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Universidad Autónoma de Tlaxcala

Facultad de Filosofía y Letras


Licenciatura en Antropología
Antropología IV
Estructuralismo
Dr. Panagiotis Doulos
Joseph Brian Gómez Flores

El cuerpo y la sexualidad a partir de las fiestas del carnaval en San


Francisco Papalotla.

Introducción

A manera de ensayo, se intentara exponer las dimensiones teóricas de Michael


Foucault, en una comunidad e Tlaxcala, poniendo énfasis en la dinámica de la
sexualidad; y la triada del cuerpo, poder y saber. En primer lugar, se hace una
introducción a los aspectos claves del trabajo del filoso francés que son
importantes al momento de acceder a los fuetes de carnaval.

En seguida, se abre un panorama contextual de las celebraciones, y las danzas


claves, que darán cuenta de las dimensiones post-estructuralistas ofertadas por
la ciencia social.

En las ultimas partes, se tratan de cruzar los datos teóricos con los empíricos
par después iniciará con una reflexión, en torno de la importancia del estudio
desde lo micro y el ejercicio dinámico de la estructura social.

Del Saber, cuerpo y poder

Para poder hacer una leve aproximación de la mirada de Foucault, hay que
poner atención a las demisiones y propuestas teóricas y metodologías, lo que
nos permite acceder las formas más rápidas y efectivas a la realidad social. En
culis llevar el estudio de lo micro a lo macro, el mismo lo menciona, indica que:
“Lo que tenemos que hacer es analizar racionalidades específicas. En lugar de
invocar siempre el progreso de la racionalización en general. (1988:5)”.

En sus textos y muy especialmente, en el Deseo del Saber, hay un diálogo


constante entre dos conceptos, el saber, sujeto y el poder.
EL sujeto sugiere una lectura paradójica ya que como su nombre lo refiere se
encuentra sujeto a un orden estructural, y tiene relación con los demás
conceptos, el poder es uno de ellos. Son las formas del poder. El filósofo
francés, señala:

“Esta forma de poder se ejerce sobre la vida cotidiana inmediata que clasifica a
los individuos en categorías, los designa por su propia individualidad, los ata a
su propia identidad, les impone una ley de verdad que deben reconocer y que
los otros deben reconocer en ellos. Es una forma de poder que transforma a
los individuos en sujetos. Hay dos significados de la palabra sujeto: sometido a
otro a través del control y la dependencia y sujeto atado a su propia identidad
por la conciencia o el conocimiento de sí mismo. Ambos significados sugieren
una forma de poder que subyuga y somete. (1988:7)”.

Este último dialogo, me paree de suma importancia por la particularidad de estudio,


donde la comunicación de los patrones en las fiestas de carnaval, son guiados por
medio de la comunicación, tal como lo señala Foucault:

“También es necesario distinguir las relaciones de poder de las relaciones de


comunicación que transmiten una información por medio de un lenguaje. Un
sistema de signos o cualquier otro medio simbólico. La comunicación es
siempre, sin duda, una cierta manera de actuar sobre el otro o los otros. Pero
la producción y la circulación de elementos del significado pueden tener como
objetivo o como consecuencia ciertos efectos de poder; estos últimos no son
simplemente un aspecto de las primeras. Las relaciones de poder poseen una
naturaleza específica, pasen o no pasen a través de sistemas de
comunicación.”: 12)

Contextualización de la manifestación cultural

De manera rápida, se rara un contexto general del carnaval del sur de Tlaxcala;
con el fin de hacer las siguientes lecturas más accesibles y al dimensionar
teóricamente el personaje de la Nana y demás prácticas que dan cuenta de la
construcción de masculinidades, un orden patriarcal y el ejercicio del poder.

Tiene sus orígenes en Europa y es de carácter ritual, los tres días previos al
Miércoles de Ceniza, el cual es el inicio de la Cuaresma. En estas fechas se
permitía la desinhibición de las personas, se incentivaba el pecado y la “locura
“, con el fin de “despedir a la carne", decir adiós al pecado y entra en penitencia
durante los 40 días previos a la Semana Santa, estas prácticas se han
diseminado a lo largo y ancho del mundo.

En América, llego en la época Colonial, sin embargo sus origines y


trasformaciones son algunas inciertas y o desconocidas. En el caso de Tlaxcala
y Papalotla, se han asignado a las mofas que hacían los indígenas durante la
Colonia hacia los europeos y las fiestas que organizaban, en donde los
indígenas tenían prohibido asistir, por lo que se disfrazaba y usaban máscaras
de cartón para simular y burlarse de estas fiestas y así fue transformándose
hasta lo que conocemos en la actualidad.

