Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
EL PROGRESO
EL RELATIVISMO
LA EVOLUCIÓN UNILINEAL
ExT~P (1) .
LA EVOLUCIÓN MULTILINEAL
El segundo punto flaco del evolucionismo del siglo XIX, después del
racismo/etnocentrismo, fue la acrítica creencia en lo inevitable del pro-
greso. En la primera mitad del siglo xx, ni el evolucionismo unilineal ni el
multilineal afrontaron completamente esta deficiencia. Despojada de ses-
gos racistas (e imperialistas), la noción de que la evolución sociocultural
representa progreso tiene una poderosa atracción, como descripción y
como explicación. Muchos teóricos han considerado que el progreso tec-
nológico es la causa del crecimiento de población, y por lo tanto de una
mayor complejidad social y política. ¿Por qué crecen las poblaciones?
Porque las mejoras tecnológicas permitieron contar con nuevas fuentes de
alimentos. ¿Por qué la vida sedentaria reemplazó la recolección nómada?
Porque el cultivo es más seguro y menos arduo que el constante ir y venir.
¿Por qué las herramientas de hierro reemplazaron a las de piedra? Porque
18 LA EVOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES HUMANAS
el hierro es más maleable y puede afilarse más y soportar un uso más rudo.
¿Por qué los cultivos de tala y quema de arroz fueron reemplazados por
campos? Porque el arrozal irrigado es más productivo. ¿Por qué pueblos
políticamente autónomos se integraron en gobiernos regionales? Porque
un gobierno central dispone de más medios que un poblado para propor-
cionar servicios (seguridad, infraestructura, coordinación).
Para muchos observadores la asociación entre actividades económi-
cas y la escala de la sociedad ha resultado obvia y recientemente la han
confirmado meticulosos estudios sobre cómo la gente pasa su tiempo en
distintas sociedades:
greso sino los cuatro jinetes del Apocalipsis -la Guerra, el Hambre, la
Enfermedad y la Muerte- los que tenían el dominio.
Después de Steward, los teóricos se tornaron cada vez más escépticos
respecto a la idea de que la evolución sociocultural mejora el estándar de
vida de la población. Quizá fue más influyente el uso que Boserup (1965)
dio a la ley económica de los rendimientos decrecientes, argumentando
que muchas de las llamadas mejoras económicas son de hecho menos efi-
cientes que las que las precedieron: se adoptan por desesperación, puesto
que las poblaciones que crecen se ven forzadas a utilizar técnicas de pro-
ducción cada vez más intensivas si no quieren morirse de hambre. En las
avanzadas economías modernas las largas jornadas laborales y un sen-
tido creciente de «hambre de tiempo» alimentan dudas de la existencia real
de un progreso (Linder, 1970; Scitovsky, 1976).
En los setenta, la visión pesimista de la historia humana fue parte de
un ecologismo creciente, una conciencia política ampliamente extendida
de que los medios no son infinitamente productivos ni resistentes. El uso in-
tensivo del medio conlleva un coste cuando se agotan recursos no renova-
bles y se degradan los renovables. Las vívidas imágenes de los informativos
de los medios de comunicación de hectáreas de bosques perdidas, erosión
del suelo y desertización lleva a casa el mensaje de que la intensificación
puede destruir los recursos. Restaurar y sostener la productividad en paisa-
jes dañados precisa de inversiones de trabajo y de gestión, y éstos son prac-
ticables solamente allá donde haya una voluntad política de pagar los cos-
tes. La «bomba de población» (Ehrlich 1968) fue vista como una amenaza
que le surgía a la condición humana y no como un indicador de progreso.
1,79x10 11
Población = ----------
(2026,87-tiempo )º· 99 (2)
a) Asíntota = 1,035
1.000
900
<:
800
"'
crl
u
(/)
700
o 600
E
Q)
-o 500 ------------------------------------,Punto de inflexión en N = 517.5,
o
(¡¡ 400
E en t = 1n e/ 1,035 = 25.717 días·
·:::J 300
z
200
100
o 2 4 6 8 1o 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
39
Días, t, de duración del experimento,
Desde t = O = 2 de diciembre hasta t = 39 = 1O de enero
b)
8 8
7 Edad Moderna y 7
contemporánea
1
§ 6 Inicios del ~ del Edad \ 6
!!? Paleolítico neolítico Neolítico bronce Edad del hierro Media
~ 5 1 1 ·--· ·---·-
5
Q)
1J
~ 4 4
e
,g
.E 3 Q)
'O
..
