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LA CRITICA DE LA RACIONALIDAD CIENTIFICA DE PAUL K.

FEYERABEND
ANGIE YAGARI; LINA MOSQUERA

Como hemos visto, la obra de Kuhn de 1962 sacudió fuertemente algunos de los supuestos
básicos de la filosofía de la ciencia generalmente admitida en aquella época, al subrayar la
importancia de los factores sociológicos en el desarrollo de la ciencia y criticar ele enfoque
lógico de la epistemología; sin embargo, la critica de Kuhn no afectaba básicamente al
cientificismo que condicionaba gran parte de la epistemología, y como hemos visto era
incapaz de replantear adecuadamente los problemas filosóficos del conocimiento científico
por carecer de una teoría del conocimiento suficientemente profunda.
Feyerabend sostiene que se necesita urgentemente una transformación de la ciencia misma,
haciéndola mas anarquista y mas subjetiva. No se limita a criticar las teorías de la
racionalidad que se encuentran en la filosofía de la ciencia, sino que extiende su critica a la
ciencia misma.
Sin duda, se trata de un problema difícil: el éxito de la ciencia moderna, junto con la
difusión de interpretaciones científicas y filosóficas de tipo empirista y cientificista que
llegan a considerarse generalmente como descripciones de la ciencia tal como existe y debe
existir, hacen que el simple hecho de cuestionar la ciencia moderna en si misma tal como se
desarrolla pueda parecer una locura; y esta impresión todavía podrá robustecerse si se
advierte el confuso contexto en el que Feyerabend sitúa el problema.

Feyerabend señala que las ciencias son una creación del hombre y que el hombre no debe
dejarse dominar por sus propios productos, lo cual es cierto e importante, pero
evidentemente esta observación deja sin solución el problema de la auténtica orientación de
la ciencia como conocimiento de la realidad: para Feyerabend, todo vale con tal que no se
considere ninguna concepción como la única verdadera, y precisamente la mejor manera de
estimular el progreso de las ciencias seria admitir toda variedad posible de enfoques
teóricos o metodológicos; en el ámbito practico, Feyerabend llega a cuestionar que la
ciencia moderna sea beneficiosa en conjunto, y desde luego preconiza una devaluación de
la ciencia respecto a otras actividades humanas.

Insiste Feyerabend en que la finalidad de la ciencia debe ser el mejoramiento de la suerte


del género humano, a lo que no habría mucho que objetar si no pareciera que Feyerabend
defiende una postura claramente materialista, pero la valoración correcta de la ciencia
parece adquirir unas dimensiones desenfocadas en la postura de Feyerabend.

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