Está en la página 1de 6

Sobre la libertad

John Stuart Mill


Madrid: Alianza Editorial, 2001.
La obra se escribió originalmente entre 1855 y lo que tengan de compulsión o control, ya sean
1859, fecha de su publicación. los medios empleados, la fuerza física en forma de
penalidades legales o la coacción moral de la
Introducción opinión pública. Este principio consiste en afir-
mar que el único fin por el cual es justificable que
La primera versión identificable de una so- la humanidad, individual o colectivamente, se
ciedad con gobernantes y gobernados muestra la entremeta en la libertad de acción de uno cual-
relación entre éstos de la siguiente manera: los quiera de sus miembros, es la propia protección.
gobernantes tienen un poder casi ilimitado sobre Que la única finalidad por la cual el poder puede,
los gobernados; éstos obtienen a cambio la pro- con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro
tección de los gobernantes, especialmente frente a de una comunidad civilizada contra su voluntad,
agresiones externas. La evolución de este estado es evitar que perjudique a los demás. Su propio
de cosas llevó a la limitación del poder de los bien, físico o moral, no es justificación suficiente.
gobernantes, de tal manera que existían determi- Nadie puede ser obligado justificadamente a rea-
nados actos que no podían llevar a cabo, en contra lizar o no realizar determinados actos, porque eso
de sus propios súbditos. Lo contrario justificaba la fuera mejor para él, porque le haría feliz, porque,
rebeldía individual y hasta la rebelión general. De en opinión de los demás, hacerlo sería más acer-
esta forma, los gobernados estaban protegidos tado o más justo. Éstas son buenas razones para
contra la agresión de sus propios gobernantes. Un discutir, razonar y persuadirle, pero no para
paso más lo constituyó el establecimiento de nue- obligarle o causarle algún perjuicio si obra de
vas limitaciones para el poder: no podían empren- manera diferente. Para justificar esto sería preci-
der determinadas acciones sin el consentimiento so pensar que la conducta de la que se trata de
de los gobernados. disuadirle produciría un perjuicio a algún otro.
El mayor cambio cualitativo tuvo lugar cuan- La única parte de la conducta de cada uno por la
do la sociedad comprendió que la única forma de que él es responsable ante la sociedad es la que se
salvaguardarse de sus gobernantes era procurar refiere a los demás. En la parte que le concierne
que éstos compartieran los mismos intereses y meramente a él, su independencia es, de derecho,
objetivos. Así, se pasó a una situación donde los absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo
gobernantes eran escogidos por los gobernados, y espíritu, el individuo es soberano.
para un tiempo determinado. Lógicamente, esta
nueva situación aconsejó relajar las limitaciones La sociedad, pues, debe salvaguardar la
establecidas hasta la fecha para el poder. Dado libertad del individuo, hasta el límite en que cause
que ambos compartimentos sociales comparten perjuicio a los demás. Y se entiende por libertad
los mismos objetivos e intereses, no es necesario todo lo concerniente a la conciencia, al pensa-
salvaguardarse de las decisiones de los gobernan- miento, al sentimiento, a la expresión de opinión,
tes, imponiendo restricciones innecesarias. Y éste a la reunión y asociación entre individuos libres,
fue un error. al establecimiento de nuestros propios gustos y
A pesar del supuesto teórico según el cual el fines.
poder y el pueblo comparten objetivos comunes,
la experiencia ha demostrado que este modo de (70) No es libre ninguna sociedad, cualquiera que
funcionamiento oprime la libertad del individuo, sea su forma de gobierno, en la cual estas liberta-
estableciendo restricciones a sus movimientos, des no estén respetadas en su totalidad; y ninguna
procurando una única vía de pensamiento y opi- es libre por completo si no están en ella absoluta
nión, la que se considera aceptable o adecuada, y plenamente garantizadas.
sometiendo al individuo por vías más sutiles que
las que se ejercieron antaño, en otras formas de De la libertad de
relación gobernantes-gobernados. pensamiento y discusión
(68) El objetivo de este ensayo es afirmar un (77) Si toda la humanidad, menos una persona,
sencillo principio destinado a regir absolutamente fuera de una misma opinión, y esta persona fuera
las relaciones de la sociedad con el individuo en