~
3
-~ g>
(])
1J
E e
2 2 ~ .s
·c. fil
2
::¡¡ LU C.
2-5 millones 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 1 1000 2025
de años a.c. a.c. a.c. a.c. a.c. a.c. a.c. d.C. d.C. d.C.
(Foerster et al., 1960: 1291), es decir, allá donde los recursos son tan abun-
dantes que los cuatro jinetes apenas hacen su aparición. La ecuación del
juicio final confirma aquello que muchos han creído, que la población
humana creció lentamente en el pasado remoto, pero que ha ido ganando
fuerza desde entonces, y en época moderna está aumentando, según pa-
rece, sin límite (fig. 1b). Lo que Foerster et al. sostenían, en esencia, era
que los humanos -a través de la «tecnología alimentaria y las ciencias
industriales» (Schmeck, 1960: 10)- han cambiado las leyes de la natura-
leza. En vez de estar sujeto a los límites dispuestos por la capacidad de
acarreo, los humanos se hallan en una disputa con la naturaleza que es-
tán ganando, en el sentido de que su población continúa incrementándose
exponencialmente. La curva J del crecimiento de la población humana re-
presenta el triunfo de la cultura sobre la naturaleza.
Lo que pareció captar la mayor atención en aquel momento fue la
predicción de que en aquel día calamitoso, la población humana iría ha-
cia un «infinito que llena el universo» (Time, 1960: 90). Desde luego, eso
no puede suceder, y, en efecto, un periodista contemporáneo, esforzándose
en la búsqueda de una manera metafórica de describir lo inconcebible, ase-
veró humorísticamente ¡que en aquel día del juicio la masa de los cuerpos
humanos se expandiría desde la Tierra en todas las direcciones a la velo-
cidad de la luz!
Los críticos de la época respondieron que la tasa de crecimiento de la
población humana había estado reduciéndose y que la ecuación del Juicio
Final no podía aplicarse más. Sin embargo, la revisión de la ecuación del
Juicio Final en 1987 mostró que no sólo el crecimiento de la población no
había disminuido, sino que de hecho iba por delante de la predicción (fig. 2).
En efecto, si la tercera guerra mundial hubiera estallado en esta época,
como muchos temían, los previstos cuatrocientos millones de bajas en
Europa y América habrían apenas ajustado la población mundial actual al
nivel predicho por la ecuación del Juicio Final (Umpleby, 1987: 1556). ¿Qué
estaba pasando?
A través de la historia los cuatro jinetes del Apocalipsis sin duda han
limitado el crecimiento de la población, de la misma manera que han li-
mitado el crecimiento de poblaciones no humanas. Durante decenas de
miles de años los humanos han tenido también acceso a medios de con-
trol de la población culturalmente mediatizados, entre ellos la prevención
del embarazo, el aborto y el infanticidio, que han utilizado en algunas cir-
cunstancias para mantener las poblaciones por debajo de la capacidad de
acarreo (Read, 1986: 20-21; Read, 1998). Aun así, la población mundial se
ha elevado inexorablemente y, en recientes décadas, las vastas mejoras en
salud pública, una nueva eficiencia en la producción de alimentos y la ex-
pansión de la agricultura en bosques, desiertos y marismas, han mante-
nido la distancia (hasta cierto punto) con, como mínimo, dos de los jine-
tes: la enfermedad y el hambre. La cultura ha permitido mantener el aumento
de la capacidad de soporte de la tierra.
La ecuación del juicio final, en este sentido, apoya la visión opti-
mista de que el dominio cultural humano sobre la naturaleza posibilitará
22 LA EVOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES HUMANAS
Esta visión «Optimista» es, desde luego, tan pesimista como cualquier
otra. Lo que la ecuación del Juicio Final ilustra de manera radical es que
la población no puede continuar creciendo indefinidamente. En algún mo-
mento cualquier población real debe crecer más lentamente que la curva J.
De hecho, a pesar de que la población mundial continuó superando las
predicciones de la ecuación del Juicio Final hasta alrededor de 1992, ter-
minó por suceder lo inevitable: la población real empezó a situarse por de-
bajo de las predicciones de la ecuación (fig. 2). Por alguna combinación
de desastres y de regulación de la fertilidad, el crecimiento de la población
mundial en los últimos años se parece más a una línea recta, pues el mundo
cuenta con entre ochenta y noventa millones de personas más cada año.
