Está en la página 1de 3

1) El espacio social es definido por el autor como un conjunto de posiciones distintas y

coexistentes.
El mismo es esa realidad invisible, que no se puede tocar con los dedos, y que organiza
las prácticas y representaciones de los agentes, cuando hablamos de prácticas hacemos
referencia a nuestros actos, ya que en ella se refleja lo que hacemos, y cuando hablamos de
representación hacemos referencia a el modo en el que evaluamos y percibimos.
Ocupar una determinada posición en el mundo social implica incorporar determinadas
disposiciones que serán matriz de determinadas tomas de posición. Así definimos una
posición como la preferencia por un determinado deporte, comida y amigos. La misma
define el estilo de vida como un conjunto de preferencias sistemáticamente relacionadas.
Es importante distinguir entre propiedades de condición y posición porque una está
vinculada a nuestro estilo de vida (la describe), y la otra está vinculada a la posición que
tiene cada uno en el espacio.
Las clases existen en un espacio, que es una estructura, con una determinada distribución,
por lo tanto, cada clase social, por el hecho de ocupar una determinada posición en una
determinada estructura históricamente definida y por estar afectada por las relaciones que
las unen con las demás partes constitutivas de esa estructura, tiene propiedades de posición
relativamente independientes de propiedades de condición, tales como ciertas condiciones
materiales de existencias, cierto tipo de práctica profesional o ciertos ingresos.
2) El campo es un fragmento del espacio social, solo que este tiene sus propias reglas,
normas e intereses específicos, el mismo presenta un conjunto de posiciones distintas y
coexistentes, estas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las
determinaciones que ellos imponen a sus ocupantes, agentes o instituciones.
Para que exista un campo como espacio se debe reconocer a los diferenciados en cuestión
de clases. “En cualquier campo encontraremos una lucha entre el recién llegado que trata de
romper los cerrojos del derecho de entrada, y el dominante que trata de defender su
monopolio y de excluir a la competencia”, y debe haber algo el juego y personas dispuestas
a jugarlo, que tengan conocimiento y reconocimiento de las leyes del juego y lo que está en
juego. Cabe aclarar que cuando hablamos de juego hacemos referencia al capital
económico.
La estructura del campo es un estado de la relación de fuerzas entre los agentes o las
instituciones que intervienen en la lucha porque se imponen a todos aquellos que entrar en
el campo y que no pueden reducirse a las intenciones que tienen los agentes individuales.
Esta misma estructura, se encuentra en la base de las estrategias dirigidas a transformarla
donde siempre está en juego las luchas que ponen en juego el monopolio de la violencia,
los cuales monopolizan el capital específico que es el fundamento del poder o de la
autoridad específica característica de un campo.
3) “Los principios de percepción y apreciación del habitus que están en el principio de
todas las estrategias de evitación son, en gran parte, el producto de una gran evitación no
consciente y no querida, sea que resulte automáticamente de las condiciones de existencia,
sea una evitación, en todo caso cuya responsabilidad incumbe a los adultos mismos,
formados en las mismas condiciones”. El habitus es el principio no elegido de todas las
elecciones, cuando hablamos de habitus hablamos del enfoque de la vida, algo que no
vimos, que llega solo y por ende algo que no elegimos e incorporamos de otros, un claro
ejemplo: la elección de nuestros padres, la ocupación de los mismos, por eso, la frase
comienza por el “principio no elegido”. Nosotros no elegimos el habitus que incorporamos
como miembros de una familia.
La relación con los posibles habla de aquello que como determinado grupo social tenes
acceso. Nosotros estamos situados en un grupo, por lo tanto todo lo que reciba un grupo lo
vamos a recibir nosotros reflejando una propiedad de condición “El organismo, en cuanto
apropiado por el grupo y acorde de antemano con las exigencias del grupo, funciona como
materialización de la memoria colectiva, reproduciéndolo en los sucesores las adquisiciones
de los antepasados”.

4) Los autores, en la mencionada obra, remarcan la intrínseca relación que guarda el


sistema escolar con la sociedad cultural en si, y cómo ésta está configurada para que el
mismo sistema escolar termine siendo una fiel herramienta de reproducción social que
atañe a las aptitudes y actitudes que deberán tener los estudiantes (o actores sociales) para
considerarse como “elite" o “herederos” de un determinado grupo social. Los requisitos
para conformar parte de la élite cultural y social en cuestión no es más, según palabras de
los autores, que el bagaje hereditario y hasta familiar qué puedan tener, además de portar
con abundante ‘capital cultural’
Uno de los puntos determinantes para encasillar a éstos emergentes actores que buscan la
élite es la alienación tácita de ciertas herramientas o mejor dicho factores a tener en cuenta.
Como por ejemplo la cultura del esfuerzo, como representante férreo de los sectores bajos
de la sociedad con pocos recursos económicos interpelados bajo un sistema meritocratico y,
por otro lado, la cultura del talento para aquellos sectores sociales que poseen mas ‘capital
cultural’ viniendo de familias más acomodadas, se plantea la idea de que la propia herencia
recibida alcanza holgadamente para su éxito escolar. Así, los sectores mas bajos tendrán
chances muy escasas o nulas de poder acceder a beneficios de índole educativo (éxito)
como ingresar a una carrera universitaria u obtener un título de grado incluso. Mientras que
los sectores mas altos no sufren estás consecuencias. (pág. 12 a 23).
Con respecto al segundo punto propuesto, podemos decir que la relación que un grupo de
estudiantes pueda tener con sus estudios se complementa perfectamente con la relación que
tiene su pasado y herencia cultural con la posibilidad del éxito en el ámbito educativo. Ya
que, existe una total falta de democratización del saber cultural en sí, más allá que exista
una posibilidad real de formación educativa de segundo grado en el sistema escolar mismo
y la leve sensación de ‘igualación'. Aunque un sistema de méritos rija con firmeza, el
bagaje cultural y hereditario de los sectores mas altos de la sociedad se encuentra a un nivel
muy superior en relación a otro. Así se traza un paralelismo clave para determinar una
relación casi metafórica entre el estío del pasaje por el sistema escolar de ciertos grupos
adyacentes a ‘los herederos’ y estos mismos, y cómo las clases sociales más bajas tienen
que superar muchas mas pruebas y etapas que otras para poder sobrepasar un cierto éxito,
ya sea por ‘falta de talento heredado’ o falta de carácter económico y cultural.

También podría gustarte