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Conceptos básicos de Filosofía Política

Por Gabriel Ramírez Serrano

1. La Filosofía Política
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

El ser humano por naturaleza es un ser social, el cual tiende a relacionarse con
otros a partir de una estructura organizacional en la cual busca satisfacer una
serie de necesidades básicas que difícilmente podría resolver con un alto
grado de satisfacción a como lo podría hacer bajo un contexto de carácter
natural solamente.

La Filosofía Política es una disciplina del conocimiento que se encarga de


teorizar y formular juicios de valor sobre las formas y estrategias que se
construyen en torno a las organizaciones humanas, las cuales definen pautas
de comportamiento social, sistemas de relaciones de poder, formas de
organización y mecanismos de participación.

La Filosofía Política busca analizar, interpretar y comprender los fines que se


persiguen en una sociedad política.

Aristóteles en su tratado sobre la Política reconoció de manera particular que el


ser humano es un Zoon Politikon, esto es un ser político: que tiende a formular
criterios y pautas de organización, de construir un discurso en torno a los
sistemas de relación en los cuales habita, de pensar en las estructuras de
organización que más le generan beneficio individual y colectivo en lo que
respecta a la satisfacción de sus necesidades y, sobre las formas para detentar
el poder, entre otras posibilidades.

La Filosofía Política posibilita “la descripción, diseño y teorización de la óptima


República, o si se quiere, como la reconstrucción de un modelo ideal de Estado
fundado en algunos postulados éticos últimos.”1 Esta referencia nos invita a la
comprensión de las estructuras organizacionales que posibilitan la realización
del individuo dentro del Estado, esto es la estructura que posibilita unificar los
espacios físicos y relacionales en los que se garantiza la protección de
intereses particulares y colectivos en el marco de unas pautas normativas que
regulan esos procesos.

A su vez pretende comprender cómo los seres humanos configuramos


horizontes de sentido a partir de la significación que se construye en torno a “la

1
BOBBIO, Norberto. Teoría general de la política. Madrid: Editorial Trotta: 2003. p. 78
búsqueda última del poder” que es otra de las pretensiones de la Filosofía
Política, en cuanto las relaciones humanas que se delimitan dentro de las
instituciones naturales y sociales nos generan unos principios reguladores de
nuestro comportamiento grupal, y a su vez la Filosofía Política como “la
búsqueda última del poder” posibilita discernir unos criterios de legitimidad del
poder, en cuanto permiten identificar, reconocer y justificar las razones por las
cuales se debe obedecer al poder político.

Otro elemento que nos aporta la Filosofía Política es la comprensión de la


Política como una “actividad autónoma, manera o forma del espíritu (…) que
tiene sus particulares características que la distinguen tanto de la Ética como
de la Economía, el Derecho o la Religión.”2 Desde esta perspectiva se nos
invita a reconocer cuál es la naturaleza (esencia) de la Política, cuál es la
relación y la distinción entre la ética y la Política, entre nuestra carrera y la
Política, identificando el objeto de estudio y los métodos de investigación que
utiliza cada una para construir nuevos conocimientos, de igual manera es
necesario identificar los fines que pretende alcanzar cada disciplina y
relacionarlos con la Política.

Es importante señalar que la Filosofía Política tiende a ser valorativa, en


cuanto a partir de unos criterios éticos señala cuál debe ser la mejor forma de
gobierno para un pueblo, cuáles son las virtudes que debe poseer un
gobernante, cuál debe ser la finalidad del Estado, qué estrategias políticas
legitiman y cuáles deslegitiman el ejercicio del poder de los gobernantes, en
qué se sustenta la autoridad de los gobernantes, cuál es el origen del poder de
los gobernantes, por qué si la corrupción política atenta contra la estabilidad de
las instituciones políticas y afecta los intereses comunes de la sociedad es una
práctica tan generalizada e incluso aceptada en algunos círculos políticos de la
sociedad colombiana, son entre otros algunos de los aspectos básicos en torno
a los cuales nos invita a reflexionar la Filosofía Política.

