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La persona como ser racional, afectivo y social

La naturaleza humana, Jesús Mosterín

El organismo que soy yo actúa, es un agente, y la


aparente coherencia de su actuación
parece implicar un principio
unificado de decisión, que sería yo.
Sin embargo, si observamos lo que
ocurre cuando actuamos, con
frecuencia nos encontramos con un
conflicto entre varios principios (o
fuentes o programas) distintos de
nuestra acción. Cada uno de
nosotros, en cuanto iniciador de acciones, en cuanto agente,
es como una empresa solo parcialmente centralizada, en que
diversos directivos y comités enfocan los problemas desde
puntos de vista distintos, disponen de información diferente y
pueden llegar a conclusiones contrapuestas. A veces se llega
a un consenso y otras veces un directivo o un comité se
impone sobre los demás, o incluso se cae en la parálisis por
falta de decisión. A trancas y barrancas, la empresa va
tomando sus decisiones y actuando. También yo soy varios
yoes, a la hora de decidir. Mis diversos centros de decisión se
alternan entre sí o entran en franco conflicto, imponiéndose
unos a otros o llegando a un consenso, según las
circunstancias.

El fumador, el alcohólico o el drogadicto quiere


conscientemente dejar de fumar, de beber o de drogarse,
pero por otro lado no quiere y, en efecto, no lo deja. Quiero
mantener la calma, mas pierdo los estribos y digo o hago
cosas que no quería hacer y de las que luego me arrepiento.
Decido levantarme a las siete de la mañana y pongo el

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despertador a esa hora, pero, cuando suena, no me levanto,
sino que lo paro, me doy media vuelta y sigo durmiendo.

De hecho, nuestra acción está controlada y dirigida por


nuestro encéfalo, que no es un sistema diseñado de un modo
unitario, sino el resultado chapucero de la superposición
sucesiva de "cerebros" distintos en diversas etapas de nuestra
historia evolutiva. Cada uno de ellos capta aspectos diferentes
de la realidad, tiene sus propias metas y sigue estrategias
distintas. Aunque interconectados e
intercomunicados, no siempre actúan
al unísono. En general, se da la división
del trabajo y solo uno de ellos es
responsable de ciertos asuntos, pero a
veces se interfieren unos con otros y
toman decisiones contradictorias. La
asimilación de programas culturales
distintos y a veces incompatibles es
otra fuente de conflictos. También aquí nuestro yo -incluso
referido a un organismo determinado- se manifiesta como un
haz de yoes distintos, productos de otras tantas estructuras
encefálicas diferentes y solo parcialmente integradas».

(Mosterín, Jesús: La naturaleza humana. ed. Espasa-


Calpe. Madrid 2008; pp. 188-189)

Contesta las siguientes preguntas

1. ¿Qué es lo que compara el autor con una "empresa


sólo parcialmente centralizada"? ¿Por qué?

2. Teniendo en cuenta lo que dice el texto y lo que has


estudiado en esta unidad didáctica, explica y
comenta la frase del texto "yo soy varios yo es".
3. El autor, en el segundo párrafo, pone varios
ejemplos de situaciones en las que decidimos lo
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contrario de lo que nos hemos propuesto. Comenta
una de ellas e imagina una nueva (nárrala).
¿Cuándo esto ocurre se puede decir que no somos
"libres"?

4. El autor habla del "encéfalo" como una


"superposición de cerebros". ¿Qué quiere decir
esto?

La inteligencia emocional, Daniel Goleman

"Pero, más allá del necesario entrenamiento de los maestros,


la alfabetización emocional extiende también las obligaciones
de la escuela al convertirla en un agente más manifiesto de la
sociedad que también debe cumplir con la función de enseñar
a los niños las lecciones esenciales para vivir (recuperando así
uno de los papeles tradicionalmente asignados a la
educación). Esta función ampliada de la escuela requiere,
además del contenido concreto del programa, aprovechar las
oportunidades que se presenten dentro
y fuera del aula para que los alumnos
transformen los momentos de crisis
personal en lecciones de competencia
emocional, algo que funciona mucho
mejor cuando estas lecciones se
complementan en el hogar. La mayor
parte de los programas de
alfabetización emocional incluyen
clases especiales para que los padres no sólo refuercen lo que
sus hijos están aprendiendo en la escuela, sino también para
ayudarles eficazmente si quieren contribuir al desarrollo
emocional de sus hijos.

De este modo, los niños reciben mensajes coherentes


sobre la competencia emocional en todos los ámbitos de su
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vida. Según Tim Shriver, director del Social Competence
Program, en las escuelas de New Haven «si los niños entablan
una pelea en la cafetería, llamarán a un compañero que
actuará como mediador, se sentará con ellos y llevarán a la
práctica la misma técnica de asumir la perspectiva del otro
que aprendieron en clase. Los entrenadores también utilizarán
la misma técnica para hacer frente a los conflictos que
aparezcan en el campo de juego. Nosotros también damos
clases para que los padres utilicen estos métodos con sus
hijos en el hogar».

Así, el recreo y el hogar se convierten en refuerzos


óptimos del aprendizaje emocional que tiene lugar en el aula,
relacionando así más estrechamente a la escuela, la familia y
la sociedad en general, con lo cual aumenta la probabilidad de
que lo que los niños aprendan en
las clases de alfabetización
emocional no permanezca limitado
al ámbito escolar sino que se
practique, se intensifique y se
generalice a todos los dominios de
su vida.

Pero este enfoque también


redefine la función de la escuela
instaurando una cultura «más respetuosa», con lo cual la
escuela se convierte en un lugar en el que los estudiantes se
sienten tenidos en cuenta, respetados y vinculados a sus
compañeros, a sus maestros y a la misma institución. Las
escuelas que se hallan en áreas tales como New Haven -en
las que las familias están notablemente desintegradas-
también ofrecen programas que reclutan a personas de la
comunidad para que ejerzan como cuidadores de aquellos
alumnos cuya vida familiar es demasiado problemática. En las
escuelas de New Haven se recurre a adultos voluntarios
responsables para que actúen a modo de preceptores, de
compañeros regulares de aquellos estudiantes que están a
punto de naufragar y que tienen pocos adultos estables y
nutridos en su vida familiar (si es que tienen alguno).
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Resumiendo pues, la aplicación óptima de los programas
de alfabetización emocional debe
comenzar en un período temprano,
adaptarse a la edad del alumno,
proseguir durante todos los años de
escuela y aunar los esfuerzos
conjuntos de la escuela, el hogar y
la comunidad en general."

(Goleman, Daniel: La inteligencia


emocional. Ed. Kairós. Barcelona, 2002; pp. 407-408-409)

Contesta las siguientes preguntas:

1. Teniendo en cuenta lo estudiado en la unidad didáctica y


lo que dice el texto, explica el concepto de "competencia
emocional".

2. El texto habla de la importancia de compañeros


"mediadores" en los conflictos de la escuela. ¿Qué
entiendes por "mediador"? Narra un ejemplo real. ¿Te
parece importante la figura del mediador? Justifica tu
respuesta.

3. El texto cita la "escuela" y la "familia". Explica cómo


están relacionados estos dos grupos y qué importancia
tienen estos dos grupos en el proceso de socialización.

4. Busca en Internet información sobre Antonio Damasio y


selecciona algo de lo que diga que corrobore algún punto
de los expuestos en este texto.

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