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LA INFANCIA

Los bebés recién nacidos dan la impresión de ser desvalidos e ignorantes. Para el
observador casual, aparentemente no hacen más que dormir, comer y llorar. No
obstante, los psicólogos del desarrollo han descubierto que los recién nacidos presentan
una serie de facultades antes insospechadas. Por ejemplo los bebes de una semana de
nacidos ya puedes diferenciar la voz de su madre de la de las otras mujeres, además de
imitar gestos faciales sencillos. Los infantes aparentan estar ´´sintonizados´´
perceptualmente a las imágenes y sonidos de su medio ambiente a una edad
notablemente temprana.

Los recién nacidos llegan al mundo equipados con diferentes respuestas innatas
llamadas reflejos. Muchos de estos son esenciales para la vida como los que controlan la
respiración (tos, estornudos y bostezos) y los relacionados a la alimentación (succión,
tragar). Otros como el reflejo de Babinsky (en el que los dedos de los pies se separan
cuando se toca el pie) aparentemente no sirven para nada.

Durante la infancia el desarrollo es cefalocaudal, es decir que inicia en la cabeza y


avanza hacia los pies. Por ejemplo los bebes controlan primero los ojos y la cabeza y
después las manos.

Aunque los bebés comparten desarrollos comunes desde un inicio ya se muestran


personalidades distintas que se ven reflejadas en sus emociones. Estas reacciones
emocionales van a comenzar desde la infancia y son un elemento básico para formar la
personalidad. Además presentan dos funciones principales. La primera función es que
las emociones van a permitir comunicar la condición interior del bebé y provocar una
respuesta en sus padres o cuidadores, esto es crucial ya que depende de los adultos para
satisfacer sus necesidades básicas. Otra función es la de orientar y regular su
comportamiento.

El desarrollo emociones es ordenado. Las emociones no surgen repentinamente y


parecen construirse de antecedentes más simples. Según esto poco tiempo después del
nacimiento el bebé muestra entusiasmo, interés e imitación. Durante los siguientes 6
meses aproximadamente esos estados de ánimo básico se convirtieron en alegría,
sorpresa, tristeza, disgusto ira y temor.

El primer año de vida es importante para la formación de la sensación básica de


confianza en otros y fe en el futuro. De las muchas experiencias que contribuye al
desarrollo de estos sentimientos, quizá las más importantes sea las que tienen lugar
entre el bebé y la madre (o la persona que lo cuida la mayor parte del tiempo).

Cuando los bebés tienen 7 o 8 meses ya han desarrollado el apego a la madre y quizás
también a una o dos personas que les sean familiares. La tendencia al desarrollo de
vínculos de este tipo es una característica universal de los bebés. Existen dos tipos de
apegos: el apego seguro, cuando el cuidador demuestra cariño, protección,
disponibilidad y atención a las señales del bebé, lo que le permite desarrollar un
concepto de sí mismo positivo y un sentimiento de confianza; y el apego inseguro,
cuando el cuidador tiene carencias en lo que respecta al cuidado que debería dar o el
tipo de relación que debería ofrecer.

El bebé que a los 12 meses no se ha apegado de manera segura con la madre corre un
riesgo superior al promedio de tener diferentes problemas posteriormente. Los bebés
cuyo apego es seguro tienen más probabilidades de ser amigables y cooperativos y los
de apego inseguro es probable que sean agresivos, impulsivos o excesivamente
dependientes y apegados a su madre.

Entonces el niño que ha desarrollado un sentido básico de confianza, primero en el


ambiente inmediato y después en sí mismo, ahora puede iniciar actividades intelectuales
y motrices. La forma en que los padres responden a las actividades iniciadas por el niño
puede animar el sentido de libertad y el sentido de confianza necesarios para la siguiente
etapa, o producir culpa y sensación de ser un intruso inepto en el desarrollo humano.

LA ADOLESCENCIA

La adolescencia es el período intermedio entre la niñez y la edad adulta, la cual inicia


aproximadamente entre los 11 o 12 años con la pubertad, siendo el primer indicador del
final de la niñez el crecimiento rápido o pubescente, además se dan diversos cambios
tanto físicos, cognoscitivos, sociales, morales y se logra la maduración sexual.

Los mecanismos neuroendocrinos generan diversos cambios durante esta etapa; se


produce un aumento rápido de peso y estatura, modificación de las proporciones del
cuerpo y un incremento agudo en la producción de hormonas sexuales. En las mujeres
aparece la menarquia o inicio de la menstruación, principal señal de la madurez sexual
de las mujeres; además los ovarios producen gran cantidad de estrógeno, que estimula el
crecimiento de los genitales femeninos y de los senos. En los varones, la principal señal
de madurez sexual es la producción de semen; además presenta mayores niveles de
andrógenos, en especial la testosterona, la cual estimula el crecimiento de los genitales
masculinos, aumento de masa muscular. Entre los cambios físicos más notorios que se
presentan durante esta etapa encontramos: el crecimiento de vello corporal, axilar, facial
y púbico, el cambio de voz, que especialmente en los varones se hace más grave,
además la piel se hace más áspera y grasosa, debido a que se incrementa la actividad de
las glándulas sebáceas, causante del acné.

Entre los 11 o 12 años, los niños llegan a la última etapa del desarrollo cognoscitivo: la
de las operaciones formales, adquiere el pensamiento proposicional, el cual le da la
capacidad de pensar de manera abstracta y con frecuencia muestran un razonamiento
hipotético – deductivo, que les permite verificar un conjunto de posibilidades mediante
el uso de métodos experimentales.

Este periodo también es conocido como la época de “las tormentas y el estrés”, ya que
los adolescentes fluctúan entre extremos estados emocionales, por ejemplo pasar de la
diligencia a la pereza.
Los adolescentes no solo deben adaptarse a cambios físicos, sino que van rompiendo los
vínculos de dependencia emocional con sus padres y comienzan a actuar con mayor
autonomía, además, entablan vínculos más sólidos con su entorno, van descubriendo su
propia identidad y consolidando una idea de sí mismo y por tal una autoestima la cual
debe ser razonablemente elevada para asegurar una óptima salud mental; estos cambios
suelen asociarse con la madurez emocional.

Según Erikson, el adolescente atraviesa un conflicto de identidad, durante la búsqueda


de la misma, la moratoria o experimentación de identidad es una etapa de prueba para el
adolescente, ya que si se priva de ella o adopta una identidad prematuramente quizá no
llegue a sentirse satisfecho.

Algunos autores como King o Conger, concuerdan en que la adolescencia no es una


etapa tan difícil, como se suele decir, ya que si bien los cambios que presenta dan lugar
a mucho estrés, los jóvenes suelen encontrar actividades que disfrutan y les ayudan a
afrontar sus problemas emocionales, pero a la vez en la actualidad podemos notar que la
adolescencia está vinculada con algunos patrones de comportamiento como: el consumo
de bebidas alcohólicas, abuso de drogas, actividades delictivas y sexuales que
contribuyen a grandes riesgos durante este periodo como lo son: el embarazo prematuro,
los homicidios, suicidios, etc.

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