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El delegado de Rusia expresa su neutralidad ante la crisis en Egipto y considera que se trata de un asunto interno de ese país. Apoya los esfuerzos de las Naciones Unidas por condenar la violencia y pedir su cese, pero cree que no deberían distraerse en disturbios internos. Rusia no permitirá que la soberanía de naciones más pequeñas sea aplastada y se manifiesta a favor de establecer un diálogo entre las partes para encontrar una solución que respete la libertad del pueblo egipcio y la
El delegado de Rusia expresa su neutralidad ante la crisis en Egipto y considera que se trata de un asunto interno de ese país. Apoya los esfuerzos de las Naciones Unidas por condenar la violencia y pedir su cese, pero cree que no deberían distraerse en disturbios internos. Rusia no permitirá que la soberanía de naciones más pequeñas sea aplastada y se manifiesta a favor de establecer un diálogo entre las partes para encontrar una solución que respete la libertad del pueblo egipcio y la
El delegado de Rusia expresa su neutralidad ante la crisis en Egipto y considera que se trata de un asunto interno de ese país. Apoya los esfuerzos de las Naciones Unidas por condenar la violencia y pedir su cese, pero cree que no deberían distraerse en disturbios internos. Rusia no permitirá que la soberanía de naciones más pequeñas sea aplastada y se manifiesta a favor de establecer un diálogo entre las partes para encontrar una solución que respete la libertad del pueblo egipcio y la
A escasos meses de cumplirse tres años desde el inicio de la llamada
“Primavera Árabe”, pocos resultados favorables y palpables pueden mostrarse. Con la feliz excepción de Túnez, estos denodados esfuerzos democráticos solo han redundado en miles de muertos, cantidades aún mayores de refugiados e inestabilidad política nacional y regional. En este contexto, cabe cuestionarse si estos cambios realmente han mejorado la suerte de esta parte del mundo. Sin embargo, y en función de nuestro irrestricto respeto por la soberanía y la autodeterminación, a cuotas iguales, expresamos nuestra neutralidad ante estos sucesos y reafirmamos que constituyen asuntos internos de cada Estado, por lo que ninguna intervención puede ser tolerada.
Los distintos órganos de las Naciones Unidas se han limitado a condenar la
violencia y pedir su cese, así como manifestar su esperanza y apoyo a la solución del conflicto. Respaldamos plenamente este curso de acción, en el entendimiento que existen temas de mayor entidad y urgencia para ser decididos por este Comité en particular, y por la sociedad global en general. La situación en Egipto no va a degenerar, ni puede hacerlo, en una guerra civil. Distraer la atención de las Naciones Unidas en lo que no pasan de serios disturbios internos implicará disminuir su capacidad de respuesta, y a la vez ceder a los afanes intervencionistas, de motivaciones dudosas, enarbolados por otros miembros de este Consejo.
La Federación de Rusia considera como su deber no permitir que la soberanía
de naciones más pequeñas sea aplastada por lo que considera (siendo generosos) como un paternalismo inaceptable de parte de la comunidad internacional. Por amor a la paz, sin embargo, se manifiesta favorable al establecimiento de una mesa de diálogo, en territorio neutral, que permita viabilizar las exigencias de libertad del pueblo egipcio de la misma manera que la dignidad de su Estado. Que el resultado de esto sea una “transición democrática” o una salida de otra especie, es asunto que debe quedar librado al parecer de sus integrantes solamente. En tal sentido, ofrecemos nuestros buenos oficios a todas las partes en conflicto.
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