Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
"OLAS DE AMOR"
"La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el SEÑOR llega al rescate en cada ocasión.»
A veces no nos damos cuenta, cómo es que el Señor viene a nuestro rescate. Esperamos y
esperamos por algo que imaginamos, y ante nosotros, está su respuesta.
Recuerdo mi época de post cirugía de la columna; tiempos de dolor intenso y de escaso movimiento,
ciertamente eran tiempos de dificultad y ahí estuvo el Señor en todo momento: se vistió de mis
hermanos, envió a sus ángeles a mi rescate, tocó sus corazones para moverlos hasta mi casa, unos
llevaron provisión, otros hacendosos se ocuparon de la limpieza; no faltó aquél que me acompañó
en oración y me acercó los alimentos y el agua.
Muchos estuvieron allí porque respondieron al Señor, hicieron un ACTO DE AMOR: renunciaron a
su tiempo, a su dinero, a su espacio, renunciaron a ellos mismos para levantarme, y no saben, tal
vez ni lo recuerden, pero con cada visita, con cada acto de amor que me brindaron permitieron que
yo viera el inmenso amor de papá por mí, y mi fe fue edificada, mis raíces crecieron afirmándose
cada vez más en la roca. El Señor mostró su eterno amor y misericordia para mí a través de ellos.
Gracias Señor, porque tú nos has llamado a esto, diriges nuestros pasos para cautivar a otros, a
través de los ACTOS DE AMOR.
¿Y qué es el amor?
En la Biblia podemos encontrar muchos pasajes del eterno amor del Padre hacia la humanidad,
hacia su creación. Comencemos por éste, contenido en Juan 3:16
»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se
pierda, sino que tenga vida eterna.» Juan 3:16 NTV
¿Puede haber un gesto de amor más grande que éste? ¿qué hicimos nosotros para merecerlo?
Nada.
Me pregunto ¿dónde estaríamos si Jesús hubiese esperado que nosotros le hubiésemos brindado
un sólo gesto, una sola muestra de amor para decidir venir al mundo?. No, él no esperó, nada de lo
que hizo fue esperando retribución, su sufrimiento, su obediencia, su calvario, todo fue puesto a
disposición nuestra para llenarnos de regalos sin que nosotros tuviésemos que mover un sólo dedo.
Entonces si nosotros hemos sido hechos a su imagen y semejanza, si le hemos recibido en nuestro
corazón, si le hemos confesado con nuestra boca, si hemos sido en enseñados por él:
1
«Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus
pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes
se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud.»
¿No estamos acaso llamados a amar como él amó?, renunciando a nosotros mismos para que otros
conozcan y sean edificados en este inmenso amor que él nos prodiga.
Cuán fácil puede ser repetir los versículos que vamos aprendiendo, pero su palabra nos enseña que
seamos hacedores, no tan sólo oidores. A veces podemos caer en esa sutileza que tenemos los
seres humanos y que tanto nos sirve: acomodar a nuestros propios pensamientos lo que la palabra
nos dice. De esa forma hemos aprendido que hemos de amar a Dios por sobre todas las cosas y a
nuestro prójimo como a nosotros mismos, lo hemos oído ¿cierto?, el problema es que nos hemos
acomodado al concepto de amor que nosotros tenemos y así vivimos: amando mientras nos amen,
mientras se ocupen de nosotros, mientras nos miren, en definitiva amando a cambio de una
respuesta ó amando como respuesta al que nos muestra amor. Sin embargo, hemos de reconocer
que tal vez nos hemos equivocado, pues el amor que el Padre nos pide es otro tipo de amor, es su
amor.
En 1 de Corintios 13, el apóstol Pablo nos enseña que no hay nada como el amor, ese amor que
llevó al Padre a darnos a su unigénito para morir por nosotros, ese amor que llevó a Cristo a morir
por la humanidad, obedeciendo al Padre, ese es el amor que Dios nos está pidiendo.
«Si pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los ángeles pero no amara a los demás, yo solo
sería un metal ruidoso o un címbalo que resuena.»
Puedo saber todos los tipos de idiomas para comunicarme, todo pero si no tengo amor, no
soy nada.
«Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el
conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros,
yo no sería nada.»
Puedo tener todas las habilidades del mundo, los talentos más preciosos, el conocimiento
más preciado, pero sin amor, no soy nada.
2
«Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero
si no amara a los demás, no habría logrado nada.»
Puedo darlo todo, hasta mi propia vida, pero sin amor, nada soy.
No es un mandato cualquiera, el Señor ofreció su vida por amor. No la ofreció para que nosotros
dijéramos oh! que hermoso acto que hizo, qué conmovedor, tremendo lo que hizo! No, él no lo hizo
para que lo reconociéramos, lo hizo para mostrar cuán grande y cuán puro es su amor.
Amados ahora podemos preguntarnos si realmente estamos amando de la forma que Dios nos pide
que amemos.
Cuán fácil resulta poder prodigarnos amor en un abrazo los sábados en nuestra reunión. Aún puede
ser fácil amar a un hermano(a)con el (la) hemos logrado una relación de amistad, pero ¿qué pasa?
con aquél o aquella que:
No conoce a Dios
«Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que
ama es hijo de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.»
Podríamos preguntarnos ¿y cómo puedo expresar mi amor? O también inquietarnos indicando que
siempre amamos pero el resto o alguien en particular no sabe recibir mi amor, por tanto el problema
no es mío.
Para amar a otros y ser amados por otros es importante saber cómo esa persona espera que el
amor sea expresado hacia él/ella y como expresa su amor a otros. Gary Chapman es un pastor,
autor de varios libros entre los cuales hay uno titulado "Los cinco lenguajes del amor", en él trata
como la gente puede expresar o compartir su amor hacia los demás, aquí les entrego algunos
puntos, a manera de síntesis:
Mis amados, quiero terminar estas palabras invitándolos a amar, a realizar actos de amor, sé
ciertamente que nuestro Padre que está en los cielos se gozará cuando vea a uno de sus hijos
amando como él nos amó, menguando para que Cristo crezca, renunciando al propio yo: al
cansancio, al aburrimiento, al dolor, incluso a la enfermedad y al hambre, con tal de amar, porque:
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
Entonces:
4
«Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes.» Lucas 6:31 TLA
Y:
«No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.»
Definitivamente:
«Nadie ha visto nunca a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su
amor estará en nosotros.»
Amén