepto de
habitus, tanto en las operaciones empíricas que ha autorizado como en la
Empíricamente, el desafío de lo singular colectivo ha sido re- vanidad de sus pretensiones más excesivas, plantea de manera muy
lativamente poco estimulado por Pierre Bourdieu. La confrontación con el particular esta cuestión. Pero discutir un concepto sociológico no es lo
caso Flaubert en Las reglas del arte [1992], las entrevistas de La miseria3 mismo que entablar una discusión filosófica, puesto que en la evaluación
del mundo [1993] y La ontología política de Martin Heidegger [1988], teórica de los conceptos nos vemos llevados a tomar en cuenta las
sobre el cual nos detendremos más largamente, figuran entre el puñado de propiedades inherentes a los diferentes contextos de uso, y por ende a
casos en que esta orientación ha sido probada empíricamente. integrar el hecho de que un concepto sociológico tiene vocación de
El texto de Pierre Bourdieu sobre Heidegger sigue siendo constituir una herramienta frente a materiales empíricos. Esto es lo que va
programático, por una parte, en el sentido de que los hechos históricos a permitirnos el análisis del caso Heidegger.
explorados todavía son limitados con respecto al grado de generalización
al que se apunta. Una mayor humildad de la enunciación pondría a Pierre
Bourdieu más a resguardo de las críticas que más que nada buscan Un caso empírico: Heidegger
pretextos para no leerlo, y que a menudo hacen su caldo gordo con esta
desviación. Pero ¿por qué paralizar de antemano al lector de buena Al enfrentarse a una obra filosófica controvertida como la de
voluntad y al investigador en busca de herramientas para la totalización Heidegger, Pierre Bourdieu, desde el comienzo, busca abrir26una nueva
en modo condicional (del tipo de “todo lo que habría que hacer para vía de análisis de los textos filosóficos: ni lectura política, ni
alcanzar toda la verdad”), con fórmulas, desde la introducción, tales como
“la inmensidad de la tarea que supone poner de manifiesto el sistema
completo de las relaciones en las que tienen su razón de ser” [Bourdieu,
1988, p. 13] o “se trataría ni más ni menos de reconstruir la estructura del
campo de producción filosófica, y toda la historia de la cual desemboca
[...] y así, progresivamente, toda la estructura social de la Alemania de 26 En este texto, señalando “las limitaciones inevitables de todo análisis en
Weimar” [pp. 13-14]? Este tipo de fórmulas tiene el inconveniente de acto” [p. 14].
124 Philippe Corcuff

filosófica, ni lectura exclusivamente externa, ni solamente interna [p. 10].


Se esfuerza más bien en ligar ambas, aprehendiendo la “ontología política
de Heidegger” como un “compromiso político que no se enuncia sino
filosóficamente” [p. 13]. A su juicio, semejante empresa esD susceptible de
esclarecer el enigma Heidegger —su compromiso nazi— sin reducir su
filosofía a ese gesto político, ni remitirla a un cielo puro de ideas
indiferente a las relaciones con el mundo de su autor.
Para empezar, Pierre Bourdieu planta el decorado político-in-
telectual en el que tanto la filosofía como los compromisos políticos de
Heidegger van a ser enunciados. La Alemania de Weimar vería
desarrollarse entonces un “humor ideológico” o un “discurso völkisch ”,
también calificado de “revolucionario conservador”. Para Pierre
Bourdieu, este “radicalismo descarriado”, nutrido marcadamente por los
escritos de Oswald Spengler y Emst Jünger, asociaría “el odio más brutal
a la industria y la técnica, el elitismo más intransigente y el más crudo
desprecio por las masas” [p. 40]. Funcionaría “como una suerte de sentido
de la orientación ética y política", que permite “producir en cada caso
pardcular disunciones vagas y totales que no podrían superponerse nunca
por completo a las de otro usuario ni serían completamente diferentes, y
que con-

5
Heidegger pagó su carnet del partido nazi de 1933 a 1945 y fue rector de la
universidad de Friburgo en 1933-1934. El 27 de mayo de 1933 pronunció un discurso
rectoral que hoy se encuentra en el corazón de la controversia, titulado “La
autoafirmación de la Universidad alemana”, donde su adhesión a la causa
nacionalsocialista aparece de manera bastante eufemísdca. En noviembre de 1933
firmó en una revista estudiantil un texto políticamente mas explícito, donde sobre
todo escribe: “1.a revolución nacionalsocialista conmociona nuestra existencia
alemana. [...] el Führer mismo y sólo él es la realidad alemana de hoy y del porvenir y
su ley.” [Farías, 1987, p. 149-150]. En una entrevista publicada en el semanario
DerSpiegeldel 31 de mayo de 1976, algunos días después de la muerte de Heidegger,
según su voluntad, pero realizada en septiembre de 1966, el filósofo [Heidegger, 1988]
aportó explicaciones, en las cuales relativiza su compromiso, minimiza sus
responsabilidades y da incluso un giro “crítico” a su actitud frente al
nacionalsocialismo a partir de 1934, manifestando así no pocas omisiones y una
memoria muy selectiva respecto de declaraciones, actos y testimonios señalados por
Víctor Farías.
126 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 127

ferirán por ello a todas las expresiones de la época ese aire de unidad que rompecabezas, esclareciendo los vínculos antes inadvertidos entre
no resiste el análisis lógico” [p. 31]. Esta elaboración político-intelectual fenómenos colectivos' e inclinaciones muy personalizadas. Ése es
1

hecha de diversidad y de esquemas comunes, y por ende de particularmente el caso cuando señala: “Los historiadores de la filosofía
individualidades y orquestación colecüva, tendría uno de sus orígenes olvidan con demasiada frecuencia que las grandes opciones filosóficas
sociales en “la declinación objetiva de la posición reladva del cuerpo que jalonan el espacio de los posibles, neo- kantismo, neotomismo,
profesoral y la crisis específica que afecta a las ‘facultades de letras’ fenomenología, etc., se presentan en la forma sensible de personas,
desde fines del siglo XIX (con el progreso de las ciencias de la naturaleza tomadas en sus maneras de ser, de pararse, de hablar, su cabellera blanca
y de las ciencias del hombre y la conmoción correlativa de las jerarquías y su aspecto olímpico [descripciones de época de Cassirer que lo oponen a
académicas)” [p. 22]. Las temáticas antimodernistas, an ti positivistas, Heidegger, “hombrecillo moreno, deportista y esquiador”], y en
anticientíficas, antidemocráticas, etc., del humor revolucionario asociación con disposiciones éticas y de elección política que les dan una
conservador aparecen entonces como una respuesta de los profesores fisonomía concreta. Es con respecto a esas configuraciones sensibles, sin-
alemanes “a la crisis no de la cultura, como ellos dicen, sino de su capital créticamente percibidas, en la simpatía o la antipatía, la indignación o la
cultural” [p. 23]. Los ingredientes de esta ideología, en el seno de la complicidad, como se ponen a prueba las posiciones y se definen los
filosofía de Heidegger, serían pasados por la criba de un “trabajo de re- compromisos” [p. 63]. Las diferencias sociales y filosóficas, encarnadas
traducción” [p. 46] en función de la lógica autónoma del campo de en personas, en este caso Cassirer y Heidegger, harían posible entonces la
producción filosófica y de su trayectoria social propia. reactivación, de una manera eufemís- tica y larvaria, de las tendencias
Tomado en un espacio social particular constituido por la filosofía, antisemitas que trabajaban la corriente social-cristiana austríaca que
en un momento y un país determinados, un filósofo “piensa siempre sobre impregnó la formación del joven Heidegger.'
lo ya pensado” [p. 24], en particular al pensar y pensarse “con respecto a
otros pensadores” [p. 52]. Heidegger va a situarse así en la relación con
los neokantianos (como Hermann Cohén o Ernst Cassirer) que ocupan 6
Como relaciones entre grupos sociales, procesos de etnización (la cuestión
entonces posiciones dominantes en la filosofía universal. Es en principio igualmente controvertida del antisemitismo de Heidegger) y un abanico de
contra estos neokantianos como se definirá Heidegger, en una relación orientaciones filosóficas disponibles.
7
Véase al respecto, de manera más específica que Pierre Bourdieu, los
ambivalente con la fenomenología de Edmund Husserl, “el adversario elementos aportados por Víctor Farías [1987, pp. 27-65].
íntimo” [p. 70], de quien fue asistente. Coacciones colectivas y ori- No entraremos aquí en detalles sobre la relectura de los temas y el
ginalidad de la obra no resultan opuestas aquí por Pierre Bour- dieu: “La lenguaje de la filosofía de Heidegger, a la luz de estas herramientas
singularidad de la empresa filosófica de Heidegger reside en el hecho de sociológicas. Simplemente pretendíamos enfocar más empíricamente el
que tiene a hacer existir e.n el seno del campo filosófico, por un golpe de modo en que lo colectivo y lo singular, lo común y lo original podían
fuerza filosóficamente revolucionario, una nueva posición con respecto a pensarse juntos. Indudablemente, como ya lo hemos dicho de otros textos
la cual todas las otras tendrían que redefinirse” [p. 57]. Pero hay que de Pierre Bourdieu, también encontramos vacilaciones, cuando irritado
contar también con los efectos propios del periplo social de “este por las pretensiones de su su- jeto/objeto (Heidegger) en cuanto a “la
“profesor ordinario” salido de la pequeña burguesía rural” [p. 57], en “la altura”, “la pureza” y la “lucidez”, y por sus resistencias a la
trayectoria social improbable, y en consecuencia rara” [p. 59], enfrentado contextualización socio-histórica, el sociólogo se ve tentado a someter lo
a las heridas narcisistas ligadas a los contactos cotidianos con los medios singular a lo colectivo. Al hacerlo, tiende a involucrarse en una
sociales más legítimos en la ocupación de funciones universitarias. Las competencia entre sociología y filosofía por la posesión del “verdadero
tentaciones de un “populismo aristocrático” [p. 60] y la idealización del discurso verdadero”, descuidando el hecho de que en ambas disciplinas no
mundo campesino constituirían entonces “la expresión indirecta y se trata del mismo régimen de verdad. Las dos últimas frases del libro son
sublimada de la ambivalencia con respecto al mundo intelectual” [p. 62]. ejemplares desde este punto de vista, al mismo tiempo magníficas en su
Todo ello puede expresarse en los movimientos más íntimos del propio captación de los límites de todo pensamiento y más trivialmente
cuerpo, del cual también está dotado un filósofo, a pesar de las recurrentes corporativas en su valoración implícita y exclusiva de la sociología (en
reivindicaciones de una “pureza” del pensamiento. cuanto disciplina que, por su parte, tiene el privilegio de pensar “lo
Pierre Bourdieu va a poder ensamblar entonces las piezas de un impensado social” y, por lo tanto, lo verdaderamente “esencial”): “Tal vez
128 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 129

porque nunca supo lo que decía Heidegger ha podido decir, sin tener que a la permanencia de la persona para poder interesarse en los momentos de
decírselo realmente, lo que ha dicho. Y tal vez por la misma razón hasta el subjetivación de los que habla Jocelyn Benoist [1995]. Ir más lejos en la
final rehusó explicarse sobre su compromiso nazi: hacerlo de verdad captación teórica y empírica de las diversas facetas de la singularidad, en
habría sido confesarle) que el ‘pensamiento esencial’ no había pensado particular la ipseidad y los momentos de subjetivación, y esto siempre en
jamás lo esencial, es decir, lo impensado social que se expresaba a través un proyecto sociológico, es decir, en sus vínculos con lo colectivo, supone
de él, y el fundamento vulgarmente ‘antropológico’ de la ceguera extrema
que sólo puede suscitar la ilusión de la omnipotencia del pensamiento” [p.
119]. Siempre tironeado entre la belleza trágica y la vanidad sociológica,
sobre “la cuerda floja” de Cavell...
Tanto en las reflexiones teóricas de Pierre Bourdieu como en su
experimentación empírica, la noción de habiíus permite pensar una
singularidad individual nutrida por las coacciones y los recursos
colectivos. De todos modos, tan sólo una de las facetas filosóficas de la
singularidad está involucrada aquí, la que Ricceur llama la identidad-
mwraídad. La configuración única en cada momento de los esquemas
socialmente constituidos interiorizados por un individuo estructura la
unidad y la permanencia de la persona. La identidad-ipseidad, como
sentido subjetivo de sí mismo, parece más alejada de las preocupaciones
del sociólogo. Trata incluso esta ipseidad como un obstáculo al análisis en
su crítica de “la ilusión biográfica”, que constituiría la manera ficticia que
tendría el individuo de representarse la continuidad de su persona
[Bourdieu, 1986]. En consecuencia, esta ilusión biográfica es opuesta al
habitus, entendido como la reconstrucción por el sociólogo de una
continuidad primero no consciente a partir de propiedades objetivables.
Un sentido auténtico de sí mismo, conquistado contra las ilusiones del
sentido común (entre ellas la “ilusión biográfica”) aparece sin embargo en
Pierre Bourdieu, en forma de una inspiración espinociana del
conocimiento de las determinaciones. Es así como considera en la última
frase del prefacio de El sentido práctico la posibilidad de emergencia de
un sujeto: “Forzando a descubrir la exterioridad en el corazón de la
interioridad, la banalidad en la ilusión de lo exótico, lo común en la
búsqueda de lo único, la sociología no tiene sólo por efecto denunciar las
imposturas del egotismo narcisista; ofrece un medio, tal vez el único, de
contribuir, aunque sólo sea por la conciencia de las determinaciones, a la
construcción, de otro modo abandonada a las fuerzas del mundo, de algo
así como un sujeto” [1980, pp. 40-41; en español, p. 44]. La
manifestación de un sujeto auténtico, pues, supondría el autoconocimiento
de sus propias determinaciones sociales.
No obstante, esta última pista sigue siendo una manera limitada de
tratar la ipseidad, al no hacer de ella otra cosa que un horizonte de
autoanálisis, y no una dimensión activa de la experiencia cotidiana. Por
otra pane, el sujeto de Pierre Bourdieu, como reedición refleja de una
identidad socialmente construida, está demasiado ligado aún a la unidad y
Lo colectivo en el desafío de lo singular 135

por consiguiente emanciparse de la noción de habitus. Los límites frecuencia, estas herramientas convocan también a dar un mayor lugar a la
de esta úldma llaman a la búsqueda de otras herramientas. El desafío del acción y a la interpretación frente al peso del pasado incorporado por el
habitus, el de un singular colectivo, es llevado así a su prosecución, pero individuo. Los desarrollos aristotélicos sobre la noción de disposiciones,
en otras formas, con otros recursos conceptuales. entendidas como potencialidades {potencias) para actualizar (que se
vuelven efectivas en el pasaje al acto), encontrarían allí una
Una singularidad plural nuevajuventud. Para Pierre Bourdieu, el sistema de disposiciones de los
individuos constituye uno de los determinantes centrales de la acción,
Si la noción de habitus ha permitido emprender un trabajo so- mientras que para Aristóteles, en sentido inverso, “los actos gobiernan
ciológico, teórico {El sentido práctico) y empírico {La antología política soberanamente nuestras disposiciones” [1965, p. 47]. Retornando a esta
de Martin Heidegger, Las reglas del arte y La miseria del mundo) sobre hipótesis nos volveríamos empíricamente más atentos a las lógicas de la
la singularidad, nos vemos llevados a distanciarnos de ella a fin de captar acción. Preocupación por la pluralidad identitaria y sensibilidad a la di-
otras figuras de lo singular. versidad de los cursos de acción se reúnen, pues, para abrir nuevas pistas
sobre las huellas de la singularidad. Aquí no haremos más que iniciar, con
Un habitus por revisar la forma de sugerencias, lo que otras problemáticas podrían aportar sobre
Uno de los inconvenientes de los usos más frecuentes de la noción el caso Heidegger tratado por Pierre Bourdieu.
de habitus, de los que participan los de Pierre Bourdieu, es el de señalar
una “caja negra” esencialmente identificada a través de sus efectos. Se Sedimentación de un sentido ordinario de
arriesga “dar así por resueltos problemas que no han sido planteados la propia singularidad
como tales” [Héran, 1987, p. 387]. No obstante, con más frecuencia este François Dunet, que proviene de otro horizonte teórico que Pierre
tipo de crítica omite señalar que tal vez el hecho de que pueda tener una Bourdieu, e incluso antagónico en muchos aspectos —el horizonte
eficacia en el ordenamiento de materiales empíricos se debe también a tourainiano—, ha esbozado en su Sociologie de l’expérien- ce [1994]
que la noción de habitus, así utilizada, ha neutralizado una serie de perspécticas nuevas susceptibles de tomar el relevo de las insuficiencias
cuestiones. Persiste el peligro de pasar de la neutralización metodológica del habitus bourdieusiano. Es así como en el nover de ciertas
de problemas, puesta así provisionalmente entre paréntesis para construir conceptualizaciones puede fortificarse la agudeza visual de otras. Dubet
la inteligibilidad parcial de un fenómeno, a la negación de esos problemas presenta un “actor dividido", en “una heterogeneidad de lo vivido” y “las
y a la cosificación de un concepto de ambiciones totalizadoras. Debemos tensiones de la experiencia” [p. 178].Así se habría sedimentado
poder admitir la ambivalencia en la actividad de investigación: lo históricamente una pluralidad de “lógicas de acción”, en relación con la
impensado de un concepto puede ser a la vez lo que posibilita esta diversidad de las dimensiones de un conjunto social no integrado en un
actividad, al aligerar el concepto de cierta cantidad de interrogaciones, y “sistema” coherente. Dubet discierne más precisamente tres lógicas de
lo que traba el movimiento de la investigación cuando las nuevas acción: la integración, la estrategia y la subjetivación. Esta última lógica,
preguntas ya no se plantean a causa de la inmovilización del mismo “lógica del sujeto”, no aparecería “sino de manera indirecta en la activi-
concepto. dad crídca, la cual supone que el actor no es reductible ni a sus roles ni a
En la “caja negra” del habitus hav presupuestos de unidad y de sus intereses cuando adopta otro punto de vista que el de la integración y
permanencia de la persona. Con tales presupuestos, Pierre Bourdieu ha la estrategia” [p. 127].
podido reelaborar sociológicamente la cuestión biográfica, tejiendo los Dubet va a expresar una serie de proposiciones, que deben mucho a
hilos entre lo colectivo y lo singular. Pero luego, nuevas orientaciones, de trabajos anteriores (como los de Mead, Goffman o Hoggart), pero en
antecedentes por otra parte más antiguos, nos han comprometido a ser formulaciones que entreabren un nuevo espacio de indagación, teórico y
más sensibles a las discontinuidades v a la pluralidad que trabaja la vida empírico. Se trata para él de “la parte subjetiva de la identidad”, es decir,
de un individuo [véase particularmente Corcuff, 1995; Lahire, 1998]. de “una actitud reservada que impide al individuo ser totalmente su rol o
Nuevos terrenos empíricos se abrieron entonces y nuevas herramientas su posición” [p. 129]. Esta subjetividad estaría social e históricamente
teóricas fueron forjadas que nos permiten considerar la singularidad igual- constituida en relaciones sociales. Si empujamos un poco ciertas
mente desde el ángulo de lo Múltiple, y no solamente de lo Uno. Con intuiciones de Dubet, es la diversificación de los universos institucionales
136 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafio de lo singular 137

de nuestras sociedades contemporáneas y de los modos de acción los años siguientes: son cuestiones fundamentales del pensamiento que se
asociados a ellas la que favorece la emergencia y la consolidación de un relacionan de manera mediata con las cuestiones nacionales y sociales”
yo “en condiciones de dar sentido y coherencia a una experiencia dispersa [pp. 17-18], o lo que manifiesta en cuanto al mundo contemporáneo: “Por
por naturaleza” [p. 184]. Aquí la identidad-ipseidad de la que habla mucho que yo pudiera ver, un individuo no está habilitado por el
Ricoeur es encarada de frente en una problematización sociológica. pensamiento para tener sobre el mundo en su totalidad una visión tan
Sistematizando un poco lo que en Dubet está más desparramado y es a penetrante como para que pueda dar indicaciones prácticas sobre lo que
veces vacilante, podría decirse que se abre un nuevo objeto sociológico, hay que hacer, máxime frente a la tarea de encontrar desde el comienzo
que saca partido de manera notable del redescubrimiento en la Francia de una base para el pensamiento mismo. Es pedir demasiado al pensamiento,
los ochenta de los análisis interaccionistas: la estabilización de un sentido en la medida en que siga siendo de una seriedad digna de la gran
ordinario de la propia autenticidad o de la propia singularidad, que no se tradición, que intervenga en dar indicaciones de ese género” [pp. 70-71].
reduce, a diferencia de Pierre Bourdieu, a una “ilusión", sino que es Se puede explicar la distancia heideggeriana con respecto a sus
aprehendido como una de las realidades de la experiencia individual propias implicancias históricas como la sedimentación de un sentido
socialmente construida. Lo que yo me represento como mi autenticidad ordinario de su autendcidad; autenticidad que no se siente nunca
emerge a través de mis relaciones sociales y se convierte en una de las completamente comprometida por sus acciones “en el mundo” y los roles
dimensiones de mi experiencia. sociales asumidos. No es mi yo auténtico el que está en juego en mis
Si volvemos a Heidegger, allí donde lo hemos dejado con Pierre compromisos con el mundo, parece decir con su actitud. “No percibe la
Bourdieu, pueden diseñarse orientaciones alternativas, teniendo en cuenta profundidad de su error”, escribirá su antiguo amigo Karl Jaspers [Farías,
los problemas que este último ha planteado, pero intentando evitar el 1987, p. 338]. Más allá de su relación con el nazismo, su frenesí de “la
efecto de aplanamiento y de compactación propio del habitus. Tanto en el autointerpretación”, señalado por Pierre Bourdieu [1988, pp. 115-117], se
comienzo de su texto (“la ceguera específica de los profesionales de la inscribiría en la estabilización de dicho sentido ordinario de su propia
lucidez, de la que Heidegger, una vez más, ha dado la manifestación más singularidad: “Este trabajo de autointerpretación se lleva a cabo en y por
acabada y cuyas negativas a saber y cuyos silencios altaneros repiten y las correcciones, rectificaciones, puestas a punto, desmentidos por los
ratifican” [p. 8]) como en el final ya citado (“el fundamento vulgarmente cuales el autor defiende su imagen pública contra los cues- tionamientos
‘antropológico’ de la ceguera extrema que sólo puede suscitar la ilusión —en particular políticos— o, peor, contra todas las formas de reducción a
de la omnipotencia del pensamiento” [p. 119]), Pierre Bourdieu combate una identidad común” [p. 116]. La actitud reservada de la que habla
pues “la ceguera” y “la ilusión” de las que serían productos los silencios, Dubet está lastrada aquí por las coordenadas propias de la experiencia
negaciones y omisiones durante el período nazi. ¿Pero si consideráramos social de Heidegger: el filósofo participa de esos universos profesionales
la actitud de Heidegger, no ya según un modelo de la alienación analizados por Nathalie Heinich [1995], como los escritores, para los
generalizada (productora de “ilusiones”) y del inconsciente social cuales la coerción de singularidad, de inconmensurabilidad y de
determinante al que uende Pierre Bourdieu, para tomar más en serio su irreductibilidad a lo común del acto creador es particularmente fuerte. Por
relación subjetiva con su compromiso nazi? No para negar este otra parte, el ejercicio filosófico mismo —y allí coincidiremos otra vez
compromiso, sino para poner en relación los elementos de prueba de este con las observaciones de Pierre Bourdieu—, mediante el instrumental que
compromiso, tal como Víctor Farías [1987] los ha puesto de manifiesto, y hereda de la tradición dominante, es particularmente dependiente de la
las reivindicaciones subjedvas de Heidegger que apuntan a extraerlo de oposición entre la posición de desviación del pensador y las bajezas
las responsabilidades de este compromiso. La postura de una altura herida prácticas. Ello adoptará una forma específica en la filosofía de Heidegger
por ataques mezquinos que adopta en la entrevista del Spiegel, que parece a causa del papel que representa el par autenticidad/inautenticidad. Este
traducir en su modo de enunciación incluso la relación filosófica entre lo último par refuerza las pretensiones de autenticidad del ser pensante frente
alto (“el pensamiento” y “las cuestiones fundamentales”) y lo bajo (“la a las contingencias mundanas. Tenemos allí, pues, una serie de
política” y “las cuestiones prácticas") es muy significativa desde este condiciones sociales que acrecientan las pretensiones de un yo auténtico
punto de vista. Por ejemplo, cuando dice a propósito de la época: “Por con respecto a las inscripciones sociales del individuo.
entonces, yo estaba enteramente dedicado a las cuestiones que están El par inconsciente social/ilusiones subjetivas, que reactiva en la
desarrolladas en Ser y tiempo (1927) y en los escritos y conferencias de sociología de Pierre Bourdieu la temática marxista de la “falsa
J33 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 139

conciencia”, aparece aquí demasiado desatento a la experiencia de la preestabilizados) y dinámicas de acción singulares. Las categorías
singularidad que Ricoeur llama ipseidad. Tiende a unificar y a mismas de “individuo” y de “colectivo” son demasiado globales desde
funcionalizar demasiado pronto las relaciones entre el individuo y las un punto de vista analítico, y uno preferiría interesarse más
estructuras sociales. Por otra parte, en el caso de Heidegger, parece precisamente en las articulaciones y en las tensiones, en cursos de
enunciar directamente un juicio de responsabilidad moral, pero con acción, entre una variedad de estados de las personas y una variedad de
categorías científicas que no son inmediatamente morales, y que a estados del mundo. Es así como las personas podrán comprometerse en
menudo se presentan incluso como emancipadas de tales categorías la justificación pública, en el ágape, la compasión, la violencia, la
morales. No se trata de negar aquí presupuestos y efectos éticos que estrategia, la familiaridad, etc., otros tantos regímenes de acción.
atraviesan las ciencias sociales, contrariamente al neutralismo y al A nuestro juicio, esta sociología puede aproximarse a los momentos
relativismo reivindicados recientemente por Nathalie Heinich [1998]. Las de subjetivación enfocados por Jocelyn Benoist [1995] en el hecho de
ciencias sociales tienen muchas dimensiones morales, aunque no acarreen que estos últimos desbordarían la persona aprehendida desde el punto de
directamente juicios morales [Corcufif, 1999]. En el caso de Heidegger, vista de una identidad (mismidad/habitus o ipseidad-actitud reservada).
tal vez, no se trata para la sociología ni de instruir directamente su proceso Ella permitiría captar en la acción una subjetividad más expandida.
ni de tratar simétricamente a Heidegger y a Farías como dos “puntos de En los pasajes de un juego social a otro juego social, no se repetiría
'T vista” disponibles, en una postura relativista, sino de contribuir a solamente la sedimentación de disposiciones o de una mirada
esclarecer los materiales del “caso Heidegger” proponiendo una subjetiva sobre sí, sino también la expresión de la irreductibilidad
comprensión más fina de las relaciones entre el aspecto subjetivo en su más localizada de un yo en acción, siem pre singular. “Torsión,
experiencia y la facticidad del compromiso nazi puesto de manifiesto por desprendimiento, deslizamiento a menudo ínfimo por el cual uno
los historiadores. Tendríamos allí una contribución sociológica que pasa de un juego a otro y en ese mismo momento (en ese “pasaje”)
retraduciría, en la lógica autónoma de las ciencias sociales, las exigencias se reencuentra, se “reconoce” no obstante en ese mismo que uno
éticas. acaba de abandonar: allí está el sujeto, esa pálida transición que da
su color a los diferentes gestos de nuestra vida”, escribe Benoist
Una pluralidad de formas de compromiso en la acción [1995, pp. 555-556]. Es en el duelo del Sujeto, con mayúscula, donde
tendrían lugar esos procesos más lábiles de subjetivación, en los pasajes
Otra manera de pluralizar nuestro abordaje de la singularidad, a entre una pluralidad de modos de compromiso en el mundo. Como ello
partir de puntos ciegos de la noción bourdieusiana de habitus, nos la interviene en el curso de las relaciones sociales, la sociología tiene algo
proporciona la sociología pragmática iniciada por Luc Boltanski y que decir al respecto.
Laurent Thévenot [Boltanski y Thévenot, 1991; Boltanski, 1990:
Thévenot, 1998], En esta sociología de los regímenes de acción, cada
actor está dotado de un repertorio mental y corporal plural, que
hace posible una pluralidad de modos de compromiso y de ajuste
en la acción. Los componentes de este repertorio no son vistos como
disposiciones, en el sentido tendenciosamente determinista que les ha
dado Pierre Bourdieu, sino como competencias y capacidades, que
serán actualizadas o no en la acción, en función de los tipos de
situaciones encontradas. Aquí estamos cerca de las disposiciones, en el
sentido de potencialidades, de las que habla .Aristóteles. Una parte de
indeterminación es admitida, tanto del lado de las personas (por
obra de la diversidad de modos de ajuste al mundo de la que
disponen) como del mundo (en la variedad de las circunstancias).
Las maneras en que las personas van a ajustarse a su entorno
constituyen un cruce entre regularidades relativas (los repertorios de las
personas, así como los tipos de situaciones, están preconstituidos y
136 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafio de lo singular 137

En el caso de Heidegger, ni la \denúda.d-misjnidad del habitus de antisemita; por otra parte, Arendt defenderá a Heidegger hasta el final
Pierre Bourdieu, ni la identidad-ipseidad de la actitud reservada de Dubet de su vida contra las acusaciones de nazismo y de antisemitismo), sino
están en condiciones de captar esta figura de lo singular. Es por ejemplo de considerarlo como una disposición o una capacidad desarrollada a
i: en los pasajes y las tensiones entre la inspiración del filósofo, las través de sus primeros aprendizajes y actualizada solamente en ciertas
estrategias del universitario y del político o el amor del amante, donde circunstancias. Este fue el caso, por ejemplo, en un conflicto
hay que buscar las huellas. Para construirlo sociológicamente, habrá que universitario que lo opuso al filósofo Eduard Baumgarten, que podría
trabajar otros materiales empíricos, como la correspondencia mantenida interpretarse como activando un régimen de acción estratégica. Así, en
ri con interlocutores muy diferentes, con los cuales está activada una 1933 envió por propia iniciativa un informe confidencial a la
pluralidad de registros. El ensayo de Elzbieta Ettinger [1995] sobre las organización de profesores nacionalsocialistas de la Universidad de
relaciones entre Hannah Arendt y Martin Heidegger, a pesar de su fuerte Góttingen (mientras él, por su parte, estaba en Friburgo) dando a
hostilidad hacia Heidegger y el carácter incompleto de los materiales entender su hostilidad hacia una promoción que esa universidad
presentes, nos ofrece algunos recursos para avanzar en este sentido. La consideraba para Baumgarten, en el cual escribía, sobre todo: “El doctor
relación amorosa que Heidegger y Arendt mantuvieron entre 1925 y 1928, Baumgarten proviene, por su familia y actitud espiritual, del círculo de
y que comenzó cuando ella era su estudiante, ofrece una luz infrecuente intelectuales liberales-demócratas nucleados alrededor de Max Weber.
U sobre un Heidegger “hombre intenso y apasionado”, autor de cartas Durante su estadía aquí, fue todo menos un nacional-socialista. [...]
“profundamente sentimentales y románticas” [p. 22], captado en otros Luego de haber fracasado conmigo se relacionó estrechamente con el
contextos de acción. A propósito de una primera entrevista en su oficina, judío Fraenkel, que había sido activo en Góttingen y luego expulsado de
la evocación “con ternura”, en su correspondencia ulterior, del “recuerdo esa universidad” [citado por Farías, 1987, p. 275]. Impugnaremos,
de Hannah entrando en la habitación, vestida con un impermeable y to- también allí, una inspiración relativista que se contentaría con con-
cada con un sombrero que ocultaba un poco su rostro, dejando escapar de siderar simétricos unos “puntos de vista” diferentes sobre el antise-
vez en cuando un ‘sí’ o un ‘no’ apenas audibles” [p. 23] constituye un mitismo de Heidegger. .Antes bien, se trata de inventariar más
caso interesante desde este punto de vista. Se tiene la intuición de que precisamente las modalidades de activación de este tipo de
remitir el recuerdo de ese momento de emoción a un habitus (identidad- disposición o de capacidad en regímenes de acción diferentes.
mismidad) o a un sentido estabilizado de su yo auténtico (identidad- Aquello que puede tener sentido en un régimen estratégico es
ipseidad) pasaría por alto lo que realmente cuenta en la experiencia: la susceptible de perderlo en un régimen de ágape. Como en el caso del
irreductibilidad de una atribución identitaria de la emoción análisis esbozado a partir de Dubet, el enfoque comprensivo busca
subjetiva en acción. Es este tipo de experiencia, que perturba nuestra evitar la pendiente relativista, devastadora desde un punto de vista ético.
relación con el tiempo, el que enfoca Daniel Bensaíd, abrevando en la Pensar las singularidades de un ser humano, de igual modo, es
filosofía de Walter Benjamin: “En el encuentro amoroso de las miradas, intentar pensar la pluralidad de sus disposiciones y de sus capacidades,
en el fulgor del acontecimiento, lo infinitamente pequeño domina lo la diversidad de sus modos de compromiso en el mundo, la variabilidad
infinitamente grande. Lo efímero captura la eternidad” [1990, p. 137]. de las circunstancias con las que se ha topado, sus contradicciones y
Pero una sociología pragmática no está desarmada tampoco para encarar ambigüedades. Como sociólogo, la doble exigencia del “juego de
este campo de investigaciones. Semejante figura de la singularidad ha conocimiento” sociológico impone hacerlo: I ) en el análisis de las
o

podido ser captada así en el estado de ágape por Boltanski [1990]. “relaciones sociales”, en el sentido amplio de relaciones con humanos y
Prolongar, en el caso de la experiencia amorosa, los análisis de Kaufmann no humanos en un mundo sociohis- tórico preconstituido, y 2 o) en la
[1997] y de Lahire [1998] sobre las ensoñaciones cotidianas también confección de herramientas teóricas en la perspectiva de pruebas
podría resultar heurístico. empíricas. Esto es lo que hace la doble especificidad de la sociología
Este género de instrumental puede ayudamos a producir una frente a otras disciplinas como la filosofía o la psicología.
nueva luz sobre la cuestión del antisemitismo de Heidegger. No se
trataría de hipostasiar ese antisemitismo en una esencia omnipresente Al cabo de este recorrido vemos claramente en qué el concepto de
(puesto que hay que tener en cuenta esos momentos amorosos con una habitas puede aparecer al mismo tiempo como un punto de apoyo y un
estudiante judía, en los que no parece manifestarse ninguna actitud obstáculo para captar diferentes facetas de la singularidad. Un concepto,
así fuera el más satisfactorio, no puede tener la pretensión de englobar
J33 Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular 139

de antemano una realidad tan compleja, que todavía requiere cantidad de


investigaciones teóricas y empíricas. La pluralidad teórica propia de las
ciencias sociales [Passe- ron, 1994] resulta aquí un triunfo, sin que
caigamos necesariamente en el defecto del eclecticismo, es decir, de la
yuxtaposición no construida de conceptos de orígenes diferentes. Por
otra parte, no hemos querido invalidar de manera general los análisis
que la noción de habitus ha hecho posibles, sino contribuir, más mo-
destamente, a una mejor delimitación de sus aportes y a abrir nuevos
horizontes a partir de sus insuficiencias. Desde este punto de vista, un
esbozo posbourdieusiano como éste es necesariamente un homenaje a la
obra de Pierre Bourdieu.
141
Philippe Corcuff Lo colectivo en el desafío de lo singular

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taria a la investigación científica, sino
Bourdieu, París, Grasset. solamente que corresponde a otra
ciencia positiva que podríamos llamar
sociopsi- cología".

¿Dónde y cómo captar lo social?1 He aquí una pregunta que, en el


fondo, jamás ha dejado de plantearse a los investigadores en ciencias
sociales, y que ha dado lugar a una increíble diversidad de respuestas
según las tradiciones sociológicas. Las ciencias del mundo social, por
otra parte, ¿tienen objetos de predilección en el mundo? Una
epistemología realista se inclinaría a pensar que ciertos objetos del
mundo son “sociales” y otros no (o lo son menos) . Así, los
movimientos colectivos, los grupos, las clases, las instituciones serían
con toda “evidencia” objetos para las ciencias sociales, mientras que
el comportamiento de un individuo singular,

' Profesor de sociología y miembro del Institut Universitaire de Francia


(Universidad de Lumière-Lyon 2).
1
Este texto es una versión modificada del artículo titulado “Esquisse du
programme scientifique d’une sociologie psychologique”, inicialmente publicado
en Cahiers internationaux de sociologie [Lahire, 1999].

Émile Durkheim, De la división social del trabajo


144 Bernard Lahire De la teoria del habitus a una sociología psicológica 145

las neurosis, las depresiones, los sueños, las emociones, los objetos simplemente lo antiguo (conceptos y métodos) y, en segundo lugar, el
técnicos que nos rodean serían objetos de estudio para psico- sociólogos, hecho de creer que se alcanzaron sus fines científicos haciendo una
psicólogos, psicoanalistas, médicos, ingenieros, ergó- nomos... Ahora chapuza con una sociología de aquí (de origen sociológico) y de allá (de
bien, sabemos que, en su práctica científica efectiva, los investigadores origen psicológico).
están en el trance de hacer volar en pedazos esas fronteras realistas. En Si se hace a un lado el segundo upo de riesgo (que ha dado lugar,
efecto, como lo enunciaba con gran energía Saussure, es el punto de por ejemplo, a desafortunadas tentativas de aproximación del marxismo y
vista el que crea el objeto y no el objeto el que esperaría sensatamente del psicoanálisis en los setenta), que requeriría un desarrollo demasiado
en lo real al punto de vista científico que vendría a revelarlo. largo sobre los estancamientos de la inter o la pluridisciplinariedad
Las ciencias sociales pueden realizar un progreso hacia una mayor [Lahire, 1998a], el primer úpo ha permanecido invisible por mucho
autonomía científica precisamente al no excluir apriori ningún tema de dempo a los ojos de los investigadores. En efecto, el cambio de escala —
su campo de estudio. Como para la literatura más “pura”, aquella que, del análisis de los grupos, los movimientos, las estructuras o las
para manifestar el rompimiento con las exigencias externas, afirma la instituciones, al de los individuos singulares que, al mismo tiempo, “viven
primacía del modo de representación sobre el objeto representado, las en” y “están consumidos por” esos macroobjetos— no ha sido brutal al
ciencias sociales deben mostrar que no hay ningún límite empírico a lo punto de forzar la vista de los investigadores, de provocarles algunos
que son susceptibles de estudiar, es decir, que no hay objetos más dolores de cabeza y, al mismo tiempo, de hacerles tomar conciencia. El
sociológicos, más antro- - pológicos o más históricos que otros, sino que deslizamiento ha sido insensible, imperceptible y, por ello, ha dificultado
lo esencial reside en el modo científico (sociológico, antropológico, el ejercicio de la lucidez teórica. Fue sin siquiera darse cuenta, y sin medir
histórico...) de tratamiento del tema.27 las consecuencias, como la sociología se interesó tanto en los individuos
Pero estas extensiones cognoscitivas de lo que una disciplina socializados en cuanto tales (en estudios de casos o de trabajos que
científica es susceptible de consumir en objetos de estudio no son presentan, entre otros tipos de “datos”, retratos individuales, sostenidos
nunca simples de operar. En efecto, en la mayoría de los casos es im- metodológicamente por la práctica del relato de vida o la entrevista en
posible aplicar mecánicamente a nuevos temas de estudio los profundidad) como en los grupos, categorías, estructuras, instituciones o
conceptos o métodos antiguamente comprobados. Es allí donde los situaciones (cualesquiera que sean su dimensión y su tipo). El movimiento
temas de estudio resisten mucho más de lo que la idea de una habría si
epistemología nominalista podría dejarnos pensar. El trasplante de
antiguos esquemas interpretativos a nuevas realidades puede
contribuir simplemente a reforzar la creencia en la incapacidad
intrínseca de la disciplina para estudiar tales realidades. Otro riesgo radica
en la utilización por la sociología, en la forma de una importación
fraudulenta y, por consiguiente, no controlada, de esquemas
interpretativos salidos de tradiciones disciplinarias ajenas a su propio
desarrollo científico.
De lo social individualizado

La dificultad de la captación de lo social en su forma individualizada


se debe así a dos riesgos permanentes que son, en primer lugar, el hecho
de creer que se puede estudiar lo nuevo (tema de estudio) reciclando
27 Por ejemplo, la sociología progresaría tanto más si no se contentara con
acampar en la periferia de los lugares clásicos de la psicología. Pues no se
trataría solamente de estudiar la percepción social e histórica de la enfermedad
mental o la trayectoria socioinstitucional de un enfermo mental, sino la
producción social de la enfermedad misma. Lo mismo para el sueño, el estrés, la
depresión...
146 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 147

do más visible si los investigadores no tuviesen la costumbre de rei- cultural? ¿Transmisión del capital cultural? ¿Interiorización de las
vindicar la pertinencia de sus proposiciones, cualquiera que sea la escala estructuras objetivas? ¿Incorporación de las estructuras sociales? .Al
de contextualización (desde el grupo social más amplio al individuo más unlversalizar las conquistas de un estado (no enteramente revolucionadas,
singular).28 se sobrentiende) de la psicología de su tiempo, Pierre Bourdieu ha impor-
Entre el conjunto de los trabajos existentes, los de Pierre Bour- dieu, tado en su seno, en una forma petrificada y casi inmodificada desde hace
más que todos los otros, han diseñado y caracterizado teóricamente esas ya más de treinta años, conceptos psicológicos que no eran —como todo
“pequeñas máquinas productoras” de prácticas (en el sentido amplio del concepto científico— más que especies de compendios del estado de los
término), esas “matrices” que redenen en el cuerpo de cada individuo el trabajos psicológicos entre los más avanzados sobre la cuestión del
producto de sus experiencias pasadas. Cuando, por ejemplo, las nociones desarrollo del niño. En lugar de suponer la existencia de tales procesos
(y las realidades a las que remitían) de estructuras cognoscitivas, sociocognoscitivos, adelantando imprudentemente la larga y laboriosa
psíquicas o mentales, de esquemas, disposiciones, habitas, de serie de actos de investigación que sería indispensable llevar a cabo, hay
incorporación y de interiorización no estaban en el corazón del estudio, que volver a partir por los caminos de la interrogación científica empírica
sino que solamente servían, en las rendiciones de cuentas de las encuestas, fundada. Se abre entonces el campo de una sociología psicológica para la
como conmutadores necesarios para dar razón de las prácticas evocando que una parte del mundo científico ha contribuido, poco a poco, a crear las
groseramente la socialización pasada incorporada, estos modelos teóricos condiciones de emergencia, y cuyo programa científico voy a puntualizar
podían parecer satisfactorios. Los términos tomados en préstamo a la [Lahire, 1998b, pp. 223-239].
psicología (piagetiana, sobre todo) permitían señalar un vacío o una Estudiar lo social individualizado, es decir, lo social refractado en
ausencia entre las estructuras objetivas del mundo social y las prácticas de un cuerpo individual que tiene como particularidad el atravesar
los individuos. Entonces el habitus podía ser perfectamente tanto de grupo instituciones, grupos, escenas, campos de fuerzas y de luchas diferentes,
como individual. Aquello no planteaba ningún problema específico, pues es estudiar la realidad social en una forma incorporada, interiorizada.
no se le prestaba una atención particular y la teoría no se proponía ¿Cómo es que la realidad exterior, más o menos heterogénea, se ha
realmente estudiar empíricamente esas realidades. Eso le bastaría corporizado? ¿Cómo pueden experiencias so- cializadoras (co)habitar (en)
ampliamente al oficio de sociólogo, y sin duda todavía hoy es suficiente el mismo cuerpo? ¿Cómo es que tales experiencias se instalan más o
para una gran parte de los investigadores. En efecto, numerosos menos duraderamente en cada cuerpo y cómo es que intervienen en los
sociólogos siguen practicando la sociología sin siquiera tener necesidad diferentes momentos de la vida social o de la biografía de un individuo?
de dar un nombre a esas matrices corporales (cognoscitivas, sensitivas, Mientras la sociología se atiene a iluminar grupos de individuos a partir
evaluativas, ideológicas, culturales, mentales, psíquicas...) de los de una práctica o de un ámbito pardcular de prácticas (los asalariados de
comportamientos, de las acciones y reacciones. .Algunos piensan incluso una empresa, conjuntos, lectores, usuarios de tal institución cultural,
que se trata aquí típicamente de las “cajas negras” (y así con las nociones votantes, etc.), puede abstenerse del estudio de esas lógicas sociales
de “socialización” o de "’habitus") de las que toda sociología científica y individualizadas. No obstante, en cuanto se interesa en el individuo (no
explicativa debería absolutamente deshacerse [Boudon, 1996]. como átomo y base de todo análisis sociológico, sino como producto
Pero no se podría hablar de estructuras cognoscitivas, psíquicas o complejo de múltiples procesos de socialización), ya no es posible
mentales, de esquemas, disposiciones, habitus, de incorporación o de contentarse con los modelos de actor, de acción y de cognición, implícitos
interiorización, sin arriesgarse a llamar la atención y la interrogación o explícitos, utilizados hasta allí. Es el historiador Giovanni Lévi quien
crítica de los investigadores. Todo lo que hasta allí ha sido tomado como subrayó pertinentemente el hecho de que “no podemos [...] aplicar los
moneda corriente por cierta tradición sociológica, y que pasaba sin mismos procedimientos cognoscitivos a los grupos y a los individuos”
comentario, puede ser, entonces, reconsiderado: ¿Explicación [Lévi, 1989, p. 1335].
disposicional? ¿Esquema? ¿Disposición? ¿Sistema de disposiciones?
¿Fórmula generadora o principio uni- ficador de las prácticas? ¿Habitus? La vida de las disposiciones
¿Transponibilidad o transferi- bilidad de los esquemas? ¿Herencia
El desarrollo de una sociología psicológica implica que la noción
28 La epistemología muy poco weberiana de Pierre Bourdieu hace que él no sea misma de “disposición”, central para pensar el pasado incorporado a la
demasiado sensible a las cuestiones de variaciones de escala en la producción de los
conocimientos sociológicos [véase Lahire, 1996]. escala individual, sea examinada. Ahora bien, si se observa claramente la
148 Bernard Ldtitre ^“¡Fteoría del habitus a una sociologia psícólog¡ca 149

utilización que se ha hecho de ella en los trabajos sociológicos, “disposición distante, desapegada o desen
rápidamente uno se da cuenta del hecho de que aquella no ha sido hasta
este punto de una importancia considerable para el análisis del mundo
social.29 Rara vez acrecienta así el sociólogo su conocimiento del mundo
social en los usos rutinarios de este concepto. Por ejemplo, cuando Pierre
Bourdieu explica que no hay práctica más clasista que la frecuentación de
un concierto o la práctica de un instrumento de música “noble”, en virtud
de la “singularidad de las condiciones de adquisición de las
correspondientes disposiciones " [Bourdieu, 1979, p. 17; en español, p.
16], afirma algo sobre la función de distinción de ciertas prácticas
culturales, sobre su rareza, pero nada dice sobre lo que son las
“correspondientes disposiciones” para esas prácücas. Igualmente, cuando
declara que las obras literarias de Mallarmé o de Zola llevan la marca de
las “disposiciones socialmente consumidas [...] de sus autores” [Bourdieu,
1979, nota 6, p. 19; en español, p. 17, nota 6], el lector interesado está
“dispuesto” a creerlo, pero no se nos propone ningún análisis de las
disposiciones de esos autores, de eso que se endende precisamente por
“disposiciones” y de la manera en que se las podría reconstruir. Las
disposiciones sociales de los escritores, pertinentes para comprender sus
obras, ¿son disposiciones sociales generales adquiridas familiarmente o
son el producto específico de la socialización literaria, lo que significaría
que no “todo”, en la experiencia socializadora de los autores, es perdnente
para captar sus “comportamientos” literarios?
Pasar revista sistemáticamente al conjunto de los contextos de uso
de la noción de disposición eq La distinción nos conduce a formular tales
preguntas una y otra vez. El uso del término puede ser específico, y el
autor señalar tipos de disposiciones con la ayuda de sustantivos y de
adjetivos calificativos, sin más precisión: la “disposición cultivada”; las
“disposiciones ordinarias y la disposición propiamente estética”; el
“moralismo pequeño-burgués”; las “disposiciones regresivas y represivas”
de las fracciones en declinación de la pequeña burguesía; la “disposición
pura”; las “disposiciones constitutivas del habitus cultivado”; las
“virtudes ascéticas y la buena voluntad cultural” de la pequeña burguesía
asalariada; la “disposición que requieren las obras de arte legítimas”; las
“disposiciones ascéticas de los individuos en ascenso”; el “aristocratismo
ascético de las fracciones dominadas de la clase dominante”; el
“hedonismo higienista de los médicos y de los cuadros modernos”; una
“disposición austera y casi escolar”; la “moral hedonista del consumo”; la
“moral ascética de la producción”; el “progresismo optimista”; el
“conservatismo pesimista”; una “disposición instruida, incluso erudita”; la
29 Por otra parte, cuando se la disocia de las condiciones en las cuales ha
sido puesta en movimiento-movilizada, se termina por esencializarla y cosifi- carla
[véase Lahire, 1998b, pp. 63-69].
150 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 151

vuelta con respecto al mundo de los otros”; “disposiciones y ma- propiedades ligadas en principio a una posición en la estructura de las
neras consideradas características de los burgueses”, el “hedonismo relaciones de clase, la del Mittelstand, clase que se cree y pretende estar
realista” de las clases populares; la “disposición políüca conservadora”; el fuera de todas las clases, y de la fracción universitaria de esta clase,
“conservatismo liberal de las fracciones de la clase dominante”; las fracción sin igual de una clase subjetivamente sin clase, luego a una posi-
“disposiciones reaccionarias”; el “esnobismo ético”; las “disposiciones de ción en la estructura del campo universitario, la del filósofo, miembro de
ejecutante”. una disciplina entonces dominante —aunque amenazada— y por último a
Por otra parte, la noción puede entrar en la economía general del una posición en'el campo filosófico, y por otra parte las propiedades
razonamiento teórico: el “modo de percepción que pone en correlativas de la trayectoria social que conduce a esa posición, la del
funcionamiento cierta disposición y cierta competencia”; las universitario de primera generación, mal insertado en el campo
“experiencias diferenciales que hacen de ella los consumidores en intelectual” [Bourdieu, 1975, p. 150]. Es así entonces como es definido,
función de las disposiciones que deben a su posición en el espacio desde el contexto más global hasta el más específico, el habitus de
económico”; el “habitus de clase como forma incorporada de la condición Heidegger: su pertenencia de clase, luego la fracción de clase a la que
de clase y los condicionamientos que ella impone”; sus “propiedades que pertenece, su oficio de filósofo, su lugar particular en el mundo de la
pueden existir en el estado incorporado, en la forma de disposiciones”; la filosofía y su relación de sobreviviente social con el mundo intelectual.
“homogeneidad de las disposiciones asociadas a una posición”; ¿Sería esto suficiente para captar la “fórmula generadora de sus
“dialéctica que se establece a lo largo de una existencia entre las prácticas”? ¿Qué pasa con la socialización familiar de Martin Heidegger?
disposiciones y las posiciones”; “todas las propiedades incorporadas ¿Y con la socialización académica? ¿Religiosa? ¿Sentimental?
(disposiciones) u objetivadas (bienes económicos o culturales)”; las ¿Amistosa? ¿Política? Y así sucesivamente.
“disposiciones sociales cuentan más que las ‘competencias’ Desde ese punto de vista, el análisis (no obstante inconcluso) por
académicamente garantizadas”; las “disposiciones del habitus se Norbert Elias de la economía psíquica de los lazos que ligan a Leopold
especifican, para cada uno de los grandes terrenos de la práctica, Mozart y a su hijo, Wolfgang Amadeus Mozart, es mucho más rico,
realizando tal o cual de las posibles estilísticas ofrecidas para cada aunque no haga uso de un fuerte aparato conceptual. Elias nos describe al
campo”; la “afinidad entre las potencialidades objetivamente inscritas en joven Wolfgang Amadeus sometido, a partir de su tercer año, a un
las prácticas y las disposiciones”; el “ajuste a las posiciones de las régimen de trabajo riguroso, una “im
disposiciones ligadas a trayectorias”; “desde el punto de vista de su origen
académico y de todas las disposiciones correlativas”; las “disposiciones
socialmente inculcadas”; las “disposiciones heredadas”; las “disposiciones
que están en el principio de la producción de las opiniones”.
Pero en todos los casos, no se dispone de ningún ejemplo de
construcción social, de inculcación, de incorporación o de “transmisión”
de esas disposiciones. No tenemos indicación sobre la manera en que se
las puede reconstruir ni de la forma en que actúan (es decir, en que están
activadas o adormecidas según los ámbitos de prácticas o los contextos
más restringidos de la vida social). Se las deduce simplemente de las
prácticas sociales (alimentarias, deportivas, culturales...) más
frecuentemente observadas —estadísticamente— en las encuestas.
El único estudio de un caso un poco específico del que disponemos,
el consagrado a Heidegger, resulta, desde el punto de vista de la
reconstrucción de las condiciones y modalidades de la constitución del
habitus filosófico de este último, más bien decepcionante. “El habitus de
Heidegger —escribe Pierre Bourdieu—, profesor de filosofía ordinario de
origen campesino, que vive en la Alemania de Weimar, integra en la
unidad de un sistema de disposiciones generadoras por una parte las
T57 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 153

placable disciplina” a base de ejercicios regulares compuestos por fuertes, ¿es considerable? ¿Cómo se organizan o se articulan las múltiples
el padre, director de orquesta adjunto en Salzburgo. Muestra cómo muy disposiciones incorporadas, que no necesariamente forman un “sistema”
tempranamente su vida va a reducirse esencialmente a la música, cómo el coherente y armonioso?
padre tejerá lazos afectivos muy fuertes con el hijo que pasan por la A través de esta primera serie de preguntas vemos que no hemos
música: Wolfgang recibía “una prima de amor suplementaria por cada uno salido de las cuestiones más clásicas de la sociología de la educación,
de sus rendimientos musicales” [Elias, 1991a, p. 93]. Convencido de que aunque éstas aparecen especificadas y afinadas. Efectivamente, es difícil
el más singular de los rasgos de una persona no puede comprenderse a comprender totalmente una disposición si no se reconstituye su génesis
menos que se reconstruya el “tejido de imbricaciones sociales” en el cual (es decir, las condiciones y modalidades de su formación). Captar las
está inserta, y de que captar los comportamientos de un individuo supone matrice's y los modos de socialización que han conformado tal o cual tipo
la reconstrucción de los deseos que intenta sausfacer y que “no están de disposiciones sociales debería ser parte integrante de una sociología de
inscriptos en él antes de toda experiencia” [Elias, 1991a, p. 14], Elias da la educación concebida como una sociología de los modos de
el ejemplo, si bien aún demasiado rápido, de lo que podría ser una socialización (tanto escolares como extraescolares) y articulada a una
sociología psicológica de la constitución de las primeras disposiciones. sociología del conocimiento (en el sentido amplio del término
A partir de la verificación de la inutilidad actual de la noción, “conocimiento”). Por otra parte, es un punto de sociología general inscrito
pueden extraerse dos conclusiones opuestas: una consiste en pensar que en la reflexión weberiana: “En la medida en que la acción social es ‘trans-
entonces se puede hacer sociología sin este tipo de conceptos y que la portada’ por hombres (“detrás de la ‘acción’ está el hombre”), We- ber ha
economía (en el sentido doble del término) conceptual de los modelos considerado siempre que el análisis social debía integrar precisamente la
explicativos debe tender hacia una depuración del modelo (mí entonces cuestión del ‘hombre’, lo que él llama el ‘punto de vista antropocéntrico’,
para las nociones de disposición, de esquema, de habitus consideradas planteando la cuestión del ‘tipo de hombre’ que las relaciones sociales son
superfluas); la otra, que yo formulo aquí y que nos conduce al programa capaces, en su duración, de conformar”. 3

de una sociología psicológica, lleva a pensar que de ahora en más es


preciso someter a la prueba de las investigaciones empíricas tales 3
J.-P. Grossein [1996, p. 61] expresa que “el grado de unidad y de ho-
conceptos retóricos para hacerlos pasar a la condición de concepto mogeneidad internas de una conducta de vida no ha sido presupuesto por Weber; no
científicamente útil. Si la sociología se propone seguir siendo una socio- puede ser establecido sino por el análisis empírico”.
logía disposicional, en lugar de colocarse del lado de los abordajes
ahistóricos y des-socializantes del mundo social (reducido a una
gramática o a una lógica de la acción presente, a sistemas de acción, al
orden presente de la interacción...), debe superar la mera invocación ritual
del pasado incorporado tomando por objeto a la constitución social del
modo de vida de ese pasado.
Se preguntará entonces, por ejemplo, cómo se forman las dis-
posiciones (o los esquemas). ¿Pueden esas disposiciones extinguirse
progresivamente, e incluso desaparecer por completo, por falta de
actualización (Peirce decía que las disposiciones pueden “fa-
tigarse”)? ;Pueden ser, eventualmente, destruidas por un trabajo
sistemático de contrasocialización (pensemos en todas las voluntades
misioneras, sectarias, totalitarias o académicas de destrucción de los
hábitos existentes, considerados malos hábitos que deben ser
erradicados)? La posibilidad de evacuar ciertos grados de constitución y
de reforzamiento de las disposiciones según, sobre todo, la frecuencia y la
intensidad del entrenamiento seguido, distinguiendo así las disposiciones
débiles (creencias pasajeras y desmenuzabas, hábitos efímeros o torpes) y
154 Bernard Lahire pe la teoría del habitus a una sociología psicológica 155

Formas de la interiorización y de la exteriorización de que los encuestados no han incorporado el conjunto de sus hábitos de
la misma manera. En consecuencia, las investigaciones empíricas
El programa científico de una sociología psicológica vendría a deberían permitir la determinación de las diferentes maneras en que son
llenar el vacío dejado por todas las teorías de la socialización o de la vividos los hábitos incorporados y su actualización.
inculcación, entre ellas la teoría del habitus, que evocan retóricamente la En efecto, no todo se vive a la manera de la “necesidad hecha
“interiorización de la exterioridad” o la “incorporación de las estructuras virtud”,32 es decir, a la manera del amor de lo necesario, del placer
objetivas” sin darle jamás verdaderamente cuerpo por la descripción experimentado al practicar, al consumir... aquello a lo que no se ha podido
etnográfica (o historiográfica) y el análisis teórico [Bemstein, 1992]. escapar. Esta relación encantada con el mundo impide considerar que las
Durante largo tiempo preocupados principalmente por la cuestión de la cosas podrían ser de otra manera, que podría hacerse otra elección.
reproducción social a través de la familia, la escuela y las diferentes Estando la coerción cultural de partida tan bien interiorizada, la elección
instituciones culturales y sociales, los sociólogos se contentaron con se impone por sí misma y aparece como natural y evidente. El modelo de
verificar una desigualdad frente a las instituciones legítimas (escuela y la “necesidad hecha virtud” es el de la coerción objetiva exterior trans-
otras instituciones culturales) o de una herencia cultural y social in- formada en motor interior, en gusto (o pasión) personal, en necesidad
tergeneracional (familia). Para resumir, se podría decir que a fuerza de vital. Por ejemplo, algunos niños de medios populares parecen haber
insistir sobre el “se reproduce”, se ha terminado por descuidar el “eso que interiorizado precozmente el “éxito escolar” como una necesidad interna,
se reproduce” y el “cómo, según qué modalidades, se reproduce”. personal [Lahire, 1995a, “Los ‘bellos’ éxitos”, pp. 239-269]. Para ello es
Resultado: una teoría de la reproducción “llena”, pero una teoría del necesaria una constitución psíquica particular (ligada a una economía
conocimiento y de los modos de socialización “vacía”. ¿Qué es socioafectiva singular que el análisis sociológico de las relaciones de
precisamente la “escuela”? ¿Cuáles son los vínculos de interdependencia interdependencia permite reconstruir), que sin duda no se constituye como
específicamente “escolares”? ¿Cómo se opera esta “transmisión”? 30 31 Las el caso más frecuente. Desde este punto de vista, parece que cuanto más
preguntas se plantean paralelamente del lado de la familia y de toda precoz, regular e intensa ha sido la socialización (es decir, la instalación
institución cultural.' corporal de los hábitos), más chances se tienen de ver aparecer esta lógica
Una parte de las encuestas de sociología de la educación y de la de la “segunda naturaleza”, del “es más fuerte que yo”.
cultura lleva progresivamente a hacer diferencias entre modalidades de la El mismo modelo supone también que la disposición sea fuerte (y
“interiorización de lo social” o, más exactamente, de la interiorización o no débil ni medianamente fuerte) y casi prohíbe toda distancia con el
de la incorporación de los hábitos, de las maneras de hacer, de ver, de rol. La adhesión a la práctica es tal que borra toda duda. Uno no resiste,
sentir. Uno se da cuenta, especialmente en sus maneras de hablar de sus no es atraído por otros impulsos, trabajado por otras pulsiones, fatigado
prácticas culturales. por la inversión en la práctica... El mo