La ritualidad del pedimento de lluvia y de fertilidad está presente, en las danzas


de Papalotla, como el La Culebra y demás danzas; de las cuales también
hablaré a profundidad. El sincretismo está presente, entre el carnaval europeo
y los rituales mesoamericanos.

Durante el carnaval de Papalotla se destacan principalmente cuatro personajes


los cuales danza durante las fiestas carnestolendas del municipio. Se
considera, de suma importancia hacer mención de estos cuatro personajes Y
en especial de uno, por la particularidad de este, en la región y en el estado de
Tlaxcala, el personaje en particular es denominado por los pobladores de
Papalotla y por el público en general como la Nana.

Es de destacar que durante las fiestas del carnaval en San Francisco Papalotla
hay múltiples muy diversos personajes que encarnan y viven la celebración que
los reúne los tres días previos al miércoles de ceniza, que si bien no son
protagónicos forman parte del retrato de la actividad humana lo cual nos puede
abrir una ventana a la vida una ventana a las lógicas del carnaval de San
Francisco Papalotla de las cuales no ahondar en este momento pero son de
suma importancia y son parte esencial de la fiesta del carnaval en San
Francisco Papalotla. Al igual que en varios municipios de la zona sur del
Estado de Tlaxcala en Papalotla, la fiesta del carnaval está marcada por varios
personajes que siempre están presentes, en la mayoría de los casos de estas
comunidades, de las cuales voy a destacar cuatro: los Charros, vasarios y
vasarias y la Nana.
Un personaje característico del carnaval de Papalotla por excelencia es la
Nana, interpretada por un hombre robusto disfrazado de mujer, es más
característica que el mismo charro, ya que como mencioné anteriormente, en
otros municipios y comunidades ha caído en desuso.

Su historia está asociado al carnaval del siglo pasado, cuando solo los hombre
podían salir a bailar en las fiestas carnestolendas, en la audiencia de mujeres
para bailar en pareja, unos se colocaban caretas femeninas y vestidos ,
haciendo así alusión a una mujer; de este modo se integraban antiguamente el
cuadro, de solo mujeres.

Al paso del tiempo, se le fue dando permisibilidad a la mujer para bailar, así, la
cuadrilla se conformó por mujeres y hombres, vasarios y vasarias; sin embargo,
quedó un resabio del antiguo carnaval, así surge “la Nana", quedando un
hombre que continuaba interpretando a una mujer, la cual siempre va al inicio
de la cuadrilla, por detrás de ella van las demás mujeres y es este hombre
interpretando a la Nana, la que tiene ciertas facultades que la hacen resaltar de
los demás personajes del carnaval y no solo en la danza de La Muñeca.

Finalmente, es de destacar la danza social-ritual de “La culebra”, un baile


protagonizado por dos danzantes (Charros) donde se golpean en las
pantorrillas (protegidos con cueros de animal) y muslos durante toda la
canción, lo importante de esto es la dinamia colectiva, en la construcción de lo
masculino, la cual tiene el objetivo actual, el de mostrar la virilidad y la hombría
de los danzantes, ya que la mayoría son hombre, aunque de manera parcial la
mujer participa en esta pieza musical.

En esta danza también participan los danzantes travestidos y con trajes menos
elaborados que los del Charro, y que en estos sujetos es más evidente esta
tesis, ya que las “nenas" o “locas", están descubiertos de las piernas, a causa
de que la mayoría usa una falda o vestido. Al golpearse durante la danza
demuestran su hombría, a pesar de estar travestido, evidencia su “fuerza” de
hombre, al no mostrar algún gesto de dolor en su rostro, exhibiendo sus golpes
o laceraciones causadas por los “cuartazos” y con categorías como:
“chingarselo” (mexicanismo para referirse al acto sexual forzado y violento)
También es evidente, cuando los golpes en las piernas son tan fuertes que el
danzante ya no los soporta, pero no puede abandonar la danza hasta que
termine, ya que la presión social los obliga, además de que su virilidad se des
categoriza frente a él mismo y los asistentes que presencian la danza.

Análisis a partir de Michael Foucault

Una vez entendido los elementos esenciales del carnaval, podemos dar un
poseso más y cruzarlo con los conceptos teóricos de Foucault, poniendo
énfasis en las categorías que ofrece a partir de la lectura de “Historia de la
Sexualidad”, enfocando principalmente dos, los cuales se hacen presentes en
las festividades del carnaval de una manera casi tangible

La estructura, que parecer modificarse constantemente, esta regidas por un


orden patriarcal, cisgenero y heterosexual. Sin embargo, durante, as fiestas
carnestolendas surge un punto de gua de este orden estructural. LA
desinhibición de cuerpo, explora los deseos más intrínsecos de los seres
sociales. Caso concreto el travestismo, asociado aun en nuestros tiempos
como una enfermedad, una anomalía, algo que no es normal.