Sobre la libertad. Mill - 1


de opinión contraria, la humanidad sería tan necesario justificar su confianza, no es mucho
injusta impidiendo que hablase como ella misma pedir que se exija la misma justificación a esa
lo sería si teniendo poder bastante impidiera que colección mixta de algunos pocos discretos y
hablara la humanidad. muchos tontos que se llama el público. La más
intolerante de las iglesias, la Iglesia católica
La libertad para expresar las opiniones, romana, hasta en la canonización de un santo
los pensamientos, es fundamental. Ante el pro- admite y oye pacientemente a un “abogado del
blema de llegar a la verdad y a la comprensión, no diablo”.
hay más solución que defender la libertad de pen- (82) Las creencias en las que mayor confianza
samiento y palabra. depositamos no tienen más salvaguardia para
Si se ahoga una opinión, por considerarla mantenerse que una permanente invitación a todo
falsa o contrapuesta a la versión oficial, que de- el mundo para que pruebe su carencia de funda-
fiende la Sociedad o el Estado, se está ejerciendo mento.
un gran daño a la verdad, incluso a la opinión (122) Pero no es sobre el partidario apasionado,
oficial, básicamente por tres motivos: sino sobre el espectador más calmoso y desintere-
sado sobre quien la colisión de opiniones produce
(77) Si la opinión es verdadera se les priva de la su saludable efecto.
oportunidad de cambiar el error por la verdad; y
si es errónea, pierden lo que es un beneficio no La represión del libre pensamiento, tiene
menos importante: la más clara percepción y la fatales consecuencias para la humanidad. Si se
impresión más viva de la verdad, producida por priva a las personas de acceder a las opiniones
su colisión con el error. heréticas y, por tanto, se les obliga a aceptarlas
(114) Hasta ahora hemos considerado sólo dos por dogma o ley, se está enviando el mensaje
posibilidades: que la opinión aceptada pueda ser “creemos tan poco en la verdad de estas opinio-
falsa y, por consiguiente, alguna otra pueda ser nes, que nos vemos obligados a protegerlas de
verdadera, o que siendo verdadera sea esencial toda discusión”:
un conflicto con el error opuesto para la clara
comprensión y profundo sentimiento de su verdad. (85) ¿son éstas las doctrinas que no estimáis
Pero hay un caso más común que cualquiera de suficientemente ciertas para ponerlas al amparo
éstos; cuando las doctrinas en conflicto, en vez de de la ley?
ser una verdadera y otra falsa, comparten entre (91) El que sostenga una nueva verdad debe pre-
ambas la verdad; y la opinión disidente necesita sentarse, según esta doctrina, como se presentaba
suplir el resto de la verdad, de la que sólo una en la legislación de los Locrios el que proponía
parte está contenida en la doctrina aceptada. una nueva ley, con una cuerda atada al cuello,
(101) en todo asunto sobre el que es posible la para tirar de ella inmediatamente si la asamblea,
diferencia de opiniones, la verdad depende de la oídas sus razones, no adoptaba en el acto su pro-
conservación de un equilibrio entre dos sistemas posición. No puede creerse que los que defienden
de razones contradictorias. este trato para los bienhechores concedan gran
valor al beneficio.
Los pensadores y los espectadores sólo (100) Por poco dispuesta que se halla una perso-
pueden llegar a la comprensión mediante la con- na a admitir la falsedad de opiniones fuertemente
frontación de opiniones opuestas. Luego, hay que arraigadas en su espíritu debe pensar que por
favorecer la publicación de éstas, con el objetivo muy verdaderas que sean, serán tenidas por dog-
de que lleguen a los miembros de la sociedad: mas muertos y no por verdades vivas, mientras no
puedan ser total, frecuente y libremente discuti-
(81) Las opiniones y las costumbres falsas ceden das.
gradualmente ante los hechos y los argumentos;
pero para que los hechos y los argumentos pro- ¿Cuál es el papel de la sociedad y del
duzcan algún efecto sobre los espíritus es necesa- Estado en estas cuestiones? Deberían adoptar la
rio que se expongan. función de promover la discusión, el conflicto
(81) la única manera que tiene el hombre de entre opiniones, pero se observa con más frecuen-
acercarse al total conocimiento de un objeto es cia la represión, el ahogo, la persecución.
oyendo lo que pueda ser dicho de él por personas
de todas las opiniones. Sócrates (87) fue condenado a muerte por sus
(82) Si los hombres más sabios, los más capacita- conciudadanos, después de una prueba judicial,
dos para confiar en su propio juicio, encuentran por impiedad e inmoralidad. Impiedad, por negar