8
Pierre Bourdieu habla del “habitus como necesidad hecha virtud”
[Bourdieu, 1979, p. 433; en español, p. 379].

30 La noción misma de “transmisión” debe ser revisada, si se quiere pro- a


gresar en el sentido de una sociología psicológica de los fenómenos del conocimiento
[véase Lahire. 1998b, pp. 206-210).
31 Para un análisis de las modalidades de la socialización escolar en la es 32cuela primaria, véase Lahire, 1993.
156 Bernard Lahire pe la teoría del habitus a una sociología psicológica 157

délo de la “necesidad hecha virtud” señala de hecho una modalidad fenómeno de exhortación contradictoria, sin interferencia en la
particular de existencia de lo social incorporado y de su actualización. “transmisión cultural” por disonancias culturales entre los padres o entre
Pero la manera encantada de vivir los propios hábitos está lejos de ser la lo que dicen los adultos y lo que hacen, entre lo que dicen y la manera en
única. que lo dicen...) y que encuentran condiciones positivas (socialmente
Así, individuos socializados pueden haber interiorizado per- gratificantes) de puesta en práctica, pueden dar lugar a lo que llamamos
durablemente cierta cantidad de hábitos (culturales, intelectuales...), y sin “pasión”, “impulso” o “deseo”.
embargo no tener ningún deseo particular de ponerlos en obra. O bien lo Se podrían hacer a un lado ciertos matices importantes desde el
harán por rutina, por automatismo, por hábito o, peor, por obligación (“lo punto de vista del grado de interiorización y de instalación de los hábitos,
hago, pero me obligan” o “me fuerzo”), sin pasión ni encantamiento. Eso de las condiciones en que fueron interiorizados, de las modalidades de su
significa que hay que distinguir claramente, con más frecuencia de la adquisición y de las condiciones en que son llevados a “funcionar”,
acostumbrada, entre competencias y apetencias, “capacidades de hacer” considerando, de manera rígidamente durkheimiana, que, emitidos en el
tal o cual cosa y gusto o deseo de hacerla. Contrariamente a la idea común ilusorio lenguaje del amor, de la rutina o de la coacción, los
en sociología, que consiste en pensar que no amamos nada excepto comportamientos individuales no son, en todo caso, más que
aquello que dominamos, las encuestas sobre las prácticas culturales exteriorización del producto de la interiorización de las coacciones
permiten separar dos dimensiones bien distintas. Por ejemplo, el sociales. Se pondrá entonces del lado del sentido común y de la ideología
descubrimiento de fuertes lectores o de enamorados de la lectura entre los todo el discurso sobre la
alumnos que tienen escasas habilidades en francés y, a la inversa, de
pobres lectores, muy poco interesados por la cultura libresca entre los
alumnos con mayores habilidades, tanto en la escuela primaria como en la
secundaria, permite disociar competencias y apetencias. Si a menudo las
9
Ciertas interiorizaciones tienen como palanca mecanismos sociomen- tales
competencias culturales son una condición favorable a la aparición de una potentes tales como la culpabilización personal (por ejemplo, el caso de las madres
que interiorizan ciertas normas pediátricas para no atraerse el reproche de ser
práctica asidua y apasionada de la lectura, no alcanzan para crear sistemá- "malas madres") o el chantaje mental-identitario que descansa en las creencias más
ticamente al lector fuerte o ardiente [Singly, 1993]. Del mismo modo, en fuertes (por ejemplo, el conjunto de los suecos sabía leer en 1750 bajo la presión de la
un nivel de competencia equivalente, las mujeres son claramente más Iglesia luterana, que negaba la comunión y el matrimonio a aquellos que no eran
capaces de hacerlo).
practicantes que los hombres en el ámbito de las prácticas ordinarias de lo
escrito. Desarrollan sus competencias más por posición (en el universo
familiar) que por formación (escolar) [Lahire, 1995b].
Por otra parte, algunos hábitos pueden haber estado durablemente
instalados en el cuerpo de un individuo que, en un nuevo contexto de vida
(por ejemplo, todo acontecimiento biográfico: casamiento, nacimiento,
divorcio, deceso de alguien cercano, nuevo trabajo), desearía
desembarazarse de lo que desde ese momento considera “malos hábitos”.
Todo ocurre como si la nueva situación lo llevara a sentir una parte de sus
disposiciones o de sus hábitos como ajena a él.
Por lo tanto, los hábitos pueden ser interiorizados y no ser ac-
tualizados salvo a modo de coerción u obligación; pueden serlo al modo
de la pasión, del deseo o del impulso, o bien a la manera de la rutina no
consciente, sin verdadera pasión ni sentimiento de coacción particular.
Todo ello dependerá a la vez9 de la manera en que se han adquirido esas
disposiciones o esos hábitos, del momento en la biografía individual en
que fueron adquiridos y, finalmente, del “contexto” actual de su
(eventual) actualización. Así, los hábitos que han sido interiorizados
precozmente, en condiciones favorables a su buena interiorización (sin
158 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 159

elección, el deseo, la pasión, la espontaneidad, sin darse cuenta de que así sentimiento personal de importancia (de alta estima de sí) que puede
se descuidan dimensiones finas de las condiciones, modalidades y efectos conferir esta institución legítima a todos aquellos que se adaptan a ella?
de la socialización. Es difícil afirmar que tales procesos de transferencia hayan sido realmente
¿Por qué, salvo excepciones, la interiorización de los modelos de puestos a prueba en las investigaciones empíricas.
comportamientos sexuales es vivida de otra manera que al modo de la En contrapartida, los sociólogos se han apoyado a menudo en una
interiorización de una obligación, de una coacción? Sin embargo, no hay noción semejante, como en la' de “generalización” de las disposiciones y
nada más coercitivo y arbitrario (culturalmente, históricamente...) que los de los esquemas para reforzar cierta pereza empírica. Si cada encuesta,
modelos sexuales, constituyendo el mundo social una especie de sobre tal o cual práctica, permitiera realmente captar disposiciones
institución total que socializa de manera permanente a los individuos en generales, que se presuponen transferibles a otras situaciones, entonces,
tales diferencias. El mundo social está continuamente sobresaturado de uno se evitaría, efectivamente, un largo y fastidioso recorrido de
diferencias sexuales. Pero es justamente porque esas diferencias son al investigación:10 ése mismo que un sociólogo psicológico se propone
mismo tiempo precoces y omnipresentes por lo que las coacciones rara ayudar a cumplir.
vez son sentidas como tales, o en todo caso mucho menos fuertemente Tomada en préstamo a la psicología piagetiana, la noción de
que otros tipos de coacciones sociales. Si los hábitos y los modelos transferabilidad suscita hoy la creciente desconfianza de una par-
escolares de conducta y de pensamiento, por ejemplo, primero son vividos
por los niños y los adolescentes al modo de la coacción, es porque la
escuela, cualquiera que sea su grado de integración familiar, sigue siendo
con mucha frecuencia un universo relativamente “extraño” y coercitivo, 10
Cuando, deseando desligar disposición y regularidad de aparición de una
sobre todo cuando exige que el grado de ascesis esté en su máximo, como práctica, Emmanuel Bourdieu escribe que una sola y única ocurrencia de un
comportamiento “es un criterio necesario y suficiente" del hecho de que el individuo
en las épocas de preparación de exámenes o de concursos. Si los niños “posee una disposición a tener ese comportamiento” [Bourdieu, 1998, p. 45], no se da
estuviesen sometidos al duro régimen de la ascesis escolar intensiva desde cuenta por una parte de la necesidad, para el trabajo interpretativo en ciencias
la escuela primaria, tal vez la ascesis del colegio secundario, y luego de sociales, de apoyarse en series de datos y no en observaciones aisladas, y por otra, de
una parte de la enseñanza superior, seria vivida como normal, lo cual la fantásdca pereza empírica que alentaría semejante proposición.
evidentemente no es más que un caso excepcional.
Transferencia y adormecimiento

Los trabajos sociológicos de Pierre Bourdieu toman también por


moneda corriente la idea de transferibilidad o de transpor- tabilidad y del
carácter “generalizadle” de los esquemas o las dis- posiones socialmente
constituidas. No obstante, ¿la noción de transferibilidad ha aumentado la
imaginación sociológica o, dicho de otro modo, ha posibilitado
indagaciones en ciencias sociales que, sin ella, habrían sido impensables?
Nada menos seguro. Para verificar que ha habido realmente transferencia
habría que estudiar de manera clara un modo de socialización y ver los
efectos específicos de su difusión. Por ejemplo, la socialización escolar
produce efectos de socialización que en general se consideran, en medios
sociológicos de la educación, duraderos y trans- feribles. Pero ¿qué es lo
que se transfiere de la situación escolar a otras situaciones extraescolares?
¿Es éste un sentido de la legitimidad de los productos culturales (por
ejemplo, un sentido de la “pequeña” y de la “gran” literatura)? ¿Es una
concepción general del conocimiento, una relación con el saber? ¿Es más
cierta cantidad de gestos de estudio o de hábitos intelectuales? ¿Es un
AtÜ ,a teoría del habitus a una sociología pslcolóyica 161
Bernard Lahire De
te de los psicólogos contemporáneos [Loarer y otros, 1995]. Pero es mas incorporados y acomodación (corrección)
sobre todo el proceso de generalización abusiva o prematura el que de los esquemas anteriormente adquiridos a
constituye el problema esencial sustentado por el uso de dicha noción. las variaciones y a los cambios de si-
Es, en efecto, la idea según la cual los esquemas o las disposiciones tuación.
serían todos y33 en toda ocasión transferibles y generalizabas, la que es ¿Y si, en lugar de generalizarse, a veces las disposiciones fueran
problemática. El investigador produce un cortocircuito en la marcha simplemente inhibidas o desactivadas para dar lugar a la formación o a
normal de la indagación y se evita la difícil comparación de las prácticas la activación de otras disposiciones? ¿Y si pudieran limitarse a no ser
de un ámbito de prácticas al otro o incluso de una situación a la otra en más que disposiciones sociales específicas, en el ámbito de pertinencia
el interior de una misma esfera de actividad, que sólo permitiría decir 1) bien circunscripto, aprendiendo el mismo individuo a desarrollar
si la transferencia realmente ocurrió y 2) de qué naturaleza es. Deducir disposiciones diferentes en contextos sociales diferentes? ¿Y si, en
apresuradamente del análisis de las prácticas de un individuo o de un lugar del simple mecanismo de la transferencia de un sistema de
grupo social en un contexto social determinado (cualquiera que sea la disposiciones, se tratara de un mecanismo más complejo de
escala del contexto) esquemas o disposiciones generales, habitas que adormecimiento/puesta en acción o de inhibición/activación de
funcionarían de modo parecido en cualquier otra parte, en otros lugares disposiciones que supone, evidentemente, que cada individuo singular
y otras circunstancias, pues, constituiría un error de interpretación. sea portador de una pluralidad de disposiciones y atraviese una
Las diferencias de comportamiento observables de un contexto al pluralidad de contextos sociales?
otro ¿no serían el producto de la refracción de un mismo habitus (de un Los esquemas interpretativos de los comportamientos humanos
mismo sistema de disposiciones) en contextos diferentes? De hecho, el quejón Elster formula a partir de la lectura del texto de Alexis de
régimen de transferencia generalizada, no discutido y empíricamente Tocqueville, De la democracia en América, me parecen característicos
poco examinado, impide concebir (y por lo tanto observar) la existencia de una interpretación del'mundo social que, sin saberlo, enfrenta el
de esquemas o de disposiciones de aplicación muy locales (propios de problema de la pluralidad de las esferas de actividad atravesadas por
situaciones sociales o de ámbitos de prácticas particulares), de modos de cada individuo, él mismo portador de una pluralidad de disposiciones.
categorización, de percepción, de apreciación o de acción sensorio- Elster escribe: “Los hábitos y los deseos pueden reforzarse, compensarse
motriz parciales ligados a objetos o a ámbitos específicos. Reduce un y limitarse unos a otros, a través de tres mecanismos que yo llamaría el
proceso de “exteriorización de la interioridad” complejo a un efecto de desbordamiento, el de compensación y el de suma nula”
funcionamiento único y simple, a saber, el de la asimi- [Elster, 1990, p. 181]. El efecto de desbordamiento es un efecto de
lación/acomodación: asimilación de las situaciones a los esque transferencia: “los hábitos adquiridos en una esfera son transferidos a
otra”. El efecto de compensación supone de parte del individuo que “lo
que no encuentra en una esfera, lo busque en otra”. Y por último, el
efecto de suma nula está ligado a la imposibilidad de tener una infinidad
de inversiones sociales, explicando la inversión en una esfera de ac-
tividad que esté ausente o disminuya proporcionalmente en las otras.
Se podría juzgar con bastante dureza esta aparente mescolanza
teórica que tanto puede “apelar también a la presencia del fenómeno
mental A en la esfera X para explicar por qué A está pre-

33 Max Weber, que utilizaba el concepto de habitus, no lo concebía for-


zosamente como un sistema de disposiciones generales. Así, podía escribir: “Este
estado podría corresponder a un habitus extracotidiano de carácter solamente
pasajero” [Weber, 1996, p. 347].
T62 163

Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica

sente también en la esfera Y: es el efecto de desbordamiento” como Por un simple efecto de escala, la captación de lo singular en cuanto
“apelar a la ausencia de A en X para explicar su presencia en Y: es el tal, es decir, del individuo como producto complejo de diversos procesos
efecto de compensación" o también “apelar a su presencia en X para de socialización, fuerza a ver la pluralidad interna del individuo: lo
explicar por qué está ausente en Y: es el efecto de suma nula” [Elster, singular es necesariamente plural. En la coherencia y la homogeneidad
1990, p. 185]. Pero haremos a un lado ciertas características del de las disposiciones individuales pensadas por los sociólogos en la escala
funcionamiento del mundo social en una sociedad diferenciada. Por de los grupos o de las instituciones se substituye una visión más compleja
supuesto, el efecto de transferencia se explica por la analogía de del individuo menos unificado y portador de hábitos (de esquemas o de
situaciones pasadas y presentes: cuando han construido una parte de sus disposiciones) heterogéneos y, en ciertos casos, contradictorios. 12
disposiciones en ciertas situaciones, los individuos las ponen en práctica Las ciencias sociales (y particularmente la sociología, la historia y
en situaciones análogas. El efecto de compensación sólo puede la antropología) han vivido demasiado tiempo sobre una visión
comprenderse a partir del momento que se admite que el individuo es homogeneizadora del individuo en sociedad. Buscar su visión del mundo,
portador de disposiciones heterogéneas (e incluso contradictorias): su relación con el mundo o ula fórmula generadora de sus prácticas” (el
forzado a adormecer, a inhibir una parte de sus disposiciones sociales en habitus) fue considerado, y lo sigue siendo ampliamente hoy, un trámite
una esfera de actividad (por ejemplo la vida pública), les permite que se cae de maduro. Por ejemplo, en una obra que defiende
expresarse en otra esfera (por ejemplo la vida privada). Finalmente, el filosóficamente la idea de un sistema de disposiciones coherente y
efecto de suma nula no se puede comprender en el mismo plano. homogéneo, Emmanuel Bourdieu toma el ejemplo del célebre trabajo de
Descansa sobre todo en la verificación antropológica de que el volumen Erwin Panofsky sobre Gali-
de tiempo del que disponemos es una cantidad finita. El tiempo que
dispensamos en un ámbito es un tiempo que no será invertido en otros:
así, si nuestras disposiciones sociales nos empujan a invertir con ardor en 12
El estudio de casos de “tránsfugas de dase” es esencial para 1) comprender
el universo profesional, el universo doméstico se verá proporcionalmente cómo puede incorporar un individuo disposiciones contradictorias, cómo vive con
abandonado. La pluralidad de los mundos o de los marcos sociales es esta contradicción (¿ahogando o adormeciendo sus antiguas disposiciones?
¿Escindiendo-separando muy claramente los universos en los que pondrá en práctica
también, pues, un problema para cada individuo que debe compartir su tales o cuales disposiciones? ¿Sufriendo a cada instante a causa de la contradicción
tiempo entre estos universos diferentes. obstaculizados de las disposiciones?) y 2) evaluar en qué medida la pluralidad
¿Cómo vive el individuo la pluralidad del mundo social, así como relativa de las disposiciones de las que son portadores los individuos desemboca o no
su propia pluralidad interna? ¿Qué produce esta pluralidad (exterior e en conflictos psíquicos o en tironeos identitarios.
interior) en la economía psíquica, mental, de los individuos que la viven?
¿Qué disposiciones invierte el individuo en los diferentes universos (en el
sentido más amplio del término) que es llevado a atravesar? ¿Cómo
distribuye su energía y su tiempo entre esos mismos universos? He aquí
una serie de preguntas que una sociología psicológica, en la escala del
individuo, necesariamente se formula.
Lo singular plural
"¿Quién creerá que un individuo sea una cosa tan
simple o tan dócil como para que pueda actualizar
así a lo largo de su trayectoria un habitus
inherente a él. como un punto actualiza a lo largo
de la curva la función matemática que define la
curva?"
Jean-Claude Passeron, Le Raisonnement
sociologique
164 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 165

leo [Panofsky, 1992] que pone de manifiesto el hecho de que las las más de las veces, constituye un
“múltiples inversiones intelectuales” del gran físico “no se reducen a postulado no discutido, y se funda, en
una yuxtaposición de actividades separadas y forman por el contrario un ciertos casos, más en presupuestos éticos
sistema de prácticas homologas” [Bourdieu, 1998, p. 7]. La fórmula que en comprobaciones empíricas. De hecho,
generadora de las prácticas doctas del físico es designada así por la coherencia (relativa) de los hábitos
Panofsky: se trata del “purismo crítico”. En consecuencia, P. Bourdieu (de los esquemas o de las disposiciones)
infiere de ello que “a través de la idea del ‘purismo crítico’ Panofsky que puede haber interiorizado cada
capta la propiedad fundamental en función de la cual se organiza todo el individuo dependerá de la coherencia de
comportamiento del gran físico, confiriéndole su coherencia y su ‘estilo’ los principios de socialización a los
propio” [Bourdieu, 1998, p. 8]. Sin embargo, Panofsky no dice cuales está sometido. Cuanto más un
exactamente que el “estilo” propio de “Galileo” se condense en esta individuo haya sido colocado, simultánea o
fórmula disposicio- nal (el “purismo crítico”). El no habla de “todo el sucesivamente, en el seno de una
comportamiento” de Galileo, sino del comportamiento docto del pluralidad de contextos sociales no
Galileo-físico. La diferencia es enorme. Este “purismo crítico” homogéneos, y a veces incluso
¿constituye la disposición social que podría dar razón de los contradictorios, y cuanto más esta
comportamientos domésticos, amistosos, amorosos, alimenticios, experiencia haya sido vivida de manera
vestimentarios de Galileo? Podemos dudarlo. Del mismo modo, cuando precoz, más se tratará de un individuo con
se evoca el habitus literario de un novelista como Gustave Flaubert un patrimonio de disposiciones, hábitos o
[Bourdieu, 1992] o el habitus filosófico de un autor como Martin capacidades no homogéneo, no unificado,
Heidegger [Bourdieu, 1975], uno puede preguntarse en qué medida
estos últimos trasladan el mismo sistema de disposiciones en toda una que varían según el contexto social en el
serie de situaciones sociales extraliterarias o extrafilosóficas. El que sea llevado a evolucionar.
conjunto de sus comportamientos sociales —fuera cual fuese el ámbito Las múltiples inscripciones contextúales
considerado— ¿sería reductible a ese sistema? La observación de los Con la excepción de una parte de las investigaciones de naturaleza
comportamientos reales muestra que semejante presuposición está lejos sociolingüística particularmente sensibles a las variaciones contextúales
de ser obvia y de confirmarse. (David Efron, William Labov.John Gumperz...), raros son los trabajos
Torciendo la vara en el otro sentido, algunos sociólogos pos-
modernos, no obstante, de manera opuesta, parecen deleitarse con la sociológicos que se han puesto realmente como objetivo comparar las
idea de dispersión, de estallido, de fragmentación o diseminación prácticas de un mismo individuo (y no globalmente de un grupo de
infinitos del actor. Ahora bien, no se trata de zanjar de una vez por individuos) en esferas de actividad diferentes, universos sociales
todas, a priori, la cuestión (del grado) de la unicidad o de la pluralidad diferentes, tipos de interacción diferentes. Estudiando a individuos en
del actor individual, sino de preguntarse cuáles son las condiciones escenarios particulares, en el marco de un solo terreno de prácticas
sociohistóricas que hacen posible la producción de un actor plural o de (siguiendo un recorte subdisciplinario particularmente discutible
un actor caracterizado por una profunda unicidad. La elección de la científicamente: sociología de la familia, de la educación, la cultura, el
unicidad o de la fragmentación, arte, el trabajo, la salud, la juventud, sociología religiosa, política,
jurídica...), a menudo los investigadores se han apresurado, sin razón, a
deducir del análisis de los comportamientos observados en esos
escenarios unas disposiciones generales, habitus, visiones del mundo o
relaciones con el mundo en general.
Una parte del programa sociológico que yo propongo implica
_________
exigencias metodológicas nuevas. Para captar la pluralidad interna de
los individuos y la manera en que actúa y se “distribuye” según los
contextos sociales, hay que proveerse de dispositivos me-
166 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 167

todológicos que permitan observar directamente o reconstruir in- filosóficos...) [Dumont, 1983; Taylor, 1998], pero no hay que descuidar
directamente (por diversas fuentes) la variación “contextuar (en el el estudio de las instituciones, las disposiciones sociales o las
sentido amplio del término) de los comportamientos individuales. Sólo configuraciones de relaciones de interdependencia que contribuyen a
dichos dispositivos metodológicos permitirán juzgar en qué medida producir este sentimiento de singularidad, de autonomía, de interioridad,
ciertas disposiciones son transferibles de una situación a otra y otras no, de identidad de sí en sí [Elias, 1991b, pp. 64-67]. 13
ver cómo juega el mecanismo de inhibición- Una cantera de investigación podría constituirse de manera
adormecimiento/activación-puesta en obra de las disposiciones y evaluar igualmente útil en el sentido de una historia o de una sociología de las
el grado de heterogeneidad u homogeneidad del patrimonio de hábitos formas de unificación discursiva (narrativa particularmente) del “sfi\ La
incorporados por los individuos en el curso de sus socializaciones ilusión de un sí mismo unificado, homogéneo, coherente, no carece de
anteriores. Si la observación directa de los comportamientos sigue fundamento social. Se podría decir incluso que la celebración de la
siendo el método más pertinente, rara vez es posible, en la medida en unidad del sí mismo es una empresa permanente en nuestras sociedades.
que “seguir’’ a un individuo en situaciones diferentes de su vida es una Comenzando por el “nombre propio” asociado al “nombre de pila”,
tarea a la vez pesada y deontológica- mente problemática. Pero incluso simbolizado en la firma manuscrita, que consagran enteramente la
la entrevista y el trabajo a partir de archivos pueden ser reveladores — singularidad de la “persona” y que nos sigue durante toda nuestra vida, y
cuando se es tan sensible a las diferencias como a las constantes— de terminando por todas las formas discursivas de presentación del sí
múltiples pequeñas contradicciones, de heterogeneidades mismo, de su historia, de su vida {curriculumvilce, oraciones fúnebres,
comportamentales inadvertidas por las encuestas que con mucha no-
frecuencia, por el contrario, intentan mantener la ilusión de la
coherencia y de la unidad de sí.
Se trata no solamente de comparar las prácticas de los mismos 13
Actualmente trabajo sobre la manera en que la escuela primaria contribuye
individuos en universos sociales (mundos sociales que en ciertos casos, a formar al alumno autónomo, captando la autonomía como una forma de
dependencia histórica específica y a la escuela como el lugar donde se opera el
pero no sistemáticamente, pueden organizarse en la forma de campos de aprendizaje progresivo de esta nueva relación con el poder y el saber.
lucha), como el mundo del trabajo, la familia, la escuela, el vecindario,
la iglesia, el partido político, el mundo del tiempo libre, las instituciones
culturales, sino también de diferenciar las situaciones en el interior de
estos diferentes grandes dominios —no siempre tan claramente
separados en la realidad social— tomando en cuenta las diferencias
intrafamiliares, in- traprofesionales, etcétera.
La producción del individuo

Un programa que se interese en el mundo social en la escala del


individuo, en lo social individualizado, no puede abstenerse del estudio
de las condiciones sociales (y discursivas) de producción del individuo
moral e ideológico como un ser aislado, coherente, autónomo, singular,
fundamentalmente cerrado sobre sí mismo antes de todo contacto con los
otros, disponiendo de una interioridad o de un yo auténtico. Si la
sociología psicológica se interesa por el sujeto empírico (en el sentido
de Louis Dumont) y las lógicas sociales captadas en la escala de ese
sujeto empírico (que no tiene ningún tipo de parecido con el individuo
desocializado del individualismo metodológico), no puede dejar de inte-
resarse por la producción de la imagen (moral, ideológica...) del sí
mismo individual.
Esta producción del individuo como individuo singular, autónomo,
a menudo es captada en el contenido de los discursos (ideológicos,
TÜS Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 169

ticias necrológicas, panegíricos, biografías y autobiografías, relatos problemas sobre los que pretende ocuparse específicamente (por
sobre sí mismo, bildungsroman, relatos de la vida del acusado en el ejemplo, el caso de los “tránsfugas”).
marco de un tribunal...)- En muchos de estos géneros discursivos, el Como lo muestra el estudio histórico de un caso atípico por Cario
postulado de la unidad del sujeto es fuerte. El “yo” que se expresa o el Ginzburg, a saber, el del molinero llamado Menocchio [Ginzburg,
“él” que es narrado garanuzan una suerte de eternidad y de 1980], la captación de lo singular pasa necesariamente por una
permanencia de una unidad personal coherente y uniforme. comprensión de lo general; y podría decirse que no hay nada más
Finalmente, un diálogo renovado con la historia es posible a general que lo singular. Poco a poco, se llega a comprender cómo —
propósito de la práctica de la biografía histórica. 34 ¿Cómo modificar el según qué plegados, qué distorsiones específicas de las propiedades
género biográfico que privilegia, en cuanto género discursivo, la generales, de las experiencias en formas de vida sociales— Menocchio
coherencia de un recorrido, de una vida, de una andadura, a expensas se ha convertido en lo que es. Para comprender lo social en el estado
de todas las incertidumbres, incoherencias, contradicciones mismas de plegado, individualizado, hay que tener un conocimiento de lo social
las que están amasados los personajes históricos reales? No se trata en en el estado desplegado; o dicho de otro modo, para dar cuenta de la
absoluto de ceder a la ilusión positivista de poder captar la totalidad de singularidad de un caso, hay que comprender los procesos generales
una “personalidad”, en todas las facetas de su existencia o, como se de los que ese caso no es sino el producto complejo.
dice todavía a veces, “en toda su complejidad”. Pero evitar el borroneo Puesto que Ginzburg mismo se refiere a Conan Doyíe y a su
o la eliminación sistemática de los datos heterogéneos y héroe, Sherlock Holmes, para explicitar el “paradigma indiciario” en
contradictorios, cruzando los datos de archivos sobre el mismo el que se inscriben sus trabajos, uno podría apoyarse en el trabajo de
individuo, captándolo a través de aspectos muy diferentes de su investigación de este último para mostrar que llegar a convertir
actividad social en lugar de simplemente levantar el retrato coherente detalles insignificantes en detalles reveladores, vale decir, en indicios
de él como artista, como escritor, rey, guerrero, hombre de Estado o de de tal o cual propiedad práctica, disposición o rasgo de carácter,
Iglesia —con el pretexto de que la ciencia es forzosamente supone un conocimiento general (histórico, geográfico, antropológico,
simplificadora y de que la reconstrucción científica es inevitablemente económico) del mundo social y de sus tendencias históricas, ya sea
más coherente que la realidad o que la ciencia pone necesariamente que hayan sido estadísticamente establecidas o reconstruidas sobre
orden en el desorden relativo del mundo empírico—, es una manera de bases documentales, observaciones directas o testimonios. Así,
renovar el género biográfico en historia convirtiéndolo en un lugar Sherlock Holmes no llega a operar sus deducciones sino sobre la base
experimental (en el sentido de lugar de experiencias, de ensayos) de de un increíble conocimiento erudito: él apoya su razonamiento sobre
reflexión metodológica muy importante. el conocimiento que tiene de determinados hábitos profesionales,
La generalidad de lo singular
culturales, nacionales. Lejos de apoyarse en conocimientos singulares,
Contrariamente a lo que se podría temer en una primer apro- suponen la puesta en práctica de conocimientos generales movilizados
ximación, la sociología psicológica no se opone en absoluto a los en vista de la comprensión de un caso singular.
abordajes estadísticos. No sólo se nutre de las verificaciones y los La idea que viene espontáneamente a la mente frente a todo
análisis de la sociología estadísdcamente fundada, sino que las buenas aquello que puede recordar a los case studies es la de la pobre re-
encuestas estadísticas nos permiten siempre investigar las variables presentación estadística de los casos estudiados. .Al estudio del caso
más discriminantes en función del terreno de práctica estudiada, v por singular se opondría el conocimiento de las tendencias generales, de
lo tanto captar las disposiciones sociales que están más las recurrencias del mundo social estadísticamente aprehendidas. Pero
particularmente movilizadas en tal o cual contexto específico de “singular” no significa “irrepetible” o “único”. Al constituir lo singular
práctica por categorías de individuos. La sociología psicológica no como lo inverso de lo general, se actualiza una vieja oposición entre
tiene por especialidad ocuparse de los casos teratológicos, ex- ciencias nomotédcas y ciencias idiográ- ficas, método generalizante y
cepcionales, estadísticamente atípicos e improbables, aunque dichos método individualizante [Freund, 1983, pp. 32-36], que carece de toda
casos a veces le sean útiles para hacer aparecer algunos de los pertinencia.
Paradójicamente, el estudio de casos, en su singularidad y no en
34 Nos uniríamos así a la voluntad expresada por Giovanni Lévi cuando concepto de casos ilustrativos con respecto a figuras ideal-típicas o a
llama a reconsiderar la “tradición biográfica establecida”, así como la “retórica tendencias o propiedades generales estadísdcamente asociadas con la
misma” de la historia, que descansan en “modelos que asocian una cronología mayor frecuencia a un grupo, puede actualizar situaciones mucho más
ordenada, una personalidad coherente y establecida, acciones sin inercia y frecuentes estadísticamente de lo que se cree. En efecto, los
decisiones sin incertidumbre" [Lévi, 1989, p. 1326].
170 Bernard Lahtre pc |a tporía del habitus a una sociología psicológica 171

investigadores en ciencias sociales trabajan a menudo con ayuda de


dicotomías que les permiten ver cómo se distribuyen los diferentes
grupos o categorías de individuos entre los dos polos opuestos. Por
ejemplo, la sociología de la educación puede oponer a los estudiantes
según tiendan hacia el polo ascético o más bien hacia el polo hedonista.
Se podrán tener así dos figuras ideal-típicas del estudiante en mente, a
saber, por un lado, el estudiante asceta, volcado por entero al trabajo
escolar, que lo sacrifica todo (sociabilidad amistosa, sentimental y
familiar, ocio y vacaciones...) para consagrarse al estudio y, por el otro,
al estudiante bohemio, amante de las fiestas, el ocio, los amigos, los amo
res, y que trabaja de manera forzosamente discontinua, ocasional
[Bourdieu y Passeron, 1964; Lahire, 1997]. No obstante, si se busca en
la realidad de los estudiantes que mejor corresponden a esos dos polos,
se arriesga no tener estadísdcamente más que unos pocos candidatos.
La gran mayoría de ellos estarán entre los dos, en situaciones “medias”
que son de hecho situaciones mixtas, ambivalentes: no son ni
monstruos de trabajo ni juerguistas consumados, sino que alternan,
según los contextos y, especialmente, su entorno (y sus presiones) del
momento, el tiempo de ponerse a trabajar y el tiempo de detenerse, y
que padecen alternaüvamen- te la pesadez de su ascetismo obligado y
la mala conciencia del estudiante hedonista [Lahire, 1998b, pp. 76-79].
Portadores de disposiciones (más o menos fuertemente consumidas)
reladvamente contradictorias, son estadísdcamente más numerosos que
sus compañeros “ejemplares” (desde el punto de vista de la oposición
teórica considerada). E incluso los estudiantes más típicos de los polos
opuestos podrán ser trabajados por deseos contradictorios, por lo
menos simbólicamente.
Del mismo modo, cuando el-sociólogo de la educación intenta
comprender los procesos de “fracaso” y “éxito” escolares a pardr de la
oposición conceptual entre dos upos de códigos so- ciolingüísdcos
(restringido y elaborado [Bemstein, 1975]), dos arbitrarios culturales (lo
arbitrario cultural dominante y lo arbitrario cultural dominado [Bourdieu
y Passeron, 1970]), dos tipos de relación con el lenguaje (relación escri
tu ral-escolar con el lenguaje y relación oral-práctica con el lenguaje
[Lahire, 1993], generalmente concentra su análisis en los polos de la
oposición, olvidando las situaciones mixtas y ambivalentes de los
estudiantes “medios”, cuyas disposiciones escolares no son inexistentes
sino débiles o, en todo caso, no tan fuertes como para imponerse sis-
temáticamente frente a las disposiciones no escolares. No es un azar
epistemológico si los sociólogos de la educación se han atenido
esencialmente a dar explicación de los casos de “éxitos” y de “fracasos”
escolares, descuidando totalmente el caso de los alumnos “medios”.
Pero incluso en el caso de los niños con gran dificultad escolar, estos
nunca salen de la escuela igual que entraron,
172 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 173

y también ellos desarrollan comportamientos escolares ambiva- Las razones de una sociología psicológica
lentes [Lahire, 1993].
Por lo tanto, no se puede reprochar al programa de una sociología "Aunque debe rehusar, para constituirse, todas

psicológica el reducirse al estudio, interesante pero secundario e incluso las formas del biologismo, que siempre tiende a
naturalizar las diferencias sociales reduciéndolas
marginal, de las excepciones estadísticas, sino todo lo contrario. a invariantes antropológicas, la sociología no
Paradójicamente, numerosos investigadores comentan sus cuadros puede comprender el juego social en lo que
tiene de más esencial sino a condición de tomar
estadísticos interpretando sus datos en la lógica de las aproximaciones en cuenta algunas de las características
relativas de las categorías o grupos de individuos hacia los polos de universales de la existencia corporal, como el
oposición pertinente considerada y fallan, al mismo tiempo, en la hecho de existir en el estado de individuo
biológico separado, o de estar aislado en un
captación de los casos intermedios, que a menudo son los más lugar y un momento, o también el hecho de ser
numerosos, los más comunes. El ejemplo (demasiado) “perfecto”, que a y de saberse destinado a la muerte, otras tantas
veces condensa o acumula el conjunto de las propiedades propiedades más que científicamente
verificadas que nunca entran en la axiomática
estadísticamente más ligadas a un grupo o a una categoría, es sin duda de la antropología positivista"
necesario cuando se quiere ilustrar el análisis fundado sobre datos Pierre Bourdieu, Leçon sur la leçon
estadísticos. Se lo utiliza a menudo para trazar el retrato de una época,
de un grupo, de una clase o de una categoría. Sin embargo, puede Al atenerse al análisis de los pliegues más singulares de lo social,
volverse engañoso o caricaturesco desde el momento en que ya no se le la sociología en la escala del individuo, o sociología psicológica, se
confiere la propiedad de ilustración (representante de una institución, de inscribe en la larga tradición sociológica que, de Emile Durk- heim a
una época, un grupo), sino que se lo toma por un caso particular de lo Norbert Elias, pasando por Maurice Halbwachs, apunta a relacionar de
real, es decir, como el producto complejo y singular de experiencias manera cada vez más fina la economía psíquica con los marcos de la
socializadoras múltiples. Pues la realidad social encarnada en cada vida social. Un estudio semejante supone dotarse de herramientas
individuo singular es siempre menos lisa, menos simple que eso. Por conceptuales y metodológicas adecuadas.
otra parte, si las clasificaciones cruzadas de las grandes encuestas nos Pero legítimamente uno podría preguntarse cuál(es) razó- n(es)
indican las propiedades (recursos, actitudes, prácticas) estadísticamente empuja(n) al sociólogo a estudiar lo social en la escala individual. Al
más ligadas a tal grupo o categoría, es imposible deducir de ello que elegir semejante punto de vista de conocimiento de la
cada individuo componente del grupo o la categoría (ni siquiera la
mayoría de ellos) se parece a la totalidad (ni siquiera a la mayoría) de
esas propiedades.
Al mismo tiempo, dado que intenta captar combinaciones re-
lativamente singulares de propiedades generales, la sociología psi-
cológica tropieza con algunas dificultades luego de cierto uso del
método ideal-típico. Si el sociólogo se contenta con proporcionar
cuadros coherentes sin dar a leer casos menos homogéneos, menos
claros, más ambivalente, entonces presenta un social (y particularmente
casos individuales) extrañamente coherente y casi inexistente. En
consecuencia, el método ideal-típico se mueve claramente en el sentido
de una captación de lo social “desplegado” y desheterogeneizado. La
dificultad no viene tanto de Weber —consciente del hecho de que los
“elementos heterogéneos por sí mismos son compatibles” [1996, p. 206]
y de que los hombres nunca han sido “libros repasados con una gamuza
en todos sus detalles”, así como tampoco “construcciones lógicas o
ejemplos de contradicciones psicológicas” [1996, p. 364]— como de sus
usuarios, que confunden, como dice Marx, la lógica de las cosas y las
cosas de la lógica.
TK Bernard Lahire De la teoría del habitas a una sociología psicológica 175

realidad, ¿no se encuentra en situación de adherir y de acompañar tinentes, como en el caso de las
activamente el movimiento de individualización conocido por nuestras experiencias físicas o químicas, y, por
formaciones sociales? Fuera de la dinámica propia del campo otra parte, la pluralidad interna de los
sociológico, que explica que dicho interés va en el sentido de un individuos, cuyo patrimonio de hábitos (de
progreso de la autonomía científica de la disciplina, es evidente que esta esquemas o disposiciones) es más o menos
sociología responde a una necesidad histórica de pensar lo social en una heterogéneo, compuesto de elementos más o
sociedad fuertemente individualizante. En un momento en que el menos contradictorios. Difícil entonces
hombre puede ser concebido cada vez más como un ser aislado, predecir con certeza aquello que, en un
autónomo, dotado de razón, “sin atadura ni raíz”, opuesto a la contexto específico, va a “jugar”, “pesar”
“sociedad”, contra la cual defenderá su “autenticidad” radical, la sobre cada individuo y qué, de los
sociología tiene el deber (y el desafío) de poner a la luz la producción múltiples hábitos incorporados por él, va
social del individuo (y de las concepciones que se foijan de él) y de a ponerse en funcionamiento en/por tal
mostrar que lo social no se reduce a lo colectivo o a lo general, sino que contexto. La verificación sociológica que
actúa en los pliegues más singulares de cada individuo. estamos obligados a extraer de nuestro
Desde este punto de vista, la sociología debería atenerse a producir conocimiento actual del mundo social es
una visión del hombre en sociedad más justa científicamente que las
(necesarias) caricaturas que se hacen de él cuando se imagina al que el individuo está demasiado multisocializadoy
individuo a partir de las figuras ideal-típicas extraídas de los trabajos multideterminado
como para que pueda ser
sobre grupos sociales, épocas históricas o instituciones. Debería ser consciente de sus de- terminismos. Desde
especialmente capaz de responder a interrogaciones comunes, profanas este punto de vista (socio) lógico se ve
pero esenciales, en cuanto a la vida de los individuos en sociedad. Por que los individuos resisten muy
ejemplo, ¿cómo comprender que un individuo pueda sorprender a su ampliamente la idea de un determinismo
entorno próximo (entorno que, sin embargo, tiene un buen conocimiento social. Y precisamente porque hay grandes
intuiti- vo-práctico de ese individuo) e incluso sorprenderse a sí mismo posibilidades de ser plural y porque se
por el hecho de haber sido capaz de hacer esto o aquello, en tal ejercen sobre él “fuerzas” diferentes
circunstancia o en tal momento de su biografía? ¿Qué concepción del según las situaciones sociales en las que
determinismo social se debe tener para dar cuenta de esta in- se encuentra, el individuo puede tener el
determinación relativa del comportamiento individual que hace al
encanto de la vida social? sentimiento de una libertad de conducta.
En efecto, es imposible prever la aparición de un comportamiento Esta idea compleja y sutil del-determinismo social sobre los
social como se predice la caída de los cuerpos a partir de la ley universal comportamientos individuales ha sido ya encarada, en cierto modo, por
de la gravedad. Esta situación es el producto de la combinación de dos una parte de la literatura, y especialmente por Marcel Proust. Ya
elementos: por una parte, la imposibilidad de reducir un contexto social cuasiteórico de la pluralidad de los “yo” en cada individuo [Lahire,
a una serie limitada de parámetros per 1998b, “Le modéle proustien de l’acteur pluriel”, pp. 43-46] en su
Contra Sainte-Beuve, el novelista ha desarrollado una escritura que no
solamente pone en escena esta pluralidad de las herencias e identidades
individuales, sino que da ejemplo de una “sociología individual”
sutilmente determinista [Dubois, 1997, p. 130].
Para terminar, 1) porque cada uno de nosotros puede ser portador
de una multiplicidad de disposiciones que no siempre encuentran los
contextos de su actualización (pluralidad interna no saciada); 2) porque
podemos estar desprovistos de buenas disposiciones que nos permitan
enfrentar ciertas situaciones más o menos inevitables en nuestro mundo
social multidiferenciado (pluralidad externa problemática)-, y 3) porque
la multiplicidad de las inversiones sociales (familiares, profesionales,
amistosas...) objetivamente posibles puede tomarse a fin de cuentas
Bernard Lahire De la teoría del habitas a una sociología psicológica 175

incompatible
176 Bernard Lahire De la teoría del habitus a una sociología psicológica 177

{pluralidad de inversiones o de compromisos problemática), individuo puede padecer la multiplicidad de las inversiones sociales
podemos vivir malestares, crisis o desfasajes personales con el que se presentan en él y que pueden terminar por entrar en
mundo social. En primer lugar, sentimientos de soledad, de competencia, incluso en contradicción.
incomprensión, de frustración, de malestar pueden ser los frutos de Por tanto, realmente se debe a que nuestro mundo contem-
esta (inevitable) distancia entre lo que el mundo social nos permite poráneo está diferenciado y a que somos portadores de disposiciones y
“expresar” objetivamente en un momento determinado del tiempo y capacidades (más o menos) plurales por lo que podemos vivir esas
lo que ha puesto en nosotros en el curso de nuestra socialización pequeñas o grandes preocupaciones, que a veces terminan por agobiar
pasada. Porque somos portadores de disposiciones, de capacidades, nuestras existencias. Una vez más, esos males y malestares
saberes y habilidades que en ocasiones deben vivir perdurablemente socialmente producidos son objetos de estudio privilegiados por la
en el estado de adormecimiento por razones sociales objetivas, po- sociología psicológica.
demos entonces sentir un malestar que se traduce generalmente por
la ilusión de que nuestro “yo auténtico” (“personal” y por ende Bibliografía
pensado como asocial) no encontraría su lugar en el marco res-
trictivo de la sociedad (asimilada a un conjunto de normas sociales BERNSTEIN, B. (1975), Langage et classes sociales, París, Minuit.
ajenas a la propia persona). Esta situación es favorable al ------(1992), “La construction du discours pédagogique et les modalités de
reforzamiento de la ilusión de la existencia de un “fuero interior” o
de un “yo íntimo” (auténüco) independiente de todo marco social, sa pratique”, Critiques Sociales, n° 3-4, noviembre, pp. 20-58.
incluso cuando el origen de dicho sentimiento es el desajuste o la BOUDON, R. (1996), “Social mechanisms without black boxes”, Social mecha-
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que nos ofrece como posibilidad de puesta en práctica de nuestras SWEDBERG (ed.), Cambridge, Cambridge Unrtersity Press.
disposiciones y capacidades diversas en tal o cual momento. Pero a BOURDIEU, E. (1998), Savoir faire. Contribution à une théorie dispositionnelle de
la inversa, las situaciones de crisis pueden ser producidas por las l’action, París, Seuil.
múltiples ocasiones de desajuste, de recorte entre lo que hemos BOURDIEU, P. (1975), “L’ontologie politique de Martin Heidegger”, Actes de la
incorporado y lo que las situaciones exigen de nosotros. Se trata recherche en sciences sociales, n° 5-6, noviembre [“La ontología política de
entonces de crisis del vínculo de complicidad o de connivencia13 Martin Heidegger”, en P. BOURDIEU, Campo del poder y campo intelectual,
ontològica entre el pasado que se corporiza y la nueva situación. Buenos Aires, Folios, 1983].
Por último, al no tener el don de la ubicuidad, el (1979), La Distinction. Critique sociales du jugement, París, Minuit [La dis-
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Este tipo de situación lleva a pensar que, mas que postular a pncniy de una vez [Las reglas del arte, Barcelona, Anagrama. 1995].
por todas la existencia de una teoría de la práctica (y de la acción) BOURDIEU, P. y PASSERON, J.-C. (1964), Les Héritiers, les étudiants et la cul-
ture, París, Minuit [Los herederos. Los estudiantes y la cultura. Buenos .Aires,
Siglo XXI, 2003].

singular, es preferible reconstituir, según los universos y los medios sociales, según reflexión y de corrección, tiempo del retomo sobre la acción, sobre sí mismo, etc.
los tipos de actores y los tipos de acción, los diferentes tiempos de la acción y las En pocas palabras, se trata de desarrollar una sociología de la pluralidad de las
diferentes lógicas de la acción: tiempo de la concertación, de la deliberación, de la lógicas efectivas de acción y de la pluralidad de las formas de relación con la
preparación, de la planificación, tiempo de la puesta en práctica de esquemas de acción que no puede aprehenderse sino en la escala del individuo.

llllllílllimnilllllllliiiiiiiimiiiiiniiinoiimiiiiiiiiiiiHiiiininiMi ■
acción incorporados en la urgencia relativa —según la naturaleza de la acción—,
acompañados a veces de tiempos de pausa, de
pe la teoría del habitus a una sociología psicológica 179

Bernard Lahire
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6
Pierre Bourdieu - Jean Piaget:
habitus, esquemas y construcción
de lo psicológico
por Jean-Paul Bronckart* y Marie-Noëlle Schurmans**

Desde fines de los años sesenta, Pierre Bourdieu redefinió la noción


de habitus, erigiéndola en concepto central de su proyecto teórico, el de
fundar una teoría de la práctica que articulara es- tructuralismo y
constructivismo. Adoptada del hexis de Aristóteles por el tomismo, esta
noción se inscribió durante largo tiempo en la aproximación escolástica
de la philosophia naturalis del espíritu humano; señalaba entonces una
disposición moral adquirida y generadora de actos, orientada por la
razón y la voluntad, disposición que testimoniaba un dinamismo a mitad
de camino entre la inercia de los estados y la plasticidad de las
aplicaciones. Es esta

" Doctor en Psicología, profesor ordinario de ciencias de la educación en la


Universidad de Ginebra.
** Doctora en Sociología, profesora adjunta de ciencias de la educación en la
Universidad de Ginebra.
182 Jean-Paul Bronckar t y - ?-Nftp||r "li liuiiifj
Ma ;
Habitvs. esquemas y construcción de lo psicológico 183

ns

doble propiedad —fundamento moral y relativa estabilidad— la que dividuos [Mary, 1992]. La utilización
conducirá a Hegel a volver a trabajar la noción de hexis en su crítica de la weberiana del modelo económico para descubrir
abstracción kantiana. Al asignarse la tarea de “reunir la conciencia —la “los intereses específicos de los grandes
del individuo y la de la colectividad— allí donde se encuentre” [Châtelet, protagonistas del juego religioso”
1979, p. 71], Hegel propone una genealogía de las construcciones inspirará sobre todo la articulación
culturales humanas en la medida en que ellas son al mismo dempo el introducida por Pierre Bourdieu entre el
producto y el revelador de tres estados de conciencia: la conciencia
subjetiva (caracterizada por la indiferenciación entre conocimiento de sí y habitus y el interés [1992, p.91; en español, p.
de los otros); la conciencia objetiva o diferenciada (producto de la 79].
negación que cons- dtuve el encuentro con los objetos “diferentes”) y la La renovada elaboración de la noción de habitus por Pierre
conciencia absoluta (síntesis surgida del retorno reflexivo y Bourdieu se inspirará también en otras fuentes. Los trabajos de Mauss
potencialmente infinito de la conciencia sobre sí misma). En este marco, sobre la lógica del don [Mauss, 1925] le permitirán diferenciar el uso de
él desarrolla una aproximación al “hombre medio” como inserto en un la noción de interés de aquella, transhistórica y universal, que preside la
modelo cultural que, al mismo dempo, le impone marcos y lo potencia. teoría utilitarista. El famoso estudio del mismo autor sobre las técnicas
No obstante, la perspecdva hegeliana se inscribe en el marco de del cuerpo [Mauss, 1935] llama la atención sobre el valor simbólico de
una filopsicología que sigue estando marcada por la concepción las actitudes corporales y sobre la necesidad de superar las oposiciones
cartesiana del sujeto omnipotente, cuya conciencia activa consdtuye el entre sociología y antropología. Otras referencias más en apoyo de una
origen diurno de todo proceso humano, incluidos los procesos sociales. génesis social e histórica del habitus aparecen en la obra de Pierre
Hay que esperar hasta comienzos de siglo para ver reactivada esta noción Bourdieu. Referencia a Panofsky, que encara la cuestión de la
en una perspectiva que sustituye a la dialéctica interna de la conciencia, reproducción de los rasgos culturales desde el mismo punto de vista que
una dialéctica entre determinantes sociohistóricos y determinantes Durkheim y enfoca la utilización escolar como una fuerza formadora de
psicológicos, en definitiva más cercana a las posiciones de la antigua hábitos [Panofsky, 1967]. Referencia a Schütz, para el cual toda in-
escolástica. En Durkheim, la adquisición del habitus cristiano — terpretación del mundo está fundada en una reserva de experiencias que
disposición del espíritu y de la moral modelada sobre una cultura pagana son al mismo tiempo transmitidas por la socialización y constituidas en el
por la Universidad medieval o los Colegios de los jesuítas [Bourdieu, curso de la historia de vida: al ordenar el mundo familiar, constituyen el
1980b]— está inscripta en un dispositivo institucional. La génesis del sentido común y “funcionan como esquema de referencia” [Schütz, 1987,
habitiLS, por lo tanto, se afianza en los procesos de socialización p. 12]. Referencia, una vez más, a Dewey, para quien las costumbres
individual y refiere a una problemática eminentemente colectiva: la de la (hábitos) se forman “en el comercio con el mundo” y nos permiten
sociabilidad, que Durkheim postula como una causa determinante del “habitarlo” [Dewey, 1958, p. 104]. Pierre Bourdieu, empero, observará
sentimiento religioso. Al introducir la noción de ethos, Weber testimonia que la noción de hábito pone el acento en una función reproductiva más
una preocupación del mismo orden: dar cuenta de los vínculos entre que productora y elegirá el término habitus para subrayar su aspecto
ética, doctrina moral y máximas de un grupo social determinado, así generador.1
como de sus efectos sobre la psicología de los in
1
Wacquant [1992, p. 238], no obstante, pone de manifiesto que, en Dewey, la
definición del espíritu como “principio activo, siempre disponible, que se mantiene al
acecho y se derrama sobre todo lo que se le presenta” es muy próxima a la del
habitus bourdieusiano. Subraya también que actualmente la noción de habitus es
objeto de un renovado interés en el seno de una so-
184
Jean-PauHJTOñcl^rtV^larie-Noélle Schurrnans Habitus, esquemas y construcción de lo psicológico 185

Estos elementos de filiación serían incompletos si no recordaran aplicarse a la lógica de las prácticas simbólicas e ideológicas de las
además el importante debate que alimenta Pierre Bourdieu con el sociedades capitalistas. Esta temporalidad, sin embargo, no puede
estructuralismo, cuyo “modo de pensamiento relaciona!” adopta comprenderse sino como continuidad: “La teoría de las prácticas
[Cassirer, 1910] y cuyo “inconsciente epistemológico” atribuye a propiamente económicas es un caso particular de una teoría general
Saussure [Bourdieu, 1980a, p. 51; en español, p. 55], Al situar además de la economía de las prácticas” [Bourdieu,
el habitus con respecto al “esquema clasificatorio” propuesto por 1980a, p. 209; en español, p. 205].
Claude Lévi-Strauss, Pierre Bourdieu hace mención de una herencia y
al mismo tiempo de un distanciamiento: hay que “eludir el realismo de Los trabajos en Cabilia permitieron relacionar la coherencia de las
la estructura al cual el objetivismo, momento necesario de la ruptura prácticas y de las representaciones rituales con el funcionamiento
con la experiencia primera y de la construcción de las relaciones combinatorio de un pequeño número de esquemas generadores de
objetivas, conduce necesariamente cuando hipostasía esas relaciones percepción, de apreciación y de acción. Estos esquemas son
tratándolas como realidades ya constituidas fuera de la historia del producidos por la práctica de las generaciones sucesivas, en un tipo
individuo y del grupo, sin caer no obstante en el subjetivismo, determinado de condiciones de existencia, y son igualmente puestos a
totalmente incapaz de dar cuenta de la necesidad de lo social” [1980a, prueba en el estado práctico, es decir, en “condiciones que excluyen
pp. 87-88; en español, pp. 91- 92]. Y Pierre Bourdieu añade que se la distancia, la perspectiva, la panorámica, la demora, el desapego”
trata, para ello, de retornar a la práctica, lugar de la dialéctica de los [Bourdieu, 1980a, p. 137; en español, p. 139]. La lógica de la
productos objetivados y de los productos incorporados de la práctica práctica, por lo tanto, no es la de la lógica analítica y teórica; no
histórica. Habrá que subrayar finalmente la herencia marxista de la accede a la representación explícita; los esquemas funcionan “como
teoría del habitus. En efecto, Pierre Bourdieu se remite a las Tesis unos operadores prácticos a través de los cuales las estructuras
sobre Feuerbach para indicar que emprende “una teoría materialista objetivas de las que son producto tienden a reproducirse en las
del conocimiento que no abandona al idealismo la idea de que todo prácticas” [ibid., p. 159; en español, p. 159]. Dicho de otro modo, las
conocimiento, ingenuo o erudito, presupone un trabajo de estructuras sociales que organizan las relaciones entre grupos están
construcción”; pero el habitus, añade, indica también que “este trabajo en el origen de los principios generadores que tienden a reproducirlas
no tiene nada en común con un trabajo meramente intelectual, y que se “en una forma transformada y difícil de reconocer, insertándolas en
trata de una actividad de construcción, incluso de reflexión práctica, la estructura de un sistema de relaciones simbólicas” [ibid., p. 160;
que las nociones comunes de pensamiento, conciencia y conocimiento en español, p. 160], y constituyen el habitus, definido como sistema
nos impiden concebir adecuadamente” [Bourdieu, 1992, p. 97; en adquirido de esquemas generadores. Como “producto de una clase
español, p. 83]. determinada de regularidades objetivas”, el habitus, pues, tiende a
“engendrar todas las conductas ‘razonables’ o de ‘sentido común’
posibles dentro de
ciología de la acción que reacciona a los modelos racionalistas del conocimiento o de
la toma de decisión y que remite igualmente a Mead. En su aproximación
fundacional al interacciónismo simbólico, este último desarrollaba efectivamente el
proyecto de pensar sin pausa en la exterioridad (las actividades observables como
acciones constitutivas de la dinámica del proceso social) e interioridad (la experiencia
interna del individuo).
La reconstrucción del concepto de habitus
en Pierre Bourdieu