Lo que está por ver es si empezará a curvarse hacia la derecha para adop-
tar una forma de curva S. La intuición nos dice que el crecimiento de la
población mundial tendrá que frenarse en algún momento, y los indicios
recientes sugieren que la ralentización puede estar ya en camino (Naciones
Unidas, 1996). Existen cada vez más pruebas de que las presentes ta-
sas de uso están mermando los recursos esenciales, incluso los suelos y el
agua de los que depende la agricultura (Ehrlich et al., 1992: 23). No obs-
tante, los especialistas debaten si la capacidad de acarreo de la tierra es de
diez mil millones de personas o más, o bien si ya hemos excedido en mu-
cho esta capacidad y la humanidad debería empezar a contraerse hacia
una población sostenible de alrededor de mil millones (Erhlich y
Ehrlich, 1997; Moffat, 1996).
La lección de la ecuación del Juicio Final es que la población humana
es capaz de crecer de un modo rápido e inexorable cuando hay recursos
disponibles para sostenerla. La capacidad para la cultura, que los opti-
mistas ven como una forma de dominar la naturaleza, permite a los hu-
manos incrementar los recursos disponibles hasta una tasa sin preceden-
tes. Sin embargo, este proceso, no puede continuar indefinidamente. En
épocas modernas -y de hecho a lo largo de la historia- los recursos a du-
ras penas han aguantado el ritmo de la población, que ha crecido a pesar
de la ausencia de algo parecido al paraíso, excepto para una acaudalada
minoría. Para la inmensa mayoría, el crecimiento de la población ha su-
puesto desafíos constantes para conseguir y gestionar los recursos de los
que dependen para cubrir sus necesidades básicas. El conocimiento de
estos desafíos, y como han sido afrontados, es la clave para entender los
procesos de la evolución sociocultural.
INTRODUCCIÓN 23
00
Ql
e
g 7
.E
Ql
"O 6
(/)
.!E
Ie 5 Real (Population _,/
,B,,u'r,~~-~k'
·O
"ü
co
:o 4
Refe,,re,,n'c,,e' Previsión (ecuación
~ del Juicio Final)
rededor de seis horas y tres cuartos entre los horticultores, hasta nueve ho-
ras entre los agricultores intensivos y algo menos entre los urbanitas in-
dustrializados. El aumento en el tiempo de trabajo se distribuye por igual
entre hombres y mujeres.
2. El tiempo empleado en producir y reparar las posesiones familia-
res decrece en alrededor de dos tercios (probablemente como resultado de
la compra de tales bienes a los especialistas a través del mercado).
3. El tiempo pasado en tareas domésticas aumenta desde alrededor
de media hora por día hasta cerca de una hora y tres cuartos, hecho rela-
cionado con la permanencia cada vez mayor de las casas y del número de
posesiones en ellas guardadas. A medida que aumenta el tamaño de la so-
ciedad se incrementa el tiempo que las mujeres dedican diariamente al tra-
bajo doméstico y disminuye el que emplean los hombres.
4. El trabajo, de manera creciente, tiende a dividirse en dos domi-
nios: un reino doméstico femenino centrado en el hogar y la familia, y una
esfera productiva masculina concentrada en actividades comerciales
(cf. Minge-Klevana, 1980).
ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA
LA ECOLOGÍA HUMANA
Para cumplir este objetivo, las familias seleccionan de entre las estra-
tegias potenciales de obtención de recursos aquellas que parecen mejor do-
tadas para obtener alimentos y otros productos del medio. Siguiendo la
ley de los recursos decrecientes, para cada estrategia dada el coste de pro-
ducción de los alimentos tiende a subir, al aumentar la producción de di-
cha estrategia: los cazadores, al matar más ciervos, dejan menos y la difi- •
cultad de cazarlos aumenta. Cuando una comunidad entra por primera vez
en un territorio virgen, las estrategias disponibles a fin de obtener comida
difieren en sus costes iniciales. Por ejemplo, puede resultar más económico
obtener una buena dieta cazando ciervos que recogiendo semillas e insec-
tos. Pero con el tiempo, al ser cazados los ciervos, éstos son menos abun-
dantes y por tanto más costosos de obtener. Entonces se añaden otras es-
trategias, como la de recoger semillas e insectos, ya que sus costes se hacen
comparables al coste creciente de cazar ciervos. Así, el número de estrate-
gias que los cazadores-recolectores usan para obtener comida tiende a in-
crementarse cuanto más tiempo habitan en un área determinada.