Sobre la libertad. Mill - 2


los dioses reconocidos por el Estado; en realidad, (127) De igual modo que es útil, en tanto la
su acusador aseguró (véase la “Apología”) que humanidad sea imperfecta, que existan diferentes
no creía en dios ninguno. Inmoralidad, porque opiniones, lo es que existan diferentes maneras de
era, por sus doctrinas e instrucciones, un “co- vivir.
rruptor de la juventud”. Hay toda clase de moti- (136) En proporción al desenvolvimiento de su
vos para creer que el Tribunal le creyó honrada- individualidad, cada persona adquiere un mayor
mente culpable de tales crímenes y condenó a valor para sí mismo y es capaz, por consiguiente,
morir como un criminal al hombre que, proba- de adquirir un mayor valor para los demás. Se da
blemente, de todos los entonces nacidos, había una mayor plenitud de vida en su propia existen-
servido mejor a la humanidad. cia y cuando hay más vida en las unidades hay
(88) Los cristianos ortodoxos que se sienten ten- también más en la masa que se compone de ellas.
tados a creer que los que lapidaban hasta la (139) Es verdad que los hombres de genio son, y
muerte a los primeros mártires debieron ser hom- probablemente siempre lo serán, una pequeña
bres peores de lo que ellos mismos son, recuerden minoría; pero para tenerlos es necesario cuidar el
que uno de aquello perseguidores fue San Pablo. suelo en el cual crecen. El genio sólo puede alen-
(91) La historia nos ofrece ejemplos de verdades tar libremente en una atmósfera de libertad.
arrolladas por la persecución; que si no suprimi- (147) Un pueblo, al parecer, puede ser progresivo
das para siempre, han sido, al menos, retardadas durante un cierto tiempo, y después detenerse,
durante siglos. ¿cuándo se detiene? Cuando cesa de tener indivi-
(99) Pueden haber existido y pueden volver a dualidad.
existir grandes pensadores en una atmósfera de (151) La humanidad se hace rápidamente incapaz
esclavitud mental. Pero nunca se ha dado, ni se de concebir la diversidad cuando durante algún
dará en esta atmósfera, un pueblo intelectualmen- tiempo ha perdido la costumbre de verla.
te activo.
Por alguna razón, las sociedades tienden
Quien quiera acceder a la dimensión del a decidir, periódicamente, cuáles son los estánda-
libre pensamiento debe respetar la diversidad de res de conducta a seguir y pretenden, con la mis-
opiniones y nutrirse de ella: ma convicción, imponerlos a los individuos.

(98) Nadie puede ser un gran pensador sin reco- (145) El promedio general de la humanidad es
nocer que su primer deber como tal consiste en moderado, no sólo en inteligencia sino en inclina-
seguir a su inteligencia cualesquiera que sean las ciones; no tiene gustos ni deseos bastante fuertes
conclusiones a que se vea conducido. para inclinarle a hacer nada que no sea usual, y,
(111) La fatal tendencia de la humanidad a dejar por consiguiente, no comprende a quienes los
de pensar en una cosa en cuanto deja de ser du- tienen, clasificándolos entre los seres extravagan-
dosa, es causa de la mitad de sus errores. tes y desordenados a los cuales está acostrum-
brado a despreciar.
De la individualidad como uno de los
elementos del bienestar Se llega a tal extremo en esta tendencia,
que los miembros de las sociedades terminan por
El respeto e impulso de la individualidad asumir su uniformidad y vivirla como algo positi-
es la materia de la que se nutre el progreso de las vo, despreciando las desviaciones.
naciones, a través de la diversidad de sus miem-
bros. (134) la conformidad es la primera cosa en que
Europa ha sido una región progresiva, si piensan; se interesan en masa, ejercitan su elec-
bien ahora lo es menos (cada vez menos). Su ción sólo entre las cosas que se hacen corriente-
progreso se debe a su diversidad. Ésta no ha sur- mente; la singularidad de gusto o la excentricidad
gido como resultado del respeto mutuo, sino de la de conducta se evitan como crímenes; a fuerza de
incapacidad de imponerse unos a otros, a pesar de no seguir su natural, llegar a no tener natural que
los múltiples intentos a lo largo de la historia. seguir; sus capacidades humanas están resecas y
Gracias a esta impotencia, Europa ha vivido altos consumidas.
niveles de diversidad y se ha beneficiado de ellos. (140) Actualmente los individuos están perdidos
Con el tiempo, la tendencia de la humanidad a en la multitud.
uniformarse (medios de comunicación, modas, (140) Pero son siempre una masa, es decir, una
etc.) está reduciendo la diversidad y amenaza con mediocridad colectiva.
estancar Europa.