La implantación de la teoría bourdieuisiana del habitus se llevó a


cabo en dos tiempos: elaborada en el marco del estudio de los rituales
de la sociedad cabila, al principio se había reducido a las prácticas
simbólicas de las sociedades precapitalistas; luego se desarrolló al
186 Jean-Paul Bronckart y Marie-Noèlle Schurmans Habitus, esquemas y construcción de lo psicológico 187

los límites de estas regularidades, y sólo de éstas” [ibid., p. 93; en campos diversificados y, por ende, en múltiples retraducciones. El efecto
español, p. 97]. de inculcación ejercido por las condiciones de existencia iniciales se
Estas primeras formulaciones contienen ya lo esencial de la teoría. combinará por consiguiente con el efecto de trayectoria social, o “efecto
Para no dejar nada suelto, todavía habría que evocar los principios de que sobre las disposiciones y las opiniones ejerce la experiencia del as-
equivalencia práctica, de sustitución, de transferibi- lidad, de censo social o de la decadencia, ya que la posición de origen, en esta
reversibilidad, de contextualización y de jerarquización de los esquemas, lógica, no es otra cosa que el punto de partida de una trayectoria, el hito
que hacen del habitus un operador analógico.35 Convendría también con respecto al cual se define la pendiente de la carrera social” [1979, p.
poner de manifiesto la profunda inscripción del esquema de la práctica 124; en español, p. 110]. En esta lógica, los agentes no están en absoluto
ritual en la temporalidad y la “lógica de lo impreciso” que se deriva de definidos, de manera sustancialista, por propiedades que poseerían en un
ella [ibid., pp. 144-146; en español, pp. 147-149]. Subrayaremos además momento determinado. El habitus, escribe Pierre Bourdieu, es “una
que si estos desarrollos teóricos fueron foijados en el abordaje de un especie de máquina transformadora que hace que ‘reproduzcamos’ las
contexto menos diferenciado que el de las sociedades modernas, distan condiciones sociales de nuestra propia producción, pero de una manera
mucho de remitir, como llevaría a pensar una lectura simplificadora, a las relativamente imprevisible, de tal modo que no podemos pasar simple y
filosofías del consenso. Como lo observa Mary [1988, p. 51], estas mecánicamente de un conocimiento de las condiciones de producción al
últimas remiten a un fondo común de representaciones “consideradas en conocimiento de los productos” [1980b, p. 134]. En los trabajos de Pierre
su contenido y no en las formas a prioñ que las hacen posibles y Bourdieu, son cuantiosos los ejemplos de consideración de las
pensables”; el habitus, en cambio, sistema de esquemas que define el divergencias que se expresan entre agentes que han estado sometidos, a
campo de lo posible y de lo pensable, está en el principio de la causa de una posición similar en la estructura social (y en ocasiones
inteligibilidad de la unidad y de la diversidad de las prácticas simbólicas salidos de una misma cofradía), a similares inculcaciones, y que no
y las ideologías. obstante manifiestan inclinaciones y compromisos contrastados. Estas
Sin embargo, es la extensión de la problemática a las sociedades diferencias, de acuerdo con Pie- ere Bourdieu, son producidas por las
capitalistas la que ha conducido a Pierre Bourdieu a una re- formulación relaciones diferentes con el mundo social que ocasionan trayectorias
del concepto que tiene en cuenta sus características propias (la individuales divergentes, ya sea, por ejemplo, que los agentes hayan
autonomización creciente de los campos y la existencia de una forma de logrado o no las estrategias de reconversión necesarias para escapar al
división social fundada en las clases sociales más que en un orden destino colectivo de su clase. Los sistemas de desvíos diferenciales que
estatutario). De allí en más, la renovación teórica se asienta en el traducen las diferencias objetivamente inscriptas en las condiciones de
mantenimiento de un sistema de esquemas comunes, principio unitario e existencia, en efecto, son percibidos a partir de su habitus por los agentes
integrador de una cultura, y en los efectos de una movilidad social capaces de identificar sus rasgos y valorizaciones que tienen vigencia a
relativa [Mary, ibid.]. Un primer desarrollo lleva a distinguir entre el partir de puntos de vista diferentes. Y que por tanto les permiten definir,
habitus primario y el secundario. El sistema de esquemas incorporado a partir de su punto de vista, lo que es deseable, en términos de cambio o
durante la primera infancia está en el origen de la matriz práctica del de permanencia.
espacio de los posibles y tiende a reproducir las condiciones objetivas Pierre Bourdieu sostiene así claramente que la relación entre la
que lo han producido. En este sentido, la lógica práctica que lo produce y posición de parada en el espacio social —caracterizada por el estado
que él produce permanecen al amparo de las representaciones explícitas, original del capital económico, cultural, social y simbólico— y la
y la dimensión reproductora se combina con una dimensión innovadora posición actual —caracterizada por el estado de llegada de los capitales
relativa, fundada en la propiedad de operador analógico. La trayectoria — es una relación estadística de intensidad muy variable. Pero subraya
de vida de un individuo determinado, no obstante, lo lleva a atravesar que el efecto de la trayectoria individual, como desviación con respecto a
diversos campos en el seno de los cuales las lógicas prácticas pueden ser la trayectoria colectiva, puede no ser percibido: tal es el caso, en
variables (medios escolar, artístico, deportivo, profesional, etc.). El particular, cuando este efecto se ejerce sobre el conjunto de una clase o
habitus primario, pues, será objeto de confrontaciones en la lógica de de una fracción de clase y cuando ésta se encuentra, por eso mismo,
35 Véase Bourdieu, 1980a, cap. 5; Mary [1992] proporciona una presentación globalmente en ascenso o declinación. No existe por tanto ningún
clara y sistemática de estos principios.
T88 Jean-Paul Bronckart y Marie-Noèlle Schurmans H,abitus, esquemas y construcción de lo psicológico 189

determinismo meca- nicista en la puesta en prácdca del concepto de autoriza a desarrollar realmente un punto de vista genético, y el modelo
habitus, como lo han dejado entender algunos de sus detractores. Los interaccionista que sugiere permanece en el estado de esbozo.
más reduccionistas, al parecer, como lo hace por ejemplo Boudon,
consideran que el término habitus no expresa otra cosa que lo que expre- Un posicionamiento interaccionista
san las relaciones estadísticas, o que traduce una lógica exclusiva de Tal modelo es sin duda central en el interaccionismo simbólico que
reproducción, sin valor, al decir de Pierre Bourdieu, excepto “para los se desarrolló a partir de la influencia de Mead, desde Blunter a
casos en que las condiciones de producción del habitus y las condiciones Goffman. Allí, el objeto de la sociología se encuentra definido por el
de funcionamiento son idénticas u homotéticas” [1974, p. 31]. Concepto funcionamiento de las interacciones cotidianas, que supuestamente
crítico si los hay, el habitus es “a la vez, en efecto, el principia contienen todos los elementos de lo social. Esta corriente da entonces
generador de prácticas objetivamente clasificato- rias y el sistema de la espalda muy resueltamente a la idea durk-
clasificación (principium divisionis) de tales prácticas” [1979, p. 190; en
español, p. 169]. Precisamente en la relación entre la capacidad de
diferenciar y de apreciar estas prácticas y estos productos, agrega Pierre
Bourdieu, se constituye el mundo social representado. Más que ser el
cómplice de una perspectiva determinista, escribe muy atinadamente
Lemert [1990, p. 299], “el habitus es la noción fundamental a partir de la
cual Pie- rre Bourdieu construye una teoría de las estructuras que es la
única que puede tomar en cuenta la cuestión con la que tropiezan por lo
general las otras teorías de la estructura: ¿cómo puede sobrevivir la
acción al poder apremiante de la estructura?”.
Aportes mayores y preguntas en suspenso

De Émile Durkheim a Pierre Bourdieu, el pensamiento sociológico


más potente no ha dejado de intentar una superación de los dualismos
que oponen subjetivismo y objetivismo, estructura y práctica,
pensamiento y acción. Pero lo ha hecho, en el curso de la historia, con
éxito desigual.
Tal esfuerzo es claramente perceptible en la evolución del
pensamiento de Durkheim. Para este último, son los estados de la
conciencia colectiva —irreductibles y opacos a las conciencias in-
dividuales— los que determinan los diferentes grados de cristalización
de la vida social: las transformaciones de la superficie geo- gráfico-
demográfica, los símbolos y las coerciones directamente observables,
pero de igual manera los valores e ideales a los cuales üende la
conciencia colectiva en sus efervescencias presentes y sus aspiraciones.
No obstante, dos problemas subsisten en esta aproximación. Si
reconoce la problemática del cambio, Durkheim pone el acento en la
manera en que los productos de la Historia determinan el presente y
orientan el porvenir. Y si afirma que los sistemas cognoscitivos son
productos de los sistemas sociales, su postura metodológica no lo
4W Jean-Paul Bronckart y Marie-Noélle Schurmans Habitus, esquemas y construcción de lo psicológico 191
heimiana de exterioridad y de opacidad de los hechos sociales; allí el critura; se extiende no sólo en el sentido
determinismo no está en vigor en la medida en que la norrna- tividad que que opera en las sociedades capitalistas,
estructura la actividad y produce el orden social es considerada intrínseca sino que igualmente conduce a replantearse
al sentido de las interacciones que los actores dominan. Pero al contrario, las operaciones que el decurso científico
este proyecto no resuelve en absoluto el problema planteado por pone en funcionamiento; si los principios
Durkheim, concerniente a las relaciones entre insumido e instituyeme; en de juicio, de análisis, de percepción, de
un desequilibrio inverso, esta vez es el rol de lo estructural y de la comprensión están casi siempre implícitos
Historia lo que se halla minimizado.
Pierre Bourdieu, por su parte, encara de frente la dialécuca de lo (el habitus, ya lo hemos puesto en claro, que
estructural y de la acción. Su aproximación está fundada enteramente en obedece a la lógica de la vaguedad que
la elaboración de una ciencia del mundo social que no se reduzca ni a define la relación general con el mundo),
una física ni a una fenomenología sociales, alternativa que no puede ser los esquemas clasificatorios pueden no
superada a menos que uno se ubique en el principio de la relación obstante pasar al estado objetivado, y
dialécuca que se establece entre las regularidades del universo material y pensar esta objetivación remite entonces a
los esquemas clasificatorios del habitus, ese producto de las pensar el decurso del etnólogo o el
regularidades del mundo social para el cual y por el cual existe un mundo sociólogo. El trabajo de codificación, que
social [1980a, p. 242; en español, p. 235]. Al hacerlo, intenta desarrollar introduce un efecto de formalización que se
una arquitectura conceptual que permita a la sociología “descubrir la opone a lo vago y lo aproximado, debe traer
exterioridad en el corazón de la interioridad, la banalidad en la ilusión de aparejada una teoría del efecto de
lo exótico, lo común en la búsqueda de lo único, [y ofrecer] un medio, tal codificación. Se trata entonces de
vez el único, de contribuir, aunque sólo sea por la conciencia de las de- “plantear en toda su generalidad el
terminaciones, a la construcción, de otro modo abandonada a las fuerzas problema de las condiciones sociales de
del mundo, de algo así como un sujeto” [ibid., pp. 40-41; en español, p. posibilidad de la actividad misma de
44]. En este marco, por consiguiente, el habitus representa un papel de codificación y de teorización, y de los
mediador entre el sistema de las regularidades objetivas y el de las efectos sociales de esta actividad técnica, de
conductas directamente observables. la que el trabajo del investigador en
Una primera característica de esta postura epistemológica es que
impugna al mismo tiempo el objetivismo y el subjetivismo; Pierre ciencias sociales representa en sí mismo una
Bourdieu apunta a someter “a una objetivación crítica las condiciones forma particular'' [ibid., p. 44].
epistemológicas y sociales que hacen posibles tanto el retomo reflexivo a Una segunda característica de este posicionamiento es la de superar
la experiencia subjetiva del mundo social como la objetivación de las la oposición clásica de las problemeaticas de la reproducción y de la
condiciones objetivas de esta experiencia” [ibid., p. 43; en español, pp. producción de lo social. La sociología de Pierre Bourdieu hace del
47-48]. Para él, además, el análisis del sentido práctico no concierne habitus el motor de una dialéctica entre una teoría de los efectos y una de
únicamente a las sociedades sin es las estrategias. Se trata de escapar “tanto de la filosofía del sujeto, pero
sin sacrificar al agente, como de la filosofía de la estructura, pero sin
renunciar a tener en cuenta los efectos que ella ejerce sobre el agente y a
través de él” [1992, p. 97; en español, p. 83]. El sentido de los límites
entre lo que es pen- sable y no pensable, esencialmente desarrollado en el
marco de las primeras investigaciones en Cabilia, se articula, en el marco
de los trabajos ulteriores, con el sentido del juego, en cuanto sentido de la
colocación y de la inversión. La autonomización relativa de los campos,
lili ffttnüu
T88 Jean-Paul Bronckart y Marie-Noèlle Schurmans H,abitus, esquemas y construcción de lo psicológico 189

en efecto, está ligada a la puesta en práctica de lógicas de diferenciación


y a la adopción de estrategias de innovación, inseparables de la
consideración de las relaciones de dominación y de las instancias de
conflicto. Con justa razón, Marv [1992] apela a Bachelard [1973] para
señalar el tipo de generalización dialéctica que opera Pierre Bourdieu en
el curso del desarrollo del
19¿ Jean-Paul Bronckart y Marie-Noëlle Schurmans Habitas, esquemas y construcción de lo psicológico 193

concepto de habitus: la síntesis entre el paradigma del esquematismo estructuralmente homólogos en la medida en que los segundos resultan
y el de la estrategia surge de una dialéctica externa, más que de una genéticamente de la incorporación de las primeras: “Si las estructuras de
complejización de la construcción primera; el paradigma inicial está la objetividad del segundo orden (el habitus) son la versión incorporada
integrado en otro paradigma, y esta instancia implica una de las estructuras de la objetividad del primer orden, entonces el análisis
reorganización del campo de la comprensión. La definición del de las estructuras objetivas encuentra su prosecución lógica en aquél de
habitus como sistema de esquemas generadores, al permidr sacar del las disposiciones subjetivas, eliminando de esta manera la oposición
centro la regla o la norma, integra la lógica del juego en la del comúnmente establecida entre la sociología y la psicología social” [Bour-
esquematismo. Y lo hace dentro de una sociología conflictua- lista: dieu, Wacquant, 1992, p. 21; en español, p. 21]. Expresión de una
el senüdo del juego forma parte de los habitus de manera desigual, subjetividad socializada, el concepto de habitus constituye la clave de
en la medida en que supone el poder de mantener a distancia la una superación de la alternativa individuo/sociedad en la medida en que
necesidad. “hablar de habitus es plantear que lo individual, e incluso lo personal, lo
Una tercera característica de la teoría del habitus se refiere a subjetivo, es social, a saber, colectivo” [ibid., p. 101; en español, p. 87].
los juegos políticos de la correspondencia entre estructuras sociales y
estructuras mentales [Bourdieu, 1993; 1998]. Indisociable- mente, Problemas en suspenso
los sistemas simbólicos son instrumentos de conocimiento y de Uno de los problemas importantes que plantea esta teoría es el de la
dominación: como operadores de integración cognoscitiva, multidimensionalidad del habitus. En sus primeros desarrollos, Pierre
promueven por su misma lógica la integración social de un orden Bourdieu distinguía tres dimensiones mayores del concepto: las
arbitrario [véase Wacquant, 1992, p. 21]. El papel central que re- disposiciones corporales (posturales y gestuales), calificadas de hexis; las
presenta la división sexual del trabajo en la génesis de los habitus dimensiones morales (o el sistema de valores), calificadas de ethos; las
colectivos lleva a Pierre Bourdieu a captar, en particular a través de dimensiones cognoscitivas (o el sistema de representaciones), calificadas
la diferencia sexual, la lógica de la dominación ejercida en nombre de eidos; y además se encuentran menciones de la competencia
del principio simbólico conocido y reconocido tanto por el lingüística, así como de la aisthesis (disposiciones estéticas o gusto), que
dominante como por el dominado: “Las apariencias biológicas y los Pierre Bourdieu, empero, integra rápidamente al ethos. Este
efectos de este largo trabajo colectivo de socialización de lo dimensionamiento, no obstante, tiende a desaparecer con el correr de la
biológico y de biologización de lo social se conjugan para invertir la obra, sin duda en beneficio de una manifestación de la imbricación de
relación entre las causas y los efectos y hacer aparecer una cons- aspectos anteriormente distinguidos, pero también en detrimento de cier-
trucción social naturalizada (los “géneros” como habitus sexuados) ta claridad. A este respecto, Mary [1992] afirma que la indiferenciación
como el fundamento en lo natural de la división arbitraria que está de las distintas dimensiones del habitus remite a postular una unidad
en el principio de la realidad y de la representación de la realidad, y conceptual que desafía las divisiones constitutivas de un tópico filosófico
que se impone a veces en la investigación misma” [ 1998, p. 9]. La y antropológico intelectualista, en particular el que separa categorías
etnología o la sociología, nos dice Pierre Bourdieu, pueden constituir lógicas y valores éticos, o cuerpo e intelecto. Siempre que esta opción
una poderosa forma de socioanálisis susceptible de transformar el proceda del rechazo del conjunto de las oposiciones clásicas y apunte a
habitm: la toma de conciencia permite incidir en las disposiciones. Y una integración del esquematismo en una teoría de la acción. Sin
precisamente a la tradición cabila se remite Pierre Bourdieu para embargo, se puede dudar de su pertinencia.
impulsar “tan lejos como es posible la objetivación de la Un segundo problema se refiere a la génesis sociohistórica del
subjetividad y la subjetivación de la objetividad” habitus. Como lo hemos evocado más arriba, la formación del habitus es
[1980a, p. 246; en español, p. 242] y “tratar el análisis objetivo de una tributaria por un lado de la socialización primaria —ella misma tributaria
sociedad organizada de punta a punta según el principio an- drocéntrico de los efectos de posición de los padres en la estructura social— y de la
[...] como una arqueología objetiva de nuestro inconsciente” [1998, p. 9]. trayectoria de vida: dicho desarrollo focaliza evidentemente la atención
La última característica del proyecto de Pierre Bourdieu es que al mismo tiempo en la diversidad de los habitus individuales y en la
compromete una articulación esencial entre las problemáticas sociológica similitud de los habitus grupales. Las investigaciones de Cabilia, por el
y psicológica. Divisiones sociales y esquemas mentales son contrario, focalizan la atención en ciertos aspectos de la visión del mundo
-KH* Jean-Paul Bronckart y Marie-Noëlle Schurmans ajjj/tus, esquemas y construcción de lo psicológico 197

que atraviesan los campos. La dominación masculina es un buen ejemplo (1923 a 1932), Piaget analizó los razonamientos verbales de los niños a
de ello, y ha permitido que Pierre Bourdieu [1998] realizara recientemen- propósito de cuestiones cognoscitivas, afectivas y sociomorales, y
te un estudio que subraya su raigambre en los actos colectivos de planteó que la estructuración de estos diferentes ámbitos de
categorización que obran en nuestra propia tradición. No es menos cierto conocimiento descansaba en un mecanismo global de diferenciación-
que su perspectiva teórica sigue siendo el aval tanto de la genealogía descentramiento, posibilitado a su vez por el desarrollo de la
sociohistórica de los principios de la división como de los procesos cooperación interindividual. Su lectura hegeliana del desarrollo, más
ontogenéticos de la incorporación. bien trivial para la psicología infantil de la época, se afanaba en
identificar el mecanismo mismo del descentramien- to. Apuntando a
De lo sociológico a lo psicológico llenar esta laguna, la segunda fase (desde 1936) se caracterizó en el
plano metodológico por el examen de los com- portamientos de los
La postura epistemológica general de Pierre Bourdieu impugna las niños enfrentados a problemas de orden exclusivamente físico o lógico
aproximaciones al desarrollo humano que postulan ya sea una simple y por la ausencia deliberada de consideración de los parámetros
acumulación de aprendizajes (behaviorismo), ya un determinismo sociales y semiológicos implicados en esas situaciones problemáticas.
mecánico de las estructuras preformadas (estructu- ralismo estricto), y las Esta segunda fase desembocó en la formulación de la famosa “teoría
sustituye por una aproximación que implica una mediación dialéctica genética” que, en la relación que plantea entre propiedades de la razón
permanente entre determinismos externos y procesos representativos humana y propiedades del medio, se presenta como una reformulación
internos o individuales. En este marco, el concepto de habitus señala una constructivista del proyecto de la Critica de La razón pura, y que por
suerte de “formato” estructural en el que se despliegan interacciones a la eso mismo retoma y trabaja, entre otros, el concepto kantiano de
vez reproductivas y productivas de novedades, que son constitutivas de esquema.
lo social al dempo que de la persona humana. Bajo estos dos aspectos, el Este concepto fue introducido en primer lugar en el marco del
parentesco con algunas de las proposiciones de Piaget (orientación análisis de las etapas del desarrollo sensorio-motriz (del nacimiento a
constructivista y papel atribuido a los esquemas) parece evidente, y ha los dieciocho meses aproximadamente). Según Piaget [1936], la
sido subrayado por Pierre Bourdieu [1980a], así como por algunos de sus organización inicial de los comportamientos del bebé descansa en
comentaristas [Lahire, 1996; Mary, 1992]. Siempre es posible reflejos innatos (succión, prensión, etc.); sobre estos diurnos vienen
interrogarse sobre el grado de profundidad de esta similitud y, desde el luego a incorporarse, por condicionamiento, hábitos o reacciones
momento en que la teoría del habitus consdtuye, de hecho, una teoría de circulares, que consisten en prolongar una acüvidad más allá e
la construcción de lo psicológico; también es posible interrogarse sobre independientemente de las condiciones que anteriormente la ponían en
las condiciones requeridas para fundamentar y desarrollar esta necesaria funcionamiento de manera refleja (la succión del pulgar fuera de las
articulación entre problemáticas y conceptos de la sociología, por una actividades de nutrición). Desde los 4 meses se establece la
parte, y de la psicología, por otra. coordinación entre visión y prensión, que le permite al niño tratar de
Intentaremos responder a estas preguntas mostrando en primer alcanzar objetos interesantes y, al hacerlo, provocar a veces
lugar que, en virtud de su trasfondo epistemológico, la teoría del accidentalmente acontecimientos externos (tirar de un cordón que pone
desarrollo de Piaget es radicalmente incompatible con los principios en funcionamiento unos muñecos coloridos). La experiencia de esta
generales de la sociología bourdieusiana; y a continuación, que es en el acción desencadenada provoca una diferenciación entre medios y
marco del interaccionismo social surgido de Vygotsky donde la resultados, que se traduce en la puesta en marcha deliberada de los
articulación deseada podría especificarse. mismos medios con miras a obtener los mismos resultados (tirar de
todo cordón “con la esperanza de” desencadenar un movimiento
Naturaleza del constructvismo y de los esquemas en Piaget colorido). Según Piaget, el niño dispone entonces de un primer
La tesis constructivista es una constante de la obra de Piaget; esquema de acción, o modelo de comportamiento, cuya naturaleza, no
subyace a sus trabajos de botánica, así como a los de epistemología de obstante, permanece a medio camino entre hábito e inteligencia
las ciencias, y su validación experimental en el campo de la psicología propiamente dicha. Esta última emerge más tarde bajo el efecto de la
del desarrollo se operó en dos fases distintas. En el curso de la primera
194 Jean Paul BronckarTÿMarie-Noëlle Schurmans Habitus. esquemas y construcción de lo psicológico 195

generalización y la coordinación de los esquemas: en presencia de un


nuevo objeto, el niño le aplica sus esquemas disponibles (tirar, golpear,
frotar, etc.) para ver cómo reacciona ese objeto; esos tanteos conllevan
entonces la diferenciación de los esquemas, es decir, su modificación
en función de las características de las reacciones observadas (tirar con
ambas manos de un objeto pesado) y la inteligencia se vuelve así
adaptativa. La etapa última de este desarrollo se caracteriza por un
comienzo de interiorización de los esquemas, de la que dan testimonio
las detenciones de una acción y los “tanteos internos”; en presencia de
un problema complejo, el niño prueba al principio diversos esquemas,
luego detiene toda manipulación, pareciendo “reflexionar”, para aplicar
a continuación un esquema que resulta eficaz de entrada. Y esta
clausura de la evolución sensorio-motriz es solidaria de la emergencia
de las primeras producciones verbales, así como de la manifestación
práctica de la creencia en la permanencia de los objetos.
En este abordaje, el esquema se define como “la estructura o la
organización de las acciones, tal como se transfiere o se generaliza en
la repetición de esta acción en circunstancias semejantes o análogas”
[Piaget, Inhelder, 1966, p. 11]; “no es ni perceptible (se percibe una
acción particular pero no su esquema) ni directamente introspectible
y no se toma conciencia de sus implicaciones sino repitiendo la
acción y comparando sus resultados sucesivos” [Beth, Piaget, 1961,
p. 251]. Y tanto la emergencia como la estructuración progresiva de
los esquemas se han hecho posibles por la puesta en práctica de
mecanismos funcionales (asimilación, acomodación) biológicamente
fundados y que tienden “naturalmente” al equilibrio.
En el curso de sus trabajos ulteriores [1946; 1947], Piaget ha
mostrado, entonces, que con la emergencia de la función simbólica el
niño se encuentra dotado de capacidades de abstracción y de
interiorización que le permiten construir un verdadero “pensamiento”.
Por abstracción empírica se construye entidades conceptuales
(significantes interiorizados que subsumen significados prácticos y
externos), y por abstracción reflexiva reproduce y reorganiza en el
nivel mental los esquematismos de acción que podían atestiguarse en el
estadio sensorio-motriz, y los transforma así en sistemas de
operaciones lógicas cada vez más eficientes: las operaciones del
estadio preparatorio siguen siendo unidireccionales y no permiten sino
el establecimiento de relaciones de dependencia funcional (si a,
entonces b); dotados de la propiedad suple-
Jtídri-PdUl uroncKart y Marie-Noélle Schurmans Habitus, esquemas y construcción de lo psicológico 199

198______________ presente allí las que dan forma al habitas, el cual dene por otra parte la
capacidad de extender su poder estructurante a enudades representativas
mentaría de reversibilidad, las operaciones del estadio concreto permiten y conscientes. El concepto piagedano de esquema, por lo tanto, se
la estabilización de las categorías de clase y de serie, y luego la inscribe en una genealogía que encuentra su origen en lo biológico, luego
“conservación” de las categorías de cantidad, de volumen y de peso, pero se despliega en la construcción de una racionalidad psicológica o cog-
su puesta en marcha sigue siendo dependiente del grado de complejidad noscitiva, aplicable a todo dominio de la existencia humana (para Piaget,
de las situaciones problemáticas a las cuales se dirigen; por último, las las regularidades del funcionamiento colectivo proceden de las reglas
operaciones del estadio formal se organizan en un sistema de cognoscitivas, y lo social no es, en Boudon, otra cosa que el producto de
razonamiento puro, que puede ser puesto en funcionamiento de manera la acumulación de las interacciones interindividuales). El concepto de
consciente e independiente de la confrontación con un problema físico habitus, en cambio, se inscribe en una genealogía que se afianza en
concreto (pensamiento lógico-matemático propiamente dicho). En estos formas de racionalidad social ya presentes y se despliega en la
trabajos, pues, Piaget sostiene que el esquematismo sensorio-motriz construcción sumultánea y dialéctica de reglas de funcionamiento
original constituye el sustrato mismo del pensamiento consciente (las sociológico, al mismo tiempo que de reglas de organización de la persona
operaciones no son sino una transposición, en el plano mental, de las individual.
propiedades generales de la inteligencia práctica), pero introduce
igualmente otra acepción del concepto de esquema; para él, si las formas El interaccionismo social en psicología
más abstractas y generales de organización del pensamiento humano La obra psicológica de Piaget apunta a demostrar que las es-
pueden ser definidas en términos de estructuras operativas, los modos de
funcionamiento que se derivan de ellas para un sujeto singular pueden ser tructuras del funcionamiento psíquico derivan de y reflejan un
calificados de esquemas, es decir, de rutinas de pensamiento, tal y como funcionamiento biocomportamental primario. Pero si dicha demostración
se aplican a objetos o problemáticas específicas (esquemas perceptivos, ha tenido “éxito” en la segunda parte de la obra, es al precio de la
intuitivos, simbólicos, etc.). A los esquemas prácticos e inconscientes del negación del papel que representan el contexto social, las intervenciones
nivel sensorio-motriz se sobreagregan, entonces, en los niveles prepara- formativas de los adultos y las significaciones lingüísticas vehiculizadas
torio y operativo, esquemas mentales o representativos que son por tanto por un grupo [véase Bronckart, 1997a]: para Piaget, el organismo
accesibles a la conciencia. humano tendría, él solo, la capacidad de construirse estructuras de
Esta breve evocación de las proposiciones piagetianas permite interacción que tienden a un equilibrio ideal, y por ello a construir
confirmar las similitudes aparentes entre la noción de habitus y la de particularmente un mundo social cada vez más equilibrado en sí mismo.
esquema. En ambos casos, se trata para empezar de estructuras prácticas En esta perspectiva, no se puede comprender cómo es posible que la
de funcionamiento, surgidas de la experiencia, y que a la inversa humanidad, aparte de su evolución, tenga también una historia,
constituyen un marco que orienta las actividades del sujeto. Y en construida por diversidades socio-semiótico-culturales y hecha de
segundo lugar se trata de estructuras representa- uvas (o por lo menos conflictos, los cuales no es seguro a priori que vayan a resolverse en
accesibles a la representación) que subyacen a ciertos aspectos del armonía.
pensamiento, sin que las relaciones y las modalidades de interacción, no El interaccionismo social promovido por Vygotsky (1927-1999;
obstante, entre estas dos formas de habitus/esquema estén claramente 1934-1985), por el contrario, propone una lectura del desarrollo que se
especificadas, ni en Piaget ni en Pierre Bourdieu. toma en serio esta dimensión histórico-social de lo humano y que se
Sin embargo, esta evocación también permite idendficar las propone analizar el impacto sobre el desarrollo de lo psicológico.
diferencias fundamentales entre los marcos epistemológicos en los que Adosado al monismo materialista y dialéctico surgido de las posiciones
toman sentido estas dos nociones. En Piaget, son mecanismos biológicos acumuladas de Spinoza, Hegel y Marx-Engels, sostiene la tesis general
innatos los que producen los esquemas iniciales, y los que luego según la cual las propiedades específicas de las conductas humanas son
garantizan su transposición en el plano del pensamiento consciente; en el resultado de un proceso de socialización, posibilitado por la
Pierre Bourdieu, son las modalidades de un funcionamiento social ya emergencia histórica de formas de actividad y de mediación-
semiotización colectivas.
202 Jean-Paul Bronckart y Habitas, esquemas y construcción de lo psicológico 203

En sus trabajos experimentales, Vygotsky intentó validar una teoría posición de Pierre Bour- dieu, se hace posible entonces elaborar un
de la ontogénesis de las funciones psicológicas conforme a esta tesis. abordaje interaccionista social global que sea susceptible de reorganizar
Según él, la primera etapa del desarrollo se organiza, tanto en los el cuestionamien- to del conjunto de las ciencias sociales/humanas, y que
humanos como en los mamíferos superiores, en dos formas desglosadas: permita de ese modo una profundización del análisis de los mecanismos
una inteligencia preverbal o sensorio-motriz y formas de comunicación por los cuales lo social configura lo psicológico.
social no intelectualizadas. La segunda etapa se caracteriza por una Nosotros nos consagramos precisamente a la construcción de dicho
fusión de estos dos tipos de organización primaria, que es, esta vez, abordaje global, asociando particularmente a las proposiciones
propia de la especie humana. Bajo el efecto de las intervenciones de los vygotskyanas los aportes de Durkheim [1898] y de Saussu- re [1916], lo
adultos, que proponen formas de actividad y las comentan verbalmente, cual ha desembocado en un esquema genealógico articulado en cinco
el niño se apropia de las relaciones de significación existentes entre temas mayores [para los desarrollos, véase Bronckart, Clémence,
unidades sonoras y fragmentos del mundo, y su conocimiento práctico Schneuwly y Schurmans, 1996, así como Schurmans, 1999].
del mundo se ve a partir de ello reinvestido y reorganizado por estos
mediadores sociales. La tercera etapa consiste, entonces, esencialmente 1. Los comportamientos de los organismos vivientes se organizan en
en una interiorización del lenguaje; el niño habla al comienzo, de manera actividades colectivas prácticas, articuladas a las finalidades de
audible, para regular su comportamiento en situaciones y problemas supervivencia de la especie. En el hombre, la activi-
complejos; luego este lenguaje egocéntrico se interioriza, trans-
formándose: pierde lo esencial de sus propiedades sintácticas al mismo
tiempo que deja de ser oralizado, y se transforma en un sistema de
regulación interna, o lenguaje interior. Y para Vygotsky, es este lenguaje
interiorizado el que constituye el organizador fundamental de todo el
funcionamiento psicológico ulterior: de allí en más, el conjunto de las
estructuras intelectuales construidas en el estadio sensorio-motriz queda a
cargo y bajo el control de unidades lingüísticas, de las que el niño sabe
que son significantes, y sobre las cuales, por ende, va a poder operar. El
funcionamiento psicológico se convierte a partir de entonces en un
pensamiento consciente, que, por su origen, es fundamentalmente
semiótico y social.
El papel del habitus en una perspectiva
¡nteraccionista social

Según Vygotsky, entonces, el funcionamiento humano, para


empezar, siempre es interpsicológico, antes de volverse intrapsico-
lógico: el conocimiento de los otros, que emana de la interacción
comunicativa, es al mismo tiempo la condición previa y el marco
organizador del conocimiento de sí; en consecuencia, el pensamiento
individual debe ser considerado un producto del pensamiento colectivo, o
incluso, el resultado de la reorganización, en un organismo singular, de
los determinismos socio-semióticos generales. Siendo la epistemología
subyacente a esta concepción de lo psicológico, con toda evidencia,
análoga a la que orienta al constructivismo social, y particularmente la
dad se realiza en formas diversas
200 y complejas, en el marco de formaciones
Jean-Paul sociales. ElSchurmansen unidades delimitadas
Bronckart y Marie-NoéJIe y estructuradas,
Habitus, esquemas y construcciónydelolo psicológico
que presenta las propiedades
201 activas y
desarrollo de estas formaciones y la diversificación de las prácticas que conlleva están autorreflexivas del pensamiento consciente. Como los signos de una lengua no subsumen
íntimamente ligados a la emergencia de la actividad lingüística, como proceso de la totalidad de las representaciones prácticas de un humano, por otra parte puede
negociación y de entendimiento sobre lo que son los contextos de la actividad considerarse que el inconsciente está constituido por ese residuo representativo, no
colectiva. discretizado ni organizado, que golpea permanentemente a las puertas del lenguaje.
2. La actividad colectiva constituye el marco en el que todo organismo tiene acceso al 5. Las estructuras que organizan las primeras formas de pensamiento son de allí en más
medio y conserva sus rasgos psíquicos o representaciones. En los humanos, estando de orden accional y discursivo; corresponden a una lógica de implicación de
esta actividad mediauzada por los signos, el contexto ya no está constituido por el significaciones, te- leológica y probabilista, testimoniada especialemte por el
medio en cuanto tal, sino por conjuntos de formas de semiotización del medio, es pensamiento mágico del niño pequeño. Y el pensamiento lógico-matemático en el
decir, por mundos representados o incluso configuraciones de representaciones que desemboca in Jinee\ desarrollo cog
sociales. Y es entonces la apropiación singular de estos mundos representados, a
través de transacciones sociales [Schurmans, 1994], la que modela las
representaciones individuales.
3. Las representaciones individuales, sin embargo, no proceden de una interiorización
directa de los determinismos sociológicos; su emergencia presupone la construcción
de las acciones, como unidades de funcionamiento mental-comporta- mental por las
cuales se constituyen las personas. La actividad lingüística, como vimos, se presenta
como un proceso de transacción permanente que concierne a las propiedades del con-
texto de la actividad práctica; pero por eso mismo constituye igualmente un proceso a
través del cual esta actividad resulta situada y evaluada. Las producciones lingüísticas
de un grupo comprometido en una actividad juzgan sobre la pertinencia del actuar con
respecto al contexto de los mundos representados, y este juicio se refiere sobre todo a
las modalidades de participación de los individuos en esta actividad social. Y es este
proceso de evaluación el que delimita acciones, en su naturaleza primera o externa,
vale decir, como porciones de la actividad social imputadas a un humano singular
Pero en el mismo movimiento en el que “recortan” acciones, las evaluaciones sociales
atribuyen a los otros, además, capacidades, intenciones y motivos, y los dotan así de
esa responsabilidad
singular en la intervención activa, en la que se resume la naturaleza de agente. Por
lo demás, desde el momento en que contribuyen a esas evaluaciones y en que
conocen los criterios codificados por el lenguaje, los humanos singulares terminan
por saber que son evaluados ellos mismos con la vara de esos criterios, y se
vuelven capaces de aplicárselos a sí mismos. Desde este ángulo, los individuos se
apropian, entonces, de las capacidades de acción, de las posiciones sociales y de
una imagen de sí. Es esta autorrepresentación de la naturaleza de agente la que
delimita la acción, en su acepción segunda o interna: la de un conocimiento,
disponible en el organismo activo, de las diversas facetas de su propia
responsabilidad en el desenvolvimiento de porciones de actividad social.
4. Es entonces la interiorización de las evaluaciones sociolin- güísticas de la actividad la
que dota al agente humano de capacidades de pensamiento y de conciencia. Técnicamente
hablando [véase Bronckart, 1997b], es la dimensión activa del lenguaje, así como el
carácter discreto y radicalmente arbitrario de los signos que vehiculiza, lo que transforma
el psi- quismo elemental común a los organismos vivientes (conjunto no organizado de
representaciones inaccesibles a ellas mismas) en un funcionamiento psíquico que descansa
204 Jean-Paul Bronckart y Marie-Noëlle Schurmans Habitus, esquemas y psicológico 205

noscitivo se presenta como el resultado de procesos de abstracción- res/.México, FCE, 1999].


generalización (de descontextualización) aplicados a este
pensamiento accional primario. En otros términos, las reglas de ----- (1998), La Domination masculine, Paris, Seuil [La dominación masculina,
la razón pura no constituyen sino un producto secundario de una Barcelona, Anagrama, 1999].
razón práctica genéticamente primaria. BOURDIEU, P. y WACQUANT, L. (1992), Réponses. Pour une anthropologie ré-
flexive, París, Seuil [ Respuestas. Por una antropología reflexiva, México, Gri-
jalbo, 1995].
Este esquema genealógico plantea entonces que la actividad BRONCKART, J.-P. (1997a), “Semiotic interaction and cognoscitive construc-
colectiva en el marco de los mundos representados constituye el tion", Archives de psychologie, nu 65, pp. 95-106.
determinante mayor de la emergencia de lo psicológico; plantea que son -----(1997b), Activités langagières, textes et discours. Pour un interactionnisme socio-
las producciones lingüísticas que comentan la actividad las que discursif, Paris, Delachaux et Niestlé.
organizan la inserción de los organismos humanos en el mundo social; BRONCKART, J.-P.; CLÉMENCE, A.; SCHNEUWLY, B. y SCHURMANS, M.-
y por último que el resultado de esta inserción es la construcción de N. (1996), “Manifesto. Reshaping humanities and social sciences: A Vv-
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sus aciones, es decir, de su contribución a la actividad colectiva. Pero CASSIRER, E. (1910), Substanzbegriff undFunktionsbegriff Berlín, B. Cassirer.
este esquema sigue siendo muy general, y la teoría del habitus podría CHATELET, F. (1979), La Philosophie, t. 3: De Kant à Husserl, Vervi ers (Bélgica),
enriquecerlo sustancialmente, en la medida en que propone un concepto Marabout.
federalizador, que puede ser trabajado para afinar el análisis de los DEWEY, J. (1958), Art as Expérience, Nueva York, Capricorne.
procesos enjuego en los tres niveles que acaban de evocarse. En efecto, DURKHEIM, É. (1898), “Représentations individuelles et représentations co-
Pierre Bourdieu ’^stra que los determinantes macrosociológicos llectives”, Revue de métaphysique et de morale, n° 6, pp. 273-302.
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(estructuras y acnvniau-:' ''olectivas) operan en el marco de una postuma: .Alcan, 1938; Curso dictado en 1904-1905).
historicidad social especifica, que g e n * * 1 'isoe'^o que constituye el HABERMAS, J. (1987), Théorie de l’agir communicationnel, París, t. I y II, Fayard
habitus; a continuación muestra que .versas formas de mediación [Teoria de la acción comunicativa, Madrid, Península, 1989].
so- LAHIRE, B. (1996), “Éléments pour une théorie des formes sociohistoriques
ciopsicológicas subvace la lov a iel habitus; y finalmente postula que es d’acteur et d’action”, Revue européenne des sciences sociales, t. XXXIV,
esta misma lógica, ahora instituida, la que subyace a la razón práctica 106, pp. 69-96.
que organiza las acciones y el pensamiento humano. En este caso, la LEMERT, C. (1990), “The Habits of Intellectuals: Response to Ringer”, The- ory
multidimensionalidad del habitus es una ventaja, lo que no impide que and Society, vol. 19, 3, pp. 295-310.
la prosecución de su elaboración está provista, en cada nivel de su MARY, A. (1988), “Le corps, la maison, le marché et les jeux. Paradigmes et
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Tercera parte
Cultura y poder
simbólico
206 Jean-Paul Bronckart lans

7
La legitimidad cultural
en cuestiones
por Emmanuel Pedler* y
Emmanuel Ethis**

"Lea a Kant atentamente y cada vez más


atentamente y, de repente, le acometerá
una risa loca, dijo. Por otra parte, todo
original, a decir verdad, es una falsificación
en sí mismo, dijo, usted comprende en todo
caso lo que quiero decir. Naturalmente,
hay fenómenos en el mundo, en la
naturaleza, si usted quiere, que no po-
demos ridiculizar, pero en el arte todo
puede ser ridiculizado, todo hombre puede
ser ridiculizado y transformado en ca-
ricatura, si así lo deseamos, si tiene uno
necesidad de hacerlo, dijo. Si estamos en
condiciones de ridiculizar, no siempre es-
tamos en condiciones de hacerlo, y en-
tonces la desesperación nos arrastra, y
luego nos lleva el diablo, dijo. [...] Pero la
mayor parte de la gente a pesar de todo es
ridicula, y la mayor parte de las obras de
arte también lo son, y uno no tiene
necesidad de ridiculizar y caricaturizar".
Thomas Bernhard

* Profesor de conferencias en la École des hautes études en sciences sociales, SHADYC-


CNRS.
** Profesor de conferencias en la Universidad de Aviñón y de la región de Vaucluse,
SHADYC-CNRS.
210 En el mercado de las ideas, las teorías explicativas
Emmanuel globalesEthis"
Pedle-r y Cmmanutfl que dan aprehendelegitimidad
estos últimos:
cultural «ndeclarar
cuestionenuna práctica cultural, formular un
cuenta de la historia humana, de acontecimientos, situaciones, juicio o “relevarlo” por sus actos y actitudes. Remitiremos aquí a
u

comportamientos o actitudes en su parte social y cultural regularmente trabajos que resumimos brevemente para puntualizar la naturaleza de
afloran, se imponen durante un período más o menos largo, luego las objeciones que en nuestra opinión tienen sentido, ya que un texto
soportan los asaltos de una crítica argumentada que relativiza su alcance. breve como éste no permite regresar más adelante a los detalles de los
Para ser convincentes, suponen en sus autores la alianza de cualidades argumentos expresados.
infrecuentes. Hacen falta cualidades más raras hasta en los casos en que Añadamos por último que aquí no buscaremos inscribir las
los beneficios de inteligibilidad así obtenidos se apoyan en una paradojas o los límites de una teoría en un marco teórico englobante.
descripción respetuosa de la complejidad y la diversidad del mundo Nuestras preferencias están del lado de las construcciones
social. Este estado de gracia del pensamiento ocurre a veces, pero es lo de talla más modesta.
bastante desusado para suscitar la fascinación que todo alto virtuosismo
reclama; se inscribe en un género que podríamos llamar “heroico”, y que La legitimidad cultural en cuestiones (1/2)
se aleja del derecho común al regir la actividad de investigación en El vínculo problemático entre formaciones académicas y
ciencias sociales para la que la complejidad enunciativa se adecúa al prácticas culturales: de la pertenencia geográfica al "efecto
universo abigarrado de las cosas. paradójico del nivel de diploma"
No debatiremos aquí —pues carecemos de los medios para hacerlo No es posible disociar la cuestión de la democratización cultural del
— el hecho de saber si puede existir un óptimo para el que pueden culto que valoriza y califica las producciones artísticas
cohabitar una inteligibilidad máxima y una descriptividad fina.
Simplemente verifiquemos que para el ámbito que nos ocupa, la dándoles un estatuto patrimonial.
sociología de la cultura, las teorías globalizantes han sido sorprendidas Hay que aclarar de entrada lo que entendemos por “culto”, con el
en falta con ia mayor frecuencia y lastimadas con diversas objeciones. objeto de explorar a continuación los fundamentos argumentativos y
Por tanto, nada tiene de asombroso que la teo- r -i v¿e la legitimidad empíricos de las tesis que, a partir del analizador que es la noción de
soporte hoy, incluso de parte de aquellos que se han nutrido de ella, la democratización cultural, intentan dar cuenta de las desigualdades
suerte común y se la someta a la crítica. sociales frente a los objetos culturales. La visión encantada del arte
Para ello, los caminos de la objeción han tomado rumbos diversos: reclama análisis sobre los cuales no es posible extenderse demasiado:
el de la teoría pura (aquí pensamos en la teoría de la acción, en los consideraremos solamente una definición, fatalmente provisional, de
trabajos emprendidos en la senda de las Economies de lagrandeur, por este suplemento de alma, de esta plusvalía decisoria que es
ejemplo [Boltanski, Thévenot, 1989]); el de la empina, que, confrontada constitutiva de una relación encantada con las obras del espíritu.
con los objetos culturales más diversos, experimenta la plasticidad y la Diremos que se atestigua esta visión cuando una producción del
eficacia explicativa de un marco teórico aparentemente muy adaptable. espíritu deja de ser percibida como formando un Todo inseparable. A
Precisamente en esta última senda emprenderemos nuestra discusión. Al la inversa, cuando este encantamiento
hacer esto —y sin que sea preciso presentar aquí una síntesis que retome
el hilo, muy conocido, que va desde Los herederos, desde La
reproducción, desde L’A- mour de l’art a Las reglas del arte, pasando
por La distinción— quere-
211____

mos poner el acento en dos órdenes de hechos: 1) el vínculo pro-


blemático que existe entre las variables que buscan dar cuenta de los
comportamientos culturales —como la formación académica, la
pertenencia a un “medio”— y estos comportamientos; 2) la naturaleza
de los indicadores a partir de los cuales la teoría de la legitimidad
215
214 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis u legitimidad cultural en cuestiones

se disuelve, una relación a la que podríamos llamar crítica —es decir, reladvista— difícil, pues, en cuanto se le neutraliza la dimensión comparativa —los más diplomados
confiere a las producciones humanas un aspecto provisional y fatalmente inacabado. Se tienen tendencia, más que los otros, a interesarse por las ofertas culturales ilustradas—
aprende así, en las formaciones para la investigación, a desensamblar los argumentos y las para describir los medios sociales que mantienen una relación regular con dichas ofertas, el
“pruebas” empíricas para considerar, por ejemplo, que La distinción, o cualquier otra obra efecto se disipa. Se puede mostrar así que las culturas ilustradas no constituyen la cultura
sociológica, constituye una tesis cuyas premisas, argumentos y bases empíricas se pueden dominante de los grupos llamados “superiores” [Pedler, 1999], aunque estos últimos,
discutir, para hacer surgir su relatividad, para reconstituir las trayectorias históricas de las proporcionalmente, sean más numerosos en mantener una relación —a menudo muy dis-
ideas, argumentos y modos de prueba en obra en dicho texto. Observemos que, para los tante— con esas ofertas.
objetos artísticos, no ocurre exactamente del mismo modo, puesto que una de las Si seguimos manteniéndonos en la ficción de un modelo re- distributivo, podemos
esperanzas del artista y de aquellos que lo secundan consiste justamente en dar la ilusión comprobar también que existen ofertas y disposiciones que, más que otras, favorecen o
de que los36 elementos inconexos de los que se sirve se han fusionado en un conjunto desfavorecen una “democratización” cultural. Por lo demás, esas ofertas y disposiciones
orgánico. Por estas razones, los objetos artísticos y las obras del espíritu constituyen revelan la existencia de filtros muy eficaces que no recortan las variables clásicas probadas
categorías que pueden suscitar relaciones muy variables: ya sea raras o trivializa- das, y comparadas con más frecuencia en la variable milagrosa del nivel de diploma. Las
lujosas o de culto según los casos, constituyen casos límite para las teorías políticas de la puertas cerradas del arbitraje comparativo entre variables explicativas, pues, se efectúa
cultura. bajo una campana de cristal que limita su valor comparativo. Este es un punto en el cual
Aquí se ve la restricción que debe soportar el análisis de estos objetos para justificar nos detendremos en una segunda instancia.
las teorías según las cuales las obras del espíritu y del arte, los saberes, los artesanatos de En último lugar, si la mayor parte de las encuestas realizadas en Europa, pero
arte aparecerían como otros tantos bienes escasos y lujosos que sería importante poner a también en los Estados Unidos [ibid.], presentan una correlación según la cual cuanto
disposición de todos. Para semejante visión, los esfuerzos consentidos para adquirir, más elevado es el nivel de
restaurar y suscitar lo que se llama hoy la “creación” —sobre todo cuando esos esfuerzos
son realizados a partir de fondos públicos— deberían, en contrapartida, recibir de-
mocráticamente una penetración social equitativa, es decir, repartida en función del peso
relativo de los conjuntos sociales que componen la nación.
Ensayemos, ficticia y temporalmente, colocamos en este espacio argumentativo levantando
las restricciones que acabamos de
enunciar. Supongamos entonces que los objetos artísticos son bienes escasos y lujosos,
producidos, creados y reproducidos por la colectividad y que esta última exige cuentas
de los gastos consentidos.
La primera verificación, por lo tanto, sería la siguiente: la redistribución se efectúa mal,
muy mal. La manera más eficaz de medirla, en un nivel nacional o europeo [Skok, 1993],
es evaluar los efectos tendenciales de las formaciones académicas sobre las prácticas
culturales. Esta variable se ha presentado, en efecto, desde hace largo tiempo, como
particularmente sensible y reactiva en sociología de la cultura. Es más eficaz que otros
indicadores de identidad social, confesiones, generaciones, sexo, medio social, puesto que,
en comparación, estas últimas variables jamás poseen un poder salvo marginal. Sin
embargo, la eficacia tendencial de los niveles de formación académica es de un manejo
36 En este estadio del análisis, se puede observar que las tesis de la legitimación por una institución, una
instancia o un personaje carismático no son más que una explicación específicamente sociológica de un fenómeno más
general que corresponde a una antropología cultural.
212 Emmanuel PeUter y bmmañuel Ethi7 2T3 La legitimidad cultural en cuestiones

formación académica, más se intensifican las prácticas académicas, es suficiente con las cifras absolutas de dichas prácticas. Por otra parte, estas últimas son irrisorias. Sólo
cambiar la naturaleza de los indicadores que miden la relación con las ofertas y con las una fracción minoritaria de esos grupos superiores tiene interés en las prácticas
“obras” para comprobar diversas alteraciones paradójicas. Esto es lo que permitió revelar culturales.
una encuesta consagrada al enfrentamiento entre el público de un museo y las pinturas Un hecho suplementario acentúa todavía más ese estado: las
expuestas [Passeron, Pedler, 1991; Pas- seron, Pedler, 1999]. Son así los sujetos dotados de fracciones sociales superiores que se dedican a las prácticas culturales no constituyen una
una formación universitaria corta los que consagran más tiempo al museo y son portadores, subpoblación representativa del conjunto al que pertenecen. Para percibirlo, hay que
comparativamente a los otros grupos más o menos formados en el plano académico, de la abarcar en una sola mirada la totalidad de las poblaciones que constituyen —por posición
mayor “apetencia” cultural. relativa— los grupos superiores de la sociedad francesa contemporánea. Si se toman las
categorías del INSEE,* surge que las “profesiones intelectuales superiores” poseen en su
"Clases sociales" y culturales ilustradas en el siglo XX seno segmentos cuyos representantes sólo muy débilmente participan en las prácticas
La lectura de nuestras estadísticas nacionales —con una profundidad de unos veinte cultivadas. Así, son las profesiones del sector público las que testimonian mayor
años por lo menos— de resultados comparables recogidos en diferentes países europeos o en disposición y apetencia frente a la oferta teatral del Festival de Aviñón [Ethis, Fabiani,
los Estados Unidos arroja regularmente una fórmula ganadora: las “clases dominantes” Pedler, 1999]. En el marco del polo regional, que constituye la cápsula demográfica na-
controlan los patrimonios ilustrados, piadosamente conservados en los teatros líricos, los tural de las prácticas culturales de pardda —pues la oferta está polarizada por algunas
museos, las salas de concierto o las bibliotecas públicas, etc., y se benefician más de ellos. ciudades faro—, los habitués de los museos, los afectos a los teatros líricos y a las salas de
Así, estos lugares serían controlados y frecuentados por la delgada capa social más concierto o los abonados de teatro no constituyen un muestrario representativo de los
favorecida y, para seguir exisuendo, se beneficiarían con el sostén masivo de los fondos grupos llamados “superiores”. En este plano, habría que renovar, en sociología de la
públicos. Esta verificación se presta, por lo menos, a dos objeciones. La estratificación cultura, los marcos de análisis y probar las proposiciones más diversas. Así, cuando en Le
todavía clara de nuestra sociedad contemporánea ¿permite seguir hablando de clases Salaire de 2Vidéal [1997], Jean-Claude Milner opone a burguesías con exceso de tiempo y
dominantes? ¿Las prácticas ilustradas son dominantes en el seno de los grupos superiores? de salario, nos hace vislumbrar la frontera que separa las fracciones dominantes ricas de
La primera objeción no requiere largos comentarios salvo para comprobar la importante y sus homologas que disponen de ingresos importantes. Como estas últimas —que abarcan
constante ampliación de los grupos “medios” y la eclosión parcial de las pertenencias una parte de las profesiones liberales— no manifiestan más disposición en materia cul-
culturales [Vallet, 1999]. Se puede dudar muy seriamente, por lo tanto, de que la triparüción tural que el resto de la población francesa, podría ser juicioso
3
social de nuestras sociedades contemporáneas en clase popular, media y superior sea todavía
pertinente. Pero no es en este plano donde urge emprender un nuevo examen de nuestras
estadísticas nacionales. Las tendencias que señalan correlaciones claras entre prácticas de * INSEE, Instituto Nacional de Estadística v Estudios Económicos. [T.]
partida —en la ópera, el concierto, el museo, etc.— y las fracciones superiores de la 2
Hay que apresurarse a añadir que tal no es el caso del conjunto de las proposiciones que encierra este libro.
población francesa han de analizarse a la luz de En efecto, tendríamos mucha dificultad para conciliar la teoría de la cultura de Jean-Claude Milner con los hechos
que revela la encuesta.
3
Hay que añadir que ni las radiografías rigurosas del INSEE, ni las mo-
216 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis La legitimidad cultural en cuestiones 217

renovar los cortes clásicos que oponen los niveles de formación académica mundanas de comienzo de siglo —la sala Gamier es un ejemplo de ello—
o las pertenencias a medios, para probar nuevas categorías. registran en los años veinte el ascenso en poder de los burgueses
No es menos cierto que, para esos conjuntos sociales minoritarios, asalariados y, coincidentemente, la caída inexorable de los grupos hasta
los consumos de arte son con mucha frecuencia indolentes e incoativos, ya entonces dominantes. Así, en el mundo de la ópera, el foyer, lugar de
que corresponden a objetos que no poseen ninguna unidad cultural. Los encuentro del “Tout-París”, ve poco a poco borradas sus fronteras bajo la
repertorios de los principales teatros líricos, de las salas de concierto o de presión de figuras extrañas al Gran Mundo [Patureau, 1991], En ese
las grandes exposiciones son artificiales; colección de objetos heteróclitos momento, los repertorios cambian alejándose de los valores académicos
desligados de su historia, las “grandes Obras” del repertorio —cuya estimados hasta entonces. Los artistas y sus círculos adquieren en ese
inquebrantable estabilidad fortifican en cada nueva edición los momento una autonomía acrecentada, se apoyan en fuerzas más
diccionarios de la música— no constituyen un objeto homogéneo de diversificadas e imponen criterios más complejos. El objeto de arte ya no
práctica. Cuando se reintegra una obra salida de ese serrallo a la parentela es solamente un objeto de lujo. Así, la jerarquía social y lajerarquía de las
de la que surgió, para un oyente aguerrido o para un ejecutante, tiene trato obras dejan de articularse simplemente.
con todo un abigarrado bajo mundo. Es así como, para el concertista, una Sin lugar a dudas, allí reside lajustificación de la marginaliza- ción,
partita de Bach para violín solo cohabita con las piezas brillantes de de la eclosión o el fraccionamiento de las prácticas cultivadas. Por esta
Sarasate, Vieuxtemps o Wieniawski, o con el sutil virtuosismo de Ysaye. razón, las pertenencias geográficas —que sedimentan historias culturales
La etnografía de los medios musicales contemporáneos hace aparecer una singulares, tanto a nivel de la oferta como en el plano de la demanda—
mezcla sorprendente de géneros y de gustos que no puede compararse sino pueden aparecer, en ciertos casos, de una mayor pertinencia para explicar
con el cambalache estético de los aficionados comunes, cuando no se la forma que adquiere la frecuentación de las obras ilustradas.
limitan a saludar con respeto una oferta que no frecuentan íntimamente. Si
se adopta un punto de vista genético para interrogarse sobre las Obras de Distancia y proximidad, los filtros sociodemográficos
acompañamiento que han escoltado a una pieza hoy clasificada y sacada de la frecuentación: el caso del Festival de Aviñón
de su contexto, la4 misma verificación se hace evidente. Fuera de algunos Desde los años noventa, las encuestas nacionales tienden a dejar de
casos especiales, las piezas hoy alineadas nografías muy circunscriptas de los ser el modelo único de exploración para evaluar las prácticas culturales
autores más escuchados sobre este tema, ofrecen asideros reales para discutir este problema, puesto en Francia. Así, encuestas realizadas o sostenidas por el Departamento
que la fractura que atraviesa el universo burgués —aceptemos la expresión, a los fines de esta de Estudios Prospectivos del Ministerio de Cultura han abandonado
discusión— no puede ni percibirse a partir de los cortes profesionales, ni circunscribirse mediante poco a poco el marco nacional que servía de referencia. A título de
una aproximación monográfica que apunte a una subpoblación singular. ejemplo podemos citar el estudio consagrado a Les Publics de la
4
Sin duda es posible buscar contraejemplos; así, en el campo lírico, el Peleas de Debussv
es una especie de meteorito sin ascendencia, pero cuya carrera social —es decir. la domesticación Comédie française [los públicos de la comedia francesa], realizado bajo
fuera del círculo estrecho de algunas fracciones del clero musical— ha sido singularmente corta, la dirección de Jean-Michel Guy [1991]. Por nuestra parte, nos
por no decir inexistente. apoyaremos en la encuesta que emprendimos, gracias a la ayuda del
en nuestros panteones se han vuelto buques fantasmas. Se ofrecen así, sin DEP, para describir los públicos del Festival de Aviñón y las relaciones
ambigüedad, a un público amplio, forzosamente desprovisto y que mantiene con la oferta.
desconcertado. En 1996, el 0,7% de la muestra relevada en Aviñón, cuando el
Por último hay que tomar en cuenta un dato que la historia cultural cincuentenario del Festival, pertenecía al mundo obrero. La verificación es
pone rara vez de manifiesto. La “burguesía intelectual” que cultiva con trivial y es casi innecesario señalar que esa cifra tiene escasa relación con
mayor consecuencia —por lo menos tendencial- mente— los valores los porcentajes de esta categoría profesional en la población activa, ya sea
culturales ilustrados no podría ser considerada la heredera de las nacional o aviñonesa. El Festival de Aviñón, como la mayoría de los
aristocracias y grandes burguesías del siglo pasado. Las grandes catedrales festivales, no es un festival popular. Sin embargo, el análisis
218 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis La legitimidad cultural en cuestiones 219
sociodemográfico del festival muestra que su público se ha diversificado. sino a poca gente a medida que uno se aleja del círculo local están
Al hacer variar los orígenes geográficos de los asistentes al festival constituidas en cierta medida —y el hecho es trivial— por frenos
aparecen signos claros de apertura. Todo ocurre como si el festival económicos y culturales. Las fracciones sociales de públicos potenciales
efectuara un filtrado social tanto más acentuado cuanto que su público de la región parisina requieren una fuerte movilización para franquear las
está alejado del círculo local (Vaucluse y Bouches-du- Rhône, que aportan diferentes barreras —distancia, problemas de intendencia sobre los lugares
aproximadamente el 20% de la población del festival). Lo cual viene a del festival, etc.—, pero el efecto progresivo de. los “filtros” —que juegan
subrayar que el festival sobreselecciona (hacia arriba) 3tanto más a sus más fuertemente para la Región parisina que para los otros departamentos
espectadores en la medida en que estos vienen de lejos. Hay que añadir fuera de PACA [Provence-Alpes-Côte d’Azur], más para estos últimos
que esta situación no se puede reducir a un mecanismo kilométrico, ya que que para la región PACA, etc.— no se deja explicar tan simplemente. Hay
la zona más “alejada” del círculo local es la región parisina. Hasta aquí, no que recordar, en efecto, que el menú de públicos potenciales no se
se puede comprobar nada francamente inesperado: como diferentes confunde con el de las densidades de población. No son los departamentos
dispositivos, académicos particularmente, una oferta prestigiosa no más poblados los que envían más espectadores, y en consecuencia la
consigue movilizar en el seno de los pretendientes más 6 alejados sino geografía cultural no puede dar cuenta de los meros datos demográficos,
precisamente a la parte más implicada, a la más movilizada. físicos —como la distancia— o económicos. La relación con las Obras, la
fidelidad al
0
Ésta es otra manera de expresarse, puesto que ningún dispositivo voluntario se halla en el
origen 6de este fenómeno.
Se puede pensar, sobre todo, en la encuesta “Rapport Pédagogique et communication”,
que revelaba una economía bastante comparable a la que observamos aquí [Bourdieu, Passeron,
Saint-Martin, 1965].
Las expectativas, los ritmos del festival, las obras frecuentadas
cambian así progresivamente cuando uno se aleja del círculo local. Todo
ello hace pensar que el festival ya no es el mismo cuando uno está situado
en los dos extremos de este conjunto geográfico. Manifestación de
prestigio saboreada durante una estadía de una duración media (entre tres
y ocho días) y onerosa, para las fracciones parisinas de altos ingresos y
altos diplomas, el festival se vuelve para las fracciones locales un lugar de
peregrinación (presencia en numerosas ediciones anteriores de la
manifestación). Pero es paradójico, por inesperado, si uno se sitúa en el
punto de vista de la teoría de la legitimidad, que el público local sea el que
explora más estudiosamente la oferta presentada: los espectáculos “m”
reúnen antes que nada a las fracciones poseedoras de una formación
universitaria breve que manifiestan intereses más diversificados, una
mayor familiaridad con el teatro, así como una verdadera curiosidad en
dirección a la oferta menos instituida del uoffn.
Hay que añadir que los filtros que de este modo conducen a esculpir
al público en función de su proximidad o de su distancia del centro
parisino son diversos y complejos. Las fortificaciones que no dejan pasar
3^2 Emmanuel Padlor y Emmanuel Ethrr~ 221 legitimidad cultural en cuestiones

festival, la permanencia del interés por las piezas presentadas en un |ar, que los autores han calificado de efecto
período más o menos largo son otras tantas modalidades que varían
poderosamente según uno sea aviñonés o parisino; la so- paradójico
del nivel del diploma sobre el
ciodemografía, por lo tanto, no agota la cuestión. comportamiento de visita de un museo, desde
En lo esencial, se pueden considerar las tres constantes si- el momento que uno se atiene a disdnguir
guientes: 1) los públicos del círculo local y regional acumulan ca- más allá del baccalauréat (bachillerato] dos
racterísticas propias muy notables: apertura de los orígenes socio- longitudes de estudios (estudios superiores
profesionales y de las condiciones económicas, singularidad de los cortos y largos).
comportamientos en el festival y de la relación con las piezas del “m”; “Como podemos verlo en el siguiente cuadro —señalan los autores
2) estas fracciones no son marginales (constituyen alrededor del 40% —, los sujetos menos diplomados se encuentran en la zona media del
de la muestra) ni están compuestas de públicos estudiantiles (están
sobrerrepresentados allí los espectadores que tienen entre 35 y 50 índice que mide el tiempo concedido al museo, mientras que los
años, los que ejercen profesiones intermedias y los empleados); 3) las diplomados medios de la enseñanza superior están representados más
actitudes culturales del círculo local —y por lo tanto sus expectativas, que proporcionalmente en la zona alta del índice del tiempo concedido
intereses yjuicios— no pueden predecirse ni fundarse exclusivamente al museo.
en las formaciones académicas o universitarias de las personas que lo
componen. EL TIEMPO CONCEDIDO AL MUSEO (INDICE) SEGÚN EL DIPLOMA
En pocas palabras, como se ve, cuando se elige deconstruir el ENTRE 30’Y POR ENCIMA DE
artefacto que consútuye el cuadro de las apetencias tendenciales para
ÍNDICE/ TOTAL
DIPLOMA INFERIOR A 30' 47' 48’
la cultura, uno se procura los medios para revelar situaciones Inferior al Bac. 23% 51% 26% 100%

singulares susceptibles de invalidar las explicaciones globalizantes y Bac. a Bac. + 3 28% 39% * 33% 100%
demasiado mecánicas de los comportamientos culturales. Bac. + 4 y + 40% 36% 24% 100%
41% 28% 100%
Conjunto 31%
El efecto paradójico del diploma
Ya lo hemos dicho, a pardr de L’Amour de Varí [Bourdieu, Dar-
bel, 1969], la sociología de la frecuentación del Museo se acostumbró a
considerar el nivel de instrucción como variable principal, y en
ocasiones única, de toda variación de un comportamiento cultural, en Paradójicamente, pues, son los sujetos más altamente diplomados
todo caso como una variable cuya acción sería “linear. Por otra parte, si los que están proporcionalmente más representados en el nivel débil del
uno se interesa en la medida más global del costo consentido por los índice (lo cual subraya aquí a grandes rasgos la tendencia más fuerte por
visitantes para mirar pintura —para la encuesta a la que nos referimos columna). Dicho de otro modo, yendo de los tiempos más breves pasados
aquí, Le Temps donné aux tableaux, el dempo que consagran al museo, en el museo a los más largos, uno encuentra en primer lugar (entre los más
entre la entrada y la salida—, las variaciones del tiempo otorgado al representados) a los sujetos más diplomados, luego a los menos
museo en función de los diferentes niveles del diploma revelan, y esto es diplomados, y finalmente a los medianamente diplomados, que son los
clásico, una correlación estadísuca. Pero lo es en este caso de una forma que pasan más tiempo en el museo” [Passeron, Pedler, 1991, p. 37].
muy particu- Se vuelve a encontrar el mismo orden inesperado “al caracterizar a
los visitantes por el tiempo medio concedido al museo por su categoría de
diplomas; el orden creciente de los uempos medios ordena los diplomas en
el orden 3, 1,2.

