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Varia lingüística y literaria
J.
MARIO VALDÉS
University of Toronto
4 JUAN RULFO, Pedro Páramo, F.C.E., México, 1981; citaré indicando sólo la pá·
gina.
TUNEL
O ..50m
TIRO DE ENTRADA
Allá afuera se oía el caer de la lluvia sobre las hojas de los plátanos,
se sentía como si el agua hirviera sobre el agua estancada en la Tie-
rra... Los caños borbotaban, hacían espuma, cansados de trabajar du-
rante el día, durante la noche, durante el día. El agua seguía corrien-
do diluviando en incesantes burbujas" (loe. cit.).
do del corazón es el del dinamismo del yo; ese querer que nos im-
pulsa a actuar. Yóllotl, corazón, es la razón del ser e ixtli, rostro, es
lo que somos como individuos en la compañía de nuestros próji-
mos. Los tlamatinimes educan al rostro con la esperanza de llegar
al corazón del yo. Cuando el deseo nos ponía en conflicto, los
maestros del saber buscaban el medio de ampliar el deseo; por
ejemplo, extender el amor por una mujer hasta incluir a todo su
pueblo. El deseo ahora no se esconde, sino que se deja ver en el
rostro. El texto de los antiguos mexicanos en los calmecac dice:
Él la quena. Estoy por decir que nunca quiso a ninguna mujer como a·
ésa. Ya se la entregaron sufrida y quizás loca. Tanto la quiso que se pa-
só el resto de sus años aplastado en un equipal, mirando el camino
por donde se la habían llevado al camposanto. Le perdió interés a to-
do. Desalojó sus tierras y mandó quemar los enseres. Desde entonces
la tierra se quedó baldía y en ruinas. Daba pena verla llenándose de
achaques con tanta plaga que la invadió en cuanto la dejaron sola.
De allá para acá se consumió la gente ... y todo por las ideas de don
Pedro, por sus pleitos de alma. Nada más porque se le murió su mu-
jer, la tal Susanita (pp. 103-104).
cir, en esta primera mitad del texto las voces son de la memoria de
Juan, de sus conversaciones en el camino y en Comala, o del pasa-
do más remoto: la niñez de su padre, Pedro Páramo. Desde este
punto en adelante, a la mitad del texto, las voces son todas desde la
llegada de Susana hasta lo más reciente a la destrucción de Coma-
la. Juan ya no tiene contacto con estas voces, sólo las escucha y ne-
cesita que Dorotea le diga quién está hablando, ya que estos perso-
najes no han tenido ningun contacto con Juan. Su presencia se
debe a que son las voces del pasado reciente de Comala y la Media
Luna. En co~unto la segunda parte nos ofrece el panorama del
pueblo en los años tumultosos de la Revolución.
Resumiendo, la primera mitad de la novela establece el cuadro
de tiempo y espacio -Comala y la Media Luna, en Jalisco, de 1880
a 1950-, pero centrado en la Media Luna en 1929. La segunda mi-
tad rellena los vacíos próximos al centro. El pasado habla al pre-
sente a través de sus muertos. Esta descripción de la trama de Pedro
Páramo podría ser una descripción del criterio que se usaba para
construir los Tzompantli de calaveras que dan testimonio al pasa-
do. Esta novela nos lleva a buscar también una explicación de có-
mo nace y muere un pueblo como Comala. Empieza con el cultivo
del maíz y termina con la destrucción de las milpas. Es decir, la vi-
da y muerte mexicanas se definen por el agua-quemada. Finalmen-
te, preguntémonos en qué consiste la tradición de los "Cantares
mexicanos" en esta novela tan claramente distante de la conquista.
Nuestra respuesta se basa en un concepto constante del pensa-
miento náhuatl y del pensamiento mexicano subsecuente: la obliga-
ción primordial de las madres y maestros, de los jefes y de los sa-
bios, es la de humanizar el feroz deseo, instintivo en los seres, de
gozar más, tener más, poder ser más y dominar más. Esta humani-
zación ha llevado y lleva el nombre de guerra florida.
Esta tradición prehispánica mexicana ha llegado a ser un archi-
texto8 del que se nutren obras tan diferentes como Piedra de sol, La
región más transparente, poemas de José Emilio Pacheco y obras de
arte plástico de Henry Moore y, desde luego, de los muralistas me-
xicanos. Ahora bien, el rasgo distintivo de Pedro Páramo es que a
primera vista no provoca ese horizonte de expectativas que la mis-
ma enunciación de lo prehispánico suele generar. La arraigada tra-
dición mexicana de esta obra se insinúa gradualmente con cada