Sin embargo, el carnaval podría ocupar la función en razón de lo antes


mencionado. En primer lugar, como una liberación de vapor de una olla de
presión, literal y metafóricamente; el travestismo en el carnaval como un
mecanismo de “normalización” frente a lo que comúnmente se señalaría como
una “perversidad”.

Sugiere otra lectura, ya que desde hay que tener en cuenta que si bien, vivimos
en una época donde el la sexualidad vive un auge importante, sin embargo, se
viven de acuerdo a la forma estructurada de las sociedades, las dimensiones
que más destacan son las del oren patriarcal, monógamo y heterosexual. Esto
nos presupone la lectura de que si bien el travestismo es una expresión
recurrente durante las fiestas carnestolendas, esta práctica deberá seguir
ciertas normas para mantener incorruptible su masculinidad, ya que en este
momento me estoy refiriendo únicamente a hombrees travestidos, la dimensión
de la mujer travestida, no sugiere un impacto importante dentro de la
estructura, desvirtuando el hecho de que las mujeres buscan en verdad ser
hombre, múltiples discursos trasgresores han surgido desde esta dimisión y
podemos dar cuenta de ello en los múltiples discursos antifeminismo.

Regresando al caso particular, de los danzantes travestidos, ejecutan múltiples


veces la Danza de la Culebra, el limite solo es físico, ya que como se menciona
antes, la construcción de la hombría se pone en juego, ya que si te travistes y
no bailas, entra en escena un proceso dicotómico entre la represión y la
libertad sexual; además se añade la categoría de la las mentes colectivas y con
estas el ejercicio de la presión social.

Para entender mejor podemos rescatar dos de los cuatro conjuntos


estratégicos, en razón de los dispositivos de saber y poder, que sugiere
Michael Foucault:

“La pedagogización del sexo del niño: doble afirmación de que casi todos los
niños se entregan o son susceptibles de entregarse a una actividad sexual, y
de que siendo esa actividad indebida, a la vez "natural" y "contra natura", trae
consigo peligros físicos y morales, colectivos e individuales; los niños son
definidos como seres sexuales "liminares", más acá del sexo y ya en él, a
caballo en una peligrosa línea divisoria; los padres, las familias, los
educadores, los médicos, y más tarde los psicólogos, deben tomar a su cargo,
de manera continua, ese germen sexual precioso y peligroso, peligroso y en
peligro; tal pedagogización se manifiesta [128] sobre todo en una guerra contra
el onanismo que en Occidente duró cerca de dos siglos.”

“La psiquiatrización del placer perverso: el instinto sexual fue aislado como
instinto biológico y psíquico autónomo; se hizo el análisis clínico de todas las
formas de anomalías que pueden afectarlo; se le prestó un papel de
normalización y patologización de la conducta entera; por último, se buscó una
tecnología correctiva de dichas anomalías.” (2009:63)

Conclusión

De una manera general, se intentó llevar los conceptos de Foucault a una


realidad del orden microscópico, desde una situación del orden ritual y social, el
carnaval, del cual se pueden hacer múltiples lecturas aportado de la dimensión
de la sexualidad. Un dialogo entre el poder, el saber y el sujeto.
Lo que podemos destacar de este sencillo trabajo, es la forma en que los
mecanos que sirven de paliativos o caretas de la sexualidad, las cuales
encaminan a los seres sociales al ejercicio de su sexualidad, en apariencia
desde sus individualidad y con plena libertad, sim embargo, las categorías de
las mujeres histéricas, el niño masturbador y los perversos; seguiré que el
poder ejercido sobre esta dimensión, y sobre las demás, ya que este análisis
“La voluntad del saber” puede ser intercambiable con otras variables del orden
social.

Para ir cerrando, el juego de la normalización frente a lo que incomoda a


cuerpo de una saciedad, funge como una regeneración o reconstrucción de la
estructura social, sin que eta tenga que modificarse de una manera
exponencial.

El aproximamiento de los conceptos del poder de Foucault, no permite dos


principales lecturas, la primera y la más importantes, es que si llegamos a
entender las dimensiones de lo microscópico, de o local podemos acceder de
una manera más rápida a los fenómenos regionales, e incluso globales. La
segunda, es que nos permite dimensionar el alcance del debate teórico en la
restructuración de las vida social, la cual se encuentra en constante cambio
pero pareciera que en escocia conserva los principio que cohesionan a esta; en
otras palabras, la estructura se restructura pero no cambia.

Bibliografía

Foucault, M. (2009). Historia de sexualidad I-la voluntad de saber. México:


Ediciones siglo Veintiuno. Cap. IV

Foucault, M. (1988). El sujeto y el poder. Revista mexicana de sociología,


50(3), 3-20.

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