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historia de las mujeres representa una de las vertientes més vigorosas la historiografia actual. Su principal cometido es hacer visible la sencia femenina a lo largo de los tiempos, saldando asf un débito de impresa histérica, No se trata solamente de reconocer las contribu- nes de las mujeres o de celebrar sus méritos, sino sobre todo de ‘umbrarlas, cualquiera sea la trascendencia de sus actos. Este libro se sasado en un enorme volumen de investigaciones sobre la vida de las jetes desde el perfodo precolombino y da cuenta de los cambios de relaciones de género -que deben comprenderse como relaciones re mujeres y varones~ en el transcurso de cinco siglos. No hay dudas re la inferioridad que aquellas han padecido, reforzada en el siglo < cuando se ampliaron los derechos de los varones. Pero siempre 20 formas de burlar la sujecién. El feminismo y los cambios notables siglo XX minaron preconceptos y pudo avanzarse en ciertos dere- ss. Del mandato exclusivo del “ngel del hogar”, se evolucioné a la anporacién de las mujeres ala vida politica ya otros dominios publi- Sin duda, en las thkimas décadas se alteraron significativamente las mas morales coercitivas. Y aunque las transformaciones resultan ntestables, nuestra sociedad espera atin por la completa equidad iil z g in 2S v7 Du AVvaais: YNILN: DORA BARRANCOS UNA HISTORIA DE CINCO SIGLOS SUDAMERICANA 110] Ns) =1e) (ele) y) i ace mayoria y en todas las clases sociales, apenas estaba ilustrada sobre el fenémeno de la menstruacién, que las soxprendia con torpeza. Las conversaciones con las criadas, tratindose de las més ricas, 0 com las amigas, tratindose de las menos fivorecidas, aportaban las nociones esenciales de la sexualidad con imaginables cuotas de error. Las frus- traciones sexuales debieron estar a Ia orden del dia mientras los matti- monios continuaban como una pesada obligacién. Cuando Georges Clemenceau visité el pais, a comienzos del siglo XX, quedé impac- tado por la dualidad del comportamiento de las mujeres. En su memoria del viaje se refirid expresamente a la alegria que s° observa buen las muchachas, al comportamiento dicharachero, s Ito y hasta cs ibre de las jévenes argentinas, y al contraste de este cuadro con cl que presentaban luego, ya casada Pudo observar que las matri- moniadas, aun las de edad juvenil, tenfan un aire mas Teservado ydis- tance, algo —pensaba Clemenceau que podta significar preocupa- Giones con la conyugalidad. Como buen franc Clemenceau podia permitirse insinuay, sin decitlo, que alguna cuestion genital frustra- Baa esas mujeres. La prostitucién aparecia entonces como la formu- la apaciguadora; problemas que limitaban la vida regular de la pare- ja podian encontrar solucién en los urdeles que se desparramaron ve rodo el pais de manera excepeional en nimero Y niveles. El de- sequilibrio sexual que producia el arribo de inmigrantes en su may’ via varones, fue un enorme incentivo a la implantacién de las casas de tolerancia, reglamentadas en. la década de 1870 en ciudades como Buenos Aires y Rosario. El comercio sexual tue regentealo por la conocida figura del proxeneta, que conce raba un cierto niimero de mujeres a cargo de una madame, una mujer que por lo general tenla larga experiencia en el negocio. La Argentina ganaria fama por esta netividad en ka que se desempefaban nativas y extranjeras, & ment do atrapadas con engafios. La reglamentacién de la prostitucién fue ncia bien conocida entre los paises de tradicién catéli- una circunst tay pronto se levantarian la voces prorestando por It medida, espe Sy seroge los grupos mis avanzados Tigados a las Fuerzas de quiet da que aparecieron antes de la v ‘ada del siglo. La denominada “trata de Blancas”, la esclavitud a la que eran sometidas cientos de mujeres, Beavis con aificultades para acceder a otra forma de trabalt, fue una experiencia que se profundis gravemente 2 inicios del siglo XX. Luego veremos mas detalles. SARMIENTO, LA EDUCACION PEMENINA ¥ LAS MUJERES DE SU EMPRESA PEDAGOG! ‘A Ya he sefialado que resulta incontestable el mérito del liber: argentino en pro de la educacién priblica destinada a ambos gual. Sarmienco se distinguia encee otras cosas por una