Sobre la libertad. Mill - 3


(141) Ningún gobierno por una democracia o una de esta expresión una instigación positiva a algu-
aristocracia numerosa ha sabido elevarse sobre na acción perjudicial.
la mediocridad, ni en sus actos políticos ni en las (127) La libertad del individuo debe ser así limi-
opiniones, cualidades y tono del espíritu que en él tada; no debe convertirse en un perjuicio para los
alienta, excepto en aquellos casos en los que el demás.
soberano “Muchos” se ha dejado guiar (como
siempre ha hecho en sus mejores tiempos) por los De los límites de la autoridad
consejos e influencia de Uno o Varios, mejor
dotados e instruidos. de la sociedad sobre el individuo

La individualidad, entendida como la (152) A la individualidad debe corresponder la


conciencia de las propias diferencias, de las pro- parte de la vida en la que el individuo es el prin-
pias fuerzas, energías, impulsos y deseos, además cipal interesado; a la sociedad aquella en la que
de inteligencia y opiniones, permite a las personas ella misma esté principalmente interesada.
ser personas y a las sociedades, nutrirse de las (152) todo el que recibe la protección de la socie-
personas. dad debe una compensación por este beneficio; y
el hecho de vivir en sociedad hace indispensable
(130) El que hace una cosa cualquiera porque que cada uno se obligue a observar una cierta
ésa es la costumbre, no hace elección ninguna. No línea de conducta para con los demás.
gana práctica alguna ni en discernir ni en desear (153) Soy el último en despreciar las virtudes
lo que sea mejor. Las potencias mentales y mora- personales; pero vienen en segundo lugar, si
les, igual que la muscular, sólo se mejoran con el acaso, respecto a las sociales. Corresponde a la
uso. educación cultivar por igual las dos.
(130) El que deje al mundo, o cuando menos a su (154) Pero ni uno, ni varios individuos, están
mundo, elegir por él su plan de vida no necesita autorizados para decir a otra criatura humana de
ninguna otra facultad más que la de la imitación edad madura que no haga de su vida lo que más
propia de los monos. le convenga en vista de su propio beneficio.
(131) La naturaleza humana no es una máquina (156) Nosotros mismos tenemos también derecho
que se construye según un modelo y dispuesta a a obrar de distintas maneras según nuestra desfa-
hacer exactamente el trabajo que le sea prescrito, vorable opinión respecto de otro, sin menoscabo
sino un árbol que necesita crecer y desarrollarse de su individualidad, sino sencillamente en el
por todos lados, según las tendencias de sus fuer- ejercicio de la nuestra.
zas interiores, que hacen de él una cosa viva. (160) Admito plenamente que el mal que una
(132) No obran mal los hombres porque sus de- persona se cause a si misma puede afectar seria-
seos sean fuertes, sino porque sus consciencias mente, a través de sus simpatías y de sus intere-
son débiles. ses, a aquellos estrechamente relacionados con
(133) El que carece de deseos e impulsos propios ella, y en un menor grado, a la sociedad en gene-
no tiene más carácter que una máquina de vapor. ral.
(142) Con tal de que una persona posea una ra- (161) Si, por ejemplo, un hombre se hace incapaz
zonable cantidad de sentido común y de experien- de pagar sus deudas a causa de su intemperancia
cia, su propio modo de arreglar su existencia es el o extravagancia, o habiendo contraído la respon-
mejor, no porque sea el mejor en sí, sino por ser sabilidad moral de una familia, llega a ser, por la
el suyo. misma causa, incapaz de mantenerla o educarla,
será merecidamente reprobado y puede ser justa-
No obstante, asumir que la individualidad mente castigado; pero lo será por el incumpli-
es imprescindible y que, por tanto, los individuos miento de sus deberes hacia su familia o sus
deben ser libres de elegir su conducta, no resta acreedores, no por la extravagancia.
que la sociedad deba ejercer su control e imponer (161) Nadie debe ser castigado simplemente por
limitaciones, cuando las conductas individuales estar embriagado; pero un soldado o un policia lo
generan perjuicios para los demás. serán por estarlo durante el servicio. En una
palabra, siempre que existe un perjuicio definido
(126) Nadie pretende que las acciones sean tan o un riesgo definido de perjuicio, sea para un
libres como las opiniones. Por el contrario, hasta individuo o para el público, el caso se sustrae al
las opiniones pierden su inmunidad cuando las campo de la libertad y entra en el de la moralidad
circunstancias en las cuales son expresadas hacen o la ley.