Finalmente retomaremos a Bobbio para citar a John Locke, quien en su libro


titulado Segundo tratado sobre el gobierno civil nos sugiere tres aspectos
básicos que deben ser tratados por la Filosofía Política en el momento de
pensar en torno a la finalidad del Estado y los compromisos que se derivan por
parte de los ciudadanos a partir del cumplimiento de las responsabilidades
sociales del Estado:

1. “La finalidad del cuerpo político es la de otorgar a los individuos


seguridad en su vida, su libertad y sus bienes.” 3 El Estado es
responsable de brindar las condiciones mínimas de supervivencia para
todos sus ciudadanos, sólo en esa medida evitará que éstos exploren
formas de protección privada que salvaguarde su integridad personal y
la de sus bienes.

2
Ibidem
3
Ibid. p. 83
2. “Cuando el gobierno deja de estar en condiciones de garantizar la
seguridad, la obligación política, es decir la obligación de obediencia
desaparece”.4 La ciudadanía experimenta un alto compromiso político
cuando el gobierno brinda las condiciones necesarias para brindarle
seguridad, lo cual invita a ser respetuosos de las normas y cumplidores
de los deberes cívicos, en cambio cuando estas garantías de protección
no se brindan los comportamientos ciudadanos tienden a ser los
propios a la ley del más fuerte o a formas de comportamiento no legal.

3. “La mejor forma de obtener esta garantía es la existencia de un


legislativo basado en el consenso y de un ejecutivo dependiente del
legislativo.”5 En las democracias latinoamericanas se ha experimentado
una tradición legislativa que se impone unas normatividades motivadas
a partir del capricho ideológico y de intereses particulares de sus
legisladores, en un buen número de casos; estos legisladores tienden a
reconocer las necesidades de contexto de sus ciudadanos y tienden
con la norma a universalizar los comportamientos sociales, y nunca han
construido sistemas de participación política a través de los cuales los
ciudadanos puedan por medio del consenso establecer las prioridades
de sus necesidades con el fin de plantear soluciones eficaces y
eficientes. Otro elemento particular dentro del desenlace de las
democracias en América Latina durante los tres últimas décadas,
especialmente, son los legislativos que permanecen subordinados a los
intereses determinados por el ejecutivo lo cual hace que en muchos
casos hace que éste se fortalezca negativamente incurriendo en
comportamientos autoritarios que tienden a vulnerar la naturaleza y por
ende la razón de ser de la democracia.

4
Ibidem
5
Ibidem
2. La Ciencia Política
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

La ciencia política si bien algunos le atribuyen su origen a Platón y Aristóteles,


por ser los primeros pensadores sistemáticos que reflexionaron entorno a los
fenómenos políticos, cabe señalar que sus métodos se sustentaban en la
Filosofía, la Historia e incluso en la Teología, lo cual nos permite
contextualizarlos mejor dentro del plano de la Filosofía Política mas no en la
Ciencia Política.

La Ciencia Política es una disciplina que surge a mediados del siglo XVII con
Nicolás Maquiavelo, quien explícitamente con su obra El Príncipe nos formula
el concepto de Estado, estableciendo que éste debe abordarse desde el plano
de las relaciones concretas, propias a las interacciones sociales y no desde el
ideal del deber ser sugerido por la tradición propia a la Filosofía Política.

La Ciencia Política tiene por objeto el análisis e interpretación de los


fenómenos políticos, a partir del uso de unos métodos y técnicas desde los
cuales se pueda observar, describir, analizar, contrastar la teoría con los
hechos, sistematizar la información y generar nuevos postulados de
conocimiento.

El rigor investigativo de la Ciencia Política es un legado que proviene de las


ciencias empíricas, el cual ha posibilitado que la investigación en la Ciencia
Política deje de abordar asuntos universales y se centre en analizar e
interpretar fenómenos políticos de carácter particular, con el fin de obtener
datos relevantes que puedan ser contrastados con evidencias de otras
investigaciones y permitan llegar a unas conclusiones desde las cuales se
puedan predecir e interpretar comportamientos y tendencias políticas dentro de
un contexto.