El crecimiento de la población tiene dos consecuencias clave para la
econo~ía de subsistencia: a medida que un creciente número de gente
merma los recursos, se debe a) tomar alternativas menos deseables y más
costosas, y b) mejorar la productividad desarrollando nuevas tecnologías
y modificando el medio (p. ej., el desarrollo agrícola). Los intentos res-
tringidos de mejorar el estilo de vida incrementando los recursos abren un
gran potencial de crecimiento, pero la población pronto agota las nuevas
oportunidades y se necesitan más cambios. El ciclo ha continuado hasta
el presente, puesto que un medio incesantemente modificado sostiene una
población humana que se dirige hacia un máximo desconocido.
Esta lógica se deriva de la economía formal (cf. Earle, 1980a) y tiene
su aplicación en la caza óptima en poblaciones animales (Pianka, 1974;
Winterhalder y Smith, 1981). En la economía de subsistencia, el objetivo
no es el de maximizar la producción, sino el de minimizar el esfuerzo in-
vertido en cubrir las necesidades domésticas. Una mezcla específica de es-
trategias, explotadas todas ellas a un mismo nivel de coste, minimiza los
costes de obtención de las familias de una región. Tal mezcla debería per-
manecer estable, excepto cuando se ve alterada por cambios en la pobla-
ción, la tecnología o el medio. Como ejemplo de tales cambios, las dietas
de las poblaciones de época prehistórica se ampliaron para incluir una
gama creciente de alimentos, a la par que el territorio se iba gradualmente
llenando gradualmente de cazadores-recolectores.
El crecimiento en la economía de subsistencia es resultado de una re-
troalimentación positiva entre el crecimiento de la población y el desarrollo
tecnológico (cf. Wilkinson, 1973). Como hemos visto en la ecuación del
Juicio Final, en sociedades tecnológicamente simples el crecimiento de la
población era a menudo muy lento, pero al cabo de los siglos la tasa glo-
bal de crecimiento se había disparado (Taagapera, 1981). Al crecer lapo-
blación, las necesidades globales se expanden. La disponibilidad de re-
cursos para mantener a una población se halla determinada por el medio
y por la tecnología usada.
34 LA EVOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES HUMANAS
El proceso evolutivo
INSTITUCIONALIZACIÓN
/
t
Problemas de intensificación:
1. Riesgos de producción
2. Pillaje y guerra
3. Uso ineficiente de los recursos
4. Deficiencias en los recursos
t
INTENSIFICACIÓN
t
Motor primario
Crecimiento de la población
y desarrollo tecnológico bajo
límites medioambientales
La tipología evolutiva
Grupo familiar
Sin domesticación 3 1. Shoshone,
Gran Cuenca Norteamérica
2. !Kung, desierto
de Kalahari África
Con domesticación 4 3. Machiguenga,
Amazonas peruano Sudamérica
4. Nganasan, norte
de Siberia Asia
Grupo local
Grupo local acéfalo 6 5. Yanomami, cordilleras
venezolanas Sudamérica
7 6. Esquimales, vertiente
norte de Alaska Norteamérica
7. Tsembaga maring,
Nueva Guinea central Australasia
8. Turkana, Kenia África
Colectividad del
gran hombre 8 9. Indios de la costa
noroeste Norteamérica
10. Enga centrales,
cordillera de Nueva
Guinea Asia austral
11. Kirguises, noreste
de Afganistán Asia
Entidad política
regional
Cacicazgo 10 12. Isleños de las Trobriand Oceanía
11 13. Isleños de las Hawai Oceanía
14. Basseri, Irán Asia
Estado primigenio 12 15. Francia y Japón
medievales Europa/Asia
16. Imperio inca Sudamérica
Nación-estado 13 17. Aparceros de Boa
(economía Ventura, Noreste
campesina) de Brasil Sudamérica
18. Pobladores de Taitou,
noreste de China Asia
19. Pobladores de Kali Loro,
Java central Asia