visién ade~ Tantada en materia de ciertos derechos femeninos, aunque duran- tesu presidencia se sancioné el limitante Cédigo Civil. Sus viajes, su cestancia en los Estados Unidos de América, el contacto con la reno- vacién que se experimentaba en algunos medios anglosajones, lo con- sustanciaron con el ideal de clevar la condicidn de las mujeres priva- das de educacién. No debe me wuarse el reconocimiento reverencial por su madre, verdadera jefa del hogar; alguna vex legé a escribir que debia realizar un ensayo para dar cuenta del significado de su vineu- Jo con las mujeres de las que supo rodearse, al que Ilamaria “las muje~ res de Sarmiento”, siendo la primera su madre. Pero no hay duda de Ja marca que dejé su relacién con el matrimonio de Horace Mann y Mary Peabody Mann, a quienes traté por primera vez en 1847, cuan- do el prestigio de Mann ya eta considerable. Sarmiento renov6 el contacto con Mary algunos afios después de la muerte del matido. Educada en un hogat rico y filantrépico, la madre de Mary habia sido educadora —también lo fue su hermana Elizabeth, vinculada a su vez con Sarmiento— y ambas se enrolaron en las luchas feministas. Mary auxilié a Sarmiento a procurar maestras que pudieran venir al pas, cuestidn que sélo pudo cuajar en 1870. La simpatia por la supera- cién de la condicién femenina lo llevé a sostener que “el grado de civilizacién de un pueblo puede juzgarse por la posicién de las muje~ res” —aseverativa que, convengamos, no ha perdido vigencia. Habia {que redimirlas con la educacién, con la elevacién cultural, pata que pudieran consticuir la polea de transmisién que Hevara a erradicar la barbaric. Sin duda, le eran comunes los sentimientos patriarcales que anelaban Ja misidn femenina en las funciones de “esposa y madre” como los republicanos, apostaba esencialmente ala familia, “ese po compacto, embrién de la sociedad, que liga a sus miembros reci- procamente, por aficioncs mutuas y hace nacer las ideas de autori- dad, obligaciones, derechos, a la par di son su mas fuerte vineulo” —dee Como Condorcet, afirmaba que esa misién extraordinaria no podia ser jugada a la desidia, no podia abandonarse a las mujeres @ as afecciones del corazén que emiento. cer la horrible suerte dela ignorancia y el ateaso, Sarmiento sosteniat epgincién de las mujeres depende, sin embargo, lx suerte de los Estados, la civilizacién se detiene en las puertas del hogar doméstico rari peellas no eatin preparadas para recibir. Confiaba absoluta- aac en e protagonismo femenino para las rareas de eleva al pue- blo: “En los mis aparaados extremes dele Republica, en I bse vidad y desampato de las aldeas, en los barrios més menesreresos de is Sides popuiosas, la escuelita de mujer esté como débil lampa- vitly mantenfendo la luz. de la civilizacién, que sin ella desapareciera del code para millares de infelices, abandonados al embrurecimien- fo... Entre las educadoras locales con quienes ener neue i vcaentra Juana Manso, una figura excepcional y probablemist oaeane historiadora, puesto que se le debe el Compendio de Ie Historia de las Provincias Unidas del Rio de la Plara. La proximic a con Sarmiento no la privé de ciertos desencuen- dad que guardab: i se Byestro hombre debido a la condueta aurdnoma de Juana, {que enttaba en contlicto con la incransigencia del contexte, Fue una see esis ineligentes e irreverentes publicistas, anunciadora de un Feaminfemo quese emparentaba de modo directo con la ola fundacio- tarde la corriente. Nunca quiso oficiar como preceptora en la Sock ‘had de Beneficencia —debe recordarse que fue uno de los primeros snatitutos para la alfaberizaci6n femenina popular y cuya accion 6 passed ido, Exiiada en Montevideo con la familia, en 1842 faneda alld una de las primeras entidades destinadas a la educacion de las mujeres, el Atenco de Seioritas, pro la experienc dura poe ebe emigrat a Brasil, donde se casard con ©! miisico Francisco de ce Novonha. ‘ceo. la pareja viaja a los Estados Unidos de Amé- Tica para luego regresae a Brasil, donde el marie Ia abandons: 20%. res ento ocurtido en 1853 y que al parecer la mares profundamen ee ya puede coneluise acerca de sti padecimiento en una época Se sai ninguna sociedad aceptaba de buen grado