El investigador en la Ciencia Política se acoge a unos parámetros


metodológicos desde los cuales pretende “hacer aceptar su propia
investigación como investigación científica y no como un conjunto de opiniones
personales más o menos geniales, como una gigantesca empresa para la
eliminación de los juicios de valor.”6 El común de la gente tiende a elaborar
conjeturas sobre los acontecimientos políticos que suceden en su diario vivir,
decimos conjeturas por cuanto se sustentan en una información que proviene
de otros, la cual se filtra únicamente por medio de las creencias y prejuicios
que posee este sujeto, lo cual hace que su valoración de un fenómeno político
tienda a ser subjetiva, producto de las sensaciones que le generan ciertos
sucesos, mas no de la observancia y el seguimiento juicioso y comparativo de
los hechos, que arrojen resultados que puedan ser verificados en sistemas de

6
Ibid. p. 87
datos. A este proceso de depuración de la información debe someterse quien
desee incursionar en la Ciencia Política.

Con el fin de posibilitar un rigor científico a la investigación, en este contexto de


la Ciencia Política se deben considerar tres pasos:

1. “Someter las conclusiones propias a verificación empírica.”7 Nos señala


la necesidad de abandonar el ámbito especulativo y pasar a la
contrastación de los datos obtenidos, con la pretensión de conseguir
una información que se aleje de la especulación.

2. “Hacer uso de todas las operaciones mentales, como formulación de


hipótesis, construcción de teorías, enunciación de leyes tendenciales,
que permitan perseguir el objetivo específico de toda investigación
científica.” 8 Es necesario que la Ciencia Política se despoje de un
criterio justificatorio de los fenómenos políticos, en donde prescriben
algunas categorías conceptuales para entender dichos fenómenos, y se
pase a un ámbito explicativo, desde el cual se identifiquen relaciones de
causalidad y/o multicausalidad entre los fenómenos políticos.

3. “No pretender pronunciar juicio de valor alguno sobre las cosas de que
se ocupa”.9 El científico debe ser tan conciente de la estructura
valorativa que le orienta y dirige su diario vivir, con la finalidad de que
ésta no le condicione y parcialice el abordaje de un fenómeno político,
de tal manera que no logre plantear una posición desde la que maximice
un fenómeno por cuanto se identifica con el mismo, o que lo minimice
porque se contrapone a sus pensamientos, creencias o ideologías.

Desde la Ciencia Política se pueden elaborar procesos investigativos sobre


acontecimientos políticos de coyuntura local, nacional o internacional, a su
vez nos posibilita comprender que la Política es una realidad que permea
todas las esferas de la vida humana, pues desde ella se aprueba o
desaprueba cualquier comportamiento individual que incida en la esfera
social o viceversa.

7
Ibid. p. 84
8
Ibidem
9
Ibidem
3. El Poder Político y sus Formas
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

La Política se puede entender como una actividad humana que tiende a


mantener un vínculo fuerte con el ejercicio del poder.

El poder se puede considerar desde diversas posturas, entre ellas podemos


referenciar las siguientes:

“Los medios presentes para obtener algún bien futuro aparente” (Thomas
Hobbes)
“La probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación
social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de
esa probabilidad” (Max Weber)
“La producción de los efectos proyectados sobre otros hombres “ (Bertrand
Russell)
“La participación en la adopción de las decisiones” (Lasswell y Kaplan)
“A tiene poder sobre B en la medida en que puede lograr que B haga algo
que de otra manera no hubiera hecho” (Robert Dahl)

Robert Dahl ha señalado a su vez que el poder consiste en “la capacidad que
tiene un actor A de influir en sobre el sentir, pensar y actuar de un actor B”.
Aquí Dahl nos indica cómo podemos encontrar diferentes formas y estrategias
políticas que nos evidencian el dominio y la injerencia de unos grupos sociales
sobre otros, como por ejemplo el poder de condicionamiento político que
determinan los Medios de Comunicación en épocas de elecciones, en las
cuales polarizan los asuntos políticos y definen las preferencias que se deben
tener por unos u otros candidatos, por supuesto por aquellos que privilegien
sus intereses gremiales.

Norberto Bobbio nos formula como criterio para clasificar las formas de poder
con base en “los medios de que se sirve el sujeto activo de la relación para
condicionar el comportamiento pasivo”.10 Es así como presenta tres formas
generales del poder, siendo estas las referidas a: lo económico, ideológico y
político. Especifiquemos algunas características entorno a estas tres clases de
poder.