Sobre la libertad. Mill - 4


(162) La sociedad ha tenido un poder absoluto yerran, debemos cuidar de no admitir un princi-
sobre ellos durante toda la primera parte de su pio cuya aplicación nosotros mismos tengamos
existencia; ha tenido todo el periodo de la infan- que resentirnos como de una gran injusticia
cia y la menor edad para tratar de hacerles capa-
ces de una conducta racional en l a vida. Aplicaciones
(162) Si la sociedad permite que un número con-
siderable de sus miembros crezcan como si fueran (178) Las máximas son: primera, que el individuo
niños incapaces de obrar en vista de una conside- no debe cuentas a la sociedad por sus actos, en
ración racional de motivos lejanos, es a sí misma cuanto éstos no se refieren a los intereses de nin-
a quien debe condenar por las consecuencias. guna otra persona, sino a él mismo.
(163) Si entre aquellos a quienes se pretende (178) Segunda, que de los actos perjudiciales
forzar a la prudencia o a la temperancia hay para los intereses de los demás es responsable el
alguno de la madera de los caracteres vigorosos e individuo, el cual puede ser sometido a un castigo
independientes, infaliblemente se rebelará contra legal o social, si la sociedad es de opinión que
el yugo. Ninguna de estas personas aceptará uno u otro es necesario para su protección.
nunca que otros tengan derecho a intervenir en lo (181) Si un funcionario público u otra persona
que son sus intereses personales, como pueden cualquiera viera que alguien intentaba atravesar
hacerlo para impedir que les perjudique en los un puente declarado inseguro, y no tuviera tiempo
suyos; y fácilmente se convierte en una muestra de advertirle del peligro, podría cogerlo y hacerle
de espíritu y valor alzarse frente a esta autoridad retroceder sin atentar por esto a su libertad, pues-
usurpada y hacer con ostentación precisamente lo to que la libertad consiste en hacer lo que uno
contrario de lo que ella prescribe. desee, y no desearía caer en el río. Sin embargo,
(164) Pero el argumento más fuerte contra la cuando se trata de un daño posible, pero no segu-
intervención del público en la conducta puramen- ro, nadie más que la persona interesada puede
te personal, es que cuando interviene lo hace juzgar de la suficiencia de los motivos que pueden
torcidamente y fuera de lugar. impulsarla a correr el riesgo: en este caso, por
(164) La opinión de una tal mayoría impuesta tanto (a menos que se trate de un niño, o que se
como ley sobre la minoría, en cuestiones de con- halle en un estado de delirio, de excitación o de
ducta personal tiene absolutamente las mismas distracción que le imposibilite el completo uso de
probabilidades de ser acertada como equivocada, sus facultades reflexivas), mi opinión es que debe
ya que en casos tales la opinión pública significa, tan sólo ser advertido del peligro, sin impedir por
a lo más, la opinión de unos cuantos respecto a lo la fuerza que se exponga a él.
que es bueno o malo para otros; y con frecuencia, (190) El principio de libertad no puede exigir que
ni siquiera esto representa, porque el público una persona sea libre de no ser libre. No es liber-
pasa, con la más perfecta indiferencia, sobre el tad el poder de renunciar a la libertad.
placer y la conveniencia de aquellos mismos cuya (192) Ya he hecho observar que, debido a la au-
conducta censura, y no considera sino su propia sencia de principios generales reconocidos, la
preferencia. libertad es frecuentemente otorgada donde debi-
(164) no hay mayor paridad entre el interés de era ser denegada, y denegada donde debiera ser
una persona por su propia opinión y el de otra concedida; y uno de los casos en que el sentimien-
que se siente ofendida por su mantenimiento que to de libertad es más fuerte en el mundo europeo
la que existe entre el deseo de un ladrón de apo- moderno es, a mi entender, un caso en el que ese
derarse de una bolsa y el de su legítimo propieta- sentimiento está completamente fuera de lugar.
rio de detenerla. Y el gusto de esa persona es cosa Una persona deber ser libre de hacer su gusto en
tan peculiar de ella como su opinión o su bolsa. sus propios asuntos, pero no debe serlo cuando
(165) Y no es difícil mostrar mediante abundantes obra en nombre de otro, con el pretexto de que los
ejemplos que una de las más universales de todas asuntos de éste son propios suyos. El Estado, en
son las propensiones humanas consiste en exten- tanto que respeta la libertad de cada uno en lo
der los límites de la que puede ser llamada policia que especialmente le concierne, está obligado a
moral, hacia tal punto en que choque con las mantener una vigilante intervención sobre el
libertades más indiscutiblemente legítimas del ejercicio de todo poder que le haya sido conferido
individuos. sobre los demás.
(168) a menos que estemos dispuestos a adoptar (194) Me opondré tanto como el que más a que
la lógica de los perseguidores y decir que noso- toda o una gran parte de la educación del pueblo
tros podemos perseguir a otros porque acertamos se ponga en manos del Estado. Todo cuanto se ha
y ellos no pueden perseguirnos a nosotros porque dicho sobre la importancia de la individualidad