!
Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis 222 La legitimidad cultural en cuestiones
223
ganado mucho en inteligibilidad; por esa razón tuvo un estruendoso éxito,
EL TIEMPO MEDIO PASADO EN EL MUSEO SEGÚN EL DIPLOMA
dado que toda observación del mundo cultural puede dar asidero a este
tipo de explicación. Pero las ciencias sociales son ante todo ciencias de la
DIPLOMA
INFERIOR AL BAC. A BAC.
BAC. + 4 Y + CONJUNTO
BAC. +3
observación: cuando los datos contradicen las teorías, hay que
Tiempo medio 41* 16" 43’ 28” 38’ 08” 40’ 54”
abandonarlas, incluso a disgusto.
La legitimidad cultural en cuestiones (2)
Esta estructura recurrente es la que caracteriza en función del
diploma el tiempo global que los visitantes conceden al museo. Se ve “La religión del arte tiene también sus integristas y sus modernistas,
directamente, en una forma gráfica, esta relación paradójica sobre un pero que coinciden en plantear la cuestión de la salud cultural en el
historiograma: hay que desordenar el orden académico para que el lenguaje de la gracia*” [Bourdieu, Darbel, 1969, p. 13]. En efecto,
historiograma presente una pendiente regular que corresponda al aumento cualquier relación con el arte no sería otra cosa que una caricatura, una
del tiempo concedido al museo” [ibid. P- 38]. puesta en escena ilusoria en la que intentarían, unos y otros, jugar la
Los hábitos académicos, por lo menos temporalmente, engendran comedia trágica del amor al arte. El amor al arte no existe, no realmente,
una docilidad hacia las jerarquías culturales. Pero las disciplinas mentales por lo menos no tan naturalmente como pudieron imaginarlo los
enseñadas por la universidad, a la inversa, proceden de un movimiento sociólogos hasta los setenta, impregnados como estaban de ideología
que puede estar en el fundamento de actitudes críticas e inconformistas. poskantiana. Desde entonces, sociólogos, profesionales de la cultura,
La eficacia del encuadre académico no se resume en una acción mecánica periodistas o lectores sensibles en divulgar los lugares y las situaciones en
y regular. La relación entre la jerarquía de los diplomas o de las longitudes los que se ejercen subrepticiamente los poderes simbólicos que perpetúan
de estudio y sus efectos, según los efectos que se analicen, toma tan en el mundo sublunar social las desigualdades de acceso a la cosa artística
pronto la forma “clásica” como la “paradójica”, haciendo aparecer así la o cultural; todos fueron engatusados al menos una vez en sus vidas con
complejidad de una situación que no se deja sintetizar fácilmente en la mayor o menor fuerza por la sociología de la legitimidad cultural
forma mecánica propuesta en la “teoría teóricamente refinada y declinada en la obra de Pierre Bourdieu. Desde
de la legitimidad”, tal como está expuesta en La distinción, por ejemplo. L’amonr... a Las reglas del arte,
El balance relativista que acabamos de elaborar nos permite
concluir insistiendo en la urgencia de rehusar toda simplificación en la
descripción de las prácticas culturales. El mérito de la primera gran 7
De la que William Labov explorará más larde diversos aspectos a través de
encuesta que hizo pasar persistentemente el criterio académico al primer encuestas sociolingüísticas.
plano residía en la existencia, para esa investigación, de un verdadero la ambición del autor apunta a proponer un punto de vista englobante,
esfuerzo descriptivo [Bourdieu, Passe- ron, Saint-Martin, 1965]. La en el que se unen una sociología de las obras y una sociología del
relación de los estudiantes con la lengua de ideas enseñada por la público avezadas, por el sesgo de un análisis científico, en revelar lo que
universidad, medida gracias a indicadores que cubren todos los registros hace socialmente necesaria a la obra de arte, haciéndose cargo al
de esa lengua —vulgarismos que objetivan una relación locuaz' con la mismo tiempo de las funciones que cumple y de las condiciones37 de
lengua, con los ejercicios de polisemia o de definición, pasando por los mantenimiento de las desigualdades sociales de acceso que maneja. La
léxicos humanistas y técnicos— estaba en situación de revelar la influen-
cia de uno de los instrumentos cardinales de la inculcación académica, la 37 Partiendo principalmente del concepto de campo, Pierre Bourdieu explica
las reglamentaciones de la necesidad social de la cultura. Se podrá topografiar
lengua de enseñanza. De extrapolación en extrapolación, el esquema de ventajosamente los aportes del abordaje de Pierre Bourdieu frente a las otras
análisis que estaba en el fundamento de la “teoría de la legitimidad” ha sociologías del arte leyendo el artículo de Jean-Louis Fabiani. “Sur quelques
progrès récents de la sociologie des œuvres" [Fabiani. 1993].
ímjeTPedler y Emmanuel Ethis 225 La legitimidad cultural en cuestiones

experiencia de lo bello no es una experiencia susceptible de ser incorporación cultural, de las interiorizaciones de la exterioridad e,
universalmente compartida por la humanidad con el solo pretexto de inversamente, de la exteriorización de la interioridad. La apuesta
que se trata de una experiencia humana: al invertir categóricamente el interpretativa que se trama en la legitimidad cultural —se presiente—
sistema kantiano, Pierre Bourdieu instruye el proceso de una relación expresa un programa teórico de las relaciones socializadas en la cultura,
con el arte y de un valor del arte axiomatizados por las culturas más ya se lo entienda en el sentido de las prácticas culturales o en el de los
autonomiza- fenómenos societarios característicos de una civilización determinada. No
das en sus juicios de gusto y en sus prácticas, es decir, las culturas discutiremos aquí su legitimidad ni tampoco los efectos de realidad que
ilustradas. ella sería susceptible de provocar. Su ingeniosidad sigue siendo indiscuti-
Las lógicas de apreciación de los actores sociales evolucionan allí ble para comprender las instancias sistémicas del campo de la cultura que
en una suerte de cuadrilátero clausurado por la condiciona- lidad de los —observémoslo— en general se confunden de manera fascinante con los
juicios y de las prácticas, que lleva grabada sistemáticamente la vínculos de la comunicación cultural. Nuestro escrito se interesa más bien
impronta de las clases dominantes. En consecuencia, el “sentido en los reveses de la tesis cuya armonía positiva tiende a eclipsar el enigma
prácdco” de los individuos los lleva a comportarse según esquemas sociológico que ciertos datos empíricos siguen encubriendo en los
operatorios integrados —los habitus— de los que parecen no tener territorios de la investigación.
conciencia directamente, condición sine qua non de su operatividad .Así ocurre con el vínculo a veces problemático y raramente
social y relativa garantía de su eficacia simbólica perdurable. Partiendo interrogado que la sociología de la legitimidad cultural establecida
de lo que se presenta a veces como un postulado teórico, otras como una convoca sistemáticamente entre las variables de diploma y
conclusión práctica, el sociólogo Pierre Bourdieu desemboca en la
elaboración de un panorama del que emergen las líneas de fuerza que
“magnetizan’’ y delimitan los márgenes de libertad en los que se juega y
se meta- morfosea la práctica de lo social o, si se quiere, lo social de la
práctica de los individuos. Como observa Bernard Lahire, “Pierre
Bourdieu ha construido en gran parte su teoría de la práctica [...] contra
la idea de una práctica orientada racionalmente, intencionalmente,
voluntariamente hacia fines explícitos, contra la idea de una
reflexividad, de una conciencia consciente, sistemática y calculadora.
Así, la relación práctica con la práctica se define como una comprensión
inmediata, ciega en sí misma (una docta ignorancia, una conciencia no
consciente, sin concepto, parcial, vaga, no intencional y comprometida
en la urgencia de
la acción)” [Lahire, 1998, p. 171].
De hecho, es en parte en el espacio más o menos amplio que existe
entre la inmediatez de la práctica y el retorno reflexivo que somos capaces
de formular donde el sociólogo puede erigir un repertorio de los ajustes
posibles entre las conductas de los actores sociales y las representaciones
que ellos se hacen de éstas. Por cierto, esta suerte de economía hojaldrada
de las justificaciones sociales de lo social puesto al día científicamente
daría cuenta con bastante justicia de los intercambios y los procesos de
226 Ernmanupl Pedlar y Emm«uTü¿|Éthi,— U |tflhlrni<*ad culturaran cuestiones 227—
las prácticas culturales que en dichas variables encontrarían una parte del conjunto de los datos que le son devueltos. Se trata además de
de su motor social. Aparentemente, si hemos de creer a Pie- rre empeñarse en descubrir la manera en que esta pieza de la medida del
Bourdieu, los agentes sociales sólo pueden “hacer” su cultura en la tiempo se incorpora en el seno del rompecabezas construido por Pierre
medida en que estén dotados de habitus ajustados al campo de sus Bourdieu y Alain Darbel, si se quiere identificar el papel que ellos
prácticas: su margen de “maniobra” no dependería sino de las atribuyen a este indicador y la relación que mantiene con las
facultades para aprehender en la estructura del juego social las poblaciones involucradas. El razonamiento sociológico tiene siempre
potencialidades “objetivas que se imponen a ellos como cosas por por función —y sobre todo en el marco de un análisis de datos
hacer” [Bourdieu, 1998, p. 241]. Por lo demás, es comprensible que secundario— interrogarse “sobre las condiciones de constitución de las
la variable sociológica del diploma tenía casi naturalmente todas las poblaciones aparentemente más naturales, para restituir a la
posibilidades de instituirse como uno de los reveladores del habitus enunciación un hecho que interfiere en toda generalización, incluso y
dotado de más fuertes potencialidades: no obstante, ya lo veremos, sobre todo silenciosa, a saber, que uno no observa nunca, sino con unos
ciertos efectos de la práctica permiten aislar y sancionar algunas gemelos, aunque sean los más sofisticados y los mejor regulados, más
paradojas que produce. En el mismo orden de ideas, cuando se aboca que lo que pasa en su campo” [Passeron, 1989a, p. 125].
a una autoevaluación de los actores sociales sobre sí mismos, lo SIN TOTAL
vivido de las prácticas identificadas en las encuestas por RESPUEST INFERIOR IGUAL
SUPERIOR SUPERIOR SUPERIOR! EN HAS DE SUPERIOR

cuestionarios a menudo es objeto de sospechas en la sociología de EN S’ EN 10’ EN IS' 15* CONJUNTO


A
Pierre Bourdieu, al considerarse una sobreevaluación o una clases — 40 20 40 — 100 100
subevaluación una voluntad de redorar el escudo de lo que en los populares

hechos es la práctica real. clases


medias
9 3 17 3 14 17

37 71 100

Tiempo percibido - tiempo vivido, clases


4 20,5 7,5 6 II 19 32 68 100
altas
una ecuación improbable
Una de las ilustraciones más sobresalientes de esta sospecha, sin
duda, es la que se refiere a la comparación entre el tiempo “objetivo” y Así, como cualquier cuadro cruzado de análisis estadístico, el de
el “subjetivo” de una visita al museo que figura en LAmour de l'art. Lo Pierre Bourdieu y Alain Darbel resume bajo unas modalidades cualitativas
que los autores llaman aquí el tiempo objetivo es el tiempo que los ordenadas jerárquicamente —la clase, la diferencia entre tiempo pasado y
visitantes han pasado efectivamente en un museo; este tiempo es tiempo declarado— los resultados de una pregunta regulada sobre una
medido gracias a un cronometraje de la hora de entrada y salida, sin que problemática de conjunto. En consecuencia, es importante deducir tanto
los visitantes lo sepan, por un equipo de encuestadores. El tiempo del recorte de las modali-
subjetivo corresponde, por su parte, al tiempo que los visitantes declaran
haber pasado en el museo. El siguiente cuadro cruza la diferencia entre -•••-
tiempo mínales —la clase social—, cuál es el estado de la relación que los autores
declarado y tiempo pasado con las clases sociales populares, medias, quisieron comprobar entre los elementos de una población y las
altas.
peí tiempo declarado al tiempo pasado posibilidades que tiene esa población de adoptar un comportamiento
LAmour de l’art no conlleva ningún comentario explícito con sagrado determinado. En este caso, la medida de la diferencia entre el dempo de
a este cuadro. Incluido en el índice como “ encuesta anexa de visita pasado y el percibido ocupa el lugar de una verificación y pretende
confirmación”, parece razonable vincularlo a la tesis sociológica ilustrar una diferencia sociológicamente más amplia, la de la impresión
general de la obra que —se supone— contextualiza la estructuración subjedva dejada por el museo, que se supone relacionada, a su vez, con la
228 Emmanuel Pedler ^Emmanuel Ethîs l^TegTfifmcTad cultural en cuestiones 229

pertenencia social de origen de los individuos interrogados. A primera vista. Pierre Bourdieu y .Alain Darbel llevan su cifra hacia una
Habida cuenta de su neutralidad indudable, podría pensarse con interpretación muy próxima al psicologismo de Fraisse. Groseramente, si
todo derecho que Pierre Bourdieu y AJain Darbel tenían en el indicador tendemos a declarar más tiempo del que realmente hemos pasado, es
tiempo un espléndido revelador para incriminar y recon- textualizar la idea porque la actividad en la que hemos estado ocupados no nos apasionaba
según la cual “el rendimiento social de la cultura artística depende por lo para nada y porque, en consecuencia, el tiempo nos ha parecido largo; nos
menos tanto de la aptitud para expresar las experiencias artísticas como de hemos aburrido durante la visita, y por ende ante las obras, y si nos hemos
la calidad intrínseca e inverificable de tales experiencias” [ibid., p. 103]. aburrido, es porque no poseemos todas las claves requeridas para su
Desgraciadamente, y si nos atenemos al título general de la encuesta: decodificación. Inversamente, si poseemos las claves, no nos aburrimos, y
Medición experimental de los tiempos de visita y de los conocimientos el tiempo libre tan difícil de habitar para aquellos que no están habituados
pictóricos (Mesure experimentóle des temps de visite et des connaissances nos parece más corto; así, el tiempo, sin que lo sepamos, permitiría
picturales), es una idea más amplia —los efectos de la legitimidad cultural objetivar un habitas de clase, una manera de ser traicionada no por una
— la que aquí va a arrastrar la lectura del cuadro y no, como se habría mala autoevaluación del tiempo, sino por lo que ella revela directamente:
podido esperar, el cuadro debilucho que rasguña la tesis central. Estaban
38
el aburrimiento que pisotea el amor al arte. El aburrimiento que sorprende
ceñidos a desmontar esa pretensión del sentido común según la cual con las manos en la masa a la lucha simbólica que libran las clases
“como todo amor, el amor al arte se rehúsa a conocer sus orígenes y, antes sociales en el terreno de la cultura, y donde se consolida su reproducción.
que las condiciones y los condicionamientos comunes, prefiere, mirándolo El trabajo del sociólogo, según Pierre Bourdieu, debe entenderse
bien, los azares singulares que siempre se dejan interpretar como como un análisis de las posiciones relauvas ocupadas por los individuos
predestinación” [Bourdieu, Darbel, 1969, p. 161]. Desde el principio, en el espacio social y de las relaciones objetivas entre
Pierre Bourdieu y Alain Darbel le asignarán al tiempo una presunción de esas posiciones: de tal modo, ese desarrollo que él mismo califica de
culpabilidad. “constructivismo estructuralista” espera revelar, por una parte, las
Pues, ¿qué significa exactamente esa diferencia entre tiempo pasado estructuras objetivas de la sociedad que imagina independientes de la
y tiempo declarado? ¿De qué vale una escala de comparación que mezcla conciencia y de la voluntad de los agentes, y, por otra, la génesis social de
alegremente una objetividad y una subjetividad en la que, por la fuerza de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción por los cuales
las cosas, es la lectura de la subjetividad la que surge y triunfa? ¿Qué es los individuos, alternativamente, interiorizarían (el habitus) y exterioriza-
exactamente el tiempo de visita al museo? ¿Es, como lo consideran los rían esas estructuras sociales (los campos de lo social). Aplicado al amor
autores, un tiempo que delimita una actividad con los límites que son los al arte, este razonamiento nos enfrenta con una suerte de transposición y
tiempos de entrada y de salida, o bien es la adición de la serie de las de generalización de una proposición más antigua: la de La Théorie de la
duraciones acumuladas ante cada obra? Difícil de decir. classe de loisir, de Thorstein Veblen (1857- 1929). En esta obra [1970], el
autor se dedica a echar las bases de una psicología económica realista a
Tiempo subjetivo y legitimación comportamental partir de un estudio renovado del comportamiento humano. Sin dejar de
Los caracteres del cuadro impresos en negrita, y por lo tanto rechazar vigorosamente las tesis de Marx, Veblen utiliza sus nociones,
subrayados por los autores, que se supone orientarán nuestro des- particularmente la distinción entre infraestructura económica y
ciframiento de lo expuesto, indican que el 100% de las clases populares superestructura cultural A partir de su articulación, propone una lectura
declaran pasar más tiempo que el que dura efectivamente su visita. El 17% evolucionista de esa relación en la que los valores ligados al trabajo —dig-
de las clases medias evalúan justamente su tiempo pasado en el museo y el nidad, productividad, dedicación al grupo social— se invierten en un
20,5% de las clases altas piensan que han permanecido allí menos tiempo. nuevo estado social donde se exhibe una desconsideración del trabajo que
38 Aquí no nos enteramos de nada acerca del tiempo de visita efectivo de conlleva la exaltación del poder, la vanidad de la riqueza y el consumo
unos y otros. No sabremos qué grupo social pasa modalmente más tiempo en un ostentoso.
museo.
230 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethli U legitimidad cultural en cuestiones 231

En reiteradas ocasiones, Thorstein Veblen subrayará la cen- tralidad Dicho lo cual, la lectura propuesta del cuadro del tiempo de visita no es la
del desperdicio del esfuerzo ostensiblemente pregonado y justificable por única que parece posible, y las variaciones temporales registradas exigen
su pertenencia a la clase que él califica como “ociosa”. ¿No será una por lo menos tres observaciones:
supervivencia de esa ostentación lo que Pierre Bourdieu nos hace ver en la
expresión de la relación “natural” con el arte que compone las clases que 1. Los datos involucrados en este cuadro son el objeto —ya lo hemos
él denomina “dominantes”? Y precisamente en ese sentido, tanto en visto— de una opción parcial que aspira a resumir una actitud
Thorstein Veblen como en Pierre Bourdieu, el uso del tiempo participa según la creación de una variable artificial y suspicaz que
plenamente en la prueba de esa legitimación del buen gusto que no es otra amalgama una medida objetiva y otra subjetiva.
cosa que una legitimación de clase. Porque desperdiciar el propio tiempo,
o declarar que una visita al museo a uno le resulta más corta de lo que
realmente es, remite a una significación que es del mismo orden: expresa
el desinterés que gobierna una práctica, y colabora en una estrategia más
general de distinción ejercida a través de esa suave violencia que es la
violencia simbólica impuesta por los grupos poseedores del capital cultural
más pesado y que, no contentos con frecuentar las obras legítimas del
patrimonio, redoblan su exhibición circunscribiendo una manera legítima
de frecuentarlas, exenta de todo aburrimiento.
La covariación problemática del tiempo y de
la legitimidad cultural
No obstante, como es sabido, las ciencias humanas que “se resuelven
por la heroica decisión de la franca experimentación” no siempre están en
situación de cosechar “como en las ciencias físicas, la recompensa
‘nomológica’ de los sacrificios que consienten en la riqueza del curso del
mundo” [Passeron, 1989a, p. 132]. Y “la relación de una variación social
con la variable que permite atestiguar rigurosamente sus covariaciones
mensurables nunca es una relación de pura sinonimia” [ibid., p. 117]. En
efecto, si se prolonga la lógica de la interpretación del tiempo de Pierre
Bourdieu y Alain Darbel dejando que el tiempo represente su papel de
seleccionador social, se tropieza con algunos desfa- sajes en su
coincidencia con la teoría de la legitimidad cultural. Entusiasmados por
una confirmación generalizada de los efectos de la legitimación académica
y cultural susceptible de ejercerse con fuertes contrastes sobre los lugares
de cultura, los autores llegan a veces a acompañar a un buen número de
sus interpretaciones de variables hacia la frontera indígena en la que coha-
bitan sin tropiezos la buena voluntad cultural de las clases medias y
populares y su búsqueda de un nivel cultural encuadrado por la cultura
ilustrada, sostenido y halagado por una frecuentación de las obras de arte.
232 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis 1_2 legitimidad cultural en cuestiones 233
¿No podríamos contentarnos con cruzar clases sociales y dempos en el museo y el desfasaje entre tiempo pasado y tiempo declarado es
pasados en el museo con el objeto de obtener un indicador apropiado probatorio para confirmar la tesis del aburrimiento o el no aburrimiento
para neutralizar en parte los efectos de comentarios que conlleva la sinceros, o bien el encuestado tiene mala fe, y atribuye una importancia a
autoevaluación, así como lo mostrarán algunas encuestas la declaratoria al tratar de dominar ante el encuestador el tiempo de su
ulteriores?39 ¿Qué trae aparejado exactamente la variable “clase práctica museística y se sobrevalúa para cosificarla en práctica de
social”? ¿Por qué son tan pocos los visitantes que declaran el distinción, puesto que de todos modos no sabe que ha sido cronometrado
verdadero tiempo que pasan en el museo? ¿En qué medida son sin adverurlo... Una vez más, es difícil zanjar la cuestión, tanto más cuanto
significativos los márgenes considerados para diferenciar los que la interpretación que fermenta en la idea de la legitimidad cultural
tiempos declarados? especula simultáneamente en dos registros. Además, separar en esta
2. Desde un punto de vista estrictamente metodológico —y puesto que declaración la paja del trigo no es-sencillo, porque no hay que descuidar el
los visitantes del museo, en definitiva, son llevados a emitir por el hecho de que nuestra muestra puede estar compuesta por individuos que
lado del tiempo declarado una especie de juicio sobre su propia tengan inclinación por una u otra tendencia. Los indicadores estadísticos
práctica—, puede ser interesante comparar los sobreentendidos están hechos así. Si la teoría que supuestamente iluminan es demasiado
interpretativos destilados en la orientación dada a los resultados con generaliza- dora, podrán volverse siempre en su beneficio. La teoría de la
los tres principios de cuestionamiento inherentes a los sondeos y legitimidad cultural es de este orden. Es bulímica y se nutre de todo, se
denunciados por Pierre Bourdieu en el famoso texto de su transpone en cualquier objeto y la inteligibilidad que entrega a nuestro
conferencia de Noroît: “La opinión pública no existe” [1984, pp. entendimiento a veces da la impresión, si no nos precavemos, de bastarse
222-235], en el que el autor presenta una crítica mordaz de los a sí misma: al dramatizar el complot cultural en el que las clases sociales
postulados implícitos sobre los cuales funcionan las encuestas de reclaman simbólicamente su reconocimiento simbólico, trabaja constante-
opinión. Indirectamente, allí define un antiprograma metodológico mente sobre una instancia ambigua que administra esa sensación
del cual se puede, por la negativa, deducir un programa adaptable al intrigante de que jamás se podrá reabsorber el déficit que separa
problema del tiempo declarado en LAmour de l’art. enigmáticamente al hombre de las culturas ilustradas del hombre de las
Este programa ideal —habida cuenta de las dimensiones múltiples culturas populares.
implicadas en la cuestión del uempo— no es de simple concreción, y Emmanuel Pedlpr y immanuel EfFib
el camino que emprenden Pierre Bourdieu y Alain Darbel para ir del ANTI PROGRAMA ANTlPROGRAMA ADAPTADO AL TIEMPO PROGRAMA ADAPTADO AL TIEMPO
indicador al concepto está más cerca de las zonas en sombras del SUBYACENTE EN LOS DECLARADO POR LOS VISITANTES DEL DECLARADO POR LOS VISITANTES DEL

cuadro incluido más arriba que de los objetivos definidos en la SONDEOS DE OPINIÓN MUSEO MUSEO

columna de la derecha. Y, para que se realicen perfectamente los todo el mundo puede
todo ei mundo puede autoevaluarse sobre el la autoevaluación sobre el tiempo no
enunciados abarcados por la legitimidad cultural, es necesario que el tener una opinión tiempo que pasa en un está al alcance de todos

tiempo pueda museo


adosarse al segundo principio: “los tiempos declarados no significan todos todas las opiniones son
todas las declaraciones sobre el tiempo los tiempos declarados no
lo mismo”. Ahora bien, esto úlumo, desde el origen del proceso de
equivalentes
son equivalentes significan todos lo mismo
la pregunta sobre el tiempo
hay un consenso sobre la
encuesta, puede adoptar una significación diferente, es decir, el instante pregunta planteada
de Wsita tiene en cuenta lo
la preguna sobre el tiempo pasado no

mismo en que el visitante interrogado responde, porque su buena fe es --------------—


mismo para todos
puede ser entendida como al para
todo el mundo
susceptible de entrar enjuego. Dos posibilidades: o bien tiene buena fe, y
su autoevaluación traduce honestamente el sentimiento del tiempo pasado
39 Véase por ejemplo el informe de una encuesta en el museo Granel d’Aix- en-
Provence, dirigida por Jean-Claude Passeron y Emmanuel Pedler [1991].
234 cultural emcuesliflne» 235
SUPERIOR SUPERIOR EN MÁS DE TOTAL
SUPERIOR EN S1
EN 10' EN IS’ 15* CONJUNTO

clases
populares
40 20 40 100

clases 19
medias
3
1
26 52 100

29 47
clases
8 16 100
altas
Son laj clisas popularas las qua mejor sa autoevalúan. jamás exceden los IS minutos da diferencia. Ninguna
regularidad se desprende de su manera de hacerlo. Las clases medias son las que mis se sobravalúan. Esta
sobrevaluación es tan regular en su progresión como la qua se registra para las clases superiores, donde
50
cerca del % de los individuos aumentan su tiempo de vista en mis de 15
minutos.

3. Si uno se remite al cuadro inicial, sin pronunciarse, esta vez, sobre que las clases superiores incurren al mismo tiempo en una sobrevaluación
la legitimidad, que uno se contenta con enumerar, la verificación se y una subvaluación de su tiempo de visita representa de por sí un
aparta un poco de la de Pierre Bourdieu y Alain Darbel; muestra enunciado se- miológico y sociológico en el que cultura y uso del tiempo
que, tendencialmente, la mayor parte de los visitantes sobrevalúan del público merecen una profundización particular. Porque, como quiera
su üempo de visita, y entre otros el 71% de las clases medias y el que sea, no hay que descuidar este hecho tautológico que parecen ignorar
68% de las clases superiores. Por añadidura, ¡tan sólo en estas los autores de L’Amour de Vari: para empezar y antes que nada, ¡el
clases uno encuentra diferencias superiores por lo menos a quince público del museo es público! Es decir, que siempre está reunido por un
minutos! ¿Hay que inferir que son éstas las fracciones de población interés común que no se le puede negar, aunque este interés es vivido
que más se aburren en el museo o que dan muestras de una mayor diversamente: los filtros sociales económicos y culturales que han
mala fe al operar esta sobreesúmación táctica registrada sin que lo conducido a ese público —todas las clases mezcladas— a la puerta del
sepan en la aduana sociológica? ¿O bien hay que tomar como tal museo son extremadamente numerosos y no deben aplanarse demasiado.
esta lectura plural de los tiempos admitiendo que los cortes no son Y, como lo escribe Jean- Claude Passeron: “La sociología de la cultura ha
tan claros como uno los imagina, que no carecen de esas comenzado [...] a valorizar lo que se presenta como ‘importante’, como
contradicciones que permanecen invisibles mientras no se cuestiona ‘significativo’ en el campo de la historia de las formas, de los
la variable omniexplicativa del nivel del diploma a la que tod as mecanismos de su demarcación o en las manifestaciones de su poder
otras —la variable de clase a la cabeza— parecen pisarle *os social.
talones. Si acaso se redistribuyen los efectivos de base del cuadro
de Pierre Bourdieu y Alain Darbel para no interesarse ya sino en la
distribución estadística comparada de aquellos que se sobrevalúan,
estamos en condicione . de formular enunciados modificados.
¿Qué deducir de estas observaciones si uno las compara con las de
los autores de L’Amour de Varti Ajotes que nada, que si el indicador
tiempo contextualiza muy sensiblemente comportamientos, se abre a una
polisemia interpretativa de la que se filtra una complejidad de lo social
que lógicamente debiera obligarnos a acercamos a las prácticas efectivas
y a lo que constituye el objeto de tales prácticas. Establecer, por ejemplo,
237
236 Emmanuel Pedler y Emmanuel Ethis
La legitimidad cultural en cuestiones

Precisamente en esto ajustó su doctrina de las estructuras y las funciones LAHIRE, B. (1998), L'Homme pluriel. Les ressorts de l’action, Paris, Nathan, col.
simbólicas. Las opciones conceptuales que ordenan la descripción de las
conductas simbólicas, así como las opciones metodológicas que “Essais 8c Recherches” [£/ hombre plural, Madrid. Bellaterra, 2004].
determinan la técnica de observación (selección de los terrenos de MILNER. J.-C. ( 1997), Le Salaire de l’idéal. La théorie des classes et de la culture au
prácticas, categorización de las diferencias, localización de las XXo siècle, Paris, Seuil, col. “Essais”.
coocurrencias) llevan siempre la marca de los ‘objetos’, es decir, de los
‘rasgos pertinentes’, a los que insidiosamente se ha acostumbrado una PASSERON, J.-C. (1989a), “Ce que dit un tableau et ce qu’on en dit", en Le
sociología de la cultura centrada —por predilección o animadversión, Raisonnement sociologique, Paris, Nathan.
poco importa— en las prácticas más valorizadas por los grupos -----(1989b), lu; Savant et le Populaire, Paris, Éditions des Hautes Études/Ga-
dominantes o por los grupos intermedios que refieren sus simbolismos
exclusivamente al reconocimiento, si no al conocimiento, de la llimard/Le Seuil [Lo culto y lo popular, Madrid, Endymion, 1992].
legitimidad cultural” [Passe- ron, 1989b, p. 22]. Sacudiendo un poco las PASSERON,J.-C. y PEDLER E. (1991), Le Temps donné aux tableaux, CERCO-
categorías rituales de la sociología de las obras, las temporalidades
múltiples —del espectador a la obra que contempla—, porque atraviesan M/I Me.Re.C., Documents.
los modos de constitución de las prácticas, abren también —desde el -----(1999), “Le Temps donné au regard”, en Théories de la réception. n° 27/3,
momento en que el tiempo es simbólicamente aprehendido en ellas— una junio, Chicoutimi (Quebec), Protée, p. 12-66.
de las vías posibles para replantearse con prudencia las conclusiones
corrientes de los estudios de consumo cultural. PATURRA.U, D. (1991), La Salle Garnier dans la société parisienne, 1875-1814,
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8
¿Una crítica sin razón? El
abordaje bourdieusiano a
los medios y sus límites
por Cyril Lemieux40

Sin duda, los textos que Pierre Bourdieu ha consagrado es-


pecíficamente a los medios no corresponden a la parte más científica
de su obra. Algunos extraen de esta última los argumentos para
desacreditarlos. No obstante, esos textos son doblemente interesantes.
Por una parte, aunque no se basen en encuestas empíricas, ni en una
metodología rigurosa, a pesar de todo dicen cierto número de cosas
sobre el funcionamiento de los medios, y además abren pistas. Por
otra parte, enseñan bastante sobre los límites de la postura crítica que
autoriza la sociología bourdieusia- na y las dificultades que encuentra
esta postura cuando se vuelve hacia el mundo social con la esperanza
de transformarlo. Bajo es-

40 Investigador en el laboratorio de sociología del INSEP (Institut national


du sport et de l’éducation physique), miembro del GSPM (Groupe de sociologie
politique et morale) del EHESS [École des Hautes Études en Sciences Sociales],
docente en el IEP [Institut d’Études Politiques] de Paris.
240
tos dos aspectos, los textos de los que hablamos revistenCyry!unLemieux
gran para “volver plausible
El abordaje la visióna losapocalíptica”
bourdíeusiano medios que se proponen propalar,
interés: merecen ser leídos. la de una inexorable “afluencia de masas” ligada a la “invasión de los
Frankfurt-París, ida y vuelta
mass media" y al triunfo del “Anthropos masificado” [ibid., pp. 1004 y
999]. Como defensores del método empírico, el único que puede
En los escritos de Pierre Bourdieu sobre la actividad periodís- llamarse realmente sociológico, Pierre Bourdieu yJean-Claude Passeron
dca y los medios se pueden distinguir tres períodos diferentes. Du- se proponen recordar que “los mass media pueden vehiculizar los
rante el primero, los años sesenta, estas cuestiones casi no apare- mensajes más diversos y dar con las audiencias más desigualmente
cen. En el segundo período, los setenta y ochenta, el interés por los receptivas” [ibid., p. 1002]. Porque “hay mil maneras de leer, de ver y
medios y los periodistas se desarrolla esencialmente en el segundo de escuchar” y porque los individuos, hasta los más desprovistos
plano de los estudios sobre el campo intelectual, por un lado, y la culturalmente, nunca están “indefensos” frente a los “mensajes
reproducción de las jerarquías culturales, por el otro. No fue sino a massmediáticos” que los asaltan [ibid., p. 1009], la imagen de una
comienzos de los noventa cuando los medios y los periodistas se “masa” vulnerable y condicionada —que los massmediólogos franceses
convirtieron para Pierre Bourdieu en un verdadero tema de toman prestada de algunos autores de la Escuela de Frankfurt— aparece
preocupación intelectual y práctica. ni más ni menos como un fantasma elitista que no dice su nombre [ibid.,
p. 1017], Esta “sociología fantástica” [ibid., p. 1019], que encuentra su
Acto I: fuego en el cuartel general de los "massmediólogos"
poder de convicción en el profetismo y la “magia”, no hace en definitiva
Durante los sesenta, poca cosa en el trabajo de Pierre Bour- otra cosa que “transponer en fórmulas ilustradas las ideas recibidas de la
dieu concierne directamente a los medios. Una excepción, no obs- palabrería cotidiana”, tomando al pie de la letra, particularmente, el
tante: aquel artículo publicado en Les Temps Modemes en diciembre adagio encargado de explicar todas las desdichas: “culpa de la
de 1963, y hoy un poco olvidado, en el que Pierre Bourdieu y Jean- televisión” [ibid., p. 1013]. ¿En qué medida este viejo texto, en el que
Claude Passeron inician la guerra contra aquellos a quienes motejan Pierre Bourdieu yJean-Claude Passeron reivindican con firmeza la
de “massmediólogos” (Edgar Morin, Gilbert Cohen-Séat y Pierre superioridad científica de la sociología empírica frente a los desvíos de
Fougeyrollas, y un poco también Roland Barthes). Objetivo la “massmediología abstracta” —jugando a Lazars- feld y Katz contra
declarado: “desterrar una patética vulgata del universo científico en el Marcuse y Adorno—, conserva hoy toda su actualidad? En nuestra
que algunos intentan introducirla” que, en el comienzo de aquella opinión, puede permitirnos comprobar en qué medida algunas de las
década, se ha constituido en Francia acerca de los medios y cuya prudencias epistemológicas que aconsejaba han sido “relativizadas”, de
característica es un balance “entre lo indemostrable y lo ni siquiera paso, sin duda no por Jean-Clau- de Passeron, pero sí por Pierre
falso” [Bourdieu, Passeron, 1963, p. 998]. Operativo, pues, de policía Bourdieu.
científica. Los autores “que se deben desterrar” son acusados de Acto II: falsa ciencia e ilusión democrática
apoyar sus razonamientos en conceptos tan vagos y homogeneizantes Comienzos de los años setenta. Esforzándose, en la prolongación
como "mass media', “masificación” o “cultura de masa”, que se de El oficio de sociólogo, en señalar y hacer observar la frontera que
cuidan de confrontar con un examen de las condiciones reales en las separa un trámite auténticamente científico del sentido común ilustrado,
que los mensajes son recibidos en tal o cual punto de la estructura Pierre Bourdieu llega a interesarse por primera vez, empíricamente, en
social. Este punto de vista elevado les permite dotarse de la “máquina ciertas dimensiones del funcionamiento de los medios. Efectivamente,
de fabricar las masas” que necesitan en los sondeos que publican los diarios encuentra un terreno
241
privilegiado para describir lo que puede ser el uso no científico de una
técnica que, en ciertas condiciones, puede ser utilizada por el sociólogo
242 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 243
i
pero que, en este caso, resulta regularmente puesta al servicio de una en cierta forma terminada, por Pierre Bourdieu en el recodo de algunas
“función” política muy particular: producir la ilusión de que existe una páginas de Homo Académicas, donde las estrategias de posicionamiento
opinión pública como suma meramente aditiva de opiniones y de doble juego de “aquellos que acampan en la frontera entre el
individuales. Es la ocasión de descubrir los “alardes de objetividad” de conocimiento ilustrado y el conocimiento común, ensayistas,
los que hacen uso los “doxósofos”, sondeadores y periodistas para periodistas, universitarios-periodistas y periodistas-universitarios, serán
imponer mediante movimientos de fuerza simbólicos sus discursos puestas al desnudo” [Bourdieu, 1984a, pp. 13-14]. El autor se demora
seudocien- tíficos [Bourdieu, 1972, 1973]. Quince años más tarde, estas especialmente en una pequeña máquina de amalgamar ciencias sociales
reflexiones seminales nutrirán los trabajos de Patrick Champagne, y periodismo: un “hit-parade de los intelectuales franceses” establecido
cuando éste se esfuerce en demostrar los mecanismos por los cuales el por la revista Lire que, tras sus aires de falso sondeo científico y de
“juego político” tiende a ser monopolizado por un círculo de referéndum democrático truncado, vuelve manifiesto antes que nada el
especialistas que, sobre todo gracias a la sofisticación de "tecnologías interés de los “jueces” (en una gran proporción periodistas y periodistas-
sociales" como los sondeos, pretenden “hacer hablar al pueblo", pero escritores) en consagrar una definición heterónoma y mediática de la
“lo hacen en realidad a la manera del ventrílocuo, que presta su voz a actividad intelectual [véase también Bourdieu, 1984b]. Y aquí aparece
sus marionetas” [Champagne, 1988, 1990]. Muchos puntos se un tema llamado a volverse central en los análisis ulteriores: el del
desprenden de la continuidad de estos análisis [véase también Pierre peijuicio que los medios, con la ayuda de cómplices introducidos en el
Bourdieu, 1986]: los medios aparecen en principio como el lugar de una lugar, hacen sufrir a la autonomía del campo universitario y científico
desnaturalización de las herramientas y el pensamiento científicos [también Bourdieu, 1989, pp. 548-559].
(revelándose el doxósofo, a veces incluso en su trayectoria misma, En esos mismos años setenta y ochenta, un tercer conjunto de
como un retoño ilegítimo del sociólogo); son, para continuar, el lugar de trabajos conduce a Pierre Bourdieu a acordarse de los medios: son los
una ilusión democrática (la ventriloquia manipuladora permitida por los que consagra a la reproducción de lasjerarquías culturales. En esos
sondeos); y por último el de una cerrazón social (la casta de los estudios, la relación con la prensa, la televisión o la radio es captada, a
doxósofos, el “círculo político” cada vez más cerrado sobre sí mismo). instancias de muchos otros compbnentes de los estilos de vida, como
Estas son las grandes líneas del modelo a cuyo alrededor va a erigirse a una dimensión expresiva del habitas de clase. Es el caso, en particular,
continuación lo esencial del análisis bourdieusiano de los medios. de “la relación que las diferentes clases mantienen con sus diarios”, que
A fines de los setenta, Pierre Bourdieu, en sus trabajos sobre el pone de manifiesto, según Pierre Bourdieu, su relación objetiva y
campo intelectual, se ve llevado a sacarle filo por segunda vez a este subjetiva con “la política”: “la oposición semiilustrada” entre news y
análisis. Ya no son los sondeadores y los periodistas políticos en views remitiría de hecho a una
quienes está puesto el foco, sino un círculo igualmente restringido de
agentes sociales: el de los intelectuales parisinos poco dotados de capital
científico y no obstante capaces, gracias a su acceso a los medios y a su
capital social, de forjarse una reputación intelectual: “universitarios de
alto rango que autorizan y consagran, periodistas que se reivindican y
celebran” y que “día tras día, o semana tras semana” imponen con total
arbitrariedad los veredictos de su “pequeño club de admiración mutua”
[Bourdieu, 1980, p. 67]. Un primer intento de descubrir estos circuitos
exteriores de la legitimación intelectual es llevado a cabo por Louis
Pinto en su análisis del “grupo abierto” que gravita alrededor de Le
Nouvel Observateur [Pinto, 1981, 1984]. La perspectiva será seguida, y
244 Cvrvl Lemieux El aborda]« bowdieusiano a los medtos- 245

diferencia estructural, socialinente instituida, entre, por un lado, pectivamente en 1994 y 1996, son los primeros textos que Pierre
aquellos que “soportan" la política y, por el otro, aquellos que la Bourdieu consagró específicamente a los medios en general y a la ac-
“hacen" en actos, palabras o pensamiento [Bourdieu, 1979, pp. 518-521; tividad periodística en particular. 42 Uno de sus intereses mayores es que,
en español, pp. 470-475]. Desde comienzos de los setenta, una fiel a su modo de proceder, el autor se esfuerza por hablar no tanto de
perspectiva de este tipo había inspirado a P. Champagne una reflexión individuos concretos (“los periodistas") como de individuos epistémicos
sobre las condiciones41sociales de recepción de los mensajes televisivos (el “campo periodístico”). Es la ocasión de evaluar lo que puede tener
[Champagne, 1971 ]. Estos diferentes trabajos esbozan un último tema de heurístico el hecho de considerar a la prensa uno de esos universos
llamado a tomar amplitud en los análisis posteriores: el de los efectos de relativamente autónomos (la moda, la ciencia, la literatura, la política,
apatía política imputables a las visiones asépticas del mundo y de la etc.) dentro de los cuales actitudes y estrategias de los individuos se
cultura “ómnibus”, que ve- hiculizan hacia el público popular los pueden referir a las relaciones objetivas que vinculan a las diferentes
medios más sumisos a los imperativos comerciales. posiciones que ellos ocupan. Lo que esta redftcripción pone primero de
Como puede verse, en aquellos años setenta y ochenta, Pie- rre manifiesto es que el campo periodístico no deroga las “leyes generales”
Bourdieu y su equipo no enfocan la cuestión de los medios y de los de los campos. Se define él también alrededor de desafíos e intereses es-
periodistas sino de manera relativamente secundaria y oblicua. Los pecíficos, difíciles de percibir y de compartir por los profanos (por
intereses prácticos y teóricos de estos autores siguen estando más ejemplo, el desafío de “dejar pagando” a los competidores, de acceder a
centrados, en esa época, en la divulgación de los mecanismos de la primera plana, de sacar un scoop, etc.). Su estructura, como la de todo
producción del valor de los bienes culturales que en los medios campo, se presenta como un estado, en un momento específico, de la
propiamente dichos, los cuales no aparecen en muchos sentidos sino relación de fuerzas entre las instituciones o los agentes comprometidos
como instrumentos de reproducción de la dominación social y nunca, en la lucha por la monopolización de los desafíos específicos. De allí el
hay que señalarlo, como medios de emancipación. ¿Qué pueden interés de examinar la posición que ocupa en el seno de su órgano de
enseñarnos del funcionamiento de los medios los trabajos prensa cada periodista considerado, así como la que ocupa su órgano de
“bourdieusianos” de este período? Su principal interés, a nuestro juicio, prensa con
es la ruptura que introducen con las versiones más ingenuas del
liberalismo político, según las cuales los medios modernos de
comunicación deben necesariamente conducir a más democracia y a un 2
El segundo de estos textos es la retranscripción de dos cursos en el College
acceso más fácil, para los ciudadanos, al conocimiento científico del de France difundidos por la cadena Paris Première en mayo de 1996.
mundo social. Estos trabajos, por el contrario, puntualizan el hecho de respecto a los otros [Bourdieu, 1996, p. 55; en español, p. 70].
que esta democratización no se juega de antemano, en virtud de la Igualmente, en el campo periodístico, como en todo campo, existe una
persistencia de mecanismos de dominación que mantienen, a la vez, la profunda solidaridad entre los competidores que, más allá de lo que los
reproducción de diferencias sociales en el acceso a las informaciones y opone, tienen todos en común un mismo interés en la salvaguarda del
la distorsión de la comunicación científica en dirección al público. monopolio que poseen juntos y que les confiere una autoridad social
específica —en este caso, el monopolio “sobre los instrumentos de
Acto 111: la revolución parcial del "campo periodístico" producción y de difusión en gran escala de la información” [ibid., p. 52;
“L’emprise du joumalisme” y Sobre la televisión, aparecidos res- en español, p. 67]. Por último, como todo campo, el periodístico se
presenta como el lugar de una oposición entre dos principios de
41 Este texto de P. Champagne se inscribe en la línea del programa de so-
ciología empírica y anti-umassmediática” esbozado en 1963 por Pierre Bourdieu 421973] que, hacia la misma época, también relacionaban lógicas de producción de
yJ.-C. Passeron. Se podría citar igualmente ciertos textos que emanan de otros los medios y condiciones sociales de su recepción, incluidas en la medida en que
miembros del equipo de Pierre Bourdieu [por ejemplo, Maldidier, tales condiciones son anticipadas y calculadas por los productores [Boltanski, 1965].
^46 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 247

legitimación antagónicos: la consagración por los pares, “concedida a fundamental, no obstante, es que la revolución parcial que acarrea el
aquellos que reconocen más completamente los ‘valores’ o principios advenimiento de la televisión en el campo periodísdco no sólo tiene
internos”, y el reconocimiento por el mayor número, materializado aquí efectos sobre las prácticas y las jerarquías en ese campo: también tiene
por “los veredictos del mercado” [Bourdieu, 1994a, p. 4]. 43
efectos políticos y sociales muy profundos sobre el conjunto de los otros
No obstante, en este último aspecto, según Pierre Bourdieu, existe campos de producción cultural y, de manera más general, sobre la vida
una especificidad notable del campo periodístico, una especificidad que, políúca y cultural, nacional e internacional. El primero de estos efectos
en definitiva, hace toda la diferencia: su débil autonomía. Muy mal sería la imposición, en el acceso al espacio público, de una “censura
dotado históricamente de medios de sanción interna, el campo estructural”, censura “invisible” que se ejerce sin que los mismos
periodístico sería aquel que, de todos los campos de producción cultural periodistas lo sepan, en la presentación y la interpretación que dan a las
observables, opone menos resistencia a las fuerzas externas y al “polo informaciones, y que tendría como principales resultados la
comercial”. Si, en los últimos veinte años, esta vulnerabilidad a los despolitización del discurso y su uniformización. La despoliúzación,
veredictos del mercado no ha hecho sino acentuarse, es porque, nos observable sobre todo, nos dice Pierre Bourdieu [1998, p. 89; en
explica el autor, una nueva institución particularmente sumisa a las español, p. 100], en la televisión, se explicaría por el reforzamiento de
lógicas mercandles, la televisión, se ha impuesto simbólica y las lógicas comerciales, que lleva a privilegiar “la miscelánea que
económicamente sobre los medios más antiguos, y muy particularmente divierte”, las noticias depordvas y el moralismo lacrimoso de las
sobre la prensa escrita. Por cierto, esta revolución parcial no cuestiona veladas telethon
la axiomática fundamental del juego periodísdco (lo “comercial”, en
efecto, no es algo radicalmente nuevo en el periodismo), pero conduce a
un desplazamiento significativo de las fuerzas, en la medida en que los
productores que más se preocupan por defender los valores y los
principios del “oficio” pierden cada vez más poder efectivo frente a la
“mentalidad medición-de-audiencia" y a las exigencias del espectáculo.
Como toda revolución parcial, ésta conlleva por otra parte, por el lado
del sistema de formación, efectos de histé- resis: el creciente desajuste
entre, por una parte, “lo que la profesión exige”, a saber, “las
necesidades terribles” de una actividad cada vez más ligada a la
preocupación por la audiencia y la rentabilidad, y, por la otra, “las
aspiraciones que la gente adquiere en las escuelas de periodismo y en
las facultades” fundadas en la defensa de la moral profesional se
encuentra en el origen del creciente malestar que viven algunos recién
llegados y, de manera general, los periodistas más precarios [Bourdieu,
1996, p. 41; en español, p. 52; véase también Accardo, 1998],
La escena final: ¿una civilización en peligro?
(o el retorno a Frankfurt)
En la demostración emprendida por Pierre Bourdieu, el punto
43 Esta oposición retoma la separación “prensa de reflexión "/“prensa de
sensación" puesta de manifiesto en La distinción.
248 ryryl I pm¡o|IY El abordaje bourdieusiano a los medios 249

l éléthon es un concurso televisivo francés destinado a recaudar fondos para


la lucha contra enfermedades raras. [T.l
sensacional y lo espectacular en detrimento de lo demás [ibid., p. 18; en
[ 1996, pp. 52 y 58-59; en español, pp. 61 y 68-69]. Con respecto a la español, p. 25], tienden a estimular y a gratificar los comportamientos
uniformización del discurso que él diagnostica, Pierre Bourdieu oscila que mejor se corresponden con los criterios que persiguen. Lejos de ser
entre dos dpos de explicaciones, por lo demás compatibles. La un simple instrumento de registro, los medios se convierten en “ins-
“circulación circular de la información” puede remitirse en primer lugar trumento [s] que crea[n] realidad” [ibid., p. 21; en español, p. 28]. El
a la cerrazón social del “mundillo” de las elites periodísticas —y aquí argumento fue conducido por P. Champagne desde mediados de los
encontramos, casi sin cambios, los análisis de las décadas anteriores ochenta a través de sus trabajos sobre las manifestaciones campesinas
sobre la casta de los intelectuales mediáticos y de los “doxósofos” [Champagne, 1984, 1990]: para lograr su movilización, los grupos
adeptos al “fast-food cultural”, que se oponen a través de “debates contestatarios aprenden a crear eventos “mediáticos”, es decir, no tanto,
verdaderamente falsos o falsamente verdaderos”, con gran cual solían, a “tomar las calles”, como a satisfacer, mediante estrategias
acompañamiento de gestos de connivencia [Bourdieu, 1996, pp. 32 y de comunicación apropiadas, el pliego de condiciones que los
ss., en español, pp. 41 y ss.] .44 45 Pero se expresa una segunda periodistas buscan llenar. Este tipo de lógicas adaptativas es la clave de
explicación, más innovadora, que esta vez concierne al conjunto de la interpretación de la subversión profunda que hace padecer el campo
profesión: el efecto de clausura y uniformización proviene también, y periodístico a los mecanismos de consagración y a los principios
tal vez primero que nada, de la exacerbación de la competencia interna internos de los campos más autónomos (como la ciencia o el derecho),
al campo, a través, sobre todo, de la exigencia prácdca del monitoring haciendo presión sobre su aspecto más sometido a los efectos de
de los competidores a los que se someten los periodistas, asegura Pierre número y de mercado, es decir, arrastrandc^hacia sí a las empresas y a
Bourdieu, hasta el más completo “encierro mental” [ibid., p. 25; en los agentes más “proclives a ceder ante el hechizo de los beneficios
español, p. 36]. Tanto en un caso como en el otro, los efectos políticos ‘externos’ porque disponen de menos capital específico (científico,46
de la censura estructural, considerados tanto más temibles cuanto que literario, etc.)” [Bourdieu, 1996, p. 89; en español, p. 112] .
esta censura es llamada invisible, son considerables: por una parte, “de Precisamente con ayuda de este tipo de “complicidades” interesadas es
hecho", bajo el ropaje de “pluralismo” habría retraimiento y captación como los medios socavaron poco a poco, a menudo con una total buena
del debate democrático; por otra, bajo el ropaje de “objetividad”, habría conciencia, los preciosos logros de toda una civilización, a saber, la
“de hecho” producción y difusión de “fantasmas” sociales y artefactos posibilidad de producir discursos con pretensiones universales y obras
que no reflejan sino el punto de3 vista etnocèntrico y profesionalmente “auténticas”. Aquí, Pierre Bourdieu, con mucha frecuencia, está
orientado de la gente de prensa. sorprendentemente cerca de los teóricos de la Escuela de Frank- furt y
Teatro de una censura antidemocrática, de una despolitización y de su visión pesimista de lo que los medios pueden hacerle a la
un retraimiento del debate público, los medios contemporáneos, según Democracia y a la Cultura (“totalitarismo”, “embrutecimien-
Pierre Bourdieu, son también, y es su segundo efecto político mayor, el
aguijón de una pérdida de autonomía y de autenticidad en el corazón de
prácticas sociales muy numerosas. En la medida, efectivamente, en que
6
Véase también Pinto, 1994; Lenoir, 1994.
los periodistas “operan una selección y una construcción” de lo real a
partir de “lentes” muy particulares que los llevan a privilegiar lo
44 En una vena más abiertamente panfletaria, Halimi, 1997. Para un es
45tudio más antiguo pero más apovado en una metodología sociológica, Rief- fel, 463 Pierre Bourdieu nos remite aquí a los trabajos de P. Champagne [es-
1984. pecialmente 1991, 1993].
isa Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 251

to , “inautenticidad”). Una visión con respecto a la cual, treinta y cinco La índole no arbitraria del valor,
años antes, dejando mal paradas las profecías apocalípticas de E. o lo impensado bourdieusiano
Morin, mostraba más reservas.'
A partir de La miseria del mundoy de su resonante éxito entre Sin duda, en el plano científico hay mucho para decir sobre los
amplias capas de lectores, el acceso a los medios tiende a ser encarado análisis de Pierre Bourdieu a propósito de la televisión y de la
por Pierre Bourdieu y algunos miembros de su equipo como un desafío actividad periodística. Para empezar, desde el punto de vista me-
central (si no tal vez como el primero de todos los desafíos), desde el todológico: contrariamente a los trabajos del período precedente, en el
punto de vista analítico y práctico a la vez. Las resistencias y que ya se trataba de la prensa y de los periodistas (La distinción, Homo
deformaciones a las que la actividad periodística somete a su Academicus, La Noblesse d’Etat), los nuevos análisis no descansan en
pensamiento se convierten en aquello que el sociólogo de la escuela ninguna encuesta empírica de primera mano. Por añadidura, las
bourdieusiana debe no sólo analizar, sino también denunciar: esas encuestas empíricas a las que apela no satisfacen los criterios de
resistencias y distorsiones que supuestamente revelan, en efecto, una excelencia de la metodología bourdieusiana “canónica”. Así, por
amenaza gravísima que pesa sobre el debate público en general (que ejemplo, los trabajos muy reivindicados de P. Champagne no se basan
los medios restringen) y sobre las actividades de reflexión y de en ningún instrumento de objetivación aunque sea un poco científico
creación en general (que los medios desnaturalizan). Es así como, a del campo periodístico. El campo se “reconstruye” en ellos a partir de
través de la universalización de sus intereses de sociólogo (y de conocimientos de trasfondo y de un “lo que todo el mundo sabe”, es
hombre apegado a la alta cultura), Pierre Bourdieu se impone de allí en decir, en resumen, abasteciéndose en la provisión de representaciones
más un “deber de salida” [Bourdieu, 1996, pp. 75 y ss.; en español, pp. dóxicas de los buenos informantes [por ejemplo, Champagne, 1994].
93 y ss.]. Como intentaremos demostrar, esta propensión a Esto no ofrece ninguna garantía de ruptura epistemológica. En segundo
universalizar sus intereses propios —el hecho de describirlos como lugar, mucha concisión, en un texto como Sobre la televisión —del que
coincidiendo precisamente con el interés general— es sin lugar a dudas el autor sugiere que es verdad que no úene una forma absolutamente
el elemento más problemático, y no obstante tal vez el menos proble- rigurosa y que contiene descripciones “groseras" [Bourdieu, 1996, p. 5;
madzado, en la postura recientemente adoptada y defendida por Pierre p. 48; en español p. 9; p. 57]—, podría dar lugar a argumentos de
Bourdieu. represalia, especialmente tratándose de la vehemencia crítica que el
autor emprende frente a los fast-thinkers y a sus fórmulas terminantes.
Un ejemplo: “La televisión posee una especie de monopolio de hecho
sobre la formación de las mentes de esa parte nada desdeñable de la
' Según [a pluma de M. Walzer [1995, pp. 185-205] se encontrarán nu- población” [ibid., p. 17; en español, p. 23]. Tal vez políticamente
merosos elementos para una crítica de la postura elitista de izquierda propia de seductor, 8 este aserto no tiene nada de evidente, científicamente
ciertos autores de la Escuela de Frankfurt, y que H. Marcuse en particular ha
llevado al extremo. Sin ninguna duda, Pierre Bourdieu es menos radical que estos hablando. Él podría sobre todo
autores, y no podría ser confundido con ellos: iniciador de una colección como
"Liber-Raisons d’agir”, que pretende ser una “enciclopedia popular
internacional”, él sin duda no reprocharía a la industria cultural, como lo hace H.
Marcuse [ 1968, p. 26], el hacer caer a “Platón y Hegel, Shelley y Baudelaire, Marx 8
Sobre este punto remitimos a más de cincuenta años de estudios sobre la
y Freud” en los mismos anaqueles del dnigstore que las novelas policiales o góticas. recepción, terreno de investigaciones empíricas no mencionadas por el autor. Para
un vistazo al estado reciente de estos trabajos, véase por ejem- dar fe. en
definitiva, de un prejuicio miserabilista, para retomar las categorías de
C. Grignon yJ.-C. Passeron [1989]. Más globalmente, el sentimiento,
252 Cyryl Lemieux Et abordaje bourdieusiano a los medios 253