1. El poder económico: “es el que se sirve de la posesión de ciertos


bienes, necesarios o juzgados tales, en una situación de escasez, para
inducir a quienes no los poseen a adoptar una determinada conducta,
consistente principalmente en la realización de un cierto tipo de
trabajo”.11 En el contexto latinoamericano tradicionalmente se ha
considerado que el poder económico es algo malo, por lo cual la

10
Ibid. p. 178
11
Ibidem
pobreza es una realidad que privilegia la felicidad de los individuos,
premisas que justifican permanentemente el monopolio del poder
económico en manos de unos sectores muy reducidos, los cuales
condicionan el comportamiento de quienes no pueden acceder a dicho
poder.

2. El poder ideológico: “se basa en la influencia que las ideas formuladas


de una cierta forma, emitidas en ciertas circunstancias, por una persona
investida de una cierta autoridad, difundidas mediante ciertos
procedimientos, poseen sobre la conducta de los ciudadanos”.12 En el
poder ideológico encontramos cómo la sociedad logra otorgar un poder
a una persona o grupo, el cual asume un grado de autoridad para
orientar y/o dirigir los designios de una comunidad, autoridad que en
algunas ocasiones cuando toma sus decisiones no tiende a representar
los intereses y menos a satisfacer las necesidades de la comunidad, en
algunos casos debido a que estas decisiones no han sido sometidas
previamente a un consenso, por medio del cual se identifiquen los
intereses particulares de los diferentes sectores sociales y por supuesto
se definan sus prioridades.

3. El poder político: “se basa en la posesión de los instrumentos a través


de los cuales se ejercita la fuerza física (las armas de cualquier especie
o grado).”13 Es la capacidad que posee un actor político para orientar a
un grupo a que siga las iniciativas infundidas por éste, puede utilizar dos
estrategias: la persuasión, a través de la cual hace uso de unos
argumentos de carácter racional para conducir la decisión de un grupo;
o la disuasión, con la cual utiliza todos los elementos dispuestos a sus
intereses, con el fin de presionar las decisiones por medio de la
manipulación de la fuerza física.

En todo tipo de negociación política, especialmente, encontramos que


los diferentes actores políticos tienden a utilizar cualquiera de estos
medios con la finalidad de obtener un beneficio particular o general, pero
de manera particular se tiende a utilizar con más frecuencia las técnicas
disuasivas para que se tomen determinadas decisiones, especialmente
cuando son los grupos más dominantes en una sociedad los que por su
poder económico, ideológico o político manejan una serie de estrategias
con el fin de conservar su poder y hacer que una gran mayoría que no
tiene acceso a estas formas de poder termine adaptándose a sus
decisiones.

12
Ibid. p. 179
13
Ibidem
4. La Política y la Ética
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

Hoy en día el tema de la ética tiende a cobrar gran actualidad en cuanto se


observa cómo en algunos ámbitos de la política nacional como internacional se
evidencian casos de corrupción política, en los cuales se desdibujan los
comportamientos y los fines de las instituciones políticas, especialmente. Esta
discusión la encontramos presente de igual manera en gran parte de las
instituciones sociales, razón por la cual la reflexión ética del actuar humano
tiende a ser de carácter urgente. Aun cuando el análisis ético de la ética es un
asunto que compromete a la naturaleza y el obrar de todos los individuos
dentro de una sociedad, no obstante “cuando lo hace en la esfera de la política,
asume un carácter sumamente especial. En todos los otros campos, la
cuestión moral consiste en la discusión sobre cuál es la conducta moralmente
lícita y viceversa, cuál la ilícita y, acaso, en una moral no rigorista, cuál sea
indiferente, en las relaciones económicas, sexuales, deportivas, entre médico y
enfermo, entre maestro y alumno, etc.”14

En torno al ética podemos encontrar de manera tradicional que han


predominado dos postulados:

En un primer momento, aquel que considera que la ética debe ser el norte de
quienes gobiernan un Estado tal y como lo representan Erasmo de Rótterdam
e Inmanuel Kant, por citar sólo dos autores. Hablemos de cada uno de ellos en
particular.

