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ESTUDIO DE 1ª CARTA DE CORINTIOS

Por: Rubén Álvarez
“Paternidad espiritual”

Introducción

1 Corintios 4: 8 “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros

reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también
juntamente con vosotros! 9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido
a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a
muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles
y a los hombres. 10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas
vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes;
vosotros honorables, mas nosotros despreciados. 11 Hasta esta hora
padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos
abofeteados, y no tenemos morada fija. 12 Nos fatigamos trabajando
con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos
persecución, y la soportamos.13 Nos difaman, y rogamos; hemos
venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de
todos.
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a
hijos míos amados. 15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo,
no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por
medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis.17 Por esto
mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el
Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que
enseño en todas partes y en todas las iglesias”

Dentro del marco de la exhortación del apóstol Pablo a la iglesia de Dios en

Corinto con motivo de la división que estaban experimentando, el apóstol les ha dicho
que todo lo que han recibido es de parte del Señor y que no tienen de que gloriarse, y
entonces viene la amonestación, fuerte amonestación.

¡Ya se sienten tan saciados y ricos que ya no necesitan de nosotros!,

refiriéndose a Pablo y Apólos.

Si bien, Pâblo mismo ha dicho que ellos solamente son colaboradores de Dios y
administradores de los misterios Suyos, ahora los amonesta porque creyendose ya muy
sabios y teniendo mucho conocimientos ya no consultaban cosas sino que llevaban a la
iglesia hacia una división terrible.

Y entonces les expone las diferencias de ser un congregante y ser un siervo del
Señor: “Nosotros hemos llegado a ser un expectáculo para el mundo y los ángeles”,
evidentemente un expectáculo nada agradable. Somo considerados como insensatos,

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como débiles, como despreciados, no tenemos recursos suficientes, somos insultados,

aborrecidos, maldecidos, difamados y todo lo soportamos.

Ustedes por el contrario se ven a sí mismos no como insensatos sino como

pruentes, no como débiles sino como fuertes, no despreciados sino como honorables.
No obstante el apóstol Pablo aún dijo: 2 Corintios 12: 15 “Y yo con el mayor
placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de
vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos”

Sí, el apóstol Pablo estaba dispuesto a gastar sus recursos y su vida misma por
amor de las almas de los creyentes; aunque reconocía un grave problema de ellos:
Eran malagradecidos y no valoraban lo que se había hecho por ellos. Es claro que
servir en la obra de Dios es para beneficio de la gente, aunque sabemos que la
recompensa vendrá de Dios.

Aquellos apóstoles sufrieron verdaderamente para predicar el evangelio, nada

que ver con nuestros tiempos al menos en el occidente del mundo. Sin embargo, hoy
día existe el mismo problema en la gente que ha recibido bendición de Dios a través de
los siervos: Son malagradecidos y aún desprecian a quienes se han dado por ellos.

DESARROLLO

1. Paternidad espiritual.

Entonces el apóstol Pablo les dice: “14

No escribo esto para
avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15
Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos
padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio”

Si, aunque tengan muchos maestros y consejeros, ustedes solo tendrán un

padre espiritual, les dice Pablo, pues yo los engendré por medio del evangelio.

Quien sembró la semilla del reino en ellos para que creyeran y por esa fe
nacieran de nuevo en el Espíritu de Dios, les dice Pablo, fui yo. Muchos más podrán
enseñar, pero hay un solo padre espiritual.

Hoy día, este concepto que el Espíritu de Dios destaca, es de los menos
tomados en cuenta. Existe la paternidad espiritual y se trata de la persona que no solo
dio la Palabra del evangelio, sino de quien ha alimentado y se ha dado a sí mismo por
esas personas para que nazcan en el Espíritu.

a) El padre atesora para los hijos.

Miremos lo que hace un padre: 2 Corintios 12: 14 “He aquí, por tercera
vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no
busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para
los padres, sino los padres para los hijos”

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Los padres no tienen tesoros para si mismos, sino que son para los hijos. Esto
ocurre en lo natural y también lo es en lo espiritual. El padre espiritual busca en el
Reino tesoros pero no para si mismo sino para sus hijos.

¿Por quién ora más un padre natural? ¿No es por sus hijos? ¿Y ustedes creen
que es diferente en lo espiritual?

El padre es feliz cuando sus hijos crecen, se desarrollan en todos los dones y
talentos con los que nacieron, cuando son exitosos, cuando triunfan sobre las
adversidades. Es por ello que se dan por ellos.

También los padres sufren por sus hijos cuando las cosas no van bien, miren lo
que dice el apóstol Pablo a los Gálatas: Gálatas 4: 19 “Hijitos míos, por
quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado
en vosotros”

b). El padre disciplina a sus hijos.

Pero el padre no solo atesora para los hijos, ora y sufre por ellos; sino que
también es el encargado de enseñarles por donde ir, de prepararles como saetas para
que sean lanzados muy lejos.

Dice la Palabra de Dios que los hijos son saetas en manos del valiente; pues
bien, el encargado de que esas saetas sean fuertes, ligeras y vuelen alto es el valiente
que las porta. Pero a los hijos no siempre les gusta la disciplina que el padre da a los
hijos, no siempre quieren caminar por donde el padre les dice:

Hebreos 12: 7 “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a

hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?8Pero si
se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes,
entonces sois bastardos, y no hijos.9Por otra parte, tuvimos a nuestros
padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué
no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y
viviremos? 10Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban
como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para
que participemos de su santidad. 11Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da
fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”

Es gracioso lo que ocurre en las iglesias, desde los tiempo de Corinto. Dice el
Espíritu de Dios que si nosotros mismos soportamos la disciplina (instrucción de vida)
de nuestros padres que lo hicieron como mejor les parecía o podían; ¿por qué no
podemos seguir la disciplina que Dios nos da?