a las separa Regresa entonces a nuestro pais € inicia una actividad como public weer jentras atiende a st familia, aunque la retribucion por $8 colaboraciones en La Hustractén Argentina resulta insignificante: Juans posee una fleme conviccién acerca de [a necesidad de mejor ja vida de las mujeres, aumentar sus posibilidades de autonomia, alle gatles derechos. Funda el Album de Seioritas, y es por enronces que Conoce a Sarmiento, cuando éste se encuentra al frente de la Supe~ + sear ac cle Burenos Aires, durante la presidencia de Mitre, quien le propone dirigir la Escuela Ne 1, destinada a ambos iba seguramente de la primera experiencia de coeduca idn sexual que se vivia en el pais y,a todas luces, contrariaba el espi- ricu de las instituciones para nifias que dirigia la Sociedad de Beneficencia. La empresa zozobré, las habladurias mostificantes finalmente la hicieron desistir, aunque pudieron mas las presiones politicas ejercidas contra la Superintendencia. Nuestra mujer se ins- tala en Brasil pero no tarda en regeesar. Se reencontrari con Sarmien- toa propésito de la inauguracién de la escuela de Catedral al Norte, en 1860, un hito fundacional puesto que el ambiente politico ya ha cambiado. De esa épaca data la diatriba que le permite a Sarmiento responder: “Hagan maestras de escuela. Para educar a los pueblos bien y baratos, nada mejor que la mujer". Juana responde casi siem- pre con energia y sin comedimientos, lo que le vale una fama pési- ma que a veces salpica al propio Sarmiento. Cuando éste se encuen- tra gobernando San Juan, recibe una carta en la que Juana le comenta que se ha atrevido a comentar en un diario Ia incuria gubername tal en materia de educacién, y Sarmiento le responde con afecto, reconociéndola como “la escritora que representa en. nucstras letras 1 bello sexo”, y le envia “cordiales felicitaciones, aunque siempre mezclados desahogos de dolor que ota misiva, le recuerda a sti amiga: sexos, Se tra wan las espina ‘Quise introducir mujeres en la ensefianza y Ud. fue la primera en dar el ejemplo, que siguieron y estuvieron prontas a seguir muchas. Habriamos abierto un camino honorable y ttl a tantas familias decafdas que se extinguen en esfuer- 70s impotentes para luchar contra las dificultades de su sexo. Pero me estrellé contra tradiciones arraigadas y posiciones creadas”. Sarmicn- to y Manso fueron coadyuvantes de la publicacién Anales de la Edu- cacién, que tantos tropiezos tuvo y tantas dificultades para influir en Jos pacatos ambientes de la época. Mientras tanto, Juana recibe pullas por interferir con sus ideas y modificar las convicciones; el estilo es punzante, irreverente y hasta agresivo. A pesar de que cuenta con la amistad no sdlo de Sarmiento, sino del propio Bartolomé Mitre y de otros varones influyentes, el cerco sobre Juana es . Santa Ola Ula, que ha sido sut amigo, la tata casi literalmente de loca en un dia- io capitalino en 1866, y un poco mas adelante, una barra grosera le impide dictar una conferencia justamente en la escuela de Catedral al Norte. Recibe también algunas muestras de simpatia, una de ellas de Mary Mann, pero esos gestos no alcanzan. En 1868, Sarmiento la lec he aconsejado antes la abnega ite las luchas persuade desde Chicago: * ny {a perseverancia, recomiéndole ahora la prudencia las que Ud. tend’ la desventaja de trabajar sin recompensay st est> mmulo, El viento sopla de proa. Téngase a la capa. Estudie, traduzca, Compare, narte. Después teflesionaré, més tarde aconssjaré cuando Senta una brisa favorable. El puerto estd a Ia vista”. En fin, Juana Manso se dedica en gran medida a lo que le aconseja Sarmiento, En Chivileoy consigue funda la biblioteca piblica y granjearse muchas mnistades, un oasis entre tantas adversidades. Pero st hora eeivindi- cativa vendri cuando Sarmiento asuma la presidencia y Juana sea hombrada vocal del Departamento General de Escuelas, aunque algunos se escandalizan. Unas conferencias que ha dictado Is han inclispucsto eon un grupo de maestras, que seguramente no coleran In Hbertad de st palabra, las crticas que formula a la mala prepara cidn del magisterio, su firmeza en el credo de la coed y su falta de credo catélico. En 1871 se torna miembro de la impor- Vinte