Para Erasmo de Rótterdam en su obra La educación del Príncipe cristiano,


establece que “El buen príncipe debe procurar con todas sus fuerzas no perder
el afecto de los suyos. Créeme, queda desprotegido de su mejor escolta el
príncipe que pierde el favor del pueblo. Por el contrario, la benevolencia del
pueblo se gana, hablando en general, con aquellos procedimientos que más se
alejan de la tiranía: clemencia, afabilidad, equidad, civilidad, benignidad”.15 E
insiste en que su razón de obrar no consiste en otra cosa que en “Perseguir las
cosas honestas, no hacer mal a nadie, no vender las magistraturas, ni dejarse
corromper por los regalos”.16 Para Erasmo las virtudes de un gobernante se
ubican por encima de la satisfacción de unos intereses particulares que tratan
de imponerse en quienes dirigen los designios del pueblo, y nos pone de
presente cómo para algunos es más cómodo ajustarse a las mañas de la
corrupción donde las dádivas, los favores y los sobornos son la norma
instituida por algunos para permanecer en el ejercicio del poder.

14
Ibid. p. 195
15
Idid. P. 202
16
Ibid. P. 203
A su vez para Kant la ética es un elemento prioritario en el ejercicio de la
política, tal y como se hace manifiesto en un aparte de su ensayo sobre La paz
perpetua, al cual se refiere Bobbio: (…) la proposición siguiente: ‘La mejor
política es la honradez’ encierra una teoría mil veces ¡ay! Contradicha por la
práctica. Pero esta otra proposición, igualmente teórica: ‘La honradez vale más
que toda la política’ está infinitamente por encima de cualquier objeción y aun
es la condición ineludible de aquella”17 para Kant indiscutiblemente la máxima
del deber ser donde la responsabilidad se constituye en la máxima de todo
obrar humano, se encuentra por encima de unos intereses de coyuntura que
normalmente tienden a condicionar el obrar político.

Si bien la ética ha sido y sigue siendo un asunto de prioridad para generar un


equilibrio social y evitar los excesos, en un segundo momento, podemos citar
una escuela de pensadores como Benedetto Croce, quien considera en su
escrito Ética y política: seguidas de la Contribución a la crítica de mí mismo,
respecto al tema de la honestidad en la política que “Otra manifestación de la
comprensión vulgar de las cosas de la política es la petulante petición que se
hace de honestidad en la vida política”.18 Para Croce solicitar que existan
valores como la honestidad es producto de un sentimiento iluso de la política,
en cuanto que, según él, la política se mueve por la capacidad que tiene un
político de maniobrar decisiones políticas, aun cuando éstas se alejen de la
ética tradicional, el cual afirma Bobbio al sostener que la reflexión ética en el
contexto de la política es “un argumento pedagógico muy común, pero no de
gran fuerza persuasiva. Digámoslo más claramente: se trata de un argumento
débil que no se corrobora ni en la historia ni en la experiencia común”. 19

17
Ibidem
18
Ibid. p. 198
19
Ibid. p. 203
5. La Política y las Relaciones Sociales
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

El actuar humano siempre está enmarcado por una finalidad en la cual busca
de manera particular que desde la esfera de lo social se logren satisfacer cierto
grupo de necesidades que de otra forma sería imposible o más dispendioso su
cumplimiento, esta finalidad del actuar humano hace que en todo grupo
humano existan unos grupos que tiendan a organizar ese actuar y esa
convivencia, por lo cual crean unas instituciones que legitimen tal ejercicio del
poder, lo cual determina a que el actuar humano deje de ser un actuar
individual y social y pase a ser un actuar político.

En este sentido Bobbio nos manifiesta que “Toda acción política es una acción
social en el doble sentido de acción interindividual y de acontecimiento grupal;
pero no toda acción social es política.”20 Esta distinción entre la esfera de lo
social y la de lo político se encuentra en una concepción moderna de la
política, por cuanto los griegos consideraban que ambas esferas estaban
implícitas en todas las relaciones humanas, tal y como nos lo recuerda Bobbio:
“en la tradición clásica, conforme a la cual la esfera de la política, entendida
como esfera de todo aquello que se refiere a la vida de la pólis, incluye todo
tipo de relaciones sociales, de forma tal que lo político viene a coincidir con lo
social (…)”21 Aristóteles cuando plantea esta coincidencia al establecer que el
ser humano es un ser político o en su expresión original “un animal político”, lo
que quiere señalar es que el hombre únicamente puede subsistir en cuanto tal,
en la medida en que viva en una sociedad política, esto es organizada por
unos principios y normas de convivencia que articulen los diversos intereses de
una comunidad.