compartido por muchos, de que en nuestros días las costumbres proponen avanzar los textos recientes de Pierre Bourdieu sobre los
periodísticas se degradan y de que las condiciones del debate medios. Ellos “piden" ser evaluados frente a su capacidad para cambiar
democrático se restringen no significa necesariamente que esto
efectivamente ocurra. Este sentimiento podría provenir de igual modo, el mundo y revolucionar las prácticas.
por ejemplo, del hecho de que los medios ocupan un lugar cada día
más importante en la vida social, cada día más individuos se ven "Criticar" a los periodistas: sí, pero ¿por qué razones?
implicados en las prácticas periodísticas y muestran en consecuencia Lós libros de la colección Liber son descriptos con frecuencia
más interés y menos tolerancia hacia las taitas. En este caso, habría que
inferir que la democracia está más bien en progreso que en regresión. como obras “críticas”. Es menester ponerse de acuerdo sobre lo que
Sea como fuere, por fuerza debe comprobarse que, en ausencia de un ello puede significar. A partir sobre todo de Homo Academicus, Pierre
riguroso trabajo de comparación histórica, la retórica de la declinación Bourdieu no deja de advertir por su parte al lector que su propósito no
que privilegia Pierre9 Bourdieu se apoya en consideraciones en gran
parte inadulterables. es entregarse a la lógica del chismorreo mundano, del arreglo de
No nos demoraremos en exceso en este género de críticas. Se les cuentas o del panfleto literario, sino el de acceder a la comprensión
puede imputar, en efecto, que pegan en el poste, siendo reproches lúcida del mundo social y de sus mecanismos de reproducción
salidos del espacio científico, mientras que el texto de Pierre Bourdieu [Bourdieu, 1984a, pp. 11-52]. Así, a propósito de sus análisis sobre el
sobre la televisión no se dirige prioritariamente al público de los campo periodístico: “Revelar las coerciones escondidas que pesan
científicos, sino más bien al de los profanos, a quienes se trata de sobre los periodistas y que ellos hacen pesar a su vez sobre todos los
convencer y de arengar, no mediante pruebas científicas, pío Dayan, productores culturales no es —¿hace falta decirlo?— denunciar
1992. Se podría remitir igualmente al texto coformado en 1963 por Pierre responsables, señalar con el dedo a los culpables” [Bourdieu, 1994a, p.
Bourdieu. En este pasaje, por ejemplo: “¿Por qué ignorar las protecciones de las 9]. Desde luego, el autor admite que cede a veces a la fea tendencia del
que se arman las masas contra el desencadenamiento mass- mediáticor [...] ¿Por ataque ad hominem: “Cada uno tiene sus cabezas de turco. Yo también
qué poseería el discurso massmediático, en su misma esencia, el privilegio sacrifico a alguien de vez en cuando: Bernard-Henri Lévv se ha
exorbitante de burlar infaliblemente las defensas de la personalidad a la que convertido en una especie de símbolo del escritor-periodista o del
asalta? [...] Los intelectuales siempre tienen dificultades para creer en las defensas, filósofo-periodista. Pero no es digno de un sociólogo hablar de10
es decir, en la libertad de los otros, puesto que de buena gana se atribuyen el Bernard-Henri Lévv...” [Bourdieu. 1996, p. 63; en español, p. 79].
monopolio profesional de la libertad de espíritu" [Bourdieu. Passeron, 1963, pp. Sin lugar a dudas, es
1009-1010].
J
Ya se piense por ejemplo en las transacciones colusivas entre elites pe-
riodísticas y políticas o económicas, o en las desigualdades de acceso y de re-
presentación de los ciudadanos en la televisión: evidentemente, estos fenómenos no 10
Véase, en la misma obra, otras salidas que apuntan a A. Comte-Sponvi-
son nuevos [para convencerse de ello, véanse por ejemplo, respectivamente, lleyaA. Finkielkraut (p. 59),J. Daniel (p. 62) o incluso a A. Peyrefitte (p. 71). A
Zeldin, 1979, pp. 167-256. y Bourdon, 1994. pp. 53-107] ni están obligatoriamente propósito de P. Sollers, véase Bourdieu, 1998, pp. 18-20 [en español, pp. 23-24].
en progresión. difícil contentarse con describir y analizar fríamente los mecanismos
sino, lo cual es muy diferente, mediante argumentos de autoridad sociales cuando uno mismo está implicado en ellos (por lo demás,
científica. Con un tiempo de atraso, los lectores de El oficio de soció- todos lo estamos): la lengua y la pluma patinan regularmente, y se
logo reprochan a Pierre Bourdieu el ya no hacer (del todo) lo que decía habla (lo cual es un juicio de valor imposible de justificar por medio de
que había que hacer, cuando incluso, como él mismo lo ha teorizado en la postura analítica) de “malos periodistas" [ibid., p. 72; en español, p.
las últimas páginas de Sobre la televisión (que son como una suerte de 90].
manifiesto), las reglas del juego al que se somete han cambiado. Y aun así. El lector caritativo debe tomarse en serio la aspiración
Precisamente sobre el terreno del retomo hacia la acción política se
254 Cyryl Lemietnc £1 abordaje bourdtcuslano a Tos medios 255
tendencial del sociólogo bourdieusiano de sublimar, mediante un ¿Este impensado, este punto de exterioridad, no es empero
trabajo de objetivación apropiado, las pulsiones y los afectos recuperable para el seno de la teoría bourdieusiana? En otros términos,
espontáneos que él debe a su propia posición y a su propia trayectoria y ¿puede esta teoría dar cuenta de las razones por las cuales es cuando
que motivan, por lo menos al comienzo, su interés personal por la menos preferible reducir las desigualdades sociales y sexuales en lugar
“cosa” que busca estudiar. Si el lectorjuega el juego, se arriesga no de acrecentarlas (o que aprovecharse de ellas a título personal), y
obstante a reconocer lo que sin duda constituye el límite mayor del preferible también mantener la autonomía de los campos de producción
abordaje bourdieusiano confrontado con el proyecto (que es hoy el de cultural en vez de seguir sometiéndolos a la ley del mercado? La
Pierre Bourdieu) de salir de la “ciu- dadela siuada” de la ciencia: lo que respuesta es claramente que no. Ello se deduce de la condición
ocurre es que en ese nivel de sublimación al que apunta y que exige, ya meramente expresiva concedida a las creencias y a los valores en la
no hay, dentro del abordaje bourdieusiano, ninguna razón para criticar teoría bourdieusiana: por las mismas razones que el hexis corporal, por
cualquier cosa (ni siquiera con el sarcasmo o la burla). Y eso es sin ejemplo, creencias y valores son fenómenos “identitarios”, es decir,
duda lo más fastidioso: la manifestación desapasionada de los que su manifestación no hace jamás otra cosa que expresar las
mecanismos de dominación que operan en nuestras sociedades — posiciones objetivas y las trayectorias de aquellos que los defienden.
hagamos a un lado aquí el problema de la adulteración científica de esa En esta perspectiva, la diferencia entre los que hacen de la reducción
manifestación— no nos dice absolutamente nada sobre lo que conviene de las desigualdades una prioridad y los que no la hacen, o entre los
hacer frente a esos mecanismos. Después de todo, ¿por qué no querer que ven en la empresa de la televisión un peligro para el trabajo
mantener o acrecentar ciertas relaciones de dominación (si por ejemplo intelectual auténtico y los que no creen ni por un momento en ese
nos aseguran personalmente un interés o una seguridad)? ¿Por qué no peligro, debe ser comprendida como la expresión de una diferencia de
servirse cínicamente de ellos para el propio beneficio? La teoría posición y de trayectoria. Resulta de este abordaje que la apelación
bourdieusiana, en cuanto tal, resulta perfectamente indiferente en estas pública a los valores es un acto puramente expresivo, que permite que
cuestiones. Ella no podría decir (por ejemplo) si es justo que las los individuos se reconozcan afinidades o desagrados sobre la base de
desigualdades sociales en lo tocante a la escuela sean reducidas o predisposiciones socialmente constituidas, o un acto estratégico, que
acrecentadas, o si es bueno que más mujeres accedan a puestos de permite a un orador hábil captar y manipular a su auditorio halagando
responsabilidad. Así, pues, cuando Pierre Bourdieu afirma (por sus gustos o agitando sus desagrados espontáneos.
ejemplo) que es “preciso" que la autonomía de los campos de Esto plantea un serio problema para quien quiera interpretar con
producción cultural sea preservada a toda costa de la empresa del los únicos recursos de la sociología bourdieusiana lo que Pie-
periodismo o que uno “debe” defender palmo a palmo “las condiciones
necesarias para la producción y la difusión de las creaciones más
egregias de la humanidad” [Bourdieu, 1996, p. 76; en español, p. 94],
es forzoso comprobar que, en ese momento preciso, está apelando a
algo que no es en absoluto deducible de su teoría sociológica. Ese algo
fuera de la teoría, ese punto de exterioridad que, una vez que se ha
escalado el monte del frío análisis, sólo puede dar una “razón” a la
crítica de inspiración democráuca (más que, por ejemplo, al
conformismo o al cinismo reaccionario), constituye a la vez lo
impensado de la teoría bourdieusiana y su fundamento úlümo.
256 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 257

rre Bourdieu mismo hace cuando, en Sobre la televisión por ejem- razones externas y “añadidas”, y11por lo tanto, desde cierto punto de
plo, evoca de manera insistente la defensa de la democracia [véanse pp. vista, perfectamente “arbitrarias”.
5, 8, 36, 77; en español, pp. 8, 11,45, 96]. ¿Hay que comprender su
gesto como la reafirmación pública de una identidad? El gesto vendría Devolver la razón a la crítica
entonces a decir: “A causa de los determinismos que pesan sobre mi El desplazamiento que se debe operar, entonces, consiste en
trayectoria, me encuentro, yo mismo, apegado a cierto ideal “internalizar” en la teoría la crítica y sus razones. Se trata de devolver
democrático, y ello me lleva a hacer uso de mi teoría de manera crítica. la razón a la crítica en el plano mismo de la teoría sociológica. Que
Pero uno tendría el mismo fundamento, con otra trayectoria y otra sepamos, el primer “bourdieusiano” que vio la necesidad de dicho
posición, si profesara otras adhesiones (el ideal oligárquico, por desplazamiento y que lo intentó fue Luc Boltanski en sus trabajos
ejemplo) y si hiciera un uso muy distinto, por ello, de mi teoría pioneros sobre “denuncia” [Boltanski, 1984]. Reconstituyendo, a partir
(cínicamente, por ejemplo). Todo eso no es sino una cuestión de del análisis estilístico y estadístico de un conjunto de cartas de
perspectiva y de punto de vista, es decir, en definitiva, de posición y de denuncias recibidas por Le Monde, las condiciones de felicidad de
trayectoria”. En nuestra opinión, este pers- pectivismo cuyo resultado ciertos actos de crítica pública, Luc Boltanski las refirió a un conjunto
consecuente no es otro que un relativismo ético, no corresponde sino de reglas “comunes” (por ejemplo, la regla del dis- tanciamiento de sí),
muy imperfectamente a la idea que uno puede hacerse de alguien como que valen a priori más allá de la multiplicidad de las experiencias
Pierre Bourdieu, y tal vez también a la idea que él mismo puede vividas y las identidades socialmente constituidas. El modelo teórico
hacerse de sus propios combates. ¿Es más juicioso en este caso ya no era tanto el del habitas como el de la destreza gramatical: a
interpretar su gesto en el orden del “actuar estratégico”? El gesto instancias de las reglas gramaticales que componen la lengua, reglas
vendría entonces a decir: “A causa de lo que ustedes son (ustedes, cuya transgresión permite que todo usuario competente de esta lengua
lectores-consumidores), me refiero a cierto ideal democrático, y ello denuncie con razón (es decir, de manera no arbitraria) una falta —
me lleva a hacer uso de mi teoría de una manera crítica. Pues yo sé (o cualesquiera que sean los intereses, las estrategias, la trayectoria, etc.,
siento) que esa referencia (la democracia) y esa manera de hablar de que lo motivan al hacer-
los medios (describiéndolos como lugares de censura antes que como
medios de emancipación) son los mejores medios de interesar entre
ustedes a un vasto público y de encontrar un eco y un interés en los
mismos medios”. Además, ha de concedérsenos aquí que este cinismo
11
,Es suficiente, para eximirse de este problema de lo arbitrario del valor,
ponerse a buscar “fundamentos históricos de la razón", estableciendo “cómo y en
calculador, que pone la Realpolitik reivindicada por Pierre Bourdieu qué condiciones históricas pueden extraerse de la historia verdades irreductibles a
[ 1994b, p. 243] al servicio de una ambición que sería en sí misma su la historia" [Bourdieu, 1997, p. 130; en español, p. 144]? A decir verdad, ya sea
propio fin, no corresponde sino muy imperfectamente a la idea que uno que se hayan constituido históricamente microcosmos separados, o que se elaboren
puede hacerse de él y de su acción. El problema es que, mientras que enunciados con pretensiones universales, no nos dice nada más sobre las razones
por la cuales “habría que" continuar perpetuando y defendiendo hov tales
uno permanezca en el estricto perímetro de su teoría sociológica, la espacios. En este aspecto, la sociología bour- dieusiana puede permitirnos
apelación pública a valores que opera Pierre Bourdieu no puede comprender que algunos tienen un gusto adquirido e intereses propios que los
interpretarse diferentemente que de estas dos maneras (expresivo- unen a esta perpetuación. Nos permite comprender también que otros individuos
no tienen ni esos mismos gustos ni esos mismos intereses. Pero en ningún momento
perspectivista o cínico-estratégica). Y ello se debe al hecho de que, al nos permite saber cuál de estos dos grupos tiene razón (solamente comprobar cuál
no darnos esta teoría por sí misma ninguna razón de criticar, las es el más fuerte).
razones que uno puede encontrar para hacerlo son necesariamente
258 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 259

lo—, existen en la vida social reglas pragmáticas cuya transgresión un conjunto de reglas comunes (o gramáticas), reglas que, por lo
hace posible una denuncia justificada, vale decir, no arbitraria, sean menos mientras son compartidas, permiten que los miembros de una
cuales fueren, por otra parte, los intereses, los pensamientos ocultos, comunidad vivan juntos más allá y a pesar de la multiplicidad de sus
las experiencias vividas, las estrategias, las trayectorias de los experiencias vividas, 48de sus trayectorias, de sus estrategias y sus
individuos. Por lo tanto, esta perspectiva gramatical sobre las creencias intereses divergentes. Ello hace posible, con respecto al modelo
y los valores significa, para comenzar, que en público no todos los bourdieusiano y a la sociología llamada “crítica” (pero no obstante
argumentos son igualmente admisibles, siendo algunos menos obligada a buscar fuera de ella misma razones para criticar), la
justificables que otros, es decir, menos compartibles que otros entre la instauración de un tipo de reflexividad totalmente renovada [Boltanski
generalidad. De allí, por ejemplo, la superioridad, en público, de los 1990a, 1990b], Así, por ejemplo, cuando uno se interesa en la actividad
argumentos conformes al principio de común dignidad entre miembros de los periodistas, ya no se tratará tanto de objetivar la propia posición
de la ciudad con respecto a los argumentos fundados en el carácter o trayectoria con respecto a la de la gente de prensa (lo cual, en sí
irreversible de una47 desigualdad de acceso a ciertos estados [Boltanski, mismo, sin duda nunca es inútil) como de devolver las propias
Thévenot, 1991]. reacciones de indignación espontáneas (frente al amiguismo, a la
En la medida en que el modelo gramatical permite hacer ex- superficialidad, al voyeurismo, etc.) a un sentido común de lo justo y
plicable y previsible el carácter “fundado” o “infundado” de las críticas de lo injusto que en definitiva es lo que hace compartibles y
públicas, es bastante sorprendente que la obra de Luc Boltanski y mutuamente comprensibles tales reacciones de indignación. Sentido
Laurent Thévenot a la que dedicamos estas reflexiones, De la justif común que los periodistas mismos tienden a poseer (como lo
catión, haya podido parecer “relativista” a algunos. Si se lo ha testimonian a veces sus autocríticas) y que hace que en definitiva
comprendido bien, se trataba muy por el contrario de describir —con siempre siga siendo posible un diálogo con ellos, más allá incluso de la
un sistematismo, es verdad, un poco exagerado— las reglas de divergencia de nuestros intereses y estrategias. Esto permite reconocer
coherencia y de argumentación que una crítica o una justificación, para al mismo tiempo en las formas ilustradas de la crítica de los periodistas
tener posibilidades de ser públicamente recibida, debe honrar. Este figuras y procedimientos propios de la crítica más común: el éxito de
enfoque nos aleja muy claramente, pues, de una interpretación una obra como Sobre la televisión tiende mucho menos, desde este
perspectivista de las creencias y de los valores como expresión propia punto de vista, a la ruptura epistemológica que introduciría con el
de una posición y una trayectoria social. Y también, por lo demás, de sentido común que al hecho de que, muy por el contrario,
una interpretación estrategista que no concebiría la relación con los aproximadamente todo lo que dice coincide con lo que dicen, pero en
valores y las creencias más que de un modo instrumental y una forma menos reflexiva e instrumentada,
manipulatorio. No porque estas dos interpretaciones sean
descalificadas (permanecen, por el contrario, en segundo plano), pero
la dimensión primera de la crítica pública, a saber, el vínculo interno
que ella permite comprobar entre norma- tividad y racionalidad, es
puesta por delante y convocada enérgicamente con el modelo
gramatical. A diferencia de la caída de los sólidos o de los mecanismos
de atracción magnética, crítica y justificación públicas no tienen
solamente causas, también tienen razones, es decir, que se “fundan” en
47 La perspectiva es comparable, por supuesto, a la de Habermas [1986, 481987].
260 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 261

13
Hay que dejar en claro que el carácter sociohistórico de estas reglas
indica que no tienen un carácter “eterno” o “universal”, aunque sus pretensiones
lo admite el propio Pierre Bourdieu [1996, p. 64; en español. p. 80],
de validez sugieran dicha condición. vincular tan directamente el acceso a un discurso sociológico y el
las personas (más) comunes; por ejemplo, las que escriben a los diarios surgimiento de una buena voluntad reformadora. ¿Bastará la lectura de
para quejarse de la televisión. una obra de sociología bourdieusiana para dar a un individuo, sobre
todo si se nos asegura que él no es otra cosa que “una suerte de
¿Cómo "revolucionar"' las prácticas? epifenómeno de una estructura” o “como un electrón, la expresión de
un campo” [Bourdieu, 1996, p. 63; en español, p. 79], la voluntad y el
Al integrar en la propia teoría sociológica la cuestión de las poder de cambiar? En un medio profesional del que uno sostiene que
razones de la crítica, no se trata solamente de dotarse de los medios las opciones que se operan en él “son, en cierto modo, elecciones sin
para salir del relativismo ético al que conducen las explicaciones sujeto” [ibid., p. 26; en español, p. 33], ¿dónde encontrar un solo
estratégicas o expresivo-perspectivistas de la apelación pública a los individuo en condiciones de alzarse, por medio de14 la revelación del
valores. Se trata también de hacer que la crítica de inspiración Libro, a la calidad de “sujeto” racional y reflexivo?
democrática sea más difícil de relativizar, encontrando en las prácticas De hecho, el modelo de la “toma de conciencia” revolucionaria se
críticas mismas los puntos de los cuales hacer resurgir de manera topa en la práctica con una cantidad de obstáculos (¿imprevistos?). Por
inmanente (es decir, desde el punto de vista de los actores mismos) ejemplo, el director de información de TF1, Robert Namias. Este
preocupaciones yjuicios morales universa- lizables. Esta inserción de la periodista se tomó el trabajo y el tiempo de leer la obra de Pierre
crítica en la inmanencia de la praxis es una operación delicada e Bourdieu sobre la televisión, en la que encontró algunos análisis (pero
incluso casi imposible para el abordaje bourdieusiano, en la medida en no todos) “muy pertinentes”. Esto no significa que, por lo tanto, tenga
que éste se funda en la trascendencia de la mirada sociológica y la ahora la voluntad y el poder de modificar su práctica: “Si nosotros, en
ruptura con el sentido común. El dualismo platoniano que sirve en este TF1, tuviésemos el coraje, diríamos a las 20.02: ‘Hubo un accidente de
caso de modelo explícito [Bourdieu, 1996, p. 42; en español, p. 53] avión, y no se sabe nada más, así que lo dejamos y pasamos a otra
conduce en efecto a pintar a los agentes sociales (por lo menos a cosa’. Y mientras tanto, los otros medios llenarán con eso diez
aquellos que todavía no se han convertido en sociólogos minutos. ¡Al día siguiente, la prensa escrita le dará dos páginas!... ¿Qué
bourdieusianos) como los habitantes de una caverna oscura animados hago yo entonces en un sistema de competencia y de segmentos de
por cadenas de causalidades que se les escapan. Ejemplo: “La mercado?” 15

televisión es un universo en el que se tiene la impresión de que los


agentes sociales, por más que aparenten importancia, libertad,
autonomía, e incluso a veces gocen de un aura extraordinaria (basta 14
En su artículo de 1963, Pierre Bourdieu vJ.-C. Passeron habían tendido
con leer las revistas de televisión), son títeres de unas exigencias que los límites prácticos de la postura desmitificadora de inspiración platoniana
hay que describir, de una estructura que hay que liberar de su ganga y (utilizada según ellos por los massmediólogos). Los intelectuales, escribían, tienen
“siempre necesidad de mistificados para aparecer como desmitificadores" [1963,
sacar a la luz” [ibid., p. 42; en español, p. 53], Por otra parte, este p. 1011]. La postura desmitificadora. en efecto, les proporciona “la ocasión fácil”
mismo dualismo platoniano permite ofrecer a los habitantes de la de mostrarse como “aquel que, por función, posee sobre los otros una verdad que
caverna la perspectiva de una conversión emancipatoria al medio de la ellos se contentan con ser o con hacer” o también “como aquel que roba a las
“toma de conciencia” [Bourdieu, 1994a, p. 9] que autoriza la luz so- ‘masas’ su esencia y que es el único capaz de resumírsela mediante la explicitación
o la explicación" [ibid., p. 1000]. Semejante postura limita no obstante la
ciológica. Pero precisamente puede parecer un poco “utópico”, como posibilidad de que su discurso jamás sea entendido por “aquellos que constituyen
261 Cyryl Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 261

su objeto" [loe. cil.).


15
Citado por Liberation del 23 de enero de 1997.
252 Cyryl LemieuxEl abordaje bourdieusiano a los medios
263
Robert Namias es un poco como la Medea de Ovidio: viendo lo especialmente a través de la noción de “campo”, supuestamente
mejor y, sin embargo, comeüendo lo peor. Como lo sugiere su acutud provoca con respecto a las autodescripciones de los actores— que el de
—neutralización del coraje cívico por el “buen sentido” profesional—, la relación posible entre dichos tipos de descripciones. Nada indica, en
podría ser, después de todo, que el “realismo” no sea la primera efecto, que una aproximación en términos de “campo” (o cualquier otro
cualidad del “utopismo” defendido por Pierre Bour- dieu: lb no abordaje sistèmico) tenga, desde el punto de vista del objetivo
solamente la caverna donde se supone que evolucionan los hombres y reformador o revolucionario, un interés o una practicabilidad su-
las mujeres por liberar resulta en ocasiones menos oscura que lo periores a las descripciones prácticas de los actores en situación. Con
previsto, sino que además no basta con introducir en ella la antorcha Michaël Walzer [1990, 1995], por el contrario, se puede sugerir que las
del análisis “científico” (o reputado como tal) para que esos hombres y descripciones que mantienen una relación de exterioridad demasiado
esas mujeres resulten súbitamente deslumbrados y encuentren fuerte con las prácticas, y las descripciones globales que ellas permiten
colectivamente la fuerza para invertir sus hábitos y sus modos de articular, son las menos capaces de ser utilizadas por los actores
razonamiento, cosa que, por lo demás, la teoría sociológica de Pierre involucrados para fines reformadores o revolucionarios. Demasiado
Bourdieu permite prever a la perfección. Es al considerar estos dos generales, demasiado ajenas a su mundo vivido, quedan desconectadas
límites cuando se hace posible avizorar otro abordaje de la cuestión de de sus comportamientos en situación, no responsabilizan a nadie, no
las conductas “patológicas” (para hablar como Durkheim) propia de la avergüenzan a nadie, y si todo el mundo puede estar cómodamente de
gente del periodismo, y esbozar una manera indudablemente menos acuerdo con lo que permiten decir, es porque no comprometen
“superior”, pero tal vez más eficaz, de ayudarlos a realizar lo mejor prácticamente a nada (véase Robert Namias) e incluso permiten que los
mientras ven lo interesados se escuden detrás de cierta forma de irresponsabilidad (“la
17
culpa del sistema”, el “sistema que así lo quiere”), cuando no los
peor.1' conducen simplemente a hundirse en un sentimiento de impotencia y
de fatalidad (“no se puede hacer nada”, “eso nos supera”).
Hacia una crítica inmanente El enfoque internalista. concebido como alternativa a esta
Para comenzar, hacer constar que los individuos que el sociólogo aproximación globalista y desresponsabilizante, consiste en apoyarse
bourdieusiano se ha asignado la tarea de arrancar del fondo de su en el sentido de lajusricia de los “propios actores” (en el presente caso,
caverna no viven en la oscuridad total que él se complace en imaginar y las inquietudes y los dilemas morales de los periodistas, sus
no ignoran, ni mucho menos, que sobre su actividad pesan coerciones. autocríticas, sus “casos de conciencia”, etc.) - Se atiene a los cuerpos, a
Estas coerciones las experimentan, las conocen, 49 50
las describen y los gestos y enunciados que les sirven de apoyo para juzgar y actuar en
saben incluso analizarlas, aunque no lo hagan en términos de “campo”. situación, para puntualizar en la misma inmediatez de sus prácticas los
Es lo que a todo sociólogo de terreno le demuestra la más mínima puntos de partida de una crítica de su acti- vidad que sea admisible
observación in situ o la más mínima entrevista que sostiene con un desde su propio punto de vista. Se desarrollan a través de ello las
periodista. Precisamente por ello, a pesar de sus pretensiones condiciones de una crítica inmanente del trabajo periodístico, no ya
liberadoras, la descripción bourdieusiana no viene a “revelar” algo fundada en la reivindicación de una “superioridad” de punto de vista,
insospechado, como ella se lo imagina, sino simplemente a decir en sino por el contrario en el esclarecimiento, la profundización y el
otros términos, sin duda más ilustrados, lo que dicen regularmente los análisis de un sentido común de lo justo y de lo injusto que se
periodistas entre ellos o cuando se los interroga sobre el tipo de límites encuentra ya operando en los individuos. La eficacia de esta critica
con que tropiezan en el ejercicio de su actividad. En la perspectiva de inmanente deriva del hecho de que puede ser compartida, por
“revolucionar” las prácticas, el problema, por ende, es mucho menos el definición, por aquellos a quienes apunta, y son sus intuiciones
de la “ruptura epistemológica” —que la descripción bourdieusiana, morales, su sentido de la dignidad y su ethos profesional los que la
toman certera. Su exactitud reside en el hecho de que no se contenta
49 Contrariamente a lo que sugiere L. Pinto [1998, pp. 175-221].
con revelar “relaciones de dominación” o “censuras”, sino que permite
50 Los desarrollos que siguen describen el derrotero que hemos seguido en pensar, por un lado, las condiciones bajo las cuales una actitud es o se
nuestro propio trabajo sobre la actividad periodística y las críticas de las que ella torna injustificable a los ojos de los otros compañeros implicados en la
es objeto hoy en Francia [Lemieux, 1999]. Este estudio se refiere a una docena de acción colectiva, y, por el otro, de qué manera el ajuste de los
asuntos contemporáneos en los que la actitud de los periodistas fue cuestionada dispositivos de producción y de intercambio permite alentar o, por el
(por informadores, miembros del público, colegas, etc.). Se funda en observaciones
in situ en tres empresas de prensa diferentes {Le Monde, Sud-Ouest, y trance 2) y en contrario, limitar, para los diferentes compañeros, las posibilidades de
un conjunto de más de ciento veinte entrevistas en profundidad.
264 Cyryi Lemieux El abordaje bourdieusiano a los medios 265

adoptar conductas injustificables frente a los otros. BOURDIEU, P. y P.ASSERON, J.-C. (1963), “Sociologues des mythologies et
mvthologies des sociologues”. Les Temps Modernes, n° 211. pp. 998-1021.
Hacia una teoría de la praxis
Desde un punto de vista teórico, semejante abordaje nos conduce
a enfocar una teoría de la praxis un tanto diferente de aquella en la cual
se basa la aproximación bourdieusiana: una teoría que sitúa de manera
menos excluvente las razones del juicio y de la acción en los
automatismos corporales adquiridos por los individuos para focalizarse
más en las coerciones situacionales que su acción colectiva hace
emerger. Este desplazamiento permite reequilibrar sensiblemente la
relación entre las habilidades interiorizadas por los individuos y las
“realidades múltiples” (como decía Schutz) que se ven llevados a
atravesar. La acción, en efecto, no se ha tomado explicable y previsible
solamente por las expectativas v los impulsos comunicados a cada uno
en ocasión de pruebas anteriores, sino también por la presencia o la
ausencia en su medio actual de ciertos cuerpos, gestos y enunciados a
los que puede aferrarse como a otras tantas razones de actuar o de
abstenerse; de donde provienen, por ejemplo, en el caso de los
periodistas, grandes variaciones comportamentales entre situaciones
públicas y no públicas. En esta perspectiva, revolucionar las prácticas
puede ser modificar primero el orden de los cuerpos, gestos y
enunciados en las situaciones con que los individuos se ven llevados a
tropezar, para permitirles romper más fácilmente con algunos de sus
impulsos o de sus esperas, y cultivar otros.
Podría ser que este doble desplazamiento —hacia la crítica in-
manente, por una parte, hacia una teoría de la praxis que haga justicia
en primer lugar a las coerciones situacionales y a las disposiciones
prácticas, por la otra— permita en definitiva llevar mucho más lejos el
programa crítico que Pierre Bourdieu mismo esboza, cuando se fija
como objetivo “cambiar las cosas” con “cierta esperanza de
efectividad” [Bourdieu, 1996, p. 63] que no obstante le prohíben, a
nuestro juicio, su ausencia de reflexión sobre las razones de la crítica y
el modelo de la marioneta “manipulada” e inconsciente que pretende
privilegiar.
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9
¿Una política de lo simbólico?
por Jean-Claude Monod*

Pierre Bourdieu dice a veces que al hablar de sí mismo (como lo


ha hecho en muchas obras y entrevistas), hablaba también de los otros,
y en primer lugar de los intelectuales [Bourdieu y Wacquant, 1992, p.
175; en español, p. 192]. Pero si la posibilidad de semejante
1

generalización se explica en este caso por la pertenencia a un mismo


campo social, a Pierre Bourdieu le ocurre, de una manera al parecer
menos intencional y menos consciente, hablar de sí mismo creyendo
hablar de los otros, y hablar de su relación con los intelectuales
hablando aparentemente de un objeto totalmente distinto. Así, como
querríamos mostrarlo aquí, los textos escritos por él en La miseria del
mundo, cuyo propósito está

“1 Catedrático de filosofía en la Universidad de Estrasburgo II.


Una primera versión de este texto apareció en Espril (agosto-septiembre de
1995) con el título “Les deux mains de PEtat".
270 Jean-Claude Monod ~ ¿Urta política de lo simbólico? 271

muy lejos, aparentemente, de todo (auto-) análisis del intelectual, esa parte de ‘pequeña miseria’ que trabaja las representaciones de sí, de
traducen una verdadera proyección de la posición ambigua del so- la propia dignidad, de la propia función (o de su ‘misión’) social, todo
ciólogo en el campo académico pero también de su relación pro- lo que una separación demasiado estricta de lo ‘privado’ y de lo
blemática con la política y con el Estado, que por otra parte evo- ‘público’ dejaría fuera de campo”. La “miseria de posición” es por
lucionará rápidamente en los años noventa. derecho exten- sible a todos los campos: Pierre Bourdieu parece excluir
La miseria del mundo, aparentemente, se presta tanto menos a de ella la “mano derecha” del Estado, “enarcas"*, altos funcionarios y
una lectura “proyectiva” cuanto que esta obra colectiva (pero jalonada políticos, pero no se entiende por qué en este mismo “campo” no po-
por textos de Pierre Bourdieu), después de los libros consagrados a las drían ver la luz ciertas crisis de creencia, desasosiegos de posición.
grandes escuelas o al campo académico e intelectual, constituía una Pero si la miseria de posición se anuda en el seno de cada campo en la
apertura, de parte de Pierre Bourdieu, fuera de los caminos de la relación de lo alto con lo bajo, del centro con el margen, o con las
academia, del Estado y del mundo universitario, así como en dirección fronteras de los campos vecinos, el objetivo político afirmado de este
a un público más amplio. Esta obra, efectivamente, se propone dar a libro es entonces bastante incierto: ;qué política sería capaz de
gente muy diversa la posibilidad de ver su situación, su “dificultad de responder a una miseria que concierne tanto (para retomar algunos
existir” en perspectiva, o “acercar en el momento de lectura a personas “casos” narrados y analizados en La miseria del mundo) a la actriz
cuyos puntos de vista, completamente diferentes, pueden verse desempleada, al hijo de un ingeniero del 16° distrito que se afilia a
confrontados, e incluso enfrentados, en la existencia” [Bourdieu y lasjuventudes del Frente Nacional, a la portera de un HLM de las
otros, 1993, p. 8; en español, p. 8]. Por otra parte, el importante trabajo afueras*’, al “policía de los pobres", al es-
de encuesta del equipo de Pierre Bourdieu muestra la diversidad
concreta de las experiencias sociales de sufrimiento, de desclasamiento,
de desconsideración, el sentimiento de degradación en todas sus for- ’ Enarques: ex alumnos de la Escuela Nacional de Administración francesa
(ENA). [T.]
mas. Virtud liberadora de la palabra, virtud espinociana de la com- HLM: sigla de Habitalion á Loyer Moderé, viviendas financiadas por
prensión de las propias determinaciones y de las del vecino, el interés fondos públicos franceses, teóricamente reservadas a personas de bajos recursos
del trabajo es mostrar de qué modo una situación tomada (por el propio [T.].
locutor) como un destino, una fatalidad singular, es de hecho el fruto de
coerciones sociales que se afianzan en las estructuras mismas del
mercado, del sistema académico, etc. Hay allí una ambición casi
“terapéutica” de la sociología de Pierre Bourdieu en la medida en que
“desindividualiza” fallos que uno cree “personales”. También es todo
un mecanismo de falsa imputación el que resulta desmontado en La
miseria del mundo, donde se ve cómo la ocultación de los orígenes
estructurales de las desdichas “singulares” contribuye a la producción
de fenómenos de “chivo expiatorio”, personalización y focalización en
“responsables” inmediatos y supuestos del malestar individual (el
superior jerárquico, el vecino, a menudo el inmigrante...).
El concepto de “miseria de posición" permite abrir el análisis a
una pluralidad de situaciones rara vez evocadas: “Instituir la gran
miseria como medida exclusiva de todas las demás”, escribe Pierre
Bourdieu, “significa prohibirse percibir y comprender toda una parte
de los sufrimientos característicos de un orden social que, sin duda,
hizo que aquélla retrocediera [pero que igualmente ha visto] un
desarrollo sin precedentes de todas las formas de la pequeña miseria”
[ibid., p. 11; en español, p. 10]. Miseria relativa a un “punto de vista”,
pero que uno haría mal en considerar nula so pretexto de que no es
cuantificable. Pierre Bourdieu quiere hacer entrar así en el discurso
político toda una serie de problemas que “la visión mezquina de lo
‘político’ [ibid., p. 942; en español, p. 557] ha hecho desconocer: toda
272
Jean-Claude Monod
¿Una política de lo simbólico? 273
tudiante de la escuela normal que añora un poco el Politécnico, críticos de su obra: “Este cambio”, dice Pierre Bourdieu [la “conver
etcétera?
Aquí comienza precisamente la ambigüedad de este libro y,
más generalmente, de la relación que mantiene el pensamiento de
Pierre Bourdieu tanto con la política como con los discursos
“competidores” sobre la sociedad. En efecto, se asiste a la sorpren-
dente construcción de una obra que, ya al desarrollarse, plantea su
propio trámite como norma implícita con cuya vara se mide todo, no
solamente los discursos mediáticos, intelectuales y políticos, sino
todas las prácticas sociales y del Estado: una línea de división
normativa y latente la atraviesa para oponer a aquellos que saben
“oír” la miseria y aquellos que no la oyen, es decir, aquellos que no
hacen profesión de ello y aparentemente no se sienten “tocados ’ por
dicha miseria. Esta fractura normativa parece proceder más bien de
una visión social que de un análisis sociológico: de hecho, atraviesa
todos los libros de Pierre Bourdieu y se trans- parenta en su escritura
misma.
El interés específico del
sociólogo y la "mano izquierda"
del Estado

La proximidad de la “gente”, la actividad de escucha y de


comprensión de los “verdaderos problemas” imponen la simpatía in-
mediata, la fusión de los intereses expresivos del sociólogo y de esos
agentes sociales del Estado que confoiman lo que Pierre Bourdieu
llama su “mano izquierda”, por oposición a una “mano derecha” en
la que él amalgama a los altos funcionarios y al establishment me-
diático-intelectual, sometidos a los intereses dominantes, abuchea-
dos por su complacencia, su corrupción y... su ignorancia de la mi-
seria. Rara vez se había visto tan claramente como aquí a Pierre
Bourdieu proyectando sus intereses específicos y mezclándolos tan
indisolublemente con un discurso cuyo asunto oficial es muy dife-
rente. Así, la (con)fusión de los intereses específicos del sociólogo y
de esos agentes sociales del Estado lo conduce a intercalar en su
crítica de la “dimisión del Estado” en los ochenta una crítica de los
270 Jean-Claude Monod ~ ¿Urta política de lo simbólico? 271

sión colectiva a la visión neoliberal” todo sin conocer nada de las condiciones reales de la existencia, y, por otra
que culminó “con la adhesión de los parte, la sociología, confrontada con lo real, el sufrimiento, la miseria,
dirigentes socialistas”], “no se limitó enfrentada con los verdaderos problemas (y no con las abstracciones), en
a esas transformaciones del humor fin, tan despreciada por la filosofía como los agentes sociales del Estado lo
ideológico que los ‘filósofos’ son por los dirigentes que los ignoran, al amparo de los artesonados de los
mediáticos anuncian como ‘retomo del ministerios.
sujeto’ o ‘muerte del pensamiento 1968’. Estas dos redes aquí se confunden: la “mano derecha” del Es
Estuvo. acompañado por una demolición de
la idea de servicio público, a la cual
los nuevos maestros del pensar
colaboraron mediante una serie de
falsificaciones de la escritura” [ibid., p.
221; en español, p. 162]. Vemos que aquí
funciona el “servicio público” como el
ana- logon
político de... la obra de Pierre
Bourdieu, y que la defensa del primero
es indisociable de la defensa de la
segunda.
“Mano izquierda y mano derecha” del Estado, pues, son por un
lado el Estado auténticamente consagrado al bien público, es decir,
sus agentes sociales, y por el otro, los “enarcas ’ corrompidos, pero
es también y quizás antes que nada, por toda una serie de con-
notaciones, de “contaminaciones”, de amalgamas, el propio Pierre
Bourdieu frente a esos jóvenes filósofos que han cometido el crimen
de lesa majestad de atacarlo y que, según él, “expresan muy
directamente la visión y los intereses de la gran nobleza de Estado,
salida de la Escuela Nacional de Administración (ENA) y formada
en la enseñanza de las Ciencias Políticas” [ibid.]'. la idendficación
es tal que ya no se sabe muy bien de quién se trata cuando Pierre
Bourdieu la emprende contra “estos nuevos mandarines, golosos de
sobresueldos y siempre propensos al apoltronamiento” [ibid.].
La oposición institucional dominantes/dominados que separa
“mano derecha” y “mano izquierda’ del Estado coincide con otra,
que frecuenta toda la obra de Pierre Bourdieu y que aparece como el
substrato académico o la traducción de aquélla en el campo de lo
“simbólico”: por una parte, la filosofía, arrogante y empinada, que
domina el campo intelectual arrogándose el derecho de hablar de
272 ¿Una política de lo simbólico? 273
274 ■toan-Clauda Monod _^iina política de lo simbólico? 275

tado es vagamente los “‘pensadores’ ávidos de poder y los poderosos en español, p. 181], que percibe cada vez más claramente “la posición
ávidos de pensamiento” [ibid.], los “jóvenes “enarcas’ de los mi- inestable [...] y la ambigüedad de la misión” [ibid.; en español, p. 182] que
nisterios” y los adversarios intelectuales de Pierre Bourdieu. Rey- Sol se ha forjado como justificación de la “violencia simbólica” en la que
ofuscado que considera con total naturalidad que atacarlo es atacar al participa tan infaliblemente como (alto) funcionario del Estado, miembro
Estado, el Estado-providencia, el Estado en su buena fe, en su misión de una “alta institución”. Zarandeado entre sus exigencias políticas y
de dedicación al bien público. normativas originarias “antidominantes” (lo que él llamaba, en Qué
significa hablar, “el interés expresivo” o la “pulsión política” del autor
Una "contradicción estructural" [Bourdieu, 1982b, pp. 167-168; en español, p. 109] y sus exigencias
científicas (que ejercen un efecto de censura sobre el interés expresivo, o
Casi todos los textos escritos por la mano de Pierre Bourdieu en sea, la necesidad de una “puesta en forma” académicamente admisible
La miseria del mundo lo muestran como alguien que encuentra en las [ibid., pp. 167-171; “dar forma”, en la traducción al español, p. 109]), todo
personas de las que habla —por reconocimiento proyecti- vo— sus el discurso de Pierre Bourdieu en La miseria del mundo puede aparecer
propias contradicciones: un juez competente para la ejecución de como la puesta en escena y la “puesta en forma”, la proyección
penas está así “situado en la intersección de dos sistemas de “científica” de su contradicción estructural, de esta “doble coerción” que
exigencias y de representaciones contradictorias”, “observado de lo coloca en la “cornisa”. Dominado entre los dominantes, dominante entre
muy arriba por los magistrados para los que él representa ‘lo social’” los dominados, recortado de su medio de origen y erizado por su medio de
[ibid.]; como el propio Pierre Bourdieu, que se queja de no ser oído llegada, destruyendo las falsas creencias en el Estado y colgándose de la
por las “cúpulas” políticas e intelectuales, es decir, por una parte los creencia en sus valores: la “mano izquierda” y la “mano derecha” del
gobernantes que no “lo oyen” (prefiriendo “prestar oídos [...] a Estado figuran quizás estas pulsiones contradictorias, una aceptada y
quienes hablan a tontas y a locas” [ibid., “Post-scriptum”, p. 941; en reivindicada, la otra rechazada y combatida, que hacen que Pierre
español, p. 557]) y, por otra parte, por los filósofos que tratan “lo Bourdieu no pueda pretender desmitificar la dominación simbólica sino
social” (y lo sociológico) con altanería y desdén. conquistando una posición de dominación simbólica superior, es decir,
Esta identificación de Pierre Bourdieu con los pequeños agentes dejándose atrapar en el juego, entrando en la ronda de la desmitificación
sociales del Estado se explica, entonces, por la idea de que ellos automitificadora. Es lo que podríamos llamar la astucia de la dominación
comparten la misma “contradicción estructural”. Como ese hijo de simbólica: luchando contra ella, descubriendo sus mecanismos, se
intelectual comunista presentado por Pierre Bourdieu (con Gabriel conquista una posición de poder dentro de su campo, y el desmitificador
Balazs), que “asumió muy pronto el compromiso de ‘estar con los termina en el Collège de France. De allí que, según una suerte de
dominados’” [Bourdieu y Balazs, ibid., “Inestabilidad y doble movimiento dialéctico que había percibido Adorno, aquel que pretendía
vínculo”, p. 249; en español, p. 181] y que, trabajando en un ayun- ser plaga de la dominación simbólica y de la cultura dominante “se expone
tamiento contra la toxicomanía, es descrito como una “especie de a perder su legitimidad en la medida en que, como plaga retribuida y
vanguardia de una institución a la que brinda servicios irreempla- honrada, colabora con la cultura de marras” [Adorno, citado por
zables pero que siempre está dispuesta a desautorizarlo” porque él Bouveresse, 1984]. La ciencia de la dominación simbólica sigue siendo
“recuerda sin cesar a los poderosos el poder de [la calle]” [ibid., p. dominación, en la medida en que vuelve a dar curso necesariamente a la
250; en español, pp. 181 y 182], Pierre Bourdieu experimenta sin separa
duda —y lo dice sin decirlo al hablar aquí de otro— la “sensación de
ser a la vez la buena y la mala conciencia de la institución” [ibid.;
276 Jean-Claude Monod ¿Una política de lo simbólico?

ción entre el “pueblo” que, lejos de 277


disponer de la ciencia de la do-
minación, es dominado y el “ilustrado” de milagroso azar: “En un campo, en determinado momento, la lógica del
que posee la ciencia de la dominación, juego está hecha de tal manera que ciertos agentes tienen interésen lo
o entre aquellos que, según una fórmula universal. Y, debo decirlo, pienso que es mi caso” [ibid., p. 45; ibid., p. 43].
tan del gusto de Pierre Bourdieu, “son El autoanálisis gira así hacia la autocon- sagración: Pierre Bourdieu se
hablados ‘y aquellos que conocen’ el exceptúa de aquello que imputa a los intelectuales, a saber, de tener interés
verdadero valor de las palabras”. en el desconocimiento en cuanto a su propia dominación simbólica, en la
medida en que su itinerario social garantiza, a su manera de ver, su interés
Un interés expresivo idealizado: la "misión" desinteresado en el develamiento de la verdad.
Así cree resolver las tensiones internas entre su interés expresivo
Corte insoportable entre el ilustrado y los no ilustrados, pero (normativamente informado por el pensamiento de Marx y la experiencia de
también inevitable, porque fundamenta la cientificidad de la so- la dominación social) y sus intereses en el seno del campo intelectual y
ciología en su diferencia con la opinión o las “prenociones” que se académico; estas tensiones se concentran con la mayor frecuencia en el
tienen del mundo social. ¿Cómo cortar el corte, como permanecer Estado y en el intelectual (de izquierda), cuya figura emblemática es Sartre,
“del lado de los dominados” cuando se está tan perfectamente pues es allí donde para Pierre Bourdieu se ejerce la dominación en la forma
integrado al campo de la dominación simbólica? En su obra, el más legítima y más ilegible al mismo tiempo, porque se ejerce negando
autoanálisis de Pierre Bourdieu funciona como ruptura o corte por ejercerse en beneficio de aquel que la ejerce, pretendiendo que tiene una
idealización de su propia “diferencia”: mientras que se autoriza a “misión” guiada por un interés universal, el interés público o la verdad; cosa
reducir los discursos intelectuales competidores a la posición de sus que no sucede más que en parte, pues el interés personal avanza
emisores en el campo intelectual, y por lo tanto a su interés inevitablemente sobre el interés general o “universal”. Se puede pensar
específico y negado, Pierre Bourdieu hace valer su experiencia de la entonces que Pierre Bourdieu reserva una violencia particular para la “gran
dominación simbólica y su conciencia de sus mecanismos específicos nobleza” de Estado o del campo intelectual, porque es allí donde se
como aquello que lo libera de su interés específico, y le permite obrar descargan (en este libro como en todos los demás) las tensiones
por lo universal, por la verdad escondida. “Si el sociólogo llega a infranqueables que produce en él el conflicto entre el interés del ilustrado
producir tan sólo un poco de verdad, no es aunque tenga interés en que quiere ser, “objetivo” y cortado de sus prejuicios sociales, y el “interés
producir esta verdad, sino porque hay interés —lo cual es expresivo” originario que se arraiga en su itinerario individual de dominado
exactamente lo inverso del discurso que se hace el tonto sobre la que ha llegado —mediante la Escuela y, por ende, el Estado, la cultura, la
‘neutralidad’”—, explicaba en Questions de socio- logie [Bourdieu, filosofía, la ciencia— a dominar su dominación y que quiere dar a los
1980, p. 50]. Puede también decir: “mi visión de la cultura y del dominados los medios de hacer lo propio mostrando que la Escuela, el
sistema de enseñanza debe mucho a la posición que ocupo en el Estado, la cultura, la filosofía e incluso la ciencia son instrumentos de
campo universitario, y sobre todo a la trayectoria que me condujo a dominación, aunque no sean más que eso.
él”, para añadir enseguida entre paréntesis: “lo que no quiere decir .Al duplicar la sociología de los intelectuales con una sociología de
que se encuentre relativizada por eso” [Bourdieu, 1987, p. 33; en los sociólogos, Pierre Bourdieu espera neutralizar las tendencias a la
español, p. 34]. Esa es la cuestión, en efecto: la mayoría de los otros irresponsabilidad de unos y, por el lado “expertos en
intelectuales, y sobre todo aquellos que critican a Pierre Bourdieu,
tienen necesariamente interés en el desconocimiento; Pierre
Bourdieu, por su parte, tiene interés en la verdad. ¿Cómo dar cuenta
de esta excepción? Como una suerte
278 279 Jean-Claude Monod ¿Una política de lo simbólico?

el pensamiento de lo social” [Bourdieu, 1982a, p. 11 (a te tipo de explicación no es de ninguna


propósito de Durkheim)], de otros. Pero así se encierra en el juego de manera la prueba de su verdad, sino todo lo
las luchas internas, sobredeterminadas e “interesadas”, no sólo por la contrario: “Si yo hago hervir a Redpath (un
verdad, sino también por la dominación del campo. Pierre Bourdieu interlocutor de Wittgenstein) a 200° —
no puede salir de este círculo vicioso: su desmitificación de la escribía Wittgenstein en el párrafo que sigue
dominación simbólica de los intelectuales le sirve para dominar a las líneas citadas por Pierre Bourdieu—,
simbólicamente el campo intelectual; no puede pretender, sin mala todo lo que queda, una vez que el vapor de
fe, que “comprender” la obra o el discurso de un competidor de un agua se ha disipado, son algunas cenizas,
modo tan poco “caritativo” como el que él practica sirva a los
intereses de la verdad, y de ninguna manera a los suyos. Pero como etc. Eso es todo lo que Redpath es en realidad. Hablar así
su manera de reducir las posiciones filosóficas y políticas adversas a podría tener cierto encanto —añade
la posición de sus emisores en el campo es cómodamente reversible, Wittgenstein—, pero seria falaz, por no decir otra cosa ”
él erige entre su discurso y el de sus adversarios la brecha que separa [Wittegenstein, 1992, p. 57, el destacado es
la “ciencia” de la “ideología”. Escapa así al relativismo completo y nuestro].
autodestructor; pero ¿no lo hace a través de un artificio? Al tomar prestada la “ruptura epistemológica” a la epistemología
bachelardiana, al recortarla con la temática durkheimiana de “ruptura con
Reducción = verdad (salvo cuando yo soy la víctima) las prenociones” y conjugarla con el concepto freu- diano de “resistencia”,
Pierre Bourdieu cava entre su discurso y los discursos “competidores” la
Para trazar alrededor de su discurso el límite sagrado que se- fosa que separa la doxa de la verdad científica, lo ideológico (en todas sus
para su “ciencia” de las opiniones ingenuas o ideológicas de las que formas) de lo verdadero. Pero así sustrae su pensamiento a la discusión
aquélla poseería la llave, Pierre Bourdieu retoma los procedimientos crítica, refiriendo los discursos intelectuales que analiza o que combate a la
por los que el freudismo y el marxismo han creído afirmar su posición de su autor en el campo intelectual o social, a su interés por el
cientificidad cuando cuajaron en seudociencias. De este modo Pierre desconocimiento. Por lo demás, se oculta entonces el hecho de que practica
Bourdieu, a toda crítica que impute excesos dogmáticos y una forma de violencia simbólica específica que le parece insoportable
reduccionistas a su pensamiento, la pone por anticipado a cuenta de cuando se vuelve contra él: es así como, mientras que relaciona la filosofía
la “reacción” (en el sentido marxista de defensa de los intereses de Heidegger con una simple “puesta en forma”’ filosófica del “espíritu de
amenazados) o de la “resistencia” (en el sentido freudia- no de la su tiempo”, del Zeitgeist revolucionario-conservador de la Alemania de los
negativa a desembarazarse de una visión idealizada de los resortes de años veinte y treinta, tal como se expresaba con menos “forma” en los
la personalidad). Sin embargo, la idea según la cual la reducción es el diarios o en los escritores (en particular Ernstjünger) de esa tendencia
garante de la cientificidad de un enunciado es lo que Wittgenstein política, Pierre Bourdieu acusa a Ferry-Renaut de “sociologismo”
combatía en Freud, en la fórmula citada inadecuadamente por Pierre [Bourdieu, 1992, p. 252 (nota); en español, p. 268, nota 1] cuando éstos
Bourdieu en Las reglas del arte [Bourdieu, 1992, p. 15; en español, relacionan su propia obra con el “espíritu de su tiempo” de los años sesenta
p. 15] sobre la “seducción irresistible” que ejercen las “explicaciones y de mayo del sesenta y ocho, en particular de la famosa cuestión de saber
del tipo ‘esto no es más que aquello’”. Wittgenstein quería mostrar desde dónde habla el que habla (es decir, cuál es su posición de clase). Es
precisamente que la seducción de es verdad, por otra parte, que Ferry-Renaut despachan la tarea con un poco de
premura, si se adopta el punto de
280
Jean-Claude Monod ¿Urta política de lo simbólico?

’ Mise en forme en el original; organización, presentación, en español. [T.]