Comisién Nacional de Escuelas, y aunque sus enemigos no cttyon de azuzatla pudo impulsar la educacién popular y la educa- ‘én de las nifas. Entre las cuestiones que comprometian st. figura seencuentra st oposicién a la clerecia catdlica y la adopeién de Ia fe protestance. Eso significé que no enconcrara de jnmediato separa Pin hota de la muerte, en abril de 1875, puesto que su parroquia se negé a recibir los restos. Juana Manso fue seguramence [a primera fanetonaria pablica mujer, una iconoclasta y una feminista inaugur tal. Felizmente, ya ha sido abjeto de valiosas indagaciones, pero creo que todavia no son suficientes para reconocerle debidamente sus pio- eras contribuciones a la independencia de las mujeres. “Muchas otras mujeres se ubican en Ia arena pedagégica abonada por Sarmiento, Pinzaré ls actuaciones que cupo a una muestra de Jas norteamericanas, Mary O'Graham) Jennie Howard y Jeannette Stevens, La primera llegd cuando Nicobis Avellaneda presidia la Repaiblica gracias al convencimiento de su ministro, Onésimo Legui- zamén, un ferviente simpatizante del magisterio femenino, Entre las ide Sarmiento se contaba la Escuela Normal de Parand, que con snpo se consttuiia en el centro més importante en materia de formacién de educadores: Mary, que habla nacido en Missouri en 1842, fue contratada para integrar su plantel en 1879, pero al poco ticrnpo fue trasladada como vicedirectora a la Escue Normal de San fat “An a neunar la diteccién unos afios mas tarde. Su traba- jo fixe arduo y colocé a ese organismo en un lugar destacado; sus pri- meras egresadas datan de 1884. Fundada la Escuela Normal de La Plata en 1888, va alld para dirigirla, Fueron afios de intensa labor, secundada por su propia hermana Martha. Mary creé el Jardin de Infantes de acuerdo con el modelo mis actualizado que se empleaba en los Estados Unidos de América. Los principios que la guiaban se asentaban en In complementariedad de ciertos aspectos tedricos con Otros tantos pricticos, en orden a una educacién que se queria inte- gral. El ambiente era muy riguroso, se exigia mucha contraccién por parte de las candidatas, y Mary ejercia su influencia en los mis diver- 508 procesos formativos. Desde luego, el énfasis recaia en aspectos redundantes del perfado: una maestta efa una misionera, su calidad maternal aseguraba el éxito del trabajo pedagégico. Las labores fun- damestles dela economia dome —pensando en el objetivo de ja formacién de los hogares— estuvieron en sus programas. Pero al mismo tiempo, un aspecto importante de las ideas pedagégicas de la nortcamericana acentuaba el papel de la miisica y de las artes. Mi tras de reconocida trayectoria egresaron de La Plata y sobraron los crstmnins bre le dediacin con que Mary se empeh en mode- jar agentes que pudieran extender la educacién popular sobre todo n 1883, un grupo de veintitrés jévenes educadoras arribs al pais dee los Eades Uatdon wend al Hare “al gobi Jennie Howard, que habia estudiado en Boston, formaba parte de aquél. AI principio se la designé en la Escucla Normal de Paran: pero come cabs ccs ol proyeto de funda la Fseuela Nowa fe Corrientes, Jennie se traslad6 a esta ciudad y efectivamente a puso ex funfonnets Mis adelante feds a Escuela Normal le Nifias de Cérdoba, como regente y vicedirectora, pero menudea won los contratiempos. Ademas de sortear una epidemia de eélera i6 vérselas con la intolerancia de los grupos més tradicionales, para quienes nuestra educadora —que profesa tante representaba tuna amenaza. No ob: since des : enaza. No obstante, la creacién de Frc habiaeposad en oa oheseaia, Eien Ang as presiones sc hicieron sentir de tal modo que debi ser trasadada Joe presions se hiciron sere de al modo gue debi ser asada rroyos, donde ayudé a erguit la Escuela Nor- mal Mixta. Por muchos aiios fue regente de la a rae ade aplicacién, pentt de tener a su cargo materias pedagégicas. Un problema de nia la obligé a separarse de la ensenanza, pero a pesar de que el ace gobierno la atendié con una pensidn, dio volver 2 las clases parti- ares pata poder sostenerse. Gracias a lx empefioss solicitud de sus canntgamaos y de algunos seccores de In comunidad, finalmente <

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