Entre los griegos se consideraba que todos aunque vivieran en una sociedad,
sólo aquellos que se consideraban libres (excepto las mujeres, los niños y los
esclavos) podían tener voz y voto para tomar decisiones sobre los asuntos
públicos (no eran idiotas) aspecto que nos señala uno distinción singular entre
lo que concebían como actuar social en general a diferencia del actuar político.

En la sociedad feudal se presenta que el poder político ya no es un ejercicio de


aquellos ciudadanos que se consideran libres, sino es un ejercicio exclusivo y
excluyente de quienes son los propietarios de los bienes, sean éstos los
señores feudales o el Rey, lo cual hace que “el poder sobre las cosas
comprende también el poder sobre los hombres, y éste pasa a través del poder
sobre los objetos”.22

20
Ibid. p. 243
21
Ibid. p. 189
22
Ibid. p. 246
Esta relación feudal inspirada en el dominio de la tierra tiende a prevalecer en
el Estado moderno, en el cual “el Estado patrimonial es el Estado en el que el
soberano detenta el territorio de la nación como su propiedad, en la forma de
dominium eminens o propiedad originaria de la que brotan las propiedades de
los individuos, y se manifiesta por ejemplo en el derecho de expropiación por
causa de utilidad pública.”23 Esta dinámica del ejercicio del poder político ha
prevalecido hasta nuestros días, en cuanto que posibilita que muchos
consideren que el poder político se hereda al igual que se hace con cualquier
propiedad privada, aspecto que primero reduce lo público a lo privado, y
segundo, como consecuencia genera todo tipo de violencia por perpetuar la
detención de tal dominio, lo cual a su vez se hace manifiesto en diversas
formas de exclusión social que son de tipo estructural en algunas ocasiones.

23
Ibid. p. 246-247
6. La Política y sus Fines
Por: Gabriel Ramírez
E-mail: gabrielramirezserrano@gmail.com

Con respecto a los fines de la política podemos llegar a establecer dos grandes
consideraciones: la primera, en la cual se plantea que pueden existir varios
fines, los cuales dependen de la intencionalidad del ejercicio político tal y como
nos lo indica Norberto Bobbio “Respecto al fin de la política lo único que puede
decirse es que, si el poder político es, justamente en razón del monopolio de la
fuerza, el poder supremo de un determinado grupo social, los fines
perseguidos por los actos de los políticos son los fines que, en cada momento,
se consideran preeminentes para un determinado grupo social ( o para la clase
dominante de dicho grupo social).”24 Los fines al depender de los intereses de
un grupo que está a cargo del poder, tienden a ser cambiantes, pues no serán
los mismos fines los que persiga un grupo socialista moderado a los
propuestos por un socialismo radical, pues aunque tienen una base ideológica
común, en la cual sostienen que se deben buscar los mecanismos necesarios
para que sus decisiones fortalezcan el tejido social, los fines que pretenden
son abordados por estrategias y tácticas diferentes; o los fines que persigue un
grupo neoliberal, en donde priman unos intereses económicos que son
pautados por los flujos del mercado, por encima de los intereses sociales, tal y
como lo demuestran las directrices dadas por el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional que terminan las políticas económicas de aquellos
países con los cuales tienen convenios.

La segunda consideración nos señala que aunque “los fines de la política son
tantos como metas un grupo organizado se propone, según el tiempo y las
circunstancias”,25 se debe postular un referente mínimo desde el cual por
diferentes y opuestas que sean las ideologías tanto de los grupos que están en
el poder como de aquellos que se encuentran inconformes con la dinámica de
aquellos y por lo tanto buscan modificarlo por cualquier medio, este puede girar
en torno a la búsqueda del bien común, entendido como aquel que “no puede
designar más que aquel bien que todos los miembros de un grupo tienen en
común, bien que no es otro que la convivencia ordenada, en una palabra el
orden.”26 Al postular un referente mínimo como fin de la política, se puede
garantizar cuando el Estado posea los recursos normativos y administrativos
suficientes para privilegiar la búsqueda y salvaguarda de los intereses sociales
por encima de los intereses particulares, incluso aquellos que son pautados por
la ideología de un grupo que participa de la alternancia del poder político cada
cuatro años en los períodos electorales, esto con el fin de propender por un
equilibrio de la dinámica social.

24
Ibid. p. 183
25
Ibidem
26
Ibid. p. 185

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