Sobre la libertad. Mill - 5


de carácter y la diversidad de opiniones y conduc- (206) El valor de un Estado, a la larga, es el valor
tas, implica una diversidad de educación de la de los individuos que lo componen; y un Estado
misma indecible importancia. Una educación que pospone los intereses de la expansión y eleva-
general del Estado es una mera invención para ción mental de sus individuos, a un poco más de
moldear al pueblo haciendo a todos exactamente perfección administrativa o a la apariencia que
iguales. de ella da la práctica en los detalles de los asun-
(196) Todos los esfuerzos del Estado para influir tos; un Estado que empequeñece a sus hombres, a
en las conclusiones de sus ciudadanos sobre cues- fin de que puedan ser más dóciles instrumentos en
tiones discutibles, son un mal; pero puede, perfec- sus manos, aun cuando sea para fines beneficio-
tamente, ofrecerse para averiguar y certificar que sos, hallará que con hombre pequeños ninguna
una persona posee los conocimientos necesarios cosa grande puede ser realizada; y que la perfec-
para que sus conclusiones sobre una determinada ción del mecanismo, a la cual todo lo ha sacrifi-
materia sean dignas de atención. cado, terminará por no servirle para nada por
(198) Las objeciones a la intervención del Go- falta de poder vital que, en aras de un más fácil
bierno, cuando no implica violación de la liber- funcionamiento de la máquina, ha preferido pros-
tad, pueden ser de tres clases. cribir.
(198) La primera aparece cuando hay probabili-
dades de que la cosa que se va a hacer se haría Un Estado con mucho poder (en teoría
mejor por los individuos que por el Gobierno. para permitir una sociedad mejor) requiere una
(199) La segunda objeción está más cerca de gran Administración y, por consiguiente, termina-
nuestro tema. Aunque pueda en muchos casos rá siendo víctima de la burocracia que es quien,
ocurrir que los individuos no hagan, en general, finalmente, gobierna.
una determinada cosa mejor que los funcionarios
del Gobierno, es, sin embargo, preferible que la
hagan ellos como un medio para su educación
mental, un modo de fortalecer sus facultades
activas, ejercitando su juicio y dándoles y cono-
cimiento familiar del asunto que así les queda
encomendado.
(200) La última y más poderosa razón para res-
tringir la intervención del Gobierno es el gran
mal de aumentar innecesariamente su poder.
Toda función que se agregue a las ya ejercidas
por el Gobierno es causa de que se extienda su
influencia sobre las esperanzas y los temores, y
convierte, más y más, a la parte activa y ambicio-
sa del público en dependiente del Gobierno o de
algún partido que trate de llegar a serlo.
(203) Ligada, como está en todas sus partes,
haciendo funcionar un sistema que, como todos
los sistemas, necesariamente procede por reglas
fijas, la corporación oficial se halla bajo la tenta-
ción de hundirse en una indolente rutina.
(204) si queremos que nuestra burocracia no
degenere en una pedantocracia, este cuerpo no
debe absorber todas las ocupaciones que forman
y cultivan las facultades necesarias para el go-
bierno de la humanidad.
(204) Pero creo que el principio práctico en el
cual reside la salvación, el ideal que debe tenerse
ante la vista, el criterio con el que todos los arre-
glos propuestos deben ser juzgado, puede expre-
sarse en las siguientes palabras: la mayor disper-
sión de poder compatible con la eficacia; pero la
mayor centralización posible de información, y su
difusión desde el centro.

Sobre la libertad. Mill - 6

También podría gustarte