281
Jean-Claude Monod ¿Urta política de lo simbólico?

vista de Pierre Bourdieu: para no practicar una “reducción” expe- 281


ditiva, habría que describir la sociogénesis del pensamiento de Pierre
Bourdieu, recrear el contexto intelectual y político en el que adquirió entre la posición política “marcada” que inspira el texto y la posición
sus pliegues fundamentales, tener en cuenta su incumbencia “científica” de los autores, superponiendo la crítica y la crítica de la
específica y sus efectos de “puesta en forma” que impone al “espíritu crítica: “... no alcanza con constatar que la cultura educacional es una
de su tiempo” y a su pulsión política propia. Se podría mostrar así lo cultura de clase, pero actuar como si no lo fuera es hacer todo para que
que esa obra debe a una época en la que, como dice Jacques quede así” [Bourdieu y Passeron, 1964, p. 110; en español, p. 110].
Bouveresse, “era algo casi entendido entre los filósofos franceses Esta neutralización permite conciliar a Marx y Durkheim, la crítica
capaces de acceder a un mínimo de conciencia política que la subversiva y radical, “filosófica”, del “sistema”, y el espíritu de
institución filosófica tenía, esencialmente, la función de inculcar a las “responsabilidad”, de seriedad, de “mesura” científica y política del
jóvenes generaciones los principios y las normas de ‘la ideología fundador de la sociología; Pierre Bourdieu pretende conjurar así las
dominante’. Pero —prosigue Bouveresse—, no se suponía que la ilusiones de omnipotencia del pensamiento y las facilidades de la
ideología dominante dominara hasta el punto de que las armas “radicalidad” filosófica mediante una práctica científica real —que les
utilizadas por el poder [...] no pudiesen volverse contra sí en el marco faltaba a los marxismos meramente filosóficos de Sartre o de Althusser—
más legal e institucional que fuese. Evidentemente, no se trataba de retomando el enfoque desmiti- ficador del marxismo.
una tentativa de subversión o de guerrilla ideológica propiamente
dicha, que habría implicado necesariamente un mínimo de La retórica del falso corte y la "puesta
conspiración abiertamente declarada, cuyos miembros han llevado a en forma" sociológica
veces el ridículo hasta exigir del orden establecido un verdadero
estatuto de funcionario de la contestación (o incluso de la Podría decirse que en Pierre Bourdieu hay un “sentido sociológico”,
revolución), es decir, una cosa que su ‘lógica’, tal y como la en el sentido en que él habla del “sentido filosófico” de Heidegger: “El
describían ellos mismos, le prohibía absolutamente concederle” ‘sentido filosófico’ se identifica con la matriz práctica o consciente de los
[Bouveresse, 1984, p. 31]. signos convencionales que jalonan el espacio filosófico, permitiendo que
El pensamiento de Pierre Bourdieu, en un sentido, es la ma- el profesional se desmarque con respecto a las posiciones ya marcadas, se
nifestación de esas contradicciones típicas de una postura radical- defienda de todo aquello que verosímilmente le será imputado. [... ] en
mente filosófico-política propia de la época, pero también su re- pocas palabras, que afirme su diferencia en y por una puesta en forma
cuperación “puesta en forma” sociológicamente: el dominio de estas adornada de todos los signos apropiados para hacerla reconoced
formas distingue por ejemplo Los herederos de la visión mar- xista [Bourdieu, 1988, p. 45]. El “corte” entre, por un lado, el discurso
de la Escuela republicana como mero instrumento de reproducción de espontáneo de la doxay el discurso mal reflexionado de los “doxósofos”
la burguesía y de la “cultura de clase”, que se expresó con menos atacados repetidamente por Pierre Bourdieu, y, por el otro, su propio
forma en L’Ecole capitaliste en France, de Baudelot y Es- tablet, que discurso, se afirma en La miseria del mundo de un modo extrañamente
sería a La reproducción, de Pierre Bourdieu y Passeron, lo que los cercano al que analizó Pierre Bourdieu como “retórica del falso corte”
libros de Jünger o de Spengler son a los de Heidegger. Típica del [1982b, p. 171 y ss.; en español, 112 y ss.].
manejo de Pierre Bourdieu de los medios de retomar las tesis del La situación “científica” de La miseria del mundo, en efecto, es
“espíritu <:e su tiempo”, desmarcándose al mismo tiempo, es la bastante embarazosa: lejos de tener un objeto de estudio bien de-
conclusión ae Los herederos, donde se afirma la diferencia
282
limitado, un “fenòmeno seleccionado, filtrado, depurado” (como
Jean-Claude Monod ¿Una política de lo simbólico? 283
dice Bachelard [ 1934/1987, p. 16]), este libro habla de aquello de necesaria para garantizar su distinción (científica): cita de Aristó-
lo que “se” habla (el “mal de los suburbios”, el “malestar estudian- teles sobre la “disposición para perseguir la verdad” que estaría en
ril”, la “crisis de la democracia”, etc.), pero sobre todo no debe dar el fondo del oficio de sociólogo [p. 920; en español, p. 539], cita de
la impresión de que habla de ello como “se” habla. Como aquí falta Wittgenstein como caución filosófica contra los periodistas y los
el aparato científico característico de la forma sociológica aca- “filósofos-periodistas”, finalmente invocación del mismo Platón
démicamente reconocida y fundada —en su forma francesa— por contra los “doxósofos”, sabios aparentes de la apariencia [p. 941; en
Durkheim, comenzando por la cuantificación, el estudio de cuadros español, p. 558].
de datos estadísticos sin los cuales el sociólogo tendría dificultades Así, por una parte, contra la filosofía y su ilusoria radicalidad,
para tomar distancia de sus prenociones sobre el objeto, Pierre Pierre Bourdieu hace valer que el “corte” entre filosofía y “sentido
Bourdieu se ve obligado a multiplicar las “vigilancias” y los signos común” no es más que una ilusión sociológicamente determinada y
distintivos que apuntan a producir, al afirmarlo, el corte entre su políticamente dudosa (¡véase Heidegger!) de aristocratis- mo del
discurso y los discursos “ingenuos” sobre lo social, es decir, todos pensamiento (cuyo representante más eminente es el fundador
los discursos excepto el suyo: el de la “gente” que, en su discurso mismo de la tradición consagrada: Platón); pero, por otra parte,
inmediato, más que hablar “es hablada”, repitiendo el discurso que contra los ensayistas, sociólogos, periodistas e intelectuales
“se” tiene sobre ella, vale decir, que los “formadores de opinión” competidores, hace valer la infranqueable distancia que separa el
tienen sobre ella, periodistas, políticos y “doxósofos”, como llama discurso “ingenuo”, hundido en los prejuicios sociales y las
Pierre Bourdieu a sus “competidores desleales”, que no son más prenociones, de la ciencia social que lo pone a él mismo por encima
que “eruditos aparentes de la apariencia” [Bourdieu y otros, 1993, de los prejuicios.
p. 943; en español, p. 558]. En consecuencia, vemos resurgir el corte (¿despreciativo o
Además, precisamente, la indeterminación de la noción de necesario?) entre doxa y verdad, que no podría ser anulado (lo cual
“miseria de posición”, susceptible —como lo muestra la diversidad equivaldría a decir que todos los discursos son igualmente
de los “casos” estudiados en el libro— de frecuentar todos los verdaderos) sino tan sólo desplazado por Pierre Bourdieu, sin lo
campos sociales o casi, instala este estudio de “casos” —que no cual no podría distinguirse, él, el verdadero sabio de la verdad, de
tienen otra cosa en común que el haber sido considerados repre- los sabios aparentes de la apariencia. Por lo demás, los emblemas de
sentativos de las “miserias” sociales más diversas— en la peligrosa la tradición filosófica, si distinguen formal y estilísticamente el
cercanía de los “episodios de la vida real”* tan del gusto del pe- discurso de Pierre Bourdieu del periodismo, no bastan para
riodismo “social”. Vemos entonces a la filosofía (desacreditada por asegurarle la legitimidad científica: de allí las treinta y seis páginas
su corte ilusorio con el sentido común, por su separación altanera de metodología por las cuales “una ruptura [...] con las evidencias
entre “lo auténtico” o “lo inautèntico”, el “se” y el “yo”) convocada del sentido común (que) el conocimiento riguroso casi siempre
por Pierre Bourdieu para instalar, entre su libro y el discurso “vulgar” [supone]” debe evitar aparecer como “el efecto de una petición de
sobre lo social (ese “lo que se dice” sobre el “mal de ios suburbios”, principio” [ibid., p. 918; en español, p. 538], De allí la necesidad de
el “malestar estudiantil”, etc.) toda la distancia producir una serie de signos formales que permitan instaurar una
separación entre la entrevista sociológica y la entrevista periodística
(pero también entre la entrevista sociológica “ordinaria” y la
Tronches de vie en el original: literalmente, “rebanadas de vida”. [T] entrevista sociológica “a la Pierre Bourdieu”): entrevistas más
largas, familiaridad con los “encuestados”, “trabajo

*
284 Jean-Claude Monod Una política de lo simbólico? 285

de escritura" [p. 8, destacado por Bourdieu], “preámbulo analítico” La subversión simbólica de la cultura dominante
[ibid.; en español, p. 8], negativa a imponer una problemática al
entrevistado pero conciencia de la “labilidad" de las opiniones, y, por Si la ciencia, según Pierre Bourdieu, es “el menos ¡legítimo de los
último, “competencia específica” [p. 916; en español, p. 538] que poderes simbólicos” [1982a, p. 56], no deja de ser a su juicio —como la
separa al sociólogo de los autores de “encuestas realizadas de apuro” formulación lo indica— un poder simbólico, y como tal ilegítimo. Para
[p. 911; p. 534]. Dicho de otro modo, es más científico que el tornar su propia posición de poder menos ilegítima se tratará entonces de
periodismo porque los autores son más sabios que los periodistas. practicar una “revolución simbólica”. El trastocamiento subversivo de Pierre
¿QED? Temiendo sin duda que las diferencias enumeradas no basten Bourdieu no ataca las jerarquías sociales directamente, sino las jerarquías
realmente para garantizar el “corte”, Pie- rre Bourdieu añade in fine “formales” y culturales que serían su emanación en el campo simbólico,
una nota que recuerda que, por desgracia, “la recepción del discurso empezando por la disünción entre “vulgar” y “distinguido”. En el campo
sociológico debe mucho, evidentemente, al hecho de que se refiere al filosófico que Pierre Bourdieu ha atravesado, la forma noble y univer-
presente inmediato o la actualidad, como el periodismo, al que, por lo sitariamente consagrada de estas distinciones se encontraba particularmente
demás, todo lo opone ”, y que si a uno todavía se le ocurre no estar en Heidegger y sus famosos textos sobre el “se”. Es ese mismo lenguaje el
convencido de que un abismo separa su ciencia de los “diarios y que Pierre Bourdieu, que no ha ocultado la fascinación que había
semanarios [... ] llenos de testimonios sensacionales sobre la angustia experimentado en su juventud por el pensamiento de Heidegger [véase
de los profesores o la ira de las enfermeras”, la culpa recaería Bourdieu, 1987, “Fieldwork in philo- sophy”], encuentra para subvertirlo y
decididamente en nuestro “inconsciente académico” [ibid., p. 918; en presentar la audacia de su elucubración; así, en La miseria del mundo,
español, p. 542, nota 18]. escribe: “Es que el “uno’ ['on'], filosóficamente estigmatizado y
Henos aquí, pues, remitidos a nuestro inconsciente académico, literariamente poco considerado, que todos sentimos la tentación de usar,
arma fatal de Pierre Bourdieu cuando su argumentación no lo con sus medios desesperadamente ‘inauténticos’, sin duda es lo más difícil
convence tal vez a él mismo, cuando la cienüficidad de su elucu- de escuchar para los ‘yo’ ['je'] que, por la más común de las reivindica-
bración no está realmente establecida y los “eruditos”, los compe- ciones de singularidad, creemos ser” [Bourdieu y otros, 1993, p. 923; en
tidores o los desgraciados periodistas podrían reprochárselo. Estas español, p. p. 533]. Procurando conceder a los “relatos comunes de
advertencias tendrán un lugar creciente en el discurso de Pierre aventuras... la mirada prolongada y acogedora... que se reserva por lo
Bourdieu cuando haga de los medios un objeto privilegiado de su general a los grandes textos literarios o filosóficos”, Pierre Bourdieu
crítica, dando pruebas de una especia de mimetismo antagónico con describe su proceder como “una suerte de demo- cratizadón de la postura
respecto a “la empresa del periodismo”: la colección “Liber-Raisons hermenéutica [ibid.]. Mediante este gesto, Pie- rre Bourdieu pretende
d’Agir”, creada por Pierre Bourdieu con este objetivo, terminará la invertir las categorías de la doxa intelectual que sacraliza la Cultura, el “gran
mezcla de géneros, presentando como resultado del “estado más texto”, y desprecia lo “vulgar” y sus “relatos”: él define el proyecto de La
avanzado de la investigación sobre problemas políticos y sociales de miseria del mundo como el de “ofrecer a las declaraciones de un obrero
actualidad” la obra de un periodista (Serge Halimi). .Así, la etiqueta metalúrgico la recepción recogida que cierta tradición de la lectura reserva a
de cientificidad es atribuida por Pierre Bourdieu cuando los puntos de las formas más altas de la poesía o de la filosofía” [ibid., p. 924]. “El obrero
vista políticos del autor concuer- dan con los suyos. metalúrgico" funciona aquí no tanto como categoría social (¿por
286 Jean-Claude Monod • Una política de lo simbólico?

qué él y no la actriz desempleada, el portero o el juez?), sino como para substituirlo —en el final de la miseria del mundo—por una forma
emblema del dominado, inscripto aquí en una red en la que se lo opone de socialismo científico guiado (científicamente) por la ciencia
a “poesía” y a “filosofía”, formas “puras” cuyos reconocimiento y sociológica, más cerca de hecho del socialismo durkheimiano que del
culto (“la recepción recogida”) son presentados como el revés del de Marx, pero sostenido por la radicalidad normativa
desprecio y del desconocimiento de esta “palabra obrera” que no tiene anti“dominantes”, antiburguesa, anti“filósofos abstractos” y antielitista
lugar en el templo de la Cultura. “Todo hecho sagrado tiene su de Marx. Pero de allí en más, si la gran reconciliación —sueño
complementario profano, toda distinción produce su vulgaridad”, decía mesiánico— entre “ciencia” y “opinión”, si el borrado de toda
Pierre Bourdieu en su lección inaugural del Collège de France. Se dominación simbólica ya no puede acaecer en la sociedad (en la que la
puede ver que las simetrías que aquí dibuja no son las de .Marx: lo que dominación está inscripta, según Durkheim, en la misma división del
priva al obrero del reconocimiento de su humanidad y lo consagra a la trabajo), sino solamente en y por la ciencia, por el conocimiento
“bajeza” va no es tanto su explotación por el Capital como el hecho de “liberador" de las condiciones sociales de la dominación, el corte real
no ser oído, de ser despreciado por los oficiantes del culto de la entre el sabio y el “pueblo” es prorrogado indefinidamente en lo real
Cultura; pero asociar el sufrimiento del obrero metalúrgico a la por esta perennidad de “la ciencia” en su diferencia con “la opinión”.
“altura” de la poesía y de la filosofía plantea un problema, pues la Es comprensible entonces en qué medida este libro sobre la
desmitificación de la Cultura supone y no supone liberar al obrero de miseria era también la expresión del malestar social de Pierre
la dominación: lo libera quizá de la dominación simbólica, pero deja Bourdieu, la expresión de su propia “miseria de posición”. No porque
intacta la dominación material. De allí una sospecha: ¿no es en primer la posición objetiva de Pierre Bourdieu en el campo intelectual y social
lugar para liberarse él mismo de la contradicción y del remordimiento esté particularmente desfavorecida: precisamente, el malestar nace de
de esta liberación que no es tal, de esta liberación “formal”, por lo que esta integración demasiado perfecta al campo de la dominación
Pierre Bourdieu focaliza sus ataques en lo “simbólico” y en los in- simbólica, para aquel que se concibe como el dominado (por
telectuales? La emprende tan violentamente con las “formas” que no nacimiento) que logró dominar su dominación y preocupado —en vez
ofrece más que una liberación “formal”, y así se mantiene más acá de de disfrutar los privilegios de la dominación simbólica, como su
Marx, más acá de la ilusión de radicalidad política que es la ilusión de itinerario social se lo posibilita— por dar a todos los dominados los
la filosofía, pero también la herida que ésta ha dejado en el medios para dominar su dominación. Pero el discurso del profesor del
pensamiento de Pierre Bourdieu, por el mismo exceso de sus Collège de France enseñando a todos los medios para acceder a la
esperanzas emancipadoras: Marx ha apuntado demasiado alto. “libertad con respecto a la institución” mediante la ciencia lo alejaba
Mientras que este úlümo pretendía trabajar en la superación de demasiado de ese “se” que, no teniendo acceso ni a “la ciencia” ni a
las condiciones (políticas y sociales) que impiden que “ideología” y “la institución”, bien podía burlarse de la “libertad” que él le quiere
verdad, ciencia y nociencia coincidan, esa “realización” que debía ofrecer; máxime cuando la dificultad de lectura de las obras de Pierre
tener lugar en lo real para Marx, mediante la revolución, para Pierre Bourdieu para quien no ha seguido un curso bastante cercano al suyo
Bourdieu no puede tener lugar más que en lo simbólico, es decir, en y es patente (lo que Pierre Perret expresó con involuntaria crueldad
por “la ciencia”, pero en y por la ciencia solamente; la gran durante una emisión de Apostrophe a la que Pierre Bourdieu había
transparencia no sobrevendrá jamás en otra parte que no sea el espacio venido a presen
transparente del pensamiento, en el que su idea ha nacido. El rechazo
de una “filosofía escatológica de la historia” [Bourdieu, 1982a, p. 52]
y el desplazamiento de la lucha de clases en el campo simbólico
conducen a Pierre Bourdieu a rechazar el mesianismo revolucionario
-266 Jean-Claude Monod ¿Una política de lo simbólico? 289

tar Qué significa hablar, al decir que, para comprender lo que ese Estado”, no aplastaba tanto a los socialistas por sus fracasos
libro “significaba”, había que poder “seguir las flechas”). ¿Cómo llenar económicos, origen de un desarrollo de la miseria económica, como por
este abismo? Pasando al acto: cuando salió La miseria del mundo, la “demolición de la creencia en el Estado” que él les imputaba. Del
Pierre Bourdieu presentó el libro, en Liberation, como “un acto mismo modo, la ruptura por la que hace votos enu La miseria del mundo
político”, una manera de entregarle la palabra a la calle contra el poder. consiste sobre todo en una ruptura simbólica ( por lo menos en eso,
Y en efecto, lo esencial está allí, más en el acto mismo que en los decía en la misma entrevista, los dirigentes están a su entera libertad”),
efectos políticos del libro, a propósito de los cuales Pierre Bourdieu no en un cambio del discurso dominante: éste debería expresar no ya los
ocultaba su escepticismo (véase el Epílogo del libro). Este “acto” intereses de la “gran nobleza” de Estado, sino los de la “pequeña
consiste en instituirse como portavoz “ilustrado” del “pueblo”, en nobleza”, es decir (en la red de equivalencias que es la trama intelectual
borrarse detrás del “pueblo” (“Francia habla”, se lee a cuarto de página escondida de este discurso), que los fundamentos ideológicos de los
en la cubierta), y así en superar simbólicamente el corte que separa, en gobernantes ya no se encontrarían, entonces, en el discurso de los
Pierre Bourdieu, al dominante del dominado, al “sabio” y al “pueblo”. “periodistas-filósofos” (valedeár, adversarios de Pierre Bourdieu), sino
en el de la “ciencia sociológica” (de Pierre Bourdieu).
Lo "responsable" y lo "radical" La acusación de “sabios aparentes de lo aparente” y la crítica
como se debe de las falsas mediaciones políticas, mediáticas e inte-
El discurso crítico desplegado por Pierre Bourdieu en contra de lectuales, manifiestan la certeza de Pierre Bourdieu de ser, él, el
los socialistas ilustraba también las tensiones a las que lo forzaba su verdadero sabio del ser social, y, por lo tanto, en un sentido, la in-
doble condición de intelectual crítico y de intelectual “responsable”, vocación final de Platón contra sus adversarios “doxósofos” es per-
crítico de la irresponsabilidad crítica de los otros intelectuales fectamente atinada: es la pretensión filosófica de eludir la “doxa” para
(dimensión que luego abandonará): en su “Epílogo”, Pierre Bourdieu decidir “de verdad" cuáles son los intereses profundos de los
llama final y solemnemente a “sacar plenamente partido de las
posibilidades, por reducidas que sean, que se ofrecen a la acción” 2
Pierre Bourdieu, 14 de enero de 1992: “La mano izquierda y la mano
[ibid., p. 944], admitiendo la estrechez de los márgenes de maniobra y derecha del Estado”. Cosa asombrosa, Pierre Bourdieu practica la autofalsifi-
la dificultad de cambiar los “mecanismos económicos y sociales” cación para camuflar sus propias evoluciones: cuando retoma en Conlre-feux
[ibid.]. La interiorización de las coerciones de lo “real”, que distingue [Bourdieu, 1988, p. 11] la entrevista de Le Monde donde se enunciaba esta pro-
en principio al intelectual “responsable” del intelectual irresponsable, posición, la transforma en su contrario: a la pregunta “¿cree usted que el mar-
gen de maniobra de los dirigentes políticos sea tan restringido?”, que hacía
conduce aquí a Pierre Bourdieu por los parajes del discurso de la alusión a una frase precedente de Pierre Bourdieu (“los tiempos son duros y el
“mano derecha” del Estado: entonces ¿es la tendencia “derecha” de margen de maniobra no es grande”), Bourdieu [1988] da esta respuesta, en
Pierre Bourdieu, la del sabio y el (alto) funcionario intelectual la que Contre-Feux: “sin duda, es mucho menos reducido de lo que se quiere hacer
creer”, allí donde decía, en la versión aparecida en Le Monde (y vuelta a publi-
habla? ¿O será que, en cuanto a su fondo, el discurso de la mano car en las “Grandes entrevistas" de Le Monde, Dossiers et Documents du Mon-
izquierda del Estado y el de la mano derecha son simétricos, ya que no de, 1993, p. 88): “¡ Ya no hay nadie hoy que no haya comprendido que este
pueden superponerse? De hecho, no: la diferencia radica en la relación margen es mucho más reducido de lo que los partidos quieren hacer creer!”
con lo “simbólico”.
Habiendo admitido que “los tiempos son duros” y añadido que “el
margen de maniobra es mucho más reducido de lo que los
partidos políticos quieren hacerlo creer”,2 Pierre Bourdieu debe
desmarcarse, en efecto, de la “mano derecha” política e intelectual. En
la entrevista en Le Monde sobre “mano derecha y mano izquierda del
-230- Jean-Claude Monod
¿Una política de lo simbólico?
ciudadanos la que se transfiere desde la filosofía-reina a la sociolo- “real” por la que Pierre Bourdieu hace votos no concierne, en291el
gía en el discurso político de Pierre Bourdieu. Desde luego, si la “Epílogo” del libro, más que a la “ciencia”, por un lado, que interpreta
ciencia social puede decir la verdad desconocida de los problemas de los “verdaderos” problemas de la gente detrás de sus problemas
los actores sociales mejor de lo que pueden hacerlo ellos mismos, un aparentes, y al poder político, del otro. Y entre ellos, el espesor de un
colaborador de Pierre Bourdieu. Patrick Champagne, no tiene velo de ilusión, vanas apariencias, pobres síntomas: el “espacio público”
dificultades para mostrar, en La miseria del mundo, que la democracia es pintado como un espacio falseado en el que las opiniones de los
actual descansa en un “círculo vicioso”: la “visión mediática” impone a dominados reflejan las que los dominantes les dan de ellos mismos:
la gente una visión falsa de sus problemas, al punto de que cuando la partidos, medios, sondeos, nada de eso permite ya que la gente exprese
gente cree expresar sus opiniones, repite la opinión que los formadores sus “verdaderos” problemas, osea, sus problemas escondidos,
de opinión le dan acerca de ellos mismos: “Se habla de ellos más de lo desconocidos por ellos mismos. Mejor aún: el espacio público es un
que ellos mismos hablan, y cuando se dirigen a los dominantes, tienden obstáculo, un chupasangre que impide que el discurso científico sobre el
a emplear un discurso prestado, el que éstos emiten a su respecto” mundo social se haga entender, enturbiado por la “competencia desleal”
[Champagne, “La visión média- tique”, en Bourdieu y otros, 1993, p. de los “fabricantes de hipótesis” [Bourdieu y otros, p. 943; en español, p.
68; en español, p. 55]. La “visión de Estado” repite este “círculo 558], periodistas, intelectuales y sociólogos charlatanes que hablan a
vicioso”, al atenerse los políticos a los problemas aparentes que tontas y a locas sin “saber”. La hermeneuúzación de la vida democrática
presentan los medios y los sondeos, y responden a ellos con “remedios va de la mano de la aspiración de la sociología de Pierre Bourdieu al
‘mediáúco-políticos’” [ibid., p. 74; en español, p. 60]. Así, la creación monopolio de la “violencia interpretaúvo-hermenéuúca" legíúma.
de un ministerio de la Ciudad después de los “acontecimientos” de Así, el discurso político final de Pierre Bourdieu aparece como un
Vaulx-en-Velin es interpretada por este autor como la creación de un llamado a sustituir la actual tecnocracia “mano derecha” de los enarcas y
“interlocutor... encargado de tomar medidas dirigidas a los medios” las elites arrogantes por una tecnocracia “mano izquierda” que exprese la
[ibid., p. 76; en español, p. 61]. Se comprende entonces que para salir universalización de los intereses confundidos del sociólogo y de los
del “círculo vicioso” en el que nos sumerge lo que Pierre Bourdieu funcionarios sociales del Estado. Al socialismo proletario de Marx,
llama “una visión estrecha de lo ‘político’... heredada del pasado”, es respuesta a la dominación económica, la traducción y la eufemización
decir, una concepción formal de la democracia, basada en la repre- simbólica que de él ofrece Pierre Bourdieu (rechazando el mesianismo
sentación de los sujetos conscientes de sus intereses, es preciso que el revolucionario de Marx), respuesta a la dominación cultural, termina así
poder deje de atenerse a la apariencia, a “la opinión pública” (que no por reemplazarlo por un socialismo de funcionario social a la vez dedica-
existe según Pierre Bourdieu [véase Bourdieu, 1980, pp. 222-236]), do al Estado republicano y exasperado por sus “elites”, y que reivindica
para acceder al ser, mediante la “ciencia” verdadera de los verdaderos una experiencia del terreno contra las abstracciones de los altos
problemas. Aquí tropezamos con la “astucia de la dominación” que comisionados del Estado o de “la economía pura”.
hace que Pierre Bourdieu, trabajando c -.era la dominación simbólica y El esfuerzo de donación de sentido, de escucha de la gente y de
la desposesión de la J e que “mas que hablar es hablada", termine por asistencia social esperado del Estado es lo que separa la ideología “mano
<■ v.pietar esta desposesión y por pretender el monopolio : ,a derecha” de la ideología “mano izquierda”. El combate de Pierre
dominación simbólica legítima: la Bourdieu en este punto, para la sociología y para el Estado-providencia,
“democrari/ación de .a postura hermenéutica” se vuelve preten- ón de es —en nuestra opinión— tan legítimo como
uenéutica de la democracia. Así, la democracia
29: Jean-Claude Monod a política de lo simbólico?
¿Un 293

necesario, contra las “ecuaciones atinado del diagnóstico de La miseria del mundo en cuanto a la fractura
falseadas” que querrían enterrar el entre las dos manos del Estado. Pero que Pierre Bourdieu haya aparecido
socialismo democrático identificándolo con como el principal portavoz intelectual de este movimiento social
el sovietismo y abandonar a la sociedad a confirma también, a nuestrojuicio,
la “mano invisible” al asimilar toda in-
tervención del Estado con un
“totalitarismo”; pero no es menos claro ’ Secretario general del RPR, Rassemblement pour la République (Concen-
para nosotros que la pretensión de aplicar tración por la República), cuyo presidente era Jacques Chirac. [T.] nuestra
un desarrollo “científico-hermenéutico” a hipótesis de una fusión de los intereses del sociólogo y de los “pequeños”
agentes del Estado, constituidos por Pierre Bourdieu en nueva “clase
todos los discursos produce un efecto universal": al defender sus intereses específicos, Pierre Bourdieu
perverso cuando se lo presenta como un considera que los agentes sociales del Estado defienden los intereses de
remedio a la crisis actual de la
lo universal, del servicio público y, por ende, de todos los dominados.
Esta visión de las cosas tal vez seajusta, pero debería poder sometérsela a
representación democrática: el de tomar discusión: el discurso político de Pierre Bourdieu es válido con el mismo
subsidiaria a la democracia formal y derecho que todo discurso político argumentado que exprese intereses
despreciados, intereses que coinciden aquí con los de la “mano izquier-
sustituirla por una forma “socializada” de da” del Estado, pero no se lo puede considerar como una respuesta
tecnocratismo o una forma inconfesada de general y “científica” a la “crisis de la democracia”, salvo que se acepte
populismo. La “ciencia” de los intereses que la democracia ya no deba pasar por la opinión pública, por el debate
sobre los fines, por la “competencia” (incluso “desleal” a los ojos de la
“verdaderos” del “pueblo” conduce a negar ciencia social) de los discursos, sino que deba “cientifizarse”, vale decir,
toda validez a un espacio público de de hecho, adecuarse a los puntos de vista de ciertos “sabios” de la
discusión descripto como profundamente sociedad.
falseado; la pluralidad de las opiniones es El último inconveniente de la “ftermeneutización de la democracia”
llevada a un punto de interferencia para la que se expresaba en La miseria del mundo era, a nuestra manera de ver,
ciencia social. Así, este pensamiento de que se arriesgaba a participar de cierta disolución, perceptible en la
las perspectivas olvida que no expresa más izquierda, de lo político en una forma de moralismo “social”, vale decir,
que un punto de vista entre otros: Weber, el descentramiento del discurso de izquierda, de la miseria material —de
contra cuyo objetivismo Pierre Bour- dieu
aquí en más considerada como ineluctable (la “estrechez de los márgenes
no dejó de pronunciarse, está entonces en
de maniobra” obliga)— hacia “la” miseria en general, la “crisis del
las mazmorras.
sentido”, etc. La miseria del mun- do llamaba esencialmente a la
Toda la ambigüedad de este pensamiento radica en que se une a una superación del discurso de la izquierda “neoliberal”, pero también de la
profunda tendencia a la “cientifización” y a la “tecnifi- cación” de la izquierda “tradicional”, focalizado en la miseria económica, en beneficio
política, sosteniendo un discurso explícito contra bs * intelectuales, los de un reconocimiento de “la” miseria que toca o puede tocar a todo el
tecnócratas y los expertos, siendo su as - raí - i i ^tificista resistida y mundo, como lo muestra el libro (tanto al profesor universitario como al
combatida en su propio seno por voluntad ' ;< pática” de entregar la policía, al aspirante a periodista o al joven militante del Frente Nacional),
palabra al pueblo. Es es; i sensibilidad a la * "*desofocada y confiscada la uniendo el desarrollo de esta “miseria de posición” proteiforme con el
que da fuerza a su crítica de las cegueras ^ices los medios y de la mano retrato del Estado y la declinación de los cuerpos colectivos (sindicatos,
derecha del Estado, de la arrogar ;a a 1r*s dominantes que tomó el rostro, partidos, Iglesias) que antaño daban sentido a las existencias
cierto mes de diciembre, de Alam juppé.* Por otra parte, en el individuales. Además, la obsesión política de la miseria material; no es
movimiento de diciembre de 1995 se puede ver una confirmación de lo justamente lo que habría que mantener o reactivar del
Jean-Claude Monod • Una política de lo simbólico?
y de las razones: a nuestra manera de ver, este procedimiento tiene
tos
materialismo de Marx en su dimensión política? Tomar en cuenta la una indudable fuerza de 295
diversidad de las miserias no debe conducir al rechazo de “je- descubrimiento, pero
rarquizarlas” (jerarquía de lo peor) y de construir un orden de prioridad también un carácter incontrolable, a menudo injusto y reductor
para su tratamiento político. Sin lugar a dudas, Pierre Bourdieu (bastante ruinoso, llegado el momento, para el debate intelectual);
puntualizó a continuación los efectos sociales del neoli- beralismo en por lo tanto, se podrá encontrar injusta y reductora la lectura que
términos de miseria material, pero su discurso conservó su orientación acabamos de proponer de la actitud de Pierre Bourdieu. Si no lo es
esencialmente “simbólica”: es significativo que uno de los primeros tanto en su caso, acaso sea porque Pierre Bourdieu ha enunciado
volúmenes de su colección “Liber-Raisons d’a- gir” se haya consagrado esencialmente la teoría de su propia práctica de la ciencia, a tal punto
no al propio movimiento de diciembre, sino a lo que los autores no que esta teoría encuentra en él su mejor aplicación.
vacilaron en llamar “el diciembre de los intelectuales ”, como si el
acontecimiento contase menos que sus reflejos —y sus “beneficios” Bibliografía
simbólicos— en el campo intelectual. Denunciar a los intelectuales
liberales y a los periodistas —“perros guardianes”—, a las revistas BACHELARD, G. (1934, reed. 1987), Le Nouvel Esprit scientifique, París, PUF.
“socioliberales”, a los prejuicios de los medios, Pierre Bourdieu y sus BOURDIEU, P. (1980), Questions de sociologie, París, Minuit.
amigos lo han hecho siempre a más y mejor, pero pateando al córner todo -----(1982a), I^eçon sur la leçon, París, Minuit.
debate económico un poco preciso, aduciendo que la creencia en la -----(1982b), Ce que parler veut dire, París, Fayard [¿ Qué significa hablar? Economía
economía estaría en el fundamento de la creencia neoliberal, argumento de los intercambios lingüísticos, Madrid, Akal, 1999, 3o ed. 2001].
por lo menos débil, que no se explica sino por los límites de esta -----(1987), Choses dites, París, Minuit [Casas dichas, Buenos Aires, Gedisa, 1988].
sociología de la dominación, más cómodo en la denuncia de los -----(1988), L'Ontologie politique de Martin Heidegger, París, Minuit [La antología
dominantes simbólicos que en el análisis económico de la dominación. política de Martin Heidegger, Barcelona, Paidós, 1991].
-----(1992), Les Règles de l’art, París, Seuil [Las reglas del arte, Barcelona, .Ana-
Escaldado por un paso por el plato de un programa televisivo, Pierre
Bourdieu se preguntó: “¿Se puede criticar la televisión en la televisión?”. grama, 1995].
Aquí nos hemos preguntado implícitamente: ¿se puede criticar a Pierre -----(14/01/1992), “La main gauche et la main droite de l’État”, Le Monde.
Bourdieu sirviéndose de la caja de herramientas de sus conceptos, Reimpreso en Dossiers et Documents du Monde (junio de 1993) y con mo-
volviendo contra él algunas de las “armas científicas” que él ha dificaciones en P. BOURDIEU (1998).
elaborado? Poniendo en funcionamiento un principio de lectura que
busca esencialmente actualizar el carácter “proyectivo” de este discurso, -----(1998), Contre-Feux, París, Liber-Raisons d’agir [ Contrafuegos. Reflexiones
le hemos aplicado el tratamiento “violento” (menos violento sin embargo para
que su propia retórica) que Pierre Bourdieu considera legítimo en sus servir ala resistencia cernirá la invasion neoliberal, Barcelona, .Anagrama, 1999].
interpretaciones de los recorridos y las obras de otros intelectuales. Esta BOURDIEU, P. y otros ( 1993), La Misère du monde, París, Seuil [La miseria del
violencia, en los hechos, consiste en relacionar las proposiciones de un mundo, Buenos Aires/México, FCE, 1999].
autor, cualquiera que sea su objeto, con su “posición”, en preferir la BOURDIEU, P. y PASSERON.J.-C. (1964), l¿s Héritiers. París, Minuit [Las he-
exhibición de los intereses y de las estrategias al estudio de los argumen- rederos. Los estudiantes y la cultura, Buenos .Aires, Siglo XXI, 2003].
BOURDIEU, P. y WACQUANT, L. (1992), Réponses: pour une anthropologie ré-
flexive, París, Seuil [Respuestas. Poruña antropología reflexiva, México, Gri-
jalbo, 1995].
BOUVERESSE. J. (1984), Le Philosophe chez les autophages, París, Minuit.
WITTGENS l'EIN, L. (1992), leçons et conversations, trad. franc. J. Fauve,
presentación de C. Chauviré, París, Gallimard, col. “Folio/Essais” [Leccionesy
conversaciones sobre estética, psicología y creencia religiosa, Madrid, Paidós,
1996].
Complemento: La economía
del sociólogo, o pensar (la
ortodoxia) a partir de Pierre
Bourdieu
por Olivier Favereau*

Desde mediados de los años setenta, si se es un economista


heterodoxo, es imposible, en el movimiento mismo por el cual uno
intenta escapar al paradigma dominante en economía, no dar con la
inmensa obra de Pierre Bourdieu. Pero es igualmente imposible no salir
1

decepcionado de este encuentro.


Este capítulo está consagrado al examen de esta paradoja. Mi
hipótesis es que si la sociología de Pierre Bourdieu, en ocasiones,

*1 Universidad París-X y FORUM UMR CNRS 7028.


Este texto se ha beneficiado con las detalladas críticas de Jean-Daniel
Reynaud así como de Michel Arliaud, Luc Boltanski, Pascal Combermale, Bernard
Convert. Philippe Corcufí, Michel De Vruey, Jean-Pierre Dupuy.Jean Gradey,
Bernard Gazier, Antoine Jeanmaud,Jean-Marc Le Gall, .Alain Leroux. Patrick
Pharo, Aymeric Pontvianne,Jean-Philippe Robé, François Vatin. Aunque les debo
multiples correcciones y mejoras, por las cuales les expreso todo mi reconocimiento,
ellos deben ser exonerados de toda responsabilidad en los posicionamientos y
eventuales errores de este texto.
299
_ 29S-------------------------------- Olivier Favereau La
economía del sociólogo
terodoxa, estudiando los efectos posibles del levantamiento de las
resulta tan atractiva y tan decepcionante para el economista en restricciones identificadas en la segunda parte. De esta manera
ruptura con “la ortodoxia económica”, 51 ello tiene que ver, preci- conjetural y por un razonamiento a contrario, esta parte retomará,
samente, con el lugar de la economía —de cierta economía— en esa pues, a la cuestión que plantea a un economista la obra de Pierre
sociología: una economía invasora, fundada en una poderosa Bourdieu y que está en el origen de este capítulo: ¿cómo es que la
generalización del concepto de competencia imperfecta, dentro de un crítica de la ortodoxia no produce aquí otra cosa que ortodoxia de la
holismo metodológico ambicioso y audaz, que incluso abreva, en crítica?
puntos esenciales, en el individualismo metodológico; pero una
economía esterilizante, que viene menos en apoyo de la economía Una economía general
heterodoxa que como complemento de la economía ortodoxa, de la
que ofrece una figura invertida, con una simetría tal que las dos La sociología de Pierre Bourdieu ha logrado ese tour de force
juntas constituyen una suerte de ortodoxia generalizada para las de desarrollar, dentro de la tradición de la reproducción, un lenguaje
ciencias sociales en el mundo capitalista; una ortodoxia de doble teórico cuya coherencia y sofisticación lo convierten en un
cara, una apologética, la otra crítica. adversario directo para el lenguaje teórico que los economistas han
Evidentemente, la argumentación de mi hipótesis pasará por una elaborado desde hace más de un siglo, dentro de la tradición de la
reflexión sistemática sobre lo que implica el calificativo “ortodoxa” coordinación —¡tomando al parecer de la economía su vocabulario
en la disciplina económica, a partir de la “revolución key- nesiana”. de base, sus cuestiones clave y su lógica de conjunto! El primer
Se trata aquí de cuestiones altamente conflictivas y, por añadidura, mérito que hay que reconocerle al modelo de Pierre Bourdieu es el
rara vez encaradas de frente; también deberé explici- tar lo más de haber hecho posible, en un grado excepcional, la confrontación
completamente posible la concepción de la ortodoxia, sobre la base entre el economista y el sociólogo.
de la cual me veré llevado a sostener que la lógica de la
reproducción, llevada al extremo de sus posibilidades por Pie- rre La economía del sociólogo: el vocabulario del modelo
Bourdieu, “refleja” la lógica de la coordinación, que la actual La razón más evidente del atractivo que, para un economista,
economía ortodoxa condujo a un callejón sin salida. Esta discusión tiene la obra de Pierre Bourdieu, es el hecho de recurrir en forma
constituirá la segunda parte de este capítulo; la segunda, porque antes masiva al vocabulario económico, no solamente (lo cual sería trivial)
de sorprenderse de encontrar, de parte del sociólogo, una economía para tratar cuestiones de socioeconomía, 52 sino también para encarar
semejante, conviene sorprenderse, en una primera parte, de encontrar temas propiamente sociológicos. Por lo demás, se trata del
allí tanta economía. vocabulario conceptual fundamental de la economía: “capital”,
La tercera parte renunciará a la comodidad de las posiciones “mercado”, “beneficio”, “(formación de) precios”, más allá de los
epistemológicas y de las denuncias a diestra y siniestra, para despejar términos de una tonalidad más descriptiva o de uso más transversal,
ciertos enunciados positivos de una verdadera economía he- tales como: “inversión”, “competencia”, “monopolio”, “con-

52nuamente en la pluma de Pierre Bourdieu, en el texto que ha consagrado re-


cientemente al análisis del “campo económico” (1997) y que se ha convertido en la
51 La expresión “ortodoxia económica” (con justa razón) aparece conti parte II de Structures sonates de l’économie [2000].
300

3
Como en el volumen consagrado a la “economía de la casa” [1990],
reimpreso, con modificaciones, en la parte I de Les Structures sociales de I éco-
nomie.
-p-ecunumíd Uul suuulugo
301
mista,4 ha conocido, entre las manos del sociólogo, una extensión de su
poder explicativo, que desborda de allí en más el dominio de los
trato”, “probabilidad”, “estrategia”... La siguiente cita constituye un fenómenos económicos stricto sensu.
extracto característico (el subrayado es mío): “[el reconocimiento de
la legitimidad de la lengua oficial] se inscribe en las disposiciones La economía del sociólogo; el corazón del modelo
que se inculcan insensiblemente, a través de un largo y lento Hay que disipar inmediatamente un posible malentendido. Ni
proceso de adquisición, por medio de las acciones del mercado por un instante pretendo que la sociología de Pierre Bourdieu des-
lingüístico. Disposiciones que se ajustan, pues, independientemente canse exclusivamente, ni siquiera principalmente, en el cuarteto de
de todo cálculo cínico y de toda coerción conscientemente sentida, a conceptos de origen económico cuyo inventario acabo de hacer. Los
las oportunidades de beneficio material y simbólico que las leyes conceptos 5 fundamentales, por supuesto, son los de “campo” y
características de formación de precios de un cierto mercado “habitus”. Es superfluo establecer su significación, recordada en cada
brindan objetivamente a los poseedores de un cierto capital lin- una de las obras mayores de Pierre Bourdieu. En cambio, es una
güístico” [1982b, p. 36; en español, p. 25]. fuente de renovada sorpresa para el economista descubrir la potencia
Este ejemplo, por muy parcial que sea, alcanza para ilustrar una analítica de este par de conceptos, frente a problemas que van a
doble propiedad notable de este abrevar en la economía: para empezar, formularse en términos similares, en economía y en sociología.
no funciona en absoluto de manera metafórica, para ilustrar un La dificultad secular contra la que choca la teoría económica,
razonamiento cuya esencia habría podido encontrar otro vocabulario ortodoxa o no, es la cuestión de la articulación entre6 los niveles micro
para expresarse; sin las palabras del economista, no veo cómo habría y macroeconómico. La teoría ortodoxa estándar, la del equilibrio
podido decir el sociólogo lo que quería decir. Al mismo tiempo, el general, así como su revisión contemporánea en términos de
economista que soy es el primero en reconocer con el sociólogo que contratos, no llegan a respetar las exigencias del individualismo
“en este análisis no hay economicis- mo. No se trata de decir que todo metodológico, que ponen no obstante en primer plano para recha-
mercado es un mercado económico” [1980b, p. 107]. En efecto, el
mercado es “lingüístico”; el beneficio, “simbólico”; el capital “social”,
“cultural” o “simbólico”, todo ello combinándose en una ley de 4
Las definiciones no solicitan ninguna observación crítica y las referen-
formación de precios particular: “Los discursos sólo cobran su valor (y cias técnicas a la literatura económica ortodoxa, sin ser numerosas, son siempre
su sentido) en relación con un mercado, caracterizado por una ley atinadas. El economista debe confesarse incluso impresionado por las alusiones
bien informadas a los problemas de información asimétrica [1990, nota 12, p.
particular de formación de precios: el valor del discurso depende de la 2471, a los modelos de generaciones imbricadas [1994, p. 197] o a las pruebas
relación de fuerzas que se establece concretamente entre las com- experimentales de la teoría de la decisión [1997b, nota 25].
petencias lingüísticas de los locutores entendidas a la vez como 5
El propio Pierre Bourdieu dijo que la filosofía de la acción, en la que se
capacidad de producción y capacidad de apropiación y de apreciación basa “lo esencial de [su] trabajo”, se encuentra “condensada en un pequeño
o, en otras palabras, como la capacidad que tienen los diferentes número de conceptos fundamentales, habitus, campo, capital” [1994, p. 9],
Véanse también las primeras páginas de la introducción de Les Structures
agentes que actúan en el intercambio para imponer 'us criterios de sociales de l'économie.
apreciación más favorables a sus producios” [1982b, p. 60; en español, 6
Véase Favereau [1989], para una partición de la teoría económica con-
pp. 40-41]. temporánea en tres componentes salidos de la tradición individualista: estándar,
Como es de sospechar, esta doble prooiedad no es ni neutra ni estándar extendido, no estándar; la ortodoxia unifica los dos primeros, la
anodina. Implica que ese vocabulario, indiscutiblemente utilizado en heterodoxia agrega al tercero las corrientes críticas salidas de la tradición
el momento oporturv • «le el punto de vista del econo- holista.
302 La economía del sociólogo
303

zar las críticas. Es necesario ya sea movilizar la ficción del “secretario 2, El contenido relacional (más que substancial): “los campos se
de mercado” walrasiano, si uno se interroga sobre el origen de los presentan a la aprehensión sincrónica como espacios es-
precios de equilibrio, ya sea renunciar a toda esperanza de pasar a la tructurados de posiciones (o de postas) cuyas propiedades
macroeconomía, si uno pretende endogeneizar las relaciones dependen de su posición en esos espacios y que pueden ser
mercantiles de base por medio de modelos de contratos que analizadas independientemente de las características de sus
intrínsecamente son modelos de equilibrio parcial. Los diversos ocupantes (determinadas en parte por ellas)” [1980b, p. 113].
componentes de la heterodoxia tropiezan con un obstáculo simétrico,
en el orden de la reproducción. Ya no se trata, esta vez, de la solución En este tipo8 de espacio, el habitus proporciona el modelo de un
de continuidad en el paso de la micro a la macroeconomía, sino de lo “yo” razonable, inculcado, o más bien incorporado, por el efecto de la
contrario. La macroeconomía está allí, explícita, rigurosa, pronta a dar práctica. “Los condicionamientos asociados a una clase particular de
cuenta de las leyes del modo de producción capitalista: ¿dónde está la condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones
microeconomía de esta macroeconomía? La dificultad del problema duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para
proviene de la inquietante facilidad de la solución: cualquier funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios
microeconomía compatible podría convenir. generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que
En la práctica, éste no es el drama en ningún caso53 particular. Con pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda
una hipótesis apropiada de agente representativo, los diferentes consciente de fines ni el dominio expreso de las operaciones necesa-
avatares de la teoría económica, ortodoxos o heterodoxos, eluden el rias para alcanzarlos, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser
obstáculo y prosiguen su camino, en la dirección que han escogido el producto de la obediencia a reglas, y, a la vez que todo esto,
desde el comienzo. colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción
El tándem conceptual campo/habitus ofrece una alternativa mucho organizadora de un director de orquesta” [1980a, pp. 88-89; en
más poderosa y atractiva, claro que de uso exclusivo (entre las manos español, p. 92]. Para mi exposición, una consecuencia capital es el
de Pierre Bourdieu) de una lógica de la reproducción, pero se verá que ajuste de las “esperanzas subjetivas” a las “probabilidades objetivas”
pueden extraerse algunas enseñanzas fructíferas para un abordaje [1980a. p. 90; en español, p. 94], por autolimitación a9 los proyectos de
metodológicamente individualista de la coordinación mercantil. vida más modestos y, por ende, los más seguros. Por lo tanto, la
Los “campos” se caracterizan por tres propiedades (ampliamente experiencia altamente verosímil de logro dentro de esos límites tiende
interdependientes), de las que sólo introduciré aquilas dos primeras. a reproducir el campo en el que ella se ha producido.
1. La autonomía relativa: son “mundos sociales relativamente au-
tónomos” [1994, p. 171]. “La evolución de las sociedades tiende a 8
Para la referencia al “yo", véase [1994, p. 84], y para la referencia a lo
hacer aparecer universos (lo que yo llamo campos) que tienen “razonable", véanse [1997b, p. 65] y [2000, pp. 13 y 20-21].
leyes propias, que son autónomos” [1994, p. 159]. 9
He de señalar de paso que esta consecuencia, determinante para el
programa de investigación de Pierre Bourdieu, no figura en la primera intro-
ducción de la noción de habitus, en ocasión de un comentario de la obra de
Panofsky, que asimilaba los “hábitos mentales" que operan en la Suma leológi-
cay en la arquitectura de las catedrales góticas.

53 Hipótesis justamente denunciada por Pierre Bourdieu [1997, p. 66].


304
Olivier Favereau La economía del sociólogo 305

Ya sea que se la utilice o se la critique, la relación de doble ción reúne el desarrollo de las anticipaciones racionales, que confia al
cara entre habitus y campo, condicionamiento en un sentido, cono- individuo la tarea del secretario de mercado walrasiano, a saber, la de
cimiento y construcción cognoscitiva en el otro [1992, p. 102; en calcular el precio de equilibrio; por el lado heterodoxo (y de manera sin
español, p. 87], tiene el mérito de proponer un mecanismo com- duda menos provocativa), anuncia uno de los mensajes de la economía
pleto de pasaje entre niveles micro y macro. Este mecanismo pre- de las conversiones: la coordinación comienza muy abajo, mucho antes
senta un rasgo notable, tanto más notable cuanto que se trata de del nivel del mercado global. Los agentes económicos de base no
una lógica de reproducción: la asimetría, en beneficio (si puede pueden desinteresarse de la coordinación, como lo supone
decirse) del agente individual. En efecto, es éste quien se ve a car- equivocadamente una axiomática de la decisión fundada en juegos
go de un trabajo suplementario, en el holismo sofisticado de Pie- contra la naturaleza.
rre Bourdieu, con respecto al holismo simplificador de los estruc- ¿Tienen un vicio escondido estos acercamientos, como ser el de
turalistas. El agente individual, haciendo de tripas corazón [1990a, prestar a Pierre Bourdieu una hipótesis de agente representativo, del
p. 90], contribuye, sin saberlo y sin quererlo, a reforzar el orden cual ya he dicho que él se desmarcaba enérgicamente? No lo creo. Para
que lo menoscaba. Aclaremos que esta contribución no se sitúa so- atenerme a Pierre Bourdieu, conviene más bien interrogarse sobre la
lamente en el plano de las representaciones: Pierre Bourdieu no
deja de recordar que “las estructuras cognoscitivas no son formas coherencia lógica entre la responsabilidad del habitus en la
de la conciencia sino disposiciones del cuerpo" [1994, p. 126]. Esta reproducción del orden social establecido y el acento sobre la
incorporación, fundamental, según Charles Tavlor [1995], para “distinción” (acordémonos de la propiedad número 2 de los campos) en
comprender la teoría de las reglas de Pierre Bourdieu, hace des- la constitución del orden establecido. Pierre Bourdieu ha optado por un
cansar en el habitus lo esencial del proceso de legitimación del or- rechazo de la idea de agente representativo, adoptando la de
den establecido.10 “El reconocimiento de la legitimidad no es, co- comportamientos de diferenciación, especialmente en los estilos de
mo lo cree Max Weber, un acto libre de la conciencia clara. consumo. Se trata de tomar distancia con los inferiores inmediatos, y
Arraiga en el acuerdo inmediato entre las estructuras incorporadas, de copiar a los superiores inmediatos, sobre la escala de las posiciones
vueltas inconscientes, [...] y las estructuras objetivas” [1994, p. sociales. Este programa de investigaciones es indiscutiblemente más
127]. general, puesto que, en lugar de contentarse con explicar valores
El holismo sofisticado54 55 de Pierre Bourdieu es el primero que se medios, apunta a dar cuenta de la totalidad de la distribución, de donde
atreve a “descentralizar” hasta ese punto la lógica de reproducción; al emergerá otra explicación, relacional y no ya substancial, de dichos
hablar (con cierta incongruencia) de “descentralización”, a propósito valores medios. No obstante, de aquí en más este programa, por el solo
utilizo el vocabulario del economista, pues eso permite abrir hecho de la renuncia a la hipótesis de un agente representativo, implica
instantáneamente el diálogo con dos de las tendencias más innovadoras una debilidad, desde el momento en que espera que el habitus
de la economía teórica contemporánea, sobre el tema de la contribuya a la reproducción del orden establecido. La autocensura del
coordinación. Por el lado ortodoxo, esta deseentraliza- habitus ya no alcanza para la tarea. Los comportamientos de
diferenciación, en los puntos de vecindad entre clases inmediatamente
inferiores y superiores, van a acarrear entradas/
10
Releyendo a Hume. Pierre Bourdieu tiene esta excelente fórmula: “lo
problemático es que, en lo esencial, el orden establecido no es problemático” [1994.
p. 128]. 12
Para una expliciiación de este argumento, véase Favereau [1997a].

54 Se lo podría condensar en esta fórmula: “[...] el habitus contribuye a


55determinar aquello que lo determina" [1982a. p. 48].
—3Ü5----- Olivier Favereau
anticipaciones (que, muy lógicamente, “conceden un peso desmesurado
Xa economía dol sociólogo ^07

a las primeras experiencias” [1980a, p. 90; en español, p. 94], o que se


salidas de dichas clases. El impacto sobre el oden establecido es in- reestructure continuamente alrededor de los errores de anticipación,
determinado, salvo que se introduzcan hipótesis suplementarias, que inevitablemente registrados a todo lo largo de la existencia; hay que
disminuyan otro tanto el poder explicativo de los habitus. elegir,13 las dos vías no
La economía del sociólogo: la lógica del modelo
pueden tomarse simultáneamente.56 57
De este rápido panorama del espacio conceptual en el que opera El problema se agrava cuando el lector, luego de imperiosos
Pierre Bourdieu, pues, se desprende una impresión sorprendente de llamados al orden, comprende que elegir sería consecuencia de un
proximidad, incluso de familiaridad, para el economista, tanto ortodoxo pecado contra el espíritu: con el habitus, nos dice Pierre Bourdieu, se
como heterodoxo. Sin embargo se perciben tensiones, debidas a la escapa por fin a la oposición entre el realismo y el nominalismo, entre
complejidad y a la riqueza de las ambiciones analíticas de Pierre lo individual y lo colectivo [1997a, pp. 185-186], entre la estructura y la
Bourdieu. He evocado algunas de ellas al pasar. Ahora me gustaría estrategia [1997b, p. 54], el mecanismo y el finalismo, el holismo y el
efectuar un trabajo más sistemádco, poniendo esas tensiones en el individualismo [1997b, pp. 62-63], etc. El lector queda atrapado por la
primer plano de la escena, en lugar de considerarlas como escorias duda: la capacidad del concepto
inevitables en un programa de investigaciones de semejante amplitud.
El índice más manifiesto de dificultades subterráneas es pro-
porcionado por un rasgo recurrente de la argumentación de Pierre 15
La distinción de un “habitus primario” y un "habitus secundario” es una
Bourdieu, que primero divierte al lector, y luego lo irrita francamente, y manera de nombrar la dificultad, no de resolverla. Por añadidura, el entorno, al
que es (dicho sea posiuvamente) la denuncia ritual de las discrepancias cambiar de manera exógena, induce un cambio del habitus y conduciría a una
metodológicas tradicionales, o (dicho negativamente) la naturaleza
13 teoría particularmente débil de las transformaciones sociales (véase nota 60). En la
tercera parte se sugerirá que el espíritu de resistencia está más expandido de lo que
hábilmente extensible de los principales conceptos. Es al mismo dempo se cree,lbsi bien es verdad que no siempre está activado.
excitante y trivial escuchar que le recuerden “cuán artificial es la Esta alternativa podría permitir que se distinga, en los escritos de Pierre
alternativa de la estática y la dinámica” [1980b, p. 60]. No obstante, el Bourdieu. entre un programa cerrado y uno abierto, pareciendo el abierto muy
impacto sobre la noción de habitus deja perplejo al lector. Después de cercano al modelo de “satisfacción” de Herbert Simón, con revisión de los
niveles de aspiración en función de la dificultad de alcanzarlos [véase 1997b,
haber insistido tanto en la au- tolimitación —tempranamente adquirida nota 52].
— de las ambiciones a los objetivos razonablemente alcanzables, se van
a invertir poco14a poco los registros y a hacer del habitus un vector de
cambio social: se comienza por poner en claro que “el habitus es
también adaptación”, que realiza incesantemente “un ajuste al mundo”
[1980b, p. 136]; y luego se termina por decir “que el habitus contribuye
a determinar aquello que lo transforma: si se admite que el principio de
la transformación del habitus reside en la separación, vivida como
sorpresa positiva o negativa, entre las expectativas y la experiencia, se
debe suponer que la amplitud de esta separación y la significación que 56 Este rechazo parece provenir de una suerte de cruzada contra “esos
pares de opuestos que adora el pensamiento escolar” [1997a, p. 274]; para un
se le asigna dependen del habitus [...]” [1997, pp. 177-178]. El lector se punto de vista exactamente opuesto, véase el prefacio de Mary McCarthy a
siente invadido por la inquietud: ya sea que el habitus se estructure Arendt [1971], especialmente p. 13.
5714 Mis observaciones se podrían completar de manera muy útil con las
fundamental e inicialmente alrededor de la satisfacción de ciertas de Héran [1987, pp. 387, 412], Menger [1997, pp. 591-592] y Alexander [2000,
caps. 2. 3, 4],
308 Olivier FaverP=,u La economía del sociólogo 309

de habitus para atravesar todos los muros, si es que es una virtud, ¿no es Para analizar más adelante esta excesiva plasticidad de las no-
la de los fantasmas? ciones de base del programa de Pierre Bourdieu, es útil introducir ahora
Desde este punto de vista, la noción de campo ya no es tran- la propiedad número 3 de los campos:
quilizadora. Un campo es presentado, de manera equivalente, como una
“red” [por ejemplo: 1992, p. 72; en español, p. 64], un “juego” [por 3. La homologa: “hay leyes generales de los campos: campos tan
ejemplo: 1980a, p. 111; en español, p. 113], un “espacio” [por ejemplo, diferentes como el de la política, el de la filosofía, el de la religión
1994, p. 113], un “campo de fuerzas y de luchas” [por ejemplo, 1994, p. tienen leyes funcionalmente invariantes” [1980b, p. 113]. Esta
55], un “mercado” [por ejemplo, 1979, p. 97; en español, pp. 84vss.], homologa (segunda) entre los campos resulta de la homologa
una “institución” [por ejemplo, 1994, p. 203], sin descuidar la forma (primera) entre “[cada uno de estos campos] y la estructura del
patológica de los “aparatos” [por ejemplo, 1980b, pp. 136-137] ni espacio social: cada uno de ellos tiene sus dominantes y
olvidar los términos ya mencionados de “mundos sociales” y de dominados, sus luchas por la conservación o la subversión, sus
“universos”. mecanismos de reproducción, etc.” [1992, pp., 81-82; en español,
Lo más desconcertante, para el economista, es que esta noción, pp. 70-71].
aplicada a la economía, vale tanto para la economía nacional,
consumida por un conjunto de sectores o de ramas [1997b, nota 15], o Esta propiedad número 3 entra aparentemente en conflicto con la
para un mercado [ibid., nota 23],58' como para un agente colectivo: número 1, sobre todo si se la interpreta a la luz de la número 2. Si los
“grupo, familia o empresa” [ibid., p. 49]. La dificultad reside en el campos se presentan en la forma de conjunto de relaciones (propiedad
hecho de que el segundo uso corresponde a un lugar de decisión, pero número 2) y si la gramática de esas relaciones es dada por la estructura
no el primero. Esta diferencia de naturaleza, que esconde también una del espacio social (propiedad número 3), ¿cuál puede ser el contenido
diferencia de nivel, no es elaborada analíticamente: en efecto, uno no de su autonomía (propiedad número 1)? La única respuesta posible, sin
puede contentarse con evocar el “campo englobante” y el “campo contradicción, es: un contenido substancial, a falta de relacional. Esta
englobado” [ibid., p. 60], si eso no agrega nada a la distinción respuesta es de una desesperante trivialidad, salvo que la gramática
micro/macro. Por lo demás, la teoría económica tropieza desde siempre única de las relaciones permita ver fenómenos nuevos en cada campo.
con el obstáculo de las decisiones tomadas en el seno y en nombre de Todavía es preciso explicitar aquello que constituye esta gramática,
un colectivo, tan embarazosas para el individualismo como para el además de la afirmación de una estructura social fundada en y por una
holismo. No se ve en qué hace avanzar el problema Pierre Bourdieu, lucha dominantes/dominados. Dos largas citas van a permitir acceder al
más allá de las peticiones de principio. Por un lado, se nos dice que la corazón del programa de investigaciones de Pierre Bourdieu. por lo
empresa (o la familia) “funciona como un campo”; por el otro, se nos menos en la economía de su sociología.
habla de “estrategia de reproducción” (para la familia, incluso para la
empresa “dominante”) o, de manera más general, de “estrategias de las
empresas”. ¿Cómo conciliar las alusiones a las luchas de clanes o de
servicios dentro de las empresas, con la idea de que, en el campo
económico, las estrategias tienen “una transparencia que no alcanzan
jamás en universos como los campos literario, artístico o científico”
[ibid., p. 57]; y todo con la implicación central de la teoría del habitus:
“los agentes sociales tienen ‘estrategias’ que sólo rara vez tienen por
principio una verdadera intención estratégica” [1994, p. 156]?
58' AJ punto de hablar de “parte del campo” para designar una “parte del
mercado” [1997b, p. 52. o 2000, p. 235].
310
Olivier Favereau La economía del sociólogo 311

La primera cita establece que la economía de su sociología es... resulta tan familiar a un economista,21 es fundamentalmente un
económica. “Para explicar que todos los campos son el lugar de com- razonamiento de competencia imperfecta (la cual, por imperfecta que
petencias y de conflictos, no es preciso evocar una “naturaleza hu- sea, corresponde infinitamente más a la competencia del sentido común
mana” egoísta o agresiva, o no sé qué “voluntad de poder”: aparte de que a la competencia llamada “perfecta”). El aire de familia es en parte
la inversión en los desafíos que define la pertenencia al juego y que, engañoso, porque esta lógica tan aparentemente económica se va a
común a todos losjugadores, los opone y los compromete en la com- encontrar movilizada también —e incluso sobre todo— en objetos no
petencia, es la estructura misma del campo, es decir, la estructura de económicos: son las “diferentes especies de capital” que Pierre
la distribución (desigual) de las diferentes especies de capital la que, Bourdieu añade al capital económico: capital académico, cultural,
al engendrar la rareza de ciertas posiciones y los beneficios social, político y simbólico. La naturaleza particular de este último
correspondientes, favorece las estrategias que apuntan a destruir o a permite comprender que esta “adición” de especies nuevas de capital no
reducir esta rareza, mediante la apropiación de las posiciones raras, tiene el sentido vulgar de una yuxtaposición. En efecto, Pierre Bourdieu
o a conservarlas mediante la defensa de estas posiciones” [1997a, p. nos dice que el capital simbólico no es tanto una especie suplementaria
219].59 de capital como una cualidad suplementaria, pudiendo concernir a toda
La segunda cita establece que la economía de esta sociología no especie de capital [1994, pp. 116, 160, 189]: una forma de autoridad
procede sin embargo... del economicismo: 60 “Así como puede uno que proviene de la sola creencia en su existencia [1980, cap. 7,
utilizar la economía de los intercambios simbólicos como un especialmente p. 203]. El capital simbólico más puro es entonces “ese
analizador de la economía del intercambio económico, se puede capital negado, reconocido como legítimo, es decir, desconocido como
igualmente, a la inversa, pedir a la economía del intercambio eco- capital” [1980, p. 200]. Más concretamente, “en ciertos universos, como
nómico que sirva de analizador de la economía de los intercambios el campo artístico, científico, etc., más vale aparecer como desinteresa-
simbólicos. Por eso el precio, que caracteriza propiamente a la do que como interesado” [1994, p. 166]. El “rechazo colectivo del
economía de los intercambios económicos por oposición a la eco- interés”, la “pasión por el desinterés” van a caracterizar a la economía
nomía de los bienes simbólicos, funciona como una expresión sim- de los bienes simbólicos, en el extremo opuesto del campo económico,
bólica del consenso sobre la tasa de intercambio que está implicada en que históricamente ha conquistado su autonomía autorizándose a
todo intercambio económico. Este consenso sobre la tasa de ostentar un interés estrictamente material.
intercambio está presente también en una economía de los inter- Esta vez todas las piezas de la dinámica están ante nosotros.
cambios simbólicos, pero allí 61los términos y las condiciones per- Cada campo tiene su capital específico,22 cuya acumulación co-
manecen en el estado implícito” [1994, p. 182].
Una economía invasora pero sin economicismo: el lector recordará que
fue nuestro punto de partida. ¿En qué hemos progresado? En que de allí
en más podemos reconstruir el método de trabajo de Pierre Bourdieu. El 21
Es decir, que ciertos actores disponen de un poder de mercado que les
razonamiento de base, que va a atravesar todos los campos, y que le permite fijar sus precios o influir en los precios de mercado.
22
Philippe Corcuff tiene esta fórmula: “No nos encontramos, pues, frente
59 Soy yo quien ha subrayado todos ios térmiros que provienen o pueden a un capitalismo [...], sino a capitalizaciones [...]" [1995, p. 35].
provenir del vocabulario del economista. ;omo ya lo había hecho más arriba
para mi primera remisión explícita texto de Pierre Bourdieu.
60 El economicismo es “el hecho d*. considerar que las leyes de funcio-
namiento de uno de los campos sor Lies entre otros, a saber, el económico, valen
para todos los campos ' Ib'L, p. 158].
61Las itálicas pene- »1 texto.
—312 La economía del sociólogo Olivier
Favereau
rresponde a una lógica general de competencia imperfecta. El La vacilación sobre la heterodoxia del sociólogo
conjunto de los campos está ordenado según el grado de legitima- Un economista heterodoxo no se reconoce en el cuadro que pinta
ción del interés económico, máximo para el campo económico, Pierre Bourdieu de su comunidad profesional. En el fondo, éste sería
mínimo para los campos cultural o religioso. Este orden es jerárquico: el primer debate crítico con las tesis de Pierre Bourdieu: la economía
“la teoría de las prácticas propiamente económicas es un caso de los campos se aplica mal a los campos de la economía (como
particular de una teoría general de la economía de las prác- dcas. Al disciplina). Sin embargo, ésta está estructuralmente atravesada por
mismo uempo que ofrecen todas las apariencias del desinterés porque una de las raras oposiciones binarias que se granjean la benevolencia
escapan a la lógica del interés ‘económico’ (en el senddo restringido) de Pierre Bourdieu:23 ortodoxia/herejía. Estos son exactamente los
y porque se orientan hacia desafíos no materiales y difícilmente términos que Keynes introdujo a partir de 1934, para dar cuenta de las
cuantificables [...], las prácdcas no dejan de obedecer a una lógica divergencias de opinión entre economistas británicos en referencia a
económica” [1980, p. 209]. la depresión 24de los años treinta, y que desde entonces no han dejado
Incluso allí donde las sociedades humanas uenen intereses di- de utilizarse. De hecho, si hay una disciplina de las ciencias sociales
ferentes de los económicos (stricto sensu), no tienen otra lógica que en la que la carga de una ortodoxia se hace sentir pesadamente, ésta
la económica {largo sensu). es la economía. Todos los análisis de Pierre Bourdieu sobre el papel
La conclusión de esta primera parte vale como introducción de la de la “doxa” en la estabilización de un campo (1979, p. 257 (en
segunda: ¿una economía tan clásica puede servir de vehículo para una español, p. 231); 1980, p. 115; 1997, p. 123] suenan
sociología tan ambiciosa? La respuesta más plausible es particularmentejustos en el caso de la disciplina económica. Pero es
paradójicamente afirmativa: una sociología guiada por una ambición justamente esta excepcional capacidad para imponerse por parte de la
semejante, por una voluntad de poder (explicativo) semejante, tiene ortodoxia económica, a partir de la “victoria” de Ricardo sobre
sobre todo necesidad de una economía dócil, no demasiado sutil; y en Malthus, o sea, desde hace ciento setenta años, (si se acepta el punto
esta perspectiva, esa economía es un servidor obediente, ya que no un de vista keynesia- no) , lo que plantea un problema para la posición
25
asociado convincente. de Pierre Bourdieu: por lógica, éste debería apoyarse masivamente (lo
De allí la decepción del economista, el heterodoxo evidente- cual no quiere decir sin derecho a inventario) en las corrientes
mente y, quién sabe, también el ortodoxo... Doble fenómeno, de débil heterodo-
importancia sin duda, pero no desprovisto de interés analítico o, por lo
menos, etnológico. Más seriamente, al trabajar sobre el carácter
finalmente bastante clásico de la economía de esta sociología, se va a 23
Véase la nota 13, más arriba.
hacer aparecer una complementariedad paradójica entre la lógica de la 24
La etiqueta de “ortodoxo” es rechazada generalmente por aquellos a
reproducción, perfeccionada por Pierre Bourdieu, y la de la quienes los heterodoxos la quieren aplicar: como máximo, eventualmente
coordinación, privilegiada por la economía estándar, completamente aceptanD su pertenencia a la “corriente dominante" (mamstream economics).
interpretable en términos de ortodoxia... Esta vez, no se puede diferir - Reiterado con fuerza en el capítulo III § 3 de la Teoría general
por más tiempo una discusión a fondo, a propósito de una noción
introducida sin otra precisión desde las primeras líneas de este artículo.
¿Una alternativa a la ortodoxia o una ortodoxia
alternativa?

