Está en la página 1de 1

Grupo en casas

Título: Acogiendo con amor


Texto: 1Pedro 4:9

Vivimos en un mundo extremadamente individualista y egoísta. En un mundo donde


cada uno desconfía del otro, tal vez con justa razón. Pues esta desconfianza del otro
muchas veces tiene que ver con malas experiencia que hemos sufrido. Pero ¿significa
que debemos cerrar las puertas de nuestro corazón y de nuestro hogar? A veces
debido a lo anterior solemos ser acogedores con aquellos que sentimos más afinidad,
pero ¿ Es bíblica dicha actitud? ¿ Qué es lo que Dios pide de nosotros?

Ya se ha indicado 1 Pedro 4:8 que amemos a las personas con amor ferviente, pero
también fruto de este amor es el acoger a las personas con amor ferviente. No fuimos
llamados para amarnos entre los que nos caemos bien, o con los que tenemos mayor
afinidad, esta idea es mundana y anti bíblica. Dios quiere que amemos y acojamos a
las personas sin distinción. Así como Abraham en Génesis 18:1-5 acogió a tres
varones sin saber quienes eran al principio, los hospedo y les atendió con amor. El
ser hospitalario no es una cuestión cultural, es un mandamiento del Señor, es una
señal de que hemos sido alcanzados por el amor y la gracia de Dios.

Cuando somos hospitalarios generamos un ambiente de confianza, donde las


personas se sienten con la libertad de abrir su corazón no solo al Señor, sino tambien
entre los hermanos. Un ambiente hospitalario propicia relaciones de confianza. El
Señor no quiere que su iglesia mantenga relaciones profesociales, pues no somos una
empresa, somos el hogar del Señor.

Por tanto así como Dios nos acogió en amor incondicional, mediante la obra de Cristo,
como sus hijos, acojámonos los unos a los otros como hermanos que somos, en amor,
en verdadero amor cristiano, para que realmente el sueño de ser una casa, una gran
familia sea una realidad.

Tenemos muchos proyectos, plantación de Iglesias, enviar misioneros, queremos un


avivamiento, muchos están soñando con eso, todo ello nunca será una realidad, si no
comenzamos amar de verdad a nuestro prójimo. Podemos buscar al Señor en
oración, soñar con grandes cosas, pero si no amamos, si no somos acogedores como
iglesia, nada de lo anteriormente dicho será una realidad. Este un desafío para todos
nosotros, para el equipo pastoral, para el consistorio de nuestra iglesia, para los
líderes, para los miembros, para todo aquel que esta viendo y escuchando este
mensaje.

De nada sirve todo nuestro trabajo, sino hay amor al prójimo, si no aprendemos a ser
acogedores con amor incondicional y ferviente. Que el Señor tenga misericordia de
nosotros y nos ayude asumir este importante desafío. Que el Señor les Bendiga.

Preguntas para reflexionar:

1. ¿Qué elementos de nuestro carácter y de nuestro corazón muchas veces nos


impide ser hospitalarios y acogedores?
2. ¿Crees que en este momento tu personalidad y carácter hace posible un
ambiente acogedor?
3. ¿ Cómo el Señor nos acogió a nosotros a la luz del mensaje predicado?
4. ¿Qué tipo de ambiente se propicia cuando se practica la hospitalidad con
amor?

También podría gustarte