En la iglesia de Corinto, habían sido engendrados por Pablo por el evangelio,

pero muchos no aceptaban las formas de Pablo sino que querían que Apolos o hasta
Pedro que nada tenia que ver allí, fuera su líder. Unos a otros se criticaban e
intentaban de jalar a los demás para su bando.

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Es gracioso ver hoy día entre los cristianos que apenas una persona se
convierte al Señor que le salen gran cantidad de cristianos que antes nunca le
predicaron, que nunca hicieron nada por esa persona, pero una vez que ya cree en
Jesús entonces le intentan jalar para su grupo, denostando a aquel que realmente
sembró la buena semilla. ¿Piensan que esto es correcto para Dios?

Y el Espíritu de Dios dice que hay hijos, pero que también hay bastardos.
Perdonen la expresión pero esa es la que ofrece la Palabra de Dios. Los hijos crecen
bajo la disciplina de sus padres quienes les educan, quienes crean un ambiente que
favorezca el desarrollo de todas sus capacidades, y aceptan su disciplina porque es
para provecho; pero los bastardos no.

Los que nacieron en casa, son hijos de casa; muchas veces llevados por el
Espíritu de Dios a otras ciudades o naciones; pero en muchas ocasiones infectados por
la semilla de rebelión van de aquí para allá pretendiendo ser ellos quienes tomen control
de su propio crecimiento.

El hijo honra al padre, pero el bastardo lo desprecia. Ya sabe mucho, ya es rico,

ya puede reinar sin él.

2. Muchos ayos, un padre espiritual.

1 Corintios 4: 15 “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo,

no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por
medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis”

El Espíritu de Dios, por medio de Su Palabra escrita, dice que podremos tener
muchos maestros que nos enseñen de la Palabra, pero solo un padre espiritual, y a ese
hay que imitar.

Quisiera que comprendieran un principio espiritual: Los dones y los ministerios

son heredados de padres a hijos.

Dice la palabra de Dios que en el tiempo del rey Acab y Jezabel, todos los
profetas de Dios fueron asesinados con excepción de Elías. Pero cuando Dios le
ordenó que llamara a su sucesor, Eliseo, iban los dos pasando por diferentes ciudades
y en cada una de ellas los “hijos de los profetas” sabían muy bien lo que pasaría: Le
decían a Eliseo: “¿Sabes que hoy tu señor te será quitado?”

Los hijos de los profetas sabían que Elías sería quitado y que Eliseo sería su
sucesor, ¿cómo lo sabían? Eran hijos de los profetas.

Así que quisiera que se dieran cuenta lo que ocurre. Dios a mi me dio dones y
talentos. Desde pequeño he tenido talento para la música y con ella serví al Señor
mucho tiempo. Tocaba el piano, el órgano en la iglesia. Mas tarde me compré teclados
para poder ministrar en los encuentros que organizaba mi congragación.

Hoy día, en esta congregación se reproducen los músicos. Me he dado cuenta

de esto: Algún músico ya no está por estudios, por que se casó, por trabajo o por lo
que quieran, y Dios levanta no uno sino dos o tres bien capaces para sustituirle. Dios

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nos ha bendecido con enormes músicos y grandemente talentosos. ¿Cómo llegó eso?
Los ministerios y talentos se heredan de los padres a los hijos. Y esto es evidente,
porque la gran mayoría de ellos no tiene ningún antecedente musical entre sus
ancestros, son los primeros músicos de toda su familia.

Algunos que no son hijos sino bastardos lo menosprecian, y tal vez terminarán
tocando no para Dios, sino para sus propios intereses, pero los hijos crecen,
perfeccionan y dan gloria a Dios.

Dios me llamó para que esta congregación fuera levantada y fui enviado por mi
padre espiritual: Fernando Sosa. Los dones espirituales en los que he podido fluir han
sido de revelación y poder; y ¿qué dones creen ustedes que se manifiestan en la
congregación? Pues justamente esos.

El hijo no hace sino lo que ve del padre, es por eso que el padre debe ser tan
cuidadoso del ejemplo que da a sus hijos, mucho mas el padre espiritual. Si algo han
aprendido de mi, entonces imítenlo.

Muchos maestros podrán tener, jamás hemos prohibido en esta congregación

que escuchen de otros ministerios, es más hasta les hemos llevado a ver lo que Dios
está haciendo con ellos; muchos que no eran hijos prefirieron quedarse con ellos, pero
esto nunca ha producido el deseo de evitar que puedan escuchar a otros ministros de
Dios. Muchos maestros pueden tener, dice el Espíritu, pero solo un padre espiritual.

Yo, en lo personal he tenido un padre espiritual, por cuyas palabras, ministración

y ejemplo, nací de nuevo; y ese es Fernando Sosa. Muchos han encontrado otras
coberturas de ministerios más grandes y las han adoptado; yo permanezco y
permaneceré fiel a mi padre espiritual. He tenido muchos maestros, pero solo hay un
padre, y a él imito y admiro.

Pero es decisión de cada uno, ser hijo o bastardo.

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