El debate crítico con Pierre Bourdieu se ordenará en tres etapas: la


duda, luego la conjetura, y finalmente la tesis.
314 Olivier Favergàu La economía del sociólogo TI5

xas y tomar distancia vigorosamente con la corriente dominante. Uno (optimización, eficiencia competitiva). Por añadidura, él extiende
se sorprende entonces al comprobar que Pierre Bourdieu no toma espectacularmente la noción primitiva, integrando un capital social,
ninguno de estos dos caminos, como si descuidara la verificación que cultural, simbólico, etc., formas todas de capital que derivan de la
acabo de mencionar o se echara atrás respecto de ella. Rehusándome a inscripción en un espacio estructurado, más que de un recurso
enfocar esta hipótesis, necesito examinar más de cerca los dos aspectos intrínsecamente individual. Sin embargo, si la extensión es innegable,
de la actitud de Pierre Bourdieu, cuya ausencia pretendo señalar. no solamente no es inconciliable con la teoría (por no decir el modelo)
Las referencias a las teorías heterodoxas son más bien raras. He inicial, sino que aumenta su poder explicativo, a partir del momento en
relevado algunas remisiones regulares a la teoría de la racionalidad que el beneficio asociado a cierta posición estructural es
limitada propuesta por Herbert Simón, remisiones que por lo demás individualmente apropiable. Por otra parte, resulta significativo que
han sido cada vez menos favorables con el paso del tiempo. 62 Se Pierre Bourdieu jamás haya recurrido a los modelos de “redes”
encontrarán también menciones aisladas de Cour- not, Duesenberrv, (netwcnks) para aplicar y trabajar su noción de capital social, a
Hirschman, 63Thévenot, Granovetter, Kregel, Coase, Schelling, Veblen, consecuencia de los sociólogos partidarios consecuentes de una
Williamson, ' etc. Por cierto, estas menciones dan testimonio de la aproximación estructural.'64 Desde su primera presentación del capital
extraordinadia erudición de Pierre Bourdieu, pero jamás ocurren dentro social, en 1980, Pierre Bourdieu, llevado por su lógica de articulación
de una argumentación que sugeriría la permanencia y originalidad de entre campo y habitus a rechazar la oposición entre estructuras y
una tradición de resistencia a la tradición neoclásica. La impresión del estrategias, procede en sentido inverso, por proyección sobre el actor
lector es que en realidad, entre la ortodoxia económica y la crítica individual de las características de su entorno. Mi crítica no consiste en
marxista, no hay gran cosa de significativo a la manera de ver de Pierre decir que esto es absurdo, sino en subrayar el parentesco profundo con
Bourdieu... excepto Pierre Bourdieu. la ortodoxia económica, en una versión por cierto más sofisticada, en el
Por comparación, las referencias a las teorías ortodoxas no sentido de que el cálculo económico ya no se reduciría a un cálculo
pueden sino parecer numerosas y, sobre todo, sistemáticas. Aislaré dos. mercantil.
Está naturalmente la teoría del capital humano de Garv Becker (en el Queriendo denunciar (con justa razón) el economicismo, Pierre
sentido amplio, incluyendo el estatuto de las preferencias y la alocación Bourdieu recurre a una argumentación que, para el economista
del tiempo); está también la teoría de las anticipaciones racionales heterodoxo, arriesga desembocar en un refinamiento del eco-
(también en sentido amplio, incluyendo las probabilidades subjetivas y
la hipótesis de common knowledge en teoría de los juegos). No está
permitido tener ninguna duda sobre la postura crítica ostentada por
Pierre Bourdieu. Lo que no le impide ser desconcertante. El economista
heterodoxo, que ha seguido hasta el final el camino argumentativo de
Pierre Bourdieu, está en su derecho de preguntarse si en el punto de
llegada no tropieza con aquello de lo que ha creído abjurar en el de
partida.
Tratándose de la teoría del capital humano, se puede ver que
Pierre Bourdieu no cree ni por un instante en el modelo que utiliza
Garv Becker, calculando racionalidad calculadora y mecanismos de
mercado en las formas idealizadas de la ortodoxia económica
62 Compárese [1980, p. I77n] con [1997, p. 52n] y [1997, p. 260).
63La mitad de estas referencias provienen del artículo de 1997, consa 64grado al “campo económico”.
Olivier Favereau _ilfi
13 economía del sociólogo317
Sobre todo Harrison VVhite V Ronald Burt, en los Estados Unidos: véase
28
capital humano, el modelo adoptado para las anticipaciones no es el
Degenne y Forsé [1994] y Lazega [1998].
nomicismo: “[...] hay que recordar la existencia de un capital cultural, y mismo, es lo menos que podemos decir; en cambio, la teoría subyacente
que este capital procura beneficios directos, para empezar sobre el presenta un aire de familia. En efecto, en ambos casos, se supone que los
mercado académico, por supuesto, pero también en otros lugares, y
también beneficios de distinción —extrañamente olvidados por los agentes disponen de una representación correcta del mundo y de sus leyes
economistas marginalistas— que resultan automáticamente de su escasez, de funcionamiento, la misma que utiliza el teórico. 32 Se cae de maduro
es decir, del hecho de que está desigualmente distribuido” [1980b, p. que estas representaciones difieren totalmente, en la ortodoxia económica
10].29
Voy a un segundo ejemplo: la teoría de las anticipaciones racionales, y en Pierre Bourdieu. pero manifiestan una desconcertante similitud
de la que Pierre Bourdieu recuerda “que plantea la correspondencia entre formal: tienden a autorrealizarse, por razones que nada deben al azar. Ha-
las anticipaciones y las probabilidades” [1997a, p. 260]. Una vez más,
comienza por reprocharle su irrealismo y su abstracción, y el economista gamos a un lado, provisionalmente, el problema que plantea la ausencia
heterodoxo no puede sino dar la razón al sociólogo. Lo molesto es que el de vínculos fuertes entre la sociología de Pierre Bourdieu y la economía
sociólogo no se propone quedarse allí: “Así, la teoría del habituspermite heterodoxa33 y encaremos ahora de frente la cuestión más inquietante de
explicarla verdad aparente de la teoría que ella misma desmiente. Si una
hipótesis tan irrealista como la que funda la teoría de la acción o de la este parentesco paradójico que hemos creído descubrir con la ortodoxia
anticipación racional puede parecer validada por los hechos, quiere decir económica.
que, en virtud de la correspondencia entre las disposiciones y las
posiciones, los agentes, en la gran mayoría de los casos [...], se forman La intuición de la ortodoxia del sociólogo
esperanzas razonables, vale decir, ajustadas a las posibilidades objetivas .Así, el economista heterodoxo se ve llevado a preguntarse si la
[...]” [1997b, p. 66],30 Después de haber saludado, como es conveniente, economía de la sociología de Pierre* Bourdieu no “refleja” (en el sentido
este trozo de virtuosismo dialéctico, el economista heterodoxo vuelve a literal del término) una u otra versión de la ortodoxia económica, la cual
ser invadido por la inquietud. Ocurre que la ortodoxia económica, a partir se encontraría en el sociólogo en una forma invertida, como en un espejo,
de un influyente texto de Friedman [1953], eligió protegerse contra la explicando al mismo üempo, de este modo, semejanzas formales y
acusación de irrealismo mediante el hecho de recurrir al instrumentalismo divergencias aparentes. Esta será la segunda etapa del debate crítico con
(disimulado en resumen bajo una retórica falsamente popperiana): la las tesis de Pierre Bourdieu.
adecuación a la realidad empírica de una teoría no se aprecia en el nivel de
sus hipótesis, forzadamente simplificadoras, sino en el de sus
predicciones.
El sociólogo avanza aquí sobre un terreno minado. ¿Puede razonamientos del tipo “como si” que están en la base de la instrumentación
defenderse arguyendo la diferencia de las hipótesis? Como pa-
31 friedmaniana [1982, pp. 182-184]; de hecho, si se recuerda su alegoría del jugador de
billar, Friedman podría hacer suya la denuncia de Pierre Bourdieu sobre la “ilusión
escolática” [2000, p. 19].
32
Claro que con una diferencia importante en el modelo de la reproducción:
-9 Itálicas en el texto. los agentes (dominados) sólo tienen acceso a las implicaciones prácticas del modelo del
teórico de la reproducción (desconocen su lógica de conjunto), pero Pierre Bourdieu,
30
Itálicas en el texto. por adelantado, restringió el alcance de esta objeción insistiendo en la verificación de
las anticipaciones.
31
Señalemos igualmente que Pierre Bourdieu no vacila en recurrir a los ra el
J io Olivier Faverea^ L economía del sociólogo 319
3

33
Máxime cuando Pierre Bourdieu está en su perfecto derecho de estimar que
la heterodoxia económica no ha producido resultados significativos. lo cual, al
parecer, es su opinión sobre la economía de las convenciones [1997a. p. 235],
Olivier Favereau _ilfi
Eleconomía
13 resultado de la primera etapa es que a pesar de un rechazo
del sociólogo317 ffefracción dominante y fracción dominada)” [1979, p. 257; en es-
categórico de las tesis fundamentales sobre las cuales descansan las pañol, p. 230] [las itálicas pertenecen al texto]. En esta cita, es natural
teorías desarrolladas en el seno de la ortodoxia económica, el sociólogo que Pierre Bourdieu se interese más en la función que en el contenido
manifiesta una relativa indiferencia con respecto a la existencia misma de de la ortodoxia, puesto que su proposición pretende ser general.
una ortodoxia económica, como si se pudiera criticar su contenido Consagrándome al campo de la disciplina económica, yo me
independientemente del hecho de que nos encontramos en presencia de preocuparía antes que nada de su contenido, especialmente de su
una ortodoxia. Hemos visto que Pierre Bourdieu no solamente no extrae contenido cognoscitivo. Estas precisiones indican bastante a las claras,
ninguna consecuencia particular de este hecho, sino que parece poner en espero, que yo no asigno a pnori ninguna connotación negativa al
beneficio propio la proximidad de algunas de las conclusiones con las calificauvo ortodoxo. A posteriori, ya veremos.
correspondientes predicciones de los métodos ortodoxos. He allí un ¿Qué se entiende por “ortodoxia” económica? Mi respuesta está
indicador (solamente un indicador) de un grave error de apreciación: la totalmente ligada a mi interpretación del caso keynesiano, al reagrupar
ortodoxia, si es que esta palabra tiene un sentido fuerte, y si el hecho se bajo esta expresión la génesis, el estatuto y el impacto de la Teoría35
confirma, tiene sin duda esa singularidad (compartida con... el diablo, general del empleo, del interés y déla moneda, aparecida en 1936.
según André Gide) de que su supremo logro es el de hacemos creer en su Más adelante introduciré los detalles históricos y analíticos necesarios.
no existencia. En lo inmediato, mi preocupación es pedagógica: dar al lector la
Acabo de sugerir un senüdo fuerte y un sentido débil para la palabra visión de conjunto más rápida y sistemática posible del abordaje
“ortodoxia”. Deberé apoyarme, en efecto, en mi experiencia de keynesiano a la ortodoxia (económica). Para ello, voy a recurrir a una
economista para corregir las nociones de ortodoxia/hetero- doxia, tal y imagen, comparando la existencia de una ortodoxia con el hecho de
como Pierre Bourdieu las utiliza: me apresuro a decir que éstas hablar cierto lenguaje. Con esta imagen en la cabeza, reexaminemos el
corresponden bastante bien a su acepción común, que es posible funcionamiento de una comunidad científica y sus incesantes
comparar, en una primera aproximación, a la oposición controversias. El debate puede ser considerado en principio un
conservadores/innovadores:34 “[...] todos los campos especializados [...] enfrentamiento entre teorías disúntas, pero que forman parte de un
úenden a organizarse según la misma lógica, es decir, según el volumen mismo lenguaje teórico: es así como se opondrá (por ejemplo), en
del capital específico poseído [...] y las oposiciones que tienden a economía, la teoría del salario de eficiencia y la teoría
establecerse en cada caso entre los más ricos y los menos ricos en capital “insider/outsidef en la explicación del desempleo involuntario. En este
específico, entre los dominantes y los dominados, los poseedores y los nivel, se critica una teoría por medio de otra teoría. Pero el debate
pretendientes, los anuguos y los recién llegados, la distinción y la científico, aunque excepcionalmente, también puede situarse en otro
pretensión, la ortodoxia y la herejía, la vieja guardia y la vanguardia, el nivel, el 36del lenguaje teórico en sí. Por lo que concierne a la
orden y el movimiento, etc., son homologas entre sí (de ahí toda suerte de economía, ésa es justamente la singularidad del caso keynesiano. Fue
invariantes) y homologas de las oposiciones que organizan el campo de con perfecto conocimiento de causa como Kevnes ubicó su crítica del
las clases sociales (entre dominantes y dominados) o el campo de la clase abordaje neoclásico del
dominante (en-

Véase Favereau [1985. 1988a]


En el siglo XX. por lo menos, la critica de Marx se sitúa igualmente en el
36
34
Véase [ 1980, p. 115]. nivel del lenguaje: también probablemente el aporte de Walras.
Ollvier Favereau La economía del sociólogo i

desempleo en el nivel del lenguaje teórico en sí. 3' Ahora bien, la Debreu. ¿Quién no ve que ese único hecho es suficiente para marcar de
intuición más profunda de Keynes es que no se critica un lenguaje manera indeleble lo que debería llamarse literalmente la soledad de la
teórico como se critica una teoría, proponiendo “simplemente” una disciplina económica en el seno del conjunto de las ciencias humanas y
alternativa: otro lenguaje. La razón se encuentra tal vez en sociales? ¿Y quién no ve que ello confiere la mayor credibilidad a la
Wittgenstein, colega y amigo de Keynes en Cambridge. 65 66
Uno no afirmación, a partir de Keynes, de que la disciplina económica es la cuna
fabrica un nuevo lenguaje por sí solo 67-’ (mientras que sí puede fa- de una formidable ortodoxia?
bricar por sí solo una nueva teoría); además, ya hay que agitar el Esta ortodoxia, pues, tiene una forma canónica, a través de la
hecho (que todavía debejustificarse) de que, para Keynes, el lenguaje combinación de la teoría de la decisión y de68la teoría del equilibrio
(quiero decir: la ortodoxia) condiciona las estructuras mentales más general. Démosle el título de “Teoría Estándar” e intentemos explicitar
pesadamente aún que el “paradigma” para Kuhn. La diferencia, para el contenido cognoscitivo de esta ortodoxia. Si esta combinación ha
decirlo rápidamente y siempre sin argumentar a fondo, es que el resultado portadora de una tradición tan fecunda y tenaz, a lo largo de un
paradigma se define positivamente por los temas que conviene tratar siglo, a pesar del irrealismo de sus hipótesis, esto dene que ver con la
y los métodos que conviene utilizar, mientras que la ortodoxia se cualidad excepcional de la imbricación entre dos herramientas
define negativamente por los temas que no pueden ser tratados según conceptuales (para el caso, dos herramientas matemáticas): los teoremas
los métodos que conviene utilizar. de optimización, que traducen la idea de racionalidad individual; los
Me quedaré allí, por el momento, en mi presentación de con- teoremas de punto fijo, que traducen la idea de coordinación
junto del caso keynesiano, y me atendré ahora a caracterizar el interindividual. Dicho más concretamente, hay mucho más que una feliz
contenido cognoscitivo de la ortodoxia económica. Lo haré llana- afinidad, hay una rigurosa circularidad, entre cierta concepción del indivi-
mente, relegando a la tercera etapa de nuestro debate crítico con duo (racional) y cierta concepción del mercado (walrasiano), al punto de
Pierre Bourdieu las justificaciones a la vez históricas y analíticas de que es artificial y casi incoherente separar a una de la otra, por ejemplo
las afirmaciones que preceden. Esta llaneza en la idenuficación de la con el objetivo de reconstruir, a partir de una de ellas, una formulación
ortodoxia económica puede comprenderse fácilmente, porque más realista para la otra. 69
reflexionamos sesenta y cinco años después de la publicación de la
Teoría generaly porque, en este intervalo, acontecimientos internos a
la tradición neoclásica han vuelto evidente desde entonces lo que en 40
Véase Favereau [1989]; la teoría del equilibrio general, apoyada en la teoría
tiempos de Keynes estaba escondido. de la decisión, es su expresión más general y abstracta, pero en la teoría del capital
Menos de veinte años después de la aparición de la Teoría general, humano de G. Becker (o en las diversas contribuciones de M. Friedman) se puede ver
una traducción operatoria de esta visión del mundo.
una doble operación de axiomatización estaba en marcha en el seno de la 41
He desarrollado largamente este análisis en Favereau [1985].
tradición neoclásica: axiomatización del criterio de decisión racional, La verificación de esta circularidad en la ortodoxia econòmica nos
gracias a Von Neumann-Morgenstern y sobre todo a Savage; proporcionará el argumento central de nuestro segundo debate crítico
axiomatización de las condiciones de existencia de un equilibrio general con la obra de Pierre Bourdieu: ¿no está ésta, finalmente, construida
en un sistema de mercados interdependientes, gracias a Arrow y a sobre una circularidad de la misma naturaleza, entre los niveles
individual y macrosocial, a través de70 “la relación de complicidad
65 Keynes utilizó de manera bizarra la etiqueta de “clásico" para englo- ontològica entre el habitus y el campo”, complicidad in- fraconsciente,
bar en la misma tradición a Ricardo, Mili, Marshall y Pigou, o sea, “el pensa-
miento económico [...] en el curso de los cien últimos años" [1936. car; 68mo ar^ • Tito de ,a imposibilidad de un lenguaje privado [véase también
66 Wittgenstein ha echado las bases de su segt ,.ua iilosofía e introducido
la noción clave de “juego de lenguaje" d momento en que Keynes trabajaba en 69i'J, citado más abajo].
la Teoría general, en ti e . y 1936.
67 Ello se convenir , en “las investigaciones filosóficas", en el celebérri 70Esta expresión es presentada desde la lección de 1982 (p. 47).
Olivier f-avereau 32A
infralingüística”
economía [1994, p. 154; véase también p.325172]? Es un hecho que
del sooologo mediados de los años setenta, para intentar endogeneizar la coordinación,
es estrictamente imposible exagerar la importancia de esta a través de los modelos de relaciones contractuales bilaterales, en un
(inter)relación, cuando su autor se expresa así: “En realidad, el análisis
marco de equilibrio parcial. En la actualidad, la mutación de la ortodoxia
de la relación entre el agente y el mundo, entre las estructuras mentales
económica es suficientemente marcada para que se pueda hablar de
y las estructuras sociales, con, por un lado, la incorporación de las “Teoría Estándar Extendida”. La transposición directa de la racionalidad
estructuras del mundo social a través de la socialización y, por el otro,
individual del terreno de las elecciones contra la naturaleza al de las
la construcción del mundo social mediante la puesta en práctica de relaciones interpersonales va a conferir una importancia desmesurada a
dichas estructuras, en mi opinión está dotado de una validez universal”los contextos de disimulación o de fraude, estudiados de larga data por las
[1994, p. 170]. aseguradoras, con las etiquetas “antiselección” y “riesgos de moralidad”.
Arriesguemos entonces una primera formulación del argumento, Esta caracterización nueva del contenido de la ortodoxia económica
todavía conjetural: a condición de interpretar una y otra en términos de
va a proporcionarnos la materia de un esclarecimiento suplementario
ortodoxia económica, la lógica de la coordinación y la lógica de la sobre el funcionamiento analítico de la articulación habitus/campo, que
reproducción tendrían la misma “gramática de profundidad” (según la reforzará, al especificarla, la formulación provisional de mi argumento
terminología de Wittgenstein). En los dos casos: crítico.
El universo natural de Pierre Bourdieu, como hemos dicho, es la
1. por una parte, existe un orden microsocial normativo (evaluado competencia imperfecta. Desde este punto de vista, escapa- la fundación,
positivamente, tratándose de la coordinación, o negativamente, por Leibniz, del individualismo racionalista [véase Renaut, 1989] para hacer
tratándose de la reproducción) dotado de una coherencia interna aparecer, como una de sus características esenciales, el privilegio concedido a la
muy fuerte;
2. por otra parte, los individuos contribuyen a la realización de este reproducción de la Totalidad, de suerte que “esta sociología es un individualismo que
se ignora” [Dupuv 1992, p. 211; véase también cap. I]. El holismo de Pierre Bourdieu
orden por microcomportamiento dotados de una coherencia sería desacreditado por aquello que, por lo que a mí respecta, prefiero acreditar.
externa muy fuerte, habida cuenta de la naturaleza del orden 44
Esto remite a la utilización de teoremas de punto fijo para estudiar las
considerado. situaciones de equilibrio y a la metáfora walrasiana del “secretario de mercado”.

.Ahora, debemos superar el estado de la conjetura y solidificar el


argumento, aunque más no sea a causa de esta objeción evidente:71 la
ortodoxia económica, si es que la hay, ¿no ha evolucionado
considerablemente desde el período de axiomatización (cerrado a
comienzos de los años setenta)?
Un vicio redhibitorio de esta versión canónica de la ortodoxia
económica era su incapacidad para respetar las exigencias del
individualismo metodológico que, no obstante, ella proclamaba a viva
voz. Ya he tenido la ocasión de señalarlo más arriba: el cálculo de los
precios o racionamientos en equilibrio no es un hecho de individuos
racionales, dentro del modelo, sino del economista modelizador. 72 De allí
proviene una evolución de la ortodoxia económica, perceptible a partir de
71 Dejo en manos más competentes que las mías una posible radicaliza-
72ción propiamente filosófica de mi conjetura. Ella se apoyaría en el análisis de
322 Olivier Favereau
laLa economia del sociólogo 323

ría a la crítica de incoherencia formulada en contra de la “Teoría ilustración particular (insistiendo en la propiedad 1): dicho de otro
Estándar”, si la ecomomía del sociólogo debiera ser juzgada con la vara podo, ya sea “el” mercado, o bien “un” mercado. Con dicha matriz se
del individualismo metodológico. Semejante criterio, al fin y al cabo, no puede fabricar tanto interdependencia generalizada como equilibrio
tendría nada de desleal, habida cuenta de la insistencia del sociólogo en parcial, no sin problemas teóricos, ya lo hemos visto, pero ésa no es la
la necesidad de superar73la74escisión “escolástica” entre las metodologías cuesdón. La cuestión se refiere aquí a la flexibilidad del par campo
individualista y holista. 75 Mejor aún, la intuición de Pierre Bourdieu /habitus, que conviene subrayar una vez más.
lo ha conducido a mezclar individualismo y holismo exactamente en el Luego, el par individuo/mercado, pasando de la Teoría Estándar a
ámbito donde el holismo resulta claudicante por naturaleza: el lugar del la Teoría Estándar Extendida, se ha acercado, en lugar de alejarse, al
individualismo en la (re) producción de la estructura que va a asignarle76 par habitus/campo, en Pierre Bourdieu. En efecto, podría objetarse
su lugar. Si se añade a ello el hecho de que sin un engaño generalizado que la lógica de la reproducción, en el nivel más alto de abstracción,
los mecanismos de la reproducción se agarrotarían unos tras otros, el implica una relación entre dos individuos, el uno dominante, el otro
economista se verá llevado a inferir que la sociología de Pierre Bourdieu dominado, mientras que la lógica de la coordinación necesitaría
es al holismo metodológico lo que la Teoría Estándar (Extendida) es al solamente un individuo representativo (un oferente y un demandante,
individualismo metodológico: la desembocadura de una larga tradición cierto es). Desde el momento en que la categoría fundamental de la
de investigación, llevada tan lejos como es posible, aquí en el orden de Teoría Estándar Extendida es el contrato (y ya no la mercancía), otra
la reproducción, allá en el de la coordinación, y cuya sofisticación le vez es una relación entre dos individuos (a menudo identificados
impide ver el callejón sin salida en el que desde entonces está encerrada. como el Principal y el Agente) la que proporciona la categoría de
Naturalmente, todas estas afirmaciones exigen ser justificadas. base. Por otra parte, la coherencia del razonamiento de equilibrio
En principio, puede parecer contradictorio utilizar el mismo par de parcial con la lógica de conjunto es asegurada de la misma manera:
nociones campo/habitus para comparar el método de Pierre Bourdieu, por la “obligación de participación” en economía, por la propiedad de
primero con la Teoría Estándar, luego con la Teoría Estándar Extendida. homología de los campos en Pierre Bourdieu.
La respuesta es que la noción de campo, por las mismas razones que la Por último, desplazando el razonamiento hacia un terreno más
noción de mercado, puede funcionar como mecanismo general empírico (¡o sociológico!), hay que señalar que la aproximación
(insistiendo en la propiedad 3), o como conceptual de las dos lógicas tiene implicancias prácticas que no están
desprovistas de verosimilitud, a falta de originalidad: la elección entre
ambas lógicas (si hay que reducir la elección a estas dos lógicas) no
podría ser científica en ningún sentido del término, mal que les pese a
los protagonistas de los dos campos. Es una elección entre dos
sistemas de valores, dos aparatos normativos, uno de la apología del
orden global, el otro de la denuncia. 4.

73 Las páginas 42 y 45 de la Lección de 1982 ofrecen una crítica ejem


74plar de las metodologías, holistas o individuales, que tratan a los colectivos como ‘ No es difícil identificar el mito fundador de cada campo: mito del mercado
4
sujetos individuales. universal aquí, mito del sistema inigualitario allá. Véase Favereau [1998b], para
7516 Incluido el engaño de sí y por sí mismo, en la autorrestricción del habi una aplicación a las representaciones del “mercado” de trabajo.
76tus. Sin embargo, no habría que exagerar esta diferencia, pues es el interés
individual (en un sentido estricto) el que ordena ser razonable, aunque el resultado
colectivo sea desfavorable: el habitus de los dominados nace de la repetición de una
situación de dilema del prisionero (que el habitus de los dominantes tan bien se las
arregla para eternizar).
326 327
Olivier Favpro^, identidad
p estructural
oronomía del sociologo de las dos lógicas, consagraría la preeminencia

de la lógica de la reproducción en cuanto a la capacidad de producir


No es la coherencia interna de las dos lógicas lo que puede servir para enunciados críticos sobre el mundo real (necesariamente “social”);
desempatarlas, puesto que üenen la misma estructura. ;Essu desempeño preeminencia pero no monopolio, puesto que se pueden producir
empírico? No podemos sino dudarlo, ante las pretensiones enunciados críticos indirectamente mediante presentación de un
competidoras sobre el realismo de una lógica de la coordinación que mundo ideal (necesariamente distinto
excluye los fenómenos de poder, y el de una lógica de la reproducción
que excluye las exigencias de eficacia. Sea como fuere, la simetría de del real).
las lagunas corre pareja con la simetría de las ambiciones: si la La única manera de no engañarse en lo que ocurre con ese
articulación habitus/campo puede responder tan radicalmente a la estatuto crítico es retomar sobre la noción de ortodoxia económica,
articulación individuo (racional)/mercado (competitivo), es porque finalmente solicitada de manera bastante débil en esta segunda etapa:
constituye su doble perfecto, con la transformación de la lógica de la hemos identificado la “gramática de profundidad” de la lógica de la
coordinación en lógica de la reproducción; y la perfección de la coordinación, la hemos encontrado en la lógica de la reproducción;
imbricación da paso a la tentación del imperialismo, tanto aquí como18 pero por no haber aislado precisamente aquello que “hace ortodoxia”
allá. La pretensión por lo universal del sociólogo de la reproducción en la primera, nada preciso podemos decir sobre la efectividad crítica
sólo puede compararse con la del economista de la coordinación; de la segunda.
particularmente si se trata de su acólito, especialista en el capital
humano. La identificación de la ortodoxia del sociólogo
Podemos concluir esta segunda etapa de nuestro debate crítico con En el comienzo de la segunda etapa, hemos recurrido a la metáfora
la sociología de Pierre Bourdieu. Ella desemboca en este resultado del lenguaje para dar un rápido vistazo a la lectura kevne- siana de la
paradójico e incluso provocador de que el modelo de la reproducción ortodoxia económica. Esta metáfora tiene sus virtudes, pero adolece de
según Pierre Bourdieu y el modelo de la coordinación según la actual un defecto esencial: el hecho de hablar cierto lenguaje no es
ortodoxia económica tienen una estructura lógica idéntica, intrínsecamente difícil de comprobar. Es suficiente, por ejemplo, ir a un
caracterizada por una perfecta adecuación de los país extranjero para encontrarse fuera de su lengua natal... En todo lo
esquemas de comportamiento individuales a la fabricación del orden que precede hemos emprendido la tarea de caracterizar el contenido de
colectivo. la ortodoxia económica como si su identificación ya no planteara
;Se desvaloriza por ello el estatuto crítico del modelo de la reproducción? ningún otro problema que el de leer las inscripciones sobre las
No es cosa segura. La introducción reciente a Las estructuras sociales de pancartas de un cortejo de manifestantes (conservadores, ya se habrá
la economía contiene excelentes páginas sobre el criterio “inmersión de la comprendido). El mensaje kevnesiano más profundo se atiene a esta
economía en lo social” para oponer la “ciencia económica” y la77 ilusión. La ortodoxia económica —el lenguaje que hablan los
“economía de las prácticas” según Pierre economistas— no está constituida por lo que ellos dicen, sino por
Bourdieu. Mi argumento es compatible con la proposición siguiente: aquello que no dicen; por aquello de lo que no pueden hablar, aquello
la lógica de la reproducción tiende hacia la lógica de la coordinación, de lo que ni siquiera tienen conciencia de no poder hablar. 78 La
cuando el criterio “inmersión de la economía en lo social” tiende
hacia cero. Ahora bien, esta proposición, aunque movilice la 78 Me apoyo en un trabajo anterior [1985, 1988b]; véase también Arrow
[1974].
77 “El verdadero objeto de una -madera economía de las práctica no es 3
° Véase la carta a Harrod del 30 de agosto de 1936, reproducida en Fa-
otra cosa, en último .,ausis, que la economía de las condiciones d< producción v de vereau [1988b]; véase también el breve e incisivo capítulo 1 de la Teoría general y
producción de los agentes y de las instituciones de pro ducción v de reproducción los diversos prefacios a las ediciones nacionales de la misma obra.
económica, cultural y social, es decir, el obje 31
A saber: toda oferta crea su demanda, o todo ahorro es invertido. Véase
to mismo de la sociología en su definición más completa y general” [2000 op. 25-26]. Hutchison [1978].
328 329
^üvigr Favereau eftorwa del sociólogo
tC

extrañeza de la Teoría general, identificable en múltiples niveles, debe anacronismo, se puede asimilar la economía convencional de los años
ponerse a cuenta de la (“repentina”)30 toma de conciencia de Keynes de treinta,79 se trata entonces de la incapacidad para pensar los fracasos
que el pensamiento económico (neo)clásico de los siglos XIX v XX, perdurables de la coordinación, en el seno de una economía de mercado;
hasta él, tenía una coherencia oculta, alrededor de la exclusión de una en el caso de la “Teoría Estándar Extendida”, a la que nos hemos
cuestión, que se puede formular indiferentemente en los siguientes enfrentado, si esta incapacidad ha cambiado en algo, es en el sentido de
términos: la existencia de un desempleo involuntario masivo y una agravación, al mismo tiempo más enmascarada profesionalmente y,
persistente; o el carácter autoequilibrante del sistema de mercados de sin embargo, más transparente analíticamente. En primer lugar, el
una economía capitalista; o bien la demanda del producto global; o, por aplastante predominio de los análisis de equilibrio parcial hace que el
último, la no validez de la ley de Say. 31
problema de una falla80general y perdurable de coordinación no se plantee
Yo había dicho más arriba que el lenguaje-ortodoxia, según prácticamente jamás; se observa paralelamente un gran disfavor de las
Keynes, se oponía al lenguaje-paradigma, según Kuhn, en que se modelizaciones macroeconómicas detalladas y una marcada preferencia
definía negativamente por su incapacidad de tratar ciertos temas. Sin por el hecho de recurrir, en el nivel agregado, a modelos lo más simples
duda, el lector habrá adverudo de inmediato la insuficiencia de esta posible. El problema se ha transformado a continuación con el poder
definición; hay múltiples temas de los que un lenguaje teórico no puede creciente de la teoría de los juegos y la está adentro. Este punto se desarrolla,
hablar. Nadie reprochará a la teoría neoclásica el no tener nada que como anexo, a través del “síndrome del hombre común”.
decir sobre el sabor de las manzanas verdes. En contrapartida, la 33
El lector habrá adivinado que el adversario preferido de Keynes, en la
situación cambia totalmente si se trata del desempleo masivo. He aquí Teoría general, es A. C. Pigou, gran figura, si las hay, de la teoría calificada hoy como
entonces la caracterización final del lenguaje-ortodoxia según Keynes: “neoclásica”.
hay un objeto que debería estar adentro y que está afuera. Está afuera
34
Las lúcidas observaciones de Hart y Holmstróm [ 1987, p. 104] son in-
no en el nivel del vocabulario de la teoría, sino en el de su semántica: se valorables en este sentido.
lo puede nombrar en el lenguaje (Pigou desarrolló en los años treinta
una teoría neoclásica del desempleo...), pero no se lo puede pensar
salvo desnaturalizándolo (... la teoría de Pigou 3no es más que un nuevo
avatar de una teoría del desempleo voluntario). “
Estas precisiones nos confirman en el camino recorrido. Para
empezar, retornemos a la primera etapa. Si Keynes tiene razón en su
denuncia/enunciación de la ortodoxia económica, entonces, Pierre
Bourdieu se equivoca en su selección/reducción de la economía entre
las ciencias sociales: por un lado, ha privilegiado la economía para
construir su sociología, por el otro, la ha des-sin- gularizado,
subestimando su excepcional exigencia cognoscitiva, sin ver el peligro
de hacer funcionar la oposición ortodoxos/he- réticos, en la disciplina
económica, de la misma manera que en los otros campos.
En realidad, ¿cuál es ese peligro? Si yo sigo el razonamiento
keynesiano, el peligro es no ver... lo que no se ve. Retomemos esta vez a
la segunda etapa. En el caso de la “Teoría Estándar”, a la cual, a pesar del
79 Tomo esta idea de Arn . r 1974].
32
Por ello la caracterización del lenguaje-ortodoxia según Keynes debe ser 8036 “Un equilibrio de Nash es un conjünm de estrategias, una para cada
aclarada del siguiente modo: hay un sujeto (el teórico) que se cree afuera y que jugador, de tal modo que ninguno de los jugadores se incitado a mo
330 —<Oüvter-FavÉF^ ¡¿ economía del sociólogo 333—

mutación correlativa de los conceptos de equilibrio. En el fondo todo nación a partir de las fallas de coordinación (hacemos lo contrario, en
ocurre como si la corriente dominante hubiera debido resolverse a el mejor de los casos)84 porque proceder de este modo implica- ria
sacrificar, en los años setenta, el primero de los dos pilares 55 del partir de hipótesis de racionalidad individual no estándar, con
universo neoclásico, la unicidad/universalidad del modo de agentes habituados a tropezar con problemas de coordinación, en una
coordinación por el mercado walrasiano, es decir, por un dispositivo palabra, hipótesis de racionalidad limitada, procedimental,
de agregación de las ofertas y de las demandas sometido a la ley de la adaptativa, simada, etc. Además, eso modificaría por rebote la na-
oferta y la demanda. No queda más que el otro pilar, el de la turaleza de los problemas de coordinación, y así sucesivamente.
racionalidad individual, considerablemente reforzada y comple- jizada. La tercera etapa del debate crítico con la obra de Pierre Bour- dieu
En realidad, aquello a lo que nos obliga la “Teoría Estándar se dibuja ante nosotros. La logiza de la reproducción descansa en una
Extendida” no es otra cosa que la absorción de la coordinación in- circularidad habitus/campo, simétrica a la circularidad racionalidad-
terindividual en la racionalidad individual: ello se transparenta a partir individual/competencia-mercantil en la que descansa la lógica de la
de la definición de Nash,33 * 81 82 83 que, como bien lo ha observado coordinación. Por simetría, nos vemos llevados a tomar en cuenta la
Johansen [1982], hace las veces de caracterización de la racionalidad siguiente proposición: el par habitus/campo está hecho de tal modo que
en situación de interacción estratégica con los otros. La actual la reproducción es pensada a partir de una configuración de comple-
ortodoxia económica ya no tiene posición de repliegue, se sostiene o
cae con el postulado de racionalidad optimizadora no cooperativa.
Ahora bien, es3/ ese postulado el que subyace a los modelos de fallas de
coordinación, modelos a fin de cuentas poco numerosos y de escaso 38
Este punto merecería un largo desarrollo técnico en teoría económica. He
efecto sobre el conjunto de la profesión, y puede comprenderse por aquí algunos elementos: 1) existe desde hace poco una pequeña literatura
instructiva sobre las “fallas de coordinación” [Cooper y John, 1988]: ella no está
qué: a duras penas la teoría consigue plantear un problema que no en absoluto reajustada ni integrada en los modelos estándar; 2) la corriente de los
podría resolver sin negarse. equilibrios de precios fijos donde se puede enfocar el desemejo keynesiano está en
Ya sea que nuestra entrada sea la “Teoría Estándar” o la “Teoría vías de extinción a causa del ilogismo intrínseco: ¿cómo se puede tener
simultáneamente plena coordinación (punto fijo) y falta de coordinación
Estándar Extendida”, nos vemos empujados hacia esa formulación del (racionamiento involuntario)? 3) por eso resulta irresistible la tentación de
núcleo constitutivo de la ortodoxia económica: el par individuo reinterpretar el desempleo en términos de comportamientos voluntarios, ya sea
(racional)/mercado (competitivo) está construido de u' manera que la individualmente (substitución intertemporal), o bien colectivamente (efecto
coordinación se piensa a partir de una configu- macro de una rigidez óptima micro de los salarios); y además, este último
mecanismo jamás está inserto en un modelo de interdependencia generalizada.
¡ación de completa coordinación, con agentes individuales cuya Una vez más, véase Laurent y Zajdela [1999].
racionalidad se ajusta perfectamente (y por ende exclusivamente) a
esta configuración de completa coordinacióin.
Con esta formulación, el bloqueo cognoscitivo colectivo, cuyo
primer diagnóstico realizó Keynes en la Teoría general, se confirma
y se especifica para nuestra generación tanto como para la suya, o
incluso más: las fallas de coordinación pueden nombrarse pero no
tratarse sin ser desnaturalizadas; son el residuo, el saldo de un mo-
delo de plena coordinación. Somos incapaces de pensar la coordi-
81dificar01su estrategia personal en ese conjunto” FKreps, 1U 1
82 Ya sea que se trate de los modelos de fallas de coordinación strido sen-
83su (multiplicidad de equi - de Nash, Pareto, clasificadles o no), o de fallas de 84minada por una solución cooperativa: ejemplo del dilema del prisionero), véase
cooperación stnr inicidad del equilibrio de Nash, Pareto, do Kreps [1990] y Laurent y Zajdela [1999].
332 333
eau ¡j economía del sociólogo
Olivier Faven dieu hubiese dotado a los agentes económicos de base de la misma
capacidad de crítica y de denuncia que la que él se reconoce
ta reproducción, con agentes individuales cuya racionalidad se ajusta visiblemente como teórico, toda la lógica de la reproducción tendría
perfectamente (y por ende exclusivamente) a esta configuración de que ser revisada, no en el sentido de una inversión total de las
completa reproducción. De esta proposición se deriva este corolario: conclusiones, sino más bien en el de una conversión radical de la
la sociología de Pierre Bourdieu excluye los fracasos de la mirada. El desafío deja de ser un cambio revolucionario de lógica
reproducción, así como La “Teoría Estándar (Extendida)” excluye para convertirse, más modesta y tal vez más eficazmente, en una
los fracasos de la coordinación. Estas dos proposiciones, de quedar inflexión de esta lógica a través de las reformas positivas, siempre
establecidas, nos darían crédito para ver en la sociología de Pierre locales pero siempre posibles.
Bourdieu una ortodoxia, y por la misma razón que en la economía La tercera parte de este artículo está consagrada a la exploración
dominante: la crítica de la ortodoxia económica, no habiendo de este universo más complejo y colorido que los universos
identificado bien su blanco, no lo alcanzaría, en el sentido de que no igualmente monocromos de nuestras dos ortodoxias, apologética
conseguiría otra cosa que constituir una ortodoxia paralela, por cierto y crítica.
crítica (mientras que la otra es apologética), pero sin consecuencias
mortales para la primera. Si el problema fuese apropiarse de la El porvenir de la crítica
“ciudadela de la ortodoxia” [Keynes, 1934], la solución no podría ser
el edificar otra, a la vez a buena distancia y como réplica de la Idealmente habría un aparato de análisis en ciencias sociales, que
primera. Dicho de otro modo, si el problema fuese cambiar el trata acerca de la coordinación a partir de los fracasos de la
lenguaje teórico, la solución pasaría más bien por un trabajo sobre el coordinación, 61y acerca de la reproducción a partir de los fracasos de la
lenguaje teórico en curso para hacerlo evolucionar, partiendo de sus reproducción. Sin más pretensiones que la de un primer paso en esta
puntos débiles, si no de sus puntos ciegos: los fracasos de la coordina- perspectiva, nos limitaremos a retomar algunas de las innovaciones más
ción y... los fracasos de la reproducción. importantes de Pierre Bourdieu con respecto a la ortodoxia económica
Ahora bien, es fácil comprobar que los fracasos de la repro- para mostrar hasta qué punto serían multiplicadas en su efectividad
ducción son tan inaccesibles a la sociología de Pierre Bourdieu como crítica en contra de esta ortodoxia cuando se las reformula a partir de la
los fracasos de la coordinación a la economía ortodoxa, y
39
noción (¡dos veces heterodoxa!) de fracasos de la reproducción. Sólo
exactamente por la misma razón: el tipo de racionalidad concedida a accesoriamente hemos de agitar la noción de fracaso de coordinación,
los individuos. Así como la racionalidad optimizadora no tiene aunque
sentido excepto en un universo de completa coordinación, el habitus
de los dominados y de los dominantes está ajustado a un universo de
completa reproducción:60 si por ventura Pierre Bour-
>9
En inglés: “(coordination) failure”, lo que yo traduciría indiferentemente por una primera razón ni por una razón
como “falla", “falta", “fracaso”, “laguna”...
^ Ello explica a la vez que, a causa de la evolución exógena de las “es - alternativa, son la excepción que confirma
tructuras objetivas", pueda haber habitus “escindidos, desgarrados” o acumulación la regla. Para que los fracasos de la
de “desfasajes, discordancias o fallos" [1997a, p. 79, 189], y que estos fenómenos, en reproducción sean integrados como deberían
los que la reproducción se traba efectivamente, no proceden sin embargo de la
lógica misma de los comportamientos: no son la regla ni serlo los fracasos de la coordinación, los
dos aparatos de análisis tendrían que ser
334 335

remodelados alrededor de los conceptos de


coordinación y de reproducción parciales.
51
En mi opinión, este aparato de análisis es la traducción a un programa de
investigaciones de la tesis iconoclasta deJ.-D. Reynaud [1997]: lo social no conforma
un sistema global. Véase también Favereau [1994].
335 335
Olivier Favereau
La
economía del sociólogo
336 335

ladónm^líCÍtamente presente en el seSun^o piano de la especu. ¿ucción; es el objeto de los dos primeros temas, la naturaleza de ¡os
valores y reglas morales (para aferrar las ruedas de la reproducción por
Las innovaciones seleccionadas tienen un pumo en común: el lado de los dominantes y no sólo de los dominados), el cuerpo y la
todas se refieren al papel de las reglas. 63 La primera razón es sim- incorporación de las reglas (para esta vez hacer lo mismo, pero
plemente que el papel de las reglas es hoy una cuestión central, en los principalmente del lado de los dominados); luego, con los últimos dos
debates entre economistas, entre sociólogos, así como entre temas, examinaré las consecuencias en el nivel colectivo.
economistas y sociólogos, sin duda porque la evolución de estas
disciplinas ha revelado que la variable “reglas” era fundamental, para La naturaleza de los valores y de las reglas morales
las lógicas de la coordinación y de la reproducción a la vez. La El tema de los valores habría podido marcar una fuerte distancia con
segunda razón es la importancia de la contribución de Pierre la teoría económica neoclásica, en la medida en que ésta, desde los años
Bourdieu en este aspecto. treinta, separa rigurosamente fines (exóge- nos) y medios (por asignar
A renglón seguido, pues, me propongo reconsiderar cuatro racionalmente), mientras que Pierre Bourdieu elige integrar los valores en
elementos de la economía o de la sociología de las reglas según Pie- rre el habitus,^ pieza maestra de su dispositivo. Sin embargo, el tratamiento
Bourdieu: la naturaleza de los valores y de las reglas morales, el cuerpo ofrecido de los “fundamentos de la moral” o de la “posibilidad de un acto
y la interpretación de las reglas, la función de las reglas del derecho, la desinteresado” (contenido de dos capítulos de 1994) va a confirmar la si-
definición de las instituciones en democracia. Querría mostrar que, en metría de la economía del sociólogo y de la “Teoría Estándar Extendida”:
estos cuatro temas, el aporte teórico de Pierre Bourdieu (a veces de se puede tener “interés en el desinterés” [1994, p. 60238]. La
primer orden) por una parte manifiesta claramente los bloqueos que recomendación práctica del sociólogo se asemeja formalmente a las de
corresponden a la ortodoxia económica contemporánea, tal como acaba los economistas de las incitaciones: “insutuir universos sociales donde
de ser definida, y por otra sugiere, por vaciado, las vías de [...] los agentes tengan interés en la virtud, en el desinterés, en la
investigación que deben emprenderse para superar tales bloqueos, dedicación al servicio público y al bien común" [1994, p. 239; véase
desde un punto de vista heterodoxo. también p. 164].
Estos cuatro temas van a ser reagrupados de dos en dos. Puesto que No obstante, la argumentación del sociólogo, a diferencia de la del
de aquí en más sostengo la hipótesis de que los fracasos de la economista, es autodestructiva, si se la lleva al extremo. Pie-
reproducción son el verdadero punto de partida del análisis, para
empezar necesito mostrar que la racionalidad individual, desde el
vamos, fue imperfectamente asignada a la lógica de la repro- 64
“Los principios prácticos de clasificación que son constitutivos de los
habitus son indisociablemente lógicos y axiológicos [...]. La lógica práctica
[...] implica necesariamente valores" [1980b, p. 133].
65
El interés será generalmente de orden simbólico, en Pierre Bourdieu,
Indiquemos brevemente que la unidad del programa de investigaciones,
v¿ mientras que es estrictamente de orden lucrativo en los economistas ortodoxos.
evocado en la nota precedente, que partiría de los fracasos de la reproducción y de la ¿No dicej. Gadrev que no hace falta asimilar comportamiento coopera- tivo-por-
coordinación en lugar de desembocar en ellos (en el mejor de los casos, siendo el peor mero-interés v comportanmiento cooperativo-por-convicción-pero- sostenido-
el de abstraerse de ellos), reside en la valorización de los fenómenos de aprendizaje, por-la-lógica-del-cainpo? Para que conste. Persiste el hecho de que un
individuales y colectivos: los humanos aprenden y las sociedades de humanos también comportamiento cooperativo-por-convicción no tiene posición en el modelo
lo hacen. habitus/campo.
63
De esta manera designo un ámbito, más que aislar una variable [véanse las
criticas pertinentes de Pierre Bourdieu, 1980a, pp. 174-176],
337
Olivier Favereau [¿economía del sociólogo

rre Bourdieu hace mucho caso, con toda razón, de la máxima 218 quiere decir rehusar el don.68 He allí una intuición notable, que
de La Rochefoucauld: “La hipocresía es un homenaje que el vicio le debería enriquecer los análisis de inspiración keynesiana sobre la
rinde a la virtud”.60 .Ahora bien, esta máxima implica que por lo elección del horizonte de previsión, es decir, del período al término
menos una parte de las virtudes comprobadas sea auténtica, de lo del cual habrá que “detener las cuentas”. Se podría mostrar que la
contrario su simulación por la hipocresía perdería toda efectividad. cuestión de la elección entre un comportamiento cooperativo y uno
Allí donde el economista se contenta con decir que todo el mundo no cooperativo se remite, en todo caso, a la elección de este
hace trampa (si está dentro de sus intereses) cuando puede disimular horizonte de previsión, en las situaciones de incertidumbre no
que él hace trampa, el sociólogo afirma bastante más al sostener que probabilizable.69 La cuesuón de la identidad no tiene nada de
algunos contextos vuelven ventajoso simular desinterés. Simular una
actitud virtuosa es más apremiante (en hipótesis sobre el mundo) que inefable.
disimular un acto fraudulento; sólo la primera configuración exige Pero de cualquier manera es necesario planteársela. Yo no digo que
que existan, en número suficiente, gentes verdaderamente Pierre Bourdieu no se la plantee jamás (especialmente a través de la
sinceras.La primacía del cálculo, hasta en la apariencia del no dimensión corporal del habitus, lo veremos en un instante), pero
cálculo, pues, no podría aspirar lógicamente a una generalidad observo que no se la plantea cuando encara la cuestión del desinterés y
absoluta como modelo de comportamiento: el sociólogo, trasladando de los fundamentos de la moral, y que, por ello (me parece), la
el modelo económico lejos de sus bases iniciales, confirma su especificidad del comportamioento moral se disuelve conviruéndose en
carácter definitivamente parcial. un caso particular de la especie general “comportamiento interesado”.
Si hay muchos modelos de comportamiento, los individuos se Esta posición sugiere... la posición contraria, en la que actitud moral e
ven enfrentados a una elección de naturaleza más profunda que las interrogación identitaria se codefinen. A falta de espacio, he de recordar
elecciones económicas usuales. Para el caso, se trata de una elección tan sólo que tal es justamente la posición de H. Arendt [1971], para
que ya podemos calificar de identitaria, entre búsqueda del interés y quien existe una “ligazón interna” entre conciencia moral y aptitud para
desinterés (terminología del sociólogo), entre cooperación y no pensar,'0 entendida esta última como “diálogo silencioso entre yo y yo
cooperación (terminología del economista). Tal vez haya que refutar mismo” [p. 66]. 71
inmediatamente la objeción según la cual lo tocante a la idenúdad casi Las mismas contradicciones se observarán a propósito de la
no se concebiría como objeto de elección. Para hacerlo, podemos sumisión a las reglas, por incorporación en el habitus.
ayudamos con la reinterpretación hecha por el mismo Pierre Bourdieu
del esquema don/contra-don, que pone de manifiesto “el papel
determinante del intervalo temporal entre don y contra-don” [1994, p. 68
Además del capítulo 6 de 1994, véase el capítulo 6 de 1980.
179]. Devolver al instante 69
Véase Favereau [1997b].
70
El punto de partida de la reflexión de H. Arendt era la verificación, en
66 Eichmann, de una “curiosa y auténtica ineptitud para pensar". “No tenía la
La máxima 39 habría expresado más directamente el mensaje de Pie- menor dificultad para aceptar un sistema de reglas absolutamente diferente" [p.
rre Bourdieu: “El interés habla toda clase de lenguas, e interpreta toda clase de 26]. Sobre el pensamiento de Arendt alrededor del “dos en
personajes, incluso el del desinteresado."
67
Contrariamente, lo confieso, a esta otra máxima (171) del mismo La uno" socrático, véase Tassin [1999, especialmente pp. 64-77],
Rochefoucauld: “Las virtudes se pierden en el interés, como los ríos se pierden en 71
Las palabras no deben prestarse a confusión: identidad no significa
la mar” (todas máximas tomadas de la edición de 1678). unidad, sino por el contrario multiplicidad de los yo posibles y reflexividad.
Sobre todos estos puntos, véase Turner [1987], White [1992] y sobre todo La-
338

hire [1998].
339
El cuerpo y la incorporación de las reglas
El tema del cuerpo es una de las grandes originalidades de -el habitus” no alcanza para integrar “el cuerpo”; por la otra, “el
Pierre Bourdieu en el abordaje de la reproducción. Uno de aquellos cuerpo” no basta para integrar a “los otros”.
que mejor han valorizado la importancia del aporte de Pierre El individuo, en el esquema de Taylor-Bourdieu, difiere del
Bourdieu es Charles Taylor, en un artículo consagrado al problema individuo de la teoría económica, que no es más que un soporte de
de Wittgenstein, revisado y corregido por Kripke: “comprender una representaciones, en el hecho de que tiene un cuerpo. No se trata de
regla”. De aquí en más, es cosa sabida que la obediencia a una regla negar que la ecuación “individuo = cuerpo + representaciones”, en
es una práctica que sólo puede ponerse de relieve haciendo del agente manos del sociólogo, conduce a resultados mucho más ricos y realistas
humano un sujeto de representaciones, es decir, un espacio “interior” que la ecuación “individuo = representaciones” en las del economista
cuyo contacto con el mundo “exterior” pasa por representaciones. La ortodoxo.0 Sin embargo, incluso la ecuación aplicada sigue siendo una
explicación de la aplicación correcta de una regla no se agota en las caracterización demasiado estrecha del individuo, al menos del
explicaciones que pueden darse de la manera de aplicarla. “La individuo humano. Yo retomaría aquí el artículo clásico de Frankfurt
comprensión se opera siempre con respecto a un trasfondo hecho de [1971], que, partiendo de la comprobación de que dicha ecuación
lo que se da por sabido [...]” [1995, p. 556]. Este trasfondo es valdría igualmente para la mayor parte de los animales, plantea la
informulado, pero no por ello deja de representar una comprensión, pregunta de lo que todavía le falta antes de llegar a ser una
que, a pesar de su carácter implícito, no es en absoluto informulable. caracterización filosóficamente satisfactoria del individuo “humano”, es
La tesis de Charles Tvaylor es que si queremos captar esta decir, de aquello que convenimos en llamar una persona. He aquí su
comprensión del trasfondo, tenemos que “repatriar el cuerpo y a los respuesta, al término de una larga argumentación: “Un individuo posee
otros”, excluidos por esa concepción intelectualista del individuo, ~ un deseo del segundo nivel, ya sea cuando desea tener cierto deseo, o
como un centro de conciencia monológica, como un mecanismo de bien cuando desea que cierto deseo constituya su voluntad. En el último
tratamiento de representaciones sobre el mundo exterior, incluyendo caso, yo hablaría de 'voliciones de segundo nivel’. A mi juicio, es la
“su propio cuerpo y el de los demás”. Esta tesis general va posesión de voliciones de segundo nivel y no la posesión de deseos de
acompañada de un corolario: “restaurar el primero (el cuerpo) segundo nivel en general lo que es esencial a la naturaleza de la
permite recuperar el segundo (los otros)”. La fecundidad de la noción persona” [1991, p. 258].
de
habitas provendría de que ella proporciona un modelo operatorio de Por lo tanto, lo que todavía había que añadirle a la ecuación
estas dos tesis. es una forma particular de refiexividad, la capacidad de observarse,
Mi argumento es que si es deseable asociar estas dos tesis a la por así decir, desde afuera, con un ojo crítico (puesto que na-
noción de habitus, ello confirma la fragilidad, no la potencia, de esta turalmente los deseos del segundo nivel pueden oponerse a los deseos
noción, pues el corolario no resiste la crítica: por una parte, del primer nivel).'1 De paso, observemos que hemos vuel-
[^economía del sociólogo
Tavlor añade: “este sujeto puesto al desnudo ha invadido ampliamente las
ciencias sociales, haciendo prosperar diversas formas de individualismo sino en la voluntad, no quiero decir con eso que una criatura privada de ra-
metodológico, incluida la variante más reciente y vinilenta, la moda actual de la teoría
de la elección racional” [1995, p. 559].
73
El término “representación", para el economista, designa no solamente las
anticipaciones y las creencias, sino también los deseos o preferencias: Frankfurt, en
su articulo citado más abajo, habla, más sobriamente, de estados mentales o estados
de conciencia.
74
“Cuando sostengo que la esencia de la persona reside, no en la razón.
avereau
341
geonemia del sexólogo

to a tropezar con la cuestión idendtaria, a través de la aptitud para elegir


L3

entre muchos “yo” posibles. Pero esta cuestión se ha desplazado y mún” (tales como aserrar un tronco de a dos, o bailar en pareja), donde el
enriquecido considerablemente, al aparecer ligada a la aptitud desarrollada aspecto físico de la coordinación es esencial. Pero sin embargo admite que
por los humanos de considerar desde el exterior aquello en cuyo interior la forma más extendida implica una “comprensión común”, eventualmente
se encuentran.'5 En suma, Pierre Bourdieu se habría detenido en el camino
en su teoría de la incorporación. Es verdad que el cuerpo, al formatear autónoma de cualquier cara a cara. Retomando el razonamiento de
ciertas actitudes, puede interiorizar la sumisión a las reglas y almacenar Frankfurt, no se ve ninguna razón que impediría pasar, a agentes avezados
obediencia. a la que luego el habitus podrá dar salida sin esfuerzo, si no
sin murmullo: el cuerpo es vivido también como aquello que no es uno, de en el ejercicio que consiste en juzgar el “yo" que ellos conforman, al
manera que no sería irrazonable relacionar la capacidad crítica de los ejercicio que consistiría en juzgar el “nosotros” que ellos conforman; a
humanos con la ecuación expresada6 más arriba, a condición de decir verdad, ¡más bien se ven razones que convertirían ese pasaje en algo
interpretarla a la manera de Frankfurt..' Desafortunadamente no es lo que
hace Pierre Bourdieu, que ve en el cuerpo, a través del habitus de los natural!7. En resumen, deducir la integración de los demás de la
dominados, un reservorio de conformismo, el cual, por cierto, puede integración del cuerpo parece singularmente artificial/ 8 al lado de la
romperse; pero de tanto en tanto, de manera excepcional y por
consecuencia inexplicable. Si Pierre Bourdieu debe ser alabado por haber explicación inmediata de la “comprensión común” por medio de...
querido, como pionero, refundar las ciencias sociales sobre una teoría de representaciones/9 Probablemente se tratará de representaciones
la incorporación, la teoría de la incorporación que propone no alcanza sino específicas, a instancias de las “voliciones de segundo nivel” de Frankfurt:
muy parcialmente su objetivo, sobre todo en un enfoque crítico.
Con estas reservas en mente, volvámonos hacia los contextos de en el caso de representaciones colectivas, o más sobriamente de
interacción con los otros, que Charles Taylor llama “acciones dialógicas”, representaciones individuales que se refieren al colectivo que el individuo
por contraste con las “acciones monológicas”. El construye su figura
paradigmática a través de las “acciones de ritmo co implica. Un acercamiento a estas representaciones hipotéticas,
introducidas al final de este tema 2, con los valores morales y reglas éticas
analizadas bajo el tema 1, sería muy interesante,80 sugiriendo que las
críticas reunidas en estos dos temas se refuerzan la una a la otra. A falta de
dempo y de espacio, nos contentaremos más bien con mencionar la
experiencia de los sociólogos del trabajo y de los sociólogos de lo cotidia-
no, que no han dejado de hacer justicia al encarnizamiento y el ingenio
con que los hombres comunes resisten a todos los pode-
zón pueda ser una persona; en efecto, no es sino gracias a sus poderes racionales debería6 estar adentro está afuera, el sujeto que se cree afuera está adentro.
como una persona está en capacidad de adquirir una conciencia crítica de su propia ' Si la racionalidad del Homo económicas neoclásico no tiene nada que ver con
voluntad y de formar voliciones de segundo nivel” [1991, p. 2591. el espíritu crítico, contrariamente al sentido común de la palabra “racionalidad”,
7:5
La ortodoxia aparece entonces como una neutralización patológica de esta entonces, el desgraciado en representaciones (incluyendo sus preferencias) carece de
disposición natural, puesto que en ella todo se presenta al revés: el objeto que un cuerpo...
77
Así, el “nosotros" se compara de buena gana a una persona colectiva.
Por otra parte, Taylor habla de “agente integrado" o “agente colecdvo".
78
Esta problemática tiene en realidad por origen el análisis de la inter-
subjetividad por Husserl [véase Marión. 1994, para una introducción crítica).
79
Se podría retomar al caso de las “acciones de ritmo común” y sostener que
también ellas proceden en realidad más de un acuerdo sobre el “nosotros” que de
una regulación corporal, como lo sostiene, a fin de cuentas, David Hume, a
propósito del ejemplo de los remeros, en el § III.2.2 del Tratado de la naturaleza
humana: Hume introduce allí la noción de “convención”.
8° Precisamente aquí convendría traer la noción de convención: véase
Favereau [1999]; véase también la referencia a Hume, en la nota precedente.
343
Oilvj£r_íavem5ir fconomta del sociólogo

res establecidos, cediendo en puntos menores, 85mimando la con- comprensión de las88 reglas implica, por lo menos potencialmente,
formidad pero deformando engranajes esenciales. una postura crítica, en la medida en que dicha postura es al menos
Una vez más, si hay que alabar a Pierre Bourdieu por haber potencialmente inherente a la persona. Uno debe atenerse incluso a
querido endogeneizar el papel de los individuos, sobre todo de los una interacción entre el grado de reflexividad crítica permitido por
dominados, en la reproducción global, mostrando cómo se au- la sociedad y el grado según el cual los miembros de esa sociedad
tolimitan las preferencias y las esperas, para fundar comporta- pueden ser personas completas, lo que, entre paréntesis, proveería la
mientos razonables, la realización de este programa conduce a po- materia de un análisis renovado, tanto de las sociedades totalitarias
siciones faltas tanto de verosimilitud como de elegancia. Sin duda, como del devenir de las sociedades democráticas.
jamás se ha llegado tan lejos en la fabricación de la dominación por En segundo lugar, una enseñanza negativa: la noción de habitus,
los dominados mismos. Los hombres comunes están desprovistos después de habernos puesto sobre la ruta de la cuestión iden- titaria,
de su espíritu crítico, y es el sociólogo autor del discurso ilustrado
86
nos lleva enseguida a falsos caminos; para empezar, al no conservar
el que adquirirá el monopolio. Por supuesto se podría evocar, como del trabajo del individuo sobre sus preferencias nada más que un efecto
yo lo he hecho más arriba (“la economía del sociólogo: la lógica del de autocensura; luego, al desvalorizar el potencial crítico de la relación
modelo”; véanse también las notas 14 a 16), textos de Pierre del individuo con las reglas. Sin lugar a dudas, este potencial crítico no
Bourdieu en los que el habitus se vuelve un vector de cambio pero, está activo en forma permanente, pero reservarlo para algunos
a riesgo de repetirme, no se puede estar al mismo tiempo en misa y outsiders, o no admitirlo sino como un accidente genético de la
en la procesión. Lo que se añade al habitus en términos de potencial reproducción, no preparaba bien a Pierre Bourdieu para el tratamiento
de cambio le es inmediatamente sustraído en términos de potencial de los fenómenos de aprendizaje, ya se trate de aprendizaje
83
de reproducción. Sería más claro y más puro partir directamente de individual, como acabamos de verlo con los dos primeros temas, o de
los fracasos de la reproducción, pero el precio que se debe pagar es aprendizaje colectivo, como lo vamos a ver ahora, con los dos temas
el reemplazo de la teoría del habi- tus por una teoría de la identidad siguientes, en el primer puesto de los cuales figura el derecho.
social, que funde la capacidad
crítica en la confrontación de los “yo” posibles. 87
Dos enseñanzas pueden extraerse de este primer aspecto de
83
Véanse las referencias dadas en la nota 71, a las que habría que añadir
Ricoeur [ 1990].
nuestra exploración. 84
Esta enseñanza me parece confirmada por los análisis de Argyris y
En primer lugar, una positiva: el trasfondo movilizado en la Schón sobre “el aprendizaje organizacional”, sus mecanismos y sus bloqueos:
véase Argyris [ 1988].
85 Citemos a Bemoux [1981] sobre “la apropiación”, a De
85
Pierre Bourdieu parece reducir el aprendizaje, cuando habla de él. va
Certeau [1980] sobre “la peluca”, a Reynaud [1988] sobre la “regulación sea a un proceso intencional de inculcación o bien a un proceso no intencional de
autónoma”. interiorización.
El lector debería contrastar este espíritu de resistencia sistemática (pero local)
con las proposiciones de Pierre Bourdieu [1980b, pp. 75-76] que al mismo tiempo
parecen desvalorizar aquello que no es de alcance global y localizar el espíritu de
resistencia entre aquellos de los dominados que están “en la cornisa”, que se
encuentran “mal en su propia piel”... Este sesgo proviene tal vez de que Pierre
Bourdieu se interesa más en los comportamientos de 88falsificación y la capacidad de distinción entre argumentos o disposiciones
consumo y en la cultura de los dominados que en las acciones e interacciones en
los lugares de trabajo. “legítimos” e “ilegítimos” [ibid., p. 77]. “Legítimo" debe entenderse como “justi-
86Aquí, la referencia fundamental es Boltanski [1990, 1* parte, § 4 y 5]. ficado" [véanse Boltanski y Thévenot, 1991 ]. Se verá en el tema 3 (nota 86) que
87Por “espíritu critico”, hay que entender a la vez la búsqueda popperiana de Pierre Bourdieu emplea este calificativo en un sentido casi opuesto.
345
344 Olivier Favereau u economía del sociólogo
La función de las reglas de derecho mucho a las afinidades que unifican a los poseedores de la forma
Evidentemente, sería absurdo ofrecer una visión de conjunto, incluso por excelencia del poder simbólico con los poseedores del poder
esquemática, del papel de las reglas, tanto en la lógica de la reproducción temporal, político o económico. [...] La función de mantenimiento
como en la de la coordinación, sin tener en cuenta las reglas de derecho. del orden simbólico, que el campojurídico contribuye a asegurar, es
Nada de eso puede reprocharse a Pierre Bourdieu, cuyo modelo atribuye [...] el producto de innumerables acciones que no tienen por fin el
un lugar eminente al “campo jurídico” en la dinámica de la reproducción. cumplimiento de esta función y que incluso pueden inspirarse en
Por añadidura, no se percibe ninguna variación en las tesis profesadas en el intenciones opuestas, como las intenciones subversivas de las
curso de los últimos veinte años, a pesar de los acontecimientos acumula- vanguardias que, en definitiva, contribuyen a determinar la
dos en el curso de ese período, no todos ellos desdeñables. Tenemos entre adaptación del derecho y del campojurídico al nuevo estado de las
manos, pues, una especie de hilo conductor en el pensamiento de Pierre relaciones sociales y a asegurar así la legitimación de la forma
Bourdieu. establecida de esas relaciones” [1986, pp. 13, 14, 19].
Hace veinte años, Pierre Bourdieu ya escribía: “El derecho no hace La fórmula irónica “mantenimiento del orden simbólico” condensa
más que consagrar simbólicamente, mediante un registro que eterniza y bastante bien la proposición de Pierre Bourdieu sobre el papel estratégico
universaliza, el estado de la relación de fuerzas entre los grupos y las del derecho en la reproducción, y uno se dice que el derecho
clases que el funcionamiento de esos mecanismos produce y garandza en decididamente no tiene ninguna posibilidad frente a los dos grandes
la práctica. [...] .Así, aporta la contribución de su fuerza propia, es decir, lenguajes teóricos en las ciencias sociales contemporáneas: desde el
propiamente simbólica, a la acción del conjunto de mecanismos que punto de vista de la reproducción, el derecho, en consecuencia, no es más
permite hacer ahorrarse la reafirmación continua de las relaciones de que una ficción al servicio de los dominantes; desde el punto de vista de
fuerza por el uso declarado de la fuerza” [1980a, p. 229; en español, p. la coordinación, en la “Teoría Estándar Extendida”, los contratos
223] [las itálicas pertenecen al texto]. Hace poco, una vez más, Pierre concebidos por agentes racionales deben ser “autoejecutorios”, es decir,
Bourdieu escribía: “La forma por excelencia del poder simbólico de que sus cláusulas son tales que, cualquiera que sea el estado de la
construcción socialmente instituido y oficialmente reconocido es la naturaleza que se realice, ninguno de las partes tiene interés en violarlas.
autoridad jurídica, siendo el86derecho la objetivación de la visión dominante Dicho de otro modo, el derecho es ya sea engañoso si uno se coloca en
reconocida como legítima o, si se prefiere, de la visión del mundo una lógica de pura reproducción, o bien inútil si lo hace en una de pura
legítimo, de la ortodoxia, garantizada por el Estado” [1997, p. 222]. coordinación. No hace falta ser un jurista profesional para mostrarse
Entre estas dos fechas, Pierre Bourdieu coordinó un número especial desconcertado ante este doble desprecio [ mépns], que sugiere una doble
de la revista, consagrado al derecho, con, entre otros, un texto sobre la equivocación [ méprise]: el derecho no revelará sus dimensiones
sociología del campo jurídico, donde se argumenta minuciosamente la interesantes sino a condición de partir de las lagunas de la reproducción
misma tesis: “El derecho consagra el orden o de las lagunas de la coordinación.
Es el curso que hemos de adoptar pero, otra vez, esta explo-
s6
Sin esperar más, insistamos en la oposición entre la significación de este ración debe prolongar la manifestación de las tensiones y callejones
término en Boltanski o Thévenot [véase nota 81 ] y en Pierre Bourdieu: “Es legítima sin salida del recorrido ortodoxo. .Ahora bien, en rigor, la po-
una institución, o una acción, o un uso que es dominante y desconocido como tal. es
decir, tácitamente reconocido” [1980b. p. 110].
establecido, al consagrar una visión de este orden que es una visión
del Estado, garantizada por el Estado [...]. La práctica de los
agentes encargados de producir el derecho o de aplicarlo debe
347
u economía del sociólogo
sición
346 de Pierre Bourdieu sobre el derecho parece insostenible. Podríamos
Olivier Favereau ¿va misma de Pierre Bourdieu (y que no es la nuestra): para que el
llegar a esta conclusión al preguntarnos por qué jamás hace entrar en su derecho pueda engañar a su mundo eficazmente, es preciso que
razonamiento a las sociedades totalitarias, en las que el derecho, en el mejor constituya una delicada coerción de maneras y resultados inciertos,
de los casos, representa... realmente un papel ficticio. Pero si pudo incluso para los dominantes. Si, en este juego, el dominado
neutralizar su aspecto un tanto chocante, este argumento será más perdiese en todas las jugadas, ya no jugaría más, y la legitimidad,
apropiado en el examen del cuarto tema. Mientras tanto, vamos a enfocar la tan esencial para la reproducción según Pierre Bourdieu, estaría
misma conclusión por un sendero menos escarpado. La eficacia del tan vacía como un teatro sin espectadores.
derecho, para Pierre Bourdieu, es “simbólica”: esa eficacia repinta con los
colores de la “legitimidad”3 unas decisiones de justicia conformes a los in- De manera que el derecho, que por cierto no está exento de
tereses de los dominantes. ' “Forma por excelencia del dicurso legítimo, el arbitrariedad, no deja de constituir también una protección contra
derecho no puede ejercer su eficacia específica sino en la medida en que lo arbitrario, al menos parcialmente. 89 Esta calificación (que
obtiene el reconocimiento, o sea, en la medida en que sigue siendo confirma que la posición de Pierre Bourdieu sobre el derecho es,
desconocida la parte más o menos grande de arbitrariedad que está en el en rigor, de lo más insostenible) no debe ser leída como una simple
principio de su funcionamiento” [1986, p. 15]. Por lo tanto, la eficacia atenuación, en nombre del buen sentido, de una proposición
simbólica supone imperativamente el desconocimiento. Si me atreviera, yo demasiado dura (pero que uno no podría evitar juzgar tanto más
diría que hay que hacer pasar por coordinación lo que es reproducción. fuerte...). Lleva en sí misma una conjetura de una profundidad muy
La dificultad de este abordaje es que el derecho es una actividad distinta: este carácter parcial en la parcialidad o en la imparcialidad
lingüística que produce enunciados de justificación. Nos encontramos a es consustancial al derecho, porque éste está en connivencia con un
partir de ello en un espacio totalmente verbalizado, y se trata, para los mundo estructurado por las lagunas acumuladas de
jueces yjuristas. de engañar sistemáticamente a los dominados, no ya la coordinación y la reproducción.
mediante comportamientos ambiguos, sino por argumentos explícitos,
asentados en papel, debatidos públicamente, conservados oficialmente, y al Por una vez partamos de las lagunas de la coordinación. Si ellas
mismo tiempo mentirosos, proceso tras proceso, año tras año, generación son el hecho primero, los agentes económicos, dominantes o domi-
tras generación. Hay que confesar que la reproducción estructural de nados, tienen una necesidad acuciante de técnicas o de procedi-
semejante rasgo implica una doxa extravagante de duplicidad en los unos, y mientos de resolución y arbitraje para zanjar sus inevitables dispu-
de estupidez en los otros. En realidad, en la perspec-
88
tas y conflictos. La ausencia de dichas “reglas” sería peor que unas
reglas insatisfactorias; cuando menos, estas últimas contienen la
injusticia dentro de ciertos límites y evitan la arbitrariedad
s
' El derecho, según Pierre Bourdieu, consagra una relación de fuerzas establecida
fuera de él. Algunos críticos sostendrán que el derecho, en realidad, participa de la
absoluta.
constitución misma del orden, al que por añadidura legitima. Aquí, me contentaré con
interrogar la posición de Pierre Bourdieu en el nivel de sus consecuencias, no en el de
sus fundamentos. do [de los textos] no se impone jamás de manera imperativa”, que “la “regla”
88
Pierre Bourdieu agrava su caso al recordar, con razón, que “el sen ti- extraída de un caso precedente no puede ser jamás aplicada lisa y llanamente a
un nuevo caso”, y que “la operación hermenéutica de declaratio dispone de una
inmensa libertad”, antes de concluir, impasible, que la “significación real” de la
regla, al final de la cadena, termina por corresponder a la “relación de fuerza
entre los justiciables” [1986, pp. 4 y 8].
89
Uno de los grandes méritos de la teoría de la regulación deJ.-D. Rey-
348
Olivier Favereau La economía del sociólogo

naud [1988] es el de poner de manifiesto (dentro de las instituciones) esta


dualidad intrínseca de las reglas: precisamente debido a que hay una regula-
ción de control existe una regulación autónoma, y a la inversa.
349
Olivier Favereau La economía del sociólogo 349
Tropezamos entonces con las lagunas de la reproducción, con el dor es demasiado compleja para ser manipulada cómodamente en una
cebo de una dinámica que es tal vez la de las sociedades democráticas: dirección determinada. En lugar de lanzar el anatema sobre el conjunto del
cuanto más fuertes son las lagunas de la reproducción, a través de la campo jurídico, sería más fructífero trabajar más sus recursos críticos,
coerción de justificación que hace pesar el derecho sobre los precisamente porque no hay que descontar en él ni una dinámica ideal de
dominantes, más eficaces (en cuanto mejor aceptadas) son las reglas completa coordinación ni una desesperante de completa reproducción. El
del derecho en su tratamiento de las lagunas de coordinación. 90 En derecho no es únicamente esa “fuerzajustificada” de la que habla Pierre
cualquier caso, el derecho, a pesar o a causa de su imperfección, es un Bourdieu [1997b, p. 126], es decir, una justificación al servicio de la
vector fundamental del aprendizaje colectivo en las sociedades fuerza;91 es más bien la fuerza al servicio de lajustificación. Se dirá que la
modernas. A falta de poder examinarla seriamente, indiquemos tan sólo diferencia es poca, pero es ese poco el que traza la línea divisoria entre las
que esta hipótesis de investigación ofrece una mínima garantía de sociedades trabajadas por la exigencia democrática... y las otras.
plausibilidad: coincide con dos tesis célebres en filosofía del derecho El tema del derecho acaba de hacernos penetrar subrepticiamente
que tienen en común el hecho de que intentan caracterizar la dentro del último tema de nuestra exploración, consagrado a la democracia
especificidad de las reglas jurídicas no por la idea recibida de un grado y a las instituciones.
superior de coerción, sino por una propiedad dinámica: para Hart
[1976], la “juridicidad” de una regla reside en la existencia de “reglas La definición de las instituciones en democracia
(secundarias) de cambio” de esta regla (primaria). Se sabe de dónde Con seguridad, proponer a cualquiera, ciudadano o investigador,
viene y cómo revisarla. Para Dworkin [1977, 1986], el estudio de la trabajar la cuestión del papel del derecho (o de las instituciones) en nuestras
manera en que los jueces zanjan los uhard cases”, cuando no hay regla sociedades por fuera de toda referencia a la cuestión de la democracia
que se imponga directamente, revela que el derecho no se reduce a un política parecerá absurdo. No obstante, es lo que hemos hecho, en
sistema de reglas. Losjueces van a movilizar principios generales de apariencia, en el tema precedente, porque es lo que hace, efectivamente,
orden ético para que la solución propuesta tenga el mejor fit, la mejor Pierre Bourdieu a lo largo de toda su obra. Dos ilustraciones bastarán: en
coherencia narrativa, con la historia de lajurisprudencia, a imagen de un los índices de las obras que he podido consultar jamás figura la entrada
nuevo capítulo
89
agregado a una novela sin fin, cuya escritura sería “democracia” (ni siquiera cuando figuran masivamente las entradas “insti-
colectiva. tución” o “derecho”; mi información sobre las publicaciones de Pierre
Todas estas consideraciones convergen90 hacia la conclusión de que la Bourdieu seguramente es parcelaria; pero no es menos cierto que en sus
obligación de justificación de la que el derecho es porta- obras fundamentales para las obras sociales no he encontrado ninguna
mención significativa de los regímenes totalitarios, ni siquiera de las
sociedades de economía planificada. No hay que equivocarse sobre el
90
El aporte de la economía de las convenciones es que la coordinación
alcance de estas observaciones: con-
no se refiere únicamente a los comportamientos, sino que apunta también a
los juicios que califican los comportamientos, como muv bien lo ha visto Cor- cuff 93
Además, aquello que hace a la “coerción’’ y lo que ella hace en el derecho es
(1995. p. 111]. cualquier cosa menos trivial: véaseJeammaud (en preparación), pero también Hart
[1976, cap. II, III, rv'J.

89 Este tema invita a comparaciones con los precedentes: los principios de


Dworkin hacen pensar en los valores morales (tema 1), y las reglas secundarias
de Hart, en las voliciones de segundo nivel de Frankfurt (tema 2).
90 (Retomando la nota 81) justificación por una legitimidad organiza- 91cional, con Hart, y argumentativa, con Dworkin.
350 Olivier Favereau La economía del sociólogo 35T
ciernen exclusivamente a un método de trabajo. Es justamente porque el poderes económicos y políticos que no se preocupan mucho por los
lector de Pierra Bourdieu no tiene ninguna92duda sobre el interés e incluso intereses universales, y como una instancia neutra que, por el hecho de
la pasión del sociólogo por la democracia 93 por lo que toma conciencia conservar, en su misma estructura, las huellas de las luchas anteriores,
de este silencio teórico y se interroga sobre sus razones, sin ninguna duda cuyas conquistas registra y garantiza, es capaz de ejercer una suerte de
muy serias. arbitraje, sin duda siempre un tanto sesgado, pero menos desfavorable, en
Una explicación natural de este silencio se deriva inmediatamente definitiva, a los intereses de los dominados, y a lo que podemos llamar
del esquema de lectura puesto a punto en este artículo. A lo largo de los justicia, que lo que exaltan, bajo los falsos colores de la libertad y del
años, Pierre Bourdieu ha interpretado las sociedades occidentales como liberalismo, los partidarios del ‘laisser-faire’, vale decir, el ejercicio
impresionantes máquinas de producir reproducción, con un modelo brutal y tiránico de la fuerza económica” [1997b, p. 151].
sofisticado e implacable, sin desfallecimientos ni lagunas; ahora bien, las ;Puede irse, con las “lagunas de la reproducción”, más allá de las
lagunas de la construcción, si se construye93ese objeto teórico y se lo “ambigüedades” de la reproducción, y sostener un discurso más
traduce en términos normativos positivos, todo eso lleva un bello constructivo sobre la democracia y sus instituciones?
nombre: se llama democracia.
Aquí, el lector puede tener la intuición directa de lo que significa una 1. Partir de las lagunas de la reproducción ofrecería una primera visión
ortodoxia crítica, estructurada por la exclusión de las lagunas de la de la sociedad democrática y de sus instituciones como no
reproducción, a ejemplo de la ortodoxia apologética, estructurada por la persiguiendo un proyecto de control perfecto de sus miembros, con
exclusión de las lagunas de la coordinación. En los raros desarrollos que este doble corolario: por una parte, la resistencia a la opinión
consagra a la democracia, Pierre Bourdieu va a privilegiar los aspectos mayoritaria o a los poderes establecidos no requiere heroísmo, a
negativos sobre los positivos, y con razón: revertir ese orden sería diferencia de lo que ocurre en las sociedades totalitarias; 94 95
por otra
contradecir la lógica de su modelo. Por otro lado, en el contexto neoliberal parte, esta propiedad de des- componibilidad 9' parcial de lo social
actual, evidentemente toma partido contra los despreciadores del Estado y favorece la emergencia de múltiples niveles intemedios de
los turiferarios del mercado. Su modelo no le ofrece más apoyo que la regulación, a diferencia del
noción poco exaltante de “ambigüedad”, que atestigua esta larga y notable
cita: “[...] De manera más general, desde que se enuncian y se profesan
oficialmente principios que aspiran a la validez universal (el de la
democracia, por ejemplo), no hay situación social en la que no puedan
servir al menos como armas simbólicas en las luchas de interés o como
instrumentos de crítica para aquellos que
üenen interés en la verdad o en la virtud (como hoy, todos aquellos que,
especialmente en la pequeña nobleza del Estado, están de acuerdo con las
conquistas universalmente asociadas al Estado
y al derecho).
Todo lo que allí se dice se aplica prioritariamente al Estado que [...]
está marcado por una profunda ambigüedad: se lo puede describir y tratar
simultáneamente como un relevo, sin duda relativamente autónomo, de
92 Incorporo, sin reservas, las observaciones calurosas y generosas de P. Corcuff
[1998, p. 36] sobre este particular. 94en la medida en que se apoya en un juicio de valor negativo: lo social hace
93 Hemos definido más arriba (p. 322) el lenguaje de la reproducción, 95sistema y este sistema secreta una injusticia global.
352 La economía del sociólogo Olivier Favereau 353

96
De allí la impresión de mediocridad que se desprende a menudo de la descansan en una ficción similar, la de un mundo perfecto, ya sea
vida democrática, tamo más fuerte en la fase de instalación de la democracia que el universo walrasiano de la información simétrica o el universo
sigue a la caída de una dictadura. que Marx habría llamado “socialista”, donde el capital, en todas
97
Para una caracterización técnica, véase Simón [1997], sus formas, estaría distribuido de manera simétrica; en ambos
universo de la reproducción perfecta, donde no hay nada entre el casos, el mundo real es juzgado99con la vara de la distancia
habitus y el campo, o del universo de la coordinación96 perfecta, respecto de estos mundos ideales. A la vuelta de este siglo, se
donde no hay nada entre el individuo y el mercado, 97 con el puede afirmar, a pesar de las intenciones altamente respetables
resultado de que no se tienen ni verdaderos individuos ni de aquellos que las han sostenido, que estas dos ficciones son
verdadera sociedad. De hecho, es inquietante comprobar que las inaceptables, incluso a manera de experiencia mental normativa;
dos ortodoxias no han desarrollado una teoría particularmente están desprovistas de sentido, en una concepción aunque sea un
fuerte —es lo menos que puede decirse— de las organizaciones. poco compleja de la naturaleza humana. Prueba de ello es que
Ese nivel no parece interesar realmente a Pierre Bourdieu; en han contribuido a desarmarnos intelectualmente frente a las
cuanto a la teoría económica dominante, ella trata a la empresa, experiencias totalitarias del siglo XX, haciéndonos creer que la
ya sea como un agente individual, ya como un conjunto de mejor manera de reformar el mundo era transformarlo
contratos, pero encarándolos separadamente y privilegiando el radicalmente, cuando la verdad es la inversa: la mejor manera de
punto de vista de los accionistas cuando es intimada a elegir transformarlo es reformarlo incansablemente...
[Tiróle, 2001; Robé, 1999]. 3. Estas consideraciones generales pueden precisarse pasando del
2. Se puede reforzar el precedente postulado, y rehabilitar la Po- plano de la democracia al de las instituciones.
lítica, considerando simultáneamente las lagunas de la coor-
dinación y las lagunas de la reproducción. En efecto, una ca- Debemos atenernos, en primer lugar, a que una lógica de com-
racterística común a las dos ortodoxias es la de desvalorizar la pleta reproducción —a imagen de una lógica de completa coordi-
Política, pues si uno puede sorprenderse de las caricaturas de la nación— aplasta a éstas como hemos visto que esta última aplasta a
ortodoxia clásica," la situación no es más brillante por el lado de aquélla. De hecho, las instituciones no aparecen en el discurso teórico
la otra ortodoxia. Encontramos una misma propensión a negar de estas dos lógicas sino insinuadas por aquello en que se fun-
toda legitimidad propia de lo político, en el lenguaje del
mercado.98 La comparación de las dos ortodoxias autoriza la
siguiente conjetura, para dar cuenta de la comunión en la 101
Tratándose de la ortodoxia económica, esta postura de análisis de las
depreciación: la Política, con su cortejo de discusiones sin fin y instituciones como contratos óptimos que minimizan la distancia entre el mundo
de procedimientos sin brillo, no se esclarece sino a la luz de un real (marcado por las asimetrías de información) y el mundo ideal (en el que la
mundo esencialmente imperfecto, pero esencialmente información es simétrica) ha sido tempranamente denunciada por Demsetz
perfectible. Ahora bien, cosa notable, las dos ortodoxias [1969], con la etiqueta del “mito del nirvana”: la metodología razonable es la de
las “comparaciones institucionales” entre soluciones alternativas.
96 Paradójicamente, la recurrencia de los problemas de coordinación
lleva a los agentes económicos a preocuparse de ello bastante más que a sus
homólogos de la Teoría Estándar; he allí uno de los mensajes de la economía de
las convenciones.
97 La primera página del epílogo de Pierre Bourdieu a La Misere du mon-
de pinta un cuadro del mundo político francés de una negrura tal que el lector se
toma suspicaz: ;no hay ninguna otra cosa para decir de lo político en Francia? 99etc., y los modelos político-económicos. En cambio, los demasiado infrecuen-
98 Véanse las teorías del Public choice, de la burocracia, de la tes modelos de faltas de coordinación justifican naturalmente la intervención
corrupción, del Estado, en una perspectiva que se podría calificar de kevnesiana.
354 355
Olivier Favereau L3 economía del sociólogo

da el teórico: la competencia, en la ortodoxia económica; la escisión


100
ha dicho más arriba, la lógica competitiva está postulada.
binaria101 102 entre dominantes y dominados en Pierre Bourdieu: el Debemos atenernos, en segundo lugar, a que nuestra com-
capítulo 3 de Le Sens pratique consagra largos y apasionantes de- prensión teórica de las instituciones vaya a la par con el lugar que
sarrollos [véanse pp. 348, 357, 395] a los ritos de institución, siempre acordamos en nuestra teoría a las fallas de coordinación y de re-
vistos como fundando una cesura organizadora del mundo: “la visión producción. No podré dar aquí más que unas breves indicaciones,
del mundo es una división del mundo, que descansa en un principio de inspiradas por dos referencias clásicas.
división fundamental, distribuyendo todas las cosas del mundo en dos Para comenzar, privilegiemos las fallas de coordinación. Su
clases complementarias” [1980, p. 348]. Que “la institución” reviste la ubicuidad sugiere la existencia de dispositivos cognoscitivos colectivos
forma de la separación dominantes/dominados no es especialmente para resolver problemas a los cuales los humanos esperan verse
pensado, como si bastara pensar la articulación habitus/campo para confrontados sistemáticamente. Mary Douglas [1986] ha propuesto una
que todo esté dicho al respecto: “el habitus y el campo [...] son dos teoría general de las instituciones centrada en la ayuda que ellas
modos de existencia de la historia, o de la sociedad, la historia hecha brindan para la solución de los problemas de decisión colectiva.
cosa, institución objetivada, y la historia hecha cuerpo, institución Consütuyen una fuente de senddo, en la medida en que evitan tener que
incorporada” [1994, p. 172; para una formulación similar, véase 1980, imaginar una salida satisfactoria, enteramente nueva, en cada
pp. 96-97]. Finalmente, todo es institución porque la interacción entre ocurrencia de dichos problemas: los grupos humanos pueden tomar de
habitus y campo es —metafóricamente— el conjunto de los ritos que ellas, si no una solución ya hecha, al menos una heurística probada para
instituyen la separación dominantes/dominados. Conclusión: la alcanzar, sin violencia alguna, una solución aceptable. 103
Su argumento,
institución —noción en verdad muy abstracta en Pierre Bourdieu— en que, para comenzar, no contradice el de Pierre Bourdieu. se despliega
principio no sirve sino para la reproducción, luego es aquello que entonces en una dirección inesperada, estableciendo que los tipos de
instituye, más que aquello que es instituido. 1(14 Se advertirá que si el problemas así prerresueltos son ya sea (lo cual era bien conocido) los
primer punto es problemas colectivos más prosaicos o los más rutinarios, o bien (lo cual
evidentemente específico en el lenguaje de la reproducción, el se- es más audaz) los problemas colectivos más graves y más difíciles.
gundo se observará también en el lenguaje de la coordinación: ya se Mary Douglas no formula ella misma, pero posibilita esta poderosa hi-
100 El “secretario" de mercado, en la Teoría Estándar, para pótesis: los problemas intermedios, para mejor o para peor, escaparían
asegurar instantánea y gratuitamente el juego de la ley de la oferta y la al dominio total de las instituciones.
demanda; la obligación llamada de participación, en la Teoría Estándar
Extendida, que asegura una competencia eficaz sobre el conjunto de las
relaciones contractuales.
101 Tanto más significativa cuanto que, a diferencia de Marx, curso de un período histórico dado? [...] Así, se definirá como forma institu-
Pierre Bourdieu no se sitúa, al comienzo de su análisis, en el espacio de las cional (o incluso estructural) toda codificación de una o varias relaciones sociales
relaciones de trabajo (con el dualismo natural entre aquellos que no tienen otra fundamentales” [Boyer. 1986, p. 48]
cosa para proponer que su fuerza de trabajo, y los otros). La desigualdad en Pie- 105
La legitimidad de las instituciones se apoya en metáforas naturales, en
rre Bourdieu toma más bien la forma de un continuo, según la cantidad de las las que se encuentran algunas de las escisiones fundantes estudiadas por Pierre
diferentes formas de capital de la que se disponga: el dualismo fuerte do-
minantes/dominados descansa en realidad, en Pierre Bourdieu, en un dualismo Bourdieu: el trabajo de explicitación de Mary Douglas comienza donde termina
degenerado de tipo más/menos (agradezco aJ.-D. Reynaud por unas muy útiles el suyo.
discusiones acerca de este punto).
102 ¿No será la matriz del punto de vista regulacionista sobre las
formas institucionales, cuya “noción [...] tiene por objeto precisamente
esclarecer el origen de las regularidades que canalizan la reproducción
económica en el
356 357
Olivier Favereau La economía del sociólogo

Es entonces cuando pueden entrar en escena las organizaciones una producción de reglas privadas.
—esas entidades colectivas medio regulacionales, medio deci- ¿En resumidas cuentas, cómo pensar el sistema social que forman
sionales— cuya extraña ausencia se ha comprobado, en las dos or- instituciones, organizaciones e individuos en un Estado de derecho?
todoxias, en el nivel intermedio que sería el suyo, entre el nivel La única respuesta fundada, en forma de último adiós a las dos
macro del campo o del mercado, y el nivel micro del habitus o del ortodoxias, es la negación de toda respuesta que sea unívoca.
homo economicus. Privilegiemos ahora las fallas de reproducción. Instituciones, organizaciones e individuos están marcados con el sello
Jean-Daniel Revnaud [1988] ha propuesto una teoría general de las de la ambivalencia.108 El sistema global no es un sistema. Wj La
organizaciones centrada en su aptitud para “contener”, en los dos coordinación es limitada, la reproducción es limitada, y este doble
sentidos del término, la reproducción de una relación de poder entre límite no proviene de la insuficiencia de una hipotética instancia
dirigentes y ejecutantes, en suma... de los dominantes y los central, sino de su inexistencia. No existe lugar elevado desde el cual
dominados. Las “reglas de control”, emiddas por los primeros, se pueda dominar la sociedad. Que ese lugar falte no excluye que los
provocan la emergencia de “reglas autónomas”, emitidas por los actores sociales se impongan la disciplina de110formular, de manera
segundos en un espíritu de resistencia, duplicado por una preocu- heurística, un pensamiento del sistema global, a condición de que
pación por la eficacia menos paradójica de lo que parecería, pues la ese pensamiento no degenere en pensamiento de un sistema, y luego
jerarquía no106puede conocer lo concreto de la actividad de los su- en sistema de pensamiento.111
bordinados. El fenómeno de la negociación —otra ausencia sin- Sería un grave error ver en este escepticismo de la Totalidad
gular en la construcción de Pierre Bourdieu— puede recibir por fin una dimisión de la inteligencia o una abdicación de la crítica; por el
la importancia analítica que merece su omnipresencia empírica. contrario: hay maneras mucho mejores de hacer sentido que aquella
Así, incluso admitiendo una influencia colectiva implacable de que consiste en hacer sistema.112
las instituciones sobre los individuos, un elemento por naturaleza
imperfectamente controlable se introduce, como una cuña, entre las
instituciones y los107 individuos. Este elemento va inevitablemente a
fabricar novedad, la cual solicitará, por múltiples caminos y según 108
La cita de Pierre Bourdieu que abría este último tema ponía de ma-
modalidades múltiples, la capacidad de respuesta de las instituciones, nifiesto “la ambigüedad” del Estado democrático. Nuestro acento sobre “la
tan pronto consolidándola, tan pronto erosionándola. La consideración ambivalencia” no ataca esto como falso, sino que implica una inversión de
del derecho añade aún más al juego, en primer lugar al introducir una perspectiva: la excepción se convierte en la regla, el matiz se convierte en el
obligación de justificación en el seno de las instituciones (cuando hasta principio.
el momento eran ellas las 109
Véase nota 61.
110
Es preciso, en efecto, que aprendamos a ser “extranjero adentro pero
sin afuera” (véase en el anexo la referencia a M. de Certeau: nota 117).
lutS
Siendo también las empresas, por naturaleza, un modo de coordinación
111
Sobre todos estos puntos. De Munck [1999] es una referencia parti-
(para ellas mismas) entre mercados (trabajo, producto, capital, materias primas), cularmente valiosa.
vemos que coordinación y reproducción, con sus límites, están fundamentalmente 112
Es en La Xiisne dn monde donde Pierre Bourdieu me parece menos
entrelazadas en este nivel intermedio, edulcorado o ausente en las dos ortodoxias. alejado de la reconstrucción que ha propuesto esta tercera parte. Un solo ejemplo
Iü/
Els el interés de aprehender las organizaciones, especialmente las empresas, [véanse pp. 245-247]: Pierre Bourdieu saca a flote objetivamente el coraje
en términos de aprendizaje colectivo.
que justificaban y, por lo tanto, las que no tenían que justificarse), tranquilo del que pueden dar prueba ciertos individuos para con-
luego admitiendo que, a la producción de reglas públicas por las
instituciones organizadas para ese fin, ciertas organizaciones agreguen
358

359
Esta relectura de la obra de Pierre Bourdieu a la luz de su re- y, por ende, exclusivamente dedicado, a su modelo de orden
lación con la economía se puede recapitular a través de la elabo- colectivo.
ración sucesiva de cuatro tesis, cada una de las cuales desemboca 3. Ortodoxia crítica <=> Ortodoxia apologética Esta identidad de
en la profundización de la siguiente. Todas pueden resumirse en gramática entre los dos lenguajes no expresa solamente su co-
una fórmula simple.
herencia interna; es la reveladora de una estructura cognoscitiva que
1. Lenguaje de la reproducción // Lenguaje de la coordinación se impone particularmente, y que puede analizarse, siguiendo a
Pierre Bourdieu conduce a su punto culminante la tradición de Kevnes, como un fenómeno de ortodoxia, definida por la exclusión
investigaciones holista al resolver, gracias a su modelo campo/ de una cuestión sin embargo central en ambas tradiciones: los
habitus, el espinoso problema de la participación de los indivi- fracasos de coordinación (específicamente, el desempleo
duos en la estructura y dar una formulación de esta tradición, involuntario masivo) en un caso; los fracasos de la reproducción
recentrada en la reproducción, tan compleja y rigurosa, muta- (aquello que hace la diferencia entre una sociedad democrática y una
tis mutandi, como la formulación de la tradición individualista totalitaria) en el otro.
centrada en la coordinación, en la teoría económica estándar. 4. Fallas de reproducción/coordinación => Critica de las ortodoxias
?. Lenguaje de la reproducción = Lenguaje de la coordinación El programa de investigaciones en ciencias sociales que podría
Este emparejamiento de los dos grandes lenguajes teóricos sustraerse al peso de estas ortodoxias gemelas debería centrarse en
en ciencias sociales hace aparecer por fin aquello que, ames los fenómenos de coordinación parcial, que volverían a llevar la
de Pierre Bourdieu, estaba enmascarado por las oscuridades teoría económica a la senda del realismo cog- noscitivo/colectivo, y
y las debilidades de la tradición holista, a saber, la identidad los de reproducción parcial, que permitirían discriminar entre
de las gramáticas de profundidad de los dos lenguajes: el par dinámicas de aprendizaje colectivo más o menos democráticas. Una
de nociones campo/ habitus funciona como el par de nueva concepción del individuo, intérprete y no solamente
nociones mer- cado/individuo racional, en el sentido de que calculador, capaz de tener posiciones éticas y realizar juicios
cada lenguaje se ha dado un modelo de individuo críticos, acompañaría una profunda reconsideración del complejo
perfectamente ajustado papel representado por el derecho y las instituciones, para llenar las
lagunas de la coordinación (lejos de estorbar el librejuego del
mercado) y al mismo tiempo para ensanchar las lagunas de la
reproducción (lejos de legitimar las relaciones de fuerza
vocar a las instituciones a su vocación oficial: ¡casi todos los elementos de capitalistas).
dicha verificación están en contradicción con su teoría! De hecho, Pierre
Bourdieu nunca ha estado tan cerca de una revisión de sus hipótesis fun-
damentales que al hablar entonces “de una institución profundamente di- Suponiendo que estas tesis tengan alguna validez, el alcance teórico
vidida contra eila misma ’. Nuestra tercera parte, después de todo, no dice de la obra de Pierre Bourdieu es más grande todavía de lo que recelan sus
otra cosa que eso: toda institución, toda organización, está dividida contra críticos, aunque de un orden diferente del que profesan sus adeptos. Esa
ella misma, todo individuo está dividido contra sí mismo; y esto funda los obra ha creado la posibilidad de escapar por fin a las ortodoxias en
fracasos de la coordinación y de la reproducción. Pero Pierre Bourdieu pre-
fiere concluir con “la mala fe de la institución”, lo cual salvaguarda la inte- ciencias sociales de los últimos ciento cincuenta años: en primer lugar, la
gridad del lenguaje de la reproducción... Habría que invocar aquí la expe- de la tradición económica dominante, pero también aquélla de su propia
riencia del movimiento ATD-Quart Monde: el secreto de la reforma es tradición socioló-
devolverle su “orgullo” a las instituciones [véanse Rosenfeld y Tardieu, 1998,
por ej., p. 260].
La economía del sociólogo
360 Olivier Favereau La economía del sociólogo 361

gica denunciadora. Que este segundo resultado, a diferencia del primero, involuntario, como si se hubiese tornado vital el seguir hablando un
no haya sido deseado por su autor, debe más bien confirmar su lenguaje teórico, tan próximo como fuese posible de aquél, dominante,
importancia: si hay que pensar a partir de Pierre Bour- dieu, es también de los poseedores de la teoría “clásica”.
porque hay que pensar en partir de allí. ¿Qué ocurrió en el curso del primer semestre de 1933? Dos
acontecimientos, en sí mismos anodinos, pero cuya conjunción sacudió
Anexo: El "Síndrome del Hombre Común" la postura teórica de Keynes: por una parte, la aparición de la obra de
Pigou sobre el desempleo, reafirmando, en un lenguaje matemáuco
Más arriba se ha caracterizado a la ortodoxia-lenguaje según renovado, la vieja tesis liberal que imputa la responsabilidad del
Keynes por la exclusión inconsciente de una cuestión central, a saber, las desempleo al nivel excesivo de los salarios reales; por otra parte, la
fallas de coordinación bajo el aspecto de un desempleo masivo reedición por Keynes de su ensayo sobre Malthus, que lo llevó a
involuntario. Sin duda, el lenguaje teórico habla del desempleo, pero sumergirse otra vez en la controversia de este último con Ricardo,
según modalidades que lo desnaturalizan. De allí la fórmula: un objeto acerca de la posibilidad de una crisis general de sobreproducción (donde
que se cree adentro está en realidad afuera. el buen sentido de Malthus, que afirmaba esta posibilidad, no había
Sin embargo, eso no alcanzaría, porque, si la exclusión no es pesado frente a la capacidad de abstracción de Ricardo, que la negaba).
consciente, falta, por lo menos, la explicación de aquello que posibilita Keynes se encontró interpretando otra vez la misma escena qué un siglo
la toma de conciencia de esta exclusión. En efecto, la fórmula anterior antes, esta vez contra Pigou, pero con el mismo resultado previsible que
va necesariamente de la mano de la que113sigue: un sujeto (el teórico) que entre Malthus
se cree afuera está en realidad adentro, y Ricardo.
Por lo tanto, necesito volver al caso personal de Keynes, para .Ahora, mi hipótesis puede ser más rigurosa. Keynes se convenció
comprender lo que lo puso en la senda del descubrimiento de la entonces de que la teoría económica, de la que hasta ese momento tenía
ortodoxia en economía y lo condujo a reorientar la redacción de la una concepción ingenuamente realista, a ejemplo de la mayoría de los
Teoría general. Mi hipótesis sobre la redacción de la Teoría general, en economistas de su tiempo (¡y del nuestro también, sin duda!), debía
efecto, es que Keynes cambió de proyecto teórico, a mediados de 1933, comprenderse más bien como uno de esos juegos de lenguaje cuya teoría
después de tres años consagrados a querer reconstruir la teoría comenzaba a formular su amigo Wittgenstein desde su regreso a
económica alrededor de la incertidumbre radical que afecta a las Cambridge, y de que ese juego estaba bloqueado en posiciones que
anticipaciones de ventas de los productores, de las cuales debían derivar excluían la consideración de
sus decisiones de empleo. La crisis, con su cortejo de desempleo masivo,
proviene del bloqueo de las representaciones sobre: el porvenir de los un desempleo involuntario masivo.
ernprj.... que encuentran en sus malos resultados a ^urinación de su Esta convicción lo determinó a transformar su proyecto “radical” de
pesimismo y lo atinado de sus supro„,ones de empleos. Ahora bien, a reconstrucción completa de la teoría económica alrededor de la
partir del segundo ..^stre del año 1933, Keynes eligió desarrollar sus incertidumbre en un proyecto “pragmático” de adaptación a minima de
pun- ' „ oe vista, no ya exaltando su capacidad de innovación y de la teoría económica recibida, con el objeto de que la comunidad
profesional de los economistas aceptara hacer lugar a la posibilidad de
desempleo y proponer otros remedios aparte de la... flexibilidad salarial.
Fórmula introducida con anticipación, más arriba, en nota 75. Más allá de la habilidad táctica
ruptura, sino por el contrario reduciendo al mínimo las adaptaciones de
la teoría “clásica” indispensables para integrar el desempleo
■^econorrda^del^oció10^ 363
de retomar el lenguaje
I
Olivier Favereau

hablado por aquellos a los que se desea influir, hav una profunda intuición
de que ateniéndose al proyecto “radical” habría fortalecido —y no I: velador de la existencia de una ortodoxia (en el senado de Key- !
desestabilizado— a la ortodoxia de la que acababa de tomar conciencia. nes): el teórico, sujeto de la observación, se descubre, a pesar suyo, un
La razón de ello es que atacar así a la ortodoxia desde afuera lo habría igual de los sujetos observados, cuando trata de integrar en
puesto, como teórico, en la misma posición que los “hombres comunes” profundidad el objeto de observación, hasta entonces ignorado o
cuva teoría pretendía revolucionar. Es aquí donde mi hipótesis puede re- desnaturalizado.
vestir su forma definitiva, bajo 114la etiqueta todavía enigmática del ¿Qué hacer? Keynes eligió replantear su método de trabajo,
“Síndrome del Hombre Común”. Querría enfocar de este modo el considerando que hay dos maneras de eternizar una ortodoxia
momento en que el discurso ilustrado sobre el hombre común resulta
subvertido desde adentro cuando el autor del discurso ilustrado se perniciosa: mantenerse demasiado lejos de ella, y mantenerse de-
sorprende a sí mismo en el papel del hombre común. 113 masiado cerca. Al adoptar un proyecto de integración pragmática de
Retomemos pues a Keynes: las primeras versiones de la Teoría las fallas de coordinación, toma el partido de “arremeter, como dice
general hasta 1933 explicaban el desempleo macroeconómico por un Wittgenstein [1971, p. 155], contra los límites del lengua- j- je”,
bloqueo de las representaciones de los empresarios sobre anticipaciones de porque es ilusorio creer que se puede mirar de afuera. El único
ventas pesimistas, profecías naturalmente autorrea- lizadoras. En este método susceptible de tener influencia sobre el11 mundo es aprender a
contexto sobrevino el episodio Malthus/Ricar- do/Pigou, con esta volverse “extranjero adentro pero sin afuera”. ' Esta sería, según mi
“iluminación”:116 la incapacidad de retroceder con respecto al sistema de hipótesis, la verdadera ambición del proyecto
representaciones en el cual opera una comunidad profesional caracteriza “pragmático”.
también y sobre todo a los economistas. Unos y otros padecen una visión Para terminar, ¿se pueden extraer algunas enseñanzas de una
del mundo demasiado estrecha. Tal, pues, el “Síndrome del Hombre transposición, a priori evidentemente azarosa, del “Síndrome del
Común”, cruel re- Hombre Común” del lenguaje de la coordinación al lenguaje de la
reproducción? Observemos para comenzar que la oposición ra-
dical/pragmático reviste una significación todavía más fuerte y
1,4
Remito aquí al penetrante análisis de M. de Certeau [1980, cap. 1], aplicado a natural, tratándose de luchar contra la reproducción de un sistema
Freud al redactar El malestar en la cultura y apoyado en la filosofía del segundo no igualitario. Y luego, que el sociólogo ha optado claramente por
Wittgenstein, especialmente en su postulado de que no existe lugar elevado desde el
cual dominar el lenguaje: “no dominamos con la mirada el uso de nuestras palabras" [
el proyecto radical, al igual que el economista, antes de que éste
1953, § 122]. La extensión a Keynes corre por mi cuenta. ¿Hay que recordar descubriera la sujeción de la ortodoxia económica: el sociólogo se
nuevamente que Keynes y Wittgenstein fueron amigos muy cercanos en Cambridge? encuentra pues río arriba del “Síndrome del Hombre Común”, si
115
Esta forma de reflexividad no podría ser negada por aquel que afirma finalmente el economista se ha situado río abajo.118 De hecho, el
concebir la sociología de tal manera que “todas las proposiciones que esta ciencia sociólogo teórico ha elegido dominar desde su máxima altura a los
enuncia116pueden y deben aplicarse al sujeto que hace la ciencia” [1982a, p. 8], hombres comunes, atribuyéndose el monopolio
Son los propios términos de Keynes, en la carta a Harrod ya citada (véase
nota 50).
117
Tomo esta imagen de de Certeau [1980, p. 153].
118
Habría que citar en su totalidad el célebre párrafo final de la
0livie|
- Pavere au 364 ■■ economia del sudúluyu
365 Teoría
general [1936, cap. 24, § 5] acerca de la provocadora afirmación según la cual “se
exagera grandemente la fuerza de los intereses creados, con respecto al J: — •“ ««•<■
adauieren progresivamente las ideas", y contrastarlo con la
_ o m h a n. 318 (nota 34).
0livie|
- Pavere au 365 ■■ economia del sudúluyu
365
dei espíritu crítico, después de haber examinado cuidadosamente el ^RGYRIS, C. (1988), “Problems in producing usable knowledge for imple-
habitus no sólo de los dominantes, sino también de los dominados. menting liberating alternatives", cap. 25 en D. E. BELL, H. RAIFEA y
Ahora bien, al hacer esto, el teórico se comporta con los hom- A. TVER- SKV (eds.), Decision making: descriptive, normative and
bres comunes... comportándose como ellos. Por este acaparamiento presciptive interactions,
del espíritu crítico, el teórico se autolimita en lo que puede imaginar Cambridge, Cambridge University Press.
procedente del sistema, así como se autocensuran los dominados en \RROW, K.J. (1974), “Limited knowledge and economic analysis", American
lo que pueden esperar y pretender del sistema. 103 Al no poder
movilizar, en el seno de su teoría, las capacidades críticas comunes economic review, marzo.
de los hombres comunes, se prohíbe, en electo, dar una situación 3ERNOUX, P. (1981), Un travail à soi, Toulouse, Privât.
analítica a las “fallas de reproducción” que no sea totalmente BOLTANSKI. L. ( 1990), L’Amour et la justice comme compétences: trois essais de
exógena. En consecuencia, no podría pensar mejoras sustanciales sociologie de l'action, Paris, Métailié.
(aunque parciales) de la suerte de los dominados, fuera de un cambio BOLTANSKI, L. y THÉVENOT, L. (1991), De la justification: les économies de
global del sistema, que por lo demás nadie ve de dónde podría grandeur, Paris, Gallimard.
proceder, dentro de la teoría. Incluso el efecto de conocimiento BOURDIEU, P. (1979), La Distinction: critique sociale du jugement, París, Minuit
creado por la teoría supone habitus (para los dominados y los [La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1988].
dominantes) más recepuvos y abiertos a la dimensión crítica de lo
que... supone la teoría.104 Así, la articulación campo/habitus implica, ----(1980a), Le Sens pratique, Paris, Minuit [El sentido práctico, Madrid, Tau-
por una parte, una posición dominadora del teórico con respecto al rus, 1991].
hombre común, en lo que toca a las capacidades críticas, y, por otra, ----(1980b), Questions de sociologie, Paris, Minuit.
una posición común al teórico y al hombre común, hecha de ----(1980c), “Le capital social: notes provisoires", Actes de la recherche en sciences
autorrestricción y de subestimación de los posibles. 105 sodales, n° 31.
8¡bliograf'a
U£XANDER, J.-C. (2000), La Réduction. Critique de Bourdieu, París, Éditions * ----(1982a), Leçon sur la leçon, París, Minuit.
du Cerf. ----(1982b), Ce que parler veut dire: l’économie des échanges linguistiques, Paris,
¡J^ENDT, H. (1971), Considérations morales, trad. fr. de Payot, Paris, Fayard [¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Ma-
“Rivages", 1996. drid, Akal, 1999, 3* ed. 2001].
----(1986), “La force du Droif éléments pour une sociologie du champju-
103 Es lógico privilegiar a los dominados, en la teoría del
habitus. Se podría integrar a los dominantes, reformulando la comparación de ridique", Actes de la recherche en sciences sociales, septiembre 1986.
una manera que subrayara la coherencia de las identidades, la univocidad de ----(1990), “L’économie de la maison", Actes de la recherche en sciences sociales,
los papeles, con respecto a la reproducción, lo cual extendería a los dominantes
la verificación hecha a propósito de los dominados: el habitus no tiene dimen- n° 81/82.
sión crítica. Ni unos ni otros tienen la capacidad de mirarse desde afuera. BOURDIEU, P. con WACQUANT, L. J. D. (1992). Réponses. Pour une anthro-
104 Véanse los análisis de Caillé [1994, pp. 62-69] sobre el
pesimismo de Pierre Bourdieu. pologie réflexive, Paris, Seuil [Invitación a la antropología reflexiva, Buenos
105 Tres elementos caracterizan entonces el contenido de la Aires, Siglo XXI, 2005],
ortodoxia: (a) se define por aquello de lo que no se puede hablar; (b) se
descubre cuando el teórico, que se había situado en una altura, se ve a sí mismo BOURDIEU, P. (dir.) (1993), La Misère du monde, Paris, Seuil [La miseria del
en medio de los agentes sobre los cuales quería hacer la teoría... (c) cuando
justamente aplica la parte más innovadora de su teoría, la que justificaba, en su mundo, Buenos Aires/México. FCE, 1999].
opinión, su posición elevada.
0livie|
- Pavere au 366 ■■ economia del sudúluyu
365
BOURDIEU, P. (1994), Raisons pratiques: sur la théorie de l’action, Paris, Seuil
[Razonesprácticas: sobre la teoría de la acción. Anagrama, Barcelona, 1997],
366 Olivier Favereau La economía del sociólogo 367
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Bernard Lahire
el trabajo sociológico de Pierre Bourdieu

Entre las orientaciones teóricas contemporáneas en


ciencias sociales, la obra de Pierre Bourdieu es una de las más
estimulantes y complejas. A causa de polémicas y debates
sobre el compromiso político e intelectual del autor, se olvida
poner en consideración el trabajo sociológico del profesor en
el Collège de France. Su trabajo ha sido objeto de refutaciones
"radicales” que fueron, desgraciadamente a menudo, sólo la
expresión de una triste y loca malevolencia; y a la inversa,

COLECCIÓN METAMORFOSIS
también ha suscitado manifestaciones ingenuas de adhesión,
de apoyo o de elogio carentes, por lo menos, de actitud
crítica.
Al tomar nota de la situación, una decena de
investigadores decidieron, con la dirección de Bernard Lahire,
volver a darle lugar al debate científico y emprender un
diálogo fructífero con la obra de Pierre Bourdieu. Todos estos
autores -sociólogos, historiadores, economistas, filósofos y
psicólogos- no comparten la misma sensibilidad teórica ni
tienen la misma relación con la obra estudiada. Sin embargo,
ellos proponen discutir racionalmente los ya célebres
conceptos de habitus, de capital, de poder simbólico, de
legitimidad cultural y de campo. La ambición de este libro es,
entre deudas y críticas, contribuir a un verdadero debate en
torno del trabajo sociológico de Pierre Bourdieu.

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ISBN: 987-1220-12-X

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